EL CONTENTAMIENTO

10350414_516436341790096_3737687015717083030_nPor Andrés Carrera

Noto cada vez más arraigado en el mundo cristiano (incluidos católico romano) el concepto de que un Dios bueno nos debe proteger de los problemas, y puesto que nos portamos bien según nuestra propia opinión, nada malo nos debería suceder; que Dios es injusto pues veo a personas “malas” que aparentemente están felices, contentos y realizados, principalmente porque tienen recursos económicos. 

Esto tiene mucho que ver con estos movimientos seudo-cristianos que hablan de prosperidad y de que si estamos con Dios nada malo nos va a suceder.

El daño que se hace con estas mentiras es tan grave, que la gente viene a Dios por las razones equivocadas, y lo que es peor, se retira de buscarlo de forma definitiva, ya que no le está cumpliendo lo que dijeron que “ofrecía”.

El resultado catastrófico es que estamos mandando personas a vivir resentidos con Dios y en otros casos irremediablemente a la condenación eterna, ya que, ellos quedan “vacunados” contra  cualquier otro mensaje que incluya a Cristo, ya que éste, según ellos, les falló.

Es necesario entonces que aclaremos este punto lógica y bíblicamente, más allá de toda duda razonable:

1.- Todos los escritores y personajes que nos trajeron la historia de Jesús pasaron por tremendas penalidades, y jamás dudaron de que Dios existe y que Jesucristo es el Señor y Salvador de cada ser humano. Para ellos los problemas de la vida jamás significaban que no había Dios. Basta con leer pasajes como Hebreos 11 y 2 Cor. 11 del 21 al 28 para comprobar esto.

2.- El concepto bíblico es que lo que Dios nos ofrece no es felicidad y tranquilidad aquí y ahora, sino que lo contrario es verdad, se nos asegura que aquí habrá aflicción: “Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo (Jn. 16:33).

Vivimos en un mundo caído, donde los creyentes vivimos como extranjeros y peregrinos (1 Ped. 2:11), y entendamos bien, no estamos hablando de otro pasaporte, sino de un trato casi de esclavitud por no ser judío.

3.- El apóstol Pablo nos contó el secreto de cómo vivir en esta vida, y lo llamó el principio del contentamiento. Hagamos un poco de historia previa: Teniendo como 10 años en su ministerio, Pablo es arrestado, está esperando juicio y está a órdenes de Nerón, quien mataba creyentes por diversión y les echaba la culpa por todo. Parecía que todo estaba terminado: el líder cristiano preso, los creyentes muriendo víctimas de la persecución, y no se podía hacer nada de nada. Parecía que Roma ganó, y Jesús perdió.

Pablo en lugar de sentir pena por sí mismo, decide escribir unas cartas mientras estaba preso, algunas de las que han llegado hasta nosotros, entre ellas Filipenses. Estos escritos son hechos en medio de la adversidad. El decidió ser fiel cuando no parecía que la situación lo merecía, decidió seguir creyendo en Cristo, a pesar de que sus circunstancias parecían decirle que éste lo había abandonado.

En medio de esta locura externa, Pablo hace una declaración impresionante sobre el contentamiento en la más increíble adversidad: “Me alegro muchísimo en el Señor, de que al fin hayan vuelto a interesarse en mí. Claro está que tenían interés, sólo que no habían tenido la oportunidad de demostrarlo. No digo esto porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho en cualquier situación en que me encuentre. Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”(Fil.4:10 al 13).

Pablo acaba de recibir un regalo de los filipenses que no se han olvidado de él, y deja ver que en lo interior está en paz a pesar del caos exterior, dejándonos ver el secreto del CONTENTAMIENTO.

La palabra griega que utiliza es una palabra que tiene connotaciones de vivir en un culto, en una especie de fraternidad secreta en la que APRENDIÓ (no le salió natural), a vivir con gozo interno a pesar de las circunstancias. En Cristo usted puede tener contentamiento a pesar de lo que suceda en el exterior. No es felicidad, ni masoquismo, es aprender que lo externo no cambia mi relación con Dios.

El secreto es aún más asombroso cuando consideramos lo ambicioso que era Pablo. Él no se quedaba quieto, quería ganar a todos para Cristo.

El secreto entonces enseña a no adiccionarse a tener, así que cuando no tengo no caigo en un foso, y puedo declarar el “todo lo puedo en Cristo” que no tiene nada que ver con conquistas o riquezas, sino con el encontrar paz en medio de la tormenta porque sabemos que Cristo está con nosotros. Puedo pasarlo todo e internamente estar bien a pesar del caos externo.

La fórmula es sencilla:

YO NO PUEDO

TU PUEDES

YO PUEDO A TRAVÉS DE TI.

La próxima vez que usted piense que Dios lo ha abandonado, acuérdese del secreto, y aprenda a vivir para Dios, único camino al gozo verdadero, y deje de envidiar a gente que parece tenerlo todo, pero que no tiene lo único que cambia vidas: CRISTO EN EL CORAZÓN.

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Por Andrés Carrera

Noto cada vez más arraigado en el mundo cristiano (incluidos católico romano) el concepto de que un Dios bueno nos debe proteger de los problemas, y puesto que nos portamos bien según nuestra propia opinión, nada malo nos debería suceder; que Dios es injusto pues veo a personas “malas” que aparentemente están felices, contentos y realizados, principalmente porque tienen recursos económicos. 

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“Y José dijo a sus hermanos: Yo voy a morir; mas Dios ciertamente os visitará, y os hará subir de esta tierra a la tierra que juró a Abraham, a Isaac y a Jacob.”

2 de Octubre
“Y José dijo a sus hermanos: Yo voy a morir; mas Dios ciertamente os visitará, y os hará subir de esta tierra a la tierra que juró a Abraham, a Isaac y a Jacob.” Génesis 50:24.
a1José había sido una providencia encarnada para sus hermanos. Todos nuestros Josés mueren, y miles de consuelos mueren con ellos. Egipto ya no fue nunca lo mismo para Israel después que José murió, y el mundo tampoco será para nosotros lo que fue cuando nuestros seres queridos vivían.
¡Pero vean cómo fue aliviado el dolor de su triste muerte! Ellos tenían una promesa de que el Dios vivo los visitaría. ¡Una visita de Jehová! ¡Qué gran favor! ¡Qué gran consolación! ¡Qué cielo en la tierra! Oh, Señor, visítanos en este día; aunque en verdad no somos dignos de que entres bajo nuestro techo.
Pero fue prometido algo más: el Señor los haría subir. Ellos encontrarían en Egipto un frío recibimiento después de que José hubo muerto; es más, Egipto se convertiría para ellos en casa de servidumbre. Pero no sería así para siempre; ellos saldrían mediante una liberación divina, y marcharían a la tierra de la promesa. No lloraremos aquí por siempre. Seremos llamados a casa, a la tierra de gloria, para unirnos a nuestros seres queridos. Por tanto, “alentaos los unos a los otros con estas palabras.”

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román.

Spurgeon, C. H. (2008). La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software.

“Ha dado alimento a los que le temen; para siempre se acordará de su pacto.” Salmo 111:5.

1 de Octubre
“Ha dado alimento a los que le temen; para siempre se acordará de su pacto.” Salmo 111:5.

a1Quienes temen a Dios no necesitan temer a la indigencia. A lo largo de todos estos años, el Señor ha encontrado siempre alimento para Sus propios hijos, ya sea que hayan estado en el desierto, o junto al arroyo de Querit, o en la cautividad, o en medio de la hambruna. Hasta aquí el Señor nos ha dado día a día nuestro pan de cada día, y no dudamos que Él continuará alimentándonos hasta que no lo necesitemos más.
En cuanto a las bendiciones más elevadas y magníficas del pacto de gracia, Él no cesará de suministrarlas nunca según las requiramos. Él reconoce que hizo el pacto, y no actúa nunca como si se arrepintiera de haberlo hecho. Él recuerda el pacto cuando lo provocamos para que nos destruya. Él resuelve amarnos, guardarnos, y consolarnos, tal como se comprometió a hacerlo. Él está consciente de cada jota y tilde de Su compromisos, y no permite que ni una de Sus palabras caiga nunca al suelo.
A nosotros tristemente no nos preocupa Dios, pero Él está magnánimamente preocupado por nosotros. Él no puede olvidar a Su Hijo, que es la Fianza del Pacto, ni a Su Espíritu Santo, que activamente cumple el pacto, ni a Su propio honor, que está ligado al pacto. Por esto el cimiento de Dios permanece firme, y ningún creyente perderá su herencia divina, que es suya mediante un pacto de sal.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román.

Spurgeon, C. H. (2008). La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software.