NADIE COMO ÉL

NADIE COMO ÉL

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Pablo Martini
Programa No. 2016-06-27

La historia de la humanidad está repleta de personajes enigmáticos y polémicos. Muchos de ellos han soportado la crítica ajena e igual avanzaron defendiendo sus ideales. Otros han usado a sus seguidores para sus egoístas propósitos acabando despreciados y solos. Algunos han recibido honores “pos morten” y el mundo reconoció, aunque tarde, que no estaban equivocados como se decía. Pero es innegable que de todos ellos uno se destaca por su paradójica vida, su revolucionario concepto del altruismo y su persistencia férrea a lo que se le había comisionado. Cristo sintió hambre cuando era el Pan de vida. Padeció sed, sin embargo dijo: “El que tenga sed venga a mí y beba.” Se sintió cansado y es nuestro descanso. Pagó tributo como vasallo,  y era el Rey de reyes. Fue llamado diablo y echó fuera demonios. Oró, y es el que escucha nuestra oración. Lloró, y es Quien seca nuestro llanto. Fue vendido por treinta monedas de plata y es el rescate del mundo. Enmudeció como una oveja y, sin embargo, es la Palabra eterna. No tuvo dónde reclinar su cabeza, sin embargo es el dueño del mundo. Todos le abandonaron, quedó solo, y tenía en la eternidad legiones de ángeles dispuestos a cumplir sus órdenes. Fue crucificado por los hombres y había venido a ofrecerles el cielo. Y podríamos continuar mencionando singularidades de este Jesús, despreciado por muchos pero valorados por otros. El apóstol Pedro, reconociendo esto como la mayor incongruencia de la vida, dice que Él es como una “piedra viva, desechada por los hombres, pero escogida y preciosa para Dios”. Y más adelante: “Para vosotros, los que creéis, Él es precioso, más para los que no creen, esta piedra desechada llegó a ser la principal piedra de las construcción.” (1ª Pedro 2: 4 y 7) La historia continuó construyéndose sobre estas dos posiciones y hoy nos llega a nosotros con el mismo desafío: Creer o rechazar. Es el mismo Cristo, es el mismo mensaje. Es el mismo corazón humano, y es el mismo destino eterno de todo hombre y de toda mujer. Reflexiona, la Piedra que hoy rechazas, mañana caerá sobre ti. Construye tu vida sobre Jesús y nada ni nadie podrá derribarte.

PENSAMIENTO DEL DÍA:

La grandeza de Cristo radica en su humillación extrema siendo Dios.

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Oración clamando por venganza

Salmos 94-96

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Oración clamando por venganza

94:1 Jehová, Dios de las venganzas,
    Dios de las venganzas, muéstrate.

Engrandécete, oh Juez de la tierra;
Da el pago a los soberbios.

¿Hasta cuándo los impíos,
Hasta cuándo, oh Jehová, se gozarán los impíos?

¿Hasta cuándo pronunciarán, hablarán cosas duras,
Y se vanagloriarán todos los que hacen iniquidad?

A tu pueblo, oh Jehová, quebrantan,
Y a tu heredad afligen.

A la viuda y al extranjero matan,
Y a los huérfanos quitan la vida.

Y dijeron: No verá JAH,
Ni entenderá el Dios de Jacob.

Entended, necios del pueblo;
Y vosotros, fatuos, ¿cuándo seréis sabios?

El que hizo el oído, ¿no oirá?
El que formó el ojo, ¿no verá?

10 El que castiga a las naciones, ¿no reprenderá?
¿No sabrá el que enseña al hombre la ciencia?

11 Jehová conoce los pensamientos de los hombres,
Que son vanidad.

12 Bienaventurado el hombre a quien tú, JAH, corriges,
Y en tu ley lo instruyes,

13 Para hacerle descansar en los días de aflicción,
En tanto que para el impío se cava el hoyo.

14 Porque no abandonará Jehová a su pueblo,
Ni desamparará su heredad,

15 Sino que el juicio será vuelto a la justicia,
Y en pos de ella irán todos los rectos de corazón.

16 ¿Quién se levantará por mí contra los malignos?
¿Quién estará por mí contra los que hacen iniquidad?

17 Si no me ayudara Jehová,
Pronto moraría mi alma en el silencio.

18 Cuando yo decía: Mi pie resbala,
Tu misericordia, oh Jehová, me sustentaba.

19 En la multitud de mis pensamientos dentro de mí,
Tus consolaciones alegraban mi alma.

20 ¿Se juntará contigo el trono de iniquidades
Que hace agravio bajo forma de ley?

21 Se juntan contra la vida del justo,
Y condenan la sangre inocente.

22 Mas Jehová me ha sido por refugio,
Y mi Dios por roca de mi confianza.

23 Y él hará volver sobre ellos su iniquidad,
Y los destruirá en su propia maldad;
Los destruirá Jehová nuestro Dios.

Cántico de alabanza y de adoración

95:1 Venid, aclamemos alegremente a Jehová;
    Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.

Lleguemos ante su presencia con alabanza;
Aclamémosle con cánticos.

Porque Jehová es Dios grande,
Y Rey grande sobre todos los dioses.

Porque en su mano están las profundidades de la tierra,
Y las alturas de los montes son suyas.

Suyo también el mar, pues él lo hizo;
Y sus manos formaron la tierra seca.

Venid, adoremos y postrémonos;
Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.

Porque él es nuestro Dios;
Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano.
Si oyereis hoy su voz,

No endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba,
Como en el día de Masah en el desierto,

Donde me tentaron vuestros padres,
Me probaron, y vieron mis obras.

10 Cuarenta años estuve disgustado con la nación,
Y dije: Pueblo es que divaga de corazón,
Y no han conocido mis caminos.

11 Por tanto, juré en mi furor
Que no entrarían en mi reposo.

Cántico de alabanza

(1 Cr. 16.23-33)

96:1 Cantad a Jehová cántico nuevo;
    Cantad a Jehová, toda la tierra.

Cantad a Jehová, bendecid su nombre;
Anunciad de día en día su salvación.

Proclamad entre las naciones su gloria,
En todos los pueblos sus maravillas.

Porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza;
Temible sobre todos los dioses.

Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos;
Pero Jehová hizo los cielos.

Alabanza y magnificencia delante de él;
Poder y gloria en su santuario.

Tributad a Jehová, oh familias de los pueblos,
Dad a Jehová la gloria y el poder.

Dad a Jehová la honra debida a su nombre;
Traed ofrendas, y venid a sus atrios.

Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad;
Temed delante de él, toda la tierra.

10 Decid entre las naciones: Jehová reina.
También afirmó el mundo, no será conmovido;
Juzgará a los pueblos en justicia.

11 Alégrense los cielos, y gócese la tierra;
Brame el mar y su plenitud.

12 Regocíjese el campo, y todo lo que en él está;
Entonces todos los árboles del bosque rebosarán de contento,

13 Delante de Jehová que vino;
Porque vino a juzgar la tierra.
Juzgará al mundo con justicia,
Y a los pueblos con su verdad.

Reina-Valera 1960 (RVR1960)Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.