El gozo que nos aguarda

LA VERDAD PARA HOY

7 de octubre

El gozo que nos aguarda

Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas.

Santiago 1:2

El gozo que sentimos en nuestras pruebas puede ser uno de los mayores gozos que experimentemos. Como una de las principales razones de que Dios envíe pruebas a nuestra vida es para probar la autenticidad de nuestra fe, ¿qué mejor ocasión para tener gozo que en una experiencia de sufrimiento que ha probado la realidad de nuestra salvación? Una seguridad fortalecida de nuestra salvación y de la confianza de que Dios cuida de nosotros, como se manifiesta en la realidad de que nuestro sufrimiento no pudo quebrantar nuestra fe ni separarnos de su amor, es causa de la mayor felicidad.

El verdadero gozo no es una emoción efímera y superficial. El gozo genuino resulta de factores mucho más profundos que de las circunstancias que brindan felicidad superficial. Si está atravesando las circunstancias negativas de la vida, andando a duras penas en la duda y el desaliento, ha olvidado que el verdadero gozo radica en la confianza de que su vida está escondida con Cristo en Dios. En la providencia de Dios, ese gozo y esa seguridad pueden ser más fuertes durante una prueba.

Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros. Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org

¿Cómo recibo el perdón de Dios?

¿Cómo recibo el perdón de Dios?

Hechos 13:38 declara, “Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados.”

¿Qué es el perdón y por qué lo necesitamos?
La palabra “perdonar” significa hacer borrón y cuenta nueva, perdonar, cancelar una deuda. Cuando somos injustos con alguien, buscamos su perdón a fin de restituir la relación. El perdón no es otorgado debido a que la persona merezca ser perdonada. Nadie merece ser perdonado. El perdón es un acto de amor, misericordia y gracia. El perdón es una decisión de no guardar rencor a otra persona, pese a lo que le haya hecho.

La Biblia nos dice que todos necesitamos el perdón de Dios. Todos hemos cometido pecado. Eclesiastés 7:20 declara, “Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque.” 1 Juan 1:8 dice, “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.” Todo pecado es a la larga un acto de rebelión en contra de Dios (Salmos 51:4). Como resultado, necesitamos desesperadamente el perdón de Dios. Si nuestros pecados no son perdonados, pasaremos la eternidad sufriendo las consecuencias de nuestros pecados (Mateo 25:46; Juan 3:36).

Perdón – ¿Cómo lo obtengo?
Afortunadamente, Dios es tierno y compasivo. ¡Está ansioso de perdonar nuestros pecados! 2 Pedro 3:9 nos dice que Dios es, “…paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” Dios desea perdonarnos, de manera que ha hecho provisión para nuestro perdón.

El único castigo justo por nuestros pecados es la muerte. La primera parte de Romanos 6:23 declara, “Porque la paga del pecado es muerte…” La muerte eterna es lo que hemos ganado por nuestros pecados. Dios, en Su plan perfecto, se hizo hombre, en la persona de Jesucristo (Juan 1:1, 14). Jesús murió en la cruz, llevando la penalidad que merecíamos – la muerte. 2 Corintios 5:21 nos enseña, “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” ¡Jesús murió en la cruz, llevando el castigo que merecíamos! Siendo Dios, la muerte de Jesús proveyó el perdón por los pecados del mundo entero. 1 Juan 2:2 proclama, “El es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.” Jesús resucitó, proclamando Su victoria sobre el pecado y la muerte (1 Corintios 15:1-28). Gloria a Dios, que a través de la muerte y resurrección de Jesucristo, la segunda parte de Romanos 6:23 es verdad, “…mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

¿Quiere usted tener sus pecados perdonados? ¿Tiene un persistente sentido de culpa que no parece desaparecer? El perdón de sus pecados está disponible si usted pone su fe en Jesucristo como su Salvador. Efesios 1:7 dice, “En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia.” Jesús pagó la deuda por nosotros para que pudiéramos ser perdonados. Todo lo que usted tiene que hacer es pedirle a Dios que le perdone a través de Jesús. Si usted cree que Jesús murió para pagar por su perdón entonces ¡El lo perdonará! Juan 3:16-17 contienen este maravilloso mensaje, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.”

Perdón – ¿Es en realidad así de fácil?
¡Sí, es así de fácil! Usted no puede ganar el perdón de Dios. No puede pagar a Dios por su perdón. Usted sólo puede recibirlo por la fe, por medio de la gracia y misericordia de Dios. Si usted desea aceptar a Jesucristo como su Salvador y recibir el perdón de Dios, aquí está una oración que usted puede hacer. Hacer esta oración o cualquier otra, no va a salvarlo. Es solamente el confiar en Jesucristo lo que le puede librar del pecado. Esta oración es simplemente una manera de expresar a Dios su fe en Él, y agradecerle por proveerle su perdón. “Dios, sé que he pecado contra ti y merezco castigo. Pero Jesucristo tomó el castigo que yo merecía, de manera que a través de la fe en Él yo pueda ser perdonado. Me aparto de mi pecado y pongo mi confianza en Ti para la salvación. ¡Gracias por Tu maravillosa gracia y perdón! En nombre de Jesús, ¡Amén!”

¿Ha hecho usted una decisión por Cristo, por lo que ha leído aquí?

Si es así, por favor dele clip:  https://www.gotquestions.org/Espanol/y-ahora-que.html

Usado con permiso del Ministerio Got Questions

Tomado de GotQuestions.org. Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en:  https://www.gotquestions.org/Espanol/

1 Reyes 10 | Filipenses 1 | Ezequiel 40 | Salmo 91

7 OCTUBRE

1 Reyes 10 | Filipenses 1 | Ezequiel 40 | Salmo 91

Aparte de Ezequiel 29:17–21, los nueve capítulos que tenemos ante nosotros, Ezequiel 40–48, tienen lugar después de las demás visiones y oráculos que constituyen el libro, que comienza y termina con una de aquellas. Aunque esta que nos ocupa se diferencia bastante del resto del libro hasta el punto que muchos la han catalogado como un apéndice, existen algunas conexiones llamativas. En la visión de 8:1–11:25, Ezequiel contempló la gloria de Dios abandonando el templo; ahora, es testigo de su vuelta al nuevo y de cómo lo llena (43:5). En los años que siguieron al catastrófico saqueo de Jerusalén, Ezequiel ha estado consolando al pueblo con la promesa del regreso a su tierra y a Dios; en cierto modo, la visión del templo debió de alimentar la esperanza y la valentía.

Sin embargo, este hecho no supone que esta visión sea fácil de comprender. Hoy, expondré de forma bastante superficial la línea de pensamiento no sólo de Ezequiel 40, sino de esos nueve capítulos. Mañana nos detendremos en cuatro posibles interpretaciones e indicaré cuál de ellas creo más cercana a lo que dice la Escritura.

En el vigesimoquinto año de su exilio (a la edad aproximada de cincuenta años), Dios lleva a Ezequiel a “un monte muy alto” (40:2), cerca de lo que parecía ser la ciudad santa. Probablemente, representa al monte Sion. Un personaje angélico le muestra el área del templo, midiéndolo todo a su paso. Comienza con un estudio detallado desde la puerta oriental que da al atrio exterior (40:6–16). Después, sigue rápidamente el propio atrio exterior, otras dos puertas al mismo (norte y sur) y después las que dan al atrio interior (40:17–37). No existen puertas al oeste, porque el templo se encuentra allí. Tras un breve paseo revisando el instrumental de los sacrificios y las estancias reservadas para los sacerdotes que los oficiaban (40:38–47), se da al profeta una descripción bastante detallada del templo (40:48–41:26), seguida por una inspección del área del templo, prestando especial atención a las habitaciones de los sacerdotes (42:1–20). La gloria de Dios entra en el santuario y se dice a Ezequiel lo que debe hacer con esa información (43:1–12). El resto del capítulo 43 se ocupa del altar del sacrificio y de cómo debe utilizarse (43:13–27). Los capítulos 44 y 45 dan una serie de normas para la ordenación del templo (en particular, relativas a los levitas y los sadoquitas) y para la distribución de la tierra alrededor del mismo. Después, más leyes rituales (45:18–46:24). Ezequiel 47:1–12 describe una corriente de agua procedente del santuario, que da vida al yermo valle del Mar Muerto. El resto de la visión divide la tierra entre las doce tribus y especifica las puertas de la ciudad.

Carson, D. A. (2014). Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 280). Barcelona: Publicaciones Andamio.

Vistazo a la Biblia: Antiguo Testamento (1)

Domingo 7 Octubre

Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno.

Isaías 55:3

Vistazo a la Biblia: Antiguo Testamento (1)

El Antiguo Testamento comienza por el Génesis; este libro cuenta cómo creó Dios al ser humano y lo puso en el centro de la creación. En el huerto de Edén, Adán y Eva podían comer libremente de todo árbol del huerto, menos del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal (Génesis 2:16-17). Pero ellos, en vez de mostrar a Dios su confianza, su agradecimiento y su amor, desobedecieron, y así rechazaron la autoridad de su Creador. ¡Y Dios los expulsó del huerto!

Seguidamente todo el Antiguo Testamento muestra cómo actuó Dios para restaurar la relación rota con el hombre debido al pecado, hasta el nacimiento de Cristo (el Mesías).

Dios estableció un primer pacto con Noé (Génesis 9:9-17), luego un segundo con Abraham y sus descendientes, quienes formaron el pueblo de Israel (Génesis 12:1-3; 17:1-21), luego el pacto de la ley por medio de Moisés (Éxodo 24:7; 34:1-28). En varias ocasiones renovó sus promesas.

El Pentateuco (los 5 primeros libros de la Biblia), los libros históricos (12 libros), los poéticos (5 libros) y los proféticos (17 libros) cuentan la historia tumultuosa de la relación entre Dios y su pueblo. También anuncian la buena nueva de la venida del Mesías, que inauguraría otra relación entre Dios y los hombres, tomando como base un nuevo pacto (Jeremías 31:31-34).

Cristo, el Hijo de Dios, basado en el sacrificio de su propia vida, estableció este nuevo pacto, eterno, ¡cuyo único garante es él mismo!

“Este es el pacto que haré con la casa de Israel… Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo” (Jeremías 31:33).

Deuteronomio 2 – Juan 2 – Salmo 112 – Proverbios 24:27

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch