DIOS CON NOSOTROS

DIOS CON NOSOTROS

12/15/2017

Porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor. (Lucas 1:45)

Isaías 7:14 dice: “El Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”. Esa virgen se llamaba María.

Sin embargo, el nombre Emanuel es la clave de este versículo, y el corazón de la historia de la Navidad. Es un nombre hebreo que literalmente significa “Dios con nosotros”. Es una promesa de la deidad encarnada, una profecía de que Dios mismo aparecería como un niño humano, Emanuel, “Dios con nosotros”. Ese niñito que iba a nacer sería Dios mismo en forma humana.

Si pudiéramos condensar todas las verdades de la Navidad en solo tres palabras, estas serían las palabras: “Dios con nosotros”. Tenemos la tendencia a enfocar nuestra atención en Navidad en la infancia de Cristo. La más grande verdad de esa festividad es su deidad. ¡Más asombroso que un niño en el pesebre es la verdad de que este niño prometido es el Creador omnipotente de los cielos y la tierra!

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Vida y muerte en Navidad

DICIEMBRE, 15

Vida y muerte en Navidad

Devocional por John Piper

El ladrón solo viene para robar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. (Juan 10:10)

Justo cuando estaba por empezar a escribir este devocional, recibí la noticia de que Marion Newstrum acababa de fallecer. Marion y su esposo Elmer fueron miembros de nuestra iglesia Bethlehem por mucho más tiempo que el tiempo de vida de la mayoría de nuestros miembros. Ella tenía 87 años, y ellos tenían 64 años de casados.

Cuando hablé con Elmer y le dije que se fortaleciera en el Señor y no se diera por vencido frente a la vida, él respondió: «Él ha sido un verdadero amigo». Oro para que todos los cristianos puedan decir en sus últimos momentos de vida: «Cristo ha sido un verdadero amigo».

Todos los años en Adviento conmemoro el aniversario de la muerte de mi madre. Perdió la vida a los 56 años de edad en un accidente de tránsito mientras viajaba en un autobús en Israel. Fue el 16 de diciembre de 1974. Aquellos acontecimientos siguen siendo increíblemente vívidos para mí incluso hoy día. Si me lo permitiera, las lágrimas correrían con facilidad por mi rostro al pensar, por ejemplo, que mis hijos nunca llegaron a conocerla. El entierro fue el día siguiente a Navidad. ¡Cuán preciosa fue esa Navidad!

Muchos de ustedes en esta Navidad sentirán su pérdida personal de un modo mucho más punzante que antes. No repriman esos sentimientos. Déjenlos salir. Siéntanlos. ¿De qué sirve el amor, sino es para hacer más intensas nuestras emociones, tanto en la vida como en la muerte? Pero, les ruego, no se dejen llevar por la amargura: es un sentimiento trágicamente autodestructivo.

Jesús vino en Navidad para que tengamos vida eterna: «Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia» (Juan 10:10). Elmer y Marion habían conversado acerca de dónde pasarían los últimos años de su vida. Elmer me dijo: «Marion y yo acordamos que nuestro último hogar sería en la presencia del Señor».

¿Están ansiosos por su hogar? Parte de mi familia vendrá a mi casa estas fiestas. Es una linda sensación. Creo que en el fondo se siente bien porque tanto ellos como yo, desde el fondo de nuestro ser, estamos destinados para el último Homecoming (fiesta de exalumnos de ‘regreso al hogar’). Todos las otras celebraciones de homecoming son solo una muestra anticipada de lo que vendrá. Y estas muestras son buenas.

A menos que se conviertan en sustitutos. No permitamos que todas las cosas agradables de esta temporada se vuelvan sustitutos del gran Bienestar final, que todo lo satisface. Dejemos que cada pérdida y cada deleite dirijan nuestro corazón hacia el hogar celestial.

¿Qué es la Navidad sino esto: yo he venido para que tengan vida? Para que Marion Newstrum, Ruth Piper, ustedes y yo tengamos Vida, ahora y para siempre.

Hagamos que nuestro Ahora sea más rico y profundo en esta Navidad, bebiendo de la fuente del Para Siempre que se encuentra tan cerca.


Devocional tomado del articulo “Vida y muerte en Navidad”

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Sobre zafiros te fundaré

15 de diciembre

«Sobre zafiros te fundaré».

Isaías 54:11

No solo lo que se ve de la Iglesia de Dios es hermoso y precioso. Sus cimientos, por ejemplo, no se ven y, mientras permanecen firmes, no es posible valorarlos; sin embargo, en la obra del Señor, todo forma un solo bloque: nada es despreciable, nada es insignificante. Los profundos cimientos de la obra de gracia son preciosos como zafiros; ninguna mente humana es capaz de medir su gloria. Nosotros edificamos sobre el pacto de gracia, que es más firme que el diamante y tan duradero como las joyas sobre las cuales los años pasan en vano. Los cimientos de zafiro son eternos y el pacto también permanece para siempre. Otro cimiento limpio e inmaculado, eterno y hermoso como el zafiro, es la persona del Señor Jesús, que funde en uno el azul del profundo y turbulento océano con el azul del dilatado firmamento. Una vez pudo compararse a nuestro Señor con el rubí, cuando estaba cubierto con su propia sangre, pero ahora lo vemos radiante con el suave color azul de un amor abundante, profundo, eterno. Nuestra esperanza perpetua está fundada en la justicia y la fidelidad de Dios, que es diáfana y transparente como el zafiro. No somos salvos por compromiso, ni por una gracia que anule la justicia, ni por una ley que suspenda sus funciones; no, nosotros desafiamos al ojo del águila a que descubra, si puede, siquiera una grieta en el fundamento de nuestra confianza; nuestro cimiento es de zafiro y resistirá al fuego.

El Señor mismo ha colocado el fundamento de la esperanza de su pueblo. Nosotros debiéramos inquirir seriamente para ver si nuestra esperanza está cimentada sobre esa base. Las buenas obras y las ceremonias no constituyen un fundamento de zafiro, sino de madera, heno y hojarasca; además, no fue Dios quien las puso, sino nuestra propia vanagloria. Dentro de poco, todos los fundamentos serán probados, ¡y pobre de aquel cuya elevada torre se derrumbe con estrépito por haberla cimentado en la arena movediza! El que está fundado sobre zafiros, puede aguardar las tormentas o el fuego con serenidad, porque soportará la prueba.

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar. (S. D. Daglio, Trad.) (4a edición, p. 360). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.

2 Crónicas 17 | Apocalipsis 6 | Zacarías 2 | Juan 5

15 DICIEMBRE

2 Crónicas 17 | Apocalipsis 6 | Zacarías 2 | Juan 5

Los capítulos 4 y 5 de Apocalipsis, sobre los cuales no hemos reflexionado aún, constituyen una visión importante que nos prepara para gran parte del resto del libro, incluyendo Apocalipsis 6. El capítulo 4 le sirve al 5 como el escenario de un drama. Apocalipsis 4 presenta, mediante símbolos apocalípticos, el salón del trono del Dios Todopoderoso. Enfatiza lo maravilloso que es Dios, su santidad, su gloria trascendente y espectacular. Hasta la orden más elevada de los ángeles cubren sus rostros al postrare en adoración y exaltan a Dios por su santidad. En Apocalipsis 5, comienza el drama. A la diestra de Dios, hay un rollo que contiene todos sus propósitos de redención y juicio. El rollo está sellado con siete sellos. En el simbolismo de este libro, abrir los sellos significa realizar todos los propósitos de Dios de redención y de juicio. Si el libro permanece cerrado, los propósitos de Dios permanecen sin cumplirse. Un ángel poderoso lanza un desafío al universo entero: ¿Habrá alguien digno de acercarse a este Dios asombroso y francamente aterrador, de tomar el rollo y de abrir los sellos? En otras palabras, ¿alguien podrá servir como agente de Dios para cumplir sus propósitos? No encuentran a nadie que sea digno y, ante la desesperanza, Juan gime. Luego, uno de los ancianos le dice que deje de llorar. El León de la tribu de Judá ha vencido. Juan se asoma a través de sus lágrimas y ve… un Cordero. No es un animal adicional al León. Conforme a la naturaleza mixta de las metáforas apocalípticas, el León es el Cordero y emerge del centro del trono. De ahí en adelante, en el libro de Apocalipsis se ofrece alabanza al que está sentado en el trono y al Cordero.

Apocalipsis 6 narra el momento en que el Cordero abre los sellos. A su debido tiempo, el séptimo sello introduce siete trompetas (Apocalipsis 8), a las cuales le siguen, a su vez, las siete copas de la ira de Dios (Apocalipsis 16). Por ende, todo el drama del libro de Apocalipsis se inicia con la visión de Apocalipsis 4–5.

En cuanto a Apocalipsis 6, sólo me concentraré en dos puntos. (1) Los mártires que están “bajo el altar” claman a gran voz diciendo: “¿Hasta cuándo, Soberano Señor, santo y veraz, seguirás sin juzgas a los habitantes de la tierra y sin vengar nuestra muerte?” (6:10). Es un gran consuelo saber que se hará justicia y esta será visible. Es todavía más reconfortante saber que Dios es más paciente que los cristianos. (2) Ahora bien, cuando llegue finalmente ese juicio, no hay manera de evitarlo, no hay indulto. Todos los que se han rebelado en contra de su Creador y jamás fueron reconciliados con él, ya sean esclavos o poderosos, clamarán a los montes y a las peñas pidiéndoles que les escondan “de la mirada del que está sentado en el trono y de la ira del Cordero” (6:16). Pero, ¿quién puede esconderse del trono de Dios?

Carson, D. A. (2013). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (R. Marshall, G. Muñoz, & L. Viegas, Trads.) (1a edición, Vol. I, p. 349). Barcelona: Publicaciones Andamio.

El mimetismo

Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

Mateo 7:13-14

El mimetismo

Esta facultad es muy conocida en el mundo animal, donde ciertas especies tienen la capacidad de mimetizarse en su entorno, sobre todo para escapar de sus predadores. El camaleón puede cambiar de color, algunas mariposas modifican su forma para disimularse en su entorno.

También existe un mimetismo del comportamiento, una tendencia a reproducir una manera de ser. Este deseo natural de no querer ser diferentes, sino al contrario, de preferir fusionarse en un colectivo, es particularmente visible entre los hombres, cuando hay un partido, una manifestación política…

Ese mimetismo también existe en el plano espiritual: hace pocos años, muchas personas frecuentaban los servicios religiosos para «ser como todo el mundo». Ahora los que acuden a un lugar de culto a menudo son pocos y a veces son discriminados.

En el versículo de hoy, la Biblia nos advierte sobre los peligros de la imitación de la mayoría. En ello hay una aparente seguridad y alguna facilidad, ¿pero a dónde nos conduce? No tengamos miedo de rechazar las formas de pensar de nuestros contemporáneos y los objetivos que persiguen; no temamos ser diferentes. Cristo nos invita a seguirle solo a él; él dijo: “Yo soy el buen pastor” (Juan 10:11). La “puerta” del Evangelio puede parecer más estrecha hoy que ayer, pero todavía conduce a la vida. Lo que cuenta es obedecer lo que Dios nos dice en su Palabra.

Cantares 5-6 – Apocalipsis 8 – Salmo 142 – Proverbios 29:26-27

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