SALVOS DESPUÉS DEL JUICIO FINAL

SALVOS DESPUÉS DEL JUICIO FINAL

¿A dónde van a vivir los salvos después del Juicio Final?

David Logacho
Programa No. 2016-03-11
a1Asumo que cuando Ud. habla del juicio final, se está refiriendo a lo que se llama el Juicio del Gran Trono Blanco, porque ciertamente acontece al final de la historia de la humanidad en la presente tierra tal como la conocemos en la actualidad, antes de que Dios cree los cielos nuevos y la tierra nueva.

Apocalipsis 21:1 dice: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.”

Lo que relata este texto cronológicamente ocurre inmediatamente después del Juicio del Gran Trono Blanco. La presente creación será deshecha por fuego, a fin de que sea purificada de todos los efectos del pecado.

Esto es lo que podemos apreciar en 2ª Pedro 3:10 que dice: “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.”

A todo esto, los salvos que habiten la tierra en ese momento, cuando llegue el final del reino milenial, serán puestos por Dios a buen recaudo, conforme a la promesa de 1ª Pedro 3:13 que dice: “Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.”

Tenemos entonces, que los salvos del milenio, se unirán a los salvos del Antiguo Testamento, a los salvos de la iglesia y a los salvos de la tribulación en la morada de Dios o el cielo o la nueva Jerusalén. Pero note lo que sucede después.

Apocalipsis 21:2-3 dice: “Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos, y ellos serán sus pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.”

Lo que estamos contemplando es una fusión de los cielos nuevos y la tierra nueva con la nueva Jerusalén y el resultado de esa fusión es lo que se llama el estado eterno, que no es otra cosa sino el cielo, la morada de Dios. Todo este razonamiento para llegar a la conclusión que los salvos en la tierra durante el milenio, pasarán a morar en el cielo por la eternidad.

http://labibliadice.org/pregunta-del-dia/salvos-despues-del-juicio-final/

3-Tres pruebas de una verdadera iglesia

3-Tres pruebas de una verdadera iglesia

a1Una y otra vez en su libro, Juan resalta tres pruebas principales para «probar los espíritus». Las tres deben estar presentes para que determinado grupo sea considerado auténtico. No es suficiente que un grupo exhiba una o aun dos de estas marcas sino que, según el apóstol Juan, las tres juntas dan la pauta de una verdadera iglesia. Al mencionar estas pruebas, es importante distinguir entre una iglesia separatista —o tal vez un poco rara— y una secta. Además, ciertas iglesias o grupos comienzan bien pero paulatinamente se convierten en sectas y lo manifestarán en alguna de las tres áreas. Las tres pruebas son la teológica, la moral y la social.

1. La prueba teológica. Esta prueba tiene que ver mayormente con Dios Hijo, Jesucristo. Me gustaría poder afirmar que las otras dos automáticamente surgen de la prueba doctrinal (como si doctrina correcta siempre llevara a comportamiento correcto) pero no es necesariamente cierto. Todos conocemos a personas o grupos enteros cuya doctrina es intachable y sin embargo hay frialdad, chismes, rencor, amargura y hasta odio hacia otros hermanos en Cristo. Esto no significa que la doctrina no sea importante porque nadie puede ser un verdadero cristiano sin creer que Cristo es lo que la Biblia declara que es. Sin embargo, simplemente asentir una declaración doctrinal ortodoxa nunca equivale a conocer al Salvador. «Por sus frutos los conoceréis» (Mateo 7:20).

Las preguntas para probar al grupo teológicamente son: ¿Quién dicen ellos que es Jesucristo? Según esa doctrina, ¿qué debe hacer uno para ser salvo? (Hechos 16:30). Juan declara que el verdadero cristiano tiene que confesar al Hijo (1 Juan 2:23). Confesar literalmente significa estar de acuerdo o decir la misma cosa. Si el grupo que investigamos cree la verdad, deberá decir acerca de Jesucristo lo mismo que la Biblia declara sobre Él: que Cristo es Dios (Col. 2:9), que murió por nuestros pecados (Ro. 4:25), que la salvación se encuentra solamente en Él (Hechos 4:11–12) y es un regalo de Dios (Ro. 6:26) pero no consecuencia de obras humanas (Tit. 3:5).

En las sectas existen varias maneras de «negar al Hijo». La primera manera es negar directamente en su doctrina escrita que Jesús sea el único Hijo de Dios, el Mesías, el Salvador del mundo. Es lo que hacen los Testigos de Jehová. Otra manera de «negar al Hijo» es negar la eficacia de la obra de Jesucristo en la cruz. Una forma de hacerlo es la enseñanza de un sistema de obras para alcanzar y mantener la salvación. Numerosas sectas nuevas imaginan que uno tiene que hacerse digno de la salvación realizando obras humanas. Es notable que Jesús afirma:

«… no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento»

(Mateo 9:13)

Otra forma común de negar al Hijo, es agregar obras humanas al plan de la salvación: Cristo + otra cosa. Una iglesia cerca de casa alega que uno no es salvo si no se bautiza en esa iglesia. En un caso extremo, una mujer nos escribió atribulada porque su iglesia la había puesto bajo disciplina pues estaba en peligro de «no heredar el reino de Dios» porque llevaba un vestido verde, un color prohibido por el pastor. Es sólo un ejemplo de no confiar en Cristo para la salvación sino en algo externo, en un sistema de obras humanas.

Sin embargo, existe otra manera más sutil de negar al Hijo. Muchas sectas al principio intentan convencer al interesado de que su doctrina es ortodoxa, mientras por otro lado ocultan su doctrina de la salvación —algo que a menudo hacen los mormones. Sólo cuando uno alcanza «cierto nivel» descubre los grandes secretos de lo que en verdad es esa falsa doctrina.

«Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató…»

(2 Pedro 2:1)

2. La prueba moral. La confesión de que Cristo es el Hijo de Dios, el Mesías, el Ungido es tanto una verdad inalterable como algo práctico y personal en la vida de una persona. Con relación a la prueba moral, Juan nos exhorta: «Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él» (1 Juan 2:29). La membresía en la familia de Dios se hará evidente porque el creyente se va conformando más y más a la imagen del Hijo de Dios (Ro. 8:29). Por otra parte, la doctrina falsa conducirá a comportamiento hipócrita y vida falsa: «Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan…» (Tit. 1:16).

La prueba moral, entonces, consiste en preguntar: ¿Es gente santa? ¿Hay obediencia a la Escritura o acaso obediencia a una creciente lista de mandatos humanos? Existe una investigación adicional que uno puede hacer: Estudiar la vida de los fundadores y actuales líderes del grupo o iglesia. ¿Vivieron o viven una vida de santidad bíblica?

En cuanto a sus amigos y conocidos ya involucrados, pregúntese cómo les ha afectado la asistencia a este grupo en sus relaciones con Dios. ¿Los hace más conforme a la imagen de Cristo? La parte que ellos tienen con el grupo, ¿hace que Cristo sea más y más indispensable o los hace cada vez más subordinados a la iglesia? ¿Dan gloria a Dios, a un hombre o al grupo? Finalmente, preguntémonos sobre la actitud que ellos tienen hacia la Escritura. ¿Los induce a pasar tiempo en la Biblia de una manera práctica, o simplemente a memorizar ciertos pasajes que apoyan las creencias del grupo sectario?

No nos confundamos cuando al entrar en un grupo extraño una persona comienza a estudiar la Escritura más que antes. Al cambiar de ciudad por razones del empleo, unos amigos buscaron y hallaron una congregación cerca de su nueva casa. Era admirable el nuevo celo y el tiempo que pasaban estudiando la Biblia. Sin embargo, notamos una diferencia nada positiva en sus actitudes. Rehusaban llamarse «cristianos» para no ser confundidos con cualquier otra iglesia. Ahora eran «discípulos». Valiéndose de Stg. 5:16 insistían en que los fieles confesaran sus pecados a otros miembros de la iglesia, algo que alimenta un sistema de chismes que permite a los líderes controlar al grupo. Sus cultos incluyen mucha confesión de pecados los unos a los otros, hasta las cosas más insignificantes como «Te pido perdón por no haberte saludado esta mañana cuando entré».

Advertidos por estas señales y algunas otras, indagamos acerca de su estudio bíblico que nos había parecido tan admirable. Resultó ser que lo hacían para agradar al líder de su grupo de discipulado y para no perder la salvación. El motivo de hacerlo para mantener comunión con Dios, para conocer a Dios de manera más profunda o para estar conformados a la imagen de Cristo, no había pasado por sus mentes. Finalmente notamos que estudiaban sólo las porciones de la Biblia proporcionadas por los líderes de la iglesia.

3. La prueba social. El tercer elemento que debe existir en la vida de un creyente o grupo con la verdad es la palabra ágape, el amor de Dios (1 Juan 2:9–11; 4:7–8). La esencia básica de este amor se encuentra en 1 Juan 3:16:

«En esto hemos conocido el amor, en que él [Jesús] puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos»

Es evidente que yo no puedo redimir a alguien muriendo por él porque yo también soy pecador. Jesucristo es el único que puede efectuar la redención eficaz. Sin embargo, existen mil maneras en que puedo «poner mi vida» por los hermanos.

Consideremos el siguiente versículo:

«Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?»

(1 Juan 3:17)

Si alguien tiene una necesidad (una verdadera necesidad, no un mero deseo) y yo tengo lo que ese alguien necesita —ya sea tiempo, comida, dinero, transporte, un talento, una habilidad, u otra cosa —debo hacer lo posible por suplir esa necesidad.

La prueba social entonces es: ¿Existe esta clase de amor en el grupo? Usemos discernimiento al investigar este tema en particular. Ciertos grupos tienen la apariencia de «amor» y hablan mucho de ello, pero tal amor no está de acuerdo con la verdad de la Biblia; por otra parte, el amor de Dios siempre va de la mano de la verdad (Ef. 4:15). En realidad ese amor de las sectas es un «amor» egocéntrico y superficial, o son actos de caridad a fin de ganar el favor de Dios (o apaciguar la ira divina). No aman a su prójimo como a sí mismos (Gá. 5:13–14) y no se cumple lo que Cristo manda en Mateo 5:44 en cuanto a bendecir a los que nos maldicen, hacer bien a los que nos odian y orar por quienes nos hacen daño. Todo lo contrario, maldicen a quienes perciben como enemigos.

A veces escuchamos al ex miembro de una secta declarar que en nuestras congregaciones no ha podido encontrar las mismas amistades profundas que gozaba en la secta. Por un lado eso demuestra una gran falta en nuestras iglesias, la necesidad de profunda koinon entre los hermanos en Cristo.1 Por otro lado, a veces no será posible igualar «la calidez y el cariño» que sentían en la secta sin violar principios bíblicos.

En cierta instancia, por ejemplo, una dama que vino a nuestra congregación confesó inquieta que anhelaba entablar amistades tal como tenía antes. En la secta a la que había pertenecido, todos vivían en la misma calle. Criaban a los chicos en conjunto. Dormir con la esposa de otro no era considerado pecado con tal de que no lo hicieran por pura pasión. Incluso al líder se le permitía acostarse con la mujer de su antojo. Esta clase de relaciones «profundas» no se puede ni se debe igualar.

En otro caso, un hombre finalmente decidió apartarse del grupo sectario pero su esposa, por temor al infierno, decidió quedarse. Le aconsejaron a la esposa que se divorciara de él por ser «apóstata». Conclusión: para continuar con el matrimonio el hombre tendría que volver a la secta —y lo hizo.

Otra pregunta que toma en cuenta la prueba social es ¿existe en ese grupo amor al cuerpo de Cristo en general? ¿Se anima a los feligreses a participar en eventos con otras iglesias evangélicas, o hay una tendencia a condenar a los demás grupos? Por otra parte, ¿hay amor por los inconversos? ¿Está la iglesia participando en la gran comisión con conversiones a Cristo (Mateo 28:18–20), o está haciendo proselitismo entre miembros de otras iglesias?2 La Gran Comisión a la iglesia es «hacer discípulos» (Mateo 28:19–20), ser testigos de Cristo (Hechos 1:8), ser embajadores de Cristo (2 Corintios 5:20), predicar la Palabra (Ro. 10:14–15; 2Timoteo 4:2) a fin de convencer a los que no conocen al Salvador en forma personal a que se conviertan a El. Jamás es separar a los creyentes de sus iglesias haciéndolos dudar de su salvación afirmando que su grupo es el único con la verdad.

Quién los oye

Finalmente, hay otra cuestión que Juan hace resaltar: «Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye. Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error» (1 Juan 4:5–6). El apóstol nos insta a preguntarnos quiénes están escuchando a ese grupo o a su líder. Por más religioso que sea un grupo, si enseña doctrina falsa, es «del mundo». La pregunta que surge, entonces, es: la mayoría de los cristianos maduros que conozco, ¿están de acuerdo con este grupo? ¿O acaso quienes forman la mayor parte de esa congregación son los inmaduros, los que son arrastrados por el viento y echados de una parte a otra (Santiago 1:6)?

1 Ver el artículo por este autor, “La necesidad de la koinonía”, Continente Nuevo (Nº 28, 1993), 6–8.

2 La palabra proselitismo en el griego significa “agregado” o “el que se acerca” y originalmente se usaba en un buen sentido.  Todavía mantiene el significado de convertirse de una religión a otra pero ha tomado un sentido negativo de “robar ovejas”.

Mirón, J. (1997). ¿Iglesia o secta? (pp. 23–29). Miami, Florida, EE. UU. de A.: Editorial Unilit.

MÁS EJEMPLO, MENOS PALABRAS

MÁS EJEMPLO, MENOS PALABRAS

Pablo Martini
Programa No. 2016-03-11
a1Nuestro mundo cada vez está más repleto de palabras, palabreros, discursos, órdenes, mensajes y huecos profesionales de la oratoria. Pero escasean los ejemplos. Esas vidas genuinas que transmiten su mensaje silencioso pero efectivo. Alguien dijo que las palabras mueven, sí, pero son los ejemplos los que influencian y arrastran. Si hubo una persona que logró más con su ejemplo que con sus palabras ese fue Jesús. Tal es así que en los tramos finales de su vida terrenal se despedía de sus discípulos y lo hizo con un discurso que abarca tres capítulos del evangelio de San Juan comenzando con el 14.  Pero en el número 13 deja atónitos a los suyos cuando, en medio de la última cena, la de la pascua,  le ven agacharse y lavar los 24 pies sucios de cada uno de ellos y, de una forma silenciosa pero natural, acaba su  didáctica, vuelve  a la mesa y sigue comiendo. Recién entonces les explica lo que había hecho como para que no quede duda alguna de lo que les quiso comunicar. Así de sencillo, así de natural, sin palabras, pero con un fuerte ejemplo de amor y servicio que sería la materia prima que encendió el corazón de aquellos jóvenes discípulos para dar vuelta el mundo de aquel entonces con la llama del evangelio. Él no buscaba ejemplos que agregar a sus palabras, sólo le ponía algunas palabras a sus propios ejemplos. Tenemos que aprender  a transmitir más lecciones  con nuestro ejemplo que con nuestras palabras.

El principio básico de la educación es el encontrar situaciones en nuestras vidas que grafiquen las verdades que intentamos transmitir y aprovechar al máximo esas situaciones. De lo contrario sólo estamos informando pero nunca educando y la educación sin formación produce deformación. Jesús fue un educador modelo. Su cátedra ambulante durante los tres años que duró su ministerio fueron justamente esas situaciones cotidianas donde Él era siempre el ejemplo  a seguir y esas situaciones fueron el púlpito desde el cual impartía sus enseñanzas.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

Educar es mucho más que informar, es formar desde tu propio ejemplo.

HASTA LA BASURA SIRVE PARA ALGO

11 mar 2016

HASTA LA BASURA SIRVE PARA ALGO

por el Hermano Pablo

a1Mirar desde la ventana de ese sexto piso era ver un paisaje gris y sombrío. Porque la ventana de ese apartamento daba a un oscuro callejón del barrio de Harlem, Nueva York. Y el callejón era, en sí mismo, un enorme depósito de basura infestado de ratas.

Fue por esa ventana, a treinta metros de altura, que cayó el pequeño Ramal Gentry, de dos años de edad, hijo de Rhonda Gentry. Pero la basura lo recibió blandamente, como los brazos mismos de su madre, y el pequeño no sufrió más que el susto. «Dios y la basura —declaró después la madre— hicieron el milagro.»

Es interesante cómo aquello que tenemos por inservible viene a veces a salvarnos de algún desastre. Se supone que la basura no sirve para nada. Por eso la quitamos de la casa, la metemos en bolsas plásticas o de papel y la llevamos a un basurero. O la dejamos en el sitio indicado para que la recoja la municipalidad.

Las grandes ciudades del mundo recogen cada día millones de toneladas de basura y la llevan lejos, para que no ofenda a nadie. Pero con esa basura se rellenan terrenos baldíos, o se pone la base para nuevos caminos, o se quema y se saca de ella energía.

En el caso del pequeño Ramal, la basura sirvió para salvarle la vida y para que su madre elevara una oración de gratitud a Dios.

En la célebre parábola del hijo pródigo relatada por Jesucristo, se cuenta del joven que vivió perdidamente derrochando toda su herencia. Lo gastó todo hasta que se vio pobre y derrotado, cuidando cerdos y comiendo basura. Pero esa miserable situación sirvió para que el pródigo tuviera una reacción moral, que lo hizo regresar a la casa de su padre y al albergue de la familia.

¿Será posible que nos hallemos hoy en medio de lo que consideramos un montón de basura? Es más, ¿nos consideramos nosotros mismos basura? Quizá la vida nos haya vencido. Quizá los vicios nos tengan derrotados. Quizá nos hallemos quebrantados, amargados, desalentados. Quizá hayamos perdido toda esperanza de recuperación y aun todo deseo de vivir.

Ha llegado entonces el momento de reaccionar. Ha llegado el momento de pedir socorro divino. Ha llegado el momento de confesar, como el hijo pródigo: «He pecado contra el cielo y contra ti» (Lucas15:21). Y clamar: «¡Ayúdame, Señor!» Jesucristo puede sacar a todo ser humano de cualquier basurero, no importa lo grande o maloliente que sea. Basta con que clame a Dios en medio de su dolor. Él sólo espera oír su clamor.

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Sansón en Gaza

Jueces 16-18

Sansón en Gaza

a116:1  Fue Sansón a Gaza, y vio allí a una mujer ramera, y se llegó a ella.

Y fue dicho a los de Gaza: Sansón ha venido acá. Y lo rodearon, y acecharon toda aquella noche a la puerta de la ciudad; y estuvieron callados toda aquella noche, diciendo: Hasta la luz de la mañana; entonces lo mataremos.

Mas Sansón durmió hasta la medianoche; y a la medianoche se levantó, y tomando las puertas de la ciudad con sus dos pilares y su cerrojo, se las echó al hombro, y se fue y las subió a la cumbre del monte que está delante de Hebrón.

Sansón y Dalila

Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la cual se llamaba Dalila.

Y vinieron a ella los príncipes de los filisteos, y le dijeron: Engáñale e infórmate en qué consiste su gran fuerza, y cómo lo podríamos vencer, para que lo atemos y lo dominemos; y cada uno de nosotros te dará mil cien siclos de plata.

Y Dalila dijo a Sansón: Yo te ruego que me declares en qué consiste tu gran fuerza, y cómo podrás ser atado para ser dominado.

Y le respondió Sansón: Si me ataren con siete mimbres verdes que aún no estén enjutos, entonces me debilitaré y seré como cualquiera de los hombres.

Y los príncipes de los filisteos le trajeron siete mimbres verdes que aún no estaban enjutos, y ella le ató con ellos.

Y ella tenía hombres en acecho en el aposento. Entonces ella le dijo: !!Sansón, los filisteos contra ti! Y él rompió los mimbres, como se rompe una cuerda de estopa cuando toca el fuego; y no se supo el secreto de su fuerza.

10 Entonces Dalila dijo a Sansón: He aquí tú me has engañado, y me has dicho mentiras; descúbreme, pues, ahora, te ruego, cómo podrás ser atado.

11 Y él le dijo: Si me ataren fuertemente con cuerdas nuevas que no se hayan usado, yo me debilitaré, y seré como cualquiera de los hombres.

12 Y Dalila tomó cuerdas nuevas, y le ató con ellas, y le dijo: !!Sansón, los filisteos sobre ti! Y los espías estaban en el aposento. Mas él las rompió de sus brazos como un hilo.

13 Y Dalila dijo a Sansón: Hasta ahora me engañas, y tratas conmigo con mentiras. Descúbreme, pues, ahora, cómo podrás ser atado. El entonces le dijo: Si tejieres siete guedejas de mi cabeza con la tela y las asegurares con la estaca.

14 Y ella las aseguró con la estaca, y le dijo: !!Sansón, los filisteos sobre ti! Mas despertando él de su sueño, arrancó la estaca del telar con la tela.

15 Y ella le dijo: ¿Cómo dices: Yo te amo, cuando tu corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces, y no me has descubierto aún en qué consiste tu gran fuerza.

16 Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia.

17 Le descubrió, pues, todo su corazón, y le dijo: Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y me debilitaré y seré como todos los hombres.

18 Viendo Dalila que él le había descubierto todo su corazón, envió a llamar a los principales de los filisteos, diciendo: Venid esta vez, porque él me ha descubierto todo su corazón. Y los principales de los filisteos vinieron a ella, trayendo en su mano el dinero.

19 Y ella hizo que él se durmiese sobre sus rodillas, y llamó a un hombre, quien le rapó las siete guedejas de su cabeza; y ella comenzó a afligirlo, pues su fuerza se apartó de él.

20 Y le dijo: !!Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él.

21 Mas los filisteos le echaron mano, y le sacaron los ojos, y le llevaron a Gaza; y le ataron con cadenas para que moliese en la cárcel.

22 Y el cabello de su cabeza comenzó a crecer, después que fue rapado.

Muerte de Sansón

23 Entonces los principales de los filisteos se juntaron para ofrecer sacrificio a Dagón su dios y para alegrarse; y dijeron: Nuestro dios entregó en nuestras manos a Sansón nuestro enemigo.

24 Y viéndolo el pueblo, alabaron a su dios, diciendo: Nuestro dios entregó en nuestras manos a nuestro enemigo, y al destruidor de nuestra tierra, el cual había dado muerte a muchos de nosotros.

25 Y aconteció que cuando sintieron alegría en su corazón, dijeron: Llamad a Sansón, para que nos divierta. Y llamaron a Sansón de la cárcel, y sirvió de juguete delante de ellos; y lo pusieron entre las columnas.

26 Entonces Sansón dijo al joven que le guiaba de la mano: Acércame, y hazme palpar las columnas sobre las que descansa la casa, para que me apoye sobre ellas.

27 Y la casa estaba llena de hombres y mujeres, y todos los principales de los filisteos estaban allí; y en el piso alto había como tres mil hombres y mujeres, que estaban mirando el escarnio de Sansón.

28 Entonces clamó Sansón a Jehová, y dijo: Señor Jehová, acuérdate ahora de mí, y fortaléceme, te ruego, solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos por mis dos ojos.

29 Asió luego Sansón las dos columnas de en medio, sobre las que descansaba la casa, y echó todo su peso sobre ellas, su mano derecha sobre una y su mano izquierda sobre la otra.

30 Y dijo Sansón: Muera yo con los filisteos. Entonces se inclinó con toda su fuerza, y cayó la casa sobre los principales, y sobre todo el pueblo que estaba en ella. Y los que mató al morir fueron muchos más que los que había matado durante su vida.

31 Y descendieron sus hermanos y toda la casa de su padre, y le tomaron, y le llevaron, y le sepultaron entre Zora y Estaol, en el sepulcro de su padre Manoa. Y él juzgó a Israel veinte años.

Las imágenes y el sacerdote de Micaía

17:1  Hubo un hombre del monte de Efraín, que se llamaba Micaía,

el cual dijo a su madre: Los mil cien siclos de plata que te fueron hurtados, acerca de los cuales maldijiste, y de los cuales me hablaste, he aquí el dinero está en mi poder; yo lo tomé. Entonces la madre dijo: Bendito seas de Jehová, hijo mío.

Y él devolvió los mil cien siclos de plata a su madre; y su madre dijo: En verdad he dedicado el dinero a Jehová por mi hijo, para hacer una imagen de talla y una de fundición; ahora, pues, yo te lo devuelvo.

Mas él devolvió el dinero a su madre, y tomó su madre doscientos siclos de plata y los dio al fundidor, quien hizo de ellos una imagen de talla y una de fundición, la cual fue puesta en la casa de Micaía.

Y este hombre Micaía tuvo casa de dioses, e hizo efod y terafines, y consagró a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote.

En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía.

Y había un joven de Belén de Judá, de la tribu de Judá, el cual era levita, y forastero allí.

Este hombre partió de la ciudad de Belén de Judá para ir a vivir donde pudiera encontrar lugar; y llegando en su camino al monte de Efraín, vino a casa de Micaía.

Y Micaía le dijo: ¿De dónde vienes? Y el levita le respondió: Soy de Belén de Judá, y voy a vivir donde pueda encontrar lugar.

10 Entonces Micaía le dijo: Quédate en mi casa, y serás para mí padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, vestidos y comida. Y el levita se quedó.

11 Agradó, pues, al levita morar con aquel hombre, y fue para él como uno de sus hijos.

12 Y Micaía consagró al levita, y aquel joven le servía de sacerdote, y permaneció en casa de Micaía.

13 Y Micaía dijo: Ahora sé que Jehová me prosperará, porque tengo un levita por sacerdote.

Micaía y los hombres de Dan

18:1  En aquellos días no había rey en Israel. Y en aquellos días la tribu de Dan buscaba posesión para sí donde habitar, porque hasta entonces no había tenido posesión entre las tribus de Israel.

Y los hijos de Dan enviaron de su tribu cinco hombres de entre ellos, hombres valientes, de Zora y Estaol, para que reconociesen y explorasen bien la tierra; y les dijeron: Id y reconoced la tierra. Estos vinieron al monte de Efraín, hasta la casa de Micaía, y allí posaron.

Cuando estaban cerca de la casa de Micaía, reconocieron la voz del joven levita; y llegando allá, le dijeron: ¿Quién te ha traído acá? ¿y qué haces aquí? ¿y qué tienes tú por aquí?

El les respondió: De esta y de esta manera ha hecho conmigo Micaía, y me ha tomado para que sea su sacerdote.

Y ellos le dijeron: Pregunta, pues, ahora a Dios, para que sepamos si ha de prosperar este viaje que hacemos.

Y el sacerdote les respondió: Id en paz; delante de Jehová está vuestro camino en que andáis.

Entonces aquellos cinco hombres salieron, y vinieron a Lais; y vieron que el pueblo que habitaba en ella estaba seguro, ocioso y confiado, conforme a la costumbre de los de Sidón, sin que nadie en aquella región les perturbase en cosa alguna, ni había quien poseyese el reino. Y estaban lejos de los sidonios, y no tenían negocios con nadie.

Volviendo, pues, ellos a sus hermanos en Zora y Estaol, sus hermanos les dijeron: ¿Qué hay? Y ellos respondieron:

Levantaos, subamos contra ellos; porque nosotros hemos explorado la región, y hemos visto que es muy buena; ¿y vosotros no haréis nada? No seáis perezosos en poneros en marcha para ir a tomar posesión de la tierra.

10 Cuando vayáis, llegaréis a un pueblo confiado y a una tierra muy espaciosa, pues Dios la ha entregado en vuestras manos; lugar donde no hay falta de cosa alguna que haya en la tierra.

11 Entonces salieron de allí, de Zora y de Estaol, seiscientos hombres de la familia de Dan, armados de armas de guerra.

12 Fueron y acamparon en Quiriat-jearim en Judá, por lo cual llamaron a aquel lugar el campamento de Dan, hasta hoy; está al occidente de Quiriat-jearim.

13 Y de allí pasaron al monte de Efraín, y vinieron hasta la casa de Micaía.

14 Entonces aquellos cinco hombres que habían ido a reconocer la tierra de Lais dijeron a sus hermanos: ¿No sabéis que en estas casas hay efod y terafines, y una imagen de talla y una de fundición? Mirad, por tanto, lo que habéis de hacer.

15 Cuando llegaron allá, vinieron a la casa del joven levita, en casa de Micaía, y le preguntaron cómo estaba.

16 Y los seiscientos hombres, que eran de los hijos de Dan, estaban armados de sus armas de guerra a la entrada de la puerta.

17 Y subiendo los cinco hombres que habían ido a reconocer la tierra, entraron allá y tomaron la imagen de talla, el efod, los terafines y la imagen de fundición, mientras estaba el sacerdote a la entrada de la puerta con los seiscientos hombres armados de armas de guerra.

18 Entrando, pues, aquéllos en la casa de Micaía, tomaron la imagen de talla, el efod, los terafines y la imagen de fundición. Y el sacerdote les dijo: ¿Qué hacéis vosotros?

19 Y ellos le respondieron: Calla, pon la mano sobre tu boca, y vente con nosotros, para que seas nuestro padre y sacerdote. ¿Es mejor que seas tú sacerdote en casa de un solo hombre, que de una tribu y familia de Israel?

20 Y se alegró el corazón del sacerdote, el cual tomó el efod y los terafines y la imagen, y se fue en medio del pueblo.

21 Y ellos se volvieron y partieron, y pusieron los niños, el ganado y el bagaje por delante.

22 Cuando ya se habían alejado de la casa de Micaía, los hombres que habitaban en las casas cercanas a la casa de Micaía se juntaron y siguieron a los hijos de Dan.

23 Y dando voces a los de Dan, éstos volvieron sus rostros, y dijeron a Micaía: ¿Qué tienes, que has juntado gente?

24 El respondió: Tomasteis mis dioses que yo hice y al sacerdote, y os vais; ¿qué más me queda? ¿Por qué, pues, me decís: ¿Qué tienes?

25 Y los hijos de Dan le dijeron: No des voces tras nosotros, no sea que los de ánimo colérico os acometan, y pierdas también tu vida y la vida de los tuyos.

26 Y prosiguieron los hijos de Dan su camino, y Micaía, viendo que eran más fuertes que él, volvió y regresó a su casa.

27 Y ellos, llevando las cosas que había hecho Micaía, juntamente con el sacerdote que tenía, llegaron a Lais, al pueblo tranquilo y confiado; y los hirieron a filo de espada, y quemaron la ciudad.

28 Y no hubo quien los defendiese, porque estaban lejos de Sidón, y no tenían negocios con nadie. Y la ciudad estaba en el valle que hay junto a Bet-rehob. Luego reedificaron la ciudad, y habitaron en ella.

29 Y llamaron el nombre de aquella ciudad Dan, conforme al nombre de Dan su padre, hijo de Israel, bien que antes se llamaba la ciudad Lais.

30 Y los hijos de Dan levantaron para sí la imagen de talla; y Jonatán hijo de Gersón, hijo de Moisés, él y sus hijos fueron sacerdotes en la tribu de Dan, hasta el día del cautiverio de la tierra.

31 Así tuvieron levantada entre ellos la imagen de talla que Micaía había hecho, todo el tiempo que la casa de Dios estuvo en Silo.

Reina-Valera 1960 (RVR1960)Copyright © 1960 by American Bible Society

En busca de un caballito

Marzo 11

En busca de un caballito

Lectura bíblica: Filipenses 4:6–9

…Todo lo que es verdadero, todo lo honorable,… en esto pensad. Filipenses 4:8

a1Mamá y papá estaban teniendo problemas con sus mellizos. Uno era demasiado alegre todo el tiempo. El otro muchacho encontraba algo malo en todo. Al fin, decidieron llevar a sus hijos a un psicólogo infantil.
El psicólogo dijo tener una cura fácil. Puso al chico que era demasiado alegre en una habitación llena de estiércol y una horquilla. Razonando que esto curaría al muchacho de su espíritu demasiado alegre, el doctor le dijo que recogiera el estiércol. Luego lo dejó solo. Tomó al chico que siempre estaba de mal humor y lo puso en una habitación llena de dulces y juguetes nuevos. Podía jugar con todo.

—Esto lo curará de su pesimismo —exclamó el psicólogo—. Volveremos dentro de unas horas y veremos.

Cuando el psicólogo y los padres regresaron a la habitación llena de juguetes y dulces, se sorprendieron al ver al muchachito llorando en medio del cuarto.
—Me podría lastimar jugando con estos juguetes —lloró—. Y estos dulces me pueden hacer doler la pancita.

Todas las cosas maravillosas a su alrededor no lo habían sacado de su actitud pesimista.

—Bueno, seguramente el otro chico estará curado —afirmó el psicólogo tratando de parecer seguro de sí mismo. Al mirar dentro de la segunda habitación, los adultos se quedaron atónitos al ver al muchacho recogiendo furiosamente el estiércol. La mamá trató de hacer que se calmara, pero él estaba tan ocupado que apenas hizo una pausa para decir:

—¡Con todo este estiércol, es seguro que por aquí debe haber un caballito!

Tema para comentar: ¿Te pareces más al chico que buscaba un caballito o al chico que tenía miedo de que le doliera la pancita?

Tenemos que admirar al chico con la actitud positiva. Si no la tenemos, ¡tenemos que adquirirla!

Los pensamientos negativos no nos llevarán a ninguna parte. Los pensamientos negativos nos ponen de malhumor. También bloquean todas las cosas buenas que Dios dice de nosotros.

En cambio, pensar positivamente ayuda a alcanzar el potencial, en nosotros y en los que nos rodean. El pensamiento positivo no puede convertir en realidad algo que no lo es. No puede encontrar un caballito en un montón de estiércol si no hay allí un caballito. Pero pensar positivamente es una gran ventaja cuando nos enfocamos en lo que es positivamente cierto acerca de nosotros según la Palabra de Dios.

Si crees la Palabra de Dios y lo que Dios dice acerca de que eres su hijo especial, descubrirás que Dios te ha preparado obsequios que son aun más grandes y mejores que un caballito.

PARA DIALOGAR
¿Te sientes siempre pesimista en cuanto a la vida? Haz una lista de cosas positivas en las cuales pensar basándote en Filipenses 4:8.

PARA ORAR
Señor, danos una actitud positiva hacia la vida, basada en tu Palabra. Ayúdanos a obtener de la Biblia una perspectiva positiva.

PARA HACER
Presta hoy atención a tus actitudes. ¿Estás pensando negativamente o recordando todas las cosas positivas que Dios pone en tu vida?

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.