8-POSIBILIDADES DE COMPLACE

EL MARIDO INTEGRAL

Guía Práctica Para Ser un Esposo Bíblico

Por Lou Priolo

Capitulo Qcho

POSIBILIDADES DE COMPLACE

a1¿Cuándo fue la última vez que pensaste en cómo agradar a tu esposa? Como lo mencioné anteriormente, la Biblia asume que un hombre casado será cuidadoso de estas cosas.

Pero el casado se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer.” (1 Cor. 7:33)

Sin duda alguna cuando la cortejabas usabas bastante tiempo averiguando cómo agradarla. Pero ahora que estas casado, ¿Cuánto tiempo te dedicas activamente a pensar en cosas especificas que puedes hacer y decir para agradarla?

“Bueno, aun pienso en cómo agradarla sexualmente.”

Eso está bien. Pero ¿cuándo fue la última vez que conscientemente apartaste tiempo para planear agradarla en formas que no necesariamente te proveen a ti el mismo tipo de placer? Lo sabes, ¡Lo hacías cuando estabas cortejándola! Hablando de esto ¿Recuerdas esas maneras no-sexuales en las que a ella le gusta que la agrades? ¿Has aprendido nuevas maneras desde que se casaron?

Antes de continuar revisando las aplicaciones específicas de 1 Corintios 7:33, examinemos este pasaje en su contexto:

En cuanto a las doncellas no tengo mandamiento del Señor, pero doy mi opinión como el que habiendo recibido la misericordia del Señor es digno de confianza. Creo, pues, que esto es bueno en vista de la presente aflicción; es decir, que es bueno que el hombre se quede como está. ¿Estás unido a mujer? No procures separarte. ¿Estás libre de mujer? No busques mujer. Pero si te casas, no has pecado; y si una doncella se casa, no ha pecado. Sin embargo, ellos tendrán problemas en esta vida, y yo os los quiero evitar. Mas esto digo, hermanos: el tiempo ha sido acortado; de modo que de ahora en adelante los que tienen mujer sean como si no la tuvieran; y los que lloran, como si no lloraran; y los que se regocijan, como si no se regocijaran; y los que compran, como si no tuvieran nada; y los que aprovechan el mundo, como si no lo aprovecharan plenamente; porque la apariencia de este mundo es pasajera. Mas quiero que estéis libres de preocupación. El soltero se preocupa por las cosas del Señor, cómo puede agradar al Señor; pero el casado se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer, y sus intereses están divididos. Y la mujer que no está casada y la doncella se preocupan por las cosas del Señor, para ser santas tanto en cuerpo como en espíritu; pero la casada se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido.” (1 Cor. 7:25–34)

El capitulo siete de 1 Corintios es uno de los textos más importantes de la Biblia acerca del matrimonio. Pero frecuentemente se ha malinterpretado (especialmente por personas que no toman en cuenta el contexto histórico del Nuevo Testamento ni el de la Escritura en su totalidad).

En primer lugar, comparemos escritura con escritura. Pablo menciona (en el verso 26) que es bueno que el hombre se quede soltero. La aparente dificultad con esto es que parece contradecir lo que Dios dijo en Génesis 2:18, “Y el Señor Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea.” ¡Pablo dice que es bueno que el hombre se quede soltero; Dios dice que no es bueno! ¿Hay una contradicción en la Escritura? ¿Está Pablo en desacuerdo con Dios? La solución a este aparente dilema está en la frase “en vista de la presente aflicción.” Pablo aclara su afirmación con esta advertencia. Generalmente hablando la regla es que “no es bueno que el hombre este solo,” pero Pablo, hablando como profeta, está haciendo una excepción a la regla.1 La excepción tenía que ver con la gran persecución que había comenzado y que habría de hacerse cada vez peor.

Revisemos por un momento el contexto histórico. Bajo Nerón, Los Cristianos iban a ser torturados y a morir de las maneras más horribles que pudiéramos imaginar. Algunos de ellos habrían de ser crucificados. Otros serían sumergidos en brea y colgados en estacas en el jardín de Nerón donde él le prendería fuego para luego celebrar sus orgías salvajes bajo la luz de sus cuerpos siendo calcinados. Otros habrían de ser envueltos en pieles de animales salvajes para ser destrozados por perros. Otros serían exhibidos ante multitudes en los anfiteatros como alimento para los leones hambrientos o serian juguete de los gladiadores para luego despedazar su cuerpo miembro por miembro ante las enardecidas multitudes en el Coliseo Romano.

Esta era la “presente (o inminente) aflicción” a la cual Pablo, de manera profética, se refería cuando dijo que en vista de estas extraordinarias circunstancias, “es bueno que el hombre se quede como está (sin casarse).” En otras palabras estaba diciendo: “estoy tratando de evitarles este tipo de problemas en su vida.” Pero, aun bajo estas circunstancias hostiles Pablo dice (en el verso 28), “Pero si te casas, no has pecado.”

Es en este trasfondo histórico que debemos interpretar lo que Pablo les digo a los Corintios acerca sobre las responsabilidades del matrimonio.

Antes de regresar al tema de este capítulo (que es el de cómo agradar a tu esposa), debo mencionar, aunque sea brevemente, otro versículo en este pasaje porque tiene que ver con tu responsabilidad como esposo.

Mas esto digo, hermanos: el tiempo ha sido acortado; de modo que de ahora en adelante los que tienen mujer sean como si no la tuvieran” (1 Cor. 7:29)

Pablo dice que “el tiempo ha sido acortado.” La palabra traducida tiempo denota un periodo especial u oportunidad. Desde luego, la vida de los hombres en su totalidad ha sido acortada en el sentido de que “sólo sois un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece” (Santiago 4:14). La duración de la vida de algunos en tiempos duros de persecución es aún más corta. Lo que Pablo en efecto está diciendo es, “el periodo de tiempo asignado a algunos de ustedes para servir al Señor ha sido acortado. De manera que a la luz de lo poco que les queda de vida, los que tienen esposa vivan como si no la tuvieran”

Con esta declaración Pablo no está invalidando los otros mandatos para los esposos claramente expuestos en el Nuevo Testamento y en este libro. Lo que está haciendo es advirtiendo a los casados que no dejen que sus responsabilidades maritales interfieran con sus otras responsabilidades de servir al Señor (cf. Lucas 14:20). Él está diciendo, “quienes están casados deben servir al Señor con el mismo fervor y celo que los solteros aunque tendrás mas distracciones por causa de sus responsabilidades familiares”

“Entiendo, pero ¿cómo exactamente puedo agradar a mi esposa?”

El verbo griego usado en el verso 33 el cual es traducido agradar es una palabra cuyo significado tiene diversos matices Su raíz puede significar: “encontrar lugar.” también puede significar “conformarse,” “adaptarse,” “satisfacer,” “ablandar el corazón,” “encontrarse aprobado” o “acomodarse.” La palabra implica una relación previa entre la persona que busca agradar y la persona siendo agradada.

Mientras que el cristiano soltero debería enfocar su mente casi exclusivamente en cómo agradar al Señor, el casado tiene que enfocarse no solo en agradar al Señor, sino también tiene en agradar a su cónyuge. La Biblia asume que los casados tendrán sus intereses divididos entre agradar a Cristo, lo cual es su más alta prioridad, y agradar a su cónyuge. Aunque agradar a la esposa es algo que la Biblia da por sentado muchos esposos nunca se detienen a considerar cómo pueden agradar a sus esposas (excepto, como lo he implicado, en el área sexual). Aquí te ofrezco algunas preguntas que pueden ayudarte a considerar algunas maneras concretas en las que puede cumplir esta responsabilidad implícita de todo esposo cristiano.

• ¿Cómo puedo complacer a mi esposa antes de complacerme a mí mismo?

• ¿Cómo puedo alterar mis planes para que se ajusten a los de mi esposa?

• ¿Cómo puedo conformarme a lo que le gusta y lo que le disgusta?

• ¿En qué maneras (no-sexuales) satisfago a mi esposa?

• ¿Cómo puedo “ablandar mi corazón” con ella respecto a sus deseos?

• ¿Hasta que punto lo que yo hago tiene la aprobación de mi esposa?

• ¿Que adaptaciones estoy dispuesto a hacer para agradar a mi esposa.

• ¿Cómo puedo acomodarme a sus anhelos y deseos?

Una de las inversiones obvias que un hombre tiene que hacer para con su esposa es tiempo. ¿Qué tanto tiempo dedicabas a hablar con tu esposa antes de que se casaran? ¿Inviertes ahora más o menos tiempo hablando con ella diariamente de lo que lo hacías tiempo atrás (antes de llegar a ser “una sola carne” con ella)?

“Bueno, la principal razón por la que pasaba mucho tiempo hablando con ella durante el cortejo es porque estaba tratando de convencerla de que se casara conmigo. Esa era mi prioridad principal. Ahora que estamos casados, tengo otras prioridades – como conseguir la provisión para sus necesidades.”

Tal razonamiento es común pero es egoísta también. Ahora que estás con ella, ¿haces bien en olvidar y descuidar las cosas desinteresadas que hacías por ella cuando estabas cortejándola? ¡Desde luego que no! Ahora que es tu esposa, una de las más altas prioridades de tu agenda diaria debería ser agradarla. Esto usualmente involucra llenar sus necesidades no-materiales y satisfacer algunas de sus deseos no financieros. Para hacer esto de manera efectiva debes invertir cierto tiempo regularmente (personalmente recomiendo por lo menos 20 minutos por día) para una comunicación ininterrumpida. Por “ininterrumpida” me refiero a que sea sin teléfono, sin niños, sin televisión u otra distracción. Si tu horario te lo permite te recomiendo hacerlo por la mañana. Este quizá sea uno de los mejores momentos del día para la mayoría de la gente. Si en la mañana no es posible, en la noche, cuando los niños estén en la cama (u ocupados en alguna otra cosa) quizá podría ser mejor. Te sugiero que discutas esto con tu esposa y planeen verse a la misma hora cada día (si es posible, hagan una cita diaria a una hora especifica).

Otra inversión que puedes hacer si quieres agradar a tu esposa es la del esfuerzo. Piensa de nuevo en los días cuando la cortejabas. Te gastabas gran cantidad de energía física y mental aprendiendo sobre sus gustos, disgustos, intereses, sueños y deseos. Te esforzabas no solo en estudiarla sino en hacer lo que ibas aprendiendo que le agradaba. Probablemente gastabas en ella una energía que no gastabas en otras cosas como tus pasatiempos favoritos, tus amigos o tus responsabilidades. Quizá hasta te privabas del sueño normal y necesario – todo porque querías agradarla.

Lo último que quiero mencionar en cuanto a inversiones relacionadas con agradar a tu esposa es la inversión de tus pensamientos. ¿Cuánto de tu tiempo libre dedicas a pensar cómo agradarla? Recuerda una vez más cuando la cortejabas. ¿No pasabas horas y horas pensando en formas específicas de serle agradable? Quizá pediste el consejo de algunos de tus amigos o de los amigos de ella para aprender lo que le complacía. ¿Acaso no se te ocurrían pequeños detalles creativos que sabías que iban a deleitarla más allá de lo que te imaginabas? ¿Recuerdas cuánto te estremecía pensar en la expresión de su rosto o la emoción de su voz mientras planeabas sorprenderla con ese “algo” que sabías que le iba a gustar? ¿Qué ha pasado que haz dejado de pensar de esa forma tan maravillosa?

Hay muchas posibles respuestas a esta pregunta, pero me gustaría sugerir una que creo es la más común. ¿Será que en relación a tu matrimonio has dejado tu primer amor? ¿Recuerdas lo que dijimos en el capítulo siete sobre lo que Cristo le dijo a la iglesia de Éfeso que caído de su primer amor?

Pero tengo esto contra ti: que has dejado tu primer amor.” (Ap. 2:4)

¿Recuerdas El Consejo que les dio Cristo?

Recuerda, por tanto, de dónde has caído y arrepiéntete, y haz las obras que hiciste al principio; si no, vendré a ti y quitaré tu candelabro de su lugar, si no te arrepientes.” (Ap. 2:5)

Como mencionamos anteriormente, el consejo de Cristo para quienes han perdido su primer amor es triple. Primero, Él dice, “Recuerda … de dónde has caído” (recuerda cómo solían ser las cosas cuando me amabas). Segundo, les dice que se “arrepientan” (cambia tu manera de pensar y la dirección de tu vida). Y por último les manda que “hagan las obras que hicieron al principio” (las cosas que solías hacer cuando te convertiste en cristiano – cuando verdaderamente me amabas).

Para que comprendas las cosas especificas de lo que significa “agradar” a tu esposa, miremos cómo es usada esta palabra en otros dos pasajes del Nuevo testamento. Primero consideremos Romanos 15:1–3.

“Así que, nosotros los que somos fuertes, debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno para su edificación. Pues ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: los vituperios de los que te injuriaban cayeron sobre mi.”

El contexto de este pasaje es la advertencia de Pablo a los Romanos para que eviten dos extremos pecaminosos concernientes a los pensamientos, opiniones y motivos de otros. Estos dos extremos son el juicio pecaminoso y el menosprecio pecaminoso (acompañado de pensamientos y sentimientos de desdén). El hermano débil cuya consciencia no ha sido completamente programada de acuerdo a los preceptos bíblicos, es mandado a no juzgar al hermano más fuerte cuya conciencia ha desarrollado madurez bíblica como pecador (“¡Que pecador es este hermano por comer comida pagana!”). El hermano maduro que sabe acerca que no es necesariamente pecaminoso participar de ciertas cosas si hace con acción de gracias es mandado a no menospreciar o tener en poco al hermano débil (“¡No puedo creer que este hermano tenga escrúpulos por lo que a mi me gusta comer! ¿Por qué no crece y vive su propia vida?”).

Después de advertirles a ambos lados en contra de ese comportamiento poco caritativo, Pablo se dirige de nuevo al hermano maduro.

“Así que, ustedes que son maduros (y conocen la verdad),” dice, “deben sobrellevar las flaquezas de los hermanos débiles limitándose en su libertad Cristiana si saben lo que los hace tropezar. Si ellos participan sin que sus consciencias hayan sido reprogramadas bíblicamente van a pecar porque estarán participando de algo que piensan que podría ser pecado. Cuando participen habrán pecado porque no lo han hecho en fe – y tú que los animas a hacerlo les pones tropiezo haciéndolos pecar, y por lo tanto tú también eres hallado culpable de pecado. Cuando te agradas a ti mismo en vez de agradar y hacer bien a tu hermano débil llevando su carga, ¡estas siendo egoísta!”

La aplicación para ti como esposo cristiano es que cuando no agradas a tu esposa es probablemente porque estás siendo egoísta. Yo sé por experiencia personal que lo que más hace que relegue mis pensamientos de agradar a mi esposa es la preocupación egoísta por mis propios intereses y planes. Con más frecuencia de lo que quisiera admitir, desperdicio tiempo pensando y haciendo cosas que realmente no le importaban tanto el Señor como le importa que me dedique a agradar a mi esposa.

¿Qué me dices de ti? ¿Qué es lo que ocupa más tu mente en tu tiempo libre? ¿Pasas ahora siquiera la mitad del tiempo que solías pasar antes de casarte con tu esposa pensando en cómo agradarla? ¿Haces ahora la mitad de las cosas que hacías por agradarla antes de casarte con ella?

Otro principio que vemos en este pasaje es que agradar a otros involucra sobrellevar sus cargas. Recuerda que debes de tratar a tu esposa como si fuera un “vaso más frágil” (1 Pedro 3:7). Por implicación esto significa que tú eres el más fuerte de los dos. Tú (cómo el más fuerte) debes de sobrellevar las cargas de tu esposa interesándote más en cómo agradarla a ella que en agradarte a ti mismo. ¿Cuán a menudo sobrellevas sus cargas escogiendo agradarla?

Un tercer matiz en este pasaje sobre el tema de agradar a otros tiene que ver con tu motivación.

¿Por qué quisieras agradar a tu esposa?

“¡Porque si ella es feliz, yo voy a ser feliz! ¿Correcto?”

¡Errado! Aunque probablemente serás más feliz en la medida en que la agrades (“El que ama a su mujer, a sí mismo se ama” Efesios 5:28), no debes tratar de agradarla por motivos egoístas. En vez de eso, “cada uno de nosotros” debe “agradar a su prójimo por su bien, para su edificación.” Así que tu motivación para agradar a tu esposa debe ser para su bien, para su edificación.

“¿Cómo es que agradar a mi esposa le hace bien y cómo la edifica?”

• Modela para ella un amor sacrificial genuino como el de Cristo el cual ella puede imitar (cf. 1 Juan 4:19)

• Crea un ambiente a su alrededor que le hace más fácil obedecer a Dios.

• Le ayuda a evitar que se vuelva resentida por tu egoísmo.

Desde luego, como todo en la vida, tu mayor motivo para hacer todo lo que hagas debe ser agradar y glorificar a Dios (1 Cor. 10:31).

El segundo pasaje en el que se habla de agradar a otros en un buen sentido es 1 Corintios 10:32–33.

“No seáis motivo de tropiezo ni a judíos, ni a griegos, ni a la iglesia de Dios; así como también yo procuro agradar a todos en todo, no buscando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos.”

Nuevamente, el contexto tiene que ver con la comida que se come (que en este caso había sido sacrificada a los ídolos). Aquí también, Pablo urge a su audiencia y a los lectores de esta carta a ser cuidadosos de que su libertad Cristiana no ofenda innecesariamente a otros (haciéndoles pecar). Pero en este caso expande el territorio de los posibles “ofendidos” incluyendo no solamente a los creyentes (“La iglesia de Dios”) sino también a los no creyentes (“judíos o griegos”). Pablo estaba dispuesto a dejar de lado sus derechos y libertades para agradar a “todos los hombres” (otra referencia a los creyentes y no creyentes) en todas las cosas. ¿Qué tan dispuesto estás tú a dejar de lado tus derechos y libertades para agradar a tu esposa? Pablo está otra vez desinteresadamente poniendo los beneficios de otros antes que los suyos. ¿Qué tan frecuentemente sacrificas tus propios placeres para agradar a tu esposa?

Déjame mencionar una cosa más acerca de los motivos. Tu motivación en este sentido es lo que determina más que cualquier otra cosa si estás agradando a los hombres de manera correcta o incorrecta (cf. Gal. 1:10; Ef. 6:6; 1 Cor. 10:33). ¿Quieres agradar a otros porque buscas el favor de los hombres y “amas más el reconocimiento de los hombres que el reconocimiento de Dios” (Juan 12:43), o porque los quieres ganar para Cristo o beneficiarlos bíblicamente de alguna otra forma?2

Otro elemento sobre agradar a tu esposa que quisiera tratar tiene que ver con tu conocimiento sobre las cosas que son importantes para ella. Probablemente hay muchas cosas que para ella son más importantes que para ti – cosas que ella aprecia más que tú. Mi esposa, por ejemplo, le da más valor que yo a tener nuestro hogar organizado para que todo sea hecho “decentemente y con orden.” Quizá esto esté relacionado con su responsabilidad bíblica de ser “hacendosa en el hogar” (Tito 2:5). Un poco de desorden no es tan perturbador para mí como lo es para ella. Mantener la casa ordenada, bien arreglada, sin desorden alguno es algo mucho más importante para ella que para mí. Si yo quiero agradarla, trataré, tanto como me sea posible de acomodarme a sus deseos.

A la luz de esto, quisiera darte un consejo que te ayudará a aprender un buen número de cosas que son importantes para ella. Cada vez que tú y tu esposa tengan un conflicto, pregúntate, “¿Qué es lo que ella espera de mi que piensa que no le estoy dando?” Desde luego, tienes que preguntárselo si ella no te lo hace saber de manera clara en el conflicto. La respuesta a esta pregunta usualmente te mostrará la esencia de lo que ella evalúa y la sustancia de lo que es más importante para ella.

Usualmente cuando tu esposa inicia el curso de una conversación que termina en conflicto es porque ella desea algo que no le estás dando, o que de alguna manera estás impidiendo que lo tenga. Ahora esos deseos pueden ser justos o injustos, pueden ser razonables o irrazonables. Quizá fundamentalmente son buenos deseos o quizá sean deseos desordenados, es decir, buenos deseos que ella desea con demasiada intensidad – quizá hasta el punto de llegar a la idolatría, pero todos estos deseos, son deseos de su corazón, y debes tratar de entenderlos. Tú, como su líder espiritual, debes de ayudarla a desarraigar (destronar) esos deseos que se han convertido en ídolos. (En el capítulo nueve, Cariño, necesitas una Ducha, encontraras ayuda adicional para trabajar junto con Dios en el proceso de la santificación progresiva de tu esposa). Aquellos deseos que son legítimos debes de hacer un esfuerzo para satisfacerlo como parte de tu responsabilidad de agradarla. Mientras aprendes las cosas que son importantes para ella (aquellas cosas que ella valora y en los cuales muy probablemente están basados sus deseos) y mientras empiezas a complacer esos valores y deseos que no son pecaminosos, estarás agradando a tu esposa de una manera muy loable. Así que, la próxima vez que tengan un conflicto no consideres haberlo solucionado hasta que hayas descubierto al menos alguna cosa que ella quiere, desea o valore.

Al final de este capítulo se encuentra una hoja de trabajo titulada Cosas Que Son Importantes Para Mi Esposa para que registres las cosas que ella valora más que tú. Quizá querrás escribir algunas cosas que hayas aprendido acerca de ella que deben estar en la lista. Después de escribir las primeras cosas empieza a registrar lo nuevo que aprenderás durante los conflictos que tendrás con ella en el futuro.

También al final de este capítulo encontraras una segunda hoja de trabajo que tiene por título Cosas Que Puedo Hacer Para Agradar A Mi Esposa. Esta es para que registres lo que hayas pensado sobre cómo agradar a tu esposa mientras leías este capítulo, como también otras formas en las cuales has pensando para el futuro.

Cosas Que Son Importantes Para Mi Esposa

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Cosas Que puedo Hacer para Agradar a Mi Esposa

1. Darle un tiempo especial de atención diario por al menos  minutos.

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1 Jesús en Mateo 19:10–12 da otras tres excepciones a la regla cuando habla de los tres tipos de eunucos en los cuales Él de manera deliberada pone en medio estas afirmaciones. “No todos pueden aceptar este precepto, sino sólo aquellos a quienes les ha sido dado” Estas dos afirmaciones directamente implican que Jesús estaba dando una excepción a la regla citada en Gen. 2:18

2 Hay tres secciones de una serie titulada, “Cómo Vencer el Deseo de ser Aprobado” que están disponibles en Calvary Press y que puedes obtener llamando al número 1-800-789-8175.

Priolo, L. (2012). El marido integral: Guía práctica para ser un esposo bíblico (pp. 151–164). Graham, NC: Publicaciones Faro de Gracia.

Cuando nos presionan

Marzo 28

Cuando nos presionan

Lectura bíblica: Marcos 14:32–42

¡Aparta de mí esta copa! Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres. Marcos 14:36

a1Nacho quería que su hermanito estuviera listo para todo el mal que lo esperaba en la escuela secundaria.

—Algunos de los chicos andan muy metidos en las drogas —le dijo.

Su hermanito lo miró sorprendido.

—Fue muy difícil no ceder —admitió Nacho—. Pero hice lo que sabía que tenía que hacer. Todavía me junto con amigos que no me presionan, pero lo hago solamente en la escuela, en un lugar seguro. Pero a otros amigos los tuve que dejar. Abandonar esos viejos amigos no fue nada fácil.

Tema para comentar: ¿Te has sentido alguna vez triste y dolorido por tener que hacer lo correcto?

Si has sufrido por hacer lo correcto, Jesús sabe lo que sientes.

Cuando Jesús fue al huerto de Getsemaní después de la Última Cena con sus discípulos, el terror de estar yendo hacia la cruz comenzó a dominarlo. Se había comprometido totalmente a hacer la voluntad del Padre. Quería dar su vida por la humanidad perdida. Pero aún así, su tarea sería más difícil de lo que se podía imaginar. La batalla entre querer hacer lo correcto y querer evitar el sufrimiento lo llevó al huerto y a la oración.

El Nuevo Testamento fue escrito originalmente en griego, y la palabra griega para “Getsemaní”, el lugar donde oró Jesús, significa “lagar de aceite”. Esa es una máquina para exprimir las aceitunas y sacarles el aceite. Piensa en ese cuadro. Jesús pasó la velada antes de su muerte en un lagar de aceite. Estaba siendo exprimido como una aceituna.

Podemos aprender cómo vencer las presiones observando a Jesús en Getsemaní. Lo que aprendemos es esto: Hacer lo correcto no siempre es fácil, aun para el Hijo de Dios. A Jesús le costó mucho cumplir el plan de Dios. Al escoger seguir el camino de Dios, Jesús tomó la difícil decisión de pasar solo por todo su sufrimiento.

Eres sabio si manejas estas situaciones difíciles como lo hizo Jesús. Él oró: “¡Aparta de mí esta copa!”. Está bien pedirle a Dios que cambie las circunstancias desagradables que enfrentas. Jesús lo hizo. Pero también agregó: “Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres”. Le dijo a Dios que, sobre todas las cosas, quería obedecerle.

Hacer lo correcto en estos tiempo no es fácil. Tarde o temprano enfrentarás un “momento como el Getsemaní”. Se trata de una decisión difícil de hacer lo correcto aunque duela. Puedes estar seguro de que Dios está contigo. ¡Y sabe exactamente lo que enfrentas!

PARA DIALOGAR
¿En qué ocasiones has tenido que luchar para lograr hacer lo correcto?

PARA ORAR
Toma una situación difícil que estás pasando en este momento y ora acerca de ella usando la oración de Jesús.

PARA HACER
¿A quién conoces que está pagando por hacer lo correcto? ¿Cómo puedes serle de apoyo?

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

David vuelve a Jerusalén

2 Samuel 19-21

David vuelve a Jerusalén

a119:1  Dieron aviso a Joab: He aquí el rey llora, y hace duelo por Absalón.

Y se volvió aquel día la victoria en luto para todo el pueblo; porque oyó decir el pueblo aquel día que el rey tenía dolor por su hijo.

Y entró el pueblo aquel día en la ciudad escondidamente, como suele entrar a escondidas el pueblo avergonzado que ha huido de la batalla.

Mas el rey, cubierto el rostro, clamaba en alta voz: !!Hijo mío Absalón, Absalón, hijo mío, hijo mío!

Entonces Joab vino al rey en la casa, y dijo: Hoy has avergonzado el rostro de todos tus siervos, que hoy han librado tu vida, y la vida de tus hijos y de tus hijas, y la vida de tus mujeres, y la vida de tus concubinas,

amando a los que te aborrecen, y aborreciendo a los que te aman; porque hoy has declarado que nada te importan tus príncipes y siervos; pues hoy me has hecho ver claramente que si Absalón viviera, aunque todos nosotros estuviéramos muertos, entonces estarías contento.

Levántate pues, ahora, y ve afuera y habla bondadosamente a tus siervos; porque juro por Jehová que si no sales, no quedará ni un hombre contigo esta noche; y esto te será peor que todos los males que te han sobrevenido desde tu juventud hasta ahora.

Entonces se levantó el rey y se sentó a la puerta, y fue dado aviso a todo el pueblo, diciendo: He aquí el rey está sentado a la puerta. Y vino todo el pueblo delante del rey; pero Israel había huido, cada uno a su tienda.

Y todo el pueblo disputaba en todas las tribus de Israel, diciendo: El rey nos ha librado de mano de nuestros enemigos, y nos ha salvado de mano de los filisteos; y ahora ha huido del país por miedo de Absalón.

10 Y Absalón, a quien habíamos ungido sobre nosotros, ha muerto en la batalla. ¿Por qué, pues, estáis callados respecto de hacer volver al rey?

11 Y el rey David envió a los sacerdotes Sadoc y Abiatar, diciendo: Hablad a los ancianos de Judá, y decidles: ¿Por qué seréis vosotros los postreros en hacer volver el rey a su casa, cuando la palabra de todo Israel ha venido al rey para hacerle volver a su casa?

12 Vosotros sois mis hermanos; mis huesos y mi carne sois. ¿Por qué, pues, seréis vosotros los postreros en hacer volver al rey?

13 Asimismo diréis a Amasa: ¿No eres tú también hueso mío y carne mía? Así me haga Dios, y aun me añada, si no fueres general del ejército delante de mí para siempre, en lugar de Joab.

14 Así inclinó el corazón de todos los varones de Judá, como el de un solo hombre, para que enviasen a decir al rey: Vuelve tú, y todos tus siervos.

15 Volvió, pues, el rey, y vino hasta el Jordán. Y Judá vino a Gilgal para recibir al rey y para hacerle pasar el Jordán.

16 Y Simei hijo de Gera, hijo de Benjamín, que era de Bahurim, se dio prisa y descendió con los hombres de Judá a recibir al rey David.

17 Con él venían mil hombres de Benjamín; asimismo Siba, criado de la casa de Saúl, con sus quince hijos y sus veinte siervos, los cuales pasaron el Jordán delante del rey.

18 Y cruzaron el vado para pasar a la familia del rey, y para hacer lo que a él le pareciera. Entonces Simei hijo de Gera se postró delante del rey cuando él hubo pasado el Jordán,

19 y dijo al rey: No me culpe mi señor de iniquidad, ni tengas memoria de los males que tu siervo hizo el día en que mi señor el rey salió de Jerusalén; no los guarde el rey en su corazón.

20 Porque yo tu siervo reconozco haber pecado, y he venido hoy el primero de toda la casa de José, para descender a recibir a mi señor el rey.

21 Respondió Abisai hijo de Sarvia y dijo: ¿No ha de morir por esto Simei, que maldijo al ungido de Jehová?

22 David entonces dijo: ¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia, para que hoy me seáis adversarios? ¿Ha de morir hoy alguno en Israel? ¿Pues no sé yo que hoy soy rey sobre Israel?

23 Y dijo el rey a Simei: No morirás. Y el rey se lo juró.

24 También Mefi-boset hijo de Saúl descendió a recibir al rey; no había lavado sus pies, ni había cortado su barba, ni tampoco había lavado sus vestidos, desde el día en que el rey salió hasta el día en que volvió en paz.

25 Y luego que vino él a Jerusalén a recibir al rey, el rey le dijo: Mefi-boset, ¿por qué no fuiste conmigo?

26 Y él respondió: Rey señor mío, mi siervo me engañó; pues tu siervo había dicho: Enalbárdame un asno, y montaré en él, e iré al rey; porque tu siervo es cojo.

27 Pero él ha calumniado a tu siervo delante de mi señor el rey; mas mi señor el rey es como un ángel de Dios; haz, pues, lo que bien te parezca.

28 Porque toda la casa de mi padre era digna de muerte delante de mi señor el rey, y tú pusiste a tu siervo entre los convidados a tu mesa. ¿Qué derecho, pues, tengo aún para clamar más al rey?

29 Y el rey le dijo: ¿Para qué más palabras? Yo he determinado que tú y Siba os dividáis las tierras.

30 Y Mefi-boset dijo al rey: Deja que él las tome todas, pues que mi señor el rey ha vuelto en paz a su casa.

31 También Barzilai galaadita descendió de Rogelim, y pasó el Jordán con el rey, para acompañarle al otro lado del Jordán.

32 Era Barzilai muy anciano, de ochenta años, y él había dado provisiones al rey cuando estaba en Mahanaim, porque era hombre muy rico.

33 Y el rey dijo a Barzilai: Pasa conmigo, y yo te sustentaré conmigo en Jerusalén.

34 Mas Barzilai dijo al rey: ¿Cuántos años más habré de vivir, para que yo suba con el rey a Jerusalén?

35 De edad de ochenta años soy este día. ¿Podré distinguir entre lo que es agradable y lo que no lo es? ¿Tomará gusto ahora tu siervo en lo que coma o beba? ¿Oiré más la voz de los cantores y de las cantoras? ¿Para qué, pues, ha de ser tu siervo una carga para mi señor el rey?

36 Pasará tu siervo un poco más allá del Jordán con el rey; ¿por qué me ha de dar el rey tan grande recompensa?

37 Yo te ruego que dejes volver a tu siervo, y que muera en mi ciudad, junto al sepulcro de mi padre y de mi madre. Mas he aquí a tu siervo Quimam; que pase él con mi señor el rey, y haz a él lo que bien te pareciere.

38 Y el rey dijo: Pues pase conmigo Quimam, y yo haré con él como bien te parezca; y todo lo que tú pidieres de mí, yo lo haré.

39 Y todo el pueblo pasó el Jordán; y luego que el rey hubo también pasado, el rey besó a Barzilai, y lo bendijo; y él se volvió a su casa.

40 El rey entonces pasó a Gilgal, y con él pasó Quimam; y todo el pueblo de Judá acompañaba al rey, y también la mitad del pueblo de Israel.

41 Y he aquí todos los hombres de Israel vinieron al rey, y le dijeron: ¿Por qué los hombres de Judá, nuestros hermanos, te han llevado, y han hecho pasar el Jordán al rey y a su familia, y a todos los siervos de David con él?

42 Y todos los hombres de Judá respondieron a todos los de Israel: Porque el rey es nuestro pariente. Mas ¿por qué os enojáis vosotros de eso? ¿Hemos nosotros comido algo del rey? ¿Hemos recibido de él algún regalo?

43 Entonces respondieron los hombres de Israel, y dijeron a los de Judá: Nosotros tenemos en el rey diez partes, y en el mismo David más que vosotros. ¿Por qué, pues, nos habéis tenido en poco? ¿No hablamos nosotros los primeros, respecto de hacer volver a nuestro rey? Y las palabras de los hombres de Judá fueron más violentas que las de los hombres de Israel.

Sublevación de Seba

20:1  Aconteció que se hallaba allí un hombre perverso que se llamaba Seba hijo de Bicri, hombre de Benjamín, el cual tocó la trompeta, y dijo: No tenemos nosotros parte en David, ni heredad con el hijo de Isaí. !!Cada uno a su tienda, Israel!

Así todos los hombres de Israel abandonaron a David, siguiendo a Seba hijo de Bicri; mas los de Judá siguieron a su rey desde el Jordán hasta Jerusalén.

Y luego que llegó David a su casa en Jerusalén, tomó el rey las diez mujeres concubinas que había dejado para guardar la casa, y las puso en reclusión, y les dio alimentos; pero nunca más se llegó a ellas, sino que quedaron encerradas hasta que murieron, en viudez perpetua.

Después dijo el rey a Amasa: Convócame a los hombres de Judá para dentro de tres días, y hállate tú aquí presente.

Fue, pues, Amasa para convocar a los de Judá; pero se detuvo más del tiempo que le había sido señalado.

Y dijo David a Abisai: Seba hijo de Bicri nos hará ahora más daño que Absalón; toma, pues, tú los siervos de tu señor, y ve tras él, no sea que halle para sí ciudades fortificadas, y nos cause dificultad.

Entonces salieron en pos de él los hombres de Joab, y los cereteos y peleteos y todos los valientes; salieron de Jerusalén para ir tras Seba hijo de Bicri.

Y estando ellos cerca de la piedra grande que está en Gabaón, les salió Amasa al encuentro. Y Joab estaba ceñido de su ropa, y sobre ella tenía pegado a sus lomos el cinto con una daga en su vaina, la cual se le cayó cuando él avanzó.

Entonces Joab dijo a Amasa: ¿Te va bien, hermano mío? Y tomó Joab con la diestra la barba de Amasa, para besarlo.

10 Y Amasa no se cuidó de la daga que estaba en la mano de Joab; y éste le hirió con ella en la quinta costilla, y derramó sus entrañas por tierra, y cayó muerto sin darle un segundo golpe.

Después Joab y su hermano Abisai fueron en persecución de Seba hijo de Bicri.

11 Y uno de los hombres de Joab se paró junto a él, diciendo: Cualquiera que ame a Joab y a David, vaya en pos de Joab.

12 Y Amasa yacía revolcándose en su sangre en mitad del camino; y todo el que pasaba, al verle, se detenía; y viendo aquel hombre que todo el pueblo se paraba, apartó a Amasa del camino al campo, y echó sobre él una vestidura.

13 Luego que fue apartado del camino, pasaron todos los que seguían a Joab, para ir tras Seba hijo de Bicri.

14 Y él pasó por todas las tribus de Israel hasta Abel-bet-maaca y todo Barim; y se juntaron, y lo siguieron también.

15 Y vinieron y lo sitiaron en Abel-bet-maaca, y pusieron baluarte contra la ciudad, y quedó sitiada; y todo el pueblo que estaba con Joab trabajaba por derribar la muralla.

16 Entonces una mujer sabia dio voces en la ciudad, diciendo: Oíd, oíd; os ruego que digáis a Joab que venga acá, para que yo hable con él.

17 Cuando él se acercó a ella, dijo la mujer: ¿Eres tú Joab? Y él respondió: Yo soy. Ella le dijo: Oye las palabras de tu sierva. Y él respondió: Oigo.

18 Entonces volvió ella a hablar, diciendo: Antiguamente solían decir: Quien preguntare, pregunte en Abel; y así concluían cualquier asunto.

19 Yo soy de las pacíficas y fieles de Israel; pero tú procuras destruir una ciudad que es madre en Israel. ¿Por qué destruyes la heredad de Jehová?

20 Joab respondió diciendo: Nunca tal, nunca tal me acontezca, que yo destruya ni deshaga.

21 La cosa no es así: mas un hombre del monte de Efraín, que se llama Seba hijo de Bicri, ha levantado su mano contra el rey David; entregad a ése solamente, y me iré de la ciudad. Y la mujer dijo a Joab: He aquí su cabeza te será arrojada desde el muro.

22 La mujer fue luego a todo el pueblo con su sabiduría; y ellos cortaron la cabeza a Seba hijo de Bicri, y se la arrojaron a Joab. Y él tocó la trompeta, y se retiraron de la ciudad, cada uno a su tienda. Y Joab se volvió al rey a Jerusalén.

Oficiales de David

(2 S. 8.15-18; 1 Cr. 18.14-17)

23 Así quedó Joab sobre todo el ejército de Israel, y Benaía hijo de Joiada sobre los cereteos y peleteos,

24 y Adoram sobre los tributos, y Josafat hijo de Ahilud era el cronista.

25 Seva era escriba, y Sadoc y Abiatar, sacerdotes,

26 e Ira jaireo fue también sacerdote de David.

Venganza de los gabaonitas

21:1  Hubo hambre en los días de David por tres años consecutivos. Y David consultó a Jehová, y Jehová le dijo: Es por causa de Saúl, y por aquella casa de sangre, por cuanto mató a los gabaonitas.

Entonces el rey llamó a los gabaonitas, y les habló. (Los gabaonitas no eran de los hijos de Israel, sino del resto de los amorreos, a los cuales los hijos de Israel habían hecho juramento; pero Saúl había procurado matarlos en su celo por los hijos de Israel y de Judá.)

Dijo, pues, David a los gabaonitas: ¿Qué haré por vosotros, o qué satisfacción os daré, para que bendigáis la heredad de Jehová?

Y los gabaonitas le respondieron: No tenemos nosotros querella sobre plata ni sobre oro con Saúl y con su casa; ni queremos que muera hombre de Israel. Y él les dijo: Lo que vosotros dijereis, haré.

Ellos respondieron al rey: De aquel hombre que nos destruyó, y que maquinó contra nosotros para exterminarnos sin dejar nada de nosotros en todo el territorio de Israel,

dénsenos siete varones de sus hijos, para que los ahorquemos delante de Jehová en Gabaa de Saúl, el escogido de Jehová. Y el rey dijo: Yo los daré.

Y perdonó el rey a Mefi-boset hijo de Jonatán, hijo de Saúl, por el juramento de Jehová que hubo entre ellos, entre David y Jonatán hijo de Saúl.

Pero tomó el rey a dos hijos de Rizpa hija de Aja, los cuales ella había tenido de Saúl, Armoni y Mefi-boset, y a cinco hijos de Mical hija de Saúl, los cuales ella había tenido de Adriel hijo de Barzilai meholatita,

y los entregó en manos de los gabaonitas, y ellos los ahorcaron en el monte delante de Jehová; y así murieron juntos aquellos siete, los cuales fueron muertos en los primeros días de la siega, al comenzar la siega de la cebada.

10 Entonces Rizpa hija de Aja tomó una tela de cilicio y la tendió para sí sobre el peñasco, desde el principio de la siega hasta que llovió sobre ellos agua del cielo; y no dejó que ninguna ave del cielo se posase sobre ellos de día, ni fieras del campo de noche.

11 Y fue dicho a David lo que hacía Rizpa hija de Aja, concubina de Saúl.

12 Entonces David fue y tomó los huesos de Saúl y los huesos de Jonatán su hijo, de los hombres de Jabes de Galaad, que los habían hurtado de la plaza de Bet-sán, donde los habían colgado los filisteos, cuando los filisteos mataron a Saúl en Gilboa;

13 e hizo llevar de allí los huesos de Saúl y los huesos de Jonatán su hijo; y recogieron también los huesos de los ahorcados.

14 Y sepultaron los huesos de Saúl y los de su hijo Jonatán en tierra de Benjamín, en Zela, en el sepulcro de Cis su padre; e hicieron todo lo que el rey había mandado. Y Dios fue propicio a la tierra después de esto.

Abisai libra a David del gigante

15 Volvieron los filisteos a hacer la guerra a Israel, y descendió David y sus siervos con él, y pelearon con los filisteos; y David se cansó.

16 E Isbi-benob, uno de los descendientes de los gigantes, cuya lanza pesaba trescientos siclos de bronce, y quien estaba ceñido con una espada nueva, trató de matar a David;

17 mas Abisai hijo de Sarvia llegó en su ayuda, e hirió al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de David le juraron, diciendo: Nunca más de aquí en adelante saldrás con nosotros a la batalla, no sea que apagues la lámpara de Israel.

Los hombres de David matan a los gigantes

(1 Cr. 20. 4-8)

18 Otra segunda guerra hubo después en Gob contra los filisteos; entonces Sibecai husatita mató a Saf, quien era uno de los descendientes de los gigantes.

19 Hubo otra vez guerra en Gob contra los filisteos, en la cual Elhanán, hijo de Jaare-oregim de Belén, mató a Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como el rodillo de un telar.

20 Después hubo otra guerra en Gat, donde había un hombre de gran estatura, el cual tenía doce dedos en las manos, y otros doce en los pies, veinticuatro por todos; y también era descendiente de los gigantes.

21 Este desafió a Israel, y lo mató Jonatán, hijo de Simea hermano de David.

22 Estos cuatro eran descendientes de los gigantes en Gat, los cuales cayeron por mano de David y por mano de sus siervos.

Reina-Valera 1960 (RVR1960)Copyright © 1960 by American Bible Society

«¡YO SÉ QUIÉN ERES!»

28 mar 2016

«¡YO SÉ QUIÉN ERES!»

por Carlos Rey

a1Era el 24 de agosto de 1989, día en que se le había invitado a dirigirle la palabra a la Asamblea General de la Alianza Reformada. No se hallaba en su amada Guatemala, pero tal vez desde esta plataforma en Seúl, Corea, resonaría aún más su voz de poetisa hasta en el continente americano que tanto necesitaba comprender la motivación de sus versos. Inspirada por la opresión de su pueblo, Julia Esquivel Velásquez declamó con fuerza de convicción:

… Señor,
yo sé bien quién eres
y en dónde estás.

Yo sé bien que naciste
en un pueblo ocupado militarmente
por el imperio de tu tiempo.

Sé también que una noche
saliste precipitadamente
huyendo de los soldados de Herodes
protegido en los brazos de tu madre,
porque aún no te había llegado la hora….

Eres el niño refugiado
en un país extranjero,
que sólo pudo volver
a la tierra añorada
cuando murió el colaborador del poder imperial.

Eres el amigo de los intocables,
marcados por la lepra,
el SIDA de tu época en Galilea.

Eres el Hijo de María,
la mujer fuerte del Magníficat.
Eres el carpintero de Nazaret
que rompiste las costumbres
convertidas en ley
por una cultura opresora.

Sí, eres el que te dejaste tocar
por la mujer pública,
porque percibiste,
más allá de toda racionalización,

el motivo último de su llanto
que alivió tus pies cansados
de exiliado en tu propia tierra.
Ella supo acoger tu corazón
de rechazado e incomprendido,
de profeta auténtico.

Yo sé quién eres,
el amigo de los pecadores,
porque nos escandalizas
al afirmar categórico,
que las prostitutas y los ladrones
van muy adelante de nosotros
en el camino sembrado de espinas
que nos conduce hasta el reino de tu Padre….

Ya no insistas más, Señor,
te lo ruego;
yo sé hasta la saciedad,
que tú eres ciudadano del tercer mundo…
en Corea del Sur o en París,
en la sierra ecuatoriana,
en el Harlem,…
en los Estados Unidos.

Yo sé que perteneces a la raza ecuménica
de todos los disminuidos y oprimidos
del mundo entero.
Cuando me preguntas quién eres,
me pones entre la espada y la pared,
porque me preguntas en dónde estoy yo…

Pero yo también sé
que si te sigo paso a paso,
allí en donde moras
y a donde quiera que vayas,
me amenaza de muy cerca
el escándalo de la cruz
y la amargura de beber contigo del mismo cáliz…

Porque a ti,
te acusaron de alborotador
y de subversivo,
de blasfemo
y hasta de actuar bajo el poder del demonio…

(¿qué no harán conmigo, Señor?)

Dame tu coraje, te lo ruego;
ayúdame a recibir con el pan,
la cruz de cada día.

Concédeme la gracia
de seguirte de muy cerca,
cada instante de tu calvario y de tu muerte,
como Simón de Cirene
aún más, como María,
con esa espada sembrada aquí, muy dentro…

Porque Señor,
¡quiero tener ojos muy limpios
para ser capaz de reconocerte de inmediato
la radiante mañana de tu resurrección!1

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