¿CÓMO PUEDE DIOS SER AMANTE Y JUSTO A LA VEZ?

Autor: Norman Geisler

¿CÓMO PUEDE DIOS SER AMANTE Y JUSTO A LA VEZ?

a1Puede parecer que el amor y la justicia son atributos incompatibles. Si Dios es Justo, debe castigar el pecado. Pero si es un Dios de amor, debería perdonar el pecado. ¿Cómo puede tener a la vez ambos atributos?

Los atributos (o características) de Dios no son contradictorios. Él es absolutamente Justo y, no obstante, incondicionalmente un Dios de amor. Ambos atributos se complementan. Dios es «Santo por ser Justo» y es «Justo por ser Santo». Es decir, imparte su justicia con amor, y propaga su amor con justicia.

El perfecto ejemplo de cómo el amor y la justicia de Dios se concilian lo encontramos en la cruz. En su amor, Dios envió a su Hijo para pagar el castigo de nuestros pecados para que su justicia fuera satisfecha y su amor se manifestara. Porque «la paga del pecado es muerte» (Romanos 6:23). Y el pecado contra el Dios eterno exige la muerte eterna (d. Apocalipsis 20:14-15). Por eso, cuando Cristo murió por nuestros pecados como leemos en Romanos 5:8, el Justo sufrió por los injustos (cf. 1 Pedro 3:18) para llevamos a Dios.

«Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en Él recibiéramos la justicia de Dios» (2 Corintios 5:21).

La justicia de Dios exige que el pecado sea castigado, pero su amor lo lleva a salvar a los pecadores. Con la muerte de Cristo se satisface la justicia divina y se manifiesta su amor. Por lo tanto, no hay contradicción entre la justicia absoluta y el amor incondicional. A modo de ilustración, Dios es como un juez que, después de pronunciar la sentencia a la parte culpable, se quitó la toga, se paró junto al convicto y pagó la pena. En el calvario, Jesús hizo lo mismo por nosotros. En la cruz se conciliaron la justicia y misericordia.

Conclusión

Hasta los niños más pequeños como mi nieto pueden hacer preguntas difíciles, pero hay buenas respuestas para todas estas «preguntas acerca de Dios» y la Biblia nos exhorta a encontrarlas y darlas. Pablo escribió: «Que su conversación sea siempre amena y de buen gusto. Así sabrán cómo responder a cada uno» (Colosenses 4:6).

Una acotación, mi nieto acaba de graduarse y se está preparando para estudiar Apologética (la defensa de la fe) en un seminario. Pronto estará preparado para responder al mismo tipo de preguntas que hizo. Uno no puede más que imaginarse qué estaría haciendo hoy si nadie hubiese respondido a sus preguntas.

¿QUIÉN CREO A DIOS? Edición en español publicada por Editorial Vida – 2007 Miami, Florida

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

 

¿CÓMO PUEDE UN DIOS BUENO MANDAR A LAS PERSONAS AL INFIERNO?

Autor: Norman Geisler

¿CÓMO PUEDE UN DIOS BUENO MANDAR A LAS PERSONAS AL INFIERNO?

a1Esta pregunta supone que Dios envía a las personas al infierno contra la voluntad de ellas. Pero no es ese el caso. Dios quiere que todos sean salvos (d. 2 Pedro 3:9). Quienes no son salvos es porque no desean serlo. Jesús dijo: «¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste!» (Mateo 23:37).

Como lo expresó C.S. Lewis: «La puerta del infierno se cierra del lado de adentro». Todos aquellos que se encuentran allí lo hacen por decisión propia. Además agrega: «En última instancia, hay solo dos tipos de personas: aquellas que le dicen a Dios: «Hágase tu voluntad» y aquellas a quien Dios les dice: «Hágase tu voluntad». Todas las personas que eligen hacer su propia voluntad acabarán en el infierno». Lewis creía que «sin esa decisión personal no habría infierno. Ningún alma que quiera ferviente y constantemente tener gozo quedará defraudada. Quienes buscan, encontrarán. A quienes llamen, se les abrirá»5.

Dios es Justo y debe castigar el pecado (cf. Habacuc 1:13; Apocalipsis 20:11-15), pero es también Amor (d. 1Juan 4:16), y este no puede obligar a nadie a amarlo. El amor no obra por coerción sino solo por persuasión. Amar por obligación es una contradicción de términos. Por lo tanto, el amor de Dios exige que haya un infierno donde aquellas personas que no desean amarlo puedan experimentar el gran divorcio cuando él les diga: «¡Hágase tu voluntad!».

¿QUIÉN CREO A DIOS? Edición en español publicada por Editorial Vida – 2007 Miami, Florida

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

¿CÓMO PUEDE HABER TRES PERSONAS EN UN DIOS?

Autor: Norman Geisler

¿CÓMO PUEDE HABER TRES PERSONAS EN UN DIOS?


a1¿Cómo puede Dios ser tres y sin embargo Uno? ¿Acaso no es eso una contradicción? Todo parecería indicar que si Dios es Uno no puede ser tres, o que si es tres no puede ser Uno. Pero no puede ser al mismo tiempo tres y uno. Sería una violación al principio más fundamental de la lógica, el principio de no contradicción.

En primer término, creer como cree el cristianismo en una Trinidad, tres personas en una, no es una contradicción. Estamos frente a una contradicción solo cuando algo es A y no es A al mismo tiempo y en el mismo sentido. Dios es tanto tres y uno al mismo tiempo pero no en el mismo sentido. Él es tres personas pero una en esencia. Dios es tres personas pero solo una en naturaleza.

Sería una contradicción decir que Dios tiene tres naturalezas en una naturaleza o que son tres personas en una persona. Pero no hay ninguna contradicción cuando se afirma que Dios es tres personas en una naturaleza. Dios es como un triángulo; tiene al mismo tiempo tres ángulos y, sin embargo, es solo un triángulo. Cada ángulo no es lo mismo que todo el triángulo. O sea, Dios es como la tercera potencia (1′). 1 x 1 x1=1.Dios no es 1+1+1=3,en cuyo caso sería triteísmo o politeísmo. Dios es uno, manifestado eterna y simultáneamente en tres personas diferentes.

Dios es amor (cf. 1 Juan 4:16). Pero para que haya amor, debe haber un ser que ame (el Padre), un ser amado (el Hijo) y un espíritu de amor (el Espíritu Santo). Por lo tanto, el amor mismo es una unidad tripartita.

Otra ilustración de la Trinidad es que Dios es como mi mente, las ideas, y las palabras. Hay una unidad entre éstas y, sin embargo, es posible diferenciarlas unas de otras.

Por supuesto, la Trinidad es un misterio. No es posible comprenderla con la razón pero tampoco es contraria a la razón. Podemos entenderla, pero no podemos llegar a comprenderla en toda su plenitud. Alguien, con mucha sabiduría, ha dicho: «Si intentáramos entender a Dios completamente, podríamos llegar a perder el juicio, pero si no creemos sinceramente en la Trinidad, ¡perderemos el alma!».

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¿QUÉ HACÍA DIOS ANTES DE CREAR AL MUNDO?

Autor: Norman Geisler

¿QUÉ HACÍA DIOS ANTES DE CREAR AL MUNDO?

a1Otra pregunta acerca de Dios que a menudo plantea dificultades es: ¿Qué hacía Dios antes de crear el mundo? Agustín, el famoso erudito cristiano del siglo quinto, tenía dos respuestas: una graciosa y la otra en serio. La primera era que Dios ocupaba su tiempo preparando el infierno para las personas que hacían este tipo de preguntas. La respuesta seria era que no disponía de tiempo porque el tiempo no existía antes de haberse creado.

El tiempo comenzó con la creación. Antes de la creación, el tiempo no existía y, por lo tanto, Dios no disponía de tiempo. El mundo no tuvo principio con una creación en el tiempo sino con la creación del tiempo. Pero, tal vez se pregunten, si el tiempo no existía antes de que comenzara el tiempo, ¿qué había en vez de tiempo? La respuesta es: la eternidad. Dios es eterno, y lo único que había antes de que existiera el tiempo era la eternidad.

Además, la idea implícita en este tipo de pregunta es que un ser infinitamente perfecto como Dios podría aburrirse. El aburrimiento, sin embargo, es un signo de imperfección e insatisfacción, mientras que la satisfacción de Dios es perfecta. Por lo tanto, de ninguna manera se puede concebir a Dios aburriéndose, ni siquiera aunque haya tenido largos períodos de tiempo en sus manos. Una mente infinitamente creativa siempre encuentra algo interesante para hacer. Solo las mentes finitas, cuando no encuentran nada interesante que hacer, se aburren.

Por último, el Dios cristiano son tres personas que están en perfecta comunión. No hay manera de que dicho ser pueda aburrirse o sentirse solo. Además de tener siempre alguien «con quien hablar», este alguien es un ser cuyo amor, comprensión y comunión son perfectas. El aburrimiento en dicho ser es imposible.

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¿CÓMO PUDO DIOS CREAR ALGO DE LA NADA?

Autor: Norman Geisler

¿CÓMO PUDO DIOS CREAR ALGO DE LA NADA?

a1Si Dios y absolutamente nada más existía antes de la creación del mundo, el universo llegó a existir a partir de la nada. Pero, ¿acaso no es absurdo decir que algo se originó de la nada? Es absurdo decir que la nada puede ser causa de algo, porque la nada no existe y no tiene poder para hacer nada. No obstante, no es absurdo decir que alguien (por ejemplo, Dios) hizo que el universo existiera a partir de la no existencia. La nada no puede crear algo, pero alguien, que solo es Dios, puede crear algo a partir de la nada.

De hecho, si el universo tuvo un principio (como demostramos anteriormente), entonces hubo un tiempo en que el universo no existía y luego existió, después de que Dios lo creara. Esto es lo que significa la creación «de la nada (en latín, ex nihilo). No significa que Dios tomara un «puñado de nada» e hiciera algo, como si la «nada» fuera algo a partir de lo que se pudiera hacer el mundo. Lo único que había era Dios y nada más. Dios hizo que existiera algo que hasta ese momento no había existido.

Dicho de otra manera, la creación «de la nada» simplemente significa que Dios no creó algo a partir de algo que ya existía junto con él, como sostienen ciertas formas de dualismo que suponen la existencia de dos entidades esenciales eternas. Esto sería propiamente dicho creación ex materia: la creación a partir de un material preexistente ajeno a Dios. Era la posición sostenida por el filósofo griego Platón.

Tampoco creó Dios el mundo a partir de sí mismo (ex Deo). Es decir, no tomó una parte de su ser para dar origen al mundo a partir de eso. En realidad, el Dios cristiano ortodoxo no tiene partes. Él es un todo íntegro que es absolutamente Uno. Por lo tanto, no había manera de que Dios pudiera tomar una parte de sí para hacer el mundo. Dios es Infinito y el mundo es finito. No se puede producir un infinito a partir de ninguna cantidad de partes finitas, ya que sea cual fuera la cantidad de partes o piezas que se tuvieran, siempre cabría la posibilidad de agregar una más. Pero tampoco puede haber más de un infinito. Por lo tanto, ninguna cantidad de partes podrían igualar un infinito. Por lo tanto, Dios no podría haber creado al mundo de una parte de sí (por ejemplo, ex materia).

El mundo provino de Dios pero no es de Dios. Él fue su causa pero no su sustancia. Dio origen a la existencia del mundo, por él, pero no está hecho con partes de él, no es de él en ese sentido. Sin embargo, si el mundo no fue creado a partir de Dios (ex Deo) ni a partir de ninguna otra cosa (ex materia) co,existente con él, el mundo debió haber sido creado de la nada (ex nihilo). No hay otra alternativa. Dios creó una cosa que antes de que la creara no existía, ni en él ni en ninguna otra parte.

El único lugar en que el mundo «existía» antes de que Dios lo creara era como una idea en su mente. Así como un pintor puede tener en mente una idea de su obra antes de pintarla, Dios tenía una idea del mundo antes de crearlo. En este sentido, el mundo preexistió en la mente de Dios como una idea que todavía no tenía existencia.

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© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

¿POR QUÉ EL MUNDO NO PODRÍA HABER EXISTIDO DESDE SIEMPRE?

Autor: Norman Geisler

¿POR QUÉ EL MUNDO NO PODRÍA HABER EXISTIDO DESDE SIEMPRE?

a1Los cristianos, naturalmente, creen que debe haber un Dios porque el mundo tuvo un principio. Y todo lo que tenga un origen requiere de alguien que le haya dado origen. La pregunta que corresponde responder, entonces, es cómo sabemos que el mundo tuvo un principio. Tal vez siempre existió.

El famoso agnóstico, Bertrand Russell, presentó el dilema en los siguientes términos. Existen dos posibilidades: el mundo tuvo un principio o no lo tuvo. Si no lo tuvo, no necesita una causa (Dios). Si lo tuvo, podemos preguntar: «¿Cuál es la causa de Dios?». Pero si Dios tuvo una causa, no es Dios. En cualquiera de los casos, no podemos concluir que haya una primera causa sin causa (Dios).

La dificultad de este difícil dilema es que implica también plantearse una pregunta que no tiene sentido: ¿Quién creó a Dios? Expresado de otro modo, supone erróneamente que «todo obedece a una causa» cuando en realidad no afirma más que «todo lo que tenga un principio obedece a una causa», que es muy distinto. Por supuesto, todo lo que tuvo un principio tuvo a alguien que le dio origen. La nada no puede crear algo. Como cantaba Julie Andrews: «No puede salir nada de la nada. Sería imposible». Dios, por lo tanto, no obedece a ninguna causa porque no tuvo principio.

Si este es el caso, bastará demostrar que el universo tuvo un principio y probar que obedece a una causa (por ejemplo, a Dios). Hay dos argumentos contundentes que permiten probar que el universo tuvo un principio. Uno proviene de la ciencia: la segunda ley de la Termodinámica. El segundo proviene de la filosofía, y consiste en la imposibilidad de un número infinito de momentos. Según la segunda ley de la Termodinámica, la energía utilizable del universo se está agotando. Ahora bien, si el universo está agotándose, no puede ser eterno. De lo contrario, ya se habría agotado completamente. Si la cantidad de energía fuera ilimitada no se podría agotar, pero una cantidad limitada de energía puede agotarse. Por lo tanto, el universo debió tener un principio. Pongamos una ilustración. Cualquier vehículo cuenta con una cantidad limitada de energía (combustible). Por eso es necesario cargar el tanque cada tanto tiempo, más seguido que lo que desearíamos. Si contáramos con un enorme e ilimitado tanque de combustible, ya no tendríamos que cargar nunca más. El que tengamos que cargar el tanque cada tanto tiempo demuestra que tuvo que haber sido llenado una primera vez. O, para usar otro ejemplo: un viejo reloj que poco a poco se queda sin movimiento, y al que debemos darle cuerda para que siga andando, no se detendría si no se le hubiera dado cuerda en un principio. En resumidas cuentas, el universo tuvo un principio. Y todo lo que haya tenido principio, requiere de alguien que le haya dado origen. Por lo tanto, el universo tuvo alguien que le dio origen: Dios.

Algunos han especulado con que el universo se retroalimenta o recupera automáticamente. Pero esta posición no es más que mera especulación sin ninguna evidencia empírica que la sustente. De hecho, es contraria a la segunda ley de Termodinámica por cuanto aun si el universo pudiera recuperar su estado inicial, como un balón que rebota, gradualmente perdería fuerza. No hay sencillamente ninguna observación que pruebe que el universo se retroalimenta automáticamente. Incluso los astrónomos agnósticos, como Robert Jastrow, han señalado: «Una vez que el hidrógeno de la estrella se ha consumido y convertido en elementos más pesados, nunca puede ser restaurado a su estado original». Por lo tanto, «minuto a minuto, y año tras año, a medida que las estrellas consumen el hidrógeno, las reservas de este elemento disminuyen»2.

Si la cantidad total de energía permanece constante pero la cantidad utilizable en el universo disminuye, nunca hubo una cantidad infinita, porque una cantidad así nunca disminuiría. Esto implica que el universo no podría haber existido eternamente en el pasado. Debió tener un principio. O, para expresarlo de otra manera, según la segunda ley de Termodinámica, dado que aumenta el desorden en el universo, este no puede ser eterno. De lo contrario, el desorden ya sería completo, lo cual no es el caso. Por lo tanto, debió haber tenido un principio; uno extremadamente ordenado.

Un segundo argumento para probar que el universo tuvo un principio, y por lo tanto que hay alguien que le dio origen, lo aporta la filosofía. Plantea que no podría haber existido un número infinito de momentos antes de hoy; de lo contrario, hoy nunca hubiera llegado a ser (cuando efectivamente lo es). Esto se debe a que, por definición, el infinito no se puede atravesar: no tiene fin (ni principio). Pero como los momentos anteriores a hoy han sido atravesados, porque así hemos llegado al día de hoy, debe concluirse que solo puede haber existido un número finito (limitado) de momentos anteriores a hoy. O sea, el tiempo tuvo un principio. Pero si el universo de tiempo y espacio tuvo un principio, su existencia debió obedecer a una causa. Esta causa de todo lo que existe se llama Dios. ¡Dios existe!

Incluso el gran escéptico, David Hume, aceptaba las dos premisas de esta argumentación a favor de Dios. Es más, nunca negó que la existencia de las cosas se debiera a una causa. Escribió: «Nunca afirmé una proposición tan absurda como que algo pudiera surgir sin una causa que le diera origen»3. También dijo que era absurdo creer que había un número infinito de momentos: «El mundo temporal tuvo un principio. Un número infinito de partes de tiempo real, que se suceden y agotan unas tras otras, es una contradicción tan evidente que ningún hombre, cabría uno pensar, cuyo juicio no está corrompido, en vez de ser mejor debido a la ciencia, podría admitir»4. Ahora bien, si ambas premisas son verdaderas, debemos concluir que debió haber un Creador del universo temporal y espacial que llamamos cosmos. Por lo tanto, Dios existe.

¿QUIÉN CREO A DIOS? Edición en español publicada por Editorial Vida – 2007 Miami, Florida

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

¿QUIÉN CREÓ A DIOS?

Autor: Norman Geisler

Preguntas difíciles acerca de Dios

a1Mi hija Ruth, esposa de un pastor, le dijo a su hijo mayor, Samuel, que entonces tendría unos cuatro años: «Pregúntale a tu abuelo». Después de un rato me

enfrentaba con esta pregunta: «Abuelo, ¿en qué lugar del cerebro está la mente?». La pregunta no ofrece dificultad alguna a un estudiante de filosofía universitario o seminarista que sabe en qué consiste una confusión de categorías, pero ¿cómo explicárselo a un niño de cuatro años?

Como cualquier padre o líder de iglesia que haya ministrado a niños pequeños puede atestiguar, las cuestiones más difíciles suelen ser las planteadas por los miembros más jóvenes de la congregación. A menudo están relacionadas con Dios. Por ejemplo: «Papá, ¿quién creó a Dios?». Seguro que son muchos los padres que han escuchado esta pregunta con anterioridad, aunque solo un puñado sabría responderla.

Debemos estar preparados para responder (cf. 1 Pedro 3:15) a toda pregunta hecha con sinceridad (cf. Colosenses 4:6). Las siguientes preguntas me las han planteado en los últimos cincuenta años de ministerio. Haré lo mejor posible por dar una respuesta que pueda ser entendida aun por los niños más jóvenes.

 

¿QUIÉN CREÓ A DIOS?

Nadie. No fue creado. Siempre existió. Solo las cosas que tienen un principio, como el mundo, necesitan que haya un creador previo. Dios no tuvo principio y, por lo tanto, no necesitaba ser creado.

Para quienes son un poco mayores es posible agregar algo más. Tradicionalmente, la mayoría de los ateos que niegan la existencia de Dios creen que el universo no fue creado; simplemente siempre estuvo «allí». Apelan a la primera ley de la Termodinámica para respaldar su argumento: «La energía no se crea ni se destruye», insisten. Correspondería realizar varias observaciones.

Primero, esta manera de expresar la primera ley no es científica, más bien es una aseveración filosófica. La ciencia se basa en observaciones, y no hay ninguna observación empírica que pruebe ese dogmático «nada se creó», implícito en dicha afirmación. Para ser científica, debería expresarse de la siguiente forma: «Según las observaciones, la cantidad de energía presente en el universo permanece constante». Es decir, nadie ha observado el aumento de nuevas existencias de energía o la disminución de las actuales. Esta ley, debidamente entendida, no se pronuncia acerca de la eternidad ni dice nada acerca de que el universo tenga o no principio. Se entiende de esta que la energía bien podría, como bien no, haber sido creada. Se limita a afirmar que si la energía fue creada, lo más que se puede decir es que la cantidad total ha permanecido constante desde entonces.

Es más, supongamos que la energía, el universo de energía que llamamos cosmos, no haya sido creado, como muchos ateos han creído tradicionalmente, entonces no tendría sentido preguntar quién creó el universo. Si la energía es eterna y nunca fue creada, nadie la pudo haber creado. Siempre existió. Por lo tanto, si no tiene sentido preguntar: «¿Quién creó el universo?», ya que siempre existió, tampoco tiene sentido preguntar: «¿Quién creó a Dios?», por cuanto siempre existió.

Si el universo no es eterno es necesario que obedezca a una causa. Pero, por otra parte, si no tiene principio, no necesita una causa que le dé origen. De igual modo, si existe un Dios que no tiene principio, es absurdo preguntar: «¿Quién creó a Dios?». Preguntar: «¿Quién creó lo no creado?» o «¿Quién hizo lo no creado?» es una confusión de categorías. Sería lo mismo que preguntar: «¿Quién es la esposa del soltero?».

 

QUIÉN CREO A DIOS? Edición en español publicada por Editorial Vida – 2007 Miami, Florida

© 2003 por Ravi Zacharias y Norman Geisler

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