Una señal gigantesca de Dios

Marzo 14

Una señal gigantesca de Dios

Lectura bíblica: Hechos 17:19–28

Porque “en él vivimos, nos movemos y somos”. Hechos 17:28

a1Por fin había llegado la primavera, y Amelia se moría de ganas por trabajar en el huerto. Se acordaba cómo la primavera pasada su familia excavó la dura tierra en un sector del patio y cultivó un huerto. Su mamá sembró las semillas y su hermanita regó. Todos los días salían al jardín para ver si ya habían brotado. El sol templado impulsó a las verdes plantitas a aparecer en la tierra húmeda. Y las gotas de lluvia cayeron suavemente sobre las hojitas. Ya en el verano, el huerto produjo una variedad de frutos: tomates, zapallitos, lechuga y zanahorias.

Amelia tenía que admitir que no le entusiasmaban mucho las verduras. Algunos de los regalos de Dios eran tan nutritivos que los comía, pero “ahogados” en alguna rica salsa. Aun así, sabía que estaba rodeada de los milagros de la provisión de Dios. Es maravilloso: de la tierra, el agua, el sol y las semillas proceden los ricos cuidados de Dios por nosotros. Diariamente. Y en abundancia.

Tema para comentar: Mira a tu alrededor e identifica diez cosas que muestran la obra de Dios. Si necesitas hacerlo, corre a la ventana. (¡Pero después regresa!).
Todo tu mundo es como un rótulo luminoso que dice que Dios cuida de ti. El apóstol Pablo le dijo cierta vez a un grupo de no creyentes que Dios da “lluvias del cielo y estaciones fructíferas, llenando vuestros corazones de sustento y de alegría” (Hechos 14:17). El verdor de la madurez de un jardín, la belleza de una montaña, el diseño intrincado de la célula más pequeña nadando en un charco, son todas señales del amor de Dios.

Pablo también escribió que cada ser humano puede ver bastante de Dios en la naturaleza como para convencerlo de que Dios existe. Podemos comprender que él nos hizo y que atiende nuestras necesidades. Aun los que dicen no creer en Dios pueden ver con claridad “su eterno poder y deidad” (Romanos 1:20). Él no es un Dios atrapado en el cielo, sino que es un Dios que se interesa por la Tierra que él hizo y las criaturas que en ella habitan, y las cuida.

La naturaleza canta que el amor de Dios es real. Quizá nunca hayas considerado un zapallito como prueba del cuidado de Dios. Pero cada zanahoria, astro y montaña con su cima cubierta de nieve exclaman que Dios cuida de ti.

PARA DIALOGAR
Cuando observas el modo como Dios te ha proporcionado un mundo bueno, ¿te sientes amado?

PARA ORAR
Señor, gracias por toda la hermosura que has puesto a nuestro alrededor. Gracias por mostrarnos tu cuidado al suplir nuestras necesidades.

PARA HACER
Vete afuera y colecciona muestras del cuidado de Dios para ti y las demás criaturas que hizo. Haz un “collage” o una colección que te recuerde el cuidado de Dios.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

El que se merece el mérito

Marzo 13

El que se merece el mérito

Lectura bíblica: Filipenses 1:3–6

Estando convencido de esto: que el que en vosotros comenzó la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús. Filipenses 1:6

a1Es probable que creas que sobrevivir las críticas es difícil. Pero, ¿qué tal te comportas cuando alguien piensa que eres maravillooooso?
Tema para comentar: ¿Cómo reaccionas cuando alguien te elogia?

Quizá hayas notado que es fácil caer en uno de dos extremos. El primero es la humildad falsa. Si alguien te elogia por un solo que cantaste, niegas tus logros diciendo algo como: “No, no, no, canto horrible”. Pero todos los que te oyen saben que por dentro estás gritando: “¡Dímelo otra vez! ¡Dime qué grande soy!”.

El otro extremo es la arrogancia. Coincides con los elogios al punto de presumir. Alguien dice una cosa linda y tú le recuerdas de 20 cosas más que haces bien. Eres como el jugador de fútbol que mete un gol, empieza a correr y saltar, recibe contento las palmeadas de sus compañeros, se da él mismo un fuerte abrazo y levanta los brazos hacia el público para que lo sigan aplaudiendo y vitoreando.

Aquí va una manera más adecuada de manejar un elogio: Empieza por preguntarte si realmente lo mereces. Si el mérito le corresponde a otro, no dejes de decirlo. Si eres tú quien se lo merece, sencillamente responde: “Muchas gracias”.

Lo único mejor que hacer algo que merece un elogio es recibir el elogio con dignidad. Bueno, excepto esto: Cuando recibes un elogio, susúrrale tu agradecimiento a Jesús. No tienes que expresarlo en voz alta. Pero en tu corazón le puedes decir a Dios que sabes el origen de tus asombrosos dones, increíbles habilidades, de tu magnífica apariencia y tu personalidad ganadora.

Dios es el que se merece el mérito por todo lo que logras. Y el pasaje que leíste nos dice por qué. Dios es el que está obrando en ti, y las cosas buenas que has podido hacer en tu vida proceden de él.

De principio a fin eres obra de Dios. Y por más maravilloso que seas, no has alcanzado todo tu potencial. Dios tiene tu vida en sus manos para hacerte aún mejor.
Dios te hizo como una rosa. Sin cuidados, la rosa nunca llega a ser todo lo que puede ser. De hecho, las rosas no cuidadas permanecen pequeñas y espinosas. Pero a medida que un maestro jardinero cuida la rosa, ésta crece y llega a ser aún más hermosa. Llega a ser todo lo que es capaz de ser. ¡Ese es el plan de Dios para ti!

PARA DIALOGAR
¿Estás agradecido porque Dios está siempre contigo para ayudarte a crecer hasta alcanzar todo tu potencial? ¿De qué modo lo ves obrando en ti?

PARA ORAR
Señor, gracias porque estás obrando en nosotros. Queremos darte el mérito por todas las cosas buenas que hacemos.

PARA HACER
Da gracias hoy a Dios por un buen amigo. ¡Pero también piensa en una de sus buenas cualidades y elógialo por ella!

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

Adivina lo que oí decir de ti

Marzo 12

Adivina lo que oí decir de ti

Lectura bíblica: Proverbios 19:19–23

Escucha el consejo y acepta la corrección, para que seas sabio en tu porvenir. Proverbios 19:20

a1Te anotas para jugar en el equipo de fútbol y te mueres de ganas de contárselo a tu amigo.
—¿El equipo de fútbol? ¿Estás bromeando? —se burla—. Eres un deportista terrible. La única posición que el entrenador te dejará jugar es la del lado izquierdo, ¡en la banca!
Duele cuando nos rebajan. Si no encaramos el resentimiento que sentimos, nuestra autoimagen empieza a marchitarse. Pero con la ayuda de Dios podemos convertir las palabras de desprecio en consejos útiles. Ayudas para hacerlo:

1. Determina si te mereces la crítica. ¿Necesitas realmente darte un baño y dejar de dormir en la ropa que usaste durante el día? ¿Necesitas realmente dedicarle más tiempo a tus tareas de matemáticas? Si la crítica tiene razón, simplemente tienes que empezar a corregirte.

Cuando Cristy le dijo a Betty que era egoísta porque siempre era la que decidía a qué jugarían, Betty se puso a pensarlo seriamente. Después habló con su mamá y su hermana mayor, dos personas que sabía que serían honestas con ella. Coincidieron en que a veces Betty actuaba con egoísmo, y aceptó algunos consejos acertados en cuanto a ser más sensible hacia los demás.

2. Determina no hacerle caso a la crítica que no mereces. Son muchas las críticas que no son acertadas. Si todos a tu alrededor están diciendo mentiras y cosas feas de ti, no te dará resultado meramente tener pensamientos alegres de ti mismo. Pero puedes lograr no hacerle caso a la crítica recordando lo que Dios dice acerca de ti en su Palabra. Ninguna crítica puede quitar el hecho de que eres un hijo muy querido de Dios. Eres de valor, eres aceptado y tienes talentos.

Cristy no sólo dijo que Betty era egoísta sino que también salió furiosa de la casa, gritando que no quería ser amiga de Betty. Entonces, Betty se acercó nuevamente a su mamá y a su hermana. Ellas conocían a la verdadera Betty. Aunque podían ser honestas en cuanto a sus defectos, también le recordaron todas las veces cuando había sido amable con sus amigas.

Cuando te preguntes qué deberías creer acerca de ti mismo, es muy importante recordar una cosa: Dios es el que tiene el concepto más acertado de ti. Y te ha rodeado de personas especiales para recordarte esa magnífica realidad.

PARA DIALOGAR
¿Alguien te ha criticado últimamente? ¿Cómo reaccionaste? ¿Cómo te ayudaron tus amigos y familiares a superar el momento?

PARA ORAR
Señor, ayúdanos a recibir las críticas. Ayúdanos a aprender de lo que es cierto y rechazar lo que no es cierto.

PARA HACER
Elige una o dos personas sabias de confianza con quien puedas hablar cuando alguno te rebaja.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

En busca de un caballito

Marzo 11

En busca de un caballito

Lectura bíblica: Filipenses 4:6–9

…Todo lo que es verdadero, todo lo honorable,… en esto pensad. Filipenses 4:8

a1Mamá y papá estaban teniendo problemas con sus mellizos. Uno era demasiado alegre todo el tiempo. El otro muchacho encontraba algo malo en todo. Al fin, decidieron llevar a sus hijos a un psicólogo infantil.
El psicólogo dijo tener una cura fácil. Puso al chico que era demasiado alegre en una habitación llena de estiércol y una horquilla. Razonando que esto curaría al muchacho de su espíritu demasiado alegre, el doctor le dijo que recogiera el estiércol. Luego lo dejó solo. Tomó al chico que siempre estaba de mal humor y lo puso en una habitación llena de dulces y juguetes nuevos. Podía jugar con todo.

—Esto lo curará de su pesimismo —exclamó el psicólogo—. Volveremos dentro de unas horas y veremos.

Cuando el psicólogo y los padres regresaron a la habitación llena de juguetes y dulces, se sorprendieron al ver al muchachito llorando en medio del cuarto.
—Me podría lastimar jugando con estos juguetes —lloró—. Y estos dulces me pueden hacer doler la pancita.

Todas las cosas maravillosas a su alrededor no lo habían sacado de su actitud pesimista.

—Bueno, seguramente el otro chico estará curado —afirmó el psicólogo tratando de parecer seguro de sí mismo. Al mirar dentro de la segunda habitación, los adultos se quedaron atónitos al ver al muchacho recogiendo furiosamente el estiércol. La mamá trató de hacer que se calmara, pero él estaba tan ocupado que apenas hizo una pausa para decir:

—¡Con todo este estiércol, es seguro que por aquí debe haber un caballito!

Tema para comentar: ¿Te pareces más al chico que buscaba un caballito o al chico que tenía miedo de que le doliera la pancita?

Tenemos que admirar al chico con la actitud positiva. Si no la tenemos, ¡tenemos que adquirirla!

Los pensamientos negativos no nos llevarán a ninguna parte. Los pensamientos negativos nos ponen de malhumor. También bloquean todas las cosas buenas que Dios dice de nosotros.

En cambio, pensar positivamente ayuda a alcanzar el potencial, en nosotros y en los que nos rodean. El pensamiento positivo no puede convertir en realidad algo que no lo es. No puede encontrar un caballito en un montón de estiércol si no hay allí un caballito. Pero pensar positivamente es una gran ventaja cuando nos enfocamos en lo que es positivamente cierto acerca de nosotros según la Palabra de Dios.

Si crees la Palabra de Dios y lo que Dios dice acerca de que eres su hijo especial, descubrirás que Dios te ha preparado obsequios que son aun más grandes y mejores que un caballito.

PARA DIALOGAR
¿Te sientes siempre pesimista en cuanto a la vida? Haz una lista de cosas positivas en las cuales pensar basándote en Filipenses 4:8.

PARA ORAR
Señor, danos una actitud positiva hacia la vida, basada en tu Palabra. Ayúdanos a obtener de la Biblia una perspectiva positiva.

PARA HACER
Presta hoy atención a tus actitudes. ¿Estás pensando negativamente o recordando todas las cosas positivas que Dios pone en tu vida?

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

Hazte un favor

Marzo 10

Hazte un favor

Lectura bíblica: Mateo 22:34–40

Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Mateo 22:39

a1¿Amarnos a nosotros mismos? Eso lo que Dios espera cuando nos dice que amemos a otros como a nosotros mismos. Entonces, a votar. ¿Se aman algunos de los siguientes personajes como Dios quiere?

• Patricia toma la hoja de su examen, observa su calificación perfecta y baila por el aula sacudiendo la hoja en las narices de todos sus compañeros.
• Cada vez que Joel pasa frente a un espejo, muestra los músculos y posa como si fuera el Campeón Mundial de la Musculatura.
• Melinda les cuenta a todos que saldrá temprano de la escuela para posar por primera vez como modelo. Y al día siguiente está en el patio de la escuela repartiendo sus retratos autografiados.

Tema para comentar: ¿Has conocido alguna vez chicos como esos? ¿En qué sentido son inapropiadas sus actitudes y acciones?
Existe un tipo sano de amor propio, y Dios quiere que tengamos una buena dosis de él. ¡Pero Patricia, Joel y Melinda no tienen idea de lo que es tener un amor propio sano! Estar obsesionados con nuestra belleza, inteligencia, fuerza o dinero es engreimiento, no amor.
Mateo 22:39 implica que no vamos a amar a otros de la manera apropiada a menos que nos amemos a nosotros mismos de la manera apropiada.
¿Es realmente bueno amarnos a nosotros mismos? Considéralo de esta manera: Dios nos ama, así que podemos amarnos a nosotros mismos. Dios nos acepta, así que podemos aceptarnos a nosotros mismos. Amarnos a nosotros mismos no es meramente bueno, ¡es maravilloso! Es lo que Dios quiere.
Seamos claros en que hay dos tipos de autoimagen. Vernos a nosotros mismos como Dios nos ve —nada más y nada menos— es una autoimagen sana. Es algo que nos motiva. Es también algo que produce humildad, porque reconocemos que cada uno de nuestros dones procede de Dios.
El segundo tipo de autoimagen es malsano. Una autoimagen malsana puede ser demasiado negativa o demasiado positiva. Los que tienen una autoimagen negativa se menoscaban a sí mismos. Los que tienen una demasiado positiva se ensalzan a sí mismos. Ninguna de las dos clases de autoimagen malsana nos honra como una creación especial de Dios.
Podemos estar seguros de que nos amamos a nosotros mismos sanamente cuando, como resultado, amamos más a otros. Y cuando tenemos como nuestra meta amar a otros, todo lo demás se aclara. La vida —y querernos a nosotros mismos— tiene sentido. Ponemos a los demás, comenzando con Jesús, directamente en el centro de nuestra atención. Y cuando sucede esto, Dios está contento.

PARA DIALOGAR
Dílo en tus propias palabras: ¿En qué consiste una autoimagen sana?

PARA ORAR
Padre, enséñanos a amarnos a nosotros mismos de la manera correcta y, como resultado, amar a otros.

PARA HACER
Haz hoy algo por un familiar que exprese: “Creo en ti”.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

Cómo comprender las reglas a fondo

Marzo 8

Cómo comprender las reglas a fondo

Lectura bíblica: Romanos 13:8–10

El amor no hace mal al prójimo; así que el amor es el cumplimiento de la ley. Romanos 13:10

a1Es probable que no te gustaría para nada tener los siguientes problemas:

• Eduardo te cuenta que no pasará al quinto grado a menos que mejoren sus calificaciones en los exámenes. Lo dice en serio. ¿Lo dejas fracasar mientras tú y todos tus amigos pasan al sexto grado, o lo ayudas a copiar en los exámenes?
• Mónica te ha contado que su papá se quedó sin trabajo y no tienen dinero. Tú y ella están en el supermercado y ella te dice que se está muriendo de hambre. Realmente se nota que tiene mucha hambre. ¿Le ayudas a robar algo para comer?

Tema para comentar: ¿Cómo puedes discernir entre el bien y el mal cuando se presenta una situación difícil?
Dios comenzó mostrándonos lo bueno y lo malo con los Diez Mandamientos. Y llenó la Biblia de sus mandatos, no meramente cosas que sí o que no puedes hacer que se le ocurrieron para ser cruel, sino mandatos que creó para ayudarnos a vivir bien.
Si quieres saber si una actitud o acción es buena, puedes usar estas tres guías.

• Precepto. Un precepto es una regla específica. En la Biblia, Dios nos proporciona algunos preceptos o mandatos totalmente claros. Por ejemplo, la Biblia dice: “No mintáis los unos a los otros” (Colosenses 3:9). Los preceptos nos señalan principios más grandes.
• Principio. Un principio es el “porqué” de un precepto. La Biblia nos dice que no mintamos, y el principio en que se basa es que Dios quiere que seamos honestos. De este modo, no sólo sabemos que es incorrecto mentir, es también incorrecto copiar en un examen, porque no es honesto hacerlo.
• Persona. Hay una última prueba si quieres saber si algo es correcto: Compáralo con la persona de Dios. ¿Cómo se compara con lo que tú sabes del carácter tierno y amoroso de Dios? Por ejemplo, sabemos que Dios nunca miente, por lo tanto sabemos que mentir es malo.

Además de ayudarnos a discernir entre lo bueno y lo malo por medio de sus preceptos, sus principios y su persona, Dios también pone a creyentes maduros en nuestro camino —nuestros padres, pastores, vecinos— para ayudarnos a adquirir la sabiduría que se obtiene al andar con Dios durante mucho tiempo.

PARA DIALOGAR
Piensa en todo lo que Dios te enseña por medio de sus preceptos, sus principios y su persona. ¿Deseas honrar a Dios obedeciéndole?

PARA ORAR
Señor, queremos seguir lo mejor que tienes para nuestra vida. ¡Ayúdanos a descubrir lo que es bueno y a aferrarnos a ello!

PARA HACER
Pon a prueba una situación problemática que tengas. Según los preceptos, principios y la persona de Dios, ¿qué debes hacer?

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

¿Cómo puedes medir la verdad?

Marzo 7

¿Cómo puedes medir la verdad?

Lectura bíblica: 2 Tesalonicenses 2:13–17

Pero nosotros debemos dar gracias a Dios siempre por vosotros, hermanos amados del Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, por la santificación del Espíritu y fe en la verdad. 2 Tesalonicenses 2:13

a1Un ladrón se acerca apurado a la ventanilla de un banco.
—Ponga el dinero en la bolsa, señorita —gruñe.
—Imposible —dice la cajera—. La gente pone su dinero en el banco para que esté seguro.
—Quiero el dinero —insiste él—. ¡Démelo inmediatamente!
—Pero, ¿por qué se lo voy a dar a usted?
—He decidido que puedo determinar por mí mismo el bien y el mal. He llegado a la conclusión que es realmente algo muy bueno robarle el dinero a los bancos.
—Bueno, si ese es el caso, ¿por qué no lo dijo antes? Usted lo ha reflexionado y ha determinado por sí mismo el bien y el mal. Qué notable.
La cajera llama a los guardias:
—Francisco, Carlos, ¿pueden hacer el favor de ayudar a este hombre a cargar el dinero en su auto?
Y luego la empleada se dirige a los clientes del banco.
—Amigos, quiero presentarles al Señor… ummmm… ¿cómo dijo que se llama?
—Fulano —él tartamudea—. Fulano de Tal.
—Fulano de Tal estará vaciando nuestras cajas fuertes hoy. ¡Démosle un gran aplauso!

No guardarías tu dinero en un banco que deja que alguno entre y demande tu dinero por la simple razón que se cree que es correcto hacerlo. Pero créase o no, ¡algunos piensan que ese es el modo de determinar lo que es bueno y lo que es malo!

Los cristianos creen que conocen las reglas correctas, reglas que se aplican a todos. No obstante, no basta con que los cristianos digan: “Sabemos las reglas bajo las cuales todos deben vivir”. Necesitamos comprender de dónde proceden estas reglas y por qué son realmente las mejores.

Podemos estar seguros de la diferencia entre lo bueno y lo malo porque las reglas que gobiernan el universo proceden de una sola fuente: Dios. Y son perfectas porque él es perfecto. Dios es tan recto, tan justo, tan veraz que sólo él establece las normas del bien y del mal, de la justicia e injusticia, y de la verdad y la mentira.

Sabemos que el amor es bueno y el odio es malo porque Dios es amor. La honestidad es buena y la mentira es mala porque Dios es honesto. La pureza es moral y la impureza es inmoral porque Dios es puro.

Lo que Dios nos dice acerca de lo bueno y lo malo es absoluto: se aplica a todas las personas, en todos los tiempos y en todos los lugares. Nos ama demasiado como para mandarnos hacer algo que no sea lo mejor.

PARA DIALOGAR
¿Por qué es la norma de Dios acerca del bien y del mal la que debes seguir? ¿Cómo se lo explicarías a un amigo?

PARA ORAR
Señor, el mundo nos da toda clase de normas para juzgar las acciones y las ideas. Sabemos que tú eres el juez perfecto de lo que es bueno y correcto.

PARA HACER
Fíjate hoy en las maneras como la gente descarta las reglas de Dios acerca del bien y el mal. ¿Qué podrías decir para cambiar su manera de pensar?

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

¿Las reglas de quién valen?

Marzo 6

¿Las reglas de quién valen?

Lectura bíblica: Salmo 9:7–10

Pero Jehovah permanecerá para siempre; ha dispuesto su trono para juicio. Él juzgará al mundo con justicia; hará juicio a los pueblos con rectitud. Salmo 9:7, 8

a1Todos quedan boquiabiertos cuando aparece Caro en la fiesta. Su vestido nuevo es magnífico, la última moda, y carísimo.
—Adelante —le dice Caro a Amanda—. Pregúntame dónde lo adquirí.
Amanda no sabe qué decir.
—Es de esa tienda nueva en el centro —dice Caro sonriendo—. Pregúntame cuanto me costó.
Amanda se encoge de hombros.
—Me salió gratis —dice Caro con un guiño—. Lo llevé al probador, me lo probé y me puse encima mi propia ropa. Y simplemente salí de la tienda. Es deslumbrador, ¿no te parece?
—Es hermoso —concuerda Amanda—. Pero, Caro, ¡no es tuyo!
—No me critiques —protesta Caro—. No hice nada malo. Necesitaba un vestido nuevo, y el precio era muy caro.
A los ladrones no les gusta que les digan que robar es incorrecto. A los pendencieros no les gusta oír que andar golpeando a otros es malo. Los que abusan de las drogas o el alcohol se rebelan cuando se les advierte del daño que se causan a ellos mismos y que causan a otros. Los seres humanos siempre han querido que los demás los dejen tranquilos para hacer lo malo.
Pero en estos días se oye de un concepto nuevo medio raro sobre el bien y el mal. Dice que puedes actuar como Caro, determinando tus propias reglas sobre lo que es bueno y lo que es malo. Pretende que aceptemos siempre las acciones de los demás, sin importarnos lo pecaminosas que sean.
Es como decir que debieras dejar que alguien se te acerque y te dé un puñetazo en la nariz, por el mero hecho de que esa persona afirma que está bien hacerlo.
Los mandatos de Dios son para todos: para todas las personas, en todos los tiempos y en todos los lugares. Cuando abandonamos lo que Dios afirma que es bueno, nos metemos en grandes problemas. Dios es el único Perfecto. Es el único capaz de juzgar correctamente entre lo bueno y lo malo. Es tonto festejar las malas acciones de alguien cuando viola claramente las reglas sabias de Dios.
A veces la mejor manera de amar a un amigo es no pasarle por alto algo malo que esté haciendo. Puedes aceptar a tu amigo, pero también puedes advertirle de que lo que está haciendo está mal. ¡A Dios le importa demasiado como para pasar por alto las malas conductas!

PARA DIALOGAR
¿Cómo le explicarías lo que es bueno y lo que es malo a un amigo que piensa que todo lo que hace es correcto?

PARA ORAR
Señor, gracias porque nos amas tanto que nos indicas cuando hacemos lo malo. Ayúdanos a saber qué decirles a los amigos cuya conducta los está perjudicando.

PARA HACER
Prepara un cartel listando tres maneras de retar a alguien que hace lo malo. Comienza con: “Cuando alguien está haciendo lo malo, lo que haré es…”.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

¿Quién decide qué es bueno o malo?

Marzo 5

¿Quién decide qué es bueno o malo?

Lectura bíblica: Génesis 3:1–7

Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Juan 8:32

a1Tu mejor amigo te pasa un cigarrillo. Eso te sorprende mucho.
—¿Tú fumas? —protestas—. Fumar es malo. ¡Es tonto!
—¿Quién lo dice? ¿Tú mamá? —te pregunta burlonamente tu amigo.

Tú te mantienes firme:
—¿Qué te pasa? ¿Estabas durmiendo cuando pasaron esas fotos en la escuela? ¿No viste que fumar te deja los pulmones negros como el azabache?
Tu amigo te retruca:
—Esas fotos son todas mentiras. La única razón por la que los adultos nos dicen que no fumemos es porque no quieren que nos divirtamos.
Entonces tu amigo te lanza una última flecha:
—¿Por qué no decides las cosas por ti mismo?
Esa es una escena que todos enfrentamos al ir creciendo. Si el argumento no es sobre el cigarrillo, es sobre alguna otra actividad que “todos” dicen que es demasiado divertida para pasar por alto. Y la tentación se hace más fuerte cuando los demás te desafían a que decidas por ti mismo las cosas.

Allá en el jardín del Edén, Satanás convenció a Eva de que Dios no se ocupaba del bienestar de ella, y que hacer lo que ella quería era la manera de obtener lo que le convenía. El argumento astuto de la serpiente dio resultado, por supuesto. Satanás convenció a Adán y Eva de que eran bastante inteligentes para determinar ellos mismos lo que es bueno y lo que es malo.

¿Sabes una cosa? Satanás todavía quiere impedir que reconozcamos a Dios como el único juez de lo que es bueno. Le encanta ayudarnos a salir con excusas por conductas que Dios dice que son malas. Nos provoca a creer que es inteligente descartar los mandatos de Dios y discernir por nosotros mismos lo que es bueno y lo que es malo.
Eso es como un marinero en medio del océano que gira como un trompo y donde se detiene, decide que ese es el norte. En el pasado, antes de que los barcos tuvieran sistemas sofisticados de navegación que mostraran exactamente dónde se encontraban en el océano, los marineros se fijaban en cierta estrella —llamada la Estrella Polar— para saber en qué dirección estaba el norte. Cuando el marino se encontraba rodeado de agua, sin tierra a la vista, le era fácil desorientarse, no podía confiar en su sentido de dirección. Si no marcaba su curso guiado por la Estrella Polar, pronto se perdía. Si ignoramos el hecho de que sólo Dios nos da dirección, es seguro que nos extraviaremos.

Dios nos ama tanto que no deja que lo bueno y lo malo sea cuestión de opiniones. Nos ama tanto que hace que sus mandatos sean claros y fáciles de comprender. Y no nos enseña lo que es bueno y lo que es malo para arruinarnos la vida. Quiere mostrarnos cómo lograr que la vida sea todo lo bueno que puede ser.

PARA DIALOGAR
¿En qué ocasiones te ha dicho la persona incorrecta lo que es correcto? ¿De qué forma dependes de Dios para que te diga lo que es bueno y lo que es malo? ¿Qué sucede cuando no lo haces?

PARA ORAR
Señor, sólo tú sabes lo que es lo mejor para nosotros. Hoy y siempre, queremos escucharte para que nos ayudes a discernir entre lo bueno y lo malo.

PARA HACER
Prepara una lista de personas y cosas que tratan de persuadirte a actuar de cierta manera. Dialoga sobre cuáles son dignas de escuchar, y cuáles te desvían para que no sigas los mandatos de Dios.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.

¿A quién le corresponde el mérito?

Marzo 4

¿A quién le corresponde el mérito?

Lectura bíblica: Romanos 3:27, 28

¿Dónde, pues, queda el orgullo del hombre ante Dios? ¡Queda eliminado! ¿Por qué razón? No por haber cumplido la ley, sino por haber creído. Romanos 3:27 (DHH).

a1Hace muchísimos años, antes de que naciera ninguna persona que tú conoces —desde el año 1508 hasta el 1512 para ser exactos— Miguel Ángel, el extraordinario pintor, escultor, arquitecto y poeta italiano, acostado de espalda, se dedicó a decorar con sus obras de arte el cielo raso de la Capilla Sixtina en Roma. Pintó nueve escenas del libro de Génesis, incluyendo la creación de Adán, la creación de Eva, la tentación y caída de Adán y Eva, y el Diluvio.

Cuando de lo máximo en arte se trata, Miguel Ángel se lleva el premio. Pero esto es algo que nunca lo hubieras oído decir: “Me adjudico el mérito por la hermosura de mi expresión artística. Cada una de mis obras de arte —mi famosa escultura de David, las escenas que pinté en el cielo raso de la Basílica de San Pedro en Roma— las hice todas yo. Nadie me ayudó para nada”. No vas a encontrar esas palabras en ningún libro de historia, porque Miguel Ángel nunca las dijo.

A muchos nos gusta contarles a los demás las cosas importantes que hacemos. No tenemos que esperar mucho en el campo de juego o en los recreos o en el aula para oír los alardes impresionantes de algunos. Cosas como: “¡Una vez le di un puntapié tan fuerte a la pelota de fútbol que la reventé!”; o “Prepárate, porque es más que seguro que te gano en esta competencia!”; o “¡Mi papá tiene un furgón lleno de oro!”.

Pero la mayoría de las personas cuyos logros son verdaderamente importantes admiten que son solo parcialmente responsables de su éxito. Con frecuencia adjudican el mérito a Dios por sus habilidades, su inteligencia o talento. Por ejemplo, en el ocaso de su vida, Miguel Ángel escribió: “Creo que he sido designado por Dios para este trabajo… trabajo motivado por mi amor a Dios y pongo toda mi esperanza en él”.

Cuando logras algo excelente —sea grande o pequeño— ¿a quién le atribuyes tu éxito? Darle el mérito a quien le corresponde comienza con reconocer que tus habilidades en realidad provienen de Dios. Si él no te hubiera creado y dotado de todo tipo de talentos, no lograrías nada.

Y cuando del don del perdón se trata, en realidad nada tuviste que ver con eso. Tú no lo creaste, no te lo compraste, no te lo ganaste ni lo inventaste. No fue idea tuya. No es una obra de arte tuya. Perdonarte es algo que tu Dios lleno de amor hizo por ti. Te lo da como un regalo totalmente gratuito.

PARA DIALOGAR
¿De qué modo le has dado gracias a Dios por haber enviado a Jesús a morir en la cruz por ti?

PARA ORAR
Señor, mereces todo el mérito por todas las cosas que podemos hacer. Y te damos todo el mérito por el regalo de tu perdón

PARA HACER
Ayuda a alguien hoy, sin esperar recibir algo a cambio.

McDowell, J., & Johnson, K. (2005). Devocionales para la familia. El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano.