8-¿Es una secta…? – La iglesia

¿Es una secta…? – La iglesia

a1Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia. (1 Pedro 2:9–10)

A continuación se incluyen preguntas sobre la iglesia en sí para poder discernir si ésta va por el buen camino:

1. ¿Mantiene la congregación comunión con otras iglesias, o existe el sentir de que «somos los únicos con la verdad»? La secta cree ser única poseedora de la verdad, por lo tanto no se junta con otras iglesias. Durante un tiempo, Benjamín, un miembro de nuestra congregación, mantuvo un diálogo con dos compañeros de trabajo que eran miembros de una semisecta. Debatían cuál es la iglesia verdadera. Benjamín insistía en que Jesús es el camino, la verdad, y la vida (Juan 14:6), y que hay un sinnúmero de iglesias fieles a esta verdad central. En cambio, los amigos alegaban que sólo la iglesia de ellos predicaba la verdad, e invitaron a Benjamín a que asistiera a su grupo para observar. Benjamín, sin ningún problema respondió que sí, poniendo como única condición que después ellos asistieran a nuestra congregación. Sus dos amigos se miraron con temor en los ojos.

—No podemos —fue su respuesta—. Nuestra pastora no permite que asistamos a las reuniones de otros grupos.

¿Por qué no se les permitía a estos jóvenes gozar de la comunión de otras iglesias? Por algunas de las mismas razones que, a veces, iglesias evangélicas no desean que sus congregantes visiten otras iglesias: a) Para no perderlos; b) por la sospecha de que encontrarán «algo» de su agrado que nosotros no tenemos o no hacemos; c) para que no se contaminen.

Sin embargo, en el caso de las sectas, éstas temen perder control sobre las vidas de los feligreses si ellos observan la libertad en Cristo que gozan los verdaderos discípulos de Cristo.

Nunca olvidaré cómo gritó de alegría un joven, ex líder del grupo juvenil de una secta, cuando recibió al Salvador. Abrió la ventana y exclamó en voz alta: «¡Soy libre, soy libre, soy libre!»

Una de las grandes bendiciones que disfrutamos como cristianos es la unidad en Cristo y el poder declarar a un mundo perdido que «somos uno en Cristo» (Sal. 133; Gá. 3:28). No es buena señal cuando a los integrantes de un grupo se los priva de gozar de esta gran bendición.

2. ¿Se pide lealtad a Jesucristo, o al grupo y al líder? Un objetivo de la secta es que el individuo deje sus opiniones personales y en su lugar asuma las opiniones de los líderes. El razonamiento es que los líderes son más sabios que nosotros en temas espirituales y sus criterios están dados para nuestro bien. Durante el retiro al que asistieron Joel y Cristina con sus amigos, hubo oportunidad de dar testimonio. Puesto que esa iglesia enseña un sistema de obras humanas, no es de sorprenderse que la gente diera gloria a la iglesia, a su grupo de discipulado y al líder del grupo de discipulado, pero poca gloria a Dios. Para ellos es importante ser fiel a la congregación local y a los pastores.1 Sin embargo, cuando las exigencias están por encima de la Biblia y toman el lugar de Jesucristo, la resultante obediencia no es lealtad a Jesucristo sino un abuso por parte de los líderes. El fiel predicador de una iglesia verdadera enseña la Biblia y pide lealtad a Jesucristo (2Timoteo 4:1–4), y promueve el crecimiento en la vida de todos en la congregación (Efesios 4:11–16).

3. Para estar en plena comunión, ¿debe uno conformarse a una lista de reglamentos humanos? Toda iglesia verdadera cuenta con ciertas normas para ser miembro en plena comunión (por ejemplo, ser verdadero cristiano, bautizarse, haber asistido a una clase de membresía). Pero la secta (o el grupo que está convirtiéndose en secta) va más allá de los requisitos normales y establece cierto legalismo para mantenerse fiel a Dios.2 El legalismo apela al ego pero nunca desarrolla discernimiento. El legalismo quita la responsabilidad al individuo y la pone en manos de una persona o un grupo de personas que dirige la iglesia (y como ya mencionamos, pocas veces los líderes obedecen su propia lista de reglas —Gálatas 6:13). El legalismo condena a la persona a una vida de inmadurez espiritual (en el mejor de los casos) y cierra la puerta del cielo (en el peor de los casos). Es posible ser sincero, ser religioso, obedecer mandamientos, vivir una vida severa y, sin embargo, no entrar en el reino de Dios.

Francisco y Ana se convirtieron a Cristo en nuestra iglesia. Empezaron a crecer en la fe hasta que se les cruzó gente de una secta. A esto se sumó una riña con otro miembro de la congregación, y terminaron yéndose a dicha secta. Meses después cuando volvimos a verlos, notamos soberbia y celo por sus nuevas creencias, que entre otras doctrinas especifica que para ser aceptado por Dios uno debe ser vegetariano. Hay cierta «gloria» (gloria pasajera) en las obras de la carne (2 Corintios 3:7). Sin embargo, Cristo vino para redimirnos de «obras muertas» (Hebreos 9:14) y darnos una gloria permanente que es Cristo en el corazón, algo que nunca terminará (2 Corintios 3:17–18).

No pensemos que el legalismo es sólo un problema de nuestro tiempo. Los fariseos sufrían del mismo mal en el primer siglo de esta era. Usando el legalismo como trasfondo, Jesús dice: «Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos» (Mateo 5:20). Es posible contrastar el legalismo (personificado por la vida de los fariseos) con la justicia que Cristo produce.

J U S T I C I A

Fariseos

Cristo

1. Externa

1. Interna

2. Apariencia

2. Del corazón

3. Fabricada

3. Genuina

4. De la carne

4. Del Espíritu

5. Impresionar al hombre u obtener el favor de Dios

5. Agradar a Dios y servir al hombre

6. Resultado: orgullo

6. Resultado: humildad

4. El grupo en cuestión, ¿enseña la gracia y la misericordia de Dios hacia los pecadores? Al llegar a un grupo con características sectarias, es común que el aspirante descubra no un Dios de gracia y misericordia sino un dios que demanda activismo para probar que somos siervos dignos. La persona no encuentra gracia sino obras externas sin una realidad interna. No halla luz y vida sino autoridad humana y una carga de culpa insoportable. En contraste, Jesús afirma: «…mi yugo es fácil, y ligera mi carga» (Mateo 11:30). El apóstol Pablo, un sectario convertido al evangelio de la gracia, ofrece una apta descripción de los sectarios: «…tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita» (2Timoteo 3:5).

5. ¿Tiene prioridad la iglesia por sobre la familia? Abundan ejemplos de sectas que declaran que el miembro ya forma parte de otra familia (la congregación), y por lo tanto no es necesario obedecer ni honrar a su familia carnal. Tanta es la lealtad que exigen, que a veces los mismos familiares no saben dónde se halla la persona. Mientras escribía este libro, se hizo pública la triste noticia del suicidio masivo de treinta y nueve miembros de una secta en California. Entre la cantidad de historias escritas acerca del grupo, estaba la de una familia que durante dos años estuvo buscando a su hija. No habían recibido de ella ni siquiera una nota.

Nuestro propósito al escribir este libro es hablar sobre las marcas que revelan que un grupo está en terreno peligroso, al borde de convertirse en secta. A continuación relato algo que ocurrió en una semisecta cuyo fundador se ha divorciado dos veces debido a que sus «esposas no fueron útiles en el ministerio». Una joven pareja que sólo hacía un año que asistía a esta semisecta, siguiendo el consejo del líder, no invitó a sus padres inconversos a su boda a fin de no contaminar la ceremonia matrimonial. Por supuesto los padres quedaron decepcionados y ya no quieren saber nada del «cristianismo».

El proceso de privar a alguien de la compañía de amigos y familiares que no pertenecen al grupo, muchas veces está más implícito que explícito en las enseñanzas del grupo. Por ejemplo, es común escuchar «…no hables con tus padres sobre lo que pasa en el grupo porque no van a entender». Para la secta, cualquier persona que no adhiere al grupo es un inconverso, un pagano o un no-cristiano.

Por otra parte, la Biblia promueve la obediencia de los hijos a los padres (Colosenses 3:20; Efesios 6:1), indica la necesidad de honrarlos (Efesios 6:2), y de proveer para ellos cuando tengan edad avanzada (1 Timoteo 5:8, 16) aunque sean inconversos. Si hay distanciamiento entre los miembros de una familia, que sea por la cruz de Cristo e iniciado por quienes rechazan el verdadero evangelio (Mateo 10:34–38; Lucas 12:51–53).

6. ¿Se administra el dinero con honestidad e integridad? En un caso que los medios de comunicación hicieron famoso, los miembros de una secta fueron obligados a entregar todas sus pertenencias al cuidado del grupo y a permitir que los líderes administraran el dinero. En la secta típica existe una nube oscura y densa sobre el manejo del dinero.

Tiene que haber integridad en la administración del dinero en la iglesia y en grupos paraeclesiásticos. El pastor que hoy quiera mantener un testimonio transparente, debe mantenerse totalmente ajeno al manejo del dinero. Conviene que reciba un sostén fijo y ¡absolutamente nada más! La administración debe estar a cargo de otros cristianos santos y los libros de contabilidad deben permanecer abiertos a la inspección. En una secta esto sucede muy pocas veces.

7. ¿Requiere el grupo que un miembro esté «cubierto», «discipulado» o «pastoreado» a tal grado que deba rendir cuentas ante el pastor o el discipulador de todas sus acciones, incluyendo las que no están específicamente delineadas en la Biblia? Cada gran error comienza con una verdad. En nuestras iglesias existe falta de discipulado. Sin embargo, la secta o semisecta lleva esto al extremo de controlar y manipular la vida de los feligreses. Ha habido casos donde los grupos de discipulado forman una pirámide o cadena de mando que coloca al pastor principal en la cumbre. El modelo que los grupos imitan no es Jesucristo, a pesar de que afirmen que sí; el modelo es este pastor, ungido, apóstol o líder.

Conozco el caso de una mujer que recibió la profecía de que cierta joven debía casarse con cierto muchacho en la congregación. La chica, no queriendo desobedecer «la voz de Dios», trató de empezar a conocer al joven mencionado en la profecía. Para su horror, descubrió que asistía a los cultos por las lindas muchachas y no era un verdadero cristiano. Poco tiempo transcurrió hasta que él salió de la iglesia por cuenta propia. La joven me explicó que no había hecho nada pero no olvidó el incidente. Meses más tarde ocurrió de nuevo: hubo otra profecía de que ella debía casarse con otro muchacho, que esta vez por lo menos era creyente. La joven me confesó: —Es un buen chico, pero no era para mí, y yo estaba confundida.

Ella acudió al director de su grupo de discipulado pues debía rendirle cuentas de sus acciones y recibir aprobación para tomar decisiones. El líder del grupo le advirtió que era necesario obedecer la profecía. Ella objetó y apeló al pastor principal. Como resultado, la disciplinaron por «rebeldía». La tarea de la iglesia es hacer discípulos de Cristo enseñando principios bíblicos a fin de que los fieles aprendan tomar decisiones agradables a Dios. En el día del juicio el discipulador no estará presente para ayudar a la persona a rendir cuentas ante Dios.

Frustrada, la joven de esta historia dejó la iglesia y, gracias a Dios, encontró una buena congregación donde conoció a un excelente muchacho y se casó. La iglesia que ella abandonó no es propiamente una secta, pero abusar de los miembros bajo el rótulo de «discipulado» constituye una señal peligrosa.

1 Para una explicación de la responsabilidad de los miembros en la iglesia local, ver capítulo 9.

2 Legalismo es cualquier esfuerzo humano para obtener el favor de Dios.

Mirón, J. (1997). ¿Iglesia o secta? (pp. 65–71). Miami, Florida, EE. UU. de A.: Editorial Unilit.

MÁTALO DE CHIQUITO

MÁTALO DE CHIQUITO

Pablo Martini
Programa No. 2016-03-12
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros”. Estas sencillas pero a la vez profundas palabras dejadas por el apóstol Pablo como legado a la humanidad nos revelan un secreto de vital importancia. Si logro matar el pecado en mi pensamiento no tendré que lamentarme luego de haberlo cometido. Si estuviste atento el primer versículo culmina diciendo “en esto pensad” y el siguiente: “esto haced”. Es que somos lo que pensamos, o dicho de otra manera lo que somos es el resultado de nuestros pensamientos. Debemos someter hoy el pecado de nuestra mente si no queremos que nos someta mañana a nosotros. Existe una secuencia conocida por todos pero nunca tarde para volver a repetirla: “Concibe un pensamiento y se tornará en una acción. Actúa de acuerdo a ese concepto y formará en ti un carácter. Persiste en ese estilo de vida y acabarás con un destino de acuerdo a esa conducta”. ¿Dónde comenzó todo?… Sí, en tu propia mente. La mente es la oficina del alma y de la vida toda. En un aspecto somos como recipientes sin tapa. Todo el día entran a nuestra cabeza conceptos, palabras, imágenes, modelos funcionales o disfuncionales. Pero todo lo que entra nos va formando.

Debemos tener un filtro en nuestros pensamientos si no queremos que nuestra mente se transforme paulatinamente en un tacho de basura. Basura informática, relativismo moral y propaganda consumista y cruel que nos condiciona al momento de la toma de decisiones. Estamos en guerra. Nuestro conyugue lo está, nuestros niños en la escuela, nuestros jóvenes en la universidad. Por tal motivo debemos tener bien puesto el casco que defienda nuestras mentes. ¡Y ese casco es la salvación en Jesús!

PENSAMIENTO DEL DÍA:

Debemos someter hoy el pecado de nuestra mente si no queremos que nos someta mañana.

Israel pide un rey

1 Samuel 8-10

Israel pide rey

a18: Aconteció que habiendo Samuel envejecido, puso a sus hijos por jueces sobre Israel.

Y el nombre de su hijo primogénito fue Joel, y el nombre del segundo, Abías; y eran jueces en Beerseba.

Pero no anduvieron los hijos por los caminos de su padre, antes se volvieron tras la avaricia, dejándose sobornar y pervirtiendo el derecho.

Entonces todos los ancianos de Israel se juntaron, y vinieron a Ramá para ver a Samuel,

y le dijeron: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones.

Pero no agradó a Samuel esta palabra que dijeron: Danos un rey que nos juzgue. Y Samuel oró a Jehová.

Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos.

Conforme a todas las obras que han hecho desde el día que los saqué de Egipto hasta hoy, dejándome a mí y sirviendo a dioses ajenos, así hacen también contigo.

Ahora, pues, oye su voz; mas protesta solemnemente contra ellos, y muéstrales cómo les tratará el rey que reinará sobre ellos.

10 Y refirió Samuel todas las palabras de Jehová al pueblo que le había pedido rey.

11 Dijo, pues: Así hará el rey que reinará sobre vosotros: tomará vuestros hijos, y los pondrá en sus carros y en su gente de a caballo, para que corran delante de su carro;

12 y nombrará para sí jefes de miles y jefes de cincuentenas; los pondrá asimismo a que aren sus campos y sieguen sus mieses, y a que hagan sus armas de guerra y los pertrechos de sus carros.

13 Tomará también a vuestras hijas para que sean perfumadoras, cocineras y amasadoras.

14 Asimismo tomará lo mejor de vuestras tierras, de vuestras viñas y de vuestros olivares, y los dará a sus siervos.

15 Diezmará vuestro grano y vuestras viñas, para dar a sus oficiales y a sus siervos.

16 Tomará vuestros siervos y vuestras siervas, vuestros mejores jóvenes, y vuestros asnos, y con ellos hará sus obras.

17 Diezmará también vuestros rebaños, y seréis sus siervos.

18 Y clamaréis aquel día a causa de vuestro rey que os habréis elegido, mas Jehová no os responderá en aquel día.

19 Pero el pueblo no quiso oír la voz de Samuel, y dijo: No, sino que habrá rey sobre nosotros;

20 y nosotros seremos también como todas las naciones, y nuestro rey nos gobernará, y saldrá delante de nosotros, y hará nuestras guerras.

21 Y oyó Samuel todas las palabras del pueblo, y las refirió en oídos de Jehová.

22 Y Jehová dijo a Samuel: Oye su voz, y pon rey sobre ellos. Entonces dijo Samuel a los varones de Israel: Idos cada uno a vuestra ciudad.

Saúl es elegido rey

9:1  Había un varón de Benjamín, hombre valeroso, el cual se llamaba Cis, hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afía, hijo de un benjamita.

Y tenía él un hijo que se llamaba Saúl, joven y hermoso. Entre los hijos de Israel no había otro más hermoso que él; de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo.

Y se habían perdido las asnas de Cis, padre de Saúl; por lo que dijo Cis a Saúl su hijo: Toma ahora contigo alguno de los criados, y levántate, y ve a buscar las asnas.

Y él pasó el monte de Efraín, y de allí a la tierra de Salisa, y no las hallaron. Pasaron luego por la tierra de Saalim, y tampoco. Después pasaron por la tierra de Benjamín, y no las encontraron.

Cuando vinieron a la tierra de Zuf, Saúl dijo a su criado que tenía consigo: Ven, volvámonos; porque quizá mi padre, abandonada la preocupación por las asnas, estará acongojado por nosotros.

El le respondió: He aquí ahora hay en esta ciudad un varón de Dios, que es hombre insigne; todo lo que él dice acontece sin falta. Vamos, pues, allá; quizá nos dará algún indicio acerca del objeto por el cual emprendimos nuestro camino.

Respondió Saúl a su criado: Vamos ahora; pero ¿qué llevaremos al varón? Porque el pan de nuestras alforjas se ha acabado, y no tenemos qué ofrecerle al varón de Dios. ¿Qué tenemos?

Entonces volvió el criado a responder a Saúl, diciendo: He aquí se halla en mi mano la cuarta parte de un siclo de plata; esto daré al varón de Dios, para que nos declare nuestro camino.

(Antiguamente en Israel cualquiera que iba a consultar a Dios, decía así: Venid y vamos al vidente; porque al que hoy se llama profeta, entonces se le llamaba vidente.)

10 Dijo entonces Saúl a su criado: Dices bien; anda, vamos. Y fueron a la ciudad donde estaba el varón de Dios.

11 Y cuando subían por la cuesta de la ciudad, hallaron unas doncellas que salían por agua, a las cuales dijeron: ¿Está en este lugar el vidente?

12 Ellas, respondiéndoles, dijeron: Sí; helo allí delante de ti; date prisa, pues, porque hoy ha venido a la ciudad en atención a que el pueblo tiene hoy un sacrificio en el lugar alto.

13 Cuando entréis en la ciudad, le encontraréis luego, antes que suba al lugar alto a comer; pues el pueblo no comerá hasta que él haya llegado, por cuanto él es el que bendice el sacrificio; después de esto comen los convidados. Subid, pues, ahora, porque ahora le hallaréis.

14 Ellos entonces subieron a la ciudad; y cuando estuvieron en medio de ella, he aquí Samuel venía hacía ellos para subir al lugar alto.

15 Y un día antes que Saúl viniese, Jehová había revelado al oído de Samuel, diciendo:

16 Mañana a esta misma hora yo enviaré a ti un varón de la tierra de Benjamín, al cual ungirás por príncipe sobre mi pueblo Israel, y salvará a mi pueblo de mano de los filisteos; porque yo he mirado a mi pueblo, por cuanto su clamor ha llegado hasta mí.

17 Y luego que Samuel vio a Saúl, Jehová le dijo: He aquí éste es el varón del cual te hablé; éste gobernará a mi pueblo.

18 Acercándose, pues, Saúl a Samuel en medio de la puerta, le dijo: Te ruego que me enseñes dónde está la casa del vidente.

19 Y Samuel respondió a Saúl, diciendo: Yo soy el vidente; sube delante de mí al lugar alto, y come hoy conmigo, y por la mañana te despacharé, y te descubriré todo lo que está en tu corazón.

20 Y de las asnas que se te perdieron hace ya tres días, pierde cuidado de ellas, porque se han hallado. Mas ¿para quién es todo lo que hay de codiciable en Israel, sino para ti y para toda la casa de tu padre?

21 Saúl respondió y dijo: ¿No soy yo hijo de Benjamín, de la más pequeña de las tribus de Israel? Y mi familia ¿no es la más pequeña de todas las familias de la tribu de Benjamín? ¿Por qué, pues, me has dicho cosa semejante?

22 Entonces Samuel tomó a Saúl y a su criado, los introdujo a la sala, y les dio lugar a la cabecera de los convidados, que eran unos treinta hombres.

23 Y dijo Samuel al cocinero: Trae acá la porción que te di, la cual te dije que guardases aparte.

24 Entonces alzó el cocinero una espaldilla, con lo que estaba sobre ella, y la puso delante de Saúl. Y Samuel dijo: He aquí lo que estaba reservado; ponlo delante de ti y come, porque para esta ocasión se te guardó, cuando dije: Yo he convidado al pueblo. Y Saúl comió aquel día con Samuel.

25 Y cuando hubieron descendido del lugar alto a la ciudad, él habló con Saúl en el terrado.

26 Al otro día madrugaron; y al despuntar el alba, Samuel llamó a Saúl, que estaba en el terrado, y dijo: Levántate, para que te despida. Luego se levantó Saúl, y salieron ambos, él y Samuel.

27 Y descendiendo ellos al extremo de la ciudad, dijo Samuel a Saúl: Di al criado que se adelante (y se adelantó el criado), mas espera tú un poco para que te declare la palabra de Dios.

10:1  Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel?

Hoy, después que te hayas apartado de mí, hallarás dos hombres junto al sepulcro de Raquel, en el territorio de Benjamín, en Selsa, los cuales te dirán: Las asnas que habías ido a buscar se han hallado; tu padre ha dejado ya de inquietarse por las asnas, y está afligido por vosotros, diciendo: ¿Qué haré acerca de mi hijo?

Y luego que de allí sigas más adelante, y llegues a la encina de Tabor, te saldrán al encuentro tres hombres que suben a Dios en Bet-el, llevando uno tres cabritos, otro tres tortas de pan, y el tercero una vasija de vino;

los cuales, luego que te hayan saludado, te darán dos panes, los que tomarás de mano de ellos.

Después de esto llegarás al collado de Dios donde está la guarnición de los filisteos; y cuando entres allá en la ciudad encontrarás una compañía de profetas que descienden del lugar alto, y delante de ellos salterio, pandero, flauta y arpa, y ellos profetizando.

Entonces el Espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder, y profetizarás con ellos, y serás mudado en otro hombre.

Y cuando te hayan sucedido estas señales, haz lo que te viniere a la mano, porque Dios está contigo.

Luego bajarás delante de mí a Gilgal; entonces descenderé yo a ti para ofrecer holocaustos y sacrificar ofrendas de paz. Espera siete días, hasta que yo venga a ti y te enseñe lo que has de hacer.

Aconteció luego, que al volver él la espalda para apartarse de Samuel, le mudó Dios su corazón; y todas estas señales acontecieron en aquel día.

10 Y cuando llegaron allá al collado, he aquí la compañía de los profetas que venía a encontrarse con él; y el Espíritu de Dios vino sobre él con poder, y profetizó entre ellos.

11 Y aconteció que cuando todos los que le conocían antes vieron que profetizaba con los profetas, el pueblo decía el uno al otro: ¿Qué le ha sucedido al hijo de Cis? ¿Saúl también entre los profetas?

12 Y alguno de allí respondió diciendo: ¿Y quién es el padre de ellos? Por esta causa se hizo proverbio: ¿También Saúl entre los profetas?

13 Y cesó de profetizar, y llegó al lugar alto.

14 Un tío de Saúl dijo a él y a su criado: ¿A dónde fuisteis? Y él respondió: A buscar las asnas; y como vimos que no parecían, fuimos a Samuel.

15 Dijo el tío de Saúl: Yo te ruego me declares qué os dijo Samuel.

16 Y Saúl respondió a su tío: Nos declaró expresamente que las asnas habían sido halladas. Mas del asunto del reino, de que Samuel le había hablado, no le descubrió nada.

17 Después Samuel convocó al pueblo delante de Jehová en Mizpa,

18 y dijo a los hijos de Israel: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Yo saqué a Israel de Egipto, y os libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los reinos que os afligieron.

19 Pero vosotros habéis desechado hoy a vuestro Dios, que os guarda de todas vuestras aflicciones y angustias, y habéis dicho: No, sino pon rey sobre nosotros. Ahora, pues, presentaos delante de Jehová por vuestras tribus y por vuestros millares.

20 Y haciendo Samuel que se acercasen todas las tribus de Israel, fue tomada la tribu de Benjamín.

21 E hizo llegar la tribu de Benjamín por sus familias, y fue tomada la familia de Matri; y de ella fue tomado Saúl hijo de Cis. Y le buscaron, pero no fue hallado.

22 Preguntaron, pues, otra vez a Jehová si aún no había venido allí aquel varón. Y respondió Jehová: He aquí que él está escondido entre el bagaje.

23 Entonces corrieron y lo trajeron de allí; y puesto en medio del pueblo, desde los hombros arriba era más alto que todo el pueblo.

24 Y Samuel dijo a todo el pueblo: ¿Habéis visto al que ha elegido Jehová, que no hay semejante a él en todo el pueblo? Entonces el pueblo clamó con alegría, diciendo: !!Viva el rey!

25 Samuel recitó luego al pueblo las leyes del reino, y las escribió en un libro, el cual guardó delante de Jehová.

26 Y envió Samuel a todo el pueblo cada uno a su casa. Saúl también se fue a su casa en Gabaa, y fueron con él los hombres de guerra cuyos corazones Dios había tocado.

27 Pero algunos perversos dijeron: ¿Cómo nos ha de salvar éste? Y le tuvieron en poco, y no le trajeron presente; mas él disimuló.

Reina-Valera 1960 (RVR1960)Copyright © 1960 by American Bible Society

Dios escribió el libro del amor

Marzo 16

Dios escribió el libro del amor

Lectura bíblica: Éxodo 34:5–7

[Yo soy] Jehovah, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y grande en misericordia y verdad. Éxodo 34:6

a1Alberto miró su patineta con tristeza, destruida al realizar la hazaña más extraordinaria que jamás había realizado. La madera se había partido en dos y las ruedas habían salido lanzadas al espacio.

—No importa —suspiró Alberto—, esta noche consigo una nueva.

El amigo de Alberto se quedó boquiabierto.

—¿Esta noche? La patineta te la hicieron a medida. Estuviste ahorrando durante meses para comprar esas ruedas. ¿Cómo vas a poder conseguir una patineta nueva esta noche? —preguntó.

—El Hada de las Patinetas, por supuesto —dijo tranquilamente Alberto—. Cada vez que se te rompe una patineta, pones los pedazos debajo de tu cama y el Hada de las Patinetas te la cambia por una nueva mientras duermes.

Quizá ya eres demasiado mayorcito para creer en el Hada de las Patinetas. Pero cuando de Dios se trata, quizá tengas expectativas tan irrazonables como las de Alberto.

Tema para comentar: ¿De qué modo espectacular te gustaría que Dios te demostrara claramente su amor por ti? ¿Dándote una calificación perfecta en un examen? ¿No dejando que jamás tengas que caminar en la lluvia? ¿Haciéndote ganadora de un concurso de belleza?

Esas serían maneras buenísimas de asegurarte del amor de Dios. Pero la realidad es que no necesitamos nada espectacular. Podemos ver su amor en los alimentos y otras cosas buenas que nos proporciona. Podemos detectar su amor reflejado en las personas que ha puesto alrededor de nosotros. Pero por si todavía no estás seguro de su cariño, él lo ha expresado claramente en su Palabra.

En la Biblia, cientos de versículos nos hablan del amor de Dios por nosotros. Escucha estas palabras acerca de cómo tu Dios cariñoso se dio a conocer en el Antiguo Testamento: “El gran amor del Señor envuelve a los que en él confían” (Salmo 32:10 NVI). “Tu amor, Señor, llega hasta los cielos; tu fidelidad alcanza las nubes” (Salmo 36:5 NVI). “El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota” (Lamentaciones 3:22 NVI). “Tu gran amor lo tengo presente, y siempre ando en tu verdad” (Salmo 26:3 NVI).

Y según Jesús, el amor es el mensaje principal de la Biblia. Dijo: “ ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente’. Este es el grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a él: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’ ” (Mateo 22:37–39).

Dios es todo amor. La Biblia lo expresa claramente. Y nosotros nos encontramos en el centro de su corazón lleno de amor.

PARA DIALOGAR
¿Cuál de los mensajes mencionados de la Palabra de Dios te hacen sentir más seguro de su amor por ti?

PARA ORAR
Da gracias a Dios porque proclama su amor por ti a través de la Biblia.

PARA HACER
Memoriza cualquiera de los versículos alentadores en este devocional acerca del gran amor de Dios por ti.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

EL ASESINO SILENCIOSO

16 mar 2016

EL ASESINO SILENCIOSO

por el Hermano Pablo

a1La noche estaba fría, como suelen ser las del otoño en Toronto, Canadá. Dentro de la casa el ambiente era grato. Había habido una rica cena, con diez personas alrededor de la mesa familiar. Habían disfrutado juntos de un buen programa de televisión, y ya era hora de ir a la cama. Así que todos —padre, madre y ocho hijos, entre los once y los veinticinco años de edad— se retiraron a dormir.

Encendieron el calentador de gas, apagaron las luces, se arrebujaron entre sus cobijas, y se durmieron. Hasta ahí, todo fue normal. Pero jamás volvieron a despertarse. El gas del calentador, asesino silencioso, dio cuenta de los diez durmientes. La familia entera pasó de un sueño al otro, sin sentir nada.

Muchos son los casos registrados de personas que mueren por el gas de los calentadores. Este caso en el Canadá es impresionante por tratarse de una familia entera, una familia seguramente amorosa y unida porque todos vivían juntos, incluso los hijos mayores de dieciocho años. Pero el gas se los llevó a todos sin darles tiempo de reaccionar o defenderse.

La característica más ominosa que tienen estos gases, especialmente el monóxido de carbono, es que primero producen un adormecimiento agradable, una sensación placentera de tranquilidad, de serenidad, de paz. Pero luego que adormecen a sus víctimas, las matan sin piedad.

Por esa característica del tal llamado asesino silencioso, al gas letal lo podemos comparar con el espíritu del mal que reina en este mundo. Es el espíritu que comienza adormeciendo la conciencia. Produce una sensación de bienestar, de calma. Da la impresión de que todo está bien, que la vida es buena y hay que disfrutarla. Y las víctimas se adormecen. Su conciencia entra en un estupor donde ya no reacciona con nada, y cuando la víctima se da cuenta, ya está atrapada.

Así es como toma auge el mal uso de las drogas, la inmoralidad sexual, la irreverencia, el materialismo y el descreimiento. Estos gases mortales se han infiltrado en la sociedad occidental y la tienen ya en sus garras.

Podríamos decir: ¿Qué importa? Lo que importa es que, sin saber por qué, sufrimos consecuencias desastrosas que poco a poco destruyen nuestra vida.

Pero todavía hay tiempo para reaccionar. El único remedio contra el gas letal es el aire puro, el oxígeno vital y renovador. Así mismo, el único remedio contra el adormecimiento espiritual es el Espíritu de Jesucristo. Abramos nuestro corazón a Cristo. Su doctrina es nuestra salvación, y su persona, nuestro Salvador.

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