El fin de una era 25

El fin de una era 25

El mundo se va a la ruina. ¡Sí! Pero a pesar de ello, y para vergüenza nuestra, nuestros pecados siguen viviendo y hasta prosperan. La gran ciudad, la capital del Imperio Romano, ha sido consumida en un gran incendio, y por toda la tierra los romanos vagan en su exilio. Las iglesias que antaño fueron veneradas no son ya sino montones de polvo y cenizas.

Jerónimo

a1Al morir Agustín, los vándalos le ponían sitio a la ciudad de Hipona. Poco después, eran dueños de todo el norte de Africa —hasta los límites del viejo imperio occidental—. Unos años antes, en el 410, la capital del Imperio, Roma la eterna, había sido tomada y saqueada por Alarico y sus tropas godas. Aún antes, en el 378, en la batalla de Adrianápolis, un emperador había sido derrotado y muerto por los godos, cuyas tropas habían llegado hasta las afueras mismas de Constantinopla. Lo que sucedía era que el viejo Imperio —al menos en su porción occidental— se desmoronaba. Durante varios siglos las legiones romanas habían contenido a los pueblos germánicos tras las fronteras del Rin y del Danubio. En la Gran Bretaña, una muralla separaba la parte romanizada de la que quedaba bajo el dominio de los “bárbaros”. Pero ahora todos esos diques estaban rotos. En una serie de oleadas al parecer interminables, los diversos pueblos bárbaros atravesaban las fronteras, saqueaban villas y ciudades, y por fin iban a establecerse permanentemente en algún territorio hasta entonces romano. Allí fundaban sus propios reinos, a veces teóricamente sujetos al Imperio, pero siempre independientes. La unidad del viejo Imperio había llegado a su fin.

En la próxima sección de esta historia trataremos acerca de las consecuencias de todo esto para la vida de la iglesia. Pero ahora, al terminar esta Segunda Sección, conviene que nos detengamos para hacer un breve inventario de lo que hemos visto en esta “era de los gigantes”.

El gran tema que de un modo u otro domina todo este período es el de las relaciones entre la fe y la cultura —o, en sus términos institucionales, entre la iglesia y el estado—. En Constantino y sus seguidores, el estado decidió tomar el nombre de Cristo. A esto la iglesia no podía oponerse con éxito alguno. Pero sí podía seguir varias alternativas. El retiro de los monjes y el cisma de los donatistas son en cierto sentido respuestas radicales al reto planteado por Constantino. En el extremo opuesto se encuentra Eusebio de Cesarea —y probablemente otros millares de cristianos cuyos nombres la historia no ha registrado— desde cuya perspectiva lo que estaba sucediendo era casi el cumplimiento de las promesas bíblicas. Entre estos dos extremos, sin embargo, se halla la mayoría de los “gigantes” a quienes hemos dedicado la presente sección. Los repetidos exilios de Atanasio, la firmeza de Ambrosio ante Teodosio, los sermones de Ambrosio y de Juan Crisóstomo contra la injusticia social, y la resistencia de Basilio ante Valente, son muestra de que estos gigantes de la fe no capitularon, ni se dejaron arrastrar por el poder, el prestigio y las promesas del Imperio.

Ante nuestros ojos, que miran los acontecimientos con la fácil sabiduría que nos da el hecho de vivir después de ellos, pudiera parecer que la iglesia de aquellos tiempos debió haber sido más firme en su oposición a las injusticias que existían en un Imperio que pretendía llamarse cristiano. Pero si vemos las cosas, no desde nuestra perspectiva del siglo XX, sino desde la de una iglesia que acababa de pasar por la era de los mártires, no podemos menos que sorprendernos ante la firmeza y la sabiduría de quienes continuaron luchando por su fe contra peligros antes inesperados. Antonio y Pacomio en el desierto con sus oraciones y con su ejemplo; Atanasio en el exilio con su pluma; Macrina llamando a obediencia a Basilio con su cariño de hermana; Crisóstomo desde el púlpito con su oratoria dorada, y desde el destierro con su recia humildad; Ambrosio a la puerta de la iglesia ante el Emperador; Jerónimo en la ciudad de David traduciendo la Biblia contra el consejo de muchos; Agustín en su retiro meditando y escribiendo acerca del sentido de la fe cristiana; todos ellos fueron gigantes en medio de la sucesión ininterrumpida de gentes de fe de quienes podría decirse, con palabras prestadas de la Epístola a los Hebreos, que de ellos el mundo no era digno.

González, J. L. (2003). Historia del cristianismo: Tomo 1 (Vol. 1, pp. 231–233). Miami, FL: Editorial Unilit.

¿Es admisible la sodomía en el matrimonio?

CONSULTORIO BÍBLICO

Programa No. 2016-02-05
PABLO LOGACHO
Desde Cochabamba, Bolivia, nos ha hecho una consulta un amigo oyente, y dice así: ¿Es admisible la sodomía en el matrimonio? Pregunto esto porque leí que un pastor lo practica con su esposa.
DAVID LOGACHO
a1Para conocimiento de nuestros amigos oyentes que de pronto no están familiarizados con el término sodomía, me permito indicar que sodomía es un término que hace referencia a determinados comportamientos sexuales. Se utiliza comúnmente para describir el acto del sexo anal entre heterosexuales u homosexuales, el término «sodomía» también puede referirse erróneamente a actos sexuales sin coito. La palabra sodomía proviene del nombre propio Sodoma, una ciudad antigua caracterizada por la inmoralidad sexual, especialmente la homosexualidad. Según otro diccionario, sodomía es el ayuntamiento carnal entre varones o contra el orden natural. De cualquier manera, amable oyente, el término sodomía lleva en sí una connotación negativa relacionada con el uso inapropiado del sexo. Siendo este el caso, la sodomía no debería ser parte de las relaciones sexuales entre esposos, por cuanto la Biblia ordena a los creyentes a no deshonrar el lecho matrimonial. Hebreos 13:4 dice: Honroso sea en todos el matrimonio y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios. Cuando este texto habla del lecho, está utilizando la palabra griega «koíte» de donde proviene nuestra palabra coito, que significa la relación sexual. Es decir que la relación sexual entre esposos debe ser sin mancilla. El adjetivo sin mancilla es la traducción del adjetivo griego «amiantos» que significa sin mancha o sin contaminación. La violación de este principio bíblico acarrea el juicio o el castigo de Dios. La sodomía, entendiéndose como prácticas sexuales fuera de orden no debería por tanto ser parte de las relaciones sexuales de los esposos.
PABLO LOGACHO
La segunda consulta nos llega desde Quito, Ecuador y dice así: Qué interpretación se le puede dar al pasaje bíblico que aparece en Mateo 12:43-45 sobre el Espíritu inmundo que vuelve cuando sale del hombre?
DAVID LOGACHO
Gracias por su consulta. Qué tal si damos lectura al texto que se encuentra en Mateo 12:43-45. La Biblia dice: Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación.

Para una cabal interpretación de este pasaje bíblico es indispensable echar una mirada al contexto. El Señor Jesús había presentado todas sus credenciales que le acreditaban como legítimo Mesías y Rey de Israel, sin embargo de ello, entre los judíos había un creciente rechazo hacia Él, rechazo que alcanzó su punto culminante cuando los fariseos ciegos en su incredulidad atribuyeron a Satanás la obra realizada por el Señor Jesucristo cuando sanó a un endemoniado, ciego y mudo, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba. Esto es lo que se llama la blasfemia contra el Espíritu Santo. Jesús dijo al respecto: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu Santo no les será perdonada. Fue a raíz de todo esto, que Jesús pronunció las palabras que aparecen en Mateo 12:43-35 que fue tema de su consulta. Lo que está haciendo Jesús es un resumen del pasado, presente y futuro de la Israel incrédula. El hombre endemoniado representa a la nación judía. El espíritu inmundo representa a la idolatría que caracterizó a la nación de Israel desde el tiempo de esclavitud en Egipto hasta el cautiverio Babilónico, lo cual curó temporalmente a Israel de su idolatría. Fue como si el espíritu inmundo hubiera salido del hombre. A decir verdad, Israel aprendió muy bien su lección. Desde su retorno del cautiverio Babilónico hasta la presente fecha, Israel como nación no ha vuelto a adorar ídolos. En un sentido espiritual es como aquella casa desocupada, barrida y adornada. A raíz de su primera venida, el Señor Jesucristo, el Salvador trató de ocupar aquella casa desocupada. Él era el Legítimo Ocupante, el Amo de la casa, pero obstinadamente el pueblo de Israel no se lo ha permitido. Aunque Israel como nación no adoraba ídolos, sin embargo no estaba adorando al Dios verdadero por medio del único que lo hace posible, el Señor Jesucristo. La casa desocupada habla de un vacío espiritual, lo cual es una condición muy peligrosa, como lo demuestra la condición posterior. Esto refleja a la persona que intenta una mera reforma moral pero se niega a ser la morada del Espíritu Santo. La reforma moral aparte de la regeneración no produce buen resultado y termina en un estado que es peor que el anterior. Eso es lo que la Biblia profetiza en cuanto a la nación de Israel. En un día todavía en el futuro, el espíritu de idolatría decidirá volver a la casa desocupada, barrida y adornada, pero esta vez acompañado de siete espíritus peores que él. Por el hecho que siete es el número de la perfección, o de algo completo, esto probablemente se refiere a la idolatría en su máxima expresión. Esto apunta hacia el tiempo de la tribulación, cuando la nación de Israel caerá en la apostasía y adorará al Anticristo como si fuera Dios en el mismísimo templo en Jerusalén. Adorar al hijo de perdición, al hombre de pecado, como si fuera Dios es la forma más terrible de idolatría en la cual caerá la nación de Israel. Por eso dijo Jesús, el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. La nación incrédula de Israel sufrirá el terrible juicio de Dios durante la Gran Tribulación, la intensidad del sufrimiento sobrepasará al sufrimiento que experimentó durante el cautiverio Babilónico. Más aún la porción idólatra de la nación de Israel será cortada de la tierra cuando el Señor Jesucristo venga por segunda vez. Jesús lo anunció cuando dijo: Así también acontecerá a esta mala generación. Esto se hizo una realidad cuando la nación de Israel del tiempo de Jesús padeció el terrible juicio de Dios por medio de la destrucción causada por el imperio romano, y se cumplirá en el futuro durante los juicios de la Gran Tribulación. Esto es lo que significa el pasaje de Mateo 12:43-45. Como una aplicación secundaria podríamos decir que no es suficiente que el incrédulo se reforme moralmente para estar bien espiritualmente. Es necesario que el Espíritu Santo more, ocupe, la vida de esa persona, y eso ocurre cuando esa persona recibe a Cristo como Salvador personal.

PABLO LOGACHO
A través del correo electrónico nos ha llegado esta consulta: ¿Por qué creen que la religión evangélica es la verdadera y no la católica? Conozco a alguien que se separó de su esposa y se unió a otra mujer. Luego se enfermó y pidió perdón a Dios por haber dejado a su esposa. Fue operado de cáncer y ahora está totalmente sano. ¿Será que el Señor le ha perdonado a pesar de estar viviendo con una mujer que no es su esposa?
DAVID LOGACHO
Veo dos cosas en su consulta. La primera en cuánto a la religión verdadera. No sé dónde habrá oído que la religión evangélica es la verdadera, lo cual implicaría que todas las demás religiones son falsas. Pero no hay tal. La verdad no está en una religión, cualquiera que esta sea, inclusive la Evangélica. La verdad está en una persona y esa persona es el Señor Jesucristo. Hablando de sí mismo, el Señor Jesucristo dijo lo siguiente, según Juan 14:6. Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

Lo que toda persona necesita no es estar en alguna religión, sino estar en el Señor Jesucristo y esto se logra cuando reconociendo su estado de bancarrota espiritual, la persona recibe al Señor Jesucristo como su único y personal Salvador. Una persona así está en la verdad y busca conocer más sobre la verdad en las páginas de la Biblia. En cuanto a esa persona conocida por Usted quien a pesar de haber dejado a su legítima esposa y haberse unido a otra persona, sin embargo pide a Dios perdón por su pecado y Dios le sana del cáncer por medio de una cirugía, le diré que no hay nada extraño. Muchas veces Dios lleva a los incrédulos a una severa crisis para que el incrédulo reconozca que necesita de Dios y reciba al Señor Jesucristo como Salvador. Probablemente esto es lo que pasó con esa persona conocida por Usted. A veces Dios responde afirmativamente sanando a los enfermos bien sea con ayuda de la medicina o sin ayuda de la medicina, pero no siempre es así. La persona de quien Usted habla debe estar agradecida a Dios por haberle otorgado la sanidad con la ayuda de la medicina. Esta es una obra de gracia de Dios y no depende de lo bueno o malo que sea esa persona. Sin embargo, lo aconsejable en este caso es que esta persona, ahora que seguramente conoce a Dios, procure agradar a Dios con su vida, y dentro de eso está el arreglar su situación con su esposa y con la mujer con quien está viviendo. Dios no aprueba el que un hombre y una mujer viva juntos como esposos sin haberse casado. Habrá que analizar con cuidado los detalles de este caso en particular para aconsejar lo que sea más conveniente. Para eso sería necesario que esa persona busque el consejo de algún hombre maduro y conocedor de la palabra de Dios para determinar qué es lo más conveniente en este caso.

PABLO LOGACHO
LA BIBLIA DICE… es un ministerio sin fines de lucro dedicado a esparcir la palabra de Dios en el mundo de habla hispana. Si usted desea ayudarnos en este propósito, le invitamos a visitar nuestra página web para informarse acerca de cómo hacerlo y además conozca la respuesta a la PREGUNTA DEL DÍA El pan y el vino que se utiliza en la Cena del Señor, ¿son el mismo cuerpo y la misma sangre del Señor? Si no lo son, ¿por qué Pablo dijo que el que comiere indignamente de ellos se hace culpable de juicio? Nuestra dirección en la Internet es: triple w.labibliadice.org en donde también puede escuchar nuevamente el programa de hoy, le repito nuestra dirección triple w.labibliadice.org

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Censo de Israel en Sinaí

Números 1-3

Censo de Israel en Sinaí

a11:1  Habló Jehová a Moisés en el desierto de Sinaí, en el tabernáculo de reunión, en el día primero del mes segundo, en el segundo año de su salida de la tierra de Egipto, diciendo:

Tomad el censo de toda la congregación de los hijos de Israel por sus familias, por las casas de sus padres, con la cuenta de los nombres, todos los varones por sus cabezas.

De veinte años arriba, todos los que pueden salir a la guerra en Israel, los contaréis tú y Aarón por sus ejércitos.

Y estará con vosotros un varón de cada tribu, cada uno jefe de la casa de sus padres.

Estos son los nombres de los varones que estarán con vosotros: De la tribu de Rubén, Elisur hijo de Sedeur.

De Simeón, Selumiel hijo de Zurisadai.

De Judá, Naasón hijo de Aminadab.

De Isacar, Natanael hijo de Zuar.

De Zabulón, Eliab hijo de Helón.

10 De los hijos de José: de Efraín, Elisama hijo de Amiud; de Manasés, Gamaliel hijo de Pedasur.

11 De Benjamín, Abidán hijo de Gedeoni.

12 De Dan, Ahiezer hijo de Amisadai.

13 De Aser, Pagiel hijo de Ocrán.

14 De Gad, Eliasaf hijo de Deuel.

15 De Neftalí, Ahira hijo de Enán.

16 Estos eran los nombrados de entre la congregación, príncipes de las tribus de sus padres, capitanes de los millares de Israel.

17 Tomaron, pues, Moisés y Aarón a estos varones que fueron designados por sus nombres,

18 y reunieron a toda la congregación en el día primero del mes segundo, y fueron agrupados por familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres por cabeza, de veinte años arriba.

19 Como Jehová lo había mandado a Moisés, los contó en el desierto de Sinaí.

20 De los hijos de Rubén, primogénito de Israel, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres por cabeza, todos los varones de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;

21 los contados de la tribu de Rubén fueron cuarenta y seis mil quinientos.

22 De los hijos de Simeón, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, fueron contados conforme a la cuenta de los nombres por cabeza, todos los varones de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;

23 los contados de la tribu de Simeón fueron cincuenta y nueve mil trescientos.

24 De los hijos de Gad, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;

25 los contados de la tribu de Gad fueron cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta.

26 De los hijos de Judá, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;

27 los contados de la tribu de Judá fueron setenta y cuatro mil seiscientos.

28 De los hijos de Isacar, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;

29 los contados de la tribu de Isacar fueron cincuenta y cuatro mil cuatrocientos.

30 De los hijos de Zabulón, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de sus nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;

31 los contados de la tribu de Zabulón fueron cincuenta y siete mil cuatrocientos.

32 De los hijos de José; de los hijos de Efraín, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;

33 los contados de la tribu de Efraín fueron cuarenta mil quinientos.

34 Y de los hijos de Manasés, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;

35 los contados de la tribu de Manasés fueron treinta y dos mil doscientos.

36 De los hijos de Benjamín, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;

37 los contados de la tribu de Benjamín fueron treinta y cinco mil cuatrocientos.

38 De los hijos de Dan, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;

39 los contados de la tribu de Dan fueron sesenta y dos mil setecientos.

40 De los hijos de Aser, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;

41 los contados de la tribu de Aser fueron cuarenta y un mil quinientos.

42 De los hijos de Neftalí, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra;

43 los contados de la tribu de Neftalí fueron cincuenta y tres mil cuatrocientos.

44 Estos fueron los contados, los cuales contaron Moisés y Aarón, con los príncipes de Israel, doce varones, uno por cada casa de sus padres.

45 Y todos los contados de los hijos de Israel por las casas de sus padres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra en Israel,

46 fueron todos los contados seiscientos tres mil quinientos cincuenta.

Nombramiento de los levitas

47 Pero los levitas, según la tribu de sus padres, no fueron contados entre ellos;

48 porque habló Jehová a Moisés, diciendo:

49 Solamente no contarás la tribu de Leví, ni tomarás la cuenta de ellos entre los hijos de Israel,

50 sino que pondrás a los levitas en el tabernáculo del testimonio, y sobre todos sus utensilios, y sobre todas las cosas que le pertenecen; ellos llevarán el tabernáculo y todos sus enseres, y ellos servirán en él, y acamparán alrededor del tabernáculo.

51 Y cuando el tabernáculo haya de trasladarse, los levitas lo desarmarán, y cuando el tabernáculo haya de detenerse, los levitas lo armarán; y el extraño que se acercare morirá.

52 Los hijos de Israel acamparán cada uno en su campamento, y cada uno junto a su bandera, por sus ejércitos;

53 pero los levitas acamparán alrededor del tabernáculo del testimonio, para que no haya ira sobre la congregación de los hijos de Israel; y los levitas tendrán la guarda del tabernáculo del testimonio.

54 E hicieron los hijos de Israel conforme a todas las cosas que mandó Jehová a Moisés; así lo hicieron.

Campamentos y jefes de las tribus

2:1  Habló Jehová a Moisés y a Aarón, diciendo:

Los hijos de Israel acamparán cada uno junto a su bandera, bajo las enseñas de las casas de sus padres; alrededor del tabernáculo de reunión acamparán.

Estos acamparán al oriente, al este: la bandera del campamento de Judá, por sus ejércitos; y el jefe de los hijos de Judá, Naasón hijo de Aminadab.

Su cuerpo de ejército, con sus contados, setenta y cuatro mil seiscientos.

Junto a él acamparán los de la tribu de Isacar; y el jefe de los hijos de Isacar, Natanael hijo de Zuar.

Su cuerpo de ejército, con sus contados, cincuenta y cuatro mil cuatrocientos.

Y la tribu de Zabulón; y el jefe de los hijos de Zabulón, Eliab hijo de Helón.

Su cuerpo de ejército, con sus contados, cincuenta y siete mil cuatrocientos.

Todos los contados en el campamento de Judá, ciento ochenta y seis mil cuatrocientos, por sus ejércitos, marcharán delante.

10 La bandera del campamento de Rubén estará al sur, por sus ejércitos; y el jefe de los hijos de Rubén, Elisur hijo de Sedeur.

11 Su cuerpo de ejército, con sus contados, cuarenta y seis mil quinientos.

12 Acamparán junto a él los de la tribu de Simeón; y el jefe de los hijos de Simeón, Selumiel hijo de Zurisadai.

13 Su cuerpo de ejército, con sus contados, cincuenta y nueve mil trescientos.

14 Y la tribu de Gad; y el jefe de los hijos de Gad, Eliasaf hijo de Reuel.

15 Su cuerpo de ejército, con sus contados, cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta.

16 Todos los contados en el campamento de Rubén, ciento cincuenta y un mil cuatrocientos cincuenta, por sus ejércitos, marcharán los segundos.

17 Luego irá el tabernáculo de reunión, con el campamento de los levitas, en medio de los campamentos en el orden en que acampan; así marchará cada uno junto a su bandera.

18 La bandera del campamento de Efraín por sus ejércitos, al occidente; y el jefe de los hijos de Efraín, Elisama hijo de Amiud.

19 Su cuerpo de ejército, con sus contados, cuarenta mil quinientos.

20 Junto a él estará la tribu de Manasés; y el jefe de los hijos de Manasés, Gamaliel hijo de Pedasur.

21 Su cuerpo de ejército, con sus contados, treinta y dos mil doscientos.

22 Y la tribu de Benjamín; y el jefe de los hijos de Benjamín, Abidán hijo de Gedeoni.

23 Y su cuerpo de ejército, con sus contados, treinta y cinco mil cuatrocientos.

24 Todos los contados en el campamento de Efraín, ciento ocho mil cien, por sus ejércitos, irán los terceros.

25 La bandera del campamento de Dan estará al norte, por sus ejércitos; y el jefe de los hijos de Dan, Ahiezer hijo de Amisadai.

26 Su cuerpo de ejército, con sus contados, sesenta y dos mil setecientos.

27 Junto a él acamparán los de la tribu de Aser; y el jefe de los hijos de Aser, Pagiel hijo de Ocrán.

28 Su cuerpo de ejército, con sus contados, cuarenta y un mil quinientos.

29 Y la tribu de Neftalí; y el jefe de los hijos de Neftalí, Ahira hijo de Enán.

30 Su cuerpo de ejército, con sus contados, cincuenta y tres mil cuatrocientos.

31 Todos los contados en el campamento de Dan, ciento cincuenta y siete mil seiscientos, irán los últimos tras sus banderas.

32 Estos son los contados de los hijos de Israel, según las casas de sus padres; todos los contados por campamentos, por sus ejércitos, seiscientos tres mil quinientos cincuenta.

33 Mas los levitas no fueron contados entre los hijos de Israel, como Jehová lo mandó a Moisés.

34 E hicieron los hijos de Israel conforme a todas las cosas que Jehová mandó a Moisés; así acamparon por sus banderas, y así marcharon cada uno por sus familias, según las casas de sus padres.

Censo y deberes de los levitas

3:1  Estos son los descendientes de Aarón y de Moisés, en el día en que Jehová habló a Moisés en el monte de Sinaí.

Y estos son los nombres de los hijos de Aarón: Nadab el primogénito, Abiú, Eleazar e Itamar.

Estos son los nombres de los hijos de Aarón, sacerdotes ungidos, a los cuales consagró para ejercer el sacerdocio.

Pero Nadab y Abiú murieron delante de Jehová cuando ofrecieron fuego extraño delante de Jehová en el desierto de Sinaí; y no tuvieron hijos; y Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio delante de Aarón su padre.

Y Jehová habló a Moisés, diciendo:

Haz que se acerque la tribu de Leví, y hazla estar delante del sacerdote Aarón, para que le sirvan,

y desempeñen el encargo de él, y el encargo de toda la congregación delante del tabernáculo de reunión para servir en el ministerio del tabernáculo;

y guarden todos los utensilios del tabernáculo de reunión, y todo lo encargado a ellos por los hijos de Israel, y ministren en el servicio del tabernáculo.

Y darás los levitas a Aarón y a sus hijos; le son enteramente dados de entre los hijos de Israel.

10 Y constituirás a Aarón y a sus hijos para que ejerzan su sacerdocio; y el extraño que se acercare, morirá.

11 Habló además Jehová a Moisés, diciendo:

12 He aquí, yo he tomado a los levitas de entre los hijos de Israel en lugar de todos los primogénitos, los primeros nacidos entre los hijos de Israel; serán, pues, míos los levitas.

13 Porque mío es todo primogénito; desde el día en que yo hice morir a todos los primogénitos en la tierra de Egipto, santifiqué para mí a todos los primogénitos en Israel, así de hombres como de animales; míos serán. Yo Jehová.

14 Y Jehová habló a Moisés en el desierto de Sinaí, diciendo:

15 Cuenta los hijos de Leví según las casas de sus padres, por sus familias; contarás todos los varones de un mes arriba.

16 Y Moisés los contó conforme a la palabra de Jehová, como le fue mandado.

17 Los hijos de Leví fueron estos por sus nombres: Gersón, Coat y Merari.

18 Y los nombres de los hijos de Gersón por sus familias son estos: Libni y Simei.

19 Los hijos de Coat por sus familias son: Amram, Izhar, Hebrón y Uziel.

20 Y los hijos de Merari por sus familias: Mahli y Musi. Estas son las familias de Leví, según las casas de sus padres.

21 De Gersón era la familia de Libni y la de Simei; estas son las familias de Gersón.

22 Los contados de ellos conforme a la cuenta de todos los varones de un mes arriba, los contados de ellos fueron siete mil quinientos.

23 Las familias de Gersón acamparán a espaldas del tabernáculo, al occidente;

24 y el jefe del linaje de los gersonitas, Eliasaf hijo de Lael.

25 A cargo de los hijos de Gersón, en el tabernáculo de reunión, estarán el tabernáculo, la tienda y su cubierta, la cortina de la puerta del tabernáculo de reunión,

26 las cortinas del atrio, y la cortina de la puerta del atrio, que está junto al tabernáculo y junto al altar alrededor; asimismo sus cuerdas para todo su servicio.

27 De Coat eran la familia de los amramitas, la familia de los izharitas, la familia de los hebronitas y la familia de los uzielitas; estas son las familias coatitas.

28 El número de todos los varones de un mes arriba era ocho mil seiscientos, que tenían la guarda del santuario.

29 Las familias de los hijos de Coat acamparán al lado del tabernáculo, al sur;

30 y el jefe del linaje de las familias de Coat, Elizafán hijo de Uziel.

31 A cargo de ellos estarán el arca, la mesa, el candelero, los altares, los utensilios del santuario con que ministran, y el velo con todo su servicio.

32 Y el principal de los jefes de los levitas será Eleazar hijo del sacerdote Aarón, jefe de los que tienen la guarda del santuario.

33 De Merari era la familia de los mahlitas y la familia de los musitas; estas son las familias de Merari.

34 Los contados de ellos conforme al número de todos los varones de un mes arriba fueron seis mil doscientos.

35 Y el jefe de la casa del linaje de Merari, Zuriel hijo de Abihail; acamparán al lado del tabernáculo, al norte.

36 A cargo de los hijos de Merari estará la custodia de las tablas del tabernáculo, sus barras, sus columnas, sus basas y todos sus enseres, con todo su servicio;

37 y las columnas alrededor del atrio, sus basas, sus estacas y sus cuerdas.

38 Los que acamparán delante del tabernáculo al oriente, delante del tabernáculo de reunión al este, serán Moisés y Aarón y sus hijos, teniendo la guarda del santuario en lugar de los hijos de Israel; y el extraño que se acercare, morirá.

39 Todos los contados de los levitas, que Moisés y Aarón conforme a la palabra de Jehová contaron por sus familias, todos los varones de un mes arriba, fueron veintidós mil.

Rescate de los primogénitos

40 Y Jehová dijo a Moisés: Cuenta todos los primogénitos varones de los hijos de Israel de un mes arriba, y cuéntalos por sus nombres.

41 Y tomarás a los levitas para mí en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y los animales de los levitas en lugar de todos los primogénitos de los animales de los hijos de Israel. Yo Jehová.

42 Contó Moisés, como Jehová le mandó, todos los primogénitos de los hijos de Israel.

43 Y todos los primogénitos varones, conforme al número de sus nombres, de un mes arriba, fueron veintidós mil doscientos setenta y tres.

44 Luego habló Jehová a Moisés, diciendo:

45 Toma los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y los animales de los levitas en lugar de sus animales; y los levitas serán míos. Yo Jehová.

46 Y para el rescate de los doscientos setenta y tres de los primogénitos de los hijos de Israel, que exceden a los levitas,

47 tomarás cinco siclos por cabeza; conforme al siclo del santuario los tomarás. El siclo tiene veinte geras.

48 Y darás a Aarón y a sus hijos el dinero del rescate de los que exceden.

49 Tomó, pues, Moisés el dinero del rescate de los que excedían el número de los redimidos por los levitas,

50 y recibió de los primogénitos de los hijos de Israel, en dinero, mil trescientos sesenta y cinco siclos, conforme al siclo del santuario.

51 Y Moisés dio el dinero de los rescates a Aarón y a sus hijos, conforme a la palabra de Jehová, según lo que Jehová había mandado a Moisés.

Reina-Valera 1960 (RVR1960)Copyright © 1960 by American Bible Society

ESE MOTOR INTERNO

ESE MOTOR INTERNO

a1Un buen atleta sabe que la mitad de la carrera se corre con sus piernas y la otra mitad con su corazón. Es tan importante la preparación física como la mental. La actitud es todo cuando de ganar se trata. Un atleta puede poseer un estado físico envidiable, pero si no tiene una actitud ganadora, no ganará, tenlo por seguro. Durante décadas selecciones de futbol de países
africanos o afroamericanos impresionaban al mundo por el físico de sus atletas. Hasta sus rivales se sentían intimidados sólo al verles formar minutos previos a la iniciación del partido.
Pero estos atletas de color sabían muy adentro de su ser que perderían. Las estadísticas lo decían, sus autoestima minimizaba se los susurraba, sus mentes se lo repetía. Ya salían  ala
cancha sintiéndose perdedores. Pero hubo un antes y un después. Fueron entrenados y capacitados por técnicos europeos que les hicieron creer que “Sí se puede” y la historia cambió
y sigue cambiando a tal punto que hoy son temidos y respetados en cualquier evento deportivo de carácter internacional. Muy a menudo las batallas se ganan o se pierden en los lugares escondidos, en el ser recóndito del deportista.

Si en su corazón siente que no tiene posibilidad frente a sus rivales por más que tenga mayores aptitudes deportivas perderá. Por eso se exhorta a competir cuidando que nuestro
ser interior no se desanime. “que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar”. Hubiese sido más lógico que el autor de la epístola a los Hebreos diga: que vuestros pies, o vuestras piernas,
o vuestro cuerpo no se canse, pero se refirió al motor interno que debe estar siempre oxigenado con aire del cielo si no queremos asfixiarnos antes de que acabe la cerrera de
nuestras vidas. En medio de un mundo que propone soluciones cosméticas para tus problemas existenciales Dios sigue buscando hombres y mujeres que estén dispuestos a dejarse cambiar
desde adentro por la regeneración que produce la fe en Jesús.

PENSAMIENTO DEL DÍA

Toda conquista se logra primero en el corazón del competidor.

http://labibliadice.org/unapausaentuvida/2016/02/05/ese-motor-interno/

Mitos y realidades acerca de la fe

Febrero 5

Mitos y realidades acerca de la fe

Lectura bíblica: Romanos 10:9, 10, 17

La fe es por el oír, y el oír por la palabra de Cristo. Romanos 10:17

Bienvenido al imaginario —pero divertido— Carnaval de la Fe.

a1Un señor en un traje deslumbrante muestra un frasco de fango a la vez que te hace una seña para que te acerques.

—Señoras y señores, ¿sienten que su fe es débil? ¿Les resulta difícil confiar en Dios? ¿Se han preguntado alguna vez si él de veras sabe lo que es mejor para ustedes? Pues bien, sus días de dudas han pasado. Les presento las Fe–aminas, las vitaminas garantizadas para robustecer su fe.

El señor en el puesto al lado de él te ofrece un platillo de lo que parecen ramitas y corteza de árbol.

—Coman correctamente, crean correctamente, así de sencillo es. De eso se trata la Dieta que aumenta la fe. Concurran a nuestras reuniones semanales, coman nuestro menú especial de la dieta que aumenta la fe, luego vean cómo desaparecen su desconfianza e incredulidad.

Una mujer en otro puesto brinca de aquí para allá en malla de neón.

—¡Eh, acérquense! —vocifera—. Sí, usted con sus enclenques músculos de fe. Tiene gordura donde debería tener fe porque no hace ejercicio. Veinte minutos por día en mi patentado Fe–fortalecedor hará que su fe llegue a ser increíblemente fuerte.

¿Sabes qué? No podemos conseguir la fe en una botella. No podemos esconder la fe en un platillo de atún. Ni podemos dar firmeza a nuestra fe con una de esas raras máquinas de hacer ejercicio llena de telarañas que tenemos en el galpón. Fe quiere decir creer en Dios. No es simplemente tener datos bíblicos en tu cabeza sino confiarle a Dios todo en tu vida.

No podemos vivir sin confiar en Dios día tras día. “Sin fe es imposible agradar a Dios” dice Hebreos 11:6. Jesús elogiaba a los que tenían “tanta fe” (Mateo 8:10) y regañaba a los que tenían “poca fe” (Lucas 12:28). Prometió que una fe aun pequeña como una semilla de mostaza puede mover montañas (ver Mateo 17:20). Con razón los discípulos le dijeron: “Auméntanos la fe” (Lucas 17:5).

¡Esa es la pregunta importante! ¿Cómo logramos tener más fe? Nuestra vida espiritual sería una vida sin problemas si hubiera una píldora o un plan especial que aumentara nuestra fe. Pero la fe no se adquiere así. Por eso dice la Biblia: “La fe es por el oír, y el oír por la palabra de Cristo” (Romanos 10:17).

Cuanto más escarbamos en la Biblia —leyendo, estudiando, memorizando— más sabemos acerca de Dios. Y cuando sabemos más acerca de Dios, ¡más seguros estaremos de que vale la pena confiarle toda nuestra vida!

PARA DIALOGAR
Dios te dio la Biblia para que lo puedas conocer. ¿De qué manera estás aprovechando al máximo la Palabra de Dios para llegar a conocerlo mejor?

PARA ORAR
Señor, ayúdanos a usar tu Palabra, la Biblia, para llegar a conocerte mejor y aumentar nuestra confianza en ti.

PARA HACER
Habla hoy con un amigo acerca de cómo pueden llegar a conocer mejor a Dios, juntos.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.