“Y así estaremos siempre con el Señor.” 1 Tesalonicenses 4:17.

17 de Diciembre
“Y así estaremos siempre con el Señor.” 1 Tesalonicenses 4:17.

Mientras estemos aquí, el Señor está con nosotros, y cuando somos llamados a partir, estamos con Él. No se puede separar al santo de su Salvador. Ellos son uno, y siempre han de ser uno: Jesús no puede estar sin Su propio pueblo, pues sería una cabeza sin un cuerpo. Ya sea que seamos arrebatados en el aire, o que descansemos en el Paraíso, o que permanezcamos aquí, estamos con Jesús; ¿y quién nos apartará de Él?

¡Qué gozo es este! Nuestro honor supremo, nuestro descanso, nuestro consuelo y nuestro deleite, es estar con el Señor. No podemos concebir nada que sobrepase o que ni siquiera iguale esta sociedad divina. Por una santa comunión hemos de estar con Él en Su humillación, en Su rechazo, en Su sufrimiento, y luego estaremos con Él en Su gloria. Antes de mucho estaremos con Él en Su reposo y en Su realeza, en Su expectación y en Su manifestación. Nos irá como a Él le vaya, y triunfaremos conforme Él triunfe.

Oh Señor mío, si he de estar siempre contigo, tengo un destino incomparable. No envidiaré a un arcángel. Estar para siempre con el Señor es mi idea suprema del cielo. La gloria para mí no son las arpas de oro, ni las coronas inmarcesibles, ni la luz sin nubes; sino el propio Jesús, y yo con Él para siempre en una comunión íntima y amorosa.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

Spurgeon, C. H. (2008). La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software.

“Porque tú arrojarás al cananeo, aunque tenga carros herrados, y aunque sea fuerte.” Josué 17:18.

16 de Diciembre
“Porque tú arrojarás al cananeo, aunque tenga carros herrados, y aunque sea fuerte.” Josué 17:18.

a1Tener la certeza de la victoria es un gran estímulo que nos da valor, pues entonces el hombre sale confiado a la guerra, y se aventura en lugares a los que de otra manera habría estado temeroso de ir. Nuestra guerra es contra el mal que está dentro de nosotros y a nuestro alrededor, y hemos de estar persuadidos de que somos capaces de obtener la victoria, y de que lo haremos en el nombre del Señor Jesús. No estamos cabalgando para caernos, sino para triunfar; y triunfaremos. Dios, en Su omnipotencia, ejerce Su gracia para el derrocamiento del mal en toda forma: de aquí la certeza del triunfo.

Ciertos de nuestros pecados encuentran carros herrados en nuestra constitución, en nuestros hábitos anteriores, en nuestras compañías, y en nuestras ocupaciones. Sin embargo, hemos de vencerlos. Son muy fuertes, y en referencia a ellos nosotros somos muy débiles; no obstante, en el nombre de Dios hemos de vencerlos, y lo haremos. Si un pecado tiene dominio sobre nosotros, entonces no somos los hombres libres del Señor. El hombre que está sujeto por una sola cadena es todavía un cautivo. No hay tal cosa como ir al cielo si un pecado gobierna en nuestro interior, pues de los santos se dice: “el pecado no se enseñoreará de vosotros. ¡Arriba, entonces, maten a todo cananeo, hagan añicos todo carro herrado! El Dios de los ejércitos está con nosotros, ¿y quién resistirá Su poder que destruye al pecado?

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

Spurgeon, C. H. (2008). La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software.