Dios con nosotros

12 Abril 2017

Dios con nosotros
por Charles R. Swindoll

Marcos 15:37-38 – Juan 1:14 – 1 Corintios 3:16 – Hebreos 10:19-20 – Apocalipsis 21:22

El plan de Dios a través de los siglos ha sido que Su pueblo se acerque a Él mientras Él habita en ellos. Lo hizo primeramente en la tienda del Tabernáculo, luego en una sección del templo santo, después en la tierra, en la persona de Su Hijo Jesús y ahora viviendo en todos los creyentes en Cristo a través de Su Espíritu.

El primer templo de Jerusalén, visualizado por David y construido por Salomón, era el lugar escogido por Dios para que Su gloria habitara. Esa estructura hermosa se convirtió en un símbolo de la presencia de Dios en la tierra, un lugar donde la gente podía ir cuando querían estar cerca de Dios. Ese templo fue destruido en el año 586 a.C. Otro templo fue construido 70 años después por Zorobabel y luego Herodes el Grande, durante la época de Jesús, lo convirtió en una estructura monumental. Sin embargo, para entonces, la presencia de Dios ya había abandonado el templo debido a la incredulidad de Israel.

En la búsqueda incansable por tener una relación con Su pueblo, Dios provee una nueva y mejor alternativa. Sí, algo mejor que el templo. Dios envió a Su Hijo, Jesucristo, para que fuese el «tabernáculo» en medio de nosotros (ver Juan 1:14). En ninguna otra parte de la Escritura esta imagen se muestra de una manera tan clara como en el templo mismo el día que Cristo murió: «Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró. Y el velo del templo se rasgó en dos, de arriba a abajo». De esta forma dramática, Dios le mostró al mundo que Él había aceptado el sacrificio de Jesús por nuestros pecados. Ya no eran necesarios más sacrificios en el templo. Dios ilustró este nuevo plan al permitir que las personas tuvieran acceso directo hacia Él: “Tenemos confianza para entrar al lugar santísimo por la sangre de Jesús, por un camino nuevo y vivo que Él inauguró para nosotros por medio del velo, es decir Su carne».

Para hacer este acceso aún más personal, Dios elige revelar Su presencia a través de Su Espíritu el cual vive en cada creyente. «¿Acaso no saben que son el templo de Dios y que el Espíritu de Dios mora en ustedes?» Además, tenemos la promesa de que un día ya no necesitaremos ningún templo. El apóstol Juan escribió: «Y no vi en ella templo alguno, porque su templo es el Señor, el Dios todopoderoso, y el Cordero». ¡Podremos ver y moraremos con Dios, cara a cara!

No de motivo alguno

4/12/2017

No de motivo alguno

Si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. (1 Pedro 3:14)

No es probable pero, según el apóstol Pedro, hay una remota posibilidad de que usted sufra por ser justo. En realidad, muchos cristianos sufrieron por su obediencia a Cristo en la iglesia primitiva, pero otros sufrieron por su desobediencia. Cuando un cristiano desobedece la Palabra de Dios, el mundo siente una mayor justificación y una mayor libertad para la hostilidad. Ni los cristianos consagrados deben sorprenderse ni temer cuando el mundo los trata con hostilidad.

La pasión por hacer el bien no es ninguna garantía contra la persecución. El hacer lo bueno reduce esa probabilidad. Nadie hizo más bien que Jesús, pero un mundo adverso finalmente lo mató. No obstante, usted debe vivir de modo que los críticos no tengan justificación alguna para acusarlo de nada.

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«El huerto del rey»

12 de abril

«El huerto del rey»

Nehemías 3:15

La mención del huerto del rey por parte de Nehemías trae a nuestra mente el paraíso que el Rey de reyes preparó para Adán. El pecado arruinó completamente aquella hermosa morada de todos los placeres e hizo caer a los hijos de los hombres al suelo, el cual les produce espinos y cardos. Alma mía, recuerda la Caída, pues fue tu caída. Laméntate mucho de que el Señor de amor fuera tan ignominiosamente tratado por la cabeza de la raza humana, de la que tú eres un miembro tan indigno como cualquier otro. Mira cómo los dragones y los demonios residen en esta hermosa tierra, que una vez fuera un huerto de placer.

Mira más allá, a otro huerto del Rey que este riega con el sudor de su sangre: Getsemaní, cuyas amargas hierbas son para las almas regeneradas mucho más agradables que los sabrosos frutos del Edén. Allí se reparó el daño que la serpiente había causado en el primer huerto; allí se quitó la maldición de la tierra, con la cual cargó la simiente prometida de la mujer. Alma mía, piensa mucho en la angustia y en la Pasión; visita el huerto de la almazara y mira a tu gran Redentor, redimiéndote de tu estado de perdición. En realidad, este es el huerto de los huertos, donde el alma puede ver la culpa del pecado y el poder del amor: dos aspectos que sobrepasan a todos los demás.

¿No hay otro huerto más del Rey? Sí, corazón mío, tú eres ese huerto, o debieras serlo. ¿Cómo florecen en ti las flores? ¿Hay algunos frutos selectos? ¿Anda el Rey en ese huerto y descansa en los cenadores de mi espíritu? ¡Asegúreme yo de que las plantas estén podadas y regadas, y de que se cacen las dañinas zorras! Ven, Señor, y permite que el viento celestial sople con tu venida para que las fragancias de tu huerto lo llenen todo. Tampoco debo olvidar ese otro huerto del Rey que es la Iglesia. ¡Oh Señor, prospérala! Reedifica sus muros, nutre sus plantas, madura sus frutos, y del dilatado desierto desmonta el yermo estéril y conviértelo en «el huerto del Rey».

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar. (S. D. Daglio, Trad.) (4a edición, p. 111). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.

¿Quién fue el verdadero Jesús histórico?»

¿Quién fue el verdadero Jesús histórico?»


Sin lugar a duda, una de las preguntas más frecuentes es, “¿Quién fue Jesús?” No hay duda de que Jesús tiene, por mucho, el nombre más reconocido a través del mundo. En total, una tercera parte de la población mundial – cerca de 2,500 millones de personas – dicen ser cristianos. –el Islam, que abarca alrededor de 1,500 millones de gente, realmente reconoce a Jesús como el segundo profeta más grande, después de Mahoma. De los restantes 3,200 millones (aproximadamente la mitad de la población mundial), la mayoría o ha escuchado el nombre de Jesús, o sabe acerca de Él.

Si uno tuviera que hacer un resumen de la vida de Jesús desde su nacimiento hasta su muerte, sería algo breve. Él nació de padres judíos en Belén, un pequeño pueblo al sur de Jerusalén, mientras el territorio estaba bajo la ocupación romana. Sus padres se mudaron al norte a Nazaret, donde Él creció; por lo que comúnmente se le conoce como “Jesús de Nazaret.” Su padre era carpintero, así que es probable que Jesús aprendiera el oficio en Sus primeros años. Alrededor de los treinta años, comenzó Su ministerio público. Él eligió a una docena de hombres de dudosa reputación como Sus discípulos y trabajó en las afueras de Capernaum, un pueblo grande de pescadores, y centro de comercio en la costa del Mar de Galilea. De ahí Él viajaba y predicaba por toda la región de Galilea, haciendo frecuentes incursiones entre los vecinos gentiles y samaritanos, con intermitentes viajes a Jerusalén.

Las inusuales enseñanzas y su metodología sorprendió y molestó a muchos. Su mensaje revolucionario, aunado a milagros y curaciones milagrosas, le generó gran número de seguidores. Su popularidad entre el populacho creció rápidamente, dando como resultado, la aprehensión de los bien arraigados líderes de la fe judía. Pronto, estos líderes se llenaron de celos, resintiendo grandemente Su éxito. Muchos de esos líderes encontraban ofensivas Sus enseñanzas, y sintieron que sus establecidas religiones y ceremonias tradicionales estaban siendo amenazadas. Pronto tramaron junto con los gobernadores romanos, cómo matarlo. Fue durante este tiempo que uno de los discípulos de Jesús lo traicionó con los líderes judíos por una miserable suma de dinero. Poco después de eso, mandaron arrestarlo, y armaron apresuradamente una serie de simulacros de juicio, decidiendo sumariamente ejecutarlo por crucifixión.

Pero, a diferencia de cualquier otro en la historia, la muerte de Jesús no fue el final de Su historia; fue, de hecho, el principio. El Cristianismo existe solo por lo sucedido después que Jesús murió. Tres días después de Su muerte, Sus discípulos y muchos otros comenzaron a declarar que Él había regresado a la vida de entre los muertos. Su tumba fue encontrada vacía, el cuerpo había desaparecido, y numerosas apariciones fueron pregonadas por testigos oculares de varios diferentes grupos de gente, de diferentes lugares, y en diferentes circunstancias.

Como resultado de todo esto, la gente comenzó a proclamar convencida que Jesús era el Cristo, o el Mesías. Ellos declaraban que Su resurrección validaba el mensaje del perdón de los pecados a través de Su sacrificio. Al principio, ellos predicaban estas buenas nuevas, conocidas como el Evangelio solo en Jerusalén, la misma ciudad donde fue ejecutado. Pero pronto esta nueva corriente conocida inicialmente como el Camino (ver Hechos 9:2, 19:9, 23; 24:22) y se extendió rápidamente. En un corto período de tiempo, este mensaje del Evangelio de la fe se esparció más allá de la región, llegando lugares tan lejanos como Roma; así como hasta lo más apartado de su vasto imperio.

Indudablemente Jesús tuvo un tremendo impacto en la historia mundial. La pregunta sobre “el verdadero Jesús histórico” puede ser mejor respondida estudiando el impacto de Jesús en la historia. La sola explicación para el incomparable impacto que tuvo Jesús, va mucho más allá de ser solo un hombre. Jesús era, y es, precisamente lo que la Biblia dice que Él es – Dios hecho hombre. Solo el Dios que creó el mundo y controla el curso de la historia pudo impactar al mundo de manera tan drástica.

https://www.gotquestions.org/Espanol/El-verdadero-Jesus-historico.html

¡Autorrevelación!

12 ABRIL

¡Autorrevelación!

Levítico 16 | Salmo 19 | Proverbios 30 | 1 Timoteo 1

Dios es maravilloso en su autorrevelación. Ha sido generoso en las maneras en las que se ha dado a conocer, lo ha hecho por la naturaleza, por su Espíritu, por su Palabra, en los grandes acontecimientos de la historia redentora, por las instituciones que ordenó para desvelar sus propósitos y su naturaleza, e incluso por la manera como los seres humanos estamos hechos. (Somos portadores de la Imago Dei.) El Salmo 19 presenta dos vías de la autorrevelación de Dios.

La primera de estas vías es la naturaleza o, para ser más preciso, una parte de la naturaleza, es decir “las huestes celestiales”, observadas y disfrutadas por todos nosotros. “Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos. Un día comparte al otro la noticia, una noche a la otra se lo hace saber” (19:1–2). Pero, de la misma manera que los pueblos de la antigüedad inventaron mitos complejos para explicar el sol, la luna y los astros, la vergüenza de nuestra cultura es que nos inventamos complejos mitos “científicos” para explicarlos también. Por supuesto, nuestro conocimiento de cómo son las cosas en realidad es mucho más avanzado y preciso que el de los antiguos. No obstante, su compromiso enraizado con la noción de una organización ciega, fortuita, sin propósito de un universo infinito es lamentablemente perversa – cualquier esquema funciona mientras excluya la conclusión más patente de un Dios supremamente inteligente, capaz de componer un diseño espectacularmente asombroso. La evidencia está aquí: “Un día comparte al otro la noticia, una noche a la otra se lo hace saber”.

La segunda vía es “La ley del Señor, es perfecta: infunde nuevo aliento. El mandato del Señor es digno de confianza: da sabiduría al sencillo. Los preceptos del Señor son rectos: traen alegría al corazón. El mandamiento del Señor es claro: da luz a los ojos. El temor del Señor es puro: permanece para siempre. Las sentencias del Señor son verdaderas: todas ellas son justas. Son más deseables que el oro, más que mucho oro refinado; son más dulces que la miel, la miel que destila del panal. Por ellas queda advertido tu siervo; quien las obedece recibe una gran recompensa” (19:7–11). Aquí también logramos recortar y minar lo que Dios ha revelado. Teólogos académicos desperdician sus vidas socavando su credibilidad. Mucha gente escoge secciones y temas aquí y allá, y con ellos construyen planteamientos que sirven para excluir el conjunto. Las tendencias de la cultura hacen que se construyan nuevas epistemologías que relativizan las palabras de Dios de modo que estas solo sean consideradas al mismo nivel que documentos originales de cualquier otra religión. Y peor aún, los creyentes invierten tan poco tiempo y energía para aprender lo que dicen que es la Palabra de Dios, que va perdiendo influencia por defecto. No obstante, sigue siendo una revelación inimaginablemente gloriosa.

Levítico 16 nos muestra otra vía de revelación. Dios, movido por la gracia, instituyó un rito anual, bajo el antiguo pacto, que sirvió para reflejar algunos principios fundamentales de su naturaleza, y de lo que le es aceptable. Los pecadores culpables pueden acercarse a él gracias a un mediador y un sacrificio sangriento que él ha prescrito: el Día de la Propiciación es tanto un ritual como una profecía (ver Hebreos 9:11–10:18).

Respondamos con el salmista: “Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis pensamientos, oh Señor, “roca mía y redentor mío” (19:14).

Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, pp. 102–103). Barcelona: Publicaciones Andamio.

No podemos perder al final

ABRIL, 12

No podemos perder al final

Devocional por John Piper

Llévense una guardia de soldados —les ordenó Pilato—, y vayan a asegurar el sepulcro lo mejor que puedan. (Mateo 27:65)

Cuando Jesús estaba muerto y enterrado, con una gran roca que fuera rodada contra la tumba, los fariseos le pidieron permiso a Pilato para sellar la roca y cuidar la tumba.

Hicieron lo más que pudieron… en vano.

Era inútil entonces, es inútil hoy día y siempre será inútil. No importa cuánto traten de hacer, nadie podrá mantener a Jesús derrocado. No lo podrán mantener enterrado.

No es difícil darse cuenta: Él puede salir porque no fue forzado a entrar. Él mismo se dejó difamar y acosar y votar en su contra y despreciar y patear y matar.

Yo doy mi vida para tomarla de nuevo. Nadie me la quita, sino que yo la doy de mi propia voluntad. Tengo autoridad para darla, y tengo autoridad para tomarla de nuevo (Juan 10:17-18).

Nadie puede mantenerlo caído porque nadie jamás lo tumbó. Él dio su vida cuando estaba listo.

Cuando parece que estará enterrado para siempre, Jesús está haciendo algo maravilloso en la oscuridad. «El reino de Dios es como un hombre que echa semilla en la tierra, y se acuesta y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece; cómo, él no lo sabe» (Marcos 4:26-27).

El mundo cree que Jesús ya no está —que está fuera del camino— pero Jesús está trabajando en los lugares donde hay oscuridad. «Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, produce mucho fruto» (Juan 12:24). Él se dejó enterrar —«Nadie me quita la vida»— y vendrá en poder cuando a él le plazca —«tengo autoridad para tomarla de nuevo»—.

«…a quien Dios resucitó, poniendo fin a la agonía de la muerte, puesto que no era posible que Él quedara bajo el dominio de ella» (Hechos 2:24). Jesús tiene su sacerdocio hoy día «según el poder de una vida indestructible» (Hebreos 7:16).

Durante veinte siglos, el mundo ha hecho lo imposible —en vano—. No lo pueden enterrar. No lo pueden controlar. No lo pueden callar o limitar. Jesús está vivo y totalmente libre para ir y venir adonde le plazca.

Confiemos en él y vayamos con él, sin importar adónde. No podemos perder al final.

http://solidjoys.sdejesucristo.org/

¿Cómo podemos creer?

miércoles 12 abril

(Jesús dijo:) ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?

Juan 5:44

Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.

Juan 12:46

¿Cómo podemos creer?

Algunas preguntas de la Biblia

Jesús da este consejo: leer atentamente las Escrituras (la Biblia), pues “ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39).

Y añade: “No queréis venir a mí para que tengáis vida” (v. 40). Es a él a quien debemos ir. Pero nuestra propia voluntad puede ser el primer obstáculo que nos impide aceptar su oferta. Ir a Jesús para tener la vida es aceptar un verdadero acercamiento, sin sombras, porque Jesús es la verdad. ¿Esto va a orientar nuestra decisión? Sea como sea, la invitación del Salvador es generosa, liberal, gratuita: “Venid a mí todos los que estáis trabajados…” (Mateo 11:28). Pero Dios no fuerza a nadie, pues respeta al hombre. Cada uno está invitado a responder: «¡Sí, voy!».

Otro obstáculo puede presentarse a la fe: el hecho de buscar la gloria que viene del hombre. Esto consiste en decir: «¿Qué van a pensar si acepto el Evangelio? ¿Podré conservar mis amigos, mi reputación, la consideración de los demás?».

¡Sin embargo, la verdad es mucho más valiosa que la reputación! Jesús nos enseña que debemos buscar “la gloria que viene del Dios único”, es decir, buscar su aprobación, tratar de agradarle humildemente y cueste lo que cueste. Así experimentaremos la verdadera libertad y una profunda paz. Jesús también dijo: “Todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla” (Mateo 7:8). El Señor va al encuentro de todo el que lo busca.

Ezequiel 35:1-36:12 – 2 Tesalonicenses 2 – Salmo 42:7-11 – Proverbios 13:12-13

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