¿Para qué sirven las buenas obras?

¿Para qué sirven las buenas obras?

“Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas” Efesios 2:8-10.

Muchas Iglesias están experimentado hoy en día un despertar a las verdades del evangelio. Sin embargo, al contemplar la gracia de Dios en la salvación del hombre es fácil caer a un entendimiento incorrecto de las buenas obras. –Si las buenas obras no nos salvan— pensamos, —¿por qué debo hacerlas?—.

En este video, el pastor Justin Burkholder reflexiona sobre Efesios 2 y el propósito de las buenas obras en la vida cristiana.

 

 

¿Para qué sirven las buenas obras?

Nuestro mecanismo de defensa

Febrero 16

Nuestro mecanismo de defensa

Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado. (Salmo 66:18)

Según el versículo de hoy, ni siquiera se puede conversar con Dios, mucho menos crecer espiritualmente, si se albergan pecados en el corazón. Por eso es tan esencial la confesión.

Primero tiene que estar dispuesto a aceptar el castigo de Dios por su pecado. Si piensa que Él está obrando con rudeza, debe examinar su vida para ver si lo merece. Por la misma razón que los padres deben castigar la mala conducta de un hijo, Dios lo castiga a usted para que no repita sus errores.

Dios también ha puesto un sistema de sentido de culpa en usted para su propio bien. La vida espiritual sin sentido de culpa sería como la vida física sin dolor. El sentido de culpa es un mecanismo de defensa; es como una alarma que funciona para guiarlo a la confesión cuando usted peca. Es cuando usted tiene que confrontar su pecado y reconocer delante de Dios que es una afrenta para Él. Ese reconocimiento debe ser parte de su vida antes de que pueda crecer espiritualmente, ya que elimina el pecado que lo detiene a usted.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

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El verdadero gozo en la intimidad del matrimonio

Sábado 16 Febrero

Vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y… no sois vuestros. Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo.

1 Corintios 6:19-20

El verdadero gozo en la intimidad del matrimonio

Desde el Génesis, la Biblia emplea el verbo conocer para hablar de la relación conyugal. Conocer al cónyuge sobrepasa la intimidad física o intelectual. Esto significa vivir una relación de corazón y espíritu, una comunión profunda entre los esposos.

Lo que permite que el encuentro conyugal sea vivido como una comunión, es la capacidad de amar al otro con respeto, lealtad, ternura y pureza de corazón. Lo opuesto es querer imponer su manera de vivir las relaciones conyugales, o dejarse llevar por el deseo egoísta. Recordemos que lo que toca el cuerpo, toca la persona y puede dejar heridas en el alma y en el corazón.

Esta pureza en los afectos recíprocos de la pareja ayudará a dominar una sexualidad «instintiva», sin control, para vivirla como un regalo de Dios en la esfera del matrimonio. La Palabra de Dios advierte: “La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro” (1 Corintios 7:4-5).

El noviazgo es un período privilegiado para aprender a entrar en esa comunión de las almas, que precede al encuentro de los cuerpos, reservado para el matrimonio.

Esta pureza de sentimientos, buscada en la oración común (1 Pedro 3:7) y en la lectura de la Palabra de Dios, guardará a los esposos cristianos en ese camino según Dios, que lejos de ser frustrante, lleva al verdadero gozo de la pareja.

2 Samuel 9 – Hechos 1 – Salmo 22:25-31 – Proverbios 9:13-18

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