Sus dos opciones

Sus dos opciones

4/19/2018

Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal. (1 Pedro 3:17)

Usted tiene dos opciones. La primera es hacer lo bueno, aun cuando resulte en sufrimiento. Entonces usted acepta el sufrimiento como parte del sabio y soberano plan de Dios para su vida.

La segunda es hacer lo malo, que también resultará en sufrimiento. Ambas opciones son posibles conforme a la voluntad de Dios. Dios quiere que usted sufra por hacer lo bueno para que reciba fortaleza espiritual y glorifique a Dios. Pero también quiere que usted sufra el castigo divino por hacer lo malo. Así que haga bien, y evite provocar sufrimiento en su propia vida por las razones equivocadas.

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El Calvario

Jueves 19 Abril

http://labuenasemilla.net/20180419

Fuisteis rescatados… no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo.

1 Pedro 1:18-19

Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras.

Efesios 2:8-9

El Calvario

¿Qué evoca para nosotros la palabra «calvario»? ¿Un momento especialmente doloroso de la vida? Originalmente esta palabra designa una colina ubicada cerca de Jerusalén, llamada también Gólgota, donde Jesucristo fue crucificado y pasó por terribles sufrimientos. En el evangelio podemos leer: “Él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota; y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio” (Juan 19:17-18). Antes, Jesús mismo había anunciado: “Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:14-15). Entonces, ¿por qué Jesús, hombre perfecto, tuvo que ser crucificado?

Ante Dios, quien es infinitamente santo, toda falta merece un castigo. Ninguna «buena obra» ni el dinero pueden borrar un solo pecado. Era, pues, necesario un medio de salvación, algo que pudiese purificarnos ante los ojos de Dios. ¡Y esto solo era posible mediante la muerte de una víctima absolutamente perfecta! Por eso Dios dio “a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Tres días después de su sacrificio, Jesús resucitó, prueba de que la justicia del Dios santo había sido satisfecha.

Era necesario que Cristo muriese para pagar con su vida el precio del perdón de mis pecados y los de todos los que aceptan este sacrificio de amor. ¡Esto es lo que el Calvario nos recuerda!

Isaías 29 – 1 Pedro 4 – Salmo 45:10-17 – Proverbios 14:1-2

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