2 Reyes 2 | 2 Tesalonicenses 2 | Daniel 6 | Salmos 112–113
21 OCTUBRE
2 Reyes 2 | 2 Tesalonicenses 2 | Daniel 6 | Salmos 112–113
En el relato de Daniel en el foso de los leones (Daniel 6), observamos a un hombre de unos ochenta años, tan fiel al final de su vida como lo fue al principio de ella. Unas cuantas observaciones:
(1) A pesar de su avanzada edad, las aptitudes administrativas de Daniel y su pasión por la integridad le hicieron altamente valioso a los ojos de un gobernante relativamente cultivado como Darío. Esas mismas virtudes lo convirtieron en el blanco de la envidia de individuos inferiores que se sintieron más que contentos de implicarse en una campaña de sucias artimañas para desprestigiarlo. No fue Nixon quien inventó los ardides deshonestos; estos se remontan a la Caída. ¡Bendito el cristiano cuya vida es tan transparente como la de Daniel, que estaba tan lejos de ser corrupto o negligente […], “era un hombre digno de confianza” (6:4)! La única forma de destruirlo/a es convertir su conducta y su convicción en un crimen.
(2) Daniel es el modelo de la forma en que un cristiano puede servir en un gobierno que no es, en modo alguno cristiano. No ofrece consuelo a quienes no solo se retiran del pecado, sino también de la responsabilidad y de la influencia piadosa.
(3) La expresión “conforme a la ley de los medos y los persas, no podrá ser revocado” (6:8) era probablemente un emblema de honor en el imperio. Es posible que la política estuviera diseñada para desalentar el favoritismo, las excepciones corruptas, el cambiante pragmatismo. Pero ningún sistema legal puede asegurar una justicia sistemática. Los corruptos siempre encuentran formas de explotar el sistema para oprimir a otros y progresar ellos mismos. Escondiéndose tras el eslogan, hay una cuestión más profunda. Históricamente, siempre ha habido una tensión entre la teoría de la ley positiva, en la que la única ley que se debe obedecer es la que el gobierno ha puesto en vigor, y la teoría de la ley natural, en la que se piensa que los seres humanos pueden descubrir algunos fundamentos. En nombre de la equidad y la justicia, hasta hace relativamente poco, los tribunales británicos dejaban a veces de lado la ley positiva a favor de la natural cuando era bastante obvio que se estaba cometiendo una injusticia. Tanto en Gran Bretaña como en los Estados Unidos, tales consideraciones son ahora escasas. En el país británico, se debe obedecer lo que dice el Parlamento; en los Estados Unidos, prevalece lo que decida la Corte Suprema. En ambos casos, la ley positiva predomina en la mayoría de las ocasiones, como en la antigua Persia. El asunto se ha complicado aquí desde que los Estados occidentales han llegado a opinar que tienen un papel terapéutico en la sociedad, definiendo las “enfermedades” que deben confrontarse y las “terapias” que se deben imponer ya que van de la mano. El potencial para la injusticia y la desigualdad se multiplica.
(4) En la crisis precipitada por esta ley injusta, Daniel permanece coherente, sin hacer ostentación de su independencia ni esconder sus convicciones y costumbres. Deja el resultado en las manos de Dios, de manera muy parecida a la oración de Jesús (“Hágase tu voluntad”) y su ejemplo (Mateo 6:10; 26:39). Semejante madurez puede convertirse en un modelo amado para nosotros.
Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 294). Barcelona: Publicaciones Andamio.