LA PREVENCIÓN DEL DESEO

Octubre 29

LA PREVENCIÓN DEL DESEO

Las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.

2 CORINTIOS 10:4-5

Hay muchas cosas en nuestra corrompida sociedad que tratan de captar nuestra atención: el cine, la televisión, los libros, la música, la ropa, los anuncios, y ahora el Internet; todo está diseñado para captar las emociones. Por ejemplo, los expertos en publicidad saben que comprar es en definitiva una decisión emocional. Pocas personas conocen el funcionamiento mecánico del automóvil que se anuncia y ni se interesan en eso; pero les impresiona si se parece a un auto de carrera, si hay una linda muchacha detrás del volante, o si hay otras carnadas emotivas incluidas en el anuncio.
Tenemos que cuidar nuestra mente, nuestras emociones y nuestra voluntad. Tenemos que buscar la voluntad de Dios meditando en su Palabra y permitiendo que su voluntad sea la nuestra. Una mente indefensa, no controlada y obstinada va a llenarse de malos deseos que resultarán en malas acciones. Debemos controlar cómo reaccionan nuestras emociones y nuestra mente ante el anzuelo tentador con el que se encuentran.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

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EL LUGAR DE LA MISERICORDIA

EL LUGAR DE LA MISERICORDIA

Charles R. Swindoll

28 de octubre, 2018

Proverbos 24, 25

En el devocional anterior descubrimos que para perdonar a alguien debemos comenzar con la decisión de ceder nuestro derecho de hacer justicia para nosotros mismos por el daño que nos han hecho. No es una decisión fácil. Permitir que alguien quede libre requiere de gran sabiduría, valor y fe.

Abrazar la misericordia. Ahora bien, eso no significa que no tenga que olvidar el asunto. Significa que está entregando a esa persona y su sufrimiento ante Dios, confiando en que Él hará lo correcto. Aunque esto es extremadamente difícil de hacer, es más fácil que el paso número dos.

Paso 1: Dejar la justicia en manos de Dios.
Paso 2: Dejar que la misericordia venga de Dios.

Déjeme explicarle lo que quiero decir por medio de una historia real.

Un hombre sufrió la trágica pérdida de su esposa cuando otro hombre la conquistó. Ambos hombres trabajaban para el mismo ministerio cristiano, pero debido a cuestiones administrativas complicadas, el ministerio pudo despedir al hombre adúltero y este se rehusaba a renunciar. (La organización desde ese momento hizo enmiendas a su política interna). La víctima no podía renunciar ni podía encontrar trabajo en otro lugar. Mientras tanto, ambos tuvieron que trabajar cerca durante varias semanas.

El esposo entregó el asunto de la justicia a Dios y se apoyó en las palabras de Deuteronomio 32:3536, un pasaje que empieza con la frase: «La venganza es mía, yo pagaré». De hecho, este hombre se deleitaba en la idea de que Dios iba a hacer justicia pronto y esperaba el día en que su enemigo sufriera la venganza divina y la retribución santa. Pero después de varios días y semanas, nada ocurrió. Ningún castigo, ninguna caída. Con el tiempo, el esposo tuvo que enfrentar un principio muy incómodo:

Dios puede, de hecho, elegir mostrar misericordia al hombre adultero. ¿Qué se puede hacer entonces? Una cosa es confiar a Dios la venganza esperando ver que la justicia se haga en el momento oportuno, pero otra muy diferente es aceptar la decisión de Dios de no castigar y más bien mostrar misericordia. Pero cuando el esposo pudo decir: «Señor, la venganza es tuya. . .  y también la misericordia», este hombre  encontró la paz. Había perdonado a su enemigo adúltero en el momento en que confió en Dios para que Él hiciera justicia y misericordia a su propia discreción.

Una vez que haya logrado ambos pasos —dejar que Dios haga justicia y dejar que Dios actúe con misericordia— estará listo no solo para dar sino también para recibir gracia. De eso hablaremos mañana.

Reflexión: El día de hoy, por cada una de las personas en su lista, repita la siguiente oración:

«Señor, el día de hoy también quiero estar de acuerdo con tu derecho de conceder misericordia inmerecida a ___________________________,  aunque me haya causado mucho daño. Me someto a tu derecho soberano de conceder misericordia a quien quieras. Amén».

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios  (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.

Tres actitudes ante el Evangelio

Lunes 29 Octubre

Cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez… Mas algunos creyeron, juntándose con él.

Hechos 17:32, 34

Tres actitudes ante el Evangelio

Con motivo de los funerales de una persona muy conocida y estimada en el pueblo, muchos vecinos y amigos habían ido a manifestar su simpatía a la familia en duelo. Todos habían escuchado el mensaje de la Biblia leído en aquella ocasión.

¿Qué efecto había producido en cada uno?

Como en otro tiempo en Atenas, algunos pudieron burlarse; otros prefirieron posponer su reflexión. ¡Esperemos que muchos hayan creído al Evangelio!

¿Forma usted parte de los que rechazan, de los que se burlan del Evangelio y dicen que no hay Dios? La Biblia llama “necio” (Salmo 14:1) al que así actúa. ¿Persistiría en rechazar la gracia de Dios? Entonces esta pregunta es para usted: “¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?” (Hebreos 2:3).

¿Dice usted con indiferencia: ya veré más tarde? Pero, ¿está seguro de que se le concederá un plazo adicional para ir a Jesús? Quizás haya escuchado un mensaje del Evangelio que lo ha emocionado, pero no se ha vuelto realmente a Dios… ¡No espere más!

El versículo citado hoy termina afirmando que “algunos creyeron”. En vez de dejarse llevar por la opinión generalizada, algunos tuvieron la valentía de ir a contracorriente. Se reconocieron culpables ante Dios y recibieron el perdón del único y verdadero Salvador: Jesucristo. Sus nombres “están escritos en los cielos” (Lucas 10:20).

¿Ha dado usted el mismo paso?

Deuteronomio 23 – Juan 13:21-38 – Salmo 119:73-80 – Proverbios 26:13-14

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch

Absteneos de toda especie de mal.

Martes 30 Octubre

En otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz… Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas.

Efesios 5:8-11

Absteneos de toda especie de mal.

1 Tesalonicenses 5:22

Una fiesta fúnebre

Desde hace algunos años, la fiesta de Halloween (Noche de brujas), con su procesión de calabazas y sus niños disfrazados de esqueletos y fantasmas, halla un éxito popular. Muchos solo ven en esta fiesta una distracción inofensiva, una diversión infantil.

Sin embargo, lo que debe alertar a los creyentes es la banalización de la muerte a través de esas manifestaciones. ¡Incluso se llega a jugar con el tema de la muerte! En nuestra época asistimos, a la vez, al abandono del respeto a Dios y a la negación del miedo a la muerte. De este modo el poder del mal aparece como bueno, incluso bajo sus peores aspectos, y fácilmente nos acostumbramos cuando nos involucramos en ese tema desde temprana edad.

¡Huyamos de ese tipo de fiestas! ¡Advirtamos a nuestros hijos sobre el veneno anestésico que ellas representan para nuestro espíritu y nuestro corazón! ¡Aunque se diga que son cosas inofensivas y simpáticas, tocamos el ámbito de las tinieblas donde Satanás reina! La Biblia nunca presenta a Satanás como alguien inofensivo, sino como un personaje poderoso y peligroso. Emplea muchos métodos de seducción, incluida la brujería, la magia, la astrología, el espiritismo… Aunque Satanás haya sido vencido por la muerte y la resurrección de Jesucristo, sigue activo haciendo el mal, hasta que sea lanzado al “lago de fuego y azufre” (Apocalipsis 20:10). Emplea sus temibles poderes para seducir, extraviar y arrastrar tras él a los hombres. ¡No caigamos en sus trampas!

Deuteronomio 24 – Juan 14 – Salmo 119:81-88 – Proverbios 26:15-16