La sombra de la muerte

Lunes 31 Octubre

El Señor es mi pastor; nada me faltará… Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo.

Salmo 23:14

Nuestro Salvador Jesucristo… quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio.

2 Timoteo 1:10

La sombra de la muerte

Un predicador joven acababa de perder a su esposa cuando su pequeña hija le preguntó: -Si Jesús murió por nuestros pecados, ¿por qué nosotros también debemos morir?

El padre no respondió en seguida, buscando una explicación apropiada para la edad de la niña. Pero cuando iban al cementerio, el papá llamó la atención de la niña sobre un pesado camión que iba delante de ellos, y le preguntó: -¿Ves la sombra del camión en el piso? Pues no somos aplastados por el camión, sino que solo atravesamos su sombra.

El padre guardó silencio un momento y luego dijo con una voz conmovedora: -¿Sabes?, muriendo en la cruz, Jesús se hizo aplastar como por la carga más pesada. Toda la ira de Dios cayó sobre él, para que nosotros solo tuviéramos que atravesar la sombra de la muerte.

Según las Escrituras solo hay dos maneras de morir. La primera, aterradora, está reservada a los incrédulos. “Si no creéis que yo soy (Jesús, el Hijo de Dios), en vuestros pecados moriréis”. Morir en sus pecados es presentarse delante de Dios, quien es santo, como un culpable delante de su juez, con una condena segura. Los pecados olvidados o minimizados un día serán presentados de nuevo ante cada uno. No habrá ningún abogado delante de este tribunal, sino solo un Juez inflexible y que lo sabe todo.

Pero la gracia de Dios ha dado al creyente la opción de morir de otra manera, de morir “en el Señor”, salvo de la condenación por la obra de Cristo en la cruz.

Deuteronomio 25 – Juan 15 – Salmo 119:89-96 – Proverbios 26:17-18

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Cada día, a cada hora

Viernes 21 Octubre
Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas.
Salmo 63:1
El Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas.
2 Timoteo 4:17
Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu.
Salmo 34:18
Cada día, a cada hora
Augusto Glardon fue misionero en la India hace más de un siglo; tuvo que sufrir pruebas muy duras: terribles fiebres causadas por las enfermedades tropicales, angustia debida a la presencia de fieras salvajes en el curso de sus giras de evangelización… y más tarde, la muerte de su pequeño hijo de cinco años. En un cántico titulado “Tengo sed de tu presencia”, expresó a Dios su impotencia y su dolor, pero también su fe en ese Dios cercano a nuestra condición humana:

Tengo sed de tu presencia,
Divino Jefe de mi fe.
En mi debilidad inmensa
¿Qué haría yo sin ti?
Cada día, a cada hora,
¡Oh, tengo necesidad de ti,
Ven, Jesús, y vive
Siempre más cerca de mí.
Durante los días tormentosos
De oscuridad, de terror
Cuando decae mi ánimo,
¿Qué haría yo sin ti?
¡Oh Jesús, tu presencia,
Es la vida y la paz,
La paz en el sufrimiento
Y la vida por siempre.
Deuteronomio 15 – Juan 9 – Salmo 119:9-16 – Proverbios 25:25-26

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Engaño

Martes 20 Septiembre
Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.
Santiago 1:26
Nadie os engañe en ninguna manera.
2 Tesalonicenses 2:3
Engaño
En la Biblia, las palabras “engañar” y “engaño” tienen el sentido de “seducir o desviar a alguien de su objetivo”. Dios nos invita a no dejarnos seducir por la ilusión y la mentira que nos prometen una felicidad sin Dios. Podemos ser engañados por:

 – Las cosas materiales. Uno de los objetivos de la publicidad es producir el deseo de poseer lo que no tenemos, y lo cual no necesitamos realmente. El Señor nos pone en guardia contra el engaño de las riquezas que “ahogan la palabra” (Marcos 4:19), que impiden escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica.

 – Las personas. No se trata de desconfiar sistemáticamente, pues debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (mandamiento de la ley de Moisés, recordado siete veces en el Nuevo Testamento). Sin embargo, debemos velar para no dejarnos arrastrar al mal por algún compañero, para no escuchar la adulación de un colega, para no ceder a la insistencia de un cristiano que quisiera hacernos participar de opiniones que no son conforme a la Biblia.

 – El diablo. El apóstol Pablo dice a los creyentes: “Temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados” (2 Corintios 11:3).

 – Nosotros mismos. Es el engaño más sutil. Pablo dice: “El que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña” (Gálatas 6:3).

¿Cómo mantenerse alerta y no dejarse seducir? Buscando la verdad en la Palabra de Dios, que nunca nos engaña, y dejándonos guiar por el Espíritu Santo.

Jeremías 50:21-46 – 2 Corintios 9 – Salmo 106:24-27 – Proverbios 23:23

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Palabras del evangelio: Venid (3)

Jueves 15 Septiembre
Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma.
Isaías 55:3
Venid, que ya todo está preparado.
Lucas 14:17
Palabras del evangelio: Venid (3)
En el evangelio de Mateo encontramos cuatro veces esta palabra en boca de Jesús: “Venid”. La primera invitación: “Venid en pos de mí”, es decir, “sígueme”, fue dirigida a dos hermanos, Simón Pedro y Andrés (Mateo 4:19). ¡Qué poder en este llamado de Jesús! ¡Ellos dejaron todo y le siguieron!

Y a mí, Señor, ¿qué me impide ir a ti? ¡Concédeme la felicidad de vivir por la fe contigo!

La segunda invitación de Jesús: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados” (Mateo 11:28) ¡es tan hermosa! Se dirige a todos los que están cargados con los problemas, las inquietudes, la culpa, las tristezas, cansados de empezar cada vez de nuevo… Jesús agrega: “Y yo os haré descansar”. Un descanso experimentado por una fe simple y total en su amor y su poder.

La tercera invitación se halla en la parábola del rey que convidó a sus amigos a la boda de su hijo (Mateo 22:4). Aquí es Dios quien nos invita a entrar en el gozo de su reino, creyendo en el Señor Jesús. Él ha preparado todo; nosotros solo tenemos que aceptar.

Por último, la cuarta invitación: “Venid”, se refiere a un tiempo futuro, cuando Jesús vuelva en su reino (Mateo 25:34). Será el tiempo cuando él dirá a los que hayan creído en él: “Venid”. Pero a los que hayan rechazado su invitación, la cual aún hoy dirige a cada uno de nosotros, les dirá: “Apartaos de mí”.

“El que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente” (Apocalipsis 22:17).

(continuará el próximo domingo)
Jeremías 48:1-27 – 2 Corintios 4 – Salmo 105:37-45 – Proverbios 23:13-14

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¿Quién es más grande, Dios o el hombre?

Lunes 13 Junio
¿Quién dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo el Señor?
Éxodo 4:11
El que hizo el oído, ¿no oirá? El que formó el ojo, ¿no verá?
Salmo 94:9
¿Quién es más grande, Dios o el hombre?
Llevé a un compañero a la estación del tren. El tráfico era pesado, así que gastamos más tiempo de lo previsto. En el recorrido hablamos de Dios, pues ambos creíamos en él, pero de manera diferente: él veía a Dios solo como un inmenso poder inicial; yo conocía al Dios de la Biblia, infinito en poder, pero también como Persona… Después de estacionar el automóvil, tomamos las maletas y nos dimos prisa. Entonces le pregunté: ¿Qué hace que un hombre sea grande?

 – Su inteligencia y su sentido moral, respondió rápidamente.

 – Entonces, ¿negarías que Dios es quien ha dado al hombre su inteligencia? Quién es más grande, ¿Dios o el hombre?

Mi compañero subió rápidamente al tren. La puerta se cerró mientras me respondía: -¡Dios es más grande!

En efecto, Dios es más grande que el hombre. Él nos hizo, y no al contrario (Salmo 95:6). Dios creó al hombre a su imagen; nos dio una inteligencia, un sentido moral y una personalidad. Pero Dios posee todo esto de una manera suprema: “Su entendimiento es infinito” (Salmo 147:5). Dios habló de varias maneras, él es Aquel que se revela. Es el Dios que recuerda todo, anota todo y sabe todo. Está en todas partes y por encima de todo. Tales pensamientos podrían aplastarnos, pero la Biblia nos muestra que Dios nos ama y nos dio lo más valioso que tenía: su propio Hijo.

Levítico 23 – Efesios 2 – Salmo 70 – Proverbios 17:7-8

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El salto de la fe

Martes 25 Enero

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.Hebreos 11:1

El salto de la fe

El escritor americano Sheldon Vanauken evoca el combate interior que precedió su conversión en Oxford. Se preguntaba cuál era el papel de las pruebas en el ámbito de la fe. Esto fue lo que escribió:

“Hay un abismo entre lo probable y lo probado. ¿Cómo pasar de un lado a otro?”. Para poder creer que el Cristo había resucitado, Sheldon necesitaba certezas, pruebas, como las que el Cristo había dado a sus discípulos, por ejemplo comiendo un poco de pescado después de su resurrección. Pero él dijo: “No tenía nada de eso. La pregunta para mí era saber si, a pesar de todo, yo iba a aceptar a Cristo, o a rechazarlo. El salto de la aceptación (el de la fe) era, por supuesto, una apuesta que me aterrorizaba, pero ¿qué decir de su rechazo? No tenía ninguna certeza: ¿Jesús era o no era Dios? ¡Esto era insoportable! Pero no podía rechazar a Jesucristo. Me quedaba una sola cosa por hacer: Dejar de lado el abismo de mis incertidumbres y pasar por encima de mis dudas para ir a Jesús”.

Para algunos, creer en Jesucristo como Salvador significa dar un salto peligroso, pero no se trata de un salto irracional al vacío. Somos recibidos con toda seguridad por un Dios vivo que es amor y que nos espera con los brazos abiertos. “La fe es un abandono alegre a la bondad invisible de Dios”, dijo Martin Luther.

Dios da pruebas de su amor al corazón del que deposita su confianza en él, por su Palabra que es “viva y eficaz… y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12).

Génesis 28 – Mateo 16:1-12 – Salmo 17:1-5 – Proverbios 5:1-6

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¿Es usted anatema?

Lunes 13 Diciembre

El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema.1 Corintios 16:22

El Hijo de Dios… me amó y se entregó a sí mismo por mí.Gálatas 2:20

¿Es usted anatema?

El predicador inglés John Flavel (1627-1691) comentaba el primer versículo arriba citado. Mostraba cómo los evangelios resaltan el amor de Dios por nosotros, y hasta qué punto llegó el amor de Cristo. Es un amor insondable, pues Jesús aceptó morir por sus enemigos. Insistía sobre la gravedad de permanecer indiferente a ese amor. Rechazar este don de la gracia de Dios en Jesucristo tenía como terrible consecuencia ser “anatema”, es decir, reprobado por Dios mismo. ¡Esta expresión tan fuerte nos interpela! La seriedad de esta advertencia impresionó mucho al mismo Flavel y a los que lo escuchaban. Al final de su mensaje, pidiendo la bendición de Dios sobre la asistencia, titubeó y, muy emocionado, repitió: “pero los que no aman al Señor Jesús son malditos…”.

Entre ellos había un adolescente de unos quince años, Luc Short. Esta advertencia también le concernía, pero tenía tantos proyectos que la ignoró. Poco después emigró a Estados Unidos donde hizo prosperar una gran hacienda. Siendo muy anciano, repentinamente vino a su mente ese episodio de su juventud y recordó el llamado de Dios: “El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema”.

Después de 85 años de haber oído estas duras palabras, Luc Short confesó a Dios sus pecados, su vida alejada de él por sus propias faltas, y halló el perdón y la paz. Pudo vivir sus últimos momentos con Dios y para Dios. Nunca es demasiado tarde para arrepentirse; pero no dejemos pasar nuestra vida sin hacerlo.

“Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos” (Eclesiastés 12:1).

Cantares 1-2 – Apocalipsis 6 – Salmo 141:1-4 – Proverbios 29:23

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El Dios vivo cambió mi vidaTestimonio

Lunes 6 Diciembre

Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.Romanos 5:1

El Dios vivo cambió mi vidaTestimonio

“Recibí una educación religiosa; en mi familia siempre estuve en contacto con una especie de fe en Dios. Al llegar a la adolescencia empecé a hacerme preguntas más racionales en cuanto a la fe, lo cual me hizo rechazarla, pues me parecía ingenua. Sin embargo, muchas preguntas existenciales seguían sin respuesta.

Cuando cumplí 20 años conocí a una cristiana que vivía una fe auténtica, de forma simple pero verdadera. Entonces empecé a considerar a Dios y a la fe de otra manera, de forma más real y concreta. Después de pedir a Dios que me diera la alegría de vivir, empecé a leer la Biblia, pero no entendía el verdadero sentido y tampoco estaba dispuesto a seguir el ejemplo de Jesús. Andaba a la deriva, me sentía condenado a llevar una vida mediocre, a pesar de mis esfuerzos para salir de esa situación. Tenía miedo al futuro, pasé por luchas, dificultades, fracasos…

Mucho más tarde comprendí los fundamentos de la fe cristiana. Experimenté las lágrimas del arrepentimiento, el gozo de saberme perdonado, y sentí una gran sed por leer la Biblia. Gracias primeramente a Dios, pero también a las enseñanzas, mi vida interior cambió. Dios me dio la fe, y una relación que podía cultivar junto a él. Mediante su Palabra y en todas las realidades de la vida, Dios se muestra fiel, paciente y justo. Permite que poco a poco comprenda la profundidad de su amor por mí; día tras día me da el gozo de fundar mi fe en él. Yo, que era un escéptico con respecto a la fe, la cual me parecía “ingenua”, al final descubrí a un Dios vivo que cambió mi vida”.Michel

Eclesiastés 2:12-3:22 – Santiago 5 – Salmo 138:6-8 – Proverbios 29:9-10

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¿Está desanimado?

Martes 30 Noviembre

Echando toda vuestra ansiedad sobre él (Dios), porque él tiene cuidado de vosotros.1 Pedro 5:7Considerad a aquel (Jesús) que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.Hebreos 12:3

¿Está desanimado?

Cuando una prueba dura mucho tiempo, o cuando hacemos un trabajo agotador, el cansancio llega y nos sentimos abatidos. En nuestro entorno social o profesional quizá también suframos injusticias, burlas, acosos, y a veces, incluso tenemos que luchar contra la degradación moral que va en aumento… La vida cristiana “a contracorriente” de la sociedad nos exige mucha energía, y con la fuerte presión no debemos ceder al deseo de abandonar.

Los grandes hombres de fe: Abraham, Moisés, Josué y David, también pasaron por momentos de desánimo. La Biblia menciona el celo del profeta Elías y las grandes victorias que Dios le permitió ganar, y luego añade: “se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Señor, quítame la vida” (1 Reyes 19:4).

Si las circunstancias de la vida, difíciles o incluso felices, nos hacen perder el equilibrio, es porque el Señor deja de ser nuestro único apoyo. Nuestra relación con él mediante la lectura de la Biblia y la oración se debilitaron, tal vez debido al desánimo o, por el contrario, a la confianza en nosotros mismos. Por lo tanto, nos sentimos lejos de nuestro Dios, sin fuerza. Entonces, ¿qué debemos hacer? Clamar al Señor; él aumentará la fuerza de nuestra alma (Salmo 138:3). Si constatamos que no podemos continuar solos, confiemos en el poder infinito de nuestro Señor y en su amor. “Los que esperan al Señor tendrán nuevas fuerzas… correrán, y no se cansarán” (Isaías 40:31).

Job 37 – Colosenses 3 – Salmo 135:15-21 – Proverbios 28:25-26

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Jesucristo es Dios

Sábado 27 Noviembre

Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.1 Juan 5:20Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo.2 Corintios 5:19

Jesucristo es Dios

Jesucristo no es un “superhombre”, el mayor filósofo, el más sabio de los hombres, el más honrado de los jefes religiosos… Él es Dios, sin embargo vino a la tierra tomando un cuerpo como el nuestro. Y lo incomprensible para la razón humana es que fue concebido por el Espíritu Santo.

Por ello, rechazar a Jesucristo es muy grave, pues rechazar a Jesús es rechazar a Dios. Al contrario, el que cree en él entra en relación con Dios mismo.

Cuando Jesús estuvo en la tierra, entre los hombres, sus milagros dieron testimonio de su divinidad, pues trajeron la sanidad y la vida a los hombres. Sus predicaciones sorprendieron a todos sus auditores debido a su sabiduría y su verdad.

Nadie pudo sorprenderlo haciendo el mal, pues era un hombre perfecto: “no hay pecado en él” (1 Juan 3:5), “no conoció pecado” (2 Corintios 5:21), “no hizo pecado” (1 Pedro 2:22). ¡Es Dios hecho hombre!

Su comportamiento lleno de amor, de gracia, de justicia, de verdad, de paciencia, de bondad… reveló a los hombres lo que Dios pensaba de ellos. Su resurrección de entre los muertos, efectuada por Dios su Padre, demuestra su divinidad.

Cuando reconocemos la grandeza de Jesucristo, Dios hecho hombre, podemos someternos a él. Además, cuando descubrimos que se hizo hombre porque nos amó, para reconciliarnos con Dios, sacarnos de nuestra miseria moral y darnos la vida y la paz, hacemos más que someternos a él: ¡lo amamos y lo adoramos!

Job 33 – Colosenses 1:1-14 – Salmo 134 – Proverbios 28:19-20

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