Expongamos la idolatría detrás de la ideología | Josué Barrios

Expongamos la idolatría detrás de la ideología

Josué Barrios

Debemos ser compasivos con las personas que sufren disforia de género. Sin embargo, es clave reconocer que ellas son bombardeadas por un engaño llamado «ideología de género», que no les brindará la paz que anhelan. También nuestros hijos son parte del objetivo de la agenda de esta ideología que invade nuestros países. Si amamos la verdad y a las personas, hablaremos la verdad en amor a las personas.

Ahora bien, cuando se trata de responder a la ideología de género, debemos reconocer que ella tiene en su bolsillo el cianuro para su suicidio intelectual, por decirlo de alguna manera. Esta es una razón para encarar con seguridad cualquier diálogo con personas que abracen esta ideología. Tan solo considera algunas de las contradicciones en sus doctrinas:

«No hay diferencias significativas entre el hombre y la mujer», pero la misma idea de ser transgénero y «cambiar de sexo» saca a relucir que sí hay diferencias profundas entre el hombre y la mujer.
«El género es independiente de la biología», pero se espera que las personas con disforia alteren su biología para «cambiar de género» mediante el uso de hormonas y mutilaciones irreversibles sobre cuerpos sanos.
Siguiendo el posmodernismo, se afirma que «toda afirmación de verdad (como los conceptos “hombre” y “mujer”) es solo una construcción social», promovida por algunos para mantener su poder en la sociedad mientras las minorías son oprimidas. Pero si toda afirmación de verdad es una construcción social con este fin… ¿No lo son también los postulados de la ideología de género?
El espacio aquí no basta para hablar de más contradicciones en esta ideología, ni para mencionar cuán absurdas pueden llegar a ser sus conclusiones a nivel público. Tan solo mira, por ejemplo, la lista creciente de «géneros» que puedes escoger en la configuración de tu perfil en Facebook, o piensa en el hecho de que «en un mundo donde millones de personas carecen de cuidados de salud básicos, hay naciones ricas que gastan dinero en la “construcción de vaginas” para hombres saludables».1

Más aún, si puedes definir tu género, ¿por qué no definir también tu edad o color de piel? ¿Qué hacemos con alguien que afirma ser de otra edad, raza o especie? Además, si toda identidad y orientación sexual debe ser afirmada, ¿qué hacemos con los intentos de las minorías que buscan justificar la pedofilia y hasta la bestialidad bajo el lenguaje del «amor»? ¿Cuál es el límite a las implicaciones de esta ideología?

Sí, podemos hablar mucho más sobre las contradicciones y los peligros evidentes de la ideología de género. Es necesario que lo hagamos. Sin embargo, el objetivo de este escrito no es hablar principalmente sobre eso. Quiero invitarte a reflexionar con la Biblia en lo que hay detrás de esta ideología.

Si este conjunto de dogmas es tan irracional y tóxico, ¿por qué tantas personas lo aceptan con fanatismo? Además, ¿cómo entender esa propensión nos ayuda a hablar la verdad en amor frente al engaño ideológico?

La ideología como religión
La Biblia enseña que la razón por la que podemos llegar a abrazar ideas irracionales es que no somos criaturas muy racionales después de todo. Debido a nuestro pecado e idolatría —que consiste en poner a otras cosas en el primer lugar que solo Dios merece y creer que eso nos saciará (Ro 1:21-25; Jer 2:13)—, el Señor en Su justicia nos dejó seguir nuestra mente separada de Él, como una forma de juicio: «Y así como ellos no tuvieron a bien reconocer a Dios, Dios los entregó a una mente depravada» (v. 29). Es por eso que no pensamos tan bien como debiéramos.

Además, un punto clave sobre nuestra humanidad es que Dios no nos hizo seres puramente racionales. Él nos hizo para que seamos más que simples calculadoras. Dios nos creó en amor para compartir Su deleite con nosotros, para que le adoremos y disfrutemos de comunión con Él para siempre. Por eso nos dio la capacidad de tener deseos, pues la adoración sin afectos sería mera hipocresía. Fuimos hechos para amar y adorar a Dios con todo lo que somos (Mt 22:37), lo que implica ser gobernados por el deseo por Dios.

Nuestros anhelos son capaces de sobreponerse a la razón. De hecho, tendemos a justificar y racionalizar las cosas que deseamos

Como fuimos hechos para adorar, se nos hace imposible no adorar algo. Si Dios no está en el centro de nuestras vidas, no podemos evitar desear algo más que llegue a ocupar el primer lugar y que elevemos como dios. Por eso la esencia del pecado es cambiar la gloria de Dios por algo más y convertirlo en lo más importante y deseable.

En palabras de Santiago, «cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión. Después, cuando la pasión ha concebido, da a luz el pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte» (1:14-15). Esto significa que el pecado no surge de la nada, sino que tiene su origen en nuestros deseos desordenados (el significado de la palabra griega traducida como «pasión»)

Somos criaturas más orientadas por nuestros deseos que por la mera razón. Es por eso que saber que codiciar está mal no necesariamente acaba con nuestra codicia (cp. Ro 7:7-8). Nuestros anhelos son capaces de sobreponerse a la razón, de manera que «los que viven conforme a la carne, ponen la mente en las cosas de la carne» (Ro 8:5). De hecho, tendemos a justificar y racionalizar las cosas que deseamos. Nuestros ídolos nos gobiernan, estemos conscientes de eso o no. Por eso Jesús habla del pecado como algo esclavizante (Jn 8:34).

En resumen, todo pecado es idolatría. Por tanto, debajo de toda ideología que pone ideas falsas por encima de la verdad también hay idolatría.

Cuando reconocemos esto, no es difícil detectar cuál es el ídolo detrás de la ideología de género: el yo que quiere definir su identidad y elevar sus deseos desordenados por encima de la verdad, asumiendo el lugar de dios en su vida y pretendiendo que eso lo hará feliz. En este sentido, la ideología de género —como toda ideología en realidad— es una forma de religión basada en una fe mal dirigida (¡y vaya que se requiere mucha fe ante tantas contradicciones en sus doctrinas!).

Debajo de toda ideología que pone ideas falsas por encima de la verdad también hay idolatría

Es por este individualismo que, como Tim Keller ha señalado, mientras que en el mundo romano antiguo acusaban a los creyentes: «Ustedes los cristianos son muy exclusivistas; amenazan el orden social porque no honran a todas las deidades», hoy el mundo occidental posmodernista e individualista nos acusa: «Ustedes los cristianos son muy exclusivistas; amenazan el orden social porque no honran todas las identidades».

Por eso el debate sobre la ideología de género se trata en realidad de una guerra espiritual por los corazones de las personas, contra las fuerzas espirituales que mantienen a las personas cautivas voluntariamente a la esclavitud de la idolatría (cp. Ef 6:12, 2 Co 4:3-4; 2 Ti 2:25-26). No podemos librar esta guerra sin tener en cuenta su dimensión espiritual y sin prepararnos con la armadura que Dios nos provee (Ef 6:10-18).

Aquí es donde aparecen las buenas noticias: nuestro Dios es poderoso y lleno de gracia para librar a las personas de la idolatría y traerlas a Él (1 Ts 1:9; 2 Co 4:6). Lo hizo en quienes hemos creído el evangelio; lo puede hacer también en los demás.

Respondamos ante la idolatría
Los activistas de la ideología de género dicen que el debate al respecto en la esfera pública debe estar exento de dogmas de fe y religión; sin embargo, como vimos, su ideología es una forma de religión y tiene dogmas que abraza por fe. No temamos señalar esto en la medida que sea posible. Identifiquemos la idolatría subyacente debajo de la ideología, en vez de enfocarnos solo en conversar sobre lo irracional y dañina que resulta, pues esto nos permite ir a la verdadera raíz del problema y apuntar a la solución que solo está en Jesús.

Nuestro Señor es el Hijo de Dios que vino a este mundo para vivir perfectamente en nuestro lugar, morir en una cruz por nuestros pecados y resucitar victorioso para traer libertad y vida eterna a todo el que cree en Él. En Cristo podemos tener comunión con Dios y empezar a vivir satisfechos en Él para siempre, de manera que podamos decir junto a Pablo que el vivir es Cristo (porque Él es lo más valioso y precioso que tenemos) y el morir es ganancia (porque la muerte solo nos acerca más a Él; Fil 1:21).

Expongamos la idolatría detrás de la ideología de género. Al hacerlo, expongamos también al Salvador que nos hace libres en verdad

Entonces, no nos conformemos con solo señalar las inconsistencias y consecuencias de la ideología de género. Cavemos más profundo. Esta ideología está mal no solo porque es ilógica y hace daño a las personas, sino primeramente porque nos esclaviza como lo hace todo pecado y porque es una forma de rechazar al Dios para el que fuimos hechos y el diseño con el que nos creó en Su voluntad perfecta. Solo Él es el Dios que puede saciarnos en verdad.

Hermanos, expongamos la idolatría detrás de la ideología. Al hacerlo, expongamos también al Salvador que nos hace libres en verdad (Jn 8:34). Esto no es opcional si queremos hablar la verdad en amor a las personas.

1 Sharon James, Gender Ideology: What Do Christians Need to Know? [Ideología de género: ¿Qué necesitan saber los cristianos?] (Christian Focus, 2019), p. 20.


Josué Barrios

Sirve como Director Editorial en Coalición por el Evangelio. Ha contribuido en varios libros y es el autor de Espiritual y conectado: Cómo usar y entender las redes sociales con sabiduría bíblica. Es licenciado en comunicación y cursa una maestría de estudios teológicos en el Southern Baptist Theological Seminary. Vive con su esposa Arianny y su hijo Josías en Córdoba, Argentina, y sirve en la Iglesia Bíblica Bautista Crecer como líder de jóvenes. Puedes leerlo en josuebarrios.com, donde su blog es leído por decenas de miles de lectores todos los meses. También puedes seguirlo en Youtube, Instagram, Twitter y Facebook, y suscribirte gratis a su newsletter con contenido exclusivo.

¿Qué es una mujer? | Catherine Sheraldi

¿Qué es una mujer?
CATHERINE SCHERALDI

Una de las grandes ironías de nuestra época es que mientras el mundo celebra hoy el Día de la Mujer, por lo general no pueden explicar exactamente y de manera razonable qué se debería celebrar hoy. Hay confusión sobre qué es una mujer y qué la hace única, en especial debido a que el feminismo ha distorsionado el verdadero rol de la mujer y sus características, y también por el auge de la ideología de género. ¿Qué es una mujer? En este escrito, quiero invitarte a reflexionar en cómo la Biblia y la ciencia nos ayudan a responder esta pregunta.

En el jardín del Edén, Dios creó una pareja binaria que consistía solo en un hombre y una mujer. Era una pareja con una naturaleza santa, que caminaba en relación íntima con su Creador como portadora de Su imagen. Dada la grandeza y sabiduría de Dios, Él creó dos géneros con grandes similitudes y diferencias para que, al vivir en armonía, lo pudieran reflejar ante el mundo de una manera mejor que si solo hubiera un género. Ambos, el hombre y la mujer, serían capaces de mostrar la sabiduría y grandeza de Dios.

Al ver a la pareja en el jardín notamos que eran iguales en dignidad, aunque tenían roles diferentes que cada uno aceptó (Gn 1:27-28; 2:15-18; 3:2-3). No obstante, a pesar de sus diferencias, cada uno valoraba al otro y juntos tenían una meta en común por la que trabajaban en equipo (2:23-23; 1:28). Como al comienzo no conocían el pecado, había una inocencia en sus formas de pensar y actuar, y cada uno confiaba en el otro (2:25; 3:2-3).

Es lamentable, pero en la actualidad tenemos una confusión respecto al género, porque la cosmovisión en auge en nuestra cultura está a años luz de la realidad diseñada por Dios. Hoy se afirma que el género no es binario y que es posible ser de un género y estar «atrapado» en el cuerpo del sexo opuesto, lo cual requiere nuestra «emancipación de dicha tiranía», como algunos han sugerido. Sin embargo, solo una generación individualista puede concluir que la esencia de una persona puede ser definida con base en los sentimientos, incluso si estos sentimientos son contrarios a la genética, embriología, endocrinología, neurobiología y neurofisiología.

Aunque la diferencia genética entre el hombre y la mujer es de solo un 1 %, las implicaciones de este porcentaje son inmensas en manos de un Dios sabio e infinito

La ciencia pone al descubierto el diseño radicalmente distinto del hombre y de la mujer. Por ejemplo, aunque parecen iguales en el aspecto anatómico, la función fisiológica es distinta en cada género. Aunque la diferencia genética entre el hombre y la mujer es de solo un 1 %, las implicaciones de este porcentaje son inmensas en manos de un Dios sabio e infinito. Con el descubrimiento de las resonancias funcionales y las tomografías por emisión de positrones, se han demostrado las diferencias en la función cerebral de cada género, lo que a su vez demuestra las diferencias en las habilidades de cada género.

Por ejemplo, desde el embarazo, el cerebro femenino experimenta cambios y se prepara para lidiar con la vida multitarea que se le avecina. A través de las feromonas, la madre es capaz de apegarse a su niño de una manera especial incluso antes de que nazca, no necesita esperar hasta ver a su bebé para amarlo. Además, estos cambios cerebrales producen que por lo general sea más paciente con las rabietas del niño al punto de inclinarse a consentirlo más, y entonces el padre usualmente balancea esta permisividad con la justicia. De esta forma, ambos demuestran diferentes aspectos del amor de Dios: la mujer llena de una manera particular la necesidad del niño de sentirse amado y el hombre lo prepara para enfrentarse con un mundo caído.

Dios siempre ha sido relacional; existe eternamente una relación perfecta entre las tres personas de la Trinidad. Con esto en mente, también podemos entender que Él ha formado a la mujer con una necesidad y capacidad particular de relacionarse con otros, de una manera distinta a la del hombre, y así ella también demuestra que Dios la creó conforme a Su imagen y semejanza. Su particularidad, por ejemplo, promueve en ella el deseo de armonía en las relaciones. Debido a las conexiones cerebrales que tiene, su reacción más común es evitar una confrontación, a diferencia del hombre (a quien le faltan algunas de estas conexiones y tiene más facilidad para confrontar). De nuevo, podemos ver que tanto el hombre como la mujer son necesarios para reflejar a Dios como Él ha diseñado que lo hagamos. Dios mismo nos buscó para quitar la enemistad que nuestro pecado produjo (2 Co 5:18-19), por lo que la disposición a confrontar en amor también es un aspecto del carácter de Dios que es necesario que reflejemos (Gn 3:11-19).

Al hablar sobre qué es una mujer, no podemos dejar de mencionar el rol de ayuda idónea que le fue otorgado en su creación

Al hablar sobre qué es una mujer, tampoco podemos dejar de mencionar el rol de ayuda idónea que le fue otorgado en su creación (2:18). Adán recibió las instrucciones de cuidar y cultivar el huerto antes de la creación de Eva (2:15); sin embargo, para llevar a cabo esta tarea asignada por Dios, fue necesario unir a dos personas con una multiplicidad de características típicas de su diseño. Entonces, a Adán se le otorgó el rol de ser cabeza y líder, mientras Eva lo complementaba para desarrollar la creación como fue ordenado por Dios (1:28). Aunque este rol de ayuda idónea alcanza una expresión muy especial en el matrimonio, dada sus condiciones de diseño original, la contribución de las mujeres ha sido monumental en el desarrollo de las civilizaciones. Es por eso que podemos decir que no hay esfera de la vida humana que no se beneficie profundamente de la intervención de las mujeres, sean solteras o casadas, en la medida en que ellas caminan según el diseño de Dios para sus vidas.

Ahora bien, nada de esto quiere decir que las mujeres siempre manifiestan estas características de la misma forma. Cada persona es diferente y, por lo tanto, sus características innatas debido a su género pueden tener distintos matices de expresión en diferentes contextos y etapas de la vida. Por ejemplo, aunque las mujeres por lo general prefieren no confrontar, es posible que una mujer no tenga dificultad en hacerlo. Esto no la hace menos mujer. Recordemos también que el trasfondo cultural de las personas también ejerce una gran influencia. Por consiguiente, tanto los hombres como las mujeres pueden tener diferentes grados de expresión de aquellas cualidades que son típicas de uno u otro. Pero lo que nunca se puede negar es que las mujeres y los hombres son distintos por diseño, cada uno con rasgos particulares que derivan de la forma en que Dios los hizo para Su gloria, incluso en detalles que son imperceptibles a menos que los examinemos de cerca.

Entonces, ¿qué es una mujer? Es uno de los dos géneros que Dios creó, con un conjunto de características divinas específicas. Fue hecha con la capacidad de complementar al hombre y brindar su aporte a las áreas donde él necesita ayuda para desarrollar la creación y glorificar a Dios. De esta manera, trabajando juntos en armonía demuestran al mundo quién es Dios.

Mientras el mundo en general está confundido con respecto a qué es una mujer, recordemos y proclamemos con alegría y asombro esta verdad para la gloria de nuestro Dios.

​Catherine Scheraldi de Núñez es la esposa del pastor Miguel Núñez, y es doctora en medicina, con especialidad en endocrinología. Está encargada del ministerio de mujeres Ezer de la Iglesia Bautista Internacional. Conduce el programa Mujer para la gloria de Dios, en Integridad y Sabiduría. Puedes seguirla en Twitter.

Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho – Lucas 2:20

¿Cuál era el motivo de su alabanza? Alababan a Dios por lo que habían oído: por las buenas nuevas de gran gozo que decían que les había nacido un Salvador. Imitémoslos; levantemos nosotros también un cántico de acción de gracias por haber oído de Jesús y de su salvación. También alababan a Dios por lo que habían visto. Hay una música más melodiosa: aquello que hemos experimentado, que hemos sentido en nosotros, de lo que nos hemos apropiado… «Las cosas que hemos hecho tocante al Rey».

No es suficiente oír acerca de Jesús. El mero acto de oír puede afinar el arpa, pero son los dedos de la fe viva los que producen la música. Si has visto a Jesús con la visión de la fe que Dios da, no consientas que haya las telarañas entre las cuerdas del arpa, sino que, en alta voz, para alabanza de la soberana gracia, despierta tu salterio y tu arpa.

Un motivo por el cual alababan a Dios aquellos pastores era la concordancia entre lo que habían oído y lo que habían visto. Observa la última frase: «Como se les había dicho». ¿Has encontrado que el evangelio no ha sido para ti lo que la Biblia dice que debiera haber sido? Jesús prometió que te daría descanso. ¿No has gozado en él de la más dulce paz? Él dijo que tendrías gozo, bienestar y vida, creyendo en él. ¿No has recibido todas estas cosas? ¿No son sus sendas, sendas de gozo, y sus pasos, pasos de paz? Sin duda puedes decir con la reina de Sabá: «Ni aun se me dijo la mitad». He hallado a Cristo más amable de lo que sus siervos me dijeron que era.

Contemplé su parecer mientras lo describían, pero eso era un mero manchón comparado con la realidad; porque el Rey en su hermosura eclipsa toda la belleza imaginable. Sin duda, lo que hemos visto guarda relación con lo que hemos oído: más aún, lo excede.

Glorifiquemos, pues, y alabemos a Dios por un Salvador tan precioso y que tanto satisface.

Spurgeon, C. H. (2012). Lecturas vespertinas: Lecturas diarias para el culto familiar (S. D. Daglio, Trad.; 4a edición, p. 36). Editorial Peregrino.

¿Debería asistir a una boda homosexual?

Por Kevin DeYoung 

Nota del editor:Este es el séptimo capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: La ética sexual cristiana

¿Por qué podría un cristiano negarse a asistir, atender o participar en una ceremonia de matrimonio entre personas del mismo sexo? Para hacer las cosas más simples, asumamos que este es un debate entre cristianos tradicionales que creen —como siempre ha creído la iglesia y como sigue creyendo la mayor parte de la iglesia mundial— que el comportamiento sexual entre personas del mismo sexo es pecaminoso y que el matrimonio es una unión conyugal y de pacto entre un hombre y una mujer.

Con este comentario aclaratorio, podemos abordar la cuestión directamente: ¿Por qué un cristiano se sentiría obligado por su conciencia a no asistir o participar en una boda gay? Lo que nos lleva a esta conclusión no es el fanatismo, ni el miedo, ni porque no sepamos que Jesús pasó tiempo con los pecadores. Es por nuestro deseo de ser obedientes a Cristo y por la naturaleza del evento de la boda en sí.

Una ceremonia de boda, en la tradición cristiana, es ante todo un servicio de adoración. Así que si la unión que se celebra en el servicio no puede ser aprobada bíblicamente como un acto de adoración, creemos que el servicio da crédito a una mentira. No podemos, con buena conciencia, participar en un servicio de adoración falsa. Entiendo que no suena muy bien, pero la conclusión se desprende de la premisa, es decir, que el «matrimonio» que se celebra no es en realidad un matrimonio y que no debe celebrarse.

Además, desde hace tiempo se entiende que los presentes en una ceremonia matrimonial no son simples observadores casuales, sino que son testigos que otorgan su aprobación y apoyo a los votos que se van a realizar. Por eso el lenguaje tradicional habla de reunirse «ante Dios y ante esta congregación». Por eso, en uno de los servicios matrimoniales modelo de la Iglesia presbiteriana de América, todavía el ministro dice:

Si alguien puede mostrar una causa justa por la que no puedan casarse legalmente, que lo declare ahora o que calle para siempre.

De forma muy explícita, la boda no es una fiesta para los amigos y la familia. No es una mera formalidad ceremonial. Es un acontecimiento divino en el que los reunidos celebran y honran la «solemnidad del matrimonio».

Por eso —por mucho que quiera tender puentes con una amiga lesbiana o asegurar a un familiar gay que me importa y que quiero relacionarme con él— no asistiría a una ceremonia de boda del mismo sexo. No puedo ayudar con mi pastel, con mis flores o con mi presencia a solemnizar lo que no es sagrado.

Al adoptar esta postura, a menudo he escuchado en respuesta cosas como estas:

Pero Jesús se juntó con los pecadores. No le preocupaba ser contaminado por el mundo. No quería alejar a la gente del amor de Dios. Siempre abría las compuertas de la misericordia de Dios. Él nos diría: «Si alguien te obliga a hornear un pastel, hornea para él dos».

Bien, pensemos en estas objeciones. Me refiero a pensar con unas cuantas frases y no solo con eslóganes y vagos sentimentalismos.

Jesús se juntó con los pecadores. Es cierto, más o menos (depende de lo que se entienda por «juntarse»). Pero Jesús creía que el matrimonio era entre un hombre y una mujer (Mt 19:3-9). El ejemplo de Cristo en los evangelios nos enseña que no debemos tener miedo de pasar tiempo con los pecadores. Si una pareja gay de la casa de al lado te invita a cenar, no la rechaces.

No le preocupaba ser contaminado por el mundo. Esa no es la preocupación aquí. No se trata de piojos o gérmenes del pecado. Nosotros mismos tenemos muchos de ellos.

No quería alejar a la gente del amor de Dios. Pero Jesús lo hizo todo el tiempo. Actuó de maneras antagónicas, que pudo hacerlas involuntariamente, pero más a menudo las hizo deliberadamente (Mt 7:6, 13-27; 11:20-24; 13:10-17; 19:16-30). Jesús apartaba a la gente todo el tiempo. Esto no es excusa para que seamos irreflexivos y poco amables. Pero debería poner fin a la noción no bíblica que dice que si alguien se siente herido por tus palabras o no amado por tus acciones, ipso facto fuiste poco amoroso de manera ridícula y pecaminosa.

Siempre abría las compuertas de la misericordia de Dios. Amén. Sigamos predicando a Cristo y prediquemos como Él lo hizo, llamando a todas las personas a «arrepentirse y creer en el evangelio» (Mr 1:15).

Si alguien te obliga a hornear un pastel, hornea para él dos. Este es, por supuesto, un principio verdadero y hermoso sobre cómo los cristianos, cuando son injuriados, no deben injuriar a su vez. Pero difícilmente puede significar que hagamos todo lo que la gente exige sin importar nuestros derechos (Hch 4:18-20; 16:35-40; 22:22-29) y sin importar lo que es correcto a los ojos de Dios.

Una boda no es una invitación a una cena o una fiesta de graduación o de jubilación. Incluso en un entorno completamente laico, sigue existiendo la sensación —y a veces las invitaciones de boda lo dicen— de que nuestra presencia en el evento honraría a la pareja y su matrimonio. Sería difícil, si no imposible, asistir a una boda (por no hablar de hacer el catering o el centro de mesa) sin que tu presencia comunique la celebración y el apoyo a lo que está ocurriendo. Y, por muy doloroso que sea para nosotros y para los que amamos, celebrar y apoyar las uniones homosexuales no es algo que Dios o Su Palabra nos permitan hacer.

Publicado originalmente en Tabletalk Magazine.

Kevin DeYoung
El Rev. Kevin DeYoung es pastor de Christ Covenant Church en Matthews, N.C., y maestro asistente de Teología Sistemática en el Reformed Theological Seminary de Charlotte, N.C. Es autor de numerosos libros, incluyendo Taking God at His Word [Confía en Su Palabra] y Just Do Something [Haz algo].

Lo que depara el futuro

Lo que depara el futuro

Por Denny Burk

Nota del editor:Este es el sexto capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: La ética sexual cristiana

El presidente Obama tuvo razón cuando dijo que la decisión de la Corte Suprema sobre el matrimonio gay cayó como un rayo. La decisión en el caso Obergefell vs. Hodges, que legalizó el matrimonio gay en todo el país, es realmente un punto de inflexión en nuestra vida nacional. Aunque la mayoría de los estadounidenses apoya ahora el matrimonio gay, muchos de nosotros consideramos esta decisión como una tragedia moral y judicial.

Desde el punto de vista jurídico, representa que cinco jueces no elegidos imponen a la nación una nueva definición del matrimonio. La sentencia no se basa en principios jurídicos sólidos, sino en las opiniones de cinco abogados que se adjudican el derecho a promulgar una política social. La Corte Suprema no tiene derecho a redefinir el matrimonio para los cincuenta estados, pero eso es exactamente lo que hizo.

Desde un punto de vista moral, la decisión es una completa subversión de lo bueno, lo correcto y lo verdadero con respecto al matrimonio. El matrimonio es la unión de pacto entre un hombre y una mujer para toda la vida. Su conexión con la procreación y los hijos nos ha sido revelada en la naturaleza, por la razón y por el sentido común. Además, la Biblia revela que el matrimonio es un símbolo del evangelio, del amor y del pacto de Cristo por Su iglesia (Ef 5:31-32).

La decisión del tribunal intenta poner todo eso patas arriba. Como resultado, se opone a la razón y al sentido común. Lo que es más importante, va en contra de los propósitos de Aquel que, para empezar, creó el matrimonio (Gn 2:24-25).

Una nueva realidad
Aunque me decepciona esta decisión, aún confío en que los cristianos seguirán dando testimonio de la verdad sobre el matrimonio, aunque la ley de nuestro país se ponga ahora en nuestra contra. Sin embargo, muchos cristianos se preguntan cómo avanzar en esta nueva realidad.

Soy pastor y esta pregunta es exactamente la que he escuchado de la gente de mi iglesia. Nuestros miembros, en general, no tienen preguntas sobre la enseñanza de la Biblia sobre la homosexualidad y el matrimonio. Eso lo entienden. Tampoco tienen dudas sobre su obligación de amar al prójimo, buscar su bien y estar en paz con todos (Mr 12:29-31; Lc 6:33; Ro 12:18). También entienden todo eso.

Su pregunta es cómo vivir lo que Jesús les ha llamado a ser cuando la gente los trate con hostilidad. Hace poco hablé con un miembro de la iglesia cuyo jefe es gay. Aproximadamente la mitad de sus compañeros de trabajo también lo son. Son sus amigos y tiene amor por ellos. Ella quiere mantener una relación con ellos y espera seguir formando parte de sus vidas. Pero le preocupa que sus creencias cristianas sobre el matrimonio y la sexualidad los alejen una vez que las conozcan. Lo último que tiene en mente es librar una guerra cultural o ganar un debate con ellos. Solo quiere un espacio para ser su amiga, aunque al final no estén de acuerdo con estas cuestiones fundamentales.

Podría contar otras historias de hermanos y hermanas en Cristo que no solo están preocupados por mantener las relaciones con sus amigos del trabajo, sino que también les preocupa enfrentarse al suicidio profesional si sus opiniones cristianas se dan a conocer entre sus colegas. Una vez más, no quieren entrar en una guerra cultural con nadie. Pero tampoco quieren enfrentarse a la pérdida de sus trabajos o a una reprimenda en su expediente de recursos humanos cuando no se presenten a la fiesta de la oficina para su compañero de trabajo que acaba de casarse con su pareja del mismo sexo. Están tratando de averiguar cómo ser fieles a Jesús, amigos fieles y empleados fieles cuando estas obligaciones parecen estar en tensión.

Ese es el reto que veo entre nuestros miembros. Lo que se preguntan es si su fe cristiana será tolerada en el espacio público. Y no me refiero a ningún deseo por su parte de hacer un proselitismo agresivo y odioso. Se preguntan si existirá un auténtico pluralismo en el país post-Obergefell, o si los puntos de vista cristianos sobre la sexualidad y el matrimonio están siendo excluidos de nuestra vida nacional.

Estoy muy agradecido por estos queridos hermanos y hermanas en mi iglesia. Ninguno de ellos ha expresado ningún pensamiento de abandonar las enseñanzas de Jesús debido a estas dificultades. Van a caminar con Cristo sin importar el costo. Alabo a Dios por eso. Pero aun así estoy preocupado por ellos y estoy orando por ellos. Son víctimas silenciosas en la primera línea de una guerra cultural en la que no quieren estar. Solo quieren seguir a Jesús en paz. A medida que las implicaciones de Obergefell llegan a sus vidas, oro para que puedan hacer precisamente eso (1 Ti 2:2).

La creciente oposición
Los cristianos están empezando a darse cuenta de que su lugar en la vida estadounidense está siendo juzgado en el tribunal de la opinión pública. No está nada claro si esto acabará bien para la iglesia cristiana.

A principios de este año, vimos cómo los gobernadores de Indiana y Arkansas abandonaban en sus estados las Leyes de Restauración de la Libertad Religiosa (RFRA por sus siglas en inglés). Fue un momento clave en nuestra vida nacional que puso de manifiesto el profundo cambio de actitud de Estados Unidos respecto a la homosexualidad, el desfase de los evangélicos con la nueva ortodoxia sexual y la voluntad de muchos estadounidenses de castigar a los evangélicos por sus creencias transgresoras.

Hemos visto a dos gobernadores republicanos dar marcha atrás con respecto a las RFRA estatales sobre las cuales hace tan solo diez años no había controversia alguna. Hemos visto a los medios de comunicación nacionales desestimar con sarcasmo nuestra primera libertad en la Carta de Derechos, usando comillas al mencionar la «llamada» libertad religiosa. Vimos cómo un político tras otro no quería o no podía presentar un argumento coherente a favor de la libertad religiosa. Y vimos a innumerables comentaristas denigrar la libertad religiosa como un eufemismo para el fanatismo y la discriminación. El columnista del New York Times, Frank Bruni, escribió que a los cristianos se les debería «obligar a quitar la homosexualidad de su lista de pecados». No es de extrañar que Nicholas Kristof haya dicho que «los evangélicos constituyen uno de los pocos grupos de los que es seguro burlarse abiertamente».

La libertad religiosa ha recibido una paliza épica en la vida estadounidense y parece que apenas estamos empezando. El foco del ataque parece estar en los evangélicos. Los evangélicos están empezando a sentir un desprecio abierto por parte de burladores refinados, que encuentran que nuestra antigua fe es estrafalaria y discordante con el país posterior a la revolución sexual. Ya no existe una «mayoría silenciosa» a la que los cristianos puedan apelar en busca de ayuda. Los evangélicos somos una auténtica minoría cuando se trata de nuestro compromiso con las enseñanzas de Jesús sobre la sexualidad. No es solo que a la gente no le gusten nuestros puntos de vista. Es que no le gustamos a la gente por ellos. De hecho, una encuesta reciente ha revelado que hay más personas que ven con buenos ojos a los homosexuales que las que ven con buenos ojos a los evangélicos.

¿Retirada o compromiso?
Sin duda, los cristianos evangélicos se enfrentan a una nueva realidad en la América post-Obergefell y se preguntan cómo avanzar. Oyen a algunos líderes aconsejar la retirada y la desvinculación de la cultura. Oyen a otros líderes decir que tenemos que participar en la guerra cultural con el tipo de política que marcó la antigua Mayoría Moral de la década de 1980.

Ninguna de las dos opciones muestra realmente lo que Jesús nos enseñó sobre nuestra relación continua con el mundo. Juan 17 recoge las palabras de la oración de Jesús justo antes de ser entregado para ser crucificado. Su oración se centró no solo en los once discípulos que quedaban, sino también en todos aquellos que creerían en Él por el testimonio de Sus discípulos. En resumen, Jesús oraba por nosotros.

Entre otras cosas, Jesús oró para que estuviéramos en el mundo, pero no fuéramos del mundo, por el bien del mundo.

Jesús oró: «No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno… Como Tú me enviaste al mundo, Yo también los he enviado al mundo» (vv. 15, 18). Esto significa que la desvinculación del mundo no es una opción para los cristianos. Él nos ha enviado al mundo sabiendo muy bien que nos enfrentaremos a la oposición: «En el mundo tienen tribulación, pero confíen, Yo he vencido al mundo» (16:33).
Pero estar en el mundo no significa ser del mundo. En el Evangelio de Juan, «mundo» no es una palabra genérica para el planeta tierra. Es un término técnico que denota a la humanidad en su caída y rebelión contra Dios (ver también 1 Jn 2:15-17). Así que cuando Jesús nos envía al mundo, sabe que nos envía a un reino de rebelión activa contra los propósitos de Su Padre. Pero Su expectativa es que nuestra presencia en el mundo sea una influencia «santificadora». ¿Por qué? Porque nuestra lealtad a Jesús y a Su Palabra nos «santifica» en medio de la podredumbre (Jn 17:16-17). Y ese es el punto.
Estamos en el mundo, pero no somos del mundo por el bien del mundo. Jesús dice que envía a Sus discípulos santificados al mundo para que «el mundo sepa que Tú me enviaste, y que los amaste como me has amado a Mí» (v. 23). En última instancia, nuestra santificación en el mundo tiene una misión: mostrar al mundo —en su caída y rebeldía— que Dios envió a Su Hijo a morir por los pecadores.
Sí, nos enfrentamos a una nueva realidad después de Obergefell. Pero sabemos cómo avanzar en esta nueva realidad porque Jesús ya nos ha dado nuestras órdenes de marcha. Él nos ha mostrado que la oposición del mundo es la norma, no la excepción, y sabemos que al final venceremos porque Jesús ha vencido (16:33).

Publicado originalmente en Tabletalk Magazine.
Denny Burk
El Dr. Denny Burk es profesor de estudios bíblicos en el Boyce College y pastor asociado de Kenwood Baptist Church en Louisville, Kentucky. Es autor de What Is the Meaning of Sex? [¿Cuál es el significado del sexo?] y coautor de Transforming Homosexuality [Transformar la homosexualidad]. Puedes seguirlo en Twitter @DennyBurk.

Ideología de género: Tergiversación y verdad

Ideología de género: Tergiversación y verdad
CATHERINE SCHERALDI

Hasta hace unas décadas, las palabras sexo y género podían usarse de manera indistinta sin ningún problema. Hoy, sin embargo, las cosas son muy distintas. Mientras que el sexo se define como las características biológicas que hacen de un individuo varón o hembra, el género como tal (masculino o femenino) se denomina una construcción social y no biológica.

Según nuestra sociedad, la biología no tiene nada que ver con la identidad de género. Pero las cosas no son así tan sencillas.

La ciencia
Para entender cómo se determina el sexo de una persona, es importante regresar a la genética y la embriología. En el núcleo de cada célula hay genes con diferentes combinaciones de ADN (ácido desoxirribonucleico), las unidades hereditarias que determinan no solamente las características físicas de la persona, sino también el funcionamiento de cada órgano.

Las diferentes combinaciones en el ADN determinan las características de los seres humanos: el color de pelo, el tono de piel, o cualquier otra característica que marca la individualidad de cada persona. En los humanos, hay 23 pares de cromosomas (46 en total); 22 pares se conocen como autosomas y aparecen iguales en el sexo masculino y femenino. Además existe un último par, con los que llamamos “cromosomas sexuales”. Aquí existe una diferencia: las personas femeninas tienen dos cromosomas X (XX) y las personas masculinas tienen un cromosoma X y otro Y (XY).

El sexo es determinado por el tipo de gen que el feto reciba de sus padres. El hijo o hija recibe un cromosoma sexual de cada progenitor. La madre siempre donará un cromosoma X y el padre en ocasiones dona un cromosoma X y otras veces dona un cromosoma Y.

Aunque el sexo es determinado en el momento de la concepción, en el estado fetal el desarrollo de ambos sexos es idéntico hasta la sexta semana. Si el feto es masculino, entrará en juego una proteína conocida como proteína SRY, la cual se produce a partir de un gen en el cromosoma Y. Esta proteína ocasiona la formación de los órganos masculinos. Si la proteína SRY está ausente, se desarrollarán los órganos femeninos. Así, la composición genética (lo que llamamos el genotipo) es lo que determina cómo el individuo luce y funciona (lo que llamamos el fenotipo).

La caída
Cuando una persona dice sentirse más como el sexo opuesto al que su fenotipo demuestra, entonces se habla de disforia de género. Esa persona profesa sentimientos como si estuviera en el cuerpo del sexo equivocado, condición que ha sido denominada como transexualidad. El término disforia de género también se utiliza para hablar de personas que sienten que su género no es exclusivo (masculino o femenino) sino que dice ser “bigénero” e identificarse con ambos. También existen aquellos que se denominan “agénero”, porque sienten una ausencia de género o porque se consideran de un tercer género totalmente separado de los otros dos.

El pensamiento popular ahora es que lo que determina el género en el individuo no es su genética, sino lo que cada persona “siente”.

Dot Brauer, psicóloga clínica y directora del Centro de LGBTQA en la universidad de Vermont, define la identificación del género como “lo que se siente bien para la persona”. Ella dice que “en su generación toda la información fue dada desde una perspectiva limitada y con lenguaje limitado impartido en la clase de salud y aquello que fue aprobado por la junta de educación”, sugiriendo que ellos tenían una mente estrecha. Se dice que el género existe en una gama, afirmando que hay muchas diferentes expresiones entre los dos géneros. Lisa Fields, de WebMD, escribe que ser transgénero “se trata de lo que una persona siente en su interior”. El Dr. Michael L. Hendricks, un psicólogo clínico en Washington que trabaja con pacientes durante su transición (personas cambiando de lo que su biología ha determinado hacia lo que sienten), dice que no hay un patrón, sino que varía con cada paciente. Ahora es claro por qué Facebook tiene 71 diferentes géneros para que elijas en tu perfil.

La cosmovisión ha cambiado, y por lo tanto ha cambiado el lenguaje. Ya no es “género biológico”, como siempre se ha dicho, sino “género asignado”. Con esto se quiere señalar que el género fue asignado al nacer por el personal médico, sin saber si realmente ese será el género con el cual el niño o niña decidiría identificarse.

Como hemos visto, la biología, la embriología, y la genética demuestran que solamente hay dos sexos. Esta noción de que el género es independiente del sexo biológico es precisamente denominada una ideología porque no está basada en la ciencia. Aunque la disforia de género todavía es considerada como una anormalidad en la psiquiatría, eso parece estar por cambiar.

En el siglo XVIII, el mundo pasó por la revolución científica, donde la verdad se buscaba a través del método científico. Para que algo fuera aceptado como verdad tenía que ser probado a través de la experimentación y la corroboración de los resultados iniciales. Esto es efectivo cuando la información es medible, pero en otras áreas es impreciso.

Una de las áreas donde el método científico no tiene valor es precisamente en el área de las emociones. Muchas afirmaciones en el ámbito filosófico, moral, y psicológico fueron aceptadas como postulados científicos cuando en realidad el método científico no puede ser aplicado a ninguna de ellas.

A medida que la sociedad cambió, el hombre se volvió más egocéntrico e individualista, llegando a pensar que lo que establece la verdad para cada individuo es su propia opinión. En el mejor de los casos, el hombre de hoy piensa que si él no tiene la razón, la mayoría sí la tendrá. Esto es el fruto del corazón engañoso del hombre que lo lleva a creer que él siempre tiene la razón (Proverbios 21:2).

En nuestros días, la mayoría ha llegado a pensar que la autorealización es lo que trae la felicidad; esto es tierra fértil para la aceptación de algo como la ideología de género. Si la felicidad es un derecho y la verdad es relativa, entonces la tolerancia a cualquier ideología será el resultado natural, con el consecuente rechazo de cualquier verdad absoluta.

El evangelio
Es importante entender que con la caída del hombre en Génesis 3, todos los aspectos del ser humano fueron afectados. Esto incluye el desarrollo físico, la facultad mental, las emociones, y la dimensión espiritual. Dios nos creó para que hubiera armonía en todos los aspectos; sin embargo, con la entrada del pecado, esta armonía se perdió.

Los sentimientos y emociones de cada persona son reales y pueden ser bastante fuertes, aunque no necesariamente correspondan a la verdad de su biología. A pesar de esto, si permitimos que la verdad sea definida por los sentimientos y el individualismo, en vez de por aquello que corresponde a la realidad, entonces terminaremos en la posición que estamos hoy, donde nadie conoce lo que es verdad.

Si las personas con disforia de género son estimuladas a abrazar lo que es una patología, lo única que logramos con esto es empeorar su disfuncionalidad. Un 32-50% de las personas transgénero cometen un intento de suicidio aun en lugares como Suiza, donde esta ideología es aceptada. El cristiano siempre debe desear lo mejor para la otra persona. Para estas personas eso implicaría ayudarles a abrazar el diseño del creador. Esto seria amarles verdaderamente.

Con la caída del hombre todos los aspectos del ser humano fueron afectados. Esto incluye el desarrollo físico, la facultad mental, las emociones, y la dimensión espiritual.

Desde el surgimiento del deseo de Adán de ser como Dios y su subsiguiente caída, la cosmovisión secular tiene como su meta desplazar el control desde Dios hacia el hombre; quiere esconder la imagen de Dios, impuesta en Su diseño. El hombre desea ser su propio dios, para tener el derecho de decidir lo que quiere hacer y cómo hacerlo.

Sin embargo, 1 Crónicas 29:11-12 nos recuerda que solamente Dios está en control y Job 42:2 nos enseña que no hay nada que puede frustrar Sus planes. Los hombres están “entenebrecidos en su entendimiento” (Efesios 4:18) y su corazón es “engañoso” (Jeremías 17:9). Esto explica el porqué personas inteligentes y educadas no ven lo obvio y hasta ignoran las leyes de Dios que ellos mismos han descubierto a través de la ciencia para creer una mentira (Juan 3:19).

Dios ha hecho dos sexos que muestran la imagen de Dios, hombre y mujer, cada uno con características y virtudes diferentes. Y cuando ellos se unen en armonía, complementándose el uno al otro, la gloria y sabiduría de Dios es desplegada a través de las relaciones de forma única. La majestad y sabiduría del Señor es evidente en toda la creación del mundo, pero lo que mejor debe demostrar su gloria sobre todo lo demás es la corona de su creación: el hombre y la mujer. Ellos fueron los únicos que fueron creados a Su imagen y semejanza (Génesis 1:26-27).

Cuando borramos las diferencias entre los sexos, distorsionamos la imagen de Dios y, por lo tanto, la escondemos. Satanás puede mantener el mundo ciego (2 Corintios 4:4) llevándolo todo el tiempo a cambiar la verdad por la mentira (Romanos 1:25). Esto produce lo que Pablo dijo a Timoteo, “Pero los hombres malos e impostores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados” (2 Timoteo 3:13). Con todo, el próximo versículo nos recuerda lo que debemos hacer: “Sin embargo, persiste en las cosas que has aprendido y de las cuales te convenciste, sabiendo de quiénes las has aprendido”.

Dios ha hecho dos sexos que muestran la imagen de Dios, cada uno con características y virtudes diferentes. Y cuando ellos se unen en armonía, la gloria y sabiduría de Dios es desplegada.

Nosotros somos embajadores de Cristo para predicar el evangelio, y vivir Su diseño es otra forma de expresar que creemos Su verdad. Así glorificamos su nombre y afirmamos que existe un único y verdadero Dios, creador de todo lo visible e invisible. De esta manera el mundo queda sin excusas (Romanos 1:20).


​Catherine Scheraldi de Núñez es la esposa del pastor Miguel Núñez, y es doctora en medicina, con especialidad en endocrinología. Está encargada del ministerio de mujeres Ezer de la Iglesia Bautista Internacional. Conduce el programa Mujer para la gloria de Dios, en Radio Eternidad. Puedes seguirla en Twitter.

¿Qué dice la biblia acerca de la igualdad de género?

Por: Susi Bixby

“La Biblia habla contra la igualdad de género”.

“Dios es sexista porque les da más privilegios a los hombres”.

“Los cristianos oprimen y menosprecian a las mujeres y su Biblia les enseña a hacerlo”.

No dudo que hayas escuchado las acusaciones, y que hayas tenido dudas sobre este tema en tu propio corazón. Es un tema difícil, hecho más complicado por la retórica y terminología ambigua que a veces se usa.

¿Qué es la igualdad de género? Si buscas una definición, encontrarás algo parecido a esta de Wikipedia: La igualdad de género implica que hombres y mujeres deben recibir los mismos beneficios, las mismas sentencias y ser tratados con el mismo respeto. Aunque hay muchas diferentes maneras de entender este término, vamos a tomar esta definición como base. Entonces…

¿La Biblia enseña y apoya el trato equitativo y justo de las mujeres?

Quizá nos ayude contestar esta pregunta si vemos en qué áreas la Biblia no indica una diferencia entre los géneros.

Igualdad en origen y patrón. Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó (Gen. 1:27 NVI). Tanto el hombre como la mujer fueron creados igualmente a la imagen de Dios. No hay ninguna indicación en ningún pasaje de la Biblia que diga que uno lleve más o menos imagen de Dios que el otro.

Igualdad en naturaleza pecaminosa. Como está escrito: No hay justo, ni aun uno (Rom. 3:10). Aunque Eva fue la que pecó primero, Dios le pidió cuentas a Adán. Ambos fueron considerados igualmente pecadores y separados de su comunión con Dios por su pecado. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino (Is. 53:6). Esto significa que igualmente daremos cuenta por nuestro pecado e igualmente somos incapaces de salvarnos a nosotros mismos.

Igualdad en valor y posición. Porque de tal manera amó Dios al mundo… (Jn. 3:16). El amor de Dios para con sus seres creados a su imagen es parejo para hombres y mujeres. No queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento (2 Pe. 3:9). Él desea salvar a todos por igual. Nos ofrece esa posición de “escogidos” tanto a mujeres como a hombres: Vosotros no me escogisteis a mí, sino que yo os escogí a vosotros (Juan 15:16). El mundo dice que Dios no valora a las mujeres porque no les permite cierta posición, pero nuestra posición delante de Él no se basa en nuestro género.

Hay muchos puntos más de igualdad en la Biblia que podríamos destacar, pero estos tres son los más esenciales para nuestra identidad en Cristo. Podemos concluir que, en los aspectos más profundos de nuestra identidad como hijas de Dios, Dios nos trata completamente igual que a los hombres. No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer; porque todos sois uno en Cristo Jesús (Gal. 3:28).

Entonces, ¿por qué las personas dicen que la Biblia está en contra de la igualdad de género? Lo dicen porque Dios sí hace diferencia entre mujeres y hombres. Son diferencias que muchas mujeres resisten al estudiar su Biblia. Son diferencias de roles. Probablemente conoces estas enseñanzas bíblicas así que solo las voy a explicar brevemente.

El rol de ayuda idónea en el hogar. No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea (Gen. 2:18). Dios diseñó a la mujer como la contraparte perfecta del hombre que creó primero. Dios también instruye a la mujer en el Nuevo Testamento que se someta a su esposo como la iglesia se somete a Cristo (Ef 5). En el diseño de Dios para la familia, el hombre es la cabeza del hogar, y la mujer se somete gozosamente a su liderazgo. El mundo iguala “ayuda” y “sumisión” a “inferioridad”. ¿Tú crees esto?

El rol de aprendiz sumisa en la iglesia. Yo no permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre (1 Tim. 2:12). Dios ha dejado muy claro en este, y otros, pasajes del Nuevo Testamento, que la autoridad y enseñanza principal en la iglesia se lleve a cabo por hombres. La mujer puede y debe enseñar a otras mujeres y niños (Tito 2), pero tener autoridad (en posición o enseñanza) sobre los hombres no le es permitido en el plan de Dios para su iglesia. Las mujeres deben modelar un espíritu afable y sumiso en todos los escenarios de su vida, pero la Biblia no prohibe que la mujer tenga autoridad sobre hombres en alguna empresa o en la política.

Es importante notar que Dios nunca indica inferioridad del género femenino como razón para esta diferencia de roles. Dios es un Dios de orden y creatividad. Lo demostró cuando creó a los animales, las plantas, incluso el sol, la luna y las estrellas. Vemos orden en muchas áreas de la vida. ¿El vicepresidente de una compañía es una persona de valor personal inferior al presidente? Función o posición de autoridad no indica grado de valor personal.

En las historias de la Biblia, y la historia del mundo, hay un sinfín de historias trágicas y tristes sobre el abuso y maltrato de hombres hacia mujeres. El pecado ha roto este mundo, y las mujeres hemos sufrido como objetos de ese pecado. Pero el pecado no cambia el diseño original de la creación de Dios.

Como joven y ahora como mujer de carácter fuerte e independiente, he tenido que luchar con este tema. He llegado a la conclusión que mi perspectiva depende de una sola gran pregunta:

¿Confías en tu Diseñador?
¿Realmente crees que Dios es sabio, bueno, y soberano? Si Él te creó y diseñó, ¿no sería Él mismo que mejor sabe cómo funcionas? ¿Has considerado que Dios estableció el orden de esposo-> esposa-> hijos en el hogar porque ama profundamente a las mujeres y quiere que desarrollen su identidad y diseño en el hogar sin obstáculos? Él no quiso cargar sobre nuestros hombros una responsabilidad que no nos diseñó para cargar. ¿Has pensado que, por amor a su iglesia, Él equipó y diseñó a los hombres para llevar a cabo la dirección y enseñanza de su rebaño?

Chicas sabias, quitémonos los lentes del mundo y pongámonos los lentes de Dios. ¡No escuchemos los gritos de mujeres que no entienden ni aceptan el dominio de Dios sobre sus vidas! Estudiemos los roles que Dios ha diseñado para su creación, y gocémonos en sus dones perfectos. Lee capítulo nueve de Chicas sabias en un mundo salvaje, y ¡deléitate en el privilegio que tienes de vivir el diseño perfecto de tu Creador!

Reto
Lee:
Chicas Sabias en un Mundo Salvaje: Capítulo 9: Roles; y Capítulo 10: Conducta Sexual (p. 129-162)
Génesis 2:18-25; Efesios 5
Memoriza:
Génesis 2:24 Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.

Reflexiona:
¿Tienes un genuino deseo de entender los roles de género que la Biblia establece? ¿O te has dejado llevar por el mundo a tal grado que ya no quieres saber nada más?
¿Te deleitas en el hecho de que tu Diseñador te hizo mujer para un propósito especial? Comprométete hoy a dedicarte a glorificarle a Él con cada aspecto de tu feminidad.
¿Qué perspectiva tienes del sexo? ¿Te satisfaces con demasiada facilidad, aceptando la versión pervertida y deficiente del placer sexual que el mundo ofrece?
Ora:
Diseñador Perfecto, reconozco que las voces a mi alrededor han encontrado lugar en mi corazón y mente. Someto mi concepto de la feminidad y el sexo a tu Palabra, y te pido que me des una comprensión mayor de tu plan perfecto. ¡Te alabo como el Creador todo sabio!

True Woman 2022
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Sobre el autor
Susi Bixby
Tiene 21 años de casada con Mateo, y ama a sus tres regalos de Dios: Aaron, Ana y David. Deseando vivir el diseño de Dios para su vida, dedica la mayor parte de su energía a su familia. Es esposa … leer más …

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Carta de un padre a su hija (sobre la vida en un mundo que degrada a las mujeres)

Coalición por el Evangelio

Carta de un padre a su hija

Querida Ava*:

Una parte de mí desearía no tener que escribirte esta carta.

Verás, desearía que viviéramos en un mundo donde todos los hombres siempre traten a las mujeres con dignidad y respeto.

Por desgracia, ese no es nuestro mundo, por lo menos no todavía. A pesar de que hay mucho bien, belleza y verdad en nuestro mundo, ambos sabemos que está lejos de ser perfecto. Entonces, si queremos vivir bien como seguidores de Cristo Jesús, tenemos que enfrentarnos al mundo como es, no como desearíamos que fuera.

Por eso te escribo esta carta.

Estas son algunas cosas que quiero que sepas, no para asustarte, sino para prepararte:

1. Nuestro mundo está fundamentalmente roto

Es un mundo caído. No es como Dios quiere que sea. De manera particular, lo vemos en la forma en que demasiados muchachos y hombres cosifican a las mujeres y a las adolescentes.

Si queremos vivir bien como seguidores de Cristo Jesús, tenemos que enfrentarnos al mundo como es, no como desearíamos que fuera 

Puede ser a través de palabras despectivas de hombres hacia mujeres que las amenazan y las degradan, o un contacto físico no deseado. O, como hemos visto en las noticias, puede llegar hasta una violación. Desde que Adán y Eva se rebelaron contra Dios, la humanidad ha estado desordenada en sus deseos y en su comportamiento, incluyendo el comportamiento sexual.

Esto significa que debes ser sabia al interactuar con otros jóvenes y hombres en nuestra cultura. Ahora, para aclarar, no me refiero a que debes estar paranoica o asustada: gracias a Dios, hay muchos hombres y jóvenes buenos en tu vida, ya sea en la familia, la iglesia y la escuela. Hay muchos hombres en los que puedes y debes confiar. Están aquí para ayudarte y cuidarte en la medida que creces.

Sin embargo…

Habrá algunos muchachos y hombres que intentarán aprovecharse de ti. Intentarán usarte y tal vez aun abusar de ti. Esto es culpa de ellos. Deberían estar avergonzados de sí mismos y deberían ser detenidos. Pero, hasta el momento en que te encuentres en esa situación, tendrás que ser sabia. Tu madre te ha enseñado bien sobre esto. Recuerda sus palabras: “Tu cuerpo solo le pertenece a Dios y a ti”. Así que, usa tu intuición: si te sientes incómoda en cualquier situación, vete. Ten cuidado con quién pasas tiempo a solas. No te pongas en situaciones en las que estarás vulnerable.

2. Nuestra cultura moderna está increíblemente sexualizada

Habrá algunos muchachos y hombres que intentarán aprovecharse de ti… tendrás que ser sabia 

Lo has visto por ti misma.

En nuestra cultura actual, el valor de una mujer no se mide por el contenido de su carácter, sino por su apariencia externa; por cómo lucen cuando son comparadas con el estándar de belleza retocada de nuestra cultura. Es tan difícil de evitar, ¿no es cierto? Desde Cardi B y su WAP, hasta la publicidad, ropa y maquillaje. Tu valor se basa en lo “sexy” que te ves (lo cual es perturbador, por decir lo menos).

No tengo que decirte qué gran trampa resulta esto para tantas adolescentes y mujeres, y lo presionada que se sienten de estar a la altura de un estándar impecable e imposible que ningún mortal puede cumplir. Cuando la identidad está ligada a nuestra apariencia, el autodesprecio, el odio a uno mismo, pueden surgir muy fácilmente.

Pero, afortunadamente, hay esperanza. Hay una mejor historia que la Biblia cuenta sobre tu identidad y valor como ser humano.

Cuando se trata de tu identidad, quién eres, recuerda que lo que importa es la visión que Dios tiene de nosotros: a sus ojos, somos portadores de su imagen, tenemos un inmenso valor. Además, como cristianos, estamos limpios de todo pecado. Somos miembros muy amados de su propia familia. Hemos sido resucitados espiritualmente a una nueva vida, ya no estamos muertos en nuestros pecados, aun mientras esperamos ser resucitados físicamente en ese Día Final. Nuestra identidad está segura en Él.

Recuerda que lo que importa es la visión que Dios tiene de nosotros: a sus ojos, somos portadores de su imagen, tenemos un inmenso valor 

Si tu identidad está segura, entonces no perseguirás la afirmación o el aplauso del mundo. No te sentirás tentada a hacer cosas simplemente para encajar con las personas que te rodean: cosas de las que puedes arrepentirte más adelante. Podrás aferrarte a lo que trae honor a Dios, es puro y verdaderamente hermoso.

3. Busca en Dios para satisfacer tus necesidades más profundas

Muchas personas, incluyendo a mujeres y adolescentes, anhelan el amor y la afirmación de hombres y jóvenes. Si bien Dios nos ha creado como seres relacionales, buscar primero en otras personas (incluyendo en novios y esposos) la satisfacción de tus necesidades emocionales, eventualmente te dejará sintiéndote vacía e insatisfecha. Solo Dios puede satisfacer nuestras necesidades emocionales más profundas. Como un hombre famoso dijo una vez: nuestros corazones estarán inquietos hasta que encuentren su descanso en Él.

4. Celebra la perspectiva de Dios sobre el sexo

Como les escribí a tus hermanos (en otra carta), el sexo no es un juguete o un juego al que juegas con quien quieras y cuando quieras, sino un regalo precioso que solo debes compartir con tu persona más íntima: un cónyuge. Nuestro mundo ve esta visión cristiana del sexo como anticuada y opresiva, pero es todo lo contrario. Cuando se usa de acuerdo con las instrucciones de nuestro Creador, el sexo es increíblemente maravilloso y liberador. Pero cuando se usa en contra de su buen diseño, puede ser increíblemente destructivo y dañino. De hecho, debido a que nuestra cultura ha rechazado la visión de Dios sobre el sexo, las adolescentes y las mujeres corren un mayor riesgo de sufrir daños y agresiones sexuales.

5. El trato de Jesús hacia las mujeres es un indicador de tu dignidad

Jesús trató a las mujeres de su vida con la dignidad que merecían, una dignidad que les pertenece por ser seres humanos, hechas a imagen de Dios 

Jesús trató a las mujeres de su vida con la dignidad que merecían, una dignidad que les pertenece por ser seres humanos, hechas a imagen de Dios. No eres inferior ni menos que cualquier hombre. Además, Jesús te ama tanto que dio su preciosa e infinita vida para rescatarte. El camino hacia la vida eterna se ha abierto para ti y para todas las mujeres, al igual que a los hombres. Nunca olvides esto.

6. Sé un ejemplo y sirve a quienes te rodean

Sé que ahora mismo estás nadando contra corriente. Estás sintiendo la presión de nuestra cultura sexualizada. Estás luchando por permanecer fiel a Jesús en un mundo que lo rechaza. Sin embargo, con solo continuar confiando en Él, puedes tener un impacto. Con solo mantenerte firme contra la corriente de nuestra cultura, estás sirviendo a quienes te rodean. Les estás mostrando que hay otra manera de vivir. Una mejor manera.

Es posible que no lo vean en este momento. Ahora, probablemente te vean como la perdedora cultural que se pierde toda la diversión. Pero con el tiempo, muchos de ellos probarán con tristeza el amargo fruto de la revolución sexual. Muchos comenzarán a preguntarse si existe una mejor manera de vivir la vida y la sexualidad. Después de Dios, puedes ser a quien ellos busquen. Puedes mostrarles el camino; un camino que conduce a la vida y al gozo, no al dolor y la tristeza. El camino de la verdadera satisfacción, significado y propósito: el camino de Dios en Jesucristo.

7. Conoce qué es la verdadera belleza y esfuérzate por conseguirla con todo tu corazón

Mientras atraviesas tu adolescencia con todas sus presiones, hormonas, alegrías y desafíos, aférrate a Jesús 

Como mencioné anteriormente, la perspectiva de la belleza de nuestra cultura comienza y termina con su apariencia física. No es de extrañar que las adolescentes y mujeres de todo el mundo gasten miles de millones al año tratando de lucir lo más bellas físicamente posible. Por desgracia, están persiguiendo la belleza equivocada.

Permíteme aclarar que no estoy diciendo que esté mal lucir bien. Pero creo que hay una belleza más profunda y valiosa que todos deberíamos perseguir: la belleza del carácter interior (1 P 3:4). Esta es una belleza que nunca se desvanecerá ni envejecerá. Nunca te sentirás presionada por ella. No morirás mil muertes como aquellos que confían en su apariencia externa envejecida como su fuente de belleza. Esta belleza interior te hará verdaderamente hermosa.

Mientras atraviesas tu adolescencia con todas sus presiones, hormonas, alegrías y desafíos, aférrate a Jesús. Es un hombre que nunca jamás te defraudará. Él satisfacerá tus necesidades más profundas. Él te sustenta. Ahora y siempre.

Con amor,

Papá

* He cambiado el nombre de mi hija para proteger su privacidad.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition: Australia. Traducido por Equipo Coalición.

Akos Balogh es el CEO de TGCA. Está casado con Sarah, y tiene tres hijos. Akos nació en Budapest, y fue bendecido de poder venir a Australia como refugiado en 1981. Llegó a la fe al final de la escuela secundaria, a través de la influencia de amigos, familia, y la lectura de la Palabra en la escuela. Estudió Ingeniería Aeroespacial en la UNSW, antes de trabajar en la RAAF durante cinco años. Después de completar su B.Div. de Moore Theological College, tuvo la alegría de servir en AFES durante seis años, en Southern Cross University en Lismore. Akos bloguea semanalmente en akosbalogh.com. Puedes contactarlo en Twitter.

Las Mujeres y la Tentación Sexual: Aprendiendo a Hablar Sobre la Lujuria

Evangelio Blog

Las Mujeres y la Tentación Sexual: Aprendiendo a Hablar Sobre la Lujuria

Por Kelly Needham

Durante el tiempo que he estado en la iglesia, he sabido que el pecado sexual es la lucha de un hombre. Lujuria, fantasías sexuales, pornografía, masturbación. Éstas eran todas cosas comunes al hombre, no comunes a la mujer. Entonces, ¿qué iba a hacer cuando el catálogo Victoria’s Secret de mi mamá llegara, y me escondiera en secreto sobre las fotos deseando verme como esas mujeres? ¿O cuando reproduje las escenas íntimas y sexuales del Titanic en mi cabeza? ¿O cuando descubrí que ciertas partes de mi cuerpo se sentían muy bien cuando eran tocadas de cierta manera? Una niña cristiana no debe ocuparse de tales cosas.

Pero la verdad es que la lujuria es una tentación común a la humanidad, no sólo a los hombres. La lujuria es un deseo de algo que no es del tuyo tener. Y un montón de mujeres, yo incluida, han codiciado la búsqueda y la intimidad de un marido antes de que fuera nuestro para tener. Podríamos no luchar de la misma manera que nuestros hermanos, pero cada uno de nosotros conoce la atracción de las tentaciones lujuriosas. Para la mayoría de las mujeres, la batalla lujuriosa nace en las emociones. Danos una comedia romántica efusiva o un libro sensual como The Notebook, y se puede hacer en nosotras. Para las mujeres, la idea de la intimidad emocional y la sensualidad puede ser mucho más tentadora que un cuerpo desnudo.

Pero, independientemente de donde surja la tentación, entregarse a la lujuria es pecado. Y como todo pecado, tenemos que confesarlo y recordar la sangre de Jesús derramada por ello. Pero me temo que demasiadas mujeres dejan el pecado sexual sin tratar porque creen la mentira de que la lujuria es la lucha de un hombre. Esta es mi motivo, incluso de surgir un tema tan sensible y algo controvertido: el pecado no confesado inhibe la curación que nuestras almas necesitan y nos aleja de una realidad experimental de nuestro perdón en Cristo ( Santiago 5:16 ; 1 Juan 1:9).

Iniciar la Conversación

¿Cuándo fue la última vez que alguien en su grupo de oración confesó mirar pornografía? ¿O la masturbación? ¿O entretener las fantasías sexuales? O repetir ciertas escenas sensuales románticas una y otra vez? Garantizado, estas luchas por el pecado están sucediendo en tu iglesia. (Yo sé que están en la mía.) Pero cuando no hablamos de ello, un mensaje sutil se transmite: Los pecados sexuales son inaceptables entre las mujeres.

Mi esposo y yo lideramos el grupo de la universidad en nuestra iglesia. Cada año hago un punto de abordar los problemas del pecado sexual cuando apenas las damas están juntas. Comparto mi esperanza de que nuestro grupo de origen sea un lugar seguro para que ellas lleven el pecado a la luz, incluso los «desordenados» como la masturbación, las fantasías o la pornografía. Comparto brevemente que luché en silencio con la masturbación y las fantasías durante años. Aprender a confesar mis pecados a Dios y a los demás fue el comienzo de mi victoria a través de la Buena Noticia de todo lo que Jesús ha hecho por mí. Les recuerdo a nuestras chicas universitarias que todos llevamos las sucias manchas del pecado y que Cristo puede limpiarlas a todas.

Cada año muchas mujeres jóvenes confiesan sus pecados sexuales ocultos y batallas con la lujuria por primera vez. Algunas comparten que esa lujuria se convirtió en una lucha después de haber sido abusadas. Algunos eran simplemente niños curiosos cuando descubrieron las partes de su cuerpo que se sentían bien cuando se tocaban. Algunas fueron expuestas a películas y libros que abrieron la puerta a la lujuria demasiado temprano en la vida. Algunas eran sexualmente activas antes de ser salvadas y, aunque ahora permanecen abstinentes, todavía luchan un intenso deseo de intimidad sexual. Otras habían sido tan abrigadas que no sabían que las cosas extrañas que hicieron en la ducha tenía un nombre. Todas estas mujeres sabían que estas cosas estaban mal pero no sabían cómo parar o con quién hablar.

La conversación franca y directa puede quitar el «poder» que estos pecados sexuales parecen tener. Estas conversaciones abren las puertas para que el diluvio purificador del evangelio se lave sobre todas nuestras manchas sucias. Hasta que no sienta la gloriosa verdad de que no hay condenación para los que están en Cristo, no encontramos la confianza para correr a nuestro Salvador por la victoria sobre los pecados sexuales.

Ya sea que usted misma ha luchado con estos deseos sexuales usted o no, usted puede ayudar a comenzar la conversación que muchas de sus hermanas en Cristo necesitan tener. Comparta su propia historia o mencione brevemente cómo el pasaje de la Escritura que están estudiando juntas se aplica a la lujuria o, a la tentación sexual. Y cuando la lujuria se menciona, no lo discuta como sólo una lucha de un hombre.

Ayudando a las Mujeres a Luchar Contra la Lujuria

Debido a mi lucha oculta con la lujuria a través de los años, entré en matrimonio con un muro de vergüenza en torno a mi sexualidad. No tenía categoría de una buena sexualidad que fuera parte del diseño de Dios. Sí, sabía que era bueno en el matrimonio, y sabía que quería experimentarlo. Pero como nunca había oído a otras mujeres luchar con tales luchas, el hecho de que anhelaba experiencias sexuales me hacía sentir sucia y grosera. Así que ahora, como una mujer casada, ¿cómo se supone que aborde esto sin vergüenza, para buscar la sexualidad libremente?

Combatir el pecado sexual debe comenzar con la comprensión del propósito y el lugar de nuestra sexualidad. Lo mismo es cierto para entender el propósito de los alimentos en la lucha contra la glotonería. O el propósito del dinero en la lucha contra la codicia. La comida, el dinero y el sexo no son malos en sí mismos. Pero el uso indebido de ellos, por las razones equivocadas o en los caminos equivocados, es pecado.

Entonces, ¿cuál es el propósito y el lugar de nuestra expresión sexual? El Jardín del Edén es el lugar del primer momento de expresión sexual pura y desvergonzada. En Génesis 1, Dios ordena la expresión sexual: “Sed fecundos y multiplicaos.” Y en Génesis 2 vemos que es natural y normal que un hombre y una mujer sean sexualmente íntimos, “y serán una sola carne. 25 Y estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, y no se avergonzaban.” y eso no conlleva vergüenza alguna, “Y estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, y no se avergonzaban.” Esto nos recuerda dos importantes verdades:

  • El sexo es bueno.
  • El sexo es para un hombre casado y su esposa.

Debemos tener esas dos verdades en nuestro marco mientras luchamos contra el pecado sexual. Aquí está el porqué: La mayoría del pecado sexual no es un deseo de algo malo sino el deseo de algo bueno expresado prematuramente o en un contexto inapropiado. No podemos llamar mal al deseo de tener sexo en el matrimonio. Este es un buen deseo. Pero si Dios no ha proporcionado al cónyuge, entonces Su clara respuesta es todavía no, no ahora.

Cuando hablo con mujeres solteras que luchan con su deseo de ser sexy, de ser románticamente deseadas, primero les recuerdo: «¡Si Dios te da un marido tal regalo será para él y para tu matrimonio!” Esto evita el apego de la vergüenza innecesaria al deseo de sexo y le mantiene como regalo de Dios para los matrimonios. Conocer estas verdades puede dar a las mujeres el valor de hablar con Dios acerca de sus deseos y luchas y luchar contra el pecado sin vergüenza innecesaria.

La discusión bíblica sobre la sexualidad también puede impedir que las mujeres lleven la vergüenza al matrimonio. Puede prepararlas para que sean esposas sexualmente confiadas que entiendan el propósito y lugar del sexo y lo disfruten apropiadamente en el buen diseño de Dios. Pueden entonces usarlo para servir a su esposo y vivir en una unidad sana con el hombre que Dios les ha dado.

Persiga el Mayor Bien

Dios es la fuente de todos los buenos dones. Si el sexo en el matrimonio es algo que usted ve como deseable, ¡cuánto mayor es el Dador de ese buen regalo! Es suficiente para la longanimidad de los deseos insatisfechos. Él es el bien mayor. El sexo, como el alimento, está apuntando a la mayor realidad de El mismo. Jesús dijo que Él es el pan de vida. A Él es lo que la buena comida está señalando. Pablo dijo que el misterio del sexo está hablando de la unidad que tenemos con Cristo. La unión con Cristo es a lo que apunta el buen sexo.

Vuelva su energía para buscar a Cristo con todo lo que tiene. Mientras tanto, siga creando un espacio seguro para que las mujeres confiesen su lucha con el pecado sexual, para que las hijas de Dios puedan encontrar arrepentimiento, sanidad y restauración en esta área. Y que a través del poder del evangelio, podamos llegar a ser siervas más equipadas de nuestro Único y Verdadero Amor.

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Kelly Needham espera persuadir a tantas personas como sea posible que nada se compara con simplemente conocer a Jesús. Está casada con el cantante y compositor cristiano Jimmy Needham, cuyo ministerio de compartir el evangelio a través de la canción lo lleva a todo el mundo. Después de pasar muchos años viajando con su marido como su director y violinista, Kelly salió de la trayectoria para ser una madre de tiempo completo a sus dos jóvenes hijas.

Con sabiduría

Aviva Nuestros Corazones

Con sabiduría

Por Nancy DeMoss Wolgemuth

Según los investigadores, en un día común y corriente el promedio de las mujeres usa 7000 palabras. ¿Te has detenido a pensar en todo lo que la Biblia nos dice sobre el uso de las palabras? A continuación algunos ejemplos:

Abre su boca con sabiduría, y hay enseñanza de bondad en su lengua.” Proverbios 31:26.

¿Hablas con palabras sabias? ¿Estas reflejan la Palabra de Dios y Sus formas? O ¿eres rápida en lanzar tu opinión?

En las muchas palabras, la transgresión es inevitable, más el que refrena sus labios es prudente. Proverbios 10:19.

¿Hablas en demasía o refrenas tu lengua?

La suave respuesta aparta el furor, más la palabra hiriente hace subir la ira”. Proverbios 15:1.

Cuando te provocan, ¿respondes con gentileza? ¿o con palabras hirientes?

Toma un minuto y pídele a Dios que controle tu lengua hoy. Clámale que te ayude a hablar con sabiduría, moderación y gentileza.

Nancy DeMoss Wolgemuth

Nancy DeMoss Wolgemuth ha tocado las vidas de millones de mujeres a través del ministerio de Aviva Nuestros Corazones y del Movimiento de Mujer Verdadera, llamando a las mujeres a un avivamiento espiritual y a la feminidad bíblica. Su amor por Cristo y por Su Palabra es contagioso y permea todos sus alcances, desde sus conferencias hasta sus programas de radio (Aviva Nuestros Corazones, Revive Our Hearts y Seeking Him).

Ha escrito veintidós libros, incluyendo Mentiras que las mujeres creen y la Verdad que las hace libres, En busca de Dios (junto a Tim Grissom), y Adornadas. Sus libros han vendido más de cuatro millones de copias y están llegando a los corazones de las mujeres alrededor del mundo. Nancy y su esposo, Robert, radican en Michigan.