7- ¿Es una secta…? – Los miembros

¿Es una secta…? – Los miembros

a1Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.

(Ef. 4:11–16)

Es posible discernir si una iglesia está en peligro de convertirse en secta. Para ello hay que formular seis preguntas:

1. Los miembros que dejan la iglesia, ¿son animados a encontrar otra iglesia y a seguir adelante en su vida cristiana? En las ilustraciones que el pastor ofrece desde el púlpito, ¿hace referencias frecuentes a diversos ex miembros de la iglesia? Si los llama apartados, infieles, muertos, depravados, perros, publicanos, paganos o algo semejante, es mala señal. Los sectarios suelen enseñar que las demás iglesias no poseen la verdad o, peor todavía, que están bajo el control de Satanás. Unos amigos íntimos de Joel, nuestro hijo, se mudaron a otra ciudad por motivos de trabajo. Joel y Cristina, su esposa, nos esperaban en el aeropuerto cuando regresamos de una cruzada evangelística en Honduras. En forma inmediata mi esposa y yo vimos preocupación en el rostro de los dos. Habían visitado a sus amigos durante un fin de semana y habían ido a un retiro de la nueva iglesia donde asistían estos amigos. Joel me explicó: —Papá, creo que están en una secta.

Entre las características de este grupo se destaca que quienes salen de esa iglesia para asistir a otra congregación, son considerados como apartados de la fe. Tiempo después los amigos visitaron a sus respectivas familias, pero se les prohibía asistir a la iglesia donde antes se habían congregado con Joel y Cristiana. Los había limitado a visitar congregaciones que correspondieran a ese mismo grupo.

Nuestra preocupación como líderes de la obra del Señor debe ser que los feligreses maduren en la fe, no que necesariamente asistan a nuestra congregación. En el discurso de Pablo a los ancianos de la iglesia en Éfeso, después de amonestarlos acerca de los peligros inminentes de los falsos profetas y maestros, los encomendó a Dios y a «la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados» (Hechos 20:32). Sabiendo que las iglesias tienen diferentes idiosincrasias y que de vez en cuando hay personas que por cierto motivo optan por cambiarse de iglesia, una congregación madura oraría por ellos encomendándolos a Dios y a la Palabra de su gracia. Al mismo tiempo, es importante ayudarlos a encontrar otra congregación que enseñe el verdadero evangelio.

En cierta iglesia en Centroamérica, el miembro que se cambia a otra congregación es oficialmente entregado a Satanás. Pablo, en vez de hablar mal de los hermanos, nos instruye: «Animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis… os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos» (1 Tesalonicenses 5:11, 14–15).

2. ¿Existe un temor inexplicable en los miembros de la iglesia? Ya nos hemos referido al tema del temor, pero conviene mencionarlo otra vez porque se expresa de diferentes maneras. En líneas generales, el miembro de la secta teme perder la salvación si no asiste a todas las reuniones, si no se viste de cierta forma, si no obedece una lista de reglas, o si no recibe el visto bueno de los líderes antes de tomar una decisión. En el caso de los amigos de nuestro hijo, temen que se los llame «infieles» por no ofrendar cierta cantidad de dinero.

El temor demuestra que uno está sirviendo al hombre y no a Dios. El proverbio bien nota: «El miedo a los hombres es una trampa» (Pr. 29:25 VP). Por otro lado, el apóstol Pablo ofrece la pauta bíblica: «…no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres» (Ef. 6:6–7).

3. Las mujeres cuyos esposos no son de Cristo, ¿son instruidas a sujetarse a sus esposos (1 Pedro 3:1–6), o son adoctrinadas a seguir lo que dicen los líderes por encima de los deseos del esposo? Hemos visto grupos que enseñan a las mujeres que, a pesar de lo que dice el marido, ellas no deben faltar a ninguna reunión, deben responder siempre a las peticiones de dinero e insisten en que los niños obedezcan sólo la palabra de la iglesia. Como contraposición Pedro instruye: «Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa» (1 Pedro 3:1–2).1

4. ¿Se les enseña a todos los miembros la doctrina bíblica del sacerdocio de todos los santos, o acaso tienen que acudir a los líderes (o al predicador itinerante) para recibir una contestación, una bendición, la unción, etc.? Uno de los abusos corregidos por la reforma de la iglesia del siglo XVI fue el concepto del sacerdocio. Antes la autoridad residía en el sacerdote y por ende el feligrés debía acudir a él para recibir perdón, indulgencias, contestaciones, sanidad, etc. La Reforma volvió a hacer hincapié en que cada creyente es sacerdote, con sus correspondientes privilegios y responsabilidades.

Siempre ha existido confusión sobre la naturaleza de la iglesia y el rol de los creyentes. El apóstol Pedro era singularmente idóneo para hablar sobre estos temas. A él le habían sido dadas las llaves del reino de Dios cuya función era abrir el camino de la salvación a los gentiles (Mateo 16:18). Consideremos brevemente lo que Pedro enseña sobre la iglesia en 1P 2:4–10.

La naturaleza de la iglesia

El apóstol comienza hablando acerca de la naturaleza o carácter de la iglesia.

«Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo»

(1 Pedro 2:5)

«Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable»

(9)

La iglesia es una casa espiritual formada por piedras vivas. Es algo inmaterial. Dios no construye con ladrillos y acero sino con piedras vivas, es decir gente. Usted y yo somos la iglesia. «Dios…no habita en templos hechos por manos humanas» (Hechos 17:24). Él vive en los corazones de su pueblo. Las implicaciones son muchas: El edificio de la iglesia no es «la iglesia»; los verdaderos cristianos forman la iglesia. El santuario no es un lugar en el templo (edificio); el santuario es el corazón de cada cristiano (1 Corintios 3:16; 6:19).

De igual importancia es saber que somos un sacerdocio santo (1 Pedro 2:5) o real sacerdocio (9). El sacerdote tiene acceso directo a la presencia de Dios. En el Antiguo Testamento era una clase especial, descendientes de Aarón. La palabra proviene de «vicario» (puente). El sacerdote llevaba las peticiones de la gente a Dios. Él tenía derecho a acercarse a Dios. Constituía una especie de puente entre el pueblo y Dios.

Sin embargo, con la muerte de Cristo el velo (de separación) se rasgó en dos, de arriba abajo (Mateo 27:51), abriendo así el camino de acceso directo a Dios para cada creyente. En la iglesia de Cristo bajo el nuevo pacto los sacerdotes no son una clase especial. Cada creyente es un sacerdote. Todos tenemos acceso directo a la presencia de Dios.

Los hebreos siempre habían recibido la enseñanza (de la tradición, de sus padres y de la ley) de permanecer lejos de Dios. Había una sola persona que podía entrar en la presencia divina, el sumo sacerdote, y lo hacía una vez al año yendo al lugar santísimo. Según la tradición, ataban una soga alrededor de su pie para que si moría adentro fuera posible sacarlo sin la necesidad de entrar. Además, Moisés tuvo que poner límites alrededor del monte santo para que la gente no pasara: «cualquiera que toque el monte, ciertamente morirá» (Exodus 19:12). Con el arca del pacto sucedía algo similar. Dios mató a 50.070 hombres porque habían mirado dentro del arca de Jehová (1 Samuel 6:19). Uza perdió su vida cuando quiso sostener el arca (2 Samuel 6:6–7). El mensaje no podía ser más claro: Quedarse lejos de Dios. Los destinatarios del libro a los Hebreos crecieron con ese trasfondo. Sin embargo, reflejando la realidad del nuevo pacto, la exhortación es :

«…acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna»

(Hebreos 4:16 BLA)

Por medio de la muerte de Jesucristo todo cristiano tiene acceso directo a la presencia de Dios. No necesitamos a un cura, un pastor, un misionero, un evangelista o un predicador itinerante que interceda por nosotros. El concepto de que Dios habita en una persona en forma especial y debo acudir a tal persona para recibir una bendición, NO ES BÍBLICO. Es hora de que el pueblo de Dios madure y se valga de sus privilegios como sacerdocio santo.

5. ¿Existen rumores, chismes y acusaciones contra miembros que por algún motivo no son considerados fieles? Para ser visto como miembro fiel, la secta o semisecta generalmente mantiene una lista de normas externas. Cuando alguno no alcanza a cumplir toda la lista de leyes impuestas por la iglesia, en los pasillos y los baños (por así decirlo) se escuchan chismes en contra de esa persona. Se tolera el chisme y a veces se incita a él a fin de presionar a la persona a conformarse. Sin embargo Dios nunca tolera la chismorrería (Proverbios 20:19, 26:20; Tito 3:10).

En la iglesia de los amigos de nuestro hijo ni siquiera permiten la cara triste. A la melancolía se la considera falta de espiritualidad, y la persona es animada a confesarla, no a Dios sino al grupo. En los cultos públicos se espera que todos los asistentes tengan el rostro alegre. El Nuevo Testamento, por supuesto, aclara que existe una tristeza que agrada a Dios. Lo que se debe confesar es la tristeza mundana (2 Corintios 7:9–10).

6. ¿Se condena a un miembro cuando éste no ofrenda según las exigencias del grupo? ¿Qué tiene prioridad? ¿Las necesidades financieras del grupo o las necesidades de la familia de los miembros? En un caso, un hombre de negocios vació sus cuentas bancarias y dio todo el dinero al grupo. En otro caso una pareja joven tuvo que sacar un préstamo bancario para pagar a la iglesia una promesa hecha bajo coacción. Personas han dado hasta el dinero correspondiente a sus necesidades básicas para obtener las bendiciones prometidas —como que milagrosamente el dinero se devolviera duplicado.

Con relación al tema del dinero, la Biblia proporciona principios claros. Para entender la cuestión de la mayordomía (administración del dinero) en el nuevo pacto, en primer lugar consideremos la actitud que hallamos en 2 Corintios 8:9:

«Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos»

Jesús nos da el ejemplo para seguir, y todo comienza con «la gracia». Gracia significa bondad, generosidad, favor no merecido, misericordia. Todo esto es gracia, pero hay mucho más: «por amor a vosotros se hizo pobre». No podemos afirmar que hemos ofrendado hasta que nos haya costado hacerlo. El Señor Jesús, nuestro modelo, dio sin esperar que le devolviéramos nada. ¿Con qué propósito? «Que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos». Es decir, la ofrenda sólo adquiere su sentido completo cuando beneficia a otros y no a nosotros. Debemos escudriñar nuestro corazón y examinar nuestros motivos para tener la seguridad de que no estamos ofrendando a fin de conquistar el favor de Dios, duplicar el dinero o beneficiarnos.

En 1 Corintios 16:1–2 Pablo enseña que nuestras ofrendas han de ser hechas en forma regular: «Cada primer día de la semana». Para librarnos de la mala costumbre de ofrendar por un impulso o de vez en cuando, Pablo afirma que debemos ofrendar regular, sistemática y persistentemente, un hábito santo para toda la vida.

En segundo lugar, Pablo indica que todos debemos participar: «cada uno de vosotros ponga aparte algo…» Incluye a los ricos, pobres, jóvenes y adultos, hombres y mujeres. Nadie puede ofrendar en mi lugar. La ofrenda es una expresión del amor del corazón humano y nadie puede tomar nuestro lugar para expresar nuestro amor.

En tercer lugar, debemos apartar algo con premeditación, de antemano: «ponga aparte algo». La razón es que cuando se recoge la ofrenda en el culto, la persona no debe sentirse bajo presión o coacción (algo muy común en las sectas). En oración y bajo la dirección del Espíritu Santo cuando llega al templo el creyente ya debe tener su ofrenda preparada.

Es peligroso cuando existe presión, coacción, amenazas y constantes reclamos para que la persona ofrende. En una oportunidad fui testigo cuando el líder de un grupo exigió más ofrendas de su congregación con la amenaza de que no compartiría la palabra del Señor hasta que entrara cierta cantidad de dinero.

VP «Dios Habla Hoy», 1994© por Sociedades Bíblicas Unidas.

1 Para una explicación de cómo una mujer cristiana ha de responder frente a un esposo que no es de Cristo, ver Jaime Mirón, Mi esposo no es cristiano. ¿Qué hago? (Miami: Editorial Unilit, 1990).

BLA «La Biblia de las Américas», 1986© por The Lockman Foundation.

Mirón, J. (1997). ¿Iglesia o secta? (pp. 57–64). Miami, Florida, EE. UU. de A.: Editorial Unilit.

Los filisteos capturan el arca

1 Samuel 4-7

Los filisteos capturan el arca

a14:1  Y Samuel habló a todo Israel.

Por aquel tiempo salió Israel a encontrar en batalla a los filisteos, y acampó junto a Eben-ezer, y los filisteos acamparon en Afec.

Y los filisteos presentaron la batalla a Israel; y trabándose el combate, Israel fue vencido delante de los filisteos, los cuales hirieron en la batalla en el campo como a cuatro mil hombres.

Cuando volvió el pueblo al campamento, los ancianos de Israel dijeron: ¿Por qué nos ha herido hoy Jehová delante de los filisteos? Traigamos a nosotros de Silo el arca del pacto de Jehová, para que viniendo entre nosotros nos salve de la mano de nuestros enemigos.

Y envió el pueblo a Silo, y trajeron de allá el arca del pacto de Jehová de los ejércitos, que moraba entre los querubines; y los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, estaban allí con el arca del pacto de Dios.

Aconteció que cuando el arca del pacto de Jehová llegó al campamento, todo Israel gritó con tan gran júbilo que la tierra tembló.

Cuando los filisteos oyeron la voz de júbilo, dijeron: ¿Qué voz de gran júbilo es esta en el campamento de los hebreos? Y supieron que el arca de Jehová había sido traída al campamento.

Y los filisteos tuvieron miedo, porque decían: Ha venido Dios al campamento. Y dijeron: !!Ay de nosotros! pues antes de ahora no fue así.

!!Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de estos dioses poderosos? Estos son los dioses que hirieron a Egipto con toda plaga en el desierto.

Esforzaos, oh filisteos, y sed hombres, para que no sirváis a los hebreos, como ellos os han servido a vosotros; sed hombres, y pelead.

10 Pelearon, pues, los filisteos, e Israel fue vencido, y huyeron cada cual a sus tiendas; y fue hecha muy grande mortandad, pues cayeron de Israel treinta mil hombres de a pie.

11 Y el arca de Dios fue tomada, y muertos los dos hijos de Elí, Ofni y Finees.

12 Y corriendo de la batalla un hombre de Benjamín, llegó el mismo día a Silo, rotos sus vestidos y tierra sobre su cabeza;

13 y cuando llegó, he aquí que Elí estaba sentado en una silla vigilando junto al camino, porque su corazón estaba temblando por causa del arca de Dios. Llegado, pues, aquel hombre a la ciudad, y dadas las nuevas, toda la ciudad gritó.

14 Cuando Elí oyó el estruendo de la gritería, dijo: ¿Qué estruendo de alboroto es este? Y aquel hombre vino aprisa y dio las nuevas a Elí.

15 Era ya Elí de edad de noventa y ocho años, y sus ojos se habían oscurecido, de modo que no podía ver.

16 Dijo, pues, aquel hombre a Elí: Yo vengo de la batalla, he escapado hoy del combate. Y Elí dijo: ¿Qué ha acontecido, hijo mío?

17 Y el mensajero respondió diciendo: Israel huyó delante de los filisteos, y también fue hecha gran mortandad en el pueblo; y también tus dos hijos, Ofni y Finees, fueron muertos, y el arca de Dios ha sido tomada.

18 Y aconteció que cuando él hizo mención del arca de Dios, Elí cayó hacia atrás de la silla al lado de la puerta, y se desnucó y murió; porque era hombre viejo y pesado. Y había juzgado a Israel cuarenta años.

19 Y su nuera la mujer de Finees, que estaba encinta, cercana al alumbramiento, oyendo el rumor que el arca de Dios había sido tomada, y muertos su suegro y su marido, se inclinó y dio a luz; porque le sobrevinieron sus dolores de repente.

20 Y al tiempo que moría, le decían las que estaban junto a ella: No tengas temor, porque has dado a luz un hijo. Mas ella no respondió, ni se dio por entendida.

21 Y llamó al niño Icabod,[a] diciendo: !!Traspasada es la gloria de Israel! por haber sido tomada el arca de Dios, y por la muerte de su suegro y de su marido.

22 Dijo, pues: Traspasada es la gloria de Israel; porque ha sido tomada el arca de Dios.

El arca en tierra de los filisteos

5:1  Cuando los filisteos capturaron el arca de Dios, la llevaron desde Eben-ezer a Asdod.

Y tomaron los filisteos el arca de Dios, y la metieron en la casa de Dagón, y la pusieron junto a Dagón.

Y cuando al siguiente día los de Asdod se levantaron de mañana, he aquí Dagón postrado en tierra delante del arca de Jehová; y tomaron a Dagón y lo volvieron a su lugar.

Y volviéndose a levantar de mañana el siguiente día, he aquí que Dagón había caído postrado en tierra delante del arca de Jehová; y la cabeza de Dagón y las dos palmas de sus manos estaban cortadas sobre el umbral, habiéndole quedado a Dagón el tronco solamente.

Por esta causa los sacerdotes de Dagón y todos los que entran en el templo de Dagón no pisan el umbral de Dagón en Asdod, hasta hoy.

Y se agravó la mano de Jehová sobre los de Asdod, y los destruyó y los hirió con tumores en Asdod y en todo su territorio.

Y viendo esto los de Asdod, dijeron: No quede con nosotros el arca del Dios de Israel, porque su mano es dura sobre nosotros y sobre nuestro dios Dagón.

Convocaron, pues, a todos los príncipes de los filisteos, y les dijeron: ¿Qué haremos del arca del Dios de Israel? Y ellos respondieron: Pásese el arca del Dios de Israel a Gat. Y pasaron allá el arca del Dios de Israel.

Y aconteció que cuando la habían pasado, la mano de Jehová estuvo contra la ciudad con gran quebrantamiento, y afligió a los hombres de aquella ciudad desde el chico hasta el grande, y se llenaron de tumores.

10 Entonces enviaron el arca de Dios a Ecrón. Y cuando el arca de Dios vino a Ecrón, los ecronitas dieron voces, diciendo: Han pasado a nosotros el arca del Dios de Israel para matarnos a nosotros y a nuestro pueblo.

11 Y enviaron y reunieron a todos los príncipes de los filisteos, diciendo: Enviad el arca del Dios de Israel, y vuélvase a su lugar, y no nos mate a nosotros ni a nuestro pueblo; porque había consternación de muerte en toda la ciudad, y la mano de Dios se había agravado allí.

12 Y los que no morían, eran heridos de tumores; y el clamor de la ciudad subía al cielo.

Los filisteos devuelven el arca

6:1  Estuvo el arca de Jehová en la tierra de los filisteos siete meses.

Entonces los filisteos, llamando a los sacerdotes y adivinos, preguntaron: ¿Qué haremos del arca de Jehová? Hacednos saber de qué manera la hemos de volver a enviar a su lugar.

Ellos dijeron: Si enviáis el arca del Dios de Israel, no la enviéis vacía, sino pagadle la expiación; entonces seréis sanos, y conoceréis por qué no se apartó de vosotros su mano.

Y ellos dijeron: ¿Y qué será la expiación que le pagaremos? Ellos respondieron: Conforme al número de los príncipes de los filisteos, cinco tumores de oro, y cinco ratones de oro, porque una misma plaga ha afligido a todos vosotros y a vuestros príncipes.

Haréis, pues, figuras de vuestros tumores, y de vuestros ratones que destruyen la tierra, y daréis gloria al Dios de Israel; quizá aliviará su mano de sobre vosotros y de sobre vuestros dioses, y de sobre vuestra tierra.

¿Por qué endurecéis vuestro corazón, como los egipcios y Faraón endurecieron su corazón? Después que los había tratado así, ¿no los dejaron ir, y se fueron?

Haced, pues, ahora un carro nuevo, y tomad luego dos vacas que críen, a las cuales no haya sido puesto yugo, y uncid las vacas al carro, y haced volver sus becerros de detrás de ellas a casa.

Tomaréis luego el arca de Jehová, y la pondréis sobre el carro, y las joyas de oro que le habéis de pagar en ofrenda por la culpa, las pondréis en una caja al lado de ella; y la dejaréis que se vaya.

Y observaréis; si sube por el camino de su tierra a Bet-semes, él nos ha hecho este mal tan grande; y si no, sabremos que no es su mano la que nos ha herido, sino que esto ocurrió por accidente.

10 Y aquellos hombres lo hicieron así; tomando dos vacas que criaban, las uncieron al carro, y encerraron en casa sus becerros.

11 Luego pusieron el arca de Jehová sobre el carro, y la caja con los ratones de oro y las figuras de sus tumores.

12 Y las vacas se encaminaron por el camino de Bet-semes, y seguían camino recto, andando y bramando, sin apartarse ni a derecha ni a izquierda; y los príncipes de los filisteos fueron tras ellas hasta el límite de Bet-semes.

13 Y los de Bet-semes segaban el trigo en el valle; y alzando los ojos vieron el arca, y se regocijaron cuando la vieron.

14 Y el carro vino al campo de Josué de Bet-semes, y paró allí donde había una gran piedra; y ellos cortaron la madera del carro, y ofrecieron las vacas en holocausto a Jehová.

15 Y los levitas bajaron el arca de Jehová, y la caja que estaba junto a ella, en la cual estaban las joyas de oro, y las pusieron sobre aquella gran piedra; y los hombres de Bet-semes sacrificaron holocaustos y dedicaron sacrificios a Jehová en aquel día.

16 Cuando vieron esto los cinco príncipes de los filisteos, volvieron a Ecrón el mismo día.

17 Estos fueron los tumores de oro que pagaron los filisteos en expiación a Jehová: por Asdod uno, por Gaza uno, por Ascalón uno, por Gat uno, por Ecrón uno.

18 Y los ratones de oro fueron conforme al número de todas las ciudades de los filisteos pertenecientes a los cinco príncipes, así las ciudades fortificadas como las aldeas sin muro. La gran piedra sobre la cual pusieron el arca de Jehová está en el campo de Josué de Bet-semes hasta hoy.

19 Entonces Dios hizo morir a los hombres de Bet-semes, porque habían mirado dentro del arca de Jehová; hizo morir del pueblo a cincuenta mil setenta hombres. Y lloró el pueblo, porque Jehová lo había herido con tan gran mortandad.

20 Y dijeron los de Bet-semes: ¿Quién podrá estar delante de Jehová el Dios santo? ¿A quién subirá desde nosotros?

21 Y enviaron mensajeros a los habitantes de Quiriat-jearim, diciendo: Los filisteos han devuelto el arca de Jehová; descended, pues, y llevadla a vosotros.

7:1  Vinieron los de Quiriat-jearim y llevaron el arca de Jehová, y la pusieron en casa de Abinadab, situada en el collado; y santificaron a Eleazar su hijo para que guardase el arca de Jehová.

Desde el día que llegó el arca a Quiriat-jearim pasaron muchos días, veinte años; y toda la casa de Israel lamentaba en pos de Jehová.

Samuel, juez de Israel

Habló Samuel a toda la casa de Israel, diciendo: Si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehová, quitad los dioses ajenos y a Astarot de entre vosotros, y preparad vuestro corazón a Jehová, y sólo a él servid, y os librará de la mano de los filisteos.

Entonces los hijos de Israel quitaron a los baales y a Astarot, y sirvieron sólo a Jehová.

Y Samuel dijo: Reunid a todo Israel en Mizpa, y yo oraré por vosotros a Jehová.

Y se reunieron en Mizpa, y sacaron agua, y la derramaron delante de Jehová, y ayunaron aquel día, y dijeron allí: Contra Jehová hemos pecado. Y juzgó Samuel a los hijos de Israel en Mizpa.

Cuando oyeron los filisteos que los hijos de Israel estaban reunidos en Mizpa, subieron los príncipes de los filisteos contra Israel; y al oír esto los hijos de Israel, tuvieron temor de los filisteos.

Entonces dijeron los hijos de Israel a Samuel: No ceses de clamar por nosotros a Jehová nuestro Dios, para que nos guarde de la mano de los filisteos.

Y Samuel tomó un cordero de leche y lo sacrificó entero en holocausto a Jehová; y clamó Samuel a Jehová por Israel, y Jehová le oyó.

10 Y aconteció que mientras Samuel sacrificaba el holocausto, los filisteos llegaron para pelear con los hijos de Israel. Mas Jehová tronó aquel día con gran estruendo sobre los filisteos, y los atemorizó, y fueron vencidos delante de Israel.

11 Y saliendo los hijos de Israel de Mizpa, siguieron a los filisteos, hiriéndolos hasta abajo de Bet-car.

12 Tomó luego Samuel una piedra y la puso entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre Eben-ezer,[b] diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová.

13 Así fueron sometidos los filisteos, y no volvieron más a entrar en el territorio de Israel; y la mano de Jehová estuvo contra los filisteos todos los días de Samuel.

14 Y fueron restituidas a los hijos de Israel las ciudades que los filisteos habían tomado a los israelitas, desde Ecrón hasta Gat; e Israel libró su territorio de mano de los filisteos. Y hubo paz entre Israel y el amorreo.

15 Y juzgó Samuel a Israel todo el tiempo que vivió.

16 Y todos los años iba y daba vuelta a Bet-el, a Gilgal y a Mizpa, y juzgaba a Israel en todos estos lugares.

17 Después volvía a Ramá, porque allí estaba su casa, y allí juzgaba a Israel; y edificó allí un altar a Jehová.

Footnotes:

  1. 1 Samuel 4:21 Esto es, Sin gloria.
  2. 1 Samuel 7:12 Esto es, Piedra de ayuda.

Reina-Valera 1960 (RVR1960)Copyright © 1960 by American Bible Society

¿DE QUIÉN ES ESTE MUERTO?

15 mar 2016

¿DE QUIÉN ES ESTE MUERTO?

por Carlos Rey

a1La encomienda sólo decía «La Oroya», así que la terminal de autobuses de Huancayo, Perú, remitió la caja a esa localidad. Era una caja de cartón, bien envuelta. Pero como permaneció dos días en La Oroya sin que nadie la reclamara, la devolvieron a Huancayo.

Tampoco la reclamó nadie en Huancayo, así que, como olía mal, dieron aviso a la policía. Cuando por fin abrieron la caja, descubrieron que adentro estaba el cadáver descompuesto de un joven, muerto de un balazo en el rostro. Luego de considerar las opciones, decidieron publicar el siguiente aviso: «Encomienda con un muerto adentro se halla en la estación de policía. Quien se crea con derecho a ella, puede venir a reclamarla.»

He aquí uno de esos muertos pobres e ignorados que permanecerán en el anonimato, quizá para siempre, hasta que en el día final se aclaren todas las cosas. Sólo podía deducirse que aquel joven desconocido había sido asesinado, envuelto en una frazada y colocado de cuclillas en una caja de cartón, y que lo habían despachado a La Oroya porque tal vez era de esa localidad.

¿Quién lo mató? ¿Quién envolvió su cuerpo en el paquete? ¿Quién lo despachó en Huancayo? ¿Quiénes eran su padre y su madre? ¿Tenía amigos, esposa, novia? Nada de esto llegó a saberse. Sólo se sabía que estaba muerto, y que tendría que ser enterrado en alguna tumba de misericordia.

Hay personas que pasan toda la vida solas, ignoradas, abandonadas, tristes, como si no tuvieran nombre ni destino que no fuera trágico. Forman parte de una gran compañía de seres humanos casi invisibles —entre ellos hombres, mujeres y niños— pobres, ignorantes, desvalidos, indefensos. Sufren viviendo porque viven sufriendo física, social y emocionalmente, y mueren en el misterio del anonimato.

¿Habrá alguien que tenga compasión de ellos? Sí, lo hay. Se trata de Jesucristo, el Hijo de Dios. Nadie los comprende como Él. Fue precisamente para identificarse con ellos que se hizo hombre y nació de la forma más humilde posible, en un pesebre, y murió de la forma más humillante posible, colgado semidesnudo en una cruz. Sintiéndose abandonado tanto por su Padre como por sus mejores amigos, dio su vida por todo el que alguna vez habría de sentirse abandonado.

Uno de esos amigos, Mateo, escribió en su biografía acerca de Cristo: «Jesús recorría todos los pueblos y aldeas… sanando toda enfermedad y toda dolencia. Al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor.»1 En el capítulo anterior Jesús se había identificado con esas multitudes desatendidas como Hijo del hombre: «Las zorras tienen madrigueras y las aves tienen nidos —había declarado—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza.»2

De ahí que posteriormente nos hiciera la invitación a todos, y en particular a los que difícilmente soportan la vida que llevan: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso… Aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma.»3

http://www.conciencia.net/

¿Puedes sentir el amor?

Marzo 15

¿Puedes sentir el amor?

Lectura bíblica: 2 Corintios 5:11–15

Porque el amor de Cristo nos impulsa. 2 Corintios 5:14

a1A ver, haz una lista rápida en tu cabeza de las personas que amas.
¿Quién califica para estar en tu lista?

☐ ¿tus padres?
☐ ¿tus abuelos?
☐ ¿tus hermanos, a lo menos algunas pocas veces?
☐ ¿tus amigos cercanos?
☐ ¿el pastor o maestro de Escuela Dominical o líder juvenil?

Aquí tienes otra pregunta: ¿Quién devuelve tu cariño?

Es probable que recibas un montón de cariño de un montón de personas, y animalitos domésticos. Pero, ¿notaste que falta alguien importante en la lista anterior? Hay alguien más que debe estar primero en la lista de personas que amas, y de tu lista de los que devuelven tu amor.

Es Dios.

Sí, te pedí que nombraras “personas”. Pero aunque Dios no es un ser humano, es un ser personal. Te creó y quiere que sientas su increíble amor por ti.

Existe un problema: Sentir el amor de Dios puede ser difícil. No podemos verlo y no podemos tocarlo. Muchas veces ni siquiera lo sentimos.

Dios nos da seres queridos por una gran razón: para que sintamos que su amor por nosotros es seguro. Si queremos conocer el amor de Dios, el amor humano nos brinda una pista enorme. Es una manera gigantesca en que demuestra su amor por nosotros. El apóstol Juan lo dijo así: “Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Y todo aquel que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios” (1 Juan 4:7).

Cada vez que sentimos un amor humano, es Dios rodeándonos con sus brazos: los papás cambian pañales sucios, apaciguan pleitos, y proporcionan alimento y ropa y mucho más.

Los esposos y esposas se comprometen a amarse toda la vida. Y cada vez que alguien atiende a una persona que no se puede cuidar a sí misma, prepara comida para un amigo enfermo, dona dinero para los pobres, ayuda a un vecino a mover muebles o realiza algún otro tipo de acción cariñosa, el amor de Dios brilla a través de su conducta.

Como creyente, eres alguien que muestra a otros el amor de Dios. Él obra por tu intermedio, porque “el amor de Cristo nos impulsa” (2 Corintios 5:14). El amor viene de Dios. Y las personas que sienten que tú realmente los quieres, percibirán el amor de Dios.

PARA DIALOGAR
Dios te ha rodeado de amor humano de manera que puedas saber que te ama. ¿Cómo percibes el mensaje de que Dios te ama?

PARA ORAR
Cuando recibimos el amor de nuestra familia, Señor, ayúdanos a recordar que eres el origen de ese amor. Gracias por demostrarnos tu amor de maneras tangibles.

PARA HACER
Haz visible hoy el amor de Dios demostrando amor por alguien que lo necesita.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

ZARANDEADOS

ZARANDEADOS

Pablo Martini
Programa No. 2016-03-15
a1La vida del apóstol Pedro está repleta de matices humanos que nos identifican. Impetuoso, líder, emprendedor y valiente se sentía el hombre ideal para ponerse al frente del movimiento más trascendental de toda la historia como lo fue y sigue siendo el cristianismo. Precisaba aprender que para ser usado por Dios se necesita más humildad que capacidad. Y Dios usó justamente situaciones de crisis para forjar en él el hombre que quería. Fue en uno de sus tantos momentos de dificultad que negó al Señor para enfrentarse con ese verdadero Pedro. Entonces, horrorizado con su perfil traicionero, avergonzado por lo vil de su pecado, pasó toda la noche llorando amargamente. De esas lágrimas surgió un nuevo hombre a la manera de Dios. Su Maestro se lo había advertido: “Simón, Satanás te ha pedido para zarandearte como a un trigo, pero no temas pues yo he rogado por ti para que tu fe no falte. Y tú, cuando estés recuperado, pastorearás a tus hermanos”.
Mientras no vivamos situaciones que pongan a prueba nuestra vida probablemente nos haremos una idea errada de nuestra verdadera condición espiritual. No solamente nos convenceremos de la existencia de realidades que no son, sino que tampoco seremos conscientes de la verdadera naturaleza de nuestras debilidades. La crisis es lo que le pone fin al engaño de nuestras percepciones porque en medio de las crisis nos vemos tal cual somos. De ahora en adelante, cuando te veas probado y zarandeado como trigo levanta tu mirada al cielo y deja que Él te tome de la mano. Tu carácter se está forjando, hay cosas malas en tu vida que aun permanecen ocultas y deben ser expuestas. La zaranda justamente hace eso, deja en evidencia las impurezas y lo que queda es limpio. No estás a merced del diablo, Dios controla tu vida y nada de lo que suceda está ajeno a Su voluntad. Él sabe, Él siente, Él suple.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

La crisis es lo que le pone fin al engaño de nuestras percepciones porque en medio de las crisis nos vemos tal cual somos.