“El pequeño vendrá a ser mil, el menor, un pueblo fuerte. Yo Jehová, a su tiempo haré que esto sea cumplido pronto.” Isaías 60:22.

21 de Octubre
“El pequeño vendrá a ser mil, el menor, un pueblo fuerte. Yo Jehová, a su tiempo haré que esto sea cumplido pronto.” Isaías 60:22.
a1Las obras para el Señor con frecuencia comienzan a pequeña escala, y no son menos importantes por eso. La debilidad educa a la fe, acerca a Dios, y gana gloria para Su nombre. El premio es una promesa de crecimiento. El grano de mostaza es la más pequeña de todas las semillas, y sin embargo, se convierte en una hortaliz se hace árbol, con ramas que alojan a los pájaros del cielo. Podemos comenzar con uno, aunque sea “el pequeño”, y, sin embargo, “vendrá a ser mil.” El Señor es grandioso con la tabla de multiplicar. Cuán a menudo le dijo a Su siervo solitario: “Te multiplicaré”. Confíen en el Señor, cuando sean solamente uno o dos; pues Él estará en medio de ustedes si están congregados en Su nombre.

“El pequeño.” ¿Qué puede ser más despreciable a los ojos de aquellos que cuentan cabezas y pesan fuerzas? Sin embargo, este es el núcleo de una gran nación. Solamente una estrella brilla inicialmente en la tarde, pero pronto el cielo está cubierto de innumerables luces.

Tampoco debemos pensar que la perspectiva de crecimiento sea remota, pues la promesa es, “Yo Jehová, a su tiempo haré que esto sea cumplido pronto.” No habrá una prisa prematura, como esa que puede verse en reuniones agitadas; todo será a su debido tiempo; sin embargo, no habrá ninguna demora. Cuando el Señor se apresura, Su velocidad es gloriosa.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

Spurgeon, C. H. (2008). La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software.

“Él salvará a su pueblo de sus pecados.” Mateo 1:21.

20 de Octubre
“Él salvará a su pueblo de sus pecados.” Mateo 1:21.

a1Señor, sálvame de mis pecados. Por tu nombre de Jesús me siento animado a orar de esta manera. Sálvame de mis pecados pasados, para que el hábito de ellos no me mantenga cautivo. Sálvame de mis pecados constitucionales, para que no sea el esclavo de mis propias debilidades. Sálvame de los pecados que continuamente están ante mis ojos para que no pierda mi horror por ellos. Sálvame de mis pecados secretos; pecados que no percibo debido a mi falta de luz. Sálvame de los pecados súbitos y sorprendentes: no permitas que sea sacado de mi camino por la fuerza de la tentación. Sálvame, Señor, de todo pecado. No permitas que la iniquidad tenga dominio sobre mí.

Solamente Tú puedes hacer esto. Yo no puedo romper mis propias cadenas ni eliminar a mis propios enemigos. Tú conoces la tentación, pues Tú fuiste tentado. Tú conoces el pecado, pues Tú cargaste con el peso de ese pecado. Tú sabes cómo socorrerme en mi hora de conflicto. Tú puedes salvarme de pecar, y salvarme cuando he pecado. Se ha prometido en Tu propio nombre que harás esto, y yo te ruego que en este día me permitas comprobar la profecía. No permitas que ceda al mal carácter, o al orgullo, o al desaliento o a cualquier forma de mal; pero sálvame para santidad de vida, para que Tu nombre de Jesús pueda ser glorificado en mí abundantemente.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

Spurgeon, C. H. (2008). La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software.