COMUNIÓN CON DIOS

COMUNIÓN CON DIOS

Charles R. Swindoll

18 de diciembre, 2018

Salmos 15

Si usted lee el Salmo 15 cuidadosamente, descubrirá que toda la canción surge del primer versículo. El versículo 1 es crucial debido a su pregunta de sondeo. La respuesta de David conforma el resto del salmo y finaliza con una promesa maravillosa.

Un bosquejo sencillo podría ser:

Pregunta: «¿Quién habitará en tu tabernáculo?» (v. 1)
II. Respuesta: «El que anda en integridad» (vv. 2-5)
III. Promesa: «No será conmovido jamás» (v. 5)
El salmo de David inicia con una pregunta de sondeo, hecha a manera de metáfora (v. 1):

Oh Señor, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién residirá en tu santo monte?

Esta canción es una oración dirigida a Dios, cuyo nombre aparece en hebreo con las cuatro letras consonantes JHVH. David utiliza el nombre sagrado de Dios y hace dos preguntas que a primera vista parecen ser diferentes, pero en realidad buscan la misma respuesta. La poesía hebrea, tal como lo vimos anteriormente utiliza con frecuencia lo que llamamos un paralelismo sinónimo donde dos frases expresan el mismo pensamiento usando dos palabras o frases distintas. Este versículo literalmente se puede leer: «JHVH. ¿Quién puede morar en tu tabernáculo? ¿Quién puede hacer su residencia en tu santo monte?»

Esas referencias sobre «tabernáculo» y «santo monte» son símbolos de la presencia de Dios, expresiones descriptivas de una comunión íntima.

En esa época, el templo no había sido construido aún; los israelitas adoraban a Dios en el tabernáculo, una gran tienda. El arca del pacto se encontraba en el centro del tabernáculo, en el lugar santísimo y allí se encontraba la gloria shekinah de Dios. Esta luz especial de shekinah representaba la presencia especial de Dios entre los israelitas, estableciéndoles como nación, protegiéndoles del mal y bendiciendo su fidelidad.

La expresión, «santo monte» refleja el evento en el libro de Éxodo cuando Moisés se encontró con Dios en el monte Sinaí y allí recibió su ley (Éxodo 24:12-18). En esa ocasión, una nube cubría la cima. La expresión también se refiere a la cumbre de Jerusalén, el hogar futuro del templo, donde la presencia de Dios estará y donde todos los pueblos serán invitados a adorarle.

David preguntaba: «¿Qué clase de persona se necesita ser para poder mantener y disfrutar una comunión íntima contigo, Señor?»

Afirmando el alma: Recuerde que esto tiene que ver con nuestra relación con Dios en este momento y no en el futuro. ¿Qué clase de persona puede tener esa comunión gozosa con Dios? ¿De qué manera un pecado habitual afecta la experiencia de comunión con Dios en una persona? ¿Tiene usted actualmente esta clase de experiencia con Él?

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

LA NORMA DE VIDA DE DIOS

LA NORMA DE VIDA DE DIOS

Charles R. Swindoll

17 de diciembre, 2018

 Salmos 15

Benjamín Franklin dijo una vez que el Salmo 15 de David era el «salmo de un caballero». Para él, representaba el parámetro de vida con el cual un caballero debía medir su propia vida. Esa es una buena descripción, pero la canción de David es aún más profunda. Yo diría que es el «salmo del cristiano». Esa canción expresa, no tanto la forma en que la persona encuentra al Señor, sino más bien la forma en que debemos vivir una vez que el Señor ha entrado en nuestras vidas. En otras palabras, el salmo no trata sobre la forma en que alguien se hace cristiano, sino más bien como un cristiano debe mantener una vida de integridad. Expresa muchas de las características éticas y morales que Dios desea en la vida diaria de sus hijos, ya sea en público o en privado.

No debería sorprendernos saber que vivimos en una época de integridad raquítica. Haga una pausa por un momento y recuerde algunos de los ejemplos más prominentes:

Oficiales militares que se encontraban en una embajada en el extranjero, y que tenían la responsabilidad de proteger documentos confidenciales, intercambiaron nuestros secretos por gratificación sexual.

Los escándalos sexuales en la política se han vuelto algo común aun en que aquellos que defienden los «valores familiares».

Hombres y mujeres que dirigen las mayores instituciones financieras se han aprovechado de sus clientes y aun del gobierno de los Estados Unidos con tal de obtener una ganancia financiera.

Aun el mundo religioso no ha escapado a la descomposición de su integridad. Escándalos sexuales y el abuso de los fondos ministeriales han manchado el rostro de varios tele-evangelistas y con ello también han afectado el testimonio de otros ministerios en los medios de comunicación, sin importar que éstos sean totalmente transparentes. Cuando una nube de sospecha aparece por encima de varios personajes famosos, aun los personajes que no son famosos sienten el efecto de su sombra.

Al igual que muchas de las canciones de David, no podemos saber que fue lo que hizo que David escribiera este salmo. Tal vez fue algo intencional.

Al dejar de lado los detalles personales, David nos permite escribir nuestros propios detalles. Sus palabras se convierten en nuestras palabras al lamentarnos por el afán de una integridad debilitada.

Además de las preocupaciones específicas de David y de las nuestras, el contexto bíblico es más amplio y eso le da un significado muy especial a este salmo. Permítame explicarle.

En el momento que un pecador creyente le da su corazón a Jesucristo, se convierte en recipiente de una gran cantidad de bendiciones espirituales. Estas se convierten en nuestra herencia eterna, la cual nunca cambia. Nos volvemos hijos de Dios (Juan 1:12), somos adoptados en su familia para siempre (Romanos 8:14-17), somos sellados y asegurados en él (Efesios 1:13), hemos sido liberados de la oscuridad al amor de Dios (Colosenses 1:3), somos miembros del sacerdocio (1 Pedro 2:9), etc. estas cosas nunca cambian, sin importar cuál sea nuestro caminar en Cristo. Son nuestra herencia permanente. De esta forma, representan nuestra posición eterna e inmutable ante los ojos de Dios.

Pero también otra cosa es cierta: tenemos una comunión temporal con nuestro Dios. Desde el momento de la salvación, el hijo de Dios tiene el privilegio de vivir bajo el control del Espíritu Santo. Sin embargo, la posibilidad opuesta también existe: el creyente, puede elegir pecar y caminar bajo la carne y por ende romper esa comunión temporal. Cuando el cristiano decide rechazar el poder y las bendiciones de Dios y salirse de esa comunión con Dios, automáticamente está entrando en el área de la disciplina divina. Permítame agregar, eso sí, que esta pérdida trágica de nuestra comunión temporal no necesita durar mucho tiempo. Si el creyente confiesa sus pecados (1 Juan 1:9) y comienza a caminar nuevamente en una dependencia total del Espíritu Santo (Gálatas 5:16; Efesios 5:18), esa comunión temporal será restaurada inmediatamente.

Déjeme aclarárselo de otra forma. Si usted le ha confiado su vida a Cristo, su destino eterno está asegurado, aun a pesar de sus fracasos personales. Sin embargo, usted puede ser excluido de los beneficios de la comunión con Dios en esta vida. Usted puede abandonar la comunión de la mesa del banquete de Dios y elegir comer la cáscara del pecado. Y por ende, usted cosechará las consecuencias de sus elecciones en esta vida: una mala nutrición, soledad, sufrimiento y arrepentimiento.

¿De qué manera esto tiene que ver con el Salmo 15? Esta canción divina tiene que ver con nuestro caminar en el área de la comunión temporal con Dios. De hecho, nos menciona algunas cosas que debemos hacer dentro del marco de referencia de esa comunión. Este salmo trata con esas obras de justicia promovidas por el Espíritu Santo mientras caminamos en dependencia total de nuestro Dios. Cuando estas cosas comienzan a disiparse de nuestras vidas, nuestra integridad inevitablemente se debilita y finalmente dañamos nuestro testimonio.

Afirmando el alma: Una integridad debilitada es un proceso similar a la erosión, algo gradual que con frecuencia se pasa por alto hasta que causa un daño catastrófico. Ninguno de nosotros es inmune a ello; todos debemos estar alerta. ¿Ha notado que su propio parámetro ha comenzado a debilitarse? ¿Es ese el resultado de ser una persona más llena de gracia o es más bien una señal de que usted no está siendo estricto con sus parámetros?

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

UNA CANCIÓN DE ESPERANZA RENOVADA

UNA CANCIÓN DE ESPERANZA RENOVADA

Charles R. Swindoll

14 de diciembre, 2018

Salmos 13

Cuando la canción de David, preservada para nosotros como el Salmo 13, llega a su clímax, la postura de David ha vuelto a cambiar.

David de pie

Leemos en los versículos 3 y 6:

Pero yo confío en tu misericordia; mi corazón se alegra en tu salvación. Cantaré al Señor porque me ha colmado de bien.

«Pero» es la primera palabra del versículo 5. Por lo general, siempre se utiliza para presentar un contraste ante el lector. Es como si David estuviera diciendo: «En contraste a mis quejas y temores iniciales, de mis ojos opacados y mi corazón arrogante, ahora confío. . . ahora mi corazón se regocija. . . ahora mi corazón canta».

¿Nota esas afirmaciones de alabanza? ¡Qué diferencia tan clara! Eso suena más al David que conocemos, ¿no es cierto? No pasemos por alto la última parte del versículo final: «. . . porque me ha colmado de bien».

¡Qué frase tan importante! Léala de nuevo, haga una pausa y medite en ella. Las circunstancias de David no habían cambiado. Saúl todavía lo estaba persiguiendo. Las colinas estériles de Judea todavía seguían allí. Todavía estaba hambriento. Sus circunstancias externas no habían cambiado, pero las conclusiones internas de David habían dado un giro de ciento ochenta grados con respecto a sus pensamientos iniciales. ¿Por qué? Porque David había cambiado. Dios le había «colmado de bendiciones».

¿Qué significa eso entonces para nosotros? ¿Qué palabra de ánimo podemos extraer de esta canción de David? ¿Cómo podemos imitar a David y levantarnos de nuestras propias circunstancias dolorosas?

Primero, debemos reconocer que Dios utiliza las pruebas para transformarnos. Dios quiere capacitarnos y moldearnos. Él utiliza esas circunstancias angustiosas traídas por el mal para beneficiarnos en vez de destruirnos. La maldad con la que el mundo nos ataca se convierte en una herramienta para él. Y al hacerlo, él nos colma de bendiciones en lugares que nadie puede ver o tocar.

No hemos aprendido las lecciones más esenciales que Dios ha diseñado para nosotros en cualquier prueba a menos que digamos: «me ha colmado de bendiciones».

En el maravilloso Salmo 119, David declara esta misma conclusión en los versículos 71 al 75. De hecho, David nos dice que tales pruebas son buenas para nosotros:

Bueno me es haber sido afligido para que aprenda tus leyes. . . Conozco, oh Señor, que tus juicios son justos y que conforme a tu fidelidad me has afligido.

Esto es lo que el apóstol Pablo descubrió con su «aguijón en la carne» mientras escribía en 2 Corintios 12: 9:

Y me ha dicho: «Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad». Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que habite en mí el poder de Cristo.

La debilidad no es un síntoma de una enfermedad terminal. Es una prueba tangible de nuestra humanidad. Mejor aún, es la plataforma donde Dios realiza parte de su trabajo más maravilloso. Si el afán diario del abatimiento ha comenzado a arrastrarle, permítame animarle a que se identifique mejor con este salmo peculiar que habla de una esperanza nueva. No solo puede confortar su alma si no que, probablemente, le levantará su rostro y lo ayudará a ponerse de pie.

Afirmando el alma: Esa clase de oración requiere una confianza increíble en Dios y en su carácter. Demanda mayor fe de su parte ya que eso es más difícil que cambiar sus circunstancias. ¿Está dispuesto a tener esa clase de fe? Hable con un amigo suyo acerca de su respuesta.

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

LA MIRADA EN DIOS

LA MIRADA EN DIOS

Charles R. Swindoll

13 de diciembre, 2018

Salmos 13

Al leer el Salmo 13 y reflexionar en la sección que describe a David de cara al suelo, abrumado con dolor y desesperanza, puedo ver dos aplicaciones prácticas:

David se sentía agotado debido a la duración de la prueba. «Hasta cuándo» aparece cuatro veces en solo dos versículos. No olvidemos que Dios no solo diseña la profundidad de la prueba sino también su duración. El antiguo profeta Habacuc hizo la misma pregunta en el capítulo 1 del libro que lleva su nombre: «¿Hasta cuándo?»
En los primeros dos versículos del Salmo 13 David se vuelve contra de todos excepto él mismo. Esto me enseña que cuando trato de enfrentarme a la prueba en la carne, me vuelvo en contra de Dios, mi enemigo o mi circunstancia en vez de preguntarle a Dios que es lo que está tratando de enseñarme en esta situación. Cuantas lecciones maravillosas Dios quisiera enseñarnos si nuestros corazones arrogantes estuvieran dispuestos a derretirse en el horno de la aflicción.
En medio de su angustia y su sufrimiento, David tomó una decisión vital. En vez de continuar en esa espiral de sufrimiento, David cambió su perspectiva. Esto nos lleva a la segunda sección de la canción.

David de rodillas:

¡Mira; respóndeme, oh Señor, Dios mío! Alumbra mis ojos para que no duerma de muerte. No sea que mi enemigo diga: «¡Lo vencí!». Mis enemigos se alegrarán si yo resbalo. (vv. 3-4)

Algo le ocurrió a David entre la segunda y la tercera estrofa de este himno. Quizás analizó sus propias quejas y se dio cuenta de que era simple autocompasión. Yo he hecho eso, ¿y usted? Tal vez hizo una pausa en su composición y volvió a leer lo que había escrito. Y al hacerlo se alarmó al ver la incredulidad que había comenzado a surgir ante sus ojos. En esta sección observamos una marcada diferencia. Ya no está de cara al suelo. Su abatimiento está desapareciendo. Lo encontramos ahora de rodillas, lo encontramos en un lugar de victoria. El misionero martirizado, Jim Elliot, escribió una vez: «Los santos que avanzan de rodillas nunca vuelven atrás».

Observe como los versículos 3 y 4 se conectan con los versículos 1 y 2. David parece recordar sus quejas y las analiza mientras habla con el Señor acerca de ellas. Hay tres cambios aparentes.

Primero, en lugar de ver al Señor como un Dios que no se preocupa por él (v. 1), David le hace la petición que le «responda» (v. 3). Y observe que él le dice en el versículo 3: «Dios mío». David ya no piensa que existe alguna distancia entre él y Dios. Su perspectiva es diferente ahora.

Segundo, en vez del abatimiento y la angustia que tiene su corazón debido a su propio deseo de resolver las cosas por sí solo (v. 2), David le pide al Señor que le alumbre sus ojos. Una vez más, el hebreo nos da una comprensión más clara. La palabra que se traduce como «alumbrar» en el versículo 3 tiene una raíz causal y literalmente significa: «iluminar». En Números 6:24-26, leemos el mismo término en aquella bendición que hemos escuchado muchas veces:

El Señor te bendiga y te guarde. El Señor haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia. El Señor levante hacia ti su rostro, y ponga en ti paz. (El énfasis es mío).

El rostro de David había perdido su «brillo». Su rostro y especialmente sus ojos se habían opacado. Él ansiaba que el brillo de Dios se reflejara nuevamente en sus ojos, en ese rostro que estaba mirando al suelo.

Una vez más tengo que decir que cuando las pruebas se intentan resolver en la carne, los ojos muestran la desilusión. No es algo que podamos esconder. Todo nuestro rostro se vuelve rígido e inflexible, perdemos esa «chispa» y esa «luz» que antes surgía de nuestros corazones. Cuando el gozo interno se va, también el brillo de nuestros ojos.

Tercero, David en vez de preocuparse de su enemigo (v. 2), le entrega mentalmente su enemigo al Señor y deja que se encargue de los resultados (vv. 3-4).

Este cambio tan notable de David ocurrió cuando decidió entregárselo todo a Dios en oración. Aunque suene como un cliché, nuestra oración ferviente sigue siendo el aceite más efectivo que reduce la fricción del afán diario del abatimiento.

Afirmando el alma: Si usted dejara de pedirle a Dios que cambiara sus circunstancias externas e hiciera más bien una oración rindiéndose a él y pidiéndole que él le cambie, ¿qué cree usted que ocurriría? ¿Qué es lo que lo detiene de orar de esa forma?

Cuando el gozo interno se va, también el brillo de nuestros ojos.

Charles R. Swindoll

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

SOLEDAD PLENA

SOLEDAD PLENA

Charles R. Swindoll

12 de diciembre, 2018

Salmos 13

El Salmo 13 comienza en ese lugar donde la persona abatida se encuentra: de cara al suelo, aplastada bajo el peso del sufrimiento. En la primera sección de la canción leemos:

¿Hasta cuándo, oh Señor? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo tendré conflicto en mi alma y todo el día angustia en mi corazón? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí? (vv. 1-2)

David, hundido por las pruebas abrumadoras de la vida, decide enfrentar el abatimiento utilizando cuatro formas humanas y comunes. En estos dos versículos, podemos reflejarnos y ver esas cuatro rutas de escape mentales que con frecuencia utilizamos cuando estamos bajo presión.

Dios me ha olvidado para siempre. ¿Recuerda usted la última vez que se sintió abandonado? «¿Hasta cuándo, oh Señor? ¿Me olvidarás para siempre?» Cuando una prueba ha continuado por tanto tiempo y parece no haber ninguna esperanza de alivio, David finalmente cae aplastado emocionalmente. Se pregunta si Dios le ha abandonado.
Dios no se preocupa por mí. Esto no es nada más que simple autocompasión. «¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?» Esta es una expresión que inevitablemente acompaña esos sentimientos de abandono y que susurra la mentira: «Dios sencillamente ha perdido interés en mí. Él dijo que me iba a cuidar e iba a llevar mis cargas, pero eso no está sucediendo». ¿Le parece familiar? La Palabra de Dios es muy honesta. Con qué frecuencia nos reflejamos en las páginas de la Biblia.
Voy a tener que resolver la situación por mí mismo. Aquí David está dudando de las promesas de Dios y sugiriendo que Dios no es confiable. «¿Hasta cuándo tendré conflicto en mi alma?» Ese término hebreo se traduce más bien como, «planear algo». David había comenzado a planear la forma de salir de esa situación, de resolverlo por sí mismo. Seguramente él pensó: «Después de todo, Dios me dio la mente para pensar y espera que la utilice». El típico concepto de: «Ayúdate que yo te ayudaré».
Un momento. ¿Es eso cierto? Tal vez le sorprenda saber que esa frase no aparece en ningún lugar de la Escritura. Hagamos una pausa y recordemos algunos de los dichos de Salomón:

Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus sendas. (Proverbios 3:5-6)

Encomienda al Señor tus obras y tus pensamientos serán afirmados (Proverbios 16:3). Cuando los caminos del hombre le agradan al Señor, aun a sus enemigos reconciliará con él (Proverbios 16:7). Las suertes se echan en el regazo, pero al Señor pertenece toda su decisión. (Proverbios 16:33)

¿Qué es lo que sucede cuando intentamos resolver las cosas por nosotros mismos? Exactamente lo que le ocurrió a David. ¿Y qué fue lo que le sucedió? Mire la última parte del Salmo 13: 2: «. . . y todo el día angustia en mi corazón».

Angustia, frustración y preocupación se vuelven los compañeros constantes de una persona abatida. Ese es el derivado de una actividad egocéntrica. ¿Cuándo aprenderemos a darle nuestras cargas al Señor y dejarle que el resuelva la situación?

4.¡Esta prueba me enoja! Es humillante cuando nos pasan por encima. Sentimos que nos han herido el orgullo y por lo tanto pedimos venganza: «¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?»
¿No es esa una queja común? No obstante, tengo que recordarle una vez más que ello proviene de la arrogancia. Ella nos hace pensar que tenemos el derecho de defender la verdad, especialmente cuando algún enemigo está aprovechándose de nosotros. Peleamos armados hasta los dientes con tal de mantener nuestra arrogancia. Queremos que la gente nos aprecie y piensen bien de nosotros. Pero David, al igual que usted y yo tenemos que aprender que la verdad se defiende por sí misma. La verdad emergerá victoriosa en el propio tiempo de Dios.

Afirmando el alma: ¿Cuáles de las reacciones de David resuenan más en usted en este momento?

Dios me ha olvidado para siempre.
Dios no se preocupa por mí.
Tendré que resolver la situación por mí mismo.
Esta prueba me enoja.¿Cuál ha sido su reacción? ¿Le ha funcionado?
La verdad emergerá victoriosa en el propio tiempo de Dios.

Charles R. Swindoll

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

EL QUEBRANTAMIENTO DE LA DESESPERANZA

EL QUEBRANTAMIENTO DE LA DESESPERANZA

Charles R. Swindoll

11 de diciembre, 2018

Salmos 13

Hace muchos años cuando vivía en La ciudad de Dallas y estaba estudiando en el Seminario, recibí una llamada telefónica que me llevó a un pequeño departamento de la ciudad. Toqué a la puerta y me abrió un hombre que tenía en su mano un rifle. Me invitó a pasar. Fuimos a la cocina donde había simplemente un bombillo y una pequeña mesa con dos sillas. Allí comenzó a contarme su triste historia. Acababa de salir del hospital después de una cirugía en la espalda. Él era un hombre solitario, que había perdido el contacto con su esposa y con su único hijo, muchos años antes tras el fracaso de ese matrimonio. Mientras hablaba con él acerca de sus luchas intensas, noté que el apartamento estaba lleno de fotografías de su hijo en diferentes etapas de crecimiento.

Había fotos de cuando el niño estaba en pañales. Otras cuando el niño estaba graduándose del jardín de niños. Fotos del niño jugando béisbol y muchas otras más. Todo el enfoque de ese hombre se centraba en su matrimonio fracasado y en su hijo con quien él ya no podía pasar el tiempo. Esos recuerdos nostálgicos del pasado lo tenían cautivo y llenaban su corazón de arrepentimiento y desaliento. Desafortunadamente, mis intentos de ayudarle a que viera más allá de su angustia fueron inútiles. Menos de una semana después, él manejó su auto hasta las afueras del este de Texas y allí se suicidó. Para él, la vida ya no tenía ningún valor.

Es normal sufrir después de una pérdida significativa. El dolor es ese proceso angustioso de ajustarse a un nuevo conjunto de circunstancias. Una vez que la aceptación llega a nuestras vidas, el dolor desaparece, cediéndole el paso al gozo nuevamente. Algunas veces, sin embargo, el dolor puede llevar a la desesperanza, en lugar de la aceptación. Eso es precisamente lo que es el abatimiento. Una caída perpetua a la desesperanza.

No es necesario leer el salmo 13 muchas veces para detectar el abatimiento en David. Al igual que mi amigo solitario en el apartamento, el salmista se siente desalentado y olvidado. Es el viejo síndrome de «nadie me quiere». La desesperación ni siquiera describe ese estado emocional. Mi abuelo lo diría de esta forma: «Se siente como cucaracha». Un dicho muy común pero muy claro. Estoy seguro de que estos sentimientos mutuos son los que nos llevan a leer los salmos durante nuestros días tristes. David se siente miserable. Nadie sabe la razón. Sin embargo, sus palabras resuenan en nuestros sentimientos de dolor cuando nos sentimos «como cucarachas».

Afirmando el alma
Si usted o alguien que usted conoce, está sintiéndose abatido, ¿sabe usted cuál es el motivo? ¿Qué circunstancia causó ese dolor? Dedique unos momentos para describir eso de manera escrita. Hágalo en tercera persona como si estuviese contando la historia de un personaje ficticio.

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

UN MENSAJE DE DIOS

UN MENSAJE DE DIOS

Charles R. Swindoll

10 de diciembre, 2018

Salmos 8

David continúa su servicio de adoración, compartiendo un mensaje de Dios que por ende, es el tema principal de esta composición. Podemos imaginarnos a David frente al pueblo predicándole acerca de la gracia de Dios y de cómo ese pueblo necesita de su Creador.

Primero, él considera la lastimosa deficiencia de la humanidad. Lea los versículos 3 y 4 lentamente. Medítelos y participe del concepto que David quiere presentar:

Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú has formado, digo: «¿Qué es el hombre, para que de él te acuerdes; y el hijo de hombre, para que lo visites?»

El término hebreo que se traduce como «contemplo» es un verbo que significa observar, ver o analizar. David se encontraba al aire libre en medio del esplendor de este fenómeno natural. Al mirar a su alrededor él se dio cuenta de la grandeza de Dios. Todos hemos tenido esa misma experiencia. Nos fijamos en el cielo y nos llenamos de asombro. «Contemplamos» la expansión del universo y su majestuosidad es invariablemente abrumadora.

David se refiere a la creación de Dios como, «la obra de tus dedos». Se puede decir que la creación del universo fue sencillamente, «la obra de los dedos» de Dios. La salvación, sin embargo, representa «la obra de su brazo» (Isaías 52: 10; 53: 1; 59: 16; Salmo 77: 15).

Cuando David hace la pregunta: «¿Qué es el hombre?» David utiliza un término muy poco común para el ser humano: Enosh. Esta palabra proviene de un verbo hebreo que significa ser débil, frágil o enfermizo. En otras palabras: «en comparación con tu esplendor y tu majestad, Señor, ¿qué es esta humanidad débil frágil e ínfima?» Según David, Dios pasa por alto nuestro estatus inferior y actúa a favor de la humanidad de dos maneras significativas: piensa en el ser humano y lo cuida.

¿Qué significa esto? El concepto de que Dios piensa en el ser humano significa que Dios nos recuerda. Y el segundo concepto de que nos cuida significa que él nos pone atención. ¡Qué maravillosa verdad!

Si el afán de sentirse abandonado lo tiene entre sus garras, piense en esto: el Dios que creó todo el asombroso universo se acuerda y cuida de personas como usted y como yo. Es fácil creer que Dios tiene más cosas que hacer que preocuparse por nosotros. Sin embargo, Pedro nos recuerda que: «él [Dios] tiene cuidado de usted» (1 Pedro 5: 7). Dios nunca abandona a los suyos.

Esto hace que David reflexione en la gracia de Dios:

Lo has hecho un poco menor que los ángeles, y lo has coronado de gloria y de esplendor. Le has hecho señorear sobre las obras de tus manos; todo lo has puesto debajo de sus pies: ovejas y vacas, todo ello, y también los animales del campo, las aves de los cielos y los peces del mar: todo cuanto pasa por los senderos del mar. (Salmo 8: 5-8)

A pesar de la vasta diferencia entre Dios y el hombre, David declara que el Señor nos ha dado su amor y le ha dado a la humanidad un lugar de dignidad e importancia en este mundo. Fuimos hechos inferiores a los ángeles en términos de poder pero no obstante hemos sido coronados con gloria y majestad. Además, nos dio la responsabilidad y el privilegio de gobernar su creación como sus virreyes (Génesis 1: 28-30).

Hebreos 2:6-9 aplica estos versículos a Jesucristo, y de esta forma convierte esta sección del salmo 8 en versículos mesiánicos y proféticos. Históricamente hablando, sin embargo, estos versículos se aplican a todos los seres humanos. Aunque Jesús es el hijo de Dios, compartimos este honor y esta responsabilidad con el. ¡Asombroso!

Afirmando el alma: Esta noche, salga a caminar bajo las estrellas, y si puede hacerlo recuéstese y mire hacia el cielo. Mientras analiza el vasto espacio estelar, recuerde que Dios le ama de manera individual y por si eso fuera poco le ama más que el universo mismo. Después examine sus propios hábitos y decisiones. ¿Lo hace con la motivación de ganarse el amor y el respeto de los demás o de Dios?

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

UNA CANCIÓN DE ALABANZA

UNA CANCIÓN DE ALABANZA

Charles R. Swindoll

7 de diciembre, 2018

Salmos 8

Después de adorar a Dios con una corta doxología, David reflexiona en la grandeza de su Dios y al hacerlo, le alaba. Observe como el rey David toma su lugar ante una congregación de creyentes y los dirige en adoración.

Has puesto tu gloria sobre los cielos. De la boca de los pequeños y de los que todavía maman has establecido la alabanza frente a tus adversarios para hacer callar al enemigo y al vengativo. (Salmo 8:1-2)

La diferencia entre la alabanza y la petición es la ausencia del ego. David quiere que el enfoque sea solamente en Dios y lo hace por medio de esta expresión de alabanza. Él declara que la majestad y la gloria de Dios se muestra en los cielos. El Señor le ha otorgado al universo físico un reflejo del asombroso esplendor de su majestad. El salmo 19:1 verifica este hecho: «Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos».

También lo leemos en Romanos 1: 20:

Porque lo invisible de él —su eterno poder y deidad— se deja ver desde la creación del mundo, siendo entendido en las cosas creadas de modo que no tienen excusa.

David continúa ilustrando su concepto de la gloria de Dios mencionando otro extremo; él considera la dependencia de los bebés y como Dios puede utilizar aun a los pequeños infantes para callar a aquellos que se oponen a Dios. Dios se muestra asimismo majestuoso y glorioso en su amor por el débil.

Un amigo mío que es obstetra me dice que aun antes de ser cristiano, él no podía ignorar el poder de Dios cuando sostenía en sus manos a cada bebé que él ayudaba a dar a luz. Él me dice que fue esto lo que le llevó a buscar respuestas en la Biblia y finalmente encontrar la salvación a través de la fe en Jesucristo. Es por ello que: «De la boca de los pequeños y de los que todavía maman» se declara el poder y la majestad de Dios. Podemos afirmar la prueba viviente del poderío creativo de Dios al ver su amor por los débiles. Cuando analizamos las características pequeñas y delicadas de un bebé, nos asombramos de ver el cuidado y la atención de Dios en su creación. El versículo 2 concluye con un recordatorio de que hasta los enemigos de Dios tienen que guardar silencio al analizar el universo o al considerar a los bebés.

Los infantes pueden ser pequeños y las galaxias pueden ser gigantescas pero ambos conllevan un profundo significado para aquél que les observa. Ese mismo significado debe mantenernos enfocados cuando cavilamos pensando que ya no somos valiosos o necesarios. Aunque Dios nos honra permitiendo que su obra se realice por medio de nosotros, esa no es la base de nuestro valor. En otras palabras, nosotros no somos valiosos ante Dios por nuestra utilidad. Él nos valora seamos productivos o no.

Este mensaje debería consolarnos. Dios no nos da su amor en base a nuestro poder o a nuestra capacidad. Él nos ama de cualquier manera. Somos especiales para Él sin importar lo que ocurra, aun cuando seamos tan débiles como un recién nacido.

Afirmando el alma: Si Dios le ama y le valora sin importar cuáles son sus atributos personales: fortaleza, riqueza, talento, apariencia, inteligencia o moralidad, ¿de qué forma esto cambia su sentido de autoestima? ¿De qué manera afecta sus decisiones diarias?

Los infantes pueden ser pequeños y las galaxias pueden ser gigantescas pero ambos conllevan un profundo significado para aquél que les observa.

Charles R. Swindoll

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

LA MAJESTAD DE DIOS

LA MAJESTAD DE DIOS

Charles R. Swindoll

6 de diciembre, 2018

Salmos 8

Al mirar el Salmo 8, tres observaciones introductorias saltan de la página. Primero, es un salmo de David, escrito bajo la dirección del Espíritu Santo. Eso quiere decir que no son simples reflexiones neutrales de un artista creativo. David recibió esta canción como un regalo de Dios a la humanidad. Estas son palabras de Dios.

Segundo, antes de iniciar el salmo se encuentra la frase, «Sobre Guitit». La etimología de este término hebreo es asunto de debate entre los eruditos. Muchos creen que la palabra guitit se deriva de Gat, aquella ciudad antigua filistea de donde también provenía el enemigo más famoso de David, Goliat. (1 Samuel 17: 4, 23). El término podría referirse al estilo musical que se asociaba con esa cultura o un instrumento musical que se utilizaba comúnmente en Gat. En cualquier caso, la expresión, «sobre Guitit» o «según Guitit» aparece también en otros dos salmos de celebración (Salmos 81 y 84). La Escritura nos dice que después de la victoria de David sobre Goliat el pueblo de Israel cantó y bailó celebrando el triunfo (1 Samuel 18: 6-7).

Mi opinión, y es solo mi opinión, es que este salmo fue compuesto por David como un himno de alabanza en honor a Dios por darle el triunfo cuando peleó con el gigante Goliat de Gat. Al leer el salmo 8, uno se puede dar cuenta que calza muy bien con este momento histórico. Esta es una canción de celebración así que si usted tiene que derrotar un gigante y en este caso, el gigante es ese sentido de insignificancia, ¡anímese! Esta canción es para usted.

Mi tercera observación es que el salmo 8 comienza y termina con la misma declaración: «Oh Señor, Dios nuestro, ¡Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!» Esta alabanza ofrece tres implicaciones que vale la pena mencionar:

El salmista habla en nombre del pueblo de Dios, no solo de sí mismo, por eso utiliza la expresión, «Dios nuestro» en lugar de «Dios mío». Esto nos dice que David está representando un grupo de personas al componer esta canción de triunfo.
El nombre de Jehová se relaciona con la palabra grande, la cual se deriva de la palabra hebrea «adar». Esta palabra conlleva los significados de majestad, grandeza, amplitud, altura y nobleza. David ve a nuestro Dios como aquel que es sumamente glorioso y absolutamente majestuoso.
Las obras y los atributos del Señor no se limitan a Israel o a la tierra de Canaán. Son universales. Dios no es una deidad tribal o nacionalista separada de todos los demás.
El pasaje y su patrón

Ya que siete y medio versículos del salmo 8 son repeticiones de la misma declaración, debemos comprender que el tema principal del salmo es la frase que se repite dos veces. David adora al Dios viviente como el glorioso y majestuoso Señor del universo. De hecho, un bosquejo de esta canción se parecería mucho a cualquier servicio de adoración pública al que hayamos asistido:

La doxología (v. 1a)
II. La adoración (vv. 1b-8)
A. Alabanza (vv. 1b-2)
Mensaje (vv. 3-8)
1. El significado del ser humano: «¿Qué es el hombre?»
2. La gracia de Dios: «lo coronas».
III. La bendición (v. 9)

Seguiremos este bosquejo al examinar esta canción de celebración de David, comenzando con la doxología:

Oh Señor, Dios nuestro, ¡cuán grande es tu nombre en toda la tierra! (v. 1)

La palabra «Señor» en el texto hebreo expresa la majestad trascendente y la gloria de Dios. Aun cuando la mayoría de las biblias utiliza la palabra, «Señor», la palabra utilizada aquí es un nombre hebreo que se representa con las cuatro letras mayúsculas JHVH. Ya que este nombre era, y sigue siendo, sagrado para los hebreos, ellos nunca dicen su nombre de manera audible. Consecuentemente, nadie sabe cuál es su pronunciación correcta. Los gentiles comúnmente dicen Jehová. La palabra, «Dios», es el término hebreo «Adonai», el cual indica un título de respeto en reconocimiento a su autoridad y soberanía. Los judíos comúnmente pronunciaban la palabra «Adonai» cuando leían la escritura en voz alta y se encontraban con el nombre hebreo de Dios, JHVH. La siguiente palabra que aparece en la oración, la palabra «grande» es un adjetivo superlativo que significa: «más poderoso que cualquier otro».

Al combinar estos tres términos, David celebra el poder supremo de Dios sobre todo lo demás. Desde el principio, David declara que Dios no tiene rival. Ningún poder lo subyuga y él reina con supremacía.

Afirmando el alma: ¿Cuál es la fuerza más poderosa en el universo? ¿Una supernova? ¿Un hoyo negro? Dios es más poderoso, mucho más poderoso que cualquiera de esas cosas. De hecho, la energía combinada de cada estrella en cada galaxia del universo no puede competir con el poder de su Creador. Cuando usted medita en la omnipotencia de Dios, ¿qué efecto le causa en ese sentimiento de sentirse abandonado?

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

EL VALOR DE LAS CRIATURAS DE DIOS

EL VALOR DE LAS CRIATURAS DE DIOS

Charles R. Swindoll

5 de diciembre, 2018

Salmos 8

Todos nosotros ansiamos sentirnos necesitados. Deseamos sentirnos queridos. Dios nos creó con el deseo de saber que podemos contribuir con algo valioso y que puede impactar significativamente en la vida de los demás. En el pasado, grandes hombres y mujeres deseaban dejar sus huellas en el mundo, creando un legado que continuaría después que ellos murieran.

En nuestra juventud, tendemos a basar nuestra autoestima en nuestra habilidad de contribuir con los demás o de ayudar a otros en su necesidad. Durante esa época, los jóvenes se llenan de actividades, de ingenio y es esa exuberancia la que los ciega al hecho de que algún día acabará. Luego, ya sea sutilmente o abruptamente, las circunstancias cambian y nos encontramos en un lugar donde ya no somos necesarios. Diferentes situaciones opacan nuestra utilidad mientras vemos sus pasos devastadores. La injusticia puede quitarnos la libertad. La calumnia puede llevarse nuestra reputación. La enfermedad puede robarse nuestra fuerza. La mala fortuna puede acabar con nuestra riqueza. La depresión puede llevarse nuestra esperanza. Y ni qué decir del paso constante de la edad que se lleva nuestra vitalidad. Piénselo, el solo hecho de envejecer nos saca de la carrera. Cuando alguien es promovido en vez de nosotros o nos toca ir a la banca porque un jugador más fuerte ha entrado al equipo, nos sentimos abandonados y eso duele.

Nadie quiere sentirse despreciado.

La canción 8 del himnario antiguo de Dios es un bálsamo durante esa época de nuestra vida cuando nos sentimos desapercibidos, abandonados y separados. El salmo enfatiza el valor que Dios le da a sus criaturas y aún más a la humanidad.

Afirmando el alma: ¿Cómo mide su valía? ¿Su propio valor como persona? Sea honesto consigo mismo; esto es entre usted y el Señor. ¿De qué manera el factor monetario se ha hecho parte de su autoestima? ¿Que tal su posición? ¿Su poder o autoridad? ¿Su capacidad para impactar el mundo o influir en las vidas de los demás le da una sensación de más valor?

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.