3/6 – ¿Cómo embellecer su hogar?

El Amor que Vale

Cómo Fortalecer a su Familia

3/6 – ¿Cómo embellecer su hogar?

 

El Dr. Adrián Rogers es un predicador, evangelista y maestro de Biblia. Presenta las Buenas Nuevas de Jesucristo con firme convicción a través de su ministerio de radio y televisión, EL AMOR QUE VALE.

Más acerca del Dr. Adrián Rogers:

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18- Divorciados, pero no destruidos

Entendiendo los Tiempos

Primera Temporada

18- Divorciados, pero no destruidos

ENTENDIENDO LOS TIEMPOS

Surge en el 2013 como programa de radio bajo la cobertura de la emisora cristiana Radio Eternidad en la estación 990am. Las temáticas de nuestro programa son diversas y contemporáneas con las necesidades que se presentan  hoy en día en la sociedad. Todo tema es llevado a la luz de la Palabra de Dios que es la única mediadora entre los hombres y la única verdad que puede hacerle libre. Tratamos diferentes temas con el propósito de entender el presente bajo una cosmovisión bíblica y actuar en base a esta. Con nuestro productor Andrés Figueroa y el equipo de Gracia TV, quienes semanalmente transmiten este programa en un formato para Radio y TV.

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El Himno de los Ángeles

Ministerios Ligonier

Renovando tu Mente

El Himno de los Ángeles

R.C.Sproul

Era el siglo VIII antes de Cristo cuando Isaías fue llamado por Dios para ser profeta, uno de los profetas más importantes de la historia del Antiguo Testamento. Hemos visto que el siglo VIII fue el tiempo en que el rey Uzías murió, justo el mismo año en que el Imperio Romano empezó con el establecimiento y la fundación de la ciudad de Roma a orillas del río Tíber. Fue en ese momento de la historia en que Isaías tuvo la experiencia de ver los lugares que eran el corazón del cielo mismo. Y como ya lo hemos visto en el texto que registra esta historia, en el capítulo seis del libro de Isaías, Isaías fue capaz de ver al Señor mismo exaltado y sentado sobre un trono.

Y hemos descrito la experiencia de los serafines a quienes se les dieron dos alas para cubrir sus rostros, dos alas para cubrir sus pies y dos alas para volar. En nuestra última sesión analizamos el significado de la estructura de los serafines, y terminé mencionando que no era tanto la naturaleza de los serafines lo que nos interesa aquí, sino su mensaje.

Se nos dice en el capítulo seis de Isaías: “Y el uno al otro daba voces, diciendo: “Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.” Y como he dicho varias veces, podemos leer este pasaje una y otra vez y perder el significado de peso de este himno de los ángeles, porque hay algo que ocurre en él que es inusual en las Escrituras, aunque no es absolutamente único.

Los judíos tenían varias maneras de expresar el énfasis o la importancia en su literatura, tal como lo hacemos nosotros. Cuando estamos escribiendo y deseamos resaltar algo que es específicamente importante, lo podemos subrayar o ponerlo entre comillas o en cursivas o en negritas o poner muchos signos de exclamación al final de la frase para decirle al lector que eso es algo súper importante.

Bueno, los judíos también hacían todo eso. Usaban este tipo de técnica para enfatizar algo, pero además tenían otra técnica literaria muy interesante para comunicar que algo era importante y eso era simplemente el método de la repetición.

Hay un lugar en el Antiguo Testamento, por ejemplo, donde se describe un pozo grande y he leído varias traducciones diferentes de este pasaje, algunos hablan de un pozo grande, un pozo de asfalto o un pozo de alquitrán o un pozo de pavimento.

Mientras leías estas distintas traducciones, dije: ¿qué clase de pozo realmente era? Bueno, en hebreo todo lo que tenemos es la palabra hebrea para ‘hoyo’ mencionada dos veces seguidas, el vocablo simple para hoyo se repite. Si fuéramos a traducir el texto literalmente, diríamos que era un pozo pozo. Entonces, ¿de qué se trata esto de pozo pozo? Bueno, lo que el escritor judío está tratando de decir es que hay pozos y hay pozos. Un pozo pozo es un tipo de pozo. Un pozo pozo es “el pozo” de todos los pozos. Si alguna vez se caen en un pozo, asegúrense que no se trate de un pozo pozo.

Esto es simplemente una de esas formas extrañas e inusuales que nuestros amigos judíos usaban para poner énfasis o dar importancia. Jesús lo hizo. Cada vez que Él enseñaba a sus discípulos, con frecuencia Él empezaría diciendo: “Amén, amén te digo.” Lo que usualmente se traduce en las versiones antiguas como: “De cierto, de cierto te digo” o en las versiones más recientes se traduce: “De verdad, de verdad te digo.”

Ahora, mis amados, todo lo que Jesús alguna vez enseñó a sus discípulos, fue importante. Nunca salió de los labios de Jesús una palabra sin propósito, nada que pudiéramos considerar como algo completamente insignificante. Y sin embargo, en el contexto de su propia enseñanza, hubo ocasiones en las que llamó a sus discípulos a prestar una especial atención. Sería algo así como estar a bordo de una embarcación naval y en eso se escucha la alerta de que se va a dar un anuncio y luego de los parlantes se empiezan a escuchar las palabras: “Su atención, por favor. Les habla el capitán”. Todos paran la oreja y la atención está centrada en el anuncio que está por venir.

Eso es lo que sucedía cuando Jesús presentaba algunas de sus enseñanzas a sus discípulos, diciendo: “Amén, amén; de cierto de cierto te digo.” Por supuesto que ustedes probablemente ya reconocieron la expresión aramea que usé aquí. Amén, amén, de donde viene nuestra palabra en español: amén. Pero, normalmente cuando decimos amén, será, por ejemplo, al final de una oración o quizá como una respuesta congregacional al predicador.

Cuando el predicador hace un énfasis en alguno de sus puntos, la congregación puede gritar en medio del sermón, “amén”. Es por eso que tenemos un rincón para “amén” en ciertas congregaciones. ¿Y qué significa amén? Viene de la palabra hebrea amut que significa verdad. Así que amén significa es verdad. Pero Jesús hizo algo extraordinario. No esperó por el consentimiento de sus discípulos para afirmar que lo que estaba diciendo era verdad. Él presentó sus enseñanzas con la palabra amén, diciendo amén, amén. Las repitió y los discípulos sabían que esa era su técnica de énfasis para subrayar algo que era de suma importancia.

En otras ocasiones donde vemos esto, es en el primer capítulo de la carta de Pablo a los Gálatas, cuando él está lidiando con la intromisión de una peligrosa herejía que amenazaba con destruir los cimientos de la iglesia. Pablo había estado enseñando el evangelio de la justificación solo por fe, pero un grupo llamado los Judaizantes llegó y quiso mezclar este tema de las buenas nuevas de la justificación solo por fe, una mezcla de obras de la ley con la oferta gratis de gracia y también querían ligar la salvación a los rituales y los ritos de la comunidad.

Y Pablo vio esto como una amenaza grave para el evangelio, así que les dijo a los creyentes de Galacia, dijo: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado…para seguir un evangelio diferente.” Luego continúa y dice, ¿qué? “Si alguno os anunciare otro evangelio, así sea un ángel del cielo, si ellos os anunciaren otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema, sea maldito o sea condenado.” Y después de dar esta gran advertencia y amonestación a los Gálatas, sigue de inmediato con estas palabras. “También ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.” Vemos que Pablo usa esta técnica de repetición para resaltar la importancia y el énfasis.

Ahora, cuando volvemos al texto de Isaías y vemos la canción de los serafines que se pronuncian en respuestas antifonal, de un serafín a otro, “Santo, santo, santo.” Esta respuesta antifonal se llama trisagio o las tres veces santo, donde la única palabra ‘santo’ se repite, no una, sino dos veces. Esta es la única vez en la Escritura donde un atributo de Dios se repite tres veces. Y comprenderán que tres veces es el grado superlativo, el último grado, el grado a la n de importancia, pero lo que leemos en Isaías 6, permítanme leérselos una vez más. Dice, “…el uno”, es decir el serafín, “al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.”

Ahora, lo importante es que la canción de los ángeles no es solo santo es el Señor. Ni están cantando santo, santo es el Señor. La canción que cantan es que Dios es santo, santo, santo. Otra vez, en ningún otro lugar de las Escrituras un atributo de Dios es elevado a este grado de importancia.

La Biblia no dice que Dios es amor, amor, amor o misericordia, misericordia, misericordia o justicia, justicia, justicia o ira, ira, ira; nos dice que es santo, santo, santo.

Como teólogo reconozco que es una mala teología tratar de enfrentar un atributo de Dios contra otro, o incluso armar una jerarquía de atributos dentro de la Deidad, lo cual es un error que muchos de nosotros cometemos de vez en cuando. He sostenido discusiones con gente sobre el carácter de Dios, hablando de su soberanía o su justicia o su ira, esas dimensiones del carácter de Dios que son aterradoras para las personas. Y he tenido personas que me han dicho: No creo eso; mi Dios es un Dios de amor.

Bueno, ciertamente la Biblia enseña que Dios es un Dios de amor, pero no podemos acercarnos a las Escrituras como si se tratara de una mesa de buffet donde podemos escoger y elegir esos atributos de Dios, poner en nuestro plato lo que nos apetece y dejar en la mesa, para los otros, lo que no nos gusta, porque Dios es Sus atributos. Él es todos Sus atributos, de modo que su amor, por ejemplo, es siempre un amor santo, un amor justo y un amor soberano.

De la misma manera, su santidad es siempre una santidad amorosa, una santidad justa, una santidad soberana. Así que, no podemos construir una jerarquía de atributos y decir que uno es más importante que el otro. Pero si tuviéramos que hacer eso, de hecho, a la luz de la revelación bíblica del carácter de Dios, el atributo que destacaría entre los otros, sería el atributo de la santidad.

De hecho, hay muchos estudiosos que creen que la santidad no es simplemente un atributo único, sino que captura y reúne todos los atributos de Dios juntos, porque la santidad señala la majestad trascendente, la grandeza superlativa, la distinción que caracteriza a Dios y lo hace único y lo hace digno de nuestra adoración.

Ahora, quiero que noten que en este texto la actividad de los ángeles día y noche en la presencia de Dios, la cual Isaías tuvo el privilegio de contemplar, fue la actividad de adoración. Su actitud era una de reverencia, de honor y de dar gloria a Dios. Es la naturaleza de estos ángeles el adorar y exaltar a Dios.

Fuimos creados con una naturaleza que fue diseñada para adorar, honrar, venerar, exaltar la majestad de Dios. Pero ahora, después de la intromisión del pecado en nuestras almas, tal adoración y exaltación del carácter de Dios ya no es natural en nosotros. Es extraño a nosotros. Esto es algo que tiene que fluir de un alma renovada, solo cuando Dios el Espíritu Santo cambie la disposición de nuestro corazón, seremos capaces de adorarle en espíritu y en verdad.

Cuando Jesús se reunió con sus discípulos, en el Nuevo Testamento, y sus discípulos le dijeron: “Señor, por favor enséñanos a orar.” ¿Ustedes saben lo que hizo? No solo los dirigió al Antiguo Testamento, a los Salmos y les dijo que se sumerjan en los Salmos y que aprendan de David la actitud y prácticas apropiadas de la oración. Él bien pudo haber hecho eso. Pero, en cambio, en esta ocasión les dio una oración modelo diciendo: “Cuando ores, ora así”. Y luego les dio la oración del Padre nuestro.

La pregunta que a menudo hago a mis estudiantes en el seminario es esta: ¿Cuál es la primera petición que encontramos en el Padre nuestro? ¿Cuál es el primer pedido? ¿Cuál es la primera cosa que Jesús instruye a sus discípulos para que oren?

Cuando piensas en el Padre nuestro y te das cuenta que empieza, “Padre nuestro que estás en el cielo” Una introducción formal. Así es como iniciamos la oración, expresando nuestro respeto por Dios, reconociéndolo como nuestro Padre que está en el cielo. Pero la primera petición es lo que viene. “Santificado sea tu nombre”. ¿Qué significa eso? Jesús dijo, cuando ores, lo primero por lo que debes pedir es que el nombre de mi Padre sea considerado como santo.

Luego continúa y dice, “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”, y sigue…. Y aunque Jesús no dice esto, me pregunto si hay una progresión lógica aquí. Me pregunto si lo que Jesús está diciendo es que a menos que o hasta que el ser humano comience a considerar el nombre de Dios como santo, su reino no vendrá a la tierra, y su voluntad no se hará como se hace en el cielo.

Los serafines entienden el reino de Dios en su morada celestial porque están allá arriba del trono de Dios cantando diariamente, regocijándose por la entronización del rey. Allí, el reino es una realidad visible y los ángeles en el cielo, cada minuto, hacen y hacen a la perfección la voluntad de Dios. Los ángeles en el cielo también entienden que Dios es santo y cantan este himno todos los días.

Cuando las Escrituras hablan de la corrupción de la civilización e incluso de la iglesia, describen una situación en la que no hay temor de Dios entre la gente. Ahora bien, esa descripción no es simplemente una descripción del miedo que expresa el estar asustado o temeroso, pero la importancia de esa idea es que no hay temor en el sentido de admiración o reverencia ante Dios.

Vivimos en un mundo donde el nombre de Dios no es honrado. De una manera frívola, arrogante, caprichosa, el nombre de Dios es usado todos los días en nuestra cultura como una palabra de maldición, como un improperio, como todo, menos como un estímulo para adorar, honrar y exaltar.

Esto es lo que Isaías vio, no la ciudad del hombre, sino la ciudad de Dios. Dio un paso a través del velo, cruzó el umbral y, por un momento, pudo contemplar el santuario interior del cielo y ver la realidad tal como se vive en un plano diferente, en un reino diferente, en el cielo donde en todos y en cada uno de los momentos hay una conciencia aguda y una celebración gozosa de que Dios es santo, santo, santo.

CORAM DEO

En nuestro pensamiento de hoy, Coram Deo, ante el rostro de Dios y ante la presencia de Dios, me gustaría que nos fuéramos pensando en el carácter de Dios.

Sabemos que las ideas tienen consecuencias y no creo que haya una sola idea más ajena a nuestras vidas, y aún más necesaria para lograr una transformación completa de nuestras vidas personales y de nuestra sociedad que un despertar a la santidad de Dios, porque no es hasta que comprendamos quién es Dios que podremos captar el estándar, la norma por la cual todo lo demás en este universo, incluido nosotros mismos, debe medirse.

El credo del humanista es homo mensuras, a la medida del hombre. El hombre es la medida de todas las cosas. Esa no es la medida de las Sagradas Escrituras.

En las Sagradas Escrituras, la medida de usted, la medida de su vida no es lo que otras personas hacen o lo que otra gente es, sino el estándar final por el cual usted será medido es el carácter mismo de Dios, cuyo carácter es totalmente santo.

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Una ilustración de contentamiento – 5/5

Aviva Nuestros Corazones

Nancy Leigh DeMoss

Una ilustración de contentamiento – 5/5

Carmen: Aquí está Nancy DeMoss de Wolgemuth.

Nancy DeMoss de Wolgemuth: El contentamiento no se fundamenta en un cambio en mis circunstancias, sino que se basa en un cambio en mí. Es la voluntad de aceptar las elecciones de Dios.

Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth en la voz de Patricia de Saladín. Nancy ha venido desarrollando una serie llamada, Cultiva contentamiento en el corazón.

Nancy: Una de las cualidades más hermosas que cualquiera de nosotras puede tener como mujer cristiana es el contentamiento. Hemos visto que un corazón satisfecho es un corazón agradecido. Es un corazón que expresa gratitud. Se trata de un corazón confiado, un corazón rendido a la voluntad de Dios. Es un corazón que está libre de sí mismo, es un corazón que está lleno de Dios, un corazón que está centrado en Dios.

Y doy gracias al Señor por las personas que Él me ha permitido conocer a lo largo de mi vida que son personas con contentamiento. Algunas de las mujeres más hermosas y llenas de gracia que he conocido son así porque tienen un espíritu satisfecho. Han cultivado el contentamiento en sus corazones. Y permíteme decir, por cierto, que esto no es algo natural. Es algo que Dios tiene que desarrollar en nosotras, pero es algo que tenemos que permitir que Él desarrolle en nosotras.

Tengo una pequeña placa en mi casa que tiene solo esas tres palabras: «Dios es suficiente». Y es un recordatorio que necesito constantemente. Que Dios realmente es suficienteLa pregunta es, «¿Realmente creemos eso?» ¿O creemos que necesitamos a Dios más algo o alguien más? Que necesitamos a Dios, más una casa más grande. O necesitamos a Dios más un coche mejor. Necesitamos a Dios, más las nuevas modas y estilos de la ropa. Necesitamos a Dios, más a los niños, que además estén caminando con Dios. Necesitamos a Dios, más un marido. O necesitamos a Dios más un marido que sea un líder espiritual.

Ahora bien, esto ha sido un reto para mi aprenderlo y aún estoy aprendiendo, para experimentar esa realidad en mi propia vida. Y creo que Dios nos ama tanto, que Él está tan comprometido con nuestro aprendizaje, y Él es tan suficiente, que a veces nos presiona en circunstancias en las cuales encontramos que las cosas de las que hemos dependido simplemente ya no están ahí, o no son suficientes, o no nos satisfacen. Y de estas decepciones a veces se desprende la más grande convicción de que Dios es suficiente, de que Dios es bondadoso.

A comienzo de la década de mis 20, me uní a un ministerio del cual todavía tengo la bendición de ser parte. Pero en aquellos primeros años, comencé a viajar a tiempo completo ministrando a mujeres en conferencias en seminarios. Pasé muchos años viajando a tiempo completo, todo el año, doce meses al año. Los primeros ocho años de viajar los pasé viviendo exclusivamente en habitaciones de hoteles.

Ahora, para aquellas de ustedes que no tienen que viajar mucho, esto puede sonar atractivo o exótico. Y les puedo decir que así fue durante las primeras ocho semanas de esos ocho años. Yo amaba lo que hacía. Me encantaba el ministerio. Me encantaba la gente, servir a las personas y servir al Señor, pero después de ocho años, este asunto del hotel empezó a afectarme. Y me encontré desarrollando un gran cansancio por la constante rutina. Comiendo en restaurantes, viviendo en hoteles, viviendo en ciudades diferentes, aeropuertos, aviones. Y los viajes empezaron a afectarme realmente.

Y me encontré sintiéndome muy desorientada. Me despertaba en medio de la noche tratando de recordar dónde estaba. A veces mientras hablaba en una ciudad diferente, y en la mitad de una conferencia quería recordar el nombre de la ciudad y simplemente me quedaba en blanco. Me encontraba desorientada. Entonces se añadían los asuntos prácticos de viajar. Volvía a dejar un par de zapatos en alguna ciudad y una caja de libros en esta otra ciudad. Y en un momento pude darme cuenta de que estaba resintiendo lo que en un momento era motivo de gratitud, como lo era la provisión de Dios de un lugar donde pasar la noche.

Y en medio de este tiempo me encontraba enfocada en lo que tenía que yo no quería, y lo que quería que yo no tenía. Como hemos visto en las sesiones anteriores, la falta de un espíritu agradecido nos lleva invariablemente a cometer otros pecados. Yo tenía descontento en mi corazón, y luego comencé a expresar ese descontento —a murmurar, a quejarme, a reclamar. Me encontré a mí misma haciendo comparaciones entre lo que otros tenían que yo no tenía y que yo creí que quería.

En este caso, algunos de mis colegas en el ministerio, algunas de estas personas que me acompañaban en el ministerio tenían remolques en los que viajaban. Vehículos recreativos, que si vives en ellos no son tan recreativos. Pero empecé a codiciar estos remolques y a pensar: «Si tan solo pudiera tener un nido, un lugar en el que pudiera poner mis cosas y dejarlas ahí, entonces yo sería feliz». Y sentí envidia de los que tenían algo que yo no tenía.

Como es el caso del descontento, centrarme en lo que no tenía me hizo más miserable, y estoy segura de que hice a algunas otras personas miserables también durante este tiempo. Un verano en particular casi ocho años después de esta vida de hotel, estaba pasando parte del verano en una propiedad que poseía nuestro ministerio que es para campamentos. Me estaba quedando en el remolque de alguien a orillas de aquella propiedad.

En mi tiempo de quietud, una mañana pude ver cómo yo había albergado este espíritu de descontento, lo había alimentado y estaba creciendo. Sabía que era hora de volver a la rutina, entonces estaría de vuelta a la vida de hotel, y yo estaba realmente refunfuñado de todo esto en mi espíritu. Y llegué en mi lectura diaria al libro de Números capítulo 11, versículo 1. La Escritura dice: «Aconteció que el pueblo se quejó a oídos de Jehová; y lo oyó Jehová, y ardió su ira, y se encendió en ellos fuego de Jehová, y consumió uno de los extremos del campamento » (RV). Y yo que estaba sentada en el extremo de este campamento en un tráiler prestado. Ni siquiera tenía que ir al versículo 2. Todo lo que necesitaba era ese versículo 1 de Números capítulo 11.

Y de pronto, el temor del Señor vino sobre mí, y me di cuenta de lo que había estado haciendo. Me di cuenta de que desde hacía meses había tenido la semilla del descontento creciendo, arraigándose en mi corazón y produciendo frutos muy feos. Me di cuenta de que Dios había oído esto: que Él no estaba agradado. Tuve la sensación de que si Dios decidiera en ese momento enviar fuego en aquél lugar y yo quedara atrapada en él, Dios estaría justificado. Ahora, Dios también es muy misericordioso, y Él no actuó de esa manera en ese momento. Pero me acerqué al Señor quebrantada, con convicción y arrepentimiento.

Y le dije: «¡Oh Señor! He pecado tanto contra ti, tan grandemente. Por favor, perdóname. Por favor, perdóname por no tener un espíritu agradecido, por comparar lo que otros tienen que yo no tengo, y por exigir de Ti que cumplas con mis deseos y mis expectativas, por no estar satisfecha con lo que me has provisto».

Hice un pacto con el Señor en ese momento que por los próximos—creo que dije treinta días—no habría murmuraciones, ni expresaría descontento. Ahora, esa sería una gran manera de vivir durante toda la vida. Pero no pensé que estaría preparada para hacer ese compromiso de por vida, pero hice un esfuerzo consciente por los próximos treinta días—y es algo que ahora se ha convertido más bien en un estilo de vida—de estar agradecida sin importar las circunstancias.

Y no voy a entrar en todos los detalles, pero dentro de los próximos meses, Dios me proveyó un vehículo recreativo, una casa rodante, en la que viví en los años siguientes. Y te voy a decir, cuando esa casa rodante fue puesta en el terreno por primera vez, pensé que estaba en el paraíso. ¡Estaba tan emocionada! Posteriormente, tuve la oportunidad de construir una casa mucho más grande que la casa rodante, pero ninguna casa nunca ha sido tan especial para mí como esa casa rodante.

Quizás yo pude haber obtenido ese tráiler muchos meses antes. Yo hubiera podido exigir y hallar la manera. Porque de hecho cualquier cosa en la que insistamos, muy frecuentemente podemos encontrar la manera de conseguirla, pero nunca la hubiera podido disfrutar. Si Dios no me hubiera llevado primero al punto de rendirme y decirle: «Señor, si quieres que viaje por el resto de mi vida viviendo en habitaciones de hotel, comeré en los restaurantes, y haciendo todo lo que conlleve viajar, Tú eres suficiente. Voy a elegir el camino del contentamiento”.

Porque llegué a ese punto primero, luego Dios proveyó la casa rodante. . . No era algo que yo estaba pidiendo. No era algo que estaba esperando. Fue un regalo increíble, asombroso, lleno de la gracia de Dios. Yo tenía una capacidad mucho mayor para disfrutarla porque había llegado al lugar donde dije: «Señor, Tú eres suficiente. Yo ya no necesito una casa rodante para ser feliz. Todo lo que necesito es a Ti. Dios es suficiente».

Y Dios me ha enseñado algunas lecciones muy importantes que sigo aplicando en mi vida diaria. Una de las cosas más importantes que aprendí fue que si tengo un corazón descontento, no hay nada, ninguna circunstancia que puede hacerme feliz. Si hay una raíz de descontento en mi corazón, no hay ningún lugar, ninguna cosa, o ninguna persona que me pueda hacer feliz.

Por otro lado, si tengo en esencia un corazón satisfecho, no hay ninguna circunstancia o persona que puede hacerme infeliz. Ves, la clave de mi felicidad no está en manos de mis circunstancias o de las personas en mi vida. La clave de mi felicidad y mi gozo se encuentra en mi corazón y en mis decisiones para con Dios.

Si tengo un corazón descontento y vivo en un palacio, no voy a ser feliz. Pero si tengo un corazón satisfecho, puedo vivir como lo hizo el apóstol Pablo en la cárcel y nada me puede quitar o robarme el gozo.

Otra de las cosas que Dios me mostró a través de esa experiencia fue que si yo no me conformo con lo que tengo, nunca voy a estar satisfecha con lo que quiero. Si no estoy satisfecha con lo que tengo, con lo que Dios ya ha provisto, entonces todas las cosas que creo que quiero o necesito no tendrán el poder de hacerme feliz. Oigo a las mujeres solteras, las mujeres que nunca han estado casadas, expresar, «Si solo pudiera tener un marido, entonces yo sería feliz». El hecho es que si una mujer que nunca ha estado casada no está satisfecha solo con Dios, entonces no hay ningún marido que pueda hacerla feliz.

Ahora, eso no quiere decir que no pueda ser el plan de Dios darte un marido. Esto no quiere decir que es pecado tener un anhelo insatisfecho. Lo que es pecaminoso es cuando demandamos que Dios cumpla ese anhelo a mi manera y en mi tiempo. Dios puede cumplir ese anhelo o puede permitir que yo le ofrende a Él ese anhelo como sacrificio. Pero no puedo llegar al punto donde le exija a Dios hacer lo que yo quiero que haga en mi tiempo. Porque si no estoy satisfecha con lo que Dios ya ha provisto, no hay nada que me puede hacer realmente feliz.

Y en este lugar hay mujeres que están casadas que tal vez piensan que si tuvieran un marido diferente, o que si el marido que tienen fuera diferente de alguna forma en particular, entonces tendría una vida más feliz. Déjame decirlo de nuevo, si no estás satisfecha con el esposo que Dios te ha dado, no hay ningún marido o ningún tipo de hombre que pueda hacerte realmente feliz porque, de nuevo, la felicidad no es el fruto de mis circunstancias. No está determinada por las personas o circunstancias que entran en mi vida. Es el resultado de la rendición a la elección de Dios para mi vida.

Y hay otra cosa que Dios me ha enseñado de una manera práctica acerca de todas las áreas del contentamiento, y es que el contentamiento es una opción. Es una elección, y puede ser aprendida. No es algo natural que algunas personas tengan más contentamiento. Pueden lucir como personas más contentas, pero están más satisfechas, porque han hecho la elección de estar satisfechas.

Quizás has podido reconocer durante las últimas tres sesiones que de hecho tienes un corazón descontento. Estás viendo algunas de las características de la   murmuración, la queja, el reclamo, un corazón insatisfecho.

Déjeme decirte, que puedes aprender a estar satisfecha. No importa cuál sea tu pasado, no importa lo mucho que puedas haber fallado en esta área en el pasado, por el poder del Espíritu de Dios, si eres una hija de Dios, puedes aprender el camino del contentamiento, porque la satisfacción no se basa en un cambio en mis circunstancias. Por el contrario, se basa en un cambio en mí, en la voluntad de aceptar las elecciones de Dios. El contentamiento está basado en un fiel y amoroso Dios que nunca cambia.

En el cuarto capítulo del libro de Filipenses, Pablo dijo: «He aprendido a estar satisfecho en cualquier situación.»He aprendido. Ahora bien, si vamos a aprender el contentamiento, eso significa que vamos a tener que experimentar algunas circunstancias en las que nuestra respuesta natural va a ser murmurar, estar insatisfecha acerca de lo que esperamos, ¡así que espéralo! Si quieres desarrollar esta hermosa y rara joya de un espíritu de contentamiento, espera a que Dios te lleve a la escuela con relación a este tema y provea circunstancias en tu vida que no serán fáciles de aceptar.

Pablo experimentó muchas de esas circunstancias mientras estaba fuera sirviendo al Señor, pero dijo: » ¡He aprendido! ¡He aprendido! He ido a la escuela en este tema. He aprendido a estar satisfecho en cualquier circunstancia. Sé lo que es vivir en la pobreza, y sé lo que es vivir en la abundancia. He aprendido el secreto de estar contento en cualquier situación. Ya sea bien alimentado o con hambre, ya sea que viva en la abundancia o en necesidad «(ver Fil. 4:12).

Y en el versículo siguiente, en Filipenses capítulo 4, versículo 13, uno de esos versículos muy conocidos de la Biblia que fue escrito acerca del tema del contentamiento. Y tú lo conoces. Que dice: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.» Yo puedo hacerlo todo. Y ¿Qué es eso todo? El todo del que Pablo está hablando allí es: «Yo puedo elegir el contentamiento en medio de cualquier situación y toda circunstancia, porque Cristo es quien me fortalece».

Ya ves, algunas de nosotras podemos escuchar una sesión como esta y nos marchamos pensando: «¡Voy a cultivar el contentamiento aun me lleve a la muerte!» Y puede ser, porque no es natural. Tenemos que reconocer que, naturalmente, yo no soy una persona contenta. Mi respuesta natural a las pruebas de la vida será el quejarme, murmurar, reclamar al igual que los hijos de Israel lo hicieron una y otra vez.

Pero Pablo dice: «Yo tengo un poder viviendo dentro de mí, la vida de Cristo, que me puede permitir y me va a permitir, si lo dejo, dar gracias, estar contenta en cualquier circunstancia y situación.»

Y hablamos hace varias sesiones sobre Fanny Crosby, la escritora de himnos ciega, y cómo expresaba gratitud porque Dios le había permitido llegar a ser ciega a la edad de seis semanas como resultado de un error, por un descuido médico. Tengo en mi casa una pequeña placa que tiene estas primeras palabras escritas por Fanny Crosby. Simplemente, «Toma el mundo, pero dame a Jesús».

Algunas de ustedes conocen esta antigua canción, y así es como dice la primera estrofa,

Toma el mundo, pero dame a Jesús. Todos los gozos del mundo no son más que palabras. Pero Su amor dura para siempre. A través de la eternidad es el mismo.

Las personas van y vienen. Las circunstancias cambian, suben y bajan. Habrá tormentas en la vida, pero hay una realidad inmutable en medio de todo eso. Es que Dios es. Solo eso: Él es, y Él es suficiente. Su amor es eterno. Él nunca cambia. Por eso, cuando estés en medio de la tormenta, no te desanimes, anímate, deja que tu espíritu esté en reposo. Deja que Dios cultive en ti la rara joya del contentamiento cristiano, sabiendo que verdaderamente Dios es suficiente.

Y a medida que llegamos al final de esta serie sobre el contentamiento, permíteme preguntarte: «¿Dónde te encuentra Dios?» ¿Te ha encontrado Él con un corazón descontento? ¿Murmurando sobre Su disposición? ¿Descontenta con la situación en la que te encuentras? O por lo contrario, ¿Tienes un corazón satisfecho? ¿Estás contenta con la provisión de Dios? ¿Podrías decir?: «Es suficiente. Lo que Dios me ha dado es suficiente. Dios ha prometido suplir todas mis necesidades, y si hay algo que no tengo, entonces debe ser algo que no es necesario— por lo menos en este preciso momento. Y si Dios sabe que es una necesidad, entonces Él lo suplirá».

¿Estás satisfecha con la presencia de Dios en tu vida? ¿Es Él suficiente para ti? ¿Estás contenta con el plan de Dios para tu vida? Ya sea que puedas verlo y entenderlo, resolverlo o no, ¿estás satisfecha de saber que Él sabe? ¿Estás satisfecha de vivir con incertidumbre, si fuera necesario? Pero contenta de saber que Él tiene un plan en la que Él está trabajando y decir: «Señor, ¡Sí! Lo acepto. Lo abrazo le doy la bienvenida a Tu plan en mi vida. Tu eres suficiente”.

Gracias Señor por lo que nos has mostrado sobre Tu corazón y Tus propósitos. Gracias por la grandeza de Tu provisión. Señor, confesamos que muchas veces caemos en el pecado del descontento. Que te probamos necia y malvadamente, que dudamos, murmuráramos contra ti.

Señor, te pedimos perdón por nuestro descontento, por nuestra murmuración y manera de quejarnos. Te pedimos que verdaderamente nos transformes por el poder de Tu Espíritu Santo, que Tú cultives en nosotras un corazón satisfecho, un corazón agradecido, un corazón confiado, un corazón rendido y sumiso, un corazón abnegado y un corazón que reconoce que Tú eres nuestro mayor bien. Teniéndote a Ti, lo tenemos todo, tenemos suficiente.

Gracias Padre por lo que nos has dicho, y por el cambio que se producirá en nuestras vidas a medida que te permitamos hacer ese trabajo. Y yo oro en el nombre de Jesús, amén.

Carmen: Este mensaje de Nancy Leigh DeMoss concluye una serie llamada, Cultiva contentamiento en el corazón. Durante la serie hemos visto que quejarse es un pecado grave, con consecuencias duraderas. También hemos visto el poder y el gozo de la satisfacción divina. Si te has perdido algunas de las series, espero que visites www.AvivaNuestrosCorazones.com para escuchar los mensajes. Para dar hace falta cultivar el contentamiento. Si no estás contenta con lo que tienes, podrías usar tu dinero para obtener siempre más cosas para ti misma en lugar de invertir en otros.

Nancy: Cuán agradecidas nos sentimos por la forma como Dios usa las verdades de Su Palabra para traer aliento, esperanza y gracia a las vidas de personas que la necesitan. Cada oyente tiene una historia particular y los programas contribuyen a fortalecerles y a ministrarles en las diversas situaciones en las que se encuentran.

Este ministerio se hace una realidad debido a la fidelidad de muchos oyentes que contribuyen mensualmente para ayudarnos a distribuir los mensajes internacionalmente.

Te animamos a contribuir financieramente con nuestro ministerio. Puedes hacerlo por internet visitando www.AvivaNuestrosCorazones.com o llamando al 1-809-569-5959, desde EEUU y Canadá. Tu participación con este ministerio es muy valiosa para nosotros. Pero más que nada necesitamos de tus oraciones. ¿Te comprometerías a orar por nuestro ministerio? Si estos mensajes han sido de bendición para tu vida, ¿por qué no los compartes con otras de tus amigas? Ayúdanos a contribuir a discipular a otras mujeres con este mensaje, ayudándoles a formar la imagen de Cristo, y conviértete en una de nuestras embajadoras. ¡Contamos contigo!

Carmen: Esta semana vimos que debemos cultivar el contentamiento en el corazón… pero ¿qué pasa cuando lo que vemos a nuestro alrededor es pérdida? Acompaña a Nancy en nuestra próxima serie, a partir del lunes.

Por favor, regresa a Aviva Nuestros Corazones.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se indique otra fuente.

Cultiva contentamiento en el corazón

Tenemos algunos artículos en Español disponibles en esta página de www.AvivaNuestrosCorazones.com. Usted puede imprimirlos y usarlos. Visite este enlace para que vea los temas disponibles: PDF Downloads.

Derechos Reservados. Aviva Nuestros Corazones. Escrito por Nancy Leigh DeMoss. Usado con permiso. www.AvivaNuestrosCorazones.com.

Clamor frente a la maldad

DÍA 12

Salmo 10

Dosis: Confianza y Soberanía

Clamor frente a la maldad

“¿Por qué, SEÑOR, te mantienes distante? ¿Por qué te escondes en momentos de angustia? Con arrogancia persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas. El malvado hace alarde de su propia codicia; alaba al ambicioso y menosprecia al SEÑOR. El malvado levanta insolente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos.” (Salmo 10:4) (NVI)

Últimamente me es muy difícil ver un noticiero completo. La maldad se ha expandido tanto en nuestro mundo, degenerando en violencia y otras formas de perversiones. Nos llenamos de temores frente a las noticias de cada día: Asesinatos, violaciones, robos, estafas, secuestros, enfrentamientos, sin ningún respeto por la vida humana etc. La maldad indica la ausencia de moral, bondad, caridad o afecto natural por el entorno, pasando por alto todos los códigos de conducta o comportamiento humano.

Frente a un cuadro de vida similar, el salmista razona con Dios y pelea con él. Escribe una súplica pensando que la justicia de Dios se demora en llegar y esto inquieta su alma. Este Salmo me recuerda el clamor de otro hombre de Dios llamado Habacuc que escribió así: “¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás? ¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que vea molestia? Destrucción y violencia están delante de mí, y pleito y contienda se levantan. Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia”.

A veces pareciera que Dios se ha alejado, o escondido y nos inquietamos porque pensamos que la justicia de Dios tarda. Sobre todo cuando vemos que hombres malos e impíos prosperan, pensamos, que Dios no toma en cuenta sus malos actos, que no recibirán castigo, a pesar que viven despreciando sus principios y las normas éticas.

Pero la fe del salmista crece a medida que expresa sus quejas a Dios y nos enseña cómo orar frente a una situación similar: “¡Levántate, SEÑOR! ¡Levanta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos!

¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuentas?”… Pide que Dios actúe y se acuerde de sus pactos, de sus promesas, de los pobres y desvalidos. Y afirma aún más su fe cuando dice: “Pero tú ves la opresión y la violencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos.”35 El salmista ora con intensidad, clamando por la intervención soberana de un Dios justo: “Quebranta el brazo del impío y del malo; castígalos por su perversidad hasta que desistan de ella”. “Tú, SEÑOR, escuchas la petición de los indefensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor. Tú defiendes al huérfano y al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.”37

Oración: Señor enséñame a orar por los que sufren y a confiar en tu soberanía y en tu justicia. Amén.

De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 27). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.

Tengo lo que merezco

Viernes 30 Agosto

Vuélvete… no haré caer mi ira sobre ti, porque misericordioso soy yo, dice el Señor, no guardaré para siempre el enojo. Reconoce, pues, tu maldad.

Jeremías 3:12-13

Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros, oh Señor, actúa por amor de tu nombre; porque nuestras rebeliones se han multiplicado, contra ti hemos pecado.

Jeremías 14:7

Tengo lo que merezco

1 Samuel 30:1-7

David, futuro rey de Israel, cometió un grave error aliándose con los enemigos de su pueblo, los filisteos. Cuando por fin volvió a la ciudad donde moraba, la cual no debió haber dejado, encontró un desastre: la ciudad había sido saqueada, las mujeres y los niños habían sido llevados cautivos. Sus soldados hablaban de apedrearlo… ¡Fue un momento muy sombrío en la vida de este hombre de fe! “David se angustió mucho”, continúa el relato. “Mas David se fortaleció en el Señor su Dios” (1 Samuel 30:6). Su fe reapareció y Dios le respondió concediéndole una victoria completa. David recuperó todo: mujeres, niños, bienes…

En esta circunstancia David podría haberse desesperado y decir: «Tengo lo que merezco»… En efecto, era culpable de todo lo que había ocurrido y estaba pagando la consecuencia de su desobediencia a Dios. ¿Aún podía esperar el socorro divino? Pero, justamente en el día de mayor angustia, ¡David tuvo una urgente necesidad de Dios, de “su Dios”! Clamó a él fervientemente, y no fue decepcionado.

Creyentes, a menudo debemos sufrir las consecuencias de nuestros errores. Si Satanás aprovecha esas ocasiones para llevarnos a la desesperación, resistamos esos pensamientos sombríos y volvamos a Dios con fe, como David. Él nunca nos rechazará. ¡Él es el Dios de perdón, de esperanza, el Dios de toda gracia!

2 Crónicas 15 – 1 Corintios 7:25-40 – Salmo 102:9-15 – Proverbios 22:12-13
© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch

Libres en medio del Fuego – 3/7

Iglesia Evangélica de la Gracia

El Evangelio según Daniel

Libres en medio del Fuego – 3/7

David Barceló

David Barceló

David es licenciado en Psicología y graduado de los seminarios Westminster en California (MA) y Westminster en Filadelfia (DMin). Es miembro de la NANC y graduado en Consejería Bíblica por IBCD. David ha estado sirviendo en la Iglesia Evangélica de la Gracia, desde sus inicios en mayo de 2005, siendo ordenado al ministerio pastoral en la IEG en junio de 2008.

http://www.porgracia.e

El constructor prudente

Agosto 29

El constructor prudente

Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca. (Lucas 6:48)

La persona que es espiritualmente sabia, que es un cristiano verdadero, edifica su vida y cumple sus tareas con cuidado, comprendiendo la grandeza y la importancia que están en juego. No se siente satisfecha con una profesión superficial de fe ni con los métodos triviales y los atajos fáciles que tan a menudo acompañan a la religión falsa.

Sabiendo que el Señor merece toda alabanza y adoración, el constructor prudente deseará darle el máximo de su esfuerzo y de su servicio diligente. Esa persona sabe que todo lo que se hace para Cristo se hace por amor, no por obligación ni por temor. Así que sirva al Señor con alegría y sea un prudente constructor en su reino.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros. Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org

 

2/6 – ¿Cómo ser el padre de un hijo sabio?

El Amor que Vale

Cómo Fortalecer a su Familia

2/6 – ¿Cómo ser el padre de un hijo sabio?

 

El Dr. Adrián Rogers es un predicador, evangelista y maestro de Biblia. Presenta las Buenas Nuevas de Jesucristo con firme convicción a través de su ministerio de radio y televisión, EL AMOR QUE VALE.

Más acerca del Dr. Adrián Rogers:

http://www.lwf.org/eaqv

https://www.youtube.com/channel/UCZzYpoVHFyZ3GKddF9YGZ1A

17- El Divorcio Preguntas y respuestas

Entendiendo los Tiempos

Primera Temporada

17- El Divorcio preguntas y respuestas

 

ENTENDIENDO LOS TIEMPOS

Surge en el 2013 como programa de radio bajo la cobertura de la emisora cristiana Radio Eternidad en la estación 990am. Las temáticas de nuestro programa son diversas y contemporáneas con las necesidades que se presentan  hoy en día en la sociedad. Todo tema es llevado a la luz de la Palabra de Dios que es la única mediadora entre los hombres y la única verdad que puede hacerle libre. Tratamos diferentes temas con el propósito de entender el presente bajo una cosmovisión bíblica y actuar en base a esta. Con nuestro productor Andrés Figueroa y el equipo de Gracia TV, quienes semanalmente transmiten este programa en un formato para Radio y TV.

http://www.entendiendolostiempos.org/