Ago 13 – Maternidad bajo ataque

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Más allá del tiempo de baño

Ago 13 – Maternidad bajo ataque

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Carmen Espaillat: Erin Davis y su esposo retrasaron el tener hijos porque estaban muy ocupados trabajando en el ministerio de jóvenes.

Erin Davis: Yo creo que hay muchos jóvenes que sienten que lo correcto es no tener hijos para poder tener un ministerio.

Carmen: Pero Dios ha cambiado su corazón.

Erin: El tener hijos es un ministerio.

Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Nancy Leigh DeMoss: Nuestra invitada esta semana es mi buena amiga Erin Davis. Ella ha sido parte de Aviva Nuestros Corazones y del movimiento Mujer Verdadera por varios años y ella ama al Señor. Ella ama a su esposo, ama a sus hijos y además tiene un don para escribir. Y estoy muy emocionada porque ha escrito su último libro llamado, Más allá del tiempo de baño: Abrazando la maternidad como un rol sagrado (disponible en inglés).

Erin, bienvenida nuevamente a Aviva Nuestros Corazones.

Erin: Gracias a ti.

Nancy: Lo que me gusta acerca de la forma como escribes de este tema, es que lo haces como una mujer joven hablándole a esta cultura y lo que estás diciendo es que el asunto no es realmente: ¿Si es trabajo o no es trabajo? y no es que estas cosas no sean importantes, pero lo que estás diciendo es que miremos esto desde una perspectiva más amplia: ¿Cuáles son mis motivaciones? ¿Cuáles son mis prioridades? ¿Para qué estoy viviendo? Y al pensar en un sentido más amplio, cómo mis decisiones de hoy impactan mi vida a lo largo del camino, cómo impactan la vida de otros, y cómo impactan a las futuras generaciones.

Erin: Seguro, y el enfoque de este libro es para madres porque mis amigas son madres, muchas de ellas son madres a tiempo completo. Y como ellas no tienen la visión de Dios acerca de la maternidad, se están ahogando. Ellas están cayendo en picada, están amargadas, están enojadas, están estresadas. Ellas están siendo privadas del sueño o duermen todo el tiempo. Ellas están realmente, realmente teniendo mucha dificultad.

Ellas son madres, pero no entienden la mentalidad del Reino acerca de la maternidad. Así que, la hora del baño y sándwiches de mantequilla de maní y de transporte compartido y listas de tareas domésticas, todas esas cosas están solo extrayendo o absorbiendo sus vidas.

Nancy: Tú dijiste que escribiste este libro porque necesitabas encontrar por ti misma por qué la maternidad realmente importa.

Erin: Eso es correcto. Todos los libros que he escrito han nacido de mi propia experiencia personal y del trabajo que Dios ha hecho en mí.

No estoy tratando de parecer una madre experta. Ciertamente no lo soy. Pero puedo decir; «mira, yo he estado ahí y estuve luchando también y fui a la Palabra y dije: ¿Dios, qué tienes que decir acerca de la maternidad?»

Eso también, era mucho más profundo de lo que jamás imaginé. Mi perspectiva era que podría encontrar la mujer de Proverbios 31 y que eso sería todo lo que encontraría en la Biblia acerca de la maternidad, y eso para nada es cierto. Él habla acerca de la maternidad una y otra vez, una y otra vez, en este pasaje de las Escrituras donde tú realmente no tendrías la expectativa de que hubiera un mensaje acerca de la maternidad, pero Dios tiene un corazón para la maternidad.

Él tiene un corazón para las madres. Él tiene un corazón para las familias, y Él no piensa que sea poco, Él piensa que es algo grande, realmente grande. Ve a la Palabra de Dios y pídele que te muestre Su visión, Su plan para lo que estás haciendo. Creo que serás muy animada y muy fortalecida para la travesía.

Nancy: Y ha sido todo un viaje para ti. Por las cosas que estás diciendo ahora. Tú no estabas hablando así cuando nos conocimos por primera vez. De hecho, yo estaba contigo cuando estabas esperando tu primer hijo y aún estabas un poco indecisa al respecto… decías las cosas correctas, pero fue un reto para ti abrazar la maternidad como una llamado santo.

De hecho, tú y Jason escogieron no tener hijos en los primeros años de su matrimonio. Cuéntanos un poco acerca de esa temporada.

Erin: Elegimos no tener hijos por siete años de nuestro matrimonio y muchas personas nos presionaron durante esos siete años y nuestra respuesta era que no queríamos tener hijos porque sentíamos gran pasión por el ministerio estudiantil. Sentíamos que eso era parte del sacrificio que teníamos que hacer para ser grandes ministros estudiantiles. Yo pienso que esa idea surgió de diferentes fuentes. Y pienso que estábamos equivocados; pero siento que hay muchos jóvenes que sienten que es correcto el no tener hijos para poder tener un ministerio.

Eso fue realmente un tira y jala en mi corazón. Yo no quería tener hijos para no dejar el ministerio. Lo que no entendía era que tener hijos es un ministerio, y que no estaba renunciando a algo importante para el Señor por tener hijos.

Nancy: Yo no te puedo decir cuántas veces a través de los años se me han acercado mujeres diciendo: «yo quiero tener un ministerio. Yo quiero tener un ministerio como el tuyo. Yo quiero estar enseñando. Quiero estar escribiendo». Solo diferentes cosas que tiene en sus corazones que quieren hacer.

Y yo pienso que esos deseos pueden haber sido puestos por Dios. Pero realmente he tratado de ayudarlas a entender que lo que están haciendo en las casas como ayuda de sus esposos, como madres para sus hijos, eso no es nada menos que un ministerio. Es un ministerio enorme y debemos ser muy cuidadosas de no ponerlo en una caja, y pensar: «esa es mi familia, pero luego, estoy anhelando días donde pueda estar libre para trabajar en el ministerio».

No hay ningún llamado más grande para el ministerio, en la voluntad y en el tiempo de Dios, que lo que tú estás haciendo en este momento con esos dos pequeños que Dios ha puesto en tu casa.

Erin: Y esa es la lección que he aprendido. Mi esposo y yo hemos estado en el ministerio por un largo tiempo y yo tengo el ministerio de hablar y escribir, y los adolescentes eran mi ministerio. Así que he impactado a cientos de adolescentes a través de los años. Pero nada de eso le llega a los tobillos a entregarme cada día que pasa a estos niños.

Si estos hijos -mis hijos- van y crían hijos cristianos y mis nietos van y comparten la fe con sus hijos, ese impacto es aún mayor que el de una joven que fue impactada por una charla que di en un retiro o alguien que leyó un libro que escribí. Impactará su pensamiento por un rato. Sin duda es un ministerio, pero la maternidad es contracultural y no mucha gente está diciendo eso.

Nancy: El asunto con la maternidad es que tú no ves los frutos y las recompensas o las ganancias de inmediato.

Erin: Correcto. Eso es correcto.

Nancy: Todavía estás atada con la hora del baño y los sándwiches de mantequilla de maní y mermelada. Tú tienes que estar en esto a largo plazo y tener una visión a largo plazo para poder verlo con algún propósito.

Erin: Y pienso que esas cosas que son comunes, asumimos que no son santas o no son sagradas o no son de Dios o no están bendecidas por Dios. Es muy fácil para las madres sentir que son el escalón más bajo de la iglesia porque ellas no están haciendo algo nuevo, innovador y emocionante. Pero eso no es verdad.

Yo pienso en el salón de la fe en Hebreos y aquellas personas que se enumeran y a las que se les elogió por su gran fe. Me encanta que al final de la larga lista habla de cómo perseveraron sin ver sus frutos. Ellos tenían una gran fe.

La maternidad es así. Es definitivamente así. No hay muchos frutos por un buen tiempo, pero el hecho de que la maternidad sea algo común, no significa que Dios no la esté usando.

Nancy: No crees que es el enemigo que quiere socavar y debilitar todo el concepto de la maternidad, que es la que está involucrada en pasar el bastón de la fe de una generación a otra. Puedo ver como si Satanás fuera la mente intelectual, tratando de conquistar la cultura, de detener el avance del Evangelio, una gran arma en su arsenal sería hacer que las personas pensaran que la maternidad es algo insignificante.

Erin: Por supuesto. Quiero decir, Satanás es astuto, pero no es tan original. Esto es muy similar a la mentira original que le susurró a Eva: «¿Conque Dios te ha dicho que no se puede hacer eso? ¿Dios realmente dijo eso? El trasfondo es, «Quien eres no es suficiente. ¡Tienes que ser otra cosa! Tienes que estar haciendo algo más con tu vida. Él está reteniendo algo de ti».

Es la misma mentira que las madres están masticando todo el tiempo: La maternidad no es suficiente. No soy suficiente si soy solo mamá.

Yo no te puedo decir la cantidad de gente que tengo cerca, que pregunta: «¿Que tú qué?» Respondo: «Oh, yo solo soy una mamá». Como si se estuvieran disculpando por eso. Es absolutamente significativo que la maternidad esté bajo ataque del enemigo. Y sabemos que Satanás puede socavar a las familias, luego él estaría ganando muchas batallas y muchos frentes. Y si él puede socavar la maternidad, él puede destruir muchas familias.

Nancy: Incluso la forma en que Eva obtuvo su nombre es realmente un homenaje precioso al valor de la maternidad.

Erin: Eso es correcto.

Nancy: Tú piensas en Adán y Eva pecando, tomando la decisión equivocada de comer del fruto prohibido y luego Dios viene al jardín y les da las consecuencias al hombre, a la mujer, a la serpiente, y los vistió.

Vas a través de toda esta escena de gracia, de volver allí, con el hombre y la mujer caídos.

Erin:Esta fue la mejor cosa que he descubierto en la Escritura cuando estaba investigando este concepto de la maternidad. La maldición acababa de ser entregada, y las primeras palabras que salen de la boca de Adán es cambiar el nombre de su mujer a Eva, porque ella sería la madre de muchos, ella daría vida a muchos.

Así que, al principio fue como ¿Qué? ¿Ella lo acaba de echar a perder y tú le vas a llamar dadora de vida? Pero Adán sabía que habría algún tipo de redención. Sí, ella pecó, pero ella iba a ser madre de todos los vivientes.

En la medida en que continué estudiando esto, dije que ese pecado es una canción que deberíamos cantar acerca de Eva, pero sus hijos eran su obra porque ella pasó a tener hijos después de eso. Conocimos la historia de Caín y Abel. Sabemos que no fue perfecta. Pero en el nacimiento de esos hijos, Eva cada vez más decía: «Con la ayuda de Dios, he dado a luz a un hombre». Se puede escuchar el asombro de su voz. «Sí, he pecado, pero Dios me está ayudando a dar a luz a un niño».

Y después del nacimiento de Set se dice, que «en ese momento la gente de la tierra llegó a invocar y llamaba el nombre del Señor». Sí, Eva pecó, pero también Eva hablaba con sus hijos acerca del Señor. No había escuela bíblica de verano. No había pastores de jóvenes, no había eventos para alcance. Adán y Eva eran los responsables de enseñarle a sus hijos acerca del Señor. Y por eso, porque ellos fielmente les hablaban a sus hijos del Señor y les contaban historias del Señor y compartían la importancia de seguir al Señor, las personas en la tierra comenzaron a clamar en el nombre de Dios.

Ella cometió un error pero su nombre dadora de vida es un recordatorio. En el jardín ella perdió tanto, pero no perdió a su esposo, no perdió a sus hijos y no perdió a Dios. Así que, hay algo de redención en ese rol de dadora de vida.

Nancy: Y es la gracia restauradora de lo que Satanás pretende despojarla.

Erin: Absolutamente.

Nancy: Yo pienso que él intentó dejarla sin nada de eso.

Erin: Correcto.

Nancy: Él hubiera querido arruinar su matrimonio, arruinar su vida entera y desde ahí en adelante hubiera querido arruinar la vida de todos los demás.

Erin: Seguro.

Nancy: Pero es aquí donde entra la gracia; y parte de esa provisión de la gracia redentora, justo en el jardín, es que todavía es llamada y capacitada por Dios para nutrir y ser dadora de vida.

Erin: Y para Eva esto no fue fácil. Y parte de la maldición de Eva fue que daría a luz con dolor. Y sus niños probablemente actuaban como los míos. Pero cada carita era un recordatorio de que la redención era posible y de que Dios tiene un plan para la redención. No todo se detuvo en el jardín con la mordida de la manzana, su familia continuaría.

Y nosotros aún hoy estamos hablando de Eva. Por generaciones y generaciones y generaciones y todavía se habla de su historia. ¿Por qué? ¿Porque ella pecó? Sí. Pero también porque ella dio vida.

Nancy: Y ni hablar del hecho de que a través del tercer hijo Set finalmente vino Cristo.

Erin: Eso es correcto.

Nancy: . . . el Mesías, el que haría una herida mortal a la serpiente y compraría nuestra salvación.

Así que fue a través de su disposición de dar vida, de abrazar el llamado de la maternidad, por lo que en definitiva estamos sentadas aquí hoy siendo seguidoras y amantes de Cristo. Es a través de esa línea que Dios proveyó salvación en la persona de Cristo.

Erin: Y así es como es con la maternidad. Pienso que muchas madres piensan que la meta de la maternidad es criar muchachos que sean buenos, que se comporten bien. Si tú tienes el primer plano de la maternidad, yo tengo noticias para ti: ellos no siempre se van a comportar bien y eso no significa que eres un fracaso como madre. Tú no siempre te vas a comportar bien y eso no significa que eres un fracaso como madre. Tienes que tener una visión de largo alcance.

¿Qué pasaría si tus hijos clamaran en el nombre del Señor? ¿Y después qué pasaría si sus hijos clamaran en el nombre del Señor? ¿Y qué pasaría si sus hijos clamaran en el nombre del Señor? ¿Cuántas personas serían impactadas por todos esos hijos sobre los cuales derramaste sabiduría, de los que has sido dadora de vida y que van a ser sal y luz en este mundo oscuro?

Tú no puedes pensar en esto como: «¿Puedo pasar el día sin perder la calma?» Tú tienes que pensar en esto como: «¿Cuál es mi potencial en el ministerio a largo plazo?» Eso fue lo que Eva pudo hacer y es una linda historia de redención y restauración y la belleza de dar vida.

Nancy: Y no es una historia con excesivo romanticismo.

Erin: Seguro.

Nancy: Porque como lo señalaste anteriormente, en Génesis, vemos el dolor de dar a luz, de criar hijos, y de saber que la maternidad implica sufrimiento.

Erin: Eva fue la primera mujer que sepultó a su hijo. De modo que, Eva conoció el dolor de la maternidad que muchas de nosotras no conoceremos. En un grado mayor, Eva conoció el dolor de la maternidad pero, la historia no se detiene ahí.

Nancy: Y pienso que es un recordatorio de que la maternidad no es tan traumática pero sí difícil, y eso no viene por naturaleza a criaturas caídas. Me recuerda el pasaje de Tito capítulo 2, que dice que parte de la consejería es el proceso de discipulado de mujeres más maduras a mujeres más jóvenes para enseñarlas a amar a sus hijos. Ahora, eso implica que eso no viene por naturaleza, que eso es algo que tenemos que aprender y que puede ser aprendido.

Erin: Este pasaje me alienta tanto. De hecho, yo dirijo un grupo de madres en mi iglesia y hemos estado enfocándonos en ese pasaje por meses y meses.

Yo fui tan liberada al aprender: «¿Oh, se supone que eso me debe ser enseñado? ¿no se supone que yo deba saber cómo amar a mis hijos y cómo amar a mi esposo?»

También dice que estemos felices en la casa. No se supone que salga del hospital y de repente sepa cómo ser feliz por todo lo que pasa en mi vida. Esas son cosas que debo aprender.

¿Y cuál debería ser mi curriculum o carta de presentación? La Palabra de Dios enseñada por mujeres maduras que estén dispuestas a enseñarme.

Esto es un tremendo alivio, que no estoy supuesta a saber automáticamente como ser una gran madre, cómo sentirme de maravilla acerca de ello y cómo mantener mi matrimonio durante la maternidad, sino que esas son cosas que me pueden ser enseñadas a través de la Palabra de Dios.

Nancy: ¿Y cuáles son de las cosas que Dios ha usado en tu temprana experiencia como madre (y tu libro se enfoca especialmente en madres con niños pequeños), cuáles son algunas de las cosas que Dios ha usado para animarte y darte gracia en ese viaje y ayudarte a abrazar la maternidad como un llamado santo?

Erin: Bueno, yo me involucré casi inmediatamente con MOPS, que es un acrónimo para madres de niños que están en preescolar. Es un ministerio nacional que se enfoca en entrenar y equipar a las madres. Y realmente hice una conexión ahí. También, comencé un grupo de madres en mi propia iglesia y esas mujeres realmente han sido de gran influencia para mi vida.

Pero también, el tener hijos me hizo darme cuenta de mi necesidad de pasar tiempo o compartir con personas que no son como yo. Amo el pasar tiempo con mis amigas que son madres, empujando nuestros coches, pero todas tenemos los mismos asuntos y ninguna de nosotras está más allá del camino. Pero he sido verdaderamente intencional en pasar tiempo con madres que tienen hijos un poco mayores, y también he invitado a mi casa a madres que tienen niños menores.

Para mí una de las cosas favoritas es invitar familias a nuestra casa una mañana cualquiera para comer unos pancakes-«vengan en sus pijamas» y pasamos un rato. De modo que esto realmente profundiza mis relaciones en muchas formas.

Ahora, esto necesita esfuerzo de mi parte porque esas cosas ahora no son tan naturales como quizás pasaba en generaciones anteriores, donde las madres, abuelas, tías y primas estaban todas en áreas próximas. Yo tengo que hacer el esfuerzo.

Yo literalmente me conecté en línea y busqué grupos de madres. Encontré varios de ellos; llamé y eso es mucho trabajo. Toma trabajo el mantener amistades y comenzar nuevas amistades y todo lo demás. Pero ha sido mi tabla de salvación en este tiempo pasar tiempo con otras personas que están en esta etapa de la maternidad y recoger todo lo que pueda de ellas.

Nancy: Estoy pensando en una madre joven que está escuchando este programa y ella está pensando: bueno, yo no soy una oradora, no soy una escritora. Yo no soy tan brillante, tan talentosa o algo como Erin- ella debe ser una súper mujer. Yo estoy aquí ahogándome. Tengo muchas luchas, no puedo dormir. A duras penas puedo recordar mi nombre. El pensamiento de levantarse y salir y hacer una cosa más, en ese intenso trabajo de ser madre, parece ser abrumadora.

Erin: Seguro, lo es.

Nancy: Ayúdala. Motívala.

Erin: Ella tiene que poner un pie delante del otro y tiene que encontrar la manera de conectarse quizás con otras madres; pero por supuesto, cuesta trabajo. Cuando estás en los primeros años, el simple hecho de salir de la casa es mucho esfuerzo. Es un gran esfuerzo para mi familia, pero vale la pena.

La maternidad puede ser muy, pero muy aislante. Hay una temporada cuando el bebé está recién nacido, en la que las personas pasan y te dejan alguna comida y todo tipo de cosas y después desaparecen y tú estás sola. Nuestra cultura tiende a pensar, «ese asunto de los bebés es muy privado y no deberíamos llamar, deberíamos darle su espacio y no debemos interferir». Así que la mamá tendrá que hacerlo.

Entonces, ella debe encontrar un paso que pueda dar. Quizás sea llamando a una amiga. Quizás sea uniéndose a un grupo de madres en su iglesia local, preguntándole a una amiga si se pueden juntar y caminar una vez a la semana.

Pero yo entiendo; requiere de esfuerzo. Requiere mucho estar cargando cosas pesadas, requiere estar empacando la pañalera y todo eso. Pero, no lo puedes hacer bien si no tienes otras madres con las que estés conectada.

Nancy: Y existen formas de mantenerse conectada que no requieren que salgas de la casa…

Erin: Ciertamente.

Nancy: ¿Y qué del uso de Facebook, del teléfono, del correo electrónico- las personas aún usan los correos electrónicos?

Erin: Claro, yo sí. Es el correo ordinario que ya ni siquiera lo usamos.

Nancy: Correcto. Y es divertido ver algunas de mis amigas que son madres jóvenes, como se animan la una a la otra en Facebook.

Erin: Seguro.

Nancy: Solo recordándose la una a la otra que no están haciendo esto solas. Tú tienes una porrista…

Erin: Eso es correcto. Motivo a las madres a verdaderamente comunicarse vía internet, «mis hijos son una bendición». Es muy fácil poner en tu estatus de Twitter o Facebook o lo que sea, algo por lo cual quejarse: «Oh, estoy tan cansada». «Ugh, otra clase de fútbol». «O esto, o lo otro». Pero lo que sea que comuniques en línea, comunícalo: «Mis hijos son una bendición. Mis hijos…mira esto, no es esto lindo. Mira lo que hicimos hoy en nuestro devocional familiar. Nosotros vamos a salir. Nosotros vamos a recoger hoja lo que sea».

Comunica las cosas de deleite que tiene la maternidad- ellas están ahí si tú estás dispuesta a buscarlas- y otras madres vendrán ti como polillas a una llama porque no quieren hablar más de su duro trabajo. Ellas no quieren quejarse más, pero no saben cómo salir de ahí. Así que, tal vez comienza contigo.

Carmen: Erin Davis y Nancy Leigh DeMoss han estado hablando de un ministerio importante. Es llamado: Maternidad.

Erin en su libro Más allá del tiempo de baño (disponible en inglés), escribe acerca de la importancia del llamado a la maternidad.

Nancy: Esperamos que cada mamá que escuchó este programa lea este libro. Si tú no tienes niños pequeños, yo espero que obtengas una copia y se la pases a una mamá que conozcas.

Sé que las madres con niños pequeños no tienen tiempo para leer mucho. Una de las cosas que aprecio de este libro es que no es largo. Es de fácil lectura. Es atractivo. Y simplemente pienso que será de gran bendición para esas madres con niños pequeños.

Carmen: ¿Vives en los EEUU y tienes una posición de enseñanza a otras mujeres de tu iglesia? Queremos animarte a participar de un evento muy especial Revive 15 | Mujeres enseñando mujeres, a celebrarse en Indianápolis los días 24, 25 y 26 de septiembre.

¿Quisieras estudiar la Palabra de Dios más profunda y efectivamente para poder enseñarla a otras mujeres? Entonces, este evento es para ti, contaremos con la presencia de Nancy Leigh DeMoss, Jen Wilkin y Lauren Chandler, dirigiendo la alabanza.

Si has estado ahí confundida desesperada, temerosa hasta que las palabras de otra mujer te han infundido gracia y esperanza renovada, ahora es tu oportunidad de ayudar a otras mujeres con tus palabras, ven a escuchar porque es importante que tú escribas y compartas lo que Dios ha hecho contigo y cómo puedes hacerlo mejor, inspírate y recibe ayuda de otras mujeres como tú, conoce a Lore Ferguson, Erin Davis y Jennifer Lyell durante tres horas de ideas prácticas y mucho más.

Habrá traducción al español, Revive 15 | Mujeres enseñando mujeres, visita AvivaNuestrosCorazones.com para que obtengas mas información.

Cuando eres madre de niños pequeños, es fácil ser tentada por el desencanto. Erin Davis entiende y te mostrará cómo puedes ser animarte cuando piensas que te darás por vencida. Por favor únete a ella y a Nancy mañana en Aviva Nuestros Corazones.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblias de Las Américas a menos que se indique otra fuente.

Música: Fuente de la vida eterna, Natasha Perez, Nueva Oportunidad ℗ 2014 Natasha Perez

Permisos de publicación autorizados del Ministerio Aviva Nuestros Corazones para Alimentemos El Alma

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

Agt 12 – Una visión mayor de la maternidad

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Más allá del tiempo de baño

Agosto 12, 2015

Agt 12 – Una visión mayor de la maternidad

Carmen Espaillat: Erin Davis sostiene que vivimos en un mundo que ejerce presión sobre las madres.

Erin Davis: Nuestra cultura es muy anti-mamá en muchas formas, quieres pruebas compra una minivan, la gente se siente apenada por ti si le dices que tienes que comprarte una minivan, es como si estuvieras intercambiando la esperanza de tener el vehículo que te gusta para acomodar a tus hijos a otro tipo de vehículo que no necesariamente es lo que prefieres, eso es lo último tu vida se acabó si tienes una minivan.

Y otro ejemplo son los pantalones jeans para mamá, ahora te vistes como una madre y realmente eso no es lucir a la moda, o sea tal vez seas una mamá pero sería mejor que no parezcas una, y sería mejor también que no manejes un carro que diga con una calcomanía que eres una mamá. Debes de tratar de alguna manera de mantener una imagen de no mamá porque «los hijos son una carga».

Carmen Espaillat: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss, en la voz de Patricia de Saladín.

Nancy Leigh DeMoss: Uno de los mayores gozos que estamos experimentando en Aviva Nuestros Corazones es ver a Dios levantar a toda una nueva generación de mujeres jóvenes que con gran entusiasmo están abrazando el llamado de Dios para sus vidas como mujeres. Esto luce diferente para diferentes mujeres en diferentes etapas y estaciones de sus vidas.

Estoy encantada de recibir en el día de hoy en Aviva Nuestros Corazones, a una querida amiga que nos visita una vez más. Ya la han escuchado antes en Aviva Nuestros Corazones y ahora ha escrito un nuevo libro. Estaremos hablando de este libro, de su vida y del llamado de Dios, especialmente para las madres. Erin Davis está con nosotros, y Erin, bienvenida a Aviva Nuestros Corazones. Muchas gracias por ser parte de esta serie.

Erin: Gracias por tenerme de vuelta.

Nancy: El esposo de Erin, Jason era pastor de jóvenes anteriormente y ahora es el gerente de mercadeo de Aviva Nuestros Corazones. Esto es algo nuevo desde la última vez que estuvimos juntas en el estudio. Estamos muy contentos de que tu familia sea ahora parte del equipo de Aviva Nuestros Corazones.

Erin: Nosotros también estamos muy contentos.

Nancy: Erin y me encanta este nuevo libro que has escrito. Hablaremos de él en un momento, pero primero déjenme referirles otros libros que Erin también ha escrito. Tu primer libro, «Graffiti: Aprendiendo a ver el arte en nosotros mismos» (disponible en inglés), es un libro sobre belleza e imagen corporal, dirigido particularmente a jovencitas. También estuviste involucrada en ayudar a escribir la guía de estudio de «Mentiras que las mujeres jóvenes creen«, junto con Dannah Gresh y una servidora, y -¡wow!- cómo está Dios usando este material en la vida de tantas jóvenes. Tú ves esto porque eres una de las principales escritoras del blog de «Mentiras que las mujeres jóvenes creen«. Así que has podido ver algunos destellos en las vidas de estas jóvenes mujeres.

Erin: Dios continúa usando el contenido de este libro para exponer las mentiras y reemplazarlas por Su Verdad. Sí, veo esto todos los días, y es muy emocionante ver cómo Dios continúa trabajando a través de este libro.

Nancy: Y has sido tan valiente de adentrarte con estas jóvenes en estos tópicos en donde «hasta los ángeles temen pisar». Hay algunos de los temas que tratas en el blog que son crudos y difíciles. Incluso, no nos sería permitido tratar muchos de estos temas, en algunas estaciones de radio. Pero la realidad es que estas jóvenes están lidiando con estas rudas y crudas realidades, y tú te has lanzado justo a tratar con ellas.

Erin: La oración de aquellas que estamos liderando este blog es que, este blog sea un faro de verdad en línea. Es cierto que tendemos a traer algunas preguntas rudas, pensamientos para algunas jovencitas en situaciones horribles, y no rehuimos de ellas. Utilizamos la Palabra de Dios como nuestra espada y ha sido muy emocionante ver como Él ha estado cambiando las vidas de estas jóvenes mujeres alrededor del país y realmente, alrededor del mundo.

Nancy: Me encanta tu corazón por guiar y discipular a estas jóvenes así como tú misma has sido guiada y discipulada por mujeres mayores. Es realmente estupendo ver como se te ha pasado a ti el bastón de la fe, y de ti, a la próxima generación. Ahora te has adentrado en otro tema, que no es realmente tan diferente, porque sigue siendo sobre discipulado y consejería. Tu nuevo libro se llama: » Más allá del tiempo de baño: Abrazando la maternidad como un rol sagrado «. (Disponible en inglés)

Erin: Tenía miedo de escribir un libro sobre la maternidad, porque aquellos que me conocen y conocen a mi familia saben que yo no tengo el tema de la maternidad totalmente resuelto. No soy una mamá perfecta criando hijos perfectos.

Nancy: Entonces ¿no escribiste este libro como una experta?

Erin: Yo no escribí este libro como experta en maternidad- ¡ciertamente que no! Lo escribí como parte de mi propio caminar y de lo que el Señor me está enseñando a través de la maternidad. Hay mucho que aprender en el caminar de la maternidad.

Nancy: Tu libro es un gran aliento porque lleva a las madres a reflexionar en que va más allá de los detalles – de la comida y de los peligros -y de cambiar y alimentar a los niños, y de llevarlos a clases de piano, o cualquiera que sea la demanda de la etapa de la vida del niño. Lo que estás diciendo a las madres es que tienen una misión y una visión para abrazar, que va más allá.

Erin: Hay muchos afanes que vienen junto con la maternidad, sin importar la edad en que estén tus hijos. Si te enfocas en estos afanes y no ves el cuadro completo, de seguro que te sentirás abrumada. Pero si puedes ir a la Palabra de Dios para una visión mayor sobre la maternidad, seguirás haciendo sándwiches y jugos, pero podrás encontrar un propósito mayor al hacer esto. Es mucho más llevadero, y mucho más divertido, porque estás haciendo un trabajo sumamente importante.

Nancy: Lo que me encanta de ti, Erin, es que eres tan honesta y transparente. En este libro compartes mucho acerca de tu propia experiencia y del hecho de que la maternidad no fue algo que te vino naturalmente, fácilmente, o gozosamente al principio, sino que Dios utilizó un incidente cuando tenías doce semanas de embarazo de tu primer hijo, para empezar un cambio completo de paradigma en tu vida.

Fue en el momento en que el doctor te dio la noticia de que el bebé que llevabas no sobreviviría el embarazo y el doctor te aconsejó algo que probablemente no estabas realmente preparada para escuchar.

Erin: Eso es correcto. No había avanzado mucho mi embarazo cuando decidimos hacernos un ultrasonido. La doctora me llamó. Estaba alistándome para salir a un viaje de negocios por tres semanas. Ella me dijo, «He visto los resultados de tu ultrasonido, y hay un problema con tu embarazo». Yo dije, «Bueno, tendrá que esperar; estoy preparándome para salir a un viaje de negocios», que era un indicador de dónde estaba mi corazón antes de que esto sucediera. Entonces ella dijo: «Tendrás que tomar una decisión acerca de este embarazo antes de que pasen las tres semanas».

Yo le dije: «¿Una decisión sobre este embarazo? Yo había decidido. Me embaracé, eso era lo que había decidido». Pero ella sutilmente estaba tratando de decirme que la situación era mala.

Mi pequeño varón, no sabía en ese momento que era varón, tenía una obstrucción en la vejiga. Esto no sonaba tan serio, excepto que los bebés cuando están en el útero procesan el líquido amniótico a través de su sistema urinario y así es como se desarrollan sus pulmones. Si mi bebé no podía procesar el líquido amniótico, entonces él no iba a poder desarrollar sus pulmones.

Tuvimos un difícil fin de semana, de mucha oración, y ese lunes fuimos a donde una especialista y me hicieron otro ultrasonido. Ella irrumpió en la habitación con una carpeta en la mano (yo estaba acostada en la mesa de ultrasonido todavía) mi esposo estaba a mi lado y nuestras madres estaban también en la habitación.

Este doctor dijo, sin ninguna sutileza, «su bebé probablemente no sobreviva este embarazo. Si lo hace, tendrá muchas discapacidades. Le sugiero que lo aborte». La habitación se volvió borrosa, y recuerdo que delegué en mi esposo el manejo de las preguntas desde ese momento. Yo estaba aturdida.

Nancy: ¿Y cómo manejó tu esposo las preguntas?

Erin: Calmadamente y con sabiduría. No estoy segura de cómo logró evadir el expresar lo enojado que debió haberse sentido. Él simplemente dijo calmadamente, «Nosotros no abortaremos a este bebé, por lo que usted necesita decirnos cuáles son las otras opciones». Entonces tuve una serie de pruebas en la oficina del doctor ese mismo día, y durante el resto del embarazo.

Estuve yendo cada semana para un ultrasonido, y esto significó siete meses de ultrasonidos. Al mirar atrás esa etapa, recuerdo que nunca estuvimos devastados. Estábamos en calma… y ese bebé lo íbamos a llamar Truett.

Un día mi esposo dijo, «cambié el nombre del bebé».

¿El nombre del bebé que está en mi barriga? ¿Tú le cambiaste el nombre?

Y él dijo, «yo lo quiero llamar Eliseo porque esto significa «Dios salva» o «Dios es mi salvación».

En ese punto era todo tan incierto. Yo le dije, «cariño, Dios puede que no lo salve».

Y Jason me dijo: «Bueno, Dios como quiera salva. Por lo que quiero que su nombre sea un testimonio de esto».

A partir de ese momento el bebé que estaba en mi vientre se convirtió en Eliseo. Desde muy temprano pudimos usar esta prueba para testificar…y pasajes de la Biblia acerca de que Dios es nuestra fuerza cuando somos débiles y que podemos depender de Él. Estos pasajes eran vida; eran como pan para nosotros en esta etapa, mientras continuaba llevando a este bebé en mi vientre y esperaba a ver que iba a suceder.

Nancy: Quiero ir un paso atrás por un minuto y hablar acerca de las cosas que condujeron a este embarazo, pero para aquellos que están aguantando la respiración, esperando saber qué le sucedió a Eliseo, síguenos contando Erin.

Erin: Eliseo es el niño de cuatro años más tierno, cómico y bulloso que yo conozca. Él ama la pelota, y le encantan las cosas de vaqueros, y está completamente saludable.

Teníamos un ultrasonido cada semana, y su pequeña vejiga era solo un punto negro. Creció y creció con cada ultrasonido porque su sistema urinario falló, y se estaba llenando de líquido.

Hasta el día en que él nació, nos hicieron un ultrasonido, y su vejiga llenaba todo su abdomen. Había un equipo de especialistas esperando en un ala de la habitación para llevárselo inmediatamente a cirugía de emergencia. Estábamos preparados. Dimos a luz en otra ciudad diferente de donde está nuestro hogar. Estábamos preparados para vivir allí por varias semanas hasta que el bebé se recuperara de lo que tuvieran que hacerle.

Déjenme decirles que, al dar a luz fue evidente para todos los allí presentes que su sistema urinario estaba funcionando perfectamente. El cirujano que estaba esperando para llevárselo se rió y dijo, «Acaban de comprar un ticket de salida de la Unidad de Cuidados Intensivos». El bebé nunca tuvo que ser intervenido; él nunca tuvo cirugía…él es un niño saludable.

Eliseo tiene un poquito de hidronefrosis en su sistema urinario y tiene un riñón que es un poco más pequeño. Yo continúo orando para que él sea sanado completamente, pero la verdad es que él fue sanado el día de su nacimiento. Él es feliz y lo está haciendo muy bien.

Nancy: Eliseo . . .

Erin: Eliseo

Nancy: Dios salva…

Erin: Dios salva, eso es correcto.

Nancy: Déjame volver a cuando te enteraste que estabas embarazada de tu primer hijo, de este hijo que estamos hablando. Escuché que la prueba de embarazo salió positiva más rápido de lo que esperabas.

Erin: Es correcto. Tienes que conocer un poquito acerca de mi pasado, de quién yo soy hoy día y de quién era en aquel momento. Yo tenía todo lo que el mundo decía que una mujer debía de tener. Fui a la escuela de pregrado y luego a la universidad. Siempre me ha gustado referirme a mí misma como «tipo doble A». Hice la universidad como ya te conté durante tres años y luego fui nuevamente a la universidad para hacer la maestría. Tenía el esposo, tenía la casa, tenía la carrera, y embarazarme era lo próximo en la lista, del guión, que el mundo había escrito por mí.

Entonces decidimos, bueno, esto es lo próximo. Pero sí, la prueba salió positiva mucho antes de lo que esperábamos, y le di la noticia a mi esposo Jason, de que un bebé venía en camino mientras estaba sentada en mi cama con mi bata de baño, llorando incontrolablemente. Yo sentía como si en mi vida hubiera explotado una bomba.

Nancy: No porque no tuvieran, en algún momento, el tener hijos entre sus planes… ¿por qué fue entonces tan traumático ese momento?

Erin: Creo que planeaba tener hijos porque estaba dentro del listado de cosas por hacer, pero cuando los hijos se volvieron de repente una realidad, yo estaba muy, muy consciente de todas las formas en que esto iba a interrumpir la vida que yo quería para mí. No sabía cómo continuar la trayectoria profesional que quería y ser una mamá. No tenía idea de cómo continuar con el matrimonio que yo quería y ser una mamá…tener las amistades, e incluso el ministerio.

Mi esposo y yo habíamos estado ministrando a estudiantes por doce años, y no sabía cómo íbamos a continuar dedicando nuestras vidas a adolescentes y a la vez tener a un bebé de por medio. Entonces cuando eso se hizo una realidad, fue que de repente yo me percaté de todas las formas en que esto iba a alterar mi vida, y esto me disgustaba mucho.

Nancy: Es decir que te sentías como, «Simplemente no tengo el tiempo para ser una mamá».

Erin: Absolutamente. Mi sentir era, «no sé cómo voy a encajar a un bebé en alguna esquina de mi vida», y yo tenía cada rincón de mi vida bien planificado.

Nancy: En ese sentido entonces, ¿estabas viendo a los hijos más como una carga que como una bendición?

Erin: Absolutamente. Creo que la carga o bendición es la pregunta en la que muchas mujeres, mamás incluidas, están todavía enganchadas. Tengo una buena amiga, y es muy citada en el libro, que dice que nuestra cultura tiene una personalidad doble con respecto a las madres.

Vamos a las fiestas de bebés que son los (baby showers) y pensamos «Oh, no es esto tierno» y admiramos las barrigas de las embarazadas. Pero por dentro sentimos pena por ellas y pensamos, «Oh pobre, ¿se estará ella preparando para lo que viene?» Es decir que de cierta manera nos encanta la idea del embarazo, de la maternidad, de tener familia, pero en realidad estamos pensando que es una pesadez.

Esta fue realmente la forma en que me sentía sobre la maternidad, y la forma en que algunas veces todavía pienso sobre la maternidad. Todavía tengo una lucha interna sobre creer lo que Dios dice, que los hijos son una bendición, en vez de creer lo que me dice mi carne, que ellos son una carga. Tengo que resistirme al deseo de algunas veces llamar a mis dos hijos «reductores de velocidad», porque me están desacelerando de hacer tantas cosas. Esto es realmente una elección, de verlos o no, como una bendición o como una carga.

Nancy: Es una elección ante la cual muchas mujeres de nuestra cultura se enfrentan, y nuestra cultura realmente no ha contribuido para que veamos a los hijos como una bendición.

Erin: Nuestra cultura es muy anti-mamá en muchas formas. ¿Quieres pruebas? Compra una minivan. La gente se siente apenada por ti si le dices que tienes que comprarte una minivan. Es como si estuvieras intercambiando la esperanza de tener el vehículo que te gusta para acomodar a tus hijos a otro tipo de vehículo que no necesariamente es lo que prefieres, eso es lo último, «tu vida se acabó», si tienes una minivan.

Y otro ejemplo es «Pantalones jeans para mamá». Ahora te vistes como una madre y realmente eso no es lucir a la moda, o sea tal vez seas una mamá, pero sería mejor que no parezcas una. Y sería mejor también que no manejes un carro que diga con una calcomanía que eres una mamá.

Debes de tratar de alguna manera de mantener una imagen de no mamá porque los hijos son una carga.

Nancy: Entonces luego de los nueve meses de espera estabas sosteniendo en tus brazos al precioso Eliseo, que era un regalo de Dios, un niño milagro que Dios sanó en el vientre. Entonces instantáneamente cargaste a este pequeño ser lleno de vida, ¿inmediatamente abrazaste la maternidad como un gran llamado?

Erin: No, no lo hice. Claro que lo amaba, y el milagro de todo lo ocurrido no fue en vano para mí, pero no fue algo tan natural como había pensado. Creo que esto es verdad con muchas cosas, en la maternidad. Conozco de muchas amigas que han tenido algo similar a un estrés postraumático en la lactancia. No pueden descifrarlo, y se traumatizan hasta muchos años después de que sus hijos están bien crecidos.

Hay muchas áreas como éstas en la maternidad. Creemos que la disciplina ocurrirá naturalmente, y no es así. Pensamos que el vínculo se dará naturalmente o que simplemente estará ahí, y no es así. Pensamos que nuestros matrimonios se van a adaptar a los hijos, y esto no sucede fácilmente.

Esto fue verdad para mí y Eliseo. Yo lo amaba mucho, mucho, desde el momento en que lo vi, pero la maternidad no vino naturalmente. Mi primer año como mamá fue realmente, realmente difícil.

Nancy: Cuéntanos un poco más.

Erin: Yo simplemente no me ajusté bien por todas las razones que te dije. Tenía miedo de convertirme en una mamá. Estas eran preocupaciones reales, y realmente sucedieron. De repente, toda mi vida giraba alrededor de esta pequeña cosa que no tenía sentido de horario.

Él no distinguía entre el día y la noche, y cuando fuera que tuviera hambre o sueño o lo que fuera que necesitara, yo tenía que adaptarme a eso.

Me quedé en casa con él al principio y realmente me aislé porque no tenía ninguna amiga que fuera mamá. Todas mis amigas estaban en la misma etapa de la vida en que yo estaba, antes de tener bebé, y de repente me di cuenta que no había diversificado mis amistades muy bien porque al menos que fuera una mujer que estuviera exactamente en la misma etapa de la vida que yo, no tendríamos nada en común…hacer un horario fue realmente difícil.

Estaba en casa con este bebé que no tenía consciencia de horario y era extremadamente demandante y mi vida laboral fue puesta en pausa y a la vez fue duro para mi matrimonio – justo como lo sospechaba.

No podíamos salir a comer sushi cada vez que queríamos. Cuando dices que un bebé cambia todo, no es solo una frase bonita de tarjeta. Tener un bebé cambia todo, y yo no tenía un marco bíblico para entenderlo.

Yo no entendía que era mucho más que cambiar un millar de pañales cada día. Yo no entendía que era más que establecer una rutina de sueño. Para mí era lo cotidiano de todo, el aburrimiento, la repetición de lo mismo… yo no tenía ningún marco de Dios o de la Biblia porque no lo había estudiado como para tener una imagen mayor.

Realmente me enfrasqué en las cosas pequeñas, y fue un año difícil.

Nancy: Vamos a conversar más acerca de tu caminar y lo que Dios te ha enseñado desde que tuviste a tu primer hijo, y vamos a ver la Palabra de Dios y a compartir algunas, de las que pienso, serán ideas liberadoras y alentadoras para las mamás y para aquellos que alientan a las madres. Vamos a dar un vistazo. ¿Qué Dios ha utilizado, desde un principio de tu maternidad, para darte un sentido de esperanza, gozo o propósito, para ayudarte a perseverar a través de ese primer año?

Erin: Yo pienso que la historia que ha tenido más impacto de la Biblia desde el principio ha sido del libro de Nehemías. Ellos estaban reconstruyendo las murallas de Jerusalén, y Nehemías le dijo a los israelitas: «Quiero que peleen con sus familias, y que peleen por sus familias». Los enemigos de Israel han venido a ver qué está sucediendo, y la encomienda de Nehemías fue: «Estén lado a lado».

Hay una descripción en la Biblia, de esposos, esposas, hijos, con espadas en una mano, pala en la otra mano, reconstruyendo su muralla. Y construyeron la muralla milagrosamente rápido, y los enemigos de Dios tuvieron miedo (ver Neh. 4:13-14)

Cuando comencé a ver la maternidad como algo más que interminables tomas de alimentos, cambios de pañales, disciplina, todas las cosas de la rutina…y más como mi parte de construir la muralla, como mi contribución para mi familia y de hacer algo por mi familia como parte de mi cuota en la construcción de la muralla, porque no podría hacerlo de ninguna otra forma, comencé a tener una visión mayor de la familia y del trabajo del reino. Entender que Dios podía usarme para hacer un trabajo del Reino (hasta ese momento me sentía marginada del trabajo del Reino como mamá de acuerdo a lo que yo creía que era el trabajo del Reino).

Pero cuando Dios comenzó a usar el pasaje de Nehemías para ayudarme a entender que construir el Reino con mi familia y por mi familia era algo que haría temblar a los enemigos de Dios, esto fue algo que realmente comenzó a redefinir mi visión de la maternidad y el ministerio, y lo que Dios quería hacer a través de mí y de mis hijos.

Carmen: Erin Davis y Nancy Leigh DeMoss están hablando acerca del impacto que tienen las madres cuando se invierten en la vida de sus hijos.

Nancy: Cuando Dios le habla a las mujeres a través de Su Palabra, no solo las impacta, sino que también impacta a sus hijos y a las generaciones por venir. Es por esto que me encantó recibir un correo electrónico de una mujer que describió mucho de lo que Dios está haciendo en su vida. Ella dijo:

Aviva Nuestros Corazones ha sido una gran bendición para mí. En las últimas semanas he estado reprogramándome. Crecí en una familia con padres inconversos y nunca tuve el ejemplo de cómo luce la feminidad bíblica. Desde que me hice adulta y me casé he luchado por encontrar cómo una mujer de Dios debe ser.

Gracias sean a Dios, mis padres recibieron a Cristo hace unos años. De todas formas, ha sido difícil ser la mentora de mi propia madre. Yo no era la imagen perfecta de lo que es la feminidad bíblica, y no tenía una mentora o modelo que me enseñara.

Luego ella sigue describiendo cuán exhaustos estaban ella y su esposo, luego de algunas intensas oportunidades de hacer ministerio. Y ella continúa diciendo:

Escuché acerca de Aviva Nuestros Corazones a través de la Internet. Aviva Nuestros Corazones era exactamente lo que mi cansado y hambriento corazón necesitaba. Sus enseñanzas me están ayudando a reaprender lo que significa ser una mujer de Dios. Doy gracias a Dios por Su gracia y por usarles a ustedes para ayudarme. Gracias por ser obedientes al obrar del Padre.

Esta oyente tiene dos niños pequeños en casa. Imagina el impacto que la Palabra de Dios está teniendo en estos pequeños, mientras crecen con una mamá comprometida a aprender a cómo ser una mujer de Dios.

Carmen: ¿Sientes como si debieras retrasar la maternidad porque estás muy ocupada en el ministerio? Erin Davis lo sintió así.

Erin: Nosotros decidimos no tener hijos por siete años de nuestro matrimonio, y muchas personas nos presionaron sobre tenerlos durante estos siete años. Nuestra respuesta era que no queríamos tener hijos porque teníamos una gran pasión por el ministerio de estudiantes. Sentíamos que eso era parte del sacrificio que teníamos que hacer para poder ser excelentes ministros para los estudiantes.

Creo que llegamos a esta idea por diferentes fuentes. Creo que estábamos equivocados, y siento como si hubiera muchos jóvenes que sienten que esto es lo correcto, no tener hijos para poder tener un ministerio. Esta era la lucha constante de mi corazón. Yo no quería tener hijos porque no quería tener que dejar el ministerio.

Lo que yo no entendía es que tener hijos es un ministerio. Yo no estaba dejando de hacer algo importante para el Señor por tener hijos.

Carmen: En el próximo programa de Aviva Nuestros Corazones sabrás qué llevó a Erin a cambiar de parecer sobre los hijos y el ministerio.

Nos sobrecoge la emoción cuando leernos algunos de los testimonios que las oyentes nos envían, hoy queremos compartir este recibido recientemente.

Mi nombre es Ivelisse, conocí al Señor a la edad de doce años, cuando crecí anhelaba continuar haciendo la voluntad de Dios, sin embargo no tenía claro el diseño de Dios para la mujer y esto me hizo trabajar mucho fuera del hogar, soy casada y tengo tres hijas por la gracia de Dios.

El Señor utilizó a mi hija mayor para explicarme con mucha paciencia y cariño que yo estaba fuera del diseño de Dios y me recomendaba una y otra vez escuchar los programas del ministerio Aviva Nuestros Corazones.

Cuando mi estilo de vida afectó finalmente mi salud entonces tuve el tiempo suficiente para escuchar lo que Dios tenía que decirme, al estar recluida tuve tiempo de escuchar los mensajes y escudriñar los recursos de la página, ver cómo Dios cambió mi forma de pensar y como ciertamente está cambiando mis actitudes y conducta me hace estar más que agradecida de Dios por ello.

El proceso de mi enfermedad se ha convertido en una bendición para mí y para mi familia, sé que soy una obra en proceso pero «Aquel que comenzó la buena obra la perfeccionará hasta el día de Cristo». Doy gracias al Señor por Aviva Nuestros Corazones, oro para que el Señor los siga sosteniendo y usando, desde que conocí este ministerio no he dejado de recomendarlo a mis amigas tanto cristianas como inconversas y créanme que me doy cuenta enseguida si están escuchando los mensajes porque el cambio es notable.

Doy gloria a Dios por ustedes y quisiera ser parte de su equipo de apoyo permanente, es lo menos que puedo hacer.

Alabamos a Dios con corazones agradecidos por Su obra en medio nuestro y por usar este ministerio para bendecir a tantas mujeres a ¡Él sea toda la gloria!

Vives en los EE. UU. y tienes una posición de enseñanza a otras mujeres de tu iglesia, queremos animarte a participar de un evento muy especial : Revive 15, a celebrarse en Indianápolis los días 24, 25 y 26 de septiembre habrá traducción al español, visita AvivaNuestrosCorazones.com para que obtengas mas información.

Por favor no te pierdas el próximo programa de Aviva Nuestros Corazones.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Permisos de publicación autorizados del Ministerio Aviva Nuestros Corazones para Alimentemos El Alma

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

Agt 3 – Viviendo la vida por fe

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Habacuc: del temor a la fe

Agt 3 – Viviendo la vida por fe

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/viviendo-la-vida-por-fe/

Carmen Espaillat: Durante el funeral de Kathy Helvey- sus amigos y familiares escucharon estas palabras de Kathy grabadas para Aviva Nuestros Corazones. Kim Wagner estaba en el hospital con su padre cuando se encontró con su amiga Kathy Helvey.

Kathy Helvey: Alguien dijo alguna vez, «Todo lo que nos pasa es filtrado por el Padre, debido a Su providencia y Su maravilloso y soberano amor».

Al final eso siempre me conforta ya que, cuando empiezo a pensar con cordura en medio de la crisis, o cuando ya la he sobrepasado, entiendo que todo lo que me pasa viene de Su mano, aun lo malo. Lo bueno, lo malo, lo feo es filtrado amorosamente por el Padre. Por lo que puedo beber de esa copa.

Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss.

Nancy Leigh DeMoss: A todas nos sorprendió y nos encantó cuando Kathy apareció durante la última sesión de grabación de Aviva Nuestros Corazones.

Carmen: Esta es parte del mensaje que Nancy grabó para el funeral de Kathy Helvey.

Nancy: Ella estaba tan hambrienta por la Palabra de Dios. Era rápida en responder, en ver la verdad y personalizarla en su propia vida. Siempre estaba impaciente y lista para compartir con otras personas lo que Dios estaba mostrándole.

Me encantó tener a Kathy como invitada en Aviva Nuestros Corazones. Tenía facilidad para contar historias. Nos podía hacer reír y nos podía hacer llorar. Ella siempre estuvo dispuesta a ser transparente y honesta con sus luchas, sus fracasos y sus necesidades.

Ella siempre nos llevaba de vuelta a la Palabra, al carácter y a la gracia de Dios – quizás hasta más que cualquier otra persona que haya conocido. Su corazón siempre estuvo atado a esas realidades inmutables.

Cuando compartió con nuestras oyentes la forma en la que Dios había trabajado en su vida, la gente la escuchó.

Carmen: Sé que hay personas que van a escuchar con atención la grabación que Nancy describió. Por semanas hemos estado estudiando la serie llamada «Habacuc: del temor a la fe «. Al final de esta serie, Nancy reflexionó sobre este libro con Kim Wagner, María Johnson, Holly Elliff y Kathy Helvey.

En una porción de la conversación que escuchamos anteriormente, Kathy hablaba de su lucha con el autismo de su hija adolescente. Ella continuará haciéndolo un poco más adelante. Primero, ella citó Habacuc 3:19.

Kathy Helvey: «Él ha hecho mis pies como los de las ciervas, y por las alturas me hace caminar». (Habacuc 3:19b) Lo que pensé es que, aparte de todo lo demás que se dijo, es que Él me levanta. A menudo me encuentro aquí abajo.

Estamos en medio de esto; esto nos arropa y nos hala hacia abajo. Tenemos estos sentimientos y ansiedades que se multiplican en nuestro interior.

De alguna manera -y es Dios, no nosotras que lo hacemos- Él nos da su perspectiva. La situación permanece igual, pero la vemos de otra manera – si es que la estamos viendo.

Nancy Leigh DeMoss: Cuando estás 30,000 pies de altura, todas las cosas que nos parecen aplastantes se ven insignificantes.

Kathy: Quiero llegar al punto de poder ver a Jesús en medio de ello. No pongo mis ojos en la situación. No estoy tratando de ver lo que Dios va a hacer; solo estoy buscando Su rostro en medio de todo ello; estoy buscando verlo a Él más claramente.

María Johnson: Es que la perspectiva de Dios es la eterna, no la del aquí y ahora – no de lo que tenemos encima. Creo que esa fue la perspectiva que Habacuc obtuvo, la eterna.

Nancy: Las cosas que vemos son temporales. Pero las cosas que no podemos ver, excepto por la fe, esas son las que son eternas (ver 2 Corintios 4:6).

Kathy: Porque la vida es como un pestañear.

Kim Wagner: Y hablando de eso yo, me sentí agradecida Nancy: de que terminaras con el testimonio de Horacio Spafford. Cuando él estaba en medio de esa dolorosa situación – de la que yo tan solo puedo imaginarme su lucha, el dolor y la pérdida – probablemente él vivió unos 20 ó 30 años más, como mucho, luego de haber pasado por esa experiencia.

Pero si piensas los últimos 200 años, él ha estado regocijándose con su familia en el cielo. Ese tiempo aquí fue tan breve y tan diminuto en comparación…

Nancy: . . . y a nosotras nos luce como interminable cuando lo estamos viviendo en carne propia.

Kim: Sí, parece muy largo cuando lo estás atravesando, pero ahora – visto 200 años después- su tiempo de lucha y sufrimiento ha sido un gran testimonio; una lección de vida para animar a muchos: «Si él escribió ‘(Estoy Bien Mi Dios), con la pérdida que tuvo en su vida y pudo abrazar y mirar a Cristo en medio de su sufrimiento… si él lo pudo hacer, yo también puedo hacerlo».

Holly: Nos da esperanza.

Kim: Nos da esperanza y nos anima.

Holly: Sabremos la verdad sobre eso en la eternidad, pero aún tenemos que vivir el ahora hasta que llegue ese momento. Pienso que nuestra esperanza está en el hecho de que Dios será fiel aun en este momento, aun en este día, en este jueves negro, en medio de lo que sea que estemos atravesando. Dios está presente en ese momento, hasta el día en que yo lo pueda ver desde Su perspectiva y cobre sentido (porque ahora no la va a tener).

Kathy: Nancy, ¿No fue John Piper que citaste cuando dijiste que por cada cosa que nos pase en la vida, hay 100 otras que están pasando al mismo tiempo, en términos divinos?

Nancy: Sí, Su providencia. Solamente podemos ver una, dos o tres cosas que Él está haciendo. Él dice que Dios siempre está obrando; hay miles de cosas distintas que Dios está haciendo que no podemos ver y que no conocemos.

Kathy: Y siempre debemos recordar… alguien dijo alguna vez: «Todo lo que nos pasa está filtrado por el Padre, debido a la providencia y al maravilloso y soberano amor de Dios».

Al final eso siempre me conforta ya que, cuando empiezo a pensar con cordura en medio de la crisis, cuando ya la he sobrepasado, comprendo que todo lo que me pasa viene de Su mano, aun lo malo. Lo bueno, lo malo, lo feo es filtrado amorosamente por el Padre. Por lo que puedo beber de esa copa.

Nancy: El hecho es que estamos escribiendo una canción para la eternidad. Tendremos que vivir con esto por 20, 30 ó quizás 40 años, pero piensa en Horacio Spafford. Kim, la forma en la que lo dices me da una perspectiva fresca: la forma en la que respondo a las circunstancias de mi vida, no solo me está preparando para la eternidad, sino que dentro de unos 200 años o más…

Kim: . . . Es que las personas estarán mirando y escuchando…

Nancy: . . . el testimonio que ha sido dejado.

Kim: Exacto.

Nancy: «Encuéntranos fieles,» como dice la canción. Un testimonio de la fidelidad de Dios. ¿Sería John Wesley quien dijo que «nuestro trabajo en la vida es darle al mundo la opinión correcta de Dios»?

Por lo que cada vez que respondo con quejas, le estoy dando al mundo una opinión de Dios – pero cuando hace mis pies como los de la cierva y me eleva a las alturas – no escapando, sino dejando que Dios me guíe con fe, estoy escribiendo un testimonio en los corazones, aun en los corazones de la próxima generación

Kim: Y todo esto trae gloria a Dios.

Nancy: Que es nuestro objetivo -de eso se trata.

Kim: Por lo que estás viviendo con Sus propósitos en esta vida. Eso le agrada a Dios y ese es un lugar de gozo, cuando le traemos gloria a Dios.

Kathy: Recuerdo que fue un giro importante en mi vida cuando pasé de «aceptar» a «aceptar a Stephanie con su autismo en nuestra vida». Nuestro pastor había dado un sermón sobre la eternidad en el cielo. Él fue quien dijo «esta vida es un pestañear». Dio una palmada que nos hizo saltar a todos y dijo… a la luz de la eternidad tu vida es ese pestañear».

En lo único que pensaba durante el culto – con lágrimas corriendo por mis mejillas – era en lo difícil que era ver la vida de Stephanie. ‘Es un soplo, un pestañear, Kathy’. Puedes pestañear porque por la eternidad la vas a ver como ella estaba supuesta a ser – perfecta y completa, sin que le falte nada.

Luego pensé, «Señor esto es tan difícil porque, como hemos estado diciendo, «esto es lo que conocemos»; necesitaba que me recordaran que en la eternidad vería su cara, como estaba supuesta a ser, frente a Dios y para siempre. Por lo que pensé, «Yo puedo hacer esto. Con Dios yo lo puedo hacerlo. No sola, pero con Él».

Pestañeamos y ya habrá terminado. Y esperamos -como hemos estado diciendo-que Dios sea glorificado. No hubiese podido perderme de lo que Él quería hacer con y a través de ella.

Holly: Eso no tiene precio. No solo tener la Palabra de Dios para atravesar por esos trechos con fe, sino también el estar sentada aquí escuchando a María, Kathy, Kim y Nancy. Se enriquece mi fe cuando oigo la verdad salir de las vidas de otras mujeres que han pasado por una situación difícil – solo siendo lo suficientemente honestas acerca de dónde estamos y no perder la oportunidad de tener otras mujeres levantando nuestros brazos.

Kim: . . . mujeres que te hablen verdad. Es por eso que Holly es una buena amiga porque puedo hablarle, en medio de mi auto-compasión, y decirle «Dime la verdad», y confiar en que ella lo va a hacer fielmente. Ella también es comprensiva. Es una buena amiga.

Pero hablando acerca de la eternidad, me ha ayudado el ver la eternidad desde otra perspectiva. Mientras estábamos en un período difícil y de luchas en nuestra iglesia… Tuvimos la oportunidad de irnos en barco en medio del océano. Yo nunca había estado en un lugar donde no podía ver la tierra. Nos rodaba agua por todos lados. Nunca había estado en una situación semejante.

Estaba en la barandilla del barco viendo la profundidad del agua; todo lo que podíamos ver era agua. El Señor nos ilustró la eternidad. «Mira este océano. Mira la inmensa cantidad de agua que te rodea y desde donde no puedes ver nada más. Ahí tienes la eternidad delante de ti».

«Si tomas una piedrecita y la tiras, esa es tu vida. Eso es por lo que estás atravesando ahora. Ese es el tiempo que vas a vivir, pero mira la eternidad. Es solo una mota cuando lo miras así. Quiero decir, va a pasar pronto. Va a pasar pronto».

Él también me enseñó que, por el hecho de que la vida es tan corta y de que en la eternidad no vamos a tener ni conflictos ni batallas, mientras esté en este corto tiempo que es mi vida, esta es la única oportunidad que tengo de adorar a Dios en medio de la batalla, en medio de la lucha.

Por lo que yo quiero aprovechar todas las oportunidades que tenga, en esta corta vida, para corresponderle en adoración, en alabanzas y en glorificarlo porque cuando pase la eternidad no voy a tener la oportunidad de alabarle de la misma forma, en medio de la batalla.

Kathy: Eso es tan grandioso, Kim. ¿No mencionaste una referencia en las Escrituras donde Dios dejó la batalla para venirnos a consolar?…

Nancy: En Daniel, ¿verdad?

Kathy: Eso verdaderamente me impresionó. Dios…

Nancy: . . . Estaba batallando contra el príncipe de Persia; pero vino al lado de Daniel para fortalecerlo y le dijo «Ahora voy de vuelta a la batalla» (ver Daniel 10). Que el Salvador haya tenido un corazón tan bondadoso para con este siervo en su momento de debilidad, nos ilustra una increíble imagen del corazón de Dios.

Kathy: Amo lo que dicen las Escrituras en el Salmo 34 versículo 17, «Claman los justos, y el Señor los oye, y los libra de todas sus angustias».

Eso era lo que estaba pensando cuando estabas hablando de Daniel. Pensé, «Él tiene cosas importantes que hacer, Kathy; pero Él va a dejarlas y va a venir a tu «fiestecita de auto-compasión» y te va a mostrar Su rostro y te va a levantar; a levantarte sobre esto, a darte pies de cierva…» si estoy dispuesta a querer esperar y a escuchar. Yo quiero subir a esa torre de vigilia.

Veo a Habacuc en tres partes. La primera es cuando está deprimido y se va a la torre de vigilia. «Ok, esperaré. Ya veremos».

Luego, pasa a confiar. Tiene una vida de fe. Pienso en que quiero que Dios me saque «de sentirme deprimida» y me lleve a tener una fe así.

Nancy: Pero no queremos pasar por el proceso que se toma.

Kathy: Quiero estar quieta, esperar y saber que Él es Dios. No importa el tiempo que se tome, Señor haz lo que quieras hacer. Pero cuando salga de este salón quiero que Dios lo haga real en mi vida.

Holly: Quizás algún día lleguemos al punto donde el proceso nos sea precioso, hasta más que el resultado de estar en ese lugar alto. Yo no sé si llegaremos al punto de añorar el proceso porque sabemos el resultado.

Kim: Bueno porque el proceso nos lleva a Su corazón. ¿Y qué mejor que estar allí? El proceso es para hacernos a la imagen de Cristo y así poder glorificarlo.

Yo recuerdo estar una noche en cama, con todas mis luchas frente a mí, y caer en cuenta de que «Está bien -si el Señor quiere moldearme a la imagen de Cristo en esto- ¿qué privilegio que el estar siendo moldeada a la imagen de Cristo? ¿Que Él esté dispuesto a hacer esto? Si eso es lo que se necesito para poder ser moldeada a la imagen de Cristo, eso es lo que deseo».

Nancy: También teniendo en cuenta, que aunque demos un paso atrás con lo que hemos estado diciendo, nuestro proceso no es la meta. Porque no se trata de mí. Todo obra para la gloria de Dios.

Kim: Así es.

Nancy: Se trata de que el reino de Dios avance. Nosotras somos pequeñas, una mota, un punto en el grandioso plan redentor de Dios.

Por lo que – aunque no tenga nada que ganar durante este proceso, aunque no obtenga ningún beneficio, o un gran resultado – si supiera que eso agrada a Dios -el que mi vida sea prescindible- para ser de testimonio, para ser usada de alguna manera que le glorifique, aunque no haya cielo que ganar; ni eternidad que disfrutar, ¿todavía afirmaría que «abrazo el proceso; que estoy dispuesta a ser solamente un ejemplo en la lección de Su gracia, aunque no obtenga nada a cambio»?.

Ahí es cuando llegas al punto -y pienso que Habacuc lo hizo- de que lo que nos importe sobre todas las cosas sea glorificar a Dios. «Señor, aviva Tu obra; hazte presente; dala a conocer» (Habacuc 3:2 parafraseado). Ahí es cuando somos libres. Es decir, nunca vamos a llegar a ese punto en su totalidad, pero mientras más cerca estemos de esa forma de pensar, más libres seremos de nosotras mismas.

María: Es llegar al punto de realización, como dije hace un rato, de que todo -los tiempos difíciles, los tiempos buenos, los tiempos de espera, todo el proceso – es la provisión de Dios para Su gloria. Así como la situación de Habacuc que no cambió, pero él aprendió. Su corazón cambió. Esa fue la provisión de Dios para Su gloria.

Siempre pensamos que la provisión de Dios para Su gloria es una misión o un viaje. Pero no, es la vida. Él dijo «vive».

Nancy: «Los justos vivirán…»

María: Vivirán. Vivir. No dice ‘soportarán’. Dice vivir por fe. Eso incluye los tiempos buenos, los malos, los difíciles, los tiempos de «clama y ruégale-a-Dios» y los de soledad también.

Pero hasta en eso, Dios nos hace provisión para Su gloria. Cuando empiezas diciendo, «Dios no vino; Dios no estuvo…» Sí, Él estuvo allí. Él estuvo allí aun cuando tú no podías sentirlo, verlo o entenderlo. Él te mostrará más tarde que si estuvo allí.

Kathy: Y yo sabía que Él estaba ahí, pero fui demandante.

Holly: Querías sentir que Él estaba ahí.

Kathy: Quería sentirlo; quería que Él me consolara; quería que Él cambiara a mi hija; quería que cambiara la situación y me diera una luz de esperanza tenue.

Recuerdo sentir la vergüenza de «sentirme desesperanzada, de sentirme abandonada» y de admitírselo a Dios sabiendo que Él estaba escuchando afuera… o a mi lado. Él estaba afuera en los árboles ese día. Tan lejano (risas).

Pero sabiendo que lo conocía lo suficiente, que lo amaba lo suficiente y que Él me amaba, le podía decir todo eso; podía ser genuina con Él. Es por eso que este librito me es más precioso después de que en estos dos días entendí que Habacuc era genuino. Él nos enseña que vamos a ir allí, que vamos a estar allí y esa es la forma en la que Dios quiere que lo recordemos cuando estemos allí. ¡Y nos regocijemos!

Y para que conozcan el final de la historia, (si quiere saber el inicio de la misma escucha el programa anterior). Esto fue un tiempo horroroso y llegué a pensar «pero, ¿qué vamos a hacer? ¿La vamos a poner en un centro especial?» (Lo cual yo dije que nunca haría), pero después de todo lo que habíamos pasado, de casi tenerla que hospitalizar, y ahora esto. Ella no estaba cooperando y ¿qué iba a decir la gente del Servicio Social? y las demás personas etc., etc., etc.. Unido a como yo me sentía acerca de ella.

Bueno, esa noche y muy a mi disgusto, le dije a la familia:

– «Pueden prepararse su cena. Me voy a encerrar en mi habitación. Soy esa indigente». Me levanté, al otro día, y ella estaba supuesta a hacer su rutina. No sabía yo qué esperar. Ella bajó y preguntó: ¿Mamá, qué hay de desayuno? Preparó el desayuno. Se vistió y dijo:

– ¿me voy a ir al golf hoy por la mañana?

– Sí, vas a ir.

– Más tarde, ¿a comer?

-Sí.

– Luego, ¿a la biblioteca?

-Sí, vas a ir, Stephanie.

-Ok

Y salió con esta terapista nueva con la que nunca había estado. Mucho de esto, cuando miro hacia atrás, eran muchos cambios para ella al mismo tiempo. A las personas autistas no les gusta el cambio, mucho menos todos al mismo tiempo, pero -a la mañana siguiente- estaba bien y se ha mantenido así hasta el sol de hoy.

Judy es una de mis terapistas tres veces por semana. Dios proveyó con la maravilla que es Judy. Aún no se ha presentado otra situación. Quizás las haya, pero Bob y yo -esto me ha ayudado a entender por qué debía pasar por esa situación- mi esposo y yo hemos hablado.

Él decía, «No entiendo por qué tuviste que pasar por eso». Y yo no lo sé tampoco, solo que el Salmo es más real ahora; y el versículo para mi vida este año -estoy firme en ese versículo. Pase lo que pase, lo voy a hacer, pero Habacuc me ha ayudado a entender por lo que pasé y de qué manera fallé en la prueba.

Kim: Kathy, pienso que al tocar fondo, ha surgido algo bueno. Has llegado a conocer a Dios de una forma más profunda y a un nivel más real. La próxima vez que te veas ante una crisis, vas a recordar el punto en el que estabas cuando (en medio de esta crisis) tú sentías que Dios no estaba ahí y que llegaste a decirle «¿dónde estás? me has rechazado».

Y con todo esto viste…

Holly: Es como cuando Jesús le dijo a Pedro, «pero yo he rogado por ti para que tu fe no falle» (Lucas 22:32). Aún así, Pedro lo negó. Pero Jesús sabía eso.

Nancy: «Y le dijo cuando seas restaurada», ¿qué dice?

María: Vas a darle ánimo a tus hermanos.

Nancy: Vas a animar a otros.

Holly: Ahora sabes mejor que antes, cómo acudir a Dios en esos momentos difíciles.

Kathy: Yo no quiero estar en ese lugar nunca más. Me dio miedo estar allí siendo cristiana. Yo sabía que no había abandonado mi fe, pero fue como… no puedo expresarlo con palabras. Fue como… ¿Alguna vez has estado ahí? ¿O soy yo?

Holly: No, no eres tú.

Kathy: ¡Daba miedo! ¡Daba miedo! Ahora, poniendo la vergüenza y la culpa a un lado, miro atrás y esa fue la profundidad del fondo que me tocó. Pero, ¡daba miedo! El Señor de mi vida, el amor de mi vida no estaba ahí (aunque sí estaba). Todavía no logro encontrar palabras para describir esa experiencia. Lo que sé, es que fue horrorosa. Nunca quiero volver a estar en una situación semejante.

Espero que cuando empiece, lo reconozca como lo que es.

Nancy: Pero ahora tienes una canción.

Kathy: Oh, sí.

Nancy: Una nueva estrofa, quizás la canción de vida que no tenías escrita. «Para el director del coro, con mis instrumentos de cuerda». (Habacuc 3:19)

Kathy: Sí, sí.

Carmen Espaillat: El profeta Habacuc pasó por un tiempo horroroso y, luego, recibió una nueva canción. La fenecida Kathy Helvey le describió una experiencia similar a Nancy Leigh DeMoss y la forma en la que Habacuc la tocó. Otras amigas han estado respondiendo con el estudio de Habacuc. Escuchamos de María Johnson, Holly Elliff y Kim Wagner.

Si la conversación de hoy te ha dejado intrigada acerca del libro de Habacuc, excelente. Nancy nos ha estado guiando en su estudio y ofrece ideas que pueden ser aplicadas en la vida de cualquier mujer.

¿Quisieras estudiar la Palabra de Dios más profunda y efectivamente para poder enseñarla a otras mujeres? Entonces este evento es para ti, Revive 15, contaremos con la presencia de Nancy Leigh DeMoss, Jen Wilkin y Lauren Chandler, dirigiendo la alabanza.

Si estás interesada en enseñar o hablar a las mujeres uno de tus mayores recursos puede ser aprender de otros que han profundizado en preciosas verdades de la Palabra de Dios.

Si has estado hay confundida desesperada, temerosa, hasta que las palabras de otra mujer te han infundido gracia y esperanza renovada, ahora es tu oportunidad de ayudar a otras mujeres con tus palabras, ven a escuchar porque es importante que tú escribas y compartas lo que Dios ha hecho contigo y cómo puedes hacerlo mejor, inspírate y recibe ayuda de otras mujeres como tú, conoce a Lore Ferguson, Erin Davis y Jennifer Lyell durante tres horas de ideas prácticas y mucho más.

Revive 15 | Mujeres enseñando mujeres, Indianápolis Septiembre 25 y 26, acompáñanos no te lo pierdas.

Y mañana Nancy iniciará una nueva serie. Te esperamos – ¡no dejes de sintonizar Aviva Nuestros Corazones!

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se cite otra fuente.

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Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

Jul 31 – Esperando

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Habacuc: del temor a la fe

Jul 31 – Esperando

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Annamarie Sauter: Revive 15 | Mujeres enseñando mujeres, Indianápolis Septiembre 25 y 26. ¿Quisieras estudiar la palabra de Dios más profunda y efectivamente para poder enseñarla a otras mujeres? Entonces este evento es para ti, contaremos con la presencia de Nancy Leigh DeMoss, Jen Wilkin y Lauren Chandler, dirigiendo la alabanza, acompáñanos, no te lo pierdas.

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Si has estado ahí confundida desesperada, temerosa, hasta que las palabras de otra mujer te han infundido gracia y esperanza renovada, ahora es tu oportunidad de ayudar a otras mujeres con tus palabras, ven a escuchar porque es importante que tú escribas y comprendas lo que Dios ha hecho contigo y cómo puedes hacerlo mejor, inspírate y recibe ayuda de otras mujeres como tú, conoce a Lore Ferguson, Erin Davis y Jennifer Lyell durante tres horas de ideas prácticas y mucho más.

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Carmen Espaillat: Kathy Helvey le hizo frente a muchas pruebas durante su vida. Ella supo lo que significaba sufrir y lo que significaba confiar.

Kathy Helvey: Voy a cantarle al Señor porque Él ha sido bueno conmigo. Le voy a cantar «Grande es Tu fidelidad», y le voy a cantar «Todo está bien con mi alma» y -voy a terminar con- «Aquellos que esperan» (como le fue ordenado a Habacuc). Pero los que esperan en el SEÑOR renovarán sus fuerzas. Se remontarán con alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán (Isaías 40:31). Señor, enséñame a esperar en las buenas y en las malas, cuando te siento y cuando no te siento; enséñame a esperar, a escuchar, a creer y a confiar.

Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss.

¿Alguna vez has leído el libro de Habacuc? La serie de Habacuc: del temor a la fe significó tanto para muchas oyentes. Eso se debe a que nos enseña cómo debemos abordar a Dios con nuestros miedos y preocupaciones de una forma honesta. Y nos enseña cómo confiar en Dios cuando el mundo a nuestro alrededor es sacudido.

Una de nuestras oyentes -Kathy Helvey- fue movida profundamente con la enseñanza de Nancy sobre Habacuc. Ella (junto a Kim Wagner, Holly Ellif y María Johnson) compartieron su experiencia al concluir la serie. Kathy describirá cómo el libro de Habacuc la fortaleció al tiempo que su familia pasaba por momentos difíciles.

Kathy está con el Señor desde hace algún tiempo. Mientras batallaba con la leucemia, se comportó con la misma paz y confianza en Dios con la que la vamos a escuchar cuando se hizo esta grabación.

Vamos a empezar con Holly Elliff.

Holly: Mientras Nancy nos enseñaba a través de esta serie, yo seguía pensando en Habacuc. Me encantó el hecho de que no todas sus preguntas fueron contestadas…

María Johnson: ¡Exacto!

Holly: En este libro, incluso mientras esperaba y aun cuando se acercó a Dios en medio de su espera… No obtuvo respuestas para todas sus preguntas, pero Él sabía que estaba seguro.

María: Nancy dijo que nada cambió excepto su corazón.

Holly: Así es, ¿no ves lo que pasa cuando se presentan ciertas circunstancias externas? Pienso en Ana. Se fue aquel día después de derramar su corazón ante Dios y, dicen las Escrituras, que tomó su camino. Pudo comer. Su cara no reflejaba tristeza, pero nada había cambiado en su vida excepto el hecho de que -finalmente- se había acercado a Dios con los asuntos que cargaban su corazón.

Muchas veces he visto esto suceder -cuando las circunstancias no cambian- pero sabes que estás a salvo porque has recurrido a Dios. Las conozco lo suficiente como para saber que ustedes han estado en medio de circunstancias difíciles también.

Kim Wagner: Así es la verdad cambia tu perspectiva. Luego de acercarse a Dios, y de pasar un tiempo con Él, su perspectiva cambió.

María: Y tú te das cuenta de que Dios es suficiente. Y ahí fue donde terminó el libro de Habacuc. Él lo alababa. Las circunstancias no habían cambiado, pero él sabía que Dios sería fiel a Su Palabra. El juicio vendría y las cosas iban a empeorar.

Holly: Es un proceso.

María: Sí es un proceso, Holly.

Holly: No pienso que uno empiece así, aunque hayas caminado con el Señor por mucho tiempo. Piensa en la lucha de Jesús en Getsemaní. Quiero decir, Él sabía todo lo que había que saber del corazón de Dios y, aunque sin pecado, tuvo que luchar.

Él pasó por ese proceso y a final de cuentas su actitud fue la de «Tu voluntad sea hecha». Puedes ver esto una y otra vez en las Escrituras. Ese proceso ocurre tanto en los hombres como en las mujeres que conocen la verdad; pasamos por un proceso en el que Dios nos enseña y cambia nuestro corazón.

Kathy: Esto es lo que yo pienso: Dios conoce nuestro corazón. Él conoce cada pensamiento nuestro. No podemos esconder nada cuando recurrimos a Dios -si es que vamos a ser honestas con Él. Aunque no queramos, Él nos revela quienes somos, lo que estamos pensando, lo que hicimos y lo que no, pero cuando buscamos consejo fuera de Dios, esas personas no conocen el interior de nuestro corazón o nuestros motivos. Lo podemos disfrazar…

Holly:Podemos decir todo lo correcto.

Kathy: Venderles una idea. Quiero decir, podemos ser sinceras y decirles lo que nos atormenta, lo que falló y podemos obtener respuestas compasivas. Si es una muy buena amiga, quizás pueda hablar verdad a nuestro corazón, pero en realidad no conocen nuestro verdadero yo.

Pienso que a veces recurrimos a Dios como nuestra última opción, porque lo que queremos es que alguien se compadezca de nosotras. Queremos a alguien que esté de acuerdo con nosotras y que nos diga que «no somos tan malas después de todo». Dios no haría eso. Él nos pondría al descubierto.

Kathy: ¡Y duele!

Kim: Pero debemos acudir a la Palabra para que Él…

Kathy: Absolutamente, absolutamente o -si ya hemos consultado la Palabra- Él nos la hará recordar y nos confrontará.

Nancy: ¿Alguna otra enseñanza del libro de Habacuc? ¿Qué te impactó? ¿Qué fue lo que más te animó, te ayudó o te confrontó?

Kim: Bueno, cuando tú me dijiste Nancy que ibas a enseñar sobre Habacuc, te dije «yo amo a Habacuc, estoy emocionadísima».

Holly: Solamente Kim amaría a Habacuc. (Risas)

María: Pregunté, ¿Qué podría ella decir acerca de Habacuc?

Kathy: De hecho leí el libro y pensé «Hmmm, Ok».

Kim: Bueno me dijiste que habías preguntado, – «¿Cómo va a extraer 20 lecciones basadas en solo tres capítulos?»

Holly: Ella sacó diez de dos versículos.

María: Lo sé. Lo sé.

Kim: Bueno yo creo que solo John MacArthur y Nancy Leigh DeMoss pueden hacer eso. (Risas)

Creo que cuando pensamos en Habacuc, nos centramos en los últimos tres versículos que tratan del regocijo. Nos encanta decir:No importa qué, no importa qué, me regocijaré. En Ti confío. Te alabo, pero yo no creo que podamos llegar a ese punto sin primero ir al versículo 2 del capítulo 3 en donde Habacuc dice: «Oh, Señor, he oído lo que se dice de ti y temí».

Fue enriquecedor para mí cuando señalabas que «no creías que tuviésemos una gran, o mejor dicho, esa gran apreciación del Evangelio hasta que entendiéramos nuestra propia depravación sin Cristo, hasta que no entendemos que la ira de Dios es justificada ante la depravación humana.

Luego de que Habacuc afirma que ha escuchado acerca de Ti, acerca de Dios (luego de tener ese entendimiento), como dijiste anteriormente, no podemos apreciar el evangelio de la gracia en el N.T. sin antes haber entendido la depravación humana y la ira de Dios. Luego de que Habacuc oyó ese reporte – él pudo entender que Dios viene con juicio y con ira – él temió.

Después de haber tenido un mayor entendimiento de la justicia de Dios y de Su ira, fue cuando él pudo alabar a Dios profundamente, con más entendimiento, alabarlo y decir entonces «No importa qué, sí, merezco Su ira. Merezco la condenación. Pero Tú has sido tan misericordioso. Has pagado por mí, Tú sufriste la ira de Dios en mi lugar».

Kathy: Habacuc llegó a ese punto, como dijo Nancy, al punto de orar y adorar sin que sus oraciones fuesen respondidas. A mí personalmente me enloquece no saber lo que va a pasar, lo que va a cambiar, pero entonces pienso en que una aplicación de esta lección y es que no tenemos que saber. Solo tenemos que conocerlo a Él.

Tenemos que conocer al Señor, Su fidelidad, y saber que Él nunca nos dejará y nunca nos abandonará. No tenemos que tener respuestas a nuestras preguntas.

Holly: Estoy tan agradecida de que tengamos la historia completa, por todo el consejo de la Palabra de Dios. Es decir, no solamente tenemos el Antiguo Testamento. Tenemos el balance con el Nuevo Testamento, el cumplimiento del Nuevo Testamento, y la revelación de Cristo. Me siento tan agradecida con Dios por haber completado toda la historia, de que ahora tengamos a nuestra disposición el cuadro completo de quién es Dios.

Nancy: Lo que Habacuc no tuvo.

Holly: ¡Así es! ¡Así es!

Nancy: Él pudo ver solamente un atisbo y, por supuesto, vemos atisbos, pero él estaba a la espera del conocimiento de Dios en el rostro de Jesucristo. Él no sabía nada acerca del Señor Jesús.

Holly: Pero nosotras no tenemos excusa.

Kim: Porque estamos de este lado de Su gracia y misericordia.

María: Sí, porque sabemos.

Holly: Quiero decir, tenemos todo el contenido de la Palabra de Dios. Conocemos todas las facetas de quién es Él… ¡Cuánto más fácil no sería para nosotros confiar en Él, en comparación con Habacuc, quien solamente tuvo una parte del cuadro!

Nancy: Exacto.

Holly: Lo tenemos todo. Sabemos que tenemos el Espíritu Santo y el poder de Cristo viviendo en nosotras y todavía no confiamos en Él cuando la cosa se pone difícil. Pasa hasta en los momentos no tan difíciles en el día a día. Como dijo Nancy, descubrí que era dada a la queja algunas veces.

Tengo un letrero pegado a la nevera de la cocina que dice «Prohibidas las quejas» porque esa es una de las cosas que me exasperan de mis hijos. Han sido tantas las veces en las que me frustro al pensar que debo parecer una niña de tres años ante Dios diciéndole: -Dios, ¿Por qué no haces esto a mi manera? Es increíble para mí que, con todo lo que sabemos, con todo lo que sé, aún no confiemos.

María: «Las circunstancias alimentan nuestras emociones y nuestras emociones dictan nuestras respuestas». No sé si dijiste esto como una pregunta o como una aseveración, pero dijiste: «Vive a la luz de quién es Dios y no a la luz de las circunstancias porque Dios no ha cambiado. No hay lapsos en las bondades de Dios».

Ese es un reto maravilloso y una maravillosa lección de vida. No acostumbro a escribir las Escrituras en tarjetas, pero sí escribo pequeños recordatorios que voy poniendo por toda la casa. Ese probablemente sea uno de ellos, el de que la bondad de Dios no tiene lapsos. Vive en la luz de quién es Él.

Kathy: No a la luz de lo que Él hace, aunque vemos que vive haciendo cosas por nosotras. Esa enseñanza la he aprendido. Hace como seis semanas atrás, nuestra hija adolescente -autista y bipolar- tuvo uno de esos horribles ataques maníaco-depresivos, infernales -podría decir- episodios durante los que casi tenemos que internarla.

Sin entrar en los detalles de lo horrible que fue, este episodio acabó al terminar el verano. Se graduó de la escuela secundaria y yo había estado planeando todas sus actividades para el verano, su nueva vida, sus programas y la gente que la iba a cuidar. Ella acababa de salir de un episodio infernal de seis semanas, y pienso que yo estaba emocional y espiritualmente drenada, pero seguí adelante, confiando en que Dios nos ayudaría a superarlo.

Luego, se plantó ella y dijo: – ¡No voy a hacer nada! ¡No lo voy a hacer!

Yo estaba devastada y pensé, ¡Oh, no! Dios, ¿Por qué proveíste todas estas personas maravillosas, con todos esos programas maravillosos para que, de buenas a primeras, llegáramos al punto en que no la podía forzar a hacerlo?

Me sentí tan vulnerable ese día que empecé a decaer junto con ella. Así como ella caía, yo caía y me dejé caer más y más profundamente junto a ella. Recuerdo cosas que pasaban por mi cabeza esos días, «Ok, estoy cansada de esto, Señor. No quiero cuidar más de ella. ¿Será el tiempo de llevarla a un lugar especializado? Estoy harta.

Mi pregunta para ti sería, ¿Alguna vez has estado donde Habacuc estuvo? -porque nunca había llegado a tocar fondo en mi vida de cristiana. Con lo que sé, nunca me había sentido tan destituida, tan sola, tan abandonada. Recuerdo -cuando la llevaba de regreso a casa después de una clase de natación en la que ella rehusó entrar a la piscina- como sentí que todo se me derrumbó. Esta niña no va a obedecer ni a hacer lo que le diga y nada vale la pena.

Entró a la casa llorando. Fui a la terraza de atrás, me senté en una silla en la esquina y lloré, lloré y lloré peleando con Dios. Recuerdo que a final de cuentas, mi queja era: «Dios Tú, me has abandonado».

Tuve toda clase de pensamientos y me sentí caer al vacío dando vueltas y vueltas. «No estás cambiando esto. ¿Dónde estás? ¿Por qué no me ayudas? Podrías cambiar su parecer. Tú cambiaste el corazón de reyes. ¿Por qué no haces nada con respecto a mi hija?»

Entre las cosas que recuerdo, me acuerdo cómo miraba los árboles y la luz del sol diciendo «Yo sé que Tú estás ahí fuera y sé que estás en mí. No te siento, pero sé que Tu Palabra es verdad. Yo sé que Tu Palabra es verdad».

El verso que reclamé para mi vida -siempre escojo un verso, en mi cumpleaños, para el año siguiente- era Salmos 13 donde dice «Mas yo en tu misericordia he confiado, mi corazón se regocijará en tu salvación. Cantaré al Señor, porque me ha colmado de bienes». (Sal. 13: 5-6)

Recuerdo haber pensado, «Oh, Dios, ese es mi verso para este año». Me acuerdo de leerlo y repetírmelo una y otra vez, pero no lo sentía. Era contradictorio con lo que estaba viviendo.

Yo me sentía como anestesiada… sentí miedo. Me daba miedo lo que estaba atravesando, y cuando Nancy empezó a recorrer el libro de Habacuc, pensé «¿Sabes qué? Apuesto a que él estaba aterrorizado de tener estos sentimientos hacia Dios -de dudar del Dios a quien conocía, amaba y en quien confiaba». Cuando tienes eso y crees haberlo perdido -no hablo de perder la fe- te sientes destituida.

Holly: Hay ocasiones en que las circunstancias son tan grandes que nos sobrecogen.

Kathy: A pesar de saber lo que sabes y de haber vivido lo que has vivido, no ves Su mano. Yo no vi Su mano. No sentí Su consuelo y no hizo nada solo porque recité el verso tampoco. Mi tormento duró toda la noche porque yo no podía dormir.

En medio de aquella noche, me levanté y pensé: «Bueno, voy a tener mi tiempo con Dios más temprano hoy». Estaba leyendo los Salmos y llegué al 77. No voy a leerlo todo, pero dice en el verso 10: «Entonces dije: Este es mi dolor que la diestra del Altísimo ha cambiado». Voy a recordar lo que has hecho. Voy a ir hacia atrás y a ver lo que Tú has hecho.

Él habla acerca de los israelitas y de la separación de las aguas y así termina. Dice, en el verso 19, «En el mar estaba tu camino y tus sendas en las aguas inmensas, y no se conocieron tus huellas».

Eso atravesó mi corazón y pensé «Sí, sentí que había pasado por un huracán y me lo recordaste. Tú estabas ahí conmigo. Tú guiabas mi camino aunque yo lo que quería era verte. Quería entenderlo. Quería que me consolaras, pero no lo hiciste. Tus huellas estaban delante de mí aunque no podía verlas».

Luego, termina recordándome que Dios guió a Su pueblo como a un rebaño. Tú eres mi pastor, por lo que voy a tener confianza en tu amor que es perfecto y nunca falla. Mi corazón se regocijará porque me estás librando aunque no lo sepa.

Voy a cantarle al Señor porque Él ha sido bueno conmigo. Le voy a cantar «Grande es Tu fidelidad» y voy a cantar «Todo está bien en mi alma» y -voy a terminar con- «Aquellos que esperan» (como le fue ordenado a Habacuc). Aquellos que esperan en el Señor van a renovar sus fuerzas. Enséñame a esperar en los tiempos buenos y en los malos, cuando te siento y cuando no te siento; enséñame a esperar, a escuchar, a creer y a confiar.

Kim: Kathy saliste de aquella situación sabiendo que -aunque no vieras Su mano y aunque no vieras Sus huellas- podías confiar en Su corazón porque tú lo conoces. Has pasado tanto tiempo en Su Palabra, en los Salmos. El Señor fielmente, fielmente te demostró en los Salmos que puedes confiar en Su corazón aun cuando nada cambia externamente.

Holly: Esa es la esencia de todo el libro. Él tuvo que llegar al punto de tener confianza en Dios sin importar las circunstancias. Mientras meditaba en esto, pensé «qué maravilla pensar que toda esa gente de fe, todos ellos caminaron sin tener todas las respuestas». Eso fue lo que los hizo hombres y mujeres de fe. Fue porque no sabían todas las respuestas.

Nancy: De hecho, lo que me impactó esta mañana, mientras consultaba el libro de Hebreos, fue que todos murieron sin haber recibido las promesas que Dios les había dado.

Kim: Así es.

Nancy: Pero aun así, ellos murieron llenos de fe, sabiendo que Dios iba a cumplir con Sus promesas. Y pensé: «¿Podría vivir mi vida sin ninguna evidencia visible de que Dios está cumpliendo con sus promesas? Todos ellos lo hicieron.

María: Sí y así es como tú cierras esta serie Nancy, cuando dices que nuestra vida tiene que ser un testimonio de la fidelidad de Dios. No es fe en nosotras, o en nuestras iglesias, o en nuestras habilidades o en nuestros conocimientos. Es fe en la fidelidad de Dios y en el hecho de que Él no cambia.

Kathy: Aunque sabemos todo eso…

Holly: . . . siguen habiendo momentos difíciles.

María: Sí y me alegro mucho de tener a Habacuc ahí al alcance; tres capítulos, que resumidos nos dicen que «aún siendo un hombre de Dios y un profeta, él se sintió atormentado».

Nos sentimos así. Aunque tengamos miedo, debemos perseverar como él lo hizo. Nos subimos a nuestras torres de vigilia y esperamos a ver lo que Dios va a hacer. Me siento inspirada con esa palabra de la torre de vigilia.

Kim: Él recurrió al Señor.

Kathy: Bueno, yo lo hice también. Él Señor no estaba allí, pero yo no estaba dispuesta a esperar.

Holly: Me encanta el final del libro, la imagen del ciervo en las alturas. Muchas veces en mi vida he tenido la sensación de que si Dios no me estuviese sosteniendo sobre el precipicio, no podría estar allí; y el tener la seguridad de que Él sabe que estoy allí y que sabe ¡cuán estrecho es el camino!

Estábamos en Colorado, hace unos años atrás, mirando correr venados y cabras por trillos de unos tres o cuatro centímetros de ancho y pensando lo sorprendente que era verlos. Esta imagen hace este texto aún más precioso: El pensar que «No tengo que estar en un gran espacio para que Dios esté ahí. En el momento más angosto de mi fe, Él es suficiente». Y eso es un hermoso pensamiento.

Nancy: Amén así es y algo que me ha animado mucho, en este ministerio, ha sido el pensar en que «si no supiera que Jesús está en este barco con nosotras, en medio de la tormenta, estaría petrificada de miedo». Por supuesto, Él está en el barco. Me ha ayudado a recordar, que al final lo que cuenta no es el hecho de que yo haya sido fiel.

Ha habido ocasiones en las que he estado tan asustada de no ser fiel, de no poder aferrarme a Dios y a Su gracia, pero los justos viven por fe. No vivimos por nuestra habilidad de vivir la vida, como tampoco lo hacemos por nuestra fe y nuestra habilidad de aferrarnos a Dios. Eso no es lo que trae el éxito. Es la fidelidad de Dios y el hecho de que Él nunca nos dejará.

Mientras sea de Él y camine bajo Su autoridad, Él no va a permitir que me descarrile del camino sin importar qué tan estrecho o peligroso parezca. No tengo que entrar en pánico pensando que no soy lo suficientemente fiel para mantenerme aferrada a Él.

Hay veces que me siento que estoy agarrada de un hilo; que no puedo aferrarme al Señor y me asusta la idea de defraudarlo. No voy a lograr aferrarme con éxito bajo esas circunstancias, pero en último caso, no es el hecho de que me pueda aferrar a Él de manera exitosa o de que tenga energía suficiente o la fuerza para aferrarme de Él. Es que Él ha sido fiel. Él es quien me está sosteniendo y no me va a soltar. No es mi fidelidad sino la Suya.

Carmen: Dios te sostiene -una imagen maravillosa y de gran estímulo que nos proporciona Nancy Leigh DeMoss. Ella ha estado hablando con unas amigas acerca de la confianza que debemos poner en Dios y de la paciencia que debemos tener cuando las cosas se ponen difíciles. Escuchamos de María Johnson, Kim Wagner y Holly Ellif. Kathy Helvey compartió con nosotras su lucha con su hija autista.

Muchas de nuestras oyentes quedaron impresionadas con la historia de Kathy cuando esta serie salió al aire. Una mujer escribió:

«Agradezco a Kathy por compartir su experiencia con nosotras. Me llegó al corazón. En estos momentos estoy en un lugar de espera. Dios las ha usado para ayudarme a perseverar. No pude evitar detenerme a escuchar con atención a Kathy cuando compartía la historia de su hija. He estado pasando por algo muy similar con mi hija. ¡Solo tengo que depositar mi confianza en el Señor y esperar a ver lo que Él va a hacer!»

Una tercera, estaba sufriendo por su hija y nos escribió: «Una amiga me dio el enlace de esta serie y ha sido esperanzador para mí ya que estoy viviendo momentos difíciles».

Estamos agradecidas de cómo Dios ha usado este programa y del ejemplo de Kathy. Extrañaremos a Kathy, quien ya está en la presencia del Señor.

Continúa con nosotras en esta serie de Habacuc, mientras reflexionamos en las enseñanzas que hemos aprendido.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es ministerio de alcance de Life Action MInistires.

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Jul 30 – Respuestas reales de un Dios real

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Habacuc: del temor a la fe

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Jul 30 – Respuestas reales de un Dios real

Annamarie Sauter: Revive 15 | Mujeres enseñando mujeres, Indianápolis Septiembre 25 y 26. ¿Quisieras estudiar la palabra de Dios más profunda y efectivamente para poder enseñarla a otras mujeres? Entonces este evento es para ti, contaremos con la presencia de Nancy Leigh DeMoss, Jen Wilkin y Lauren Chandler, dirigiendo la alabanza, acompáñanos no te lo pierdas.

Si estás interesada en enseñar o hablar a las mujeres uno de tus mayores recursos puede ser aprender de otros que han profundizado en preciosas verdades de la palabra de Dios., únete a Nancy Leigh Demos, Trillia Newbel, Andrea Griffin y Paula Hendricks para obtener sabiduría práctica en cómo comunicar más efectivamente la enseñanza de la palabra de Dios en tu entorno particular. Acompáñanos en Revive 15, mujeres enseñando mujeres, Indianápolis Septiembre 25 y 26 no te lo pierdas.

Carmen Espaillat: Kathy Helvey era una esposa y madre devota, involucrada en el ministerio de las familias. Ella partió con el Señor recientemente. Aquellos que estuvieron con ella en sus últimas semanas recuerdan la paz que controló su vida, aun cuando ella sufría los efectos de la leucemia. Kathy describe la fuente de esa paz.

Kathy Helvey: Hay un versículo en el Salmo 94 que dice, «Cuando mis inquietudes se multiplican dentro de mí, tus consuelos deleitan mi alma» (versículo 19). Para mí, la consolación es lo que Él dice, lo que Él promete.

Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh Demoss en la voz de Patricia de Saladín.

Muchas quizás ya han oído de nuestra amiga Kathy Helvey en múltiples ocasiones. Ella ha ofrecido consejos prácticos de cómo vivir la Palabra de Dios en las temporadas difíciles de la vida.

Ahora vamos a escuchar una grabación que Kathy realizó con un grupo de damas en el año 2007. Justamente, este grupo había escuchado a Nancy enseñar a través del libro de Habacuc. Y como parte de esta serie, escucharemos a Nancy hablar con Kim Wagner, Holly Elliff, María Johnson, y la fallecida Kathy Helvey.

Holly comenzará.

Holly Elliff: Antes que nada quiero decirles, que mientras leía el libro de Habacuc y durante este estudio de hoy, creo que, -comenzando en el capítulo 2 cuando comenzaste a hablar sobre Habacuc subiendo a la torre de vigilia para esperar en Dios- tuve esta visión sobre mí misma tratando de subir a la torre y de todas esas personitas agarrando mis tobillos y diciendo, «Mami, espera, espera, espera.» [Risas]

Tengo un montón de hijos. Literalmente, me senté ahí pensando, ¿Podré ser capaz de subirme a esa torre de vigilancia y decir, «me voy a sentar ahí hasta que Dios hable»? Entonces pensé, bueno, «Podría hacer eso a las 2:00 o a las 3:00 de la mañana. Habrá suficiente silencio». Era casi cómico mientras pensaba en mí misma tratando de ponerme en esa posición.

Nancy: En una posición de escuchar al Señor y de esperar en Él.

Holly: . . . diciendo me voy a sentar ahí hasta que Dios responda. Sé que Dios tiene la forma de hacer que yo haga eso, pero era un cuadro bastante cómico.

Nancy: Sí, como una mamá, ¿cómo encuentras tiempo a solas con el Señor? ¿Cómo logras permanecer en quietud y callada y dejas que Él te hable?

Holly: Para mí, literalmente es, algunas veces a las 2:00 o 3:00 de la mañana cuando finalmente todo está tranquilo y callado y yo sé que es bastante seguro que nadie se despertará por un tiempo. Ahí es cuando yo puedo buscarlo a Él. He encontrado que aun unos pocos minutos en medio de mi día hacen una enorme diferencia.

Nancy: Sé que es así y Kim, tú también tienes días muy ocupados. Justo conversábamos que estás ahora mismo en una etapa de tu vida donde tus días están muy llenos. ¿Cómo encuentras ese tiempo para escuchar al Señor?

Kim Wagner: Si yo tengo que tener ese tiempo con el Señor. El Señor me enseñó hace algunos años, que si yo no me encontraba con Él primero… que El es todo mi sustento. La única manera en que yo puedo funcionar es reuniéndome con Él en primer lugar. Yo sé Holly que para ti es tarde en la noche. Pero en mi caso yo me tengo que reunir con el Señor a primera hora de la mañana.

Holly: En realidad, el mío es más temprano en la mañana que el tuyo.

Kim: ¡Correcto! Pero les he dicho a mis amigas, «ustedes no querrán estar alrededor de mí hasta que yo me haya encontrado con el Señor y es porque yo sé que Él necesita tratar conmigo a primera hora de la mañana».

En realidad, ese es el tiempo más dulce para mi del día; el poder venir a Él, derramar mi corazón y simplemente buscarlo, preguntarle, Señor ¿Con cuáles áreas de mi corazón Tú necesitas tratar? ¿Cómo necesito rendirme a Ti? Entonces intercedo por otras personas que Él trae a mi corazón y a mi mente mientras lo busco a Él, antes de pasar a tener un tiempo en Su Palabra.

Yo soy esposa de pastor, y probablemente durante los primeros diez años como esposa de pastor, mi tiempo de quietud con el Señor era probablemente muy similar al de la mayoría de los cristianos. Yo apartaba ese tiempo un día sí y otro no. Recuerdo haber encontrado un diario mío, durante una de nuestras mudanzas de un pastorado a otro.

Un día revisando las cajas de la mudanza, saqué uno de mis diarios espirituales. Recuerdo haberlo hojeado y haber dicho, «wao, esto es bueno. Mira como el Señor se encontró conmigo aquí el 24 de octubre. Esta es una buena palabra. Esto está interesante». Y me voy al próximo día: 25 de octubre, y luego paso la página y veo que la siguiente es el 24 de noviembre. Pero ¿Qué pasó entre el 25 de octubre y el 24 de noviembre?

El Señor realmente usó eso para redargüirme de que faltaban algunos días. Hojeando el diario pude darme cuenta de que mis tiempos de reunión con el Señor eran muy esporádicos. Entonces comencé a preguntarme, «Padre, ¿qué habrás querido hablar conmigo en aquellos días cuando yo no me detuve a encontrarme contigo? ¿Qué me perdí, que hubieras querido enseñarme Señor?»

Pero eso no fue suficiente para que yo tuviera convicción de pecado, me tomó un año más. Estábamos entonces viviendo en Indiana y yo viajé a Indianápolis para ministrar a alguien en el hospital. Mientras yo manejaba alegremente camino a ministrar en el nombre de Dios, el Espíritu Santo de manera tan fiel me habló y me dijo, «Kim, tú vas a ministrar a alguien, pero no tuviste un tiempo a sola conmigo, no te reuniste conmigo esta mañana. Tú no buscaste Mi rostro primero».

Yo, en mi manera arrogante, orgullosa, frívola dije, «Dios yo me estoy encontrando contigo ahora. Estoy escuchando a Adrian Rogers ahora mismo en el radio». Dios, clara y fielmente me habló y me dijo, «No, tú no buscaste Mi rostro esta mañana. No te encontraste conmigo esta mañana».

Y es que hay tantas cosas en nuestras vidas, que hacen que esta se vuelva tan agitada, con los hijos, con responsabilidades, con personas que necesitan ser ministradas alrededor nuestro, así que podemos dejar que todas esas cosas desplacen las cosas más importantes. Y yo estoy tan agradecida por Lucas 10, por el ejemplo de María, alrededor de ella había muchas actividades ocurriendo.

Marta estaba haciendo muchas cosas buenas, muchas cosas que eran necesarias. Aquellos hombres necesitaban comer, pero María estaba haciendo lo más importante. Para mí -no estoy diciendo que es lo mismo para todo el mundo- pero para mí, Dios me ha mostrado que debo hacer esto a primera hora del día.

María Johnson: Bueno mira para mí es un poco diferente, porque la vida no siempre es tan ordenada cuando estás despierta toda la noche con un niño enfermo y todo lo demás. Yo amo las mañanas. Es mi tiempo favorito, el tiempo antes de la salida del sol. Simplemente salir con una taza de café, hasta envuelta en una frazada. Ahí están las estrellas, y estás tú y está el Señor. Ese es mi momento favorito.

Pero con cuatro hijos y seis nietos y el itinerario de trabajo de mi esposo, no siempre puedo hacer eso -levantarme a las 5 en punto o 4:30 o 6 a.m.- no cuando has estado despierta dos o tres horas con un hijo o un nieto enfermo o algo por el estilo.

Así que lo que el Señor comenzó a enseñarme del versículo 11 del Salmo 16 fue que yo era muy consistente con ese tiempo de quietud en la mañana, y comencé a enorgullecerme de ello. «En Su presencia hay plenitud de gozo». Él comenzó a mostrarme que yo tenía que vivir cada momento en Su presencia. Cada momento.

Así que ya sea con un hijo enfermo o ayudando a mis hijos casados con sus hijos o a un vecino o en la iglesia, cualquier cosa que haga, cualquiera que sea la necesidad, es en ese momento que nos debemos dar cuenta de que Dios está ahí, y que Él ha hecho provisión para Su gloria en cualquiera que sea la circunstancia.

Esto no quiere decir que el tiempo con el Señor en Su Palabra no sea importante, es aún más que eso. ¿A dónde podremos huir de Su presencia? A ningún lugar.

Recuerdo estar transportándome en un subterráneo en Boston y decirle a mi prima, «Mira toda esa gente, de todas esas nacionalidades. No puedo soportar el pensar que van a morir y a quemarse en el infierno». Es simplemente darnos cuenta de que Su presencia está en todos lados y que en Su presencia hay plenitud de gozo.

Mi lugar favorito, por supuesto, es delante de Él en Su Palabra en la quietud de la soledad. Pero Él desea que lo veamos en todo lugar, y en todo lugar que Él ha hecho provisión para Su gloria, ya sea señalando a las personas perdidas o indefensas o ministrando o sencillamente pasando un buen rato, quizás haciendo dibujos con tiza en la acera con los niños. En todo lugar Dios ha hecho provisión para Su gloria. Tenemos que recordar eso y recordar que siempre estamos en Su presencia. Siempre. Siempre.

Muy temprano en la vida a mi me enseñaron sobre ese tiempo de quietud. Vaya que lo hice. Dime que hacer, y seguiré esos tres pasos. Hay cierto orgullo en eso. Entonces Dios dijo, «No, es más que eso. Siempre estoy ahí, y he hecho provisión para Mi gloria dondequiera que te he colocado.»

Haciendo rompecabezas con los niños más pequeños, enseñando a las mujeres. No importa. Dios está ahí. Y nuestro propósito de estar allí…mi propósito es glorificarlo a Él.

Kathy Helvey: Nancy, tú mencionaste algo sobre la Palabra de Dios … estaba revisando mis notas aquí y no puedo encontrarlo. Si fuéramos realmente a creer la palabra y a vivirla, entonces nuestras vidas serían verdaderamente transformadas. Todo sería tan diferente. Pienso en ese pasaje de las Escrituras en Romanos donde dice, «Transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento» (Romanos 12:2, RV).

Ya que estamos hablando de tiempos de quietud y tiempo con el Señor, he notado que a medida que voy entrando en años, he tenido que caminar para ejercitarme para mantener el peso adecuado. Algo que me motiva a salir cada día a caminar es algo que comencé a hacer unos años atrás y es memorizar los Salmos porque es muy similar a la poesía. Fluye.

Así que comencé memorizando salmos diferentes. Me motivaba a mí misma a caminar llevando conmigo mis pequeñas tarjetas tamaño 3 x 5. Entonces sencillamente yo las citaba y las repetía una y otra vez. Mientras comenzaba a caminar, recordaba ese pequeño corito que dice, «Y Él camina conmigo y Él me habla». Eso fue lo que comenzó a suceder.

Comencé a tener los mejores tiempos de quietud con el Señor, y aún los tengo, cuando estoy caminando sola. Soy muy egoísta con estas caminatas. La gente me ha dicho ‘déjame caminar contigo’. Le he dicho que no. Sencillamente necesito hacerlo sola. No podría encajar este tiempo en otro momento de mi agenda.

Nancy: Diles que ya tienes un compañero de caminata.

María: Eso es correcto, y yo lo amo. Así que mientras caminamos y mientras Él me habla, me lleno de gozo. Yo creo que C.S. Lewis escribió un libro, «Sorprendido por el gozo», y eso fue lo que me pasó un día en nuestras caminatas.

Le estaba hablando a Dios sobre cierta situación y entonces comencé a citar un Salmo en una de esas pequeñas tarjetas. Al final comencé a orar esas mismas palabras a Dios. Antes eran meras memorizaciones, pero se transformaron en una parte de quién yo era, de la situación que atravesaba, de lo que yo quería decirle al Señor, y de lo que Él quería decir a mí.

De manera que muchos de los cambios en la vida han llegado a mí a través de memorizar la Palabra de Dios. Cuando era muy pequeña me dijeron -durante las vacaciones, en la escuela bíblica-cuán importante era memorizar la Palabra de Dios, pero yo no tenía idea. Ahora yo tengo muchas tarjetas pequeñas y simplemente camino y hablo. La Palabra de Dios se convierte en una oración de retorno a Él, y es muy emocionante.

Nancy: He encontrado que eso me ha pasado a mi misma aun en este estudio del libro de Habacuc. Mientras he meditado en el libro y lo he estudiado, he terminado memorizándolo. Ese último versículo, «DIOS, el Señor, es mi fortaleza; Él ha hecho mis pies como de ciervas, y por las alturas me hace caminar» (Habacuc 3:19).

Me encontré a mí misma necesitando tanto la fortaleza del Señor, y he obtenido fortaleza a través de las Escrituras que están ahora en mi corazón y diciendo por fe, «Dios el Señor es mi fortaleza. Señor, Tú eres mi fortaleza. Tú me haces sentir como las ciervas. Me haces caminar por las alturas».

El preparar estas sesiones de grabación – todo esto es un alto llamado para mí; es difícil. Me consume más energía de la que tengo a mi disposición. Requiere más sabiduría de la que poseo. Por eso las Escrituras se vuelven muy personales; de manera que no es solamente Habacuc que dice eso. No es sólo un conocimiento intelectual para mí. Se convierte en parte de mi propio caminar con el Señor.

Kathy: Pregunto a las personas sobre su tiempo de quietud -muchas veces la mayor parte de las mujeres con las que hablo tienen diversos problemas, y les digo: «Y entonces, ¿Cómo es tu tiempo de quietud?» Y ellas me responden, «Bueno, yo oro todo el tiempo». Entonces mi próxima pregunta es, «Bueno, eso es tremendo, pero ¿Cuándo escuchas?»

De eso estás hablando. Con tus pequeñas tarjetas- no solamente estás hablando con el Señor. Estás escuchando porque Él te está hablando a ti a través de Su Palabra. De esa manera es que Él nos habla y nos dirige, nos corrige, a través de Su Palabra, así que esa es una buena manera de hacer las dos cosas a la vez.

Kathy: Hay un versículo en el Salmo 94 y dice, «Cuando mis inquietudes se multiplican dentro de mí.» Otra versión dice, «En la multitud de mis pensamientos dentro de mí…» (Salmo 94:19,).

Nancy: ¡Todas conocemos ese versículo!

Kathy: Entonces la segunda parte es, «Tus consuelos deleitan mi alma». Consolación, para mí, es lo que Él dice, lo que Él promete. Si no sé lo que Él me está diciendo, entonces cuando mis pensamientos ansiosos toman control y se multiplican y los miedos y las tensiones de la vida llegan y los demonios de la oscuridad vienen en medio de la noche, despertándome, siento miedo. Si no conozco la Palabra de Dios, si no la he escondido en mi corazón a través de memorizarla, entonces estoy perdida.

Kim: Es porque no hay nada para contrarrestar esas mentiras. No tienes entonces la verdad escondida en tu corazón…

Kathy: Puede tomar control de mi vida… y no podría transformar mi vida.. No podría confiar. No sólo debemos leer la Palabra de Dios, sino memorizarla.

Kim: Meditar en ella.

Kathy: Si la memorizamos, yo pienso que la promesa de Dios es, que retornará a nosotros.

Holly: Yo estoy de acuerdo, Kathy. Muchas de las mujeres con las que hablo ni siquiera han tomado sus Biblias y no entienden por qué no están obteniendo lo que necesitan del Señor. Ellas dicen «Dios no está escuchándome».

Pensé en la determinación de Habacuc. Creo que fue sumamente honesto con Dios. Le dijo cuáles eran sus inquietudes. Pero luego estaba determinado a ponerse en un lugar donde él pudiera escuchar a Dios.

Creo que si no somos cuidadosas, echamos toda la culpa a Dios, sin aceptar la responsabilidad, estando la Palabra de Dios tan disponible.. Perdóname, pero siento que todo el mundo puede encontrar un tiempo en algún lugar para llegar a Dios.

Yo sé que hay momentos de crisis donde es sencillamente increíblemente difícil, pero a menos que estés en el lecho de muerte de un ser querido, o en una estadía en un hospital, o en algún momento de crisis, en la mayoría de nuestras vidas hay tiempo disponible.

Nancy: En realidad, es en esos momentos de crisis que muchas personas sí buscan a Dios.

Holly: Bueno, entonces es que recuerdas que Él está ahí.

Nancy: Es así.

Holly: Pero estamos tan poco preparadas para cuando esas cosas lleguen, porque en medio de nuestras vidas diarias, se nos olvida. No es que nos olvidemos. Sabemos. Nosotras simplemente no estamos lo suficientemente desesperadas para escuchar lo que Dios tiene que decirnos, esto significa, como mencionaba Nancy, que simplemente dependemos de nosotras mismas, y lo que tenemos es lo que tenemos apartadas de Él. Eso es tan aterrador para mí.

Kathy: Somos tan orientadas hacia los sentimientos, especialmente como mujeres. Lo que me llamó la atención durante toda esta sesión fue que Nancy decía una y otra vez que se trataba de una elección. Alguien una vez escribió un libro, «La fe no es un sentimiento». Pensé, muy bien, la fe no es un sentimiento.

Algunas veces estamos tan consumidas con nuestros sentimientos debido al dolor, o con lo que sea, lo que sea que esté ocurriendo en nuestras vidas, que prefiero pensar en ello ahora como una elección contraria. Tengo que elegir contrario a todo lo que soy cuando me encuentro en esa situación. Eso es difícil de hacer a menos que yo haya invertido mientras todo iba bien… Si estoy caminando cerca del Señor.

Querido Habacuc, te amo. [Risa] Porque me senté allí pensando, ese es precisamente el interrogante de Habacuc. Esto es lo que es. Él está desconcertado, está confundido. Está furioso. No entiende nada. Él siente que ha sido abandonado, rechazado. ¿Dónde estás Tú, Dios?

Todos hemos estado ahí. Quiero seguir a ese hombre. Quiero ser un Habacuc y moverme, desde mis interrogantes, hacia donde terminamos en este libro – hacia la fe.

Holly: Yo me pregunto, cuando hablas con otras mujeres, ¿por qué es que no las ves haciendo esto? ¿Por qué no hacen las mujeres esta elección?

Hablé con una joven un par de semanas atrás. En el transcurso de la conversación quizás mencionó unas diez mujeres con las que ella ya había compartido lo que estaba ocurriendo en su vida. Cuando finalmente dije, «¿Has tenido tiempo de ir donde Dios sobre eso?» «No.» Realmente no lo había hecho. Ella era tan rápida para llegar a cualquier otra persona. Yo pienso que es muy peligroso poner tanto bálsamo sobre la herida que no necesitemos ir donde Dios, como lo hizo Habacuc.

María: Sin embargo, sale tan natural el ser independiente. Tú no le enseñas a un niño a decir, «Yo lo puedo hacer por mí mismo». Tú le enseñas a compartir. Pienso que es parte de esto. Es una de las cosas, como Cathy ha dicho, que me gustó sobre este libro -es cuán real es Dios con Su Palabra. Él es tan práctico.

Las emociones son reales, y nosotras como mujeres sabemos eso. ¿Pero qué vamos hacer con esas emociones? Ahora bien, él tenía miedo. Estoy segura de que tenía preguntas. Habacuc tenía dudas. Él se preguntaba ¿cuánto tiempo y por qué? Las emociones son reales, pero no podemos enterrarlas, ni podemos negarlas, ignorarlas o medicarlas. Tenemos que aprender a correr hacia Dios.

Yo he visto esto una y otra vez. Él permite que esa presión nos llegue para recordarnos que lo necesitamos a Él porque tenemos la tendencia a ser tan autosuficientes. Yo puedo hacer esto por mí misma. Realmente pienso que es simplemente una actitud con la que nacemos. Estas cosas empiezan a ocurrir con tanta frecuencia en tu vida que empiezas a darte cuenta de que tú lo necesitas a Él.

Hubo una temporada en nuestra vida donde, por un periodo de ocho años, el mayor tiempo que pasamos sin una crisis importante fue de seis meses. Estoy hablando de muertes, hospitalizaciones, accidentes mayores, un hijo que casi muere, en tres ocasiones en esos seis meses. La temporada tranquila más extensa durante esos 8 años duró tan solo 6 meses.

Y aún así yo no cambiaría esos ocho años por nada en el mundo porque en medio de eso aprendí a correr hacia el Señor. Nuestra familia completa lo hizo. Cuando todo lo demás deja de funcionar, no ayuda, o no te satisface es cuando obtienes un vistazo de Dios. Son tiempos en los que necesitas respuestas reales. Necesitas un Dios real, y Él está ahí.

«JEHOVÁ preside en el diluvio, y se sienta Jehová como rey para siempre» (Salmo 29:10, RV). Ese es el versículo que el Señor me dio cuando me encontraba acompañando a mi hijo de 17 años que estaba irreconocible. Nadie sabía que ese era realmente él excepto su papa y yo; estaba tan mal herido. Simplemente me senté allí, y ese fue el versículo que el Señor me dio.

Ese fue el comienzo de ocho años corridos. Con un respiro de seis meses. Cosas grandes. Muchas muertes, cirugías, accidentes, pérdidas financieras. Y yo solo decía, ¿Cuánto tiempo Señor? Y ¿por qué? Él estaba ahí, y Él era suficiente.

Tenemos algunas experiencias como esas en la vida y puedes cantar al final como lo hizo Habacuc. Hay temporadas así. Digo, ese no es el único tiempo. Pero tienes una buena temporada de este tipo de cosas y comienzas a darte cuenta de que Dios es suficiente. A Él no le importa que le hagas esas preguntas honestas.

Antes de esa temporada, estábamos esperando en Dios en un momento que sentimos que Él nos había dirigido a adoptar a pesar de que nuestros primeros dos hijos tenían 13 y 15 años. Todo el mundo pensó que estábamos locos, pero realmente pensamos que Dios había dicho que había hijos específicos. No era que yo quería un bebé o que no teníamos un hijo o una hija, o que queríamos esto o aquello.

Estábamos esperando. Tomó 18 meses, mientras solamente toma 9 meses tener un bebé biológico. Fue una espera demasiado larga. Se mantenían cambiando a las trabajadoras sociales.

Bueno, una amiga mía que era muy valiente me llevó a almorzar un día. Yo me estaba quejando, como tú dijiste, quejas y quejas. Ella se inclinó hacia mí y me dijo, «María, tú no estás esperando por una trabajadora social, tú no estás esperando un hijo, no estás esperando que tu casa se venda, y no estás esperando el poder comprar una casa más grande» (porque vas a tener más niños). Ella dijo, «Estás esperando en el Señor».

Si estamos en un restaurante con un camarero, alguien lo llama. ¿Qué hace este camarero o la camarera? Ellos esperan a que tú les hagas una señal, que hagas un gesto con la cabeza, o los llames, y ellos y vienen hacia ti. Esa fue la ilustración que el Señor me dio en ese segundo, que yo tenía que esperar en el Señor como lo haría un sirviente. Él me haría un gesto con la cabeza, me haría una señal cuando Él quisiera que yo me fuera o que me quedara, o que fuera a la derecha o a la izquierda. Nunca me olvidaré de eso. Estamos esperando en el Señor. Eso fue lo que hizo Habacuc. Él esperó hasta que Dios le respondió.

Carmen: Esa es María Johnson. También escuchamos de Kim Wagner, y Holly Elliff. Y escuchamos de Kathy Helvey, quién partió con el Señor hace unos años.

Estas mujeres escucharon mientras Nancy Leigh DeMoss enseñó esta serie Habacuc: del temor a la feLa conversación de hoy muestra cómo luce esta enseñanza de manera práctica día a día.

Alguien nos escribió:

Siento como si Dios me hubiese hablado a través de cada una de ustedes. He comenzado a levantarme temprano para pasar tiempo con el Señor y he comprobado lo fácil que es comparado a orar a través del día. Cuando voy al Señor primero, las cosas no me molestan tanto. Gracias a todas y gracias por este estudio sobre Habacuc.

En Aviva Nuestros Corazones estamos comprometidos a enseñar la Palabra de Dios de manera precisa y enseñarles cómo vivirla de manera práctica. Si quieres contribuir para que estas enseñanzas continúen siendo posibles, puedes hacer una donación visitando AvivaNuestrosCorazones.com. O puedes llamar al 1-800-569-5959. Si llamas, no dejes de indicar que deseas que tu donación se aplique al ministerio de alcance hispano.

Generalmente esperamos que haya respuesta para todas las preguntas. Pero en ocasiones hay preguntas que no tienen respuesta y eso también puede ser bueno. Aprende por qué en el próximo programa. Una vez más, escucharemos de parte de un grupo de amigas y recordaremos la vida de Kathy Helvey.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se especifique otra fuente.

Permisos de publicación autorizados del Ministerio Aviva Nuestros Corazones para Alimentemos El Alma

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

Jul 30 – Respuestas reales de un Dios real

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Habacuc: del temor a la fe

Jul 30 – Respuestas reales de un Dios real

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/respuestas-reales-de-un-dios-real/

Annamarie Sauter: Revive 15 | Mujeres enseñando mujeres, Indianápolis Septiembre 25 y 26. ¿Quisieras estudiar la palabra de Dios más profunda y efectivamente para poder enseñarla a otras mujeres? Entonces este evento es para ti, contaremos con la presencia de Nancy Leigh DeMoss, Jen Wilkin y Lauren Chandler, dirigiendo la alabanza, acompáñanos no te lo pierdas.

Si estás interesada en enseñar o hablar a las mujeres uno de tus mayores recursos puede ser aprender de otros que han profundizado en preciosas verdades de la palabra de Dios., únete a Nancy Leigh Demos, Trillia Newbel, Andrea Griffin y Paula Hendricks para obtener sabiduría práctica en cómo comunicar más efectivamente la enseñanza de la palabra de Dios en tu entorno particular. Acompáñanos en Revive 15, mujeres enseñando mujeres, Indianápolis Septiembre 25 y 26 no te lo pierdas.

Carmen Espaillat: Kathy Helvey era una esposa y madre devota, involucrada en el ministerio de las familias. Ella partió con el Señor recientemente. Aquellos que estuvieron con ella en sus últimas semanas recuerdan la paz que controló su vida, aun cuando ella sufría los efectos de la leucemia. Kathy describe la fuente de esa paz.

Kathy Helvey: Hay un versículo en el Salmo 94 que dice, «Cuando mis inquietudes se multiplican dentro de mí, tus consuelos deleitan mi alma» (versículo 19). Para mí, la consolación es lo que Él dice, lo que Él promete.

Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh Demoss en la voz de Patricia de Saladín.

Muchas quizás ya han oído de nuestra amiga Kathy Helvey en múltiples ocasiones. Ella ha ofrecido consejos prácticos de cómo vivir la Palabra de Dios en las temporadas difíciles de la vida.

Ahora vamos a escuchar una grabación que Kathy realizó con un grupo de damas en el año 2007. Justamente, este grupo había escuchado a Nancy enseñar a través del libro de Habacuc. Y como parte de esta serie, escucharemos a Nancy hablar con Kim Wagner, Holly Elliff, María Johnson, y la fallecida Kathy Helvey.

Holly comenzará.

Holly Elliff: Antes que nada quiero decirles, que mientras leía el libro de Habacuc y durante este estudio de hoy, creo que, -comenzando en el capítulo 2 cuando comenzaste a hablar sobre Habacuc subiendo a la torre de vigilia para esperar en Dios- tuve esta visión sobre mí misma tratando de subir a la torre y de todas esas personitas agarrando mis tobillos y diciendo, «Mami, espera, espera, espera.» [Risas]

Tengo un montón de hijos. Literalmente, me senté ahí pensando, ¿Podré ser capaz de subirme a esa torre de vigilancia y decir, «me voy a sentar ahí hasta que Dios hable»? Entonces pensé, bueno, «Podría hacer eso a las 2:00 o a las 3:00 de la mañana. Habrá suficiente silencio». Era casi cómico mientras pensaba en mí misma tratando de ponerme en esa posición.

Nancy: En una posición de escuchar al Señor y de esperar en Él.

Holly: . . . diciendo me voy a sentar ahí hasta que Dios responda. Sé que Dios tiene la forma de hacer que yo haga eso, pero era un cuadro bastante cómico.

Nancy: Sí, como una mamá, ¿cómo encuentras tiempo a solas con el Señor? ¿Cómo logras permanecer en quietud y callada y dejas que Él te hable?

Holly: Para mí, literalmente es, algunas veces a las 2:00 o 3:00 de la mañana cuando finalmente todo está tranquilo y callado y yo sé que es bastante seguro que nadie se despertará por un tiempo. Ahí es cuando yo puedo buscarlo a Él. He encontrado que aun unos pocos minutos en medio de mi día hacen una enorme diferencia.

Nancy: Sé que es así y Kim, tú también tienes días muy ocupados. Justo conversábamos que estás ahora mismo en una etapa de tu vida donde tus días están muy llenos. ¿Cómo encuentras ese tiempo para escuchar al Señor?

Kim Wagner: Si yo tengo que tener ese tiempo con el Señor. El Señor me enseñó hace algunos años, que si yo no me encontraba con Él primero… que El es todo mi sustento. La única manera en que yo puedo funcionar es reuniéndome con Él en primer lugar. Yo sé Holly que para ti es tarde en la noche. Pero en mi caso yo me tengo que reunir con el Señor a primera hora de la mañana.

Holly: En realidad, el mío es más temprano en la mañana que el tuyo.

Kim: ¡Correcto! Pero les he dicho a mis amigas, «ustedes no querrán estar alrededor de mí hasta que yo me haya encontrado con el Señor y es porque yo sé que Él necesita tratar conmigo a primera hora de la mañana».

En realidad, ese es el tiempo más dulce para mi del día; el poder venir a Él, derramar mi corazón y simplemente buscarlo, preguntarle, Señor ¿Con cuáles áreas de mi corazón Tú necesitas tratar? ¿Cómo necesito rendirme a Ti? Entonces intercedo por otras personas que Él trae a mi corazón y a mi mente mientras lo busco a Él, antes de pasar a tener un tiempo en Su Palabra.

Yo soy esposa de pastor, y probablemente durante los primeros diez años como esposa de pastor, mi tiempo de quietud con el Señor era probablemente muy similar al de la mayoría de los cristianos. Yo apartaba ese tiempo un día sí y otro no. Recuerdo haber encontrado un diario mío, durante una de nuestras mudanzas de un pastorado a otro.

Un día revisando las cajas de la mudanza, saqué uno de mis diarios espirituales. Recuerdo haberlo hojeado y haber dicho, «wao, esto es bueno. Mira como el Señor se encontró conmigo aquí el 24 de octubre. Esta es una buena palabra. Esto está interesante». Y me voy al próximo día: 25 de octubre, y luego paso la página y veo que la siguiente es el 24 de noviembre. Pero ¿Qué pasó entre el 25 de octubre y el 24 de noviembre?

El Señor realmente usó eso para redargüirme de que faltaban algunos días. Hojeando el diario pude darme cuenta de que mis tiempos de reunión con el Señor eran muy esporádicos. Entonces comencé a preguntarme, «Padre, ¿qué habrás querido hablar conmigo en aquellos días cuando yo no me detuve a encontrarme contigo? ¿Qué me perdí, que hubieras querido enseñarme Señor?»

Pero eso no fue suficiente para que yo tuviera convicción de pecado, me tomó un año más. Estábamos entonces viviendo en Indiana y yo viajé a Indianápolis para ministrar a alguien en el hospital. Mientras yo manejaba alegremente camino a ministrar en el nombre de Dios, el Espíritu Santo de manera tan fiel me habló y me dijo, «Kim, tú vas a ministrar a alguien, pero no tuviste un tiempo a sola conmigo, no te reuniste conmigo esta mañana. Tú no buscaste Mi rostro primero».

Yo, en mi manera arrogante, orgullosa, frívola dije, «Dios yo me estoy encontrando contigo ahora. Estoy escuchando a Adrian Rogers ahora mismo en el radio». Dios, clara y fielmente me habló y me dijo, «No, tú no buscaste Mi rostro esta mañana. No te encontraste conmigo esta mañana».

Y es que hay tantas cosas en nuestras vidas, que hacen que esta se vuelva tan agitada, con los hijos, con responsabilidades, con personas que necesitan ser ministradas alrededor nuestro, así que podemos dejar que todas esas cosas desplacen las cosas más importantes. Y yo estoy tan agradecida por Lucas 10, por el ejemplo de María, alrededor de ella había muchas actividades ocurriendo.

Marta estaba haciendo muchas cosas buenas, muchas cosas que eran necesarias. Aquellos hombres necesitaban comer, pero María estaba haciendo lo más importante. Para mí -no estoy diciendo que es lo mismo para todo el mundo- pero para mí, Dios me ha mostrado que debo hacer esto a primera hora del día.

María Johnson: Bueno mira para mí es un poco diferente, porque la vida no siempre es tan ordenada cuando estás despierta toda la noche con un niño enfermo y todo lo demás. Yo amo las mañanas. Es mi tiempo favorito, el tiempo antes de la salida del sol. Simplemente salir con una taza de café, hasta envuelta en una frazada. Ahí están las estrellas, y estás tú y está el Señor. Ese es mi momento favorito.

Pero con cuatro hijos y seis nietos y el itinerario de trabajo de mi esposo, no siempre puedo hacer eso -levantarme a las 5 en punto o 4:30 o 6 a.m.- no cuando has estado despierta dos o tres horas con un hijo o un nieto enfermo o algo por el estilo.

Así que lo que el Señor comenzó a enseñarme del versículo 11 del Salmo 16 fue que yo era muy consistente con ese tiempo de quietud en la mañana, y comencé a enorgullecerme de ello. «En Su presencia hay plenitud de gozo». Él comenzó a mostrarme que yo tenía que vivir cada momento en Su presencia. Cada momento.

Así que ya sea con un hijo enfermo o ayudando a mis hijos casados con sus hijos o a un vecino o en la iglesia, cualquier cosa que haga, cualquiera que sea la necesidad, es en ese momento que nos debemos dar cuenta de que Dios está ahí, y que Él ha hecho provisión para Su gloria en cualquiera que sea la circunstancia.

Esto no quiere decir que el tiempo con el Señor en Su Palabra no sea importante, es aún más que eso. ¿A dónde podremos huir de Su presencia? A ningún lugar.

Recuerdo estar transportándome en un subterráneo en Boston y decirle a mi prima, «Mira toda esa gente, de todas esas nacionalidades. No puedo soportar el pensar que van a morir y a quemarse en el infierno». Es simplemente darnos cuenta de que Su presencia está en todos lados y que en Su presencia hay plenitud de gozo.

Mi lugar favorito, por supuesto, es delante de Él en Su Palabra en la quietud de la soledad. Pero Él desea que lo veamos en todo lugar, y en todo lugar que Él ha hecho provisión para Su gloria, ya sea señalando a las personas perdidas o indefensas o ministrando o sencillamente pasando un buen rato, quizás haciendo dibujos con tiza en la acera con los niños. En todo lugar Dios ha hecho provisión para Su gloria. Tenemos que recordar eso y recordar que siempre estamos en Su presencia. Siempre. Siempre.

Muy temprano en la vida a mi me enseñaron sobre ese tiempo de quietud. Vaya que lo hice. Dime que hacer, y seguiré esos tres pasos. Hay cierto orgullo en eso. Entonces Dios dijo, «No, es más que eso. Siempre estoy ahí, y he hecho provisión para Mi gloria dondequiera que te he colocado.»

Haciendo rompecabezas con los niños más pequeños, enseñando a las mujeres. No importa. Dios está ahí. Y nuestro propósito de estar allí…mi propósito es glorificarlo a Él.

Kathy Helvey: Nancy, tú mencionaste algo sobre la Palabra de Dios … estaba revisando mis notas aquí y no puedo encontrarlo. Si fuéramos realmente a creer la palabra y a vivirla, entonces nuestras vidas serían verdaderamente transformadas. Todo sería tan diferente. Pienso en ese pasaje de las Escrituras en Romanos donde dice, «Transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento» (Romanos 12:2, RV).

Ya que estamos hablando de tiempos de quietud y tiempo con el Señor, he notado que a medida que voy entrando en años, he tenido que caminar para ejercitarme para mantener el peso adecuado. Algo que me motiva a salir cada día a caminar es algo que comencé a hacer unos años atrás y es memorizar los Salmos porque es muy similar a la poesía. Fluye.

Así que comencé memorizando salmos diferentes. Me motivaba a mí misma a caminar llevando conmigo mis pequeñas tarjetas tamaño 3 x 5. Entonces sencillamente yo las citaba y las repetía una y otra vez. Mientras comenzaba a caminar, recordaba ese pequeño corito que dice, «Y Él camina conmigo y Él me habla». Eso fue lo que comenzó a suceder.

Comencé a tener los mejores tiempos de quietud con el Señor, y aún los tengo, cuando estoy caminando sola. Soy muy egoísta con estas caminatas. La gente me ha dicho ‘déjame caminar contigo’. Le he dicho que no. Sencillamente necesito hacerlo sola. No podría encajar este tiempo en otro momento de mi agenda.

Nancy: Diles que ya tienes un compañero de caminata.

María: Eso es correcto, y yo lo amo. Así que mientras caminamos y mientras Él me habla, me lleno de gozo. Yo creo que C.S. Lewis escribió un libro, «Sorprendido por el gozo», y eso fue lo que me pasó un día en nuestras caminatas.

Le estaba hablando a Dios sobre cierta situación y entonces comencé a citar un Salmo en una de esas pequeñas tarjetas. Al final comencé a orar esas mismas palabras a Dios. Antes eran meras memorizaciones, pero se transformaron en una parte de quién yo era, de la situación que atravesaba, de lo que yo quería decirle al Señor, y de lo que Él quería decir a mí.

De manera que muchos de los cambios en la vida han llegado a mí a través de memorizar la Palabra de Dios. Cuando era muy pequeña me dijeron -durante las vacaciones, en la escuela bíblica-cuán importante era memorizar la Palabra de Dios, pero yo no tenía idea. Ahora yo tengo muchas tarjetas pequeñas y simplemente camino y hablo. La Palabra de Dios se convierte en una oración de retorno a Él, y es muy emocionante.

Nancy: He encontrado que eso me ha pasado a mi misma aun en este estudio del libro de Habacuc. Mientras he meditado en el libro y lo he estudiado, he terminado memorizándolo. Ese último versículo, «DIOS, el Señor, es mi fortaleza; Él ha hecho mis pies como de ciervas, y por las alturas me hace caminar» (Habacuc 3:19).

Me encontré a mí misma necesitando tanto la fortaleza del Señor, y he obtenido fortaleza a través de las Escrituras que están ahora en mi corazón y diciendo por fe, «Dios el Señor es mi fortaleza. Señor, Tú eres mi fortaleza. Tú me haces sentir como las ciervas. Me haces caminar por las alturas».

El preparar estas sesiones de grabación – todo esto es un alto llamado para mí; es difícil. Me consume más energía de la que tengo a mi disposición. Requiere más sabiduría de la que poseo. Por eso las Escrituras se vuelven muy personales; de manera que no es solamente Habacuc que dice eso. No es sólo un conocimiento intelectual para mí. Se convierte en parte de mi propio caminar con el Señor.

Kathy: Pregunto a las personas sobre su tiempo de quietud -muchas veces la mayor parte de las mujeres con las que hablo tienen diversos problemas, y les digo: «Y entonces, ¿Cómo es tu tiempo de quietud?» Y ellas me responden, «Bueno, yo oro todo el tiempo». Entonces mi próxima pregunta es, «Bueno, eso es tremendo, pero ¿Cuándo escuchas?»

De eso estás hablando. Con tus pequeñas tarjetas- no solamente estás hablando con el Señor. Estás escuchando porque Él te está hablando a ti a través de Su Palabra. De esa manera es que Él nos habla y nos dirige, nos corrige, a través de Su Palabra, así que esa es una buena manera de hacer las dos cosas a la vez.

Kathy: Hay un versículo en el Salmo 94 y dice, «Cuando mis inquietudes se multiplican dentro de mí.» Otra versión dice, «En la multitud de mis pensamientos dentro de mí…» (Salmo 94:19,).

Nancy: ¡Todas conocemos ese versículo!

Kathy: Entonces la segunda parte es, «Tus consuelos deleitan mi alma». Consolación, para mí, es lo que Él dice, lo que Él promete. Si no sé lo que Él me está diciendo, entonces cuando mis pensamientos ansiosos toman control y se multiplican y los miedos y las tensiones de la vida llegan y los demonios de la oscuridad vienen en medio de la noche, despertándome, siento miedo. Si no conozco la Palabra de Dios, si no la he escondido en mi corazón a través de memorizarla, entonces estoy perdida.

Kim: Es porque no hay nada para contrarrestar esas mentiras. No tienes entonces la verdad escondida en tu corazón…

Kathy: Puede tomar control de mi vida… y no podría transformar mi vida.. No podría confiar. No sólo debemos leer la Palabra de Dios, sino memorizarla.

Kim: Meditar en ella.

Kathy: Si la memorizamos, yo pienso que la promesa de Dios es, que retornará a nosotros.

Holly: Yo estoy de acuerdo, Kathy. Muchas de las mujeres con las que hablo ni siquiera han tomado sus Biblias y no entienden por qué no están obteniendo lo que necesitan del Señor. Ellas dicen «Dios no está escuchándome».

Pensé en la determinación de Habacuc. Creo que fue sumamente honesto con Dios. Le dijo cuáles eran sus inquietudes. Pero luego estaba determinado a ponerse en un lugar donde él pudiera escuchar a Dios.

Creo que si no somos cuidadosas, echamos toda la culpa a Dios, sin aceptar la responsabilidad, estando la Palabra de Dios tan disponible.. Perdóname, pero siento que todo el mundo puede encontrar un tiempo en algún lugar para llegar a Dios.

Yo sé que hay momentos de crisis donde es sencillamente increíblemente difícil, pero a menos que estés en el lecho de muerte de un ser querido, o en una estadía en un hospital, o en algún momento de crisis, en la mayoría de nuestras vidas hay tiempo disponible.

Nancy: En realidad, es en esos momentos de crisis que muchas personas sí buscan a Dios.

Holly: Bueno, entonces es que recuerdas que Él está ahí.

Nancy: Es así.

Holly: Pero estamos tan poco preparadas para cuando esas cosas lleguen, porque en medio de nuestras vidas diarias, se nos olvida. No es que nos olvidemos. Sabemos. Nosotras simplemente no estamos lo suficientemente desesperadas para escuchar lo que Dios tiene que decirnos, esto significa, como mencionaba Nancy, que simplemente dependemos de nosotras mismas, y lo que tenemos es lo que tenemos apartadas de Él. Eso es tan aterrador para mí.

Kathy: Somos tan orientadas hacia los sentimientos, especialmente como mujeres. Lo que me llamó la atención durante toda esta sesión fue que Nancy decía una y otra vez que se trataba de una elección. Alguien una vez escribió un libro, «La fe no es un sentimiento». Pensé, muy bien, la fe no es un sentimiento.

Algunas veces estamos tan consumidas con nuestros sentimientos debido al dolor, o con lo que sea, lo que sea que esté ocurriendo en nuestras vidas, que prefiero pensar en ello ahora como una elección contraria. Tengo que elegir contrario a todo lo que soy cuando me encuentro en esa situación. Eso es difícil de hacer a menos que yo haya invertido mientras todo iba bien… Si estoy caminando cerca del Señor.

Querido Habacuc, te amo. [Risa] Porque me senté allí pensando, ese es precisamente el interrogante de Habacuc. Esto es lo que es. Él está desconcertado, está confundido. Está furioso. No entiende nada. Él siente que ha sido abandonado, rechazado. ¿Dónde estás Tú, Dios?

Todos hemos estado ahí. Quiero seguir a ese hombre. Quiero ser un Habacuc y moverme, desde mis interrogantes, hacia donde terminamos en este libro – hacia la fe.

Holly: Yo me pregunto, cuando hablas con otras mujeres, ¿por qué es que no las ves haciendo esto? ¿Por qué no hacen las mujeres esta elección?

Hablé con una joven un par de semanas atrás. En el transcurso de la conversación quizás mencionó unas diez mujeres con las que ella ya había compartido lo que estaba ocurriendo en su vida. Cuando finalmente dije, «¿Has tenido tiempo de ir donde Dios sobre eso?» «No.» Realmente no lo había hecho. Ella era tan rápida para llegar a cualquier otra persona. Yo pienso que es muy peligroso poner tanto bálsamo sobre la herida que no necesitemos ir donde Dios, como lo hizo Habacuc.

María: Sin embargo, sale tan natural el ser independiente. Tú no le enseñas a un niño a decir, «Yo lo puedo hacer por mí mismo». Tú le enseñas a compartir. Pienso que es parte de esto. Es una de las cosas, como Cathy ha dicho, que me gustó sobre este libro -es cuán real es Dios con Su Palabra. Él es tan práctico.

Las emociones son reales, y nosotras como mujeres sabemos eso. ¿Pero qué vamos hacer con esas emociones? Ahora bien, él tenía miedo. Estoy segura de que tenía preguntas. Habacuc tenía dudas. Él se preguntaba ¿cuánto tiempo y por qué? Las emociones son reales, pero no podemos enterrarlas, ni podemos negarlas, ignorarlas o medicarlas. Tenemos que aprender a correr hacia Dios.

Yo he visto esto una y otra vez. Él permite que esa presión nos llegue para recordarnos que lo necesitamos a Él porque tenemos la tendencia a ser tan autosuficientes. Yo puedo hacer esto por mí misma. Realmente pienso que es simplemente una actitud con la que nacemos. Estas cosas empiezan a ocurrir con tanta frecuencia en tu vida que empiezas a darte cuenta de que tú lo necesitas a Él.

Hubo una temporada en nuestra vida donde, por un periodo de ocho años, el mayor tiempo que pasamos sin una crisis importante fue de seis meses. Estoy hablando de muertes, hospitalizaciones, accidentes mayores, un hijo que casi muere, en tres ocasiones en esos seis meses. La temporada tranquila más extensa durante esos 8 años duró tan solo 6 meses.

Y aún así yo no cambiaría esos ocho años por nada en el mundo porque en medio de eso aprendí a correr hacia el Señor. Nuestra familia completa lo hizo. Cuando todo lo demás deja de funcionar, no ayuda, o no te satisface es cuando obtienes un vistazo de Dios. Son tiempos en los que necesitas respuestas reales. Necesitas un Dios real, y Él está ahí.

«JEHOVÁ preside en el diluvio, y se sienta Jehová como rey para siempre» (Salmo 29:10, RV). Ese es el versículo que el Señor me dio cuando me encontraba acompañando a mi hijo de 17 años que estaba irreconocible. Nadie sabía que ese era realmente él excepto su papa y yo; estaba tan mal herido. Simplemente me senté allí, y ese fue el versículo que el Señor me dio.

Ese fue el comienzo de ocho años corridos. Con un respiro de seis meses. Cosas grandes. Muchas muertes, cirugías, accidentes, pérdidas financieras. Y yo solo decía, ¿Cuánto tiempo Señor? Y ¿por qué? Él estaba ahí, y Él era suficiente.

Tenemos algunas experiencias como esas en la vida y puedes cantar al final como lo hizo Habacuc. Hay temporadas así. Digo, ese no es el único tiempo. Pero tienes una buena temporada de este tipo de cosas y comienzas a darte cuenta de que Dios es suficiente. A Él no le importa que le hagas esas preguntas honestas.

Antes de esa temporada, estábamos esperando en Dios en un momento que sentimos que Él nos había dirigido a adoptar a pesar de que nuestros primeros dos hijos tenían 13 y 15 años. Todo el mundo pensó que estábamos locos, pero realmente pensamos que Dios había dicho que había hijos específicos. No era que yo quería un bebé o que no teníamos un hijo o una hija, o que queríamos esto o aquello.

Estábamos esperando. Tomó 18 meses, mientras solamente toma 9 meses tener un bebé biológico. Fue una espera demasiado larga. Se mantenían cambiando a las trabajadoras sociales.

Bueno, una amiga mía que era muy valiente me llevó a almorzar un día. Yo me estaba quejando, como tú dijiste, quejas y quejas. Ella se inclinó hacia mí y me dijo, «María, tú no estás esperando por una trabajadora social, tú no estás esperando un hijo, no estás esperando que tu casa se venda, y no estás esperando el poder comprar una casa más grande» (porque vas a tener más niños). Ella dijo, «Estás esperando en el Señor».

Si estamos en un restaurante con un camarero, alguien lo llama. ¿Qué hace este camarero o la camarera? Ellos esperan a que tú les hagas una señal, que hagas un gesto con la cabeza, o los llames, y ellos y vienen hacia ti. Esa fue la ilustración que el Señor me dio en ese segundo, que yo tenía que esperar en el Señor como lo haría un sirviente. Él me haría un gesto con la cabeza, me haría una señal cuando Él quisiera que yo me fuera o que me quedara, o que fuera a la derecha o a la izquierda. Nunca me olvidaré de eso. Estamos esperando en el Señor. Eso fue lo que hizo Habacuc. Él esperó hasta que Dios le respondió.

Carmen: Esa es María Johnson. También escuchamos de Kim Wagner, y Holly Elliff. Y escuchamos de Kathy Helvey, quién partió con el Señor hace unos años.

Estas mujeres escucharon mientras Nancy Leigh DeMoss enseñó esta serie Habacuc: del temor a la feLa conversación de hoy muestra cómo luce esta enseñanza de manera práctica día a día.

Alguien nos escribió:

Siento como si Dios me hubiese hablado a través de cada una de ustedes. He comenzado a levantarme temprano para pasar tiempo con el Señor y he comprobado lo fácil que es comparado a orar a través del día. Cuando voy al Señor primero, las cosas no me molestan tanto. Gracias a todas y gracias por este estudio sobre Habacuc.

En Aviva Nuestros Corazones estamos comprometidos a enseñar la Palabra de Dios de manera precisa y enseñarles cómo vivirla de manera práctica. Si quieres contribuir para que estas enseñanzas continúen siendo posibles, puedes hacer una donación visitando AvivaNuestrosCorazones.com. O puedes llamar al 1-800-569-5959. Si llamas, no dejes de indicar que deseas que tu donación se aplique al ministerio de alcance hispano.

Generalmente esperamos que haya respuesta para todas las preguntas. Pero en ocasiones hay preguntas que no tienen respuesta y eso también puede ser bueno. Aprende por qué en el próximo programa. Una vez más, escucharemos de parte de un grupo de amigas y recordaremos la vida de Kathy Helvey.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se especifique otra fuente.

Permisos de publicación autorizados del Ministerio Aviva Nuestros Corazones para Alimentemos El Alma

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Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

Jul 29 – Canta conmigo

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Habacuc: del temor a la fe

Jul 29 – Canta conmigo

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/canta-conmigo/

Carmen Espaillat: Nancy Leigh DeMoss dice que tú tienes cosas asombrosas por las cuales cantar.

Nancy Leigh DeMoss: El testimonio de la fidelidad de Dios en tu vida necesita ser compartido con los demás. En ese sentido, le estás poniendo música para que otros puedan escuchar la melodía y cantarla, y puedan ser bendecidos por ella.

«Engrandeced al Señor conmigo,» dijo David, «y exaltemos a una su nombre. Busqué al Señor, y Él me respondió, y me libró de todos mis temores» (Salmo 34:3-4).

David dijo, «Yo he estado ahí. He estado desesperado. He estado en las profundidades de la desesperación, pero Dios me ha librado. Él me rescató. Él se ha revelado a sí mismo. Me regocijo en el Señor, y ahora quiero que lo exaltes conmigo».

Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Durante las últimas semanas, Nancy nos ha llevado a través de un fascinante estudio de Habacuc. Si te has perdido alguno de estos programas, puedes escucharlos visitando AvivaNuestrosCorazones.com.

Mañana escucharemos de algunas de nuestras oyentes sobre formas prácticas de aplicar el mensaje de este libro. Sin embargo, hoy descubriremos por qué este profeta prorrumpió en una canción.

Nancy: Bueno, hemos atravesado un buen trecho con Habacuc.

Recientemente me estaban haciendo una entrevista en la radio. En ese momento estaba estudiando este libro, y me preparaba para enseñarlo. El hombre que me estaba haciendo la entrevista sabía que yo estaba estudiando el libro de Habacuc y que había estado estudiándolo por un largo tiempo. Él me dijo, «Cuando lleguemos al cielo, ¿me podrías presentar a Habacuc? Creo que seguramente lo conocerás en cuanto lo veas».

La Escritura nos dice muy poco acerca de este hombre, de qué tipo de familia venía, donde vivía, o cosas por el estilo. Pero creo que hemos echado un buen vistazo a su corazón al estudiar este libro juntas durante las últimas semanas. Hemos estado en un peregrinaje, en una jornada con Habacuc.

Hemos visto como va de batallar a observar y a adorar. Hemos visto el libro y de un diálogo que tuvo Habacuc con Dios en el capítulo 1 a un canto fúnebre en el capítulo 2, y a él pronunciar ayes y juicio sobre los babilonios.

Sin embargo, el capítulo 3 se ha convertido en una doxología. Él comenzó en los lugares bajos de desaliento en el capítulo 1. En el capítulo 2 se fue a un puesto de guardia, su atalaya, y dijo, «Velaré para ver lo que Él me dice».

En ese lugar Dios lo impulsó hacia arriba, allí fue donde lo vimos en la última sesión. Él dijo, «Él ha hecho mis pies como los de las ciervas, y por alturas me hace caminar» (3:19).

Aquí está un hombre que es constante a través de la adversidad, a través de la decepción, a través de tantas preguntas sin respuesta. No es como si todo fuera feliz para siempre -no todavía. Todavía está frente a la inminente invasión de los babilonios.

Los judíos todavía son apóstatas. Ellos todavía necesitan un avivamiento. Nada ha cambiado en sus circunstancias. Pero todo ha cambiado en su perspectiva acerca de su situación porque él ha recibido una nueva visión de quién es Dios. Y eso es lo que tú necesitas en tus circunstancias, en tu dificultad – una nueva visión de Dios.

Aquí está un hombre que ha peleado con Dios. Él ha luchado con Dios. Habacuc significa «uno que lucha».

Pero también significa «el que abraza». Él ha ido de luchar con Dios, cuando no entendía el plan de Dios ni sus propósitos, hasta abrazar a Dios, aferrándose fuertemente a Él, por la fe, a Dios.

¡La fe! Dijimos que esto era el corazón de este libro. «El justo por la fe vivirá» (2:4), la fe en Cristo que te ama y dio Su vida por ti. Así que, hemos sido desafiadas a vivir nuestras vidas por fe.

Ahora, al llegar a la última frase del libro de Habacuc, solo déjame regresar y leer el último párrafo de nuevo para entender el contexto. Habacuc se da cuenta de que viene destrucción y devastación. Él tiembla al pensar cómo va a ser ese día y lo que la gente va a tener que soportar- lo que él va a tener que soportar.

Pero a pesar de esa sensación de estremecimiento, él dice en Habacuc capítulo 3 en los versículos 17-18:

«Aunque la higuera no eche brotes, ni haya fruto en las viñas; aunque falte el producto del olivo, y los campos no produzcan alimento; aunque falten las ovejas del aprisco y no haya vacas en los establos, con todo yo me alegraré en el Señor, me regocijaré en el Dios de mi salvación. El Señor Dios es mi fortaleza; Él ha hecho mis pies como los de las ciervas, y por las alturas me hace caminar.»

Aquí vemos lo que un comentarista llamó el «pináculo de alabanza» en este libro. Él dice que «es el destino, en la cima de la montaña, de una jornada que comenzó en el valle de la angustia».1

Quiero recordarte que esta jornada no es solo para Habacuc. Es una jornada que Dios quiere que yo experimente, es una jornada que Dios quiere que tú experimentes. Podemos comenzar en el valle de la angustia, Dios puede llevar nuestros corazones hacia arriba y hacia adelante a una tierra más alta, viviendo por fe en medio de este mundo caído y desesperado.

Luego tenemos una frase al final en el libro, y al leerlo una primera vez uno se pregunta por qué está esto aquí. Asumiendo que Dios lo puso ahí por una buena razón, uno se pregunta, «¿Es realmente importante?»

Pienso que muchas de nosotras seriamos tentadas a obviar esta frase, pero creo que es hermosa y digna de que le dediquemos toda una sesión.

La frase final – después que ha cantado esta canción, después que él ha hecho esta oración; luego que ha leído este Salmo – él dice, «Para el director del coro, con mis instrumentos de cuerda» (3:19). «Para el director del coro, con mis instrumentos de cuerda».

Es como si Habacuc, después de haber pasado esta increíble jornada -yendo de luchar con Dios hasta abrazar a Dios- su desesperación se convirtió en un canto de alabanza, su temor se convirtió en fe, él lo escribe o lo ora, y luego se da vuelta y entrega las letras de esta canción al líder del coro, al líder de alabanza, al líder de adoración, y le dice, «Aquí está Ponle música a esto. Y que sea acompañado, y quiero ser parte del acompañamiento».

«Para el director del coro, con mis instrumentos de cuerda». ¿Te das cuenta? Él comenzó con una queja en Habacuc capítulo 1: «¿Por qué Señor? ¿Hasta cuándo?»

Si estuviste con nosotras en la primera parte de la serie, recordarás que él estaba gimiendo. «No tiene sentido». Él estaba luchando con cosas demasiado grandes para que cualquiera de nosotras las entienda.

Lo que comenzó como una queja terminó como un cántico. Como una canción. Por cierto, no es la única vez que esto sucede en las Escrituras. Hay muchos ejemplos en los Salmos, pero uno que viene a mi mente es el Salmo 13.

Escucha cómo este salmo comienza, y luego escucha cómo termina. Comienza de la misma forma como comenzó el libro de Habacuc.

«¿Hasta cuándo, oh Señor? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro?» Luego el Salmista describe las circunstancias que él está confrontando que lo hacen clamar en desesperación. «Señor, ¿hasta cuándo seguirá esto?»

Pero luego llegamos al versículo 5 del Salmo 13: «Mas yo en tu misericordia he confiado.» ¿Cuál es el punto del giro? Es la fe, ¿no es cierto? la que te lleva de la desesperación, la queja, el llanto a un himno de alabanza.

Es la fe. «Mas yo en tu misericordia he confiado». Esto se parece mucho a Habacuc. «Mi corazón se regocija en Tu salvación». El Salmista dice esto antes de ver el resultado, antes de que pudiera ver la salvación del Señor.

«Mi corazón se regocijará en tu salvación,» y luego el versículo 6, «Cantaré al Señor, porque me ha colmado de bienes».

Ahora, seis versículos antes este hombre estaba diciendo, «¿Hasta cuándo oh Señor?» No puedo soportar esto. No puedo seguir adelante. Su auto-compasión, su lloriqueo, sus quejas se convirtieron en un festival de alabanzas.

¿Qué hizo la diferencia? «En tu misericordia he confiado». Una decisión. «Mi corazón se regocijará en Tu salvación,» y por lo tanto «cantaré al Señor».

Así que a Habacuc, después de haber pasado por este proceso…le tomó un poco más de seis versículos, pero ha caminado a través de este peregrinaje. Me alegro de que tengamos a Habacuc en la Biblia ya que da esperanza a las personas como yo, que nos tomamos más de seis versículos para ir de quejarnos a adorar.

Yo miro a Habacuc y digo, «Le tomó tres capítulos enteros, ¡y quien sabe que tan largo fue ese proceso! Sin embargo, llegó hasta allí. Él llegó a la meta».

Así que dice, «pongámosle música a esto». Pienso que hay unas cuantas razones por las cuales él quería ponerle música.

En primer lugar, él quería recordarlo. No te parece que cuando hay una melodía o una rima o algo que tú… Aun los niños pequeños aprendiéndose el abecedario, cuando se lo aprenden con una canción, con música, les ayuda a recordarlo, ¿no es cierto?

Creo que él quería poder recordar siempre lo que había aprendido, lo que había visto, lo que Dios le había mostrado. «Mi fuerza está en el Señor. Calladamente esperaré a que llegue el día del Señor, el día en que Dios cumpla Sus promesas».

Él quería recordar lo que había visto de la majestad, el poder, la gloria, la maravilla, el plan y los propósitos de Dios. Así que él dijo, «si tiene música, podré recordarlo con mayor facilidad».

Pienso que quería recordarlo, pero pienso que también él quería reproducirlo en otros. Él quería que los demás fueran capaces de recordar este mensaje. Él quería que los demás se beneficiaran de este peregrinaje en la cual él había estado. Él quería asegurarse de que no se les olvidara.

Los hijos de Israel estaban en un lugar muy bajo en su historia en este punto, y creo que él quería que se escribiera como un cántico para que ellos lo entonaran. Hoy, unos 2,600 años más tarde, estamos siendo bendecidas, desafiadas y alentadas en nuestra fe, porque Habacuc dijo «Denle esto al director del coro y que lo escriba como un canto».

Hay un poder increíble en el mensaje de una vida, algo con lo que has luchado y has experimentado en tu propio caminar con Dios. Yo creo que es la voluntad Dios que cuando conocemos Sus caminos, cuando aprendemos Su verdad, creo que primero Él quiere que cantemos la canción, que la vivamos nosotras mismas; no solo que se la contemos a otros, sino que la experimentemos nosotras mismas.

Así que primero es una canción que necesitamos cantar. No podemos estar diciéndole a los demás…Yo no puedo estar diciendo en la radio 260 veces al año que confíes en el Señor y que te regocijes en todas tus circunstancias, si yo misma no canto eso en mi vida.

Él quiere que tengamos nuestro propio mensaje de vida, que hagamos nuestro ese cántico. Y luego, cuando Él ya ha puesto un canto en nuestro corazón, que entonces le pongamos música para que otros lo puedan cantar.

No estoy hablando literalmente aquí. Quizás no seas una escritora de himnos o una escritora de canciones. Desde luego que yo no lo soy. Sin embargo, tu propio testimonio de la fidelidad de Dios en tu vida necesita ser compartido con los demás. En ese sentido le estás poniendo música para que otros puedan escuchar la canción y la canten, y puedan ser bendecidos por ella.

«Engrandeced al Señor conmigo, y exaltemos a una su nombre. Busqué al Señor, y Él me respondió, y me libró de todos mis temores». (Salmo 34:3-4)

David dijo, «Yo he estado ahí. He estado desesperado. He estado en las profundidades de la desesperación, pero Dios me ha librado. Me rescató. Él se ha mostrado a mí. Me regocijo en el Señor, y ahora quiero que lo exaltes conmigo».

Le ponemos música a nuestro mensaje de vida, a nuestro testimonio, para que otros lo puedan cantar. Y quiero decirte, que esto no es solo para unos cuantos, aunque tu esfera de influencia sea pequeña. Los que están escuchando y cantando tu cántico puede que estén en las cuatro paredes de tu propia casa o en tu pequeña iglesia o en tu pequeño grupo de estudio Bíblico o en tu pequeño grupo de amigas.

Pero, ¿sabes qué? Mientras tú cantas el canto de la fidelidad de Dios y de Su gracia, y mientras los que están a tu alrededor se aprenden el coro y el estribillo y comienzan a cantar, ¿sabes qué pasa? Se propaga.

Y un día, esta es la meta: un día toda la tierra temerá ante la presencia del Señor y cantarán, «Grande es Tu fidelidad, Oh Señor». Toda la tierra cantará. Toda la tierra.

Tú dirás, «Bueno, yo estoy cantando mi pequeña parte. Pero nadie a mi alrededor está cantando este canto». Tú sigue adelante y de todas formas cántalo. Canta de la fidelidad de Dios. De nuevo, no estoy hablando de forma literal aquí, aunque no es una mala idea tampoco.

Estoy hablando de vivir tu mensaje de vida, tu mensaje de fe en la fidelidad de Dios, para que luego puedas ver como los demás a tu alrededor empiezan a contagiarse. Estoy pensando en una mujer específicamente que yo sé que hace muchos años no tenía un matrimonio que glorificaba a Dios.

Ella no estaba viviendo para la gloria de Dios como mujer. Ella vivía para su propia felicidad. Vivía para su propio placer. Y no estaba siendo el tipo de esposa que su esposo necesitaba, y él no estaba siendo el tipo de esposo que ella necesitaba.

Pero Dios, durante estos últimos años, puso un cántico en el corazón de esta mujer, un canto de fe, de obediencia, de sumisión al Señor y de vivir para Su gloria. ¿Sabes qué? Su esposo ha comenzado a cantar ese canto.

Ahora como pareja y como familia, lo están cantando en Su iglesia, la promesa de que Dios es fiel. Ellos son un testimonio de ello, y Dios está usando esta mujer para tocar, para alcanzar y bendecir las vidas de muchas otras mujeres con su historia de la fidelidad de Dios. Otros se han dando cuenta, y sigue y sigue y sigue hasta el día cuando todo el mundo cante para la gloria de Dios.

Así que cuando estés preocupada, canta. Cuando no sepas que hacer, canta. Yo hago esto, literalmente, gran parte del tiempo. No soy cantante. Si me has escuchado cantar te habrás dado cuenta; pero yo le canto al Señor.

Hay algo poderoso al cantar… literalmente: cantar. ¿Por qué Dios nos dice tantas veces que lo hagamos? Porque expresa fe. Yo comencé mi día esta mañana cantando un cántico al Señor del Salmo 18, con mi pequeño salterio que he estado usando, cantándole al Señor de Su fuerza, de Su grandeza, de Su bondad.

Pero no quiero solo cantar de forma literal. Quiero vivir una vida que sea una canción. «Para el director de coro, con mis instrumentos de cuerda,» dice Habacuc. Ponle música y que sea cantado para que las vidas de los demás puedan ser bendecidas, y para que los demás crean y reflejen la gloria de Dios.

La mayoría de ustedes probablemente ha oído esta historia, pero creo que vale la pena repetirla. Horacio Spafford fue un exitoso abogado y hombre de negocios en la ciudad de Chicago a mediados de los 1800s. Él y su esposa, Anna, eran íntimos amigos y contribuyentes importantes del evangelista D.L. Moody.

En 1870 el único hijo de los Spafford murió de fiebre escarlata a la edad de cuatro años. Un año más tarde, todas las propiedades inmobiliarias de los Spaffords, ubicadas a orillas del lago (si alguna vez has estado allí, sabrás que es una propiedad muy costosa) fueron destruidas por el gran incendio de Chicago.

Sufrieron dos grandes pérdidas; claro, una más grande que la otra, perder un hijo a la edad de cuatro años, y luego perder todos sus inmuebles.

En 1873, después de haber pasado todo esto, Horacio decidió llevar a su familia a Inglaterra para un descanso muy necesario. Estaban agotados por toda la experiencia, y Moody estaba en Gran Bretaña, conduciendo allí reuniones de evangelización en ese tiempo.

La familia planeaba irse a reunir con él allí y ayudar en el ministerio. Los Spaffords viajaron juntos a Nueva York desde Chicago, donde iban a bordo de un barco para cruzar el Atlántico.

Justo antes de zarpar, surgió un problema de negocios de último minuto que Horacio debía atender. En lugar de que toda la familia retrasara su viaje, él decidió enviar a su familia primero, como habían planeado, y él los seguiría después de atender su negocio.

Así que su esposa Anna y sus cuatro hijas se fueron en el barco, mientras que Horacio se fue hacia el Oeste, a Chicago, para resolver el problema. Nueve días después, Spafford recibió un telegrama de su esposa, quien estaba, para ese entonces, ya en Gales.

El telegrama simplemente decía, «Salvada sola». En el camino de Nueva York a Europa, el barco en el que estaba su esposa y sus hijas chocó con otro barco, y en 12 minutos el barco donde estaba su esposa y toda su familia se había hundido, y 226 personas habían perdido sus vidas.

Anna había estado en la cubierta del barco con sus hijas, Anna, Maggie y Bessie, mientras estas se aferraban desesperadamente a ella, y luego ella vio cómo fueron arrastradas hacia el mar.

Su último recuerdo fue de su bebé, una niña llamada Tinetta, de cómo esta era arrancada de sus brazos por las agitadas aguas. Anna, también, fue lanzada al mar y quedó inconsciente, pero se salvó porque una tabla flotaba debajo de su cuerpo y la sostuvo hasta que fue rescatada.

Cuando Horacio se enteró de esta horrible noticia, tomó el próximo barco desde Nueva York para reunirse con su esposa en Europa. En un punto del viaje, mientras estaban todavía en el Atlántico, el capitán llamó a Horacio al puente y le dijo, «Creo que este es el lugar donde se hundió el barco en el que iba tu familia».

Horacio regresó a su cabina en el barco y fue ahí donde escribió los versos de este himno que todas hemos cantado, y que desde entonces ha traído consuelo a tantos millones de creyentes durante muchos años:

De paz inundada mi senda ya esté

O cúbrala un mar de aflicción,

Cualquiera que sea mi suerte, diré:

Estoy bien, tengo paz, gloria a Dios!

Estoy bien (estoy bien) gloria a Dios (gloria a Dios) Tengo paz en mi ser, gloria a Dios

Ya venga la prueba o me tiente Satán,

No amengua mi fe ni mi amor;

Pues Cristo comprende mis luchas, mi afán

Y Su sangre obrará en mi favor

Oh cuánto me gozo en Su salvación

Fue pleno Su amor y perdón

Clavó mi pecar en la cruz lo olvidó

¡Gloria a Dios! ¡Gloria al Hijo de Dios!

La fe tornaráse en feliz realidad

Al irse la niebla veloz,

Desciende Jesús con su gran Majestad,

¡Aleluya! Estoy bien con mi Dios

Ahora recuerda, que el hombre que escribió estas palabras, estaba en ese momento en un barco en el océano, justo en el lugar donde acababa de perder a sus cuatro hijas. ¿Qué estaba él pensando? Él estaba ejercitando su fe.

La fe. «El justo por su fe vivirá» (Habacuc 2:4). Él estaba enfocado en la obra redentora de Dios que hace que cualquier otro sufrimiento en la vida luzca sin importancia en comparación con la pérdida tan grande que Él tuvo.

Y luego, con los ojos de la fe, uniéndose a Habacuc y a Pedro, a Pablo, a Santiago y a Jesús, y a los santos a través de todos los siglos quienes se han unido a esta canción, él escribió al director de coro para que le pusiera música a las palabras de esta última estrofa:

La fe tornaráse en feliz realidad

Al irse la niebla veloz,

Desciende Jesús con su gran Majestad,

¡Aleluya! Estoy bien con mi Dios

Amigas, vendrá el día en que nuestra fe será vista. Sé que puede parecer un largo camino, pero la realidad es que no lo es. Así que, ¿qué haces hasta entonces? Haz lo que hizo Habacuc. Espera en silencio, e intencionalmente regocíjate.

Vive tu salmo, tu oración, tu cántico. Dáselo al director del coro. Dile «ponle música, para que yo lo pueda cantar, para que mi familia lo pueda cantar, para que otros lo puedan cantar». Y luego únete con las multitudes celestiales cantando, «¡Alabado sea el poder del nombre de Jesús!»

Vivimos para ese día cuando la fe será vista, la oración se convertirá en alabanza, toda lágrima será enjugada, y por siempre cantaremos y cantaremos y cantaremos en la presencia del Señor.

Carmen: Nancy Leigh DeMoss nos ha estado invitando a cantar, no importa lo tristes que se vean las cosas en el momento. Ella regresa ahora para orar.

Bueno, hemos estado en toda una aventura con el profeta Habacuc, viendo su intenso cuestionamiento, sus dudas, su sorpresa por el plan de Dios, y finalmente, su canto.

En las diferentes etapas de tu vida, te encontrarás en varios puntos de este proceso.

Un grupo de mujeres ha estado escuchando la enseñanza de Nancy acerca de Habacuc. Pueden identificarse con las dudas y preguntas que marcan el comienzo del libro. Mañana escucharemos acerca de sus luchas y como Habacuc las ha moldeado.

Ahora, Nancy está de regreso para orar.

Nancy: Oh Señor, has puesto un nuevo cántico en mi corazón, ofreciendo alabanzas a nuestro Dios. Nosotras creemos que Tú eres nuestra salvación, nuestra fuerza y nuestra canción.

Aun a través de nuestras lágrimas, elegimos este día para cantar y decir, «estoy bien con mi Dios, está bien con mi alma,» porque Tú todavía estás en Tu trono. Tú eres bueno. Estás cumpliendo todos Tus propósitos eternos. Nada ni nadie en este planeta puede frustrar Tu plan, y nos regocijamos por la fe en ese día, cuando la tierra será llena del conocimiento de la gloria del Señor, así como las aguas cubren el mar.

Hasta ese día Señor, ayúdanos a cantar. Te lo pido en el Nombre de Jesús, amen.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se cite otra fuente.

1 Walvoord/Zuck, Biblie Knowledge Commentary, Victor 1985, 1507

2 «It is well with my soul.» Horatio Spafford. «Estoy bien» traducción de Crystal Lewis.

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Jul 28 – Saltando sobre lugares altos

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Habacuc: del temor a la fe

Jul 28 – Saltando sobre lugares altos

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/saltando-sobre-lugares-altos/

Carmen Espaillat: ¿Cuál es esa gran cosa en tu futuro que te intimida? ¿Has pedido la ayuda de Dios? Con ustedes, Nancy Leigh DeMoss.

Nancy Leigh DeMoss: Tal vez hay algunos obstáculos en tu vida, muros que necesitas saltar. Tú dices, «yo no puedo hacer esto». Dile eso al Señor. Él sabe que no puedes. Solo Él lo puede hacer. Y por el poder de Su Espíritu en ti, Él te puede dar la fortaleza para hacerlo.

Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

¿Existe alguna cosa que has estado posponiendo? ¿Una llamada que necesitas hacer, una conversación que necesitas tener o un acto de amor que necesitas mostrar?

Lo puedes hacer sin importar lo grande que parezca. Nancy nos explica por qué al continuar con esta serie, Habacuc: del temor a la fe .

Nancy: Jim Law es un amigo de nuestro ministerio que pastorea una iglesia en González, Luisiana, aproximadamente a unas 40 millas de Nueva Orleans. Como se podrán imaginar, esta congregación, junto a muchas otras, experimentó el desastre y la devastación que provocó aquella gran tormenta.

El domingo siguiente al huracán Katrina, un pastor se paró ante su congregación tratando de ayudar a dar alguna perspectiva correcta acerca de todo lo que había sucedido. Y cuando lo hizo, se encontró a sí mismo en el pasaje que hemos estado estudiado en Habacuc.

Escuchemos cómo el pastor Jim Law compartió con su congregación en el domingo siguiente al huracán Katrina.

Jim Law: No necesito decirles que la vida ha cambiado para siempre en el Sur de Luisiana. Esta semana ha sido casi apocalíptica. Al mirar nuestras calles de la ciudad, el tráfico a toda su capacidad, sin gasolina…, y si hay filas, estas son de veinte o treinta carros de largo. El día de ayer fui a Walmart y no lo podía creer. No había verduras, y había que esperar de 30 a 45 minutos en la fila para pagar antes de poder salir de la tienda.

Cuando comenzamos nuestro servicio de adoración esta mañana, el Señor me llevó a esa poderosa bendición que se encuentra en el libro de Habacuc.

El profeta escribió,

» Aunque la higuera no eche brotes, ni haya fruto en las viñas; aunque falte el producto del olivo, y los campos no produzcan alimento; aunque falten las ovejas del aprisco, y no haya vacas en los establos, con todo yo me alegraré en el SEÑOR, me regocijaré en el Dios de mi salvación. El Señor DIOS es mi fortaleza; Él ha hecho mis pies como los de las ciervas, y por las alturas me hace caminar. Para el director del coro, con mis instrumentos de cuerda.» Habacuc 3:17-19.

¿Saben? Cuando yo leo esta bendición -que surge cuando Habacuc estaba procesando un duro mensaje del Señor acerca de la próxima invasión de los caldeos- pensé que quizás nosotros no sepamos mucho acerca de las higueras o acerca del fruto de la viña o acerca de los olivos o las vacas en los establos. Permítanme presentarles una versión moderna de Habacuc capítulo 3.

Aunque los estantes de Walmart estén vacíos y no haya comida en el mercado, aunque todos los restaurantes permanezcan cerrados y aunque cierre el centro comercial y el mercado de valores se derrumbe y no haya hospitales. Aunque mi esposa se enferme de cáncer y mi hijo pase por enfermedad o sea secuestrado sin rastro alguno. Aunque mi casa sea derrumbada por un acto de Dios, me regocijaré en el Dios de mi salvación.

Nancy: Hemos estado escuchando al pastor Jim Law de González, Luisiana, cuando desafió a su congregación a escoger el gozo en medio de la devastación traída por un huracán.

Y podemos agregar a esta lista: aunque tenga artritis o cáncer. Aunque mi esposo esté en terapia intensiva, como el marido de una buena amiga mía lo ha estado las últimas semanas. Hemos estado hablando por teléfono, ella entre lágrimas sin saber si su esposo llegará al día siguiente. El ingreso al hospital por una cirugía que para los otros era algo rutinario, terminó siendo una puerta hacia la muerte. Y con sus lágrimas ella me decía, «pero Dios es tan bueno. Dios es tan fiel. Hay misericordia,» aún sabiendo que pudiera estar en el proceso de perder a su esposo.

Podemos agregar a la lista de Habacuc: aunque mi esposo no tenga un empleo. Aunque mi hijo se encuentre aún viviendo en un estilo de vida homosexual, o cualquier otra cosa que tengas en tu lista. Ahora, no cuando se resuelva, no más adelante cuando cambien las circunstancias, sino que ahora me regocijaré. Me regocijaré en el Dios de mi salvación.

Estuvimos viendo los versículos 17 y 18 en la última sesión, y hoy queremos ver el último versículo; el versículo 19. Habacuc cierra con una promesa maravillosa. Es parte de esta oración. Es una expresión de fe. ¿Recuerdas cómo vive el justo? El justo vive por la fe.

Como lo indica el versículo 19.

«El Señor Dios es mi fortaleza, el ha hecho mis pies como los de las ciervas, y por las alturas me hace caminar.»

Yo estaba meditando en ese versículo temprano esta mañana, y no podía creer cuántos versículos llegaron a mi mente que hablan de la fortaleza que Dios da a los débiles que necesitan de esa fuerza.

A llegar al final de esta serie, luego de largos días de grabaciones y de varias semanas, estoy tan agradecida de cerrar con este tema acerca de que el Señor es mi fortaleza. Una y otra vez lo vemos en las Escrituras. El Salmo 18 versículo 1 dice «yo te amo, Señor, fortaleza mía». El Salmo 138:3 dice: «en el día que invoqué, me respondiste; me hiciste valiente con fortaleza en mi alma».

Dios da fortaleza. Y luego ese magnífico pasaje en Isaías capítulo 40: «Aun los jóvenes se cansan, se fatigan; y los muchachos tropiezan y caen…» (v 30 NVI). ¿Recuerdan el tema de «esperar» en el libro Habacuc? «Esperaré calladamente. Esperaré» (Habacuc 3:16).

«A los que esperan en el Señor,» ¿qué les sucederá? Ellos «renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas; correrán y no se fatigarán; caminarán y no desmayarán» (Isaías 40:30-31 NVI).

¿Puedes ver la conexión aquí? Habacuc ha estado aprendiendo a esperar en el Señor en fe. Y como resultado, Dios lo está llenando con una doble porción de fe. Dios le está proveyendo de Su propia fortaleza, de una fortaleza sobrenatural, para soportar la aflicción, para soportar la persecución, para soportar los días peligrosos que vendrán, para soportar toda la falta de santidad alrededor de él y la gente que no se arrepiente. Y todas las cosas por las cuales Habacuc clamó a Dios en el primer capítulo, Dios le está dando fortaleza para vivir en ese tipo de mundo.

Tú necesitas fortaleza para vivir en ese tipo de mundo. Yo necesito fortaleza para vivir allí también. Necesitas fortaleza para ser esposa, madre, mujer, compañera de trabajo, amiga, para vivir con las personas con las que convivimos, gente que no conoce al Señor o que no camina con Él. Tú necesitas fortaleza.

Necesitas fortaleza como madre para ser el tipo de mamá que deseas ser para tus hijos y que tú sabes que ellos necesitan. Necesitas fortaleza. Pero nuestra fuente de fortaleza es tan limitada. Somos tan débiles. Nuestras fuerzas fallan. Se agotan. Tienen un límite.

Yo he compartido esto antes, pero lo voy a compartir otra vez, que cuando iniciamos Aviva Nuestros Corazones algunos años atrás, por mucho tiempo, esos primeros meses, como por año y medio, yo me sentía siempre como si me fuera a ahogar en los próximos segundos. Era una responsabilidad nueva e inmensa. Y yo recuerdo que en aquellos días tenía esos sentimientos de debilidad, me sentía sin fuerzas, débil; sentía una gran necesidad.

Como ustedes saben, hace algunos años le pedí al Señor que nunca me permitiera estar en un lugar en el ministerio donde yo pudiera servirle o caminar con Él y sentir que no lo necesitaba. Yo siempre quise estar en una posición donde siempre estuviera consciente de mi necesidad de Dios. Y esa es una oración que Dios ha sido fiel en contestarme. Eso te lo puedo asegurar…

Pero en aquellos días yo me sentía muy incómoda y muy débil todo el tiempo. Y en verdad ese fue un buen lugar para estar. Porque Dios derramó Su gracia en mi en ese tiempo, en esos primeros meses.

Me comenzó a despertar a primera hora de la mañana, cada mañana por un año o más. Y casi diariamente hasta hoy el primer pensamiento consciente que pasa por mi mente en la mañana es esa pequeña frase de la canción que dice «Jesús me ama». «Somos débiles, pero Él es fuerte».

La música y las palabras vienen a mi mente al inicio de casi cada día porque es una verdad. Nosotras somos débiles. Yo soy débil, pero Él es fuerte. Él es mi fortaleza. Él Señor es nuestra fortaleza.

El apóstol Pablo aprendió esto y en Filipenses capítulo 4 él dijo, » Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad; en todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad». ¿Cuál es el secreto? Versículo 13: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece».

El Señor mi Dios es mi fortaleza. Si me humillo, y reconozco mis debilidades y dejo que Su fortaleza fluya hacia mí y en mí, Él me va a fortalecer para hacer cualquier cosa que me llame a hacer, Él me dará fuerza para tener contentamiento en cada circunstancia, y cada etapa y situación de la vida.

Él es quien nos da la fuerza. Y existe un pasaje increíble en Daniel capítulo 10. Y yo titubeé en traerlo aquí porque se encuentra en un contexto mucho más amplio y complicado. Pero permítanme darles la esencia del texto. En el capítulo 10, se le aparece a Daniel una forma pre-encarnada de Cristo. Él se encuentra teniendo visiones, y ve cosas que van a suceder. Es una escena sobrecogedora y maravillosa que relata un encuentro con Cristo mismo.

Luego en el versículo 16 del capítulo 10 de Daniel, él le dice a Aquel está enfrente de él: «Señor mío, a causa de la visión me ha invadido la angustia y me he quedado sin fuerzas.»

Es como si alguien lo hubiera pateado en el estómago y le hubiera sacado el aire. Él dice que apenas puede respirar por lo que ha visto; no le quedan fuerzas.

Tal vez tú te hayas sentido así cuando se te han presentado los papeles de divorcio; te quedaste como sin aire y sin fuerzas. O quizás te ha llegado el reporte médico que dice que uno de tus hijos tiene una enfermedad terminal, y te sientes como si no hubiera fuerza en ti. Apenas puedes respirar. Es el sentimiento de una debilidad intensa; es de esa fragilidad de la que Daniel hablaba al momento de este encuentro.

Y luego dice, «y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, y me fortaleció». No era la fuerza de Daniel, sino la fuerza de otro infundida en su cuerpo, alguien más fuerte que él. ¿Quién era ese? Bueno, veamos el versículo 19.

Y este hombre le dijo a Daniel, «muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas». ¿Cuál es la palabra que nos fortalece? La Palabra de Dios.

Entonces este hombre que lo había tocado, esta persona con la apariencia de hombre que lo había fortalecido dijo: «pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia». Sin ver todo el contexto aquí, está claro que la persona que había tocado y había fortalecido a Daniel no era otro sino Cristo quién estaba en las regiones celestiales peleando la batalla contra el príncipe de Persia, una ilustración quizás de Satanás o de las fuerzas satánicas.

Cristo estando en medio de esa batalla celeste, interrumpió la batalla por un momento y vino para ministrar a su siervo débil quien estaba temblando por lo que había visto. Y Daniel continúa diciendo, «no puedo seguir. No me queda aliento. No me queda fuerza». Pero alguien, el mismo Cristo, vino y lo tocó. Y en este punto, dice Daniel: «fui fortalecido».

Amigas, no les puedo decir cuántas veces en los años de servicio al Señor, habiéndome invertido en otros, estando desgastada, habiéndome entregado para ministrar a otros, yo me he sentido tan cansada, tan débil y tan vacía; sin fuerza alguna. Muchas, muchas veces.

Pero tampoco puedo contar todas las veces en que Aquél con apariencia de hombre, Cristo, el Hijo del hombre, el Hijo de Dios, ha venido y de alguna manera, me ha tocado y ha fortalecido a Su sierva. Sus palabras me han fortalecido. Me ha infundido ánimo cuando no podía continuar un día más. Me ha dado fortaleza una y otra vez.

Y sé que muchas de ustedes han tenido la misma experiencia. Ustedes saben lo que se siente el no tener fuerzas en uno mismo y luego fortalecerse en las de Él. Aquel que puede vencer a Satanás, quien pelea la buena batalla en este momento en las regiones celestes, es quien viene a fortalecerte en la batalla.

Es un pensamiento increíble. El Señor mi Dios es mi fortaleza. El hecho de que Dios tenga tiempo o interés en nosotras es sorprendente, pero Él lo tiene.

Así que cuando te sientas sola en la batalla… Tal vez estés sola en la batalla. Recientemente, alguien me dijo -hablando sobre su empleo y la gente que trabaja allí que no honra al Señor- que se siente muy sola. «¿Estoy loca? ¿Como puedo caminar en esta situación y representar a Cristo y tener la fuerza para ser la mujer que Dios quiere que sea?» A veces estas sola en la batalla.

Tal vez es así en tu casa. O en la iglesia. O en tu trabajo. Cuando te sientas sola en la batalla, y cuando estés sola, recuerda esta palabra de segunda a Timoteo capítulo 4.

«En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas para que por mí fuese cumplida la predicación y que todos los gentiles oyesen». (2 Timoteo 4:16-17). El Señor se me apareció y me fortaleció. Y luego Pablo habla a los Efesios, y les dice «cuando estén en la batalla ¡fortalezcánse en el Señor y en el poder de Su fuerza!»

Y a mí me encanta ese versículo en el Salmo 18. Y esta mañana lo necesitaba que dice. «Contigo desbarataré ejércitos y con mi Dios asaltaré muros.» (Salmo 18:29) yo no soy un soldado. Y no soy una guerrera. Y no soy tan fuerte físicamente ni de ninguna otra forma, no soy el tipo de persona que pudiera ir corriendo en contra de las tropas y saltar sobre muros.

Pero este es el tipo de persona a la que Dios fortalece. Es Su fuerza, no la mía. Es Su vida, no la mía. Es Su gozo lo que me llena y me da la fuerza. Porque por TI, yo puedo destruir ejércitos de una manera sobrenatural y por mi Dios puedo saltar muros.

Tal vez pueda haber algunas imposibilidades en tu vida, muros que tengas que saltar. Tú dices, «es que yo no puedo hacer esto». Dile eso al Señor. Él sabe que no puedes, pero Él sí puede. Y por el poder de Su Santo Espíritu en ti, Él te puede dar la fuerza para hacerlo.

Notemos que la fuerza de la que habla Habacuc aquí -el Señor es mi fortaleza- no solo es una fuerza futura. No es que «me dará» la fuerza. No solo es una gracia futura, o un gozo en el futuro. Sino que esto es para el presente. El Señor mi Dios es mi fortaleza hoy.

Así que cuando estés agotada, cuando te sientas débil, cuando sientas que no puedes seguir, cuando pienses que no puedes manejar más problemas, cuando pienses que ya no les puedes enseñar más a los niños, o pienses que ya no puedes amar más a tu marido, o responderle a esa persona en tu empleo una vez más. El Señor Dios es tu fortaleza.

Entonces ¿qué dice Habacuc? «Él ha hecho mis pies como los de las ciervas, y por las alturas me hace caminar». Este versículo se encuentra tres veces en el Antiguo Testamento. Para mí esto ofrece una ilustración de fuerza sobreabundante, no solo un poco de fuerza para apenas lograr hacer algo, sino para verdaderamente y plenamente lograrlo. Él hace mis pies como de ciervas. Él me hace saltar los muros. Él me da pies seguros para esos lugares difíciles.

Al leer este versículo nos aproximamos al final de Habacuc y lo vemos hablar acerca de lugares altos. Ahora bien, no fue ese el lugar donde Habacuc comenzó, ¿recuerdas? Aquí vemos la progresión que hubo en la vida de Habacuc.

En el capítulo 1 él se encontraba en un lugar muy bajo. Estaba abatido. Luego en el capítulo 2 Habacuc es levantado. Él comenzó en ese sitio tan bajo, luego se levanta como un atalaya para obtener la perspectiva de Dios, para elevarse del suelo y subir a un nivel donde verá las cosas desde arriba; desde la perspectiva de Dios. Allí él ora y viene a ver lo que Dios dirá.

Y al final en el capítulo 3 Dios lo toma desde ese lugar hacia Sus lugares altos. ¡No solo para sobrevivir sino para triunfar! Él no es solo un sobreviviente, sino uno que es victorioso.

Esos lugares altos pueden ser lugares difíciles. Pero él dice, «Dios asegurará mis pies como de cierva. Dios me dará gracia. Dios me dará fortaleza. Él es quien me da pies de ciervas y en mis alturas me hace andar». Aquí tenemos a un hombre que dice: «No estoy satisfecho de vivir en el valle de la desesperación. Voy a seguir intercediendo a mi Dios hasta que me lleve a los lugares altos».

Ahora, al hablar de lugares altos no nos estamos refiriendo a lugares donde la vida es fácil o donde no hay problemas. Ese será el último lugar alto. Un día llegaremos allí. Pero aun aquí y ahora Dios puede hacer nuestros pies como de ciervas y hacernos andar en las alturas.

Y justo al hablar acerca de este versículo, estoy pensando en ese himno que puedes recordar, esa antigua canción que dice:

Prosigo hacia arriba. Voy subiendo cada día. Aún orando mientras sigo adelante. Señor, pon mis pies en lugares más altos.

Mi corazón no se quiere quedar donde surgen las dudas y desmayan los temores. Aunque algunos quieran quedarse donde esto abunda, mi oración, mi objetivo es un lugar más alto.

Quiero escalar a lo más alto, y alcanzar un poco de la gloria que brilla. Pero seguiré orando hasta que me encuentre en el cielo, «Señor, pon mis pies en lugares más altos.

Y luego el coro:

Señor, levántame y permíteme estar de pie por fe en la mesa celestial. Un plano más alto del que me encuentro, Señor, pon mis pies en lugares más altos.

¿Cómo puedes llegar a las alturas? El justo por la fe vivirá. Y así con toda sinceridad Habacuc dice: «el Señor mi Dios es mi fortaleza. Él hace mis pies como de ciervas. Y en mis alturas me hace andar».

Carmen: Palabras de esperanza del libro de Habacuc y de Nancy Leigh DeMoss. El temor y la duda te desanimarán, pero la fe te dará el poder para hacer cosas sorprendentes para el Reino de Dios.

Este es un mensaje de una serie clásica de Nancy llamada Habacuc: del temor a la fe.

Cuando se trasmitió esta serie por primera vez, una radioescucha respondió escribiéndonos:

«¡Sorprendente! Todavía estoy en una situación donde mi marido me miente acerca del pago de la hipoteca. Esta es una situación dolorosa que casi nos ha costado la casa en cuatro ocasiones diferentes. Esta última vez estaba exhausta y casi tiro la toalla. La enseñanza de hoy ha traído fuerza y ánimo a mi vida.

Estoy convencida de que Dios quería que yo escuchara esto hoy. Siempre he tratado de mantener el gozo en medio de la batalla. y en este momento, eso está en el pasado. Esta enseñanza ha puesto en claro muchas cosas para mí. Gracias por los sacrificios que haces diariamente para darnos una perspectiva tan poderosa y ungida.»

Cuando Nancy comenzó nuestro estudio de Habacuc, el profeta se quejaba y lamentaba.

Annamarie Sauter: «¿Hasta cuándo, oh Señor, pediré ayuda, y no escucharás? ¿Clamaré a ti violencia y no salvarás? ¿ Por qué me haces ver la iniquidad y me haces mirar la opresión? La destrucción y la violencia están delante de mí, hay rencilla y surge discordia, por eso no se cumple la ley y nunca prevalece la justicia. Pues el impío asedia al justo por eso sale pervertida la justicia».

Carmen: En el próximo programa veremos los versículos finales de Habacuc y descubriremos por qué el final es tan diferente del principio.

Annamarie: «Oh Señor he oído lo que se dice de ti, aviva oh Señor Tu obra en medio de los años, en medio de los años dala a conocer, en la ira acuérdate de tener compasión. Se detuvo e hizo temblar la tierra, miró e hizo estremecerse a las naciones. Sí, se desmoronaron los montes perpetuos, se hundieron las colinas antiguas, sus caminos son eternos, traspasaste con sus propios dardos las cabezas de sus guerreros que irrumpieron para dispersarnos, su regocijo fue como el de los que deboran en secreto a los oprimidos, marchaste por el mar con tus caballos en el oleaje de las inmensas aguas, oi y se estremecieron mis entrañas a tu voz temblaron mis labios entra podredumbre en mis huesos y tiemblo donde estoy, tranquilo espero el día de la angustia al pueblo que se levantará para invadirnos. Aunque la higuera no eche brotes ni haya fruto en la viña aunque falte el producto del olivo y los campos no produzcan alimento, aunque falten las ovejas del aprisco y no haya vacas en los establos, con todo yo me alegraré en el Señor, me regocijaré en el Dios de mi salvación. El Señor Dios es mi fortaleza el ha hecho mis pies como los de las ciervas y por las alturas me hace caminar. Para el director del coro con mis instrumentos de cuerda.

Carmen: Les esperamos en Aviva Nuestros Corazones.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se especifique lo contrario.

1″Higher Ground.» Johnson Oatman, Jr.

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Jul 27 – Bendito sea el nombre del Señor

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Habacuc: del temor a la fe

Jul 27 – Bendito sea el nombre del Señor

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Carmen Espaillat: Nancy Leigh DeMoss dice que el sufrimiento nos hace crecer.

Nancy Leigh DeMoss: Eso no significa que clamemos y oremos a Dios diciendo: «Por favor manda sufrimiento a mi vida». No tienes que pedir sufrimiento. Dios lo va a mandar. Él sabe que necesitamos la adversidad. Él sabe que esa es la forma en que todas las cosas crecen. Pero, lo que sí puedes escoger, y por lo que sí puedes orar es por tener regocijo en medio del sufrimiento.

Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

«Bendito sea el nombre del Señor», no es solo la letra de un canto de alabanza. Es una declaración de fe dicha por un personaje bíblico que pasó por un sufrimiento increíble. Ahora Nancy nos explicará cómo responder a las aflicciones de la vida con la actitud de «Bendito sea el nombre del Señor». Ella continúa con la serie llamada: Habacuc: del temor a la fe.

Nancy: Muchas de ustedes ya han escuchado la historia de John Newton, John Newton vivió en los 1700. Y fue capitán de un barco que traficaba esclavos , se convirtió al Señor a los 23 años y finalmente fue pastor, también fue poeta y escritor de himnos. Es mejor conocido como el autor del himno «Sublime Gracia» que ha traspasado la barrera del tiempo.

John Newton conoció a Mary Catlett cuando ambos eran aún adolescentes y él era inconverso. A sus 23 años él conoció a Cristo y su vida fue transformada; y a los dos años de su conversión, John y Mary, quienes se habían enamorado siendo unos adolescentes, finalmente se casaron.

Mary y John realmente se amaban y tuvieron un matrimonio extraordinario en todos los sentidos. Newton no podía imaginar su vida sin Mary, así que siempre asumió que él moriría primero.

Sin embargo, Mary fue diagnosticada con cáncer. Después de una larga lucha, finalmente murió la noche del miércoles 15 de diciembre de 1790, con su esposo de pie a su lado sosteniendo una vela en su mano. Ellos estuvieron casados por 40 años y tuvieron un matrimonio increíble.

El domingo siguiente, cuatro días después, John Newton subió al púlpito de su iglesia en Londres. Estoy segura, al igual que ustedes, ya lo pueden imaginar, que la congregación debió de haber estado pensando qué predicaría. Su amada esposa Mary acababa de morir. ¿Qué texto escogería? ¿Qué predicaría ahora?

Newton escogió como su pasaje del domingo uno que él había estado reservando a través de su ministerio para usarlo en una ocasión como esta. Está en el libro de Habacuc. Éste era su pasaje:

«Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación.» Habacuc 3:17 -18

Lo que Newton estaba diciendo es: «Yo elijo el gozo, yo elijo el regocijo, no en mis circunstancias» porque en ese momento sus circunstancias eran horribles, «sino que yo elijo regocijarme en el Dios de mi salvación».

Estamos hablando de este último párrafo al final de Habacuc, que habla acerca del gozo en medio de la adversidad, en medio de la pérdida. Aquí está un hombre, un profeta de Dios, quien había visto la ira y el juicio de Dios. Dios le había dicho que los babilonios vendrían y que ellos iban a castigar al pueblo judío. que serían tomados en cautiverio. La adversidad se aproximaba. Habacuc sabía esto.

No solo sabía que esto se aproximaba, sino que también sabía que en ese momento el pueblo de Dios se encontraba en una condición de apostasía. Las cosas eran negativas, sin esperanza y difíciles alrededor de él. Habiendo aprendido que «el justo por su fe vivirá», Habacuc decidió no dejar que sus emociones o sus circunstancias dirigieran su vida. Él decidió que él elegiría regocijarse en el Señor.

Sabemos que el gozo es fruto del Espíritu y quien es Dios que lo da y mientras caminamos en unión y comunión con el Dios de todo gozo, el Dios de toda paz y el Dios de toda gracia, es Su gozo el que brota dentro de nosotras.

Podemos fabricar felicidad al controlar nuestras circunstancias hasta cierto punto, pero cuando ya no puedes controlar tus circunstancias y tu felicidad se agota ¿puedes aún tener gozo? Lo puedes tener si tu vida está arraigada en Dios.

Aun a pesar del hecho de que el gozo es fruto del Espíritu, algo que no podemos fabricar, en cierto sentido podemos ver en el texto de Habacuc que tener gozo es una elección. Es un acto de nuestra voluntad. «Yo me gozaré» dice Habacuc.

Él no dice, creo que debo gozarme, él está diciendo: «Yo elijo, como un acto de mi voluntad, como una expresión de mi fe basada en lo que yo sé que es una verdad sobre Dios y sobre sus caminos… regocijarme. Estoy eligiendo la senda del regocijo».

El apóstol Pablo entendió ese tipo de gozo. Él entendió lo que es ese tipo de elección. Sabía lo que era hacer ese tipo de elección, la opción de elegir el gozo. Así que él le dijo a los Filipenses: «Elijo regocijarme en el Señor no importa qué tan malas puedan ser mis circunstancias, sí, los romanos me encarcelaron, me tienen encadenado, no tengo lo que el mundo considera como libertad, pero no voy a ser un hombre miserable. Me voy a regocijar en el Señor».

Puedes leer todo esto a través del Libro de Filipenses. «Regocíjense en el Señor». Me voy a regocijar en el Señor cualquiera que sea mi circunstancia. Después le dice a los Filipenses: «Ustedes necesitan regocijarse en el Señor». Tres veces les dice esto, «Regocíjense en el Señor».

Es una orden. No es una opción si eres una hija de Dios. Si tú o yo estamos en circunstancias en donde no nos estamos regocijando, entonces no estamos siendo hijas de Dios obedientes. Digo, ¿acaso no es esto lo que estamos haciendo? Debemos entonces elegir la obediencia, elegir el gozo.

El apóstol Pablo dice en Romanos capítulo 5 versículo 3, «Nos gozamos en las tribulaciones». Eso está como en otro idioma para muchas de nosotras. Nos gozamos en las tribulaciones. ¿Por qué? Porque la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. (Romanos 5:3-5).

¿Dónde empieza toda esta progresión? Empieza eligiendo el gozo. Nos gozamos en nuestras tribulaciones. Hay aspectos del corazón de Dios, de Sus caminos, de Su amor y de Su plenitud que nunca vas a poder experimentar lejos del sufrimiento. No es solo el sufrimiento que hace que esto ocurra… lo que lo produce es regocijarnos en medio de nuestro sufrimiento.

Eso no significa que clamemos y oremos a Dios y le digamos: «Por favor manda sufrimiento a mi vida». Tú no tienes que pedir sufrimiento. Dios lo va a mandar. Él sabe que necesitamos la adversidad. Él sabe que esa es la manera en que todas las cosas crecen. Pero lo que si puedes escoger y por lo que si puedes orar es por tener regocijo en medio del sufrimiento.

El apóstol Pablo dijo a los Corintios: «Sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones.» (2 de Corintios 7:4). Piensa en esto. Digo, una cosa es estar aquí sentadas, escuchando y hablando del gozo y tener nuestras Biblias abiertas y estar tomando notas y decir: «Estoy rebosando de gozo en mi sufrimiento».

Pero cuando regresamos a casa o se pincha una llanta en el camino a casa o alguien dice algo que lastima nuestros sentimientos. ¿En dónde está el gozo? Y difícilmente puedes llamar a esas cosas sufrimiento.

Pero el apóstol Pablo dice: «Sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones.» Y quizás tú me digas: «Bueno, es que él es el apóstol Pablo». No, él es un hombre como tú y como yo, de carne y hueso, con debilidades y tan propenso a las tentaciones, tristezas, desaliento, desánimo como nosotras. Pero él es un hombre que escogió que no iba a vivir de acuerdo a sus circunstancias; él iba a elegir el gozo e iba a ser lleno del Espíritu Santo en lugar de ser lleno de su propia carne.

Santiago lo dice de esta manera- y lo vemos a través de todo el Nuevo y del Antiguo Testamento.

Hermanos míos, (Creo que también se refiere a las hermanas) tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. (Santiago 1:2 – 4)

¿Cómo llegamos a la madurez? ¿Cómo crecemos espiritualmente? ¿Cómo estamos firmes? Tú ves a esas personas y dices: «Ellos son unos gigantes espirituales. ¿Cómo llegaron ahí?» Te voy a decir una manera en la que ellos llegaron ahí -a través de la aflicción. No es solamente por pasar por la aflicción. Todo el mundo pasa por aflicciones. Es la manera como pasas por las aflicciones. ¿Las tienes como sumo gozo?

¿Sabes qué? Los hijos de Dios no deben quejarse. Ahora, yo me quejo y mucho, así que me estoy predicando a mí misma bajo esta convicción. Como hijas de Dios no debemos ser quejumbrosas o murmuradoras o protestar por todo. No debe haber ninguna circunstancia o situación en nuestras vidas en la que no estemos gozosas.

Eso no necesariamente significa que no nos tambaleemos o que estemos saltando de felicidad. Habrá lágrimas. Habrá tristeza. Jesús sabía lo que era sentir una tristeza profunda. Pero en el fondo está ese profundo, fundamental y constante gozo que nadie ni nadie nos puede quitar, a menos que nosotras mismas elijamos no tener gozo.

No son tus circunstancias las que te quitan el gozo, no es el sufrimiento que hace que no tengas gozo. Es una elección de no caminar por fe la que produce en ti falta de gozo. Podemos elegir tener gozo en medio de nuestras aflicciones.

Sé que lo hago sonar muy fácil, pero no lo es. Sé que algunas veces vas a tener que decirle a tu carne, «no me vas a controlar esta vez». Tenemos que decirle a nuestras emociones: «¡Mueran, desaparezcan! ¡No me van a controlar!» Esas emociones pueden ser muy poderosas y lo sabes.

Sé que es muy fácil para mí estar aquí y decir todo esto. Pero te garantizo que dentro de unas pocas horas o días de estar enseñando esto, voy a tener la oportunidad de practicarlo. Pero esa es la manera de Dios. Es un camino de fe. El regocijarnos en todas las cosas.

Me encanta ese coro que algunas veces cantamos en mi iglesia.

Bendito seas Dios, en la tierra de plenitud, donde fluye abundancia yo, te bendeciré.

Bendito seas Tú, aunque esté en medio del dolor, y si en valle de sombra estoy. Te bendeciré.

Bendito seas Tú, cuando el sol brille sobre mí, cuando todo me sale bien, te bendeciré.

Bendito seas Tú, en momentos de tempestad, en momentos de soledad. Te bendeciré.

Por cada bendición que me des, te alabaré… Y en el valle más oscuro… siempre te diré: Bendito sea el Nombre del Señor. Bendito seas Tú.

Bendito sea el nombre del Señor, bendito Tu glorioso Nombre, oh Dios! Tú quitas, y tú das. Tú quitas, y tú das. Mi corazón dirá: Bendito seas Tú.1

Así que es por fe. ¿Cómo viven los justos? Por fe. Por fe Habacuc declara: «Señor, aun y si todo lo que yo considero necesario o significativo me es quitado, aún así elijo tener gozo» (Habacuc 3:17 – 18 parafraseado). Él se da cuenta que el gozo es una elección y que se encuentra en el Señor, aun cuando todas Sus bendiciones sean quitadas.

Y déjame decir que esto es lo que hace que nuestro mensaje como cristianas sea poderoso y creíble. Esto es lo que hace que nuestro mensaje sea irresistible para la gente que nos rodea. Verás, cualquier persona puede ser feliz cuando le aumentan el sueldo. No son solo los cristianos quienes tienen gozo cuando les aumentan el sueldo, los no creyentes también pueden estar felices. Los ateos pueden estar felices cuando les aumentan el sueldo también.

Pero lo que el mundo no puede entender es cuando pierdes tu trabajo, o pierdes un hijo, o tienes una enfermedad o pierdes a tu pareja y aun así en medio de tus lágrimas tienes gozo. Y el mundo se pregunta «¿Qué pasa?» Eso es lo que lleva a las personas que nos rodean hacia Dios. Un comentarista dijo:

El libro de Habacuc comienza con un interrogatorio a Dios pero termina con una intercesión a Dios. La preocupación es transformada en alabanza. El miedo se convierte en fe. El terror llega a ser confianza. El desánimo se resuelve con la esperanza. La angustia pasa a ser adoración. Lo que empieza con un signo de interrogación termina en un signo de exclamación. La respuesta del ¿por qué? de Habacuc en el capítulo 1 se vuelve en ¿Quién? con un signo de exclamación en el capítulo 2. 2

Es Dios, él es el Quien y solo Dios es el Único quien ha resuelto, quien no ha contestado todas las preguntas de Habacuc. Habacuc encontró a Dios como el único que le puede dar gozo en medio de la adversidad.

Entonces nos podemos regocijar hoy y en cualquier circunstancia, en cualquier etapa de la vida y con lo que el futuro nos traiga. Muchas de nosotras perdemos mucho tiempo preocupándonos por el futuro, preocupándonos por cosas que tal vez nunca sucedan. La aflicción vendrá, el sufrimiento vendrá. Si quieres ser como Jesús, puedes saber que vendrá.

En medio de todo lo que acontece ahora y mirando hacia el futuro nos podemos regocijar. ¿Por qué? Porque aun si lo perdemos todo, pero si tenemos a Dios, tenemos todo lo que necesitamos.

Si tú tienes a Dios, estás mejor que nunca y aun si no tienes nada más. Estás mejor que todas las personas que tienen todo lo que este mundo puede ofrecer, porque no tienen a Cristo. Las incomparables riquezas de Cristo.

Escucha, si tuviéramos que sufrir el martirio o un dolor insoportable y ninguna circunstancia feliz, desde ahora hasta que lleguemos al cielo, eso sería algo pequeño en comparación con el gozo eterno y la gloria que nos espera. Es por eso que tenemos que mantener las cosas en perspectiva, y eso es lo que hace la fe.

Así que nos regocijamos ahora, no solo porque Dios es suficiente, sino porque tenemos que mirar hacia adelante – hacia nuestra esperanza futura, hacia ese día que por fe sabemos que no habrá más tristeza, ni más dolor, ni muerte ni pérdida. Nos podemos gozar ahora porque las tristezas de este momento, los problemas o los desafíos no son el final de la historia.

Nosotras anticipamos por fe un gozo eterno, un gozo sin final, paz y felicidad para siempre y todo lo bueno en Su presencia por toda la eternidad. Es por eso que el apóstol Pablo dice en Romanos capítulo 8 versículo 18: «Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente (considerando que lo son) no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse». Mantén esto en perspectiva. Eso es lo que hace la fe.

Por eso, ese pasaje maravilloso en 2da a los Corintios capítulo 4, donde el apóstol Pablo lista toda una serie de aflicciones que él está sobrellevando. Su vida es difícil, sirviendo al Señor y siendo perseguido por eso; pero en 2da a los Corintios capítulo 4 versículo 16 él dice: «por tanto no desmayamos».

Muchas de ustedes han perdido la esperanza, están tentadas a rendirse. Los problemas y la presión lucen tan implacables, lucen interminables. Tal vez han pasado años y tú aun vives en un matrimonio difícil y nada cambia. El apóstol Pablo dice no desmayes.

«Aunque nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior (esa parte que se comunica y que se relaciona con Dios) no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea…» Pudieras decir, espera un momento: «Mi aflicción no es leve, no es momentánea». Si la pudieras ver como Dios la ve y desde el punto de vista de la eternidad, te darías cuenta de que es leve y momentánea.

Y quizás tú dices: «Duró mucho, duró 20 años, eso no me suena a momentáneo!» Bueno 20 años es mucho tiempo si esta vida es lo único que tenemos. Pero en la eternidad ¿Qué tanto son 20 años? Ahora, no quiero minimizar tu dolor, solo quiero que des un paso atrás y veas los retos de esta vida terrenal.

Pienso en mi amiga Joni Eareckson Tada, quien por décadas ha vivido en un cuerpo que no puede hacer lo que la mayoría de nosotras hacemos. Totalmente dependiente de otras personas para cada función básica de la vida y en mucho dolor y debilidad. Aun así pienso en Joni como una mujer gozosa que en medio de su sufrimiento canta constantemente al Señor.

Ella ha sido muy honesta en cuanto a sus luchas y la tentación del desaliento y del desánimo, pero ella es una mujer que dice «Yo elijo caminar por fe y elijo creer que mi aflicción, así de grande como es, es leve y momentánea».

¿Qué es lo que el apóstol Pablo les dice a los Corintios? «Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria» (verso 17). Esta aflicción no es solamente algo necesario que tengamos que soportar hasta llegar a algo bueno. Esta aflicción es lo que nos está preparando para algo bueno, nos está preparando para pasar la eternidad en Su presencia.

Luego en el versículo 18 de 2da a los Corintios 4 él dice:

«No mirando nosotros las cosas que se ven (estas son las aflicciones), sino las que no se ven (la fe); pues las cosas que se ven son temporales (se están alejando, son fugaces, se están yendo), pero las que no se ven (la gracia, la misericordia, el amor de Dios y Dios mismo) son eternas.»

El apóstol Pablo dice: «No desmayen». Nosotros no desmayamos. Vamos a la siguiente ciudad donde Dios nos ha dicho que aflicciones y prisiones nos esperan, y luego seguimos a la próxima, y a la próxima después de esa. No como mártires, no simplemente manteniendo la cabeza fuera del agua, no solo sobreviviendo, sino creciendo, prosperando.

¿Eres tú una mujer gozosa? ¿piensan las otras personas lo mismo? ¿Eres una mujer gozosa? No me refiero a una persona despreocupada o de personalidad burbujeante. Puedes ser una persona callada y ser una mujer gozosa. Puedes ser una persona muy sociable y ser el alma de la fiesta pero no ser una persona gozosa. ¿Tienes ese profundo e interno gozo que está arraigado en la fuente que es Dios?

Me di cuenta, mientras Dios escudriñaba mi corazón mientras estudiaba este pasaje, que me quejo mucho más de lo que me gozo, y entonces me pregunto a mí misma lo que te pregunto a ti… si no eres una mujer gozosa ¿por qué no lo eres? ¿Por qué no?

¿Estás caminando por vista y no por fe?

¿Has perdido de vista las promesas de Dios, la presencia de Dios, el futuro que tienes y la esperanza que es nuestra en Cristo?

¿Tienes tu mirada puesta en la meta?

¿Están tus ojos enfocados en las cosas del aquí y ahora para no poder ver lo que Dios está haciendo en tu vida y a través de tu sufrimiento?

Habacuc dice: «Aunque lo pierda todo, con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación» (3:18). esto es realmente un fruto del avivamiento. Es lo que leemos en el Salmo 85 «¿No volverás a darnos vida, para que tu pueblo se regocije en ti?» (verso 6), En Dios, en el Dios de nuestra Salvación.

Carmen: Nancy Leigh DeMoss ha estado hablando del gozo. La enseñanza que acabas de escuchar es una parte de la serie Habacuc: del temor a la fe .

Una de nuestras radioescuchas comentó algo sobre la enseñanza de Nancy sobre Habacuc y publicó este comentario en nuestra página:

Mi esposo y yo hemos pasado por un tiempo de mucha dificultad en estos últimos seis meses – pérdida de trabajo, enfermedad, problemas financieros – todo eso se nos vino encima. Pero aun así en medio de esto, yo puedo tener gozo en mi corazón. Muchas veces me veo prorrumpiendo en alabanzas. Gracias Nancy por enseñar que eso es posible en el Señor.

Estudiar la Biblia es algo práctico. Te motivará a hacer cosas como cantar con gozo en medio de tiempos de dificultad.

Si parece imposible decir «Bendito sea el nombre del Señor» escucha la historia de un pastor que dijo esto a su congregación después del huracán Katrina, esto será en nuestro próximo programa de Aviva Nuestros Corazones.

Ahora vamos a orar por la gracia que necesitamos para expresar nuestro gozo hoy. Nancy.

Nancy: La vida es dura. Hay tristezas, hay muertes. Toda la creación gime y sufre dolores esperando la adopción o el rescate de nuestros cuerpos y aun así tenemos esta esperanza que Tú estás haciendo todas las cosas nuevas, que Tú eres el Dios de nuestra salvación.

Tú siempre eres bueno, cumples Tus promesas, y Tus propósitos eternos. Todos estos problemas y dificultades, estas pruebas y aflicciones nos están llevando a ese gran y santo propósito y a ese día cuando la tierra sea llena del conocimiento de la gloria del Señor como las aguas cubren el mar.

Señor, nos unimos a ti, a tus grandes y eternos propósitos; y decimos que si es la aflicción la que nos ayuda a prepararnos, a nosotras y a nuestro mundo, para esto, entonces la aceptamos con gozo. En el nombre de Jesús, amén.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Permisos de publicación autorizados del Ministerio Aviva Nuestros Corazones para Alimentemos El Alma

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Jul 24 – Pruebas que revelan tu corazón

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Habacuc: del temor a la fe

Jul 24 – Pruebas que revelan tu corazón

Jul 24 – https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/pruebas-que-revelan-tu-corazon/

Carmen Espaillat: Si has estado confundida, desesperada, temerosa hasta que las palabras de otra mujer te han infundido gracia y esperanza renovada ahora es tu oportunidad de ayudar a otras mujeres con tus palabras. «Revive 15», ven a escuchar porque es importante que tú escribas y compartas lo que Dios ha hecho contigo y cómo puedes hacerlo mejor. Inspírate y recibe ayuda de otras mujeres como tú, conoce a Lore Ferguson Erin Davis y Jennifer Lyell ,durante 3 horas de ideas prácticas y mucho más Revive 15 | Mujeres enseñando mujeres. Indianápolis septiembre 25 y 26.

Carmen: Aquí está Nancy Leigh DeMoss.

Nancy: Dios usa el sufrimiento para hacer que nuestros corazones lleguen a separarse de cosas que son menos que Dios- de cosas, de personas, de placeres.. cosas que solo nos satisfacen hasta cierto punto.

Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Nancy: Todos hemos oído muchas historias de fe y triunfo, de gente que sobrevivió el devastador daño del huracán Katrina. Una de las historias más conmovedora que escuche recientemente fue la de Chuck Kelley, que es el presidente de New Orleans Theological Seminary (Seminario Teológico de Nuevo Orleans). Como resultado del huracán, él se encontró sin hogar y con solamente unas pocas pertenencias personales. Y aun en esa crisis, por la gracia de Dios, su fe permaneció intacta.

Permaneció fuerte, y justamente después de que el huracán impactó leí lo que dijo:

«Cuando lleguemos al fin de la historia, el último párrafo va a ser un testimonio de la grandeza y la gloria de nuestro Dios que puede hacer todas las cosas bien y puede proveer para cada necesidad».

Este es un hombre que acababa de perder, no todo, pero muchas cosas que el mundo valora y aprecia. Habiendo perdido su casa y la mayoría de sus posesiones, estaba diciendo, «en efecto, la fe me dice que este no es el fin de la historia, viene más, y estaba viendo hacia adelante al párrafo final».

Bueno, hoy llegamos al último párrafo del libro de Habacuc. Te estarías preguntando si algún día llegaríamos. Ciertamente. Cuando llegamos al fin de la historia, el último párrafo es un testimonio de la grandeza y de la gloria de nuestro Dios que puede hacer todas las cosas bien y puede proveer para cada necesidad.

Ahora, quiero que vayamos un poco atrás al versículo 16 del capítulo 3 de Habacuc. Habacuc ha estado orando al Señor. Todo este capítulo es una oración de Habacuc, pero la oración contiene intercesión. Tiene petición. Tiene reflexión sobre lo que Dios ha hecho en la historia de Israel y cómo ha salvado a Su pueblo pero también cómo ha juzgado a los impíos.

Habiendo visto todo esto, Habacuc le dice al Señor: «Oí, y se estremecieron mis entrañas; a tu voz temblaron mis labios. Entra podredumbre en mis huesos, y tiemblo donde estoy. Tranquilo espero el día de la angustia, al pueblo que se levantará para invadirnos».

Aquí hay seriedad. Digo, este hombre no está bromeando ni tomando su vida a la ligera. Él sabe que estos son tiempos serios, y los está tomando en serio. Él dice: «a tu voz temblaron mis labios. Entra podredumbre en mis huesos, y tiemblo donde estoy», y aun así, habiendo aprendido la clave a esta historia y la clave a nuestra historia -que los justos vivirán ¿cómo? Por fe. Habacuc dice «Voy a escoger caminar por fe».

Él demuestra esa fe de dos maneras. Primero dice: «Tranquilo espero…» Espero pacientemente. «…El día de la angustia, al pueblo que se levantará para invadirnos» (versículo 16). Voy a esperar y no preocuparme y no ponerme tenso hacia Dios y no desesperarme ni tratar de componer todo el universo o por lo menos mi parte del universo. Voy a esperar calladamente a que Dios haga lo que ha prometido hacer. Yo sé que nos va a afectar a todos. Sé que todos vamos a sufrir. Sé que habrán tiempos de sufrimiento.

Escucha: tenemos hermanos y hermanas en iglesias por todo el mundo que han experimentado dolor y sufrimiento intensos, del que no conocemos en nuestros países. Se han dado cuenta de que este es un instrumento purificador y fortalecedor y vivificante en las manos de Dios . Entonces, ¿por qué pensamos que deberíamos llegar al cielo sin un rasguño y que deberíamos de experimentar las bendiciones que Dios tiene para nosotras sin tener que pasar por el mismo camino que transitó nuestro Salvador? Que es el camino del sufrimiento.

Piensas lo que significaría para ti o para tus hijos o para tus nietos, y te hace temblar. Cuanto ejercitas tu fe, dices: «Caminaré calladamente. Sé que Dios va a hacer todas las cosas bien. Sé que él va a hacer justicia. Y va a corregir todos los males. Esperaré en silencio». De manera que Habacuc hace esto como una expresión de fe.

Mientras espera que se cumplan los propósitos y las promesas de Dios, aunque no puede ver todavía el final de la historia, él expresa fe en que Dios va a cumplir Sus promesas. Y como una expresión de esa fe, Habacuc espera. Ahora bien, él hace algo más que esperar que se me hace absolutamente increíble. Es increíble, y es en este último párrafo de Habacuc que queremos explorar lo que él tiene que decir, lo que Habacuc hace como una expresión de fe.

Vamos a tomarnos el tiempo para pasar por estos versículos porque quiero que recibas el peso y el impacto de cómo se expresa la fe de Habacuc. Versículo 17:

«Aunque la higuera no eche brotes, ni haya fruto en las viñas; aunque falte el producto del olivo, y los campos no produzcan alimento; aunque falten las ovejas del aprisco, y no haya vacas en los establos, con todo. . .» (17-18a).

Ahora, en el versículo anterior, él dijo: «Tiemblo, pero esperaré tranquilo». Ahora, aquí él habla acerca de la devastación que está por venir. Él se imagina cómo será; cómo podría ser. En el versículo 18 él dice otra vez:

«Con todo yo me alegraré en el SEÑOR, me regocijaré en el Dios de mi salvación».

Ahora, yo sé que estos versículos son muy familiares. Los ves en las librerías en objetos decorativos que puedes comprar para tu casa. Pero te diré que explorarlos y nada más meditar en estos versículos en los meses recientes ha sido un desafío tan grande para mi propia fe y un gran fortalecimiento y una bendición y un avivamiento para mi propio corazón.

Habacuc describe aquí una situación en el versículo 17. «Aunque la higuera no eche brotes, ni haya fruto en las viñas»; no es nada más una cosa que va mal. Digo, todas hemos pasado por algún tipo de desastre o catástrofe. Podríamos nombrarlos, pero hay una temporada de la vida que Habacuc está anticipando que no solo es una cosa que va mal, sino que todo va mal sino que todo va mal- ¡todo!-.

Él dice: «Aunque la higuera no eche brotes», y esa es una cosa, «ni haya fruto en las viñas; y aunque falte el producto del olivo y los campos no produzcan alimento, y aunque falten las ovejas del aprisco y no haya vacas en los establos». Digo, esto es una calamidad tras otra. Nos recuerda la historia de Job y cómo escuchó noticia tras noticia. Las cosas van de mal en peor. Digo, a veces eso realmente pasa en las vidas de las personas, y es una calamidad tras otra.

Lo que se le está quitando aquí no son lujos. Son las necesidades básicas en la vida. Las cosas que él menciona aquí, el producto del olivo, por ejemplo, eran para las personas de esa época la fuente de su aceite. Era como la mantequilla hoy en día. El olivo tenía múltiples usos. Es algo con lo que no puedes dejar de vivir mucho tiempo.. Está hablando acerca de cada evidencia visible de sustento y de mantenimiento que está siendo quitada.

«Aun si no me provees las necesidades básicas de la vida»-esa es la situación que Habacuc está anticipando-. Digo, esta no era una amenaza vacía. Él le creía a Dios. Cuando Dios dijo que el juicio vendría, que la reprimenda vendría, Habacuc sabía que era verdad. Entonces empieza a imaginar cómo sería todo cuando le quitaran todas estas cosas.

¿Qué pasa cuando te quitan lo esencial, cosas que consideras básicas para la vida? Pocas de nosotras jamás hemos estado ahí. La mayoría de nosotras no conoce a alguien que ha estado en tanta miseria. Pero hay momentos en que Dios nos permite tener un vistazo de esto.

Hace poco recibí un correo electrónico de un amigo cuya esposa está pasando por un dolor muy difícil en su espalda y algunos asuntos que no se resuelven. El esposo escribió: «Ha sido difícil para mi esposa estar confinada en casa» (con este dolor severo de la espalda y de la cadera). «Pero Dios nos está enseñando mucho por medio de esto». Y luego él dijo esta oración: «A veces Dios te lleva a lo básico, pero entonces es cuando realmente te das cuenta de qué hay realmente en tu corazón».

Cuando dices: «Cristo es todo lo que necesito», o lo cantas y luego estás en el lugar donde Él es todo lo que tienes, te quedas solo con lo más básico. Habacuc dice: «Confiaré». ¿Cómo viven Los justos ? Por la fe. «Confiaré en el Dador aun si no me da nada. Si muero de hambre, me regocijaré en él».

Ahora, tal vez tú no te puedes imaginar una situación- es difícil para la mayoría de nosotras imaginar una situación en la que realmente no tienes las necesidades básicas cubiertas , pero piensa en otras áreas de tu vida -tal vez no el área de la comida porque es difícil imaginarnos no tener por lo menos lo mínimo para comer. Pero piensa en tu matrimonio cuando recibes el mínimo afecto que necesitas.

Piensa en amistades o en el trabajo o en varios otros aspectos de la vida donde emocionalmente te sientes drenada, acabada, sola, vacía, como que no tienes a nadie que le importe. Tal vez te has mudado a un área nueva, y no conoces a nadie. No piensas que a nadie le importe, o no puedes encontrar una iglesia. Te sientes emocional y relacionalmente despojada de las cosas que te importan, cosas que tienen significado-relaciones-. No tienes a nadie con quien hablar.

Estaba hablando el otro día sobre una situación en donde alguien perdió a sus padres y todos sus hermanos, y era el único sobreviviente de la familia. Me estaba diciendo como es posible llegar a ese punto en la vida, donde existe un desafío o una dificultad emocional o un sentimiento de estar muy, muy solo.

Creo que Habacuc está cubriendo todas estas situaciones con este párrafo. Aunque todo lo que importa para mí y significa algo para mí y me da calor y amor y ayuda y cuidado y ánimo-aunque todo esto me sea quitado, sin importar las circunstancias, no voy a cuestionar la bondad de Dios, voy a tener gozo. Voy a escoger el gozo-.

Y al leer este pasaje pienso en algunas de las cosas por las que nos quejamos. Si el aire acondicionado se descompone en mi carro, es un gran problema, sobre todo en un verano caliente; o un dolor de cabeza que me dura todo el día; o cuando no puedo encontrar un buen lugar dónde estacionarme. Creo que toma muy poco para que nosotros empecemos a renegar o protestar o a quejarnos porque somos muy consentidas.

Ahora, no me veas con cara de que no sabes de qué estoy hablando porque tú sabes que sí. Todas lo hacemos. Somos susceptibles a dejar que las circunstancias enciendan nuestras emociones. Luego nuestras emociones dictan nuestras respuestas, entonces llegamos a ser víctimas de nuestras circunstancias y de nuestras emociones en lugar de dejar que el carácter inmutable de Dios dicte nuestras respuestas.

Por eso tenemos que conocer las promesas de Dios -y no nada más conocerlas sino confiar en ellas- saber que lo que Dios dice es verdad- y confiar en Su Palabra. Somos tan buenos en tener conocimiento en nuestras cabezas y tan malas en dejar que ese conocimiento se haga una realidad en nuestras vidas cotidianas.

Realmente, esos tiempos de protestar y de quejarnos son evidencia de no vivir por fe. «Los justos vivirán por fe». El justo, los rectos, viven a la luz de quién es Dios en lugar de a la luz de nuestra perspectiva finita, imperfecta y limitada. Entonces Habacuc dice:

«Aunque me priven de todas estas cosas que importan, todas estas cosas que nosotros creemos que son importantes, estas cosas que pensamos que no podemos vivir sin ellas, con todo, me alegraré en el Señor; me regocijaré en el Dios de mi salvación» (versículo 18).

Él primero, ha dicho: «Esperaré calladamente a que Dios cumpla sus propósitos». Y ahora dice: «Voy a hacer algo más que esperar. No solo voy solo a esperar pasivamente; voy a regocijarme activamente-voy a regocijarme activamente. Mientras espero, me voy a regocijar». Él está diciendo: «No voy nada más a sobrevivir esto. Por fe y por la gracia de Dios, voy a crecer voy a prosperar».

Y ahora, quiero decir algo que me trae mucha convicción, porque confieso que muy a menudo no vivo de esta manera. Es fácil para mí vivir así cuando estoy sentada en mi oficina o cuando me siento a estudiar o cuando estoy enseñando este pasaje. Pero cuando llego a la realidad de la vida y cuando pienso en lo que va a pasar hoy más tarde o mañana o lo que pasó ayer o el día antes, simplemente caigo en esta incredulidad, actuando y respondiendo como si no hubiera un Dios. ¡Pero sí hay un Dios! Y he sido llamada a caminar por fe, y Dios usa las circunstancias para ayudarme a ver cuando no lo estoy haciendo.

Sidlow Baxter ha escrito esta síntesis clásica de la Escritura llamada Explore the Book (Explora el libro). Cuando llega a este pasaje, él dice:

Lo literal aquí «Yo me alegraré en el Señor, me regocijaré en el Dios de mi salvación», y la traducción literal es: «Saltaré por gozo en el Señor; daré vueltas deleitándome en Dios».

Esto es lo gracioso de la fe ¡el mejor gozo en las peores circunstancias!

Ahora ese es un tipo de experiencia que la mayoría de nosotras no conoce.

No es como: «Bueno, me voy a aguantar». Esto es: «Voy a activamente regocijarme en Dios». Entonces Habacuc no está nada más resignado a las cosas sobre las que no tiene control. Él está gozoso en medio de ellas, y es porque su relación con Dios es lo único que él sabe que nunca le será quitado.

Puedes perder la higuera y el fruto y el producto del olivo y el campo no dar alimento y los rebaños faltar en el aprisco y no haber vacas en los establos, ‘pero todavía tengo a Dios, mi relación con Él’. Cuando todo lo demás fracasa, Dios todavía es fiel. De manera que Habacuc habla acerca de gozo en la calamidad, gozo a pesar de las circunstancias, basado en el hecho que Dios no ha cambiado, aunque todo lo demás a mi alrededor ha cambiado y está fracasando.

Escuché la historia, apenas esta semana pasada, de una mujer que su esposo estaba, muriendo en el hospital en esos momentos. Ya él partió para estar con el Señor, pero en parte, sus problemas fueron por un error de un doctor. Esa esposa, parada junto a su esposo en ese hospital, sabiendo que lo estaban perdiendo-se volteó a los que estaban a su alrededor , y dijo: «Esto no es una falla en la bondad de Dios»-.

«Esto no es una falla en la bondad de Dios», y no lo es. Dios todavía es bueno, entonces Habacuc, que empezó este libro cuestionando intensamente, y tal vez aun dudando de Dios-ha batallado profundamente con preguntas duras y difíciles, y en el proceso, se ha encontrado con Dios de una forma completamente nueva.

Ahora, habiendo encontrado a Dios, habiendo visto a Dios por quién Él es, como resultado de batallar con todos estos asuntos, Habacuc el luchador llega a ser Habacuc el adorador-del temor a la fe, de luchar a abrazar a Dios, aferrándose a Él. Ahora todo este terrible proceso de fe da un giro y en su párrafo final se convierte en fuentes de gozo.

El proceso de luchar, el proceso de batallar, el luchar para entender, el tener que dejar sus dudas a un lado y tomar el escudo de la fe, le ha hecho no solo que él sobreviva, sino que es como si existiera una presa subterránea de fuentes de agua viva que ha brotado y ha salido con hilaridad, con gozo, con cosas que el mundo no puede entender-el gozo en el Señor.

¿Alguna vez has marchado determinada a través de tus problemas y tus dudas hasta llegar hasta ese tipo de gozo? Déjame nada más hacer una observación que he visto acerca de la vida aquí. Realmente creo que nuestra capacidad de experimentar gozo está en proporción directa a nuestra disposición de experimentar y abrazar la tristeza y el dolor -el proceso de quebrantamiento, el proceso de pérdida, el proceso de duda. En la medida en que estemos dispuestas a experimentar y abrazar el dolor, en esa medida vamos a tener la capacidad de regocijarnos.

El problema hoy es que no queremos experimentar dolor. Tenemos en nuestra cultura y en nuestra sociedad tantas formas de eliminar el dolor, entonces no hablamos del quebrantamiento. No hablamos del arrepentimiento. No hablamos acerca del juicio de Dios, y luego eliminamos los puntos bajos de la vida huyendo de ellos, medicándolos, escapando de ellos, evitándolos, haciendo lo que tengamos que hacer para no tener que sentir dolor.

Y como resultado, encuentro a muchas mujeres que no experimentan momentos más bajos porque están encontrando formas de escapar de ellos, pero tampoco están experimentando gozo extremo. Están como sin vida. No están experimentando nada. Si tú quieres la capacidad de experimentar este tipo de gozo, tienes que estar dispuesta a entrar y experimentar los tiempos difíciles también. ¿Entonces cómo llega Habacuc a este tipo de gozo?

Bueno, está claro en este pasaje. Es un resultado de que su vida estaba centrada en Dios. En los versículos 18 y 19 ves esta evidencia de la vida centrada en Dios. «Yo me alegraré en el Señor, me regocijaré en el Dios de mi salvación. El Señor Dios es mi fortaleza». Es una vida centrada en Dios.

Ves que Dios usa el sufrimiento para hacer que nuestros corazones lleguen a separarse de cosas que son menos que Dios, de cosas y de personas, de bienes, de placeres, de cosas que nada más satisfacen hasta un punto. Entonces Dios usa ese sufrimiento al nosotras ser privadas y despojadas de esas cosas terrenales para amarrar nuestros corazones al Único que puede satisfacernos profunda y eternamente, para hacer que nos centremos en Dios.

Al ser despojadas de nuestro trabajo o al perder nuestras posesiones o nuestra salud o nuestra reputación o un familiar, ¿qué pasa cuando no tienes a dónde ir? ¿No es entonces cuando típicamente nos volvemos hacia Dios?

Es triste que tiene que suceder esto a veces para que nos volvamos a Él, pero Dios usa el sufrimiento para ponernos verticales, para quitarnos de una posición horizontal, la de culpar y esforzarnos con nuestras circunstancias, y así Él levanta nuestros ojos, aunque estén llenos de lágrimas, y hace que pongamos nuestra mirada en Él. El gozo se encuentra en una Persona. No en una cosa, y no es una persona con P minúscula; es con una P mayúscula.

Déjame decirte, si no estás encontrando gozo en el Señor ahora, en medio de cualquier circunstancia que estés viviendo; si estás buscando ser feliz por medio de cosas o de personas; si tu gozo no está basado, arraigado, o fluyendo de tu relación con el Señor; si son otras las cosas a las que estás viendo para traerte gozo a tu vida, entonces cuando pierdas esas cosas, vas a batallar para encontrar el gozo verdadero.

No esperes hasta que el árbol de higos deje de florecer y no haya fruto en las viñas y digas: « ¿Dónde está mi gozo?» Si no estás encontrando gozo ahora en el Señor, vas a batallar para encontrarlo entonces.

Matthew Henry dice de este pasaje:

«Aquellos que, cuando estaban llenos, disfrutaban a Dios en todo, cuando se vacíen pueden disfrutar todo en Dios, y pueden sentarse sobre un montón de ruinas melancólicas y aun entonces cantar alabanza y gloria a Dios».

Tú dices: «No estoy viviendo en este lugar de destitución ahora». Está bien. Puede llegar ese día en una manera o de otra, pero encuentra tu gozo en el Señor ahora. Si lo disfrutas hoy y disfrutas por medio de Él y por Él y para Él las cosas buenas que Él trae a tu vida, entonces cuando seas privada de esas cosas, te vas a dar cuenta, como dice Matthew Henry , que te puedes sentar sobre un montón ruinas melancólicas, y aun entonces, puedes cantar a la alabanza y gloria de Dios.

Gracias, Padre, por el ejemplo de este siervo tuyo que sabía lo que era el enfrentar la pérdida, la destitución, la privación y decir: «Sin importar qué, voy a confiar en Ti. Y como una expresión de la confianza, no voy nada mas a sobrevivir, voy a esforzarme por activamente escoger el gozo en el Señor».

Gracias, Señor, que tú das el gozo como El fruto del Espíritu, que Tu Reino es de gozo y paz en el Espíritu Santo, y que hay pozos de gozo, pozos de agua viva que Tú causas , que Tú haces que broten dentro de nosotros aun en un lugar de gran pérdida.

Haz que encontremos nuestro gozo en Ti ahora para que cuando perdamos estas cosas y personas que son preciosas para nosotras, podamos enfrentar esa pérdida y decir: «No importa, voy a tener gozo en el Señor. Me regocijaré en el Dios de mi salvación». Oro en nombre de Jesús, amén.

Carmen: La próxima vez que pases por una temporada de sufrimiento, espero que tomes las palabras de Nancy Leigh DeMoss contigo. Ha ofrecido perspectiva importante sobre el sufrimiento hoy.

Una mujer hizo un comentario en nuestro blog acerca de esta serie, Habacuc: del temor a la fe . Ella escribió:

«Mi esposo y yo hemos estado pasando por un tiempo muy difícil estos últimos seis meses. Pérdida de trabajo, enfermedad, dificultades financieras han venido a nuestro camino. Pero aun en medio de esto, puedo encontrar Su gozo en mi corazón. Seguido yo de repente empiezo cantando alabanzas. Gracias, Nancy, por enseñar que esto es posible en nuestro Señor».

El gozo. Es algo que tú y yo necesitamos sin importar qué nubes estén sobre el día. Encuentra cómo cultivar este tipo de gozo en el próximo programa .

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance Life Action Ministries

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