“Respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré.” Mateo 26:33.

26 de Diciembre
“Respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré.” Mateo 26:33.

a1“Cómo”—podría exclamar alguien—“esta no es una promesa de Dios.”
Eso es correcto, pero fue una promesa de un hombre, y por tanto, se convirtió en nada: Pedro pensó que estaba diciendo algo que cumpliría con seguridad; pero una promesa que no tiene un mejor cimiento que una resolución humana, caerá a tierra. Tan pronto surgió la tentación, Pedro negó a su Señor, y recurrió a juramentos para confirmar su negación.
¿Qué es la palabra de un hombre? Una vasija de barro que se quiebra con un golpe. ¿Qué cosa es tu propia resolución? Un capullo que, con el cuidado de Dios, puede convertirse en fruto, pero que, dejado a sí mismo, caerá al suelo con el primer viento que agite la rama.

De la palabra de un hombre pende únicamente lo que pueda soportar.

No dependas en absoluto de tu propia resolución.

De la promesa de tu Dios penden el tiempo y la eternidad, este mundo y el venidero, tu todo y el todo de todos tus seres queridos.
Este volumen es una chequera para creyentes, y esta página tiene el propósito de ser una advertencia en cuanto a cuál banco acuden, y cuál firma de cheques aceptan. Apóyense en Jesús sin límites. No confíen en ustedes ni en nadie nacido de mujer, más allá de los debidos límites; pero confíen única y plenamente en el Señor.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

Spurgeon, C. H. (2008). La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software.

“Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.” Hechos 1:11.

25 de Diciembre
“Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.” Hechos 1:11.

a1Muchos están celebrando en este día la primera venida del Señor; volvamos nuestros pensamientos a la promesa de Su segunda venida. Esta es tan cierta como el primer advenimiento, y deriva de ella una gran medida de su certidumbre. Aquel que vino como un humilde hombre para servir, vendrá con seguridad para recibir la recompensa de Su servicio. Aquel que vino para sufrir no se demorará en venir para reinar.

Esta es nuestra gloriosa esperanza, pues compartiremos Su gozo. Hoy nos encontramos en nuestra ocultación y humillación, de la misma manera que se encontró Él mientras estuvo aquí abajo; pero cuando Él venga, será nuestra manifestación al tiempo que será Su revelación. Los santos muertos vivirán en Su aparición. Los denigrados y los despreciados resplandecerán como el sol en el reino de Su Padre. Entonces los santos se mostrarán como reyes y sacerdotes, y los días de su lamentación habrán llegado a un término. El prolongado reposo y el esplendor inconcebible del reino del milenio serán una recompensa abundante para las épocas de testimonios y de guerras.

¡Oh, que el Señor venga! ¡Él viene! Él viene en camino y se aproxima rápidamente. ¡El sonido de Su llegada ha de ser como música para nuestros corazones! ¡Que tañan las campanas de la esperanza!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

Spurgeon, C. H. (2008). La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software.