«¿Cómo no me voy al infierno?»

«¿Cómo no me voy al infierno?»

Respuesta: No ir al infierno es más fácil que tú piensas. Algunas personas creen que tienen que obedecer los Diez Mandamientos durante toda su vida para no ir al infierno. Algunas personas creen que deben observar ciertos ritos y rituales para no ir al infierno. Algunas personas creen que no hay manera de que podamos saber con seguridad si o no vamos a ir al infierno. Ninguno de estos puntos de vista es correcto. La Biblia es muy clara sobre cómo una persona puede evitar ir al infierno después de la muerte.

La Biblia describe el infierno como un lugar aterrador y horrible. El infierno se describe como «fuego eterno» (Mateo 25:41), «fuego que nunca se apagará» (Mateo 3:12), «vergüenza y confusión perpetua» (Daniel 12:2), un lugar donde «el fuego nunca se apaga» (Marcos 9:44-49), y «eterna perdición» (2 Tesalonicenses 1:9). Apocalipsis 20:10 describe el infierno como un «lago de fuego y azufre», donde los malos son «atormentados día y noche por los siglos de los siglos» (Apocalipsis 20:10). Obviamente, el infierno es un lugar que debemos evitar.

¿Por qué siquiera existe el infierno y por qué Dios envía gente allí? La Biblia nos dice que Dios «preparó» el infierno para el diablo y los ángeles caídos después de su rebelión contra Él (Mateo 25:41). Los que rechazan la oferta de perdón de Dios sufrirán el mismo destino eterno del diablo y los ángeles caídos. ¿Por qué es necesario el infierno? Todo pecado es en última instancia, en contra de Dios (Salmo 51:4), y puesto que Dios es un ser infinito y eterno, sólo un castigo infinito y eterno es suficiente. El infierno es el lugar donde las exigencias de la justicia santa y justa de Dios se llevan a cabo. El infierno es donde Dios condena el pecado y todos aquellos que lo rechazan a Él. La Biblia deja en claro que todos hemos pecado (Eclesiastés 7:20, Romanos 3:10-23), así que, como consecuencia, todos merecemos ir al infierno.

Entonces, ¿cómo no vamos a ir al infierno? Dado que sólo un castigo infinito y eterno es suficiente, un precio infinito y eterno debe ser pagado. Dios llegó a ser un ser humano en la persona de Jesucristo. En Jesucristo, Dios vivió entre nosotros, nos enseñó, y nos sanó, pero estas cosas no eran Su misión final. Dios se hizo hombre (Juan 1:1,14) para que pudiera morir por nosotros. Jesús, Dios en forma humana, murió en la cruz. Como Dios, Su muerte fue infinito y eterno en valor, pagando el precio completo por el pecado (1 Juan 2:2). Dios nos invita a recibir a Jesucristo como Salvador, aceptando su muerte como el pago completo y justo por nuestros pecados. Dios promete que todo el que cree en Jesús (Juan 3:16), confiando en Él solamente como el Salvador (Juan 14:6), será salvo, es decir, no ir al infierno.

Dios no quiere que nadie vaya al infierno (2 Pedro 3:9). Por eso Dios hizo el sacrificio supremo, perfecto, y suficiente en nuestro lugar. Si no quieres ir al infierno, recibe a Jesús como tu Salvador. Es tan simple como eso. Dile a Dios que reconoces que eres pecador y que mereces ir al infierno. Declara a Dios que estás confiando en Jesucristo como tu Salvador. Agradece a Dios por proveer para tu salvación y la liberación del infierno. ¡La simple fe, confiando en Jesucristo como el Salvador, es cómo se puede evitar ir al infierno!

https://www.gotquestions.org/Espanol/no-voy-infierno.html

Sus dos opciones

4/19/2017

Sus dos opciones

Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal. (1 Pedro 3:17)

 Usted tiene dos opciones. La primera es hacer lo bueno, aun cuando resulte en sufrimiento. Entonces usted acepta el sufrimiento como parte del sabio y soberano plan de Dios para su vida.

La segunda es hacer lo malo, que también resultará en sufrimiento. Ambas opciones son posibles conforme a la voluntad de Dios. Dios quiere que usted sufra por hacer lo bueno para que reciba fortaleza espiritual y glorifique a Dios. Pero también quiere que usted sufra el castigo divino por hacer lo malo. Así que haga bien, y evite provocar sufrimiento en su propia vida por las razones equivocadas.

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«El Amén»

19 de abril

«El Amén»

Apocalipsis 3:14

La palabra amén confirma solemnemente lo que se ha dicho, y Jesús es el gran Confirmador. Inmutable para siempre, él es el Amén en todas sus promesas. Pecador, quisiera alentarte con la siguiente reflexión. Jesucristo dijo: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar». Si tú vas a él, él dirá amén en tu alma. Su promesa será fiel para ti. En los días de su carne, él dijo: «La caña cascada no [quebraré]». ¡Oh tú, pobre, quebrantado y herido corazón!; si vas a él, él te dirá amén: un amén real en tu alma, como lo ha sido en centenares de casos en años pasados. Cristiano, ¿no es reconfortante para ti saber que no hay una sola palabra que haya salido de los labios del Salvador de la que él se haya retractado? Las palabras de Jesús permanecerán cuando el Cielo y la tierra hayan pasado. Si logras confiar tan solo en la mitad de una promesa, la hallarás fiel. Cuidado con el «Cortapromesas», que destruye mucho del consuelo de la Palabra de Dios.

Jesús es Sí y Amén en todos sus ministerios. Él fue sacerdote para perdonar y limpiar; y aún ahora es amén como Sacerdote. Él fue Rey para gobernar y reinar por los suyos y para defenderlos con su poderoso brazo; y aún ahora es un Rey amén. Él fue profeta en la antigüedad, y predijo las buenas cosas que habían de acontecer; y aún ahora sus labios son suaves y destilan miel, pues es un Profeta amén. Él es amén en cuanto a los méritos de su sangre; es amén respecto a su justicia. Aquel manto sagrado seguirá siendo hermoso y glorioso cuando la Naturaleza entera decaiga. Él es amén en cada uno de los títulos que lleva. Es tu Esposo, que nunca inicia los trámites de divorcio; tu Amigo, más unido que un hermano; tu Pastor, que estará contigo en el valle de sombra de muerte; tu Ayuda y tu Libertador; tu Castillo y tu Fortaleza; el Poder de tu fuerza, tu confianza, tu gozo, tu todo en todo, y tu Sí y Amén en todo.

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar. (S. D. Daglio, Trad.) (4a edición, p. 118). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.

Complacientes

19 Abril 2017

Complacientes
por Charles R. Swindoll

Hechos 12:25

Hechos 13:3

Tengo que hacer un par de observaciones en cuanto a la naturaleza del ministerio. Muchas veces nos resulta difícil comprender la manera cómo Dios decide dirigirlo. Es más fácil encontrar dirección en el mundo empresarial en donde está claramente definido el resultado esperado, los accionistas a quienes habrá que rendir cuentas y los mercados específicos que sirven de guía a las decisiones de la empresa.

Los asuntos del ministerio rara vez son tan obvios y concretos. Le servimos a una Cabeza que no podemos ver y escuchamos una voz que no podemos oír literalmente. Muchas veces sentimos como si se nos estuviera pidiendo seguir un plan que no entendemos. Y tengo que repetir aquí que, durante el proceso de descubrir la dirección de Dios, estamos sujetos a cambios enormes. Son cambios que tenemos que aceptar en el poder del Espíritu si vamos a obedecer la dirección del Señor. Aunque somos responsables ante las iglesias que servimos, en última instancia cada uno de los siervos de Dios le rinde cuentas a Él. Sin esa clase de decidida devoción al Señor corremos el riesgo de convertirnos en personas complacientes con los demás. Los líderes cristianos que se convierten en instrumentos al dedicarse sólo a complacer a los demás, son unos peleles dignos de lástima.

Sinceramente, cuando era más joven hubo ocasiones en las que fallé en ese sentido, y siento pesar cuando recuerdo las ocasiones en que lo hice. De un ministerio dedicado a complacer a la gente nunca sale nada bueno.

En vez de ser guerreros al servicio del Rey, es fácil que nos convirtamos en peleles inseguros, con la confianza puesta en las opiniones humanas y anhelando la aprobación de los hombres. Pero, con la ayuda de la gracia divina, no volveré a caer en eso. Mi responsabilidad es comunicar lo que las personas necesitan, no lo que ellas quieren. Al hacerlo, esa verdad me impacta a mí con la misma autoridad que impacta a las personas con quienes me comunico. Que el Señor libre a todo pastor honesto, a todo líder de la iglesia que esté buscando la verdad y a todo cristiano de la esclavitud que significa el solo complacer a las personas.

Mi responsabilidad es comunicar lo que las personas necesitan, no lo que quieren—Charles R. Swindoll

Tomado del libro Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2017 por Charles R. Swindoll Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

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“fiestas que yo he establecido”

19 ABRIL

“fiestas que yo he establecido”

Levítico 23 | Salmos 30 | Eclesiastés 6 | 2 Timoteo 2

Levítico 23 ofrece una descripción de las principales “fiestas que yo he establecido” (23:2). Estas incluyen el Sábado, el cual no se podía observar si se hacía un peregrinaje a Jerusalén. Las fiestas que se mencionan, sin embargo, están estrechamente ligadas con el templo de Jerusalén. Hay tres fiestas de esta clase, junto con las celebraciones relacionadas con las tres principales. (Más adelante, los judíos añadieron una cuarta fiesta.)

Aparte del propio Sábado, la primera de las fiestas designadas (o par de fiestas) era la Pascua emparejada con la Fiesta del Pan Sin Levadura. “La Pascua de Yahvé” comenzaba al atardecer del día 14 del primer mes judío (Nisán), cuando se comían los alimentos de la Pascua, y el pueblo se reunía para rememorar su liberación espectacular de Egipto. El próximo día era el comienzo de la Fiesta del Pan Sin Levadura, que duraba una semana, un recordatorio no sólo de su fuga rápida de Egipto, sino también de la instrucción por parte de Dios de dejar al lado toda levadura durante aquel período – símbolo de la decisión de descartar toda mala conducta. El primer y el séptimo día tenían que quedar libres del trabajo y solemnizados por las asambleas sagradas.

La Fiesta de las Primicias (23:9–14), seguida por la Fiesta de las Semanas (23:15–22) – las siete semanas inmediatamente después de las Primicias, que culminaban en el día cincuenta en una asamblea sagrada – era una manera poderosa, especialmente en una sociedad profundamente agraria, de recordar que Dios es quien nos provee todo lo que nos haga falta para vivir. Era una forma de dar testimonio a nuestra dependencia de Dios, de expresar nuestra gratitud individual y colectiva a nuestro Hacedor y Sustento. Hay cierto paralelismo con la Fiesta de “la Cosecha” en Inglaterra y del “Agradecimiento” en Canadá (la Fiesta del “Agradecimiento” en los EE.UU. es sólo en parte una fiesta de la cosecha, a la vez está cargada de un simbolismo fundamental que tiene que ver con la búsqueda de libertad en la nueva tierra). Pero no hay ninguna fiesta de agradecimiento que tenga más valor que la calidad de la gratitud entre los que participaban.

EL primer día del séptimo mes, otra asamblea sagrada, la Fiesta de las Trompetas, que se conmemoraba con trompetazos (23:23–25), anticipaba el Yom Kippur – el Día de la Propiciación (23:26–33) – el cual caía en el décimo día del séptimo mes. Este era el día en el que el sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo llevando la sangre prescrita, para cubrir con ella tanto sus propios pecados como los del pueblo (ver la meditación del 12 de abril). El día quince de aquel mes comenzaba la Fiesta de los Tabernáculos, que duraba ocho días (23:33–36), cuando el pueblo tenía que vivir en “barracas” o “tabernáculos”, chozas y tiendas, para recordar los años de peregrinaje antes de entrar en la tierra prometida.

¿Cómo debería el pueblo del nuevo pacto recordar y conmemorar las provisiones de gran Dios de la alianza?

Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 109). Barcelona: Publicaciones Andamio.

Hay futuro después de los fracasos

ABRIL, 19

Hay futuro después de los fracasos

Devocional por John Piper

No temáis; aunque vosotros habéis hecho todo este mal, no os apartéis de seguir al Señor, sino servid al Señor con todo vuestro corazón. No os debéis apartar, porque entonces iríais tras vanidades que ni aprovechan ni libran, pues son vanidades. (1 Samuel 12:20-21).

Los israelitas tuvieron temor y arrepentimiento cuando se dieron cuenta de que habían pecado al exigirle a Samuel que les diera un rey. Pero luego llegaron las buenas noticias: «No temáis; aunque vosotros habéis hecho todo este mal, no os apartéis de seguir al Señor, sino servid al Señor con todo vuestro corazón. No os debéis apartar, porque entonces iríais tras vanidades que ni aprovechan ni libran, pues son vanidades» (1 Samuel 12:20-21).

Este es el evangelio: a pesar de que han pecado grandemente y de que han deshonrado terriblemente al Señor, a pesar de que ahora tienen un rey que fue pecado obtener, a pesar de que ese pecado no se puede deshacer, ni se pueden evitar las dolorosas consecuencias que han de venir, aun así hay futuro y esperanza.

¡No teman! ¡No teman!

Luego en el versículo 22 llega el gran fundamento del evangelio: «Porque el Señor, a causa de su gran nombre, no desamparará a su pueblo, pues el Señor se ha complacido en haceros pueblo suyo».

http://solidjoys.sdejesucristo.org/

 

El escudo del creyente

miércoles 19 abril

El Señor es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón, y fui ayudado.

Salmo 28:7

Tomad toda la armadura de Dios… Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.

Efesios 6:13, 16

El escudo del creyente

El escudo, arma defensiva muy antigua, todavía es utilizado por las fuerzas policiales. La Biblia menciona frecuentemente este instrumento de defensa de los guerreros. Pero muy a menudo la palabra escudo es empleada en sentido figurado.

Dios se presenta como un escudo que asegura la protección del que confía en él. Fortaleció a Abraham mediante estas palabras: “No temas… yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande” (Génesis 15:1). Para expresar su agradecimiento a Dios, quien lo libró de sus enemigos, David escribió este cántico: “Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo… mi alto refugio” (2 Samuel 22:3).

Para todos los creyentes, hoy Dios sigue siendo ese escudo que los protege. Pueden decir, al igual que el apóstol Pablo: “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos 8:31).

El escudo forma parte de “toda la armadura de Dios” que está a disposición del creyente. Es llamado el escudo de la fe porque representa la confianza en Dios quien lo protege de los ataques del diablo, de sus “dardos de fuego”. En efecto, Satanás trata de desestabilizar al creyente para impedirle obedecer a la Palabra de Dios e introducir dudas en su mente. Esos “dardos de fuego” pueden ser pérfidas insinuaciones, burlas, calumnias, humillaciones…

Amigos cristianos, sepamos resistir al diablo estando “firmes en la fe” (1 Pedro 5:9). Recordemos que “mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4).

Ezequiel 41 – 1 Pedro 4 – Salmo 45:10-17 – Proverbios 14:1-2

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Tranquilidad ante la crítica

4/18/2017

Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados. (1 Pedro 4:14)

Tranquilidad ante la crítica

Una buena conciencia da tranquilidad y lo vindica a usted cuando lo calumnian. Estará libre de la tarea de señalar cualquier pecado, y su vida demostrará que son falsas las críticas. Cuando usted tiene una buena conciencia, el maltrato verbal y los insultos contra usted avergüenzan a su acusador, no a usted.

El mundo condena hipócritamente al cristianismo cuando puede señalar a un cristiano que haya desacreditado la fe. A los incrédulos les encanta señalar a un cristiano que peca para justificar así su propia conducta pecaminosa. Por lo tanto, viva sin tacha para que las acusaciones de los incrédulos no tengan fundamento alguno.

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Toma medidas contra el adulterio

Coalición por el Evangelio

Josh Squires

Toma medidas contra el adulterio

Me encanta la consejería prematrimonial. Es un descanso de lo que ocurre a menudo: la respuesta a una crisis. En lugar de eso, tengo la oportunidad de ver a dos personas increíblemente felices, emocionados por el día en que serán una sola carne. Mi trabajo en estas sesiones es escuchar, reír, y desafiar.

Típicamente dirijo tres sesiones. Las dos primeras sin duda son una alegría, pero la última, si soy sincero, es mi favorita.

No estoy tratando de aguarle la fiesta a nadie, pero quiero que las parejas tengan una imagen un poco más realista de cómo será la vida después de que la ceremonia de bodas se haya acabado. Con este fin, tengo al menos una reunión privada con cada persona, donde hago esta pregunta: “¿Qué vas a hacer la primera vez que empieces a sentir lo mismo por otra persona que lo que sientes por tu pareja ahora?”.

Un anillo no te impedirá pecar

Es una cuestión desagradable, lo admito y una que la mayoría de las parejas no anticipan. La idea de que podrían comenzar a tener sentimientos amorosos hacia alguien que no sea su prometida —en cualquier momento de sus vidas— parece como un asalto a su amor y fibra moral. Pero no seas engañado. Poner un anillo en tu dedo no hace nada para restringir la rebelión que está en tu corazón. Según The Truth About Cheating [“La verdad sobre el engaño”] por M. Gary Neuman, casi el setenta por ciento de los hombres que tenían una aventura nunca pensaron que harían una cosa así.

Además, los que afirmaban la declaración, “yo nunca engañaría a mi esposa”, estaban exponencialmente en un mayor riesgo de tener una aventura más adelante en la vida. A Satanás le encantaría si creyeras que eres invulnerable a alguna categoría de pecado, porque entonces dejarías de proteger tu alma de sus terribles efectos. Como dice Jeremías 17:9, “Más engañoso que todo es el corazón, y sin remedio; ¿Quién lo comprenderá?”. O como Robert Murray McCheyne escribió una vez, “La semilla de todo pecado conocido por el hombre está en mi corazón”.

Señales de advertencia

En cuanto la indignidad de la pregunta haya comenzado a disiparse, podemos pasar a la segunda etapa: Tenga un plan. Las personas rara vez (solo el seis por ciento, según Neuman) simplemente “caen en la cama juntos”. La gran mayoría de las ocurrencias en que alguien tiene una aventura, la hace con alguien que ha conocido al menos un mes y con quien ha tenido múltiples interacciones. Eso significa que hay tiempo para notar las señales de advertencia y que hay tiempo para hacer algo al respecto con bastante anticipación de algo atroz. Algunos de estas señales pueden incluir:

  • Tener mucha anticipación de ver a esta persona.
  • Estar dispuesto a apartarse de tu camino para asegurarte de que tendrás interacciones regulares con ella.
  • Reorganizar tu calendario para tener una manera de pasar más tiempo con esa persona (como reuniones muy tempranas en la mañana, almuerzos largos, reuniones muy tarde o en las noches, entre otras).
  • Ser cada vez más crítico de tu cónyuge, especialmente en comparación con la otra persona especial.
  • Buscar razones para estar fuera de la presencia de tu cónyuge.
  • Tu vida recreativa se vuelve más y más exclusiva de tu cónyuge.
  • Tu deseo de intimidad, física o emocional, con tu cónyuge disminuye.

¿Qué pasa si nota algunas de estas señales de advertencia en su vida? Aquí hay tres pasos, entre otros.

1. Termina la relación

Si puedes sacar por completo a la persona de tu vida, hazlo. A veces a causa del trabajo, la iglesia, o la familia, es difícil o imposible terminar la relación completamente. En ese momento, es necesario separar a aquella persona de cualquier cosa que se parezca en algo a intimidad emocional.

La intimidad emocional es el elemento vital de una aventura. A veces las personas dan a conocer sus sentimientos el uno al otro con la esperanza de que ayudará a evitar que se actúe, pero todo lo que realmente hace es derramar gasolina sobre una llama romántica que está creciendo. Quieres que ese fuego muera de hambre; no quieres alimentarlo.

2. Consigue ayuda

Encuentra a alguien que te anime al crecimiento cristiano en tu relación matrimonial. Una de las peores cosas que te pueden pasar es encontrar a un amigo que es realmente favorable hacia las tendencias errantes que tienes. Más de setenta y cinco por ciento de los hombres que tenían una aventura tenían un amigo que hizo lo mismo. Como Proverbios 13:20 dice: “El que anda con sabios será sabio, pero el compañero de los necios sufrirá daño”. O como Pablo afirma sin rodeos: “No se dejen engañar: Las malas compañías corrompen las buenas costumbres” (1 Corintios 15:33).

Lo mejor es si este amigo —o incluso mentor— puede ser encontrado de antemano. A menudo les animo a mis participantes prematrimoniales a determinar de antemano quién es la persona que pudieran llamar en medio de la noche y confesar: “Creo que mi corazón empieza a ser tentado”. Más importante aún, coméntale a tu amigo quién es esa persona, y permítele que toque base contigo de este problema de vez en cuando.

3. Renueva tu compromiso a un matrimonio feliz

Al contrario a lo que las películas y las canciones a menudo nos llevan a creer, solo alrededor del diez por ciento de los que tenían una aventura la hicieron con alguien que consideraban “más atractivo” que su cónyuge. Los hombres y las mujeres que tienen una aventura a menudo la hacen debido a las necesidades emocionales, más que las físicas. Para los hombres, por lo general es la necesidad de sentirse estimado, respetado, y apreciado que les lleva a una aventura; mientras que para las mujeres, es la necesidad de sentirse escuchada, amada, y querida.

Cuando percibas una falta de estas cosas en tu propio matrimonio, dispóngase a orar juntos, ir a consejería, leer libros, asistir a talleres y seminarios y conferencias…cualquier cosa que sea necesario con el fin de reavivar su propia pasión en su matrimonio.

Lo más importante es estar dispuesto a reconocer tus propios errores, y tratar de mostrar algo del amor de Dios a aquel a quien hizo esa promesa en el primer lugar. Como dice Ligon Duncan, “Las personas no se salen del amor; se salen del arrepentimiento y el perdón”.

En medio de toda la preparación para aquel día especial, nunca es demasiado temprano para planificar para el día en que todo podría pender de un hilo. Reconoce tu propia propensión al pecado, ten un plan para tratar con él en el momento en que asome su cabeza fea, y mantente firme en tu compromiso a alegrarte con la mujer (esposa) de tu juventud (Proverbios 5:18).

Publicado originalmente en Desiring God. Traducido por Scott Matson.

https://www.thegospelcoalition.org/coalicion/article/tome-medidas-contra-el-adulterio

Un suave codazo

18 Abril 2017

Un suave codazo
por Charles R. Swindoll

Hechos 12:25;13:3

Mientras ministraban al Señor, ayunando, alabando, enseñando, testificando y orando, el Espíritu Santo dijo: “¡Muy bien, amigos, amarren los vagones a los caballos. . . y hacia el oeste! Necesito a Bernabé y a Saulo para el trabajo que los he llamado”. ¿Puede usted imaginar cómo reaccionarían algunos hoy? “No puedes estar hablando en serio. ¿Vas a tomar a dos de nuestros cinco chefs para enviarlos a otro restaurante? ¡Nos vamos a morir de hambre! ¿Nos vas a quitar dos de los mejores maestros que tenemos para llevártelos a un campo misionero distante? Ellos son las dos quintas partes de nuestro liderazgo. ¡No podemos dejar que estos hombres se nos vayan!”

Pero nada de eso sucedió en Antioquía. Tan pronto como estos hombres entendieron que era el Espíritu de Dios quien los estaba enviando, los dejaron ir. Y el cambio ocurrió (¡observen bien esto!) “mientras ministraban”. No sucedió en medio de la quietud, cuando dejar ir a alguien era fácil o durante un período de transición de liderazgo. Dios sacó a esos hombres de ese magnífico ambiente cuando la iglesia estaba en su cima a toda marcha. ¡La gente llegaba por montones, las necesidades más profundas eran solucionadas, las almas estaban siendo salvadas, las vidas eran transformadas, las familias estaban siendo sanadas y el lugar era electrizante! Sin embargo, el Espíritu dijo: “Llegó el momento de un cambio”. ¿Quién lo habría imaginado? Pero Dios está lleno de sorpresas porque Él ve todo el panorama, mientras que nosotros nos enfocamos principalmente en el aquí y el ahora.

Era la manera como Dios les estaba diciendo a Bernabé y a Saulo que había llegado el momento de marcharse. A propósito, fue el Señor quien habló. En aquellos días el Señor se revelaba de varias maneras. Hoy, creo que Él nos habla por medio de Su Palabra, a través del suave codazo del Espíritu y a través del testimonio colectivo de su pueblo. Entonces, pudo haber ocurrido durante una visión nocturna o durante el tiempo en que los discípulos estaban orando, meditando en las Escrituras o ayunando. Un par de los líderes sintieron que el Señor los estaba guiando en una nueva dirección. Otros confirmaron la veracidad de la voz. El Señor había dicho, en realidad: “Tengo trabajo para ustedes dos en otro lugar. No para todos ustedes, solo para dos, y mi plan es el mejor. Dejen ir a Bernabé y a Saulo. Son a ellos a quienes estoy llamando”.

Así que ¡al oeste!

Él ve todo el panorama, mientras que nosotros nos enfocamos en el aquí y ahora.—Charles R. Swindoll

Tomado del libro Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2017 por Charles R. Swindoll Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

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