Salmos de Guerra

Clasificación «A» 

Salmos de Guerra

Entrevista con el Dr. Jaime Adams sobre la manera de leer e interpretar los Salmos imprecatorios (de venganza y juicio) basado en su libro “Salmos de Guerra del Príncipe de Paz” de Poiema Publicaciones.

Nathan Díaz

Estudió producción de radio y teología en Moody Bible Institute de Chicago.   Fué director de programación de la estación WMCR en Chicago y después de WBLR en Georgia antes de regresar a México para comenzar Fish Studios.

Actualmente sirve como pastor y maestro en la Iglesia Evangélica Cuajimalpa (www.iglesiacuajimalpa.org).  Él y su esposa Cristin tienen tres hijos, Ian, Cael y Evan. 

«Que pelees las batallas del SEÑOR»

20 de abril

«Que pelees las batallas del SEÑOR».

1 Samuel 18:17 (LBLA)

El ejército de los elegidos de Dios está guerreando aún sobre la tierra, con Jesucristo como Capitán de su salvación. Él ha dicho: «He aquí, yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo». ¡Oíd los gritos de guerra! Que el pueblo de Dios esté firme en sus filas y que a nadie le falte coraje. Es verdad que en nuestro país, justamente ahora, la batalla se ha tornado contra nosotros y, a no ser que el Señor levante su espada, no sabemos lo que puede llegar a ser de la Iglesia de Dios. No obstante, tengamos coraje y seamos valientes. Nunca hubo una ocasión en que el protestantismo pareciera temblar más en la balanza que ahora, cuando se está haciendo un esfuerzo feroz por restaurar al papismo anticristiano a su antigua posición. Necesitamos sobremanera una voz valiente y una mano enérgica para predicar y propagar el antiguo evangelio por el cual los mártires derramaron su sangre. El Salvador, con su Espíritu, se halla aún sobre la tierra; regocijémonos por esto. Él está siempre en medio de la batalla y, por tanto, el resultado del combate no es dudoso. Y mientras arrecia la lucha, ¡qué grata satisfacción nos produce el saber que el Señor Jesús, en su función de Intercesor, está abogando con éxito por su pueblo! ¡Oh angustiado espectador, no te fijes demasiado en la batalla de aquí abajo, porque te verás envuelto en humo y sorprendido con los vestidos bañados en sangre! Fija, más bien, tu mirada allá donde el Salvador vive y aboga por nosotros; porque mientras él interceda, la causa de Dios estará segura. Luchemos como si todo dependiese de nosotros, pero miremos arriba y reconozcamos que todo depende de él.

Por los lirios de la pureza cristiana y por las rosas de la expiación del Salvador; por los corzos y por las ciervas del campo, te exhortamos a ti, que amas a Jesús, a que contiendas valientemente en la Guerra Santa por la verdad y la justicia, por el Reino y por las gemas de la corona de tu Maestro. ¡Adelante!, «porque la batalla no es vuestra, sino de Dios».

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar. (S. D. Daglio, Trad.) (4a edición, p. 119). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.

Como arcilla

20 Abril 2017

Como arcilla
por Charles R. Swindoll

Hechos 12:25; 13:3

Mantener flexible y manejable la arcilla de la voluntad exige la atención constante. Después de que usted se endurece y se vuelve quebradizo a la dirección de Dios, es menos utilizable por Él. Quiero tomar las verdades con las que hemos estado luchando hasta aquí, y convertirlas en un bálsamo suavizante que usted podría emplear regularmente cuando vea un cambio en el horizonte. Entre los ingredientes del bálsamo que usted necesita utilizar hay un poquito de lo negativo y un poco de lo positivo.

Primer ingrediente negativo: No se cierre a ninguna posibilidad. Manténgase abierto a todo lo que el Señor pueda tener para usted, quitando todas las limitaciones. Dígale al Señor que está dispuesto a cooperar. Pero no olvide que usted puede ser el siguiente Bernabé o Saulo que el Señor quiera poner en otro lugar. Recuerde que estamos hablando de cambios, a los que hay que obedecer

Segundo ingrediente negativo: No permita que las muchas actividades emboten su sensibilidad. Recuerde que Dios habló mientras ellos estaban ministrando. Usted puede estar tan ocupado en las actividades de la iglesia, que no es capaz de entender lo que el Señor le está diciendo.

Primer ingrediente positivo: Deje a Dios ser Dios. Él es selectivo cuando escoge a las personas. Escogió dos y dejó tres, esa era su prerrogativa. Pudo haber escogido a todos los cinco o solamente a uno. El llamado es suyo. Nuestro soberano Señor hace como a Él le parece, y cuando el asunto está claro, nuestra respuesta es obedecer.

Segundo ingrediente positivo: Esté listo paro decir sí. No espere a tener todos los detalles antes de acceder y obedecer. Sin duda, habrá dificultades y tramos penosos en el camino. ¿Y qué? Esté listo para decir que sí, y confiar en que el Señor se encargará del resto.

Solamente usted y el Señor conocen la condición de su corazón. ¿Es arcilla suave y maleable, lista para ser moldeada por el Gran Escultor? ¿O se ha endurecido y convertido en arcilla frágil y quebradiza por los años de vida de infidelidad? Usted sabe exactamente lo que Dios le está pidiendo que haga. Puede ser algo más allá de los límites de la lógica, y mucho más allá de su cómoda rutina. Es posible, incluso, que tenga algunos amigos que le estén diciendo que lo que usted cree que Dios le está pidiendo que haga es negativo, totalmente negativo. Sin embargo, su dirección es clara. Solo se necesita una cosa: que usted diga sí, Señor; sí.

Solamente usted y el Señor conocen la condición de su corazón.—Charles R. Swindoll

Tomado del libro Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2017 por Charles R. Swindoll Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

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«¡He sido arrojado de tu presencia!»

20 ABRIL

«¡He sido arrojado de tu presencia!»

Levítico 24 | Salmo 31 | Eclesiastés 7 | 2 Timoteo 3

David estaba hundido en unos problemas muy profundos. De qué trataban exactamente no nos queda claro, por mucho que intentemos indagar en ello 3.000 años más tarde. Pero lo que sí podemos saber es que David estaba encerrado en una ciudad fortificada (Salmo 31:21), y se sentía atrapado. Había tantas amenazas alrededor suyo que estaba muy cerca del desespero. En ese momento llegó a sentirse abandonado por Dios mismo: “En mi confusión llegué a decir: «¡He sido arrojado de tu presencia!»” (31:22).

No hay mayor desespero que este – sentirse abandonado por Dios. Formaba parte del tormento de Job. Job sabía que podía construir una defensa justa a su favor, si pudiese lograr que Dios viniese a su encuentro y le escuchase, pero los cielos permanecieron callados y el terrible silencio del cielo multiplicó su desesperación.

Ya hemos reflexionado sobre el hecho de que fue el miedo a ser abandonado por Dios lo que empujó a Jacob a seguir luchando con el desconocido en la oscuridad de la noche (Génesis 22:22–23), y lo que movió a Moisés a implorar a Dios que abandonase su intención de permanecer fuera del campamento de los israelitas rebeldes (Éxodo 32–34). En un universo regido por Dios, no puede haber nada más duro que la experiencia de ser, de verdad, abandonado por Dios. El peor de los tormentos del infierno será que los hombres y las mujeres serán total y absolutamente abandonados por Dios. “Abandone toda esperanza quien entre por aquí”.

No obstante, la triste realidad es que los que llevamos la imagen de Dios oscilamos entre el miedo a que Dios nos abandone y el deseo de huir de su presencia. Este mismo David que escribió este salmo no sentía la misma necesidad de deleitarse en la presencia de Dios cuando codiciaba a Betsabé y buscaba la manera de deshacerse de su marido. Con demasiada frecuencia, quisiéramos que Dios mirase a otro lado cuando queremos desobedecerle y seguir nuestro propio camino y, en cambio, cuando pasamos estrecheces, quisiéramos que Dios intervenga, demostrando su poder y su gloria, y sacándonos de nuestros problemas.

¡Qué bendición tan incalculable es que Dios sea mucho mejor que nuestros temores! No nos debe ni auxilio, ni alivio, ni salvación. Aun nuestros gritos: “¡Estoy arrojado de tu presencia!” pueden tener más que ver con nuestra incredulidad que con la expresión de una necesidad sincera de socorro. Pero tal vez la experiencia de David nos sirva de aliento, pues después escribe estas dos líneas más “Pero tú oíste mi voz suplicante cuando te pedí que me ayudaras” (31:22).

Amad al SEÑOR, todos sus fieles;

él protege a los dignos de confianza,

pero a los orgullosos les da su merecido.

Cobrad ánimo y armaos de valor,

todos los que en el SEÑOR esperáis.

(Salmo 31:23–24)

Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 110). Barcelona: Publicaciones Andamio.

Temor de apartarse

ABRIL, 20

Temor de apartarse

Devocional por John Piper

¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has obrado para los que en ti se refugian, delante de los hijos de los hombres! (Salmos 31:19)

Consideremos dos verdades importantes que presenta Salmos 31:19.

1. La bondad del Señor

Existe una bondad peculiar de Dios. Es decir, no solo una bondad general de Dios, que él muestra a todo ser humano al hacer salir el sol sobre malos y buenos (Mateo 5:45), sino que también hay una bondad peculiar para «los que le temen».

Esta bondad es de una abundancia sin medida. No tiene límite, jamás se acaba, lo abarca todo. Hay solo bondad para los que le temen. Todo obra para su bien. Incluso las tribulaciones están llenas de ganancia (Romanos 5:3-5).

Pero aquellos que no le temen reciben una misericordia temporal —una misericordia que no conduce al arrepentimiento, sino a una peor destrucción— (Romanos 2:4).

2. El temor del Señor

El temor del Señor es el temor de apartarse de él. Por lo tanto se expresa cuando buscamos refugio en él. Por eso, en Salmos 31:19 se menciona dos condiciones: temer al Señor y refugiarse en él.

Parece que fueran opuestos. El temor parece que nos alejara de él mientras que refugiarse parece que nos acercara. Sin embargo, cuando entendemos que este temor es el temor de no estar en su cercanía, entonces ambas condiciones obran juntas.

Existe un temblor real para los santos. «Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor» (Filipenses 2:12). Pero se trata del temblor que uno siente al estar entre los brazos del Padre que acaba de salvar a su hijo de las corrientes profundas del océano.

http://solidjoys.sdejesucristo.org/

Señor, ¡muéstranos al Padre!

jueves 20 abril

Jesús… dijo: A mí me conocéis, y sabéis de dónde soy; y no he venido de mí mismo, pero el que me envió es verdadero, a quien vosotros no conocéis. Pero yo le conozco, porque de él procedo, y él me envió.

Juan 7:28-29

El que me ha visto a mí, ha visto al Padre.

Juan 14:9

Señor, ¡muéstranos al Padre!

¿Quién es Jesús? Nació en Belén de Judea, en el primer siglo de nuestra era. Vivió toda su infancia en Nazaret de Galilea. Ejerció la profesión de carpintero hasta la edad de 30 años. Luego, durante unos tres años, recorrió las provincias de Galilea y Judea anunciando la Buena Nueva del reino de Dios. Juzgado y condenado a muerte, fue crucificado entre dos malhechores. Desde principios de la era cristiana, los historiadores reconocieron estos hechos y los escribieron.

Pero si usted realmente quiere saber quién es Jesús, debe leer los evangelios, los primeros libros del Nuevo Testamento. Estos nos cuentan cómo Jesús llamó a doce hombres para que fuesen sus discípulos, y con ellos recorrió el país llamando a los hombres al arrepentimiento y anunciando el perdón de Dios. Esos discípulos fueron testigos de lo que sucedió durante los tres años de la vida pública de Jesús. También fueron testigos de su muerte, pero lo vieron de nuevo vivo, como Cristo resucitado. Estuvieron allí cuando Jesús fue alzado al cielo.

Así descubrimos que Jesús es mucho más que un profeta que transmitió la Palabra de Dios. Él mismo es esa palabra viva, el Verbo de Dios que revela a Dios como Padre.

Algunas personas piensan que Dios es duro, que quiere castigarnos, hacernos pagar… Jesús destruye nuestras falsas ideas sobre Dios para mostrarnos su amor y su nombre: Dios Salvador. Todos los que creen en Jesús, el Hijo de Dios, pasan a ser hijos de Dios.

Ezequiel 42 – 1 Pedro 5 – Salmo 46:1-3 – Proverbios 14:3-4

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.chlabuena@semilla.ch

La Unión Hipostática

La Unión Hipostática

John F. Macarthur / Richard Mayhue

En el año 325 dC, el Concilio de Nicea afirmó la revelación de la Escritura de que Jesús era verdaderamente Dios. Posteriormente, en el año 451 dC, el Concilio de Calcedonia estuvo de acuerdo en que Jesús era al mismo tiempo humano y divino, implicando una «unión hipostática» de las dos naturalezas sin confusión, sin cambio, sin división y sin separación. El Credo de los Apóstoles (siglo V dC) Así, por tanto afirma: “yo creo. . . . . En Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por el Espíritu Santo, nacido de la Virgen María «. En otras palabras, la unión hipostática consiste en las dos naturalezas de Cristo en una persona teantropica (Dios-hombre). Esta unión mantiene la deidad de Cristo sin disminuir y su humanidad sin exaltar.

La unión hipostática es distinta del nacimiento virginal y de la encarnación. La encarnación se refiere a todo el concepto de Dios manifestándose en carne humana. El nacimiento virginal constituyó el medio por el cual se realizó la encarnación. Como Charles Feinberg explicó una vez, “La unión hipostática es aquella que se haya realizado y llevado a la existencia mediante la encarnación.” La unión hipostática difiere de las teofanías en que había múltiples teofanías, temporales, mientras que la existencia de dos naturalezas en Cristo desde su encarnación es eterna. Él es ahora y para siempre el Dios-hombre.

Mientras que la naturaleza humana que el Hijo de Dios recibió en su encarnación le permite experimentar la humanidad, El no existe como dos personas. Él no es sino una persona con dos naturalezas: la divina y la humana. La deidad de Cristo afecta la individualización (que implica carácter y personalidad) de su naturaleza humana. Dios el Padre preparó el cuerpo físico de Cristo para la encarnación, para que el Hijo de Dios hiciera la voluntad del Padre (Hebreos 10: 5-7). Cada naturaleza posee su propia voluntad. En Juan 17:24, la voluntad divina de Cristo aparece en su relación trinitaria con el Padre antes de la fundación del mundo. Pero en el jardín de Getsemaní, Jesús ajusta su voluntad humana a la voluntad del Padre (Mateo 26:39). Esta dualidad dentro de una persona puede verse también en la juventud de Jesús cuando asombró a los maestros en el templo con su sabiduría y conocimiento de las Escrituras mientras hablaba de su naturaleza divina, pero luego sometió su voluntad humana a los deseos de sus padres (Lucas 2:47, 51-52). No se trataba de personalidades en conflicto, sino de dos naturalezas distintas pero perfectas.

La humanidad implica padecer, no sólo encontrarse, con lo que la humanidad comúnmente experimenta. Desde el comienzo de Su vida encarnada hasta el final de su viaje terrenal, Jesús experimentó el nacimiento (Mateo 2:1), el crecimiento (Lucas 2:40), el agotamiento (Juan 4: 6), el sueño (Marcos 4:38), hambre (Mateo 4: 2; 21:18), sed (Juan 4: 7; 19:28), enojo (Marcos 3: 5), dolor (Mateo 26:37), lloro (Lucas 19:41; 11:35), compasión (Mateo 9:36), amor (Marcos 10:21, Juan 11: 3, 5, 36), alegría (Lucas 10:21, Juan 15:11), tentación (Mateo 4: 1, Hebreos 4:15), oración (Mateo 14:23, Hebreos 5: 7), sufrimiento (Mateo 16:21, Lucas 22:44, Hebreos 2:18) y muerte (Marcos 15: 37-39, Lucas 23: 44-46, Juan 12:24, 33, Romanos 5: 6, 8, Filipenses 2: 8). También experimentó primero lo que todos los seres humanos experimentarán: resurrección (Mateo 17: 9, Juan 2:22, 21:14, Hechos 3:15, 1 Corintios 15:20). Jesús era, de hecho, verdadera y completamente humano, así como verdadera y completamente Dios (ver “ Deidad ” más arriba).

El escritor de la epístola a los hebreos ha escrito de manera muy sucinta y hermosa sobre la necesidad de la humanidad de Cristo y la gran bendición que le corresponde a la humanidad por su humanidad: “Por tanto, tenía que ser hecho semejante a sus hermanos en todo, a fin de que llegara a ser un misericordioso y fiel sumo sacerdote en las cosas que a Dios atañen, para hacer propiciación por los pecados del pueblo. Pues por cuanto El mismo fue tentado en el sufrimiento, es poderoso para socorrer a los que son tentados.” (Heb. 2:17–18). Él es “Jesús el Nazareno, varón confirmado por Dios” (Hechos 2:22). Él es «el único mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús» (1 Timoteo 2:5). Sí, «He aquí el hombre» (Juan 19: 5).

Acerca de este maravilloso misterio de la unión hipostática de las dos naturalezas de Cristo, John Walvoord señala que “mientras que los atributos de una naturaleza no se atribuyen a la otra, los atributos de ambas naturalezas se atribuyen correctamente a Su persona.” Este hecho requiere a los lectores de la Escritura discernir correctamente la llamada comunicación de propiedades (Lat. comunicación de idiomas) en el registro bíblico con el fin de entender correctamente quién es Jesús y lo que ha logrado. Es decir, lo que se puede decir de una de las naturalezas de Cristo puede ser correctamente dicho de Cristo como a toda la persona. Por ejemplo, el comentario de Pablo en Hechos 20:28 no significa que la naturaleza divina tenga sangre, porque Dios es espíritu (Juan 4:24). Pero debido a que la «sangre» es una propiedad de la naturaleza humana de Cristo y «Dios» es una propiedad de su naturaleza divina, Pablo puede decir de Jesús que Dios compró la iglesia con su propia sangre. Las propiedades de ambas naturalezas pueden ser predicadas de la única persona de Cristo. Walvoord útilmente ofrece siete clasificaciones, que se resumen a continuación, que nos permiten distinguir entre las referencias bíblicas a las naturalezas y persona de Cristo:

1. Referencias bíblicas a toda la persona de Cristo, en la cual ambas naturalezas son esenciales:

Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz. El aumento de su soberanía y de la paz no tendrán fin sobre el trono de David y sobre su reino, para afianzarlo y sostenerlo con el derecho y la justicia desde entonces y para siempre. El celo del SEÑOR de los ejércitos hará esto. (Isa. 9: 6-7)

Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque El salvará a su pueblo de sus pecados. (Mateo 1:21)

Teniendo, pues, un gran sumo sacerdote que trascendió los cielos, Jesús, el Hijo de Dios, retengamos nuestra fe. (Hebreos 4:14)

2. Referencias a toda la persona, pero los atributos son verdaderos de su deidad:

Pero Jesús, por su parte, no se confiaba a ellos, porque conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le diera testimonio del hombre, pues El sabía lo que había en el hombre. (Juan 2: 24-25)

Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, es decir, el Hijo del Hombre que está en el cielo. (Juan 3:13)

Pero El les respondió: Hasta ahora mi Padre trabaja, y yo también trabajo. (Juan 5:17).

3. Referencias a toda la persona, pero los atributos son verdaderos de su humanidad:

Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, entonces tuvo hambre. (Mat. 4: 1-2)

Y dio a luz a su hijo primogénito; le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. (Lucas 2: 7)

Y el Niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre El. (Lucas 2:40)

y allí estaba el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo. Era como la hora sexta. (Juan 4: 6)

4. Aparente contradicción en las referencias que describen a la persona entera según un atributo de su naturaleza divina, pero predicada de su naturaleza humana:

Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual el Espíritu Santo os ha hecho obispos para pastorear la iglesia de Dios [atributo divino], la cual El compró con su propia sangre [atributo humano]. (Hechos 20:28)

Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y El puso su mano derecha sobre mí, diciendo: No temas, yo soy el primero y el último, y el que vive [atributo divino], y estuve muerto [atributo humano]; y he aquí, estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del Hades. (Ap 1:17-18).

5. Aparente contradicción en las referencias que describen a toda la persona según un atributo de su naturaleza humana, pero predicada de su deidad:

¿Pues qué si vierais al Hijo del Hombre [atributo humano] ascender adonde antes estaba? [atributo divino] (Juan 6:62)

de quienes son los patriarcas, y de quienes, según la carne [atributo humano], procede el Cristo, el cual está sobre todas las cosas, Dios [atributo divino] bendito por los siglos. Amén. (Romanos 9:5)

6. Referencias que describen a la persona entera según su deidad pero predicada de ambas naturalezas:

Entonces El le dijo: En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso. (Lucas 23:43)

Entonces Jesús tomó los panes, y habiendo dado gracias, los repartió a los que estaban recostados; y lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que querían. (Juan 6:11)

Pero Jesús, sabiendo en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: ¿Esto os escandaliza? (Juan 6:61)

Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces vosotros también seréis manifestados con El en gloria. (Col. 3:3-4)

7. Referencias que describen a la persona entera según su humanidad pero predicada de ambas naturalezas:

“Y alrededor de la hora novena, Jesús exclamó a gran voz, diciendo: ELI, ELI, ¿LEMA SABACTANI? Esto es: DIOS MIO, DIOS MIO, ¿POR QUE ME HAS ABANDONADO?” (Mateo 27:46) Dios no puede dejar o abandonar a Dios, Jesús está en la cruz en la totalidad de su persona, pero el Padre lo abandona temporalmente de acuerdo con su humanidad, como el Dios-hombre, Jesús muere con respecto a su humanidad, porque la naturaleza divina no puede morir.

y le dio autoridad para ejecutar juicio, porque es el Hijo del Hombre. (Juan 5:27)

Por lo tanto, una teología bíblica de la persona y las naturalezas de Cristo debe descansar en una lectura cuidadosa de las Escrituras junto con un reconocimiento de nuestra limitada comprensión. El lector perspicaz prestará mucha atención a cada detalle del texto bíblico para interpretarlo correctamente con respecto a la comprensión teológica de quién es Jesucristo y lo que ha hecho, está haciendo y hará.

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¿Qué es una secta?

¿Qué es una secta?

¿Qué dice la Biblia sobre las sectas?

La palabra “secta” según el diccionario de la lengua Española, “es una doctrina particular, enseñada por un maestro que la halló o explicó y seguida o defendida por otros”. Interesante definición. Varios elementos son dignos de mención, note que la secta es una doctrina particular. Esto significa que difiere de la doctrina normalmente aceptada por la mayoría. Además, esta doctrina particular es enseñada por un maestro. Toda secta normalmente gira alrededor de una persona, considerada como su fundador, y quien, invariablemente, se erige como el canal por el cual Dios, supuestamente, hace sus revelaciones. También observe que toda secta tiene sus seguidores o defensores. Se les conoce con el nombre de sectarios. Se trata de personas que ciegamente se someten a los postulados emanados por el fundador de la secta, sin pensar por un solo instante en la validez o legitimidad de esos postulados. Aplicando todo esto a la doctrina bíblica, una secta, y más específicamente una secta falsa, es una doctrina que se aparta de lo que la Biblia enseña, la cual es proclamada o enseñada por un maestro que la halló, de alguna manera, y además es apoyada o defendida ciegamente por otros. Si Usted hace un examen, no necesariamente a fondo, de la cantidad enorme de sectas falsas que existen en la actualidad, encontrará que todas tienen alguna doctrina que no tiene ningún apoyo en la Biblia. Puede ser que hablen de que Cristo no es Dios o que nieguen la doctrina de la trinidad, o que sostengan que la salvación es por obras, o que nieguen que la Biblia es la completa revelación de Dios, o que sostengan que no existe el infierno, o que piensen que cuando muere una persona pasa a un estado de inconciencia hasta la resurrección, o que existe posibilidad de salvación después de la muerte, etc., etc. Además encontrará que todas las sectas falsas siempre tienen su fundador, o un sucesor del fundador, si el fundador ya ha muerto, quien puede ser un hombre o una mujer, el cual ejerce control absoluto sobre los seguidores de la secta falsa. El fundador alega que tiene poder para hablar a nombre de Dios o para recibir nuevas revelaciones de Dios, aparte de lo que está en la Biblia. Normalmente tienen libros o publicaciones que para ellos tienen mayor valor y autoridad que la misma Biblia. En cuanto a los seguidores de la secta falsa, actúan como autómatas, incapaces de pensar por ellos mismos. Su voluntad ha sido totalmente anulada y se limita exclusivamente a cumplir con lo que los líderes de la secta falsa determinan. Ahora bien, ¿Qué dice la Biblia sobre todo esto? Pues la Biblia enseña que mientras la iglesia de Cristo esté en la tierra, se levantarán justamente personas como los fundadores de las sectas falsas. Ponga atención a lo que dice 2 Timoteo 3:1-5 “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de los bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.” Cuando este pasaje bíblico habla de los postreros días está haciendo referencia al tiempo entre la primera y la segunda venida de Cristo. Este tiempo será un tiempo peligroso porque se levantarán hombres con todas aquellas características dadas por el apóstol Pablo, quienes aparentarán ser hombres de Dios, pero su conducta les delatará como falsos maestros. Estos falsos maestros son los que proclaman falsa doctrina. De ellos habla el apóstol Pablo en 1 Timoteo 4:1-3 donde dice: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad.” Note como los falsos maestros, o los líderes de cualquier secta falsa, en realidad obedecen a los designios de espíritus engañadores y en consecuencia proclaman doctrina de demonios. Con su conciencia cauterizada, estos maestros de sectas falsas intentan establecer sus propias reglas de conducta y exigen que sus seguidores se sometan a ellas. Entre otras cosas, por ejemplo, se les ha ocurrido que casarse es malo y prohíben que sus seguidores se casen. También se les ha ocurrido que determinados alimentos son malos y exigen que sus seguidores se abstengan de comer esos alimentos. Allí los tiene. Erigiéndose como Dios para ordenar a sus seguidores lo que deben hacer. Así son los líderes de las sectas falsas. Lo curioso es que muchos se adhieren a las falsas doctrinas y ciegamente se someten a ellas. Esto también ya fue anunciado de antemano en la Biblia. 2 Timoteo 4:3-4 dice: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.” La Biblia dice que vendrá un tiempo cuando la gente estará harta de la sana doctrina. Simplemente no querrán oír más de ella. La Biblia para esta gente será un libro antiguo, pasado de moda, bueno para los abuelos pero sin valor para ellos. Su acercamiento a Dios será por medio de las emociones, o por medio de lo que se puede experimentar con los sentidos. Teniendo comezón de oír, o lo que es lo mismo, deseando oír solamente lo que ellos quieren oír, buscarán maestros conforme a su propia maldad. Esto significa que buscarán predicadores que les digan que no hay problema con engañar, con mentir, con tomar lo que no es suyo. De esta manera, apartarán su oído de la verdad y se dejarán arrastrar por las fábulas inventadas por los falsos maestros de las sectas falsas. Interesante es notar que una gran mayoría de los seguidores de las sectas falsas, no son gente que antes de entrar a determinada secta falsa no sabía nada de Dios ni de la Biblia. Son gente que sabía algo sobre Dios, algo sobre la Biblia, pero se negaban a profundizar este conocimiento y a recibir a Cristo como Salvador. Cuando alguien les abordó con alguna novedosa doctrina falsa, estaban listos para abrazar lo que según ellos es la nueva verdad, la verdad que ni siquiera en la Biblia se encuentra. Cambiaron la preciosa palabra de Dios por la palabra del hombre. La Biblia califica como fábulas a todas las doctrinas de las sectas falsas. ¿Cómo tratar a un maestro de una secta falsa? La Biblia también habla sobre esto. 2 Juan 9-11 dice: “Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis ¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido! Participa en sus obras.” Los maestros de las sectas falsas, no tienen a Dios. La forma de tratarlos ha sido establecida por la misma Biblia. Simplemente dice: No tenga ningún contacto con ellos. No les invite a pasar a su casa, a tomar asiento y a iniciar una amena conversación con ellos. Cuando el apóstol Juan dice: No le digáis ¡Bienvenido!, está dando a entender que ni siquiera se les salude. Es drástico, pero eso es lo que la Biblia recomienda en cuanto al trato a los maestros de las sectas falsas. ¿Cómo protegernos de la amenaza de las sectas falsas? La única manera es conociendo a fondo la verdad de la palabra de Dios. Mientras más se conoce la verdad, menos probable que seamos arrastrados en el error. Dicen que los agentes del FBI encargados de la investigación de billetes falsificados, conocen tan bien los billetes verdaderos que inmediatamente detectan a un billete falso. Lo mismo debería ocurrir con todo verdadero creyente. Debería conocer tan bien la Biblia que inmediatamente pueda detectar el mínimo indicio de error en la enseñanza de los maestros de las sectas falsas. Ese fue el consejo de Pablo a Timoteo. 1 Timoteo 4:16 dice: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo, y a los que te oyeren.”

¿Qué significa la palabra Melquisedec?

Melquisedec es el nombre de una persona. De él se habla en el libro de Génesis y en el libro de Hebreos. Veamos lo que dice sobre Melquisedec el pasaje bíblico en Génesis 14:17-20 “Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo.” Melquisedec fue una persona de carne y hueso. Era rey de Salem y a la vez, sacerdote del Dios Altísimo. Esta combinación de rey y sacerdote es muy importante, porque bajo el pacto Mosaico, los reyes no podían ser sacerdotes y los sacerdotes no podían ser reyes. El tipo de sacerdocio de Melquisedec es idéntico al tipo de sacerdocio de Cristo, por cuanto él es también Rey y Sacerdote. El tipo de sacerdocio de Melquisedec es superior al tipo de sacerdocio de Aarón, descendiente de Abraham, por cuanto en Abraham, la tribu sacerdotal de Israel, Leví, dio los diezmos a Melquisedec

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Batallando con la Duda

Batallando con la Duda

Batallando con la falta de fe

Luego de varios años de haberme convertido a Jesús, estaba activo en el servicio al Señor enseñando, predicando y sirviendo en otras áreas, cuando de repente me asaltó la duda: “¿Y si todo esto no es cierto? ¿Y qué si cuando muera dejo de existir o me encuentro con una realidad diferente a la que enseña la Biblia? ¿Y qué si Jesús no resucitó y estoy basando mi vida en fantasías?” 

Algunos cristianos responden a estas preguntas basándose en una versión moderna de la “apuesta de Pascal”, argumentando que es mejor vivir como cristiano, que como ateo en caso de que Dios exista. Este argumento falla por varias razones: 1. La Escritura nunca nos dice que debemos arrepentirnos por si acaso lo que dice la Biblia es cierto, y 2) Pablo dice que si Cristo no resucitó, los creyentes somos las personas más miserables, ya que renunciamos a nuestros deseos y basamos toda nuestra vida en una mentira (1 Co. 15:17-19).

A continuación mencionamos tres verdades que nos guían en la dirección correcta en nuestra lucha con la duda.

La evidencia no es suficiente para tener fe

Es común caer en el error de pensar que si logramos encontrar evidencia contundente a favor de la Biblia, entonces nuestras dudas (o las dudas de nuestros familiares o amistades) sobre la veracidad de la Escritura desaparecerán. Ninguna cantidad de evidencia es suficiente para hacer que el hombre reciba el evangelio, debido a que su corazón está por naturaleza inclinado a rechazar a Dios (Rom. 3:9-23). Esto está claramente demostrado por la Escritura y por la experiencia. 

Los judíos en tiempos de Jesús le vieron hacer toda clase de milagros. Sus señales fueron hechas de manera tan evidente que sus mismos enemigos no podían negarlas. ¿Qué evidencia más grande que esa para creer en Él? Al día siguiente de Jesús haber alimentado 5,000 hombres con cinco panes y dos peces, los judíos increíblemente le preguntaron: “¿Qué, pues, haces tú como señal para que veamos y te creamos? ¿Qué obra haces?” (Jn. 6:30). Jesús resucita a Lázaro y los líderes, en lugar de creer, deciden matarlo a Él también. Debemos entender que “…Si no escuchan a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán si alguno se levanta de entre los muertos.” (Luc. 16:31). Recordemos que después de tres años de ser testigos de innegables milagros, los judíos gritaron “Crucifícale”.

La experiencia también nos muestra que la evidencia no es suficiente para producir fe en el hombre. Muchos ateos han escuchado los argumentos científicos, históricos y filosóficos presentados por cristianos preparados en estas áreas, y siguen sin estar convencidos de la veracidad de la fe Cristiana.

Con esto no queremos decir que la evidencia extra bíblica no tenga validez o que sea una pérdida de tiempo estudiarla. Ciertamente ésta puede ser de ayuda, sin embargo, por sí sola no garantiza que nuestras dudas sobre la veracidad de las Escrituras serán dispersadas.

La fe es al mismo tiempo gracia y responsabilidad

La razón por la que la evidencia no puede producir fe en nosotros, es porque la fe es gracia concedida por Dios. Estamos acostumbrados a ejercer cierta fe en nuestra vida diaria todo el tiempo. Al sentarnos tenemos fe de que la silla nos sostendrá, creemos que los alimentos que ingerimos no nos matarán, confiamos en que al presionar el pedal del acelerador nuestro vehículo se moverá, etc. Sin embargo, el hombre no puede tener fe salvadora en Jesús de la misma manera que tiene fe en las cosas ordinarias de la vida, ya que el ser humano en su estado natural está muerto espiritualmente (Ef. 2:1), cegado por Satanás (2 Cor. 4:4), es esclavo del pecado (Jn. 8:34) e incapaz de agradar a Dios (Rom. 8:7-8; 1 Cor. 2:14) y la fe salvadora es sobrenatural. 

La fe en Cristo es un don concedido por la gracia de Dios (Hch. 18:27; Fil. 1:29; Ef. 2:8-9; Hch. 11:18; 2 Tim. 2:24-26). La razón por la que un pecador se convierte a Cristo, es porque Dios en Su gracia le concedió arrepentimiento y fe. Esa misma fe que Dios concede al principio al pecador, continúa concediéndola para que el creyente permanezca creyendo. ¿Qué garantía tiene un creyente de que en el futuro seguirá teniendo fe? Nuestra única y suficiente garantía es la fidelidad de Dios, quien en Su gracia ha prometido librar a sus hijos de apostasía (Fil. 1:6; 2:13; Jud. 23; 1 Pe. 1:5; Jer. 32:38-40; Eze. 36:25-27). 

Sin embargo, la fe no es solo una gracia concedida por Dios, sino también una responsabilidad del hombre. Dios ha mandado a todos los hombres a creer en Su Hijo Jesús. El hecho de que la fe es un regalo de Dios, no significa que el hombre queda excusado al no creer. Si una persona toma la decisión de rechazar a Jesús, es responsable de su rechazo ya que fue una decisión libre y real. ¿Cómo entonces puedo tener fe en Jesús y creer la Escritura si esa fe viene de Dios? Esta pregunta nos lleva a nuestro último punto.

Dios utiliza medios de gracia para producir fe en nosotros

Dios ha puesto a nuestra disposición los medios de gracia a través de los cuales Él produce fe en nosotros. Si en tu vida no hay fe, debes esforzarte a entrar por la puerta angosta (Luc. 13:24).

Uno de los medios de gracia que Dios usa para darnos fe, es la oración. Vayamos a Él en oración confesando nuestra falta de fe, roguémosle que abra nuestros corazones y nos conceda la fe que necesitamos (Mar. 9:24; Hch. 16:14).

Otro medio esencial que Dios utiliza para darnos fe es Su Palabra. No olvidemos “que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo” (Rom. 10:17). Lo mejor que podemos hacer cuando estamos luchando con la duda, es dedicar tiempo a la lectura y meditación de las Escrituras, ya que es por medio de ellas que Dios nos da vida (Stg. 1:18; 1 Pe. 1:23). 

Si ya eres creyente, y te entristece la debilidad de tu fe, estos mismos medios de gracia Dios los utiliza no solo para mantenernos en fe, sino para que nuestra fe pueda ir fortaleciéndose.

Rubén Rodriguez

Rubén Rodríguez es pastor de la Iglesia Bautista Misionera en el Barrio Bélgica, en Ponce, Puerto Rico. Tiene un Bachillerato en Biblia en el Colegio Universitario Bautista de Puerto Rico. Está casado con Rebeca Garayalde Vargas y tienen dos hijos, Ellah y Mikel.

 

 

¿Quién Dice?

¿Quién Dice?

Grecia dice, “¡Sé sabio. Conócete a ti mismo!”
Roma dice, “¡Sé fuerte. Disciplínate!”
La Religión dice, “¡Sé bueno. Confórmate!”
El Epicureísmo dice, “¡Sé sensual. Gózate!”
La Educación dice, “¡Sé ingeniosos. Extiéndete!”
La Psicología dice, “¡Sé confiado. Hazte valer!”
El Materialismo dice, “¡Está conforme. Satisfácete!”
El Orgullo dice, “¡Sé superior. Promuévete!”
El Ascetismo dice, “¡Sé humilde. Humíllate!”
El Humanismo dice, “¡Sé capaz. Cree en ti!”
El Legalismo dice, “¡Sé piadoso. Limítate!”
La Filantropía dice, “¡Sé generoso. Manifiéstate!”
Jesús dice, ¡”Sé siervo. Date a los demás”!