“Y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.” Hebreos 9:28.

20 de Julio

“Y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.” Hebreos 9:28.

a1Esta es nuestra esperanza. Aquel a quien ya hemos mirado en Su venida para cargar una vez con el pecado de muchos, se manifestará otra vez a los hijos de los hombres; esta es una feliz perspectiva en sí misma. Pero esa segunda venida tiene ciertas señales peculiares que la glorifican en grado sumo.

Nuestro Señor habrá terminado el asunto del pecado. Lo ha quitado de tal manera de Su pueblo, y ha soportado tan eficazmente su castigo, que no tendrá nada que ver con el pecado en Su segunda venida. No presentará ninguna ofrenda por el pecado, pues habrá quitado completamente el pecado.

Nuestro Señor completará entonces la salvación de Su pueblo. Ellos serán salvados de manera final y perfecta, y gozarán en todos sentidos de la plenitud de esa salvación. Él no viene para soportar el resultado de nuestras transgresiones, sino para traer el resultado de Su obediencia; no viene para quitar nuestra condenación, sino para perfeccionar nuestra salvación.

Nuestro Señor se aparece así únicamente a aquellos que lo esperan. Él no será visto en este carácter por hombres cuyos ojos están cegados por el ego y el pecado. Para ellos, Él será un terrible Juez, y nada más. Primero hemos de mirarlo a Él, y después mirar en espera de Él; y en ambos casos nuestra mirada será vida.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

“Hierro y bronce serán tus cerrojos, y como tus días serán tus fuerzas.” Deuteronomio 33:25.

19 de Julio

“Hierro y bronce serán tus cerrojos, y como tus días serán tus fuerzas.” Deuteronomio 33:25.

“Hierro y bronce serán tus zapatos, y como tus días serán tus fuerzas.” (Versión King James).

Aquí hay dos cosas provistas para el peregrino: zapatos y fuerzas.

a1En cuanto a los zapatos: son muy útiles para viajar en caminos ásperos y para hollar a los mortales enemigos. No iremos descalzos; esto no sería recomendable para príncipes de sangre real. Nuestros zapatos no serán en absoluto del tipo común, pues tendrán suelas de metal durable, que no se desgastarán incluso si el camino es largo y difícil. Tendremos protección que será proporcional a las necesidades del camino y de la batalla. Por tanto, prosigamos nuestra marcha valerosamente, no temiendo ningún daño aunque pisemos serpientes, o pongamos nuestro pie sobre el propio dragón.

En cuanto a las fuerzas: nuestras fuerzas estarán presentes en tanto que nuestros días se prolonguen, y serán proporcionales a la presión y a la carga de esos días. Las palabras son pocas, “y como tus días serán tus fuerzas”, pero el significado es pleno. En este día podemos esperar tribulación y trabajos que requieran energía, pero de manera confiable podemos esperar una fuerza equivalente. Esta palabra dada a Aser, nos es dada también a nosotros, si tenemos la fe para apropiarnos de ella. Actuemos de conformidad al santo valor que debe ser generado por esa promesa en el corazón del creyente.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

“Yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón.” Oseas 2:14.

18 de Julio

“Yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón.” Oseas 2:14.

a1La bondad de Dios nos ve atraídos por el pecado, y resuelve probar en nosotros las más poderosas atracciones del amor. ¿No recordamos esa primera vez cuando el Amante de nuestras almas nos embelesó y nos encantó apartándonos de las fascinaciones del mundo? Él hará esto una y otra vez, cuando nos vea con probabilidad de ser atrapados por el mal.

Él promete apartarnos, pues allí puede tratar mejor con nosotros, y este lugar apartado no ha de ser un Paraíso, sino un desierto, pues en un lugar así no habrá nada que distraiga nuestra atención de nuestro Dios. En los desiertos de la aflicción, la presencia del Señor se vuelve todo para nosotros, y valoramos Su compañía por encima de todo valor que le asignábamos cuando nos sentábamos bajo nuestra propia vid e higuera en sociedad con nuestros semejantes. La soledad y la aflicción traen más cosas para ellos mismos y para su Padre celestial que cualquier otra cosa.

Cuando somos atraídos y apartados de esta manera, el Señor tiene cosas preciosas que decirnos para nuestro consuelo. Él “habla a nuestros corazones”, tal como está expresado en el original. ¡Oh, que en este momento pudiéramos tener esta promesa aplicada a nuestra experiencia! ¡Atraídos por el amor, separados por la tribulación, y consolados por el Espíritu de la verdad, que podamos conocer al Señor y cantar de gozo!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román