La homosexualidad destruye

La homosexualidad destruye

by John MacArthur 

Las Escrituras son claras en cuanto al tema de la homosexualidad: es pecado, tanto en el deseo como en el acto. 

Eso debería ser suficiente para todos los cristianos. Pero la Biblia también ilustra los efectos devastadores de la homosexualidad.

La imagen más impactante de la capacidad destructiva de la homosexualidad se encuentra en Génesis 19. Dos ángeles visitaron a Lot, sobrino de Abraham, en la ciudad de Sodoma, que estaba invadida por el pecado y la perversión sexual. 

Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde; y Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Y viéndolos Lot, se levantó a recibirlos, y se inclinó hacia el suelo, y dijo: Ahora, mis señores, os ruego que vengáis a casa de vuestro siervo y os hospedéis, y lavaréis vuestros pies; y por la mañana os levantaréis, y seguiréis vuestro camino. Y ellos respondieron: No, que en la calle nos quedaremos esta noche. Mas él porfió con ellos mucho, y fueron con él, y entraron en su casa” (vv. 1–3). 

Sin duda, Lot sabía qué tipo de corrupción reinaba en su ciudad y las malas intenciones que sus ciudadanos tendrían hacia sus espléndidos visitantes angelicales. Estaba claro que quería proteger a sus huéspedes, a los que sus vecinos nunca habían visto. Sin embargo, ya habían llamado la atención de los hombres de Sodoma. 

Aún no se habían acostado cuando los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa. Todo el pueblo sin excepción, tanto jóvenes como ancianos, estaba allí presente. Llamaron a Lot y le dijeron: ¿Dónde están los hombres que vinieron a pasar la noche en tu casa? ¡Échalos afuera! ¡Queremos tener relaciones sexuales con ellos!” (vv. 4–5, NVI).

No hay timidez en su demanda ilícita: no se avergüenzan de su objetivo y no intentan disimular sus malas intenciones. La perversión sexual dominaba tanto la ciudad que una multitud de presuntos violadores se había reunido abiertamente frente a la puerta de Lot, exigiendo acceso a sus visitantes.

Tontamente, Lot trató de razonar con la multitud lujuriosa.

Entonces Lot salió a ellos a la puerta, y cerró la puerta tras sí, y dijo: Os ruego, hermanos míos, que no hagáis tal maldad. He aquí ahora yo tengo dos hijas que no han conocido varón; os las sacaré fuera, y haced de ellas como bien os pareciere; solamente que a estos varones no hagáis nada, pues que vinieron a la sombra de mi tejado” (vv. 6–8). 

La oferta de Lot de entregar a sus dos hijas ilustra la influencia corrosiva de una corrupción tan generalizada. En el momento en que llegaron estos dos visitantes, supo que serían el blanco de toda la ciudad. De hecho, estaba dispuesto a sacrificar a sus propias hijas a la multitud para proteger a estos ángeles de ser acosados. El pecado sexual era tan común en esa ciudad que consideró la virginidad de sus propias hijas como una posible moneda de cambio. 

Pero su oferta no interesó a la multitud. Su lujuria se centraba en los dos ángeles. “Y ellos respondieron: Quita allá; y añadieron: Vino este extraño para habitar entre nosotros, ¿y habrá de erigirse en juez? Ahora te haremos más mal que a ellos. Y hacían gran violencia al varón, a Lot, y se acercaron para romper la puerta” (v. 9). No dudaron en recurrir a la fuerza —y potencialmente al asesinato— solo para satisfacer su deseo ilícito.

Apretujándose contra la puerta, el apetito de la multitud no se calmaba. El intento de Lot de salvar a los ángeles había fracasado; ahora les tocaba a ellos salvarle de los habitantes de Sodoma. “Entonces los varones alargaron la mano, y metieron a Lot en casa con ellos, y cerraron la puerta. Y a los hombres que estaban a la puerta de la casa hirieron con ceguera desde el menor hasta el mayor, de manera que se fatigaban buscando la puerta” (vv. 10–11).

Estos hombres estaban tan consumidos por la lujuria que ni siquiera el hecho de quedar milagrosamente ciegos los disuadió de su malvada persecución. Algunos teólogos liberales han tratado de argumentar que el gran pecado de Sodoma no fue sexual en absoluto, sino que fue una falta de hospitalidad. Judas 7 descarta tal disparate: “Como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquellos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno”.

Sodoma no es solo un ejemplo del juicio decisivo de Dios contra los pecadores rebeldes. Es una vívida ilustración del peligro destructivo de los deseos sexuales desviados. La lujuria de esos hombres estaba completamente fuera de control. Los llevó a casi matar a Lot y derribar su puerta. Los llevó a andar a tientas a pesar de la ceguera repentina, aún persiguiendo la satisfacción pecaminosa. Tal es la corrupción consumidora de la lujuria desenfrenada.

“Gay” es un término absurdo para describir a aquellos que se han entregado al pecado homosexual. Ellos son todo menos gay. Es un estilo de vida de desesperanza y soledad, dedicado a un esfuerzo perpetuo e infructuoso por enterrar su enorme culpa bajo una campaña de autojustificación. Es un intento interminable por silenciar los gritos de la conciencia en pos de placeres malignos insatisfacibles.

El término gay es totalmente erróneo. Homosexual es el descriptor clínico. Pero el término bíblico es sodomita, e identifica el pecado por lo que realmente es: una pasión devastadora y lujuria totalmente fuera de control. 

Romanos 1 nos dice exactamente cómo es esto. Cuando las personas rechazan a Dios y suprimen la verdad de Su existencia, Él las entrega a la homosexualidad (Ro. 1:24–27) y luego las entrega a una mente depravada (Ro. 1:28). Una mente depravada significa que usted ni siquiera está en condiciones de funcionar. Las personas pasan de una revolución sexual a la homosexualidad y, finalmente, a la demencia. 

¿Qué puede haber más insensato que ignorar por completo la diferencia entre un hombre y una mujer? Eso es exactamente lo que hace el movimiento transgénero. Pero incluso la homosexualidad pervierte el diseño de Dios del hombre y la mujer, y demuestra que los homosexuales han negado la realidad misma. Por eso, Romanos 1:26 describe a los homosexuales como personas que tienen “pasiones vergonzosas” y “cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza”. La homosexualidad es degradante y, literalmente, va en contra de la naturaleza misma. 

En pocas palabras, la homosexualidad es un pecado autodestructivo.

A medida que continúa Romanos 1, Pablo explica esa realidad con mayor detalle en lo que se refiere tanto a los individuos como a la sociedad en general. Eso es lo que veremos en el próximo blog.

Fuente: https://www.gracia.org/library/blog/GAVB253006

Biblia y Homosexualidad | Cristianismo Primitivo

Biblia y Homosexualidad
LO QUE LA PALABRA DE DIOS -LA BIBLIA- DICE SOBRE LA HOMOSEXUALIDAD

«La apariencia de sus rostros testifica contra ellos; porque como Sodoma publican su pecado, no lo disimulan. ¡Ay del alma de ellos! porque amontonaron mal para sí»
(Isaías 3:9)

El propósito de este breve estudio no es «machacar» a los homsexuales, sino exponer lo que la Biblia declara sobre la Homosexualidad, y hacerlo sin rodeos. Dios ama a las personas y quiere que éstas sean salvas y libres, pero me siento en la responsabilidad de responder como cristiano ante las demandas del lobby gay, que en este tiempo están rebasando los límites de lo aceptable:

El Gobierno socialista español fue uno de los primeros en legalizar estas uniones equiparándolas al matrimonio con derecho a adopción de niños (de hecho las llama «matrimonio» cuando el origen etimológico del término es la expresión «matri-monium», es decir, el derecho que adquiere la mujer que lo contrae para poder ser madre dentro de la legalidad.)

Pero ya no se trata de que esta o aquella «iglesia» protestante nombre como obispos a homosexuales declarados y practicantes, o a que algún cura católico romano «salga del armario» como dicen ellos….

…algunos homosexuales ya no se conforman con tratar de hacer que aceptemos como natural su conducta sexual, ellos quieren más: Aunque suene a ciencia ficción quieren que se legalice la pederastia con una asociación que ellos llaman «Asociación para el amor entre hombre y niño» -en inglés las siglas son NAMBLA- (busque el término en internet). Les han recibido hasta en la ONU (Dicen que por error y entre otras asociaciones homosexuales, pero en todo caso les recibieron).

Desde hace décadas ciertos grupos homosexuales como NAMBLA han pedido la legalización de la pederastia.

Lo que nos parecía imposible, hoy comienza a ser una realidad.

Ellos -de esta asociación- incluso tienen como una página WEB donde reclaman este derecho -por si alguien no me cree: ver su web en http://www.nambla.org/ (No hay fotos obscenas, copie el enlace en su navegador para ver dicha web). La foto de la derecha es la de estos criminales de NAMLA en el día del orgullo gay en una ciudad de USA con una pancarta reclamando el derecho a mantener relaciones sexuales con niños.

Lo que hace unos años nos parecía impensable: la promoción de la pedofilia; es ya una realidad en los días del orgullo «gay» en ciudades como Madrid.

En la moderna Suecia o en el Reino Unido recientemente se han encarcelado (por breves periodos de tiempo, por el momento) a pastores protestantes por decir en público lo que la Biblia dice sobre la homosexualidad.

Leyes se proponen y aprueban para la corrupción de menores: pedofilia, cambio de sexo sin consentimiento de los padres, etc.

¿CUÁL FUE EL EL PECADO DE SODOMA?

«Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Yahveh en gran manera.» (Génesis 13:13)

«Aún no se habían acostado cuando los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa. Todo el pueblo sin excepción, tanto jóvenes como ancianos, estaba allí presente. Llamaron a Lot y le dijeron: ¿Dónde están los hombres que vinieron a pasar la noche en tu casa? ¡Échalos afuera! ¡Queremos acostarnos con ellos! Lot salió a la puerta y, cerrándola detrás de sí, les dijo: Por favor, amigos míos, no cometan tal perversidad» (Génesis 19:4-7)

«Porque de la vid de Sodoma es la vid de ellos, y de los campos de Gomorra; las uvas de ellos son uvas ponzoñosas, Racimos muy amargos tienen. Veneno de serpientes es su vino, y ponzoña cruel de áspides.» (Deuteronomio 32:32-33)

LA ACEPTACIÓN DE LA HOMOSEXUALIDAD: SIGNO DE LA DECADENCIA MORAL DE UNA SOCIEDAD
«He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso. Y se llenaron de soberbia, e hicieron abominación delante de mí, y cuando lo vi las quité» (Ezequiel 16:49-50).

La corrupción de menores es un delito tipificado en la legislación de varios países. Esta conducta antijurídica e imputable, es infraccional del Derecho penal.

Se entiende por corrupción de menores, la manipulación o abuso de incapaces por parte del autor del delito, quien hace participar a la víctima de forma prematura u obscena, en actividades de naturaleza sexual que perjudican el desarrollo de su personalidad.

En la actualidad, el artículo 183 bis del Código Penal dispone que «el que, con fines sexuales, determine a un menor de dieciséis años a participar en un comportamiento de naturaleza sexual, o le haga presenciar actos de carácter sexual, aunque el autor no participe en ellos, será castigado con una pena de prisión de seis meses a dos años». El citado precepto establece agravación de la pena –de uno a tres años- cuando se hubiera hecho presenciar al menor abusos sexuales.

LOS SEGUIDORES DE DIOS NO DEBEN ACEPTAR LAS DEMANDAS HOMOSEXUALES
Nos referimos a no aceptar como seguidores de Jesús, esta práctica como algo «natural» o una «alternativa». Debemos sin embargo tratar con respeto a las personas homosexuales y no insultarlas, menospreciarlas ni burlarnos de ellos.

Otra cosa es nuestra perspectiva de sus prácticas sexuales: Tolerancia cero.

«Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Yahveh Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, que desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas: Yo enriquecí a Abram» (Génesis 14:22)

Los delitos relacionados con la pederastia se sancionan con una pena de tres meses a un año de prisión (…) A diferencia de lo que ocurre con el racismo o el terrorismo, en España no está tipificado el delito de la apología de la pedofilia.

LAS CONSECUENCIAS DEL PECADO DE SODOMA: PRÓXIMO JUICIO DE DIOS
Antes del juicio de Dios (que siempre llega, tarde o temprano), Éste da la oportunidad de que nos arrepintamos: tanto del pecado de la homosexualidad o de cualquier otro en el que hayamos caído. Para eso Jesús murió en la cruz: para salvar también a los afeminados y a los homosexuales. ¡Ay de nosotros si despreciamos una salvación tan grande!

«Entonces Yahveh le dijo: Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo» (Génesis 18:20)

«Luego le advirtieron a Lot: ¿Tienes otros familiares aquí? Saca de esta ciudad a tus yernos, hijos, hijas, y a todos los que te pertenezcan, porque vamos a destruirla. El clamor contra esta gente ha llegado hasta el Señor, y ya resulta insoportable. Por eso nos ha enviado a destruirla» (Génesis 19: 12-13)

«Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste» (Lucas 17:28-29)

LO QUE DICE LA LEY DE DIOS
«No te acostarás con un hombre como quien se acuesta con una mujer. Eso es una abominación» (Levítico 18:22)

Comentario: Si se lee este pasaje de Levítico en su contexto se verá que se incluye la homosexualidad entre pecados abominables para Dios como el incesto, el bestialismo -relaciones con animales- etc. Es pues falso que la Biblia sea neutral respecto a la práctica homosexual.

«Cualquiera que practique alguna de estas abominaciones será eliminado de su pueblo» (Levítico 18:29)

Comentario: Con «eliminado de su pueblo» debemos entender que la práctica homosexual es incompatible con el ser cristiano. No podemos aceptar como miembro en la iglesia a alguien que siga practicando sin remordimientos, repulsa y arrepentimiento, la práctica homosexual.

EL JUICIO DE LA LEY DE DIOS SOBRE ESTE PECADO
«Y miró hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la tierra de aquella llanura miró; y he aquí que el humo subía de la tierra como el humo de un horno» (Génesis 19:28)

«Si alguien se acuesta con otro hombre como quien se acuesta con una mujer, comete un acto abominable y los dos serán condenados a muerte, de la cual ellos mismos serán responsables» (Levítico 20:13)

Comentario: No es el Dios de la Vida quien condena a muerte (al infierno eterno) al homosexual, es su propio pecado el que le condena y que le hace responsable y reo de muerte ante la Ley del Dios Santo.

El Dios de la Vida quiere que el homosexual como cualquier otro pecador (Todos lo somos) se arrepienta de su pecado, vaya a Jesús (no a una religión) y viva.

«La apariencia de sus rostros testifica contra ellos; porque como Sodoma publican su pecado, no lo disimulan. ¡Ay del alma de ellos! porque amontonaron mal para sí» (Isaías 3:9)

Comentario: ¿No es esto lo que pasa hoy en día con el pecado de la homosexualidad y el lesbianismo? Publican desvergonzadamente y sin disimulo a los 4 vientos su pecado para convencer a esta decadente y cauterizada moralmente sociedad de que les acepte.

No doble sus rodillas ante esta avalancha mediática.

«Porque se aumentó la iniquidad de la hija de mi pueblo más que el pecado de Sodoma, que fue destruida en un momento, sin que acamparan contra ella compañías» (Lamentaciones 4:6)

EL TRAVESTISMO ES ABOMINACIÓN ANTE DIOS:
«No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Yahvé tu Dios cualquiera que esto hace» (Deuteronomio 22:5)

EL LESBIANISMO ES UNA PASIÓN CONTRA LA NATURALEZA Y VERGONZOSA
«Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza» (Romanos 1:26)

LA HOMOSEXUALIDAD RECIBE EN SI MISMA CASTIGO
Comentario: Creo que no debemos pensar, como algunos energúmenos creen, que el castigo particular de Dios contra este pecado sea el SIDA u otra enfermedad similar que afecta a tantos inocentes (en ese caso todos deberíamos estar afectados por una enfermedad, porque todos somos pecadores ante Dios los unos lavados por la sangre de Cristo y los otros no-).

Estas enfermedades que se han propagado en un principio por causa de prácticas sexuales contra-naturaleza no son comparables con el venidero juicio de Dios cuando estemos ante Su Santo Trono para ser juzgados.

Personalmente, en tiempos peores para esta enfermedad y afortunadamente pasados gracias a los avances médicos, he visitado en hospitales a homosexuales afectados de SIDA a los que sus amigos «Gays» habían abandonado. ¡Que triste entonces ver que las falsas luces de éste mundo que perece se habían convertido en sombras, y las risas en lágrimas! Los homosexuales en lo profundo de sus corazones sufren por su pecado más de lo que podemos imaginar.

«y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío» (Romanos 1:27)

LA HOMOSEXUALIDAD O EL SER AFEMINADO EXCLUYE DEL REINO DE DIOS
Comentario: La Biblia tacha a la homosexualidad como depravada hasta el extremo porque niega la imagen de Dios a la que el hombre ha sido creado. Niega el plan de Dios para la sociedad por medio de la institución de la familia (fundada por Dios aún antes que la iglesia). Creo que es por esto y no otra cosa que es un pecado especialmente desagradable a Sus santos ojos.

«¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios» (1ª Corintios 6:9-11)

LA HOMOSEXUALIDAD ES ENEMIGA DEL EVANGELIO
Comentario: Ya es el tiempo en que en algunos países europeos, los homosexuales que reclaman para si mismos tolerancia y que no la tienen para los que pensamos que sus prácticas no son «normales» y sí contra-natura, están promoviendo leyes que envían a la cárcel a los pocos mártires (confesores de la Palabra de Dios) modernos que denuncian y hablan claramente de este pecado.

«Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina, según el glorioso evangelio del Dios bendito» (1ª Timoteo 1:8-11)

LA HOMOSEXUALIDAD ES CASTIGADA CON DESTRUCCIÓN
«condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente» (2ª Pedro 2:6)

LA HOMOSEXUALIDAD ES CASTIGADA CON FUEGO ETERNO
«como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquellos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno» (Judas 1:7)

HAY LIBERACIÓN Y PERDÓN DEL PECADO DE LA HOMOSEXUALIDAD
«¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis (…) ni los afeminados, ni los que se echan con varones (…) heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios» (1ª Corintios 6:9-11)

Se hace necesario decir aquí, en justicia, que de los alrededor de 80 países del mundo donde la homosexualidad está penada, ninguno de ellos es «cristiano». En 8 de ellos está penada con la muerte (todos ellos musulmanes), en otros 8 se les puede condenar a cadena perpetua, y en el resto es ilegal y está penada con penas más o menos duras. El cristiano no aprueba el pecado homosexual, pero debe entender que el homosexual está necesitado como cualquier otro hombre pecador, de la liberación de su pecado que solo Jesús puede dar.

SI ERES HOMOSEXUAL -¡Y HAS LLEGADO HASTA AQUÍ!- DEBES SABER QUE…
No eres más o menos pecador que el autor de esta Web. La única diferencia entre el mejor cristiano y el peor de los pecadores la hace Jesús de Nazaret. Tu pecado, y el mío, sea cual sea, no es sino una manifestación del pecado que hay en el corazón de todos nosotros.

El ser «más o menos bueno» o ser un homosexual practicante o un hombre que va a la iglesia cada domingo intentando cumplir los mandamientos de la Ley de Dios no nos libra:

«Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho trasgresor de la ley.» (Santiago 2:10,11).

Cuando incumplimos o transgredimos uno solo de estos mandamientos (en tu caso al ser homosexual y en el del que escribe esto pecados vergonzosos de otra índole) nos hacemos culpables ante toda la Ley de Dios, (por ejemplo: como el que cumple todas y cada una de las leyes de un país salvo una: robar bancos) y merecedores del castigo que Él en Su Santidad ha decretado para el pecado:

«Porque la paga del pecado es muerte» (Romanos 6:23)

Hay un lugar terriblemente real destinado a los que mueren en sus pecados, sean homosexuales o «cristianos» de nombre:

«Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo; mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga» (Marcos 9:43-48)

Ahora bien, hubo Uno: Jesús, que cumplió perfectamente la Ley:

«Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino Uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.» (Hebreos 4:14-16).

Ese es Jesús, el Buen Jesús. Él pagó en la cruz el precio que merecían tus y mis pecados, por eso Él es el Salvador:

«El cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación» (Romanos 4:25)

Por eso dice la Biblia:

«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios» (Juan 3:16-18).

Jesús murió por culpa nuestra. Dios no nos perdona de cualquier modo o porque le apetezca: nos perdona porque ya castigó nuestros pecados en Su Hijo, que tomó el pecado también de los homosexuales en la cruz. Ahora si te arrepientes (cambias de vida) y te vuelves a Él te digo que hay esperanza para ti, Dios te puede dar limpieza, pureza y una nueva vida, porque Dios dice en Su Palabra:

«Venid luego, dice El Señor, y estemos a cuenta: aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.» (Isaías 1:18)

A ti, que no sabes de qué están hechos sus próximos 5 minutos de vida, que estás desesperado, que buscas verdadera libertad, te toca decidir ahora dónde quiere pasar una eternidad. Solo tienes que arrepentirte de tus pecados y entregarle tu vida entera a Jesucristo. Así de sencillo: entregarle tú tu vida llena de miserias a Jesús y a cambio Él Te dará una nueva vida -Su Vida- de perdón y plenitud.

«Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, y Yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga» (Mateo 11: 28-30)

Si esto te ha hecho reflexionar te aconsejo que busques una buena iglesia genuinamente cristiana -no de la religión tradicional y «popular» ni uno de esos grupos «locos» que hay por ahí- y pidas poder hablar con el responsable (te recomiendo una iglesia bautista y si es reformada mejor). En el improbable caso de que no te hicieran caso o te tratasen mal, no te desanimes: sigue buscando y mira a Jesús, no a los hombres. Si no sabes si cerca de ti hay una escríbeme y trataré de ayudarte. (Para contactar hágalo a la dirección de correo: autorcristianismoprimitivo@gmail.com)

Quizás mañana sea tarde…

Artículo Fuente: https://www.cristianismo-primitivo.org/otros-estudios/biblia-y-homosexualidad

Expongamos la idolatría detrás de la ideología | Josué Barrios

Expongamos la idolatría detrás de la ideología

Josué Barrios

Debemos ser compasivos con las personas que sufren disforia de género. Sin embargo, es clave reconocer que ellas son bombardeadas por un engaño llamado «ideología de género», que no les brindará la paz que anhelan. También nuestros hijos son parte del objetivo de la agenda de esta ideología que invade nuestros países. Si amamos la verdad y a las personas, hablaremos la verdad en amor a las personas.

Ahora bien, cuando se trata de responder a la ideología de género, debemos reconocer que ella tiene en su bolsillo el cianuro para su suicidio intelectual, por decirlo de alguna manera. Esta es una razón para encarar con seguridad cualquier diálogo con personas que abracen esta ideología. Tan solo considera algunas de las contradicciones en sus doctrinas:

«No hay diferencias significativas entre el hombre y la mujer», pero la misma idea de ser transgénero y «cambiar de sexo» saca a relucir que sí hay diferencias profundas entre el hombre y la mujer.
«El género es independiente de la biología», pero se espera que las personas con disforia alteren su biología para «cambiar de género» mediante el uso de hormonas y mutilaciones irreversibles sobre cuerpos sanos.
Siguiendo el posmodernismo, se afirma que «toda afirmación de verdad (como los conceptos “hombre” y “mujer”) es solo una construcción social», promovida por algunos para mantener su poder en la sociedad mientras las minorías son oprimidas. Pero si toda afirmación de verdad es una construcción social con este fin… ¿No lo son también los postulados de la ideología de género?
El espacio aquí no basta para hablar de más contradicciones en esta ideología, ni para mencionar cuán absurdas pueden llegar a ser sus conclusiones a nivel público. Tan solo mira, por ejemplo, la lista creciente de «géneros» que puedes escoger en la configuración de tu perfil en Facebook, o piensa en el hecho de que «en un mundo donde millones de personas carecen de cuidados de salud básicos, hay naciones ricas que gastan dinero en la “construcción de vaginas” para hombres saludables».1

Más aún, si puedes definir tu género, ¿por qué no definir también tu edad o color de piel? ¿Qué hacemos con alguien que afirma ser de otra edad, raza o especie? Además, si toda identidad y orientación sexual debe ser afirmada, ¿qué hacemos con los intentos de las minorías que buscan justificar la pedofilia y hasta la bestialidad bajo el lenguaje del «amor»? ¿Cuál es el límite a las implicaciones de esta ideología?

Sí, podemos hablar mucho más sobre las contradicciones y los peligros evidentes de la ideología de género. Es necesario que lo hagamos. Sin embargo, el objetivo de este escrito no es hablar principalmente sobre eso. Quiero invitarte a reflexionar con la Biblia en lo que hay detrás de esta ideología.

Si este conjunto de dogmas es tan irracional y tóxico, ¿por qué tantas personas lo aceptan con fanatismo? Además, ¿cómo entender esa propensión nos ayuda a hablar la verdad en amor frente al engaño ideológico?

La ideología como religión
La Biblia enseña que la razón por la que podemos llegar a abrazar ideas irracionales es que no somos criaturas muy racionales después de todo. Debido a nuestro pecado e idolatría —que consiste en poner a otras cosas en el primer lugar que solo Dios merece y creer que eso nos saciará (Ro 1:21-25; Jer 2:13)—, el Señor en Su justicia nos dejó seguir nuestra mente separada de Él, como una forma de juicio: «Y así como ellos no tuvieron a bien reconocer a Dios, Dios los entregó a una mente depravada» (v. 29). Es por eso que no pensamos tan bien como debiéramos.

Además, un punto clave sobre nuestra humanidad es que Dios no nos hizo seres puramente racionales. Él nos hizo para que seamos más que simples calculadoras. Dios nos creó en amor para compartir Su deleite con nosotros, para que le adoremos y disfrutemos de comunión con Él para siempre. Por eso nos dio la capacidad de tener deseos, pues la adoración sin afectos sería mera hipocresía. Fuimos hechos para amar y adorar a Dios con todo lo que somos (Mt 22:37), lo que implica ser gobernados por el deseo por Dios.

Nuestros anhelos son capaces de sobreponerse a la razón. De hecho, tendemos a justificar y racionalizar las cosas que deseamos

Como fuimos hechos para adorar, se nos hace imposible no adorar algo. Si Dios no está en el centro de nuestras vidas, no podemos evitar desear algo más que llegue a ocupar el primer lugar y que elevemos como dios. Por eso la esencia del pecado es cambiar la gloria de Dios por algo más y convertirlo en lo más importante y deseable.

En palabras de Santiago, «cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión. Después, cuando la pasión ha concebido, da a luz el pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte» (1:14-15). Esto significa que el pecado no surge de la nada, sino que tiene su origen en nuestros deseos desordenados (el significado de la palabra griega traducida como «pasión»)

Somos criaturas más orientadas por nuestros deseos que por la mera razón. Es por eso que saber que codiciar está mal no necesariamente acaba con nuestra codicia (cp. Ro 7:7-8). Nuestros anhelos son capaces de sobreponerse a la razón, de manera que «los que viven conforme a la carne, ponen la mente en las cosas de la carne» (Ro 8:5). De hecho, tendemos a justificar y racionalizar las cosas que deseamos. Nuestros ídolos nos gobiernan, estemos conscientes de eso o no. Por eso Jesús habla del pecado como algo esclavizante (Jn 8:34).

En resumen, todo pecado es idolatría. Por tanto, debajo de toda ideología que pone ideas falsas por encima de la verdad también hay idolatría.

Cuando reconocemos esto, no es difícil detectar cuál es el ídolo detrás de la ideología de género: el yo que quiere definir su identidad y elevar sus deseos desordenados por encima de la verdad, asumiendo el lugar de dios en su vida y pretendiendo que eso lo hará feliz. En este sentido, la ideología de género —como toda ideología en realidad— es una forma de religión basada en una fe mal dirigida (¡y vaya que se requiere mucha fe ante tantas contradicciones en sus doctrinas!).

Debajo de toda ideología que pone ideas falsas por encima de la verdad también hay idolatría

Es por este individualismo que, como Tim Keller ha señalado, mientras que en el mundo romano antiguo acusaban a los creyentes: «Ustedes los cristianos son muy exclusivistas; amenazan el orden social porque no honran a todas las deidades», hoy el mundo occidental posmodernista e individualista nos acusa: «Ustedes los cristianos son muy exclusivistas; amenazan el orden social porque no honran todas las identidades».

Por eso el debate sobre la ideología de género se trata en realidad de una guerra espiritual por los corazones de las personas, contra las fuerzas espirituales que mantienen a las personas cautivas voluntariamente a la esclavitud de la idolatría (cp. Ef 6:12, 2 Co 4:3-4; 2 Ti 2:25-26). No podemos librar esta guerra sin tener en cuenta su dimensión espiritual y sin prepararnos con la armadura que Dios nos provee (Ef 6:10-18).

Aquí es donde aparecen las buenas noticias: nuestro Dios es poderoso y lleno de gracia para librar a las personas de la idolatría y traerlas a Él (1 Ts 1:9; 2 Co 4:6). Lo hizo en quienes hemos creído el evangelio; lo puede hacer también en los demás.

Respondamos ante la idolatría
Los activistas de la ideología de género dicen que el debate al respecto en la esfera pública debe estar exento de dogmas de fe y religión; sin embargo, como vimos, su ideología es una forma de religión y tiene dogmas que abraza por fe. No temamos señalar esto en la medida que sea posible. Identifiquemos la idolatría subyacente debajo de la ideología, en vez de enfocarnos solo en conversar sobre lo irracional y dañina que resulta, pues esto nos permite ir a la verdadera raíz del problema y apuntar a la solución que solo está en Jesús.

Nuestro Señor es el Hijo de Dios que vino a este mundo para vivir perfectamente en nuestro lugar, morir en una cruz por nuestros pecados y resucitar victorioso para traer libertad y vida eterna a todo el que cree en Él. En Cristo podemos tener comunión con Dios y empezar a vivir satisfechos en Él para siempre, de manera que podamos decir junto a Pablo que el vivir es Cristo (porque Él es lo más valioso y precioso que tenemos) y el morir es ganancia (porque la muerte solo nos acerca más a Él; Fil 1:21).

Expongamos la idolatría detrás de la ideología de género. Al hacerlo, expongamos también al Salvador que nos hace libres en verdad

Entonces, no nos conformemos con solo señalar las inconsistencias y consecuencias de la ideología de género. Cavemos más profundo. Esta ideología está mal no solo porque es ilógica y hace daño a las personas, sino primeramente porque nos esclaviza como lo hace todo pecado y porque es una forma de rechazar al Dios para el que fuimos hechos y el diseño con el que nos creó en Su voluntad perfecta. Solo Él es el Dios que puede saciarnos en verdad.

Hermanos, expongamos la idolatría detrás de la ideología. Al hacerlo, expongamos también al Salvador que nos hace libres en verdad (Jn 8:34). Esto no es opcional si queremos hablar la verdad en amor a las personas.

1 Sharon James, Gender Ideology: What Do Christians Need to Know? [Ideología de género: ¿Qué necesitan saber los cristianos?] (Christian Focus, 2019), p. 20.


Josué Barrios

Sirve como Director Editorial en Coalición por el Evangelio. Ha contribuido en varios libros y es el autor de Espiritual y conectado: Cómo usar y entender las redes sociales con sabiduría bíblica. Es licenciado en comunicación y cursa una maestría de estudios teológicos en el Southern Baptist Theological Seminary. Vive con su esposa Arianny y su hijo Josías en Córdoba, Argentina, y sirve en la Iglesia Bíblica Bautista Crecer como líder de jóvenes. Puedes leerlo en josuebarrios.com, donde su blog es leído por decenas de miles de lectores todos los meses. También puedes seguirlo en Youtube, Instagram, Twitter y Facebook, y suscribirte gratis a su newsletter con contenido exclusivo.

¿Debería asistir a una boda homosexual?

Por Kevin DeYoung 

Nota del editor:Este es el séptimo capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: La ética sexual cristiana

¿Por qué podría un cristiano negarse a asistir, atender o participar en una ceremonia de matrimonio entre personas del mismo sexo? Para hacer las cosas más simples, asumamos que este es un debate entre cristianos tradicionales que creen —como siempre ha creído la iglesia y como sigue creyendo la mayor parte de la iglesia mundial— que el comportamiento sexual entre personas del mismo sexo es pecaminoso y que el matrimonio es una unión conyugal y de pacto entre un hombre y una mujer.

Con este comentario aclaratorio, podemos abordar la cuestión directamente: ¿Por qué un cristiano se sentiría obligado por su conciencia a no asistir o participar en una boda gay? Lo que nos lleva a esta conclusión no es el fanatismo, ni el miedo, ni porque no sepamos que Jesús pasó tiempo con los pecadores. Es por nuestro deseo de ser obedientes a Cristo y por la naturaleza del evento de la boda en sí.

Una ceremonia de boda, en la tradición cristiana, es ante todo un servicio de adoración. Así que si la unión que se celebra en el servicio no puede ser aprobada bíblicamente como un acto de adoración, creemos que el servicio da crédito a una mentira. No podemos, con buena conciencia, participar en un servicio de adoración falsa. Entiendo que no suena muy bien, pero la conclusión se desprende de la premisa, es decir, que el «matrimonio» que se celebra no es en realidad un matrimonio y que no debe celebrarse.

Además, desde hace tiempo se entiende que los presentes en una ceremonia matrimonial no son simples observadores casuales, sino que son testigos que otorgan su aprobación y apoyo a los votos que se van a realizar. Por eso el lenguaje tradicional habla de reunirse «ante Dios y ante esta congregación». Por eso, en uno de los servicios matrimoniales modelo de la Iglesia presbiteriana de América, todavía el ministro dice:

Si alguien puede mostrar una causa justa por la que no puedan casarse legalmente, que lo declare ahora o que calle para siempre.

De forma muy explícita, la boda no es una fiesta para los amigos y la familia. No es una mera formalidad ceremonial. Es un acontecimiento divino en el que los reunidos celebran y honran la «solemnidad del matrimonio».

Por eso —por mucho que quiera tender puentes con una amiga lesbiana o asegurar a un familiar gay que me importa y que quiero relacionarme con él— no asistiría a una ceremonia de boda del mismo sexo. No puedo ayudar con mi pastel, con mis flores o con mi presencia a solemnizar lo que no es sagrado.

Al adoptar esta postura, a menudo he escuchado en respuesta cosas como estas:

Pero Jesús se juntó con los pecadores. No le preocupaba ser contaminado por el mundo. No quería alejar a la gente del amor de Dios. Siempre abría las compuertas de la misericordia de Dios. Él nos diría: «Si alguien te obliga a hornear un pastel, hornea para él dos».

Bien, pensemos en estas objeciones. Me refiero a pensar con unas cuantas frases y no solo con eslóganes y vagos sentimentalismos.

Jesús se juntó con los pecadores. Es cierto, más o menos (depende de lo que se entienda por «juntarse»). Pero Jesús creía que el matrimonio era entre un hombre y una mujer (Mt 19:3-9). El ejemplo de Cristo en los evangelios nos enseña que no debemos tener miedo de pasar tiempo con los pecadores. Si una pareja gay de la casa de al lado te invita a cenar, no la rechaces.

No le preocupaba ser contaminado por el mundo. Esa no es la preocupación aquí. No se trata de piojos o gérmenes del pecado. Nosotros mismos tenemos muchos de ellos.

No quería alejar a la gente del amor de Dios. Pero Jesús lo hizo todo el tiempo. Actuó de maneras antagónicas, que pudo hacerlas involuntariamente, pero más a menudo las hizo deliberadamente (Mt 7:6, 13-27; 11:20-24; 13:10-17; 19:16-30). Jesús apartaba a la gente todo el tiempo. Esto no es excusa para que seamos irreflexivos y poco amables. Pero debería poner fin a la noción no bíblica que dice que si alguien se siente herido por tus palabras o no amado por tus acciones, ipso facto fuiste poco amoroso de manera ridícula y pecaminosa.

Siempre abría las compuertas de la misericordia de Dios. Amén. Sigamos predicando a Cristo y prediquemos como Él lo hizo, llamando a todas las personas a «arrepentirse y creer en el evangelio» (Mr 1:15).

Si alguien te obliga a hornear un pastel, hornea para él dos. Este es, por supuesto, un principio verdadero y hermoso sobre cómo los cristianos, cuando son injuriados, no deben injuriar a su vez. Pero difícilmente puede significar que hagamos todo lo que la gente exige sin importar nuestros derechos (Hch 4:18-20; 16:35-40; 22:22-29) y sin importar lo que es correcto a los ojos de Dios.

Una boda no es una invitación a una cena o una fiesta de graduación o de jubilación. Incluso en un entorno completamente laico, sigue existiendo la sensación —y a veces las invitaciones de boda lo dicen— de que nuestra presencia en el evento honraría a la pareja y su matrimonio. Sería difícil, si no imposible, asistir a una boda (por no hablar de hacer el catering o el centro de mesa) sin que tu presencia comunique la celebración y el apoyo a lo que está ocurriendo. Y, por muy doloroso que sea para nosotros y para los que amamos, celebrar y apoyar las uniones homosexuales no es algo que Dios o Su Palabra nos permitan hacer.

Publicado originalmente en Tabletalk Magazine.

Kevin DeYoung
El Rev. Kevin DeYoung es pastor de Christ Covenant Church en Matthews, N.C., y maestro asistente de Teología Sistemática en el Reformed Theological Seminary de Charlotte, N.C. Es autor de numerosos libros, incluyendo Taking God at His Word [Confía en Su Palabra] y Just Do Something [Haz algo].

Lo que depara el futuro

Lo que depara el futuro

Por Denny Burk

Nota del editor:Este es el sexto capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: La ética sexual cristiana

El presidente Obama tuvo razón cuando dijo que la decisión de la Corte Suprema sobre el matrimonio gay cayó como un rayo. La decisión en el caso Obergefell vs. Hodges, que legalizó el matrimonio gay en todo el país, es realmente un punto de inflexión en nuestra vida nacional. Aunque la mayoría de los estadounidenses apoya ahora el matrimonio gay, muchos de nosotros consideramos esta decisión como una tragedia moral y judicial.

Desde el punto de vista jurídico, representa que cinco jueces no elegidos imponen a la nación una nueva definición del matrimonio. La sentencia no se basa en principios jurídicos sólidos, sino en las opiniones de cinco abogados que se adjudican el derecho a promulgar una política social. La Corte Suprema no tiene derecho a redefinir el matrimonio para los cincuenta estados, pero eso es exactamente lo que hizo.

Desde un punto de vista moral, la decisión es una completa subversión de lo bueno, lo correcto y lo verdadero con respecto al matrimonio. El matrimonio es la unión de pacto entre un hombre y una mujer para toda la vida. Su conexión con la procreación y los hijos nos ha sido revelada en la naturaleza, por la razón y por el sentido común. Además, la Biblia revela que el matrimonio es un símbolo del evangelio, del amor y del pacto de Cristo por Su iglesia (Ef 5:31-32).

La decisión del tribunal intenta poner todo eso patas arriba. Como resultado, se opone a la razón y al sentido común. Lo que es más importante, va en contra de los propósitos de Aquel que, para empezar, creó el matrimonio (Gn 2:24-25).

Una nueva realidad
Aunque me decepciona esta decisión, aún confío en que los cristianos seguirán dando testimonio de la verdad sobre el matrimonio, aunque la ley de nuestro país se ponga ahora en nuestra contra. Sin embargo, muchos cristianos se preguntan cómo avanzar en esta nueva realidad.

Soy pastor y esta pregunta es exactamente la que he escuchado de la gente de mi iglesia. Nuestros miembros, en general, no tienen preguntas sobre la enseñanza de la Biblia sobre la homosexualidad y el matrimonio. Eso lo entienden. Tampoco tienen dudas sobre su obligación de amar al prójimo, buscar su bien y estar en paz con todos (Mr 12:29-31; Lc 6:33; Ro 12:18). También entienden todo eso.

Su pregunta es cómo vivir lo que Jesús les ha llamado a ser cuando la gente los trate con hostilidad. Hace poco hablé con un miembro de la iglesia cuyo jefe es gay. Aproximadamente la mitad de sus compañeros de trabajo también lo son. Son sus amigos y tiene amor por ellos. Ella quiere mantener una relación con ellos y espera seguir formando parte de sus vidas. Pero le preocupa que sus creencias cristianas sobre el matrimonio y la sexualidad los alejen una vez que las conozcan. Lo último que tiene en mente es librar una guerra cultural o ganar un debate con ellos. Solo quiere un espacio para ser su amiga, aunque al final no estén de acuerdo con estas cuestiones fundamentales.

Podría contar otras historias de hermanos y hermanas en Cristo que no solo están preocupados por mantener las relaciones con sus amigos del trabajo, sino que también les preocupa enfrentarse al suicidio profesional si sus opiniones cristianas se dan a conocer entre sus colegas. Una vez más, no quieren entrar en una guerra cultural con nadie. Pero tampoco quieren enfrentarse a la pérdida de sus trabajos o a una reprimenda en su expediente de recursos humanos cuando no se presenten a la fiesta de la oficina para su compañero de trabajo que acaba de casarse con su pareja del mismo sexo. Están tratando de averiguar cómo ser fieles a Jesús, amigos fieles y empleados fieles cuando estas obligaciones parecen estar en tensión.

Ese es el reto que veo entre nuestros miembros. Lo que se preguntan es si su fe cristiana será tolerada en el espacio público. Y no me refiero a ningún deseo por su parte de hacer un proselitismo agresivo y odioso. Se preguntan si existirá un auténtico pluralismo en el país post-Obergefell, o si los puntos de vista cristianos sobre la sexualidad y el matrimonio están siendo excluidos de nuestra vida nacional.

Estoy muy agradecido por estos queridos hermanos y hermanas en mi iglesia. Ninguno de ellos ha expresado ningún pensamiento de abandonar las enseñanzas de Jesús debido a estas dificultades. Van a caminar con Cristo sin importar el costo. Alabo a Dios por eso. Pero aun así estoy preocupado por ellos y estoy orando por ellos. Son víctimas silenciosas en la primera línea de una guerra cultural en la que no quieren estar. Solo quieren seguir a Jesús en paz. A medida que las implicaciones de Obergefell llegan a sus vidas, oro para que puedan hacer precisamente eso (1 Ti 2:2).

La creciente oposición
Los cristianos están empezando a darse cuenta de que su lugar en la vida estadounidense está siendo juzgado en el tribunal de la opinión pública. No está nada claro si esto acabará bien para la iglesia cristiana.

A principios de este año, vimos cómo los gobernadores de Indiana y Arkansas abandonaban en sus estados las Leyes de Restauración de la Libertad Religiosa (RFRA por sus siglas en inglés). Fue un momento clave en nuestra vida nacional que puso de manifiesto el profundo cambio de actitud de Estados Unidos respecto a la homosexualidad, el desfase de los evangélicos con la nueva ortodoxia sexual y la voluntad de muchos estadounidenses de castigar a los evangélicos por sus creencias transgresoras.

Hemos visto a dos gobernadores republicanos dar marcha atrás con respecto a las RFRA estatales sobre las cuales hace tan solo diez años no había controversia alguna. Hemos visto a los medios de comunicación nacionales desestimar con sarcasmo nuestra primera libertad en la Carta de Derechos, usando comillas al mencionar la «llamada» libertad religiosa. Vimos cómo un político tras otro no quería o no podía presentar un argumento coherente a favor de la libertad religiosa. Y vimos a innumerables comentaristas denigrar la libertad religiosa como un eufemismo para el fanatismo y la discriminación. El columnista del New York Times, Frank Bruni, escribió que a los cristianos se les debería «obligar a quitar la homosexualidad de su lista de pecados». No es de extrañar que Nicholas Kristof haya dicho que «los evangélicos constituyen uno de los pocos grupos de los que es seguro burlarse abiertamente».

La libertad religiosa ha recibido una paliza épica en la vida estadounidense y parece que apenas estamos empezando. El foco del ataque parece estar en los evangélicos. Los evangélicos están empezando a sentir un desprecio abierto por parte de burladores refinados, que encuentran que nuestra antigua fe es estrafalaria y discordante con el país posterior a la revolución sexual. Ya no existe una «mayoría silenciosa» a la que los cristianos puedan apelar en busca de ayuda. Los evangélicos somos una auténtica minoría cuando se trata de nuestro compromiso con las enseñanzas de Jesús sobre la sexualidad. No es solo que a la gente no le gusten nuestros puntos de vista. Es que no le gustamos a la gente por ellos. De hecho, una encuesta reciente ha revelado que hay más personas que ven con buenos ojos a los homosexuales que las que ven con buenos ojos a los evangélicos.

¿Retirada o compromiso?
Sin duda, los cristianos evangélicos se enfrentan a una nueva realidad en la América post-Obergefell y se preguntan cómo avanzar. Oyen a algunos líderes aconsejar la retirada y la desvinculación de la cultura. Oyen a otros líderes decir que tenemos que participar en la guerra cultural con el tipo de política que marcó la antigua Mayoría Moral de la década de 1980.

Ninguna de las dos opciones muestra realmente lo que Jesús nos enseñó sobre nuestra relación continua con el mundo. Juan 17 recoge las palabras de la oración de Jesús justo antes de ser entregado para ser crucificado. Su oración se centró no solo en los once discípulos que quedaban, sino también en todos aquellos que creerían en Él por el testimonio de Sus discípulos. En resumen, Jesús oraba por nosotros.

Entre otras cosas, Jesús oró para que estuviéramos en el mundo, pero no fuéramos del mundo, por el bien del mundo.

Jesús oró: «No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno… Como Tú me enviaste al mundo, Yo también los he enviado al mundo» (vv. 15, 18). Esto significa que la desvinculación del mundo no es una opción para los cristianos. Él nos ha enviado al mundo sabiendo muy bien que nos enfrentaremos a la oposición: «En el mundo tienen tribulación, pero confíen, Yo he vencido al mundo» (16:33).
Pero estar en el mundo no significa ser del mundo. En el Evangelio de Juan, «mundo» no es una palabra genérica para el planeta tierra. Es un término técnico que denota a la humanidad en su caída y rebelión contra Dios (ver también 1 Jn 2:15-17). Así que cuando Jesús nos envía al mundo, sabe que nos envía a un reino de rebelión activa contra los propósitos de Su Padre. Pero Su expectativa es que nuestra presencia en el mundo sea una influencia «santificadora». ¿Por qué? Porque nuestra lealtad a Jesús y a Su Palabra nos «santifica» en medio de la podredumbre (Jn 17:16-17). Y ese es el punto.
Estamos en el mundo, pero no somos del mundo por el bien del mundo. Jesús dice que envía a Sus discípulos santificados al mundo para que «el mundo sepa que Tú me enviaste, y que los amaste como me has amado a Mí» (v. 23). En última instancia, nuestra santificación en el mundo tiene una misión: mostrar al mundo —en su caída y rebeldía— que Dios envió a Su Hijo a morir por los pecadores.
Sí, nos enfrentamos a una nueva realidad después de Obergefell. Pero sabemos cómo avanzar en esta nueva realidad porque Jesús ya nos ha dado nuestras órdenes de marcha. Él nos ha mostrado que la oposición del mundo es la norma, no la excepción, y sabemos que al final venceremos porque Jesús ha vencido (16:33).

Publicado originalmente en Tabletalk Magazine.
Denny Burk
El Dr. Denny Burk es profesor de estudios bíblicos en el Boyce College y pastor asociado de Kenwood Baptist Church en Louisville, Kentucky. Es autor de What Is the Meaning of Sex? [¿Cuál es el significado del sexo?] y coautor de Transforming Homosexuality [Transformar la homosexualidad]. Puedes seguirlo en Twitter @DennyBurk.

El remedio del evangelio para la homosexualidad

Por John Freeman 

Nota del editor:Este es el tercer capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: La ética sexual cristiana

La Biblia revela que el sexo fue creado por Dios y que es bueno. Fue Su idea. Las primeras palabras registradas que Dios dirigió a la humanidad encapsulan las enseñanzas de la Biblia sobre el sexo: «Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra» (Gn 1:28). Este mandato tan positivo demuestra que el sexo estaba destinado a glorificar a Dios, a cimentar el vínculo entre marido y mujer, a ser experimentado exclusivamente entre un hombre y una mujer en la relación matrimonial y a propagar la raza humana.

De este lado de la caída, el sexo y la sexualidad están distorsionados en mayor o menor grado. Sin embargo, hoy en día hay una controversia sobre la homosexualidad que hace estragos en los círculos evangélicos y, cada vez más, también en las iglesias reformadas. La homosexualidad no solo se presenta como algo bueno, sino que también como algo que se debe procurar con la bendición de Dios. Es alarmante que la aceptación del comportamiento homosexual entre los evangélicos profesantes esté aumentando. Escuchamos de algunas personas que el tipo de relaciones homosexuales que vemos hoy en día (amorosas y monógamas) no se abordan en las Escrituras. Aunque parece que esta tendencia va a continuar, estos puntos de vista revisionistas deben ser rechazados por los seguidores de Jesucristo.

La Palabra de Dios es firme en su visión negativa de la homosexualidad y el deseo sexual por el mismo sexo. La Biblia es la norma infalible por la que debemos ver la homosexualidad y entender el remedio del evangelio para ella. Desgraciadamente, la fiabilidad de la Biblia en este ámbito ha sido cuestionada por muchos de los que hoy afirman tener la fe cristiana. Los cristianos que ven las Escrituras como autoritativas e inspiradas no deben aceptar esta visión diluida de la Palabra de Dios. La Biblia revela la posición de Dios respecto a los problemas del corazón humano, siendo la homosexualidad uno de muchos.

¿Cómo deben pensar los cristianos acerca de la homosexualidad? Tenemos que entenderla de tres maneras. En primer lugar, las Escrituras siempre hablan de la homosexualidad en términos de una acción, algo hecho físicamente con otra persona, o de un patrón de pensamiento interno y activo de la mente y el corazón. La palabra griega más utilizada para describir la homosexualidad en el Nuevo Testamento es arsenokoitēs, que se refiere a un varón acostado con otro varón. Por lo tanto, siempre que se menciona, se define en términos de una actividad, un comportamiento o una persona que se involucra en ese comportamiento de corazón y cuerpo.

Segundo, la homosexualidad es considerada como pecado en todo lugar donde se menciona. Está prohibida y se ve expresamente como contraria a la voluntad de Dios. La Escritura lo afirma claramente en Génesis 19:4-9; Levítico 18:22; 20:13; 1 Timoteo 1:9-10; y Judas 7. Romanos 1:24-27 también describe la actividad de la pasión y la lujuria centrada en el corazón, así como el comportamiento. Se refiere tanto a hombres como a mujeres. El comportamiento se menciona en 1 Corintios 6:9-11, donde también aprendemos que fue el pasado de algunos cristianos de la Iglesia primitiva. Entre los que habían experimentado la salvación había antiguos practicantes de la homosexualidad.

Por lo tanto, el comportamiento homosexual del cuerpo y del corazón no solo se define como pecado, sino que también se describe como una consecuencia y efecto de la caída. Al referirse a la realidad del sexo que se ha desviado, Levítico 18:6-19 enumera más de una docena de formas de pecado sexual, incluyendo la homosexualidad y el sexo con animales. Una vez más, la gravedad del pecado sexual, en particular la homosexualidad, se declara con fuerza en Romanos 1:24-28 utilizando frases vívidas y sorprendentes como «la impureza en la lujuria de sus corazones», «pasiones degradantes» y tener una «mente depravada». Eso es además de los versos en Judas que hablan de quienes «convierten la gracia de Dios en libertinaje» y de la gente que «se corrompieron y siguieron carne extraña». Esta última designación está específicamente ligada a lo que sucedió en Sodoma y Gomorra.

Pero ¿realmente Dios tenía que transmitir que el mal uso del sexo en las formas mencionadas (y, por inferencia, los deseos que llevan a ese mal uso) está prohibido y se considera pecado? Sí, por supuesto. Nuestros deseos, especialmente los sexuales, nunca son neutrales. Ver el deseo del mismo sexo como neutral, especialmente cuando ese deseo cosifica a la otra persona sexualmente o la ve meramente como un objeto de pasión sexual, es malinterpretar la profundidad y complejidad del pecado. En la Escritura, el corazón se ve a menudo como el asiento de nuestros deseos. En Marcos 7:21, Jesús describe el corazón como el asiento de toda inmoralidad sexual y sensualidad. Estas propensiones se describen como cosas malas que provienen del interior. Él se refiere al deseo, ya sea que el objeto de ese deseo sea alguien del sexo opuesto o del mismo sexo. Santiago 1:14-15 nos dice que somos llevados y seducidos por nuestros deseos y que el deseo da a luz al pecado. El deseo no es una parte imparcial de nuestro ser, sino una parte muy activa.

Hay que reconocer que estos puntos de vista de la Escritura son ampliamente rechazados. Hay un factor predominante en el intento de legitimar bíblicamente la homosexualidad. En pocas palabras, en la cultura actual, nuestra sociología está interpretando, definiendo y determinando cada vez más nuestra teología. ¿Qué quiero decir con esto? Hubo un tiempo en el que los creyentes acudían habitualmente a la Biblia tanto para saber cómo pensar en las cuestiones de la vida como para encontrar soluciones a los dilemas a los que se enfrentaban, incluidas las cuestiones relacionadas con el sexo y la sexualidad. Ya no es así. Hoy en día, el impacto y la influencia de la red social de uno y la experiencia con los amigos y la familia han desplazado lo que la Biblia podría decir sobre este tema. Otro término para entender esta transferencia de autoridad y credibilidad de la Palabra de Dios a la experiencia personal es la acomodación cultural. Hoy en día, parece que mucha gente cree que las Escrituras deben someterse a nuestras experiencias o a las de otros.

También debemos señalar que la homosexualidad nunca se describe en la Escritura como una condición o estado del ser. Al contrario de la idea moderna de una «orientación» homosexual innata —un término que solo se ha utilizado con frecuencia en los últimos veinticinco años aproximadamente— este concepto no se encuentra en la Escritura. En la Biblia se asume que podemos inclinarnos u «orientarnos» hacia cualquier cosa a la que entreguemos continuamente nuestra mente y nuestro corazón. Si hacemos algo con el pensamiento o la acción suficientes veces y durante un período suficientemente largo, se arraigará en nosotros.

Sin embargo, hay que tener cuidado con el pensamiento simplista, especialmente cuando pensamos en nuestra responsabilidad, algo que muchos no creen tener cuando se trata de sus deseos o comportamientos sexuales. Somos el producto de complejas interacciones de muchos factores a lo largo de muchos años. ¿Por qué algunos son propensos a cualquier número de persuasiones psicosociales, como la ira, la depresión o la dependencia química? Aquí está la respuesta: no siempre elegimos nuestras luchas o tentaciones, pero somos responsables de lo que hacemos con ellas. Se desarrollan en nosotros a través de una complicada interacción de temperamento, influencias internas y externas, y nuestro propio ser hambriento, roto y pecador.

Cooperamos fácilmente y por naturaleza con estas influencias, de modo que los hábitos del corazón y del comportamiento se fortalecen y nos dominan. En cierto sentido, somos la suma de miles de pequeñas decisiones que hemos tomado. Hemos cooperado con el cultivo de nuestros deseos. Así que, a pesar de los factores externos que pueden haber estado en juego en el desarrollo de esas tentaciones que encontramos particularmente tentadoras, seguimos siendo responsables de llevar una vida piadosa, incluso en el área de la sexualidad.

Finalmente, necesitamos entender que Dios ofrece el perdón, un registro limpio y la restauración a través de Jesucristo para todos los pecadores arrepentidos, incluyendo aquellos que tienen una historia de comportamiento homosexual y otros pecados. Él no solo nos perdona como somos, propensos a hacer mal uso de Su don del sexo y de la sexualidad, sino que Su gracia en realidad nos enseña «que negando la impiedad y los deseos mundanos, vivamos en este mundo sobria, justa y piadosamente» (Tit 2:11-12). Esto no significa necesariamente que podamos fingir que no hemos abusado del sexo como parte de nuestra historia o que los deseos sexuales ilícitos no seguirán molestándonos o siendo una fuente de tentación, pero sí significa que la gracia de Dios nos da poder para vivir transformados como seguidores de Jesucristo. Él nos capacita para resistir la tentación y vivir para Su gloria.

Cristo es el mediador de esta gracia y capacita a los creyentes, pero la iglesia, el cuerpo de Cristo, también desempeña un papel crucial. Una vez escuché a un pastor decir: «El arrepentimiento es matar lo que me está matando sin matarme a mí mismo». No conozco a nadie que pueda hacer eso por sí solo. Aprender a caminar en obediencia y dar muerte a nuestro pecado y a nuestra naturaleza pecaminosa nunca es algo que se pueda intentar solo o aislado. El cambio bíblico es una actividad comunitaria. El llamado de la iglesia es ofrecer apoyo y ánimo a quienes experimentan atracción hacia el mismo sexo y otras tentaciones sexuales. Caminar con quienes son tentados de esta manera significa que los ayudamos a llevar las cargas de sus luchas y tentaciones, ofreciendo amistad y compañerismo, y ayudándoles a creer por primera vez o a volver a creer en el evangelio cada día. Eso es lo que Cristo hace por nosotros y lo que nosotros debemos hacer por los demás al enfrentarnos al pecado sexual. Al hacerlo, también se nos recordará que nosotros también somos perdonados por nuestras transgresiones.

Publicado originalmente en Tabletalk Magazine.
John Freeman
John Freeman es presidente de Harvest USA en Filadelfia, Pensilvania.

EL FIN DE LA FAMILIA

John MacArthur es el pastor-maestro de Grace Community Church en Sun Valley, California, así como también autor, orador, rector emérito de The Master’s University and Seminary y profesor destacado del ministerio de medios de comunicación de Grace to You.

En el año 1969, después de graduarse en el Talbot Theological Seminary, John llegó a Grace Community Church. El énfasis de su ministerio en el púlpito es el estudio diligente y la exposición versículo a versículo de la Biblia, con especial atención dedicada al antecedente histórico y gramatical detrás de cada pasaje. Bajo el liderazgo de John, los dos servicios matutinos de adoración de Grace Community Church colman el auditorio cuya capacidad es de 3500 personas. Varios miles de miembros participan cada semana en docenas de grupos de hermandad y programas de entrenamiento, la mayoría de ellos conducidos por líderes laicos; y cada uno de ellos, dedicado a equipar a los miembros para el ministerio a nivel local, nacional e internacional.

En el año 1985, John fue nombrado presidente de The Master’s College (anteriormente, Los Angeles Baptist College, y ahora, The Master’s University), una Universidad cristiana de cuatro años, acreditada en humanidades, en Santa Clarita, California. En el año 1986, John fundó The Master’s Seminary, una escuela de posgrado dedicada a la formación de hombres para que desempeñen roles pastorales y trabajo misionero a tiempo completo.

John también es el Presidente y profesor destacado de Grace to You. Fundada en el año 1969, Grace to You es la organización sin fines de lucro responsable de desarrollar, producir y distribuir los libros de John, los recursos de audio y los programas de Grace to You de radio y televisión. El programa de radio de “Grace to You” se emite más de 1000 veces diariamente a lo largo del mundo de habla inglesa, alcanzando a los centros de mayor población con la verdad bíblica. También se transmite casi 1000 veces al día en español, llegando a 23 países a lo largo de Europa y Latinoamérica. El programa de televisión de “Grace to You” se transmite semanalmente en DirecTV en los Estados Unidos y está disponible de manera gratuita por medio de Internet en todo el mundo. Todos los 3000 sermones de John, que abarcan más de cuatro décadas de ministerio, están disponibles de manera gratuita en ese sitio web.

Desde que completó su primer libro que fue un éxito en ventas, El Evangelio según Jesucristo, en el año 1988, John ha escrito cerca de 400 libros y guías de estudio, incluyendo Fuego Extraño, Avergonzados del Evangelio, El Asesinato de Jesús, El Hijo Pródigo, Doce Hombres Inconcebibles, Verdad en Guerra, El Jesús que no Puedes Ignorar, Esclavo, Una Vida Perfecta y la serie de Comentarios MacArthur del Nuevo Testamento. Los títulos de John han sido traducidos a más de dos docenas de idiomas. La Biblia de estudio MacArthur, el recurso que es la piedra angular de su ministerio, está disponible en el idioma inglés (NKJ, NAS y ESV), español, ruso, alemán, francés, portugués, italiano, árabe y chino.

En el año 2015, completó la serie Comentarios MacArthur del Nuevo Testamento. En sus 23 volúmenes, John lo lleva detalle por detalle, versículo a versículo, a lo largo de todo el Nuevo Testamento.

John y su esposa, Patricia, viven en el sur de California y tienen cuatro hijos casados: Matt, Marcy, Mark y Melinda. Ellos también disfrutan de la alegre compañía de sus 15 nietos.

Ideología de género: Tergiversación y verdad

Ideología de género: Tergiversación y verdad
CATHERINE SCHERALDI

Hasta hace unas décadas, las palabras sexo y género podían usarse de manera indistinta sin ningún problema. Hoy, sin embargo, las cosas son muy distintas. Mientras que el sexo se define como las características biológicas que hacen de un individuo varón o hembra, el género como tal (masculino o femenino) se denomina una construcción social y no biológica.

Según nuestra sociedad, la biología no tiene nada que ver con la identidad de género. Pero las cosas no son así tan sencillas.

La ciencia
Para entender cómo se determina el sexo de una persona, es importante regresar a la genética y la embriología. En el núcleo de cada célula hay genes con diferentes combinaciones de ADN (ácido desoxirribonucleico), las unidades hereditarias que determinan no solamente las características físicas de la persona, sino también el funcionamiento de cada órgano.

Las diferentes combinaciones en el ADN determinan las características de los seres humanos: el color de pelo, el tono de piel, o cualquier otra característica que marca la individualidad de cada persona. En los humanos, hay 23 pares de cromosomas (46 en total); 22 pares se conocen como autosomas y aparecen iguales en el sexo masculino y femenino. Además existe un último par, con los que llamamos “cromosomas sexuales”. Aquí existe una diferencia: las personas femeninas tienen dos cromosomas X (XX) y las personas masculinas tienen un cromosoma X y otro Y (XY).

El sexo es determinado por el tipo de gen que el feto reciba de sus padres. El hijo o hija recibe un cromosoma sexual de cada progenitor. La madre siempre donará un cromosoma X y el padre en ocasiones dona un cromosoma X y otras veces dona un cromosoma Y.

Aunque el sexo es determinado en el momento de la concepción, en el estado fetal el desarrollo de ambos sexos es idéntico hasta la sexta semana. Si el feto es masculino, entrará en juego una proteína conocida como proteína SRY, la cual se produce a partir de un gen en el cromosoma Y. Esta proteína ocasiona la formación de los órganos masculinos. Si la proteína SRY está ausente, se desarrollarán los órganos femeninos. Así, la composición genética (lo que llamamos el genotipo) es lo que determina cómo el individuo luce y funciona (lo que llamamos el fenotipo).

La caída
Cuando una persona dice sentirse más como el sexo opuesto al que su fenotipo demuestra, entonces se habla de disforia de género. Esa persona profesa sentimientos como si estuviera en el cuerpo del sexo equivocado, condición que ha sido denominada como transexualidad. El término disforia de género también se utiliza para hablar de personas que sienten que su género no es exclusivo (masculino o femenino) sino que dice ser “bigénero” e identificarse con ambos. También existen aquellos que se denominan “agénero”, porque sienten una ausencia de género o porque se consideran de un tercer género totalmente separado de los otros dos.

El pensamiento popular ahora es que lo que determina el género en el individuo no es su genética, sino lo que cada persona “siente”.

Dot Brauer, psicóloga clínica y directora del Centro de LGBTQA en la universidad de Vermont, define la identificación del género como “lo que se siente bien para la persona”. Ella dice que “en su generación toda la información fue dada desde una perspectiva limitada y con lenguaje limitado impartido en la clase de salud y aquello que fue aprobado por la junta de educación”, sugiriendo que ellos tenían una mente estrecha. Se dice que el género existe en una gama, afirmando que hay muchas diferentes expresiones entre los dos géneros. Lisa Fields, de WebMD, escribe que ser transgénero “se trata de lo que una persona siente en su interior”. El Dr. Michael L. Hendricks, un psicólogo clínico en Washington que trabaja con pacientes durante su transición (personas cambiando de lo que su biología ha determinado hacia lo que sienten), dice que no hay un patrón, sino que varía con cada paciente. Ahora es claro por qué Facebook tiene 71 diferentes géneros para que elijas en tu perfil.

La cosmovisión ha cambiado, y por lo tanto ha cambiado el lenguaje. Ya no es “género biológico”, como siempre se ha dicho, sino “género asignado”. Con esto se quiere señalar que el género fue asignado al nacer por el personal médico, sin saber si realmente ese será el género con el cual el niño o niña decidiría identificarse.

Como hemos visto, la biología, la embriología, y la genética demuestran que solamente hay dos sexos. Esta noción de que el género es independiente del sexo biológico es precisamente denominada una ideología porque no está basada en la ciencia. Aunque la disforia de género todavía es considerada como una anormalidad en la psiquiatría, eso parece estar por cambiar.

En el siglo XVIII, el mundo pasó por la revolución científica, donde la verdad se buscaba a través del método científico. Para que algo fuera aceptado como verdad tenía que ser probado a través de la experimentación y la corroboración de los resultados iniciales. Esto es efectivo cuando la información es medible, pero en otras áreas es impreciso.

Una de las áreas donde el método científico no tiene valor es precisamente en el área de las emociones. Muchas afirmaciones en el ámbito filosófico, moral, y psicológico fueron aceptadas como postulados científicos cuando en realidad el método científico no puede ser aplicado a ninguna de ellas.

A medida que la sociedad cambió, el hombre se volvió más egocéntrico e individualista, llegando a pensar que lo que establece la verdad para cada individuo es su propia opinión. En el mejor de los casos, el hombre de hoy piensa que si él no tiene la razón, la mayoría sí la tendrá. Esto es el fruto del corazón engañoso del hombre que lo lleva a creer que él siempre tiene la razón (Proverbios 21:2).

En nuestros días, la mayoría ha llegado a pensar que la autorealización es lo que trae la felicidad; esto es tierra fértil para la aceptación de algo como la ideología de género. Si la felicidad es un derecho y la verdad es relativa, entonces la tolerancia a cualquier ideología será el resultado natural, con el consecuente rechazo de cualquier verdad absoluta.

El evangelio
Es importante entender que con la caída del hombre en Génesis 3, todos los aspectos del ser humano fueron afectados. Esto incluye el desarrollo físico, la facultad mental, las emociones, y la dimensión espiritual. Dios nos creó para que hubiera armonía en todos los aspectos; sin embargo, con la entrada del pecado, esta armonía se perdió.

Los sentimientos y emociones de cada persona son reales y pueden ser bastante fuertes, aunque no necesariamente correspondan a la verdad de su biología. A pesar de esto, si permitimos que la verdad sea definida por los sentimientos y el individualismo, en vez de por aquello que corresponde a la realidad, entonces terminaremos en la posición que estamos hoy, donde nadie conoce lo que es verdad.

Si las personas con disforia de género son estimuladas a abrazar lo que es una patología, lo única que logramos con esto es empeorar su disfuncionalidad. Un 32-50% de las personas transgénero cometen un intento de suicidio aun en lugares como Suiza, donde esta ideología es aceptada. El cristiano siempre debe desear lo mejor para la otra persona. Para estas personas eso implicaría ayudarles a abrazar el diseño del creador. Esto seria amarles verdaderamente.

Con la caída del hombre todos los aspectos del ser humano fueron afectados. Esto incluye el desarrollo físico, la facultad mental, las emociones, y la dimensión espiritual.

Desde el surgimiento del deseo de Adán de ser como Dios y su subsiguiente caída, la cosmovisión secular tiene como su meta desplazar el control desde Dios hacia el hombre; quiere esconder la imagen de Dios, impuesta en Su diseño. El hombre desea ser su propio dios, para tener el derecho de decidir lo que quiere hacer y cómo hacerlo.

Sin embargo, 1 Crónicas 29:11-12 nos recuerda que solamente Dios está en control y Job 42:2 nos enseña que no hay nada que puede frustrar Sus planes. Los hombres están “entenebrecidos en su entendimiento” (Efesios 4:18) y su corazón es “engañoso” (Jeremías 17:9). Esto explica el porqué personas inteligentes y educadas no ven lo obvio y hasta ignoran las leyes de Dios que ellos mismos han descubierto a través de la ciencia para creer una mentira (Juan 3:19).

Dios ha hecho dos sexos que muestran la imagen de Dios, hombre y mujer, cada uno con características y virtudes diferentes. Y cuando ellos se unen en armonía, complementándose el uno al otro, la gloria y sabiduría de Dios es desplegada a través de las relaciones de forma única. La majestad y sabiduría del Señor es evidente en toda la creación del mundo, pero lo que mejor debe demostrar su gloria sobre todo lo demás es la corona de su creación: el hombre y la mujer. Ellos fueron los únicos que fueron creados a Su imagen y semejanza (Génesis 1:26-27).

Cuando borramos las diferencias entre los sexos, distorsionamos la imagen de Dios y, por lo tanto, la escondemos. Satanás puede mantener el mundo ciego (2 Corintios 4:4) llevándolo todo el tiempo a cambiar la verdad por la mentira (Romanos 1:25). Esto produce lo que Pablo dijo a Timoteo, “Pero los hombres malos e impostores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados” (2 Timoteo 3:13). Con todo, el próximo versículo nos recuerda lo que debemos hacer: “Sin embargo, persiste en las cosas que has aprendido y de las cuales te convenciste, sabiendo de quiénes las has aprendido”.

Dios ha hecho dos sexos que muestran la imagen de Dios, cada uno con características y virtudes diferentes. Y cuando ellos se unen en armonía, la gloria y sabiduría de Dios es desplegada.

Nosotros somos embajadores de Cristo para predicar el evangelio, y vivir Su diseño es otra forma de expresar que creemos Su verdad. Así glorificamos su nombre y afirmamos que existe un único y verdadero Dios, creador de todo lo visible e invisible. De esta manera el mundo queda sin excusas (Romanos 1:20).


​Catherine Scheraldi de Núñez es la esposa del pastor Miguel Núñez, y es doctora en medicina, con especialidad en endocrinología. Está encargada del ministerio de mujeres Ezer de la Iglesia Bautista Internacional. Conduce el programa Mujer para la gloria de Dios, en Radio Eternidad. Puedes seguirla en Twitter.

IDEOLOGÍA DE GENERÓ

Agustín Laje
Nació en la ciudad de Córdoba (Argentina) el 16 de enero de 1989. Desde muy joven comenzó a interesarse por las ideas políticas, convirtiéndose en columnista de importantes medios nacionales con solo 18 años. Es autor de los libros Losmitos setentistas (2011), Cuando el relato es una Farsa (2013) y su último trabajo se llama El libro negro de la Nueva Izquierda (2016), en coautoría con Nicolás Márquez. Es Licenciado en Ciencia Política por la Universidad Católica de Córdoba. Además, estudió contraterrorismo y combate contra el crimen organizado en el Center of Hemispheric Defense Studies, de la National Defense University en Washington DC. En 2020, se tituló como Máster en filosofía por la Universidad de Navarra. Ha sido premiado tanto en Argentina como en el extranjero numerosas veces.

Actualmente dirige el think tank «Fundación LIBRE». Sus columnas han sido publicadas en medios locales, nacionales e internacionales. Actualmente es columnista de La Gaceta de la Iberósfera, El American, PanamPost, AltMedia y El Liberal de España. Sus ensayos de filosofía política han sido premiados cinco años consecutivos en México por Caminos de la Libertad. Ha brindado conferencias en distintos países, tales como Uruguay, Argentina, Chile, Perú, Paraguay, Ecuador, Bolivia, México, El Salvador, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Guatemala, Puerto Rico, Estados Unidos y España.

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¿Qué dice la biblia acerca de la igualdad de género?

Por: Susi Bixby

“La Biblia habla contra la igualdad de género”.

“Dios es sexista porque les da más privilegios a los hombres”.

“Los cristianos oprimen y menosprecian a las mujeres y su Biblia les enseña a hacerlo”.

No dudo que hayas escuchado las acusaciones, y que hayas tenido dudas sobre este tema en tu propio corazón. Es un tema difícil, hecho más complicado por la retórica y terminología ambigua que a veces se usa.

¿Qué es la igualdad de género? Si buscas una definición, encontrarás algo parecido a esta de Wikipedia: La igualdad de género implica que hombres y mujeres deben recibir los mismos beneficios, las mismas sentencias y ser tratados con el mismo respeto. Aunque hay muchas diferentes maneras de entender este término, vamos a tomar esta definición como base. Entonces…

¿La Biblia enseña y apoya el trato equitativo y justo de las mujeres?

Quizá nos ayude contestar esta pregunta si vemos en qué áreas la Biblia no indica una diferencia entre los géneros.

Igualdad en origen y patrón. Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó (Gen. 1:27 NVI). Tanto el hombre como la mujer fueron creados igualmente a la imagen de Dios. No hay ninguna indicación en ningún pasaje de la Biblia que diga que uno lleve más o menos imagen de Dios que el otro.

Igualdad en naturaleza pecaminosa. Como está escrito: No hay justo, ni aun uno (Rom. 3:10). Aunque Eva fue la que pecó primero, Dios le pidió cuentas a Adán. Ambos fueron considerados igualmente pecadores y separados de su comunión con Dios por su pecado. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino (Is. 53:6). Esto significa que igualmente daremos cuenta por nuestro pecado e igualmente somos incapaces de salvarnos a nosotros mismos.

Igualdad en valor y posición. Porque de tal manera amó Dios al mundo… (Jn. 3:16). El amor de Dios para con sus seres creados a su imagen es parejo para hombres y mujeres. No queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento (2 Pe. 3:9). Él desea salvar a todos por igual. Nos ofrece esa posición de “escogidos” tanto a mujeres como a hombres: Vosotros no me escogisteis a mí, sino que yo os escogí a vosotros (Juan 15:16). El mundo dice que Dios no valora a las mujeres porque no les permite cierta posición, pero nuestra posición delante de Él no se basa en nuestro género.

Hay muchos puntos más de igualdad en la Biblia que podríamos destacar, pero estos tres son los más esenciales para nuestra identidad en Cristo. Podemos concluir que, en los aspectos más profundos de nuestra identidad como hijas de Dios, Dios nos trata completamente igual que a los hombres. No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer; porque todos sois uno en Cristo Jesús (Gal. 3:28).

Entonces, ¿por qué las personas dicen que la Biblia está en contra de la igualdad de género? Lo dicen porque Dios sí hace diferencia entre mujeres y hombres. Son diferencias que muchas mujeres resisten al estudiar su Biblia. Son diferencias de roles. Probablemente conoces estas enseñanzas bíblicas así que solo las voy a explicar brevemente.

El rol de ayuda idónea en el hogar. No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea (Gen. 2:18). Dios diseñó a la mujer como la contraparte perfecta del hombre que creó primero. Dios también instruye a la mujer en el Nuevo Testamento que se someta a su esposo como la iglesia se somete a Cristo (Ef 5). En el diseño de Dios para la familia, el hombre es la cabeza del hogar, y la mujer se somete gozosamente a su liderazgo. El mundo iguala “ayuda” y “sumisión” a “inferioridad”. ¿Tú crees esto?

El rol de aprendiz sumisa en la iglesia. Yo no permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre (1 Tim. 2:12). Dios ha dejado muy claro en este, y otros, pasajes del Nuevo Testamento, que la autoridad y enseñanza principal en la iglesia se lleve a cabo por hombres. La mujer puede y debe enseñar a otras mujeres y niños (Tito 2), pero tener autoridad (en posición o enseñanza) sobre los hombres no le es permitido en el plan de Dios para su iglesia. Las mujeres deben modelar un espíritu afable y sumiso en todos los escenarios de su vida, pero la Biblia no prohibe que la mujer tenga autoridad sobre hombres en alguna empresa o en la política.

Es importante notar que Dios nunca indica inferioridad del género femenino como razón para esta diferencia de roles. Dios es un Dios de orden y creatividad. Lo demostró cuando creó a los animales, las plantas, incluso el sol, la luna y las estrellas. Vemos orden en muchas áreas de la vida. ¿El vicepresidente de una compañía es una persona de valor personal inferior al presidente? Función o posición de autoridad no indica grado de valor personal.

En las historias de la Biblia, y la historia del mundo, hay un sinfín de historias trágicas y tristes sobre el abuso y maltrato de hombres hacia mujeres. El pecado ha roto este mundo, y las mujeres hemos sufrido como objetos de ese pecado. Pero el pecado no cambia el diseño original de la creación de Dios.

Como joven y ahora como mujer de carácter fuerte e independiente, he tenido que luchar con este tema. He llegado a la conclusión que mi perspectiva depende de una sola gran pregunta:

¿Confías en tu Diseñador?
¿Realmente crees que Dios es sabio, bueno, y soberano? Si Él te creó y diseñó, ¿no sería Él mismo que mejor sabe cómo funcionas? ¿Has considerado que Dios estableció el orden de esposo-> esposa-> hijos en el hogar porque ama profundamente a las mujeres y quiere que desarrollen su identidad y diseño en el hogar sin obstáculos? Él no quiso cargar sobre nuestros hombros una responsabilidad que no nos diseñó para cargar. ¿Has pensado que, por amor a su iglesia, Él equipó y diseñó a los hombres para llevar a cabo la dirección y enseñanza de su rebaño?

Chicas sabias, quitémonos los lentes del mundo y pongámonos los lentes de Dios. ¡No escuchemos los gritos de mujeres que no entienden ni aceptan el dominio de Dios sobre sus vidas! Estudiemos los roles que Dios ha diseñado para su creación, y gocémonos en sus dones perfectos. Lee capítulo nueve de Chicas sabias en un mundo salvaje, y ¡deléitate en el privilegio que tienes de vivir el diseño perfecto de tu Creador!

Reto
Lee:
Chicas Sabias en un Mundo Salvaje: Capítulo 9: Roles; y Capítulo 10: Conducta Sexual (p. 129-162)
Génesis 2:18-25; Efesios 5
Memoriza:
Génesis 2:24 Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.

Reflexiona:
¿Tienes un genuino deseo de entender los roles de género que la Biblia establece? ¿O te has dejado llevar por el mundo a tal grado que ya no quieres saber nada más?
¿Te deleitas en el hecho de que tu Diseñador te hizo mujer para un propósito especial? Comprométete hoy a dedicarte a glorificarle a Él con cada aspecto de tu feminidad.
¿Qué perspectiva tienes del sexo? ¿Te satisfaces con demasiada facilidad, aceptando la versión pervertida y deficiente del placer sexual que el mundo ofrece?
Ora:
Diseñador Perfecto, reconozco que las voces a mi alrededor han encontrado lugar en mi corazón y mente. Someto mi concepto de la feminidad y el sexo a tu Palabra, y te pido que me des una comprensión mayor de tu plan perfecto. ¡Te alabo como el Creador todo sabio!

True Woman 2022
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Sobre el autor
Susi Bixby
Tiene 21 años de casada con Mateo, y ama a sus tres regalos de Dios: Aaron, Ana y David. Deseando vivir el diseño de Dios para su vida, dedica la mayor parte de su energía a su familia. Es esposa … leer más …

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