“El que creyere, no se apresure.” Isaías 28:16.

29 de Noviembre
“El que creyere, no se apresure.” Isaías 28:16.

a1Se apresurará para obedecer los mandamientos del Señor; pero no se apresurará con ningún sentido de impaciencia o de impropiedad.
No se apresurará a huir, pues no se verá sobrecogido del miedo que provoca el pánico. Cuando otras personas vuelan por aquí y por allá como si la razón les hubiere fallado, el creyente estará tranquilo, calmado, y resuelto, y así será capaz de actuar sabiamente en la hora de la prueba.

No se apresurará en sus expectativas, ansiando sus cosas buenas de inmediato y al punto; sino que esperará el tiempo de Dios. Algunos sienten una prisa desesperada para tener el pájaro en la mano, pues consideran la promesa del Señor como un pájaro volando, que no es probable que sea suyo. Los creyentes saben esperar.
No se apresurará lanzándose a una acción indebida o cuestionable. La incredulidad ha de hacer algo, y así obra su propia ruina; pero la fe no se apresura por encima del progreso razonable, y así no se ve forzado a regresar tristemente por el camino que siguió imprudentemente.

¿Qué sucede conmigo? ¿Estoy creyendo, y, por tanto, estoy manteniendo el paso del creyente, que consiste en caminar con Dios? ¡Paz, agitado espíritu! ¡Oh, reposa en el Señor, y espéralo pacientemente! ¡Corazón, asegúrate de hacer esto de inmediato!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

Spurgeon, C. H. (2008). La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software.

“Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano.” Deuteronomio 28:8.

28 de Noviembre.
“Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano.” Deuteronomio 28:8.

a1Si nosotros obedecemos al Señor nuestro Dios, Él bendecirá todo aquello que nos da. Las riquezas no son una maldición cuando son bendecidas por el Señor. Cuando los hombres poseen más de lo que requieren para satisfacer su inmediata necesidad, y comienzan a almacenar en graneros, la marchita podredumbre de la avaricia o el estéril endurecimiento del corazón son propensos a acompañar a la acumulación; pero con la bendición de Dios, esto no sucede así. La prudencia ordena el ahorro, la liberalidad gobierna el gasto, la gratitud conserva la consagración, y la alabanza endulza el gozo. Es una gran misericordia contar con la bendición de Dios sobre nuestra caja fuerte, y sobre nuestra cuenta bancaria.

¡Qué favor nos es concedido con la última frase! “Jehová enviará su bendición sobre todo aquello en que pusieres tu mano.” No pondríamos nuestra mano en nada sobre lo que no nos atreviéramos a pedir la bendición de Dios, ni nos pondríamos a hacer nada sin oración y sin fe. ¡Pero qué privilegio es poder esperar la ayuda del Señor en cada actividad! Algunos hablan de un hombre con suerte: la bendición del Señor es mejor que la suerte. La protección de los grandes no es nada comparada con el favor del Señor. La confianza en uno mismo está muy bien, pero la bendición del Señor es infinitamente mayor que todo el fruto del talento, del genio o del tacto.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

Spurgeon, C. H. (2008). La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software.