“Mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará.” Daniel 11:32

17 de Julio

“Mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará.” Daniel 11:32

a1Jehová es varón de guerra; Jehová es su nombre.” Quienes se alistan bajo su estandarte tendrán un comandante que los entrenará para el conflicto, y les infundirá tanto vigor como valor. Los tiempos de los que escribió Daniel eran de los peores, y entonces fue prometido que el pueblo de Dios saldría con sus mejores colores: que serían fuertes e intrépidos para confrontar al poderoso adversario.

Oh, que pudiéramos conocer a nuestro Dios; Su poder, Su fidelidad, Su amor inmutable, y así pudiéramos estar preparados para arriesgarlo todo por Su causa. Él es alguien cuyo carácter genera nuestro entusiasmo, y nos hace dispuestos a vivir y morir por Él. Oh, que pudiéramos conocer a nuestro Dios gracias a una familiar comunión con Él; pues entonces nos volveríamos semejantes a Él, y estaríamos preparados a defender la verdad y la justicia. Quien sale refrescado después de haber contemplado el rostro de Dios nunca tendrá miedo del rostro del hombre. Si moramos con Él, absorberemos el espíritu heroico, y, para nosotros, un mundo de enemigos no será sino una gota en una cubeta. Un incontable escuadrón de hombres, o incluso de demonios, nos parecerá tan pequeño como lo son las naciones ante Dios, y Él sólo las considera como langostas. Oh, ser valiente por la verdad en este día de falsedad.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

“Y salvaré a la que cojea.” Sofonías 3:19.

16 de Julio

“Y salvaré a la que cojea.” Sofonías 3:19.

a1Hay muchas de estas que cojean, tanto machos como hembras. Puedes encontrarte “a la que cojea” veinte veces en una hora. Van por el camino indicado, y están sumamente ansiosas de correr en él con diligencia, pero son cojas, y su caminar es muy torpe. En el camino celestial hay muchos inválidos. Pudiera ser que digan en sus corazones: ¿qué será de nosotros? El pecado nos atrapará, Satanás nos derribará. ‘Próximo-A-Cojear’ es nuestro nombre y nuestra naturaleza; el Señor no tiene buenos soldados, ni siquiera veloces mensajeros que atiendan Sus mensajes. ¡Bien! ¡Bien!, Él nos salvará y eso no es algo insignificante. Él dice: “Salvaré a la que cojea.” Al salvarnos, Él se glorificará grandemente. Todos se preguntarán: ¿cómo logró esta mujer coja participar en la carrera y ganar la corona? Y entonces toda la alabanza será dada a la gracia todopoderosa.

Señor, aunque cojee en la fe, en la oración, en la alabanza, en el servicio y en la paciencia, ¡sálvame, te lo suplico! Sólo Tú puedes salvar a un lisiado como yo. Señor, no permitas que perezca por estar entre los postreros, sino recoge por Tu gracia a los más lentos de Tus peregrinos: incluso a mí. He aquí que Él ha dicho que así será, y, por tanto, como Jacob, prevaleciendo en oración, sigo adelante aunque mi tendón esté contraído.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

“Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación” Mateo 5:4.

15 de Julio

“Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación” Mateo 5:4.

a1Por el valle de lágrimas llegamos a Sion. Uno habría pensado que llorar y ser bendecido estaban en oposición, pero el infinitamente sabio Salvador los junta en esta bienaventuranza, y lo que Él juntó, no lo separe el hombre. Llorar por el pecado—por nuestros propios pecados, y los pecados de otros—es el sello del Señor estampado en Sus fieles. Cuando el Espíritu de gracia es derramado sobre la casa de David, o sobre cualquier otra casa, entonces los de la casa llorarán. Por el llanto santo recibimos las mejores bendiciones, de la misma manera que los productos más exóticos nos llegan por la vía marítima. No solamente será bendecido en algún día futuro el que llora, sino que Cristo lo declara bendecido incluso ahora.

El Espíritu Santo consolará en verdad aquellos corazones que lloran por el pecado. Serán consolados por la aplicación de la sangre de Jesús, y por el poder limpiador del Espíritu Santo. Serán consolados en cuanto al abundante pecado de su ciudad y de su época, por la seguridad de que Dios se glorificará a Sí mismo, sin importar cuánto se rebelen los hombres en Su contra. Serán consolados por la expectación de que serán liberados enteramente del pecado en breve, y pronto serán llevados a morar para siempre en la gloriosa presencia de su Señor.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román