El mejor refugio

Isha – Salmos

DÍA 152 – Salmo 117 y 118

Dosis: Confianza

El mejor refugio

“Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en el hombre. Es mejor refugiarse en el SEÑOR que fiarse de los poderosos.” (Salmo 118:8) (NVI)

Veníamos caminando por el campo cuando empezó una llovizna que se convirtió en tormenta. Algunos corrieron bajo los árboles, otros confiaron en sus sombrillas, pero los más sabios buscaron una cueva. Y nosotras, ¿dónde nos refugiamos durante las tormentas de la vida? Estos salmos nos invitan a morar bajo la sombra del Altísimo. Y me encanta que se repita más de tres veces que la base de esa confianza es el amor: “Que proclamen los que temen al SEÑOR:«Su gran amor perdura para siempre.»”

Desde el salmo 117 hasta los primeros versículos del salmo 118 se nos invita a alabar a Dios por su fidelidad y amor. Después se enumeran las razones por las que Dios es el mejor refugio. En primer lugar, porque Él está con nosotras. Quizá hemos llegado a depender de una persona, ya sea un padre, nuestra pareja o algún amigo, pero ellos no están con nosotras las veinticuatro horas al día. ¿Cómo buscar en ellos refugio en medio de una crisis en plena carretera o en la soledad de nuestra habitación? En cambio el Señor siempre está presente. Por eso es nuestro refugio.

En segundo lugar, nos podemos refugiar en el Señor porque Él nos ayuda. Si bien tememos lo que el hombre pueda hacernos porque no dudamos en la posibilidad de traición o engaño, el Señor es fiel. Aún es mejor confiar en el Señor que en los poderosos, aquellos que tienen dinero. Sólo Dios nos ayuda en medio de la aflicción. ¿Cuándo fue la última vez que el Señor te ayudó? Te cuento que a mí me auxilió hace unos minutos, cuando tuve una pequeña emergencia casera. Él está disponible las veinticuatro horas del día los siete días de la semana.

Tercero, el refugio del Señor es inmovible. En el salmo 118 encontramos una profecía sobre nuestro Señor Jesús: “La piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular.” Esa piedra que los judíos menospreciaron era nuestro Señor Jesús. Él es el fundamento, la piedra principal del edificio que es su iglesia. ¿Recuerdas la parábola del hombre que construyó sobre la arena y el otro que edificó sobre la roca? ¡Cuántas veces buscamos refugio en las débiles chozas de la psicología o la filosofía! Acudamos al refugio más seguro.

Finalmente, es mejor confiar en el Señor porque Él es bueno. Me encanta el uso de esta palabra. No podemos decir lo mismo de muchas cosas en esta vida. Nos gusta el refresco de cola, pero no es bueno para nuestra salud. Nos agrada la comida frita, pero no es buena. Muchas películas y libros que declaramos como “buenos” en verdad no lo son. Solo Dios y lo que viene de su mano es bueno, es decir, perfecto, saludable, recomendable. Y Dios es bueno. En él no hay malas ni dobles intenciones. Dios siempre querrá lo mejor para nosotras. ¡Refugiémonos en Él!

Oración: Señor, enséñame a refugiarme en ti y a alabarte por tu fidelidad. Amén.

De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 168). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.

La Muerte de los Santos

Isha – Salmos

DÍA 151 – Salmo 116

Dosis: Fe

La Muerte de los Santos

“¡Ya puedes, alma mía, estar tranquila, que el SEÑOR ha sido bueno contigo!…Mucho valor tiene a los ojos del Señor la muerte de sus fieles.” (Salmo 116:7 y 15) (NVI)

Dentro de este salmo que alaba al Señor por su protección y cuidado, encontramos varias joyas llenas de esperanza como los dos versículos que citamos. Pero en esta oportunidad desearía enfatiza en el valor que Dios le da a la muerte de sus hijos, para que sirva de consuelo a aquellos que hemos perdido un ser querido o que estamos a punto de enfrentar la muerte. ¿Por qué al Señor le importa con tanta profundidad la muerte de sus amados?

Porque, en primer lugar, somos de mucho valor para él. Para Dios cada una de nosotras es especial, y nos tiene en alta estima. Podemos leer muchos versos que nos comprueban esto, pero pensemos en uno solo: “Porque te amo y eres ante mis ojos precioso y digno de honra.” También a Dios le importa la muerte de los santos porque la experiencia de la muerte en sí misma tiene valor. ¿Acaso no es algo que debemos temer? No, cuando sabemos que morir implicará ver a nuestro Dios y abrazar a Jesús. Como dijo el apóstol Pablo: “Me siento presionado por dos posibilidades: deseo partir y estar con Cristo, que es muchísimo mejor, pero por el bien de ustedes es preferible que yo permanezca en este mundo.”366

Por supuesto que cuando estamos en duelo estas palabras no parecen consolarnos, pero pensemos en todos aquellos mártires que han muerto por amor a Cristo. ¿Acaso no merecen que este texto sea un canto en nuestros labios? ¡Sí! ¡Preciosa es la muerte de aquellos que no temieron el castigo y antes de negar a su Dios prefirieron la muerte! ¡Sí! ¡De gran valor es la muerte de aquella madre que dio a luz pero perdió la vida! ¡De gran estima es la muerte de aquellos siervos que con fidelidad sirvieron a su Dios durante años sin dar marcha atrás! Lo que para nosotros puede ser una muerte sorpresiva no lo es para Dios.

Cuando Corrie Ten Boom era una pequeña niña en Holanda, conoció la muerte por medio de un vecino que falleció. Le hizo pensar que un día sus padres también morirían, así que su padre le dijo: “Corrie, cuando vamos a Amsterdam, ¿cuándo te entrego tu boleto?” Ella contestó que antes de subir al tren. “Así también nuestro sabio Padre sabe cuándo necesitaremos las cosas. No corras antes de tiempo. Cuando llegue el momento para que algunos de nosotros muramos, encontrarás en tu corazón la fuerza que necesitas —justo a tiempo”. De mucho valor es la muerte de los amados hijos de Dios. Y cuando nos toque despedirlos, encontraremos en nuestro corazón la fuerza y el consuelo para seguir adelante. Justo a tiempo.

Oración: Señor, enséñame a no temer la muerte y verla como tú la ves, como un paso más para estar contigo. Amén.

De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 167). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.

 

 

La Gloria del Señor

Isha – Salmos

DÍA 150 – Salmo 115

Dosis: Alabanza

La Gloria del Señor

“La gloria, Señor, no es para nosotros; no es para nosotros sino para tu nombre, por causa de tu amor y tu verdad.” (Salmo 115:1) (NVI)

Tradicionalmente se dice que los salmos 115 al 118 eran cantados en la noche de la Pascua, para conmemorar el escape de Israel de Egipto. Este salmo comienza con un deseo fundamental: que el nombre de Dios reciba la gloria, y no el nombre de la nación. Insta a dar la gloria a Dios, no a nosotros, a Dios no a los ídolos.

Muchas veces pedimos que el nombre de Dios sea glorificado junto al nuestro. Por ejemplo, un mejor empleo para que se alabe nuestro trabajo, o mejor conducta de los niños para que nos vean como buenas madres. ¿O buscamos que algún proyecto salga bien para recibir aplausos? Cuando buscamos nuestra propia gloria, seguramente es porque no estamos preocupados por la reputación de nuestro Dios. Este salmo nos insta a excluir la jactancia y nuestros propios méritos.

Pensemos en el siguiente ejemplo. Dibuja en tu mente un monte lejano. Ahora considera que hay ahí una persona que al anochecer enciende una vela para alumbrar su camino. ¿Podrías ver su luz desde la distancia? ¡Casi imposible! Pero ¿qué pasaría si juntas diez personas con velas? La luz comienza a notarse un poco más. Sin embargo, si se reúnen mil personas la luz brilla como una antorcha. ¿Cómo se vería con millones de velas encendidas? La luz sería tan intensa que te alegraría contemplarla. Y sería tan espectacular que olvidarías a la gente que sostiene la vela, solo admirarías la luz.

Cuando hablamos de la gloria de Dios debemos recordar que lo hacemos en conjunto, por eso el salmista habla en plural. Nosotros solo sostenemos una vela, y lo hacemos porque Dios ha sido bueno al darnos su luz. Pero lo que importa a final de cuentas es su luz: la luz mayor que brilla y enciende la noche, la luz eterna que vence la oscuridad.

La próxima vez que oremos, meditemos en nuestras intenciones. ¿Quién se llevará el crédito de esta oración contestada? Que la gloria del nombre de Dios sea nuestro anhelo al orar y vivir. Para que podamos decir como el salmista: “Somos nosotros los que alabamos al SEÑOR desde ahora y para siempre. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el SEÑOR!

Oración: Señor, que tu nombre reciba toda la gloria hoy y siempre. Amén.

De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 166). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.

 

Valiosos para DIos

Isha – Salmos

DÍA 149 – Salmo 113

Dosis: Redención

Valiosos para DIos

“Él levanta del polvo al pobre y saca del muladar al necesitado; los hace sentarse con príncipes, con los príncipes de su pueblo. A la mujer estéril le da un hogar y le concede la dicha de ser madre.” (Salmo 113:7–9) (NVI)

En México les llaman pepenadores. Trabajan en los basureros buscando cosas reciclables, y suelen encontrar verdaderos tesoros. Unos años atrás leí un reportaje sobre una pareja que se iba todos los días al basurero de la ciudad y recogía cosas útiles. Cuando el reportero visitó su casa, ¡se cayó de espaldas! Vivían en comodidad, con autos de lujo y un refrigerador repleto. ¿Y cómo consiguieron tanto dinero? “La gente no sabe lo que tira”, respondieron.

Un amigo mío trabajaba con drogadictos y alcohólicos. Un día recibió una carta que lo ruborizó: “No pierda el tiempo con esa gente. Deben morir en la silla eléctrica y punto”. ¡Qué bueno que mi amigo no pensaba igual! Ciertamente se necesita un corazón de siervo como el de él, pero él solo está imitando a su Padre Celestial. Porque Dios levanta del polvo al pobre. Va al basurero y encuentra al necesitado.

Dios me sacó a mí también del basurero del pecado. En cierta ocasión leí la siguiente frase: “¿Qué diferencia hay entre una prostituta y tú, mujer?” El autor concluyó: “La ropa que visten”. Todas hemos pecado. La Escritura es tajante al respecto. La mentira nos separa de Dios tanto como el adulterio o el homicidio. Las consecuencias son más graves para aquellos pecados que abusan del cuerpo y que privan a otros de la vida, pero delante de Dios, el pecado nos separa a todos de su santidad.

Pero Jesús vino para darnos buenas noticias. Por su sacrificio y su sangre, hoy podemos entrar a su presencia. Él nos hace sentar al lado de príncipes y de su Hijo, el Príncipe de Paz. No porque seamos mejores, sino porque en Cristo somos valiosas. Pidamos perdón a Dios si hemos pensado que alguna clase de personas son menos valiosas y merecen estar en un basurero. Más bien demos gracias a Dios porque tuvo a bien sacarnos del muladar.

Y finalmente en el versículo leemos algo más: la dicha de la mujer estéril a quien Dios da un hogar. No sé cuál sea tu situación el día de hoy, pero confía en estas palabras. Si hoy vas por la vida sin un hogar, Jesús te ofrece uno. Cristo nos ofrece un lugar de pertenencia, y puede ser nuestro hoy mismo.

Oración: Señor, gracias por rescatarme del polvo de mi pecado. Ayúdame a ver a los demás valiosos para ti. Amén.

De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 165). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.

 

El temor del Señor

Isha – Salmos

DÍA 148 – Salmo 111 & 112

Dosis: Reverencia

El temor del Señor

“El principio de la sabiduría es el temor del Señor, buen juicio demuestran quienes cumplen sus preceptos…” “Dichoso el que teme al Señor, el que halla gran deleite en sus mandamientos.” (Salmo 111:10, 112:1) (NVI)

Tanto en Proverbios como en Salmos leemos esta declaración: el principio de la sabiduría es el temor del Señor. Así que estamos delante de un principio, una constante que haríamos bien en escuchar. Existe un temor incorrecto, humano, mundano. Es la ansiedad por el futuro y la falta de control. Este miedo debilita, paraliza y mina nuestra fe. Este temor no tiene cabida en el reino de Dios, y no es al que se refieren estos salmos. ¿Entonces cómo debemos temer a Dios? Pensemos en dos aspectos.

Temer el juicio de Dios sobre el pecado porque él es santo es bueno. Este es el tipo de temor que nos llevará a confesar nuestros pecados y dolernos porque le fallamos. Este temor nos guía a vivir como Dios quiere, nos pide que seamos honestas en nuestro diario andar y nos conduce a una conducta recta. Durante la adolescencia, me preguntaba por qué no podía hacer ciertas cosas. Quería probar experiencias y diversiones. Pero la mayoría de las veces me detuve por temor. ¿Temor a qué o a quién? Temor a ofender a mis padres, a mis abuelos, a Dios. No podía concebir que ellos se avergonzaran por mi conducta. Del mismo modo, existe un temor natural que impide que conduzcamos a exceso de velocidad o nos crucemos un alto. Este es el tipo de temor al que nos referimos. Para evitar consecuencias negativas, este temor nos detiene.

El segundo aspecto del temor a Dios es un asombro reverente que nos hace temblar frente a su majestad. Recuerdo cuando en cierta ocasión alguien me dijo que el rector de la universidad quería hablar conmigo. No sentí el primer tipo de temor, pues no había hecho nada malo. Sin embargo, mis piernas temblaban. Es el temor que surge de enfrentarnos con alguien de rango superior. Nuestra fe en Cristo es consistente con este temor reverente que nos hace postrarnos al tratar de entender la profundidad de su amor y todo lo que tuvo que padecer por salvarnos. Como bien dice un antiguo himno: “¿Te imaginas en la cruz a mi Señor? Al recordar la cruz yo tiemblo, tiemblo, tiemblo”. ¡Cómo no vamos a temblar ante un Dios tan grande y verdadero!

Cultivemos este temor espiritual pues como dice el salmo, seremos dichosas si lo hacemos. Habrá bendición en nuestros hogares, nuestros corazones estarán firmes y nuestro carácter será purificado, pero sobre todo, hallaremos la sabiduría. ¡Cuánto hace falta la sabiduría en estos días! ¿Cómo empezar a conseguirla? Temiendo al Señor. Y como dice el salmista hallaremos deleite en cumplir sus mandamientos.

Oración: Señor, quiero ser sabia. Enséñame a temerte y a obedecerte con reverencia y gozo. Amén.

De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 164). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.

 

El Mesías

Isha – Salmos

DÍA 147 – Salmo 110

Dosis: Fe y Amor

El Mesías

“El Señor ha jurado y no cambiará de parecer: «Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.»” (Salmo 110:4) (NVI)

Este es el salmo más citado en el Nuevo Testamento. San Agustín dijo que es breve por su número de palabras pero grande por el peso de sus sentencias. Ciertamente en primer lugar este salmo se refería a un rey de carne y hueso, pero bajo la inspiración del Espíritu Santo, este salmo significa mucho más porque vemos aquí al Mesías victorioso, a nuestro Señor Jesucristo.

La primera parte habla del Mesías Rey. “Así dijo el Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.»” En esta metáfora, Dios le dice a su Hijo que ha vencido. Se presenta como un rey triunfador que ha doblegado a sus enemigos, y por lo tanto, los jóvenes, el ejército mismo se ofrece voluntariamente a servirle. Tenemos un Dios que no nos obliga a alabarle ni a reverenciarlo, sino todo lo contrario. Él espera que de manera espontánea nos entreguemos a él. ¿Y cómo no hacerlo cuando le vemos dominar? Que el día de hoy hagamos cosas voluntarias que agraden al Mesías que reina en toda la tierra.

La segunda parte habla del Mesías Sacerdote, el versículo que tenemos hoy para meditar. No hay nada más fuerte que un juramento divino. Aquí comprendemos que no se refiere a David, sino a nuestro Señor. El sacerdocio de nuestro Señor no depende de un linaje, sino de la gracia y la voluntad del Padre. Melquisedec es un personaje del que no sabemos mucho, por lo que se muestra como un misterio de eternidad. Por eso, nuestro Señor es de este orden: eterno y perfecto. Como sacerdote, el Señor Jesús intercede por nosotras. Está en la misma presencia del Señor rogando por sus hijas. Lo maravilloso de este salmo es que podemos comprender que Jesús no solo fue el sacerdote sino también el sacrificio. ¡Qué profundidad!

Los misterios de la fe son profundos. Nos tomará toda la vida y toda la eternidad poder conocer a fondo al Mesías, el Enviado, el Ungido por quien hoy tenemos vida eterna. ¡Qué gran oportunidad tenemos de hacerlo voluntariamente! Imagina tener un esposo que fuera un robot. Ciertamente te diría todos los días: “luces hermosa”, “te amo”, “exquisita comida”, pero no valdrían mucho sus comentarios pues no nacerían de un corazón sincero sino de algo programado. Del mismo modo, Dios nos creó con libre albedrío, la capacidad de decidir y actuar. Así como vale oro que tu esposo de la nada te diga: “te amo”, ¿cuánto no alegrará a nuestro Dios que le alabemos de forma espontánea simplemente porque lo amamos? ¡Hagámoslo hoy!

Oración: Señor Jesús, eres el Mesías victorioso y el Sacerdote que yo necesitaba. ¡Te amo! Amén.

De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 163). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.

 

 

Heridas en la batalla de la vida

Isha – Salmos

DÍA 146 – Salmo 109

Dosis: Perdón

Heridas en la batalla de la vida

“¿Qué importa que ellos me maldigan? ¡Bendíceme tú! Pueden atacarme, pero quedarán avergonzados; en cambio, este siervo tuyo se alegrará.” (Salmo 109:28) (NVI)

David estaba herido, muy herido. En este salmo David está tan dolido que pide que sus enemigos pierdan su trabajo y sus bienes. Sin embargo, a pesar de su dolor, David se abstuvo de vengarse a sí mismo y entregó su causa a Dios. Quizá nos sorprenden este tipo de salmos donde pareciera que se busca venganza, pero si recordamos que los salmos son diarios espirituales, lugares donde se exhiben todos los sentimientos humanos, podemos comprender que son momentos de desahogo en que David solo elevaba su voz con queja. ¿Lo has hecho tú también? En ocasiones vertimos en oración todo lo que está dentro, pero es mejor hacerlo con Dios que ante otros oídos.
Sabemos de primera mano que David, cuando tuvo oportunidad de vengarse, no lo hizo. Cuando tuvo a Saúl cerca, no lo mató. Por lo tanto, podemos aprender que a Dios no le toma desprevenido ningún arranque humano de ira, de duelo o de tristeza. Más bien, está al tanto, esperando que vayamos a él con nuestras cargas. A final de cuentas, aunque David se siente insultado, necesitado y acusado, pide amor en vez de odio, bendición en vez de maldición y alegría en vez de oprobio.
Todas somos heridas en la batalla de la vida. Quizá algún día nos toque otorgar un perdón que va en contra de toda lógica humana. Recuerdo a un misionero que vino a mi país para servir. En cierta ocasión su hija atravesaba la calle cuando un conductor ebrio la atropelló. La niña murió enseguida. Unos meses después, condenaron a la cárcel al asesino, y el misionero supo que debía hacer lo que Dios le pedía. Así que acudió a prisión y habló con aquel hombre. Le otorgó el perdón. Tanto impacto tuvo esto sobre el condenado, que quiso oír más de Jesús y le entregó su vida.
Si has sido insultada, acusada injustamente o difamada por otros, lleva ante Dios tus quejas y desahógate con él. Pero no busques la venganza, ni quieras tomar la justicia en tus propias manos. En la película “La Lista de Schindler”, el encargado del campo de concentración compara su poder con el de los Emperadores Romanos, quienes con una señal de su mano daban vida o muerte a los que luchaban en la arena. Pero entonces Schindler le dice que cualquiera podría dar la vida a un inocente, pero el verdadero poder era ofrecer vida, cuando se sabía que aquel hombre era culpable. No hay batalla más difícil de luchar que la que se lleva a cabo en nuestros corazones cuando sabemos que debemos perdonar pero nuestra voluntad se niega. Sin embargo, nadie puede luchar contra el poder del perdón. Recuerda que tú misma has sido perdonada. No importa cuán ilógico parezca, si tú obedeces a Dios, él te bendecirá. Y como dice el salmo, ¡qué importa que otros nos maldigan! Si tenemos la bendición de Dios, lo tenemos todo.

Oración: Señor, gracias porque puedo abrir delante de ti mi corazón. Enséñame a perdonar. Amén.

De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 162). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.

Un corazón dispuesto

Isha – Salmos

DÍA 145 – Salmo 108

Dosis: Sumisión

Un corazón dispuesto

“Firme está, oh Dios, mi corazón; ¡voy a cantarte salmos, gloria mía! ¡Despierten, arpa y lira! ¡Haré despertar al nuevo día! Te alabaré, SEÑOR, entre los pueblos; te cantaré salmos entre las naciones. Pues tu amor es tan grande que rebasa los cielos; ¡tu verdad llega hasta el firmamento!” (Salmo 108:1–4) (NVI)

En este salmo David está listo para ir a la guerra. Desde siempre, antes de que un soldado salga a la batalla se encomienda a sus dioses, sean estos ídolos, ideales o personas. Pero David clama a su Dios, al verdadero Rey, y sostiene su bandera. ¿Y cómo empieza el día? Con un corazón dispuesto.

Aunque vengan muchas batallas en el día, muchas preocupaciones que nos abrumen, oremos como David. Que nuestro corazón esté firme en él, confiado de que vamos en el nombre del Señor de los ejércitos. Para entender mejor este concepto veamos algunas ilustraciones.

La palabra hebrea que significa “estar listo y preparado”, se usaba en relación a una herramienta que se prepara, se pule, la clavamos al suelo y luego la afirmamos. Esto implica que nuestro corazón debe estar preparado para escuchar, pulido al leer la Palabra de Dios y afirmado de ese modo para enfrentar el día.

Otro ejemplo lo encontramos en las ruedas de una carreta. Aunque las ruedas giran, no lo hace el eje. Las aspas del molino también giran, pero no el molino en sí mismo. La tierra gira en su órbita, pero su centro está firme. Del mismo modo, se pueden mover las ruedas de nuestras emociones o las aspas de nuestros pensamientos o la órbita de nuestras circunstancias, pero nuestro corazón permanece firme. ¿Y cómo se logra esto?

Meditando en la Palabra de Dios. La meditación no es rotativa, aunque nuestros pensamientos suelen dar miles de vueltas cuando nos sentamos a leer la Biblia. Pero debemos usar de la meditación para encadenarlos. Separemos un tiempo para leer la Escritura, pidamos a Dios un corazón quieto y dispuesto, y Él, a través de su palabra, lo afirmará, lo clavará al suelo y lo sujetará. Al ir haciendo de esto un hábito y una práctica veremos que resulta más sencillo lanzar fuera los pensamientos vagabundos y concentrarnos en Dios. De ese modo, antes de ir a la guerra, nuestro corazón estará dispuesto.

Oración: Señor, gracias por tu gran redención. Dame un corazón dispuesto para acercarme a ti, aceptar tu instrucción y amar tu Palabra. Amén.

De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 161). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.

 

 

 

Los redimidos del Señor

Isha – Salmos

DÍA 144 – Salmo 107

Dosis: Gracia

Los redimidos del Señor

“Que lo digan los redimidos del Señor, a quienes redimió del poder del adversario, a quienes reunió de todos los países, de oriente y de occidente, del norte y del sur.” (Salmo 107:2–3) (NVI)

¿Quiénes son los redimidos del Señor? A veces pensamos en ellos como gente bien vestida que se sienta en las bancas de una iglesia los domingos para adorar. Pero los redimidos son de todas las naciones y circunstancias. En este salmo encontramos por lo menos cuatro ejemplos de ellos.

Primero están los vagabundos. ¿Los conoces? Están perdidos y sin hogar. Padecen de hambre y de sed. Pero cuando claman a Dios, él los rescata de su aflicción y los lleva a un lugar seguro donde puedan vivir. ¿Has sido vagabunda en esta vida? ¿Qué haces por los vagabundos en tu barrio y tu ciudad?

Están también los prisioneros. Se encuentran con cadenas de hierro pues se rebelaron contra las palabras de Dios y se burlaron del Altísimo, pero clamaron a Dios y él les rompió las cadenas. ¿Estabas presa por tus pecados? ¡Disfruta hoy tu libertad! Pero pide en oración también por la gente que se encuentra hoy en la cárcel. Pide por aquellos que visitan las prisiones. Jesús quiere dar a todos libertad.

Están los necios. Éstos se rebelaron y sufrieron por sus pecados. En pocas palabras, echaron a perder sus vidas. Entonces clamaron al Señor y él les envió su Palabra. ¿Te identificas con ellos? Quizá hoy muchos lamentan decisiones del pasado, y por eso hoy tienen sida, o se han divorciado, o lamentan un aborto pasado, o han alejado a sus seres queridos, pero para todos hay una segunda oportunidad. Oremos por ellos.

Finalmente, están los que buscaban dinero y se toparon con tormentas. Como marineros se acobardaron ante las olas y gritaron con terror, pero Dios calmó la tormenta hasta convertirla en un susurro. ¿Recuerdas cómo era tu vida antes de conocer a Jesús? Como el salmista, alabemos al Señor por su gran amor y por lo que ha hecho a favor de nosotras. Entre más se ha sufrido, más se puede alabar. Como dice el salmista: “Los sabios tomarán todo muy en serio; verán en nuestra historia el fiel amor del Señor.” ¿Cuál es tu historia?

Oración: Señor, gracias por tu gran redención. Oro por los que necesitan de ti. Que vengan pronto a tus pies

De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 160). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.

 

Aprendamos de ellos

Isha – Salmos

DÍA 143 – Salmo 106

Dosis: Obediencia

Aprendamos de ellos

“No destruyeron a los pueblos que el SEÑOR les había señalado, sino que se mezclaron con los paganos y adoptaron sus costumbres. Rindieron culto a sus ídolos, y se les volvieron una trampa. Ofrecieron a sus hijos y a sus hijas como sacrificio a esos demonios. Derramaron sangre inocente, la sangre de sus hijos y sus hijas Al ofrecerlos en sacrificio a los ídolos de Canaán, su sangre derramada profanó la tierra.Tales hechos los contaminaron; tales acciones los corrompieron.” (Salmo 106:34–39) (NVI)

Continúa el repaso de Historia. Si el salmo 105 nos enumeró los milagros y bondades de Dios para su pueblo, este salmo enlista los pecados que el pueblo cometió contra su Dios. Después de contarnos la infidelidad de los israelitas camino a la Tierra Prometida, el salmista nos recuerda que una vez que allí llegaron continuaron pecando. Aprendamos de sus errores para no cometerlos hoy.

Desobediencia. No destruyeron a los pueblos que el Señor les había señalado. ¿Por qué Dios les ordenó algo así? Porque sabía hasta qué punto éstos iban a influenciar en ellos hasta degradarlos. Quizá no hemos eliminado de nuestras vidas esos hábitos que aún nos esclavizan. Tal vez no son hábitos como ingerir sustancias nocivas o practicar ciertas actividades, pero sí son prácticas que nos van debilitando y finalmente es desobediencia. Pensemos en los mandamientos tan sencillos que pasamos por alto: “ama a tu prójimo”, “ora sin cesar”, “no tengas dioses ajenos delante de mí”. La obediencia parcial es desobediencia. Tengamos cuidado.

Identificación. Los israelitas se mezclaron con los paganos y adoptaron sus costumbres. ¡Cuánto nos cuesta separarnos de aquellos que practican lo malo! Nuevamente, pensemos en las pequeñas cosas. Acudimos a lugares que no son los mejores. Vemos lo que no edifica. Adquirimos el mismo modo de hablar y comportarse de otros. Adoptamos sus costumbres en celebraciones y ritos. Nos dejamos influenciar por las modas tanto de vestir como de pensamiento. Oremos que Dios nos muestre dónde estamos fallando para así agradarle solo a Él.

Idolatría. Los israelitas rindieron culto a ídolos y ofrecieron a sus hijos y a sus hijas como sacrificio a esos demonios. ¿Cómo pudieron caer tan bajo? Fue una caída gradual. No despertaron un día con la idea de matar a sus hijos. Poco a poco se dejaron influenciar de modo que creyeron verdad lo que las religiones falsas les decían. Lo mismo sucede hoy. Si dejamos que como gotas las ideas contrarias a Dios nos vayan haciendo dudar, un día cometeremos una tontería. Analicemos delante de Dios nuestra opinión sobre temas como el aborto, los matrimonios homosexuales y el relativismo moral. Si cedemos hoy, mañana podemos derramar sangre inocente.

Aprendamos de los israelitas. Apartémonos de todo aquello que nos corrompe y contamina. Procuremos la santidad porque Dios es santo.

Oración: Señor, no permitas que cometa hechos que me contaminen y corrompan. Apártame de la desobediencia y la idolatría. Amén.

De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 159). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.