SEPARADOS DEL MUNDO

octubre 5

SEPARADOS DEL MUNDO

[Moisés tuvo] por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón.

Hebreos 11:26

Cuanto más vivimos, tanto más acumulamos. Pero esas cosas tienden a tener menos importancia para los cristianos. Cuando llegan las pruebas a la vida y usted se esfuerza por alcanzar esas cosas terrenales, ve lo efímera que son. Las pruebas pueden separarlo a usted de las cosas terrenales cuando demuestran lo inútil que son para resolver algún problema o para dar algún alivio en tiempo de tensiones.

Moisés aprendió el valor de las pruebas aunque se había criado en la casa del Faraón como príncipe de Egipto. Como parte de la familia real, tenía la mejor educación y alcanzó la cima de la sociedad egipcia desde el punto de vista de la riqueza, la honra y la comodidad. Pero consideró los sacrificios hechos al identificarse con los propósitos de Dios “mayores riquezas… que los tesoros de los egipcios”. Quitó la mirada de todas las cosas terrenales que tenía a su disposición y comenzó a preocuparse por las pruebas de su pueblo, lo que el Señor usó para separarlo de los placeres materiales.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

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TRABAJO VERSUS RECOMPENSA

TRABAJO VERSUS RECOMPENSA

Charles R. Swindoll

5 de octubre, 2018

Proverbios 24

Tal como lo descubrimos antes, Salomón y los sabios de Israel dijeron mucho acerca del valor de la diligencia y los peligros de la holgazanería. Cuando unimos todos estos proverbios, su mensaje es muy claro: si uno trabaja diligentemente, cosechará recompensas materiales; la holgazanería, en cambio, nos dejará en la pobreza. Aun en este aspecto, los proverbios nos piden equilibrio. En favor del trabajo, los sabios escribieron:

«El apetito del trabajador es lo que lo obliga a trabajar, porque su boca lo apremia» (16:26).

La palabra que en el texto se traduce como «apetito» viene del término hebreo que se usa para «alma». En este contexto se refiere al deseo humano de satisfacer nuestras necesidades básicas de supervivencia. Literalmente, una persona debe tener agua, alimento y protección. Esta necesidad biológica nos motiva a trabajar. En un sentido más amplio de la expresión, el sabio reconocía nuestra necesidad espiritual de realizar un trabajo significativo. Dios nos ha diseñado con esta «hambre» y reflejamos su imagen cuando cumplimos nuestro propósito divino (Génesis 1:28; 2:15).

Esta necesidad, sin embargo, puede convertirse en una obsesión. El hambre nos hace trabajar, pero la ambición nos impulsa a trabajar demasiado. Dios nos llama a la diligencia, pero no quiere que nos volvamos adictos al trabajo. De acuerdo con el libro de la sabiduría, hay un tiempo para trabajar y un tiempo para disfrutar el fruto de nuestra labor.

Ordena tus labores afuera; ocúpate en ellas en el campo. Y después edifícate una casa (24:27).

La frase «edifícate una casa» tiene un doble significado: uno literal y otro figurado. Para edificar la casa de una persona, un hombre no solo erige la estructura en la cual va a vivir, sino que también establece un legado. Se casa, llena el hogar de niños, los cría hasta que son adultos y luego amplia la morada para acomodar a la siguiente generación. En este sentido, la casa de una persona representa su vida, la cual ha llenado con familia, amigos, riqueza y provisiones.

Una paráfrasis de este Proverbio seria: «¡Esfuércese mucho y luego disfrute la vida!».

Reflexión: ¿Cuál extremo tiende a exagerar: el proceso del trabajo o la recompensa del trabajo? ¿Qué puede hacer para mantener un equilibrio más saludable? ¿De qué forma puede involucrar a su familia y a sus amigos para que le ayuden a mantener ese equilibrio?

El hambre nos hace trabajar, pero la ambición nos impulsa a trabajar demasiado.

Charles R. Swindoll

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

Vision Para Vivir

1 Reyes 8 | Efesios 5 | Ezequiel 38 | Salmo 89

5 OCTUBRE

Donald Carson

1 Reyes 8 | Efesios 5 | Ezequiel 38 | Salmo 89

Los capítulos 38 y 39 de Ezequiel se encuentran entre los más difíciles del libro. En muchos aspectos, destacan entre lo que tienen delante y detrás. La explicación más simple es quizás la siguiente: los capítulos 40–48 son mucho más tardíos que la mayor parte del libro (el vigesimoquinto año del exilio, 40:1), hasta el punto de que son casi un apéndice del resto de visiones y oráculos. De ser así, los capítulos 38 y 39 deben verse como una conclusión de los treinta y siete precedentes, pero no necesariamente como un puente a 40–48. Precisamente, el modo en que esta profecía contra Gog sirve de conclusión a todo lo que la precede en Ezequiel depende mucho de cómo se interpreten estos dos capítulos. Incluso catalogar las posibilidades convertiría estas breves meditaciones en un comentario, por lo que debo limitarme a algunas reflexiones conjeturales.

Seguramente, habrán notado que en varios capítulos anteriores decidí no comentar ciertas secciones. En parte, no ha sido más que una selección basada en el poco espacio disponible, pero también es cierto que esos pasajes pertenecen todos al mismo género y pueden analizarse provechosamente en conjunto. Por ejemplo, 37:25–28 anuncia el tiempo en que Israel, bajo el siervo de Dios David, vivirá en la tierra “para siempre”, y “mi siervo David será su príncipe eterno”. El santuario de Dios estará siempre “en medio de ellos”. Este lenguaje puede entenderse literalmente (un templo en Jerusalén, con un rey davídico, un trono y un santuario eternos) o apuntar a un acontecimiento más lejano. Por razones que quedarán más claras, me inclino a pensar que estas profecías y otras similares esperan el glorioso futuro mesiánico, pero se expresan en términos de las categorías más familiares del antiguo pacto. Estas mismas categorías, afirman los escritores del Nuevo Testamento, desempeñan una función predictiva cumplida en Jesús el hijo de David y todo lo que él conlleva.

En una línea parecida, Ezequiel 38 comienza denunciando a “Gog, príncipe supremo de Mesec y Tubal” (38:3). La sugerencia de que esos nombres se refieren a Moscú y a Tobolsk no tiene el menor mérito lingüístico. Estos dos nombres aparecen en otros pasajes (Génesis 10:2; 1 Crónicas 1:5; Ezequiel 27:13; 32:26) y se refieren a las conocidas tribus de los Moschoi y los Tibarenoi. Gog es quizás Giges de Lidia (llamado Gûgu en algunos archivos antiguos). Más importante aun es que esta horda anunciada de enemigos del pueblo de Dios viene “desde el lejano norte” (38:6), el punto cardinal desde el que siempre llegaban los peores enemigos de Israel. El capítulo acaba con imágenes apocalípticas (38:18–23), que comienzan a hacer que la escena se sienta como un estallido final e idealizado contra el pueblo de Dios, en el que el Señor vindica su nombre y su causa. Así pues, todos los ataques anteriores anuncian esta lucha apocalíptica final, que a su vez acaba con ellos.

Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 278). Barcelona: Publicaciones Andamio.

Demasiado seguro de sí mismo

Viernes 5 Octubre

Pedro le dijo (a Jesús): Aunque todos se escandalicen, yo no. Y le dijo Jesús: De cierto te digo que tú, hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces.

Marcos 14:29-30

Demasiado seguro de sí mismo

Era el atardecer en Jerusalén. El Señor Jesús había ido con sus discípulos al monte de los Olivos. Pronto iba a ser detenido, luego iba a sufrir un juicio inicuo e iba a ser condenado y crucificado. En el camino les anunció lo que vivirían durante las siguientes horas. “Todos os escandalizaréis”. Pero Pedro expresó su desacuerdo (vea el versículo del encabezamiento). En su reacción podemos destacar cuatro puntos en los que se equivocó y que también nos pueden concernir:

–No creyó las palabras del Señor. Jesús había dicho que todos los discípulos se escandalizarían. Sin embargo, Pedro respondió: “Yo no”.

–Tenía una mayor estima de sí mismo que la que debía tener: amaba al Señor, pero como su amor carecía de humildad, no tenía poder.

–Se creía más fiel que los demás discípulos. Pensaba “estar firme”, pero iba a experimentar con gran dolor que podía caer (1 Corintios 10:12).

–No tuvo en cuenta la advertencia de su Maestro: “Tú, hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces”. A pesar de la claridad de esas palabras, afirmó su celo con mayor insistencia diciendo: “Si me fuere necesario morir contigo, no te negaré” (Marcos 14:31).

Podemos identificarnos con la historia de Pedro y ver en ella una advertencia para nosotros. ¡Escuchemos humildemente lo que el Señor nos dice en su Palabra y así, por medio de su gracia, seremos preservados de una caída fatal y dolorosa!

Deuteronomio 1:1-18 – Juan 1:1-28 – Salmo 111:1-5 – Proverbios 24:21-22

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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