4-Por qué la gente acude a las sectas

Por qué la gente acude a las sectas

Por qué es difícil salir

a1Nos quedan algunas preguntas espinosas. ¿Por qué tanta gente acude a las sectas cuando «todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia…» (2 Pedro 1:3)? ¿Cómo es posible que gente sincera crea lo que en realidad es una mentira? ¿Por qué quienes están en una secta no se dan cuenta y simplemente salen de ella? Para contestar estas preguntas es necesario tomar en cuenta varias cosas:

1. Nunca olvidemos el poder y la astucia del enemigo de nuestras almas. Después de estudiar todos los pasajes relacionados con el diablo,1 llegué a la conclusión de que Satanás pasa la mayor parte de su tiempo en engaños y mentiras (Juan 8:44). Satanás es el creador de las sectas; presenta una religión que niega la eficacia de la muerte de Jesucristo y la sustituye por un camino que apela al ego humano; cuestiona la salvación de los fieles y los acusa haciéndolos sentir culpables (Apocalipsis 12:10); edifica grupos falsos que en realidad son «sinagoga de Satanás» (Apocalipsis 2:9). Además Apocalipsis 12:9 declara que él «engaña al mundo entero». Y «no es de extrañar, pues aun Satanás se disfraza como ángel de luz» (2 Corintios 11:13–14 BLA).

2. La secta proporciona a la persona un (falso, por cierto) sentido de la vida. Daniel Jerusalimiec, profesor del Seminario de Fe en Buenos Aires explica:

«Puede ser que estas personas han encontrado la hermandad y el compañerismo que la iglesia no supo proporcionar. Una secta sabe integrar rápidamente a un nuevo miembro haciéndolo sentir aceptado entre ellos. De esta manera, el nuevo integrante encuentra una sensación de seguridad y una organización que cuida de él. Más aun, la secta le ofrece una vida radicalmente diferente que le presenta un desafío atractivo. Esto le da “sentido a la vida”. En este nuevo grupo él empieza a sentirse valorado, [y] ya no le importa si es ridiculizado por sus vecinos o amigos pues él ahora ha encontrado dirección a la vida que nadie antes pudo proporcionarle.»2

3. Últimamente en la mente de muchos «éxito» equivale a »grande». En varios sitios de América Latina las sectas —no las importadas sino los grupos cultivados en casa— son los grupos más numerosos y cuentan con miles y miles de seguidores. La conclusión lógica es que porque es algo grande tiene que estar favorecido por Dios, o que porque hay mucho dinero Dios está bendiciendo. ¡Cuidado! Durante el tiempo del profeta Elías más personas seguían a Baal y a Asera que a Jehová. Jesús afirma:

«…ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan»

(Mateo 7:13–14)

4. La persona escuchará testimonios asombrosos de cómo el grupo ha cambiado la vida de alguien, cómo ha sanado a un niño, o cómo Dios ha contestado oraciones. Por eso no siempre es fácil detectar los peligros de participar en una secta. No nos dejemos cautivar por testimonios y aparentes milagros porque «se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos» (Marcos 13:22). El Señor advirtió: «Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad»(Mateo 7:22–23).

Además, después de un «lavado del cerebro» la persona no se dará cuenta de su situación pues el proceso habrá alterado su manera de pensar.

5. Gran parte de quienes recurren a las sectas es gente crédula, que sinceramente busca cómo apaciguar la ira de Dios por sus fracasos y pecados, cómo aliviar su culpa y cómo hallar una vida mejor. Las sectas prometen todo esto y más todavía: sanidad física, financiera y emocional; la divulgación de «misterios» antes ocultos y ahora revelados al «ungido»; prometen ser la única iglesia que verdaderamente sirve a Dios; aseguran una unción especial, cosas por el estilo. Todo eso cautiva, seduce, hipnotiza y finalmente atrapa a muchos. Pablo advierte al joven pastor Timoteo que debe seguir predicando la Palabra de Dios porque «vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas [mitos, BLA]» (2Timoteo 4:3–4). El mito, por definición, es algo inventado por los hombres. Puede ser algo bien pensado, bien enunciado, impactante y que inspira fe, pero sigue siendo algo inventado por la mente humana. Los cristianos somos personas de la verdad, de la Biblia.

6. Para muchos es más sencillo dejar que otro (los líderes del grupo) tome las decisiones y que les digan qué creer y qué hacer. La secta ofrece una manera visible (externa) de medir la espiritualidad. El legalismo es externo y demanda obediencia a reglamentos humanos. Una mujer atrapada en una secta me confesó una vez: —Yo sé que ando bien con Dios porque no corto mi cabello, no voy al cine…

Ella había pedido hablar conmigo porque estaba molesta con el predicador Luis Palau por haber predicado que las relaciones sexuales fuera del matrimonio siempre son pecaminosas. La mujer estaba separada de su esposo y disfrutaba de una o dos aventuras sexuales al año «solamente con gente buena». Me dijo que Dios no la condenaría porque ella cumplía los mandamientos humanos que me había mencionado arriba (entre otros). Sin embargo, vivir por la gracia del Señor es algo interno y requiere responsabilidad, discernimiento, dominio propio y una relación íntima con Dios.

Para muchos es difícil comprender por qué la gente queda atrapada en una secta falsa. Sin embargo, sumando los seis aspectos ya citados, posiblemente sea más fácil apreciar y compadecerse de la situación de los prisioneros espirituales.

Ahora pasamos a una incógnita más espinosa todavía: ¿Por qué encontramos a tantos ex evangélicos en las sectas y semisectas?

Las sectas: ¿Una trampa para los evangélicos en particular?

No es de sorprender que los estudios hayan revelado que las sectas están llenas de gente que estaba asistiendo a una iglesia. Lo que sí desconcierta es la cantidad de ex evangélicos dentro de las sectas. Es bueno enfrentar la realidad y preguntarse por qué está sucediendo y qué podemos hacer para cerrar la puerta trasera de la iglesia a fin de que la gente no se aleje. Sin repetir los seis motivos ya mencionados (que, por cierto, son aplicables tanto a evangélicos como a no evangélicos) queremos presentar ciertas prácticas —en especial de los evangélicos— que ayudan a un terreno fértil para el advenimiento de una secta.

1. En nuestros círculos existe una fuerte tendencia a definir el cristianismo por lo que uno hace (orar, asistir a la iglesia, leer la Biblia, testificar, ofrendar, etc.) y por lo que uno deja de hacer (no fumar, no beber, no jugar y otras cosas que varían según la cultura) en vez de por una relación personal con Cristo a través de la Biblia. La mayoría de las sectas adhieren a las mismas prohibiciones que los evangélicos, y más todavía. Cuando un creyente que sinceramente busca ser más consagrado al Señor, encuentra a un grupo que hace más o ha dejado de hacer más que él (llevando una vida más severa), muchas veces llega a la conclusión de que tal grupo «tiene que ser más cristiano que yo». Esta forma de representar el cristianismo nos hace vulnerables a las sectas y al mismo tiempo causa que las sectas resulten atractivas. Una íntima amiga de mi esposa le confesó que admira a cualquier persona con una vida más rigurosa que la de ella, y que si no fuera por la buena doctrina enseñada en su iglesia, llegaría a la conclusión de que tal persona es más espiritual que ella.

Durante los últimos tres años notamos un ambiente extraño en una congregación muy querida por nuestra familia. El pastor es un joven dinámico con un profundo anhelo de vivir una vida consagrada al Señor; es lo que predica desde el púlpito. La congregación crecía y estaba haciendo planes para ampliar el templo. Para aliviar la carga de trabajo que tenía Esteban, el pastor, contrataron a un copastor, que parecía un hombre con vasta experiencia. Sutilmente y con el pretexto de ayudar a la congregación a consagrarse más a Dios y a la Biblia, el copastor comenzó a imponer ciertas reglas «más espirituales». Algunas eran: La mujer debe llevar faldas hasta los tobillos; para el hombre llevar corbata es más espiritual que no llevar corbata; no hay que tener TV en la casa; debe haber aislamiento del mundo en forma extrema; nadie puede enseñar a los hijos con excepción de los propios padres (el copastor llegó a tal extremo que no permitía que sus propios hijos asistieran a la escuela dominical a menos que él estuviera enseñando); no había que juntarse con otras iglesias para no contaminarse.

No sabemos lo que hubiera sucedido después porque la gente más madura de la iglesia comenzó a cuestionar al copastor alegando que había impuesto sus convicciones como si fueran mandamientos divinos. Después de sesiones extraordinarias del cuerpo de ancianos, reuniones congregacionales, chismes y personas heridas, la congregación se dividió. En ese momento alguien sugirió investigar los antecedentes del copastor. Descubrieron que había sido despedido como profesor de un seminario y que los directores no querían decir por qué; luego había tomado el pastorado de una iglesia y en dos años ésta se había dividido; había aceptado el pastorado de otra congregación, que también terminó dividiéndose. Como resultado de la investigación, el hombre fue despedido de la iglesia y comenzó su propio grupo, un grupo pequeño de seguidores que se reúne en su casa. La secretaria de la iglesia (divorciada dos veces) era la defensora número uno del copastor, y lo hacía buscando desesperadamente una vida más cerca del Señor. Es notable que el pastor Esteban originalmente también había creído todo debido a que «la consagración» del copastor lo había conmovido. Esto demuestra una vez más que el legalismo es llamativo, tiene su encanto y hasta personas maduras pueden caer en su trampa. Por gracia de Dios la iglesia sobrevivió el golpe y está volviendo a crecer. Debido al discernimiento de varios hombres y mujeres maduras fue posible detener el proceso de lavado de cerebro, ¡pero había comenzado!

2. En nuestros círculos es común escuchar la frase «Dios me dijo» o «Dios me guió». La mayoría de nosotros quedamos impactados cuando Dios habla a un individuo. Somos fácilmente manipulados por cualquier dicho que suena espiritual. Las sectas abundan en todo tipo de frases similares que pretenden provenir de una línea directa del Señor. Primera Reyes 13 relata la historia de un profeta que engañó a otro profeta empleando la frase «…por palabra de Dios me ha sido dicho» (17). Jacob hizo lo mismo cuando engañó a su padre Isaac en Gn. 27:20.

Todos deseamos seguir a un líder fuerte, espiritual, con carisma, es decir un modelo. Cuando a este se le suma la tendencia (en la cultura latina) a pensar que en el pueblo de Dios hay diferentes niveles espirituales, terminamos con una situación ideal para el engañador. He sido testigo de que la gente acude al pastor o al predicador itinerante imaginando que, simplemente por ser predicador o pastor, goza de un acceso superior al trono de la gracia. Esta tendencia bien podría ser la base para que una persona, aprovechándose de la ingenuidad de los oyentes, forme su propio grupo.

Frente a tales tendencias ofrecemos varios consejos:

a) Ser escéptico cuando alguien declara: «Dios me dijo». Pablo mandó a los tesalonisences, «examinadlo todo; retened lo bueno» (1Ts. 5:21).

b) Resistir la tentación de responder a ilustraciones e historias que simplemente apelan a las emociones. En su lugar, prestar cuidadosa atención al contenido del mensaje y preguntar si las historias ilustran el pasaje o bien sólo recurren al elemento emocional. Es posible evaluar las palabras por medio de las Escrituras pero no existe lo mismo para evaluar las emociones.

c) Estar alerta cuando un predicador «usa» (en realidad abusa) de la Escritura en vez de predicar o exponer la Biblia. Cuando una persona cita la Biblia para apoyar sus argumentos, hay que seguir el ejemplo de la gente de Berea (Hechos 17:10–11), investigar si lo que dice es verdad.

Existen varias maneras comunes de usar la Biblia para fines propios en vez de exponer la Palabra de Dios. Menciono cuatro de los más comunes.

En primer lugar, lo más usual es valerse de pasajes fuera de su contexto bíblico. Empleando versículos fuera de contexto, es factible alegar que algo es Palabra de Dios cuando en realidad se persuade a la gente a creer una mentira.

El segundo es el método alegórico de interpretar la Biblia en el que cada personaje, objeto o evento representa o significa algo más. Por ejemplo, escuché a un predicador utilizar la historia de Abigaíl, Nabal y David (1S. 25) en un sentido alegórico. En dicho mensaje David representaba a Dios, Abigaíl al alma humana (o posiblemente al Espíritu Santo, no estaba claro) y Nabal la carne (la naturaleza humana). La idea principal era que hay que crucificar la carne (Dios mató a Nabal). Como consecuencia, Abigaíl y David deben casarse, es decir tiene que haber comunión entre la persona y Dios. Ahora bien, hay excelentes lecciones en este pasaje pero esta alegoría no es una de ellas. Es fácil entender cómo es posible «lavar el cerebro» de la gente valiéndose del método alegórico porque éste se presta para cualquier enseñanza.3

La tercera desviación en la predicación de la Biblia que es común en las sectas es tergiversar el pasaje para que respalde conceptos propios. Fui testigo cuando un predicador (que ya ha establecido su propio grupito) predicó un mensaje sobre Romanos 12. Nuestro hijo, Joel, quien en aquel entonces tenía sólo 12 años, comentó: «Papi, me parece que el pasaje enseña lo contrario de lo que el predicador dijo esta mañana». ¡Joel tenía razón!

Finalmente, hay predicadores que creen que los oyentes deben aceptar lo que ellos dicen sencillamente porque ellos mismos lo han dicho. En efecto, lo que han hecho es sustituir la Palabra de Dios con su propia palabra.

Por qué es difícil salir de una secta

La muchacha que escribió la triste historia narrada en capítulo 11 es sólo un ejemplo de los miles de personas que luchan para escapar de una secta aun después de haber tomado la decisión de salir. ¿Por qué?

1. Algunos temen salir debido a lo que les pasaría a ellos y a su familia. El libro de Hebreos es una exhortación a los destinatarios a perseverar, a seguir en la gracia y a no volver a obras muertas. Los hebreos habían salido de su vida de legalismo y habían entrado en la gracia del Señor, cuando inesperadamente las cosas cambiaron. No solamente fueron perseguidos por los romanos por ser judíos, sino también perseguidos por los judíos por ser seguidores del Mesías. Seguramente lo que pasó por sus mentes fue algo como: «¿Está Dios enojado con nosotros por haber salido de la »sinagoga» (la iglesia madre)? ¡Volvamos a ella!»

Las personas atrapadas en una secta han sido instruidas para creer que «aquí» (en la secta) Dios las ama y las bendice; y «allí» (fuera de la secta) Dios no las ama y tal vez las envíe al infierno. Además, muchos creen en la eficacia de las maldiciones. Al salir de una secta, cualquier cosa insólita que les sucede los lleva a creer que es resultado de una maldición instigada por el grupo. Sin duda ese temor (de una maldición) infundado por parte de muchos sectarios es el fundamento de la decisión de no salir.

2. El apóstol (ungido, siervo, profeta o cómo se llame) se ha sentado «en la cátedra de Moisés» (Mateo 23:2), es decir ha convencido a la gente de que él mismo posee la máxima autoridad y es vocero de Dios. ¿Quién se atrevería a contradecir al vocero de Dios?

Este líder «explota necesidades universales: el ansia de parte de algo, el deseo de cierto orden y seguridad, el querer conectarse con algo más grande que uno, el anhelo secreto de hallar un padre solícito que ofrezca protección y bienestar».4

3. Si la secta logra uno de sus propósitos, el interlocutor ha sido apartado de sus familiares y amigos. Este aislamiento causa que la persona esté más ligada al grupo y sea menos capaz de existir sin el grupo. Después de haber tomado la decisión de apartarse de la secta, la muchacha que cuenta su historia en el capítulo 11 permaneció otros seis meses porque «estaba sin amigos».

Un hecho notable a la lucha de quienes quieren salir de una secta lo constituyen aquellos que después de escaparse luchan para encontrar una nueva iglesia. Uno de los motivos se ilustra con la experiencia de un adolescente en México. Después de haber sido engatusado por una secta durante más de dos años, entró en razón, se dio cuenta de que el grupo estaba manipulando su vida y pudo salir. Cuando acudió a mí para pedir ayuda, andaba de iglesia en iglesia, no queriendo echar raíces en ninguna porque, decía, «ya no puedo confiar en nadie, y menos en los líderes».

Otro joven, después de haber salido de una situación similar, me explicó que tampoco se tenía confianza como para tomar la decisión de seleccionar una nueva iglesia. Confesó sentirse paralizado emocionalmente.

Cuando se juntan los varios ingredientes presentados en este capítulo: gente sincera pero crédula, la astucia de Satanás, el encanto del legalismo, las promesas de las sectas, la sagacidad del lavado de cerebro (ver capítulo siguiente), la desesperación de la gente por encontrarle sentido a la vida, la satisfacción al imaginar que uno está en presencia del «vocero de Dios», uno comienza a comprender por qué la gente entra en el mundo de las sectas y por qué simplemente no las abandonan cuando se dan cuenta de que se trata de sectas.

1 “Diablo” significa acusador o calumniador. La Biblia presenta también a Satanás como el tentador (1 Ts. 3:5). Además él es Abadón y Apolión (Ap. 9:11). El nombre tanto en hebreo (Abadón) como en griego (Apolión) significa “destructor”. La Biblia dice que él es Beelzebú, príncipe de los demonios (Mt. 12:24; 10:25; Mr. 3:27; Lc. 11:15, 18, 19). Beelzebú es una trasliteración de un nombre hebreo o arameo que quería decir “señor del cielo”. Además es el malo (RV) o el maligno (BLA) (Mt. 13:19, 38; 1 Jn. 5:18); el enemigo (Mt. 13:39); homicida y mentiroso (Jn. 8:44); príncipe de este mundo, príncipe de la potestad del aire, dios de este siglo (Jn. 12:31; 14:30; 16:11; 2 Co. 4:4; 1 Jn. 4:4; 5:19); Belial (2 Co. 6:15 —Belial es un nombre derivado de un vocablo hebreo que significa maldad 1 S. 25:25)—; león rugiente (1 P. 5:8); nuestro adversario (1 P. 5:8); el dragón (Ap. 12:3, 7, 9; 20:2); Satanás (1 Cr. 21:1; Job 1–2; Zac. 3:1–2).  Satanás significa adversario, oponente de Dios y de su pueblo.

BLA «La Biblia de las Américas», 1986© por The Lockman Foundation.

2 Daniel Jerusalimiec, “Cómo testificar a una persona que pertenece a una secta”, Continente Nuevo (N° 26, 1993): 7.

BLA «La Biblia de las Américas», 1986© por The Lockman Foundation.

3 Existen pasajes de la Escritura que fueron escritos para un entendimiento alegórico (como en el caso de Gá. 4:24) pero la gran mayoría de las veces la alegoría es especulativa.

4 Goode, 34.

Mirón, J. (1997). ¿Iglesia o secta? (pp. 30–41). Miami, Florida, EE. UU. de A.: Editorial Unilit.

«ME HA HECHO QUEDAR MAL»

12 mar 2016

«ME HA HECHO QUEDAR MAL»

por Carlos Rey

a1En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio http://www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos:

«Conocí a una señora, la cual era mi vecina, y le [dejé usar] mi nombre en varias ocasiones para que le prestaran plata…. La cuestión es que me ha hecho quedar mal. Me han dejado de hablar ella, su esposo y su hija, y yo me he ganado un problema con el dueño de la plata. Me han formado escándalo. ¡Estoy desesperada; no sé qué hacer!»

Este es el consejo que le dio mi esposa:

«Estimada amiga:

»Su vecina es una estafadora y usted dejó que ella la engañara. Casi de seguro ha hecho lo mismo con otras personas, y por eso no podía pedir dinero prestado a nombre propio…. Ella la engañó al convencerla de que era una verdadera amiga necesitada. Y de la bondad de su corazón, usted quiso ayudarla.

»Jesucristo mismo enseñó que, si bien el mandamiento más importante es amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas, el segundo mandamiento es amar al prójimo como a uno mismo.1 Amar al prójimo significa ayudarlo de cualquier modo que podamos, así que usted pensó que estaba haciendo algo bueno. ¿En qué se equivocó?

»Al autorizar a la mujer a que usara el nombre suyo, usted estaba dando su aprobación a la falta de honradez. Ella mintió, y usted dejó que lo hiciera. Usted le dio permiso para engañar al prestamista.

»Ahora tiene miedo de dar parte a la policía porque sabe que procedió de forma ilegal cuando permitió que ella usara su nombre. De ahí que la policía pudiera acusarla a usted de un delito al mismo tiempo que la acusen a ella. Mi consejo es que usted necesita contratar a un abogado para que la ayude a determinar cómo proceder.

»A no ser que el abogado pueda hallar una forma legal de obligar a la mujer a que pague la deuda, me temo que sea usted quien tenga que pagarla. El abogado le dirá si le conviene tratar de llegar a un acuerdo con el prestamista.

»Lamentablemente ha aprendido por las malas que nunca es aconsejable permitir que otra persona use el nombre suyo para obtener un préstamo. Amar al prójimo no quiere decir pedir dinero prestado ni mentir a petición de él, como tampoco prestarle dinero si uno no está en condiciones de perder lo que ha prestado.

»Hay muchas personas buenas que creen que se justifica mentir o engañar con tal de hacerlo por lo que consideran una buena razón. Hasta emplean la expresión «mentira piadosa» para describir una de esas mentiras. Sin embargo, el mandamiento que Dios le dio a Moisés no contempla ninguna excepción.2 … De seguro que Dios la perdonará si se lo pide. Ojalá que el prestamista sea tan misericordioso como Dios.»

Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, puede leerse con sólo pulsar la pestaña en http://www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 242.

http://www.conciencia.net/

Adivina lo que oí decir de ti

Marzo 12

Adivina lo que oí decir de ti

Lectura bíblica: Proverbios 19:19–23

Escucha el consejo y acepta la corrección, para que seas sabio en tu porvenir. Proverbios 19:20

a1Te anotas para jugar en el equipo de fútbol y te mueres de ganas de contárselo a tu amigo.
—¿El equipo de fútbol? ¿Estás bromeando? —se burla—. Eres un deportista terrible. La única posición que el entrenador te dejará jugar es la del lado izquierdo, ¡en la banca!
Duele cuando nos rebajan. Si no encaramos el resentimiento que sentimos, nuestra autoimagen empieza a marchitarse. Pero con la ayuda de Dios podemos convertir las palabras de desprecio en consejos útiles. Ayudas para hacerlo:

1. Determina si te mereces la crítica. ¿Necesitas realmente darte un baño y dejar de dormir en la ropa que usaste durante el día? ¿Necesitas realmente dedicarle más tiempo a tus tareas de matemáticas? Si la crítica tiene razón, simplemente tienes que empezar a corregirte.

Cuando Cristy le dijo a Betty que era egoísta porque siempre era la que decidía a qué jugarían, Betty se puso a pensarlo seriamente. Después habló con su mamá y su hermana mayor, dos personas que sabía que serían honestas con ella. Coincidieron en que a veces Betty actuaba con egoísmo, y aceptó algunos consejos acertados en cuanto a ser más sensible hacia los demás.

2. Determina no hacerle caso a la crítica que no mereces. Son muchas las críticas que no son acertadas. Si todos a tu alrededor están diciendo mentiras y cosas feas de ti, no te dará resultado meramente tener pensamientos alegres de ti mismo. Pero puedes lograr no hacerle caso a la crítica recordando lo que Dios dice acerca de ti en su Palabra. Ninguna crítica puede quitar el hecho de que eres un hijo muy querido de Dios. Eres de valor, eres aceptado y tienes talentos.

Cristy no sólo dijo que Betty era egoísta sino que también salió furiosa de la casa, gritando que no quería ser amiga de Betty. Entonces, Betty se acercó nuevamente a su mamá y a su hermana. Ellas conocían a la verdadera Betty. Aunque podían ser honestas en cuanto a sus defectos, también le recordaron todas las veces cuando había sido amable con sus amigas.

Cuando te preguntes qué deberías creer acerca de ti mismo, es muy importante recordar una cosa: Dios es el que tiene el concepto más acertado de ti. Y te ha rodeado de personas especiales para recordarte esa magnífica realidad.

PARA DIALOGAR
¿Alguien te ha criticado últimamente? ¿Cómo reaccionaste? ¿Cómo te ayudaron tus amigos y familiares a superar el momento?

PARA ORAR
Señor, ayúdanos a recibir las críticas. Ayúdanos a aprender de lo que es cierto y rechazar lo que no es cierto.

PARA HACER
Elige una o dos personas sabias de confianza con quien puedas hablar cuando alguno te rebaja.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

El levita y su concubina

Jueces 19-21

El levita y su concubina

a119:1  En aquellos días, cuando no había rey en Israel, hubo un levita que moraba como forastero en la parte más remota del monte de Efraín, el cual había tomado para sí mujer concubina de Belén de Judá.

Y su concubina le fue infiel, y se fue de él a casa de su padre, a Belén de Judá, y estuvo allá durante cuatro meses.

Y se levantó su marido y la siguió, para hablarle amorosamente y hacerla volver; y llevaba consigo un criado, y un par de asnos; y ella le hizo entrar en la casa de su padre.

Y viéndole el padre de la joven, salió a recibirle gozoso; y le detuvo su suegro, el padre de la joven, y quedó en su casa tres días, comiendo y bebiendo y alojándose allí.

Al cuarto día, cuando se levantaron de mañana, se levantó también el levita para irse; y el padre de la joven dijo a su yerno: Conforta tu corazón con un bocado de pan, y después os iréis.

Y se sentaron ellos dos juntos, y comieron y bebieron. Y el padre de la joven dijo al varón: Yo te ruego que quieras pasar aquí la noche, y se alegrará tu corazón.

Y se levantó el varón para irse, pero insistió su suegro, y volvió a pasar allí la noche.

Al quinto día, levantándose de mañana para irse, le dijo el padre de la joven: Conforta ahora tu corazón, y aguarda hasta que decline el día. Y comieron ambos juntos.

Luego se levantó el varón para irse, él y su concubina y su criado. Entonces su suegro, el padre de la joven, le dijo: He aquí ya el día declina para anochecer, te ruego que paséis aquí la noche; he aquí que el día se acaba, duerme aquí, para que se alegre tu corazón; y mañana os levantaréis temprano a vuestro camino y te irás a tu casa.

10 Mas el hombre no quiso pasar allí la noche, sino que se levantó y se fue, y llegó hasta enfrente de Jebús, que es Jerusalén, con su par de asnos ensillados, y su concubina.

11 Y estando ya junto a Jebús, el día había declinado mucho; y dijo el criado a su señor: Ven ahora, y vámonos a esta ciudad de los jebuseos, para que pasemos en ella la noche.

12 Y su señor le respondió: No iremos a ninguna ciudad de extranjeros, que no sea de los hijos de Israel, sino que pasaremos hasta Gabaa. Y dijo a su criado:

13 Ven, sigamos hasta uno de esos lugares, para pasar la noche en Gabaa o en Ramá.

14 Pasando, pues, caminaron, y se les puso el sol junto a Gabaa que era de Benjamín.

15 Y se apartaron del camino para entrar a pasar allí la noche en Gabaa; y entrando, se sentaron en la plaza de la ciudad, porque no hubo quien los acogiese en casa para pasar la noche.

16 Y he aquí un hombre viejo que venía de su trabajo del campo al anochecer, el cual era del monte de Efraín, y moraba como forastero en Gabaa; pero los moradores de aquel lugar eran hijos de Benjamín.

17 Y alzando el viejo los ojos, vio a aquel caminante en la plaza de la ciudad, y le dijo: ¿A dónde vas, y de dónde vienes?

18 Y él respondió: Pasamos de Belén de Judá a la parte más remota del monte de Efraín, de donde soy; y había ido a Belén de Judá; mas ahora voy a la casa de Jehová, y no hay quien me reciba en casa.

19 Nosotros tenemos paja y forraje para nuestros asnos, y también tenemos pan y vino para mí y para tu sierva, y para el criado que está con tu siervo; no nos hace falta nada.

20 Y el hombre anciano dijo: Paz sea contigo; tu necesidad toda quede solamente a mi cargo, con tal que no pases la noche en la plaza.

21 Y los trajo a su casa, y dio de comer a sus asnos; y se lavaron los pies, y comieron y bebieron.

22 Pero cuando estaban gozosos, he aquí que los hombres de aquella ciudad, hombres perversos, rodearon la casa, golpeando a la puerta; y hablaron al anciano, dueño de la casa, diciendo: Saca al hombre que ha entrado en tu casa, para que lo conozcamos.

23 Y salió a ellos el dueño de la casa y les dijo: No, hermanos míos, os ruego que no cometáis este mal; ya que este hombre ha entrado en mi casa, no hagáis esta maldad.

24 He aquí mi hija virgen, y la concubina de él; yo os las sacaré ahora; humilladlas y haced con ellas como os parezca, y no hagáis a este hombre cosa tan infame.

25 Mas aquellos hombres no le quisieron oír; por lo que tomando aquel hombre a su concubina, la sacó; y entraron a ella, y abusaron de ella toda la noche hasta la mañana, y la dejaron cuando apuntaba el alba.

26 Y cuando ya amanecía, vino la mujer, y cayó delante de la puerta de la casa de aquel hombre donde su señor estaba, hasta que fue de día.

27 Y se levantó por la mañana su señor, y abrió las puertas de la casa, y salió para seguir su camino; y he aquí la mujer su concubina estaba tendida delante de la puerta de la casa, con las manos sobre el umbral.

28 El le dijo: Levántate, y vámonos; pero ella no respondió. Entonces la levantó el varón, y echándola sobre su asno, se levantó y se fue a su lugar.

29 Y llegando a su casa, tomó un cuchillo, y echó mano de su concubina, y la partió por sus huesos en doce partes, y la envió por todo el territorio de Israel.

30 Y todo el que veía aquello, decía: Jamás se ha hecho ni visto tal cosa, desde el tiempo en que los hijos de Israel subieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Considerad esto, tomad consejo, y hablad.

La guerra contra Benjamín

20:1  Entonces salieron todos los hijos de Israel, y se reunió la congregación como un solo hombre, desde Dan hasta Beerseba y la tierra de Galaad, a Jehová en Mizpa.

Y los jefes de todo el pueblo, de todas las tribus de Israel, se hallaron presentes en la reunión del pueblo de Dios, cuatrocientos mil hombres de a pie que sacaban espada.

Y los hijos de Benjamín oyeron que los hijos de Israel habían subido a Mizpa. Y dijeron los hijos de Israel: Decid cómo fue esta maldad.

Entonces el varón levita, marido de la mujer muerta, respondió y dijo: Yo llegué a Gabaa de Benjamín con mi concubina, para pasar allí la noche.

Y levantándose contra mí los de Gabaa, rodearon contra mí la casa por la noche, con idea de matarme, y a mi concubina la humillaron de tal manera que murió.

Entonces tomando yo mi concubina, la corté en pedazos, y la envié por todo el territorio de la posesión de Israel, por cuanto han hecho maldad y crimen en Israel.

He aquí todos vosotros sois hijos de Israel; dad aquí vuestro parecer y consejo.

Entonces todo el pueblo, como un solo hombre, se levantó, y dijeron: Ninguno de nosotros irá a su tienda, ni volverá ninguno de nosotros a su casa.

Mas esto es ahora lo que haremos a Gabaa: contra ella subiremos por sorteo.

10 Tomaremos diez hombres de cada ciento por todas las tribus de Israel, y ciento de cada mil, y mil de cada diez mil, que lleven víveres para el pueblo, para que yendo a Gabaa de Benjamín le hagan conforme a toda la abominación que ha cometido en Israel.

11 Y se juntaron todos los hombres de Israel contra la ciudad, ligados como un solo hombre.

12 Y las tribus de Israel enviaron varones por toda la tribu de Benjamín, diciendo: ¿Qué maldad es esta que ha sido hecha entre vosotros?

13 Entregad, pues, ahora a aquellos hombres perversos que están en Gabaa, para que los matemos, y quitemos el mal de Israel. Mas los de Benjamín no quisieron oír la voz de sus hermanos los hijos de Israel,

14 sino que los de Benjamín se juntaron de las ciudades en Gabaa, para salir a pelear contra los hijos de Israel.

15 Y fueron contados en aquel tiempo los hijos de Benjamín de las ciudades, veintiséis mil hombres que sacaban espada, sin los que moraban en Gabaa, que fueron por cuenta setecientos hombres escogidos.

16 De toda aquella gente había setecientos hombres escogidos, que eran zurdos, todos los cuales tiraban una piedra con la honda a un cabello, y no erraban.

17 Y fueron contados los varones de Israel, fuera de Benjamín, cuatrocientos mil hombres que sacaban espada, todos estos hombres de guerra.

18 Luego se levantaron los hijos de Israel, y subieron a la casa de Dios y consultaron a Dios, diciendo: ¿Quién subirá de nosotros el primero en la guerra contra los hijos de Benjamín? Y Jehová respondió: Judá será el primero.

19 Se levantaron, pues, los hijos de Israel por la mañana, contra Gabaa.

20 Y salieron los hijos de Israel a combatir contra Benjamín, y los varones de Israel ordenaron la batalla contra ellos junto a Gabaa.

21 Saliendo entonces de Gabaa los hijos de Benjamín, derribaron por tierra aquel día veintidós mil hombres de los hijos de Israel.

22 Mas reanimándose el pueblo, los varones de Israel volvieron a ordenar la batalla en el mismo lugar donde la habían ordenado el primer día.

23 Porque los hijos de Israel subieron y lloraron delante de Jehová hasta la noche, y consultaron a Jehová, diciendo: ¿Volveremos a pelear con los hijos de Benjamín nuestros hermanos? Y Jehová les respondió: Subid contra ellos.

24 Por lo cual se acercaron los hijos de Israel contra los hijos de Benjamín el segundo día.

25 Y aquel segundo día, saliendo Benjamín de Gabaa contra ellos, derribaron por tierra otros dieciocho mil hombres de los hijos de Israel, todos los cuales sacaban espada.

26 Entonces subieron todos los hijos de Israel, y todo el pueblo, y vinieron a la casa de Dios; y lloraron, y se sentaron allí en presencia de Jehová, y ayunaron aquel día hasta la noche; y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová.

27 Y los hijos de Israel preguntaron a Jehová (pues el arca del pacto de Dios estaba allí en aquellos días,

28 y Finees hijo de Eleazar, hijo de Aarón, ministraba delante de ella en aquellos días), y dijeron: ¿Volveremos aún a salir contra los hijos de Benjamín nuestros hermanos, para pelear, o desistiremos? Y Jehová dijo: Subid, porque mañana yo os los entregaré.

29 Y puso Israel emboscadas alrededor de Gabaa.

30 Subiendo entonces los hijos de Israel contra los hijos de Benjamín el tercer día, ordenaron la batalla delante de Gabaa, como las otras veces.

31 Y salieron los hijos de Benjamín al encuentro del pueblo, alejándose de la ciudad; y comenzaron a herir a algunos del pueblo, matándolos como las otras veces por los caminos, uno de los cuales sube a Bet-el, y el otro a Gabaa en el campo; y mataron unos treinta hombres de Israel.

32 Y los hijos de Benjamín decían: Vencidos son delante de nosotros, como antes. Mas los hijos de Israel decían: Huiremos, y los alejaremos de la ciudad hasta los caminos.

33 Entonces se levantaron todos los de Israel de su lugar, y se pusieron en orden de batalla en Baal-tamar; y también las emboscadas de Israel salieron de su lugar, de la pradera de Gabaa.

34 Y vinieron contra Gabaa diez mil hombres escogidos de todo Israel, y la batalla arreciaba; mas ellos no sabían que ya el desastre se acercaba a ellos.

35 Y derrotó Jehová a Benjamín delante de Israel; y mataron los hijos de Israel aquel día a veinticinco mil cien hombres de Benjamín, todos los cuales sacaban espada.

36 Y vieron los hijos de Benjamín que eran derrotados; y los hijos de Israel cedieron campo a Benjamín, porque estaban confiados en las emboscadas que habían puesto detrás de Gabaa.

37 Y los hombres de las emboscadas acometieron prontamente a Gabaa, y avanzaron e hirieron a filo de espada a toda la ciudad.

38 Y era la señal concertada entre los hombres de Israel y las emboscadas, que hiciesen subir una gran humareda de la ciudad.

39 Luego, pues, que los de Israel retrocedieron en la batalla, los de Benjamín comenzaron a herir y matar a la gente de Israel como treinta hombres, y ya decían: Ciertamente ellos han caído delante de nosotros, como en la primera batalla.

40 Mas cuando la columna de humo comenzó a subir de la ciudad, los de Benjamín miraron hacia atrás; y he aquí que el humo de la ciudad subía al cielo.

41 Entonces se volvieron los hombres de Israel, y los de Benjamín se llenaron de temor, porque vieron que el desastre había venido sobre ellos.

42 Volvieron, por tanto, la espalda delante de Israel hacia el camino del desierto; pero la batalla los alcanzó, y los que salían de las ciudades los destruían en medio de ellos.

43 Así cercaron a los de Benjamín, y los acosaron y hollaron desde Menúha hasta enfrente de Gabaa hacia donde nace el sol.

44 Y cayeron de Benjamín dieciocho mil hombres, todos ellos hombres de guerra.

45 Volviéndose luego, huyeron hacia el desierto, a la peña de Rimón, y de ellos fueron abatidos cinco mil hombres en los caminos; y fueron persiguiéndolos aun hasta Gidom, y mataron de ellos a dos mil hombres.

46 Fueron todos los que de Benjamín murieron aquel día, veinticinco mil hombres que sacaban espada, todos ellos hombres de guerra.

47 Pero se volvieron y huyeron al desierto a la peña de Rimón seiscientos hombres, los cuales estuvieron en la peña de Rimón cuatro meses.

48 Y los hombres de Israel volvieron sobre los hijos de Benjamín, y los hirieron a filo de espada, así a los hombres de cada ciudad como a las bestias y todo lo que fue hallado; asimismo pusieron fuego a todas las ciudades que hallaban.

Mujeres para los benjamitas

21:1  Los varones de Israel habían jurado en Mizpa, diciendo: Ninguno de nosotros dará su hija a los de Benjamín por mujer.

Y vino el pueblo a la casa de Dios, y se estuvieron allí hasta la noche en presencia de Dios; y alzando su voz hicieron gran llanto, y dijeron:

Oh Jehová Dios de Israel, ¿por qué ha sucedido esto en Israel, que falte hoy de Israel una tribu?

Y al día siguiente el pueblo se levantó de mañana, y edificaron allí altar, y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz.

Y dijeron los hijos de Israel: ¿Quién de todas las tribus de Israel no subió a la reunión delante de Jehová? Porque se había hecho gran juramento contra el que no subiese a Jehová en Mizpa, diciendo: Sufrirá la muerte.

Y los hijos de Israel se arrepintieron a causa de Benjamín su hermano, y dijeron: Cortada es hoy de Israel una tribu.

¿Qué haremos en cuanto a mujeres para los que han quedado? Nosotros hemos jurado por Jehová que no les daremos nuestras hijas por mujeres.

Y dijeron: ¿Hay alguno de las tribus de Israel que no haya subido a Jehová en Mizpa? Y hallaron que ninguno de Jabes-galaad había venido al campamento, a la reunión.

Porque fue contado el pueblo, y no hubo allí varón de los moradores de Jabes-galaad.

10 Entonces la congregación envió allá a doce mil hombres de los más valientes, y les mandaron, diciendo: Id y herid a filo de espada a los moradores de Jabes-galaad, con las mujeres y niños.

11 Pero haréis de esta manera: mataréis a todo varón, y a toda mujer que haya conocido ayuntamiento de varón.

12 Y hallaron de los moradores de Jabes-galaad cuatrocientas doncellas que no habían conocido ayuntamiento de varón, y las trajeron al campamento en Silo, que está en la tierra de Canaán.

13 Toda la congregación envió luego a hablar a los hijos de Benjamín que estaban en la peña de Rimón, y los llamaron en paz.

14 Y volvieron entonces los de Benjamín, y les dieron por mujeres las que habían guardado vivas de las mujeres de Jabes-galaad; mas no les bastaron éstas.

15 Y el pueblo tuvo compasión de Benjamín, porque Jehová había abierto una brecha entre las tribus de Israel.

16 Entonces los ancianos de la congregación dijeron: ¿Qué haremos respecto de mujeres para los que han quedado? Porque fueron muertas las mujeres de Benjamín.

17 Y dijeron: Tenga Benjamín herencia en los que han escapado, y no sea exterminada una tribu de Israel.

18 Pero nosotros no les podemos dar mujeres de nuestras hijas, porque los hijos de Israel han jurado diciendo: Maldito el que diere mujer a los benjamitas.

19 Ahora bien, dijeron, he aquí cada año hay fiesta solemne de Jehová en Silo, que está al norte de Bet-el, y al lado oriental del camino que sube de Bet-el a Siquem, y al sur de Lebona.

20 Y mandaron a los hijos de Benjamín, diciendo: Id, y poned emboscadas en las viñas,

21 y estad atentos; y cuando veáis salir a las hijas de Silo a bailar en corros, salid de las viñas, y arrebatad cada uno mujer para sí de las hijas de Silo, e idos a tierra de Benjamín.

22 Y si vinieren los padres de ellas o sus hermanos a demandárnoslas, nosotros les diremos: Hacednos la merced de concedérnoslas, pues que nosotros en la guerra no tomamos mujeres para todos; además, no sois vosotros los que se las disteis, para que ahora seáis culpados.

23 Y los hijos de Benjamín lo hicieron así; y tomaron mujeres conforme a su número, robándolas de entre las que danzaban; y se fueron, y volvieron a su heredad, y reedificaron las ciudades, y habitaron en ellas.

24 Entonces los hijos de Israel se fueron también de allí, cada uno a su tribu y a su familia, saliendo de allí cada uno a su heredad.

25 En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía.

Reina-Valera 1960 (RVR1960)Copyright © 1960 by American Bible Society

«¿Qué significa ser un Cristiano nacido de nuevo?»

a1Pregunta: «¿Qué significa ser un Cristiano nacido de nuevo?»

Respuesta: ¿Qué significa ser un cristiano nacido de nuevo? El pasaje clásico de la Biblia que responde a esta pregunta es el de Juan 3:1-21. El Señor Jesucristo está hablando con Nicodemo, un fariseo prominente, y miembro del Sanedrín (un principal entre los judíos). Había venido a Jesús de noche para hacerle algunas preguntas.

Mientras Jesús hablaba con Nicodemo, El dijo “…De cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” Nicodemo le dijo, “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?” Jesús contestó, “De cierto te digo, que el que no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo…” (Juan 3:3-7).

La frase “nacido de nuevo” literalmente significa “nacido desde arriba.” Nicodemo tenía una necesidad verdadera. Él necesitaba un cambio de corazón – una transformación espiritual. El nuevo nacimiento, el nacer de nuevo, es un acto de Dios por el cual la vida eterna es impartida a la persona que cree (2 Corintios 5:17; Tito 3:5; 1 Pedro 1:3; 1 Juan 2:29; 3:9; 4:7; 2:1-4, 18). Juan 1:12,13 indican que “el nacer de nuevo” también transmite la idea de “volverse hijo de Dios” al confiar en el nombre de Jesucristo.

La pregunta viene de manera lógica, “¿Por qué una persona necesita nacer de nuevo?” El Apóstol Pablo en Efesios 2:1 dice, “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados…” A los Romanos en Romanos 3:23, el Apóstol escribió, “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.” De manera que, una persona necesita nacer de nuevo a fin de que sus pecados sean perdonados y para poder tener una relación con Dios.

¿Cómo ocurre eso? Efesios 2:8,9 formulan, “Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” Cuando uno es “salvo”, él (o ella) ha nacido de nuevo, ha sido renovado espiritualmente, y ahora es hijo de Dios por el derecho de este nuevo nacimiento. Confiar en Jesucristo, en Aquel quien pagó la penalidad del pecado al morir Él en la cruz, es lo que significa “nacer de nuevo” espiritualmente. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es…” (2 Corintios 5:17 a).

Si nunca ha confiado en el Señor Jesucristo como su Salvador, ¿consideraría usted dar lugar al Espíritu Santo mientras El le habla a su corazón? Usted necesita nacer de nuevo. ¿Haría usted la oración de arrepentimiento para así volverse hoy una nueva creación en Cristo? “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” (Juan 1:12-13)

Si usted desea aceptar a Jesucristo como su Salvador y nacer de nuevo, aquí está una oración modelo. Recuerde, hacer esta oración o cualquier otra, no va a salvarlo. Es solamente el confiar en Jesucristo lo que le puede librar del pecado. Esta oración es simplemente una manera de expresar a Dios su fe en Él, y agradecerle por proveerle su salvación. “Dios, sé que he pecado contra ti y merezco castigo. Pero Jesucristo tomó el castigo que yo merecía, de manera que a través de la fe en El yo pueda ser perdonado. Me aparto de mi pecado y pongo mi confianza en Ti para la salvación. ¡Gracias por Tu maravillosa gracia y perdón – el don de la vida eterna! En nombre de Jesús, ¡Amén!”

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