5-Lavado de cerebro

Lavado de cerebro

a1En forma breve y apoyándome en los expertos sobre el tema, quiero presentar los pasos que se han usado para lavar el cerebro tanto a prisioneros de guerra como también a miembros de una secta. No importa que sean grupos militares o religiosos, los principios son similares. Sin embargo, lo expresaremos en términos netamente religiosos.

En el mundo de las sectas, quienes se valen de estas técnicas no necesariamente están conscientes de ello. Los líderes pretenden saber mejor que nadie (a veces mejor que Dios y la Biblia) lo que la gente necesita. Pero el objetivo es claro: obtener para bien propio, el control de los feligreses y convencerlos de que es obra del Espíritu Santo.

El lavado de cerebro tiene cuatro fases básicas.

1. Para un exitoso lavado de cerebro es importante comenzar con información con la cual los oyentes estén de acuerdo. En los comienzos de una secta el líder predica mensajes que a primera vista parecieran gozar de apoyo bíblico. Es lo que hizo el copastor en el ejemplo del capítulo anterior. Había comenzado ganándose la simpatía de los congregantes y enseñando mensajes bibliocéntricos (echando así la base de lo que vendría después). Fui a escuchar a un famoso predicador que encabeza un movimiento considerado por muchos como secta. A pesar de que el pasaje bíblico en que basaba su sermón no enseña lo que él afirmaba que enseña, igual conquistó los corazones de la mayoría de los asistentes. El hombre usaba la Biblia pero no enseñaba la Biblia.

El mensaje basado en la Biblia otorga credibilidad al predicador y la gente comienza a confiar en él. Esta confianza es la clave porque una vez establecida, el oyente es susceptible a sugerencias humanas. La conclusión lógica de los crédulos de esta primera fase del lavado del cerebro, es que el líder es digno de confianza porque parece hablar la verdad.

2. Una vez que la confianza ha sido establecida, el siguiente paso es lo que algunos estudiosos llaman la etapa de la «sugerencia». Abusando de la confianza, se introduce una nueva enseñanza —no antibíblica sino extrabíblica, algo «profundo» que no se encuentra en la Palabra de Dios. Bien puede ser algo que Dios (supuestamente) ha revelado al líder en forma personal. ¿Quién no desea ser partícipe de algo que nadie más sepa?

Casandra creció con mi esposa. Provenía de una excelente familia cristiana. Durante los años universitarios a su hermano le diagnosticaron cáncer y en poco tiempo falleció. A partir de entonces Casandra comenzó una búsqueda espiritual y terminó en un grupo extraño que no era una secta propiamente dicha. El pastor principal era, en todo el sentido de la palabra, un caudillo. Era idóneo para predicar brillantes mensajes sobre la Biblia. De esta manera se ganó la confianza de miles de personas. Al poco tiempo el pastor comenzó a predicar cosas que no provenían de la Biblia, e incluía sus propias revelaciones y opiniones políticas. Deseosos de oír una nueva palabra de parte de Dios, la congregación seguía creciendo.

La conclusión deseada en esta fase del lavado de cerebro es, «bueno, él (o ella) no es antibíblico y es un hombre (o mujer) de Dios». A esta altura algunos de los creyentes maduros abandonan la iglesia, y el líder explica que no son espirituales y que Dios está purificando su grey.

3. Los sectarios siembran dudas sobre lo que uno ha creído y ha retenido como verdad. Llega el momento en que los feligreses hacen lo que el líder ordena. El grupo está bajo su control. El pastor ha tomado posesión de su congregación, y su palabra se considera ex cátedra, autoritaria y prácticamente infalible. Volviendo al pastor de Casandra, poco tiempo transcurrió hasta que comenzó a revelar su verdadero carácter. Mientras vivía en opulencia, regañaba a la congregación cuando no entraba suficiente dinero. Se divorció y se casó de nuevo. Ya años más tarde sigue con sus fieles (lo tratan como si fuera un dios) a pesar de que mientras predica fuma puros y emplea palabras groseras. Tristemente la congregación se «traga» todo. La iglesia se ha convertido en una secta. La amiga de mi esposa sigue leal al grupo y no está dispuesta ni siquiera a hablar del tema.

Durante esta fase otros dejan la iglesia y son catalogados como «traidores». La conclusión de quienes han quedado es que el líder es el ungido de Dios y no hay que tocarlo.

4. La última fase es asegurarse de que nadie más se vaya del grupo. La secta mantiene a sus miembros con todo tipo de presiones psicológicas: amenazas del infierno, expulsión del reino, imposición de manos, interrogatorios y cuestionamientos que hagan pensar y sentir al interlocutor que está disgregado, perdido y sin opción, y que la única alternativa es aceptar la oferta propuesta por el grupo. Los mantiene tan ocupados que no tienen tiempo para otras actividades o amistades fuera del grupo. Este aislamiento ha sido un arma potente y eficaz en las manos de los lavadores de cerebro. La demanda de tiempo, dinero y sacrificio son vistos como maneras de probar la entrega total a la causa. Mientras los miembros de una congregación evangélica pueden volver a casa, orar y decidir si participar o no en cierta actividad, los sectarios no gozan del mismo libre albedrío. Benjamín Zablocki, un sociólogo de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey en EE.UU. explica que los miembros llegan a ser adictos de la secta a la cual pertenecen.1

Una vez que el lavado de cerebro se completa los líderes se dedican a llenar la mente de los interlocutores con nuevos conceptos, utilizando una estrategia de seguimiento de tal manera que en poco tiempo convierten a todos no solamente en discípulos sino también en propagadores de la secta.

1 Ibid.

Mirón, J. (1997). ¿Iglesia o secta? (pp. 43–46). Miami, Florida, EE. UU. de A.: Editorial Unilit.

Rut y Noemí

Rut 1-4

Rut y Noemí

a11:1  Aconteció en los días que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra. Y un varón de Belén de Judá fue a morar en los campos de Moab, él y su mujer, y dos hijos suyos.

El nombre de aquel varón era Elimelec, y el de su mujer, Noemí; y los nombres de sus hijos eran Mahlón y Quelión, efrateos de Belén de Judá. Llegaron, pues, a los campos de Moab, y se quedaron allí.

Y murió Elimelec, marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos,

los cuales tomaron para sí mujeres moabitas; el nombre de una era Orfa, y el nombre de la otra, Rut; y habitaron allí unos diez años.

Y murieron también los dos, Mahlón y Quelión, quedando así la mujer desamparada de sus dos hijos y de su marido.

Entonces se levantó con sus nueras, y regresó de los campos de Moab; porque oyó en el campo de Moab que Jehová había visitado a su pueblo para darles pan.

Salió, pues, del lugar donde había estado, y con ella sus dos nueras, y comenzaron a caminar para volverse a la tierra de Judá.

Y Noemí dijo a sus dos nueras: Andad, volveos cada una a la casa de su madre; Jehová haga con vosotras misericordia, como la habéis hecho con los muertos y conmigo.

Os conceda Jehová que halléis descanso, cada una en casa de su marido. Luego las besó, y ellas alzaron su voz y lloraron,

10 y le dijeron: Ciertamente nosotras iremos contigo a tu pueblo.

11 Y Noemí respondió: Volveos, hijas mías; ¿para qué habéis de ir conmigo? ¿Tengo yo más hijos en el vientre, que puedan ser vuestros maridos?

12 Volveos, hijas mías, e idos; porque yo ya soy vieja para tener marido. Y aunque dijese: Esperanza tengo, y esta noche estuviese con marido, y aun diese a luz hijos,

13 ¿habíais vosotras de esperarlos hasta que fuesen grandes? ¿Habíais de quedaros sin casar por amor a ellos? No, hijas mías; que mayor amargura tengo yo que vosotras, pues la mano de Jehová ha salido contra mí.

14 Y ellas alzaron otra vez su voz y lloraron; y Orfa besó a su suegra, mas Rut se quedó con ella.

15 Y Noemí dijo: He aquí tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú tras ella.

16 Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios.

17 Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos.

18 Y viendo Noemí que estaba tan resuelta a ir con ella, no dijo más.

19 Anduvieron, pues, ellas dos hasta que llegaron a Belén; y aconteció que habiendo entrado en Belén, toda la ciudad se conmovió por causa de ellas, y decían: ¿No es ésta Noemí?

20 Y ella les respondía: No me llaméis Noemí,[a] sino llamadme Mara;[b] porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso.

21 Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías. ¿Por qué me llamaréis Noemí, ya que Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido?

22 Así volvió Noemí, y Rut la moabita su nuera con ella; volvió de los campos de Moab, y llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada.

Rut recoge espigas en el campo de Booz

2:1  Tenía Noemí un pariente de su marido, hombre rico de la familia de Elimelec, el cual se llamaba Booz.

Y Rut la moabita dijo a Noemí: Te ruego que me dejes ir al campo, y recogeré espigas en pos de aquel a cuyos ojos hallare gracia. Y ella le respondió: Ve, hija mía.

Fue, pues, y llegando, espigó en el campo en pos de los segadores; y aconteció que aquella parte del campo era de Booz, el cual era de la familia de Elimelec.

Y he aquí que Booz vino de Belén, y dijo a los segadores: Jehová sea con vosotros. Y ellos respondieron: Jehová te bendiga.

Y Booz dijo a su criado el mayordomo de los segadores: ¿De quién es esta joven?

Y el criado, mayordomo de los segadores, respondió y dijo: Es la joven moabita que volvió con Noemí de los campos de Moab;

y ha dicho: Te ruego que me dejes recoger y juntar tras los segadores entre las gavillas. Entró, pues, y está desde por la mañana hasta ahora, sin descansar ni aun por un momento.

Entonces Booz dijo a Rut: Oye, hija mía, no vayas a espigar a otro campo, ni pases de aquí; y aquí estarás junto a mis criadas.

Mira bien el campo que sieguen, y síguelas; porque yo he mandado a los criados que no te molesten. Y cuando tengas sed, ve a las vasijas, y bebe del agua que sacan los criados.

10 Ella entonces bajando su rostro se inclinó a tierra, y le dijo: ¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera?

11 Y respondiendo Booz, le dijo: He sabido todo lo que has hecho con tu suegra después de la muerte de tu marido, y que dejando a tu padre y a tu madre y la tierra donde naciste, has venido a un pueblo que no conociste antes.

12 Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte.

13 Y ella dijo: Señor mío, halle yo gracia delante de tus ojos; porque me has consolado, y porque has hablado al corazón de tu sierva, aunque no soy ni como una de tus criadas.

14 Y Booz le dijo a la hora de comer: Ven aquí, y come del pan, y moja tu bocado en el vinagre. Y ella se sentó junto a los segadores, y él le dio del potaje, y comió hasta que se sació, y le sobró.

15 Luego se levantó para espigar. Y Booz mandó a sus criados, diciendo: Que recoja también espigas entre las gavillas, y no la avergoncéis;

16 y dejaréis también caer para ella algo de los manojos, y lo dejaréis para que lo recoja, y no la reprendáis.

17 Espigó, pues, en el campo hasta la noche, y desgranó lo que había recogido, y fue como un efa de cebada.

18 Y lo tomó, y se fue a la ciudad; y su suegra vio lo que había recogido. Sacó también luego lo que le había sobrado después de haber quedado saciada, y se lo dio.

19 Y le dijo su suegra: ¿Dónde has espigado hoy? ¿y dónde has trabajado? Bendito sea el que te ha reconocido.

Y contó ella a su suegra con quién había trabajado, y dijo: El nombre del varón con quien hoy he trabajado es Booz.

20 Y dijo Noemí a su nuera: Sea él bendito de Jehová, pues que no ha rehusado a los vivos la benevolencia que tuvo para con los que han muerto. Después le dijo Noemí: Nuestro pariente es aquel varón, y uno de los que pueden redimirnos.

21 Y Rut la moabita dijo: Además de esto me ha dicho: Júntate con mis criadas, hasta que hayan acabado toda mi siega.

22 Y Noemí respondió a Rut su nuera: Mejor es, hija mía, que salgas con sus criadas, y que no te encuentren en otro campo.

23 Estuvo, pues, junto con las criadas de Booz espigando, hasta que se acabó la siega de la cebada y la del trigo; y vivía con su suegra.

Rut y Booz en la era

3:1  Después le dijo su suegra Noemí: Hija mía, ¿no he de buscar hogar para ti, para que te vaya bien?

¿No es Booz nuestro pariente, con cuyas criadas tú has estado? He aquí que él avienta esta noche la parva de las cebadas.

Te lavarás, pues, y te ungirás, y vistiéndote tus vestidos, irás a la era; mas no te darás a conocer al varón hasta que él haya acabado de comer y de beber.

Y cuando él se acueste, notarás el lugar donde se acuesta, e irás y descubrirás sus pies, y te acostarás allí; y él te dirá lo que hayas de hacer.

Y ella respondió: Haré todo lo que tú me mandes.

Descendió, pues, a la era, e hizo todo lo que su suegra le había mandado.

Y cuando Booz hubo comido y bebido, y su corazón estuvo contento, se retiró a dormir a un lado del montón. Entonces ella vino calladamente, y le descubrió los pies y se acostó.

Y aconteció que a la medianoche se estremeció aquel hombre, y se volvió; y he aquí, una mujer estaba acostada a sus pies.

Entonces él dijo: ¿Quién eres? Y ella respondió: Yo soy Rut tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano.

10 Y él dijo: Bendita seas tú de Jehová, hija mía; has hecho mejor tu postrera bondad que la primera, no yendo en busca de los jóvenes, sean pobres o ricos.

11 Ahora pues, no temas, hija mía; yo haré contigo lo que tú digas, pues toda la gente de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa.

12 Y ahora, aunque es cierto que yo soy pariente cercano, con todo eso hay pariente más cercano que yo.

13 Pasa aquí la noche, y cuando sea de día, si él te redimiere, bien, redímate; mas si él no te quisiere redimir, yo te redimiré, vive Jehová. Descansa, pues, hasta la mañana.

14 Y después que durmió a sus pies hasta la mañana, se levantó antes que los hombres pudieran reconocerse unos a otros; porque él dijo: No se sepa que vino mujer a la era.

15 Después le dijo: Quítate el manto que traes sobre ti, y tenlo. Y teniéndolo ella, él midió seis medidas de cebada, y se las puso encima; y ella se fue a la ciudad.

16 Y cuando llegó a donde estaba su suegra, ésta le dijo: ¿Qué hay, hija mía? Y le contó ella todo lo que con aquel varón le había acontecido.

17 Y dijo: Estas seis medidas de cebada me dio, diciéndome: A fin de que no vayas a tu suegra con las manos vacías.

18 Entonces Noemí dijo: Espérate, hija mía, hasta que sepas cómo se resuelve el asunto; porque aquel hombre no descansará hasta que concluya el asunto hoy.

Booz se casa con Rut

4:1  Booz subió a la puerta y se sentó allí; y he aquí pasaba aquel pariente de quien Booz había hablado, y le dijo: Eh, fulano, ven acá y siéntate. Y él vino y se sentó.

Entonces él tomó a diez varones de los ancianos de la ciudad, y dijo: Sentaos aquí. Y ellos se sentaron.

Luego dijo al pariente: Noemí, que ha vuelto del campo de Moab, vende una parte de las tierras que tuvo nuestro hermano Elimelec.

Y yo decidí hacértelo saber, y decirte que la compres en presencia de los que están aquí sentados, y de los ancianos de mi pueblo. Si tú quieres redimir, redime; y si no quieres redimir, decláramelo para que yo lo sepa; porque no hay otro que redima sino tú, y yo después de ti. Y él respondió: Yo redimiré.

Entonces replicó Booz: El mismo día que compres las tierras de mano de Noemí, debes tomar también a Rut la moabita, mujer del difunto, para que restaures el nombre del muerto sobre su posesión.

Y respondió el pariente: No puedo redimir para mí, no sea que dañe mi heredad. Redime tú, usando de mi derecho, porque yo no podré redimir.

Había ya desde hacía tiempo esta costumbre en Israel tocante a la redención y al contrato, que para la confirmación de cualquier negocio, el uno se quitaba el zapato y lo daba a su compañero; y esto servía de testimonio en Israel.

Entonces el pariente dijo a Booz: Tómalo tú. Y se quitó el zapato.

Y Booz dijo a los ancianos y a todo el pueblo: Vosotros sois testigos hoy, de que he adquirido de mano de Noemí todo lo que fue de Elimelec, y todo lo que fue de Quelión y de Mahlón.

10 Y que también tomo por mi mujer a Rut la moabita, mujer de Mahlón, para restaurar el nombre del difunto sobre su heredad, para que el nombre del muerto no se borre de entre sus hermanos y de la puerta de su lugar. Vosotros sois testigos hoy.

11 Y dijeron todos los del pueblo que estaban a la puerta con los ancianos: Testigos somos. Jehová haga a la mujer que entra en tu casa como a Raquel y a Lea, las cuales edificaron la casa de Israel; y tú seas ilustre en Efrata, y seas de renombre en Belén.

12 Y sea tu casa como la casa de Fares, el que Tamar dio a luz a Judá, por la descendencia que de esa joven te dé Jehová.

13 Booz, pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer; y se llegó a ella, y Jehová le dio que concibiese y diese a luz un hijo.

14 Y las mujeres decían a Noemí: Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel;

15 el cual será restaurador de tu alma, y sustentará tu vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz; y ella es de más valor para ti que siete hijos.

16 Y tomando Noemí el hijo, lo puso en su regazo, y fue su aya.

17 Y le dieron nombre las vecinas, diciendo: Le ha nacido un hijo a Noemí; y lo llamaron Obed. Este es padre de Isaí, padre de David.

18 Estas son las generaciones de Fares: Fares engendró a Hezrón,

19 Hezrón engendró a Ram, y Ram engendró a Aminadab,

20 Aminadab engendró a Naasón, y Naasón engendró a Salmón,

21 Salmón engendró a Booz, y Booz engendró a Obed,

22 Obed engendró a Isaí, e Isaí engendró a David.

Footnotes:

  1. Rut 1:20 Esto es, Placentera.
  2. Rut 1:20 Esto es, Amarga.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)Copyright © 1960 by American Bible Society

El que se merece el mérito

Marzo 13

El que se merece el mérito

Lectura bíblica: Filipenses 1:3–6

Estando convencido de esto: que el que en vosotros comenzó la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús. Filipenses 1:6

a1Es probable que creas que sobrevivir las críticas es difícil. Pero, ¿qué tal te comportas cuando alguien piensa que eres maravillooooso?
Tema para comentar: ¿Cómo reaccionas cuando alguien te elogia?

Quizá hayas notado que es fácil caer en uno de dos extremos. El primero es la humildad falsa. Si alguien te elogia por un solo que cantaste, niegas tus logros diciendo algo como: “No, no, no, canto horrible”. Pero todos los que te oyen saben que por dentro estás gritando: “¡Dímelo otra vez! ¡Dime qué grande soy!”.

El otro extremo es la arrogancia. Coincides con los elogios al punto de presumir. Alguien dice una cosa linda y tú le recuerdas de 20 cosas más que haces bien. Eres como el jugador de fútbol que mete un gol, empieza a correr y saltar, recibe contento las palmeadas de sus compañeros, se da él mismo un fuerte abrazo y levanta los brazos hacia el público para que lo sigan aplaudiendo y vitoreando.

Aquí va una manera más adecuada de manejar un elogio: Empieza por preguntarte si realmente lo mereces. Si el mérito le corresponde a otro, no dejes de decirlo. Si eres tú quien se lo merece, sencillamente responde: “Muchas gracias”.

Lo único mejor que hacer algo que merece un elogio es recibir el elogio con dignidad. Bueno, excepto esto: Cuando recibes un elogio, susúrrale tu agradecimiento a Jesús. No tienes que expresarlo en voz alta. Pero en tu corazón le puedes decir a Dios que sabes el origen de tus asombrosos dones, increíbles habilidades, de tu magnífica apariencia y tu personalidad ganadora.

Dios es el que se merece el mérito por todo lo que logras. Y el pasaje que leíste nos dice por qué. Dios es el que está obrando en ti, y las cosas buenas que has podido hacer en tu vida proceden de él.

De principio a fin eres obra de Dios. Y por más maravilloso que seas, no has alcanzado todo tu potencial. Dios tiene tu vida en sus manos para hacerte aún mejor.
Dios te hizo como una rosa. Sin cuidados, la rosa nunca llega a ser todo lo que puede ser. De hecho, las rosas no cuidadas permanecen pequeñas y espinosas. Pero a medida que un maestro jardinero cuida la rosa, ésta crece y llega a ser aún más hermosa. Llega a ser todo lo que es capaz de ser. ¡Ese es el plan de Dios para ti!

PARA DIALOGAR
¿Estás agradecido porque Dios está siempre contigo para ayudarte a crecer hasta alcanzar todo tu potencial? ¿De qué modo lo ves obrando en ti?

PARA ORAR
Señor, gracias porque estás obrando en nosotros. Queremos darte el mérito por todas las cosas buenas que hacemos.

PARA HACER
Da gracias hoy a Dios por un buen amigo. ¡Pero también piensa en una de sus buenas cualidades y elógialo por ella!

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.