Ago 28 – La práctica de una vida de devoción diaria

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Descubre una vida de devoción diaria

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Ago 28 – La práctica de una vida de devoción diaria

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Carmen Espaillat: Has sintonizado Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Nancy Leigh DeMoss: Es imposible para nosotros ser los hombres y las mujeres que Dios ha diseñado para estar en comunión con Él, si no tenemos un hábito devocional consistente. No creo que pueda suceder. Tú lo necesitas.

Carmen: De todos los buenos hábitos que podrías proponerte, ninguno es más importante que pasar tiempo a solas con Dios en la oración y en Su Palabra. Ayer, Nancy comenzó mostrando el valor de una vida devocional personal diaria. Si te lo perdiste, puedes escuchar el audio en AvivaNuestrosCorazones.com. Aquí está Nancy con la parte 2 de la serie «Descubre una vida de devoción diaria».

Nancy: Bueno, permíteme decir unas pocas palabras sobre la práctica de una vida devocional. Sé que algunas de ustedes realmente quieren avanzar en esta área de sus vidas. El primer libro que escribí, y que he mencionado anteriormente, fue titulado En la quietud de Su presencia: una invitación a fortalecer tu vida devocional con Dios . Muchas mujeres me han preguntando en los últimos años cómo yo tengo un tiempo significativo con el Señor. Hay un montón de libros de devocionales por ahí, pero no podía encontrar uno que me dijera cómo tener un tiempo de quietud significativo. Así que lo .escribí para ministrar y bendecir a esas mujeres.

Una de las cosas que realmente creo que es muy buena acerca de este libro, es que, al final de cada capítulo, hay un ensayo, una página escrita por otra persona —Joni Eareckson Tada, Kay Arthur, Elisabeth Elliot—, cada una de ellas, diferentes mujeres, dirigida a las mujeres. Estos ensayos indican cómo ellas hacen su devocional personal diario. Ellas dan algunas sugerencias generales, y hay una serie de elementos específicos de su tiempo de quietud.

En primer lugar, es importante que este tiempo sea regular. Jesús se apartaba frecuentemente. Éxodo capítulo 30 y otros pasajes nos dicen que en el tabernáculo del Antiguo Testamento, los sacerdotes tenían ciertas cosas que se suponía tenían que hacer cada mañana y cada tarde. Ellos ofrecían incienso sobre el altar cada mañana y cada tarde. Ellos encendían las velas cada mañana. Estas eran cosas que hacían todos los días, día tras día. Y cuando lo lees, puede que suene un poco monótono y quizás piensas, ¿No se habrá convertido eso en una simple rutina, en una rutina sin sentido? Sí, de hecho lo hizo con los judíos del Antiguo Testamento.

Pero esto es lo que he encontrado. Creo que es mucho más fácil revivir una rutina que se ha vuelto seca y no tan significativa que comenzar una rutina si no la tienes en lo absoluto. Hay momentos en que diría honestamente que mi tiempo de quietud se siente como comer cartón para el desayuno, y es más a menudo de lo que quisiera admitir. No estoy todos los días con este gran banquete en la presencia de Dios. Tal vez algunas de ustedes lo tienen y me gustaría tenerlo. Pero muchas veces para mí, es sólo la rutina. Sin embargo, he descubierto que con el tiempo Dios infunde vida fresca y gracia en esa rutina. Así que tener nuestro tiempo devocional como algo regular es muy importante.

D.L. Moody dijo: «Un hombre no puede suplirse de gracia para el futuro así como no puede comer lo suficiente para los próximos seis meses o tomar suficiente aire en sus pulmones de una sola vez para mantener la vida durante una semana”. Debemos recurrir a los depósitos ilimitados de la gracia de Dios de día en día a medida que lo necesitamos. Regular.

Número dos: Yo solía pedir disculpas o hasta atorarme cuando hablaba sobre esto, porque yo sabía lo que estaba pensando un montón de gente. Pero ya no soy tan apologética al respecto porque creo que realmente hay una fuerte base bíblica que lo sustenta, y puedes pedirle a Dios que te guíe sobre esto. Pero creo que tiene gran valor el tener este tiempo con el Señor temprano en el día.

Ahora, acabo de perder todas mis seguidoras de la noche. Y algunas de ustedes estarán pensando, ¿Qué hora es temprano? ¿Sabes qué? Yo no te puedo decir qué hora es temprano. Puede ser diferente para ti que para mí o para alguien más, pero es antes de que empecemos a correr y enredarnos con el día. Ahora, no hay ninguna ley al respecto. Simplemente consigue el tiempo.

Y para ti, puede ser cuando tus hijos están durmiendo una siesta, o tal vez tú estás realmente mucho más despierta en la noche. Acabo de darme cuenta que si empiezo mi día sin haberme apartado a encontrarme con el Señor, va a ser muy difícil para mí conseguir un corazón tranquilo el resto del día. Y tú tal vez estás hecha de manera diferente.

Pero escucha estos versículos:

En la mañana mi oración se presentará delante de ti. (Sal. 88:13)

Por la mañana, Señor, escuchas mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos, y quedo a la espera de tu respuesta. (Salmos 5:3 NVI )

Y este es un versículo que deseo que no estuviera en la Biblia, pero está:

“Despierta, alma mía. Haré despertar al amanecer. (Sal. 57:8)

A medianoche me levanto a darte gracias por tus rectos juicios. (Sal. 119:62 NVI)

Muchos versículos acerca de Dios despertándonos por la mañana para escucharlo.

Un momento de quietud exitoso en la mañana comienza la noche anterior. Y creo que el Diablo hace un trabajo tan magistral en conseguir que estemos distraídas y en que malgastemos horas de la noche con conversaciones sin importancia y actividades que nos roban la posibilidad de encontrarnos con Dios en la mañana siguiente. Una vez más, no te voy a poner bajo la ley por eso, porque no creo que la Escritura lo hace, pero creo que hay una gran base bíblica para decir que tiene valor empezar el día con Dios.

Número tres: necesitamos tiempo a solas con el Señor. Jesús se fue a un lugar solitario lejos de la multitud. Moisés subió a la tienda de reunión, fuera del campamento. Dios le dijo a Moisés: «Ven por la mañana al monte Sinaí. Preséntate ante mí en la cumbre de la montaña. Nadie va a venir contigo.»

Aquellas de ustedes que están casadas ​​saben que no van a tener un gran matrimonio si están siempre en medio de una multitud. No vas a cultivar un nivel de compromiso, de conversación, de intimidad si nunca estás sola con tu esposo. Algunas de nosotras queremos convertirnos en gigantes espirituales, pero nunca pasamos tiempo a solas con el Señor y necesitamos ese tiempo a solas.

Don Whitney escribió un libro muy útil titulado, “Disciplinas espirituales para la vida cristiana”. Escucha lo que él dice de esto.

El Señor Jesucristo está dispuesto a reunirse contigo en privado durante todo el tiempo que quieras. Y él está dispuesto, incluso ansioso, por reunirse contigo todos los días.

Parte de los últimos tres años de su vida terrenal. ¿Puedes imaginar lo emocionada que habrías estado si uno de sus discípulos te hubiera dicho: «El Maestro quiere que te digamos que Él está dispuesto a estar a solas contigo siempre que estés dispuesta y durante todo el tiempo que quieras pasar con Él, y estará esperándote todos los días”. Qué privilegio. ¿Quién se hubiera quejado de esta expectativa? Bueno, ese maravilloso privilegio y expectativa es siempre tuya.

Piensa en eso. Qué gran privilegio.

Número cuatro: Y yo no quiero sobre enfatizar esto. Pero sí creo que hay un gran valor en llevar un diario en lo que se refiere a nuestro tiempo de quietud. Algunas de ustedes no están en el ánimo de escribir sus pensamientos y no hay problema. Pero puede ser útil al meditar la Palabra de Dios, el expresar tu respuesta a Dios, registrar y recordar las obras de Dios, la creación y la preservación de una herencia espiritual que puedes pasarle a la siguiente generación, monitorear tu crecimiento espiritual y los objetivos y prioridades, solo como un manera de dejar un registro de los caminos de Dios.

Yo no hago eso fielmente todos los años. Pero en los años en los que lo he hecho, me he dado cuenta que mi tiempo de quietud ha sido mucho más significativo. Es más fácil concentrarse solo en un nivel práctico. Y yo no sé tú, pero me parece que todo esto de la concentración es tan difícil para mí.

Estoy segura que padezco de TDAH (trastorno déficit de atención) de adulto. Desde que me siento en mi tiempo de quietud o donde sea que me vaya a encontrar con el Señor, de repente me empieza a llegar toda esta serie de pensamientos, y de ideas y de mensajes y entonces pienso que tengo que enviar este correo electrónico, y tengo que hacer aquello o tengo que hacer esto… Y puedo sentir esta necesidad de limpiar la casa cuando llego a ese lugar y es increíble.

Creo que el enemigo quiere hacer todo lo posible para evitar que yo pase ese momento con el Señor. Me he dado cuenta que si escribo las cosas, lo que Dios me está diciendo a través de Su Palabra, aunque sea solo copiar las Escrituras, me ayuda a concentrarme y me ayuda a que Él reine en mis pensamientos.

Bueno, cuando tengas tu tiempo de quietud, querrás asegurarte de que ese tiempo tenga ingredientes balanceados. Y no hay una manera correcta de hacerlo, pero creo que querrás recordar que es una comunicación de doble vía. En primer lugar, queremos recibir de Él, y entonces queremos responderle a Él.

¿Cómo recibimos de Él? A través de Su Palabra. Escuchamos Su Palabra. Tenemos una gran bendición en nuestra generación de poder tener en la cultura cristiana altavoces, libros y programas de radio, CDs y podcasts cristianos. Pero quiero decirte algo, escuchar a otras personas que han encontrado a Dios en Su Palabra no es un sustituto para tu encuentro con Dios, para que yo me encuentre con Dios en Su Palabra, solas por nosotras mismas.

Todas estas ayudas pueden alentarte, te pueden desafiar, pero tú tienes que tener este tiempo en la Palabra para que el poder de la Palabra de Dios sea quien te limpie, quien renueve tu mente, te libre del pecado, te libre de pensamientos ansiosos y te cambie de adentro hacia afuera. Es muy, muy poderosa. ¿Puedes imaginarte nosotras llegando al Cielo y Dios diciendo: “Yo te di mi corazón, mis pensamientos, mi Palabra, mi mente. Te di mi Palabra para que me pudieras conocer y ¿qué hiciste con todo eso?” Nosotras posiblemente diríamos: “Yo nunca la leí completa, la leí por encima, la guardé en el estante y sola la saqué cuando iba a la iglesia”.

Solo sé que cuando mi vida está realmente creciendo, fértil, fructífera… por lo general se puede ver una conexión en que estoy sacando tiempo para leer la Palabra de Dios, reflexionando sobre ella, meditando en ella, memorizándola, interiorizándola, y, en respuesta a eso mismo, obedeciéndola, compartiéndola con otros. No hay un tesoro más precioso que la vida de la Palabra de Dios en nosotras que tenemos esta Palabra viva de Dios. Es tan, tan preciosa. Y eso tiene que ser una gran parte de nuestro tiempo en la Palabra.

A medida que te adentras en la Palabra, busca a Jesús. Llega a Jesús. Jesús dijo a los fariseos, que eran expertos en la Palabra, “Ustedes ni siquiera tienen a Dios en ustedes, porque no me han encontrado a mí mientras han estado llenando su cabeza con estas cosas”. Así que sepan que ustedes pueden llenar su cabeza con esto, pero si pierden de vista a Jesús, pierden el punto. La Palabra de Dios es tan importante.

Y entonces ¿cómo respondemos? Nosotras respondemos en adoración. Tomamos Su Palabra y la oramos de vuelta a Él. Estaba leyendo en 1 Timoteo 6 un día en esta semana y todo estaba marchando bien, y daba gracias a Dios por eso. . . Como Pablo alabó a Dios por Su misericordia y Su gracia en su vida poniéndolo a él en el ministerio y solo estaba repitiendo esas palabras al Señor, dando gracias a Dios, adorándolo por Su misericordia y Su gracia en mi vida.

Conviértelo en alabanza y conviértelo en oración. Deja que Dios utilice la Palabra para dirigir y para alimentar tu vida de oración, que te muestre cómo orar por ti misma, cómo orar por las demás, cómo orar por la iglesia donde tú estás sirviendo. Recibe de Dios, y luego respóndele. Asegúrate de que tú estás teniendo una comunicación de dos vías.

Cuando yo estaba en mis veinte años viajando con uno de los equipos de Life Action, prácticamente vivía en las ventanillas para de comida rápida. Estaba viviendo una vida muy ocupada y era Wendy’s… Voy a hacer aquí un poco de comercial para la hamburguesa doble, con queso, salsa de tomate y pepinillo de Wendy’s. Esa era mi favorita. Yo solo conducía hacia allá , salía y me la comía en el camino a cualquier lado que yo fuera.

Yo hice eso en mis veinte años. Pero cuando llegué a los treinta años, me di cuenta de que ya no me sentía igual. Simplemente me di cuenta y dije, “mis hábitos alimenticios no son buenos, por eso es que me estoy sintiendo mal”. Así que me di cuenta que tenía que cambiar mis hábitos alimenticios. Ahora, tampoco fue que me fui al otro extremo, sin embargo, no te puedo decir la última vez que comí una hamburguesa de Wendy’s. No es porque no me encantara, sino porque sé que vivir en las ventanillas de comida rápida, no es bueno para mi salud. No te sientes bien cuando haces eso.

Bueno, ha habido épocas en mi vida en que me he encontrado a mí misma viviendo en ventanillas de comida rápida espiritual. Sé la importancia de una vida devocional. Crecí en un hogar donde todo eso era una prioridad para nuestra familia. Sé que importa. Así que si voy a agarrar mi proverbio para el día, mis pocos versículos de los Salmos para el día mientras corro por la puerta a enfrentar a alguna otra responsabilidad. En realidad no me he encontrado con Dios. No estoy siendo transformada. No estoy siendo persistente en Su presencia y tú comienzas a estar espiritualmente desnutrida. Empiezo a sentir los efectos y otras personas a mi alrededor empiezan a sentir los efectos del hecho de que no estoy sana espiritualmente.

Y estoy tan agradecida de que Dios en su misericordia me mantiene trayéndome de vuelta a ese lugar de quietud, a ese corazón tranquilo, a ese tiempo de silencio para encontrarme con Él en Su Palabra. Es una batalla recurrente para mí. Conozco algunas personas que nunca tienen que luchar en esta área. Yo si las tengo. Pero sé lo importante que es. En cincuenta años que llevo de caminar con el Señor, estoy convencida de que esta es una batalla que vale la pena pelear. Es algo por lo que vale la pena luchar.

Como ves, esto muestra donde mi corazón realmente está. Muestra lo que es importante para mí y necesario. Cuando estoy en ese modo de comida rápida para llevar, es un indicador de mi inclinación a vivir mi vida independiente de Dios. Y ese es un lugar peligroso para estar. Eso expone los ídolos en mi vida cuando estoy viviendo en las ventanillas para llevar de comida rápida, porque cualquier cosa que desplaza a Dios de mi vida es un ídolo. Dios quiere que yo sea despojada de esos ídolos. Puede ser un trabajo o un estudio o una actividad recreativa o las relaciones o el ministerio o el sueño. Cualquier cosa que lo desplaza a Él de mi vida, se ha convertido en un ídolo.

Sé que muchas veces nos decimos, «No tengo tiempo. ¿Cómo voy a encajar esto en el día? “Bueno, la triste realidad es que la mayoría de nosotras tenemos tiempo para Facebook, pero no tenemos tiempo para Su libro. ¿Qué hay de malo en esta imagen? He estado ahí muchas veces. Tenemos tiempo para videojuegos, juegos de computadora, y estamos en una cultura que está siempre en búsqueda de cosas que entretienen y tratan de satisfacer los lugares vacíos de nuestro corazón. Pero creo que esas distracciones son a veces formas de Satanás mantenernos lejos del Pan de Vida y el Agua Viva que realmente nos satisface.

Estamos muy ocupadas, y necesitamos escuchar a Dios diciendo a nuestros corazones lo que Jesús dijo a Marta: “Tú estás afanada y preocupada, involucrada y distraída por tantas cosas. Pero solo una cosa es necesaria solo una”. «Una cosa he demandado del Señor y esa buscaré”.

Realmente creo, y me voy a atrever a decir esto que es imposible para nosotros ser los hombres y las mujeres que Dios nos ha diseñado para estar en una relación con Él si no tenemos un hábito devocional consistente. Lo creo que eso pueda suceder. Necesitamos a Dios. Lo necesitamos.

Hay una pareja que sirvió en este ministerio por muchos años. La mayoría de ustedes no los conocen, pero ellos eran amigos muy queridos. Salieron de este ministerio, y se fueron a servir en una iglesia en la costa oeste. Una mañana temprano, el pastor de esta iglesia me llamó. Eran tres horas más temprano, hora de California. (Y este pastor también es un amigo.)

Y me dijo: “Te llamo para decirte que probablemente vas a recibir una llamada de. . .” y nombró a esta esposa … “Vas a recibir esta llamada hoy, porque su marido va a decirle a ella hoy que durante los últimos seis meses él ha estado en una relación inmoral con una joven del grupo de jóvenes aquí en la iglesia”. Él es parte del personal de la iglesia.

Yo conocía bien a esta pareja. Yo había servido con ellos en este ministerio por más o menos diez años. Yo estaba tan desconsolada. no lo podía creer, pero era cierto. Fue una noticia devastadora. Sabía que iba a serlo para mi amiga. Ella no sabía nada de eso todavía. Los ancianos le habían dado veinticuatro horas para que él se lo dijera a ella.

Pero le dije a este pastor, como estábamos emocionalmente molestos por todo esto, “esto va a ser obviamente demasiado devastador”. Pero también le dije: “También sé algo de ella que me dice que va a salir adelante”. Yo sabía que cuando ella era adolescente, algunos años antes, alguien la retó a dar la primera parte de cada día al Señor en Su Palabra y en oración. Y ella fue tan consistente en esto como mi papá, tal vez como nadie que yo haya conocido, esta amiga y mi papá.

Sabía que sus devocionales no eran solo devocionales, era devoción. Sabía que era una piedra angular de su vida. Jesús dijo: “Construye tu vida, tu casa, sobre roca para que cuando lleguen las tormentas, que lo harán, tu casa permanezca firme”.

Y le dije: “Ella ha construido su vida sobre la roca que es Cristo y Su Palabra, y sé que su casa va a estar en pie”. Ella me llamó ese día y fue muy doloroso porque su esposo no estaba todavía arrepentido. En realidad, fue algunos meses, tal vez incluso como dos años después que él realmente dio un giro y se arrepintió de todo lo que había hecho, así que dejó todo aquello atrás. Pasamos muchas, muchas, muchas horas en los siguientes dos años en el teléfono juntas.

Recuerdo visitarlos a ambos, visitarla a ella, y él seguía todavía jugando con aquella joven y bajo la disciplina de la iglesia. Nada parecía funcionar. Recuerdo solo abrazarla a ella en mis brazos mientras ella estaba tirada en el suelo llorando y sollozando. Fue terriblemente doloroso. Pero esa mujer también sabía dónde conseguir la gracia de Dios, y lo hizo. Siguió corriendo a la Roca que es más alta que nosotros.

Ella recibió sabiduría de Dios acerca de cómo amar a ese hombre a través de esa temporada. Ella sabía cómo animarlo a él por la gracia de Dios. Había días en que tenía que decir: “No, esto no puede estar sucediendo”. Hubo conversaciones difíciles, pero Dios le permitió hacerlo sin amargura, sin ser consumida por la ira que mucha otra gente sentía hacia este hombre.

Y llegó el momento en que Dios, en un período de tiempo, restauró el corazón de este hombre, y en parte porque hubo una mujer quien batalló por su alma. Ella no podría haber hecho eso sin la gracia de Dios que estaba recibiendo en su vida todos los días, durante años,

Verás, cuando se va la luz en la noche, y te estás quedando en un lugar que no has estado antes, vas a golpearte el dedo del pie tratando de encontrar tu camino alrededor. Pero si se va la luz en mi casa, si estoy despierta, no voy a golpearme el dedo del pie porque sé dónde están las cosas. He estado ahí antes. Se va a ir la luz en nuestras vidas. Pero si Dios quiere, no va a ser lo que acabo de describir, aunque puede ser.

Habrá tormentas, habrá vientos, habrá tornados, hablando espiritualmente, emocionalmente, relacionalmente. He pasado por una situación en el último año yo misma. La única manera de sobrevivir, de seguir adelante, en esos tiempos difíciles es que has estado durante un buen tiempo buscando al Señor mientras Él está cerca, por lo que en el tiempo de angustia sabrás dónde está.

Una ilustración más. Conozco la esposa de un pastor. Me encontré con ella, y yo no la había visto en mucho tiempo. Se trata de una mujer que siempre se veía muy bien, siempre se veía increíble y parecía que ella lo tenía todo bien, todo en orden. Me encontré con ella luego de no haberla visto en un par de años, y le dije: “Linda, ¿cómo estás?”

Ella se veía bien , pero no estaba bien y comenzó a descargar en mi lo que estaba pasando en su vida. Su matrimonio estaba bajo presión; sus hijos se habían alejado del Señor; su iglesia estaba teniendo problemas importantes. Su vida era un desastre. Ella admitió que era un desastre.

Y yo solo estaba tratando de ministrarle gracia. ¿Qué dices en un momento como ese? Porque es solo un encuentro breve. “Entonces le dije: “Linda, ¿qué haces cuando te levantas por la mañana?” “Bueno, me tomo una taza de café y leo el periódico.” Esto fue antes cuando teníamos periódicos.

Y le dije: “Yo quiero darte un reto de treinta días”. El mismo reto que estoy dando a cada una de nosotras el día de hoy. Le dije: “Durante los próximos treinta días, bebe tu café, si necesitas eso para conseguir un poco de cafeína que fluya en tus venas. Pero antes de coger el periódico o hacer cualquier otra cosa, ¿recogerías este libro —la Biblia— y pasarías un poco de tiempo en la presencia de Dios? Deja que Él te hable. Reúnete con Él”.

En realidad, le tomó, por lo que recuerdo, alrededor de una semana para abrazar el reto. Ella tenía hábitos y los hábitos tardan en morir. Este no era uno de sus hábitos en ese momento. Ella lo había tenido hacía años, pero no en ese momento.

Pero ella finalmente aceptó el reto y unos treinta días después me comuniqué con ella y le dije: “Linda, ¿cómo te va?” Y ella me contestó: “Oh, Nancy, mi corazón ha sido avivado. Tú sabes que cuando empecé este reto, quince minutos era demasiado largo. Ahora, dos horas no es suficiente. Si yo no tuviera que limpiar la casa y hacer algunas otras cosas, simplemente me quedaría allí”.

Ahora, déjame decirte esto. En ese período de treinta días, nada más a su alrededor cambió. Aún había desafíos en su matrimonio, todavía había desafíos con sus hijos, todavía había desafíos en su iglesia. Pero aquí está lo que había cambiado. Ella ha cambiado. Ella se había estado reuniendo con el Señor.

Carmen: Nancy Leigh DeMoss te ha mostrado cuán importante es estar a solas con el Señor cada día. Si no estás pasando tiempo a solas con Él, espero que comiences este año. Para ayudarte a desarrollar este hábito, te estamos desafiando a leer la Biblia por 30 días consecutivos en el reto de 30 días .

Y te invitamos también a obtener el libro de Nancy, “En la quietud de Su presencia: una invitación a fortalecer su vida devocional con Dios” . Ella describe el valor de pasar tiempo con el Señor cada día. Ella te da varias maneras prácticas para desarrollar una vida devocional diaria. Puedes obtener este libro y otros libros de Nancy Leigh DeMoss en tu librería cristiana favorita.

¿Vives en los EEUU? ¿Tienes una posición de liderazgo o enseñas a otras mujeres? Te invitamos a asistir a la conferencia Revive 15, a celebrarse próximamente en Indianapolis, Indiana, los días 24-26 de septiembre. Ven y conéctate con otras mujeres que como tú desean transmitir el mensaje de las Buenas Nuevas, del avivamiento y la feminidad. Visita avivanuestroscorazones.com para que puedas enterarte de los detalles. Habrá traducción al español durante esta conferencia.

Todos vamos a experimentar dolor y gozo en la vida. Nancy te ayudará a prepararte para las altas y bajas que vienen por delante al contarte la historia bíblica de una mujer piadosa y generosa que perdió a su esposo y su hijo. En su dolor, ella vio a Dios obrar de manera poderosa. Este será el tema de la próxima serie que iniciaremos el lunes, aquí en Aviva Nuestros Corazones.

Oramos que puedas tener un tiempo bendecido en tu iglesia local y que la gracia, la paz y el amor de Jesucristo abunden entre todas ustedes.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leah DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Permisos de publicación autorizados del Ministerio Aviva Nuestros Corazones para Alimentemos El Alma

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Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

Ago 27 – La prioridad de una vida devocional

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Serie: Descubre una vida de devoción diaria

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Ago 27 – La prioridad de una vida devocional

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Carmen Espaillat: Con nosotras Nancy Leigh DeMoss.

Nancy Leigh DeMoss: Si vamos a ser siervas útiles del Señor, tenemos que cultivar y mantener una relación de amor íntima con Cristo, que se mantenga viva y creciendo. No habrá frutos sin unión y comunión con Cristo.

Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Nancy: Hace algún tiempo estaba en una conferencia que iniciaba viernes en la noche y le pedí a las mujeres que llenaran una tarjeta de oración en que nos pudieran decir cómo podíamos orar por ellas. Al final de la conferencia yo tomé esas tarjetas de oración y no sé si eran todas pero leí muchas de ellas y estaba asombrada de un hilo conductor que se veía a través de muchas de estas tarjetas.

Una decía, “Algunas veces me siento fuera de control bajo tanta presión”.

Esta decía: “Yo quiero que Dios me muestre cómo manejar mis diferentes roles de maestra, madre, esposa e hija de manera exitosa y todavía tener tiempo para servir en la iglesia y tener tiempo para mí”.

Y luego esta otra: “yo necesito ayuda con mi agotamiento y este estado agitado, frenético”. ¿Alguien puede identificarse con esto? A menudo me miro al espejo y eso es lo que veo, una mujer agotada y frenética.

Una de las cosas que de verdad admiro de Jesús mientras leo sobre Él en los evangelios, es la manera en que Él podía darse a Sí mismo sirviendo a Dios y a otros día tras día con responsabilidades increíbles y listas de cosas que hacer y aun así mantener este espíritu calmado, generoso y de gracia.

Y yo lo veo tantas veces y solo me pregunto, “¿Cómo lo hizo? ¿Cómo mantuvo ese paso y esa agenda?” Jesús solo tuvo tres años para completar el plan eterno de redención. Yo creo que esa es una descripción de puesto mucho más grande que la mía.

Tú no lo ves molesto con las personas, deseando que ellos se quiten de su camino para poder descansar.

Y reflexiono sobre esto. De hecho si pudieras abrir tu Biblia en el Evangelio de Marcos, en el capítulo 1, déjame invitarte a ir allí. Quiero que veamos un día en la vida de Jesús.

Quiero que veas el corazón de Jesús en este día y luego haremos la pregunta, y el texto nos dará la respuesta de, “¿Como lo hizo?”.

Marcos capítulo 1, comenzando en el versículo 21: “Entraron en Capernaúm; y enseguida, en el día de reposo (Así que el día entero es día de reposo. Todo lo que vamos a leer aquí es en un día de descanso) entrando Jesús en la sinagoga comenzó a enseñar. Y se admiraban de su enseñanza; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas”.

Y he compartido este mensaje muchas veces de una forma u otra, siempre le pido a Dios que lo haga fresco, que lo personalice en cada oportunidad y que le de vida al Ministerio de la Palabra.

Y al igual que muchas de ustedes, yo sé lo que es gastarse, estar exhausta de haber compartido lo que hay dentro de ti, ministrando la Palabra a otros. Y tú sabes que en la medida en que te das a ti misma esto toma algo de ti y es difícil. Bueno y no solo eso, mira el versículo 23:

Y he aquí estaba en la sinagoga de ellos un hombre con un espíritu inmundo, el cual comenzó a gritar, diciendo: ¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres: el Santo de Dios. Jesús lo reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él!

Entonces el espíritu inmundo, causándole convulsiones, gritó a gran voz y salió de él. Y todos se asombraron de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¡Una enseñanza nueva con autoridad! Él manda aun a los espíritus inmundos y le obedecen.

Las Escrituras nos dicen en Efesios capítulo 6 que estamos en una batalla y que nuestro enemigo no es carne ni sangre. El enemigo, dicho sea de paso, no es tu compañero. No es tu hijo adolescente, no son tus niños.

Nosotras tenemos un enemigo que es un enemigo espiritual. Nosotras luchamos con principados, potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales. Y no los podemos ver la mayor parte del tiempo— Hay una batalla cósmica llevándose a cabo entre el Cielo y el Infierno; entre Dios y Satanás.

Ahora, nosotras sabemos quién gana pero a veces nos quedamos atrapadas en el fuego cruzado.

Hay una guerra espiritual que se está llevando a cabo, pero yo pienso que hay algo que nos es quitado cuando estamos envueltas en esta guerra, en esta batalla. Jesús lo hizo y Él echó fuera esos espíritus inmundos. Y Él está trabajando a través de nosotras. Dondequiera que Jesús iba, el infierno se hacía pedazos a sus pies.

Y luego en el versículo 28 dice que enseguida su fama se extendió por todas partes, por toda la región alrededor de Galilea.

Él es noticia de primera plana. Y todo el mundo quiere una entrevista con Él y todo el mundo quiere Su firma en el libro. Y todo el mundo quiere que Él hable en su evento.

Y mi presión arterial sube solo de pensar de cómo sería esto, en el nivel humano, para Jesús. La fama se riega y todo el mundo quiere un pedazo de Él. Él es humano, Él es Dios pero en carne humana. Y Él no tenía una hora más de Su día de las veinticuatro horas que tú y yo tenemos.

Y tenía que dormir de noche, tenía que detenerse y comer. Él tiene necesidades humanas. Su fama se ha esparcido y todo el mundo quiere un pedazo de Él. ¿Has estado ahí?

El próximo versículo dice: “Inmediatamente después de haber salido de la sinagoga, fueron a casa de Simón y Andrés, con Jacobo y Juan”.

Mira el versículo 30,

La suegra de Simón yacía enferma con fiebre; y enseguida le hablaron de ella. Una persona más con necesidad, ¿Alguna vez has deseado que todo el que tiene una necesidad se vaya? Pero Dios los mantiene allí, poniéndolos en tu camino aun cuando estás cansada, aun al final de un largo día donde te has gastado y has ministrado, sirviendo de cualquier forma que lo hagas.

Mira lo que Él hace en el versículo 31

Jesús se le acercó, y tomándola de la mano la levantó (Estos son los momentos en los que yo soy tentada a decir, ¿Puedes venir mañana?, pero sin embargo Él va y sacia su necesidad)”, y la fiebre la dejó; y ella les servía.

Hay poder que sale de Él. ¡WAO! Ahora Él ya sanó a todos en esta casa, ahora sí podemos relajarnos, ponernos cómodas, disfrutar de una comida tarde e irnos a la cama temprano en la noche,” ¿Verdad? ¡No lo creo! Mira el versículo 32:

A la caída de la tarde (ese mismo día), después de la puesta del sol (En ese día de reposo, ¿Recuerdas?, no ha habido mucho descanso en la agenda), le trajeron a todos los que estaban enfermos y endemoniados; y toda la ciudad se reunió a la puerta.

Solo de pensarlo yo me siento exhausta. ¿Te sientes así algunas veces? La gente cree que tú puedes satisfacer sus necesidades. O ellos se dan cuenta que tienes un don para servir y hacen fila, ¿Harías esto o harías aquello?

O las madres con niños pequeños, no hay lugar donde puedas escapar de la multitud, pero dices hay un lugar vas al baño y te cierras con llave, aquí por fin tendré privacidad, oh no no no, tú no ¿tengo razón? Esos pequeños deditos vienen por debajo de la puerta y comienzan, mami, mami y lo que tú quieres decirles es, mi nombre no es mami, ¿verdad? “Ve y búscate otra”, porque estás tan cansada, queremos enviar lejos las multitudes. ¿O soy yo la única que se siente de esta manera? Por favor díganme que no, gracias.

Bueno, gracias a Dios porque Él se preocupa. Dios a través de Jesús, Dios en Jesús, Jesús siendo Dios y Jesús en nosotras. Se preocupa por el enfermo, por el oprimido por demonios que llega a tu puerta. Versículo 34: Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y expulsó muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque ellos sabían quién era Él.

Bueno y yo leo todo esto y me siento exhausta solo de leerlo. Estoy pensando en mí misma y en situaciones similares. Y pienso, ¿Cómo lo hizo? ¿Cómo seguía adelante? Él lo hizo en su condición de hombre.

Y tú dices “Sí pero, Él es Dios”. Pero Él está haciendo esto como un hombre en la llenura y el poder del Espíritu Santo para que sepamos que podemos vivir esa vida por Su gracia y en la maravilla de Su vida en nosotras. Pero algunas veces me siento tan débil, tan agotada y agitada. ¿Cómo lo hizo?

Bueno, yo creo que la clave la hallamos en el próximo versículo en el versículo 35 de Marcos 1 “Levantándose muy de mañana (ya este es el próximo día), cuando todavía estaba oscuro,

Bueno y hay más en el versículo pero permíteme detenerme aquí por un segundo. Solo te puedo decir que después de tener un día como el que Jesús había tenido ese día de reposo, permíteme decirte que lo último que yo quisiera hacer, muy temprano la mañana siguiente—aún oscuro— es levantarme.

“Salió, y se fue a un lugar solitario, y allí oraba”.

Él tomó tiempo para alejarse de las multitudes porque ese era el único tiempo que él podía estar alejado de las multitudes, temprano en la mañana. Él se fue a un lugar solitario y se conectaba con Su Padre celestial, en un nivel humano, Él estaba recargando las baterías.

Bueno pues nuestras baterías espirituales tienen que ser recargadas.

Y quiero compartir en el tiempo que nos resta lo que en la vida de Jesús y en nuestras vidas recarga esas baterías. Y por cierto fue justo a tiempo porque, mira el próximo versículo: Y Simón y sus compañeros salieron a buscarle; le encontraron y le dijeron: Todos te buscan. (Vs. 36-37)

Esto suena parecido a lo que algunos de ustedes padres experimentan en sus casas, ¿verdad? Y algunas veces lo escuchas en tu equipo, “Hay una necesidad. Tú tienes que venir a hacer esto. El líder de tu equipo te necesita. Tus hijos te necesitan; todo el mundo te está buscando”.

“Y Él les dijo (y creo que esto es interesante)*: Vamos a otro lugar, a los pueblos vecinos, para que predique también allí, porque para eso he venido”. (v38)

¿Pero por qué irse ahora? Quiero decir, Él está en una buena racha, Él es popular. Pero en el punto más alto de Su popularidad él dice, “es tiempo de irnos”. ¿Cómo supo Él que era el tiempo de irse? Porque Él había estado con Su Padre quien le había dicho que era tiempo de irse.

“Y fue por toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando demonios”. (v39)

Un ministerio efectivo siempre fluye de la unión y de la comunión con Dios. Así que si vamos a ser servidoras efectivas del Señor. Si vamos a tener algo que dar a otros, nosotras tenemos que cultivar y mantener una relación de amor íntima vital y en crecimiento con Cristo. No habrá frutos sin unión y comunión con Cristo.

Por eso es que tengo una gran carga con este tema en mi propia vida y en la de todas nosotras sobre cultivar una íntima relación con Dios a través de una vida de devoción personal.

Las personas lo llaman de diferentes maneras, crecí escuchándolo como el tiempo de quietud, mi devocional personal, la hora sagrada, realmente no importa cómo le llames, pero si espero que todas lo tengamos.

Pienso que he escrito unos dieciséis libros. El primero fue sobre este tema. Y creo que si no hubiera escrito nada más, este es el mensaje que yo quisiera darle a las mujeres porque creo que esta sola práctica haría una gran diferencia en tu vida y en la mía por el resto de nuestras vidas. Así que yo no sé dónde tú estás en este punto, pero al final de nuestro tiempo juntas el día de hoy te voy a invitar a hacer un compromiso en la medida que Dios está hablando a tu corazón durante los próximos treinta días, cada día a pasar algún tiempo a solas con el Señor, en Su Palabra y en oración.

La prioridad de una vida devocional. Lo hemos visto en la vida de Jesús. Las Escrituras nos dice que Jesús a menudo se retiraba a lugares apartados y oraba, como lo vemos en Lucas capítulo 5 versículo 16.

Y pienso en el Salmista David en el Antiguo Testamento. El Salmo 27, el versículo 4 es uno de mis versículos favoritos. David era rey, él era pastor, autor de canciones, músico y un estratega militar. Y hay tantas cosas que él hizo bien pero él dice, “Una cosa he pedido al Señor, y esa buscaré: que habite yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor, y para meditar en su templo”.

¿Una cosa, David? Si tú tan solo pudieras pedirle una cosa a Dios, ¿qué sería? ¿Ganar las batallas? ¿Ser bueno en esto o en aquello? ¿Qué sería? “Una cosa he pedido al Señor y esa buscaré”. Es en esto que voy a ser intencional en buscar ¿Qué es eso, David? “que habite yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor, y para meditar en su templo”.

Vivir en Su presencia. Contemplar Su belleza y aprender de Él, David dice, Esto es más importante para mí que cualquier otra cosa en el mundo, si no logro hacer nada más en mi día, esa es la cosa que quiero que quede hecha en mi día.

El otro día hicimos referencia al pasaje en Lucas capítulo 10 acerca de Marta y María en su casa en Betania y acerca de cómo María se sentaba a los pies del Señor y escuchaba Su enseñanza. Esa fue su elección. Esa fue su prioridad.

Y también tenemos a Marta quien estaba distraída con el mucho servicio. Yo vivo ahí la mayor parte del tiempo. Es una cosa buena estar sirviendo pero ella estaba distraída porque ella no tenía su copa llena para poder dar a otros así que ella está trabajando con el tanque vacío. Ella está obrando con los vapores del tanque.

María está llenando su copa y luego podrá servir a otros con eso que ella ha recibido de Cristo. La distracción de las muchas ocupaciones, las ocupaciones aun en las cosas buenas, cosas del ministerio, aun esas pueden alejarnos de buscar Su corazón.

Así que Jesús le dice a Marta cuando ella le pregunta demandante, “Señor, dile a mi hermana que vaya a la cocina y me ayude,” como a veces nos encontramos diciéndole a Dios qué hacer, Jesús dice, Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas”… Tú tienes tu delantal puesto, estás tensa.

Y yo me veo retratada en Marta. “Tú estás preocupada y molesta por tantas cosas”. Hay tantas cosas en mi lista de cosas por hacer de cada día. Tengo listas de mis listas. Pero Jesús le dice a ella “Una sola cosa es necesaria” y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”. (Vs.42)

Si tan solo pudiera hacer una cosa en mi día, tengo que llegar al punto en mi vida y es donde me encantaría ver a Dios llevarnos a cada una de nosotras, donde si no pudiera hacer otra cosa, la única cosa que debería hacer es encontrarme con el Señor, estar con Él, en Su presencia, en Su Palabra, en oración.

Nosotras necesitamos llegar a los pies de Cristo. Jesús dijo que, “María había escogido la mejor parte”. Esto requiere una elección consciente y deliberada de nuestra parte.

¿Es ese el compromiso de tu corazón cuando tu buzón de correo está hasta el tope, cuando tienes cosas que hacer, personas con las que reunirte, lugares a los cuales ir? Yo haré lo que tenga que hacer para reunirme con Cristo al inicio de mi día.

Y yo he tenido la bendición de haber crecido en un hogar con un padre que creía en la prioridad de una vida de devoción personal. Su nombre era Art DeMoss. Él amaba el evangelismo y las almas y era muy activo en el ministerio, pero era un hombre de negocios ocupado.

Él no conoció al Señor hasta mediados de sus veinte años. En el primer año de su vida cristiana, alguien le retó a darle al Señor la primera hora de cada día en Su Palabra y en oración. Y él tomó este reto muy en serio y desde ese momento hasta el día que el Señor lo llamó, veintiocho años después, nunca faltó un solo día, ni uno solo de darle a Dios la primera hora en Su Palabra y en oración.

Él tenía este lema, “No lectura de la Palabra, no desayuno”. Y no leía ninguna otra cosa más en el día antes de estar en la Palabra de Dios. Era como si esto fuera tan importante para él como respirar o quizás más.

Él tenía una almohadilla para arrodillarse que él mantenía debajo de su cama y realmente tuvo varias a través de los años.

Y él tenía una lista de oración larga, una larga, larga lista de oración. Yo no sé si él oraba por cada una de estas personas cada día. Yo sé que él oraba por nosotros. Y puedo decirles a las madres y a los padres y a esos que un día serán padres y madres que ustedes van a cometer muchos errores con sus hijos. Pero hay mucha gracia que se extenderá a sus hijos cuando ellos crezcan al saber que hay un padre en casa que comienza el día sobre sus rodillas, en la Palabra, en oración, orando por su propia alma y por las almas de otros.

Así que conocer a Dios, caminar con Dios y tener una relación con Dios era más importante, tan importante para él que lo hizo la prioridad número uno de su día y ¡que marca indeleble hizo esto en mi vida como su hija! Me gustaría decir que tengo su récord de nunca fallar un día. Pero ni me acerco a ese récord.

Pero te diré algo, cuando estoy pronta a apresurarme a empezar mi día, y es una batalla virtualmente cada día, tengo indeleblemente impreso en los ojos de mi mente una imagen de mi papá sobre sus rodillas, comenzando su día en la Palabra, encontrándose con Cristo. Esa es la prioridad de una vida devocional.

Tener un tiempo de quietud no te da ganar puntos con Dios. No te hace que seas una mejor cristiana. Es que encontrarte con Dios te hace más como Jesús.

Estamos hablando de ser intencionales acerca de cultivar una relación de intimidad con Dios a través de tiempos diarios apartados para estar a solas con Dios en Su Palabra y en oración.

Y ahora permíteme hablar por un momento acerca del propósito de una vida devocional. Y yo quiero enfatizar en esto mucho más que en la mecánica porque pienso que si tú tienes un deseo por esto, vas a encontrar la mecánica. Pero quiero que al final de este programa si todavía no lo tienes, digas, “Esto es algo que debo tener. Esto es algo que quiero tener”.

El primer propósito de una vida devocional es la comunión con Dios. Compañerismo, comunión con Dios. Nosotras fuimos creadas para relacionarnos con Dios. Nosotras fuimos creadas para relacionarnos y tener comunión y amistad.

Moisés le dijo a Dios en Éxodo capítulo 33 “te ruego que me hagas conocer tus caminos para que yo te conozca”. ¿Cómo luce eso? ¿Qué significa tener una íntima relación con Dios?

¿Quieres descubrirlo? Desarrolla compañerismo, comunión con Dios a través de un tiempo diario en Su Palabra y de conocerle a Él. Moisés lo hizo. Y las Escrituras dicen, “Y acostumbraba a hablar el Señor con Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo”. (Ver Éxodo 33:11)

El propósito de un tiempo de quietud es conocer a Dios, disfrutar a Dios. Es tener devoción ¿sabes de lo que estoy hablando?

Si tú has hecho tu devocional pero no tuviste devoción es porque no experimentaste relación y comunión con Dios. Comunión con Dios es el primer propósito.

El segundo propósito es la purificación de mi corazón y de mi vida. Es un tiempo cuando Dios puede encender la luz de Su Palabra en los rincones y las grietas de mi vida, en las hendiduras de mi corazón, mostrándome cosas que yo no veo acerca de mí misma a menos que Él me lo muestre. “examíname, oh Dios y conoce mi corazón”. Límpiame, lávame. Yo pongo mi vida bajo la sangre de Cristo. Yo recibo tu perdón. Yo he sido limpiada, permito que Dios purifique mi corazón con Su Palabra, el agua que limpia. Este es el propósito de una vida devocional.

Una tercera cosa es la restauración de mi alma. “Él restaura mi alma”. Este mundo es tan ruidoso, tan ocupado. Nos aplasta y en la medida en que le damos a otros en cualquier rol o posición en la que sirvamos, nos gastamos—como vimos a Jesús hacer en ese día de reposo. Necesitamos reponer los recursos, los recursos internos que hemos agotado con la multitud. Es tiempo en Su Presencia que aquieta nuestros corazones, que restaura nuestras almas y calma y aquieta nuestros espíritus.

El propósito número cuatro es instrucción en los caminos de Dios.

Y me encanta ese versículo en el salmo 103 que dice, “A Moisés dio a conocer sus caminos, y a los hijos de Israel sus obras”. Versículo 7. Los hijos de Israel conocían las obras de Dios. Ellos vieron las obras de Dios pero Moisés conoció sus caminos. Él conocía el corazón de Dios.

Yo quiero conocer los caminos de Dios. Yo no solo quiero conocer sus obras. Yo quiero saber lo que Él piensa, como Él siente, lo que Él ama, lo que Él odia. Yo quiero conocer Sus caminos.

¿Tú sabes como Moisés conoció sus caminos? Sentándose en lo alto de un monte lejos del resto de la comunidad, yendo a esa tienda de reunión fuera del campamento donde él se reunía con Dios. Y su rostro estaba radiante por la gloria de Dios.

Hay algunas cosas que podemos aprender en comunidad, pero hay aspectos de conocer a Dios y de caminar con Él en Sus caminos que solo adquirimos al estar a solas con Él, en Su palabra, dejando a Su Espíritu ministrar a través de Su Palabra y enseñarnos sus caminos.

Número cinco es sumisión a Dios y a Su voluntad. Es en este tiempo de quietud, ese lugar de quietud que mi corazón y mi voluntad se alinean con la voluntad de Dios. Mi corazón y mi voluntad se encuentran muy a menudo desalineados con la voluntad de Dios.

Yo recibo esos ajustes espirituales mientras paso esos tiempos en la presencia del Señor, mientras mi voluntad es traída en sumisión con Su voluntad y yo me sumerjo en ese tiempo y veo mi voluntad oponiéndose a Su Voluntad pero llego al lugar donde digo, “Oh Señor, no se haga mi voluntad sino la tuya”.

Número seis: recibo dirección para mi vida, mis responsabilidades, mis relaciones.. Dirección. Escuchamos tantas voces diciéndonos qué hacer, dónde ir. El mundo tiene tantos consejos los cristianos tienen tantos consejos. Pero hay tiempos donde solo necesitamos escuchar Su voz. Nosotras decimos “Señor, necesito dirección. Necesito sabiduría ¿Qué quieres que hagamos en esta situación?”

Yo nunca, nunca, nunca Ilego al final de un día habiendo tachado todo lo que tenía que hacer en mi lista de cosas para hacer. De hecho, esto es imposible en cualquier periodo de veinticuatro horas para mí, lograr completar todo lo que hay en mi lista de cosas por hacer para ese día. Pero aquí hay una verdad liberadora. Darme cuenta que en cada día de veinticuatro horas solo es posible para mí hacer lo que Dios tiene en su lista de cosas por hacer para mí ese día.

Es por eso que debemos llegar antes que Él y decirle, “Señor, dame mis tareas. ¿A cuáles interrupciones en el día de hoy debo decir “no” y a cuáles debo darles la bienvenida?

El salmo 36 versículo 9 dice “En tu luz veremos la luz” Porque en ti está la fuente de la vida; en tu luz veremos la luz. Él da dirección.

Número siete, otro propósito para un tiempo de quietud es la intercesión a favor de otros necesitados. Mientras intercedemos por sus necesidades, las necesidades de aquellos que amamos, las necesidades de aquellos que nos rodean que son tan grandes…

Yo no puedo resolver esas necesidades. Pero yo sí puedo levantarlas delante del trono de la gracia de Dios donde ellas pueden encontrar misericordia y gracia para ayudarlas a ellas en sus tiempos de necesidad.

Y luego el número ocho y este quizás es mi favorito. El propósito de una vida devocional es que nosotras podamos ser transformadas a su imagen.

Yo quiero ser como Jesús. Y pienso que tú también.

Bueno, tú no te pareces a Jesús pasando tiempo en medio de todas las influencias y los aportes de este mundo que te rodea. Leyendo las revistas del mundo los programas de TV, las películas, la música, interiorizando todo esto en tu sistema. Tú te parecerás a Jesús pasando tiempo con Él.

Pablo dijo en 2da a los Corintios capítulo 3 versículo 18: “Pero nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu”. Como dijo David en el salmo 27—mientras lo estemos contemplando, seremos transfigurados (es la palabra que se usa allí) a su imagen de gloria en gloria como por el Espíritu del Señor”.

Ocurre esa asombrosa transfiguración, lo cual no es ser diferente en lo externo; es ser transformadas de dentro hacia afuera para que puedas convertirte en una nueva persona como Jesús quien mora en nosotras. Somos transformadas en su imagen de gloria en gloria por el poder del Espíritu Santo.

¿Cómo lo hacemos? En la medida que lo contemplamos a Él, esto es lo que hacemos cuando nosotras abrimos este Libro, esta es la Palabra viva escrita de Cristo. Así que en la medida en que le contemplo en este libro y Él está en cada página de este libro desde Génesis hasta Apocalipsis 21, mientras le contemplo hay algo que está sucediendo dentro de mí que me está transformando en Su imagen.

Yo no sé tú pero yo quiero eso. Yo necesito eso. Y es por eso por lo que yo quiero tener este tiempo.

Carmen: Esta es Nancy Leigh DeMoss recordándonos acerca de la importancia de desarrollar una vida devocional diaria.

Te retamos a leer tu Biblia por 30 días seguidos. Si lees la Biblia por 30 días, vas a desarrollar el hábito que va a alentarte a mantenerte leyendo más allá del reto.

Bueno, mañana Nancy va a estar de vuelta con la parte dos de este mensaje. Escucharas algunas maneras prácticas de eliminar distracciones y desarrollar un hábito de pasar tiempo con el Señor. Por favor acompáñanos en Aviva Nuestros Corazones.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leah DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Permisos de publicación autorizados del Ministerio Aviva Nuestros Corazones para Alimentemos El Alma

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

Ago 26 – Encontrándonos al pie de la cruz

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Esperando por su corazón

Aviva Nuestros Corazones

Ago 26 – Encontrándonos al pie de la cruz

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/encontrandonos-al-pie-de-la-cruz/

Carmen Espaillat: Después de muchos años de separación, Joy McClain tenía fe que Dios podría volver a unirlos a ella y a su marido.

Joy McClain: Que llegaría el día que me podría parar delante de mi marido otra vez como una esposa pura y sin mancha. Tal vez tendría ya noventa años, pero lo creía con todo mi corazón. Yo quería creer, y no iba a dejar de orar por eso.

Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Durante los últimos días, Joy McClain nos ha estado contando su historia. Esto es algo de lo que hemos estado escuchando.

Joy: Hoy hice un voto de amar y honrar a mi marido y eso es justo lo que tengo la intención de hacer, no importa lo que pase. Le había pedido a Mark que fuera a consejería y cuando le dijeron que tenía un problema con la bebida, su corazón se endureció.

Mark McClain: ¿Pero por qué tú me estás haciendo estas preguntas? ¿Por qué estás desafiando todo lo que yo hago? Porque yo tengo derecho de hacerlo.

Kristen McClain: Cuando me insultaba o insultaba a mi mamá , yo solo quería estrellar el auto contra un poste,

Mark: Yo tengo el derecho de hacer lo que yo quiera.

Joy: Cuando descubrí que ella se estaba cortando, fue como otra bofeteada en la cara. Yo no sabía cuánto más iba a poder soportar.

Mark: ¿Pero y por qué yo no puedo hacer esto? Esto es lo que quiero hacer, yo no estoy haciéndole daño a nadie.

Joy: Él quiere herirme.

Kristen: Yo no sabía de lo que él sería capaz de hacernos.

Joy: Y él está amenazándonos.

Jena McClain: Pude oír a mi padre entrar, y podía oírle dando portazos y gritando y maldiciendo. Yo sabía que Dios tenía Su mano sobre mí.

Jordan McClain: Cualquier persona lo hubiera dejado inmediatamente y, si no de inmediato, un par de años después, tal vez cinco años, diez años, pero ella se quedó con él.

Joy: Y honestamente, esa fue probablemente la primera vez en veintidós años que pensé, «No creo que haya mucha esperanza al ver que él, aun sabiendo que pudo haber perdido a su hija, no pareció importarle”.

Nancy Leigh DeMoss: Bueno, mientras has escuchado la historia de Joy, quizás te hayas podido identificar con esos momentos donde parecía no haber esperanza. Pero espero que también hayas sido animada y hayas recordado que siempre , siempre hay esperanza en el Señor. Sé que nuestras oyentes han sido tocadas, por la historia de Joy.

Espero que tomes también diez minutos en el día de hoy para ver la versión en video que nuestro equipo ha preparado de esta historia. Es impresionante y aun más importante, te animará a confiar en el Señor en la situación más difícil. Es un gran recurso que puedes compartir con alguien que conozcas que está batallando con su matrimonio.

Y ahora creo que serás grandemente animada mientras escuchas hoy la parte final de la historia de Joy.

Joy: Mark había sido enfrentado más de una vez por amor, por los ancianos en mi iglesia y por el pastor. Ellos se habían acercado a él muchas veces. Yo no quería el divorcio. El divorcio no era una opción. Ni siquiera entraba en las conversaciones. Pero sí tenía que establecer un tipo de ambiente para que mis hijos estuvieran a salvo.

Jordan: Esa es la razón por la que ella se mudó. No era por ella, era por nosotros, por mis hermanas que todavía estaban allí, para sacarlas de eso.

Kristen: Recuerdo que solo me preguntaba cómo vamos a salir de esto.

Carmen: Ella es Kristen, la hija de Joy.

Kristen: Bueno, mi mamá trabaja medio tiempo. Gana lo suficiente para solo pagar la renta, nada más.

Joy: Todavía estaba educando mis hijas en casa . Todavía estaban en el bachillerato. Mi hijo ya estaba en la universidad. Esos fueron los años donde realmente aprendí lo que significaba confiar en el Señor. Él se convirtió en mi proveedor de todo. Tenía que buscar de Él cada mes. Cuando extendía mis cuentas sobre la mesa, juntaba los recibos, oraba sobre ellos, los movía sobre la mesa y decía, “Está bien Dios, son todos tuyos”.

Kristen: Recuerdo entregarle las facturas que venían en el correo algunas veces, y ella tenía exactamente lo que se necesitaba. ¡Todas las veces! Nunca había visto algo así.

Jena McClain: Un día ella nos llevó a mí y a mi hermana a la sala y ella dijo, “Saben tenemos una cuenta que se vence hoy”.

Carmen: Ella es Jena, la hija de Joy.

Jena: “No tengo el dinero para pagarla, así que necesitamos orar que esta cuenta sea liquidada y de alguna manera el dinero vendrá”. Recuerdo que alguien tocó a la puerta y ahí estaba un hombre. Y dijo, “Este cheque es para usted, no estoy seguro quien lo envía. Es anónimo”. Y era la cantidad exacta para pagar la cuenta. Fue como “¡Wow! Él realmente provee y realmente contesta las oraciones.”

Joy: El casero había visto como una y otra vez Dios proveía. Yo era realmente honesta con él. Recuerdo un día cuando la renta se había vencido. Y fui con él y le dije, “John, sé que la renta se vence hoy. Estoy orando, y espero ver como Dios provee”. Creo que al principio John pensó, “Esta mujer está loca”. Pero una y otra vez me podía ver venir por el patio diciendo, “¡Dios provee John!”.

Nunca quisiera volver atrás y volver a vivir tanta pena. Pero no tendría la fe que tengo ahora. No tendría la confianza que tengo en el Señor si no hubiera tenido la oportunidad de confiar Él. Si tienes una situación hoy que te forza a confiar en el Señor, alábalo por eso porque tiene la oportunidad de mostrarse a Sí mismo. Muy frecuentemente queremos preocuparnos nosotros de sacar adelante todo. Hoy en nuestra opulenta cultura, no padecemos gran necesidad con frecuencia. Pero cuando sucede es una gran bendición ver Su mano en ello.

Jordan: El hecho de que no proveería, no fue una opción en mi mente

Carmen: Él es Jordan, el hijo de Joy.

Jordan: Yo creo que eso fue porque así me lo inculcó mi madre, viendo yo su ejemplo y sabiendo que no podría dudar de eso. Él la ayudó, nunca la dejó.

Joy: La amargura pudo haberse enraizado y crecido a través de los años y especialmente conforme la situación iba empeorando. Pudo haberse enraizado fácilmente en los corazones de todos nosotros. Yo me di cuenta a tiempo que los niños iban a seguir mi ejemplo.

Jordan: Mi madre trató desesperadamente de guardarnos de amargarnos en contra de mi padre y de odiarlo. Ella siempre quiso que fuéramos perdonadores y comprensivos.

Kristen: Algunas veces me irritaba contra mi padre y decía que era una persona horrible, que no se preocupaba de nosotros. Y ella decía. “No hables así. aún es tu padre. Está haciendo cosas que no te gustan. Pero todavía es tu padre, y tienes que respetarlo no importa lo que haga. No tienes que amar lo que hace. Pero tienes que amarlo y respetarlo”.

Joy: Así que era importante para ellos dejar inmediatamente sus emociones y las palabras con que se dirigían a él. Y la mejor manera de hacerlo, honestamente, una y otra y otra vez, era orar.

Todo el tiempo. Bueno me refiero a que orábamos juntos frecuentemente y ella constantemente nos recordaba, “Oren por su padre. Oren por su padre”. Recuerdo cuando estaba en la universidad, ella me llamaba todo el tiempo. “Ora por él. Ora por él. Pasó esto. Ora por él”. Así que recuerdo mi niñez orando mucho por mi papá y mi madre diciéndome que orara por mi padre, que orara por mi padre.

Y no solamente para que dejara de tomar y todo terminaría, sino por su salvación, por su bienestar. Es decir, ese es un testimonio de la fe de mi mamá en esos momentos. Ella no decía, “Quita eso de mí para que no batallemos más”. Sino también por su bien. Creo que eso tiene mucho que ver con mi fe, ver su respuesta ante eso.

Joy: Yo creía con todo mi corazón que llegaría un día en que estaría parada delante de mi marido otra vez como una novia sin mancha. Tal vez ya noventa años de edad, pero lo creía con todo mi corazón. Yo quería creer, no iba a perder la esperanza ni a dejar de orar por eso.

Mark: Yo no me daba cuenta en ese momento, pero aparentemente me encontraba en la más larga cadena de oración que jamás había escuchado. O sea, estoy hablando de otros países, había tanta gente orando por mí. Pero yo todavía estaba viviendo como yo quería vivir.

La separación fue buena porque Dios me permitió llegar hasta el fondo del hoyo en el que estaba . Yo sé que Él no quería eso para mí, pero Él me permitió llegar hasta ahí. Mi salud estaba mal y mi estado mental estaba mal. Eso sí, Yo seguía yendo a trabajar. Nunca tuve problemas en el trabajo, pero todo lo demás, cada parte de mi vida era horrible. Hasta ahí Él me permitió llegar. Es por eso que la separación fue buena.

El punto más bajo del hoyo fue cuando estaba en casa de mi sobrino. Habíamos estado tomando, creo que eran como las diez de la noche. No era muy tarde, pero estaba obscuro y yo estaba manejando a casa, y ahí fue donde me detuvieron.

Joy: Sorprendentemente, él nunca había sido detenido por manejar borracho en todos esos años.

Mark: Y ese fue el inicio de toda una cuestión legal.

Joy: El juez fue muy duro con él, le entregó un montón de multas.

Mark: Perdí mi licencia por un año, lo cual puso en peligro mi trabajo.

Joy: Había un montón de requisitos de libertad condicional, que le privaron de muchas libertades. Una de ellas fue que no podría volver a poner un pie en un lugar donde se sirviera alcohol, y si alguna vez se le sorprendía con alcohol, iría a la cárcel.

Mark: Estaba como preso. No podía beber.

Joy: Había un juez en la sala de justicia, pero finalmente Dios era el juez que estaba orquestando todos estos eventos. Después de ese día en la corte, mi esposo supo que “No hay manera, no hay absolutamente manera de cumplir los requisitos”. Y entonces Él clamó a Dios.

Mark: Señor, quítalo todo. Quita el deseo, quita el dolor, comienza a sanar mi cuerpo. Y Él lo hizo.

Joy: Así que Dios había estado trabajando. Dios había estado orquestando de maneras que yo jamás hubiera podido ver o imaginar.

Mark: No tuve problemas con el síndrome de abstinencia. No sentí el dolor. Fue más bien como un descanso. Pero el proceso de sanar a la familia apenas comenzaba, y eso tomó un tiempo.

Joy: Todos mis hijos me llamaron ese fin de semana diciéndome la misma cosa. “Papá quiso pasar tiempo conmigo. Nos llevó fuera. En verdad la pasamos muy bien. Él no estaba tomando. Estaba completamente sobrio”. Mis hijos no podían recordar, no tenían memoria de la última vez que su padre había estado sobrio con ellos. Así que estaban emocionados. Estaban conociendo a una persona que nunca antes habían conocido. Estaba yo muy emocionada por ellos, que ellos pudieran pasar tiempo de calidad con su papá. Hubo un alto en la monotonía.

Pero yo también había sido muy realista. No iba a ser ingenua. Yo pensaba: “Solo es cuestión de tiempo. Él volverá a tomar”. Y los días se convirtieron en semanas, y todavía no tomaba. No tenía ninguna excusa hasta este punto. Yo no había visto remordimiento. Había visto a un hombre que estaba sobrio, pero no veía un cambio en su corazón.

Así que me senté y escribí letra por letra y carta tras carta. Todo era esperanza, todo positivo, todo era mirar hacia adelante. Y por semanas Mark recibió estas notas de aliento. Y unas semanas más tarde él estuvo de acuerdo en asistir a una consejería intensiva. Así que nos encontramos otra vez en el Centro de Consejería Doce Piedras por varios días con nuestro pastor. Yo ya había asistido anteriormente con mis hijas

El equipo se regocijó, estaban felices de que la persona por quien habían estado orando por años estaba ahora ahí. Solo tomó como media hora de nuestro tiempo con el consejero para que Mark se detuviera y dijera, “Yo sé lo que necesito, necesito al Señor en mi vida”.

Mark: La noche que le pedí a Jesús que me perdonara, comencé a adorarlo a Él en vez de al alcohol.

Joy:No podías creer escuchar estas palabras salir de su boca. Mi pastor me volteó a ver. Lo volteó a ver a él. Todos nos estábamos mirando pensando, “¡Esto es una locura!”

Mark: Sentí un alivio de que Jesús me perdonara todo, especialmente cosas horribles que había hecho. No lo merecía. Tenía a un Dios amoroso.

Joy: El momento en que supe que el cambio en mi amado era auténtico fue cuando él vino y me dijo, “¿Me perdonarías? He pecado contra ti. He pecado contra Dios. ¿Me perdonarías por abandonarte, por dejarte?” Y sabes, todos esos años de heridas, de amarguras, de enojo y desconfianza desaparecieron. Porque lo que esencialmente él estaba haciendo era encontrarme al pie de la cruz. Estaba viviendo a la sombra del perdón.

Mi pecado se veía diferente al de él. El mío era que yo me creía justa, sentía lástima por mí misma. Mi pecado era que realmente tenía temor. Fui perdonada de mi pecado por un Dios Santo ¿Cómo no podría, cuando un hombre se hubiera arrepentido delante de ese mismo Dios Santo y luego viniera y me pidiera perdón, cómo no le daría completa y totalmente el perdón?

Mark: Le pedí que me perdonara, y ella me pidió que la perdonara.

Kristen: Cuando volvió a casa, nos sentó a Jena y a mí y nos pidió perdón. Por supuesto que dijimos que “sí” inmediatamente. Fue uno de los mejores momentos de mi vida. Nunca olvidaré la pena tan sincera que se veía en sus ojos por haber lastimado a sus hijos.

Mark: Les pedí específicamente que me perdonaran por lo que les había hecho y específicamente por haber bebido de la manera que lo hice, y la forma en que me comporté.

Jena: Fue como un alivio instantáneo. Fue como si un peso se hubiera quitado de encima. No tenía malos sentimientos en contra de él. Todo fue como, “¡Finalmente! He estado esperando por este momento. ¡Sí! ¡Te perdono! Te perdono una y otra vez”.

Joy: Unos días más tarde cuando Jordan, nuestro hijo, regresó a casa de la universidad, pasó lo mismo.

Jordan: Cuando él me pidió perdón, yo estaba ansioso y listo, porque todos somos pecadores. Me sentía como si no lo perdonaba por haber sido un pecador era como si yo fuera un hipócrita porque yo tengo mis propias cosas que Dios me perdona.

Mark: Terminó el tiempo de mi libertad condicional y continué sin tomar. Poco a poco la confianza comenzó a regresar.

Kristen: Me volví más consciente de lo que yo hacía una vez que mi papá cambió.

Carmen: Otra vez Kristen, la hija de Joy.

Kristen: Porque me empecé a dar cuenta de que aunque él estuviera haciendo cosas mal no significaba que yo no estuviera haciendo las cosas mal. Lo culpaba a él de mis problemas así como él me culpaba a mí de los suyos. Así que una vez que él cambió, tuve que examinarme a mí misma y eso fue muy duro. Me di cuenta que no lo había perdonado completamente, porque había veces que lo veía y todavía estaba muy enojada con él. Y podía darme cuenta que en mí todavía había amargura hacia él. Tengo que perdonarlo porque Cristo me ha perdonado por lo que he hecho. Y darme cuenta que es lo mejor que puedes hacer, de verdad.

Joy: Mark y yo no habíamos estado juntos por mucho tiempo, y habíamos decidido en el centro de consejería que tal vez esto sería un motivo para celebrar. Quizás la celebración que quedaba perfecto era tener una nueva boda, con nuevos votos.

Así que entramos como en un tipo de relación de cortejo por un par de meses. Los chicos se mudaron con Mark y justo antes de nuestra boda; yo me mudé también. Así que estuvimos separados hasta esa boda.

Y así como nuestra primera boda, fui la primera en llegar a la iglesia. Tomé los primeros pasos que había tomado hace veintidós años. Inicié un nuevo diario, y le escribí una carta a mi amado, a mi esposo. Y decía:

“He estado esperando este día por un largo, largo tiempo. Nunca me di por vencida. Nunca perdí la esperanza. Mis oraciones han sido contestadas. Mis sueños se han vuelto realidad. Así como Dios me mostró, estaré frente a ti hoy como una novia pura, sin mancha. Soy tuya.

Firma,

Tu novia”.

Y arranqué esa hoja de papel de mi diario, la doblé cuidadosamente. Y más tarde se la di a mi hijo para que se la diera a su papá justo antes de que dijera sus votos otra vez.

Jordan: Mi papá y yo entramos primero con nuestro pastor Toby. En seguida venían mis hermanas, mi papá se acercó a ellas y las abrazó y las trajo al estrado con él. Probablemente lo que más me impactó fue ver a Kristen, la mayor, subir. Porque ella fue quizás la que más batalló en perdonar a mi papá. Ella fue, probablemente la más afectada por toda la situación, ya que tuvo muchos efectos negativos en ella. Solo mirarla subir, sonreír, ver a mi papá sonreír, y ver la relación restaurada, lloré ¡porque significaba tanto para mí! Y después vino mi mamá.

Joy: Lo que vino a mi mente en ese momento fue, “Vale tanto la pena. Todo el dolor, la oscuridad, todos esos tiempos difíciles. Si alguien ha sido animado, vale la pena. Hace que el dolor sea mucho menor”.

Jena: Dios nos mostró muchas cosas durante nuestra niñez. No lo cambiaría por nada.

Kristen: Me mostró que no hay nada que alguien te pueda hacer que no puedas perdonar.

Jordan: Sé que Él usó ese tiempo para verdaderamente preparar mi corazón para ser un pastor.

Kristen: Aprendí que no hay nada que pueda hacerle a Dios que no me pueda perdonar.

Jordan: Le tengo tanto respeto a mi padre hoy. Me siento como que finalmente tengo una figura paterna de quien ahora puedo aprender.

Kristen: Mi mamá es especial. Ella no escuchó a nadie excepto a Dios, y eso me ayudó a entender que Dios es muy poderoso y Su voluntad será hecha.

Mark: Renovar nuestros votos delante de un Dios que ambos amábamos ahora, fue como volver a empezar.

Joy: Nos fuimos de luna de miel, y fue glorioso. Entonces comenzó el trabajo en restaurar nuestra relación. Tomó mucho tiempo para quitarnos todos esos años de malos hábitos, de patrones, todos esos años de dolor. Escogimos la misericordia. Escogimos la gracia. No significa que olvidamos, pero escogimos perdonar. Nuestra historia es una historia de misericordia. Y no es una historia de misericordia que yo brindé sino que fue la misericordia de Dios derramada sobre nosotros. No podría sostenerme sin esa misericordia.

Carmen: Hemos estado escuchando la historia de Joy y Mark McClain. También escuchamos de sus hijos, Jordan, Kristen y Jena. Nancy, sé que muchas de nuestras oyentes estarán animadas por esta historia.

Nancy: Bueno, una de las cosas que más aprecio acerca de la manera en que Mark y Joy contaron su historia, es su énfasis en que no tuvieron un final “y vivieron felices para siempre”. Las cosas todavía no son perfectas, y todavía tienen altas y bajas en su matrimonio y en su caminar personal. Pero aquí está el punto con el que quieren que nos quedemos, y es que Dios continúa siendo fiel. Él está ahí para ellos, ayudándolos y restaurándolos día a día.

Joy McClain narra su historia en su libro, “Esperando por su corazón: Lecciones de una esposa que eligió permanecer” (disponible en inglés). Sé que este libro será de gran aliento para cualquier mujer que esté en un matrimonio difícil, o cualquier mujer que esté en una situación retadora que parece sin esperanza. Joy nos muestra lo importante que es buscar al Señor y buscar Su gloria aun sobre nuestra propia felicidad o sobre cualquier otra cosa.

Este libro te dará también algunos aportes prácticos mientras estás buscando navegar por algunas situaciones difíciles que quizás estés enfrentando. Proveerá esperanza a cualquier relación que parece sin esperanza.

Déjame animarte a visitar nuestro sitio de internet y ver la versión de video de esta historia. Creo que nuestro equipo hizo un trabajo increíble para capturar la historia de Joy. Definitivamente vale la pena tomar diez minutos para ver y también para compartir esta historia con tus amigas.

Nuestro deseo como ministerio es servirte, proveerte recursos y equiparte mientras buscas al Señor en tu vida y en tu matrimonio. Así que espero que aproveches todos estos recursos y más que hay disponibles en AvivaNuestrosCorazones.com

Y mañana Nancy iniciará una nueva serie, te esperamos, no dejes de sintonizar Aviva Nuestros Corazones.

¿Por qué es tan importante tener una vida devocional? ¿Qué te impide llevarla a cabo? Acompaña a Nancy mañana para que descubras la bendición de cultivar el hábito de la devoción diaria, acompáñanos.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Permisos de publicación autorizados del Ministerio Aviva Nuestros Corazones para Alimentemos El Alma

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Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

Ago 25 – Luchando por un matrimonio

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Esperando por su corazón

Aviva Nuestros Corazones

Ago 25 – Luchando por un matrimonio

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/luchando-por-un-matrimonio/

Carmen Espaillat: Ahora escucharemos un resumen de lo que presentamos ayer en Aviva Nuestros Corazones acerca de Joy y Mark McClain y de sus tres hijos.

Joy McClain: Nos casamos un hermoso día en el mes de mayo. Y los votos que dije ese día, de verdad los sentía. Eran algo que iba a tomar muy en serio y los iba a honrar sin importar lo que pasara. Y esa misma noche escribí en mi diario:

“Hoy hice el voto de amar y honrar a mi marido y eso es justo lo que tengo la intención de hacer, no importa lo que pase”.

Siempre había sabido que a Mark le gustaba beber más allá que un simple trago social.

Mark McClain: Y después de que nos casamos, esto empezó a convertirse en una costumbre diaria.

Kristen McClain: Y así cada día se hacía más miserable desde el momento en que papá llegaba a la casa hasta que se dormía.

Jordan McClain: Solo recuerdo acostarme en la cama y escuchar, sobre todo, a mi padre gritando.

Kristen: Decirle cosas a mi mamá que nunca se le deberían decir a una dama.

Joy: A medida que los niños crecían, también lo hacía la intensidad. En el hogar, el caos aumentaba.

Kristen: Yo no sabía de lo que él era capaz de hacernos.

Joy: Porque él descargaba su ira contra las paredes, luego contra las puertas, golpeaba cualquier cosa, me lanzaba lo que encontrara a su alcance para hacerme daño y me amenazaba.

Su problema con el alcohol era un poco más difícil de ocultar. Sin embargo, mi corazón estaba mal. Mi corazón estaba frío. Mis motivos eran impuros. Dios me mostró y me reveló el mal en mi corazón, el egoísmo en mi corazón. Él deseaba hacer una obra tanto en mí como en mi esposo.

Le había pedido a Mark que fuera a consejería. Él aceptó y fue, pero cuando le dijeron que tenía un problema grave con la bebida, su corazón se endureció y se negó a volver.

Jordan: Cualquier persona lo hubiera dejado inmediatamente y si no de inmediato, un par de años después, tal vez en cinco años, diez años, pero ella se quedó con él.

Joy: Me quedé con mi esposo por el simple hecho de que ya yo había hecho un voto, y que había llegado al punto donde debía entender que el matrimonio es un ejemplo viviente de Cristo y Su novia y Él nunca abandona a Su novia. Y yo sabía que mi papel en esto era orar por mi esposo.

Nadie en el mundo va a orar por este hombre como tú. Tú eres una con este hombre y esta relación se ha dañado. Y qué cosa tan increíble es entender, cuando se comprende a Cristo y Su esposa, la Iglesia, lo importante y lo íntimamente que debemos caminar con Él. Nadie va a clamar a gritos por mi esposo como sus hijos y yo.

Carmen: Esto es Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Nancy Leigh DeMoss: Ayer empezamos a escuchar la historia de Joy McClain. Cuando Joy se casó con su marido, Mark, ella tenía una imagen idealizada de cómo sería su matrimonio, pero esa imagen rápidamente se hizo añicos a medida que Mark caía más y más profundo en una adicción al alcohol.

Mientras pasaba el tiempo, Joy se dió cuenta de que había convertido su matrimonio en un ídolo y que ella tenía que volver al punto donde reconociera a Jesús como el núcleo y el centro de su vida.

Si te perdiste el programa de ayer, te animamos a escucharlo en nuestra página AvivaNuestrosCorazones.com

Ahora, en este programa, siempre animamos a las personas a ser fieles a sus votos matrimoniales, a comprometerse con su pareja, incluso cuando no es fácil, porque, en última instancia, el matrimonio no se trata de nosotras. Se trata de Cristo y de presentar una imagen de la relación con Su novia, la Iglesia. Así que cuando tú permaneces fiel a tu pareja, estás presentándole al mundo, una imagen preciosa de Cristo y Su relación con la Iglesia.

Pero incluso si estás comprometida con tu pareja y con tus votos matrimoniales, todavía tienes que tomar algunas decisiones difíciles en el camino. ¿Qué pasa si tu o tus hijos están en peligro? ¿Podría ser necesaria una separación física? Estas son preguntas importantes, y quiero animarte a no tratar de responderlas tu sola.

En primer lugar, adentrarte en la Palabra de Dios y permanecer en ella. Eso va a ser tu luz, tu soporte, tu ancla en las situaciones difíciles. Y luego, intégrate y mantente en contacto con el Cuerpo de Cristo.

Encuentra una mujer mayor, piadosa, sabia, que pueda ayudarte a navegar por estas aguas difíciles, y habla con el liderazgo espiritual de tu iglesia— con tu pastor, los ancianos. Pídeles sabiduría bíblica para tu situación específica.

Joy McClain consultó con los líderes de su iglesia y buscó consejo piadoso. Sin embargo, Mark no se arrepentía, y parecía que ella y su familia estaban cada vez en mayor peligro. Así que, mientras ella se mantenía fiel a sus votos matrimoniales y continuaba orando por la reconciliación, llegó un momento en que Joy se dió cuenta de que era necesario separarse por un tiempo con el fin de llamar la atención de Mark y de proteger a su familia.

Vamos a retomar desde esta parte de la historia de Joy.

Joy: Mark había sido confrontado más de una vez, con amor y con respeto, por los ancianos de mi iglesia y por el pastor. Ellos se habían puesto en contacto con él muchas veces. Algunas veces Mark hablaba con ellos, pero nunca estaba dispuesto a pedir ayuda, a recibir algún tratamiento, a buscar sesiones de consejería. El rechazaba todo esto.

Yo no quería el divorcio. El divorcio no era una opción para mí. Nunca siquiera estuvo en la conversación. Pero yo tenía que establecer algún tipo de ambiente para que mis hijos estuvieran seguros.

Carmen: El día que Joy y sus hijos empacaron fue espantoso y estresante. Ellos decidieron que tenían que salir mientras Mark estaba en el trabajo. Preocupados por la forma en que podría reaccionar si sabía que se estaban mudando, Jordan, el hijo de Joy había vuelto a casa desde la universidad y condujo un vehículo. Joy y sus hijas condujeron otro.

En el segundo viaje, Joy pensó que Jena iba a ir con su hermano, pero él pensó que Jena ya se había ido con su mamá.

Joy: Cuando ella no salió del vehículo con él, entre en pánico y le dije: » ¿Dónde está tu hermana?”

Y él dijo: » Pensé que ella estaba contigo». Y nos dimos cuenta de que ella se había quedado en la casa. No tenía manera de salir y ya era hora del almuerzo.

Jena: Recuerdo mirar por la ventana y ver que no había carros allí, y pensé, “bueno, Jordan me dejó”. Así que lo llamé. Cuando iba a colgar el teléfono, miré por la ventana, y mi papá estaba ya en la entrada.

Joy: Jena estaba allí cuando Mark llegó a la casa.

Jena: Estaba aterrorizada y le dije a Jordan: “¡Papá está llegando! Por favor, date prisa. Ven rápido porque yo no sé lo que va a hacer”. Fui a mi habitación y lo único que había dejado allí era un pequeño librero, que estaba entre la puerta y yo. Así que me escondí junto al librero en mi habitación y cerré la puerta.

Recuerdo solo pensar, Oh no, no le puse seguro. Yo no le puse seguro a la puerta. Yo no le puse seguro a la puerta. Me olvidé de ponerle seguro a la puerta. Y estaba tan aterrada porque no sabía lo que iba a hacer cuando él entrara.

Carmen: En ese momento, un pasaje de la Biblia vino a la mente de Jena.

Jena: Fue Éxodo 14:13, que dice: “Y Moisés dijo al pueblo: No tengan miedo. Manténgase firmes. Y hoy mismo verán la salvación que el Señor hará con ustedes. Los egipcios que hoy ven nunca los volverán a ver. El Señor peleará por ustedes. Solo necesitan estar quietos”.

Y esa última parte, “El Señor peleará por ustedes. Solo necesitan estar quietos,” se mantuvo una y otra vez en mi cabeza. Era como si Dios hubiese inundado mi mente con esa frase, y yo no podía pensar en otra cosa. El miedo que tuve cuando lo vi en la entrada, se había ido totalmente. Yo tenía tanta paz. Tenía que estar quieta y eso fue suficiente. Así que me quedé allí sentada.

Pude oír a mi padre entrar, y podía oírle dando portazos y gritando y maldiciendo, no sentí ningún temor. Yo sabía que Dios tenía su mano sobre mí. Yo sabía que estaba protegida.

Podía oírlo yendo a cada habitación, solo para ver, que faltaban cosas, que se habían llevado cosas, las camas no estaban. Así que yo podía oírlo entrando a cada habitación, poniéndose cada vez más y más furioso, y estando cada vez más y más cerca de mi habitación. Pero aun así yo no tenía miedo. Todavía tenía esa paz y sabía que Dios estaba conmigo en esa habitación.

Él vino por el pasillo hacia mi habitación y entró en su dormitorio y el dormitorio de mi madre, que estaba al lado del mío, fue a la oficina, que estaba al otro lado de mi habitación, y se detuvo en la puerta de mi dormitorio y ni siquiera intentó abrir la puerta. Se dió la vuelta y se metió en su camioneta y se fue. . . No dijo una palabra más. Él había estado gritando y gritando, maldiciendo, y arrojando cosas, pero cuando llegó a mi puerta, todo se detuvo, él solo se dio la vuelta y se fue.

No tenía ni idea de lo que iba a pasar, pero Dios sí, y Él estaba allí para mí ese día y realmente me mostró su protección.

Joy: Cuando nos mudamos en la casa rentada, empezamos a asentarnos. Ahora teníamos seguridad. Y así, el estado de alerta máxima que habíamos vivido, pudo ser borrado. Una vez hecho esto, empezaron a emerger de cada uno de los niños, heridas emocionales muy profundas sobre todo Kristen, tuvo un tiempo muy difícil tratando de lidiar con esas heridas.

Kristen: Yo diría que tenía unos dieciséis años. Era tan tentador simplemente dejar todo. Yo solo quería conducir y estrellar mi auto contra un poste solo para acabar con mi vida. Casi cada vez que conducía era lo que yo quería.

Joy: Ella necesitaba a su padre. Siempre lo había hecho. Ansiaba la atención, el afecto y la afirmación de su padre.

Kristen: Y creo que las cosas que realmente activaron todo eso en mí, fue cuando él me decía apodos, o le llamaba a mi madre por un apodo o cuando decía cualquier cosa mala de mis hermanos o mi madre, o cómo me criticaba diciéndome que no estaba haciendo algo bien o que yo no valía nada. Lo dijo muchas veces.

Joy: Y ella comenzó a cortarse a sí misma.

Kristen: Me sentía como si estuviera viva otra vez y me sentía como un ser humano. Sentía como si pudiera resolver mi propio problema al liberar mi ira haciéndome daño a mí misma. A través de cada corte, me sentía más ligera en cierta manera.

Joy: Cuando descubrí que ella se estaba cortando a sí misma, fue como otra bofetada en la cara para mí. No sabía cuánto más podría soportar. Yo estaba sola, luchando por conseguir lo suficiente apenas para comer, para mí y para mis hijos. Tanto dolor y ahora aquí, ya no solo en este gran caos que tengo con mis hijos, sino que ahora tengo una hija que está tratando de hacerse daño.

Kristen: Yo no quería que nadie me tocara. Yo no quería abrazar a nadie. Yo no quería decirle a nadie que le amaba. Me convertí en una piedra. Recuerdo a mi familia tratando de abrazarme, y yo no quería que ellos lo hicieran. Yo solo les decía que se alejaran de mí. Ni en un día de alegría como la Navidad, quería que me tocaran porque me sentía tan repugnante y sin valor.

Joy: Los niños habían pasado muy poco tiempo con su papá, y nunca lo habían visto en estado sobrio. Este domingo en particular, habían estado con él y estaban tan desanimados, especialmente Jena. Ella estaba sollozando. Me dijo que se había tomado una gran cantidad de analgésicos y que inmediatamente se había arrepentido de lo que había hecho. En ese momento, me quebré. Al igual que cualquier madre haría, solo tienes que hacer lo que tienes que hacer. Tú la lanzas en la camioneta y conduces hacia al hospital.

Me sentía un absoluto fracaso como mamá. Me sentí como si ni siquiera podía proteger a mi hija de esto. “No puedo seguir con esto, Dios. El dolor nos está arropando. Nunca nos deja. ¿Y ahora hasta podría perder a mi hija?” Me sentía tan afligida por ella, por todos ellos. Fue un momento tan terriblemente amargo. Solo pensé: “Yo no puedo hacer esto un día más, Señor, ¡¡¡no puedo!!!”

Tan pronto como llegamos al hospital, le hicieron algunas pruebas y se dieron cuenta de que Jena no había hecho casi nada. Apenas había tomado una cantidad de analgésicos suficiente para ponerla a dormir una buena siesta , ¡por lo que me sentí tan agradecida! Luego, una vez que supimos eso, y que ella estaba descansando en su cama, ella me miró con esos ojos grandes, marrones, y me dijo: “Mamá, cántame”.

Para ser capaz de mantenerte lo suficientemente fuerte para obtener aliento y cantar lo suficientemente fuerte, sin importar cómo te oyes, con tal de consolar a tu hija, tienes que mantener la compostura aun cuando lo que realmente quieres es hundirte en un rincón en la esquina de la habitación y solo llorar y llorar.

Pero lo hice. Canté con ella y la abracé, y una sonrisa se ​​extendió por todo su rostro. Ella me decía entonces que yo iba a estar bien y que ella iba a estar bien, y que ella realmente iba a confiar en el Señor. Fue un momento muy vulnerable.

Cuando Mark apareció, hizo una pequeña escena. Había estado bebiendo, así que no se veía muy agradable. No se trataba de Jena hacia él. Era acerca de sí mismo. Mi pastor lo había llevado afuera y había tenido una pequeña confrontación con él. Cuando Mark se alejó de esa charla con nuestro pastor, mi pastor se volvió a mí y me miró y negó con la cabeza y básicamente lo que dijo fue: “Esto no tiene esperanza”.

Él no quiso decir que no había esperanza en el Señor. Lo que quiso decir fue, “el corazón de este hombre se ha vuelto tan duro contra Dios, contra todo”. No veía ninguna esperanza.

Honestamente, esa fue probablemente la primera vez en 22 años que pensé, “no creo que haya mucha esperanza al ver que aun él sabiendo que pudo perder a su hija, no parece importarle”.

Cuando regresamos a casa del hospital después de Jena haber tomado una gran cantidad de analgésicos, pensé que yo había estado orando durante tantos años de la siguiente manera: “Señor, haz lo que sea necesario para cambiar a mi marido”. Yo había orado por muchos años: “Dios, que no se haga mi voluntad sino la tuya. Señor, yo solo quiero que él sea salvo”. Pero siendo honesta, no creo que me sentía de esa manera en lo más profundo de mi ser.

Creo que mucho de mí todavía lo quería para mí, todavía lo quería para mis hijos. Todavía quería ser feliz. Todavía quería que todo se resolviera para yo poder sentirme mejor, y sentir que finalmente la tormenta había terminado.

Pero cuando regresamos a casa después de ese episodio, realmente entendí, creo, cuánto depende de Dios y cómo realmente es para Su gloria. Y de cualquier manera en que se vea la situación y la manera en la que Él decida actuar en ella no es mi papel decidirlo para que Él reciba la gloria. Creo que eso también era parte de quitar el «YO». Llevarse lejos mi orgullo, lo que quería, mis deseos, mis sueños, mis esperanzas. Tenían que desaparecer.

Conseguí consejería para las chicas. Habían estado ya en consejería, pero en cierta forma la retomamos con personas que las aconsejaban, las guiaban y caminaban a su lado. Había una chica en ese tiempo que tenía cerca de 22 años, ella ayudaba en el grupo de jóvenes y que realmente tomó a Kristen bajo sus alas y pasaban mucho tiempo con ella.

Kristen: Fue realmente muy importante para otras personas invertir en nosotros cuando éramos niños. Ver otros adultos preocuparse por mí y mis hermanos también fue un buen testimonio para nosotros porque fuimos capaces de ver cómo sería la vida normal mientras nos estábamos alojando en sus casas.

Así que si tienes una amiga o ves a un niño que tiene problemas, asegúrate de pasar tiempo con esa persona. Tú puedes pensar que ellos están conscientes de que son especiales, pero probablemente no lo estén. Cualquier cosa que puedas hacer por ellos de una manera positiva los va a afectar más de lo que nunca te pudieras imaginar.

Joy: Había hablado tantas veces con mis hijos acerca de la oración. Era constante, sin importar si habían pasado tiempo con su padre y llegaban a casa desanimados; no importaba si sentían rencor o si simplemente se sentían deprimidos. Mi respuesta a cada una de estas cosas era simplemente: “Ora”. Vamos a orar por su padre ahora mismo, vamos a dejar lo que estamos haciendo y vamos a orar ahora mismo. Yo necesitaba eso, necesitaba esa comunicación constante con mi padre, solo eso.

No me di cuenta, no me di cuenta de lo serio que Jena tomo esto hasta un día mientras estaba colocando algo en su habitación en nuestra pequeña casa rentada. Me di cuenta de que todo el armario, todas las paredes de su armario, estaban llenas de oraciones escritas en papel.

Yo literalmente sentí que había entrado en un lugar especial. Me sentí como si estuviera pisando tierra santa donde ella había pasado horas y horas ante el trono celestial, solamente clamando y rogando a Dios que salvará a su padre y el matrimonio de sus padres.

Jena: Yo solo quería un lugar lejos de todo, un lugar al que pudiera ir y que solo fuéramos Dios y yo.

Joy: Había una foto tamaño 8 x 10 mía y de Mark.

Jena: Era una foto que mi hermano les había tomado cuando estábamos en unas vacaciones en la Florida, y ellos se estaban abrazando. Para mí fue algo tan hermoso verlos juntos.

Joy: Empezamos en grupo un diario de oración.

Kristen: Y eso me ayudó a ser capaz de liberar algunas de mis emociones de una manera positiva.

Joy: Y es algo que nos pasábamos haciendo una y otra vez.

Kristen: Fui capaz de ver que yo no era la única que estaba luchando con estos sentimientos porque podía ver lo que mi madre había escrito y las oraciones que ella escribió por nosotros. Y mi hermana, mi hermana pequeña estaba orando por mí y ella estaba realmente preocupada.

Joy: La idea principal es que ellas son hijas del Rey de reyes, y aunque su padre, su padre terrenal, se había alejado, su Padre celestial nunca haría eso. Ellas todavía eran princesas. Ellas eran las pequeñas princesas del Dios Todopoderoso, y ellas necesitaban que se les recordara que eran hermosas.

Ellas fueron afirmadas a través de los ojos de Dios. Y eso fue una herramienta importante y realmente un tesoro que aún guardo de aquellos tiempos oscuros en los que estábamos buscando a través de la verdad de la Palabra de Dios y ayudándonos las unas a las otras a hacerlo a través de este pequeño diario.

Una y otra vez Dios se mantuvo llevándome de vuelta al punto de confiar en Él. ¿Confías en mí aunque tu hija haya tomado una sobredosis? ¿Confías en mí aunque tu hija se está cortando a sí misma? ¿Confías en mí aunque tu marido ya no come, sino que se bebe sus comidas? ¿Confías en mí aunque tu hijo sea como un bulto tirado en el suelo, llorando? ¿Confías en mí aunque no sepas de dónde vendrá tu renta del mes? ¿Confías en mí aun cuando no sabes de dónde vendrá tu próxima comida? Una y otra vez ese mensaje tan simple: “¿Confías en mí?”

Nancy: ¡Wao! Puedes estar escuchando todo esto y decir, “la historia de Joy es mi historia”. Tal vez puedes identificarte con muchos de los detalles que ella ha compartido. O tal vez tu vida se vea totalmente diferente en este momento.

Independientemente de cuál sea tu situación, creo que esto nos lleva a todas a preguntarnos: «¿Cuáles son las necesidades más profundas de mi vida en este momento, y dónde estoy yo buscando la ayuda que necesito en las situaciones difíciles de la vida?» La única cosa que realmente va a hacer la diferencia es clamar al Señor.

Como hemos escuchado hoy, Joy McClain ha luchado con problemas profundos del corazón como estos, y ella cuenta su historia de una forma muy transparente en su libro titulado: “Esperando por su corazón : Lecciones de una esposa que eligió permanecer”—disponible en inglés solamente.

Lo que me gusta de la historia de Joy es que ella nos señala a Cristo como la esperanza suprema que necesitamos cuando estamos frente a cualquier reto en la vida, no importa lo difícil que sea. En el camino, creo que este libro va a darte muchos consejos útiles, prácticos sobre cómo honrar tus votos matrimoniales, incluso cuando parece que todo se está cayendo a pedazos. Creo que este libro será un estímulo para ti y tal vez será algo que te gustaría compartir con algún familiar o una amiga que está en un matrimonio difícil.

Espero que puedas ver un corto video que nuestro equipo preparó para contar la historia de Joy. Este es un video de primera categoría con una hermosa cinematografía, y más que nada, creo que vas a estar profundamente conmovida mientras ves como el poder de Dios ofrece esperanza en situaciones que parecerían no tener esperanza. Es una historia que te tocará y creo que querrás compartir con muchas otras también. Todo esto está disponible en el día de hoy en AvivaNuestrosCorazones.com

Carmen: Mañana escucharemos la tercera parte de la historia de Joy y Mark McClain.

¿Se pueden restaurar las relaciones que han sido dañadas? Espero que estés de vuelta mañana con nosotros en Aviva Nuestros Corazones.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

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Ago 24 – ¿Quién es el centro de tu mundo?

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Serie: Esperando por su corazón

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Ago 24 – ¿Quién es el centro de tu mundo?

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/quien-es-el-centro-de-tu-mundo/

Carmen Espaillat: Mark McClain recuerda cuándo probó alcohol por primera vez.

Mark McClain: Yo tenía como cinco años cuando probé mi primer sorbo. Veía la botella de papá sobre la mesa y tomaba un trago. Y luego tomaba un trago de Coca Cola y esto hacía que la Coca Cola supiera más dulce. Y así fue como todo esto empezó.

Carmen: Mark comenzó a tomar más cuando estaba en el bachillerato.

Mark: Solo salía y pasaba un buen tiempo con mis amigos. Realmente era muy fácil salir y disfrutar.

Carmen: La prometida de Mark sabía que él estaba tomando.

Mark Yo creía que ella realmente no se preocupaba mucho por eso. Luego, después que nos casamos, todo hizo pssst… Empezó a ser un problema diario.

Carmen: Para el tiempo cuando sus tres hijos tuvieron edad suficiente para darse cuenta de lo que estaba pasando, la vida de Mark estaba dominada por el alcohol y tuvo un efecto enorme en su familia.

Mark: Tomemos por ejemplo un día ¿Ok? Yo llegaba a casa del trabajo.

Hija: Todos los problemas empezaban al poco rato de que él llegaba del trabajo.

Mark: Al principio no había problemas.

Hija: Habría pasado una media hora en casa y ya estaba borracho.

Mark: Pero a medida que la noche avanzaba…

Hija: Solo recuerdo estar acostada en la cama y oyendo más que todo a mi papá dando gritos.

Mark: Gritando, peleando.

Hija: Y muchas veces esto no me dejaba dormir de noche.

Mark: Comencé a ser un poco más impaciente.

Hija: Tenía una mala sensación en el estómago cada vez que oía a mi papá gritar.

Mark: Cada vez estaba más enojado.

Hija: No sabía de lo que sería capaz de hacernos.

Mark: Y una vez llegaba a ese nivel, explotaba por cualquier cosa.

Hija: Cualquier cosa negativa que te puedas imaginar, eso era lo que nos decía.

Mark: Y al otro día me levantaba, iba al trabajo, y empezaba todo de nuevo. Se convirtió en algo que nos consumía a todos.

Carmen: Entonces, ¿cómo estaban las cosas para la esposa de Mark mientras esto sucedía? Esa es la historia que escucharemos hoy en Aviva Nuestros Corazones.

Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss, en la voz de Patricia de Saladín.

Nancy Leigh DeMoss: Bueno, como se pueden imaginar, en Aviva Nuestros Corazones recibimos todo el tiempo correos electrónicos, cartas y llamadas de mujeres que están en situaciones muy difíciles en sus matrimonios. En muchos casos las voces de las personas que les rodean les están diciendo que es hora de avanzar, que no hay razón para continuar en un matrimonio tan difícil. He encontrado que muchas de esas mujeres realmente quieren rendirle honor al Señor y permanecer fieles a sus votos matrimoniales, pero algunas veces esto parece tan difícil.

Hace unos años una mujer llamada Joy McClain escribió a Aviva Nuestros Corazones, ella estaba en una situación muy difícil. Estaba comprometida con su matrimonio y quería seguir comprometida con él, aunque por años su esposo había estado esclavizado por el alcohol.

Dios había estado usando durante un largo tiempo a Aviva Nuestros Corazones para animarla, pero cada día traía tantas preguntas: ¿Cómo manejo esta situación? ¿Cómo Dios proveerá para mí? ¿Cambiará mi esposo algún día? ¿Realmente debo permanecer en este matrimonio?

Todavía puedo recordar la primera vez que Joy se acercó a mí después de un evento y compartió conmigo un poco de su historia. Desde ese entonces ha sido un gozo increíble a través de los años mirar al Señor trabajar en el corazón de esta mujer y milagrosamente también en el corazón de su esposo.

La he animado a compartir su historia con el permiso de su esposo, por supuesto, y hemos visto como el Señor usa la situación por la que Joy ha pasado, para animar a otras mujeres a luchar por sus matrimonios aun cuando pareciera que no hay esperanza.

Joy ha escrito un libro llamado, “Waiting for His Heart: Lessons from a wife who chose to stay” (Esperando por Su Corazón: Lecciones de una esposa que eligió permanecer—este libro está disponible solamente en inglés).

Ahora, puede que tengas un hijo o una hija, o un nieto, o una amiga cercana que se encuentre en un matrimonio muy difícil, y creo que encontrarás que esta historia en particular los puede animar. Si estás en una situación donde sientes que tu matrimonio no tiene esperanza, espero que escuches durante los próximos días, pidiéndole al Señor no solo que cambie el corazón de tu esposo, sino también diciéndote: “Señor, ¿usarías esta dificultad para acercarme más a Tí? Escuchemos ahora la historia de Joy.

Joy: Mark era un año mayor que yo y cuando empecé a tratarlo había algo en él que llamó mi atención. Empezamos a salir juntos. Crecí con una perspectiva procedente de una familia muy sólida y calmada. Nuestra familia fue formada alrededor de la iglesia y la familia, pero alrededor de mis dieciséis años, Dios tomó un lugar secundario en mi vida.

Mi vida social se volvió más importante que mi relación con el Señor. Y esto ciertamente se mostró en mi relación con Mark, quien profesaba conocer a Dios pero tenía muchas preguntas. Yo realmente no sabía si él era salvo o no, y en ese tiempo no estoy tan segura de que eso me importara.

Nos íbamos a casar en mayo. Antes de casarnos, mi esposo alquiló una casa pequeña en el campo. Estaba situada en una colina y desde la ventana de la cocina se podían ver los silos (almacenes) de la granja de mi papá, lo cual me parecía fantástico. Plantamos un huerto antes de decir nuestros votos matrimoniales, así que ahí estábamos plantando nuestro huerto.

Recuerdo estar pensando que era tan apropiado que plantáramos estas semillas de promesas que crecerían y serían como nuestro amor. Era muy idílico, muy romántico. Es casi una expectativa irreal de lo que un matrimonio debe ser, de lo que puede ser y de lo que sería. Así que mientras sembrábamos nuestro jardín, yo solo pensaba, “oh, esto va a ser tan maravilloso. Va a salir todo perfecto y va a ser bueno y verde, todo va a crecer y a prosperar”. Pero no siempre resulta así en la jardinería y tampoco resulta así en la vida real.

Justo antes de mi boda, yo estaba afuera con mi mamá colgando la ropa lavada en el tendedero. Estaba con ella y cuando terminamos, subimos por la colina y ella fue hasta donde yo estaba sentada y me dijo: “hay veces en tu matrimonio cuando sientes como si quisieras abandonarlo todo”.

Pensé en lo extraño que eso era. Número uno: según mi perspectiva, mis padres tenían un matrimonio sólido, bueno, y centrado en Dios. Número dos: Pensé, “eso nunca va a pasar mamá, porque amo tanto a Mark, y yo sé que todo va a ser bueno y va a estar bien”. Y nunca pensé que llegaría el día en que yo estuviera dispuesta a abandonar mi matrimonio.

El día de nuestra boda fue un precioso día de mayo y yo estaba tan entusiasmada. No podía esperar más para convertirme en su esposa. No podía esperar para llevar su apellido. Fui la primera en llegar a la iglesia. Me senté en los escalones por un momento. Siempre he escrito en un diario. Siempre me ha gustado escribir, y recuerdo ese día escribir sobre mi boda y lo feliz que me sentía. No podía esperar para caminar por ese pasillo y decir mis votos.

Mientras decía esos votos, realmente los sentí. Eran palabras que yo iba a tomar muy en serio y yo las iba a cumplir sin importar lo que viniera. Esa tarde escribí en mi diario palabras que más tarde tuvieron un gran significado porque dije: “hoy tomé un voto de amor y honor a mi esposo, y eso es lo que pienso hacer no importa lo que venga.”

Si hubiera sabido cómo lucía ese “no importa lo que venga”, ciertamente me hubiera estado preguntando cómo lo iba a superar, pero yo creía en verdad lo que dije. Dios sometería esos votos a pruebas que yo no podía imaginar, pero ellas serían para Su propósito y para Su gloria.

Yo siempre supe que Mark tomaba, no a un nivel que me preocupara, era más bien algo social. Al principio de nuestro matrimonio esto no me molestaba mucho. No vi señales de peligro. Cuando nuestro primer hijo nació, me di cuenta que no quería que mi hijo creciera en un ambiente donde se consumía alcohol en el hogar.

Así que después del nacimiento de nuestro hijo, yo empecé a pensar seriamente en que no era algo bueno que Mark tomara, y empecé a interrogarlo. Comencé a preguntar, “¿será esto una buena idea?” Y él reaccionó con mucho resentimiento a mis preguntas.

Mark: “¿Por qué me estás haciendo esas preguntas? ¿Por qué te opones a lo que yo hago? Tengo derecho a hacerlo.”

Joy: Para él, yo estaba siendo controladora, yo le estaba diciendo lo que tenía que hacer.

Mark: Pero yo tengo el derecho de hacer lo que quiera. ¿Y Por qué yo no podría hacerlo? Esto es lo que quiero hacer, además yo no estoy haciéndole daño a nadie.

Joy: Si yo escuchara de nuevo las palabras que dije entonces, pienso que probablemente no creería que mi motivo era puro porque la mayoría de veces no lo era. Era algo como, “necesitas cambiar para que yo sea feliz.”

Mark: El ídolo del alcohol, ese era mi ídolo. Quiero decir, todos tenemos ídolos.

Joy: Mis expectativas del matrimonio y de mi esposo realmente se volvieron como un ídolo para mí, porque yo pensaba que mi esposo debía llenar mis necesidades y hacerme feliz. Él debía de satisfacer lo que yo quería y deseaba. Y ningún hombre fue hecho para hacer eso. Ese no es El Plan de Dios.

No entendía eso en ese entonces. Yo veía a mi esposo como el hombre que yo amaba. Yo le había entregado todo lo que podía. Yo quería que él me devolviera lo mismo en nuestra relación, y él no tenía la capacidad de llenar esas necesidades, especialmente cuando el comenzó a tomar aún más y a distanciarse de mí. Él no tenía la capacidad de satisfacer esas necesidades, y yo ciertamente hice al matrimonio–un matrimonio de Dios—mi ídolo.

El comenzó a empeorar. Ya no era un trago ocasional. No tomaba solo los fines de semana. Se volvió algo de todos los días. Desde que él llegaba a casa del trabajo hasta el momento en que perdía el sentido o se dormía en la noche. Comía con nosotros con menos frecuencia. Cada vez pasaba menos tiempo con nuestros hijos.

Jordan: Mi mamá trató todo lo que pudo desesperadamente, para protegernos de toda esta situación.

Carmen: Este es Jordan, el hijo mayor de los McClain.

Jordan: Fue probablemente en sexto grado cuando empecé a notarlo. Empiezas a poner más atención cuando estás en la escuela secundaria. Recuerdo estar acostado en la cama y oír a mi mamá y a mi papá discutir, principalmente mi papá gritando. Así que el solo tener que oír eso casi todas las noches…Recuerdo que algunas veces era abrumador.

Kristen: Vi a mi papá actuando casi como un adolescente. Alguien probablemente de poco más de veinte años aunque él estaba ya bien entrado en los treinta.

Carmen: Esta es Kristen, la hija de los McClain.

Kristen: Me di cuenta que mi papá muchas veces no estaba cuerdo. Lo veía algunas veces en el piso, desmayado frente a la televisión. Pensé que esto era normal, hasta que visité las casas de mis amigos y me di cuenta que no lo era. No era normal que mis padres pelearan a diario. Yo no sabía que pelear no era normal.

Joy: A medida que los niños fueron creciendo, creció la intensidad de la situación en la casa. El caos aumentó y el problema con la bebida empeoró.

Kristen: Podía verlo decirle cosas a mi mamá que nunca debían ser dichas a una dama, y recuerdo que él también me decía nombres feos. Nos dijo todo lo negativo que te puedas imaginar. Recuerdo que una vez que le pregunté si amaba más al alcohol que a nosotros, y no pudo responder. Creo que esta fue una de las heridas más grandes en mi vida.

Joy: Me sentí tan agobiada, y me di cuenta cómo el alcohol había absorbido nuestras vidas y cuánto yo había gastado, cuánto tiempo había gastado tratando de limpiar las cosas detrás del pecado.

Carmen: Finalmente Joy llegó a la conclusión de que la única manera de permanecer fiel a su compromiso matrimonial era por el poder de Cristo trabajando en ella. En vez de poner a su esposo en el centro de su mundo, Joy reconoció a Cristo como el centro.

Joy: Me tiré de rodillas al piso de la sala y grité al Señor, “Te quiero a Tí. Estoy desesperada por Tí.” Y desde ahí en adelante yo empecé a estudiar la Palabra de Dios. Comencé a pedirle a Dios por verdades. “Muéstrame Tus verdades, Señor”. Había puesto a Dios por tanto tiempo en segundo lugar y había convertido a mi esposo en mi dios. Había hecho un ídolo de un matrimonio basado en él, y obviamente esto no estaba funcionando. Me sentía muy sola y como si me hubieran abandonado.

Un día en particular, yo había salido de casa llorando, gritándole a Dios con todas mis fuerzas lo injusto que era esto, que yo no soportaba el mal olor del alcohol un día más. Todo esto…Así llegué al límite. Esto me enfermaba. Sentí en mi espíritu a Dios recordándome que todo pecado es repugnante para Él, y me di cuenta que la manera en que yo trataba de controlar, la manera en que trataba de manipular, mi duda, el creerme superior frente a mi esposo, era también un olor repugnante del pecado.

El pecado de mi esposo era tan evidente, tan obvio. Todos lo veían. Pero el mío estaba escondido. El mío lucía bien ordenado. El sentirme superior podía ser envuelto y justificado en preciosos paquetes pequeños. Emborracharse es un poco más difícil de esconder. Pero mi corazón también era malvado. Mi corazón estaba frío. Mis motivos eran impuros.

Dios me mostró y me reveló la maldad en mi corazón, el egoísmo de mi corazón. Él deseaba trabajar tanto en mí como en mi esposo.

Para ese entonces yo había buscado ayuda. Le había pedido a Mark que fuéramos a consejería matrimonial. Él fue y cuando le dijeron que tenía un problema de alcoholismo y que necesitaban tratarlo, su corazón se endureció, y no quiso volver más. Ellos reconocieron mi necesidad de educación sobre el alcoholismo, y así empecé a ir sola a consejería para recibir ayuda para mí misma.

Yo empecé a buscar a los miembros del Cuerpo de Cristo, a pedirles que oraran, pero mientras más me acercaba al Señor, mientras más me acercaba al Cuerpo de Cristo, Mark se distanciaba aún más. Se volvió más aislado, más iracundo, y estaba más enojado conmigo porque yo estaba buscando ayuda.

Mark: Al principio yo estaba solo un poco enojado, pero luego cuando se volvió más frecuente, fui más áspero.

Joy: Él estaba empezando a abrir hoyos en las puertas.

Mark: Más consistente. Era casi todo el tiempo.

Joy: Estaba empezando a arremeter contra mí, a enojarse conmigo. Y estaba empezando a amenazarme más.

Mark: Y llegó un momento que se acabaron los buenos tiempos.

Joy: Recuerdo una noche en particular que estaba acostada en la cama. Yo estaba sola leyendo un libro y él entró y empezó a gritarme. Y cuando no le respondí, su enojo escaló a tal punto que tomó la cama y la giró sobre un lado, tirándome al piso. La cama volvió a caer de golpe sobre las patas. Me subí otra vez a la cama, sin saber realmente qué hacer. ¿Me voy? ¿Salgo de la habitación? ¿Qué hago? Así que solo me subí a la cama de nuevo.

Él tomó la cama otra vez y la tiró casi al otro lado. Y yo me caí por supuesto, y en ese momento me di cuenta que yo era la próxima cosa que él iba a tocar porque él había pasado del enojo a las paredes, de las paredes a las puertas, de las puertas a reventar cualquier cosa, a tirar algo, a arremeter, y ahora él está tomando la cama donde yo estaba acostada y quería hacerme daño y me estaba amenazando. Así que no pude más con esto.

Jordan: Una vez que tomé conciencia y me di cuenta que este era un problema, lo enfrentaba cuando él estaba así y defendía a mi mamá y algunas veces gritaba yo mismo. Entonces parecía peor, pero estoy seguro que su estado no era mucho peor, pero parecía peor porque lo estábamos confrontando, y él nos atacaba en respuesta. Luego se sentía como si fuera una lucha entre todos nosotros.

Joy: Como familia, le habíamos rogado a Mark. Los niños le habían suplicado más de una vez, “papá, por favor busca ayuda”.

Una imagen que probablemente nunca olvidaré es la de mi hijo. Él tenía cerca de quince años y estaba en la sala. Él estaba hablando con Mark, y le estaba rogando, “por favor busca ayuda. Nosotros haremos cualquier cosa contigo, papá. Por favor. Estamos dispuestos a pasar cualquier cosa contigo, pero por favor, te pedimos que busques ayuda.”

Mis hijas estaban allí. Estaban llorando. Yo estaba llorando. Pero era mi hijo quien hablaba ese día, rogando, y suplicando a su padre.

Y Mark solo nos miró a todos, dió la vuelta y se fue. Se llevó algunas cosas y se fue. Mi hijo cayó de rodillas al piso de la sala, cubrió su cara con sus manos y lloró con gemidos fuertes. Su corazón estaba roto. Nuestros corazones estaban rotos. Papá nos ha dejado y, ¿cómo tú recoges los pedazos de algo así? ¿Qué les dices a tus hijos?

Una y otra vez después de estas escenas, los abrazaba y orábamos juntos. Le rogábamos al Señor, le suplicábamos a Dios. Yo sentía que si no dirigía a mis hijos completamente hacia Dios, ellos tomarían el camino de la amargura en sus corazones. Una y otra vez y otra vez tuve que tomarlos y dirigir sus miradas a Dios. Cuando yo estaba tan desesperada, tan rota y en pedazos, ellos también lo estaban. Era un tiempo de desesperación para nosotros.

Jordan: Tantas personas lo hubieran abandonado inmediatamente, y si no inmediatamente, quizás después de un par de años de soportar este problema, cinco, diez años, pero ella se quedó con él.

Joy: Me quedé con mi esposo por el simple hecho de que yo había hecho un voto, y había llegado a entender que el matrimonio es un ejemplo vivo de Cristo y Su Novia, y Él nunca abandona a Su Novia, y entendí que mi rol en todo esto era orar por mi esposo.

Nadie en la tierra va a orar por este hombre como tú. Eres una con este hombre, y esta relación se ha dañado. Que increíble es entender esto cuando entiendes a Cristo y a Su Novia, la Iglesia, y lo importante e íntimo que es para nosotros el caminar con Él. Nadie, nadie va a clamar a gritos por mi esposo como sus hijos y yo.

Carmen: Hemos estado escuchando la historia de Joy y Mark McClain. Sé que muchas oyentes se identificarán con la historia de Joy. Quizás estés en una situación difícil en tu matrimonio, y la historia de hoy te alienta a que permanezcas comprometida y que tengas fe en que Dios puede ser glorificado en tu situación. Y creo que todas nosotras podemos identificarnos con los problemas de idolatría que esta historia presenta.

Nancy regresa para ayudarnos a considerar algunos de estos asuntos.

Nancy: Bueno, creo que la pregunta principal que Joy enfrentó es la misma pregunta que tú y yo necesitamos contestar cada día de nuestras vidas.

No importa si estás pasando por una crisis o si estás en una temporada en que las cosas andan bien, todas necesitamos preguntarnos: ¿quién o qué es el centro de mi mundo?

En un punto de su vida Joy hubiera dicho: “Mark es el centro de mi mundo”. Pero cuando ese mundo empezó a derrumbarse, ella se dio cuenta que el lugar central de nuestras vidas debe estar reservado para Jesús y solamente Jesús.

Así que ¿quién está en el centro de tu mundo? ¿Está tu vida edificada sobre una relación con Cristo, o está alguien o algo desplazando a Cristo? Espero que hoy tomes un momento para detenerte y hacer un inventario, dejar que el Señor examine tu corazón y te preguntes, “¿hay algo o alguien que está tomando el lugar de Cristo en mi vida?” Y decir otra vez, “Señor, quiero que toda mi vida se trate de Tí, dándote solo a Tí la gloria”.

Joy McClain escribe sobre la transformación de corazón que ella experimentó en su libro llamado “Waiting for His Heart: Lessons from a wife who chose to stay” (Esperando por Su Corazón: Lecciones de una esposa que eligió permanecer). Sé que este libro será de gran aliento a cualquiera que esté en una situación matrimonial difícil, pero creo que este libro también es de valor y ánimo para otros. La crisis en el matrimonio de Joy la empujó hacia Cristo e hizo que ella se apoyara en Él de maneras más profundas, y eso es algo que todas nosotras necesitamos ser retadas a hacer día tras día.

Ahora, yo sé que la historia de Joy va a retumbar en los oídos de muchas, muchas oyentes y puede traer algunas preguntas difíciles sobre tu situación particular. No hay respuestas rápidas y fáciles, pero déjame animarte a que no atravieses esta crisis sola. Puede que necesites encontrar una mujer piadosa en tu iglesia que te ayude y te aliente a considerar algunas de las decisiones difíciles que tienes delante de tí. Y puede que también sea necesario involucrar a los líderes, los pastores, los ancianos de tu iglesia local.

Espero que puedas visitar nuestro portal, AvivaNuestrosCorazones.com para que puedas ver un video con la historia de Joy. Quizás sea un recurso que quieras compartir con otras que estén atravesando situaciones difíciles en su matrimonio.

Carmen: ¿Quisieras estudiar la Palabra de Dios más profunda y efectivamente para poder enseñarles a otras mujeres? Entonces este evento es para ti. En “Revive 15” contaremos con la presencia de Nancy Leigh DeMoss, Jen Wilkin y Lauren Chandler dirigiendo la alabanza. Si estás interesada en enseñar o hablar a las mujeres, uno de los mayores recursos puede ser aprender de otros que han profundizado en preciosas verdades de la Palabra de Dios.

Si has estado confundida, desesperada, temerosa hasta que las palabras de otra mujer te han infundido gracia y esperanza renovada, ahora es tu oportunidad de ayudar a otras mujeres con tus palabras. Ven a escuchar por qué es importante que tú escribas y compartas lo que Dios ha hecho contigo y cómo puedes hacerlo mejor, importar y recibir ayuda de otras mujeres como tú, conoce a: Lore Ferguson, Erin Davis y Jennifer Lyell, durante tres horas de ideas prácticas y mucho más. «Revive 15 | Mujeres enseñando mujeres”. Indianápolis, septiembre 25 y 26. Acompáñanos.

Nancy: En el próximo programa escucharemos la segunda parte de la historia de Joy, no te lo pierdas mañana en Aviva Nuestros Corazones.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se indique otra fuente.

Música: Omar Salas, No Importa Quien Soy, Dependo de ti ℗ 2007 Omar Salas

Permisos de publicación autorizados del Ministerio Aviva Nuestros Corazones para Alimentemos El Alma

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

Ago 21 – Vengan a ver un Hombre

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Libre para ser genuina

Aviva Nuestros Corazones

Ago 21 – Vengan a ver un Hombre

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/vengan-ver-un-hombre/

Carmen Espaillat: ¿Eres libre para ser genuina? Exploramos esto durante el programa anterior aquí con Nancy Leigh DeMoss en Aviva Nuestros Corazones. Nancy nos llevó a Juan 4, donde Jesús se dirigió a una mujer que estaba sentada junto al pozo.

Nancy Leigh DeMoss: Él quería darle libertad permanente de los asuntos de su corazón que estaban destruyendo su vida. Pero para poder hacer esto, para poder darle a ella el agua viva, eso requería llegar hasta los verdaderos problemas de su corazón.

Carmen: Es raro que alguien se abra y hable sobre los problemas más íntimos de su corazón. Es mucho más común usar una máscara y actuar como si todo estuviera bien.

Nancy: ¿Cuál es esa área de tu vida sobre la que no quieres que nadie te pregunte? Te digo que si quieres el agua viva que Jesús te quiere dar, esa es el área que Él te va a pedir que expongas.

Carmen: Si te perdiste el programa anterior, o parte de él, puedes escucharlo en www.AvivaNuestrosCorazones.com

Ahora, acompañemos y acompaña a Nancy Leigh DeMoss mientras ella continúa en Juan capítulo 4.

Nancy: De manera que la máscara de esta mujer ha sido removida. Y ahora ella está en el proceso de descubrir quién es el que sabe todo acerca de ella. Entonces llegamos al versículo 19, la mujer le dice: “Señor, me parece que Tú eres profeta”. ¿De qué otra manera podría Él saber todo esto?

Ahora, creo que ella estaba nerviosa en ese momento, entonces trató de cambiar el tema. Vamos a hablar de algo seguro. ¿Qué tal si hablamos sobre teología?

Nuestros padres adoraron en este monte, y ustedes [los judíos] dicen que en Jerusalén está el lugar donde se debe adorar. Jesús le dijo: “Mujer, [¿quieres hablar de teología? Yo sé algo de eso, créeme] cree lo que te digo, la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen [ustedes los samaritanos], nosotros [los judíos] adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores….

Haz un círculo alrededor de esas palabras, los verdaderos adoradores. No todos los adoradores son verdaderos adoradores. Los verdaderos adoradores, los que realmente se conectan con Dios…

…adoraran al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que Le adoren. Dios es espíritu y los que le adoran deben adorar en espíritu y en verdad.”

No puedes adorar con una máscara puesta. Y luego el versículo 25:

Dice: La mujer le dijo: “Sé que el Mesías viene, (el que es llamado Cristo); cuando Él venga nos declarará todo”.

Él nos explicará todos estos asuntos teológicos. Y Jesús le dice en este asombroso momento de revelación:

“Yo soy, el que habla contigo.” (vv. 20-26)

Ahora, la mujer conocía ese término, ese nombre. Porque el texto en el griego original es, “yo quien habla contigo, Yo soy”. ¿Has escuchado ese nombre antes? Yo soy. ¿Quién es el Yo Soy en el Antiguo Testamento? Jehová. Jesús está diciendo, “El que está hablando contigo es Dios. Y es así como lo sé”.

Y el versículo 27,

En esto llegaron sus discípulos y se admiraron de que hablara con una mujer, pero ninguno le preguntó: “¿Qué tratas de averiguar?” o “¿Por qué hablas con ella?” Entonces la mujer dejó su cántaro…

Me encanta esa pequeña frase. Parece ser como que se le olvidó la razón por la que fue al pozo en primer lugar. El cántaro de agua. Ya ni siquiera tenía importancia en ese momento, porque estaba por encontrar el Agua Viva.

Entonces la mujer dejó su cántaro, fue a la ciudad y dijo a los hombres: “Vengan, vean a un hombre…” (vv. 27 -29)

Ahora, déjenme usar un poco de imaginación acerca del texto en este momento. La gente en este pueblo había escuchado a esta mujer decir esta misma frase antes—seis veces para ser exactas. Pero este hombre es diferente. “Vengan y vean a un hombre”, y mira como lo describe, “Él me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será este el Cristo? ¿Será este el Cristo?”

Ahora, si conocieras a alguien que sepa todo lo que tú has hecho, ¿te sentirías cómoda al introducirlo a otras personas? ¿Crees que le dirías a las personas: “Vengan, vengan a ver esta persona que lo sabe todo de mí. Nunca lo he conocido antes pero él sabe todo sobre mí”. ¿No crees que estarías un poco temerosa?

Pero cuando esa persona es Jesús no tienes nada que temer. Puedes venir ante Su presencia. Puedes traer a otros contigo. Puedes atreverte a ser honesta. Puedes tener la libertad de ser genuina porque aunque seamos grandes pecadores—y lo somos—Jesús es un gran Salvador. Y ella los está introduciendo al Salvador.

Bueno, pues su historia fue muy convincente. En el versículo 30 nos dice: “Y salieron de la ciudad y fueron donde Él estaba”. Y vamos ahora a saltar al versículo 39:

Muchos de los samaritanos creyeron en Él por la palabra de la mujer que daba testimonio, diciendo: “Él me dijo todo lo que yo he hecho”.

Por cierto, quizás pienses que una cosa es decirle a Dios todo lo que tu has hecho porque Él ya lo sabe, pero algunas veces tenemos miedo de bajar las barreras cuando se trata de otros. Escucha, una vez que hayas quitado el techo en tu relación con Dios, puedes quitar las paredes. Puedes ser genuina con los demás una vez hayas sido genuina y honesta con Dios.

Y ese testimonio lo compartimos con otros así como Stormie compartió con nosotros tan abierta y honestamente acerca de su pasado de amargura, de ira y odio. Ella lo compartió. Ella bajó las murallas. ¿Y acaso no fueron nuestros corazones conmovidos al creer que Jesús puede llenar nuestras necesidades como la escuchamos a ella decir de las suyas? Su testimonio, el testimonio de esta mujer en Juan capítulo 4 es conmovedor. Y muchos creyeron en Él porque la mujer no continuó con la máscara puesta. Se la quitó en versículo 40.

De modo que cuando los samaritanos vinieron, rogaban a Jesús que se quedara con ellos; y Él se quedó allí dos días. Y muchos más creyeron por Su Palabra, y decían a la mujer: “Ya no creemos por lo que Tú has dicho, porque nosotros mismos le hemos oído y sabemos que este es en verdad el Salvador del mundo”. (vv. 40-41)

¿Quieres agua viva? ¿Quieres que la sed de tu alma sea satisfecha? Te has dado cuenta de que las cosas del mundo no están logrando satisfacerla. ¿Quieres el Agua Viva? Recordemos que no podemos recibir la bendición y la vida que Dios nos quiere dar hasta que estemos dispuestas a quitarnos la máscara y seamos honestas acerca de quiénes somos, lo que hemos hecho, y sobre cómo estamos en realidad; acerca de nuestro dolor, nuestras batallas, nuestros problemas, nuestros ídolos (que es la palabra bíblica para la adicción)—acerca de nuestro pasado, acerca de nuestra condición espiritual real. Escucha, cuando estamos dispuestas a ser honestas, genuinas, acerca de nuestro pecado y sobre nuestros fracasos, entonces la gracia de Dios viene a inundar nuestras vidas para perdonarnos.

Recuerdo haber hablado con una mujer que se acercó a mí. La esposa de un líder cristiano, se acercó un día y me dijo:

“Tengo que ser honesta. Tengo que ser genuina. Años atrás, al principio de nuestro matrimonio, le fui infiel a mi esposo. Nunca he sido honesta con él acerca de esto. Lo he engañado todos estos años. Y nuestra relación se ha estancado porque he temido salir a la luz. Dios me ha mostrado que me tengo que quitar la máscara y ser honesta con mi esposo.

Ahora eso es algo muy doloroso. Y si Dios te está trayendo convicción con algo similar, ve con una mujer piadosa o madura y dile, “¿Podrías ayudarme a orar durante este proceso? Ayúdame mientras transito por este tiempo”. Pero quiero decirte algo, cualquiera que sea el problema, cualquiera que sea el pecado cualquiera que sea tu fracaso, cuando lo expongas a la luz, irás a una fuente llena con la sangre derramada de las venas de Emmanuel que limpiará hasta blanquear cada pecado y toda la culpa de tu pasado, sin importar lo que sea. ¡Alabado sea Dios!

Necesitamos ser honestas, no solo acerca de nuestros pecados y nuestros fracasos y nuestro pasado, pero tenemos que ser honestas sobre nuestras debilidades, sobre nuestras necesidades. Estamos tan acostumbradas a tener que probarle a los demás que somos súper mamás, súper mujeres, ¡súper de todo!

Junté un grupo de amigas íntimas hace justamente unas cuantas semanas y les dije, “necesito ser honesta con ustedes”. Hay áreas donde estoy batallando. Hay áreas en las que soy débil, donde estoy necesitando ayuda. El público no tiene forma de saber esto, no porque yo esté tratando de ocultarlo, sino porque ellos no viven conmigo. Ellos no viven mi vida. Y me junté con esas amigas que me iban a ayudar a ministrar gracia a mi vida, la gracia de Dios, y que me ayudarán a pensar en estrategias que me guíen a caminar en la luz, a ser genuina, para poder recibir la gracia y la fortaleza que Dios quiere darme. Hay una fortaleza que viene cuando reconocemos nuestras debilidades y somos honestas.

Y una observación final: podemos arriesgarnos a quitarnos la máscara y ser honestas en la presencia de Cristo, porque Su gracia es lo que necesitamos. Esta mujer dijo, “Vengan a ver a un hombre que me dijo todo lo que he hecho”. ¿Puedes creer que esa fue su manera de vender el Evangelio? Soy libre para ser genuina. Esa es una estrategia de venta excelente en un mundo que se oculta, que se esconde y que vive para aparentar.

El Evangelio es que Jesús lo sabe todo, pero además:

  • Él murió por nuestros pecados
  • Él murió por nuestros fracasos
  • Él murió por nuestra corrupción
  • Él murió por nuestra inmoralidad
  • Él murió por nuestras debilidades
  • Él murió para liberarnos para que no tuviéramos que escondernos.
  • Él murió para que pudiéramos estar en una correcta relación con Él y con los demás.

Entonces en solo unos cuantos minutos voy a extenderte una invitación para que te quites la máscara, para que seas honesta, para que des un paso hacia la luz, para que vengas tal y como eres.

Tal vez tengas que ser sincera acerca de un área específica de tu vida donde desesperadamente necesitas de la gracia de Dios. Necesitas reconocer delante de Dios y delante de alguien en este lugar, que no puedes manejar esto tu sola.

Tal vez es ese hijo de quien nunca se escribió un libro de texto. Y tu dices no puedo ser una buena madre para este hijo y necesito la gracia de Dios. No tienes que seguir pretendiendo de que eres una súper gran madre. ¿Quién es una gran madre? Las súper mamás no existen, ¿ok? Entonces vamos a ser honestas con Dios y con cada una de nosotras.

Necesitas ser honesta acerca de tu verdadera condición espiritual— no sobre lo que otros piensan de ti, pero acerca de donde realmente te encuentras ahora. Tal vez tengas que ser honesta acerca de tu pecado que has estado encubriendo—la amargura, la falta de perdón, la inmoralidad, el aborto, algo que parece ser muy grande o muy pequeño, lo que sea que esté siendo un obstáculo entre tú y la libertad para ser genuina. Te voy a invitar a que vengas a la luz.

Tal vez es esa unión pecaminosa que necesitas confesar. Quizás necesitas pararte delante de la luz porque tal vez sea el hecho de que no eres cristiana. Has estado jugando a la iglesia, pretendiendo. Pero necesitas quitarte la máscara, ser honesta. Y piensas, “Todos en mi iglesia piensan que soy cristiana. ¿Qué pensarán todos ellos si soy honesta?” Ellos pensarán que la gracia de Dios está activa en tu vida hasta que finalmente te vean quitarte la máscara y decir: “Necesito a Jesús”.

Algunas de ustedes profesan algo que no son cuando se trata de tu cristianismo. Estás batallando y luchando muy duro para ser una buena cristiana. Pero eso te matará. No puedes ser una verdadera cristiana si no tienes a Jesús en ti, viviendo Su vida a través de ti. Algunas de ustedes necesitan quitarse la máscara.

En solo unos cuantos momentos, ven hacia delante, hacia una de las personas que están aquí delante, y dile, “necesito una relación con Jesús. Necesito ser honesta. Entonces te estoy animando para que te quites la máscara y después vengas a ver un hombre. Ven a Jesús. Contempla a Jesús con el rostro descubierto, por medio de quien “estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu”. (2 Cor 3:18)

¿Te sentirías liberada si te atrevieras a dejar ver a los demás la verdad de la persona que realmente eres? Bien, la invitación está abierta para cada corazón quebrantado.

Damas, es tiempo de dejar de jugar a la iglesia y ser honestas. Es hora de cerrar, dejar de pretender ser lo que no somos. Déjame decirte algo, no puedes imaginar el impacto que haríamos en un mundo perdido y sin fe cuando dejamos de pretender ser lo que en realidad no somos. Cuando dejamos de esconder nuestro dolor, cuando dejamos de defendernos a nosotras mismas, nuestros pecados, y nuestro orgullo y nuestras adicciones y nuestras relaciones quebrantadas, nuestras aventuras y divorcios y nuestros espíritus de auto-rectitud.

Cuando dejamos de defender todo esto y salimos a la luz y recibimos la gracia de Dios para transformar nuestras vidas, es allí cuando el mundo se detendrá y notará y creerá que realmente existe un Salvador que puede transformar sus vidas.

Este es un momento santo. Qué pena sería el abortar el proceso que Dios está haciendo, la forma como ha estado hablando a muchos de nuestros corazones. Acompáñame en oración y levantemos nuestros corazones delante el Señor.

Oh Señor, Te doy las gracias de que Tú, el que tiene ojos como llamas de fuego, Tú ves, Tú sabes y conoces. Tú ves en mi corazón Tú ves las cosas de mí que nadie más en este lugar sabe o conoce. Oh Señor, Te doy gracias por la libertad que he encontrado y que estoy encontrando en Ti, porque ahora estoy dispuesta a quitarme la máscara y a ser sincera delante ti y delante los demás.

Señor yo creo que aquí hay muchas, muchas otras mujeres en este lugar y en lugares alrededor de nuestro país y alrededor del mundo, que han estado jugando a las máscaras. Hoy, en este día, necesitas pararte en la luz y quitarte la máscara y ser honesta delante de Dios y delante de otros también.

Gracias Señor, de que no necesitamos temer al venir a Tu presencia a menos que todavía estemos tratando de ocultarnos. Entonces oro porque en los siguientes momentos Tú hagas de esto un santuario, un lugar santo, que se haga tu voluntad, oh Señor haz Tu voluntad en cada corazón. Te lo pido en el nombre de Jesús, amén.

La primera vez que compartí este mensaje hace años atrás, después de la sesión en el viernes por la noche, cuando compartí acerca de la mujer en el pozo, una mujer se acercó a mí.

Vino a la mañana siguiente y me dijo, “escribí una canción anoche cuando hablaste”. Y me atreví—nunca había conocido antes a esta mujer—ni la había oído hablar, me atreví a pedirle ese sábado en la mañana durante la sesión que subiera a la plataforma para cantar la canción que ella había escrito acerca de esta mujer en el pozo.

Dios ha venido hablando y preparando nuestros corazones y ahora quisiera que tomes unos minutos para escuchar a June cantar esta canción puedes encontrar la traducción en la transcripción de este programa cuando visites www.AvivaNuestrosCorazones.com.

June Murphy (canción)

Casi toda mi vida, me sentía como una mujer, una mujer de mala reputación. Por las cosas que hice y las cosas que me hicieron, sentí que no tenía valor. Como la mujer del pozo que hablo con Jesús a solas buscando de beber. Había buscando el amor en lugares equivocados, débil y en necesidad.

Ahora que conozco a Cristo, al mundo proclamaré, palabras de invitación. Por siempre Su nombre levantaré y cantaré: “Vengan a ver a un hombre que sabe todo lo que hecho y el amor que anhelo”. Vengan a ver que no deja ni olvida. Quien murió en la cruz y me da libertad. Vean a un hombre que da vida eterna es el pan de vida, agua viva a tu ser

Vean a Aquel que da nueva vida, oportunidades, te hace renacer ,

Su nombre es Jesús. Su nombre es Jesús.

Si sientes esto mismo, creyendo que no hay donde ir también puedes venir a Cristo donde fluye agua viva, te ama eso lo sé, puedes cantar :

Conozco a un hombre que sabe todo lo que he hecho y el amor que anhelo. Vengan a ver que no deja ni olvida. Quien murió en la cruz y me da libertad. Conozco a Aquel que da vida eterna es el pan de vida, agua viva a tu ser, Vean a aquel que da nueva vida, oportunidades, te hace renacer .

Su nombre es Jesús. Su nombre es Jesús. Podemos cantarlo juntas, unidas como un solo cuerpo, digámosle al mundo de Cristo, Jesucristo el hijo de Dios. Podemos cantar: Vengan a ver a un hombre que sabe todo lo que hecho y el amor que anhelo . Vengan a ver que no deja ni olvida. Quien murió en la cruz y me da libertad. Vean un hombre que da vida eterna es el pan de vida, agua viva a tu ser. Vean a aquel que da nueva vida, oportunidades, te hace renacer. Su nombre es Jesús. Su nombre es Jesús. Su nombre es Jesús. Su nombre es Jesús.

Carmen: Esa era June Murphy. Escribió la canción después de escuchar a Nancy Leigh DeMoss hablando sobre el capítulo 4 del libro de Juan y la historia de la mujer del pozo. Hemos estado escuchando a Nancy compartir el mismo mensaje. Si conoces a alguna mujer que pueda beneficiarse de escuchar este mensaje, te invitamos a compartir con ella el enlace en www.AvivaNuestrosCorazones.com.

Queremos expresar nuestro agradecimiento a Dios por los hermosos testimonios que recibimos diariamente y que nos animan al ver cómo Dios está usando este programa para animar a tantas mujeres alrededor del mundo.

Cuán agradecida nos sentimos por la forma como Dios usa las verdades de Su Palabra para traer aliento, esperanza y gracia a las vidas de personas que lo necesitan. Cada oyente tiene una historia particular y los programas contribuyen a fortalecerles y ministrarles en las diversas situaciones.

Este ministerio se hace una realidad debido a la fidelidad de muchos oyentes que contribuyen mensualmente para ayudarnos a distribuir los mensajes internacionalmente.

Te animamos a contribuir financieramente con nuestro ministerio. Puedes hacerlo por internet visitando www.AvivaNuestrosCorazones.com o llamando al 1-809-569-5959, desde EEUU y Canadá. Tu participación con este ministerio es muy valiosa para nosotros. Puedes ser una de nuestras colaboradoras regulares, cooperando con una cantidad fija cada mes o puedes simplemente dar una ofrenda.

Pero más que nada necesitamos de tus oraciones. ¿Te comprometerías a orar por nuestro ministerio? Si estos mensajes han sido de bendición para tu vida, ¿porqué no los compartes con otras de tus amigas? Ayúdanos a contribuir a discipular a otras mujeres con este mensaje, ayudándoles a formar la imagen de Cristo, y conviértete en una de nuestras embajadoras. ¡Contamos contigo!

La mujer de la que escuchamos hoy, la mujer del pozo, continuaba buscando cosas que no la satisfacían. Una vez conoció a Jesús ella descubrió la alegría de buscarlo solo a Él.

Aprovecha la oportunidad de tomarte un tiempo apartada de las ocupaciones de la vida y evalúa si le has estado buscando y encontrando tu satisfacción en Él.

Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se indique otra fuente.

Música: Omar Salas, No Importa Quien Soy, Dependo de ti ℗ 2007 Omar Salas

Permisos de publicación autorizados del Ministerio Aviva Nuestros Corazones para Alimentemos El Alma

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Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

Ago 20 Quítate la máscara

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Libre para ser genuina

Ago 20 Quítate la máscara

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/quitate-la-mascara/

Carmen Espaillat: Libre para ser genuina. Nancy Leigh DeMoss fue invitada a hablar durante una conferencia acerca de ese tema y este concepto la puso a pensar.

Nancy Leigh DeMoss: En la medida que pensaba en este tema de tener libertad para ser genuina, recordé una historia acerca de un actor quien, durante la recesión económica, no podía encontrar trabajo, no encontraba empleo.

Mientras buscaba en los anuncios clasificados del periódico  vio un anuncio del zoológico que decía que les estaban haciendo falta algunos monos. El pensó, “eso es algo que podría hacer”. Así que fue  al zoológico.  Aplicó para el trabajo y lo obtuvo.  Le dieron un traje de mono y se lo puso.  Se metió dentro de  la jaula de los monos.

El era un comediante de corazón, de manera que hacía todo lo que hacían los monos. Cuando los monos se rascaban, él se rascaba, si ellos comían plátanos, el comía plátanos.  Luego él notó que había una cuerda colgando de arriba, dentro de la jaula de los monos.

Pensó en poder alcanzar esa cuerda y empezó a mecerse de un lado al otro de la jaula; pensó que las multitudes se entretendrían con esto. De manera que comenzó  a mecerse de un lado al otro. El hacia todo tipo de acrobacias y de trucos.  Como actor, le encantaba hacer eso.

Un sábado en la mañana, amaneció un día hermoso con un sol brillante.  Multitudes de todas partes se reunieron para mirar este mono asombroso que desafiaba a la muerte, colgándose y meciéndose de un lado al otro en la cuerda.  Ahora, lo que él no había notado era que la jaula justo al lado era la jaula de los leones.  Mientras se columpiaba de un lado a otro y cada vez mas y mas lejos y haciéndose cada vez más y más atrevido, se columpió justo sobre la jaula de los leones.

A la audiencia le encantó esto, hasta que de pronto la cuerda se rompió y él cayó justo en medio de la jaula de los leones.  Los leones empezaron a enseñar las garras y a rugirle. Y un león empezó a correr hacia él para atacarlo.

De pronto el actor rompió su traje de mono, y empezó a gritar, ¡Ayuda!  ¡Auxilio!  ¡Sáquenme de aquí!  Solo para escuchar al león decir: “Cállate tonto, o perderemos nuestro empleo”.

El hecho es que la mayoría de nosotros vamos por la vida con una especie de máscara, actuando un papel.  Si vamos a decir la verdad, muchas de nosotras no nos sentimos libres para ser genuinas. Estamos avergonzadas—avergonzadas de nuestros secretos, o de nuestro pasado, en muchos casos.  Estamos temerosas de lo que otros pudieran pensar si ellos supieran quienes somos realmente.  Estamos temerosas del rechazo.  Somos actrices y actores, ¿verdad que si?

Carmen: Hoy te invitamos a descubrir la libertad para ser genuina.

Esto es Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Nancy: Espero que hoy hayas traído tu Biblia contigo.  Quiero pedirte que si tienes una, la abras en el Evangelio de Juan capítulo 4. Déjame empezar por leer el versículo 3 donde vemos que, Jesús dejó Judea, la parte más al Sur de Israel, y de ahí partió a Galilea, en la parte Norte de Israel, y tuvo que pasar por Samaria.

Ahora, si tú has estudiado este pasaje, sabrás que Samaria está justo en medio, entre Judea y Galilea.  Típicamente los judíos, por razones que vamos a ver en unos momentos, no pasaban por la ruta más directa, a través de Samaria.  Si era posible ellos la evitaban y la rodeaban—aunque el camino fuera más largo— debido a los años de animosidad y odio entre los judíos y los samaritanos.

Pero las Escrituras nos dicen que Jesús tenía que ir a través de Samaria.  Yo creo que la razón fue por que Dios le dijo que fuera por ese camino, era Dios que sabía, en Su providencia, que había una mujer allí que necesitaba tener un encuentro con Jesús.

Entonces (Jesús) llega a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que Jacob le había dado a su hijo José.  El pozo de Jacob estaba allí, y Jesús, agotado luego de su viaje, estaba sentado al lado del pozo.  Era como la sexta hora (o las doce del día de acuerdo con nuestro reloj).

Una mujer de Samaria vino a sacar agua y  Jesús le dijo, “Dame de beber”. Pues Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos. Entonces la mujer samaritana le dijo: “¿Cómo es que Tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?” (vv. 7-9)

Ahora, no entraremos en muchos detalles, excepto que esta mujer sabía que ella tenía al menos dos faltas en su contra. Fue asombroso que Jesús iniciara una conversación con ella que era una samaritana, quienes eran despreciados por los judíos, y  aun más como mujer, quienes eran despreciadas en muchas ocasiones por los hombres en aquellos días. Era asombroso que Jesús comenzara una conversación con ella.

Respondió Jesús y le dijo: “Si tú conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: ‘Dame de beber,’ tú le habrías pedido a Él….” (inició la conversación v.10).

Ahora, necesitamos recordar que cuando se trata de la gracia, nosotros nunca iniciamos una relación con Dios.  Él es siempre el que viene a iniciar la relación con nosotras, pero Jesús le dice a ella, “Si tú conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: ‘Dame de beber,’ tú le habrías pedido a Él, y Él te hubiera dado agua viva”.

Ahora, la mujer había venido al pozo para sacar agua, literalmente.  Ella sabía eso.  Y Jesús le pide a ella agua literal, física, para beber. Pero ahora Jesús lleva la conversación hacia algo completamente diferente, y esta vez se trata de la verdadera agua viva, del agua para el alma sedienta, que después de todo era la mayor necesidad y la razón por la que Jesús la llevó a ese pozo aquel día.

Y ahora la mujer está confundida.  Ella no conoce nada acerca de esta agua viviente.  Ella solo conoce el agua en el pozo, y ella dice,

Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo del cual bebió él mismo, y sus hijos, y sus ganados?

Respondió Jesús y le dijo: Todo el que beba de esta agua (el agua del pozo) volverá a tener sed, pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás.. (vv. 11-14)

Jesús le está ofreciendo a esta mujer y a nosotras hoy el agua que apaga la sed de nuestras almas sedientas para siempre.

Y continúa diciendo “Sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna. Y la mujer le dijo: “Señor, dame esa agua, para que no tenga sed ni venga hasta aquí a sacarla”. (vv. 14-15)

Ahora, Jesús acababa de decir en unos cuantos versículos atrás, “ Si me pidieras, yo te daría agua viva”.  Ahora la mujer está pidiendo, y tú creerías que en el siguiente versículo Jesús va a decir, “Aquí está el agua viva”.  Pero aquí hay algo interesante, lo que parece ser una desviación en este punto en el texto.  Jesús no le proporciona el agua inmediatamente.

En lugar de ello, se dirige en otra dirección, y yo creo que la razón es que Él sabía que esta mujer estaba buscando un alivio temporal para sus problemas. Ella quería un escape para sus problemas, así como lo anhelamos nosotros también. Pero Jesús quería darle algo más rico, más profundo que simplemente un alivio temporal.

Él quería darle a ella libertad permanente de los problemas de su corazón que estaban destruyendo su vida, pero para poder ofrecerle eso, para poder ofrecerle el agua viva, eso requería llegar al verdadero problema de su corazón—a su corazón.

Entonces Jesús le hace a esta mujer una pregunta que tiene la intención de que ella se quite la máscara. Él indaga acerca de una parte de su corazón, acerca de una parte de su historia que ella había mantenido oculta, algo de lo que ella no quiere hablar, un lugar a donde ella no quiere ir. Jesús dice: “Si quieres tener agua viva, tienes que estar dispuesta a ir a ese lugar, a este lugar oculto de tu corazón”.

Entonces en versículo 16, Él le dijo: “Ve, llama a tu marido y ven acá”. Respondió la mujer y le dijo: “No tengo marido”.

Ahora, en la medida que te detienes en ese texto, empiezas a sentir que lo que realmente ella le está diciendo es, “Punto.  Fin de la conversación.  No quiero hablar de eso; de ningún modo. Puedes preguntarme cualquier otra cosa.  Puedes preguntarme acerca del clima, puedes preguntarme acerca de política, puedes preguntarme acerca de deportes, ¿pero de mi matrimonio? No. No tocaremos el tema.  Esa es una parte privada de mi corazón. Hay, mucho dolor ahí.”  Hay demasiado…quizás ¿culpa tal vez en su caso? No sabemos los detalles.  Pero “no me hables acerca de mi familia”.

¿Cuál es esa área de tu vida sobre la cual no quieres que nadie te pregunte, que no quieres que nadie penetre o que quieres mantener bien guardada, donde quieres quedarte detrás de tu máscara? ¿Cuál es esa área de tu vida que es la más incómoda para ti de hablar?

Puedo decirte que si quieres el agua viva que Jesús quiere darte para satisfacer y saciar tu alma sedienta, esa es el área sobre la cual Él te hará preguntas. Ese es un lugar, entre otros, al que tendrás que ir.

Eso me lleva a mi primera observación acerca de este pasaje y es  que nuestra inclinación natural, nuestro instinto natural no es el ser genuinas. En lugar de ello, ocultamos las cosas, las encubrimos, nos ponemos máscaras.

Una vez yo estaba entre un grupo de personas.  Estábamos introduciéndonos y lo hicieron de esta forma:  El grupo era un tanto pequeño, y dijeron “ Todos tomaremos el turno y nos dirás tu nombre y una cosa acerca de ti misma que nadie más en este grupo conoce sobre ti”.

Pensé en algo muy profundo, como, “Yo tocaba el chelo cuando estaba en la escuela secundaria o preparatoria”.  Nadie en ese grupo sabía esto.  Bien, eso era verdad, pero te garantizo  algo: Todos tenemos partes de nuestra historia, partes de nuestro pasado, partes de nuestros corazones —incluyéndome a mí misma— que de ninguna manera vamos a compartir en círculos como estos. Solo decimos cosas con las que nos sentimos seguros de compartir a los demás, cosas con las que no tenemos problemas que los demás sepan.  Eso es porque nuestra tendencia, nuestra inclinación es a esconder, cubrir — a no ser transparentes.

Esto nos lleva de regreso a Génesis capítulo 3.  ¿Qué hicieron Adán y Eva después de haber, pecado contra Dios?  Trataron de esconderse de Dios detrás de los arbustos.  Eso es como tratar de encontrar un lugar donde esconderme en medio de esta plataforma con todas estas cámaras… No lo puedes hacer. Pero ellos lo intentaron.  Se escondieron de Dios.  Se escondieron el uno del otro.

Su intimidad fue descubierta. Cuando Dios vino a ellos y les dijo “¿Qué han hecho?” ¿Fueron ellos transparentes, reales?  Claro que no.  Se escondieron.  Lo encubrieron.  Culparon e inventaron excusas.  Y somos expertos para esconder, para cubrir, para cubrir quienes somos, y lo que hemos hecho.

Somos expertas en:

  • Defendernos a nosotras mismas
  • En culpar a otros
  • En racionalizar
  • Y hacer excusas

Somos maestras en ser hipócritas.

Por eso cuando vamos a la iglesia y todos nos preguntan, “¿Cómo estás?”  ¿Qué es lo que la mayoría de nosotras decimos?  “Bien”.  Ahora, si estás bien, está bien decir, “Bien,” pero muchas de nosotras no estamos bien.

En esta audiencia hay mujeres que se van a dormir llorando por las noches sobre algún asunto, sobre alguna carga, sobre algo que pesa en sus corazones o en sus vidas o por alguna carga que llevan por un miembro de la familia.  Pero todas estamos “bien”.  ¿Por qué? Porque tenemos miedo de ser sinceras; de ser genuinas.

Pensamos que tal vez a nadie le interesa, o que “si ellos supieran como en realidad me siento, ellos no me aceptarían”.  Tal vez me rechacen. Tenemos miedo, culpa, vergüenza y orgullo.

De manera que la mujer samaritana dice, “No tengo esposo”.  Queriendo decir,  “Yo no quiero discutir esto ni seguir adelante con esta conversación.  No quiero ir  ahí”.  Ella estaba incómoda.  Esto era vergonzoso. Había cosas vergonzosas acerca de su pasado.  Había miedo al rechazo, tal vez culpa y esas cosas nos impiden querer salir a la luz.

Queremos que Dios y los otros piensen que estamos bien.  Estamos bien.  No estamos ni mejor ni peor que otros; somos buenas esposas, buenas mamás, buenas amigas, buenas hermanas, buenas personas, buenas cristianas, espirituales—y nos escondemos.

Cuando te escondes tras una máscara, tal vez te luzca como la forma más fácil al principio, pero habrá consecuencias.  Piensa acerca de esta mujer que estaba escondiéndose tras su pasado, y el aislamiento y la alineación que resultó de todo eso. Y has de decir:  “¿Cómo sabes esto?”

Bien, hay una clave en este pasaje.  Parece ser que esta mujer vino al pozo sola.  Sabemos que ella vino a —¿a qué hora del día?  Al mediodía.  El mediodía no era la típica hora en que las mujeres vendrían al pozo a sacar agua.  Esa es la hora más caliente del día.  Esta es una tarea difícil.  Entonces ellas usualmente venían temprano por la mañana o después en la tarde cuando estaba más fresco.

Pero esta mujer viene sola a las doce del mediodía.  ¿Por qué?  No es usual en las mujeres. A nosotras las mujeres nos gusta hacer las cosas en manadas, en grupos.  ¿Cuándo fue la última vez que saliste a cenar con algunas parejas y un hombre se levantó de la mesa diciendo “voy al baño. Alguno de ustedes le gustaría acompañarme?” Por supuesto que no.  ¿Pero las mujeres? Hacemos esas cosas juntas.  Las hacemos con una multitud.

Pero esta mujer vino sola.  ¿Por qué crees que esto ocurre? Yo creo que tenemos a una mujer que se sentía alienada de las otras mujeres, al menos por su pasado.  Ella se sentía rechazada, de manera que ella vino sola. Cuando nos escondemos detrás de una máscara, no somos sinceras con Dios.  Y cuando no somos sinceras con Dios, no podemos ser sinceras  con los demás, entonces construimos murallas.

Y como veremos, cuando nos escondemos tras las máscaras, no podemos realmente conectarnos con Dios.  No podemos verdaderamente alabar a Dios.  Claro, podemos cantar.  Podemos levantar nuestros brazos, podemos alzar nuestras manos durante las alabanzas y seguir todos los rituales, pero no estar adorando a Dios realmente. ¿Y sabes por qué no podemos? Porque nos estamos escondiendo, estamos ocultando; estamos levantando muros y usando máscaras.

Entonces Jesús le dice a esta mujer, “ve por tu esposo”.  Él está diciendo, “Yo quiero la verdad, y sí quieres tomar de esta agua viva que te estoy ofreciendo, tú tienes que decirme la verdad”.  Él quiere la verdad acerca de quién es ella, donde ella ha estado, lo que ella ha hecho, y lo que le han hecho a ella.  Él quiere la verdad acerca de su pasado y de su presente, acerca de las cosas que la avergüenzan, las cosas que ella no quiere que nadie sepa, acerca de su necesidad y sí, también las formas pecaminosas y vergonzosas en las que ella ha intentado satisfacer estas necesidades.

Jesús quería que esta mujer viniera tal y como ella era, sin orgullo, sin pretensiones, sin ocultar, sin tratar de aparentar ser respetable, sin decir que estás bien cuando en realidad no lo estás.  Entonces en el versículo 17, Jesús le dice a ella, “Bien has dicho: “No tengo marido”. Ahora bien, con algunas de nosotras el problema es que hemos leído este pasaje tantas veces, que estamos demasiado familiarizadas con él. Pero quiero que te pongas en las sandalias de esta mujer. Ella está delante de un completo extraño; delante de un hombre que nunca ha visto, y que le dice,

Bien has dicho: “No tengo marido, porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad”. (vv. 17-18) Estás en una relación inmoral.

Ahora, si tienes el hábito de marcar en tu Biblia, déjame animarte a marcar o circular esa palabra verdad, porque la veremos de nuevo más adelante. Jesús quiere la verdad.  Él quiere la verdad de esta mujer.  Él la quiere de nosotras.

No sabemos los detalles del porqué esta mujer ha tenido cinco matrimonios, ya haya sido por muerte o divorcio o por ambos motivos, pero sabemos que ahora ella está en una relación inmoral y tiene una serie de matrimonios rotos.

Los detalles no son realmente importantes.  Lo que es importante es que ella sabe que Él sabe, no solo el número de matrimonios sino que implica que,  “Yo sé todo lo que hay detrás de cada una de esas relaciones fracasadas”.  ¡Sorprendida! ¡Atrapada!  ¡Expuesta!  ¡Se cayó la máscara!  Y así es donde  encontramos esperanza de obtener el agua viva.

De manera que Jesús entra en la historia de esta mujer, entra en su dolor, en su rechazo, en las formas en las que han pecado en contra de ella, pero también en las formas en las que ella ha pecado.  Y es que el corazón del problema no eran las veces que ella estuvo casada o la naturaleza de la relación en la que ella se encontraba en ese momento.

El corazón del problema era su relación quebrantada con Dios, la cual era evidente por las formas como constantemente corría a los pozos, a los pozos de hombres, en su caso, y quizás a otros pozos. Por que todos tenemos estos pozos, los pozos a los que ella corría en lugar de Cristo para tratar de satisfacer las necesidades más profundas de su corazón.  Entonces vemos que nuestra inclinación no es a ser sinceras, sino a ocultar.

Y también está la observación de que Dios ve detrás de nuestras máscaras.  Él sabe quiénes somos realmente, no solo la imagen que tratamos de proyectar frente a otros, no solo las impresiones que cuidadosamente construimos para otros, pero Él sabe la verdad, toda la verdad.

“En todo lugar están los ojos del SEÑOR,
observando a los malos y a los buenos” nos dice Prov. 15:3.

Los Salmos nos dicen,

Oh SEÑOR, tú me has escudriñado y conocido. Tú conoces mi sentarme y mi levantarme;
desde lejos comprendes mis pensamientos. Tú escudriñas mi senda y mi descanso,
y conoces bien todos mis caminos. Aun antes de que haya palabra en mi boca,
he aquí, oh SEÑOR, tú ya la sabes toda.  (139:1-4)

Jesús dijo en el Evangelio de Lucas, “Y nada hay encubierto que no haya de ser revelado, ni oculto que no haya de saberse”. (12: 2)

Primera a los Corintios 4, “Por tanto, no juzguéis antes de tiempo, [dice Pablo] sino esperad hasta que el Señor venga, el cual sacará a la luz las cosas ocultas en las tinieblas y también pondrá de manifiesto los designios de los corazones”. (vs.5)

Hebreos capítulo 4 dice, “Y no hay cosa creada oculta a su vista, sino que todas las cosas están al descubierto y desnudas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”. (v.13)

  • ¿Cuál es la verdad que tú quieres mantener escondida?  ¿Podría solo recordarte algo? Jesús lo sabe.  Él sabía todo acerca de la mujer en Samaria, y Él sabe todo acerca de ti.  Él sabe lo que los demás te han hecho, el rechazo, el abuso, el esposo que te abandonó.  El Señor lo sabe.
  • Él sabe las cosas que te hacen sentir incómoda.
  • Él no solo sabe las cosas que se te han hecho a ti, Él conoce lo que tú has hecho.
  • Él sabe de esos hábitos, de tus muchos gastos, de la deuda, las adicciones— la televisión, películas juegos de computadora, novelas de romance comida, alcohol, las adicciones ,la adicción a los medicamentos—cosas a las que corres para escapar del dolor, para escapar del mundo real.
  • Él sabe de la ira, el problema de temperamento que nunca le has dicho a las personas de la iglesia, pero que Jesús conoce.
  • Él sabe acerca de tus malos hábitos y desórdenes  alimenticios.
  • Él sabe que hay mujeres en la audiencia que están alejadas de sus padres.
  • Él sabe de la relación inmoral que tuviste antes de casarte.
  • Él sabe que hay mujeres aquí presentes y alrededor del mundo que ahora mismo están jugando con fuego, involucradas en una relación inmoral con un hombre, quizás por el internet o quizás con alguien que conociste en el trabajo.

Nadie más sabe las cosas que no te atreves a decirle a las personas que son más cercanas a ti, pero Él lo sabe.

Él sabe cosas acerca de nosotras que nadie más conoce.  Él sabe cosas acerca de nosotras que nosotras no sabemos o que nunca hubiésemos admitido por nosotras mismas, las cosas que el Salmo 19 llama los pecados ocultos de nuestros corazones.

Él sabe lo que hacemos algunas de nosotras, quizás de acuerdo a las apariencias, luciríamos estar bien. Quizás eres una líder cristiana o una líder de estudios bíblicos o alguien que lidera ministerios de mujeres en la iglesia. Tienes un exterior impresionante, pero Jesús sabe, no solo lo de afuera, Él conoce lo de adentro. Él conoce los corazones, los pensamientos, las intenciones, los motivos por los que le sonreímos a las personas con esta sonrisa piadosa, cuando en nuestros corazones, no los soportamos, Él lo sabe todo.

Él lo sabe, y Él está esperando a que nosotras seamos honestas para que Él pueda darnos agua viva.

Carmen: Jesús ofreció palabras desafiantes a la mujer sentada al lado del pozo.  Esas palabras son igualmente retadoras para cualquier mujer que esté dispuesta a escuchar hoy.

Nancy Leigh DeMoss a estado ayudándonos a entender el corazón de esas palabras del libro de Juan, y escucharemos la segunda mitad en el próximo programa.

Si deseas donar a este ministerio para continuar llevando mensajes como estos, a mujeres hispanas al rededor del mundo, llámanos al 1-800-569-5959 o visítanos en AvivaNuestrosCorazones.com

Una mujer escuchó una vez a Nancy enseñar en la mujer del pozo  un viernes en la noche en una conferencia.  Ella se conmovió tanto que escribió una canción sobre el tema, le dijo a Nancy de su canción y al día siguiente de pronto se encontró a sí misma arriba en la plataforma cantándola.  Escucha más de la historia en la siguiente entrega de Aviva Nuestros Corazones.

Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se cite otra fuente.

Música: Lléname de Ti, Marcos Vidal, Concierto España ℗ 2002 Nuva Music Inc

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Ago 18 – Te gustarán las matemáticas de mamá

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Más allá del tiempo de baño

Ago 18 – Te gustarán las matemáticas de mamá

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/te-gustaran-las-matematicas-de-mama/

Carmen Espaillat: Erin Davis dice que toda mamá puede ser una misionera.

Erin Davis: Tus hijos son un grupo no alcanzado. Llegan al mundo sin un entendimiento de Dios. No lo conocen automáticamente como su Salvador. Alguien tiene que enseñarles. Alguien tiene que entrenarlos. Ellos son tu campo misionero. Son un pequeño rebaño de personas que no saben de Jesús a menos que tú les digas. ¿Y cómo puede ser eso algo pequeño?

Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Nancy Leigh DeMoss: Estamos emocionados aquí en Aviva Nuestros Corazones de estar en el proceso de lanzar toda una nueva línea de libros acerca de la Mujer Verdadera. Actualmente estamos trabajando con un número de libros que son consistentes con nuestro corazón, con nuestra misión, con nuestro mensaje, y es un verdadero gozo ver a Dios levantar un número de mujeres, jóvenes y mayores, para sacar recursos que son útiles para las mujeres que quieren ser mujeres verdaderas de Dios.

Estoy especialmente emocionada acerca de un nuevo libro de mi amiga y compañera de trabajo, Erin Davis. Es un libro titulado Beyond Bath Time (Más allá del tiempo de Baño), y el subtítulo es: «Abrazando la maternidad como un rol sagrado».

Estoy tan emocionada de ver la jornada en la que Dios te ha tenido porque he seguido esto poco a poco a través de los años en términos de tu corazón para la maternidad, el ser madre. Me recuerda de lo que decimos en el Manifiesto de la Mujer Verdadera que una de las declaraciones que hacemos como mujeres de Dios verdaderas es «recibir el regalo de los hijos como una bendición de Dios, y los entrenaremos para que amen y sigan a Jesucristo, y para que consagren sus vidas a propagar Su Evangelio y a expandir Su Reino».

Bueno, eso hace que la maternidad se escuche como si fuera realmente…

Erin: Encantadora.

Nancy: Encantadora. ¿Sabes? Es magnífica. Es cósmica en sus implicaciones. Pero, de nuevo, el mundo y aun la iglesia no todo el tiempo lo ve de esa manera. De hecho, estoy pensando en servicios de comisión que he visto a través de los años. Los hemos hecho en mi iglesia donde tenemos a personas que se van en viajes misioneros, o van a ser comisionados al ministerio evangélico, o van a ser pastores. La gente ora, da dinero, y es considerado como un ministerio verdadero.

Erin: Así es.

Nancy: Pero luego pensamos acerca de la maternidad, y no parece ser una cosa tan importante.

Erin: Así que imagínate ese servicio, o puedo imaginarme en campamentos juveniles a los que yo he ido. La última noche estamos alrededor de la fogata, y alguien dice, «Dios me ha inquietado a ir tras el ministerio estudiantil». ¡Sí! le animamos, le aplaudimos; oramos. Otra persona dice «Dios me ha llamado a ser misionero extranjero». ¡Wao! le animamos; le aplaudamos; oramos.

Y luego una muchacha se levanta y dice, «Siento ser llamada a ser madre». Yo creo que escucharíamos grillos. Creo que ninguna persona sabría cómo reaccionar ante esa situación. Y no hay el mismo sentir de…

Nancy: Que este es un llamado grande.

Erin: Un llamado grande.

Nancy: Sí.

Erin: Ungido por Dios, es una obra poderosa para el reino por la vida de quien ve la maternidad, o paternidad, por una temporada como su campo de misión primordial.

Nancy: Y aun en el contexto de la misión redentora de Dios en este mundo, nos ha hecho un cuerpo, y hay muchas partes diferentes. Algunas son obvias y visibles, y tú sabes que no puedes vivir sin esta parte, y luego otras partes que están más escondidas a la vista, no tan obvias, no todos saben el nombre de esa parte. Todas esas partes son necesarias. Y el llamado a la maternidad es una de esas partes realmente importantes para mantener a toda la iglesia en marcha.

Erin: La visión que Dios nos da del cuerpo en la Palabra, es de un cuerpo unido y de todas las partes trabajando juntas y todas ellas siendo importantes. Escucha, si eres madre, nadie te va a poner en el mural de anuncios misioneros. Nadie te va a escribir un cheque cada mes. Nadie te va a pedir una presentación de Power Point o un boletín mensual.

Así que si eres una madre, puedes comenzar a sentirte como que eres el miembro menos importante del cuerpo y que nadie te ve y que no estás contribuyendo al funcionamiento de lo que Dios está haciendo con tu iglesia.

Yo creo que eso es así porque la maternidad está compuesta de muchas cosas pequeñas. Los llevamos en nuestra minivan. Lavamos sus ropita pequeña. Los llevamos a pequeños viajes escolares, pequeños viajes a la práctica de baseball, pequeños viajes a la iglesia. Las mamás con niños pequeños, pensamos en incrementos más pequeños de tiempo – dos minutos de mandarlos al rincón y baños de treinta segundos y de cinco minutos más de sueño. Así que toda esa pequeñez pueden reducir la maternidad y hacerla sentir como algo pequeño. Y pienso que a menudo pensamos de las cosas pequeñas como cosas insignificantes.

Nancy: Y aun así ves en las Escrituras, y ves que Dios escoge y usa muy a menudo cosas que son pequeñitas.

Erin: Hay muchos ejemplos de eso en las Escrituras. Encontré uno que cobró vida para mí en una manera nueva que me encantó mientras escribía este libro. Fue la historia del niño con los panes y los peces.

La historia es que un niño viene a escuchar a Jesús enseñar, y el tiene los panes de cebada y los peces. Sabemos que los discípulos lo encuentran y Jesús los multiplica, pero, ¿puedo hacer una presunción? Una mamá preparó esa comida. Pienso que es muy probable que tuvo lugar una conversación donde el niño se estaba preparando para salir, y la mamá le dijo, «Oh, espérate. Déjame prepararte una comida. No vas a poder escuchar ni aprender con un estómago vacío».

Así que si trazamos esa pequeña comida hasta el principio, pareciera como una pequeñez – la mamá empaca la comida; el niño se lleva la comida; los discípulos reconocen la comida; Jesús multiplica la comida, y miles de personas son alimentados. Pero no para allí. Es decir, esa historia ha sido contada y recontada como un ejemplo del poderoso Dios al que servimos, como un ejemplo de la veracidad de la divinidad de Jesús. Le era posible tomar esta cosa pequeña y multiplicarla y multiplicarla y multiplicarla al punto de que les sobraron canastas.

Nancy: Sin duda que fue una parábola de sí mismo, que Él mismo es el pan de vida, así que todo apunta a Él.

Erin: Claro. Así que ellos están mucho en el negocio de tomar cosas pequeñas y multiplicarlas. Me gusta llamarle «las matemáticas de mamá». Yo no soy tan buena con las matemáticas normales, pero a mí me gustan las matemáticas de mamá – esta idea de que mis pequeñas ofrendas como mamá, Dios las va a multiplicar de manera elevada para hacer cosas grandes.

Nancy: Y realmente tienes que ejercitar la fe cuando estás en medio de los «cuidados maternales» y hacer esas cosas pequeñas porque no puedes ver el resultado final de eso cuando estás en medio de ello.

Erin: Por supuesto … A Jesús le encantaba atender las necesidades físicas de la gente antes que atender las necesidades espirituales de ellos. Eso es lo que tú estás haciendo con tu pequeño rebaño. Se hace redundante, y se hace aburrido, y se siente como muchas cosas pequeñas, pero tienes que saber que Dios va a multiplicar esas cosas pequeñas.

Amando a esos pequeñitos día tras día tras día tras día te da un fundamento para hablar vida y verdad acerca de quién es Dios para ti, quién puede Él ser para ellos, y por eso es que la maternidad puede realmente ser un ministerio.

Hablamos en un programa anterior de cómo muchas mujeres jóvenes piensan ahora, «Yo no puedo tener hijos. Quiero tener un ministerio». Bueno, el amar a tus hijos es un ministerio.

Pensamos en ese servicio de comisión. «Voy a alcanzar a grupos de gente inalcanzable en África». Aplaudiríamos. Diríamos ánimo. Y con razón, pero tus hijos son un grupo de gente inalcanzable. Ellos vienen al mundo sin un entendimiento de Dios. No lo conocen automáticamente como su Salvador. Alguien tiene que enseñarles. Alguien tiene que entrenarlos. Ellos son tu campo misionero. Son un pequeño rebaño de gente que no conocerá de Jesús a menos que tú se los digas, entonces, ¿Cómo puede ser eso algo pequeño?

Nancy: Tienes que visualizar más allá lo que Dios hará con esas semillas que son sembradas, con esa comida que se prepara.

Estoy sentada aquí, Erin, pensando en tu madre, que no he tenido el privilegio de conocer, pero solo pienso que hubo un día en el que ella estaba empacando comida, haciendo emparedados de mantequilla de maní con mermelada, cambiando pañales, limpiando el desorden y manejando a la práctica de fútbol o a cualquier otra cosa, y quizás sintiéndose muy pequeña acerca de todo eso.

Y me pregunto si ella se imaginó el día en el que su hija, Erin Davis, estaría introduciendo a sus hijos a Cristo, ministrando a la juventud a través del blog Las Mentiras que las Jóvenes Creen y escribiendo un libro para mamás y moldeando las vidas de sus hijos.

Debe ser muy gratificante para tu mamá ahora ver las matemáticas de mamá, que Dios ha multiplicado la inversión de su vida, en las maneras en las que tú le sirves a Él hoy.

Erin: Este libro fue dedicado a ella. Yo digo en esa dedicación que los hombros de ella son en los que todos nosotros descansamos, y eso es muy cierto. Mi mamá no tiene ningún tipo de gran ministerio en el que la iglesia la reconozca como alguien espectacular, pero ella educó bien a tres hijos, y muchos de esos años ella estaba soltera mientras lo hacía. Ella siempre dependió de la fuerza de Jesús. Ella siempre oró por nosotros.

Así que para toda mamá y esposo y el pequeño rebaño de niños, mi mamá hizo pequeñas ofrendas de pequeñas cosas como simplemente orar fielmente, empacar comida, hablar acerca de Jesús y cosas que no son encantadoras. Ahora el número de familias y niños y hogares que eso va a impactar es… – no puedo ni contarlo.

Así que las matemáticas de mamá ciertamente se han multiplicado en su influencia. Así es como va a ser con todas las mamás que decidan ver la maternidad como un ministerio en lugar de enfocarse en las partes rutinarias de la maternidad.

Nancy: Y tu esposo ha sido un buen porrista también. Ha sido divertido ver a Jason realmente tomar seriamente y valorar el rol de la maternidad y ser de ánimo para ti. Parece como si en algunos momentos realmente especiales, él hubiera venido a tu lado y hubiera dicho (y tú darás gracias a Dios por esposos que harán esto), «Realmente valoro lo que estás haciendo». Yo sé que eso te levanta en algunos momentos difíciles.

Erin: Él es mi porrista más grande, y es un gran papá. Él estaba practicando cambiar pañales en un muñeco antes de que trajéramos al bebé a la casa y todas esas cosas. No fue porque él quería aprender cómo cambiar pañales. Fue porque él tenía una perspectiva eterna.

De hecho, hubo un día cuando yo estaba sintiendo lo rutinario de la maternidad. No estaba pasando nada emocionante en mi mundo. Creo que ese día había lavado ropa, secado, y doblado, y probablemente ese fue el grado de lo que había hecho con mi día. Vi el buzón de mi correo electrónico, y estaba ahí un correo de mi esposo Jason junto con una foto de nuestro hijo más pequeño. Era solo un poco más grande que un bebé. Estaba sentado en una canoa y sonriendo tan lindo…

Jason escribió estas palabras que iban con la foto:

En caso de que te preguntes porque trabajas tan duro, porque golpeas el piso al correr, y porque cada día está lleno de tareas que parecen nunca terminar completamente, aquí está una foto de por qué lo haces. Lo haces para hacer su vida mejor. Lo haces para mostrarle cómo luce una vida gastada por Jesús. Y lo haces para que él sepa que Jesús es más importante que él, y que nada más lo es. Lo haces para que él aprenda cosas importantes y evite aprender cosas que no necesita. Lo haces por mí, y lo haces por él. Lo haces por Eli, y lo haces por Jesús. Estoy orgulloso de ti.

Entonces si estaba lavando ropa era para mostrarle a mi hijo cosas eternas, si estaba haciendo emparedados de mantequilla de maní con mermelada, de nuevo, para mostrarle a Eli como se ve el amor paternal, como se ve el amor incondicional, y para tener esas oportunidades para hablarle a él acerca de cosas más importantes, más adelante, entonces de repente ya no era rutinario. Era un ministerio.

Nancy: A propósito, déjame elogiar aquellos esposos que escriben esos tipos de correos electrónicos.

Erin: Puedes robarte esas palabras – solo para recibir fortaleza de él.

Nancy: Y no solo esposos sino madres, hermanas mayores, tías y tíos – solo mira a tu alrededor y encuentra a una mamá joven que parezca necesitar algunas palabras de ánimo, que parezca necesitar ser recordada de que lo que está haciendo importa en el panorama general, a largo plazo, pero quizás ha perdido eso de vista. Anímale. Mándale un correo electrónico. Llámala. Cuando la veas en la iglesia solo dile, «estoy tan agradecida de cómo has sido fiel al cumplir este llamado a la maternidad».

Pienso que necesitamos ayudar a los demás a darse cuenta que no es solo maternidad por el bien de la maternidad. Es la maternidad por el bien eterno de cómo podemos, por la gracia de Dios, impactar a generaciones venideras y alcanzar aquellos grupos de gente inalcanzables con el evangelio por medio de inculcar el Evangelio a la próxima generación.

Así que pienso que es importante para todas nosotras valorar esto y asegurarnos que esas mamás sepan que no están solas, que lo que están haciendo es realmente significativo.

Erin: Esas palabras puede que sean lo que ella necesita que tú le digas, que siga haciendo lo rutinario y que lo vea como un ministerio. No sé cómo borrar las tareas rutinarias de la maternidad. No hay manera de hacerlo. Pero si puedes ver el panorama general, si puedes ayudar a una madre a tener una vista panorámica de su rol en lugar de tener una visión estrecha sobre las cosas pequeñas, pienso que puedes mover montañas -de ropa sucia y otro tipo de montañas de la vida.

Nancy: Y yo sé que eso es cierto en todo llamado en la vida.

Erin: Claro.

Nancy: No tengo hijos biológicos – soy soltera – y tengo un llamado ministerial diferente, pero mi vida, como la de cualquiera que está escuchando nuestras voces hoy, tiene muchos aspectos rutinarios.

Estoy realmente presionada ahora mismo editando un libro, tratando de conseguir el número correcto de palabras, pero se siente muy rutinario mientras trato de conseguir el número correcto de caracteres. Nadie lo está viendo. Nadie lo está aplaudiendo. Cuando salga el libro, nadie se dará cuenta de las horas y horas y horas y horas que se invirtieron detrás del escenario.

Y sí, se siente aburrido, monótono, mucha rutina, no es muy emocionante ni es muy atractivo, pero tengo que seguir recordándome a mí misma lo que tú te has estado recordando a ti misma, y eso es: Esto es hecho para la gloria de Dios, con un corazón contento como sierva de Cristo, y tiene valor. Tiene significado. Es un acto de adoración. Vale la pena. Y Dios a Su tiempo y a Su manera lo hará fructífero y productivo.

Erin: No es nuestro trabajo decirle a Él lo que tiene que hacer con la ofrenda.

Nancy: Así es.

Erin: Es nuestro trabajo dar la ofrenda, y la buena noticia es que Él va a multiplicar eso en gran manera que nunca has soñado. Pero si lo has estado haciendo para Él y para Su gloria, hazlo tu ofrenda, y luego siéntate y mira lo que Él hace.

Nancy: Pienso que tenemos que mantener en mente, también, que no es solo el impacto de la maternidad en las vidas de tus hijos o el impacto de las tareas rutinarias en las vidas de los demás. También es acerca de cómo Dios está usando la fidelidad en aquellos actos rutinarios para santificarnos, para moldearnos y formarnos, y hacernos más como Cristo.

Erin: Pienso que esta idea de que nuestros hijos son un campo misionero, va a ser profunda para muchas mujeres. Pero hay otro lado de esto y eso es que tú eres un campo misionero. Sus corazones no son los únicos en necesidad del mensaje del Evangelio. Tu corazón también necesita el Evangelio.

He aprendido que mis hijos juegan un rol clave en recordarme de mi propia necesidad del Evangelio. En mi santificación no soy una mujer que tiene dominio propio por mí misma. Ellos hacen eso muy, muy obvio para mí.

Al enseñarles a ellos acerca de los principios de fe, de obediencia, de dominio propio, de hablar con ternura, de amar a tu prójimo como a ti mismo, mientras ellos aprenden estas cosas- no son conocidas intuitivamente… Ellos no saben porque necesitan una familia eclesiástica. Es mi trabajo enseñarles eso. Ellos no conocen los principios de Dios acerca del dinero o del matrimonio. Es mi trabajo enseñarles eso. Y al enseñar esas lecciones, yo las estoy aprendiendo.

Antes yo era una maestra, y mi lema de enseñanza era, «Quien está haciendo el trabajo está aprendiendo,» y eso es verdad en la maternidad. Quien está haciendo el trabajo está aprendiendo. Mientras yo estoy haciendo el trabajo de enseñarles esas cosas, yo estoy aprendiendo, pero también, su desobediencia me muestra la fealdad de mi desobediencia.

Nancy: En realidad son como unos pequeños espejos.

Erin: Eso es muy cierto. ¿Pero sabes qué? Ellos también oran por mí. Mi hijo Eliseo es un pequeño hombre de oración. Yo dije algo el otro día acerca de tener un dolor de cabeza, y él me dijo, «En un rato voy a hablar con Jesús acerca de eso».

Nancy: Puedes hablar con Él ahora.

Erin: Sí. Eso es lo que yo le dije. Le dije: «No tienes que esperar».

Yo soy su campo misionero. Yo soy por quien él ora. Y yo lo he visto y lo he escuchado orar por mí y por su papá en muchas ocasiones.

Así que tu rol es guiar a tus hijos hacia Cristo, y el rol de ellos es de hacerte más como Él. Ciertamente trabajan juntos en un campo misionero.

Nancy: Y con eso hemos cerrado el círculo y hemos regresado a donde empezamos este programa. Hablamos de cómo nos regocijamos con las personas que han sido llamadas a diferentes tipos de ministerios, puede ser en un servicio alrededor de una fogata o un servicio de comisión. Y como me imagino, Erin, que hay muchas mamás escuchándonos hoy que necesitan un sentido fresco de ser comisionadas a su llamado como madres.

Me pregunto si quizás podrías dar unas palabra de aliento, de desafío, y de comisión a algunas de estas mamás ahora mismo acerca de lo que Dios las ha llamado a hacer.

Erin: Me encantaría. De hecho, me encantaría usar, en realidad esta, es una oración de comisión del libro Book of Common Prayers (Libro de oraciones comunes). Sus palabras originalmente fueron escritas para aquellos que estarían al frente del liderazgo cristiano, aquellos roles de los que hemos hablado antes que realmente son ministerios oficiales. Pero lo he adaptado para mamás, y solo quiero comisionarlas a ustedes madres de hoy.

Que el Espíritu Santo te guíe y te fortalezca; que en esto, en todas las cosas, hagas la voluntad de Dios en el servicio al Reino de Su hijo Jesucristo. En el nombre de esta congregación de madres, te encomiendo trabajar y te prometemos nuestras oraciones, nuestro ánimo y nuestro apoyo.

Dios todopoderoso, mira con favor sobre esta mamá que ha reafirmado ahora su compromiso de seguir a Cristo y de servir en Su nombre. Dale valentía, paciencia, y visión. Fortalécenos a todas en nuestra vocación cristiana de ser testigos al mundo y de servicio a los demás, por Jesucristo nuestro Señor, amén.

Nancy: Amén. Oh Señor, oro que Tú llames y comisiones a mamás a Tu servicio a ver el llamado sagrado y santo de portar y nutrir vida. Dales valentía. Dales fe. Dales un sentido de valor y significado de lo que Tú las has llamado a hacer.

En medio de lo diario, lo rutinario de muchas de las tareas que son parte de este llamado, Señor aliéntalas, darles gozo, ayúdalas a abrazar lo que está involucrado en esta temporada de la vida y que puedan ver más allá de las vidas que están moldeando, la manera en que el Evangelio está saliendo, la manera en que su hogar es un campo misionero.

Y oro que en estos hogares que son representados por nuestras oyentes hoy que Tú levantes hijos e hijas a ser seguidores de Cristo, a llevar el Evangelio a la próxima generación. Oro que Tú ates al maligno en cada intento de robar la semilla que está siendo sembrada, la semilla de Tú Palabra, en esos hogares, y que Tú ates sus intentos de engañar y de destruir y de contaminar a estos jóvenes.

Y, oh Dios, oramos que Tú levantes una nueva generación que ame a Cristo, que sigan a Cristo, y que las mamás tengan el gozo y el fruto de su trabajo de sus manos porque lo han hecho por amor a Cristo, en cuyo nombre oramos, amén.

Carmen: Nancy Leigh DeMoss ha estado hablando con Erin Davis, autora del nuevo libro, Beyond Bath Time (Más allá del tiempo de baño, disponible en inglés).

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Toda las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de Las Américas a menos que se indique lo contrario.

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Ago 17 La maternidad y la comunidad

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Más allá del tiempo de baño

Ago 17 La maternidad y la comunidad

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Carmen Espaillat: Después del nacimiento de su segundo bebé, Erin Davis se sintió como si una nube negra la cubriera. No habló con nadie sobre la depresión posparto, hasta que finalmente acudió al cuerpo de Cristo.

Erin Davis: Había estado involucrada en MOPS, que significa, madres de preescolar en inglés, te asignan a una mesa y me reunía con las mismas ocho madres en cada reunión, nos conocíamos bastante bien, estábamos teniendo un momento de oración al final de cada reunión, estaban compartiendo peticiones de oración que no eran comprometedoras como, «me iban a hacer una cirugía o mi abuelita está enferma», cosas que son importantes, pero que no decían más de la cuenta, recuerdo que todas las madres inclinaron la cabeza y lloro solo de pensarlo, la mujer que estaba dirigiendo el culto de oración comenzó a orar y yo dije: «No amo a mi esposo.», eso no era verdad en ese momento, no es verdad ahora, amo a mi esposo, pero así era como me sentía en ese instante y se rompió el muro de contención en mi corazón esas mujeres inmediatamente me rodearon como una caravana, sabían lo que era sentir aunque fuera por un momento efímero que no amaban a sus esposos, sabían lo que era sentirse como montarse en su vehículo y dejar a sus hijos aunque nunca lo hubieran hecho.

Sabían lo que era tener un cerebro loco, que fue como lo empecé a llamar, no se les escapó una salieron de sus sillas, físicamente hicieron un círculo a mi alrededor, todas lloraban, y eran lágrimas genuinas, y oraron por mí en ese momento, y siguieron sin parar durante varias semanas eran ocho, todas me llamaban todos los días y me enviaban mensajes de texto, electrónicos o por Facebook.

Todas venían a mi casa y me enviaban comida, alguien lo organizó de modo que siempre hubiera alguien que fuera en la noche. Preguntaban, ¿cómo te sientes? y tomé la decisión de no dar la respuesta mecánica, pude haber seguido diciendo «estoy bien» pero no lo hice. Cargaban al bebé y preguntaban ¿Cómo te sientes? Y Yo les decía: «No muy bien siento esto siento aquello» y respiraban vida dentro de mí, y me daban aliento, hablaban de la Palabra de Dios, oraban por mí cuando yo no podía orar por mí misma. Las nubes empezaron a despejarse, cuando supieron que yo estaba bien, las mujeres se apartaron, pero siguieron dándome seguimiento con regularidad, fue genial porque vi en ese año una transparencia en todas ellas.

El sentir de ellas era como si Erin puede hacerlo, si Erin puede decir que no ama a su esposo, que es una declaración sumamente osada, entonces yo puedo ser real respecto a lo que estoy enfrentando, así que realmente impactó nuestras vidas de muchas formas.

Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss, en la voz de Patricia de Saladín.

Nancy Leigh DeMoss: Ha sido muy divertido para mí tener a mi querida amiga Erin Davis con nosotras en la transmisión de los últimos días. Erin recién escribió un nuevo libro sobre la maternidad titulado Más allá de la hora del baño: La maternidad como un rol sagrado / Beyond Bath Time: Embracing Motherhood as a Sacred Role. Este libro está disponible solamente en inglés.

Erin, cuando empezamos la serie, hablaste sobre el nacimiento de tu primer hijo Eli y algunos de los retos y ajustes que enfrentaste en tu primer año como una nueva mamá.

Luego, Dios te bendijo con un segundo hijo, hasta ahora. Su nombre es Noble, y descubriste que no lo tienes todo bajo control. De hecho, el nacimiento de este segundo hijo, trajo nuevos retos. Mientras leía todo esto y te escuchaba hablar del tema, pensé en muchas madres que se van a sentir identificadas con esto.

Gracias por ser transparente al compartir tu caminar en este tiempo de la vida. Cuéntanos un poco sobre ese lugar donde Dios te encontró, y el proceso por el que te condujo, que también es parte de aprender a abrazar la maternidad como un rol sagrado.

Erin: Como me estás escuchando por la radio, no puedes ver la emoción reflejada en mi rostro, pero es difícil para mí hablar sobre esta etapa de mi vida. Noble tenía pocos días de haber nacido, ya habíamos regresado a la casa del hospital, nuestra casa estaba llena de globos, llegaban los pastelones, las comidas. . . Estaba tan emocionada de volver a ser madre.

Recuerdo que estaba sentada en el piso en el cuarto del bebé, doblando la ropita, y me sentía como si hubiera llegado una nube negra que me cubrió, y ese fue el principio de una lucha auténtica con la depresión posparto.

Me estaba sucediendo algo hormonal. Las hormonas salen de tu cuerpo tan pronto das a luz, y ese éxodo masivo de hormonas de mi cuerpo me trajo una profunda tristeza, ansiedad incontrolable, mucho temor, comía muchísimo . . . era totalmente diferente a como yo estaba acostumbrada a sentirme.

Como cuando Eliseo, me sentía dividida entre lo que debería ser el gozo de una vida nueva y esta batalla que, en mi caso, era realmente con mis emociones y sentimientos. Era sumamente abrumador.

Nancy: ¿Esto te tomó totalmente de sorpresa, desprevenida?

Erin: Ciertamente me tomó de sorpresa. Pensé que, como era mi segundo bebé, tenía el terreno ganado. Iba a estar adaptada; tenía apoyo, y me sentía lista para ser madre otra vez. De modo que esta ola de depresión, temor, preocupación y ansiedad de verdad me golpeó con fuerza. No estaba nada preparada para esto.

Nancy: Y asumo que Jason también experimentó parte del impacto.

Erin: Así fue. Él estaba trabajando en el garaje justo cuando me sentí tan abrumada por primera vez y entré en pánico. Salí y le dije: «Estoy hecha un desastre. Me siento triste». Empecé a sentirme como si estuviera en una montaña rusa . . . Me sentía totalmente fuera de control. Fantaseaba con subirme al vehículo y solo conducir. Esos no eran pensamientos racionales.

Cuando el bebé lloraba en la noche- nunca quise hacerle daño al bebé, como les sucede a algunas mujeres que batallan con la depresión posparto-pero había albergado pensamientos de hacerme daño a mí misma para detener el llanto. No era yo. Era como si otra persona estuviera dentro de mi cabeza.

Mi esposo solo podía hacer lo que estaba a su alcance. No sabía qué hacer. Teníamos el nuevo bebé, y también teníamos el otro pequeño, y pasaban por mi mente todos estos pensamientos que no tenían sentido. Fue un tiempo de prueba para todos nosotros.

Nancy: ¿Y tú conocías a otras mujeres que habían pasado por algo similar?

Erin: Una señora de mi iglesia me había mencionado que había tenido depresión posparto hacía 20 años y esa fue la razón por la que tuvo solamente un hijo. La llamé y le dije: «creo que tengo depresión posparto. Me siento fuera de control».

La de ella fue extremadamente severa, de modo que la mía no debió de parecerle tan grave, y me dijo: «Te sentirás mejor en dos semanas».

Nancy: ¿Eso te ayudó o no?

Erin: ¡Para nada! Ella no lo tomó en serio, pero eventualmente hablé con mi grupo de MOPS.

Nancy: Cuando dices «eventualmente», ¿qué tiempo te tomó?

Erin: Unas semanas.

Nancy: ¿Entonces estuviste luchando sola con esto durante algunas semanas?

Erin: Durante algunas semanas luché sola con esto. Mi mamá había venido a quedarse con nosotros, para ayudarnos con el bebé, y yo le hablaba mucho del tema. Ella me decía, «Sí, yo sé», o «que yo le acuerdo cuando era bebé».

Yo había ido a la doctora y ella me había preguntado cómo me iba, si mis emociones parecían normales, y tuve temor de contarle, así que no lo hice.

Le dije, «bueno, me siento un poco triste». Y ella me dijo: «un poco triste es normal, pero tienes fantasías con dejar a tu familia, te imaginas haciéndote daño a ti misma, ¿te está dando trabajo dormir?»…ese tipo de cosas.

No le dije la verdad. Recuerdo que después de eso me senté en el carro y lloré porque sentía que ese podía haber sido mi momento de obtener ayuda y que no lo aproveché. Pero no sabía cómo pasar de ser una mujer fuerte, segura y en control de mí misma a decir: «No puedo controlar mi mente. Tengo miedo; no quiero que me dejen sola», . . . y cosas así.

No lograba que me salieran las palabras, así que no le dije nada a la doctora. Me sentí aún más desesperada porque pensé: «¿Qué? ¿Ahora voy a llamarla a decirle que no le dije la verdad?» Además, no me sentía segura de que la doctora era con quien debía de hablar.

De modo que durante varias semanas después del nacimiento de Noble, estuve en esta niebla de tristeza y ansiedad, sintiéndome como, «¿y cuánto tiempo será que me voy a sentir así? ¿Qué es normal o qué no?»

Nancy: Y sobre todas estas cosas tenías que seguir funcionando.

Erin: Claro tenía que seguir funcionando. Tenía un bebé que de por sí era exigente, y tenía otro de dos años que también era exigente, y Jason tuvo que regresar al trabajo. Tenía a mi mamá y a mi hermana y a otras personas turnándose, pero era en mi mente donde en realidad se estaba librando la batalla. No sabía cómo detener la carrera.

Nancy: ¿Te pareció difícil orar durante ese tiempo?

Erin: Uff me pareció muy difícil orar, muy difícil concentrar mis pensamientos en algo concreto. Cuando lograba orar, era algo así como «ayúdame, ayúdame, ayúdame . . .»

Nancy: Esa no es una oración mala.

Erin: El Señor la escuchó, te lo puedo asegurar, pero fue muy difícil para mí escoger la Verdad de Dios, porque simplemente no era yo misma.

Nancy: Así que finalmente fuiste a un grupo MOPS, del cual gracias a Dios ya formabas parte, ahí sí encontraste gracia y ayuda.

Erin: Así fue. Había estado involucrada en MOPS . . . que significa Madres de Preescolares, en inglés. Es un ministerio a nivel nacional, tal vez internacional, para madres de preescolares. Donde vivo es un grupo que se reúne dos veces al mes, y tenía amigas allí.

Te asignan a una mesa, y me reunía con las mismas ocho madres en cada reunión. Nos conocíamos bastante bien, y estábamos teniendo un momento de oración al final de cada reunión. Estaban compartiendo peticiones de oración que no eran comprometedoras, como: «Me van a hacer una cirugía», o «mi abuelita está enferma», o cosas que son importantes, pero que no decían más de la cuenta.

Recuerdo que todas las madres inclinaron la cabeza (y lloro solo de pensarlo), la mujer que estaba dirigiendo la oración empezó a orar, y yo dije: «No amo a mi esposo». Eso no era verdad en ese momento y no es verdad ahora. Amo a mi esposo . . . pero así era como me sentía en ese instante.

Y se rompió el muro de contención en mi corazón. Esas mujeres inmediatamente me rodearon como una caravana. Sabían lo que era sentir, aunque fuera por un momento efímero, que no amaban a sus esposos. Sabían lo que era sentirse como montarse en su vehículo y dejar a sus hijos, aunque nunca lo hubieran hecho.

Sabían lo que era tener un «cerebro loco», que fue como lo empecé a llamar. No se les escapó una. Salieron de sus sillas, físicamente hicieron un círculo a mi alrededor, todas lloraban – y eran lágrimas genuinas- y oraron por mí en ese momento, y siguieron sin parar durante varias semanas.

Eran ocho. Todas me llamaban todos los días y me enviaban mensajes de texto o electrónicos o por Facebook. Todas venían a mi casa y me enviaban comida. Alguien lo organizó de modo que siempre hubiera alguien que fuera en la noche. Cuando venían, preguntaban: «¿Cómo te sientes?»

Y tomé la decisión de no dar la respuesta mecánica. Pude haber seguido diciendo «estoy bien» pero no lo hice. Cargaban al bebé, y preguntaban: «¿Cómo te sientes?» Y yo les decía: «No muy bien. Siento esto, siento aquello. . .»

Y respiraban vida dentro de mí, y me daban aliento, me hablaban la Palabra de Dios, y oraban por mí cuando yo no podía orar por mí misma. Una de ellas me envió un mensaje electrónico meses después y me dijo: «Del año completo con MOPS, lo más impactante fue caminar contigo durante esa prueba», porque ella sabía y había sentido depresión posparto y nunca se lo dijo a nadie.

La señora de la iglesia tenía razón. Una vez las hormonas se me equilibraron hasta cierto punto y yo me ajusté al cambio, estuve mejor.

Nancy: Las nubes empezaron a disiparse.

Erin: Las nubes empezaron a despejarse. Cuando supieron que yo estaba bien, las mujeres se apartaron, pero siguieron dándome seguimiento con regularidad. Fue genial porque vi, en ese año, una transparencia en todas ellas. El sentir de ellas era como: «Si Erin puede hacerlo, si Erin puede decir que no ama a su esposo [que es una declaración sumamente osada]-entonces yo puedo ser real con respecto a lo que estoy enfrentando».

Así que realmente impactó nuestras vidas de muchas formas. Con frecuencia digo que Dios usó a MOPS para salvar mi vida. Siento que así fue, que esas mujeres realmente me llevaron a tierra seca en un momento en que estaba teniendo serios problemas.

Nancy: Estoy segura de que algunas oyentes estarán pensando: «Bueno, pero yo no tengo un grupo así. Si yo compartiera algo así en mi iglesia o en mi grupo pequeño, la gente pensaría que estoy loca, o me rechazarían, o simplemente no estarían ahí para apoyarme».

Pero tú no supiste si estarían ahí para apoyarte hasta que no te abriste y lo compartiste. Tú no sabías cómo ellas iban a responder.

Erin: Esa mamá que se está sintiendo así tiene una opción. Puede seguir sintiéndose como se está sintiendo, puede seguir sintiendo dolor y ansiedad, temor, o puede arriesgarse. ¿Qué, si es aterrador? Claro que lo es. Pero en mi experiencia esas personas no van a pensar que estás loca.

En realidad la depresión posparto es muy común. Su prima más manejable es el decaimiento o como dicen en inglés, los «baby blues». Casi toda mujer siente ese decaimiento durante un tiempo. Es solo la naturaleza de todas esas hormonas en nuestro cuerpo, que salen de repente, luego pasamos por la falta de sueño encima de todo, y tenemos que ajustarnos a un nuevo bebé.

Pienso que se sorprenderían de la cantidad de mujeres que pueden identificarse con esos sentimientos. Las pequeñas cosas hacen una gran diferencia en esa etapa . . . alguien que salga a caminar contigo, alguien que coma contigo, que te saque de la casa de vez en cuando, hasta que puedas sobrepasar lo peor y empieces a ver la luz al final del túnel.

Nancy: De lo que realmente estamos hablando es del poder de la hermandad entre mujeres y cómo Dios nos da gracia a través de Su pueblo. Y para alguien que nos escucha, puede que no sea la depresión posparto, puede que esté pasando por algún otro problema grave. . . alguna circunstancia o ajuste que esté cambiando o alterando su vida, o solo una etapa de la vida.

A todas nos ha pasado. A mí me ha tocado mi parte en este último año – no depresión posparto – pero otros momentos en que te sientes emocionalmente paralizada o traumatizada. Qué regalo poder acudir al cuerpo de Cristo y pedirle al Señor que envíe a una persona o personas que puedan ser sus manos y sus pies. A veces vamos a necesitar que otras personas lo hagan por nosotras y otras veces, nosotras lo haremos por alguien más.

Nos necesitamos unas a las otras. Para que las mujeres se queden aisladas en esas diferentes etapas de la vida, Satanás hace ese tipo de cosas con tu mente. Piensas que nadie te entiende, que nadie más está pasando por algo así, que nunca se va a terminar, y las mentiras siguen y siguen. Poder romper el vivir con tantos secretos y ser sinceras . . .

Y es bíblico. Dios dice que cuando nos humillamos (y eso es lo que se necesita para tomar el riesgo), entonces, ¿qué hace él? El derrama Su gracia sobre los que se humillan. ¡Qué necesidad tan grande para las madres!

Erin: Una de las cosas que me apasionan en la vida y de escribir este libro, es apasionar a su vez a la iglesia para que equipe a las madres y desarrolle vehículos de hermandad entre las mujeres. Porque sabemos por la Biblia que Dios tiene un corazón para las madres. Parte de la función de la iglesia es apasionarse por aquellas cosas que le apasionan a Dios.

Tito 2, que son versículos que mencionas con frecuencia, habla sobre las mujeres mayores y las más jóvenes. Estas cosas sucedían con más naturalidad en días pasados. Yo sé que dependo de mi iglesia para llenar esos huecos familiares, relacionales, y la consejería , que no suceden con tanta naturalidad con mi familia porque mi mamá vive a doscientas millas de distancia y esa es mi situación en este instante.

De modo que la iglesia está en una posición única para satisfacer esta necesidad de que las madres se conecten con otras madres. En el libro presento muchas ideas de cómo hacerlo. Tal vez es empezar un programa grande como MOPS. No sé qué forma tomaría, pero pienso que la iglesia tiene la responsabilidad de conectar a las madres entre sí para que continúen viviendo el llamado de Dios a la maternidad como algo alto y santo.

Nancy: Y si estás ahí sentada pensando: «Bueno, mi iglesia no está haciendo eso», no esperes a que lo haga alguien más. Tengo tres amigas que son madres jóvenes que, entre ellas, porque viven cerca una de la otra, se reúnen una vez a la semana a orar unas por otras y por sus hijos, mientras los niños juegan en el sótano. Los más viejos cuidan a los más pequeños.

Es entre una hora y noventa minutos, ese es su punto de apoyo. Necesitan hacerlo en los buenos y en los malos tiempos, y están poniendo un fundamento para una ministración continua en las vidas de cada una de ellas. Están levantándose, animándose unas a otras. Todas necesitamos eso. No esperes que alguien más venga y haga que suceda.

Erin: No puedes esperar. Lo sé, porque traté de pasar la pelota en mi propia iglesia. Sentía la necesidad de ello en mi propia iglesia, y fui donde la líder de niños y le dije: «Necesitamos un grupo de madres». Y ella me dijo: «Dios bendiga tu corazón» . . . eso es como una frase cristiana que quiere decir «no va a suceder». Seguí hablando y hablando con ella. No era que ella no estuviera dispuesta; terminó ayudándome a lanzar el grupo de madres.

Pero no era una pasión en ella, y no creo que ella tuviera una visión al respecto. No creo que haya mucha gente en la iglesia que tenga una visión sobre la necesidad de equipar a los padres.

Eventualmente, dije: «Bien, yo lo haré. Como madre de hijos pequeños, mi tiempo disponible es poco, mis recursos financieros son pocos, mi energía es nula». Así que fue difícil asumir esta responsabilidad adicional, pero he visto una bendición tras otra como resultado de este pequeño grupo de madres.

Nos reunimos una vez al mes y somos aproximadamente ocho. Nuestro lema es: «Vamos a comer alimentos que no cocinamos de platos que no tenemos que lavar». Eso es todo lo que hacemos. Oramos unas por otras, y tenemos varios meses en Tito 2. Solo leemos ese pasaje y tratamos de extraerle lo más posible.

Depende de ti, mamá. Depende de ti, aunque no seas mamá, depende de ti, mujer de la iglesia, ahora que tienes conocimiento de la necesidad, ahora que tienes conocimiento de que la hermandad entre las mujeres es poderosa y que las madres necesitan esa conexión unas con otras, madres con madres, haz algo al respecto.

Nancy: Y no pienses que tienes que ser una joven madre para involucrarte en esto. Esto es todo el tema de Tito 2, que las mujeres más viejas o que las mujeres mayores deben incentivar a las más jóvenes. Yo misma, como mujer mayor, me doy cuenta de que hay lugares en los que he caminado donde Dios me ha encontrado y me ha incentivado cuando me sentía abrumada y sin esperanza. Ahora es el tiempo de mi vida para tomar algunas mujeres más jóvenes bajo mis alas y, sea de manera informal o formal, incentivarlas, bendecirlas, apoyarlas en oración, ser un incentivo.

Puede que tus hijos ya se hayan ido de la casa, y hayas dejado atrás el peso de tus días de ser mamá, pero ahora es el tiempo de compartir de tu mensaje de vida, del depósito que Dios ha puesto en ti. Y tal vez eso solo consista en buscar otra mamá, una joven mamá de tu iglesia que se vea cansada y se vea como que pudiera ayudarle un poco de motivación, y decirle: «Ven con tu pequeño, y tomemos café».

Puede ser algo así, algo individual. Erin, tú eres decidida y emprendedora, así que empezar un grupo de ocho madres puede ser una gracia que Dios puso sobre ti. Para otras mujeres quizás, eso parecerá imposible. No tienen que ser ocho. Que sea una, que sean dos; tampoco tiene que ser todos los meses.

Puede ser el domingo cuando estés en la iglesia. No busques solo mujeres de tu misma generación y demografía, busca también una madre a la que ves agobiada con tres pequeñitos encima de ella, y dile: «¿Puedo agarrar al más pequeño? ¿Cómo puedo orar por ti esta semana?»

Erin: El primer paso que doy en el libro sobre extenderles una mano a las madres en tu propia iglesia es orar. Y no lo digo como un cliché cristiano para nada. ¿Sabes lo que las mamás necesitan? Necesitan a alguien que esté orando por ellas; alguien que ore con ellas.

Puede que tengas una lista interminable de razones que te hagan pensar que no puedes ministrarle a una madre, y estoy segura que ninguna de esas razones te impide orar por ella. Así que ve y encuentra a una mamá y ora como loca por ella, y deja que Dios se encargue de ahí en adelante. Él hará algo más maravilloso y radical de lo que probablemente puedas imaginar con esa ofrenda de oración.

Nancy: Ora por ella y ora con ella. Agárrala en la iglesia, agárrala por teléfono, y dile: «¿Puedo orar por ti»? Y eso hará mucho para ministrarle gracia.

El poder de mamá a mamá, de hermana a hermana, ministrándose unas a otras. También me siento muy agradecida de que hoy a través de la tecnología tenemos oportunidades de ministrarnos unas a otras. Me emociona el blog de Joven Verdadera aquí en Aviva Nuestros Corazones, del cual eres parte, Erin, y otras mujeres también. Conozco a muchas personas que escuchan a Aviva Nuestros Corazones que no están familiarizadas con el blog de Mujer Verdadera.

Visiten el blog de Mujer Verdadera, especialmente si eres una mamá joven, y casi no puedes salir, aunque es para mujeres en cualquier estación de la vida, ahí encontrarás a otras mujeres con las que puedes interactuar. Ahora, Erin, tú también tienes un blog, uno para mujeres jóvenes, Mentiras las jóvenes creen y la verdad que las hace libres, y ahora empezaste uno que complementa con tu libro «Más allá de la hora del baño» o su título original en inglés, Beyond Bath Time. Cuéntanos un poco más sobre este blog.

Erin: este es un blog que empezamos en apoyo al libro. Tengo un grupo de mamás escritoras que son sencillamente de primera. Todas están en diferentes etapas de la vida y escriben sobre la maternidad a través del filtro de la Palabra de Dios. Recibo tantas enseñanzas de ese blog.

También tenemos apoyo sobre cómo empezar un grupo de madres y cómo usar el libro en un grupo pequeño y así. Pero acabamos de empezar . . . somos un portal nuevo. Nuestra visión es que se convierta en un centro para las mamás que lean el libro, o no, y que decidan: «Ok, voy a abrazar la maternidad como un rol sagrado. Voy a retomar esta visión. Voy a replantear mi rol, y voy a usarlo como una labor para el reino de aquí en adelante».

Bueno, es contracultural. Puedes decidir hacerlo, pero hacer el cambio para realmente vivirlo va a tomar equipamiento. MásAlládelaHoradelBaño/BeyondBathTime.com es un lugar donde puedes recibir parte de esta motivación, interactuar con otras madres y recibir pilas nuevas a diario para seguir viviéndolo.

Nancy: Bien, tenemos aquí un montón de buenos recursos. Quiero motivar también a las mayores a buscar una copia de este libro, Más allá del tiempo de baño / Beyond Bath Time. Tal vez se sientan un poquito tontas. Tal vez piensen: «Mis hijos ya crecieron y se casaron y tienen sus propios hijos».

Bueno, a las jóvenes les viene bien una mujer mayor que entienda algo de lo que están atravesando. Lee este libro y pásalo como un recurso a una joven madre. Te ayudará a equiparte para ser de motivación y una fuente de bendición y gracia en la vida de otra mamá.

No somos llamadas a retirarnos del servicio activo en el ministerio. Erin, mientras leía el libro – y no soy exactamente el blanco demográfico proyectado en este libro, ya que soy una mujer de más edad y soltera- pero me edificó y me cargó mis pilas con respecto a extender gracia y ayudar y animar a algunas de las mujeres que están en la misma etapa de la vida que tú.

Un recurso maravilloso-Beyond Bath Time: Embracing Motherhood as a Sacred Role, por Erin Davis.

Carmen : Nancy Leigh DeMoss ha estado conversando con Erin Davis, autora del nuevo libro Beyond Bath Time.

¿Quisieras estudiar la Palabra de Dios más profunda y efectivamente para poder enseñarla a otras mujeres? Entonces este evento es para ti, Revive ’15.

Si estás interesada en enseñar o hablar a las mujeres uno de tus mayores recursos puede ser aprender de otros que han profundizado en preciosas verdades de la Palabra de Dios, únete a Nancy Leigh Demos, Trillia Newbel, Andrea Griffin y Paula Hendricks para obtener sabiduría práctica en cómo comunicar más efectivamente las enseñanzas de la palabra de Dios en tu entorno particular.

Ven a escuchar porque es importante que tú escribas y compartas lo que Dios ha hecho contigo y cómo puedes hacerlo mejor, inspírate y recibe ayuda de otras mujeres como tú, conoce a Lore Ferguson, Erin Davis y Jennifer Lyell.

Contaremos con la presencia de Nancy Leigh DeMoss, Jen Wilkin y Lauren Chandler dirigiendo la alabanza. ¡Acompáñanos, no te lo pierdas!

Erin Davis dice que cada mamá puede ser una misionera. Sintonízanos mañana para saber cómo, ya que ella estará mañana de nuevo con Nancy aquí en Aviva Nuestros Corazones.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se cite otra fuente.

Permisos de publicación autorizados del Ministerio Aviva Nuestros Corazones para Alimentemos El Alma

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Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

Agt 14 – La gracia de Dios es suficiente para las madres

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Más allá del tiempo de baño

Agt 14 – La gracia de Dios es suficiente para las madres

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/la-gracia-de-dios-es-suficiente-para-las-madres/

Carmen Espaillat: Erin Davis dice que a veces las mamás pueden ser tentadas a estar descontentas.

Erin Davis: Aquí están las maneras en las que han salido en mi propia vida: mucha fatiga y queja. “Uff, ¿tengo que hacer esto otra vez?” Mucho levantar mis manos, perder la calma, también usar la palabra abrumada, para describir mi vida, más a menudo de lo que uso palabras como, “bendecida, feliz, satisfecha”. “Si no tuviera estos hijos, no estaría tan abrumada.” Oh, estos niños me están desgastando, soy miserable y este error de criar.

Pero 2da de Corintios 12 del 9 al 10 dice, “Y Él me ha dicho: te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí. Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.”

Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Nancy Leigh DeMoss: Uno de los compromisos fundamentales de Aviva Nuestros Corazones y el Movimiento de Mujer Verdadera es animar a las mujeres a ser intencionales en pasar el bastón de la verdad a la próxima generación. Así que piensa sobre el “Manifiesto de la Mujer Verdadera” del cual hemos hablado un sin número de veces en los últimos años en Aviva Nuestros Corazones.

Uno de los principios del “Manifiesto de Mujer Verdadera” es:

Los hijos son una bendición de Dios y las mujeres fueron especialmente diseñadas para ser dadoras y sustentadoras de vida, ya sean sus hijos biológicos o adoptivos y a otros niños en su esfera de influencia.

Así que esta semana estamos hablando sobre el aspecto completo de la maternidad, recibiendo los hijos como una bendición del Señor y el llamado que nosotras como mujeres tenemos de ser dadoras y sustentadoras de vida. Estoy muy emocionada con un libro que una querida amiga ha escrito.

El nombre de esta amiga es Erin Davis. Su esposo es parte del personal de Aviva Nuestros Corazones. Su familia es parte de este ministerio. Erin es la bloguista principal en “Mentiras que las mujeres creen” y tiene un ministerio muy fructífero aquí con las adolescentes. Ella ha escrito este nuevo y estupendo libro, “Beyond Bath time: Embracing Motherhood as a Sacred Role.”

Erin, todo lo que acabo de decir es una gran verdad. Te hace sonar como que eres una mujer muy ocupada y lo eres. Pero el gozo y el enfoque de tu vida en esta temporada, hasta ahora, son esos dos pequeños niños, que Dios te ha confiado a ti y a Jason.

En este libro y en los programas de esta semana, tú has compartido con mucha transparencia sobre el viaje que ha sido para ti abrazar la maternidad. No solamente para sobrellevarla, sino abrazarla como un llamado sagrado, como una función sagrada. Sé que hay puntos de tu recorrido donde muchas de las mujeres que están escuchando, o hijas de las mujeres que escuchan, se identifican.

Es por eso que quiero animar a las abuelas a adquirir este libro, mujeres que han criado hijas, quienes ahora están siendo madres ellas mismas, a obtener este libro y ayudar a divulgar una completa revolución sobre la manera en la que pensamos sobre la maternidad. Así que, gracias por escribir este libro. Gracias por tu compromiso de vivirlo, no perfectamente, como has sido rápida en decirlo. Pero es el compromiso de tu corazón de ver la maternidad desde el punto de vista de Dios. Y estoy sencillamente tan agradecida de que Dios ahora te esté ayudando a ayudar a otras mujeres que desean hacer eso.

Erin: Gracias Nancy.

Nancy: Creo que con el fin de ver la maternidad desde el punto de vista de Dios, como ocurre con otras áreas de la vida, tenemos que abordar las cosas que creemos que no son ciertas. Estamos en esta cultura bombardeada con maneras equivocadas de pensar. De hecho, escribí un libro titulado, “Mentiras que las mujeres creen y la verdad que las hace libres.”

Tú escoges ese mismo concepto al hablar de algunas de las mentiras que las mujeres creen acerca de la maternidad. Hay maneras falsas de pensar. Hay cosas que verdaderamente pueden poner en cautiverio a las mujeres que quieren ser buenas madres. Por ejemplo, una de las grandes mentiras que tú abordas es que la maternidad es un obstáculo para la felicidad. ¿Crees tú que muchas mujeres realmente sienten eso?

Erin: Absolutamente lo creo. De hecho, este capítulo de nuestro libro es de mamás reales que conozco y son historias reales. Ahora, yo no fui donde ellas y les dije, “¿qué mentiras crees acerca de la maternidad?” Debido a la naturaleza de las mentiras, ellas no saben. Pero acabo de pasar mucho tiempo con ellas, escuchando sus historias y escuchándolas hablar sobre la maternidad.

Pasé mucho tiempo orando acerca de eso y traté de exponer las mentiras que fueron el trasfondo de las áreas en las que ellas estaban luchando. Creo que muchas de las mamás sienten que la maternidad es un obstáculo a su felicidad.

Ahora, ellas no están diciendo eso. Si vas donde ellas y les preguntas, “¿es la maternidad un obstáculo para tu felicidad?”, ellas dirían, “no.” Pero ellas están viviendo como si lo fuera, y lamentan esas cosas en sus vidas que piensan que harían su vida mejor si pudieran tenerlas.

Por ejemplo, una mujer en el libro es Victoria. Ella habla de: “Antes de tener un bebé, yo me podía ir de viaje los fines de semana. Podía ser más espontánea. Podía irme de vacaciones y ahora no puedo hacer eso.” Así que ella estaba pensando, “Oh, yo sería mucho más feliz si me pudiera ir de vacaciones. Yo sería más feliz si pudiera ser más espontánea, pero este bebé me impide hacer eso”.

Otra mujer en el libro es mi amiga Jordan, quién tuvo un aborto muy temprano. Ella es muy honesta ante el hecho de que su primera sensación fue de alivio porque ella sintió como que, “¡Vaya! Ese fue un error cercano. Casi tenía mi vida como la quería como para ser destrozada”.

Nancy: Y entonces ella probablemente se sintió culpable.

Erin: Ella se sintió culpable por sentir alivio, por supuesto. Y luego quedó embarazada y llegó a tener un bebé sano. Pero su primer año de maternidad fue como mi primer año de maternidad. Ella se sentía abatida, y se sintió como, “Oh, si yo no hubiera tenido esta bebé sería mucho más feliz”.

Bueno, pienso que muchas de las mamás sienten una versión de eso. “Si yo no tuviera estos niños, yo sería más feliz porque yo podría _____.” Llena el espacio en blanco.

Nancy: Cuando miras a tu alrededor ves un montón de mamás que tienen luchas con esto en términos de descontento, decepción o amargura o simplemente una especie de infelicidad generalizada que es fruto de esta forma de pensar.

Erin: Por supuesto. No es un problema nuevo. En Ezequiel 16:45,48 encontramos a Dios castigando a las madres de Jerusalén por el mismo tipo de sentimiento. El versículo dice: “Eres hija de tu madre que aborreció a su marido y a sus hijos…. Vivo yo, declara el Señor DIOS, que tu hermana Sodoma y sus hijas no han hecho como tú y tus hijas habéis hecho.”

Él está diciendo que estas mujeres son peores que las mujeres de Sodoma. Recordamos a Sodoma. Recibió un castigo de fuego y azufre por causa de su pecado. ¿Y cuál es el pecado de estas mujeres? Amargura y odio hacia sus esposos y hacia sus hijos.

Nancy: Y esto no siempre viene de esta manera tan obvia o tan grande.

Erin: Por supuesto. Rara vez lo es.

Nancy: Puede ser únicamente un trasfondo de resentimiento o descontento. “Estas personas en mi vida, mi esposo, mis hijos, han hecho que mi vida sea más restrictiva; han hecho mi vida más difícil.”

Erin: Aquí están las maneras en las que han salido en mi propia vida: Mucha fatiga y queja. “Uff. ¿Tengo que hacer esto otra vez?” Mucho levantar mis manos, perder la calma, también usar la palabra abrumada para describir mi vida, más a menudo de lo que uso palabras como, “bendecida, feliz, satisfecha.” “Si no tuviera estos hijos, no estaría tan abrumada.” Bueno, si no tuviera estos niños, tampoco tendría realmente muchas cosas maravillosas.

Así que estoy optando por centrarme en eso. Algo que solía pasar en mi casa mucho más a menudo y trato de no dejar que pase tanto como antes, es que, inmediatamente mi esposo entra por la puerta, anuncio, “estoy fuera de servicio”. No puedo manejar ni un minuto más a estos niños. Y el mensaje es, “Oh, estos niños me están desgastando. Soy miserable en este rol de criar.”

Pero si alguien viene y me dice, “¿Tus hijos te hacen feliz?” Yo diría, “Sí, por supuesto. ¿Quieres ver su foto?” Pero, en la realidad, estoy viviendo de manera que si no tuviera a estos niños estaría menos estresada; sería más feliz; mi cuerpo volvería a su versión de los 18 años de edad; todas esas cosas que creo que me harían feliz.

Nancy: Pero el hecho es que hay mucho de la maternidad que es un reto. Y dependiendo de la estación del año y de la vida, puede haber noches de insomnio, niños gritando o niños enfermos, horarios restringidos. Así que no estamos diciendo que si abrazas la maternidad como una función sagrada, todas esas cosas se irán y la vida será más fácil.

Erin: Eso es correcto. La vida no es fácil para los padres. La vida no es fácil si no eres padre. Hay elementos de la paternidad que siempre van a estar ahí, y que pueden ser difíciles de manejar. Pero 2 Corintios 12:9-10 dice:

“Y Él me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí. Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.»

Nancy: Un momento, espera. Quiero volver a leer ese versículo porque es tan inmenso, no solamente para las madres, porque me habló a mí mientras estabas leyendo. Soy soltera. No tengo hijos. Y es alentador para mí en mi llamado el cual se puede sentir pesado a veces y tiene sus retos. Así que cualquiera que sea tu llamado, cualquiera que sea tu etapa en la vida, aquí está una verdad central de la Palabra de Dios si quieres ser una mujer verdadera de Dios.

Dios le dijo a Pablo: “Mi gracia es suficiente para tí.” Noches sin dormir, niños enfermos, horarios restringidos, lo que sea que está ocurriendo en esta temporada, nunca puedo mantener la casa recogida por más de ocho minutos o menos. “Mi gracia es suficiente para ti.” En este momento, en esta temporada.

Erin: Y Pablo dice, “Estoy contento con las debilidades, insultos, privaciones, persecuciones, angustias. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” Él no está diciendo, “Dios quitó todo eso de mi y se fueron las nubes y los pájaros comenzaron a cantar y todo está maravilloso.”

Pero la cosa acerca de Dios y Su Palabra que es tan extraña y tan difícil de entender, que es un misterio tan grande, es que esas cosas son una bendición ya que nos obligan a depender de Dios. Nos revelan muestra necesidad de Él. Nos revelan su bondad y su gracia hacia nosotros.

Así que si quieres una fórmula para cómo hacer que tu bebé duerma toda la noche, no la tengo. Mi hijo, no dormía toda la noche hasta que tuvo un año y medio de edad. Y si quieres hacer que tu niño se comporte, no sé decirte cómo hacerlo. Pero yo sé que cuando ese bebé no dormía toda la noche, fui presionada hacia la oración de una manera como nunca antes lo había sido porque no lo podía hacer con mis propias fuerzas. Estaba exhausta. Y cuando Elí, mi hijo pequeño, me empuja, me presiona y ya no se qué hacer y no hay manera de que yo pueda tener auto control por mí misma, me presiona hacia Dios en maneras nuevas.

Así que ¿siempre soy feliz como mamá? No, no lo soy. Pero la lección es que la felicidad realmente no es el objetivo final. El camino fácil nos lleva a lugares aburridos. Pero la felicidad. . .

Nancy: Pero algunas de nosotras estamos pensando, “pero me gustaría probar.”

Erin: Te habría gustado probarlo por ti misma. Entiendo eso. Me gustaría caminar por caminos fáciles de vez en cuando. Pero ese niño puede hacer tu vida más difícil. Pero deja de enfocarte en eso. ¿Son un obstáculo para tu felicidad? Tal vez, pero ellos son el camino hacia tantas otras cosas que son mucho más ricas que la felicidad. Así que la mentira es: Mis hijos son un obstáculo para mi felicidad”. Bueno, supéralo. Concéntrate en todas las cosas que ellos hacen para enriquecer tu vida.

Nancy: Y Erin, lo que estás compartiendo es tan crucial, no solamente para las madres jóvenes sino para mujeres, para hombres, para cada uno de nosotros en cada etapa de nuestras vidas. Como digo a menudo aquí en Aviva Nuestros Corazones, cualquier cosa que me haga necesitar más a Dios es una bendición. Es una bendición. Me aferran a Su gracia de una forma que de otra manera no lo haría si no me sintiera tan desesperada, tan necesitada y tan abrumada.

Ahí es que vemos el poder de Dios desplegado de manera tan grande, cuando nuestra debilidad se corresponde con Su gracia, entonces lo vemos, los niños lo ven, las personas a nuestro alrededor lo ven. Ellos saben que somos débiles, pero ven que Él es fuerte. Se convierte en una forma de mostrar su grandeza y el poder de Dios que es realmente de lo que se trata nuestro llamado.

Erin: Enseñamos a nuestros hijos esta canción desde muy temprano. “Sí, Jesús me ama. Somos débiles, pero Él es fuerte.” Y como mamás, eso es tan cierto. Somos tan débiles para cuidarlos bien. Pero Él es fuerte. Él es fiel. Sí, tus hijos son un recordatorio diario de la fortaleza de Dios, o algunas veces en mi casa, o minuto a minuto, a la luz de mi debilidad, ¿cómo me puedo quejar de esto?

Nancy: Te diría, con el fin de contrarrestar las mentiras, tenemos que aprender a aconsejar nuestros corazones conforme a la Verdad. Creo que hay una mamá escuchando ahora mismo que solamente necesita decirlo en voz alta. Los niños pueden estar ahí, alguien más puede estar alrededor, pueden pensar que estás loca, pero solamente di, “Su Gracia es suficiente para mí. Su Gracia es suficiente para mí”.

Erin: En mi casa, frecuentemente pedimos por el fruto del Espíritu. Le digo a mis hijos: “Mami está luchando. Vamos a pedirle a Él , amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, mansedumbre, y dominio propio”. Y cuando mis hijos están luchando, yo soy capaz de decirles, y ellos lo han visto, “no pueden hacer esto por ustedes mismos, chicos”. Así que mamá, cuando te sientas como que vas a explotar, es un momento de aprendizaje no una carga.

Nancy: Ok, hay otra mentira con la cual pienso muchas mujeres luchan, madres o no madres, pero particularmente cuando se trata de la maternidad. Y es que el objetivo primordial de la maternidad es el perfeccionismo, la presión de ser la madre perfecta. ¿Hay alguna mujer que no se sienta así?

Erin: No sé o no la he conocido nunca. Esta es una mentira enorme y la amiga que me lo reveló es una gran mamá. Ella es como un emblema de una gran mamá. Ella tiene cuatro niños, más hijos adoptados. Ella los educa en el hogar. Ella está siempre en calma, siempre está peinada, quiero decir, ella es una mamá perfecta. Cuando la entrevisté para este libro, no tenía ni idea de que esta sería un área en la que ella estaba siendo pulida.

Ella habló de que ella recibe dos mensajes de la cultura. El primero es que sus hijos son una distracción para ella y lo que ella desea. Y lo segundo es, que si vas a ser una madre, mejor cría hijos buenos que se comporten perfectamente y sean perfectos en la escuela. Necesitas tener una casa perfectamente limpia. Necesitas inculcarles esto, esto, y esto. Necesitas hacerles escuchar a Mozart. Tienes que mostrarles tarjetas educativas cuando estén en sus sillas altas. Y así una y otra vez.

Y entonces ella es una mamá, y ella ve el valor del reino en esto. Pero ella está en esta olla de presión donde siente que tiene que hacerlo todo perfectamente. Y ella no lo está haciendo perfectamente. Y entonces ella continúa luchando en su rol.

Nancy: Entonces, ¿qué le dices a esta mamá?

Erin: Pienso que solamente debemos darnos cuenta cuán poco realista es esto. La cultura nos está enviando ese mensaje en todos los ámbitos. Siempre me molestan esas mamás celebridades que están en las portadas de las revistas. “Ella dio a luz hace tres días y mírala ahora en este bikini, completamente absurdo.” Y en algún grado, solamente tenemos que apagar esos mensajes y no dejar que se filtren.

Pero Pablo, otra vez, nos motiva con algunas grandes palabras en la Escritura. Filipenses 3:12 dice: “No que lo haya alcanzado o que haya llegado a ser perfecto, sino que sigo adelante, a fin de poder alcanzar aquello…” ¿Por qué? “Porque Cristo Jesús me hizo suyo”.

Así que la belleza de exponer las mentiras es que, una vez estás consciente de ellas, tienes el poder de hacer algo al respecto. Pero eso no es suficiente. Vas a tener que reemplazarlas con la Verdad de Dios. La Verdad de Dios es, “sí, tú no eres perfecta. Pero sigue adelante porque el perfecto ya te redimió. Y Aquél que comenzó la buena obra en ti la continuará hasta el final. Él no está interesado en la perfección para ti”.

Así que sé fiel de caminar a través de su llamado y de depender de Él. Jesús no te está pidiendo que lo hagas perfecto. Él te está pidiendo que lo hagas bien y que dependas de Él, y esto es todo lo que puedes hacer. Así que cuando comiences a sentir la presión de tener una casa perfecta, un cuerpo perfecto, un matrimonio perfecto e hijos perfectos, sencillamente proclámalo como una mentira—eso es lo que es—y reemplázalo por la Verdad de Dios.

Nancy: Creo que una prima de esa mentira y con la cual tratamos es que la maternidad te hará santa.

Erin: Eso es correcto.

Nancy: Tú o tienes que ser perfecta o la maternidad te hará una mujer piadosa. Y eso es una mentira también.

Erin: Parece opuesto a la intuición colocar esa mentira en el mismo capítulo con estas otras mentiras sobre ser una madre perfecta o de la que la maternidad es un obstáculo para tu felicidad, pero creo que es igual de peligrosa. Estamos en peligro de hacer llegar el péndulo demasiado lejos en la otra dirección. No serás más santa por cada bebé que traigas al hogar. No te da un estacionamiento privilegiado en el cielo tener un montón de hijos. No hay una santificación automática que ocurre por el simple hecho de ser mamá.

Creo que realmente se reduce al derecho de un montón de mamás. Ellas se sienten como que esto es un trabajo duro. ¿Y no ve Dios lo que yo hago? Y se sienten con derecho a cualquier cosa porque están trabajando duro como madres. O quizás no está dirigido a Dios. Quizás está dirigido a sus esposos, probablemente, el caso más común. “¿No sabe él, cuán duro estoy trabajando como mamá? Me merezco un “tiempo para mí”. Me merezco una noche de chicas. Me merezco una casa más grande para tener todo esto. Me merezco esto y esto y esto.” O, “me lo merezco por mis hijos por todo lo que estoy haciendo por ellos”.

Y ciertamente, ellos deben estar agradecidos y esto es algo que tú tendrás que enseñarles. Pero esta actitud de, “me merezco algo”, o de “yo soy más santa de lo que tú eres porque soy una mamá,” o “soy una mejor cristiana porque soy una mamá.” Realmente no tiene sentido cuando lo ponemos frente a la Palabra de Dios. No hay nada en las Escrituras que nos diga que ser una mamá nos va a hacer más santas.

Nancy: De hecho, al contrario, no somos santas. Solamente Dios puede hacernos más santas. Nuestra única justicia, valor o dignidad viene de Cristo. Ahí es donde pienso que la humildad que viene por no ser perfecta como mamá es realmente la misma cosa que puede empujar a una mujer hacia la gracia de Dios y la puede santificar. Es darse cuenta, “no soy santa, no soy perfecta ¡estoy muy lejos de serlo!” Si tú piensas que eres perfecta, una vez tengas niños seguramente te darás cuenta que no lo eres porque ellos sacarán a flote todas las imperfecciones, ¿no es cierto?

Erin: Pienso que la maternidad es el fuego purificador más ardiente en el que he estado. Creo que tenía un concepto más alto de mí misma que lo que debía tener antes de tener hijos. Y esos bebés y sus necesidades solamente exponen ese egoísmo en mí. Cuando mis hijos son desobedientes y actúan como tales, revelan la fealdad de mi propia desobediencia en maneras nuevas. Así que no me están haciendo santa simplemente por ser mis hijos.

Pero el proceso de ser madre, si lo voy a usar como un fuego purificador para empujarme hacia Dios y no para alejarme de Él, sí, tiene una forma de hacer mi corazón más como el suyo.

Nancy: Purifica.

Erin: Cierto.

Nancy: Bueno Erin, quiero motivar a mis oyentes a obtener una copia de tu nuevo libro, “Beyond Bath Time: Embracing Motherhood as a Sacred Role”. Es un gran libro para mamás jóvenes, mamás con niños pequeños, pero también uno para aquellas que quieren ser mamás y mamás más viejas que quieran ser un estímulo para las nuevas mamás. Pero también para todas nosotras que necesitamos ser recordadas de la gracia de Dios y Su suficiencia y de que cuando somos débiles, Él es fuerte.

Y de hecho, si hay algo que me llevaría personalmente de nuestra conversación de hoy, los llevaría hacia aquel versículo, 2 Corintios 12:9, el cual pienso necesita ser no únicamente el lema para las madres, sino para todas nosotras. “Te basta mi Gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí.”

Y, Oh Padre, como oro de que tú incentives a las mujeres, a las mamás, tus hijas, en sus roles, nuestro llamado, como quiera que eso se vea. Te damos a ti, elevamos a ti nuestras debilidades, nuestras necesidades, nuestros fracasos, todas las áreas donde nos damos cuenta que no estamos a la altura. Te damos gracias de que no podemos ser perfectas, lo sabemos, pero Cristo es perfecto. Si Él vive en nosotras, entonces somos agradables a ti y Tu Gracia es suficiente para nosotras en cada momento de necesidad.

Así que Señor, ¿derramarías Tú, Te ruego, un bautismo de gracia sobre muchas, muchas oyentes que hoy todas juntas decimos, “Señor, nosotras somos débiles, pero Tú eres fuerte”? Estamos tan agradecidas. Oramos en el nombre de Jesús, amén.

Carmen: Nancy Leigh DeMoss y nuestra invitada, Erin Davis, han alentado a las mamás a seguir invirtiendo en las vidas de sus hijos.

¿Quisieras estudiar la Palabra de Dios más profunda y efectivamente para poder enseñarla a otras mujeres? Entonces este evento es para ti, “Revive 15| Mujeres enseñando mujeres”, Indianápolis, septiembre 25 y 26. Contaremos con la presencia de Nancy Leigh DeMoss, Jen Wilkin y Lauren Chandler, dirigiendo la alabanza.

Si estás interesada en enseñar o hablar a las mujeres uno de tus mayores recursos puede ser aprender de otros que han profundizado en preciosas verdades de la palabra de Dios, únete a Nancy Leigh DeMoss, Trillia Newbel, Andrea Griffin y Paula Hendricks para obtener sabiduría práctica en cómo comunicar más efectivamente las enseñanzas de la Palabra de Dios en tu entorno particular.

Si has estado ahí confundida, desesperada, temerosa, hasta que las palabras de otra mujer te han infundido gracia y esperanza renovada, ahora es tu oportunidad de ayudar a otras mujeres con tus palabras. Ven a escuchar por qué es importante que tú escribas y comprendas lo que Dios ha hecho contigo y cómo puedes hacerlo mejor, “Revive 15| mujeres enseñando mujeres”, Indianápolis, septiembre 25 y 26, acompáñanos, no te lo pierdas.

Carmen: Bueno, después de la llegada del segundo hijo de Erin, ella sintió como si una nube oscura se hubiera presentado sobre su vida. Ella les da consejos prácticos a cualquier persona que esté enfrentando depresión después del parto. Esto será el lunes en Aviva Nuestros Corazones.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se indique otra fuente.

Música: Fuente de la vida eterna, Natasha Perez, Nueva Oportunidad ℗ 2014 Natasha Perez

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