¿Por qué pasan cosas malas?

¿Por qué pasan cosas malas?

Autor: Stacy James

a1La mayor de las preguntas acerca de la maldad es, «¿por qué Dios no previene que pasen?» ¿Si Dios es realmente todo bondad y todo poderoso, por qué el no hace algo?

Primero que todo. Dios no crea maldad: él permite que ocurra. Cuando él creó originalmente el mundo, creó todas las cosas buenas. Él creó la gente, pero al mismo tiempo, con libertad de discernimiento. Esto incluye la libertad de hacer buenas o malas decisiones. Usualmente malas decisiones conllevan a malas consecuencias que terminan por afectarnos a nosotros mismos o a otros. A veces inocentes que no lo merecen.

Como estudiante de educación superior, yo quede paralítica en un accidente saltando al agua. Dios no me obligó a meterme en el agua para castigarme o necesariamente enseñarme una lección; yo elegí saltar desde los hombros de mi amigo. Tan horribles fueron las consecuencias, que yo sólo me culpé a mi misma y a nadie más.

Por supuesto, Dios puede intervenir y controlarlo todo en nuestras vidas, tanto lo bueno como lo malo. Pero entonces nosotros seríamos solo robots y no realmente libres. Él podría incluso forzarnos a amarlo si él quisiera, pero entonces amor forzado no es realmente amor. Él nos da la libertad de elegirlo o no, la libertad de vivir y disfrutar la vida, y la libertad de hacer buenas y malas decisiones. Desdichadamente, nosotros estamos incapacitados de controlar nuestras propias consecuencias y menos las de las acciones de otros.

El autor C. S. Lewis dijo que 80% del sufrimiento proviene de la maldad humana. ¿Entonces que pasa con el otro 20%? Hay cosas que jamás realmente entenderemos en la tierra.

Hay buenas noticias de todas maneras. Primero que nada, el Dios de amor es también el Dios de justicia. Para todos aquellos que hacen malas decisiones, hieren inocentes y no sufran los efectos inmediatamente, vendrá el tiempo cuando ellos enfrentarán las consecuencias de sus acciones. Dios es el Juez Supremo y en el momento preciso, Dios juzgará a cada uno por todas sus faltas. «Nada en la creación está escondido de la presencia de Dios». Todo está descubierto y revelado a los ojos de él a quien nosotros daremos cuentas» (Hebreos 4:13)

Segundo, Dios usualmente utiliza los momentos difíciles para un buen fin, desarrollando nuestro carácter y haciéndonos mejores personas. De esta manera nosotros podemos ayudar a otros en similares circunstancias. Personalmente he sido capaz de alcanzar estudiantes deshabilitados (¡después de haber cambiado mi carácter de condescendiente a compasivo!). Las pruebas también nos fuerzan a darnos cuenta que es lo realmente importante en la vida y usualmente nos conducen a Dios cuando ninguna otra cosa lo haría. Vemos la importancia de la fe, el amor, solidaridad la familia y amigos.

Tercero, Dios a provisto una salida. Viene el tiempo cuado no habrá ya más sufrimiento. En el cielo, la gente disfrutará de un paraíso más allá de la imaginación. Dios a creado un lugar de eterna gloria donde no habrá más lloro, dolor, enfermedad o muerte; un lugar donde la gente compartirá gozo para siempre.

Y finalmente, a Dios le importamos. Él nunca prometió una vida libre de problemas, pero prometió estar con nosotros. Jesús mismo se enamoró, compadeció, lamentó y se acercó como imán a aquellos que fueron lastimados. Dios, en su amor, quiere establecer una relación con nosotros. «Porque Dios amó al mundo, que envió a su único hijo, para que quien creyera en él no perezca, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16)

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“Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.” Marcos 9:23.

9 de Diciembre
“Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.” Marcos 9:23.

a1Nuestra incredulidad es el mayor obstáculo en nuestro camino; de hecho, no hay otra dificultad real en lo relativo a nuestro progreso y a nuestra prosperidad espiritual. El Señor puede hacerlo todo; pero cuando Él establece como regla que de acuerdo a nuestra fe así nos será hecho, nuestra incredulidad ata las manos de Su omnipotencia.
Sí, las confederaciones del mal serán dispersadas si tenemos fe. La verdad despreciada alzará su cabeza si confiamos en el Dios de la verdad. Podríamos aguantar el peso de la tribulación, o atravesar ilesos en medio de las olas de la calamidad, si pudiéramos ceñir nuestros lomos con el cinturón de la paz, ese cinturón que es abrochado por las manos de la confianza.

¿En qué no podemos creer? ¿Es posible que creamos en todo excepto que creamos en Dios? Sin embargo, Él es siempre sincero; ¿por qué no creemos en Él? Él es siempre fiel a Su palabra; ¿por qué no podemos confiar en Él? Cuando nos encontramos en una condición de recto corazón, la fe no cuesta mayor esfuerzo: entonces confiar en Dios es tan natural para nosotros como es para un niño confiar en su padre.

Lo peor es que podemos creer a Dios acerca de todo con excepción de la presente tribulación abrumadora. Esto es necedad. Vamos, alma mía, sacude esa pecaminosidad, y confía al Señor tu carga, tu labor, la ansiedad de este presente. Cumplido esto, todo ha sido cumplido.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

Spurgeon, C. H. (2008). La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software.