Los necios no saben ser diligentes

Por Pepe Mendoza

Todo hombre prudente obra
con conocimiento,
Pero el necio ostenta necedad
(Pr 13:16).

Un aparato electrónico nuevo viene acompañado de dos pequeños pero voluminosos folletos a los que les prestamos poca atención. Ambos están escritos en muchos idiomas y, a decir verdad, con una letra minúscula difícil de leer. Uno de ellos es la garantía del producto, escrita con una fraseología legal casi cuneiforme, que parece importante para el fabricante pero poco o nada para el consumidor. El otro librito es el manual de operación. Uno debe buscar su idioma y luego se supondría que deberíamos darle una leída exhaustiva no solo para saber operar el dispositivo, sino también para sacarle el máximo provecho. Sin embargo, seamos sinceros: la emoción nos gana. Después de abanicar un par de páginas, preferimos operar el gadget usando el famoso «sentido común intuitivo» y el conocido «un amigo tiene uno parecido…».

Podría decir, con un mínimo margen de error, que una de las formas más seguras para poder diferenciar un sabio de un necio es si lee o no lee el manual del fabricante. Tengo que confesar que a veces he dañado equipos o tenido que desarmar un mueble por completo (porque lo armé al revés), y son infinitas las veces que he utilizado equipos sin conocer todas sus ventajas… todo por no leer el manual. Todo por no ser prudente y obrar sin conocimiento. Todo por ostentar con creces mi necedad.

Hace muchos años memoricé una frase que no es bíblica, pero es muy cierta: «Lo que el necio hace al final, el sabio lo hace al principio». Tómate un minuto para pensar en esas palabras. ¿Por qué el necio termina haciendo lo que ya el sabio hizo desde el principio? La razón es muy sencilla y tiene que ver con el conocimiento. Mientras que el necio se atreve a caminar por la vida «ensayando» posibilidades, el sabio va a lo seguro porque sabe lo que hay que hacer. Esto me lleva a asegurar que las cosas solo se pueden hacer de manera sabia porque nada saca uno atornillando al revés, como dicen en algunos países. Llegará el momento en que habrá que hacerlo como se debe hacer.

Podré cansarme de tratar de hacer las cosas a mi modo, una y mil veces, pero tarde o temprano tendré que rendirme y hacerlas según las directrices del manual de funcionamiento. Es probable que el sabio ya esté en otra cosa productiva desde hace mucho tiempo, mientras que el necio ha gastado tiempo, esfuerzo y hasta dinero para que al final haga lo que el sabio hizo al principio.

La necedad, es decir, esa terquedad que hace que no haga lo que tenga que hacer (aunque lo sepa), muchas veces va unida a la pereza. La sabiduría, por el contrario, se acompaña de la prudencia y la diligencia, que son el cuidado sensato y entendido al realizar una tarea con presteza. Por eso el maestro de sabiduría dice: «El alma del perezoso desea mucho, pero nada consigue, sin embargo, el alma de los diligentes queda satisfecha» (Pr 13:4).

Me generó mucha curiosidad el uso de la palabra «alma» en el pasaje anterior. Esta palabra expresa el ser interior, la persona misma, el yo, pero también involucra aquello que está en la esencia de lo que eres como ser humano. En ese sentido, el pasaje nos dice que el alma de un necio tiene muchos deseos, antojos o anhelos que nunca llega a satisfacer por su pereza. Pero no solo son incumplidos por la pereza, sino también porque son imposibles de alcanzar al estar realmente fuera de la realidad. Un necio desea imposibles como, por ejemplo, aprobar un examen sin haber estudiado o ganar una maratón luego de entrenar solo por dos días. Ambas cosas son loables y deseables, pero son deseos necios mientras no van acompañados por la diligencia que obliga a estudiar o a entrenar para lograr el objetivo anhelado. 

Una vez escuché decir que los cementerios están llenos de genios de la música, de las artes, el deporte y las ciencias que no lograron serlo porque se quedaron solo como promesas. No se comprometieron en desarrollar con esfuerzo su talento natural y así adquirir destreza y conocimiento mientras vivían. Al final, un sabio «obra con conocimiento» y produce fruto, mientras que el necio solo hará gala de una grandeza que es solo deseo subjetivo que se evapora al toparse con la realidad.

El sabio es aquella persona que, como dijo Jesús, «oye la palabra y la entiende» (Mt 13:23a). Nuestra primera responsabilidad es huir de la necedad ignorante a la sabiduría que surge de la obediencia a la Palabra de Dios porque, «El que desprecia la palabra pagará por ello, pero el que teme el mandamiento será recompensado» (Pr 13:13). Una vida sabia no es una vida llena de deseos incumplidos, sino una vida esforzada y entendida, transformada por la obra de Cristo. Una vida llena de logros para la gloria de Dios porque, «sí da fruto y produce, uno a ciento, otro a sesenta y otro a treinta por uno» (Mt 13:23b).

​José «Pepe» Mendoza es el Director Editorial en Coalición por el Evangelio. Sirvió como pastor asociado en la Iglesia Bautista Internacional, en República Dominicana, y actualmente vive en Lima, Perú. Es profesor en el Instituto Integridad & Sabiduría, colabora con el programa hispano del Southern Baptist Theological Seminary, y también trabaja como editor de libros y recursos cristianos. Está casado con Erika y tienen una hija, Adriana. Puedes seguirlo en Twitter.

Los dones espirituales: ¿han cesado o no?

Coalición por el Evangelio

Los dones espirituales: ¿han cesado o no?

JOSÉ MERCADO • JOSÉ «PEPE» MENDOZA • FABIO ROSSI

En los últimos años ha surgido confusión respecto a los dones del Espíritu Santo, y particularmente una controversia sobre la vigencia de algunos de ellos.

¿Qué son los dones espirituales? ¿Quién los da y cómo los recibimos? ¿Por qué decimos que hay dones extraordinarios? ¿Han cesado o siguen vigentes? De esto y más conversaremos en este episodio con el pastor Joselo Mercado.

José (Joselo) Mercado es miembro del concilio de Coalición por el Evangelio. Oriundo de Puerto Rico, renuncia a su carrera de consultoría en el año 2006 para ingresar al colegio de pastores de Sovereign Grace Ministries. Es el pastor principal de la Iglesia Gracia Soberana en Gaithersburg, Maryland. Joselo completó su Maestría en Artes en estudios teologícos en SBTS, y está casado con Kathy Mercado y es padre de Joey y Janelle. Puedes encontralo en Facebook y Twitter.

Decadencia espiritual

Coalición por el Evangelio

Decadencia espiritual

Reflexión

JOSÉ “PEPE” MENDOZA

Isaías 1-5 y 1 Corintios 2-3

“Oigan, cielos, y escucha, tierra,
Porque el Señor habla:
‘Hijos crié y los hice crecer,
Pero ellos se han rebelado contra Mí.
El buey conoce a su dueño
Y el asno el pesebre de su amo;
Pero Israel no conoce,
Mi pueblo no tiene entendimiento’”
(Isaías 1:2-3).

Los escándalos de corrupción están a la orden del día. La corrupción se manifiesta de diferentes formas tanto en el ambiente privado como en el público, defraudando millones o en detalles ínfimos. Sin embargo, de los actos de corrupción que más me llaman la atención son de aquellos en donde los funcionarios esquilman una empresa, usando sus recursos para sus propios beneficios, tomando de forma ilegal lo que no les pertenece. Algunos funcionarios han alegado que todo lo hicieron de forma transparente y bajo contrato, pero las evidencias dejan mucho que pensar.

Nosotros podríamos pensar que se trata de meros sinvergüenzas y sin escrúpulos. Sin embargo, después de leer algunos currículos de esos corruptos, me doy cuenta de que se trata de profesionales sumamente capaces, líderes que durante años ocuparon cargos de absoluta responsabilidad en empresas y organismos de primera línea. Lo que parece que fue un elemento común en todos ellos fue que perdieron los estribos al no tener que rendirle cuenta a nadie de lo que estaban haciendo. Aunque sus gastos debían ser revisados por auditores y organismos de contabilidad internos, muchos se las ingeniaron para esquivar esos controles y terminar perdiendo el control ellos mismos.

Esta terrible decadencia se observa en todos los terrenos del quehacer humano. En todas aquellas áreas en las que las personas pueden obtener algo sin tener que rendir cuentas a nadie, o no querer rendir cuentas a nadie, siempre existirá la posibilidad de que el ser humano pueda entrar en decadencia llevándose consigo todo y a todos los que le rodean.

La historia universal está plagada de momentos decadentes producto de hombres y mujeres que perdieron la capacidad de contención, que evitaron oír las voces de sus conciencias y también las voces autorizadas de aquellos que con razón les llamaban la atención. Esas fueron las circunstancias que están detrás del pueblo y las autoridades a las que están dirigidas las profecías de Isaías. El profeta escribió durante la decadencia del pueblo de Judá. Sus advertencias y observaciones nos pueden dar luces acerca del terrible proceso de deterioro espiritual que acontece cuando dejamos de lado las advertencias de Dios y de nuestros semejantes.

Judá se sabía pueblo de Dios, pero había olvidado quién era el Dios a quien decían seguir con fidelidad, y cuáles eran las características de las demandas del Señor a quien decían obedecer. Sería bueno considerar las señales que Isaías presentó hace 2,700 años como advertencias en el camino, para evitar caer también en la descomposición espiritual:

Mientras más profunda es la rebeldía del pueblo, más es la abundancia de ritos, ofrendas, y sacrificios con el fin de tratar de conquistar a un Dios a quien no quieren someterse. 

1. El aumento exponencial de la religiosidad. Puede parecer extraño, pero mientras más profunda es la rebeldía del pueblo, más es la abundancia de ritos, ofrendas, y sacrificios con el fin de tratar de conquistar a un Dios a quien no quieren someterse. El Señor les decía a través del profeta: “¿Qué es para Mí la abundancia de sus sacrificios?… No traigan más sus vanas ofrendas… ¡No tolero iniquidad y asamblea solemne!” (Is. 1:11-13).

Yo escucho mucho como los cristianos de hoy juzgan la validez de su fe por lo prolongado y multitudinario de sus ritos religiosos. Si ellos ven que sus servicios son numerosos, si los cantos y las homilías son aceptables y grandilocuentes, entonces pareciera que todo anda muy bien. Sin embargo, ya Isaías demostró que el aumento de la religiosidad nunca estará en directa proporción con el apogeo espiritual.

Una religiosidad que se convierte en un fin en sí misma, es como la sal que no sirve para nada cuando pierde su capacidad preservadora. Por eso es que el Señor pregunta asombrado: “Cuando vienen a presentarse delante de Mí, ¿Quién demanda esto de ustedes, de que pisoteen Mis atrios?” (Is. 1:12). Si no sabemos qué es lo que realmente demanda el Señor aparte de los rituales, entonces debemos volver a empezar con el ABC del evangelio antes de caer por la pendiente de la decadencia espiritual.

2. El olvido de la rectitud. La abundante religiosidad judía no producía el cambio de corazón que se suponía debía traer consigo. Isaías tiene que proclamar con mucho dolor el absoluto cambio de valores del pueblo más religioso de la tierra: “¡Ay de los que llaman al mal bien y al bien mal, Que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, Que tienen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo!” (Is. 5:20). Como podemos observar, una vez más, una saludable religiosidad no es la clave para una saludable moralidad.

El profeta proclama que Judá estaba perdiendo de vista su identidad de pueblo de Dios para convertirse en un grupo humano lleno de seres egoístas e incapaces de percibir las demandas comunitarias del Señor y del amor al prójimo: “¡Ay de los que juntan casa con casa, Y añaden campo a campo Hasta que no queda sitio alguno, Para así habitar ustedes solos en medio de la tierra!” (Is. 5:8). Por lo que podemos observar, ellos habían perdido de vista los ingredientes de una vida recta que se resumen en la compasión y la justicia. Por lo tanto, el Señor les demandaba a volver a aprender lo que se supone eran los principios fundamentales del pueblo de Dios: “Aprendan a hacer el bien, Busquen la justicia, Reprendan al opresor, Defiendan al huérfano, Aboguen por la viuda” (Is. 1:17). La justicia y la compasión, más que la religiosidad y el ritualismo, son señales claras de apogeo espiritual.

La justicia y la compasión, más que la religiosidad y el ritualismo, son señales claras de apogeo espiritual. 

3. El pasar por alto sus verdaderos problemas. Aunque el pueblo estaba contento con sus rituales y su religiosidad, a su alrededor todo era destrucción a la que simplemente le daban las espaldas. Isaías entonces no duda en levantar la voz, por mandato de Dios, para que ellos puedan visualizar una realidad que se negaban a ver: “La tierra de ustedes está desolada, Sus ciudades quemadas por el fuego, Su suelo lo devoran los extraños delante de ustedes, Y es una desolación, como destruida por extraños” (Is.1:7). Mientras ellos no se tomen el tiempo y trabajo para reconocer y no pasar por alto su propia realidad, entonces el Señor tampoco considerará todo esa religiosidad como una expresión real, sino como una señal más del desvarío del corazón humano. Por eso les dice, “Cuando extiendan sus manos, Esconderé Mis ojos de ustedes. Sí, aunque multipliquen las oraciones, No escucharé. Sus manos están llenas de sangre” (Is. 1:15).

5. La intromisión de costumbres ajenas aborrecidas por Dios. Siempre habrá algo o alguien que quiera sustituir a Dios y sus mandamientos. Por ejemplo, Judá se vio invadida por costumbres foráneas que la desviaba de su comunión con el Dios de Israel: “Ciertamente has abandonado a Tu pueblo, la casa de Jacob, Porque están llenos de costumbres del oriente, Son adivinos como los Filisteos, Y hacen tratos con hijos de extranjeros” (Is. 2:6). Me pregunto, ¿de dónde vienen las costumbres que desvían a la iglesia de los propósitos de Dios? Cuando la iglesia pierde de vista el evangelio y su identidad bíblica, entonces, desde el mundo de los negocios hasta las escuelas psicológicas, pasando por filosofías y supercherías, muchos serán los modos de pensamiento que están esperando ganarse el espacio esencial que la falta de evangelio e identidad bíblica han dejado en la iglesia.

He usado la palabra esencial para evitar suspicacias. Creo que debemos aprender de todo lo que hay en nuestro alrededor, pero siempre guardando la esencia de nuestra fe, sus propias bases bíblicas y evangélicas que son inamovibles e inmodificables. Como decía el apóstol Pablo: “Conforme a la gracia de Dios que me fue dada, yo, como sabio arquitecto, puse el fundamento, y otro edifica sobre él. Pero cada uno tenga cuidado cómo edifica encima. Pues nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto, el cual es Jesucristo” (1 Cor. 3:10-11).

6. La falta de liderazgo capacitado y sensible. Así como el ejecutivo que cayó producto de su codicia y no de su ignorancia, así también Judá empezó a perder su liderazgo más experimentado. Al perder sus raíces en Dios y la Escritura, Judá perdió su capacidad de continuidad. Al renunciar a sus valores, imperó la novedad y, por lo tanto, los novedosos. Así lo dijo el Señor: “Porque el Señor, Dios de los ejércitos, quitará de Jerusalén y de Judá El sustento y el apoyo: todo sustento de pan Y todo sustento de agua; Al poderoso y al guerrero, Al juez y al profeta, Al adivino y al anciano… Les daré muchachos por príncipes, Y niños caprichosos gobernarán sobre ellos” (Is. 3:1-2,4).

El hablar de “muchachos” en el liderazgo no es un menosprecio a la juventud. No se trata de un tema de edad, sino de la inexperiencia y la falta de conocimiento y práctica que solo la edad y el tiempo traen consigo. La historia de Judá no nos dice que fue gobernada por “niños”, sino que sus autoridades empezaron a actuar como adolescentes ignorantes, sujetos a sus propias ideas y pasiones. Isaías lo ejemplifica muy claramente cuando dice, “¡Ay de los sabios a sus propios ojos e inteligentes ante sí mismos!” (Is. 5:21).

¿Cómo vemos nuestra relación con Dios? ¿Hay cierto cumplimiento ritual, pero también alguna visita “inocente” a la Tarotista de moda? ¿Hay golpes de pecho que nunca producen un cambio sustancial en la vida? ¿Somos fieles en los ritos pero ligeros con nuestra moralidad? ¿Hemos olvidado las más sencillas normas de vida cristiana? ¿Seguimos lo novedoso y creemos que lo viejo es caduco solo por ser antiguo? ¿Quién es Dios? ¿Qué espera Él de ti? Tómate un tiempo para tratar de responder estas preguntas en lo profundo de tu corazón.

Desechemos la presunción espiritual y vayamos en arrepentimiento a Dios, quién está dispuesto a perdonarnos, pero no a negociar su santidad y la verdad eterna de su Palabra. 

No creas que Dios pasará por alto tus respuestas a estas preguntas. Desechemos la presunción espiritual y vayamos en arrepentimiento a Dios, quién está dispuesto a perdonarnos, pero no a negociar su santidad y la verdad eterna de su Palabra. Las palabras de Isaías todavía resuenan con plena autoridad: “Lávense, límpiense, Quiten la maldad de sus obras de delante de Mis ojos. Cesen de hacer el mal… ‘Vengan ahora, y razonemos’, Dice el Señor, ‘Aunque sus pecados sean como la grana, Como la nieve serán emblanquecidos. Aunque sean rojos como el carmesí, Como blanca lana quedarán. Si ustedes quieren y obedecen, Comerán lo mejor de la tierra. Pero si rehúsan y se rebelan, Por la espada serán devorados’. Ciertamente, la boca del Señor ha hablado” (Is. 1:16,18-20

Si evitamos la decadencia complaciente, el Señor podrá hacernos entender una de sus más bellas promesas: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han entrado al corazón del hombre, son las cosas que Dios ha preparado para los que Lo aman” (1 Cor. 2:9). Este es uno de los pasajes que más he repetido públicamente porque considero que es la declaración más maravillosa de Dios con respecto a su deseo de que trascendamos más allá de lo que somos o podemos lograr con nuestro propio esfuerzo.

Todo lo que Él tiene preparado para el que le ama está por encima de su propia comprensión y expectativa. Abraham había perdido la esperanza de ser padre, David nunca imaginó ser rey, Moisés había dado por terminada su carrera como líder después de su fracaso en Egipto, Pedro soñaba con ser pescador como sus antecesores, Pablo nunca hubiera imaginado que sería cristiano, y podríamos añadir un largo etcétera con miles de personajes de la historia de la fe. ¿Podemos limitar a Dios? Imposible. Él no descansa en tus experiencias personales, no se encuadra en tus conocimientos. Todos tus sueños juntos (aun los más descabellados) no determinan las posibilidades de Dios para contigo.

Escuchemos la voz de Dios, busquemos su voluntad, y tengamos la valentía para salir de lo convencional y lo acostumbrado, para dejarle a Dios el camino expedito para que nos demuestre todo lo mucho que Él puede hacer con lo poco que somos nosotros.

José “Pepe” Mendoza es el Director Editorial en Coalición por el Evangelio. Sirvió como pastor asociado en la Iglesia Bautista Internacional, en República Dominicana, y actualmente vive en Lima, Perú. Es profesor en el Instituto Integridad & Sabiduría, colabora con el programa hispano del Southern Baptist Theological Seminary, y también trabaja como editor de libros y recursos cristianos. Está casado con Erika y tienen una hija, Adriana. Puedes seguirlo en twitter

Recuerda el evangelio: Una reflexión sobre el pecado de Ravi Zacharias

Coalición por el Evangelio

Recuerda el evangelio: Una reflexión sobre el pecado de Ravi Zacharias
Escrito por: FABIO ROSSI • JAIRO NAMNÚN • JOSÉ “PEPE” MENDOZA • JOSUÉ BARRIOS

Ravi Zacharias International Ministries (RZIM) publicó el día de ayer un extenso reporte de 12 páginas confirmando el resultado de investigaciones privadas sobre la vida del reconocido ministro y apologista. El reporte, que contiene información detallada de sus actos y que recomendamos leer con la discreción del caso, revela que por muchos años Ravi Zacharias vivió una doble vida que escondía su verdadero carácter a los ojos de su familia, sus colegas de ministerio y el público en general. 

RZIM expresó estas palabras en una carta pública difundida ayer:

“Ravi utilizó una amplia serie de medidas para ocultar su conducta de su familia, compañeros y amigos. Sin embargo, también reconocemos que en situaciones de abuso prolongado, a menudo existen problemas significativos de estructura, política y cultura interna… Nuestro personal, nuestros donantes y el público confiaron en nosotros para que mentoreáramos y supervisáramos a Ravi Zacharias y nos aseguráramos de que rindiera cuentas, y en esto hemos fallado”.

Estos hechos han traído consternación y dolor al pueblo evangélico en el mundo entero, considerando que el ministerio que lideró Zacharias es la organización de apologética más extensa en el mundo. Este reporte llega después de varios meses de revuelo dentro de la organización, luego de que el apologista –quien falleció en mayo del 2020– fuese acusado recientemente de sostener relaciones impropias con otras mujeres, sumándose a otras denuncias hechas años atrás por conductas desviadas y abusivas.

Queremos expresar nuestro profundo dolor por lo ocurrido. Lamentamos la realidad del pecado en la vida de Ravi, condenamos los actos descritos en el reporte y oramos por consuelo y fortaleza para la familia, la restauración de las víctimas y también por todas las decisiones que deberán tomar las autoridades del ministerio.

Consideraciones para nuestras vidas y ministerios

¿Cómo podemos reflexionar con respecto a todo esto? Aquí te compartimos algunas consideraciones para nuestras vidas y ministerios.

Debemos ser cuidadosos en nuestro caminar cristiano, teniendo presente tres consejos importantes y milenarios de los apóstoles Pablo, Pedro y Juan. Son consejos inspirados por el Espíritu Santo para bendición y cuidado de nuestras vidas. 

En primer lugar, no busquemos ocultar nuestra realidad personal ante los demás. Por el contrario, busquemos la ayuda necesaria para dejar la vida vieja y caminar en la nueva con libertad. El apóstol Pablo dijo: 

“Dejen de mentirse los unos a los otros, puesto que han desechado al viejo hombre con sus malos hábitos y se han vestido del nuevo hombre, el cual se va renovando hacia el nuevo conocimiento, conforme a la imagen de Aquel que lo creó… Cristo es todo, y en todos” (Colosenses 3:9-11).

Hace tan solo unos años, el mismo Ravi llegó a decir que “Aquellos de ustedes que me conocen en público no tienen idea de cómo soy en privado”. Esta es una verdad teológica que todos podemos reconocer, ya que todos somos culpables de pecado privado. A la vez, a la luz de los acontecimientos recientes sabemos que estas palabras ocultaban mucho más de lo que parecía. Esto no debe ser así entre los hijos de Dios. Aunque todavía luchamos con el pecado, la integridad, la verdad, la sinceridad son piedras y señales del camino angosto de la libertad en Cristo.

En segundo lugar, Pedro nos recomienda que seamos valientes al buscar caminar siempre en la voluntad de Dios. Él dijo:

“Por tanto, puesto que Cristo ha padecido en la carne, ármense también ustedes con el mismo propósito, pues quien ha padecido en la carne ha terminado con el pecado, para vivir el tiempo que le queda en la carne, ya no para las pasiones humanas, sino para la voluntad de Dios” (1 Pedro 4:1-3).

Todos somos tentados con tentaciones similares a aquellas que hoy sabemos que Ravi decidió ceder. El leer estos sucesos debe llevarnos a reflexionar en la necesidad de vivir para Dios en cada decisión que tomamos. La santidad personal, la vida de piedad y felicidad que todos anhelamos, el escuchar “buen siervo fiel al final” tiene que ver con una serie de pequeñas decisiones que se van tomando; algunas sencillas, muchas muy duras, todas eternas. Cuando sintamos la tentación a esa segunda mirada, a esa pequeña mentira, a ese repetido descuido, recordemos el precio de ceder a las pasiones carnales y lo glorioso de rendirnos a la voluntad de Dios.

Finalmente, el apóstol Juan nos exhorta a que decidamos vivir en la luz de la comunión con Dios y con nuestros hermanos, huyendo de la oscuridad en donde podemos esconder nuestra maldad. Él dice:

“Si decimos que tenemos comunión con Él, pero andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad. Pero si andamos en luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesús Su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:6-7).

La vida cristiana no se puede vivir con integridad de manera solitaria. Todos nosotros necesitamos la corrección que otras personas puedan traer a nuestras vidas en el contexto de la vida de la iglesia. En el caso de Ravi, ahora es evidente una falta de transparencia y rendición de cuentas. Este hecho lamentable nos recuerda que una vida de comunión transparente con Dios y la iglesia es una vida donde al pecado se le dificulta florecer. 

Dios permanecerá

A raíz del pecado descubierto de Ravi Zacharias muchos condenarán nuestra fe y blasfemarán de nuestro Dios. Otros estarán decepcionados y posiblemente se alejarán del Señor. Otros quizás se sentirán profundamente traicionados y tendrán dificultad para confiar en sus líderes y pastores.

Volvemos a darnos cuenta de que Jesucristo fue a la cruz para poder pagar con su propia sangre por nuestros pecados horrendos.  La sombra de la cruz recae sobre todos nosotros sin distinción alguna. La cruz declara nuestra culpabilidad delante de Dios. 

El evangelio nos recuerda que hemos sido comprados por precio para vivir en novedad de vida para la gloria de Dios. La Palabra de Dios nos anima al saber que estamos en paz con Dios, el Espíritu Santo habita en nosotros, nuestro Señor Jesucristo ha prometido estar con nosotros todos los días, tenemos libre acceso al Padre y el Señor nos ha colocado en una comunidad cristiana en donde podemos sobrellevar los unos las cargas de los otros. La cruz no es un símbolo de derrota, sino de victoria porque Cristo pagó por nuestros pecados y nos otorgó la redención, venció a la muerte y resucitó de entre los muertos para que nosotros vivamos por Él una vida nueva. ¡Bendito evangelio! ¡No lo olvidemos ni por un segundo!

No sabemos cómo te encuentras tú al momento de leer esta nota, pero hay algo que sí sabemos: Aunque los hombres fallen y caigan, Dios siempre permanecerá y su iglesia prevalecerá. Pon tus ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe. Recuerda que vivimos en un mundo quebrantado por el pecado y bajo el ataque constante de un enemigo feroz, así que camina con el gozo de la salvación puesto delante de ti, y corre la carrera sabiendo que nuestro Dios sigue sentado en su trono. Estas verdades eternas son las que nos ayudarán a soportar las pruebas y salir victoriosos (He 12:1-2).

Fabio Rossi sirve como Director Ejecutivo en Coalición por el Evangelio, estando a cargo de la administración general del equipo de trabajo, liderando todas nuestras iniciativas y supervisando el funcionamiento de nuestras diferentes plataformas. También sirve como Anciano Pastor en la Iglesia Centro Bíblico El Camino, en la Ciudad de Guatemala, donde vive junto a su esposa Carol, y sus dos hijos.

Jairo Namnún sirve como Director de Coaliciones Internacionales, y colabora de cerca con el equipo de Coalición por el Evangelio. Es parte del liderazgo de la Iglesia Bautista Internacional en República Dominicana, y tiene estudios en el Southern Baptist Theological Seminary (MATS, M.Div). Está casado con Patricia y tienen tres hijos. Puedes encontrarlo en Twitter.

​José “Pepe” Mendoza es el Director Editorial en Coalición por el Evangelio. Sirvió como pastor asociado en la Iglesia Bautista Internacional, en República Dominicana, y actualmente vive en Lima, Perú. Es profesor en el Instituto Integridad & Sabiduría, colabora con el programa hispano del Southern Baptist Theological Seminary, y también trabaja como editor de libros y recursos cristianos. Está casado con Erika y tienen una hija, Adriana. Puedes seguirlo en twitter.

El bautismo y la tentación de Jesús

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El bautismo y la tentación de Jesús

R. C. Sproul

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Hemos mencionado que los Evangelios nos dan poca información acerca de los primeros años de la vida de Jesús.  Oímos de su infancia. Lo vimos en el templo cuando tiene solo 12 años y luego la próxima vez que vemos a Jesús es cuando viene al río Jordán para ser bautizado por Juan y Él ya tiene 30 años.

Ahora, la Biblia nos dice que Él creció como hijo de José y María, y que presuntamente se crió en un ambiente de carpintero. Y eso nos puede puede llegar a confundir un poco. Es fascinante que cuando nos fijamos en las enseñanzas de Jesús, en las parábolas que enseña, por ejemplo, que Él continuamente ilustra su material tomando de los patrones normales de la vida de su época con muchas, muchas referencias a la agricultura.

Pero la referencia número uno en las enseñanzas de Jesús de imágenes extraídas de la sociedad de su tiempo viene del campo de la albañilería.

Y eso podría sorprendernos un poco, porque no nos imaginamos a Jesús como parte del negocio de la construcción, sino más bien que había sido un carpintero. Pero ahí está el asunto. El carpintero en esos días no era simplemente un ebanista o uno que trabajaba con madera, sino que era principalmente un constructor,  y era una tarea bastante ardua donde los árboles eran talados por el carpintero y los dejaban listos para los bloques de madera; y  se usaban grandes piedras para la construcción y tareas similares.

Y en esos días, no se contaba con un equipo sofisticado que ahorra esfuerzo, tales como los que tenemos hoy. Así que, la suposición de los historiadores es que Jesús, debido a este tipo de ambiente durante su juventud, habría sido bastante fuerte y un ser humano bastante firme.

Él, probablemente, habría sido muy musculoso como resultado de la profesión en la cual Él mismo había sido entrenado. Bueno, en todo caso, hemos visto parte de la importancia del bautismo de Jesús en el sentido de que vino, se presentó a sí mismo a Juan en el río Jordán y Juan protestó en contra de bautizar a Jesús, sino que, quería que Jesús lo bautizara a él.

Y, recordamos que Jesús dijo: “Permítelo ahora; porque es conveniente que cumplamos así toda justicia”. Y ahí está la importancia del bautismo al Jesús estar dispuesto a someterse voluntariamente a cada dimensión de la ley de Dios.

Pero hay otro elemento importante que tenemos que entender con relación a su bautismo. Porque se nos dice que en el momento de su bautismo el Espíritu Santo desciende del cielo en forma de paloma sobre Cristo.

Esta es su ordenación; esta es la comisión Divina de su vocación mesiánica. Esto sucede cuando el Espíritu del Señor viene sobre Él para que venga a ser el ungido de Dios o el «Christos» de Dios, porque el título “Cristo” significa “el ungido”.  Así que Jesús es ahora ungido para el ministerio y Él es ordenado por Dios y apartado para empezar la vocación para la cual Él había sido enviado al mundo en primer lugar.

Ahora el otro elemento en el registro del bautismo que es importante es que se nos ha dicho que Dios habló de manera audible desde el cielo en esta ocasión.  Existen tres oportunidades en el Nuevo Testamento donde tenemos el registro de Dios hablando audiblemente. Y en cada una de esas ocasiones, el mensaje es esencialmente el mismo, como veremos. Es un anuncio desde el cielo declarando que Jesús es su hijo. Así que, leemos en el relato que cuando la paloma desciende sobre Jesús y la voz viene del cielo, la voz anuncia esto: «Tú eres mi hijo amado, en ti me he complacido”.

Y luego las Escrituras nos dicen que inmediatamente después de su bautismo, el mismo Espíritu que lo ha ungido, el mismo Espíritu que ha descendido sobre Él, ahora lo impulsa al desierto para ser tentado por Satanás durante 40 días. Y lo que sigue en el registro del Evangelio es la historia de la tentación de Cristo.

Ahora, ustedes recordarán que al inicio de esta serie, “Del polvo a la gloria», consideramos el período de prueba de Adán y Eva cuando estaban en el jardín y cómo ellos fueron atacados por la serpiente. Y la serpiente se impuso sobre ellos y logró que pecaran.

Y uno de los temas más importantes del Nuevo Testamento con respecto a Jesús es que Él, en su oficio mesiánico, tiene que cumplir muchas responsabilidades, una de las cuales es satisfacer el papel del segundo Adán o el nuevo Adán, el representante de una nueva humanidad, y lograr la victoria donde el primer Adán fue derrotado.

Y así, en favor de su pueblo, es como si Jesús fuera llevado de nuevo al lugar de la tentación y es sometido a esta rigurosa prueba.  Es como una prueba de fuego a través de la cual debe pasar con el fin de estar calificado para hacer público su ministerio.  Así que su primera misión no es una misión pública, sino una misión privada llevada a cabo en la arena desolada del desierto de Judea.

Y si alguno de ustedes alguna vez ha tenido la oportunidad de visitar la Tierra Santa, dudo que jamás puedan olvidar la impresión visual del desierto de Judea, donde la única flora y fauna oriunda incluye conejos salvajes, serpientes, escorpiones, y un puñado de aves.  Eso es todo. Es uno de los pedazos de tierra más intimidantes y desolados en este planeta.

Y fue en ese ambiente que el Espíritu de Dios llevó a Jesús para estar solo. Ahora, he hablado muchas veces sobre las comparaciones y contrastes que existen entre la tentación de Adán y la tentación de Jesús.

Recuerden el entorno en el que Adán y Eva fueron tentados. El lugar o el escenario del ataque de la serpiente contra ellos fue en un jardín magnífico, frondoso y paradisiaco.

Ellos fueron atacados y embestidos por Satanás en medio de una experiencia donde les fue dado el privilegio de comer libremente de todo fruto de los árboles del jardín. Sin embargo, el escenario de la tentación de Cristo es en este desierto desolado y en medio de un ayuno de 40 días donde no le estaba permitido comer nada.

Cuando Adán fue tentado, contó con el valioso apoyo de una compañera, una ayuda idónea que había sido diseñada especialmente para él para animarle, para apoyarlo. Jesús soporta el ataque de Satanás solo. Piensen en sus propias vidas y piensen cuán fuerte es tu resistencia al pecado cuando están solos o cuando tienen personas que los pueden apoyar.

Así que, vemos estos contrastes contundentes entre el primer Adán y el segundo Adán. La situación es completamente distinta. Sin embargo, lo que se destaca para mí, que no quiero que olvidemos, es el punto de comparación, el punto de similitud entre la tentación de Adán y la tentación de Jesús.

Cuando Adán… cuando Adán y Eva estaban en su prueba, recordamos que la serpiente se acercó a Eva con una pregunta y esta era: «¿Conque Dios os ha dicho: ‘No comeréis de ningún árbol del huerto’?»

Bueno, por supuesto que Dios no había dicho eso, e inicialmente como dijimos antes, Eva al principio reprendió esta distorsión de la serpiente, dijo: ‘No, Dios no dijo eso. Él dijo de todos los árboles del jardín podemos comer con libertad’, etc.

Pero el asunto que quiero que recuerden es que el punto del ataque de Satanás en contra de nuestros padres originales era el tema de generar dudas sobre la autenticidad, la veracidad y la fiabilidad de la Palabra de Dios.

Ese fue el punto de ataque. Y cuando nos movemos a través de los siglos y vemos la revisitación de la serpiente al nuevo Adán, notamos que la estrategia de ataque es, en esencia, exactamente la misma.

¿Cómo Satanás lleva a cabo la tentación? Viene a Jesús con una pregunta, un tanto encubierta. Leemos estas palabras en el cuarto capítulo de Lucas: “Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan”.

Ahora, estamos bastante acostumbrados a pensar que la fuerza de esta tentación simplemente lidia con el hambre físico y natural de Jesús y que Satanás está tratando que rompa el ayuno, que “desayune”, que es justo lo que la palabra “des-ayuno” significa; es decir, que tome ventaja de su poder, que tome ventaja de sus prerrogativas como Hijo de Dios para convertir las piedras en pan y así pueda satisfacer las punzadas del hambre.

Pero hay algo mucho más significativo que pasa aquí.  Observen cómo la tentación se formula: «Si eres el Hijo de Dios”.

Bueno, así es como se ha traducido esa palabra “si”; y, creo que los traductores, creo, han captado correctamente, la fuerza de la declaración al traducirla «si». Debido a que Satanás está, obviamente, planteando la pregunta aquí,

«¿Eres realmente el Hijo de Dios? Y si de verdad eres el Hijo de Dios, entonces convierte estas piedras en pan. No tienes problemas». ¿Cuáles fueron las últimas palabras que conocemos que Jesús oyó en sus oídos humanos antes de ir a este lugar de desolación? ¿Recuerdan?

“Este es mi Hijo amado”. Dios le había hablado. Y por Su Palabra, Él había declarado que Jesús es su hijo. Y ahora el primer asalto contra su integridad y en contra de su misión es un asalto a la confianza, la fe y la seguridad de Jesús en la Palabra de Dios. «¿Estás seguro?» Es decir, la sugerencia es que si eres el Verbo – si eres el Hijo de Dios, ¿qué haces en un lugar cómo este? ¿Por qué estás hambriento? ¿Por qué estás solo? ¿Por qué estás en medio de esa privación? ¿Es esa la manera en que Dios trata a su hijo?

Seguramente tú no eres el Hijo de Dios. Es interesante para mí que Jesús entiende la importancia de la pregunta, lo cual podemos derivar de su respuesta.

Jesús le respondió diciendo: «Está escrito: ‘No solo de pan vivirá el hombre’», Supongamos ahora que Él solo se detuviera y dijera: «No, no puedo convertir estas piedras en pan porque estoy en medio de un ayuno. Y aunque es perfectamente legítimo en ocasiones normales desayunar, cuando estás en medio de este tipo de prueba eso no está permitido. Así que eso está bien conmigo. Puedo sobrevivir en estos días sin ningún tipo de alimento físico.

Si eso es lo que Dios quiere que haga. Después de todo, Satanás, el hombre no solo vive de pan». Pero luego Él termina con esta declaración: «Sino que de toda palabra que procede de la boca de Dios». Es como si Jesús está diciendo: «Soy el nuevo Adán. El primer Adán no duró mucho tiempo viviendo por la Palabra de Dios. Pero mi tarea, mi vocación es la de cumplir el destino y el propósito original de la raza humana de vivir sobre la base de cada palabra que sale de la boca de Dios.

¿Y qué es eso en comparación con el pan?» Entonces Jesús enfoca la pregunta en Su respuesta a Satanás, poniéndola en obediencia a la Palabra de Dios.

Ahora necesitamos entender eso porque espero que no estemos estudiando esta visión general de las Sagradas Escrituras, “Del polvo a la gloria», solo por un tipo de interés casual en un documento histórico.

Estoy convencido de que lo que estamos mirando aquí es nada menos que la Palabra escrita de Dios, y estamos obligados no solo a conocerla, sino a vivir por ella, de toda palabra que viene a nosotros de parte de Dios.

Entonces el diablo le llevó a un alto monte, y le mostró todos los reinos del mundo en un momento del tiempo. Y el diablo le dijo: “Todo este dominio y su gloria Te daré, pues a mí me ha sido entregado y a quien quiero se lo doy. Por tanto, si Te postras delante de mí (me adoras), todo será Tuyo”.

Respondiendo Jesús, le dijo: “¡Vete, Satanás! Porque escrito está: ‘Al Señor tu Dios adorarás, y solo a El servirás’”. Es como si Satanás estuviera diciendo: «Mira, si eres el Hijo de Dios, ¿por qué deberías tener que sufrir para ser rey? ¿Por qué deberías pasar por la humillación a fin de experimentar la exaltación? Te la puedo dar sin dolor, sin sufrimiento, sin humillación y sin que te conviertas en el Siervo Sufriente de Dios. Estoy a cargo de todos los reinos de este mundo. Puedo arreglar tu coronación de inmediato y todo lo que se requiere. No tienes que correr por ahí dándome obediencia servil todo el tiempo.

Solo una pequeña genuflexión aquí. Solo inclinarte por un segundo y te lo daré todo. Y así que no hay cruz, no hay Vía Dolorosa. No tienes que poner tu cara como un pedernal en dirección a Jerusalén”. Recuerden que en la confesión en Cesárea de Filipo, después de que Jesús pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que soy yo?»

Y Pedro dio su confesión, «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”. Y Jesús dijo: «Tú eres Pedro. Eres la roca y sobre esta piedra edificaré mi iglesia.»  Y unos minutos más tarde, Jesús le dice que él tiene que ir a Jerusalén y sufrir, morir.

Pedro dice: «De ninguna manera”. Jesús se dio la vuelta y dijo: «Apártate de mí, Satanás». Porque aquí viene de nuevo la oferta del reino sin sufrimiento. Pero lo que es significativo en la respuesta de Jesús es que Él dijo: «Está escrito”.

En las primeras dos tentaciones, en ambos casos, Él resiste las sugerencias de Satanás citando solamente la Palabra de Dios. Debido a que la frase, «Está escrito en las Escrituras» es simplemente un término técnico. Es un modismo que cada judío entendía que significaba lo mismo que las palabras “la Biblia dice”. No es solo es que está escrito en algún pergamino en alguna antología literaria.

Decir que está escrito significa que está escrito en la Santa Escritura. Y así Jesús está diciendo a Satanás: «No puedo hacer eso porque te acabo de decir que tengo que vivir de toda palabra que sale de la boca de Dios”.

Y la Palabra de Dios dice que no estamos para servir a nadie ni a nadie adorar más que a Dios. Tú no eres Dios, por eso no puedo hacer esto”.  Ahora es Satanás quien está frustrado. Y vamos a la tercera tentación: Él es llevado a Jerusalén, y lo puso sobre el pináculo del templo y le dijo:  “Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo, pues escrito está: ‘A sus ángeles te encomendará, y en las manos te llevarán’, no sea que tu pie tropiece en piedra’”.

Satanás es más sutil que cualquiera de los animales del campo. A Jesús le gusta citar la Sagrada Escritura. A Jesús le gusta armar su defensa apelando a la Biblia. Satanás conoce la Biblia.

Está cansado de oír a Jesús decir: «Está escrito. Está escrito». Satanás dice: «Oye, sé lo que la Biblia dice, “está escrito”. La Biblia dice que Él traerá a sus ángeles y los mandará sobre ti para que no tropieces con tu pie en piedra. Así que vamos a ver si la Palabra de Dios es verdad.

Vamos a ver si lo que allí “está escrito” realmente va a pasar. Deja que te arroje desde el pináculo del templo y vamos a esperar que los ángeles te atrapen. Veamos si la Biblia es verdad.»

Ahora Jesús dice: «Pero Satanás, no solo tenemos que creer en la naturaleza de la autoridad bíblica, sino que también tenemos que entender la hermenéutica correcta, las normas de interpretación de la Biblia. Y la regla básica general de la interpretación Bíblica es que la Escritura interpreta a la Escritura y nunca se debe usar una porción de la Escritura en contra de otra porción de la Escritura.

Y lo que me has dado es solo una parte de lo que dice la Biblia. Sí, la Biblia dice que a los ángeles encomendará, que se harán cargo de mí y todo lo que la Biblia dice, pero también dice, ‘No tentarás al Señor tu Dios. No puedes poner al Señor a prueba’.

Y si salto de este templo, estoy poniendo a prueba a Dios y no se me permite hacer eso. En realidad, Satanás, lo que se supone que tengo que hacer es confiar sin saltar que Dios, de hecho, cumplirá su palabra». Cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de Él por un tiempo.

Jesús es victorioso y una de las cosas que me parece tan maravillosa de esta historia es que después de que Jesús resiste todas las tentaciones de Satanás y Satanás se marcha, la primera cosa que sucede es que los ángeles de Dios aparecen y le ministran. Por lo cual Dios muestra la prueba de su propia Palabra.

Los ángeles estuvieron allí todo el tiempo. Jesús no tenía que saltar del templo y la Palabra de Dios se cumplió cuando llegaron los ángeles y le ministraban.

R.C. Sproul es el fundador de Ligonier Ministries, el maestro principal de la programación de radio Renewing Your Mind, y el editor general de la Biblia de estudio Reformation

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Los primeros años de la vida de Jesús

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Los primeros años de la vida de Jesús

R. C. Sproul

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En una universidad donde solía enseñar, a los estudiantes se les tomaba un examen de admisión acerca de su conocimiento de la Biblia.  Y las preguntas eran básicamente simples, pero estaban diseñadas para ver cuánto entendimiento de las Escrituras tenían los estudiantes al entrar a su experiencia universitaria.  Y nunca olvidaré a un estudiante, cuando enseñaba allí, a quien se le pidió que nombrara los cuatro evangelios, escribió en su hoja Mateo, Marcos, Lutero y Juan.

Es interesante preguntar, en primer lugar, ¿por qué hay cuatro evangelios?  Parecería que todo lo que haría falta sería que nos dieran un recuento de la vida de Cristo en el Nuevo Testamento, una descripción biográfica de su persona y de su obra, y, sin embargo, le agradó a Dios darnos cuatro recuentos de la vida y el ministerio de Cristo.

Y de esos cuatro, tres son llamados sinópticos o evangelios sinópticos y los tres evangelios sinópticos son Mateo, Marcos y Lucas. Juan no es considerado un evangelio sinóptico, y muchas personas, con frecuencia, se preguntan por qué.  Bueno, la razón es que los evangelios sinópticos son llamados así por que nos dan, básicamente, una sinopsis o un resumen de la vida de Jesús, mientras que el evangelio de Juan está mucho más orientado a la teológía, y casi todo su evangelio se dedica a la última semana de la vida de Jesús, porque enfatiza mucho su pasión, su sufrimiento y su muerte temas así.

Pero aún este término, “sinóptico”, es un poco engañoso, ya que los evangelios no son biografías completas. Y una de las cosas que notamos, aún en los sinópticos, los evangelios sinópticos, es que tenemos poca información sobre la infancia de Jesús.

Lucas nos da una buena cantidad de información sobre su nacimiento y los primeros años de su infancia,  pero aparte de estos relatos breves de la infancia que tenemos, la única referencia que existe de la infancia de Jesús está en su visita al templo cuando sube para prepararse para su Bar Mitzvah.

Pero el resto de los años de la niñez de Jesús y aún el inicio de su adultez     son desconocidos para la Iglesia. Y esta es una de las razones por las que, en el siglo II, parte de la literatura gnóstica que surgió trató de llenar los espacios en blanco y trató de recuperar, por así decirlo, para los lectores, los años desconocidos de Jesús. Y tenemos algunos libros muy extraños que fueron escritos, como el evangelio de Tomás y otros que nos han dado una visión bastante rara de Jesús.

Por ejemplo, en uno de esos evangelios apócrifos sobre la vida de Jesús, se cuenta la historia de Jesús como un niño pequeño, y que él está solo, y no tiene con quien jugar, por lo que llega hasta el lodo y moldea algunas aves de barro y les hace algo como un “click” a las figuras y cobran vida.

Y Jesús está realizando todas estas hazañas frívolas de poder sobrenatural y cosas así, y esa es una de las razones por las que estas historias no son creíbles en absoluto. Pero los evangelios sinópticos nos dan un poco de información sobre la infancia de Jesús, y eso es lo que quiero que veamos en este segmento hoy.  Ahora bien, una de las características más importantes del evangelio de Lucas es que Lucas sí contiene algunas observaciones interesantes sobre la infancia de Jesús.

Él nos dice al inicio de su evangelio que emprendió un programa de investigación al buscar testigos, y la tradición dice que él entrevistó a María y que aprendió mucho de los primeros años de Jesús por la madre de Jesús. Por eso María figura de forma tan prominente en los relatos del nacimiento en el evangelio según Lucas.

Pero el otro aspecto de estas narrativas de la infancia que encuentro particularmente fascinante, es la inclusión de canciones.  Tenemos el cántico de Zacarías, que es llamado “el Benedictus”; tenemos el cántico de María, que es llamado “el Magnificat”; tenemos el canto, el cántico, por ejemplo, de Simeón que ha sido llamada el “Nunc Dimittis”, y los títulos de estas canciones se derivan de las primeras palabras de las canciones como aparecen en la antigua versión Vulgata de la Biblia, la versión en latín de la Biblia.

Por ejemplo, “el Magnificat” empieza: «Mi alma magnifica al Señor», y eso se remonta al latín y de ahí es de donde se obtiene ese término. Pero hay algo significativo en todo esto. Si recordamos la historia del Antiguo Testamento, hay esos momentos, particularmente en los primeros días de la historia de Israel, donde nos encontramos también con algunas canciones magníficas.

Está el cántico de Moisés que celebra el Éxodo y el salmo de Miriam. Está el cántico de Débora en el libro de los Jueces. Y la razón por la que estos cánticos son importantes es porque en el período del Antiguo Testamento, cuando Dios visitó a su pueblo para llevarlo a un momento muy importante de liberación o redención, era costumbre para el pueblo registrar esta visita de la misericordia de Dios componiendo un cántico que la celebrara.

Y no vemos ningún lugar en la Escritura donde haya una mayor concentración de tales cánticos de victoria o cánticos de liberación como los que están registrados en el evangelio de Lucas con respecto a la visitación suprema de Dios, por la cual visita a su pueblo en la persona de su propio hijo.

Para mí es interesante también que, en el libro de Apocalipsis, y lo vemos en términos del futuro del pueblo de Dios, se da la promesa de que en ese día Dios dará a su pueblo un nuevo cántico.

Y una vez más, la importancia de esto es que ese cántico celebrará la victoria final de Dios y su acto definitivo de liberación. Bueno, tomemos un momento para ver un poco de esto, tal como está registrado en el Nuevo Testamento.

En primer lugar, brevemente, el cántico de María, “el Magnificat”. Solía enseñar un estudio bíblico sobre el libro de Lucas para mujeres, porque el evangelio de Lucas es llamado el «diario del hogar de las damas» de la Biblia, por la sencilla razón de que tenemos un registro en el evangelio de Lucas de más encuentros entre Jesús y mujeres de lo que encontramos en el resto de los evangelios juntos.

Y solía decir a las mujeres que estaban presentes en ese estudio de Lucas que les recomendaba encarecidamente y les instaba a memorizar “el Magnificat” porque es un cántico de alabanza tan fantástico que básicamente deberíamos poder recitarlo sin titubear.

Pero vamos a verlo brevemente, el cántico de María: «Mi alma engrandece al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la humilde condición de esta su sierva; pues he aquí, desde ahora en adelante todas las generaciones me tendrán por bienaventurada».

Si encontrase un paralelo en el Nuevo Testamento con el tema encontrado con frecuencia en los cuentos de hadas de la civilización occidental, lo encontraríamos aquí mismo. Ahora, no me malinterpreten. No pretendo sugerir que la narrativa aquí es un cuento de hadas, pero uno de los grandes temas de cuentos como Cenicienta es la historia de una joven que siendo campesina, es desechada, que es rechazada por sus pares y la hacen a un lado, sin otorgarle ninguna posición de ningún tipo, y ella anhela el día en que ella será reconocida o rescatada.

Y la historia se desarrolla cuando, he aquí, ella es la seleccionada por el príncipe. O la historia en la canción «Algún día mi príncipe vendrá», donde hay un sueño nostálgico por un príncipe encantador que va a venir y rescatar a la doncella de su oscuridad.

De nuevo, esto no es un cuento de hadas, pero el tema que encontramos aquí es que María está diciendo, ‘Mi alma, mi espíritu se regocija. Me regocijo desde lo más profundo de mi ser, porque Dios me ha considerado, me ha notado en mi humilde condición’.

Ahora, una de las razones por las que creo que sería muy útil para nosotros memorizar un cántico como este, es porque no es solo cierto para María.  Eso es cierto para cada uno de nosotros que hemos recibido la misericordia de Dios, porque en comparación con Dios, el estado en que estamos todos, es uno de pequeñez y, sin embargo, Dios ha condescendido y se ha rebajado para visitarnos con su amor y con su misericordia.

«Porque grandes cosas me ha hecho el Poderoso; y santo es su nombre. Y de generación en generación es su misericordia para los que le temen.  Ha hecho proezas con su brazo; ha esparcido a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. Ha quitado a los poderosos de sus tronos; y ha exaltado a los humildes».

Me imagino a María visualizando a los gobernantes poderosos de este mundo que se alzan con orgullo y arrogancia en contra de la soberana majestad de Dios, y se posicionan contra el mismo Dios, como el salmista declara en el Salmo 2.

E imagino a Dios extendiendo su brazo derecho y simplemente dispersando a los poderosos, y Él mira a aquellos a quienes han sido exaltados y puestos en posiciones de poder, los reyes que se entronizan en las estructuras de poder del mundo, y los agarra del borde de sus vestiduras y los tira afuera de sus tronos.

Eso es lo que María está diciendo aquí, porque Dios está poniendo al mundo de cabeza, como suele   hacerlo. «Ha quitado a los poderosos de sus tronos; y ha exaltado a los humildes; a los hambrientos ha colmado de bienes y ha despedido a los ricos con las manos vacías.

Ha ayudado a Israel, su siervo, para recuerdo de su misericordia tal como dijo a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia para siempre”. Una vez más, les recuerdo que cuando estudiamos el Antiguo Testamento y vimos las promesas que Dios hizo a Abraham, en ese momento, señalé este cántico y dije: ‘Aquí, cuando esta promesa se está cumpliendo, hay un cántico de celebración por ello’.

Bueno, es un cántico conmovedor que capta el espíritu de lo que está pasando. Pero uno de mis favoritos, de hecho, uno de mis personajes preferidos de todas las Escrituras es el personaje del venerable santo, Simeón. Y leemos de él en el evangelio de Lucas en el segundo capítulo, el verso 25, «Había en Jerusalén un hombre que se llamaba Simeón; y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel».

Ahora, el término ‘consuelo de Israel’ era un título mesiánico, uno de los muchos ricos títulos que se atribuyeron al Mesías que Dios había de enviar, y el Mesías mismo sería el que iba a consolar a su pueblo.  ¿Recuerdan el pronunciamiento profético de Isaías? “Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice el Señor».  Bien, cuando Simeón recibe la noticia del Espíritu Santo de que no morirá hasta que él contemple con sus propios ojos al Ungido del Señor o al Mesías del Señor, él está buscando a la persona que es en sí misma la consolación de Israel.

Así que se nos dice: “Y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él.  Y por el Espíritu Santo se le había revelado que no vería la muerte sin antes ver al Cristo del Señor.

Movido por el Espíritu fue al templo. Y cuando los padres del niño Jesús, le trajeron para cumplir por Él el rito de la ley, él tomó al Niño en sus brazos y bendijo a Dios y dijo: Ahora, Señor, permite que tu siervo se vaya en paz». El “Nunc Dimittis”.  “Ahora permite que me vaya”. Jesús es llevado al templo de acuerdo con la ley del Antiguo Testamento.

Se nos dice que se cumplieron ocho días para la circuncisión del niño, y se le puso nombre, y después que los días de la purificación de María terminaron, ellos llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor, según la ley requería, que el primer hijo fuera dedicado a Dios.

Y también sabemos que la ofrenda que traían era una ofrenda que estaba permitida en circunstancias especiales para los que estaban desamparados, para aquellos que estaban inmersos en una profunda pobreza.  Y es esa ofrenda que María y José traen, indicando su existencia azotada por la pobreza con relación a las riquezas de este mundo.

Bueno, en esta ocasión cuando vienen con este bebé para dedicarlo en el templo, Simeón está allí y sus ojos contemplan al bebé, y cuando ve al bebé, dice:  «Ahora, Señor, permite que tu siervo se vaya en paz”. No necesito quedarme por acá para ver a este niño crecer y cumplir todas las tareas y la misión que tú has puesto sobre él, en su papel como Mesías; solo con verlo en su infancia es suficiente.  Estoy satisfecho. Llévame a casa. Permite que pueda partir en paz.

“Porque mis ojos han visto tu salvación la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz de revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo, Israel».

Y luego leemos que José y… José y su madre, es decir, la madre de Jesús, se maravillaron de estas cosas que se decían de Él.   Y Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «He aquí, este Niño ha sido puesto para caída y el levantamiento de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción (y una espada traspasará aun tu propia alma) a fin de que sean revelados los pensamientos de muchos corazones».

Ahora una de las cosas que el Nuevo Testamento dice de María con respecto al nacimiento de Jesús y a todas las cosas que se están sucediendo, es que María guardó estas cosas y las meditó en su corazón.  Ahora supongamos por un momento, y estamos especulando aquí, que Lucas entrevistó a María y que Lucas obtuvo esta historia de María.

Y Lucas le dice: ‘¿Qué recuerdas de la infancia de Jesús?’ Y puedo oír a María diciendo a Lucas, ‘Bueno, una cosa que nunca olvidaré es cuando lo llevamos al templo, y este profeta estaba allí, y él cantó ese cántico y luego nos bendijo y predijo que mi bebé sería una señal para caída y levantamiento de muchos y que una espada atravesaría mi alma.

No pude conseguir sacar eso de mi mente, y luego, recuerdo el día en que estuve al pie de la cruz y vi a un soldado tomar una lanza y penetrar el cuerpo de mi hijo.

Lo sentí en mi alma’.  Es decir, estoy suponiendo, pero no puedo imaginar que ella no se haya acordado de esta profecía cuando estaba a los pies de la cruz.

Luego leemos de la historia al mismo tiempo de la profetisa Ana, quien también recibió a los padres de Jesús e hizo predicciones.  Y luego nos movemos rápidamente de la infancia de Jesús al relato de la visita de Jesús a Jerusalén en el tiempo de la fiesta de la Pascua.

Eso está registrado en Lucas, capítulo 2, versículo 42: «Y cuando cumplió doce años, subieron allá (a Jerusalén) conforme a la costumbre de la fiesta; y al regresar ellos, después de haber pasado todos los días de la fiesta, el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que lo supieran sus padres, y suponiendo que iba en la caravana, anduvieron camino de un día, y comenzaron a buscarle entre los familiares y conocidos».

Ahora bien, esto puede sonar como negligencia infantil o algo así, pero era común en esos días que cuando las personas subían a Jerusalén, desde los pueblos y ciudades de los alrededores, con el fin de la fiesta anual, que ellos fueran en caravana y parte de la costumbre era que los hombres viajaran juntos y las mujeres viajaran juntas.

Y, obviamente, lo que sucedió aquí es que después de haber completado su tiempo en Jerusalén y estando de camino a su casa, María supone que Jesús estaba con José y José asumió, ya que no lo vio, que Él debería estar con su madre, y ambas suposiciones eran erróneas.  Y después de haber hecho un día entero de viaje, descubrieron que habían dejado a su hijo de 12 años en Jerusalén, por lo que se llenaron de pánico y preocupación, y leemos aquí que: “Al no hallarle, volvieron a Jerusalén buscándole. Y aconteció que después de tres días… (¿se imaginan tener a su hijo desaparecido por tres días?) …después de tres días le hallaron en el templo, sentado en medio de los maestros escuchándolos y haciéndoles preguntas.  Y todos los que le oían, estaban asombrados de su entendimiento y de sus respuestas”.

Ellos estaban sorprendieron de este niño prodigio.  Bueno, cuando los padres de Jesús lo vieron, se sorprendieron; y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has tratado de esta manera?». Recuerden ahora que el Nuevo Testamento deja claro que Jesús vivió sin pecado y aquí su madre, quien obviamente había estado criando un hijo ideal por 12 años, ahora está fuera de sí y hay un poco de crítica velada o acusación aquí, cuando dice: «¿Por qué nos has tratado de esta manera? Mira, tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia. Entonces El les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿Acaso no sabíais que me era necesario estar en la casa de mi Padre? Pero ellos no entendieron las palabras que El les había dicho”.

Este incidente de la vida de Jesús no fue escrito en la semblanza biográfica de Jesús sin razón alguna, pero hay una especie de presagio, que prepara al lector a comprender algo del impulso de la vida de este hombre.  Que desde el momento en que tenía 12 años, él tenía cierto entendimiento, cierto sentido de destino, cierta comprensión de que tenía una misión que cumplir, en obediencia a su Padre en el cielo.

¿No entienden que el templo es donde me corresponde estar? Debo estar en los asuntos de mi Padre. Y el resto de los evangelios sinópticos despliegan el cumplimiento de Jesús de esos asuntos.

R.C. Sproul es el fundador de Ligonier Ministries, el maestro principal de la programación de radio Renewing Your Mind, y el editor general de la Biblia de estudio Reformation

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El nacimiento de Jesús

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El nacimiento de Jesús

R. C. Sproul

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Una vez escuché a un predicador dar un mensaje titulado, «Si yo fuera Dios.» Era un título extraño, por cierto, pero en su sermón usó un poco de imaginación creativa. Dijo que, si él fuera Dios y decidiera traer a su hijo a este mundo, no lo habría hecho nacer en un pueblo del campo a las afueras de Jerusalén, sino que él lo hubiera vestido en un tipo de uniforme de piloto naval o de héroe espacial y lo hubiera hecho descender del cielo, ir directamente a la cruz, completar la obra de la redención y luego regresar.

En otras palabras, él estaba diciendo, «Yo enviaría a mi hijo en un atuendo real, hacer un gran alboroto y luego salir de la escena». Pero no es así como Dios lo hizo y hay una razón por la que Dios no lo hizo de esa manera; así como lo vimos con la preocupación de Juan Bautista y en el bautismo de Jesús; que Jesús vino no solo para morir, sino para vivir, que vino para ser el segundo Adán, el nuevo Adán, para hacer por nosotros lo que Adán no pudo hacer la primera vez.

Y así, su misión era estar en sumisión a todos los requisitos de Dios, para tomar en sí mismo, como el eterno Logos y la segunda persona de la Trinidad, una naturaleza humana y nacer de una mujer y nacer de la simiente de David. Y así, para el Nuevo Testamento, el nacimiento de Jesús es de profunda importancia ya que es la llegada de Emmanuel, el que viene como nuestro mediador y que crece en el conocimiento del Señor, quien tiene que aprender la obediencia no desde la desobediencia, sino en términos de una creciente comprensión y conocimiento de todas las implicancias de su misión.

Pero el nacimiento de Jesús da inicio a la humillación de Cristo. Esto es un indicativo de la voluntad de aquel que desde toda la eternidad era igual a Dios, quien contó su igualdad con Dios no como algo que debe ser cuidadosamente guardado, sino que Él estaba dispuesto a despojarse de su gloria y de asumir la postura, el rango y el estatus de un sirviente.

Así que, viendo ahora el nacimiento de Jesús, no debemos subestimar el significado de esta descensión, descensión no DISENSIÓN sino  D-E-S-C-E-N-S-I-Ó-N, porque uno de los momentos culminantes en la vida de Jesús es su ascensión.

Pero antes de ascender al cielo, Él con frecuencia hace notar que nadie asciende al cielo, excepto Aquel quien primero ha descendido desde el cielo.  Y así, cuando el Hijo del hombre venga, él viene a nosotros desde la gloria a la humillación, del cielo a la tierra.

Y él primero desciende a este lugar y la descensión llega al vientre de una muchacha del campo. Lucas nos da este registro del nacimiento de Jesús. Leemos en el capítulo uno del evangelio según San Lucas, en el versículo 26, inmediatamente después del relato de la anunciación del ángel Gabriel a Zacarías, el padre de Juan el Bautista,  el verso 26 del capítulo 1, «Y al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre que se llamaba José, de los descendientes de David; y el nombre de la virgen era María.

Y entrando el ángel, le dijo: “¡Salve, muy favorecida! El Señor está contigo; bendita eres tú entre las mujeres. Pero ella se turbó mucho por estas palabras, y se preguntaba qué clase de saludo sería éste”. Ahora imagina esto. Aquí está esta adolescente, poco sofisticada, pobre y, de repente, mientras ella está ocupándose de sus asuntos, un ángel se le aparece.

Y el ángel se aparece con un orden de regocijarse y la causa de su regocijo es que ha encontrado el favor de Dios y ella ha sido elegida por Dios para una bendición profunda y especial.  Y sin embargo, cuando oye esto, se nos dice que su respuesta inicial es que ella está preocupada. Ahora eso puede sonar extraño o puede parecer inconsistente; cuando un ángel de Dios viene  dice que debes ser feliz porque vas a recibir una gran bendición, tú pensarías que la persona que tuvo una experiencia de este tipo estaría loca de alegría.

Pero si lo piensas por unos minutos, ¿cómo te sentirías si un ángel de Dios se inmiscuyera en tu tranquila existencia y te dijera que estás a punto de embarcarse en una misión especial?  Creo que estarías preocupado también, y la primera cosa es que quizás ni siquiera estarías seguro de estar experimentando lo que tus ojos te dicen que estás experimentando.

Y el ángel reconoce la incomodidad de ella y le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. Y he aquí, concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.  Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de su padre David; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».

Ahora, nos preguntamos cuánto de este anuncio María entendió. Si miramos un poco más tarde, en la canción que ella canta bajo la inspiración del Espíritu Santo, el Magnificat,  “Mi alma engrandece al Señor” y vemos el contenido de esa canción que revela un profundo conocimiento de las escrituras del Antiguo Testamento y las profecías.

Si suponemos que el contenido no era algo que simplemente le fue entregado por inspiración divina, sino que Dios, bajo la inspiración del Espíritu la llevó a ella a cantar sobre cosas que ya entendía hasta cierto punto, entonces nosotros solo podemos concluir que este anuncio no sería del todo misterioso para María.

Una vez más, escuchen los términos del mismo, “Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.  Este será grande y será llamado Hijo del altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de su padre David; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”.

Ahora, por lo menos, María entendía que el ángel está anunciándole a María que ella va a ser la madre de un rey. Y eso está bastante claro.  Si ella tiene el más pequeño entendimiento de las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento, ella reconocería, reconocería que no es simplemente que va a ser la madre de un rey, sino que va a ser la madre de El Rey.

Porque está claro en este mensaje la idea de que ella está a punto de dar a luz al tan esperado Mesías de Israel, Aquel que restaurará el trono de David y restaurará su posición caída.

María es sumergida al parecer, incluso en una consternación más profunda, y ella le dice al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que soy virgen?»  Ahora, ella no está diciendo que nunca ha estado familiarizada con un hombre, la frase «soy virgen (o no conozco hombre)» es un modismo hebreo que significa: ‘Nunca he tenido relaciones sexuales con un hombre’. Y yo sé lo suficiente de biología.

María está diciendo, ‘sé que no se puede tener un bebé sin el proceso normal de procreación, y yo estoy descalificada debido a que soy virgen. Así que tal vez te has equivocado de dirección Sr. Gabriel’.  Y notamos un anuncio similar en el Evangelio de Mateo, donde el autor presenta el tema en el capítulo uno de Mateo diciendo:  «Y el nacimiento de Jesucristo fue como sigue. Estando su madre María desposada con José, antes de que se consumara el matrimonio, se halló que había concebido por obra del Espíritu Santo. Y José su marido, siendo un hombre justo y no queriendo difamarla, quiso abandonarla en secreto».

Ahora, José tiene que lidiar con este anuncio también. María en algún momento tiene que comunicar a su prometido, «Voy a tener un niño». Ahora, ¿qué significa eso automáticamente para José? Significa que su novia le ha sido infiel.

Si puedo leer entre líneas, tengo la certeza de que María habría tratado de explicar esta situación a José y, sin embargo, él habría tenido un tiempo muy duro, y extremadamente difícil tratando de convencerse de la veracidad de lo que realmente ocurrió.

Y, aún así, él tiene compasión; se preocupa por ella.  Quiere impedir que el matrimonio sea realizado, pero al mismo tiempo no quiere causar una deshonra pública o un escándalo de su situación. Y él toma la decisión de dejarla secretamente hasta que hubo otra intervención:  «Pero mientras pensaba en esto, he aquí que se le apareció en sueños un ángel del Señor, diciendo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque el Niño que se ha engendrado en ella es del Espíritu Santo. Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque El salvará a su pueblo de sus pecados.».

Y luego, Mateo inmediatamente une esto a la profecía de Isaías, “que una virgen concebirá y dará a luz un hijo” cuyo nombre sería llamado Emmanuel, o “Dios con nosotros”.  Así que, en ambos relatos, en el registro de Mateo y en el registro de Lucas, la proclamación asombrosa se presenta ante la iglesia, de que las circunstancias del nacimiento de Jesús fueron extraordinarias y milagrosas.

Que el nacimiento de Jesús fue un nacimiento virginal, un punto que por alguna razón ha sido altamente discutido en el último siglo o dos de una manera un tanto inusual.  Conozco todo tipo de gente que diría, que diría, ‘Creo en la resurrección de Cristo, pero no creo en el nacimiento virginal’.

Como si Dios al tener a su propio Hijo, concebido en el vientre de una mujer que es una virgen es de alguna manera más difícil que levantar a su Hijo de entre los muertos.  Tenemos que entender que el relato bíblico del retrato de Jesús, el Jesús que es presentado en las páginas del Nuevo Testamento, es el Jesús cuya vida está llena de milagros.

Su vida empieza con un milagro y termina, o comienza de nuevo, con un milagro y, entre medio, el poder del Dios vivo se muestra en y a través de él constantemente.  El liberalismo del siglo XIX hizo todo lo posible, en su poder académico crítico para desmitologizar las páginas del Nuevo Testamento y darnos a un Jesús distinto, un Jesús naturalizado, un Jesús despojado de lo milagroso.

Y en la obra de Emil Brunner «Der Mittler», o «El Mediador», en su traducción al español , cuando él resumió la cristología del pensamiento del siglo XIX, él usó una palabra para hacerlo y la palabra que usó fue esta: incredulidad.  Pero como un asunto de la fe histórica cristiana, el registro del Nuevo Testamento es claro. Jesús nació de una virgen.

Volvamos al registro de Lucas. La primera persona, sin embargo, que ejerció algún tipo de cuestionamiento escéptico o duda sobre la posibilidad del nacimiento virginal fue la misma Virgen.  Al menos ella hizo la pregunta: «¿Cómo será esto, puesto que soy virgen?» En otras palabras, para María, el escuchar este mensaje, sonaba absolutamente imposible.

“Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el santo Niño que nacerá será llamado Hijo de Dios.  Y he aquí, tu parienta Elisabet en su vejez también ha concebido un hijo; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril. Porque ninguna cosa será imposible para Dios «.

Así que el ángel intenta responder a la pregunta alarmante de María y darle algo de confianza.  Y lo primero que hace es responder a la pregunta, ¿Cómo? ¿Cómo puede ser esto? Y Gabriel dice: ‘Déjame decirte cómo puede ser. Que este niño que va a nacer, nacerá del poder del Espíritu Santo, porque el Espíritu Santo vendrá sobre ti y el Espíritu Santo te cubrirá’.

Ahora, el lenguaje que se usa aquí es significativo, ya que es una remembranza del mismo lenguaje que encontramos en el primer capítulo de la Biblia.  ¿Cómo se llevó a cabo la creación en el principio? Luego de recordar la descripción del universo desordenado, de estar sin forma y vacío, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, fue entonces cuando el Espíritu de Dios se movió sobre las aguas.

Y la imagen que se usa allí en el idioma original es una que sugiere la de un pájaro flotando sobre el agua proyectando su sombra. Y es el mismo concepto que se usa aquí en el evangelio de Lucas; así como el Espíritu Santo se movió sobre las aguas primigenias y trajo vida en la creación inicial, así el mismo poder de Dios, el mismo Espíritu de santidad estará sobre esta virgen y la cubrirá para que un niño sea concebido en su vientre.

Y luego el ángel dice: ‘María, si estás teniendo problemas con esto, anda y ve a tu prima Elisabet. Elisabet, quien era estéril, ahora ya está en su sexto mes.  Hay evidencia tangible que tú puedes examinar, para entender el principio de que con Dios todas las cosas son posibles’.

Es raro que la Biblia hable tan cándidamente sobre lo que es posible y lo que es imposible. Creo que es interesante que en el otro punto de la vida de Jesús, en el momento de su resurrección, se hayan hecho declaraciones sobre la posibilidad, según leemos, de que no era posible que la muerte lo detuviera.

Me refiero a que la gente de hoy ve la historia de la resurrección y dice: ‘Imposible, eso no pudo suceder. La perspectiva del Nuevo Testamento es 180 grados distinta; la perspectiva del Nuevo Testamento es que lo que es imposible, lo que es impensable, sería que la muerte detuviera a un hombre que no tenía pecado. Que la muerte tendría el poder de reclamar permanentemente la vida del Hijo de Dios. ¡Eso es imposible!

No hay manera de que la muerte pudiera mantenerlo en la tumba. ¿Ven? todo eso depende de si entendemos Génesis 1: 1: «En el principio creó Dios los cielos y la tierra». Desechen eso y podemos discutir las posibilidades e imposibilidades por siempre, pero si hacen esa afirmación de que este universo ha sido creado y está providencialmente regido y gobernado por el auto-existente creador eterno, entonces no es para nada difícil el ver la manifestación de su poder en el nacimiento y en la resurrección de su Hijo.

Bueno, después de que esta explicación es dada a María, de nuevo en el evangelio de Lucas, capítulo uno, verso 38, María dijo:  «He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra». Y el ángel se fue de su presencia”.

«Hágase conmigo conforme a tu palabra». Esto se llama en la teología católica romana, el fiat de María, lo que históricamente el protestantismo considera como algo inapropiado.

Se llama fiat porque la palabra fiat se refiere a la forma imperativa del latín, ya que en la Vulgata, cuando María dice: «Que así sea», ella usa la forma imperativa del verbo. Y eso es el fíat o el decreto. Pero lo que ella está diciendo no es: ‘yo te mando, oh ángel, que hagas que todo esto pase’.  Si ella está dando un mandato, ella se lo está dando a sí misma.

Como Santo Tomás de Aquino dijo que en esta ocasión María se está rindiendo y está aceptando la autoridad de Dios. Ella no está dictando lo que va a ocurrir, sino que ella se está sometiendo a lo que le ha sido anunciado por el mensajero de Dios.

Y ella está diciendo: «Dios, puedes hacer conmigo lo que tú quieras hacer. Si quieres que dé a luz a este niño, es aterrador ser la madre de un rey, es algo aterrador contarle a mi prometido que voy a tener un bebé cuando no he estado con un hombre, pero si esto es lo que quieres, entonces lo haré’.

Luego se nos dice, poco después, que sucedió que salió un edicto de Augusto César, en el cual todo el mundo debía ser empadronado.  Y ya saben el resto de la historia porque la oímos todos los años cada vez que celebramos la Navidad, que en el momento en que el gobernante más poderoso en el mundo emitió un decreto que sería opresivo a esas personas en las zonas afectadas por la pobreza de Palestina, debido a su decreto, más allá de su decreto estaba el decreto del Todopoderoso Dios determinando que Su hijo nacería en Belén tal como Él había hablado a través del profeta Miqueas siglos y siglos atrás.

R.C. Sproul es el fundador de Ligonier Ministries, el maestro principal de la programación de radio Renewing Your Mind, y el editor general de la Biblia de estudio Reformation

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Juan el Bautista

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Renovando tu Mente

Juan el Bautista

R. C. Sproul

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A veces me gusta atormentar a mis estudiantes del seminario haciéndoles una pregunta que tiende a producir cierta distracción.  Les pregunto, «En tu opinión, ¿quién dirías que es el mayor profeta del Antiguo Testamento?»  Y eso usualmente da inicio a un debate.

Algunos dicen Elías, por allí dicen Jeremías, otros dicen Isaías y todos mencionan a su favorito. Luego yo digo: «Bueno, creo que el profeta más importante en el Antiguo Testamento es Juan el Bautista».

Y entonces me miran con consternación y dicen, «Bueno, pero ¿cómo es eso? Juan el Bautista está en el Nuevo Testamento».

Y les digo, «Sí, Juan el Bautista es mencionado y registrado en las páginas del libro llamado Nuevo Testamento, pero en términos de la historia Redentora pertenece al período del Antiguo Testamento; es decir, a ese período en la historia redentora donde todos los procesos del antiguo pacto aún están vigentes”.

Jesús dice que la ley y los profetas gobernaron hasta Juan, y esa pequeña palabra «hasta», significa “hasta e incluyendo” a Juan. Y Jesús también dijo de Juan el Bautista, «Entre los nacidos de mujer, no se ha levantado nadie mayor que Juan el Bautista”.

Pero,» Él dijo, «el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que Juan.» Esa es una declaración bastante enigmática. ¿Está Jesús diciendo, por ejemplo, que yo soy mayor que Juan el Bautista?

Yo ciertamente califico para ser el más pequeño del Reino, así que, si soy el más pequeño en el reino, eso debe hacerme mayor que Juan el Bautista. Lo que Jesús está diciendo obviamente es que Juan aún pertenece a ese período de preparación para el avance del reino de Dios.

Pero cualquiera que vive de este lado del reino venidero de Cristo disfruta de un estado de mayor bendición y felicidad que cualquiera de los personajes en el Antiguo Testamento.  Ahora, tengo decir que de todos los personajes que encontramos en las páginas del Nuevo Testamento, quizás la figura más subestimada es la figura de Juan el Bautista.

Y realmente no entiendo por qué es que los cristianos de hoy le dan tan poca importancia a este hombre, particularmente a la luz del grado de atención que se le da en las páginas del Nuevo Testamento. Es interesante para mí, que en los cuatro Evangelios, solo dos de los cuatro evangelios nos hablan acerca del nacimiento de Jesús.

Cada uno de los cuatro Evangelios empieza comunicando algo sobre Juan el Bautista.Tradicionalmente, los estudiosos han argumentado que el primer evangelio escrito fue el evangelio de Marcos. Y Marcos, curiosamente, no nos da información sobre el nacimiento de Jesús, sino que empieza su evangelio con estas palabras, «Principio del Evangeliode Jesucristo, Hijo de Dios. Como está escrito en el profeta Isaías”.

Así es… así es como inicia Marcos su evangelio; él dice: “Principio del evangelio de Jesucristo”, y luego lo siguiente que Juan dice es: “Como está escrito en el profeta Isaías: He aquí Yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino. Voz del que clama en el desierto: ‘Preparad el camino del Señor, haced derechas sus sendas’.”

Luego, justo en la siguiente línea leemos, «Juan el Bautista apareció en el desierto predicando el bautismo de arrepentimiento para el perdón de pecados». Y luego, lo que sigue es una breve descripción y recuento del ministerio de Juan.

Para mí es significativo que Marcos inicie su evangelio presentando a Juan; y, en el evangelio de Lucas leemos de la anunciación del ángel Gabriel a Zacarías, el padre de Juan.

Ahora, ¿por qué es que el Nuevo Testamento dedica tantas palabras y le da tanta importancia a Juan el Bautista? También es interesante, para mí al menos, que si lees los historiadores seculares del primer siglo y escuchas lo que ellos dicen acerca de lo que está pasando dentro del contexto de Palestina, obtenemos más información fuera de las Escrituras acerca de Juan que de Jesús.

Solo hay dos o tres referencias, no muy claras sobre Jesús, de los historiadores seculares de aquel día; pero, Juan obtuvo fama nacional y renombre, y hay una razón para eso.

Se debe a que su presencia era de suma importancia para sus contemporáneos, porque la voz de la profecía había estado en silencio, en Israel, por cuatrocientos años.

Y, y si vemos la última página del Antiguo Testamento en los escritos del profeta Malaquías, la última página, el último capítulo, la última profecía del Antiguo Testamento registra estas palabras, Malaquías, capítulo cuatro, versículo cinco,

«He aquí, yo os envío al profeta Elías antes que venga el día del Señor, día grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición”.

Ustedes recordarán que, en el primer segmento del Polvo a la Gloria, vimos la preocupación de los profetas sobre el tema del día del Señor.

Ese suceso futuro que sería un evento tanto del derramamiento del juicio de Dios y de traer la redención a los fieles. Y profeta tras profeta, en el Antiguo Testamento, habló acerca de este Día de la venida del Señor.Y la última profecía del Antiguo Testamento tiene que ver con el Día del Señor, pero tiene este detalle: que antes del Día del Señor, Elías vendría y entonces después de esa profecía, la voz de profecía cesa en Israel.

Y no hay señal de Dios por cuatrocientos años para el pueblo, hasta que, de repente, del desierto cerca de Jerusalén, viene un hombre vestido en un atuendo tradicional típico del profeta ascético que vivía en el desierto, cuyo comportamiento y vestimenta son reminiscentes del Elías del Antiguo Testamento.

Y viene proclamando la cercanía radical del reino de Dios. Su mensaje es simple: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” Y las escrituras hacen referencia a las profecías del Antiguo Testamento sobre el Mesías venidero, cuya aparición será proclamada por Elías y por aquel que sale y proclama que enderecen los caminos por la venida del Señor.

Y así, de repente, Juan el Bautista aparece en escena con este mensaje radical del reino de los cielos, o del reino de Dios que se ha acercado. Ahora, noten la diferencia entre la predicción de la venida del reino de Dios que se encuentra en el resto de los profetas del Antiguo Testamento y como se distingue de la profecía de Juan el Bautista.

En términos simples, los profetas del Antiguo Testamento estaban diciendo que el reino de Dios está viniendo algún día. Juan dice que está cerca y usa dos imágenes cruciales para hacer énfasis en la cercanía radical de la llegada del reino de Dios.

Él dice, por un lado, “el hacha ya está puesta a la raíz de los árboles». Ahora de nuevo, en la representación que había sido usada por los profetas del Antiguo Testamento para describir el Día del Señor, como este ocurriría con el Israel infiel, era un tiempo de poda, un momento de cortar ramas muertas y tirarlas al fuego.

Ahora viene el profeta diciendo que “el hacha ya está puesta a la raíz de los árboles”. No es que el leñador está solo cortando la corteza exterior del árbol, sino que ha tomado el hacha y ha atravesado hasta el centro del tronco y la idea es que con un golpe más del hacha, y el árbol caerá derrumbado. La otra imagen, «el bieldo está en su mano».

Ahora, a veces mal interpretamos esto; es decir, pensando como si alguien, en su jardín, está recogiendo con su bieldo las hojas de otoño mientras un viento frío corre por su rostro.

No, el bieldo del que se habla aquí es un rastrillo, que es un instrumento utilizado por los agricultores judíos para separar la cizaña del trigo.

Y la manera en que era hecho esto en el piso donde se rastrilla, donde el trigo y la cizaña están juntos en una pila, pero la cizaña al ser tan liviana, mucho más liviana que la substancia del grano que estuvo mezclado con ella, que todo lo que un granjero tenía que hacer para separar lo bueno de lo que no tenía valor, él no tenía que sentarse y poner sus manos en la pila y tratar de escoger el trigo y separar la cizaña; en realidad, todo lo que tenía que hacer era poner su gran rastrillo en la pila y tirar lo tomado al aire, y con el más mínimo viento, la más leve brisa de aire se llevaría toda la paja, como el hombre impío del que habla el salmista, a quien el viento repele y aleja.

Y mientras la cizaña se va volando, luego el trigo caería directamente al suelo y el granjero podría así recogerlo y usarlo. Bueno, la imagen que Juan usa es la del rastrillo en su mano; es decir, el momento decisivo de separación de la crisis venidera está cerca. Entonces tenemos esta alarma encendida por este hombre, quien salió del desierto llamando a la gente al arrepentimiento.

Juan hace algo más que es totalmente radical para su tiempo. Él sale y llama al pueblo judío a ser bautizado. En otras palabras, su ministerio está tan íntimamente conectado con su obra de bautismo que es conocido por el nombre “Juan el Bautizador”, o “Juan el Bautista”.

Ahora, lo que hace que esto sea tan significativo es que en el Antiguo Testamento el pueblo judío, a fin de estar bien considerado y caer en gracia para con Dios, se le requería que creyera ciertas verdades del pacto y a los hombres se les requería que fueran circuncidados; es decir, que compartan la señal del pacto.

Ahora, si un gentil se convertía al judaísmo y quería ser recibido en la comunidad judía, el gentil convertido tenía que pasar por tres ritos, bueno, o tres cosas. Primero, tenía que hacer profesión de fe en las verdades y las doctrinas del judaísmo.

En segundo lugar, tenía que pasar por el rito de la circuncisión. Y tercero, tenía que pasar por lo que era llamado el rito del bautismo prosélito porque siendo gentil, era considerado un extranjero y un forastero del pacto, e inmundo.

Entonces tenía, de alguna manera, que tomar un baño para ser limpiado antes de poder ser aceptado en la comunidad judía. Ahora, de repente, por primera vez en la historia judía, aquí viene un profeta judío, el cual viene al pueblo judío justo a las afueras de Jerusalén y les dice, «Tomen un baño».

Ahora, esto era incendiario, provocador. Las autoridades de las instituciones religiosas en Jerusalén salieron al río Jordán y vieron lo que Juan el Bautista hacía y estaban furiosos. Y decían, ‘Tenemos a Abraham por padre, somos judíos, ¿qué quieres decir al requerir este rito del bautismo?’ Mientras que la gente de la tierra, el pueblo, voluntariamente se sometía a este rito, reconociendo que no estaban limpios. Y Juan se dirigió a las autoridades y les llamó serpientes y cosas peores, y básicamente lo que decía era, ‘Dios ha determinado un nuevo requerimiento para su pueblo porque el rey está a la puerta.

Tu Mesías está por llegar y no están listos para él. Están impuros. Y antes de que llegue, ustedes deben tomar un baño. Bueno, pueden imaginar el escándalo y la controversia que esto provocó. Y leemos en el evangelio de Juan que una delegación fue enviada por las autoridades para interrogar a Juan sobre lo que estaba haciendo y lo vemos en el primer capítulo del evangelio de Juan.

Leemos en el versículo 19, capítulo uno, «Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas de Jerusalén a preguntarle: ¿Quién eres tú? Y él confesó y no negó; confesó: Yo no soy el Cristo. Y le preguntaron: ¿Entonces, ¿qué? ¿Eres Elías? Y él dijo: No soy. ¿Eres el Profeta? Y respondió: No. Entonces le dijeron: ¿Quién eres? Para que podamos dar respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? El dijo: Yo soy la voz del que clama en el desierto: ‘Enderezad el camino del Señor’.” Ahora lo que es significativo, y también desconcertante en esto, es que las autoridades vienen a Juan el Bautista y le preguntan directamente, «¿Eres Elías?», y él dice, «No soy». Sin embargo, leemos estos comentarios que están registrados en el evangelio según Mateo en el capítulo diecisiete, versículo 10: «Y sus discípulos entonces Le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que Elías debe venir primero?

Y respondió Él, dijo: Elías ciertamente viene, y restaurará todas las cosas; pero yo os digo que Elías ya vino y no lo reconocieron, sino que le hicieron todo lo que quisieron. Así también el Hijo del Hombre va a padecer a manos de ellos.”

Jesús dijo, «Elías vino, y ellos no le conocieron. Y estoy a punto de sufrir el mismo destino que él sufrió». Ahora, lo que Jesús insinúa aquí, en otro lugar lo deja bien claro cuando dice, «Y si queréis aceptarlo, él (Juan el Bautista) es Elías, el que había de venir».

Ahora tenemos a Juan diciendo, «No soy Elías», y Jesús está diciendo: él es Elías, pero lo está diciendo de forma críptica y enigmática. Es como que Jesús está diciendo, en cierto sentido, Juan es Elías. Es decir, Juan cumple con la profecía del Antiguo Testamento en cuanto a Elías.

La forma en la que esto se reconcilia, creo que se encuentra al inicio del Evangelio según San Lucas. En el momento en el que el ángel anuncia el nacimiento venidero de Juan el Bautista a Zacarías, él dice en el versículo trece: «No temas Zacarías, porque tu petición ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y lo llamarás Juan.

Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán por su nacimiento. Porque él será grande delante del Señor; no beberá vino ni licor, y será lleno del Espíritu Santo, aún desde el vientre de su madre».

Permítanme comentar este pasaje porque más tarde, leemos que mientras María estaba embarazada ella visitó a Elizabeth, su prima, quien estaba embarazada hacía unos meses más que María, pero no había dado a luz a su bebé.Y cuando María visitó a Elizabeth se nos dice que el bebé en el vientre de Elizabeth saltó de gozo.

Esto quiere decir que aun antes de que Juan el Bautista naciera, él dio testimonio de la venida de Cristo. Se nos dice aquí que él será lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre, y él volverá a muchos hijos de Israel al Señor su Dios, y también irá delante de Él en el espíritu y poder de Elías.

Luego una cita de Malaquías, «El hará volver los corazones de los padres hacia los hijos”, y al desobediente hacia la sabiduría del justo, para preparar al pueblo para el Señor».

Aquí está cómo Lucas resuelve el problema: Esto no es simplemente la resurrección de Elías, sino Elías ‘redividus’, es el avivamiento del ministerio profético de Elías, ya que Juan el Bautista ahora viene en el poder de Elías y en el espíritu de Elías cumpliendo la profecía de Malaquías de que antes de la venida del día del Señor, Elías regresaría.

Ahora, obviamente, su misión más importante era dar testimonio de Jesús; y cuando lo vio venir al Jordán, él cantaba, el cantó el “Agnus Dei”: “He aquí el cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.

Y le pide a Jesús que lo bautice, y Jesús dice, «No, vine aquí para que me bautices». Y Juan se muestra reacio, renuente a someterse a la orden del Mesías.

Él dijo, ‘No entiendo esto, eres mayor que yo, tú deberías bautizarme’. “Y Jesús le responde a Juan y le dijo: Permítelo ahora; porque es conveniente que cumplamos así toda justicia». En tantas palabras Jesús le dijo, ‘¡Hazlo! ¡Confía en mí!’. Y entonces Juan bautiza a Jesús. ¿Por qué? Bueno, porque era necesario que Jesús obedeciera cada detalle de cada ley que fue impuesta sobre el pueblo de Dios, y Dios había impuesto ahora un nuevo requisito.

Y aunque Jesús no tuvo pecado en sí mismo, para cumplir toda justicia se somete al bautismo de Juan. Esto es solo un esbozo corto de Juan el Bautista. Al pasar las páginas del Nuevo Testamento, verán con qué frecuencia se hacen alusiones y referencias a este hombre, su ministerio y su importancia en la historia de la redención.

R.C. Sproul es el fundador de Ligonier Ministries, el maestro principal de la programación de radio Renewing Your Mind, y el editor general de la Biblia de estudio Reformation

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El período intertestamentario

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Renovando tu Mente

El período intertestamentario

R. C. Sproul

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Hemos llegado al inicio del segundo segmento de nuestro estudio del panorama de las Escrituras, del Polvo a la Gloria. Y ahora empezaremos a explorar los principales temas del Nuevo Testamento.

El período del Nuevo Testamento inicia con el anuncio en los evangelios del ‘pleroma’, cuyo concepto es traducido con las palabras «la plenitud del tiempo».

Hay un agudo sentido en el Nuevo Testamento de que lo que pasa en este corto período de tiempo, en el que nuestro Señor estaba en esta tierra y era activo en su ministerio, que este período de la historia fue para lo que se creó la historia en primer lugar, que desde la eternidad Dios creó un plan de redención y ahora ese plan de redención llega a su realización principal en la historia de la redención en el período del Nuevo Testamento.

Entonces, no es como si las cosas solo pasaron, bajando de repente del cielo, sino que hubo un largo período de preparación a través de todo el Antiguo Testamento, donde Dios estaba preparando el mundo para la venida de su Hijo en la encarnación.

Ahora, el Antiguo Testamento cierra unos 400 años antes del que el Nuevo Testamento comience. Y esos 400 años, por supuesto, sobre los cuales el Antiguo Testamento guarda silencio, no son insignificantes en términos de la historia del mundo y del tiempo de preparación para esta culminación, este momento de gestación cuando la encarnación toma lugar.

Ese período de 400 años, como ya dije, es llamado el período ínter-testamentario.

En 445 a. C., los muros de Jerusalén fueron terminados durante la reconstrucción bajo el liderazgo de Nehemías,y en ese momento de la historia redentiva, Israel ahora era una pequeña nación que luchaba por sobrevivir en el antiguo Medio Oriente.

Y como lo he dicho repetidas veces, Palestina funcionó como una especie de balón de fútbol geopolítico entre las mayores potencias de ese tiempo que estaban peleando entre sí por el dominio mundial.

Al final del Antiguo Testamento, vemos ese período de dominio en el mundo en manos del imperio Medo-Persa.

Y el Imperio Persa duró hasta fines del siglo IV, a. C., hasta el año 331 cuando Persia fue conquistada por Alejandro El Grande.

Y, por supuesto, la historia de Alejandro es una de las historias más interesantes y fascinantes de la toda la historia mundial, porque en el momento en que dio  los toques finales a su conquista del Imperio Persa, él tenía 24 años.

Y Alejandro, como saben, era el hijo de Felipe de Macedonia. Felipe era el rey de Macedonia; y Alejandro había sido estudiante del filósofo Aristóteles.

Ese es un proceso interesante en sí mismo porque regresamos a la historia de la antigua Grecia y vemos tres gigantes, tres titanes que influirían en la civilización occidental desde allí en adelante, quienes se sucedieron entre sí en sucesión directa.

Primero, claro está, está Sócrates. Y el pupilo principal de Sócrates fue Platón, quien estableció su academia en Atenas.

Y luego Platón tuvo un pupilo estrella cuyo nombre era Aristóteles, y él comenzó su escuela llamada el Liceo. Y luego el pupilo más famoso de Aristóteles fue Alejandro.

Ahora, Alejandro, obviamente, no es conocido por ser un filósofo. Es conocido por ser un genio militar y un conquistador del mundo. Y nos preguntamos, «¿Cómo se supone que eso encaje con sus estudios bajo la tutela de Aristóteles?»

Bueno, Aristóteles, de todos los grandes pensadores del mundo antiguo, tuvo una pasión incontenible por la unidad. Él quería desarrollar un sistema científico y un sistema filosófico que integraría todos los campos del conocimiento en un sistema coherente.

Y su pasión por la unidad le hizo diferir severamente en ciertos puntos con su propio maestro, Platón. Pero él comunicó esta pasión por la unidad, científica y filosóficamente, a su pupilo estrella, Alejandro.

Por ejemplo, cuando Alejandro empezó su conquista militar del mundo antiguo, llevó consigo a su misión el séquito más grande de científicos que jamás se haya reunido hasta ese momento en la historia, para una expedición científica.

Se ha dicho que el costo de sostener esta expedición científica de Alejandro no fue superada sino hasta el Programa Espacial Estadounidense de nuestros días. Así que Alejandro no solo tuvo soldados marchando con él, sino que tuvo todos estos científicos cuya tarea era recolectar muestras de la flora y la fauna de todas estas zonas y áreas de la geografía que su ejército visitaba, a fin de que fuesen traídos de regreso y ser parte del análisis sistemático de conocimiento del maestro de Alejandro, Aristóteles.

No solo eso, sino que Alejandro tuvo una visión, ehhh, Alejandro tuvo una visión de unificar el mundo antiguo culturalmente, y así se convirtió en el autor original de un proceso que se volvió muy importante en la historia bíblica, el cual fue el proceso llamado “Helenización”, que era la “greciaficación” del mundo antiguo.

Alejandro quería que todas las personas de esa área hablaran el mismo idioma, tuvieran la misma filosofía, tuvieran las mismas costumbres, y demás. Así que todo eso era parte de su agenda de conquista y finalmente es la razón por la que el Nuevo Testamento fue escrito, no en hebreo o en arameo, sino en la lengua griega.

Bien, como dije, en 331, Alejandro conquistó a los Persas, pero en 327 él murió en Babilonia cuando estaba a punto de acabar con el Imperio Babilonio. Y, a su muerte, su reino fue dividido entre sus generales. De hecho, hubo ocho generales sobrevivientes que entraron en una lucha de poder brutal para ver quién tendría el reinado supremo y heredaría los reinos establecidos por Alejandro.

Pero esto terminó finalmente con una división entre dos grupos distintos, los Ptolomeos (y quizás han oído ese nombre, como el sistema Ptoloméico del universo que fue influenciado por la física y astronomía de Aristóteles, y que tuvo un reino supremo hasta la revolución copernicana en el período moderno) los Ptolomeos y los Seleucidas. Ahora, al inicio, Palestina estaba controlada por la dinastía Ptolomea que controlaba también Egipto. Los Seléucidas gobernaron sobre Siria y otras partes del mundo de ese entonces.

Ahora, en el año 320, Palestina fue anexada por Ptolomeo I de Egipto, así que este general sobreviviente de Alejandro, Ptolomeo I, tomó control de Palestina como parte de su dominio que incluía Egipto; Y esto duró unas cuantas décadas hasta el año 198 a. C.

En 198, ahora Antíoco, quien era Antíoco III, tomó el control de Palestina y la llevó ahora bajo el dominio de los Seléucidas y del Imperio Sirio. Así que esto era lo que estaba pasando aquí mientras que el control de Palestina pasaba y cambiaba entre los sucesores del reino de Alejandro el Grande.

Ahora, la importancia de este movimiento en 198, en el que Antíoco III toma control de Palestina, es que Antíoco III tenía, más que nada, una pasión muy fuerte por la Helenización que el mismo Alejandro tuvo al inicio, y como resultado de esto, impuso por la fuerza un proceso de Helenización sobre el pueblo judío.

Ahora, su intento de hacer griegos a los judíos en Palestina fue ferozmente resistida por un pequeño grupo de judíos ortodoxos, piadosos, conservadores, que hicieron todo lo que estaba en su poder para preservar la cultura judía antigua, y eran conocidos como los hasidim o asideos, los piadosos.  Y aún escuchamos del judaísmo jasídico aún en nuestros días.

También es significativo que durante el período ínter-testamentario, a medida que la cultura judía se eclipsaba por la influencia de la cultura griega, otros grupos empezaron a surgir, los que buscaban mantener la pureza de sus propias tradiciones antiguas. Y uno de los más importantes de estos grupos fue el grupo llamado los Fariseos, a quienes encontramos con frecuencia en el Nuevo Testamento.

En un sentido, los Fariseos fueron los puritanos originales de la iglesia. Eran llamados los «separados» cuyo compromiso era guardar con celo el antiguo pacto de la nación judía y ser obedientes a cada aspecto de la ley del Antiguo Testamento.

Ahora, cuando nos encontramos con los Fariseos en el Nuevo Testamento, ellos han degenerado en un grupo de personas egoístas, superficiales e hipócritas quienes estaban profundamente opuestos a Jesús y a su misión. Pero inicialmente, eran hombres piadosos que estaban comprometidos con la reforma, la restauración de la fe histórica del pueblo de Israel.

Ahora, uno de los momentos más importantes que acontecieron en el período íntertestamentario ocurrió en el año 175 a. C., 175 a.C., cuando otro Antíoco subió al poder y su nombre era Antíoco Epífanes, Antíoco Epífanes.

Ahora, ese nombre podría sonar familiar por una o más razones. De seguro han oído la palabra “epifanía”, e incluso tenemos una celebración en el calendario de la iglesia que conmemora el día de la epifanía.

Y la palabra “epifanía” significa: “manifestación”; y Antíoco Epífanes fue llamado con este nombre porque él era considerado como el dios manifiesto.

El era Antíoco, el dios manifiesto. Y algunos estudiosos llegaron a la conclusión de que estaba loco debido a la naturaleza extraña de su comportamiento.

Antíoco Epífanes está relacionado a la profecía bíblica de la llegada de la abominación desoladora que había sido predicha en las escrituras del Antiguo Testamento.

Él llegó al poder e implementó un programa radical anti-Judío en la nación y era llamado por los Judíos piadosos, en vez de Antíoco Epífanes, es decir, Antíoco el dios manifiesto, era llamado Antíoco Epímanes, Epímanes que significa Antíoco el Loco.

Y la razón para este apodo negativo que estuvo asociado con él es porque fue, por así decirlo, una especie de  Hitler del segundo siglo a.C.

Bajo Antíoco Epífanes, el guardar el día del Sabbat, la práctica de la circuncisión como rito religioso, y la posesión de Escrituras hebreas, estas tres cosas… Observancia del Sabbat, el acto de la circuncisión, y aun tener o poseer alguna copia o porción de las Escrituras del Antiguo Testamento, todas estas cosas fueron consideradas por Antíoco Epífanes como crímenes capitales.

Así que, si un judío guardaba el Sabbat, podía ser sentenciado a muerte durante el reinado de este hombre, quien estaba asociado con la abominación desoladora, la cual alcanzó su clímax en el año 167,

Cuando después de abolir todas las formas de adoración judía, el supremo sacrilegio fue cometido cuando Antíoco hizo sacrificar un cerdo en el altar sagrado del templo.

Y esto fue más de lo que el pueblo de Israel podía soportar. Y su reinado fue tan duro y las persecuciones tan crueles y tan extensas que el espíritu de revuelta empezó a hervir entre el pueblo judío. Y en el año 164 a. C. tenemos lo que ha sido llamado en la historia como la revuelta macabea.

La revuelta macabea sucedió cuando un hombre, un judío creyente llamado Matatías, quien tenía cinco hijos, se levantó en protesta contra las políticas de Antíoco y trató de luchar con una forma de insurrección tipo guerra de guerrillas, contra los invasores de Antíoco.

Bueno, al inicio de este período, poco después de que la revuelta estallara, Matatías murió y así el liderazgo de la revuelta cayó sobre su tercer hijo, cuyo nombre era Judas, y él asumió o recibió el nombre Judas Macabeo, que significa “Judas el martillo”.

Y se convirtió en un héroe nacional y permanece como un héroe nacional en la tradición Judía debido a sus ataques astutos y valientes contra los invasores.

Él fue capaz de ganar ciertos privilegios con los gobernantes en el año 164 a. C., que incluyeron que la libertad religiosa fuese restaurada en el pueblo judío, y que el templo fuera abierto de nuevo para la celebración de la adoración Judía.

Y así, en ese año, el templo judío fue re-dedicado y una gran fiesta y celebración se realizaron, la que aún se celebra hasta el día de hoy.

La reapertura y re-dedicación del templo tomó lugar en el mes de diciembre y es celebrado hasta el día de hoy como la fiesta del Janucá, repito Janucá. Así se dice.  Todos estamos familiarizados con la celebración Judía del Janucá, que es la celebración de la victoria de Judas Macabeo en el período de la revuelta.

En 142, los judíos, bajo los Macabeos, fueron capaces de ganar su libertad total del dominio extranjero, y esa liberación y su libertad duró del año 142 hasta el año 63 a. C., cuando Palestina, una vez más, fue conquistada.

Pero esta vez los conquistadores fueron los Romanos y el general responsable de esta conquista de Palestina en el año 63 a. C. es un hombre con el que estamos algo familiarizados, debido a nuestro conocimiento de la obra de Shakespeare, Julio César, y nuestros libros de historia que nos dicen del primer gran triunvirato que incluía entre sus miembros a un general llamado Pompeyo.

Y Pompeyo, ustedes saben, se asoció a Julio César y hubo todo tipo de intriga después, y recordamos en la historia que Shakespeare nos habla del asesinato de Julio César, que cuando Bruto apuñaló a César y las últimas palabras de César fueron ¿Cuáles?

“¿Et tu, Brutus?» Luego cae César y  en el momento culminante en esta escena de la obra, Julio César cae muerto en el piso del Senado y cae muerto al pie del busto de Pompeyo.

Bueno, fue este hombre Pompeyo el responsable de la conquista romana de la nación judía en el año 63 a. C.

Ahora, veintitrés años más tarde, en 40 a. C., hubo un nuevo evento que tuvo lugar cuando, bajo el dominio romano, un jefe Idumeo fue puesto más o menos como vasallo local por las autoridades romanas para ser rey local sobre los judíos, y el nombre de ese hombre fue Herodes el Grande.

Y Herodes el Grande en realidad fundó una dinastía. Él es quien reconstruyó la masiva estructura llamada el templo Herodiano que, sin lugar a dudas, sería famoso en la historia mundial, aún si no figurara de forma prominente en el Nuevo Testamento, por los extraordinarios proyectos de construcción que estableció durante su reinado.

Pero él era también conocido por su crueldad y por sus vicios como un rey marioneta de Roma.

Fue nombrado, en gran parte, por la influencia de dos romanos cuyos nombres eran Octavio y Marco Antonio. Marco Antonio, del afamado Antonio y Cleopatra, y Octavio quien se convirtió en César Augusto, que es mencio-nado de forma específica en el Nuevo Testamento.

Pero es significativo que cuando el Nuevo Testamento empieza, el pueblo de Israel está gimiendo bajo el dominio extranjero una vez más, ahora por el poder de Roma, y ese poder ejerce detrás de su rey marioneta, quien era considerado por el pueblo Judío como traidor de sus intereses nacionales.

Ese es el drama. Ese es el escenario en el que el Nuevo Testamento da inicio.

R.C. Sproul es el fundador de Ligonier Ministries, el maestro principal de la programación de radio Renewing Your Mind, y el editor general de la Biblia de estudio Reformation

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La historia de la Navidad

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La historia de la Navidad

R.C.Sproul

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Me pregunto, ¿cuántas veces en sus vidas han oído la lectura de la historia de la Navidad? Yo podría leerla una y otra vez, No sé ustedes, pero yo nunca me canso de oírla. Dado que voy a comentarla, vamos a leer el evangelio de Lucas, el capítulo 2, del versículo 1 al 16:

“Y aconteció en aquellos días que salió un edicto de César Augusto, para que se hiciera un censo de todo el mundo habitado.

Este fue el primer censo que se levantó cuando Cirenio era gobernador de Siria. Y todos se dirigían a inscribirse en el censo, cada uno a su ciudad. Y también José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén, por ser él de la casa y de la familia de David, para inscribirse junto con María, desposada con él, la cual estaba encinta.

Y sucedió que mientras estaban ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito; le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.

En la misma región había pastores que estaban en el campo, cuidando sus rebaños durante las vigilias de la noche. Y un ángel del Señor se les presentó, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor, y tuvieron gran temor. Mas el ángel les dijo: No temáis, porque he aquí, os traigo buenas nuevas de gran gozo que serán para todo el pueblo; porque os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. Y esto os servirá de señal: hallaréis a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.

Y de repente apareció con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales, alabando a Dios y diciendo: Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes El se complace.

Y aconteció que cuando los ángeles se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: Vayamos, pues, hasta Belén y veamos esto que ha sucedido, que el Señor nos ha dado a saber. Fueron a toda prisa, y hallaron a María y a José, y al Niño acostado en el pesebre”.

El que tiene oídos para oír la palabra de Dios, que la oiga. Oremos. Nuestro Padre y nuestro Dios. La repetición no tiene el poder de borrar la magnificencia de este relato. Y mientras lo contemplamos con nuevos ojos en este tiempo de Navidad, oramos para que el Príncipe de Paz pueda ser glorificado entre nosotros en esta hora ya que lo pedimos en su nombre. Amén.

Es Nochebuena, por lo que podríamos preguntarnos otra vez por qué Jesús nació en Belén. Sabemos que su familia era de Nazaret, donde José tenía su carpintería. Y Lucas nos da la respuesta justo al inicio de su narración, cuando nos dice que en esos días salió un edicto de César Augusto, que requería que fuera censada toda persona que estaba bajo el dominio del Imperio Romano.
Este es el César que se llevó el título de “El Augusto”, “César, el magnífico”, “César, el trascendente”, el segundo de los doce Césares de Roma y uno de lo gobernantes mas despiadados y efectivos de la antigüedad. Se dijo de Octavio, quien se convirtió en César Augusto, que él había asesinado a 300 miembros del Senado de Roma.

Roma había sido una república por muchos años, antes de la llegada de Julio César, seguida luego por César Augusto. Y con esta autoridad plenipotenciaria emitió un edicto y dijo: ‘Que todos los que están bajo el dominio romano se sometan a un censo’.

Quería contar las cabezas de todo el mundo en el Imperio Romano con el propósito de imponer impuestos a fin de incrementar las arcas, la riqueza y el dominio de ese imperio.

Así que, por mandato, él dio la orden. Y Lucas nos dice que esto ocurrió cuando Cirenio gobernaba en Siria. Entonces si miramos la superficie y hacemos la pregunta de por qué nació Jesús en Bélen, la respuesta es obvia, la respuesta es fácil.

Bueno, nació en Belén porque sus padres rurales tuvieron que hacer este viaje pesado desde el norte, desde Nazaret hasta Judea y hasta Belén, a unos pocos kilómetros de Jerusalén, para poder registrarse y ser contribuyentes.

La razón por la que Jesús nació en Belén fue porque sus padres, aunque estaban afligidos por la carga de la opresión y la tiranía de Roma, sin embargo, se sometieron al magistrado civil e hicieron este viaje a riesgo de la vida de la madre y del bebé que había sido concebido en su vientre.

Y podemos dejarlo ahí. Gracias a César Augusto, Jesús nació en Belén. Pero hacer eso sería darle demasiado crédito a César Augusto y muy poco crédito a la soberanía de Dios, dado que siglos antes de que César Augusto naciera, siglos antes de que alguien hubiera escuchado su nombre, siglos antes de que siquiera él contemplara un edicto de registro para todos los ciudadanos en el imperio, un profeta menor, en el pequeño país de Israel, recibió la palabra de Dios en sus labios y pronunció este oráculo acerca de este pueblo de Belén.

Y Miqueas dijo: “Pero tú, Belén Efrata, aunque eres pequeña entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que ha de ser gobernante en Israel”. Noten que antes de que saliera un edicto de César Augusto, desde toda la eternidad, salió un edicto del Señor Dios omnipotente que reina, quien es el Señor de la historia, quien determinó los límites del Imperio Romano y determinó que en un día particular, en un lugar particular ocurriría la encarnación de su Hijo.

Y podemos jugar a los “¿Y si?” ¿Y si el edicto de César fue emitido una semana antes? ¿Y si llegó una semana después? ¿Y si María hubiera dado a luz en el camino? Entonces, toda la importancia profética de la Palabra de Dios se habría derrumbado al quedarse sin cumplir, pero debido a que salió un edicto de Dios, no podía ser que Jesús no naciera en Belén. Pero, ¿por qué en la providencia de Dios, Dios eligió esa pequeñísima ciudad, pequeña entre las tribus de Judá, para ser el lugar del nacimiento del Mesías?
Bueno, era obvio en el AT, porque ese pequeño pueblo había sido la ciudad natal del rey más grande de Israel y desde la caída del reino del norte, de Israel, en 586, ningún rey del linaje de David había gobernado.

Y este pequeño pueblo llamado “la ciudad” o “la casa de pan”, había quedado en la oscuridad hasta siglos más tarde la casa de David fue restaurada y su reino fue renovado cuando el Príncipe de Paz nació en su ciudad natal. ¡Qué extraño es que Dios obre con las complejidades del tiempo y del espacio de tal manera!

Noten que a lo largo del texto que estuve leyendo, se dice: “Y sucedió” o “Y aconteció en aquellos días”. En otras partes del NT, tenemos una expresión que ocurre con frecuencia y que habla de la plenitud del tiempo. El pleroma, una palabra que realmente no tenemos un equivalente para traducir en el idioma español, porque la idea de pleroma es una plenitud que no solo alcanza el punto donde el agua llega justo al borde del vaso, sino que es una plenitud que se desborda, es decir que revienta las costuras.

Es una plenitud que está tan llena que no dará cabida para que otro átomo se apiñe en este espacio sin que lo haga explotar. Y lo que se nos dice en el NT es que Dios preparó la historia de una manera tal que hubo un momento en el tiempo donde el tiempo estaba tan impregnado, el tiempo estaba tan lleno del propósito de Dios que, en ese momento, ni un segundo antes, ni un segundo después, este niño nació en Belén.

¡Ah! Demasiado tarde para que sus padres encuentren una habitación en la posada, pero ni un segundo después de lo determinado por Dios. Cada vez que leemos este relato, nos impresiona, por supuesto, la nimiedad de las circunstancias del nacimiento de Jesús.

Aquí, Él es anunciado como un rey y, sin embargo, la señal que se da es la manifestación de un niño envuelto en pañales. No pañales como los entendemos, sino mantas o pedazos de tela cortados de forma rudimentaria y tosca para abrigar al recién nacido y mantenerlo caliente, colocado en un pesebre, donde comen los animales, difícilmente un palacio real, difícilmente un lugar de esplendor.

Y vemos a lo largo del ministerio de Jesús que Él toma sobre sí una misión de humillación. La suya es la vía dolorosa. La suya es el camino de la cruz.

Él es aquel que es el “varón de dolores y experimentado en aflicción”, y así vemos, en las circunstancias de su nacimiento, casi un retrato absoluto de pobreza y humillación
Sin embargo, a menos de medio kilómetro del lugar o del establo donde estaba acostado el bebé, el mayor espectáculo de luz y sonido que jamás se había producido sobre la faz de la tierra, antes de ese momento, apareció cuando estos pastores estuvieron toda la noche en el campo cuidando sus rebaños.

Se nos dice que de pronto hubo un resplandor y ¿qué tipo de resplandor era este? Era la Shekina, la gloria, la gloria de Dios radiante, refulgente, cegadora, deslumbrante y flameante. El tipo de gloria que dejó ciego al apóstol Pablo cuando estaba en el camino a Damasco, el tipo de gloria que brilló a través de la naturaleza humana de Cristo en el monte de la Transfiguración. A lo largo de las Escrituras, la metáfora suprema de Dios es la de la luz, que Él es un fuego consumidor. Y su gloria tiene un resplandor como hemos visto una y otra vez, que incluso los ángeles en el cielo tienen que cubrir sus rostros no sea que vean esa gloria develada y perezcan.

Es esa gloria que estalló sobre los campos esa noche en Belén. Y saben qué, las nuevas traducciones intentan ayudarnos entender o sobrellevar algo del lenguaje oscuro del tiempo de Cervantes, por lo que incluso el texto que estoy leyendo ahora, nos dice que cuando esto sucedió y apareció el resplandor, los pastores “tuvieron gran temor”. ¿Por qué no lo dejaron como solía ser en versiones más antiguas, que decían: “quedaron sobrecogidos de temor”?

Ahora, obviamente, esa idea de estar sobrecogido es una noción que prácticamente desapareció de nuestro idioma, pero no del todo. A veces la gente dice: ‘Bueno, me sobrecogió la tremenda cuenta del restaurante’ o ‘Estaba sobrecogido al ver el mal estado en que quedó el auto después del choque’. Estamos hablando de algo que nos intimida y hasta duele.

Estar sobrecogido es estar radicalmente aterrado, con un miedo que llega a doler, estar lleno de pavor y terror. Bueno, en el camino están María y José tratando de mantener el calor, tratando de mantener al bebé caliente, con escasez, en la oscuridad.

Y justo al otro lado del campo, la gloria de Dios destella en presencia de los pastores y los pastores escuchan el anuncio que el ángel hace del evangelio: “porque os ha nacido hoy,… un Salvador”.

Esta es la buena nueva que se anuncia: “que es Cristo el Señor”. Y luego leemos: “Y de repente apareció con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales”. Pensemos en el ejército más poderoso del mundo, este ejército no se compara al ejército celestial que se presenta aquí.

No se está hablando de unos cuantos ángeles sino de un ejército de ángeles, una tropa de ángeles que llenan los cielos hasta donde los pastores alcancen a ver. Hace unos momentos vimos que estaban sobrecogidos de terror.

¿Qué crees que están pensando ahora, cuando miran a su alrededor y no ven nada más que este ejército de ángeles cantando juntos: “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes El se complace”?

Y luego, así de rápido, el resplandor se apagó, los ángeles se fueron y los pastores se dijeron unos a otros: ¡Vamos, vamos! “Vayamos, pues, hasta Belén y veamos ahora mismo esto que ha sucedido”.

Y así, amados, la Escritura nos dice que se apresuraron y fueron a buscar al bebé que estaría envuelto en pañales y lo encontraron en Navidad.

R.C. Sproul es el fundador de Ligonier Ministries, el maestro principal de la programación de radio Renewing Your Mind, y el editor general de la Biblia de estudio Reformation

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