Acepte su responsabilidad

Febrero 13

Acepte su responsabilidad

Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos. (Salmo 51:4)

Si quiere pecar cada vez menos y tener un mayor desarrollo espiritual en su vida, debe aceptar su responsabilidad. No le eche la culpa a sus circunstancias, a su cónyuge, a su novio o a su novia, a su jefe, a sus empleados o a su pastor. Ni siquiera le eche la culpa a Satanás. Su pecado es culpa suya. Sin duda que el sistema del mundo puede contribuir al problema, pero el pecado ocurre en definitiva como un acto de la voluntad; y usted es responsable de eso.

Tal vez uno de los mejores ejemplos de alguien que aprendió a aceptar su responsabilidad sea el del hijo pródigo. Cuando volvió a casa con su amoroso padre, dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo” (Lc. 15:21). Estuvo incluso dispuesto a que se le tratara como a un modesto jornalero porque sabía que no merecía nada (v. 19). Esa es la actitud correcta de alguien que confiesa su pecado.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, www.portavoz.com

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Encontré a Cristo

Miércoles 13 Febrero

Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será este el Cristo?

Juan 4:29

¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

1 Juan 5:5

Encontré a Cristo

Testimonio

«En el mercado de mi pueblo, en Senegal, encontré a un cristiano inglés que me invitó a su casa y me ofreció un libro. Era una Biblia. Leyéndola aprendí que Dios creó el universo y al hombre, que el hombre pecó al desobedecer a Dios en el huerto de Edén, y que Dios echó al hombre y a su mujer de su presencia. Pero algunos textos de la Biblia concernientes a Jesús, llamado el Hijo de Dios, me turbaban. Mi primera pregunta fue: ¿Cómo puede Dios tener un hijo en esta tierra?

Un día ese creyente me invitó a un estudio bíblico que hacía en su casa. Allí se leyó el comienzo del evangelio según Juan: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios… Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:1, 14). Esto me habló profundamente y sondeó lo más íntimo de mi corazón. Descubrí que la luz del mundo es Jesús, el Hijo de Dios. Comprendí que debía arrepentirme de mis pecados y dar mi vida a mi Salvador y Señor Jesucristo.

Mi vida cambió y mis padres comenzaron a perseguirme, pero las oraciones del misionero y las mías fortalecieron mi fe en Cristo. Poco a poco sentí la necesidad de acrecentar mi conocimiento del Señor Jesús y de su obra con la lectura de la Biblia. Agradezco al Señor por todo el camino recorrido, y mi anhelo más profundo es que mi esposa y mis hijos se vuelvan a él».

Saïd A.

2 Samuel 6 – Mateo 27:1-31 – Salmo 22:12-15 – Proverbios 9:1-6

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