Depresión equivale a entrar en un laberinto de oscuras tinieblas |  María del Carmen Tavares

“Bueno es para mí ser afligido, Para que aprenda Tus estatutos” (Salmo 119:71). NBLA.

El comentarista bíblico, William MacDonald, escribe sobre este verso lo siguiente: “Los sufrimientos son solo por un momento, pero los beneficios de haber sufrido, duran para siempre”.
Esto es algo que he visto vivir a muchas personas ansiosas y depresivas; además de que en los últimos años he lidiado con ello en mi propia vida. Aun dentro de la oscuridad de la depresión he dicho a otros y a mí misma: <>. ¡Y eso es verdad! (Salmos.34:19; 55:22).

-La depresión nos hunde en un laberinto de densas y oscuras tinieblas, del cual no podemos salir sin la ayuda de Dios. Esa es la vívida opinión personal de quien suscribe.

-Para algunas personas, con las que he tenido la oportunidad de conversar, la depresión es una sensación de oscura tristeza y desesperanza que no pueden entender, que incluso les han llevado a pensar o intentar el suicidio; otros se han abandonado a una tristeza tan honda, que dejan de interactuar con los demás, dejan de alimentarse como es debido, hasta llegar a un estado en que sufren un completo desbalance emocional y físico, por lo cual deben recurrir a psiquiatras que los medican y remiten a psicólogos y a consejeros.

-La opinión médica nos explica la depresión como: “Un trastorno de salud mental que se caracteriza por depresión persistente o pérdida de interés en las actividades, lo que puede causar dificultades significativas en la vida cotidiana”

Indican, que las causas posibles incluyen una combinación de fuentes biológicas, psicológicas y sociales de angustia. Cada vez son más las investigaciones que sugieren que estos factores pueden ocasionar cambios en la función cerebral, como la actividad anormal de ciertos circuitos neuronales en el cerebro” (Fuente: Mayo Clinic).

Podemos notar que la opinión médica para pacientes depresivos, es prácticamente la misma, a la que han externado la mayoría, incluyéndome, de los que no hemos consultado un médico psiquiatra.

Es muy cierto que todos nos sentimos tristes de vez en cuando, pero cuando se trata de depresión, la tristeza se torna en un trastorno debilitante, continuo, que interfiere con nuestras actividades cotidianas. Aunque no todos los expertos concuerdan en lo que es una tristeza normal y lo que es un trastorno, la verdad es que algunas personas experimentan emociones extremadamente negativas, acompañadas a veces, de sentimientos de inutilidad, angustia y de culpa desmedida.

Tengo un caso reciente: Fabela, una madre joven aún, me compartió que hace poco tiempo perdió su empleo. En ese trabajo fue muy humillada, hasta que finalmente la desvincularon. Como conocemos su necesidad, hemos tratado de colocarla en algún empleo, pero nunca logra permanecer o no la llaman. Hace un mes aproximadamente, le ubicamos un empleo seguro, con beneficios que a ella le ayudarían significativamente. Fue a la entrevista y le dijeron que se quedara, pero se excusó, porque al día siguiente tenía precisamente, una cita médica, que nada tenía que ver con problemas emocionales; y era que ya estaba sintiendo opresión, pensando que no iba a quedar bien en ese empleo; comenzó a pensar que volverían a humillarla y que decepcionaría a quien la recomendó para el empleo. ¿Saben lo que sucedió? Cuando fue al médico le diagnosticaron que estaba sufriendo una arritmia cardíaca y aunque nunca había sufrido problemas de hipertensión, encontraron que su presión estaba alta. Le pedimos pues, que si no estaba bien de salud, se excusara con el empleador, le explicara su condición y le diera las gracias por la oportunidad. Luego me enteré que nunca llamó para excusarse. El temor la paralizó; la inseguridad que le produce el creer que no puede cumplir con lo que se le encomiende, la sumió en una oscuridad tal que no le permite pensar ni actuar. Pasado unos días, le pregunté qué había pasado con la arritmia y me dijo que ya no sentía nada. En su interior ya entiende que está “segura”, a pesar de que tiene necesidades que el empleo le supliría. Lo peor de todo esto es que no admite que necesita ayuda, y la realidad es que necesita a Cristo.

Desde que tengo conocimiento de mí misma, aun a pesar de mí, muchas personas han acudido a mí para hablar, les aconsejaba acorde con mi propia vivencia, pero luego, Dios me ha ido llevando por caminos prácticos, para que reconozca que solo con Él, a través de Jesús y del Espíritu Santo se puede lograr salir del laberinto de densa oscuridad en el que te interna la depresión. Su Palabra es la Verdad, te guía por el camino correcto; y la Verdad y el Camino es una persona, es Jesucristo, el Hijo del Dios Altísimo, quien se dio a sí mismo para salvarnos de nuestra vana manera de vivir.

Hermana y amiga, todas sabemos que las enfermedades son consecuencia de la rebelión de nuestros primeros padres. El Salmo 51:5 dice: “Yo nací en iniquidad, Y en pecado me concibió mi madre”.
Y Romanos 5:12 nos explica: “Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por medio de un hombre, y por medio del pecado la muerte, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron”.

¿Quién fue el hombre por medio de quien entró el pecado? Adán. Así que, hemos heredado de Adán la imperfección; por eso nos enfermamos física y emocionalmente. De ahí es que Dios nos dice que <Toda la creación sigue gimiendo y junto con todo lo creado estamos también en dolor (Romanos.8:22).

Como creyentes, debemos estar conscientes de que toda depresión es producto, en la mayoría de los casos, de la rebelión que nos lleva a ira, a conmiseración por nosotras mismas, que nos hunden en oscuridad porque no ponemos la vista en Cristo, Él es real; las cosas de este mundo son pasajeras, no hay nada placentero en este mundo que dure para siempre; nos podemos enfocar en una meta, la alcanzamos, y luego ¿qué? ¿Qué sigue?

Nuestro enfoque debe ser Jesús, Él está siempre disponible, podemos acercarnos a Él confiadamente; allí vamos a encontrar el auxilio, el socorro oportuno (Hebreos 4:16, paráfrasis). El camino al Sion espiritual es accesible para todas las que nos acerquemos a Dios a través de Jesucristo. (Salmos 132:13; Isaías 46:13).

Mujer, si eres creyente, ¡Eres Libre, Eres hija de la Promesa! ¡Nosotras somos libres en Cristo! (Galatas 4:21-31).

Es muy cierto que estos son tiempos difíciles, este mundo va en decadencia, en creciente maldad y tumulto; es por esa misma razón que necesitamos fortalecer nuestros corazones en Jesús; Él no es ajeno a nuestros sufrimientos, nos conoce, sabe de nuestro andar diario, luchas y batallas.

Entendemos que a nadie le gusta pasar por la angustia del sufrimiento, ¡es cierto! Humanamente, ¿a quién le gusta sufrir? ¡A nadie! Pero en la escuela de Dios tenemos que recibir esa materia, sí o sí, ¿Por qué? Porque es una forma muy efectiva de acercarnos a tener una buena relación con Dios.

Pero alegrémonos con este pensamiento: “Él les secará toda lágrima de los ojos, y no habrá más muerte ni tristeza ni llanto ni dolor. Todas esas cosas ya no existirán más”. (Apocalipsis.21:4). (NTV). No permitamos que la oscuridad nos arrope; fortalezcamos nuestro corazón con la Palabra de Dios, mantengamos nuestros ojos puestos en Cristo, Él tiene cuidado de nosotras, ¡no lo dudes! Su Palabra lo dice: “Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes”. (1Pedro 5:7). (NTV). ¡Él actuará, porque es Fiel a Su Palabra!

Dios les bendiga rica y abundantemente

María del Carmen Tavares

Marisol para su familia y amigos, es miembro de la IBI hace más de 17 años. Graduada del Instituto Integridad y Sabiduría y actualmente terminando la especialidad en Consejería Bíblica. Ha servido como maestra de Escuela Dominical en la IBI y actualmente escribe para los ministerios MPLGDG y Lifeway Mujeres. Sirvo en los grupos pequeños del Ministerio de mujeres Ezer.

El engaño del dinero | Héctor Salcedo

El engaño del dinero basado el Lucas 12:13-15.

El dinero y las posesiones siempre han tenido un rol vital en el desarrollo de las civilizaciones a través de la historia. Se podría decir que la “motivación” de conseguir riquezas ha sido el principal motor del avance del mundo. Visto así, el dinero y el avance material es bueno. No obstante, en vista de la presencia de pecado en el corazón humano, el deseo de lucro se desborda y termina produciendo todo tipo de problemas. Tal y como pasa con todos los temas de nuestra existencia, la Palabra de Dios es nuestra lámpara, y cuando de dinero y posesiones se trata, la Biblia tiene mucho que decir. De hecho, Jesús habló en diversas ocasiones acerca de los bienes materiales y quizás resulte curioso para muchos saber que su enseñanza más frecuente implícita o explícitamente con relación al dinero y las posesiones fue “¡cuidado!”

En Lucas 12:13-15, Jesús está enseñando a una gran multitud y en medio de su discurso, es interrumpido por un hombre que le habla de una herencia diciendo, “maestro, dile a mi hermano que divida la herencia conmigo.” Llama la atención lo “inoportuno” que fue este individuo. En medio de un discurso ante miles de personas, trae un tema personal a ser mediado por Jesús. Claramente, el interés por su herencia le distrajo del hecho de que tenía enfrente a Dios mismo, enseñando asuntos que trascienden lo material (Lucas 12:12). Esta interrupción ilustra de manera precisa lo que las posesiones tienden a producir en el corazón humano; capturan nuestra atención al punto de desviarnos de Dios.

Jesús, al ser interrumpido, “pone distancia” y no pierde tiempo con asuntos que no tenían que ver con Su misión diciendo “hombre!, ¿quién me ha puesto por juez o árbitro sobre vosotros?” (Lucas 12:14). El individuo quería usar a Jesús para sus fines y Jesús no se lo permite y se mantiene al margen de la discusión. No obstante, al percatarse Jesús de lo que hay en el corazón de este individuo, aprovecha la ocasión para dejar una enseñanza de valor eterno. Lucas 12:15 dice, “Y les dijo: Estad atentos y guardaos de toda forma de avaricia; porque aun cuando alguien tenga abundancia, su vida no consiste en sus bienes.” No sabemos si el individuo entendió que Jesús decía esto primero por él, pero lo cierto es que la enseñanza no fue sólo para el inoportuno sino para todos.

La selección de palabras que Jesús usa en esta enseñanza es extremadamente importante; los términos apuntan a que la avaricia se mueve con sutileza, es subrepticia, es decir, que actúa de manera oculta, de forma imperceptible. Jesús nos advierte de esta inclinación de nuestro corazón, en vista de que como dice la segunda parte del verso 15: “…porque aun cuando alguien tenga abundancia, su vida no consiste en sus bienes.” En otras palabras, la vida plena, significativa y valiosa que el ser humano busca no se encuentra en la acumulación de posesiones de este mundo. Que tremendo error sería enfocar nuestras vidas en cosas materiales que al final no producen en nosotros los resultados deseados.

Nada de esto significa que ser rico es malo, pecaminoso o perverso. El problema no es la cantidad sino nuestra actitud hacia lo material; cuando pienso que lo que necesito para sentirme satisfecho es tener más cosas o cuando mi contentamiento depende de algo que no es Dios. Contra esto es que Jesús está advirtiendo. Lamentablemente, el mundo en el que vivimos opera otorgando a lo material un nivel de importancia que está muy por encima al que la Palabra de Dios le da y nosotros no estamos ajenos a esta influencia. Si nos exponemos, aunque sea mínimamente, a los medios de comunicación es fácil percibir que el mensaje claro y alto que se escucha es que “más es mejor”. Es por esta fuerza que tienen las ideas avariciosas y materialistas en el corazón humano y la naturaleza sutil de este pecado que Jesús advierte enfáticamente de que estemos atentos y en guardia para no ser seducidos (1 Timoteo 6:9-10; Mateo 13:22; Lucas 18:18-24; Proverbios 30:7-9).

Héctor Salcedo
Héctor sirve como pastor ejecutivo en la Iglesia Bautista Internacional (IBI) de Santo Domingo, República Dominicana. Es economista de profesión y pastor de corazón. Posee una maestría en Estudios Bíblicos en el tradicional Moody Bible Institute de Chicago. Como economista, cursó estudios de Maestría en Macroeconomía Aplicada en Chile a mediados de los 90’s para ejercer dicha profesión durante casi 15 años en el medio económico-empresarial. Ha laborado desde los inicios de la IBI, pasando por diversas asignaciones conforme el crecimiento lo requirió. Desde 2004 es uno de los pastores de la IBI, y desde 2009 lo ha sido a tiempo completo. Entre sus funciones se encuentran el manejo administrativo y financiero de la IBI e Integridad & Sabiduría. Asimismo, está a cargo del Ministerio de jóvenes adultos de la IBI (M-Aquí). Cuando las circunstancias lo requieren, es uno de los pastores que predica en la IBI. De hecho, la enseñanza de la Palabra de Dios es su mayor pasión, sobre todo su aplicación práctica a la vida. Está casado con Chárbela El Hage y juntos tienen dos hijos: Elías y Daniel.

La necesidad de la Reforma

Nota del editor: Este es el segundo capítulo en la serie especial de artículos de Tabletalk Magazine: La historia de la Iglesia | Siglo XVI

La necesidad de la Reforma
Por W. Robert Godfrey

La iglesia siempre necesita reforma. Incluso en el Nuevo Testamento, vemos a Jesús reprendiendo a Pedro, y a Pablo corrigiendo a los corintios. Como los cristianos siempre somos pecadores, la iglesia siempre necesitará la reforma. Sin embargo, la pregunta que debemos hacernos es cuándo esa necesidad se vuelve totalmente imperiosa.

Los grandes reformadores del siglo XVI concluyeron que la reforma era urgente y necesaria en sus días. Mientras buscaban reformar la iglesia, rechazaron dos extremos. Por un lado, rechazaron a los que insistían en que la iglesia estaba básicamente sana y no necesitaba cambios fundamentales. Por otro lado, también rechazaron a los que creían que podían crear una iglesia perfecta en cada detalle. La iglesia necesitaba una reforma fundamental, pero también iba a necesitar seguir reformándose siempre. Los reformadores llegaron a estas conclusiones gracias a su estudio de la Biblia.

En 1543, el reformador de Estrasburgo, Martín Bucero, le pidió a Juan Calvino que escribiera una defensa de la Reforma para presentarla ante el emperador Carlos V en la dieta imperial que se reuniría en Espira el año 1544. Bucero sabía que el emperador, que era católico romano, estaba rodeado por consejeros que difamaban los esfuerzos por reformar la iglesia, y creía que Calvino era el ministro más capaz para defender la causa protestante.

Calvino aceptó el desafío y escribió una de sus mejores obras, La necesidad de reformar la iglesia. Aquel tratado sustancial no convenció al emperador, pero ha llegado a ser considerado por muchos como la mejor presentación de la causa reformada que se ha escrito.

Calvino parte observando que todos concordaban en que la iglesia tenía «enfermedades numerosas y severas». También afirma que los problemas eran tan serios que los cristianos no podían permitirse «mayores demoras» para la reforma ni tampoco esperar por «remedios lentos». Rechaza la acusación de que los reformadores eran culpables de «innovación precipitada e impía». Más bien, recalca que «Dios levantó a Lutero y a otros» para preservar «la verdad de nuestra religión». Calvino veía que los fundamentos del cristianismo estaban bajo amenaza y que solo la verdad bíblica renovaría a la iglesia.

Calvino observa cuatro grandes áreas de la vida de la iglesia que necesitaban una reforma. Estas áreas forman lo que él llama el alma y el cuerpo de la iglesia. El alma de la iglesia está compuesta por la «adoración pura y legítima de Dios» y por «la salvación de los hombres». El cuerpo de la iglesia está compuesto por el «uso de los sacramentos» y «el gobierno de la iglesia». Para Calvino, estos asuntos estaban en el núcleo de los debates de la Reforma. Son esenciales para la vida de la iglesia y solo podemos entenderlos correctamente a la luz de la enseñanza de las Escrituras.

Tal vez nos sorprenda que Calvino haya catalogado la adoración de Dios como uno de los asuntos más importantes de la Reforma, pero este era un tema consistente en él. Antes, le había escrito al cardenal Sadoleto: «No hay nada más peligroso para nuestra salvación que una adoración absurda y perversa de Dios». La adoración es el lugar donde nos encontramos con Dios y ese encuentro debe realizarse según los estándares de Dios. Nuestra adoración muestra si de verdad aceptamos la Palabra de Dios como nuestra autoridad y nos sometemos a ella. La adoración creada por nosotros mismos es una forma de justicia por las obras y una expresión de idolatría.

Luego, Calvino se refirió a lo que solemos ver como el tema más grandioso de la Reforma, es decir, la doctrina de la justificación:

Sostenemos que, más allá de cómo sean las obras de un hombre, él es considerado justo delante de Dios sobre la sola base de la misericordia gratuita, pues Dios, sin ninguna consideración por las obras, lo adopta gratuitamente en Cristo, imputándole la justicia de Cristo como si fuera suya. Esto lo conocemos como la justicia de la fe, es decir, cuando un hombre, desnudo y vacío de toda confianza en las obras, se siente convencido de que la única base de su aceptación ante Dios es una justicia que él no tiene en sí mismo, pero le es prestada por Cristo. El punto en que el mundo siempre se desvía (pues este error ha prevalecido casi en todas las épocas) es el de imaginar que el hombre, por muy parcialmente deficiente que sea, sigue mereciendo, hasta un cierto punto, el favor de Dios por las obras.

Estas cuestiones fundamentales que conforman el alma de la iglesia son respaldadas por el cuerpo de la iglesia: sus sacramentos y gobierno. Debemos devolverles a los sacramentos el sentido y uso puro y simple que reciben en la Biblia. El gobierno de la iglesia debe rechazar toda tiranía que ate la conciencia de los cristianos de manera contraria a la Palabra de Dios.

Cuando observamos la iglesia de nuestros días, bien podemos concluir que la reforma es necesaria —de hecho, es imprescindible— en muchas de las áreas por las que Calvino tanto se preocupó. A fin de cuentas, solo la Palabra y el Espíritu de Dios reformarán la iglesia. Sin embargo, debemos orar y trabajar fielmente para que esa reforma llegue en nuestros días.

Publicado originalmente en: Tabletalk Magazine
W. Robert Godfrey
El Dr. W. Robert Godfrey es presidente de la junta directiva de Ligonier Ministries, maestro de la Confraternidad de Enseñanza de Ligonier Ministries, y presidente emérito y profesor emérito de historia de la iglesia en el Westminster Seminary California. Es el maestro destacado de la serie de seis partes de Ligonier: A Survey of Church History y autor de varios libros, entre ellos An Unexpected Journey y Learning to Love the Psalms.

El día del Señor

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Serie: El espíritu de la apostasía

El día del Señor

Miguel Núñez

Miguel Núñez es miembro del concilio de Coalición por el Evangelio. Es el pastor de predicación y visión de la Iglesia Bautista Internacional, y presidente de Ministerios Integridad y Sabiduría. El Dr. Núñez y su ministerio es responsable de las conferencias Por Su Causa, que procuran atraer a los latinoamericanos a las verdades del cristianismo histórico. Puede encontrarlo en Twitter.

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Los falsos maestros y la justicia de Dios (2da parte) 

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Serie: El espíritu de la apostasía

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2/2 – El espíritu de la apostasía

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1/2 – El espíritu de la apostasía 

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1 – La clave para terminar bien

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13 – Cristo regresará y la maldad se detendrá

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12 – Cristo, crucificado como culpable y resucitado como Señor (Parte II) 

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Miguel Núñez

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