Resplandeciente de Gloria

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Resplandeciente de Gloria

R.C.Sproul

Continuando con nuestro estudio de la santidad de Dios, volveremos otra vez a la experiencia que registró el profeta Isaías. En ella habló de las circunstancias de su llamado, del momento de su consagración a esa tarea divina que Dios puso sobre él.

Debemos recordar que Isaías empezó su testimonio al presentarnos el momento histórico que fue el año en que el Rey Uzías murió. El año en que un gobernante que reinó por 52 años fallece y deja al pueblo de la tierra con un sentimiento de temor e incertidumbre.

Este era un tiempo culminante en la vida de Israel. Algunos miran hacia atrás y dicen que este es un punto de inflexión en el que, desde ese momento, el declive de la prosperidad, la fe, y la esperanza nacional comenzó a acelerarse y el destino de Israel como nación comenzó a desmoronarse.

Una de las rarezas es la coincidencia que se da cuando en el mismo año que muere el rey Uzías, el mismo año en que Isaías fue llamado y consagrado por Dios para ser profeta, una villa fue fundada y establecida a las orillas del río Tíber en Italia. Es el año del nacimiento de la ciudad de Roma. Sería interesante trazar el movimiento en la historia del declive de Israel que coincide con el levantamiento del gran Imperio Romano.

Y en tal cruce de caminos en la historia está el momento en que Dios aparece a Isaías. Él dice, “En el año que murió el rey Uzías, vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo”. Es significativo que cuando Isaías habla de la experiencia con esta visión, él dice, “yo vi algo”. No dice, “Yo no solo oí algo. Yo no solo imaginé algo. Yo no solo imaginé algo. Yo no solo leí acerca de algo. Es “Yo vi algo”. “Yo vi al Señor, y vi al Señor en un contexto específico. Lo vi en su trono. Lo vi ocupando el asiento de autoridad cósmica”.

Juan nos dice en el Nuevo Testamento que la visión que Isaías tuvo no fue una visión de Dios el Padre, sino que fue una visión de la presencia celestial, mucho antes de la encarnación, era una visión de la presencia celestial de la exaltada segunda persona de la Trinidad.

Antes que María tuviera un hijo, antes que Simeón lo tomara y declarara que está siendo testigo en su carne de la consolación de Israel, Isaías tuvo el privilegio de atisbar detrás del velo, mirar detrás de la cortina del destino de Dios y del plan de Dios para la historia, ver sentado en el cielo en la Jerusalén celestial, en el templo celestial al Rey de reyes y Señor de Señores.

Él dijo: “En el año que murió el rey Uzías, vi yo al Señor”. Si observas en tu Biblia, verás que la palabra Señor está impresa de esta manera: S mayúscula y la e, ñ, o y r en minúsculas. En la versión de Las Américas, en el canto de los serafines, donde dice en el verso 3 de Isaías 6: “Santo, Santo, Santo es el SEÑOR de los ejércitos”. Allí podrás notar que hay esa misma palabra SEÑOR, pero todo en mayúsculas.

Es algo muy común encontrar esto en las traducciones de la Biblia, y no se trata de un error tipográfico, sino que los traductores están tratando de señalarnos que algo inusual está pasando aquí— aunque la misma palabra “Señor” se repite en el texto, el hecho de que se impriman de forma diferente indica que hay dos palabras hebreas muy diferentes detrás del texto.

Cada vez que lee SEÑOR en mayúsculas en Las Américas o la NVI, es porque se trata del término hebreo que se traduce en la RV60 como Jehová, el nombre que Dios le reveló a Moisés cuando dijo: “Yo Soy el que soy”. Ese es el sagrado nombre de Dios, el santo nombre de Dios – Jehová.

En el verso 1 está la palabra “Señor”, sólo con S mayúscula y se traduce una palabra diferente, que es el término hebreo Adonai, y que significa simplemente el Soberano, aquel que está revestido con absoluta autoridad. De hecho, el título Adonai es más alto que el título rey porque aun el rey de Israel estaba sujeto a Adonai, el soberano Dios del cielo y la tierra, quien pone y quita reyes.

Y ahora en el año en que el rey más popular, Uzías, ha muerto, y que hay un vacío de poder en la nación, Isaías ve al Señor. Ve a Adonai. Él tiene una visión de aquel que es totalmente soberano. Y lo ve a Él con toda su investidura. Lo ve a Él después de su coronación. Lo ve a Él ocupando el trono alto y sublime.

Imágenes de exaltación, imágenes que demuestran la gloria de Dios, la gloria del Ungido de Dios, la gloria de Cristo. Entonces, es en ese contexto en que tiene la visión de las cámaras interiores del cielo mismo. Él dice que, “… sus faldas llenaban el templo”. Permítanme ir hacia atrás en este verso en donde habla de la vestimenta del Señor Soberano que lo abarca todo, llenando completamente el templo.

¿Cuál templo? Isaías no nos lo dice, y, quizás Isaías está teniendo esta experiencia en el templo terrenal en Jerusalén. Esa es una posibilidad, pero la mayoría de los expertos en Antiguo Testamento están de acuerdo en que la visión que Isaías tuvo no es algo que simplemente tuvo lugar; podría haber sucedido en el templo terrenal, pero él está viendo dentro del templo celestial, el templo principal del que el templo terrenal no es que una sombra o muestra.

Y mientras él observa al interior de las cámaras del cielo mismo, dentro del lugar donde está el trono de Dios, él ve a la Deidad sentada en su trono, donde la cola de su túnica llena por completo al templo celestial. ¿Qué quiere decir todo esto? Ustedes saben que los reyes de hoy y los reyes de ayer tenían una gran preocupación por los símbolos de su estatus. ¿Cuán grande es su trono? ¿Cuán vasto es su dominio? ¿Cuán glorioso era su cetro? ¿De cuántos vasos de oro podía jactarse de poseer?

Había un sentido en el cual todo el estatus se enfocaba en el lujo de sus vestiduras. Había un tinte real, un color púrpura que era reservado solo para los monarcas. Pero no solo el color de sus vestiduras distinguía su estatus, sino que también el tipo de material que era usado. Algunos usaban visón, otros usaban chinchilla, otros marta, algunos armiño. Así la grandeza de cada cual estaba relacionada con la piel preciosa que usaban. Pero junto con eso, el tamaño de la túnica lo decía todo. Recuerdo que uno de los primeros eventos televisados internacionales transmitidos por televisión en los Estados Unidos fue la coronación de Isabel, que iba a ser reina, la monarca del Imperio Británico. Y la pompa y la fastuosidad que solo los británicos pueden manifestar fue magnífica en esa ocasión. Y los comentaristas estaban hablando acerca de la estatura real de la princesa mientras ella entraba a la Abadía de Westminster y se acercaba al trono. Y mientras marchaba por el pasillo, ella vestía ese traje glorioso y magnífico cuya cola era tan larga que requería de algunos pajes que caminen detrás de ella sosteniéndola para que no se ensucie con el suelo. No recuerdo el largo exacto de la cola de su traje, ¿3 metros, 5 metros? ¿Quién sabe?

Recuerdo el día de mi boda, y me acuerdo que la tradición en muchos lugares es que el novio no está permitido de ver a la novia en el día de la boda hasta que ella desfile con la marcha nupcial al inicio del servicio. Por ocho años estuve planeando la boda con mi futura esposa. Ella fue con su madre a comprar su vestido de novia. Yo ni siquiera lo vi. No estaba permitido que lo viera.

Y recuerdo haber salido del costado de la iglesia y haber caminado al frente de la escalinata del presbiterio con el padrino y el ministro, escuchando la música de órgano con gozosa anticipación, y luego pasar por todo el proceso de la entrada de las damas de honor con sus hermosos vestidos.

Y finalmente, los compases del órgano se transformaron en una nueva tonada y empezó a sonar la marcha nupcial.
La madre se levantó, toda la congregación se puso en pie, y mi futura esposa apareció en la parte de atrás de la iglesia y del brazo de su padre que estaba a su lado. Ella desfiló por el pasillo y yo empecé a sonrojarme como un pequeño. Estaba sobrecogido con el asombro. Ese vestido precioso, el traje nupcial. Yo estaba con una sonrisa de oreja a oreja. Y todavía es algo que atesoro.

En nuestras bodas de plata nos tomamos unas fotografías que conmemoren nuestro matrimonio, yo renté un esmoquin pero mi esposa subió al dormitorio, abrió una caja y de ella sacó su traje nupcial que le quedó perfecto. Yo no hubiera podido entrar en el esmoquin que usé cuando me casé.

Lo cierto es que hacemos tanto barullo y celebramos cosas tales como la vestimenta apropiada para ocasiones especiales, pero la vestimenta que Isaías vio se desenrollaba desde los hombros del rey, y se desparramaban por los lados del trono. Y luego sus gigantescos pliegues bajaban por el santuario, corrían por el suelo y ascendían por los lados de las paredes, rodeando por completo todo el templo celestial. Nunca ha habido una vestimenta así en la tierra. La imagen y el significado simbólico de lo que Isaías observó allí era el atuendo del rey que llamaba la atención sobre un tipo de majestad que no conoce paralelo en la tierra. Es una majestad trascendente la que él observa, porque “… sus faldas llenaban el templo”.

Y luego Isaías describe los seres que acompañaban y rodeaban al rey. Él dice, “Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban”. Isaías se tomó el tiempo para darnos una descripción detallada de la estructura anatómica de esos seres angelicales, esos seres angelicales que son mencionados solo aquí en la Escritura.

Hemos oído a través de la Biblia de varias clases de ángeles, arcángeles y querubines que los pintores renacentistas representaron como ángeles bebés. Sin embargo, aquí tenemos las descripciones de los serafines, criaturas creadas por Dios con seis alas. ¿Por qué seis alas? Ellos no necesitaban seis alas para volar. ¿Son las otras cuatro alas apéndices innecesarios, vestigios inútiles? No, había propósito para esas alas. Con dos alas cubrían sus caras. Con dos alas cubrían sus pies. Y con dos alas volaban. ¿Por qué tenían que cubrir sus caras?

Podrán notar que el propósito y la función por la cual esas criaturas fueron hechas era para servir en la inmediata presencia de Dios. Los serafines son una parte integral de las huestes celestiales, ángeles que atendían a Dios todo el tiempo. Y esos seres angelicales han sido equipados por su Creador para ser capaces de adaptarse a su ambiente. Esa es la forma en que Dios hace las cosas. Crea peces y les da aletas. Les da branquias porque su hábitat natural es el agua.

Cuando Él creó las aves, les dio plumas, les dio alas porque estaban diseñadas para estar en un ambiente específico en el que deberían volar por el aire. Entonces, ¿Cuál es el hábitat, cuál es el ambiente de un serafín? Es la inmediata presencia de Dios. Y así Dios los equipo con apéndices que estaban diseñados para cubrir sus rostros.
Sabemos que en la Escritura se nos dice de los seres humanos que ninguno podrá ver a Dios y vivir.

Recordamos cuando Moisés buscó con fuerza la visión beatífica, ser capaz de observar directamente al rostro de Dios sin ningún velo. Él había experimentado la presencia de Dios; conocía del poder de Dios. Había sido testigo de los tremendos milagros de redención en la batalla con el faraón, pero Moisés no estaba satisfecho con todo eso. Cuando subió al Sinaí, le dijo a Dios: “Te ruego que me muestres tu gloria”.

¿Recuerdan lo que le dijo Dios? “Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti… He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña; y cuando pase mi gloria, yo te pondré una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado. Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas…”.

Literalmente lo que dice en hebreo, “las caderas de Jehová”… pero, “… no se verá mi rostro” “… porque no me verá hombre, y vivirá”. No es porque Él sea invisible que no podemos verlo. No es que tengamos alguna deficiencia en los ojos, sino porque hay una deficiencia en nuestro carácter. Una deficiencia en nuestro corazón. No somos puros de corazón, y debido al pecado, no estamos permitidos de contemplar la presencia de Dios.

No estoy sugiriendo que los serafines eran criaturas caídas, que eran pecadores, pero aun esos seres celestiales no caídos y sin mancha están equipados para proteger sus ojos de la ardiente gloria de Dios. Piensa en esto. Aun los ángeles deben cubrirse sus ojos de la luz que es más brillante que el sol del mediodía.

Y les fueron dadas dos alas adicionales para cubrir sus pies. ¿Por qué? Una vez más, cuando Moisés entró en la presencia de Dios cuando se le apareció a él en el desierto madianita, le habló desde la zarza ardiente, diciéndole: “¡Moisés, Moisés!… quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es”.

No era santa porque Moisés estaba allí, sino que era santa porque Dios estaba allí. Y nuestros pies son pies de criaturas, pies de barro, y nuestros pies indican que estamos atados a la tierra. Y Moisés es llamado a sacarse el calzado, un gesto simbólico que reconocía que ahora esa criatura está de pie en la presencia del Todopoderoso Dios.

Aun los ángeles cuyo hábitat natural es el cielo mismo son criaturas. Y cuando ellos entran a la presencia de Dios, ellos deben cubrir el signo de su realidad de criaturas. Ellos cubren sus ojos para protegerlos de la gloria ardiente; cubren sus pies para reconocer en humildad que son criaturas delante del Dios viviente.

Pero amados, el propósito de esta descripción de los serafines no es para hablar mucho de nuestra anatomía, sino para hablarnos de su tarea, para darnos un mensaje acerca de la naturaleza de Dios. Ese es el corazón de esta experiencia donde los ángeles claman en respuesta antifonal uno a otro diariamente en la presencia de Dios, “santo, santo, santo”. Este es el mensaje de los serafines que exploraremos en mayor detalle en nuestra próxima sesión.

 

CORAM DEO

En nuestro pensamiento Coram Deo para hoy, quisiera que pensemos acerca de algunas de las palabras que escogimos en nuestro lenguaje para expresar aquello que consideramos extraordinario, maravilloso o grande, palabras que son usadas tan a menudo que han venido a ser populares, palabras de moda de una generación hasta que mueren por trivialidad y estancamiento—palabras como “macanudo” en los 70s o “alucinante” en los ochentas fueron muy populares.

Pareciera como si cada generación tiene sus propias palabras, ¿no es cierto? Creo que una de las palabras que ha perdido valor es “impresionante”. Cuando vemos a un famoso jugador de futbol meter un gol espectacular, decimos que estuvo “impresionante”.

Oímos a un cantante bien dotado y decimos que él o ella es “impresionante”. Si hay una palabra que se puede usar mal es “impresionante”. Esta palabra resume algo que provoca un puro sentido de temor, de reverencia, de quedarme callado, una sensación de asombro.

Hablando con propiedad, solo Dios merece ese epíteto. Solo Dios verdadera y finalmente “asombroso”. Y lo que Isaías ve, y lo que Isaías siente es el compartir el asombro de los ángeles mismos mientras ellos contemplan la presencia de Dios.

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Un corazón confiado y libre de egoísmo – 4/5

Aviva Nuestros Corazones

Nancy Leigh DeMoss

Un corazón confiado y libre de egoísmo – 4/5

Carmen: Nancy DeMoss de Wolgemuth dice que cuando manifiestas contentamiento….

Nancy DeMoss de Wolgemuth:. . . no solo estas mostrando tu propio nivel de paz, en vez de frustración, sino que estás en gran medida afectando las vidas de tus hijos que están aprendiendo cómo responder a las dificultades de la vida y sus desafíos.

Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

No puedes quejarte y estar agradecida al mismo tiempo. Esperamos que cada una de nosotras pueda cultivar el contentamiento para quejarnos menos y mostrar más gratitud. Aquí está Nancy para explicar por qué esto es tan importante.

Nancy: Estamos pensando en cómo cultivar contentamiento en el corazón, y estamos viendo las características de un corazón que lo ha experimentado. En la última sesión, vimos que un corazón satisfecho es un corazón agradecido, que aprende a reconocer y expresar su agradecimiento por las bendiciones de Dios.

Solo te animo de nuevo a tomar tiempo cada día para decir: «Gracias, Señor», y para enumerar, delante de Dios, las bendiciones específicas que Él ha traído a tu vida y que tantas veces damos por sentadas o ignoramos.

A veces me pregunto si Dios solo me diera las bendiciones por las que yo le agradezco, ¿cuántas bendiciones tendría en el futuro? Si Él no hace nada por mí más que lo que le he agradecido, tendría mi vida bendición o estaría deprivada de sus bendiciones?

Un corazón satisfecho es un corazón agradecido, un corazón con gratidud. Queremos ver a continuación que un corazón satisfecho es también un corazón confiado. Es un corazón que confía en el carácter de Dios, confía en la providencia de Dios, confía en el plan de Dios y sabe que todo lo que Dios hace es bueno.

Una señora me escribió y me dijo: «He estado descontenta con mi vida familiar, en especial con mi marido y con lo que creo que él debería estar haciendo en nuestra familia».

Esta es un área, por cierto, de descontento entre muchas mujeres. Es una trampa peligrosa en la cual caer. Es un hábito peligroso que muchas mujeres desarrollan y no se dan cuenta de que lo han desarrollado—el tener expectativas insatisfechas en el hogar.

Déjame decirte, por cierto, no hay marido creado por Dios que sea el marido perfecto. No hay marido que pueda satisfacer todas las expectativas de su esposa. Y, por cierto, no hay tampoco algo como la esposa perfecta, que puede satisfacer todas las expectativas de su marido tampoco.

Así que Dios sabía lo que necesitabas cuando eligió ese marido para ti, y Dios tiene la intención de utilizar incluso sus asperezas para ayudarte, darte forma y moldearte. Pero cuando te centras en las formas en que tu marido o tus hijos o tus padres no cumplen tus expectativas, te vas a encontrar frustrada.

Esta señora llegó a decir: «Mi falta de satisfacción muestra que no confío en Dios y Su provisión. He recordado que mi marido es la elección perfecta de Dios para mí, y tengo que confiar en que Él sabe lo que está haciendo en mi vida».

Esa es una declaración simple, pero es de eso de lo que se trata la vida—el creer que Dios conoce lo que está haciendo en nuestras vidas.

Alguien ha dicho que la voluntad de Dios es exactamente lo que elegiríamos si supiéramos lo que Dios sabe. Ahora, no sabemos lo que Dios sabe. Eso es lo que lo hace a Él Dios y a nosotros no. Pero cuando estemos en la eternidad con el Señor y miremos hacia atrás, hacia esta vida, tendremos una perspectiva que no podemos tener ahora. Veremos desde esa perspectiva celestial eterna, «¡Sí! Dios sabía exactamente lo que estaba haciendo. No cometió ningún error. Él estaba tejiendo un tapiz. Había un sendero adelante por el cual Él me estaba llevando, y era lo correcto. Era bueno. Y, sí, si yo hubiera sido Dios, habría tomado exactamente esas mismas decisiones, si yo hubiera sabido entonces lo que sé ahora».

Ahora no podemos ver todo eso. No tenemos esa perspectiva total, y no la vamos a tener en esta vida. Así que tenemos que confiar en lo que no podemos ver, y esa es la fe que agrada a Dios. ¿Quieres agradar a Dios con tu vida? Entonces Dios te pondrá en circunstancias donde no podrás ver el resultado, no podrás ver la razón, cosas que no tienen sentido. Solo tienes que confiar, y un corazón confiado será en última instancia, un corazón contento.

Me llamó mucho la atención hace unos años una serie de artículos que salieron en el periódico local. Un artículo en especial de esta serie tenía el siguiente titular. Decía: «Amor, Honor, Compromiso: Nace el bebé amenazado de cancer”.

Todd Stilson es un médico que vive en nuestra área. Su esposa Jane era farmacéutica. Al principio de su segundo embarazo, ella fue diagnosticada con una forma mortal de cáncer de mama. Los médicos le aconsejaron abortar al bebé con el fin de que pudiera luchar contra el cáncer de Jane. Ella sabía que si no abortaba al bebé, luego sus esperanzas de vida serían muy cortas.

La pareja dijo que la decisión más fácil a la que se enfrentaban en todo este proceso fue la decisión de que no podrían abortar el bebé. Se negaron a pesar de los consejos médicos que les habían dado. Ambos, sabiendo el resultado, probablemente, creyeron que tanto el embarazo como el cáncer eran de Dios, y ellos aceptarían los dos. Este artículo en particuar, escrito justo después de que su bebé naciera, expresó la confianza de esta pareja en la voluntad de Dios y Su plan para sus vidas.

Permítanme leerles algo de lo que decían. El artículo decía:

Esta pareja ora para que Dios intervenga ya sea a través de la ciencia o del poder sobrenatural, pero están preparados a aceptar un No por respuesta.

«Nosotros confiamos en la providencia del Señor», dijo Todd en voz baja.

La pareja ha tenido sus momentos de miedo y de tristeza, pero «en medio del dolor y del sufrimiento, puede haber una verdadera paz «, decía. «Esta historia es mucho más grande que nosotros», dijo Todd. «Esta historia es sobre lo que Dios está haciendo en nuestras vidas. Mi deseo es que cuando la gente nos vea, esto haga que quieran conocer al Dios que servimos. Jane y yo iremos y vendremos», dijo Todd. «Las personas van y vienen. Pero el Señor no lo hace. Él es eterno. Él es para siempre».

Siete meses más tarde, poco antes de que Jane se fuera a estar con el Señor, en otro artículo publicado Todd dijo:

«Creemos que Dios está en control y Él no comete errores. No fue un error que Jane estuviera embarazada, y no fue un error que tuviera cáncer de mama. Nosotros vamos a confiar en Él».

«Dios tiene promesas», dijo Jane. «Él nunca ha abandonado a Su pueblo».

Los Stilsons tienen buen ánimo y siguen siendo muy optimistas al hablar de la vida. La depresión, como el aborto, para ellos no parece ser una opción.

«Cuando nos enteramos de que el cáncer se había extendido a los huesos, ese fue un golpe muy grande», dijo Jane. «Los médicos no pueden curarme. Esa fue la mayor decepción, pero no estoy deprimida. El Señor ha sido mi fortaleza».

Ella admite: «Estábamos muy decepcionados, y lloramos [cuando recibimos este informe], pero yo sabía que tenía que seguir adelante. Clamé la Palabra de Dios, y eso me dio mucha paz. Él está en control total de la situación «, dijo. «Esto está realmente fuera de mis manos, y me obliga tener una total dependencia de Él».

¿Sabes cuál es el hecho? De todos modos todo está fuera de nuestras manos. Tú y yo nos esforzamos para tener el control, y las mujeres nacemos controladoras. Queremos tener todo arreglado y funcionando correctamente bajo nuestra dirección y control, pero el hecho es, que no podemos controlarlo. Puedes mantener a tu hijo a tu alcance, pero no puedes controlar la salud de ese niño, el desarrollo de ese niño, su temperamento y carácter. En última instancia, dependemos de Dios para nuestro próximo aliento.

Un corazón satisfecho es un corazón que   confía en que Dios sabe lo que está haciendo, y en que Dios no comete errores. Como el salmista dijo: «Dios es bueno, y todo lo que Él hace es bueno».

Así que un corazón satisfecho es un corazón agradecido, es un corazón confiado, y es un corazón rendido y sumiso.

Ahora, esas no son palabras que vienen fácilmente a nosotras, pero si queremos tener contentamiento, entonces tenemos que tener un corazón rendido, sumiso. Ese es el corazón que dice: «Señor, esto no es lo que yo hubiera elegido si hubiera sido Dios, pero yo no soy Dios. Reconozco que, si te complace, me complacerá. ¿Es esto lo que crees que es mejor? Entonces solo digo: «Sí, Señor. Me rindo. No se haga mi voluntad, sino la tuya».

Es ahí realmente cuando vamos a la cruz, cuando nuestra voluntad se alinea con la voluntad de Dios. Sacrificamos nuestra propia voluntad, y decimos: «No tengo que hacerlo a mi manera. En lo profundo de mi corazón, lo que realmente quiero es hacerlo a la manera de Dios».

He aprendido mucho acerca de la belleza de un corazón rendido y sumiso a través de algunos de los escritos de Elisabeth Elliot. Permíteme que te lea de su libro, Mantén un corazón en quietud (Keep a Quiet Heart, en inglés) lo que ella tiene que decir acerca de todo este asunto de la queja frente a la sumisión. Ella dice:

Aquellas cosas que nos llevan a la queja pudieran ser esas mismas cosas que el Alfarero desea usar para moldear la arcilla a la imagen de Su Hijo. Esas cosas que nos llevan a la queja pudieran ser la respuesta a nuestras oraciones de ser conformadas a la imagen de Jesús.

Luego hace una lista de cuáles pudieran ser esas cosas:

Un dolor de cabeza, un insulto, una larga fila en la caja, [te darás cuenta de que no hace falta gran cosa para que lo hagamos]. Rudeza de alguien o fallar en no dar las: «Gracias», la incomprensión, la decepción, la interrupción.

Como lo dijo Amy Carmichael: «Mira en todo esto una oportunidad para morir», es decir la posibilidad de renegar de ti misma y decir «sí» a la voluntad de Dios, para ser semejante a Él en Su muerte—no un morboso complejo de mártir, pero sí un apacible y feliz contentamiento con la certeza de que la bondad y la misericordia nos seguirán todos los días de nuestra vida.

Luego, sigue con este pequeño, pero creo que muy importante punto:

¿No podrían nuestros niños aprender piedad si vieran en nosotros el ejemplo del contentamiento en lugar de la queja, la aceptación en lugar de la rebeldía y la paz en lugar de la frustración?

Recuerda, cuando eliges confiar, someterte, dar gracias, estás, no solo determinando tu propio nivel de paz frente a la frustración, estarás en gran medida afectando las vidas de tus hijos que están aprendiendo cómo responder a las dificultades y los desafíos de la vida.

Quiero que veamos otras dos características de un corazón satisfecho. Si queremos ser personas satisfechas, necesitamos un corazón desinteresado—un corazón abnegado—llegar a un punto en nuestras vidas donde lo único que nos importe es que Dios sea glorificado

La disposición a renunciar a este impulso que tengo de querer ser feliz, de que todo en la vida me salga bien… claro, es un sentimiento natural. Esa es una manera natural de pensar. Pero la manera sobrenatural de vivir de los hijos de Dios es la muerte del yo, la muerte de mis propios impulsos, ideales, aspiraciones y esperanzas.

El apóstol Pablo entendió y aprendió lo que era tener un corazón desprovisto de egoismo, abnegado. Un corazón abnegado es un corazón que puede ser llenado con Cristo, y que trae gloria a Dios.

Filipenses capítulo 4, es un pasaje familiar, pero cuando leí este versículo, me sorprendió que Pablo pudiera hacer una declaración como ésta. Él dice: «he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad» (v. 12) ¿Te imaginas poder decir que «he aprendido el secreto de estar satisfecho en cualquier situación? Bien alimentado o con hambre, ya sea que vivas en la abundancia o en necesidad. «Pablo sabía mucho de todo eso. Él sabía mucho sobre el hambre, de querer y de necesitar.

Estaba leyendo esta mañana 2 Timoteo capítulo 2 en mi tiempo de quietud, donde Pablo habla de todas las aflicciones que tuvo que soportar, pero ahora le dice a los Filipenses, escribiendo desde una celda de la cárcel romana, «He aprendido un secreto que me ha enseñado cómo puedo estar contento en cualquier circunstancia. . . incluyendo en esta miserable cárcel romana».

¿Cuál era el secreto de Pablo? Bueno, si nos remontamos al capítulo 1 del libro de Filipenses, te das cuenta de que Pablo había entendido por qué razón estaba vivo.

En Hechos capítulo 20, Pablo dijo que hay una manera diferente. Este era uno de los versículos favoritos de mi papá, y oímos mucho citar este verso a medida que crecíamos. Pablo dijo: «considero que mi vida carece de valor para mí si tan solo acabo la carrera y completo la tarea que el Señor Jesús me ha dado, la tarea de dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios» (v. 24 parafraseado).

Ves, Pablo llegó a un lugar, y tenemos que llegar al mismo lugar, donde dijo: «Vivo o muerto, hundido o nadando, en palacio o en la prisión, con comida o con hambre, con amigos o—como leí esta mañana en mi tiempo de quietud—aunque todos me abandonen, no importa. Todo lo que importa—he resuelto el problema—lo único que importa es que Cristo sea magnificado”.

¿Has llegado a ese lugar en tu vida? Ahora, en cierto modo no es algo que debes resolver, de una vez por todas y ya. Es algo que tiene que ser vivido todos los días, pero en un sentido, hasta que no llegues a esa convicción fundamental, vas a estara luchando contra esto toda tu vida.

¿Has resuelto el problema de “Cristo es mi vida”, que yo no estoy viviendo esta vida para mí? No se trata de mí. Se trata de Cristo, de lo que le agrada y de lo que le trae gloria.

Una vez que tengas ese corazón generoso, entonces podrás llegar a tener contentamiento en cualquier circunstancia y en cualquier situación.

Aquí en el público veo a una mujer sonriendo, cuya familia sé que vive en un remolque—un pequeño y estrecho remolque— mientras construyen una casa. Hemos hablado un poco acerca de los desafíos que esto ha representado para su familia. He visto la respuesta de su corazón, aunque ha sido difícil, aunque hemos tenido que derramar algunas lágrimas por esta circunstancia, yo sé que en el corazón de esta mujer existe esa conviccion fundamental de que lo que realmente importa es que Cristo sea magnificado.

Eso te da perspectiva, si vives en un remolque, en un palacio o en una prisión —esto te da perspectiva sobre las circunstancias que enfrentas el día de hoy.

Ahora hay otra característica de un corazón satisfecho que quiero que veamos, y es que un corazón satisfecho es un corazón centrado en Dios —un corazón centrado en Dios, es un corazón que se centra en la bondad de Dios, en Su fidelidad y Su amor .

Una mujer me escribió y compartió conmigo algo que Dios le estaba mostrando acerca de este tema del contentamiento. Ella dijo: «Mi marido acaba de salir de la cárcel y ahora está en rehabilitación. Anoche me sentía tan enojada y amargada por lo que no tenemos y lo que hubiéramos podido tener si tan solo él no se hubiera extraviado».

¿Oíste eso «si tan solo»? Allí estaban las circunstancias que sentía se estaban escapando a su control, pero luego dijo: «Dios me habló a través de tu charla acerca del descontento. A pesar de mi situación, yo sé que Dios me ama, y ​​Él es mi todo».

Ella ilustra algo que veo muy poderosamente escrito en el Salmo 73. Vamos allí. Solo vamos a darle un vistazo rápido, pero quiero darles una visión general de un hermosa porción acerca de un corazón centrado en Dios. Si pudiera resumir este texto—hay dos portalibros: el primer verso y el último verso. Ambos hablan de la bondad de Dios.

El primer verso dice: «Ciertamente es bueno Dios para con Israel. Para con los limpios de corazón».

Esa es la línea de fondo. Esa es la declaración de un hecho. Esto es cierto ya sea que lo creas o no. Es cierto sin importar a qué circunstancias   estés enfrentando hoy en tu vida. Dios es bueno, y el último verso nos recuerda eso.

«Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien.» O, como otra traducción dice: «La cercanía de Dios es mi bien.» Ese es mi mayor bien —el hecho de que Dios exista y que Él esté involucrado en mi vida.

Ahora bien, entre esos dos portalibros hay tres grandes párrafos en este salmo. Permíteme resumirlos para ti.

En los versículos 3-12, lees la palabra «ellos» o «suyo» trece veces. Aquí el salmista está mirando hacia el exterior, y está centrado en la gente. Él dice: «Sentí envidia de los arrogantes. Vi la prosperidad de los impíos. Ellos no tienen ningún problema, sus cuerpos están sanos y fuertes. Ellos están libres de las cargas comunes al hombre, ya que no se ven afectadas por los males humanos. Por lo tanto, el orgullo es su collar, se cubren con la violencia”.

Él mira a otras personas, y compara su situación a la de ellos. Ellos escapan de todo tipo de cosas, y luego prosperan. Ellos pecan, y no parecen cosechar las consecuencias. Cuando el escritor de este Salmo observa a los demás, se ve a sí mismo siendo celoso y estando descontento.

Y, comenzando en el versículo 13, él cambia su enfoque. Ya no está mirando hacia el exterior. Ahora él está mirando hacia adentro, y ves las palabras «yo» o «mí» o «mío» dieciséis veces en el párrafo. Él dice: «Porque en vano—verso 13 —guardé mi corazón puro. En vano he lavado mis manos en inocencia. Durante todo el día me golpean. He sido azotado todo el día, etc. «(parafraseado).

Y continúa, y su atención se centra en sí mismo. Cuando mira hacia el interior, el resultado es la autocompasión y la amargura. De hecho, él describe la amargura en los versículos 21 y 22. Él dice: «Se llenó de amargura mi alma,
y en mi corazón sentía punzadas. Tan torpe era yo, que no entendía; Era como una bestia delante de ti».

Ahora, en el último párrafo, comenzando en el versículo 23, él torna su enfoque hacia arriba, se enfoca en Dios, y seis veces en ese párrafo, habla acerca del Señor, Tú. “Yo siempre estuve contigo; me tomaste de la mano derecha. Me has guiado según tu consejo».

¿Ves? Él pone de nuevo su perspectiva en lo eterno, y el resultado es un corazón satisfecho, confiado y seguro. Dice en el versículo 25: » ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre».

¿Qué está diciendo? Dios es suficiente. Tú eres suficiente. La cercanía de Dios es mi verdadero bien.

Gene y Sherry Foltz son dos amigos que han sido misioneros por muchos años en Tailandia. Sirven con una misión de fe. Levantan su sustento financiero. Ellos no tienen salario garantizado.

Hace algún tiempo, su familia estaba en necesidad de un vehículo, y en un momento de precariedad, llamaron a nuestro ministerio para compartir esta necesidad y nos pidieron que oráramos con ellos sobre eso. Dos meses más tarde, recibí esta carta de Gene y Sherry, que comenzaba haciendo referencia a esa llamada en la que habían compartido esta necesidad con nosotros. Esto fue lo que Gene compartió en esa carta. Él dijo:

Supongo que en el fondo yo estaba dudando de la bondad de nuestro Dios. Tendemos a veces a esperar ciertas cosas del Señor, casi como si las mereciéramos. Después de todo, he estado en el ministerio por veinte y tantos años, y me he sacrificado mucho en nombre de Dios. Lo interesante es que lo vi venir. Yo sabía que estaba mal. Yo sabía lo que quería decir cuando le dije al Señor que caminaría por fe, pero todavía lucho con confiar en Él completamente cuando las cosas se ponen difíciles. Satanás trata continuamente de erosionar la confianza en las promesas de la Palabra de Dios.

Hemos pasado tres meses sin un vehículo a excepción de una moto, y estamos bien. Hemos tenido algunos percances, nos hemos quedado en la lluvia un par de veces, y me canso de usar cascos con este calor asiático, pero en general estamos contentos.

No comparto esto para hacerles sentir lástima por nosotros. En realidad, sentimos todo lo contrario. Dios nos ha bendecido ricamente con bendiciones espirituales. Tenemos paz no importa si tenemos o no un vehículo. Dios nos lo puede dar, y estaríamos agradecidos. Y podría no hacerlo. Una cosa sí sabemos: Dios nos ama entrañablemente, y Él cuida de sus ovejas. Estamos siendo cuidados.

Carmen: Si te quejas, esto puede tener un gran efecto en tus compañeros de trabajo o en la familia, y al mostrar gozo, afectas también a los demás. Nancy Leigh DeMoss nos ha estado mostrando por qué en la serie, Cultiva contentamiento en el corazón. Ella estará de regreso.

Queremos invitarte a visitar nuestra página de internet www.AvivaNuestrosCorazones.com. Allí puedes encontrar recursos que te ayudarán en tu caminar con Dios.

¿Quieres aprender a ser agradecida y a cultivar el contentamiento para poder contagiar a los que te rodean? Aquí tienes el primer paso: Obten una copia del libro de Nancy “Sea Agradecido: Tu Camino al Gozo”.

¿Es posible tener contentamiento aun cuando sufres reveses increíbles? Vamos a escuchar algunas historias de gente que dice, “Sí. Es posible”.

Ahora, para concluir este programa aquí está Nancy.

Nancy: Quizás el dia de hoy no es un día perfecto y hay dias que son de mayor gozo que otros. Tambien hay días que son dolorosos y quizas hoy estés haciéndole frente a algunas dificultades financieras o a algunas situaciones familiares difíciles.

Bueno, no importa lo que este día tiene para ti, quiero asegurarte que tienes un Padre celestial que te ama y que está atento a tus circunstancias. Quiero recordarte que en todas las vueltas y revueltas y los valles de la vida, nuestra perspectiva puede ser transformada por una auténtica gratitud. Dios ha derramado bendiciones sobre todos nosotros, incluyendo aquellas situaciones dolorosas que se convierten en regalos cuando nos acercan a Él.

Espero que tomes el tiempo para agradecer de todo corazón al Señor por todo lo que Él ha hecho en tu vida, e incluso si tus ojos se llenan de lágrimas, levanta los ojos hacia Él y dale gracias por Su fidelidad y Su pacto de amor.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se indique otra fuente.

Cultiva contentamiento en el corazón

Alabanza por su justicia

DÍA 11

Salmo 9

Alabanza por su justicia

Justicia divina

“Quiero alabarte, SEÑOR, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo.” (Salmo 9:1–2) (NVI)

¿Has notado cuál es la diferencia entre alabar simplemente con los labios y hacerlo con el corazón? Aunque esto pueda pasar desapercibido ante los ojos humanos, Dios sabe cuando nuestra adoración es genuina. Se lo dijo con tristeza hace miles de años a su siervo Isaías: “Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado”. Imagínate qué doloroso sería descubrir que los seres que más amas te dicen palabras bonitas sin realmente sentirlas.
Aunque es difícil alabarle con un corazón adolorido, en este Salmo, a pesar que sus problemas aún no se solucionan, David alaba a Dios en medio de las dificultades con todo su corazón. En una dimensión de fe inspiradora y con una actitud gozosa de corazón, David dice “me alegraré y me regocijaré”. Le adora por lo que ha hecho y por lo que Él es: el Altísimo en quién puede confiar.
El salmo trata nuevamente el tema del justo juicio de Dios confiando en que Él defenderá los derechos de quienes son atacados. Reconocer a Dios cómo el juez justo de las naciones nos lleva a un nivel de confianza actual. Pues aunque veamos injusticias en nuestra sociedad contemporánea, podemos confiar que la justicia de Dios es para siempre, y Dios obrará en el futuro tal como obró en el pasado, defendiendo la causa del justo.
Dios seguirá siendo el refugio de los angustiados, de todo aquél que necesita su protección: “El SEÑOR es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angustia. En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, SEÑOR, jamás abandonas a los que te buscan.”
David está seguro que aunque el juicio de Dios tarde, su justicia finalmente triunfará: “Pero no se olvidará para siempre al necesitado, ni para siempre se perderá la esperanza del pobre. ¡Levántate, SEÑOR! No dejes que el hombre prevalezca; ¡haz que las naciones comparezcan ante ti! Infúndeles terror, SEÑOR; ¡que los pueblos sepan que son simples mortales”.

Oración: Señor enséñame a alabarte con todo mi corazón en medio de la prueba y a confiar en tu justicia. Amén.

De Vergara, P. A., de Vera, A. D., & Harris, K. O. (2012). Isha-Salmos: Una dosis diaria de fe para ti. (P. A. de Vergara, Ed.) (Primera Edición, p. 26). Lima, Perú: Ediciones Verbo Vivo.

Orar en todo tiempo

Jueves 29 Agosto

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Orar en todo tiempo

Cuando al despertar pierdes el aliento
Debido a una carga muy grande,
Y sientes sonar con furia el viento,
Para orar encuentra un momento.
Ni bien sepas la cantidad
De trabajo que debes enfrentar,
Para la oración será sabio
Un instante apartar.
Y si a veces tu pie vacila
Bajo la labor agobiante,
Para recuperar nuevas energías,
Permanece en oración un momento.
Podrás orar sin cesar, sin esfuerzo,
Y con simplicidad,
Serás fuerte en la debilidad
Orando en todo momento.
Encuentra un instante al amanecer,
Otro al medio día,
Y a la noche un momento
Para orar con fervor.
Pero sin olvidar de
Orar “sin cesar” y
Dar “gracias en todo”
“Esta es la voluntad de Dios” (1 Tesalonicenses 5:17-18).

(Traducción literal del francés)

“La oración eficaz del justo puede mucho” (Santiago 5:16).

2 Crónicas 14 – 1 Corintios 7:1-24 – Salmo 102:1-8 – Proverbios 22:10-11

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
ediciones-biblicas.ch – labuena@semilla.ch

El plan de Dios y las naciones – 2/7

Iglesia Evangélica de la Gracia

El Evangelio según Daniel

El plan de Dios y las naciones – 2/7

David Barceló

 

David Barceló

David es licenciado en Psicología y graduado de los seminarios Westminster en California (MA) y Westminster en Filadelfia (DMin). Es miembro de la NANC y graduado en Consejería Bíblica por IBCD. David ha estado sirviendo en la Iglesia Evangélica de la Gracia, desde sus inicios en mayo de 2005, siendo ordenado al ministerio pastoral en la IEG en junio de 2008.

http://www.porgracia.e

La casa sobre la arena

Agosto 28

La casa sobre la arena

Cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena. (Mateo 7:26)

La casa edificada sobre la arena simboliza una vida espiritual edificada sobre el fundamento de las opiniones, las actitudes y las voluntades humanas, que siempre son cambiantes e inestables. Si edifica su vida sobre ese fundamento, la está edificando sobre la obstinación, la autosuficiencia, la justicia propia, los propósitos egoístas y la realización de los propios deseos. Si escoge cimientos arenosos, su vida se fundamentará en falsas enseñanzas y no alcanzará la salvación; “siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad” (2 Ti. 3:7).

No sea como el que superficial y descuidadamente escoge una sección de la arena del mundo para edificar sobre ella su esperanza. Más bien preocúpese por la profundidad de la recompensa espiritual que resulta de considerar sabiamente y escoger con cuidado el sólido cimiento de Dios.

Del libro La Verdad para Hoy de John MacArthur DERECHOS DE AUTOR © 2001 Utilizado con permiso de Editorial Portavoz, http://www.portavoz.com

Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros. Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org

1/6 – ¿Cómo criar hijos devotos?

El Amor que Vale

Cómo Fortalecer a su Familia

1/6 – ¿Cómo criar hijos devotos?

Adrian Rogers

El Dr. Adrián Rogers es un predicador, evangelista y maestro de Biblia. Presenta las Buenas Nuevas de Jesucristo con firme convicción a través de su ministerio de radio y televisión, EL AMOR QUE VALE.

Más acerca del Dr. Adrián Rogers:

http://www.lwf.org/eaqv

https://www.youtube.com/channel/UCZzYpoVHFyZ3GKddF9YGZ1A

16 – El Divorcio

Entendiendo los Tiempos

Primera Temporada – Programa 16

El Divorcio

 

ENTENDIENDO LOS TIEMPOS

Surge en el 2013 como programa de radio bajo la cobertura de la emisora cristiana Radio Eternidad en la estación 990am. Las temáticas de nuestro programa son diversas y contemporáneas con las necesidades que se presentan  hoy en día en la sociedad. Todo tema es llevado a la luz de la Palabra de Dios que es la única mediadora entre los hombres y la única verdad que puede hacerle libre. Tratamos diferentes temas con el propósito de entender el presente bajo una cosmovisión bíblica y actuar en base a esta. Con nuestro productor Andrés Figueroa y el equipo de Gracia TV, quienes semanalmente transmiten este programa en un formato para Radio y TV.

http://www.entendiendolostiempos.org/

La caída de un héroe

Ministerios Ligonier

Renovando tu Mente

La caída de un héroe

R.C.Sproul

Estaba sentado en una mesa de la biblioteca del Seminario Teológico de Pittsburgh a inicios de los 60, haciendo un trabajo final; si han estado alguna vez en la biblioteca de un seminario, universidad o cualquier biblioteca, sabrán que hay una regla universal o protocolo de biblioteca y esa regla es: silencio.

Bueno, yo estaba ahí preparando un trabajo. Todos estaban muy callados; el único sonido audible era cuando alguien volteaba la página de un libro; de pronto, alguien entró y en medio del lugar dio un anuncio tan fuerte que me desconcentró totalmente de todo lo que estaba realizando.

De hecho, todo el mundo en la biblioteca dejó de hacer lo que estaba haciendo hasta ese momento, debido al anuncio. La persona que entró a dar el anuncio ese día de noviembre dijo fuertemente: “Han disparado al Presidente.”

Y nos quedamos ahí inmóviles sin poder creerlo, pero solo por un segundo hasta que salimos volando de la biblioteca, fuimos a la oficina del decano donde había una radio en el mostrador y estábamos escuchando atentamente el anuncio de que el Presidente Kennedy había muerto.

Había sido declarado muerto en un hospital de Dallas. Creo que todo aquel en ese lugar, suficientemente mayor para entender lo que estaba pasando en ese momento, puede recordar al día de hoy lo que estaba haciendo en el preciso momento del anuncio.

Yo puedo recordar dónde me encontraba y qué estaba haciendo en el momento que escuché la noticia de la muerte de Franklin Delano Roosevelt. Creo que solo tenía 5 años, pero la impresión del trauma de ese momento que presencié junto con todos los adultos que estaban alrededor mío reaccionando al anuncio, marcaron permanentemente mi memoria. La gente muere todos los días, pero los presidentes no son asesinados todos los días.

Y los reyes no perecen todos los días. Cuando un líder de una nación muere, esa experiencia es una experiencia traumática para toda la nación. En el capítulo 6 del libro del profeta Isaías, Isaías nos da un detalle de las circunstancias de su llamado sagrado al oficio de profeta.

Les mencioné, en la primera sesión, que cada uno de nosotros experimentamos momentos de crisis en nuestras vidas que van a definir el resto de nuestro futuro. Cambian el rumbo de nuestro camino. Nos desvían de un rumbo y nos ponen en uno nuevo del cual nunca debemos desviarnos.

En el Antiguo Testamento, quizá, nada sería más traumático para un hombre que ser llamado directa e inmediatamente por Dios para ser convocado a un santo oficio y vocación; ser ungido por el Espíritu Santo y ser apartado para el rol y oficio de profeta.

Desde el momento en que Jeremías, o Amós o Ezequiel fueron llamados por Dios, investidos por Su espíritu para esa vocación, sus vidas nunca fueron las mismas, porque ser un profeta era uno de los oficios más demandantes y difíciles que cualquier humano pudiera realizar en el Antiguo Testamento.

Porque hablar de parte de Dios exigía, una y otra vez, hablar en contra de sus semejantes. Estar de parte de Dios siempre ha significado lo inevitable de los momentos tensos en los que debemos enfrentar a nuestros amigos, incluso contra nuestras familias, tal como lo dijo Jesús.

Así que un profeta del Antiguo Testamento jamás olvidaría la crisis de ser llamado a ese oficio. Moisés pensó en rechazar el llamado; Jeremías protestó contra su oficio. Es un testimonio uniforme de aquellos que fueron seleccionados para esta tarea ingrata en el Antiguo Testamento, el tratar de evitarlo, pero una vez hecho el llamado, no había salida.

Realmente no había opción cuando Dios ungía a una persona en Israel para ser profeta. No había vuelta atrás. Ese llamado debía ser obedecido. Era habitual que los profetas del Antiguo Testamento relataran a las naciones los términos, las circunstancias, el tiempo de su consagración. Su principal credencial para hablar con Dios fueron las circunstancias de su llamado.

En el Nuevo Testamento vemos, por ejemplo, que uno de los puntos más debatidos entre la comunidad cristiana primitiva era la autoridad del apóstol Pablo. ¿Por qué? Porque Pablo no fue uno de los 12 discípulos originales y solo fue a ese grupo selecto que Jesús consagró inicialmente como apóstoles. Solo una persona que no estaba entre ese grupo fue finalmente seleccionada para ser incluida en las filas de los apóstoles.

Ahora, noten que un apóstol en el Nuevo Testamento es el equivalente a un profeta en el Antiguo Testamento. Y Pablo fue seleccionado como apóstol a los gentiles. Y la gente lo desafió. Dijeron: este es el hombre que sopló fuego, que fue a la comunidad cristiana arrastrando a la gente de sus camas, echándolos a la prisión, persiguiendo a Cristo y su iglesia. ¿Cómo podemos confiar en él?

Y en varias ocasiones, en el libro de los Hechos y en el mismo testimonio de Pablo en sus epístolas, las circunstancias de su llamado se repiten.. o se repitieron. Son las credenciales del apóstol. Entonces, tenemos esta tradición a través del Antiguo y Nuevo Testamento, que toda persona que es colocada en esa posición y que tiene la gran responsabilidad de hablar con veracidad la Palabra de Dios, cuentan con la credencial de un llamado sagrado.

El capítulo 6 de Isaías es el registro del llamado de Isaías al oficio de profeta. Él nos dice del trauma que experimentó con ese llamado y que lo acompañaría por el resto de su vida. Él dice al inicio de ese capítulo que fue en el año en que el rey Uzías murió.

Así que el escenario para la consagración de Isaías en Israel, y algunos han dicho que Isaías, si podemos medir en tales términos, fue el profeta más grande del Antiguo Testamento. Él fue quien se relacionó con reyes, a quien buscaron como consejero en asuntos diplomáticos. Era un estadista y también un profeta.

Y es significativo que su llamado tuvo lugar no solo en un momento de crisis personal, sino que tuvo lugar en un momento donde la nación estaba experimentando una tremenda crisis. Fue el año en que el rey Uzías murió. Piénsenlo. El anuncio que llegó a Israel—el rey está muerto.

Si leen la historia del Antiguo Testamento, verán que no es un anuncio inusual. Algunos reyes solo duraban un par de semanas, esta realidad era más frecuente en el reino del Norte particularmente.

A menudo la lista de reyes del. Norte y del sur que los niños de la escuela dominical, a veces, se ven obligados a memorizar, se ve como galería de villanos. Muchos de los reyes de Israel eran corruptos e impíos y llevaron a toda la nación a exponer los términos de su pacto con Dios.

Pero en el ámbito de la historia judía se destacan cuatro o cinco reyes que eran diferentes, solo unos cuantos reyes fueron bendecidos por Dios y sus reinos estuvieron marcados por cierta rectitud y piedad. El mejor de todos, por supuesto, fue David. El mejor guerrero, el mejor administrador, el mejor poeta, el mejor rey: el rey que se convirtió en el modelo del Mesías que había de venir.

Pensamos en Ezequías, quien también fue notable por su justicia y piedad. Pensamos en otros reyes del Antiguo Testamento que fueron buenos reyes, pero a pesar de que se menciona poco de Uzías, tiene que ser incluido ciertamente entre los cinco mejores reyes de Israel.

Ahora, cuando ese rey murió, dejó un hoyo. Dejó un vacío. Dejó una sensación de incertidumbre y miedo entre el pueblo de Israel. ¿Quién nos guiará? Ellos no dijeron simplemente: el rey está muerto, viva el rey. ¿Por qué? Bueno, cuando John Kennedy murió, lo repentino de esto, la desilusión de la pérdida de Camelot, arrojaron un manto de tristeza en todo Estados Unidos.

Cuando Roosevelt murió, sufrimos la muerte de un líder que había reinado, por así decirlo, durante más tiempo que cualquier otro presidente antes o después. Franklin Delano Roosevelt fue elegido por cuatro periodos como presidente de los Estados Unidos. Él fue el presidente que nos guió durante el tiempo de la depresión y durante la mayor parte del conflicto de la Segunda Guerra Mundial. Amado por muchos, odiado por otros, pero aún así su reinado fue menos de 15 años.

Uzías llegó al trono en Jerusalén cuando tenía 16 años y reinó sobre la nación, amado por 52 años. Imagínense, 52 años con el mismo monarca, con las mismas reglas. Un niño nacía en Israel y Uzías era el rey. Ese niño pasaría por el bar mitzvah a los 13 años y Uzías era el rey. El niño se casaría y el rey era Uzías. Ahora casado, esta persona tendría hijos y en lo que van creciendo sus hijos, el rey seguía siendo Uzías.

Había gente que nacía, tenían familia, tenía hijos, tenían nietos y morían, y durante todo ese período de tiempo, el rey de la nación seguía siendo la misma persona. ¿Se dan cuenta de la estabilidad que eso daba a la gente?

Veamos lo que las Escrituras nos dicen acerca de la naturaleza del reinado del rey Uzías. En 2 Crónicas leemos que Uzías tenía 16 años, esto está en el capítulo 26 de 2 Crónicas, “,,, cuando comenzó a reinar, y cincuenta y dos años reinó en Jerusalén. El nombre de su madre fue Jeconías, de Jerusalén. E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho Amasías su padre. Y persistió en buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en visiones de Dios; y en estos días en que buscó a Jehová, él lo prosperó”.

Son pocos los reyes de Israel de los cuales podía decirse que buscaron al Señor. Pero se dice de Uzías que en esos días en que buscó a Jehová, Dios derramó sus bendiciones sobre él, sobre su casa y sobre toda la nación.

Ahora, brevemente resumiré lo demás que dice 2 Crónicas con respecto a él: “Y salió y peleó contra los filisteos, y rompió el muro de Gat, y el muro de Jabnia, y el muro de Asdod; y edificó ciudades en Asdod, y en la tierra de los filisteos. Dios le dio ayuda contra los filisteos”. “Su fama se extendió hasta la frontera de Egipto”.

Asimismo edificó torres en el desierto, y abrió muchas cisternas; porque tuvo muchos ganados, así en la Sefela como en las vegas, y viñas y labranzas, así en los montes como en los llanos fértiles; porque era amigo de la agricultura.

Tuvo también Uzías un ejército de guerreros, los cuales salían a la guerra en divisiones, de acuerdo con la lista hecha por mano de Jeiel…” y así continúa… “Mas cuando ya era fuerte, dice la Biblia, su corazón se enalteció para su ruina; porque se rebeló contra Jehová su Dios, entrando en el templo de Jehová para quemar incienso en el altar del incienso”.

Esto es como una tragedia de Shakespeare, donde la única mancha del gran héroe causa su caída y oscurece la ilustre carrera con una vergüenza permanente. Por cincuenta y dos años fue rey, y por casi cada uno de esos años, él buscó a Dios con rectitud y diligencia. Sus políticas demuestran justicia, pero se llegó a intoxicar con su propio poder, con su propio estatus a tal punto que él tomó una decisión que lo llevó a la permanente destrucción de sí mismo y de la nación.

Él no estaba satisfecho con ser el rey. Él quería ser un sacerdote también. Y por eso entró al lugar sagrado donde aun el rey no estaba permitido pisar, y él mismo decidió ofrecer allí el incienso por las oraciones. Ahora, cuando los sacerdotes vieron esto, lo reprendieron.

Y leemos, “Y entró el sacerdote Azarías, y con él ochenta sacerdotes de Jehová, varones valientes, y se pusieron contra el rey Uzías, y le dijeron: No te corresponde a ti, oh Uzías, el quemar incienso a Jehová, sino a los sacerdotes hijos de Aarón, que son consagrados para quemarlo. Sal del santuario…”

¿Pueden imaginarlo? Los ministros del santuario se interponen al rey y le dicen, “rey, no te está permitido estar aquí. Estás violando la ley de Dios. Solo aquellos que son de la tribu de Leví, solo los hijos de Aarón, que han sido apartados y ungidos por Dios para esta tarea están permitidos de realizarla. Sal de aquí. “… porque has prevaricado, y no te será para gloria delante de Jehová Dios.

Entonces Uzías, teniendo en la mano un incensario para ofrecer incienso, se llenó de ira contra los sacerdotes, la lepra le brotó en la frente, delante de los sacerdotes en la casa de Jehová, junto al altar del incienso… y le hicieron salir apresuradamente de aquel lugar; y él también se dio prisa a salir, porque Jehová le había herido.

Así el rey Uzías fue leproso hasta el día de su muerte, y habitó leproso en una casa apartada”. El trágico final para una monarquía gloriosa, pero así como fue tan trágico como vergonzoso y tan deshonroso como fue el comportamiento del rey al final de su vida, cuando él murió hubo un tremendo sentimiento de duelo en toda la tierra.
Y el sentimiento de que si este rey podía caer de forma tan miserable, ¿En quién se puede confiar? ¿En quién se puede descansar? ¿Quién podría ser el rey en quien se puede confiar total y absolutamente?

Y es en este contexto de tal pregunta en el que Isaías ve a Dios en su trono. El rey terrenal estaba muerto, pero el Rey de reyes estaba vivo, estaba bien, y estaba ahora llamando a Isaías a ser su profeta.

 

CORAM DEO

Mientras pensamos en las consecuencias prácticas de lo que hemos aprendido hoy, en nuestro segmento de Coram Deo quisiera preguntarles los siguiente,

¿Cuánto de tu confianza, cuánto de tu seguridad, cuánto de tu estabilidad está depositada en tus líderes terrenales y tus héroes? ¿Qué pasa cuando los héroes caen? ¿Qué pasa cuando los líderes pecan? ¿Hay alguien en quien se pueda confiar totalmente? Esa era la pregunta con la que luchaba el pueblo de Israel cuando el buen rey Uzías cayó.

Hubo un enorme vacío de liderazgo en la nación, y fue durante esa crisis que Isaías se encontró con el Dios y Rey de Israel, quién era totalmente santo, que no tenía ni una sombra de variación, ninguna posibilidad de caer, ninguna posibilidad de desilusionarnos. Él está todavía en su trono.

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Los resultados del descontento – 3/5

Aviva Nuestros Corazones

Nancy Leigh DeMoss

Los resultados del descontento – 3/5

Leslie Basham: Aquí está Nancy Leigh DeMoss.

Nancy Leigh DeMoss: La vida es dura, y nos da muchas oportunidades para estar descontentas. Pero el corazón satisfecho, el corazón contento, dice: «Reconozco que aun en medio de estas circunstancias dolorosas y difíciles,  hay un Dios que sigue siendo bueno.»

Leslie: Esto es Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss, en la voz de Patricia  de Saladín.

Nancy continúa la serie, Cultiva contentamiento en el corazón.

Nancy: Hemos estado hablando de este tema del descontento —murmuraciones, quejas, lamentos. Muchas de nosotras vivimos en el mundo de «y si tan solo». Si tan solo tuviera esto, o si solo no tuviera esto. Si solo me hubiera pasado esto a mí, o si solo no me  hubiera pasado esto a mí.

Creo que fue Elisabeth Elliot, quien definió el sufrimiento como tener lo que no queremos y querer lo que no tenemos, y realmente esto podría aplicarse también a todo este asunto del descontento.

¿Cuáles son algunas de las cosas acerca de las que nosotras como mujeres estamos descontentas, sobre cuáles cosas  murmuramos? Las  Posesiones—no son suficientes o no son suficientemente agradables, demasiado viejas o no están al día. Podemos aplicar esto a la ropa, a la casa, a los muebles, a  los electrodomésticos. Algunas de nosotras estamos apenas terminando de redecorar una habitación antes de querer comenzar con la siguiente, solo para mantener todo siempre luciendo actualizado.

Algunas de nosotras ni siquiera tenemos espacio para lo que tenemos, así que construimos espacios para almacenamiento, más closets, o conseguimos una casa con más armarios para poder guardar estas cosas que ni siquiera  usamos.

Es fácil quejarse y lamentarse acerca de nuestra ubicación geográfica, sobre el clima, donde nos ha tocado vivir, acerca de la comunidad en que vivimos, el tamaño de la ciudad.

Muchas de nosotras murmuramos acerca de asuntos relacionados con nuestra situación familiar, nuestro estado civil. Las mujeres solteras se quejan de que desean casarse, y he escuchado tantas mujeres casadas que se quejan de que desearían no estar casadas, o estar casadas con un tipo diferente de marido.

He oído numerosas mujeres expresar descontento con maridos que no son muy expresivos, que son poco comunicativos, a los que no les es fácil expresar afecto físico.

¿Y qué acerca del asunto de los niños? Demasiados niños, o los niños no son suficientes. ¿Ves?, la tendencia es que, no importa lo que tengamos, pensamos que nos sentiríamos más felices si tuviéramos algo diferente.

He tenido una especie de resfriado durante las últimas semanas. Se me acaba de quitar. Y probablemente no pueda contar el número de veces que me detuve a expresarle a alguien lo mal que me sentía. Me encontré murmurando y quejándome incluso de los problemas del resfriado.

Otra son las cuestiones de la apariencia física nos dan material para quejarnos. Características que no cambian— yo mido  5’1”. Mi altura no ha variado desde que tenía doce años. Hay desventajas en ser pequeña, hay algunas ventajas, pero también hay desventajas. Cualquier cosa que compres tendrás que hacerle ruedo o subirle las mangas, y eso se convierte en algo de lo que puedo quejarme. Entonces veo a las mujeres que son muy altas, y tienen problemas diferentes que también son motivos de queja.

Tal vez sea una cuestión de tu trabajo, de tu trabajo o del trabajo de tu marido,  el deseo de un trabajo, o el deseo insatisfecho de tener un trabajo en particular. Quejas relacionadas con: el pago, o las personas con las que trabajamos, la carga de trabajo, las exigencias o las expectativas.

Cada etapa tiene sus retos la madre que tiene como algunas de ustedes niños pequeños  en edad preescolar pero luego como otras que están en la temporada del nido vacío, cuando sus hijos ya están grandes dispersos y en la que desearían poder verlos más.  Algunas de ustedes tal vez están cuidando a sus padres ancianos con problemas físicos difíciles.

En cada una de estas etapas de la vida podemos llegar a estar descontentas e infelices podemos empezar  a murmurar y a quejarnos y el peligro es que siempre vamos a estar buscando algo distinto a lo que tenemos y que siempre estaremos esperando la próxima etapa de la vida.  

Para algunas de ustedes en este momento la vida es una sucesión constante de recoger juguetes y de cambiar pañales y para algunas de ustedes en esta etapa de la vida sus maridos están viajando mucho, algunas de ustedes pueden estar deseando que sus maridos viajaran un poco más y espero que esto no sea cierto de ninguna de las que están aquí.  El peligro es que siempre estaremos “pensando si tuviera algo diferente, si algo cambiara,  podría ser una persona feliz.» Como vimos con los hijos de Israel en las últimas sesiones, murmurar tiene consecuencias serias, graves y a veces mortales.

¿Qué  hace la  murmuración? Cuando miramos a los hijos de Israel, vemos también algunas de las consecuencias que podemos experimentar. Como hijos de Dios, la murmuración nos mantendrá fuera de la Tierra Prometida, como  hizo con los israelitas. Toda una generación nunca entró en la tierra que “fluye leche y miel” que Dios había preparado para ellos, porque no podían estar contentos con el lugar donde se encontraban. Dios no les permitió experimentar lo que realmente querían.

El descontento les robó a ellos el gozo, y nos roba a nosotros el gozo. Hace que la  conciencia de la presencia de Dios se aparte, que huya de nosotros. Uno de los ejemplos de las murmuraciones de los hijos de Israel que no tomamos en cuenta, tiene lugar en el libro de Números, cuando Miriam y Aarón, los hermanos de Moisés, murmuraron contra Moisés.

Y uno pensaría que si había alguien que podría tener  derecho a quejarse a murmurar, serían el hermano de Moisés y su hermana. Pero las Escrituras dicen que cuando se quejaron, la ira del Señor se encendió  contra ellos y  Dios se alejó.  La nube de la gloria de Dios Shekinah se apartó del tabernáculo.

¿Quieres la presencia de Dios en tu casa? ¿Quieres  el sentido de cercanía de Dios en tu vida? ¿En el ambiente en que te mueves? Dios dice: «Yo no me voy a quedar en un lugar donde hay quejas». Perdemos el sentido de la conciencia de la presencia de Dios cuando nos quejamos.

El descontento y la murmuración llevan al desaliento, a la depresión, a la desesperación. Creo que, en muchos casos, la depresión crónica es el fruto de un corazón ingrato, descontento, quejoso y alimentamos nuestra propia desesperación y nuestro propio desaliento murmurando sobre lo que no tenemos o lo que tenemos que nos hubiera gustado no tener.

Entonces, como hemos visto con los hijos de Israel, cuando murmuramos esto no solo nos afecta a nosotros, sino que envenena a todos los que nos rodean. Afecta  todo el entorno que nos rodea. Es contagioso. Como resultado, hace que sea difícil para los que están en  nuestro entorno. Otras personas quizás no nos digan esto, pero cuando nos andamos quejando, la gente no va a querer estar cerca de nosotros. Le haremos la vida difícil o miserable a todo el que nos rodea.

Todos hemos conocido personas así, pero me pregunto si alguna de nosotras se mirara en el espejo o tuviéramos amigos cercanos que sean lo suficientemente honestos con nosotras me pregunto si encontraría que nos hemos convertido  en quejosos  igual que la persona de la que no queríamos estar cerca.

Hemos visto que la murmuración nos hace vulnerables a otros pecados— incluso pecados tan graves como la inmoralidad, la rebelión. Porque cuando estamos insatisfechos,  nos encontramos justificando otros pecados —pecados, como el comer en exceso, o el gastar en exceso. Muchas veces  un corazón insatisfecho es el que nos lleva a estos  excesos.

Y al ver a los hijos de Israel, hemos visto que cuando murmuramos quizás terminemos con lo mismo que veníamos exigiendo en nuestros momentos de  murmuración. Las Escrituras dicen que Dios les dio a los hijos de Israel lo que ellos pedían, pero envió fragilidad a sus almas. Otras traducciones dicen que Él envió una enfermedad devastadora entre ellos. Así que ten cuidado con lo que dices cuando  murmuras porque Dios  puede decir: «Voy a dejar que  tengas lo que  insistes en tener».

Y vimos también que la murmuración tiene graves consecuencias no solo en nuestras vidas, sino en la de nuestros hijos, en la de la siguiente generación. Dios dijo a los hijos de Israel: «No solo van a morir en este desierto, sino que sus hijos se verán obligados a vagar en este desierto durante cuarenta años a causa de su infidelidad.»

Detente y piensa acerca de eso por un momento. Si no estás satisfecha con la provisión de Dios, pudieras estar de alguna manera dándole  forma a las circunstancias de tus hijos en el futuro. Dios les dará gracia para responder y hacerle frente a esas circunstancias, pero podrías estar creando un clima y un ambiente que conducirá a tus hijos a ser culpables de los mismos pecados, y los conducirá a sufrir las  consecuencias  como resultado de tu insatisfacción con Dios.

John Wesley dijo que nuestro trabajo consiste en darle al mundo una opinión correcta de Dios. Cuando murmuramos le damos al mundo una opinión equivocada de Dios. Guiamos al  mundo a creer que Dios no es realmente bueno y que Él no es suficiente.

Jeremías Burrows era un pastor puritano del siglo XVII. Él escribió un libro maravilloso llamado “La rara joya del contentamiento cristiano”. Y me encanta ese título. En ese libro él da esta definición de contentamiento. Él dice, «El contentamiento cristiano es ese espíritu lleno de gracia, dulce, reflexivo, callado, que libremente se somete, y se deleita en la sabia paternidad de Dios en cualquier condición.»

Es una frase larga pero déjenme repetirla «El contentamiento cristiano es ese espíritu lleno de gracia, dulce, reflexivo, callado, que libremente se somete, y se deleita en la sabia paternidad de Dios en cualquier condición.»

Ahora, eso no quiere decir que las circunstancias o las condiciones en las que nos encontremos sean necesariamente de por sí buenas o fáciles. Lo que significa es que confiamos en que Dios es soberano, que Él es un Padre sabio y amoroso, y que Él se preocupa por nosotros, y que incluso cuando nos enfrentamos a estas circunstancias difíciles o dolorosas, Él sigue siendo bueno.

Pienso en algunas amigas que tengo que en este momento están pasando por dificultades matrimoniales increíbles, difíciles,  mujeres que viven con maridos muy difíciles. Pienso en unos amigos que están enfrentando  algunas situaciones importantes en relación con sus hijos. Pienso en una pareja que se acaba de enterar que su hijo de dos años de edad tiene una enfermedad terminal importante, y es posible que en cuestión de años vean a este niño morir. La vida es dura y la vida nos da muchas oportunidades de estar descontentos.

Pero un corazón que ha cultivado el contentamiento, dice: «Reconozco que aún en medio de estas circunstancias dolorosas y difíciles hay un Dios que sigue siendo bueno. Él sigue siendo soberano. Él todavía está en control.»

Leemos en el libro del Deuteronomio que Dios causó hambre a los hijos de Israel, que los condujo a veces a lugares donde las aguas eran amargas. ¿Esto ocurrió porque Dios era malo, vengativo o descuidado con  sus hijos? ¿Se quedó dormido en medio de su trabajo? No, nunca. «El que te guarda nunca se adormecerá nunca dormirá». Él está despierto. Él está atento. Él te está escuchando. Él te está mirando. Él te está cuidando.

Pero Dios tiene un plan en mente que es más grande que nosotros. Porque, verás, no se trata de nosotros. No se trata de nuestra felicidad, en última instancia. Se trata de la gloria de Dios. Se trata de darle al mundo una opinión correcta de Dios. Para que Dios cumpla Sus propósitos, hay momentos en los que Él nos permite pasar por situaciones que no podemos entender, que no tienen sentido para nosotros, y que hacen que nuestros ojos se llenen de lágrimas. Tú has estado allí.

Y mientras hablo de estas circunstancias quizás algunas de ustedes en este salón estarán pasando por estas situaciones de las que estamos hablando hoy en día. Algunas de ustedes  han pasado por ellas en el pasado reciente. Hay una imagen que les viene a la mente. Quizás hay un individuo. Hay una circunstancia, y  dicen: «Es muy difícil atravesar por esto». Pero el contentamiento cristiano es ese espíritu interno, dulce, reflexivo, tranquilo, lleno de gracia, que libremente se somete y se deleita en la sabiduría paternal de Dios en cada situación.

Y ahora quiero que veamos por encima en las próximas sesiones, cinco características de un corazón satisfecho. Vamos a tomarlos una a la vez. Quiero que veamos, en primer lugar, que un corazón satisfecho, un corazón contento,  es un corazón agradecido.

A medida que los hijos de Israel se preparaban para entrar en la Tierra Prometida, Moisés les recordó todo lo que Dios había hecho por ellos a través de sus años en el desierto. En Deuteronomio capítulo 2, Moisés mira hacia atrás. Él reflexiona. Les recuerda lo que Dios ha hecho. Y él les dice: » Por cuarenta años el SEÑOR tu Dios ha estado contigo; nada te ha faltado» (v. 7).

Eso era cierto. Sus zapatos ni siquiera se desgastaron durante cuarenta años. Tenían comida que comer todos los días. Contaron con la presencia de Dios para conducirlos, para guiarlos. Sí, ellos andaban errantes. Sí, estaban dando vueltas en círculos, pero Dios estaba allí. Dios estaba satisfaciendo sus necesidades. Dios proveyó para dos millones de judíos— mujeres, hombres y niños—en ese desierto. No había centros comerciales. No había supermercados. ¡Durante cuarenta años!  ¡Todo fue milagroso!

Pero te das cuenta al leer los pasajes del Antiguo Testamento, una cosa que brilla por su ausencia. Nunca oyes a los hijos de Israel, diciendo: «Gracias». No les oímos decirlo. Cuando Dios les dio, lo daban por sentado. Y la próxima vez que tuvieron una necesidad, vuelven a murmurar y a quejarse. Insistieron en murmurar acerca de lo que no tenían más que estar agradecidos por lo que tenían. De manera que un corazón satisfecho es un corazón agradecido.

Necesitamos  aprender a expresar gratitud por las bendiciones de Dios. Creo que este es uno de los grandes remedios para la depresión, para la desesperación, el desaliento, la frustración, uno de los remedios más grandes para un corazón descontento.

No se puede murmurar y dar gracias al mismo tiempo. Simplemente no puedes hacerlo. Yo  encuentro, básicamente, que en cada circunstancia y situación de la vida, tengo una de dos alternativas. Puedo adorar o puedo quejarme, pero no puedo hacer las dos cosas al mismo tiempo.

Que hago para aprender a reconocer las bendiciones—bueno contarlas,  nombrarlas una por una. Contar mis muchas bendiciones y nombrarlas una por una es una gran cura para tantas luchas emocionales crónicas y mentales que tenemos como hijos de Dios. Aprender a decir «gracias».

Ahora, a veces nos duele, cuando haces cosas por los demás, cuando haces cosas por tus hijos, y ellos no te lo agradecen. Ellos no se dan ni cuenta de todas esas cosas que estás haciendo detrás de la escena sólo para que la vida se les mantenga en marcha. Hay veces que, como mamá, sientes, «si alguien por aquí expresara agradecimiento, eso haría mi trabajo un poco más fácil.»  Veo que algunas sonríen y  algunas asienten.

Pero a medida que me encuentro siendo herida a veces por la ingratitud de los demás, Dios me lleva de nuevo a esta pregunta: «¿Me diste las gracias por las cosas que he estado haciendo tras bambalinas para ti?»  Me parece que muchas veces Dios ha hecho decenas y decenas y tal vez cientos de cosas por mí que no me he detenido a reconocer y mucho menos a apreciar.

¿Cuándo fue la última vez que te detuviste a contar tus bendiciones? A nombrarlas una por una. Algunas de esas bendiciones son obvias. Es fácil dar gracias a Dios cuando se tiene dinero en el banco, cuando el sol está brillando, cuando tus hijos están locos por ti, cuando tu marido piensa que eres maravillosa. Pero también hay algunas otras cosas difíciles de agradecer a Dios.

Una mujer escribió y me dijo: «He aprendido cuán grave es murmurar contra Dios. Me he quejado de no tener una lavadora y una secadora, me he quejado de mi pelo (que era rizado antes del embarazo y ahora es lacio), me he quejado sobre mis estrías, etc. Pero he aprendido a dar gracias a Dios porque tengo ropa, tengo pelo, y un bebé hermoso. Me ha dado una perspectiva celestial y eterna para sustituir lo temporal”.

Fue en 1820, por un error por un descuido médico dejó a una bebé de seis semanas de edad ciega de por vida. Durante los años siguientes, sin embargo, se hizo evidente que a pesar de su discapacidad, tenía una capacidad inusual para escribir poesía y  música. Desde el principio, su vida y su poesía revelaban la belleza y la fragancia de un corazón lleno de contentamiento, de un corazón agradecido.

Su primer poema, escrito a los ocho años de edad, decía así. Ella dijo:

¡Oh, qué niña tan  feliz soy, aunque no puedo ver! Estoy decidida que en este mundo contenta estaré. ¡Cuántas bendiciones disfruto que otras personas no tienen!  ¡Llorar o suspirar porque soy ciega, no podré, ni lo haré!

Puede que no sea una gran poesía, pero es una gran teología. Esa niña, como muchas de ustedes saben, se llamaba Fanny Crosby. Ella creció y se convirtió en la compositora amada de los Estados Unidos. Escribió más de 9,000 himnos.  Y más tarde en su vida Fanny escribió en su autobiografía, «parecía destinada por la providencia del Dios bendito que yo fuera ciega toda mi vida, y le doy gracias por la dispensación».

El médico que le destruyó la vista nunca se perdonó. Se mudó lejos de la zona, pero Fanny se negó a  sentir amargura hacia él. Ella escribió esto de nuevo en su autobiografía. Ella dijo:

Si pudiera encontrarlo ahora, le diría: «Gracias, gracias», una y otra vez por convertirme en ciega. A pesar de que pudo haber sido un error por parte del médico,  no fue un error de Dios. Sinceramente, creo que era Su intención que debía vivir mis días en la oscuridad física con el fin de estar mejor preparada para cantar sus alabanzas e incitar a otros a hacerlo.

Un corazón agradecido.

Y es que, el no dar gracias a Dios  lleva a una serie de otros pecados y problemas. De hecho, creo que el pecado de la ingratitud es el primer paso para muchos otros pecados más graves.

Si vamos al libro de Romanos al capítulo 1, donde tienes esta larga lista de características de una cultura caída de una cultura  depravada (y gran parte de ella  describe nuestra cultura de hoy en día, con su exceso moral o inmoralidad excesiva), y si lees a través de esta larga lista de grandes pecados, ¿sabes qué pecado encabeza esa lista? Ellos se olvidaron de ser agradecidos. Se olvidaron de ser agradecidos.

El olvidarnos de dar gracias a Dios conducirá a la amargura, a la desesperación y a la esclavitud. Pero el dar gracias a Dios conducirá a la libertad, al gozo y a una  mayor bendición.

¿Tienes tú un corazón agradecido? ¿Has dado las gracias a Dios por las bendiciones obvias que están a tu alrededor día tras día, que tendemos a dar por sentadas? ¿Hay algunas cosas en tu experiencia que requieran dar un sacrificio de alabanza, algo por lo que Dios está esperando que tú puedas decir: «Gracias, recibo esto, yo te presento esto,  lo recibo de tu amor y de tu mano»? Cultivar una actitud de gratitud creo que  realmente es el primer paso para desarrollar un corazón con contentamiento.

Leslie: Esa es Nancy Leigh DeMoss. Ella ha te ha estado invitando a reemplazar la queja por la gratitud. Esta es una manera eficaz de dar ese primer paso: obtener una copia del libro Sea Agradecido de Nancy: Tu camino al gozo. Puedes realmente aprender a dar gracias en todas las situaciones. Eso es lo que las mujeres han aprendido al leer este libro. Nancy ha oído de una mujer tras otra que ha sido afectada por este libro.

Nancy: Una mujer escribió y nos dijo: «Tu libro me estaba mirando directamente a la cara cuando entré en la librería.» Ese libro fue Sea Agradecido. Ella compró un ejemplar y dijo: «Tengo 63 años y he aprendido mucho de tu libro. He sido desafiada con temas que nunca antes había considerado.

Bueno, tal vez tú al igual que esta mujer  nunca has considerado lo importante que es el tema de la gratitud. Realmente creo que todo el mundo luce diferente cuando  lo ves a través de los ojos de la gratitud. La actitud de gratitud puede transformar tu perspectiva y tus relaciones.

Permítanme decirles «gracias», «gracias» por su apoyo a este ministerio. Significa personalmente mucho para mí, y eso significa mucho para aquellos cuyas vidas se verán afectadas en los próximos días como resultado de su generosidad.  Muchas gracias.  Te invitamos a conseguir una copia de este libro Sea Agradecidoque tenemos en españoles un libro que podrá cambiar tu vida y tu perspectiva desarrollando en ti un corazón agradecido.

Leslie: ¿Ya visitaste nuestra página de www.AvivaNuestrosCorazones.com? Allí podrás encontrar recursos, leer e interactuar en el blog y escuchar algunos programas que aún no  has escuchado.  Entra a la página y dinos cómo te están ayudando estos programas de radio.  También puedes seguir nuestra página de Facebook, Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss y mantenerte al tanto de noticias del ministerio, así como ser edificada con las publicaciones.  Y recuerda, comparte con otras sobre este programa y ayúdanos a propagar el mensaje de esperanza, libertad, abundancia y plenitud que encontramos en  Cristo.

No se puede abrazar totalmente el contentamiento a menos que confíes en el Señor para  todo. Descubre el  porqué cuando Nancy continúe con la serie Cultiva contentamiento en el corazón. Eso será mañana en Aviva Nuestros Corazones.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Cultiva contentamiento en el corazón