Un requerimiento urgente

1 Junio 2017

Un requerimiento urgente
por Charles R. Swindoll

2 Timoteo 4:1-6

Pablo escribió con apremio: “Te requiero delante de Dios y de Cristo Jesús, quien ha de juzgar a los vivos y a los muertos, tanto por su manifestación como por su reino: Predica la palabra; mantente dispuesto a tiempo y fuera de tiempo; convence, reprende y exhorta con toda paciencia y enseñanza” (4:1, 2). En otras palabras, siga adelante con el plan de predicación que Dios ha prometido bendecir y utilizar. ¡Enseñe lo que dice la Biblia! ¡Sea un hombre o una mujer de la Palabra!

No intente ser tan creativo y encantador que la gente pierda de vista la verdad. No hay necesidad de substitutos vacíos y absurdos que entretienen, pero que rara vez producen convicción de pecado en el perdido y edificación en los que ya son salvos. Enseñe la verdad. ¿No nota algo aquí? La exhortación no está dirigida al oyente sino al predicador. Quien debe hacer esto es el que proclama el mensaje. Esté listo para hacerlo a tiempo y fuera de tiempo. Estar preparado implica estar preparado mental y espiritualmente.

Pablo está diciendo, en esencia: “No seas perezoso. Haz tu trabajo. No te pares y comiences a disculparte por no haber tenido suficiente tiempo para prepararte. Eso no es aceptable”. Y hazlo fielmente, cuando es cómodo y también cuando no lo es.

Lamentablemente hoy en día, en un número alarmante de iglesias se le están diciendo al pueblo de Dios lo que ellos quieren oír, no lo que necesitan oír. Están siendo alimentados con leche, no con alimento sólido. Un evangelio diluido puede atraer a mucha gente (por un tiempo), pero carece de impacto eterno. No he podido encontrar en las Escrituras ningún lugar donde Dios exprese la más mínima preocupación por atraer multitudes. Satisfacer el oído hormigueante y curioso de nuestro auditorio posmoderno es una pérdida de tiempo.

La tarea del ministro es comunicar la verdad. Sinceramente, eso es lo que yo pretendo seguir haciendo, por la gracia de Dios, hasta el día en que Él me llame al hogar celestial. Y creo que es cada vez mayor el número de creyentes que anhelan escuchar mensajes que los nutran, que estén basados en la Palabra de Dios, no en opiniones humanas.

El mundo necesita con urgencia más cristianos con el fervor y la fe de Pablo. ¿Será usted uno de ellos? ¿Responderá al requerimiento? Si es así, hoy es el mejor tiempo para comenzar.

Jesús dijo: “Id y haced discípulos a todas las naciones.., yo estoy con vosotros” (Mateo 28:19, 20). Ningún desafío es mayor que este, y ninguna promesa más alentadora. Créalo. Tenga confianza en que es así y por la gracia de Dios, ¡hágalo!

Tomado del libro Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2017 por Charles R. Swindoll Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

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Cambiará su desierto en paraíso

1 de junio

«Cambiará su desierto en paraíso».

Isaías 51:3

Me parece ver en visión un espantoso yermo, un dilatado y terrible desierto semejante al del Sahara. No veo nada en él donde poder descansar la vista; más bien me hastío contemplando, por todas partes, sus arenas ardientes sembradas de miles de esqueletos blanquecinos: hombres infelices que murieron de angustia por haberse extraviado en la tierra baldía. ¡Qué tétrica y horrible visión: un mar de arena sin límites ni oasis alguno! ¡Un triste cementerio para una raza desamparada! No obstante, observa y admírate: ¡de repente, veo una planta de renombre que brota de esa ardiente arena y que, al crecer, produce un pimpollo, el cual se agranda hasta convertirse en una rosa! A su lado, un lirio inclina su humilde cabeza; y —¡oh maravilla de maravillas!— cuando se difunde la fragancia de estas flores, el desierto se transforma en un campo fértil y florido: se le da la gloria del Líbano y la excelencia del Carmelo y de Sarón. No lo llames más Sahara; llámalo Paraíso. No hables más de él como del valle de Sombra de Muerte; pues, he aquí que, allí donde yacen los esqueletos blanquecinos, se proclama una resurrección y los muertos se levantan como un poderoso ejército, llenos de vida inmortal. La planta de renombre es Jesús, cuya presencia hace nuevas todas las cosas. Nuestra admiración no es menor cuando consideramos la salvación de cada individuo. Te contemplo a ti, querido lector, abandonado como una criatura sin fajar y sucia, manchada con su propia sangre y expuesta a servir de alimento para los animales salvajes. Sin embargo, ¡he aquí que sobre tu pecho una mano divina ha arrojado cierta joya y, por su causa, te has visto compadecido y has sido guardado por la Providencia! Se te ha lavado y limpiado de tus manchas, y te han adoptado en la familia celestial: se te ha puesto en la frente el hermoso sello del amor y en la mano el anillo de la fidelidad. Ahora eres un príncipe para Dios, aunque en otro tiempo hayas sido un huérfano abandonado. ¡Oh, ten en mucha estima ese incomparable poder y esa gracia que convierten el desierto en huerto y hacen cantar gozoso al corazón estéril!

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar. (S. D. Daglio, Trad.) (4a edición, p. 161). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.

El Dios de mi salvación

1 JUNIO

El Dios de mi salvación

Deuteronomio 5 | Salmo 88 | Isaías 33 | Apocalipsis 3

Lo que más llama la atención del Salmo 88 es que no hay alivio alguno. Hemán comienza el salmo clamando al Señor, dejando ver su desánimo de varias maneras, y lo acaba en el desespero y en la oscuridad. La mayoría de los salmos donde hay desespero y desánimo comienzan en la oscuridad, pero acaban no obstante en la luz. Este comienza en la oscuridad, y acaba en una oscuridad aun más densa.

Cuando Hemán comienza su cántico, aunque proclama “el Dios de mi salvación” (por cierto el único rayo de luz en todo el salmo), observa, con lástima, que día y noche clama ante Dios (88:1). Se queja con franqueza que Dios no escucha su súplica (88:2, 14). No sólo está en dificultades, sino que se siente cerca de la muerte: “Tan colmado estoy de calamidades que mi vida está al borde del sepulcro” (88:3). De hecho, Hemán insiste que los demás le están tratando como si estuviese acabado (88:4–5). La única explicación es que está bajo la ira de Dios: “El peso de tu enojo ha recaído sobre mí; me has abrumado con tus olas” (88:7; ver 88:16). Entre sus miserias cuenta la pérdida de sus amigos. (88:8).

Lo que es aún peor, Hemán está convencido que toda su vida ha vivido bajo la sombra de la muerte: “muy cerca he estado de la muerte” (88:15). ¿Tal vez sufría una terrible enfermedad crónica y progresiva? “Yo he sufrido desde mi juventud; muy cerca he estado de la muerte. Me has enviado terribles sufrimientos y ya no puedo más. Tu ira se ha descargado sobre mí; tus violentos ataques han acabado conmigo. Todo el día me rodean como un océano; me han cercado por completo. Me has quitado amigos y seres queridos; ahora sólo tengo amistad con las tinieblas.” (88:15).

Pero lo que colma la desesperación que se manifiesta desde el comienzo es la última línea. Hemán no sólo acusa a Dios de haberle quitado a sus compañeros y a sus seres más queridos, sino que, a fin de cuentas “ahora sólo tengo amistad con las tinieblas” (88:18). No Dios; las tinieblas.

Uno de los pocos rasgos atractivos que tiene este salmo es su brutal honestidad. Nunca es aconsejable ser deshonesto con Dios, por supuesto; él sabe exactamente cuáles son nuestros pensamientos de todas maneras, y prefiere que nos desahoguemos de toda nuestra indignación, todo nuestro dolor y nuestras acusaciones que recibir exclamaciones falsas de adoración y júbilo. Por supuesto, es mucho mejor aprender a comprender, a reflexionar, y finalmente a aceptar su perspectiva. Pero en todo caso, la honestidad con Dios es siempre el camino de los sabios.

Esto nos lleva a lo más importante que tiene este salmo. Los clamores y el dolor que se plasman aquí no tiene nada que ver con la rabia barata y poco reflexiva de los que usan sus períodos más oscuros para denunciar a Dios desde lejos, la crítica autocomplaciente del agnosticismo desdeñoso, o del ateísmo arrogante. Estos clamores en cambio interpelan a Dios de manera activa, conscientes de cuál es la única fuente de socorro.

Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 152). Barcelona: Publicaciones Andamio.

Un cambio de naturaleza

Un cambio de naturaleza

6/1/2017

Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (2 Corintios 5:17)

Cuando usted recibe a Jesucristo, nace de nuevo y entra en el reino de Dios. Usted se convierte en una persona totalmente distinta. El cambio que ocurre cuando usted es salvo es más espectacular que el cambio que ocurrirá cuando usted muera porque entonces ya usted tiene una nueva naturaleza y es ciudadano del reino de Dios. La muerte simplemente lo lleva a la presencia de Dios.

En sus epístolas, el apóstol Pablo dice que, cuando Dios nos transformó, nos dio una nueva voluntad, una nueva mente, un nuevo corazón, un nuevo poder, un nuevo conocimiento, una nueva sabiduría, una nueva vida, una nueva herencia, una nueva relación, una nueva justicia, un nuevo amor, un nuevo deseo y una nueva ciudadanía. Él llamó a eso “vida nueva” (Ro. 6:4). Algunos enseñan que, cuando una persona se hace cristiana, Dios le da algo nuevo además de su vieja naturaleza pecaminosa. Pero según la Palabra de Dios, no recibimos algo nuevo. ¡Nosotros mismos nos volvemos nuevos!

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¿Quiénes son los hijos de Abraham?

JUNIO, 01

¿Quiénes son los hijos de Abraham?

Devocional por John Piper

En ti serán benditas todas las familias de la tierra. (Génesis 12:3)

Ustedes quienes tienen su esperanza en Cristo y lo siguen en la obediencia a la fe son descendientes de Abraham y herederos de las promesas de su pacto.

Dios le dijo a Abraham en Génesis 17:4: «En cuanto a mí, he aquí, mi pacto es contigo, y serás padre de multitud de naciones». Sin embargo, Génesis deja en claro que Abraham no fue padre de una multitud de naciones en un sentido físico o político. Por lo tanto, es probable que el significado de la promesa de Dios fuera que una multitud de naciones de alguna namera disfrutaría de las bendiciones de ser hijo aunque no tuvieran un vínculo sanguíneo con Abraham.

No hay duda de que eso es lo que Dios quiso decir en Génesis 12:3 cuando le dijo a Abraham: «En ti serán benditas todas las familias de la tierra». Desde el principio, Dios tuvo en mente que Jesucristo sería descendiente de Abraham y que todo el que creyera en Cristo se convertiría en un heredero de la promesa de Abraham.

Por eso es que Gálatas 3:29 dice: «Si sois de Cristo, entonces sois descendencia de Abraham, herederos según la promesa».

Por lo tanto, cuando Dios le dijo a Abraham 4000 años atrás: «He aquí, mi pacto es contigo, y serás padre de multitud de naciones», estaba abriendo el camino para que cualquiera de nosotros, sin importar a qué nación pertenezca, pueda convertirse en hijo de Abraham y heredero de las promesas de Dios. Todo lo que tenemos que hacer es tener la misma fe de Abraham —es decir, depositar nuestra esperanza en las promesas de Dios al punto que, si la obediencia lo requiere, podamos renunciar a nuestra posesión más preciada del mismo modo que Abraham entregó a Isaac—.

No nos volvemos herederos de las promesas de Abraham por servir a Dios sino por confiar en que Dios obra a nuestro favor: « [Abraham] se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, y estando plenamente convencido de que lo que Dios había prometido, poderoso era también para cumplirlo» (Romanos 4:20). Por eso es que Abraham pudo obedecer a Dios incluso cuando la obediencia se veía como un callejón sin salida. Confiaba en que Dios haría lo imposible.

La fe en las promesas de Dios —o como diríamos hoy en día, la fe en Cristo, quien es la confirmación de las promesas de Dios— es la forma de convertirse en un hijo de Abraham. La obediencia es la evidencia de que la fe es genuina (Génesis 22:12-19). Esa es la razón por la que Jesús dice en Juan 8:39: «Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais».

Los hijos de Abraham son las personas de todas las naciones que ponen su esperanza en Cristo y, como Abraham en el monte Moriah, por tanto no permiten que su posesión terrenal más preciada les impida obedecer.

Ustedes quienes tienen su esperanza en Cristo y lo siguen en la obediencia a la fe son descendientes de Abraham y herederos de las promesas de su pacto.

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El Padre mismo os ama

jueves 1  junio

A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien.

Romanos 8:28

Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.

1 Pedro 5:7

El Padre mismo os ama

Cuando era niño, a veces mi padre, como respuesta a alguna de mis peticiones, simplemente me miraba sin pronunciar palabra. Aquel silencio era elocuente. No era, en absoluto, una muestra de indiferencia, sino que expresaba su sabiduría y su cariño hacia mí.

De la misma manera Dios, nuestro Padre, a veces parece no responder a nuestras oraciones. A veces solo percibimos su silencio, a pesar de nuestras oraciones y súplicas. ¿Podría permanecer indiferente a nuestro dolor, a la angustia que se apodera de nosotros? Nunca, pues nuestro Padre celestial “oye la oración de los justos” (Proverbios 15:29) y siempre responde.

Sin embargo nos dice: “Mis pensamientos no son vuestros pensamientos… Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:8-9). Dios es amor y luz. Está lleno de bondad, de compasión, ¡es el único sabio! Siempre actúa en función de lo que es, ¡nunca dudemos de ello! Responderá con ternura a nuestras preguntas, muchas veces de forma inesperada. Demostró este amor al sacrificar a su Hijo para darnos la vida eterna. “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Romanos 8:32). Continuemos hablándole mediante la oración, contándole todo lo que nos carga o nos preocupa. E independientemente de cuál sea su respuesta, ¡podemos contar con su sabiduría y amor!

2 Reyes 3 – Romanos 8:28-39 – Salmo 66:8-15 – Proverbios 16:17-18

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Hillsong y Dios

Gracia a Vosotros

Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez

Hillsong y Dios

por Cameron Buettel y Jeremiah Johnson

La verdad importa, especialmente cuando se trata de adorar. Eso debería ser obvio; usted no puede adorar de manera apropiada al Señor si usted no sabe quién es Él. Cristo mismo fue inequívoco en este punto – Él dijo que los verdaderos adoradores “deben adorar en espíritu y en verdad” (Juan 4:24, énfasis añadido).

Sin embargo, gran parte de la música de adoración moderna parece apuntar a reducir al único Dios verdadero. Algunas “canciones de adoración” populares no son nada más que una adoración artificial ofrecida a un dios diferente. En su libro Adorar, John MacArthur describe las consecuencias del analfabetismo bíblico que permea a la Iglesia en la actualidad.

La “Adoración” tiene como objetivo ser lo más informal y relajada posible, reflejando una fácil familiaridad con Dios que no es apta para Su majestad trascendente. Este tipo de “adoración” parece apuntar principalmente a lograr que los pecadores estén cómodos con la idea de Dios -suprimiendo de nuestros pensamientos todo lo que sea temor, temblor, reverencia o verdad bíblica profunda…

El derrumbe de la verdadera adoración en las iglesias evangélicas es una señal alarmante. Refleja una degradación de Dios y una apatía pecaminosa hacia Su verdad entre el pueblo de Dios. Los evangélicos han estado jugando una especie de búsqueda trivial en la cultura pop durante décadas; y como resultado, el movimiento evangélico ha perdido la visión de la gloria y la grandeza de Aquel a quien adoramos.

Durante nuestras recientes visitas a Hillsong Los Ángeles hemos visto cómo esa tendencia se desplegó con vívidos detalles. Peor aún, hemos identificado algunas características no bíblicas que Hillsong atribuye a Dios de manera rutinaria.

 

El dios de Hillsong es pasivo

En su declaración de creencias, Hillsong afirma – sin ningún fundamento bíblico – lo siguiente: “creemos que Dios quiere sanarnos y transformarnos para que podamos vivir vidas saludables y bendecidas con el fin de poder ayudar a otros de manera más eficaz.”

Esta declaración plantea algunas preguntas importantes: ¿que está impidiendo a Dios hacernos saludables y bendecidos? Y, ¿por qué está el mundo lleno de enfermedad, pobreza y penurias, si Dios no quiere que así sea?

La respuesta simple es que Hillsong adora a un dios pasivo e impotente. Una y otra vez durante nuestro tiempo en Hillsong Los Ángeles, se nos animó a “invitar a Dios a liderar y guiar” y a “permitir” que Él nos lidere. Fuimos enseñados que la adoración abre la puerta para que Dios obre en nuestras vidas – que le ofrece a Él la oportunidad de traer un quiebre de nuestras circunstancias. Una noche se nos aseguró categóricamente que “nuestras oraciones pueden incluso hacer que Dios cambie de opinión.”

Eso está muy lejos del Dios de la Biblia, quien “hace lo que le place” (Salmo 115:3); cuyos propósitos no pueden ser frustrados (Job 42:2); quien predestina a Su pueblo de acuerdo con Su propósito y voluntad (Efesios 1:11); y quien gobierna de manera soberana sobre toda Su creación (Salmo 103:19). Si bien la soberanía de Dios se menciona ocasionalmente en canciones y sermones, el concepto de un Señor verdaderamente soberano es totalmente ajeno a la teología de Hillsong.

 

El Dios de Hillsong es unidimensional

Pero eso no es una sorpresa, debido a la miopía general de Hillsong cuando se trata de los atributos divinos. En la economía doctrinal de Hillsong, un aspecto del carácter de Dios sobresale con respecto a los demás: Su amor. En más de una ocasión, se nos dijo que “Dios ama desesperadamente a cada persona aquí en Los Ángeles.” Se nos recordó de manera repetida que el Evangelio y el mensaje de Jesucristo son “inclusivos” – que a Dios no le interesan las personas perfectas; que Él te ama “tal como eres” (más acerca de esto la próxima vez).

En un servicio vespertino, escuchamos a Christine Caine, una activista en contra de la trata de personas y conferencista internacional, siendo ella misma un producto de Hillsong. Su mensaje se refirió a la fidelidad de Dios en mantener Sus promesas. Ella utilizó la historia de Abraham y Sara como su texto. Finalizó asegurándonos que Dios aún nos ama después de las “cosas tontas” – un término que ella aplicó a todo tipo de pecado, incluyendo la fornicación de Abraham con Agar. Su punto fue que no hay nada que nosotros podamos hacer – sin importar cuán escandaloso y rebelde el pecado sea – para que Dios nos ame menos. Su gran amor por la humanidad siempre ganará, superando cualquier obstáculo.

El problema con esa perspectiva del amor de Dios es que ignora muchos de Sus otros atributos fundamentales. No se medita en Su santidad, Su justicia o Su ira justa. De hecho, tal como muestra Romanos 5:8-9, el amor de Dios y Su ira se comprenden mejor conjuntamente. “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en Su sangre, por Él seremos salvos de la ira.”

Hillsong se apresura en aplicar las bendiciones y beneficios del gran amor de Dios. Pero fuera de esos otros aspectos vitales de Su carácter, parece poco más que un afecto confuso. Dicho de manera simple, el amor de Dios pierde su brillo en el vacío.

Tal como John MacArthur explica en un vídeo blog a principios de este año, “no se puede tomar un atributo de Dios – cualquier atributo de Dios – y aislarlo como si el mismo definiera a Dios. Dios debe ser entendido en todo el conjunto de Sus atributos.” En la naturaleza divina de Dios, dichos atributos se complementan uno con el otro – no compiten entre sí. Y no pueden ser comprendidos en su totalidad o de manera precisa si están aislados.

 

El Dios de Hillsong es familiar

Quizás uno de los otros peligros de sobre enfatizar el amor de Dios es que lo convierte en un benefactor benévolo, robándole la debida reverencia y respeto. Los servicios de adoración no necesitan ser sombríos, pero existe una falta de sobriedad notoria que es difundida en los encuentros de Hillsong.

Y no es tan sólo un tema del ambiente parecido al de un club o a la parafernalia de un concierto de rock. No se percibe un sentido de reverencia o temor reverente a Dios – ninguna noción de que Él es un fuego consumidor (Hebreos 12:28-29). Y si bien pasan un tiempo importante atrayendo a las personas para que entren en una relación con Cristo, no hay un sentido de “¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (Hebreos 10:31). Más bien, el Dios de Hillsong es un mayordomo cósmico, atento a todas nuestras necesidades y deseoso de dar rienda suelta a nuestros logros, sanar nuestras relaciones y derramar bendiciones en nuestras vidas. Él está a nuestro servicio y disposición.

El sentido de la trascendencia o la santidad de Dios ha desaparecido por completo. De hecho, las reacciones de hombres como Moisés, Isaías, Ezequiel, Pablo y Juan, quienes de manera humilde cayeron sobre sus rostros ante la presencia del Señor, atónitos en temor reverente, parecen inapropiados para una deidad tan íntima y familiar como la que Hillsong describe.

Esa actitud puede conducir a un alarmante debate casual y negligente de la persona y la obra de Dios. Por ejemplo, en el mensaje de Christine Caine mencionado anteriormente, ella condujo a la audiencia a la histeria con la siguiente descripción de la obra creadora de Dios: “Dios despertó un día y eructó y (gestos) la Tierra y dijo: “Uy, mira lo que he hecho.”” Estas, simplemente, no son palabras de alguien que toma a Dios y a Su palabra en serio.

 

Una Palabra Acerca de la Palabra de Dios

Ese mismo descuido frívolo se despliega en la mayoría de la predicación que oímos en Hillsong Los Ángeles. Los oradores con frecuencia juegan con la Escritura y su significado. Rara vez se preocupan por su contexto. El modelo general es aislar una porción narrativa de la Escritura; y convertirla en una analogía para la audiencia y en una promesa de bendición y favor de Dios.

Inclusive los versículos y pasajes más familiares son extremadamente flexibles en manos del liderazgo de Hillsong. El primer domingo que atendimos, el pastor líder de Hillsong Los Ángeles, Ben Houston, convirtió a Juan 3:16 en una exhortación a ofrendar a la Iglesia, explicando cómo “Dios amó de tal modo que dio,” y que nuestro amor por la Iglesia debería impulsarnos a dar nuestro dinero.

Ese tipo de flexibilidad posmoderna es traída al texto en cada servicio; y convierte a cada lección en un recordatorio del provocador amor de Dios por usted, Su ardiente deseo de bendecirlo y su parte integral en desatar esa bendición en su propia vida. No es más que una versión diluida del Evangelio de la prosperidad o el movimiento Palabra de Fe.

En su libro Adorar, John MacArthur señala varios ejemplos del Antiguo Testamento para ilustrar cuán seriamente Dios considera la adoración. Ya sea que se trate de los israelitas moldeando un becerro de oro en los pies del monte Sinaí, o el fuego extraño ofrecido por Nadab y Abiú o Uza, para asegurar el arca del pacto, el mensaje es claro:

Dios no aceptará la adoración pervertida. Algunos insisten en que cualquier tipo de adoración sincera es aceptable a Dios, pero eso simplemente no es verdad. La Biblia enseña que aquellos que ofrecen adoración diseñada por ellos mismos es inaceptable a Dios, sin importar sus buenas intenciones. No importa cuán pura pueda parecer nuestra motivación o cuán sincera pueda ser nuestra intención, si no somos capaces de adorar a Dios como Él lo ha ordenado, Él no puede bendecirnos.

En el mejor de los casos, el dios de Hillsong es una sombra pálida e incompleta de la plenitud definida en la Escritura. En el peor de los casos, él es un ídolo falso, hecho en la imagen del hombre e incapaz de proveer la redención y la transformación que los pecadores necesitan de manera tan desesperada.

* Cameron Buettel y Jeremiah Johnson son los escritores regulares del blog de Grace To You.

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