SEGURIDAD DE QUE HE SIDO BAUTIZADO CON EL ESPÍRITU SANTO

SEGURIDAD DE QUE HE SIDO BAUTIZADO CON EL ESPÍRITU SANTO

David Logacho
2016-03-25

a1Un amigo oyente nos ha enviado un correo electrónico para hacernos la siguiente consulta: ¿cómo puedo tener la seguridad de que he sido bautizado con el Espíritu Santo, si nunca he hablado en lenguas, no tengo poder, tampoco he podido servir en la iglesia, y no me he dado a conocer como cristiano en mi trabajo, porque siento temor? Llevo una vida metódica, no tomo, ni fumo, pero creo que eso no es suficiente.

Gracias por su consulta, amable oyente. Me parece que la raíz de su problema es que está dando más crédito a lo que le han dicho que a lo que dice la palabra de Dios. ¿A qué me refiero? Pues al hecho que mucha gente dice que el bautismo con el Espíritu Santo es una obra posterior a la salvación, que se manifiesta en hablar en lo que ellos llaman lenguas y en la capacidad de hacer obras sobrenaturales. Pero nada más lejos de la verdad bíblica, amable oyente. La Biblia nos habla en primer lugar de que el Espíritu Santo no bautiza a nadie. Es el Señor Jesucristo quien bautiza al creyente con el Espíritu Santo. Esto es lo que se desprende de pasajes bíblicos como Mateo 3:11-12. Son las palabras de Juan el Bautista, quien preparó el camino al Señor Jesucristo. Ponga atención a lo dijo Juan el Bautista acerca del Señor Jesucristo. Dice así el texto: Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.

Mat 3:12 Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.

Juan el Bautista dijo textualmente que aquel que venía tras él, quien no era otro sino el Señor Jesús, él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. En segundo lugar, la Biblia dice que cuando un creyente es bautizado por el Señor Jesucristo con el Espíritu Santo, el resultado es que ese creyente es introducido en el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Permítame leer 1 Corintios 12:13 para sustentar esta doctrina. Dice así el texto: Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

Ya hemos dicho que es el Señor Jesucristo quien bautiza al creyente con el Espíritu Santo. El verbo bautizar significa introducir o sumergir algo dentro de otra cosa. El bautismo con el Espíritu Santo es la obra que el Señor Jesucristo hace en el creyente, por medio de la cual el creyente es introducido o sumergido en el Cuerpo de Cristo que es la iglesia. Note también que el Señor Jesucristo bautiza a todo creyente. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, dice el texto. Es decir que no hay creyente que no haya sido bautizado por el Señor Jesucristo con el Espíritu Santo. Esto es digno de notar, porque en la iglesia en Corinto, creyentes a quienes Pablo escribió su primera carta, había algunos que no estaban andando bien delante del Señor. Sin embargo, a pesar de eso, todos habían sido bautizados con el Espíritu Santo por el Señor Jesucristo. Observe además la conjugación del verbo “ser” en la frase: Fuimos todos bautizados en un cuerpo. Está en tiempo pasado. Esto significa que es una acción que ocurrió en el tiempo pasado en la vida de absolutamente todos los creyentes. Esto nos lleva a la tercera cosa que dice la Biblia acerca del bautismo con el Espíritu Santo. ¿Cuándo fueron bautizados los creyentes con el Espíritu Santo? Esta pregunta se responde en Efesios 1:13-14 donde dice: En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, Efesios 1:14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.

Según este texto, cuando una persona oye la palabra de verdad, el evangelio de su salvación, o las buenas nuevas de su salvación, y cree esta palabra y lo demuestra recibiendo a Cristo como su Salvador, esa persona llega a ser creyente y en consecuencia, es sellada con el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es las arras, o la garantía, o el depósito anticipado, de todo lo que Dios nos ha prometido. El creyente entonces pasa a ser el templo o la morada del Espíritu Santo. Al tener el Espíritu Santo en su vida, el creyente llega a ser parte del Cuerpo de Cristo que es la iglesia. Ha sido bautizado por el Señor Jesucristo en el Espíritu Santo. Esto es lo que dice la Biblia en cuanto al bautismo con el Espíritu Santo. Como Usted podrá notar, hablando del bautismo con el Espíritu Santo, a ningún momento dice la Biblia que el hablar en lenguas es una evidencia de haber sido bautizado con el Espíritu Santo. Tampoco dice que el hacer obras sobrenaturales es una evidencia de haber sido bautizado con el Espíritu Santo. Si Usted ha recibido al Señor Jesucristo como su Salvador, y lo ha hecho de corazón, entonces Usted es creyente y ya ha sido bautizado con el Espíritu Santo. Como resultado, Usted es parte de ese selecto grupo de gente conocido como el Cuerpo de Cristo, la iglesia. ¿A quién va a creer? ¿A Dios o a los hombres? Algo que noto en su consulta es que Usted no está viviendo como Dios quiere que vivan sus hijos. Esto se desprende del hecho que Usted no está sirviendo en la iglesia y no está hablando de Cristo en su trabajo porque le da temor. Le felicito porque no toma ni fuma, pero Usted está en lo correcto, esto no es lo único que Dios espera de sus hijos. Pecado es hacer lo que no se debe hacer pero también no hacer lo que se debe hacer. Dios nos ha llamado a servirle en este mundo, Dios nos ha llamado a ser sus testigos en este mundo, no para ganarnos la salvación ni para tener seguridad de nuestra salvación, sino porque Cristo murió en lugar del pecador y por tanto los pecadores necesitan saber que están separados de Dios, que están en peligro de ser condenados eternamente. Necesitan saber que Dios les ama y por eso envió a su Hijo al mundo para que muera en lugar del pecador. El pecador necesita saber que con tan solo creer en Cristo y recibirle como su único y personal Salvador, queda perdonado de su pecado y llega a ser hijo de Dios. El pecador no sabe esto y nosotros los hijos de Dios hemos sido llamados para anunciar estas buenas nuevas. Usted dice que siente temor de hablar de Cristo a sus compañeros de trabajo y de servir en la iglesia. Hasta cierto punto es natural que sienta temor, todos lo hemos sentido cuando comenzamos a ser fieles testigos de Cristo, pero el temor se vence con la verdad de la palabra de Dios. Note lo que dice 2 Timoteo 1:7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.

Usted ya tiene el poder para ser un efectivo testigo de Cristo, amigo oyente. Sólo hace falta que lo use. Despójese de ese temor que no viene de Dios, sino de Usted mismo o del enemigo de nuestras almas, y ármese del poder que ya tiene para hablar a otros de Cristo. Lo que necesita también es ser lleno del Espíritu Santo. La llenura del Espíritu Santo tiene que ver con quien tiene el control de su vida. La Biblia dice que cuando un creyente toma el control de su propia vida, va a producir cosas que no agradan a Dios. Pero cuando un creyente deja que el Espíritu Santo controle su vida, va a producir cosas que agradan a Dios. Note lo que dice Gálatas 5:16-23 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.
Gal 5:17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.
Gal 5:18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.
Gal 5:19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,
Gal 5:20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,
Gal 5:21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Gal 5:22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
Gal 5:23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

El ceder el control de la vida al Espíritu Santo es una decisión que todo creyente debe tomar. Esto ocurre cuando el creyente se mete de lleno en la palabra de Dios y en la oración y decide voluntariamente obedecer a todo lo que Dios le pida en su palabra. Conocimiento de la palabra más obediencia a la palabra resulta en llenura del Espíritu Santo. El creyente lleno del Espíritu Santo no lo manifiesta emitiendo un balbuceo incoherente que muchos llaman lenguas, ni tampoco en una manifestación de poderes sobrenaturales. Note como se manifiesta un creyente lleno del Espíritu Santo. Se encuentra en Efesios 5:18-21 donde dice:No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,
Eph 5:19 hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;
Eph 5:20 dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Eph 5:21 Someteos unos a otros en el temor de Dios.

La llenura del Espíritu Santo se manifiesta en una vida de alabanza y adoración al Señor, en una vida de agradecimiento al Señor y en una vida de sumisión a otros creyentes. Esto es lo que le hace falta amable oyente.

 

5-Guía Práctica Para Ser un Esposo Bíblico

EL MARIDO INTEGRAL

Guía Práctica Para Ser un Esposo Bíblico

Por Lou Priolo

Capítulo Cinco

CÓMO AMAR A TU ESPOSA (PRIMERA PARTE)

a1Se cuenta la historia de un hombre que buscó el consejo de su pastor. El pastor le preguntó al hombre “¿Qué puedo hacer por ti?”

“Pastor, creo que tengo un problema.”

“¿Cuál es tu problema?”

“¡Creo que amo demasiado a mi esposa!”

“Está bien. Respóndeme, ¿la amas tanto como Cristo ama a la Iglesia?” “¡No, no la amo tanto!”

“Entonces tu problema no es que la amas demasiado. ¡Tu problema es que aún no lo amas suficiente!”

El problema real de muchos hombres que están “enamorados” de sus esposas es que piensan en el amor como un sentimiento. Como una persona mencionó, “El amor es un sentimiento que sientes cuando sientes que vas a sentir algo que nunca habías sentido antes.” Hasta donde el amor es un sentimiento (y en cierta medida es una emoción), es posible amar a alguien demasiado. De hecho puedes amar a alguien (o algo) hasta el punto de idolatrarlo(a). Cuando un hombre desea y adora a su esposa de una manera anormal (hasta el punto de esperar que ella haga por él lo que sólo Dios puede hacer) él la ama, de forma pecaminosa, “demasiado.”

El amor bíblico, sin embargo, no es primordialmente un sentimiento. De hecho, ese amor no es primariamente ni siquiera una emoción. ¿Qué función tiene, gramaticalmente, la palabra “amor” en una oración?

“Amor es un sustantivo.”

No, amor es fundamentalmente un verbo.

“¿Un verbo?”

¡Así es!, ¿Recuerdas el pasaje clásico que define el amor bíblico?

“Seguro, es 1 Corintios 13.”

Así es. Veamos ahora detenidamente este pasaje tan conocido que aun a los ojos de muchos paganos es insuperable por su precisión y genio literario.

El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido; no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta (1 Cor. 13:4–7).

Dejame dividir este pasaje en sus componentes gramaticales para que veas por ti mismo de lo que estoy hablando. “El amor es paciente.” “Es paciente” en el griego original del Nuevo Testamento es un participio y por lo tanto es verbal por naturaleza. “El amor es bondadoso.” “Es bondadoso” de la misma manera es un participio. “El amor no tiene envidia” es un verbo. Y es así con el resto:

El amor no es jactancioso

Verbo

No es arrogante,

Verbo

No se porta indecorosamente;

Verbo

No busca lo suyo,

Verbo

No se irrita,

Verbo

No toma en cuenta el mal recibido,

Verbo

No se regocija de la injusticia,

Verbo

Sino que se alegra con la verdad,

Verbo

Todo lo sufre,

Verbo

Todo lo cree,

Verbo

Todo lo espera,

Verbo

Todo lo soporta.

Verbo

¿Ves el cuadro? Cuando Dios quiso definir el amor Él uso verbos porque el amor es algo que haces más que lo que sientes. ¡Involucra acción mucho más que emoción!

Puesto que el amor es algo que haces, ¿es realmente posible amar a alguien demasiado? Puedes comenzar a meditar en esto; te daré la respuesta antes de terminar el capítulo. El verdadero problema que enfrentamos no es que amemos demasiado a nuestras esposas; el problema real, como el hombre que describimos al principio del capítulo, es que no las amamos lo suficiente.

Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella. (Efesios 5:25)

¿Amas a tu esposa como Cristo amó a la iglesia?

“No estoy seguro de saber lo que es el amor. Ahora sé que es un verbo y no un sustantivo, pero ¿cómo lo defino? Quizá cuando entienda lo que es el amor verdadero pueda contestar tu pregunta.”

Con esto es suficiente. Empecemos nuestro intento por definir el amor encontrando un término equivalente preciso o un sinónimo. Aquí hay algunas referencias que arrojan luz sobre el tema:

Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella. (Efesios 5:25)

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda mas tenga vida eterna. (Juan 3:16)

Y andad en amor, así como también Cristo os amó y se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante aroma. (Ef. 5:2)

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. (Gal. 2:20)

Jesús nos dice que amemos a nuestros enemigos.

Habéis oído que se dijo: “AMARAS A TU PROJIMO y odiarás a tu enemigo.” Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen. (Mateo 5:43–44)

Salomón nos dice cómo hacerlo.

Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer pan, y si tiene sed, dale de beber agua.” (Prov. 25:21)

“Ya veo. Amar es dar y entregarse.”

Eso es un buen comienzo, pero no podemos detenernos solamente allí. El amor bíblico requiere más. Echemos otro vistazo a 1 Corintios 13.

Si yo hablara lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, he llegado a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe. Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento y si tuviera toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy. Y si diera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor, de nada me aprovecha (1 Cor. 13:1–3 énfasis añadido).

“¡Espera un momento! ¡Ahora estoy muy confundido! Si el amor es dar, ¿Cómo puede una persona dar todas sus posesiones para alimentar al pobre y hacer el sacrificio supremo de dar incluso la vida – y aún así no tener amor?”

¡Buena pregunta! Muchas personas son generosas dando – incluso los pecadores le dan a los pecadores (cf. Mat. 5:44–47). Lo que falta en la definición de amor como “dar” es tu motivación. Si tú das (todas tus posesiones e incluso tu vida) esperando obtener algo de regreso, realmente tu amor no llena los requisitos de genuino amor bíblico y perderás tu recompensa eterna (cf. Hechos 8:18–20; Mat. 6:2). El amor genuino da sin esperar algo a cambio. El amor genuino no necesita que sea correspondido para que le amen.

“De acuerdo, lo entiendo. El amor es dar sin que nuestro primer motivo sea que nos den algo a cambio.”

Bien, pero hay algo que nos falta para completar nuestra definición. ¿De qué forma lo vas a dar? Si alguien te dice, “Si me amas debes darme todo lo que te pido,” ¿lo harías?

“¡Por supuesto que no! Dependería en primer lugar de qué es lo que la persona necesita.”

Así es. No necesariamente tendrías que darle lo que la persona quiera pero si pudieras le darías lo que necesita. Hoy en día, la línea que separa las necesidades de los deseos es muy borrosa – aun en la comunidad cristiana, que debería conocer la diferencia. Hemos sido instruídos una y otra vez que nuestras dos necesidades básicas son seguridad y significancia, que necesitamos amor incondicional y aceptación, que necesitamos autoestima positiva y amarnos a nosotros mismos antes de poder amar a Dios y a otros. Estas “necesidades” simplemente no son identificadas en la Biblia como tales. De hecho, si cambias la palabra necesidad por la palabra deseo cada vez que lees libros cristiana serás teológicamente más preciso.

Marta pensó que necesitaba algo –ayuda en la cocina.

“Mientras iban ellos de camino, El entró en cierta aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Y ella tenía una hermana que se llamaba María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Pero Marta se preocupaba con todos los preparativos; y acercándose a Él, le dijo: Señor, ¿no te importa que me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo el Señor, le dijo: Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas; pero una sola cosa es necesaria, y María ha escogido la parte buena, la cual no le será quitada [énfasis añadido].” (Lucas 10:38–42)

Lo que Marta quería era que su hermana le ayudara. Lo que ella necesitaba era sentarse a los pies de Cristo y escuchar Su Palabra. Creo que las dos más grandes necesidades del hombre no son la seguridad y la significancia sino (1) amar a Dios con todo el corazón, el alma, la mente y las fuerzas, y (2) amar al prójimo (con la misma intensidad que él ama) como a sí mismo (cf. Mat. 22:36–40). Mas allá de eso, el hombre tiene otras necesidades válidas como el consejo de Dios a través de Su Palabra y comida y refugio (cf. Mat. 4:4; 1 Tim. 6:8).

Esta es entonces nuestra definición revisada del amor: Amor es dar a otros lo que necesitan sin que el motivo primario sea alguna recompensa temporal. El amor en el contexto del matrimonio es darle a tu esposa lo que la Biblia dice que ella necesita sin que el motivo principal sea alguna recompensa temporal. Desde luego, como veremos después, tu puedes (y en algunos casos también debes) darle lo que ella quiera cuando es bíblicamente apropiado.

¿Es posible, a la luz de esta definición amar demasiado? Es probable que no. Si estás dando por los motivos correctos para suplir las necesidades (más que los deseos) de la persona que amas, será muy difícil amar a alguien desordenadament (a menos que estés dando a esa persona lo que verdaderamente le pertenece a alguien más).

Ahora, de acuerdo a esta definición, ¿qué es lo que dirías es la antítesis o lo opuesto al amor?

“Siempre pensé que lo opuesto del amor es odiar, pero ahora no estoy tan seguro”.

En la medida en que se hable del amor como un sustantivo, odiar puede ser buena construcción antitética. Pero cuando se habla del amor como un verbo, quizá sea más preciso identificar su antónimo como egoísmo. Digo esto, no porque una de las características del amor en 1 Corintios 13 es que “no es egoísta,” sino a causa de que quitar es lo opuesto a dar. Dar, como hemos visto, es la esencia del amor. Amar es dar. El egoísmo es quitar. “¿Soy un dador o un substractor?” Esta es la pregunta que deberías hacerte mientras evalúas tu amor hacia tu esposa.

La Raíz Que Causa Todos los Problemas Maritales

Puedo decirte sin temor, contradicción ni simplificación que la raíz que causa todos los conflictos maritales es el egoísmo. Puedo decir eso porque quizá no haya mejor sinónimo en términos prácticos del pecado que el egoísmo. El pecado (i.e., egoísmo) es la esencia de todos los problemas maritales. Así como nuestra definición “amor es dar” era deficiente por ser muy limitada en extension, así “el pecado es egoísmo” es demasiado estrecha para ser precisa teológicamente. Cualquier definición completa del pecado debe hacer referencia al hecho de que este se comete contra un Dios Justo y Santo. Pero para nuestro propósito práctico, me gustaría desarrollar el concepto del pecado como egoísmo un poco más ampliamente.

Como escribió el prolífico autor puritano Richard Baxter, “el egoísmo … es el pecado radical y positivo del alma que abarca seminalmente (en forma de semila) y causalmente todos los demás pecados.”1 Esto significa que nuestro más grande pecado de comisión, del cual los demás pecados fluyen, es el egoísmo. Hablando de manera práctica, es el egoísmo en nuestros corazones el que genera todos los demás pecados.

Tu corazón es como una moneda de dos caras. En un lado de la moneda lees egoísmo. En el otro lado lees falta de amor a Dios y al prójimo. Esta moneda de dos caras (¿O podríamos decir, “monstruo de dos cabezas”?) es nuestro gran pecado de omisión. La manera en que lo puso Richard Baxter es la siguiente:

La caída del hombre consistió en que se apartó Dios para volverse a sí mismo; su regeneración consiste en que se aparta de sí mismo para volverse a Dios … y a la mortificación del amor propio. Por lo tanto el egoísmo es todo pecado positivo en uno, así como la falta de amor a Dios es todo pecado privativo en uno.2

A causa de que el hombre es pecador (i.e., egoísta), el remedio práctico de Dios es que aprenda a amar a Dios y a su prójimo.

Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley? Y Él le dijo: AMARÁS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZÓN, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU MENTE. Este es el grande y primer mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: AMARÁS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.” (Mat. 22:36–40)

Estos dos grandes mandamientos, de los cuales dependen todos los demás, son los dos grandes antídotos prácticos para batallar contra el pecado que habita en nosotros. Entre más amas a Dios y a tu prójimo, serás menos egoísta (pecador).

Ahora, ¿quién es tu prójimo más cercano? ¿Quién comparte tu casa, tu alimento, tu cama? ¿Con quién eres una sola carne? Tú no eres una sola carne con tus padres, ni siquiera con tus hijos, pero si lo eres con tu esposa. Ella es tu prójimo más cercano, como tal es a quien más debes amar (darle de manera no egoísta).

La Biblia nos manda a amar a nuestra esposa no sólo de manera general como a nuestro prójimo, sino de manera específica, como nuestra esposa.

Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada. Así también deben amar los maridos a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, así como también Cristo a la iglesia; porque somos miembros de su cuerpo. POR ESTO EL HOMBRE DEJARÁ A SU PADRE Y A SU MADRE, Y SE UNIRÁ A SU MUJER, Y LOS DOS SERÁN UNA SOLA CARNE. Grande es este misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia. En todo caso, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su marido. Efesios 5:25–33

Este pasaje está lleno de instrucciones que expondré y aplicaré de varias maneras a lo largo del libro. Por ahora me gustaría que observes que las instrucciones específicas para iniciar el amor en el contexto del matrimonio han sido dadas claramente al esposo. De hecho, la Biblia no manda especificamente a que la esposa ame al esposo de la manera en que le manda a ellos que a sus esposas..

“¿De verdad? ¿Pero no hay un pasaje en Tito el cual dice que me debe amar?”

No exactamente, el pasaje que quizá estés pensando es Tito 2:3–4.

“Asimismo, las ancianas deben ser reverentes en su conducta: no calumniadoras ni esclavas de mucho vino, que enseñen lo bueno, que enseñen a las jóvenes a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos …

La frase “que amen a sus esposos” es una palabra compuesta en el griego original del Nuevo Testamento que tiene diferente significado que el amor (ágape) en el que nos hemos estado enfocando en este capítulo. El significado de “amor” en el pasaje de Tito donde las mujeres jóvenes deben ser instruídas por las mujer ancianas (o más maduras), está más ligado al concepto de “afecto.” La mujeres ancianas deben enseñar a las jóvenes a ser afectuosa con su esposo. El tipo de amor que debes mostrarle a tu esposa es un amor mucho más poderoso.

“Bueno, eso no me parece justo.”

Ten presente que Dios hizo al hombre para ser el que toma la iniciativa y a la mujer para ser la que responde. Recuerda también que la Biblia te manda a amar a tu esposa “como Cristo amó a la iglesia” ¿Quién tomó la iniciativa en esa relación? ¿Fue la iglesia quien le suplicó a Cristo por miles de años ser su esposa, como diciendo: “Señor Jesús, ¡te amo tanto, por favor, ven y ámame!”? No, Cristo inició el amor y la iglesia respondió. “Nosotros le amamos, porque Él nos amó primero” (1 Juan 4:19). A pesar de que la Biblia no manda a tu esposa a amarte de la misma manera que tú debes hacerlo, si ella ama a Dios le será difícil no responder calidamente a tu amor si la amas cada vez más como Cristo amó a la iglesia.

“Así que, además de entregarme a mi esposa de manera no egoísta y tomar la iniciativa para amarla, ¿qué más involucra amar a mi esposa como ‘Cristo amó a la Iglesia’?”

¡Bastante! Pero por ahora déjame mencionar sólo una cosa más. La iglesia por la cual Cristo murió es una iglesia de gente pecadora. Considera el siguiente pasaje:

Porque mientras aún éramos débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos. Porque a duras penas habrá alguien que muera por un justo, aunque tal vez alguno se atreva a morir por el bueno. Pero Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Rom. 5:6–8)

¿Cómo respondes a tu esposa cuando peca? Es en amor con perdón o con enojo y amargura. ¿Mantienes una cuenta de sus pecados (el amor “no toma en cuenta el mal recibido” 1 Cor. 13:5) o los cubres con amor? “Sobre todo, sed fervientes en vuestro amor los unos por los otros, pues el amor cubre multitud de pecados (1 Pedro 4:8).” ¿Estás consciente de que estás casado con una persona pecadora quien constantemente necesita ser perdonada? ¿O esperas que sea perfecta? ¿Eres paciente con ella mientras ella trata de cambiar? ¿O esperas que cambie de la noche a la mañana? ¿Amas a la persona pecadora con la que te casaste, así como Cristo ama a su esposa pecadora, la iglesia?

¿Cómo debo amarte? Déjame enumerar las maneras

Hay mucho que se puede decir sobre amar a tu esposa como Cristo amó a la iglesia. He dicho todo lo que puedo para justificar este capítulo. Sin embargo, debes continuar estudiando y meditando sobre las maneras en que Cristo demostró Su amor por la iglesia. Al final de este capítulo encontrarás una hoja de trabajo que te será de ayuda en tu estudio. Mientras lees el Nuevo Testamento, explora los ejemplos y las maneras en que Cristo amó a su iglesia y te asombrarás de lo que vas a descubrir. Anota estos descubrimientos en la primera columna (“Pasaje de la Escritura”). En la segunda columna (“Cómo Ama Cristo a la Iglesia”) puedes registrar la interpretación o explicación de cómo exactamente Cristo demostró Su amor por Su Esposa. En la tercera columna (Aplicación: “Cómo Puedo demostrarle Amor a Mi Esposa”) anota cuántas de las aplicaciones de este pasaje puedes hacer en tu matrimonio (cómo puedes de una manera similar amar a tu esposa). Recuerda que a pesar de que pueden haber muchas formas de aplicar un pasaje de la Escritura (columna tres), sólo existe una interpretación (columna dos) — la que el Espíritu Santo puso allí. “Pero ante todo sabed esto, que ninguna profecía de la Escritura es asunto de interpretación personal” (2 Ped. 1:20).

Otro elemento del amor bíblico mencionado en el pasaje de Efesios 5 no tiene que ver en la manera en la que Cristo ama a la iglesia, sino con la manera en la tú que te amas a ti mismo:

“Así también deben amar los maridos a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, así como también Cristo a la iglesia; porque somos miembros de su cuerpo. POR ESTO EL HOMBRE DEJARÁ A SU PADRE Y A SU MADRE, Y SE UNIRÁ A SU MUJER, Y LOS DOS SERÁN UNA SOLA CARNE. Grande es este misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia. En todo caso, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo y que la mujer respete a su marido.” Efesios 5:28–33

La llegada del movimiento moderno de auto-estima ha traído consigo mucha confusión en la iglesia acerca del amor a uno mismo.3 Muchos autores y maestros de la Biblia bien intencionados, distorsionan las enseñanzas de Cristo tratando de hacer que la Escritura sea compatible con la psicología popular.4 Quizá una de las mayores distorsiones es la mala interpretación del pasaje que ya hemos mencionado en Mateo 22:36–40.

“Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley? Y Él le dijo: AMARAS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZÓN, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU MENTE. Este es el más grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: AMARÁS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.”

La esencia de esta doctrina erronea es algo como lo siguiente: “realmente no puedes amar a Dios y a tu prójimo a menos que, y hasta que aprendas a amarte a ti mismo.” Esta enseñanza convierte por completo los dos grandes mandamientos en tres y hace que los dos originales dependan del que se le agrega.

Mandamiento Numero Uno: Amate a ti mismo.

Mandamiento Numero Dos: Ama a tu prójimo.

Mandamiento Numero Tres: Ama a Dios.

No existe ningún pasaje en la Biblia que instruya que te ames a ti mismo. De hecho, la Biblia enseña en muchos lugares lo opuesto: Debes negarte a ti mismo (cf. Mat. 10:39; 16:24; Marcos 8:34; Lucas 9:23; Juan 12:25–26; Rom. 8:13; Col. 3:5; y Tito 2:12). Cuando Jesús dijo “Ama a tu prójimo como a ti mismo,” Él no quiso decir que debes amar a tu prójimo necesariamente en la misma forma que te amas, sino que con la misma intensidad con la que tú te amas naturalmente ti mismo. El no está dando un tercer mandamiento como algunos dicen; simplemente está reconociendo que nosotros nos amamos a nosotros mismos de forma natural con cierto celo y ardor – y Él nos está mandando que amemos a otros con la misma intensidad.

Esto es lo que Pablo reitera a los esposos en nuestro pasaje. Léelo de nuevo con esto en mente.

“Así también deben amar los maridos a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, así como también Cristo a la iglesia; porque somos miembros bros de su cuerpo. POR ESTO EL HOMBRE DEJARÁ A SU PADRE Y A SU MADRE, Y SE UNIRÁ A SU MUJER, Y LOS DOS SERÁN UNA SOLA CARNE. Grande es este misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia. En todo caso, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo y que la mujer respete a su marido.”

Lo que Pablo está diciendo aquí es: “Esposo cristiano, tú necesitas amar y cuidar a tu esposa con la misma intensidad con la que de manera natural cuidas y amas tu propio cuerpo. Cuando amas a tu esposa te estás amando a ti mismo. Después de todo, ella es una sola carne (una persona) contigo. ¿Tú no odias o maltratas tu propio cuerpo, o sí? Lo alimentas y lo sustentas. Te aseguras de satisfacer sus necesidades para que funcione y crezca adecuadamente. Eso es lo que hace Cristo por su Iglesia, y esta es la manera en que Dios nos llama a pensar de nuestra esposa y a conducirnos con ella. Has dejado a tu padre y a tu madre y haz llegado a ser una carne (una persona) con ella. Necesitas tener cuidado de esta nueva parte de tu cuerpo. Sé que este concepto es difícil de comprender, pero piensa en la manera en la que Cristo ama a la iglesia y haz que tu meta sea amar a tu esposa de la misma forma. Debes amar y cuidar a tu esposa con el mismo fervor y vehemencia con el que amas y cuidas tu propio cuerpo.”

¿Cómo se compara el amor a tu esposa con el amor que te tienes a ti mismo? ¿Provees para sus necesidades tan prontamente como lo haces con las tuyas? Si no la amas y la cuidas con la misma intensidad que te cuidas y amas a ti mismo, no la amas suficientemente.

“¿Lou, que hay de la palabra ‘cuida’? Soy un hombre y los hombres no se andan cuidando ellos mismos. ¡Ese léxico ni siquiera está en mi vocabulario! ¿Cómo voy a cuidar a mi esposa cuando ni siquiera entiendo bien lo que significa ‘cuidar’?”

¿Recuerdas lo que hiciste la última vez que accidentalmente te cortaste el dedo en casa? Lo más probable es que hayas corrido al fregadero más cercano y abierto la llave para que cayera agua fría sobre tu herida. Después la observaste para determinar que tan profunda era y hasta qué punto estabas perdiendo sangre. Luego quizá presionaste alrededor de la herida para que dejara de sangrar y fuiste corriendo a la caja de primeros auxilios a buscar algo con que desinfectar y vendar la herida. Con cuidado limpiaste de nuevo la herida con un desinfectante sin aplicar demasiado para que no te ardiera. Entonces, abriste la venda y te envolviste el dedo herido con ella con la presión precisa para que no te volviera a sangrar y cuidando que la sangre del dedo pequeño pudiese seguir circulando.

El Dr. Wayne Mack, en su excelente libro de estudios bíblicos con ejercicios para parejas Strenghtening Your Marriage (Fortaleciendo Tu Matrimonio) nos aporta un valioso explicacion adicional sobre este pasaje.5

“Normalmente, el hombre utiliza mucho de su tiempo, esfuerzo y dinero en cuidar de sí mismo … sus necesidades, deseos, aspiraciones, esperanzas, cuerpo y comodidad son demasiado importantes para él. El se sustenta y cuida a sí mismo. De manera cuidadosa protege y provee para las necesidades de su cuerpo. Jamás se haría daño. Cuando está hambriento, come. Cuando tiene sed, la mitiga. Cuando está cansado, duerme. Cuando tiene algún dolor, va al doctor. Cuando se corta, limpia la herida y la cubre. Cuando observa que algún objeto viene hacia él, pone sus manos para protegerse. De manera natural, cuidadosa y fervientemente se sustenta y se cuida a sí mismo.”

Éste es el tipo de cosas que tienes que hacer para con tu esposa puesto que ella es ahora hueso de tus huesos y carne de tu carne (Gen. 2:23).

“Bueno, pero, ¿Hasta qué punto debo darle a mi esposa lo que ella quiere?”

La respuesta a esta pregunta es un poco más difícil. En el capítulo ocho trataré este tema de manera más completa. Sin embargo, la respuesta corta es que debes tratar de darle la mayoría de las cosas que quiere según puedas y sin que tengas que pecar o tentarla a ella para que peque.

Mas esto digo, hermanos: el tiempo ha sido acortado; de modo que de ahora en adelante los que tienen mujer sean como si no la tuvieran; y los que lloran, como si no lloraran; y los que se regocijan, como si no se regocijaran y los que compran, como si no tuvieran nada; y los que aprovechan el mundo, como si no lo aprovecharan plenamente; porque la apariencia de este mundo es pasajera. Mas quiero que estéis libres de preocupación. El soltero se preocupa por las cosas del Señor, cómo puede agradar al Señor; pero el casado se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer, y sus intereses están divididos. Y la mujer que no está casada y la doncella se preocupan por las cosas del Señor, para ser santas tanto en cuerpo como en espíritu; pero la casada se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido.” (1 Cor. 7:29–34).

El principio (que, de nuevo, es asumido por Pablo) es que una persona casada está naturalmete interesada en agradar a su cónyuge. Esto implica que no sólo necesitas conocer las necesidades de tu cónyuge sino, de cierta manera, satisfacer sus deseos. La Biblia da por sentado que necesitarás tiempo, esfuerzo y reflexión para complacer a tu esposa. Sin embargo, la moderación (y el dominio propio) deben ser mostrados en todas las cosas: “y los que aprovechan el mundo, como si no lo aprovecharan plenamente” (vs. 31; ver también 1 Cor. 9:25). Otros asuntos que se deben incluir son la administración del tiempo y del dinero (Lucas 16:1–8; 19:12–27; Ef. 5:16), ya sea que complazcas o no algún deseo particular de tu esposa, no debe ser piedra de tropiezo para ella (Lucas 17:1, 2; Rom. 14:1; 1 Cor. 8).

En la siguiente página encontrarás una hoja de trabajo que te ayudará a evaluar las necesidades de tu esposa como también los recursos con los que cuentas. En la parte izquierda de la página anota las cosas que creas que constituyen sus necesidades y deseos bíblicos válidos. En la parte derecha de la página anota los recursos que Dios te ha dado para satisfacer sus necesidades y deseos. Una vez que hayas acabado, pídele que te ayude a completar y poner en orden de prioridad ambas listas.

Hay un punto muy importante que debemos ver antes de terminar este capítulo: Ningún esposo puede amar a su esposa como Cristo amó a la iglesia a menos que y hasta que él mismo sea cristiano. El amor descrito en 1 Corintios 13 no puede hallar cabida en el corazón de un hombre que no conoce a Cristo. Un pagano quizá pueda producir algunos cuantos elementos del verdadero amor ágape por períodos breves de tiempo, pero sólo un cristiano (alguien que tiene al Espíritu Santo residiendo con él) puede día tras día amar a su esposa con el tipo de amor sacrificial que Dios requiere. Sólo los cristianos tienen la habilidad de sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo y soportarlo todo.

Si tienes preguntas acerca de cómo ser cristiano o acerca de tu relación con Cristo y aún no lo has hecho, toma un momento ahora y lee el Apéndice A, “Cómo puedo ser salvo.”

Sus Necesidades y Deseos/ Mis Recursos

Necesidades de mi Esposa

Mis Recursos

1. Tiempo en la Palabra

1.

2. Tiempo contigo

2.

3. Alimento y refugio

3.

4. Descansar lo suficiente

4.

5.

5.

6.

6.

7.

7.

Deseos de mi Esposa

Mis Recursos

1. Salir juntos / viajar juntos

1.

2.

2.

3.

3.

4.

4.

5.

5.

6.

6.

Maneras Específicas en las que Cristo amó a la Iglesia

Al leer el Nuevo Testamento observa cuantos ejemplos del amor de Cristo por su Iglesia puedes descubrir. Anotalos en la primera columna (“Referencia Escritural”). En la segunda columna (“Cómo Cristo ama a la Iglesia”) anota debes la interpretación o explicación de cómo Cristo demostró ese amor. En la tercera columna (“Aplicación: Cómo muestro amor por mi esposa”) apunta las aplicaciones personales del pasaje que puedas implementar en tu matrimonio (ejm. cómo puedes de manera similar demostrar tu amor a tu esposa). Recuerda que aunque pueda haber distintas aplicaciones de un pasaje de la Escritura (columna tres), sólo hay una interpretación (columna dos) de la Escritura: esta interpretación es la que el Espíritu Santo quiso dar cuando inspiró a los autores bíblicos. “Pero ante todo sabed esto, que ninguna profecía de la Escritura es asunto de interpretación personal” (2 Ped. 1:20)

Referencia Escritual

Cómo Cristo ama a la Iglesia

Aplicación: Cómo puedo Amar a mi esposa

1. Romanos 5:6–8

1. Siendo aún pecadores

1. Perdonándole su pecado de manera inmediata

2. 1 Juan 4:19

2. Él nos amó primero

2. Tomar la iniciativa para

3. Juan 3:16

3.

3.

4. Efesios 5:2

4.

4.

5. Mateo 20:8

5.

5.

6. Juan 15:13

6.

6.

1 The practical Works of Richard Baxter Volume One: A Christian Directory, Ligonier, PA: Soli Deo Gloria 1990, pg. 868

2 Ibid, pp. 868–869

3 Para un tratamiento excelente en este tema vea The Biblical View of Self-Esteem. Self-Love, Self-Image por Jay E. Adams, Eugene, Oregon: Harvest House Publishers, 1986.

4 Para un tratamiento conciso de la suficiencia de las Escrituras en consejería, vea mi folleto ¿Es la Biblia un libro de texto para consejería?, el cual está disponible a través de Calvary Press-1-(800)789-8175.

5 Wayne Mack, Strengthening Your Marriage, Philipsburg, New Jersey: Presbyterian and Reformed Publishing Co., © 1977. Pg. 31.

Priolo, L. (2012). El marido integral: Guía práctica para ser un esposo bíblico (pp. 93–111). Graham, NC: Publicaciones Faro de Gracia.

Libreta de calificaciones

Marzo 24

Libreta de calificaciones

Lectura bíblica: 2 Corintios 5:21

Al que no conoció pecado, por nosotros Dios le hizo pecado, para que nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en él. 2 Corintios 5:21

a1Armando tiene razón para gritar de entusiasmo. Podría festejar el hecho de que ha llegado al segundo año de la secundaria sin jamás tener una calificación que no fuera excelente. Pero ahora ha sacado la primera que califica como un “Muy bien” y tiene una cara que parece que lo han condenado a cadena perpetua.

En una sola oportunidad Armando sacó una calificación que no era tan, tan excelente. Cuando sus padres vieron su libreta de calificaciones, no lo felicitaron por las cinco calificaciones superexcelentes. Lo regañaron por la más o menos excelente. Le dijeron que se concentrara más en obtener calificaciones excelentes en lugar de “más o menos excelentes”. Después de eso, Armando juró nunca volver a sacar una “mala” calificación. Era su única esperanza de sentirse aceptado por sus padres.
Lo maravilloso de pertenecer a Dios es que no tienes que ser un genio en todas las materias para conseguir que te quiera.

Aun si nunca triunfaras en nada, Dios igual te aceptaría. No se sienta en el cielo dándole puntaje a tu día. No está contando los puntos que tienes para aceptarte.

Tu verdadero valor ya está establecido para siempre. No puede cambiar. No sube o baja según lo bien que te va en la escuela o cuánto te quiere la gente en el momento.

Dios define tu valor, y dice que eres tan valioso como la vida de Jesús, su Hijo. Cuando te sientes seguro de esta verdad, suceden varias cosas fantásticas.

• No te desesperas si fracasas. Dios te da la libertad de probar, ¡y de fracasar! Al saber que Dios no te rechaza, puedes esforzarte por alcanzar todo tu potencial y descubrir aquello para lo cual eres capaz.
• Te va mejor cuando tienes éxito. Tener conciencia de tu verdadero valor te deja volver a centrarte en Dios, quien te ama y acepta tal como eres. No tienes que adjudicarte el mérito por tus logros. No tienes que preocuparte tanto por conseguir que la gente te aplauda.

Y hay algo más. No tienes que desvivirte para que la gente te quiera. Es maravilloso que te vaya bien, pero no tienes que destacarte para ganarte el elogio de los demás. No tienes que hacer nada para merecer el amor de Dios. ¡Cuentas ya con su aprobación!

PARA DIALOGAR
Dios te acepta totalmente debido a Cristo. ¿Cómo te hace sentir esto?

PARA ORAR
Señor, gracias por aceptarnos tal como somos. Ayúdanos a demostrar hacia otros tu clase de aceptación.

PARA HACER
Elige hoy un amigo o familiar. Busca oportunidades para elogiar lo bueno que hace en lugar de enfocar lo malo.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

Un día en la vida de cualquiera

Marzo 25

Un día en la vida de cualquiera

Lectura bíblica: 1 Tesalonicenses 5:9–11

Animaos los unos a los otros y edificaos los unos a los otros, así como ya lo hacéis. 1 Tesalonicenses 5:11

a1Nunca te ha tocado un día como el siguiente, ¿no es cierto?

7:45 Pierdes el transporte escolar y tu mamá te tiene que llevar a la escuela. Durante todo el trayecto no hace más que sermonearte sobre la puntualidad.
8:12 Te olvidaste la tarea, así que la maestra escribe tu nombre en el pizarrón debajo del encabezamiento “Olvidó su tarea”.
11:47 Llevas tu comida a la mesa donde están sentados tus amigos, pero ninguno se corre para hacerte un lugar.
16:33 Tu papá se olvida de ir a verte jugar el partido, otra vez.

Ahora bien, si cualquiera de nosotros tuviera un día tan infeliz, necesitaríamos un montón de ayuda. ¿Qué nos serviría de aliento? Vota “Sí” o “No” a estas ideas para levantarte el ánimo.

☐ Sí ☐ No Un amigo te dice: “Te crees que tú tienes problemas. Déjame que te cuente los míos (bla, bla, bla)”.
☐ Sí ☐ No Un amigo te explica: “Bobo, esto te pasó por lo siguiente y aquí tienes lo que debes hacer para que no te vuelva a suceder (bla, bla, bla)”.
☐ Sí ☐ No Recibes un mensaje electrónico de un amigo que dice: “Lamento saber que tuviste un día desalentador. Estoy orando por ti”.
☐ Sí ☐ No Aparece un amigo con un disco compacto de música cristiana. “Sé que has tenido un día difícil. Pensé que podríamos escuchar esto juntos”.

De cuando en cuando, todos los que conoces necesitan aliento. Alentar significa levantar el ánimo de la persona y confortarla al ayudarla a centrarse en las cosas positivas y buenas en la vida. Pero sólo un par de opciones de la lista anterior de respuestas “amistosas” realmente caben dentro de esa definición, ¿no es cierto? Las otras no ayudan para nada, y hasta pueden empeorar las cosas.

Según 1 Tesalonicenses 5:11, animar a otros es parte de lo que significa ser un buen amigo. Cuando aceptamos a Dios como nuestro amigo perfecto que nos alienta con su sabiduría perfecta, aprendemos cómo ser una auténtica fuente de aliento para nuestros amigos, aun en sus días más deprimentes.

PARA DIALOGAR
¿De qué modo tratas a tus amigos cuando están desalentados? ¿Has dejado que Dios te ayude a detectar la diferencia entre ayudar y perjudicar?

PARA ORAR
Señor, haz que seamos buenos amigos y que sepamos cómo alentar a los que más lo necesitan.

PARA HACER
Llama por teléfono a un amigo que podría beneficiarse de una palabra de aliento.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

Bondad de David hacia Mefi-boset

2 Samuel 9-12

Bondad de David hacia Mefi-boset

a19:1  Dijo David: ¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia por amor de Jonatán?

Y había un siervo de la casa de Saúl, que se llamaba Siba, al cual llamaron para que viniese a David. Y el rey le dijo: ¿Eres tú Siba? Y él respondió: Tu siervo.

El rey le dijo: ¿No ha quedado nadie de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia de Dios? Y Siba respondió al rey: Aún ha quedado un hijo de Jonatán, lisiado de los pies.

Entonces el rey le preguntó: ¿Dónde está? Y Siba respondió al rey: He aquí, está en casa de Maquir hijo de Amiel, en Lodebar.

Entonces envió el rey David, y le trajo de la casa de Maquir hijo de Amiel, de Lodebar.

Y vino Mefi-boset, hijo de Jonatán hijo de Saúl, a David, y se postró sobre su rostro e hizo reverencia. Y dijo David: Mefi-boset. Y él respondió: He aquí tu siervo.

Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a mi mesa.

Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo?

Entonces el rey llamó a Siba siervo de Saúl, y le dijo: Todo lo que fue de Saúl y de toda su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor.

10 Tú, pues, le labrarás las tierras, tú con tus hijos y tus siervos, y almacenarás los frutos, para que el hijo de tu señor tenga pan para comer; pero Mefi-boset el hijo de tu señor comerá siempre a mi mesa. Y tenía Siba quince hijos y veinte siervos.

11 Y respondió Siba al rey: Conforme a todo lo que ha mandado mi señor el rey a su siervo, así lo hará tu siervo. Mefi-boset, dijo el rey, comerá a mi mesa, como uno de los hijos del rey.

12 Y tenía Mefi-boset un hijo pequeño, que se llamaba Micaía. Y toda la familia de la casa de Siba eran siervos de Mefi-boset.

13 Y moraba Mefi-boset en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey; y estaba lisiado de ambos pies.

Derrotas de amonitas y sirios

(1 Cr. 19. 1-19)

10:1  Después de esto, aconteció que murió el rey de los hijos de Amón, y reinó en lugar suyo Hanún su hijo.

Y dijo David: Yo haré misericordia con Hanún hijo de Nahas, como su padre la hizo conmigo. Y envió David sus siervos para consolarlo por su padre. Mas llegados los siervos de David a la tierra de los hijos de Amón,

los príncipes de los hijos de Amón dijeron a Hanún su señor: ¿Te parece que por honrar David a tu padre te ha enviado consoladores? ¿No ha enviado David sus siervos a ti para reconocer e inspeccionar la ciudad, para destruirla?

Entonces Hanún tomó los siervos de David, les rapó la mitad de la barba, les cortó los vestidos por la mitad hasta las nalgas, y los despidió.

Cuando se le hizo saber esto a David, envió a encontrarles, porque ellos estaban en extremo avergonzados; y el rey mandó que les dijeran: Quedaos en Jericó hasta que os vuelva a nacer la barba, y entonces volved.

Y viendo los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, enviaron los hijos de Amón y tomaron a sueldo a los sirios de Bet-rehob y a los sirios de Soba, veinte mil hombres de a pie, del rey de Maaca mil hombres, y de Is-tob doce mil hombres.

Cuando David oyó esto, envió a Joab con todo el ejército de los valientes.

Y saliendo los hijos de Amón, se pusieron en orden de batalla a la entrada de la puerta; pero los sirios de Soba, de Rehob, de Is-tob y de Maaca estaban aparte en el campo.

Viendo, pues, Joab que se le presentaba la batalla de frente y a la retaguardia, entresacó de todos los escogidos de Israel, y se puso en orden de batalla contra los sirios.

10 Entregó luego el resto del ejército en mano de Abisai su hermano, y lo alineó para encontrar a los amonitas.

11 Y dijo: Si los sirios pudieren más que yo, tú me ayudarás; y si los hijos de Amón pudieren más que tú, yo te daré ayuda.

12 Esfuérzate, y esforcémonos por nuestro pueblo, y por las ciudades de nuestro Dios; y haga Jehová lo que bien le pareciere.

13 Y se acercó Joab, y el pueblo que con él estaba, para pelear contra los sirios; mas ellos huyeron delante de él.

14 Entonces los hijos de Amón, viendo que los sirios habían huido, huyeron también ellos delante de Abisai, y se refugiaron en la ciudad. Se volvió, pues, Joab de luchar contra los hijos de Amón, y vino a Jerusalén.

15 Pero los sirios, viendo que habían sido derrotados por Israel, se volvieron a reunir.

16 Y envió Hadad-ezer e hizo salir a los sirios que estaban al otro lado del Eufrates, los cuales vinieron a Helam, llevando por jefe a Sobac, general del ejército de Hadad-ezer.

17 Cuando fue dado aviso a David, reunió a todo Israel, y pasando el Jordán vino a Helam; y los sirios se pusieron en orden de batalla contra David y pelearon contra él.

18 Mas los sirios huyeron delante de Israel; y David mató de los sirios a la gente de setecientos carros, y cuarenta mil hombres de a caballo; hirió también a Sobac general del ejército, quien murió allí.

19 Viendo, pues, todos los reyes que ayudaban a Hadad-ezer, cómo habían sido derrotados delante de Israel, hicieron paz con Israel y le sirvieron; y de allí en adelante los sirios temieron ayudar más a los hijos de Amón.

David y Betsabé

11:1  Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén.

Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa.

Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo.

Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa.

Y concibió la mujer, y envió a hacerlo saber a David, diciendo: Estoy encinta.

Entonces David envió a decir a Joab: Envíame a Urías heteo. Y Joab envió a Urías a David.

Cuando Urías vino a él, David le preguntó por la salud de Joab, y por la salud del pueblo, y por el estado de la guerra.

Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de la casa del rey, le fue enviado presente de la mesa real.

Mas Urías durmió a la puerta de la casa del rey con todos los siervos de su señor, y no descendió a su casa.

10 E hicieron saber esto a David, diciendo: Urías no ha descendido a su casa. Y dijo David a Urías: ¿No has venido de camino? ¿Por qué, pues, no descendiste a tu casa?

11 Y Urías respondió a David: El arca e Israel y Judá están bajo tiendas, y mi señor Joab, y los siervos de mi señor, en el campo; ¿y había yo de entrar en mi casa para comer y beber, y a dormir con mi mujer? Por vida tuya, y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa.

12 Y David dijo a Urías: Quédate aquí aún hoy, y mañana te despacharé. Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y el siguiente.

13 Y David lo convidó a comer y a beber con él, hasta embriagarlo. Y él salió a la tarde a dormir en su cama con los siervos de su señor; mas no descendió a su casa.

14 Venida la mañana, escribió David a Joab una carta, la cual envió por mano de Urías.

15 Y escribió en la carta, diciendo: Poned a Urías al frente, en lo más recio de la batalla, y retiraos de él, para que sea herido y muera.

16 Así fue que cuando Joab sitió la ciudad, puso a Urías en el lugar donde sabía que estaban los hombres más valientes.

17 Y saliendo luego los de la ciudad, pelearon contra Joab, y cayeron algunos del ejército de los siervos de David; y murió también Urías heteo.

18 Entonces envió Joab e hizo saber a David todos los asuntos de la guerra.

19 Y mandó al mensajero, diciendo: Cuando acabes de contar al rey todos los asuntos de la guerra,

20 si el rey comenzare a enojarse, y te dijere: ¿Por qué os acercasteis demasiado a la ciudad para combatir? ¿No sabíais lo que suelen arrojar desde el muro?

21 ¿Quién hirió a Abimelec hijo de Jerobaal? ¿No echó una mujer del muro un pedazo de una rueda de molino, y murió en Tebes? ¿Por qué os acercasteis tanto al muro? Entonces tú le dirás: También tu siervo Urías heteo es muerto.

22 Fue el mensajero, y llegando, contó a David todo aquello a que Joab le había enviado.

23 Y dijo el mensajero a David: Prevalecieron contra nosotros los hombres que salieron contra nosotros al campo, bien que nosotros les hicimos retroceder hasta la entrada de la puerta;

24 pero los flecheros tiraron contra tus siervos desde el muro, y murieron algunos de los siervos del rey; y murió también tu siervo Urías heteo.

25 Y David dijo al mensajero: Así dirás a Joab: No tengas pesar por esto, porque la espada consume, ora a uno, ora a otro; refuerza tu ataque contra la ciudad, hasta que la rindas. Y tú aliéntale.

26 Oyendo la mujer de Urías que su marido Urías era muerto, hizo duelo por su marido.

27 Y pasado el luto, envió David y la trajo a su casa; y fue ella su mujer, y le dio a luz un hijo. Mas esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová.

Natán amonesta a David

12:1  Jehová envió a Natán a David; y viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre.

El rico tenía numerosas ovejas y vacas;

pero el pobre no tenía más que una sola corderita, que él había comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su seno; y la tenía como a una hija.

Y vino uno de camino al hombre rico; y éste no quiso tomar de sus ovejas y de sus vacas, para guisar para el caminante que había venido a él, sino que tomó la oveja de aquel hombre pobre, y la preparó para aquel que había venido a él.

Entonces se encendió el furor de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: Vive Jehová, que el que tal hizo es digno de muerte.

Y debe pagar la cordera con cuatro tantos, porque hizo tal cosa, y no tuvo misericordia.

Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre. Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl,

y te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más.

¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón.

10 Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer.

11 Así ha dicho Jehová: He aquí yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista del sol.

12 Porque tú lo hiciste en secreto; mas yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol.

13 Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás.

14 Mas por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido ciertamente morirá.

15 Y Natán se volvió a su casa.

Y Jehová hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, y enfermó gravemente.

16 Entonces David rogó a Dios por el niño; y ayunó David, y entró, y pasó la noche acostado en tierra.

17 Y se levantaron los ancianos de su casa, y fueron a él para hacerlo levantar de la tierra; mas él no quiso, ni comió con ellos pan.

18 Y al séptimo día murió el niño; y temían los siervos de David hacerle saber que el niño había muerto, diciendo entre sí: Cuando el niño aún vivía, le hablábamos, y no quería oír nuestra voz; ¿cuánto más se afligirá si le decimos que el niño ha muerto?

19 Mas David, viendo a sus siervos hablar entre sí, entendió que el niño había muerto; por lo que dijo David a sus siervos: ¿Ha muerto el niño? Y ellos respondieron: Ha muerto.

20 Entonces David se levantó de la tierra, y se lavó y se ungió, y cambió sus ropas, y entró a la casa de Jehová, y adoró. Después vino a su casa, y pidió, y le pusieron pan, y comió.

21 Y le dijeron sus siervos: ¿Qué es esto que has hecho? Por el niño, viviendo aún, ayunabas y llorabas; y muerto él, te levantaste y comiste pan.

22 Y él respondió: Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño?

23 Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí.

24 Y consoló David a Betsabé su mujer, y llegándose a ella durmió con ella; y ella le dio a luz un hijo, y llamó su nombre Salomón, al cual amó Jehová,

25 y envió un mensaje por medio de Natán profeta; así llamó su nombre Jedidías,[a]a causa de Jehová.

David captura Rabá

(1 Cr. 20.1-3)

26 Joab peleaba contra Rabá de los hijos de Amón, y tomó la ciudad real.

27 Entonces envió Joab mensajeros a David, diciendo: Yo he puesto sitio a Rabá, y he tomado la ciudad de las aguas.

28 Reúne, pues, ahora al pueblo que queda, y acampa contra la ciudad y tómala, no sea que tome yo la ciudad y sea llamada de mi nombre.

29 Y juntando David a todo el pueblo, fue contra Rabá, y combatió contra ella, y la tomó.

30 Y quitó la corona de la cabeza de su rey, la cual pesaba un talento de oro, y tenía piedras preciosas; y fue puesta sobre la cabeza de David. Y sacó muy grande botín de la ciudad.

31 Sacó además a la gente que estaba en ella, y los puso a trabajar con sierras, con trillos de hierro y hachas de hierro, y además los hizo trabajar en los hornos de ladrillos; y lo mismo hizo a todas las ciudades de los hijos de Amón. Y volvió David con todo el pueblo a Jerusalén.

Footnotes:

  1. 2 Samuel 12:25 Esto es, Amado de Jehová.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)Copyright © 1960 by American Bible Society

PADRES ASESINOS

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Pablo Martini
Programa No. 2016-03-25

a1Una estadística alarmante nos dice que en las últimas décadas millones de jóvenes han muerto, y lo más trágico es que sus propios padres y madres han sido cómplices de sus muertes. Claro, tú me preguntarás alarmado “¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Cómo es posible que los propios padres hayan sido parte del crimen de sus hijos? ¡Qué tragedia! ¡A lo que hemos llegado!… Esta realidad la puedes leer en Proverbios 19:18, “Corrige a tu hijo mientras aun hay esperanza. No te hagas cómplice de su muerte.” ¿Lo ves? Y creo que no exagero. Pero quise presentártelo de esta manera gráfica para qué tomes conciencia del daño que le causas a tus hijos al sobreprotegerlos y al evitarles el castigo merecido solo para recompensar el tiempo que estás ausente de la casa. Hoy en día el concepto del castigo a los hijos (inclusive corporal, si fuere el caso) es penado por la ley. O sea que la misma ley que condena a los asesinos a sangre fría y los encarcela, al mismo tiempo aplaude el crimen de padres permisivos y condena a aquellos que, a través de una correcta disciplina, se esfuerzan por “salvar” las vidas de sus hijos formándolos para el futuro. ¡Esto sí que es alarmante!!! El diccionario tiene palabras para quien mate su padre: Parricida, o a su madre: Matricida. También para los que cometen el más antiguo crimen: Fratricida, pero descarta la cruel posibilidad de que alguien conciba el matar a su propia descendencia asemejándose a un animal.

Pero que los hay, los hay, son los progenicidas. Ocultos, ignorados, y aceptados, consientes o inconscientemente planifican, ejecutan y repiten sus crímenes detrás de las paredes de sus mismas casas. Padres ausentes y permisivos, madres sobre protectoras, intentan compensar las falencias de una esmerada crianza con regalos, permisos y ausencia de disciplina. Mañana, cuando acudas al entierro del futuro de tu propio hijo, teme. Hay un Juez justo que te mira desde el cielo.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

El padre que solo le interesa el progreso profesional de sus hijos está criando monstruos inteligentes.

 

MURIÓ «EN MI LUGAR»

25 mar 2016

MURIÓ «EN MI LUGAR»

por Carlos Rey

a1«Enrique velaba en su capilla, abatido y lleno de terror. Tenía la fiebre que acomete a los reos de muerte cuando no tienen la fortuna de contar con un corazón templado y un alma estoica….

»Sin creencias de ninguna especie, carecía… de la energía que da la justicia de una causa…. Él no había tenido más que ambición, y la ambición… cuando está sola no sirve de nada en los negros momentos de la adversidad, y mucho menos en presencia de la muerte.

»Enrique estaba desfallecido…. La convicción que tenía… de ser culpable, y la consideración de que ante todo el mundo su delincuencia estaba probada, era bastante para quitarle su vigor. Además, un hombre que ha hecho en el mundo numerosas víctimas y que no ha vivido sino para gozar, no llevando en su memoria ese tesoro de consuelo de las buenas acciones… no ve acercarse el fin de sus días sin estremecerse y sin abatirse.

»Enrique, pues, tenía miedo…. Tenía los cabellos erizados y los ojos fuera de las órbitas….

»De repente… el centinela de vista [abrió la puerta].

»Era Fernando Valle.

»Enrique se levantó azorado.

»—¿Qué desea usted aquí, Fernando? —preguntó tartamudeando….

»—Vengo a salvar a usted.

»—¡A salvarme! ¿Cómo?

»—… Si usted no hubiese traicionado, es seguro que yo no habría tenido motivo para acusarlo; de modo que la traición de usted es la verdadera causa de que se halle así, próximo a ser ejecutado….  Pero, en fin —continuó Fernando—, yo lo acusé; y la causa indirecta de su condenación soy yo…. La muerte de usted emponzoñaría con su recuerdo mi vida entera. Quiero ahorrarme esta pena y, además, hay una mujer que moriría si lo fusilasen a usted. Quiero que viva y que sea feliz; ella lo ama, y a su amor deberá usted su salvación. He aquí lo que vengo a proponerle: Usted se vestirá en este momento mi uniforme, se ceñirá mi espada y mis pistolas…, se echará… el capuchón sobre la cabeza, y nadie podrá reconocerlo….

»Enrique quedó estupefacto… No podía creer aquello….

»—Pero usted, ¿qué hará?

»—Eso no es cuenta de usted, caballero; yo sabré arreglarme.

»—Es que [pudieran] fusilarlo a usted en mi lugar…. ¡Fernando…, es usted mi salvador!

»Luego que Enrique estuvo listo, Fernando le hizo señas de que saliese….

»—¡Adiós! —dijo a Valle.

»—¡Adiós! —respondió éste sin volver la cara….

»Fernando respiró como si algún enorme peso acabase de quitársele del corazón…. Dos gruesas lágrimas rodaron por sus mejillas, y murmuró con voz ronca:

»—¡No creía yo que había de morir así!1

Así como Fernando Valle, en efecto, fue fusilado en lugar de su amigo Enrique Flores al final de la clásica novela Clemencia, escrita por el ilustre autor mexicano Ignacio Manuel Altamirano en el siglo diecinueve, también nuestro Señor Jesucristo, en el primer siglo de la era cristiana, fue crucificado en lugar de cada uno de nosotros, a quienes considera sus amigos. «Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos»,2 dijo Cristo antes de dar su vida voluntariamente por nosotros. Y así como Fernando, que era inocente, murió por Enrique, que era culpable, también Cristo, el único que jamás pecó,3 murió por nosotros «cuando todavía éramos pecadores»,4 como dice San Pablo, «el justo por los injustos»,5 como dice San Pedro. Correspondamos cuanto antes a ese amor, al que debemos nuestra salvación eterna.


1 Ignacio Manuel Altamirano, Clemencia (Bogotá, Editorial Norma, 1990), pp. 175‑179.
2 Jn 15:13
3 1P 2:22
4 Ro 5:6‑8
5 1P 3:18

http://www.conciencia.net/

«¿Qué es la Semana de la Pasión / la Semana Santa?»

Pregunta: «¿Qué es la Semana de la Pasión / la Semana Santa?»

www.GotQuestions.org/Espanol

a1Respuesta: La Semana de la Pasión (también conocida como la Semana Santa) es el tiempo desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Pascua (el Domingo de Resurrección). La Semana de la Pasión se llama así debido a la pasión con la que Jesús voluntariamente fue a la cruz para pagar por los pecados de su pueblo. La Semana de la Pasión se describe en los capítulos 21-27 de Mateo, los capítulos 11-15 de Marcos, los capítulos 19-23 de Lucas, y los capítulos 12-19 Juan. La Semana Santa comienza con la entrada triunfal del Domingo de Ramos cabalgando sobre un asno como fue profetizado en Zacarías 9:9.

La Semana de la Pasión incluye varios eventos memorables. Jesús purificó el templo por segunda vez (Lucas 19:45-46), y disputó con los fariseos en cuanto a Su autoridad. Luego, Jesús entregó su Discurso de los Olivos sobre los últimos tiempos y enseñó muchas cosas, incluyendo las señales de Su segunda venida. Jesús comió la Última Cena con sus discípulos en el aposento alto (Lucas 22:7-38), y luego se fue al huerto de Getsemaní para orar mientras esperaba la llegada de Su Hora. Fue aquí que Jesús, después de haber sido traicionado por Judas, fue arrestado y sometido a varios juicios farsas ante los principales sacerdotes, Poncio Pilato, y Herodes (Lucas 22:54-23:25).

Tras de los juicios, Jesús fue azotado a manos de los soldados romanos, y luego, se vio obligado a llevar su propio instrumento de ejecución (la Cruz) a través de las calles de Jerusalén a lo largo de lo que se conoce como la Vía Dolorosa (el camino de los dolores). Jesús fue crucificado en el Gólgota el día antes del día de reposo, fue sepultado y permaneció en la tumba hasta el domingo, el día después del día de reposo, y luego resucitó gloriosamente.

Es conocida como la Semana de la Pasión (Semana Santa) porque en ese tiempo, Jesucristo verdaderamente reveló Su pasión por nosotros en lo que sufrió voluntariamente en nuestro lugar. ¿Cuál debe ser nuestra actitud durante la Semana Santa? ¡Debemos ser apasionados de nuestra adoración de Jesús y en nuestra proclamación de su Evangelio!