La forma en que quiero sufrir | John Piper

La forma en que quiero sufrir
Por qué amo al apóstol Pablo

El apóstol Pablo no dejó que su sufrimiento por Jesucristo lo pusiera en contra de Él o lo alejara de su misión.

Eso no significa que haya sufrido poco o ligeramente. De hecho sufrió mucho y fuertemente. “Cinco veces he recibido de los judíos treinta y nueve azotes. Tres veces he sido golpeado con varas, una vez fui apedreado” (2 Corintios 11:24–25, LBLA). Pensemos en cómo funcionaría nuestra propia mente si atravesáramos frecuentemente esa clase de sufrimiento.

Pablo se ha dedicado solamente a obedecer a Jesucristo. El resultado de su fidelidad al Cristo resucitado y todopoderoso fue que lo lastimasen una y otra vez en el camino de la obediencia ¿Cómo responderías tu? He conocido a cristianos profesos que se amargaron tanto por las dificultades en sus vidas que se terminaron alejando de la fe cristiana.

¿Quién es la causa decisiva?
Algunos pueden estar pensando: esa gente necesita que les enseñen que Dios no les causó esas miserias y que no deben alejarse de Él como si lo hubiera hecho. Pero Pablo no estaba de acuerdo con eso. Estaba muy empapado del Antiguo Testamento. Sabía como eran las cosas en realidad, sabía lo que pasó, por ejemplo, con Job.

A buen seguro Satanás fue el autor principal de las miserias de Job. Fue él quien se presentó ante Dios y desató las muertes de sus hijos y la miseria de sus llagas (ver Job 1:6–19; 2:7). Pero cuando Job expresó su propio entendimiento de lo que le había pasado, le atribuyó la causa decisiva a Dios: “El Señor dio y el Señor quitó; bendito sea el nombre del Señor” (Job 1:21, LBLA). “¿Aceptaremos el bien de Dios y no aceptaremos el mal?” (Job 2:10). Y en ambos casos, en la muerte de sus hijos y en las horribles llagas, el escritor del libro dijo: “Job no pecó con sus labios” (Job 1:22; 2:10).

Cuando todo estuvo dicho y hecho, en el último capítulo del libro de Job, el inspirado escritor dice de la familia de Job: “se condolieron de él y lo consolaron por todo el mal que el Señor había traído sobre él” (Job 42:11). Así que podemos hacer a un lado la idea de que Pablo pensaba que todos sus sufrimientos eran fortuitos, demoníacos o causados por la mano del hombre. Él sabía que provenían de Jesucristo mismo, quién le había avisado que vendrían (en Hechos 9:16).

Cuando surgen los problemas
Volvamos a mi sugerencia de ponernos en el lugar de Pablo y tratemos de imaginar cómo nos sentiríamos si pasáramos por sus despiadados sufrimientos, y cómo funcionaría nuestra mente.

Puedo imaginar a alguien en el lugar de Pablo decir “mira, Jesús, te he dedicado mi vida. Te he escuchado decir que tu yugo es fácil y tu carga ligera (en Mateo 11:30). Me has prometido paz y contentamiento (en Filipenses 4:7, 11-13). Pero casi cada vez que intento dar testimonio de ti ¿qué obtengo? Dolor. Esta no es la recompensa que espero de un líder fuerte y bondadoso. Esta no es la forma en que pensé que tratarías a tus fieles seguidores. Así que, a menos que utilices tu poder para hacer mi vida más fácil y no más difícil, habré terminado con esto del cristianismo”.

Jesús predijo que habría conversos en apariencia que responderían así. Dijo que “no tienen raíz profunda en sí mismos, sino que sólo son temporales; entonces, cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la palabra, enseguida tropiezan y caen” (Marcos 4:17).

Jesús les dijo a sus seguidores que el abuso era de esperar: “Seréis entregados aun por padres, hermanos, parientes y amigos; y matarán a algunos de vosotros” (Lucas 21:16). “Les enviaré profetas y apóstoles, y de ellos, matarán a algunos y perseguirán a otros” (Lucas 11:49). Y cuando Jesús transformó por completo la vida de Pablo en el camino de Damasco y le dio una misión de vida, lo dijo explícitamente: “Porque yo le mostraré cuánto debe padecer por mi nombre” (Hechos 9:16).

Así que cuando Pablo sufrió en el camino de la fiel obediencia a Jesús, no lo acusó de haberlo estafado, no criticó sus formas o murmuró en contra de su sabiduría soberana. Sin embargo, si pidió liberación. A veces llegó (en Hechos 22:25-29), a veces no.

La pasión por Jesucristo durante el sufrimiento
Una vez en particular, cuando la liberación del sufrimiento no llegó y Pablo estaba pasando por un momento duro, lo llamó “una espina en la carne” (2 Corintios 12:7) y dijo:

“Tres veces he rogado al Señor para que lo quitara de mí. Y Él me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:8-9).
¿Qué te parece esto? Es una respuesta sorprendente de Jesús ¿Cómo hubieras reaccionado a estas palabras? ¿Dirías “¡Tu poder! ¡Tu poder se perfecciona en mi debilidad! Jesús, por amor de Dios, ¡es mi cuerpo el que está sufriendo! ¿Y tu poder obtiene la gloria? ¿Qué tal algo de gracia y liberación?”?

Es aterrador pensar en cuántos cristianos en el rico oeste responden de esta manera al sufrimiento en sus vidas. Se enojan con Dios. Y si supieran que el diseño de Dios es magnificar la gloria de su gracia en el sufrimiento de ellos, estarían furiosos con Dios y con quien sugiriera tal cosa.

Complacerse en la angustia
Esa misma furia arroja el mayor alivio en la respuesta que Pablo le dio a Jesús cuando le dijo que no iba a quitar su espina. Él dijo:

Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí. Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. (2 Corintios 12:9-10)
¿Podemos imaginar ese sentimiento? ¡Gustosamente! después de haber rogado liberación tres veces y que te digan que no, decir “muy gustosamente me gloriaré” en las debilidades que me trajo esta espina.

Eso es lo mucho que Pablo amaba a Jesucristo. Eso es lo mucho que vivió por la gloria de Jesucristo. Si Jesucristo dice que su gloria brillará aún mas a través del sufrimiento de Pablo, entonces Pablo, increíblemente, se regocija en su sufrimiento. Así funciona su corazón. Su valor supremo es aumentar la gloria de Cristo, por eso se complace en persecuciones y angustias.

Esta es la clase de persona que más admiro, la clase de persona que quiero ser, la clase de persona que amo.

John Piper (@JohnPiper) is founder and teacher of desiringGod.org and chancellor of Bethlehem College and Seminary. For 33 years, he served as pastor of Bethlehem Baptist Church, Minneapolis, Minnesota. He is author of more than 50 books, including Desiring God: Meditations of a Christian Hedonist and most recently Foundations for Lifelong Learning: Education in Serious Joy.

¿Todos somos hijos de Dios? | John Piper

¿Todos somos hijos de Dios?
Tres verdades vitales sobre la adopción

En amor nos predestinó para adopción. (Efesios 1:4-5, LBLA)

La adopción es parte del plan de predestinación de Dios. No es que fuésemos creados, para luego comprobarse que el pecado nos había convertido en huérfanos desagradables, y después Dios tuvo que inventar un plan llamado adopción. Esa sería una idea totalmente errónea. Más bien, existía un plan llamado predestinación. Él nos predestinó para la adopción. Y si preguntas: “Bueno, ¿cuándo ocurrió eso?”, el versículo cuatro lo deja claro:

Nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de Él. (Efesios 1:4)

  1. Tu adopción fue decidida en la eternidad pasada.
    Antes de que existieras, antes de que el universo existiera, Dios te miró en tu pecado. Y luego miró a Su Hijo, crucificado y resucitado, y después destinó a todos los creyentes a través de ese Hijo crucificado a ser perdonados de todos esos pecados y ser adoptados en Su familia. Todo eso antes de que existíeses. Fuimos predestinados según el consejo de Su voluntad para la adopción. Ahora, eso tiene varias implicaciones de enorme importancia.

No eres adoptado en base a tu aptitud, valor o distintivos. Aún no existías para producir ningún distintivo. Por lo tanto, tu adopción no es frágil, tenue, ni incierta porque no se basa en lo que realizaste o no lograste realizar. Se decidió en la eternidad. Por lo tanto, es tan firme, segura e inquebrantable como los propósitos eternos de Dios.

Oh, cómo amamos en esta iglesia gozarnos en el significado de la predestinación por la firmeza, la solidez, y la libertad para el amor y sacrificio que la predestinación trae a nuestras vidas. Qué maravilla. Tu adopción en la familia de Dios a través de la fe en Cristo fue planeada antes de que el universo fuese creado. La adopción viene de Él.

  1. Tu adopción es solo por medio de Jesucristo.
    Y la adopción es por medio de Él.

En amor nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad.

¿Qué significa cuando dice que nuestra adopción en Su eterna familia de gozo es mediante Jesucristo? Significa que alguien tuvo que morir por nosotros para que nuestros pecados pudieran ser perdonados, y para que la justicia de Dios pudiera ser satisfecha, y para que Su ira pudiera quitarse, y para que nosotros, por lo tanto, pudiéramos ser tratados misericordiosamente y ser bienvenidos a Su familia. Si Él no hubiera muerto por nosotros los rebeldes, no hubiese habido adopción en Su santa familia. Pero a través de Cristo, Él fue capaz, con justicia y misericordia, de reunir a los pecadores arrepentidos en Su familia divina. Eso tiene implicaciones, de las cuales mencionaré dos.

No todos son hijos
No todas las personas son hijos de Dios. Al menos, si vas a usar ese lenguaje, “todos los seres humanos son hijos de Dios”, estás hablando en un lenguaje muy ambiguo que no se relaciona con la salvación de una persona. De hecho, no es útil decir que todos los humanos son hijos de Dios. No voy a decir que está mal. Solo quiero que lo definamos correctamente —como criaturas— ¿sí?

Todos somos criaturas de Dios y, en ese sentido, si quieres puedes usar la palabra hijos, como lo hace Pablo en Hechos 17; y es por eso que no voy a añadir nada más aparte de decir que es ambiguo. Pero si quieres usar “hijos de Dios” en un sentido completamente bíblico, debes mencionar mediante Jesucristo, es decir, por medio de la fe en Jesucristo y lo que hizo. Aquellos que creen son bienvenidos a través de Jesucristo en la familia de Dios (Romanos 3:25). Esa es la primera implicación de decir que la adopción es a través de Jesucristo.

Ninguno era lindo
Aquí está la segunda. Dios no adoptó pequeños huérfanos lindos; Él adoptó enemigos. Decidió ir a la parte más rebelde del reino, a los niños más mezquinos, rebeldes e insolentes en el planeta Tierra y dijo: “Esos serán míos, y voy a dar a Mi Hijo para que los haga Míos”.

Entonces, cuando pensamos en la adopción que Dios hace de nosotros, no tengamos ningún sentimiento cálido y reconfortante como “Oh, Él me eligió por ser el más lindo”. No eras lindo. Estabas en rebeldía contra Él. Eras desagradable a Él. Su ira estaba sobre ti en Su justicia. Te merecías el castigo eterno. Pero dado que Dios no solo es justicia e ira, sino también misericordia y amor, Él encontró una manera por medio de la cual los niños más sucios, desagradables, rebeldes y poco atractivos serían Suyos a través de Jesucristo.

Por eso amamos el evangelio. Amamos la cruz. Amamos la sangre de Jesús porque sabemos que no merecemos esta adopción de Él. La adopción es de Él debido a la predestinación y por medio de Él a causa de Jesucristo.

  1. Tu adopción es para alabanza de la gloriosa gracia de Dios
    Y Él nos predestinó para adopción mediante Jesucristo de acuerdo al propósito de su voluntad para alabanza de la gloria de su gracia. ¿Cuál es el objetivo de tu adopción? ¿Para qué es? ¿Qué es lo que pretende? El objetivo de tu adopción es que la gloria, la belleza, el maravilloso resplandor de la gracia, pueda ser alabado. Ese es el objetivo de la adopción. Para esto es: para la alabanza de la gloria de su gracia.

La razón por la que Dios planeó elegir, predestinar y adoptar niños indignos es que su gracia (no su perspicacia) fuese alabada. No es para que Él pudiese encontrar el niño más lindo, sino el más horripilante, tomarlo para ser suyo, y hacerlo para que alabemos su gracia, no sus ojos perspicaces que son capaces de reconocer lo que es lindo. ¡Es la maravilla de la gracia de Dios!

Pero ahora, justo aquí, debido a que llevo años enseñando la gracia centrada en Dios, sé que las personas se dan con un muro. Dios te adopta para Él, para su gloria, para su alabanza. Ahora bien, si esto lo dices de cierta manera como, «La adopción de Dios está muy centrada en Él», existen personas que comienzan a retroceder y decir, «No sé si es amoroso de parte de Dios el exaltarse tanto a sí mismo y el engrandecerse tanto en todo este asunto de la salvación. No sabría decir acerca de eso». Me encuentro con esto en cualquier sitio al que voy porque me encanta hacer presión en este tema de que Dios está radicalmente centrado en sí mismo en todo lo que hace, incluyendo la adopción de niños que son pecadores y rebeldes.

Bien. Esta es la razón por la que no es poco amoroso para Dios el exaltarse a sí mismo. La gloria de Dios es la realidad del universo que fui creado para ver, disfrutar y estar satisfecho en ella. Si Dios no exalta eso para que yo lo vea, pruebe, disfrute y me satisfaga, no está siendo amoroso. Él debe preservar, demostrar y exaltarse a sí mismo para que yo pueda disfrutarlo, si es que Él quiere amarme. Es el único ser en el universo que puede amarme de esa forma.

Así que, por favor, no tropieces con la centralidad de Dios a la hora de adoptarte para alabanza de la gloria de su gracia. Simplmente has de saber que alabar la gloria de su gracia será tu felicidad eterna. Y, por tanto, es lo mejor de ambos mundos. Él obtiene la gloria. Tú obtienes el gozo. No puede ser mejor a menos que pienses que obtener la gloria es la clave para tu felicidad. Y si lo haces, probablemente nunca serás un cristiano.

Tienes que abandonar eso. Él ha de tener toda la gloria, y entonces tú podras tener todo el gozo. Bueno, no lo tendrás todo. Él también se queda con gran parte, porque se deleita mucho en hacerte feliz en Él.

Así que esos son mis tres puntos: de Él, por medio de Él, y para Él es la adopción. Es bajo la alabanza de su gloria que hemos sido adoptados.

Enlace artículo original: https://www.desiringgod.org/messages/predestined-for-adoption-to-the-praise-of-his-glory/excerpts/is-everyone-a-child-of-god?lang=es

¿Cómo hacemos lugar para el pecado? | Joe Rigney

¿Cómo hacemos lugar para el pecado?

Joe Rigney

En el libro de Romanos, el apóstol Pablo da una exhortación simple pero profunda a los cristianos que ilumina nuestra lucha contra el pecado:

No hagáis provisión para la carne, para satisfacer sus deseos. ( Romanos 13:14 )

La exhortación sugiere que no solo pecamos al satisfacer los deseos pecaminosos, sino que en realidad podemos crear espacio para tal indulgencia. ¿Qué significa eso y cómo funciona?

Deseos de la carne
Comencemos con el hecho de que la carne tiene deseos impíos. En Gálatas 5:17 , Pablo insiste en que los deseos de la carne son contrarios al Espíritu; literalmente, «la carne desea contra el Espíritu». Satisfacer un deseo carnal es completar, complacer y cumplir el deseo, ir a donde el deseo quiere llevarte. Tal indulgencia se llama “las obras de la carne”, que Pablo expone en Gálatas 5:19–21 :

Ahora bien, las obras de la carne son evidentes: inmoralidad sexual, impureza, sensualidad, idolatría, hechicería, enemistad, contiendas, celos, arrebatos de ira, rivalidades, disensiones, divisiones, envidia, borracheras, orgías y cosas semejantes. Les advierto, como les advertí antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

En Romanos 13 , Pablo las llama “obras de las tinieblas”, y proporciona una lista similar de ejemplos:

La noche está muy avanzada; el día está a la mano. Por tanto, desechemos las obras de las tinieblas y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, no en orgías y borracheras, no en fornicación y sensualidad, no en pleitos y celos. ( Romanos 13:12–13 )

En estas listas, vemos pecados relacionados con nuestra vida sexual (inmoralidad sexual, impureza, sensualidad), pecados relacionados con nuestros deseos de comida, bebida y refrigerio (ebriedad), y pecados relacionados con nuestra vida social (enemistad, contienda, rivalidades celos, peleas, arrebatos de ira, divisiones). Todos estamos familiarizados con estos pecados en nuestras vidas. Pero, ¿qué significa “hacer provisión” para ellos?

Cómo hacemos provisiones
“Proveer para la carne” implica que podemos optar por ponernos en el camino de la tentación. Podemos hacer espacio y crear espacio para que los deseos pecaminosos se despierten, se persigan y se satisfagan. Esencialmente, podemos darle la vuelta al Padrenuestro y decir: “Llévame a la tentación para que pueda entregarme al mal”.

A nivel práctico, podemos planear sutilmente estar en un ambiente de tentación, sabiendo (o al menos esperando) que las tentaciones vendrán y despertarán nuestros deseos para que podamos gratificarlos. Sin embargo, es importante enfatizar la sutileza. Cuando hacemos provisión para la carne, nuestras mentes funcionan de tal manera que a menudo racionalizamos y excusamos nuestro comportamiento, incluso ante nosotros mismos. Nuestras mentes se emplean para satisfacer los deseos carnales, y luego nuestras mentes se emplean para excusar y justificar nuestro comportamiento. Eso es lo que significa hacer provisión para la carne, satisfacer sus deseos.

Considere, en particular, cómo nuestra tecnología nos permite hacer provisión para la carne. Podríamos elegir usar aplicaciones o visitar sitios web donde sabemos que probablemente aparecerán imágenes sexualmente explícitas (ya sea a través de anuncios o publicaciones). No buscábamos descaradamente tales imágenes. Pero estábamos creando espacio para que aparecieran. Estábamos previendo que despertaran nuestros deseos. La carne nos lleva allí a través de la curiosidad pecaminosa, pero luego nuestra mente intenta racionalizar lo que sucede: «Estaba revisando las redes sociales».

Lujuria, celos, envidia e ira
Si bien la inmoralidad sexual es una tentación obvia en esta área, la misma dinámica está en funcionamiento con otras pasiones y deseos. ¿Con qué frecuencia hacemos provisión para la carne visitando sitios y usando aplicaciones que regularmente despiertan nuestros celos y envidia? Creamos espacio para la codicia al frecuentar sitios que muestran una imagen de la vida que desearíamos tener. “Mira su casa/familia/ropa”. “Mira sus oportunidades/éxitos/bendiciones”.

O si no es envidia, tal vez sea ira y peleas. Sabemos que leer ese artículo, ver ese clip de noticias o escuchar ese podcast despertará frustración, ansiedad, miedo o ataques de ira. Y, sin embargo, hacemos provisión para esos pecados al ponernos en una posición para ser despertados. Proveemos al someternos al conocimiento que daremos vuelta en nuestras mentes con malicia y amargura (tal como podríamos acariciar una lujuria). Y luego lo justificamos y lo racionalizamos, diciendo: “Solo me mantengo al día con las noticias. Es importante mantenerse informado sobre lo que sucede en el mundo”.

En cada uno de estos casos, estamos creando lugar, dando espacio y haciendo provisión para que la carne nos lleve a la tentación y al pecado.

Despertar y dar un paseo
Afortunadamente, Pablo no nos dice simplemente qué evitar. También nos dice qué hacer.

Primero, nos despertamos .

Sabéis la hora, que ha llegado la hora de despertaros del sueño. Porque la salvación está más cerca de nosotros ahora que cuando creímos por primera vez. La noche está muy avanzada; el día está a la mano. ( Romanos 13:11–12 )

En otras palabras, nos damos cuenta de la forma en que nuestra mente y nuestra carne trabajan juntas para llevarnos al pecado. Hacer provisión para la carne nos adormece y nos mata. Espiritualmente, nos quedamos dormidos. Seguimos nuestras pasiones en una niebla de deseos, apetitos, excusas y racionalizaciones, ahuyentando la voz de nuestra conciencia y del Espíritu Santo. Así que debemos despertar.

En segundo lugar, nos cambiamos de ropa . “Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz” ( Romanos 13:12 ). Más tarde, nos exhorta a “vestirnos del Señor Jesucristo” ( Romanos 13:14 ). En lugar de usar nuestras mentes para crear espacio para la carne y luego racionalizar nuestros deseos, usamos nuestras mentes para considerarnos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo ( Romanos 6:11 ). Consideramos quiénes somos a la luz de la obra de Cristo. Este es un esfuerzo mental lleno de gracia para poner nuestra mente en las cosas de arriba, donde está Cristo ( Colosenses 3:1–4 ).

“No es suficiente simplemente evitar el pecado y la tentación; debemos buscar activamente matar nuestro pecado.”

Y fíjate que cambiarse de ropa implica tanto quitarse como ponerse. “Desechando las obras de las tinieblas” implica hacer morir lo terrenal en nosotros ( Colosenses 3:5 ). Esto implica que no es suficiente simplemente evitar el pecado y la tentación; debemos buscar activamente matar nuestro pecado. En otras palabras, nos negamos a permitir que la curiosidad pecaminosa se instale en nuestros corazones sin hacer esfuerzos intencionales para matarla. No jugamos simplemente a la defensa; también vamos a la ofensiva.

Finalmente, vamos a dar un paseo . “Andemos decentemente como de día, no en orgías y borracheras, no en fornicación y sensualidad, no en pleitos y celos” ( Romanos 13:13 ). Estamos despiertos y alertas; estamos apropiadamente vestidos en la justicia de Cristo. Y ahora caminamos de una manera que se ajusta a nuestra unión con él.

Lo que no podemos ocultar
Lo fundamental para caminar correctamente es reconocer que es de día. Habiendo sido llevados de la muerte y el pecado a la vida y la justicia, hemos sido llevados de las tinieblas a la luz. Dicho de otra manera, somos vistos.

“Al hacer provisión para la carne, una de las mentiras que estamos tentados a creer es que podemos escondernos”.

Cuando hacemos provisión para la carne, una de las mentiras que estamos tentados a creer es que podemos escondernos. Y aunque es posible esconderse de otras personas, no podemos escondernos de Dios. Nunca lo engañamos con nuestras excusas y sutilezas. Él nos ve haciendo espacio para que fluyan nuestros apetitos pecaminosos. Nuestras racionalizaciones están vacías ante su omnisciencia. Somos como el niño que va de puntillas a la cocina por la noche para robar una galleta de la alacena mientras su madre observa desde la sala. Nuestros intentos de sigilo son una locura ante el brillo de su mirada que todo lo ve. Como dice el libro de Hebreos: “Ninguna criatura está oculta a su vista, sino que todas están desnudas y expuestas a los ojos de aquel a quien debemos dar cuenta” ( Hebreos 4:13 ).

Entonces, el llamado de Pablo es simple (incluso si la obediencia es difícil de ganar). Despertar. Cambia tu ropa. Vestíos del Señor Jesús y de su armadura. Y luego camine de manera apropiada delante de él. No hagáis provisión para la carne, para satisfacer sus deseos.

Joe Rigney ( @joe_rigney ) se desempeña como miembro de teología en New Saint Andrews College. Es esposo, padre de tres hijos y autor de varios libros, incluido Más que una batalla: cómo experimentar la victoria, la libertad y la curación de la lujuria .

No dejes que tu mente se pierda | PorJohn Piper

La marihuana es usualmente usada como una droga que altera el humor y la mente, cuyo propósito es crear un tipo de euforia. Los efectos varían ampliamente de persona a persona. Lo único que debes hacer es buscar en Internet: “¿Cómo se siente la marihuana?”. Las personas no la fuman para ponerse tristes. Produce un estado temporal que se siente mejor que la vida real. Es por eso que se llama “estimulante” y no depresora.

La primera comparación que uno se inclinaría a hacer es con la cafeína. La mayoría de las personas toman café porque la cafeína tiene un efecto placentero. Sin embargo, hay una diferencia. La marihuana altera temporalmente el procesamiento confiable de la realidad que nos rodea. La cafeína generalmente agudiza ese procesamiento.

La mayoría de los bebedores de cafeína esperan mantenerse despiertos, hacer su trabajo de forma más confiable y conducir con mayor seguridad. Seguramente, es posible abusar de la cafeína, pero, como un estimulante natural, se utiliza más comúnmente en un esfuerzo para interactuar responsablemente con la realidad, y no como un escape de la misma.

Aún aquellos que abogan por la legalización de la marihuana aceptan los descubrimientos de las investigaciones sobre las alteraciones en el funcionamiento que provoca. Un sitio como estos, reconoce:

“Los efectos a corto plazo de la marihuana incluyen cambios inmediatos y temporales en los pensamientos, percepciones y procesamiento de información. El proceso cognitivo que se ve claramente afectado por la marihuana es la memoria a corto plazo. En estudios de laboratorio, los sujetos bajo la influencia de la marihuana no tienen problemas en recordar cosas que aprendieron previamente. Sin embargo, muestran capacidad reducida para aprender y traer a memoria nueva información. Esta reducción solo se extiende durante la intoxicación. No hay evidencia verídica de que el uso a largo plazo de la marihuana altere la memoria u otras funciones cognitivas”.

Otros estudios sugieren que el efecto en la función disminuída del cerebro dura más, especialmente en los adolescentes.

En consecuencia, a diferencia de la cafeína, la marihuana no es considerada como una droga que te permite ser un padre más alerta, o una madre más consciente, o un empleado más competente. En su lugar, para la mayoría de los usuarios, es un escape recreacional que produce reducción en la precisión de observación, memoria y razonamiento. Y, puede tener efectos negativos duraderos en la habilidad de la mente para cumplir el propósito para lo que Dios la creó.

Tu cuerpo no es tuyo

En vista de esto, hay al menos dos verdades bíblicas que nos guiarían lejos del uso recreacional de la marihuana. La primera es que, para el cristiano, el cuerpo es templo del Espíritu Santo. Esa simple enseñanza, en contexto, debería tener un efecto enorme.

¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el que tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. (1Co 6:19-20)

Cuando mi madre me dijo que no fumara, por ejemplo, o que no tuviera sexo antes del matrimonio porque mi cuerpo era templo del Espíritu Santo, entendi. Eso tenía sentido. Era una barrera inamovible entre la autodestrucción y yo. Mi cuerpo le pertenecía a Dios. No era para mi uso recreacional en cualquier forma que se me ocurriera. Era para Su gloria.

Si yo estuviera criando niños nuevamente hoy en día, diría: “Tu cuerpo es el templo del Espíritu Santo. No eres dueño de tí mismo. Fuiste salvado por la sangre de Jesús. Pregúntate, ¿hace esto que Jesús se vea como el tesoro que es?”. Yo me preguntaría eso acerca de fumar, alcoholizarse, utilizar la marihuana de forma recreacional, ser sedentariamente perezoso, ser comilón, mirar la televisión de forma banal, y muchas otras cosas.

Y agregaría: “El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo” (1Co 6:13). Mantenlo limpio y listo para su uso. No inutilices las capacidades de ver claramente, de observar con precisión, de pensar correctamente, y de pensar útilmente que el Señor te ha dado. Yo me preguntaría: “¿Puedes encomendar a Cristo verdaderamente a tus amigos durante un momento de estimulación de marihuana?”.

Tu mente es invaluable

La segunda verdad bíblica que nos alejaría del uso recreacional de la marihuana es que Dios nos dió mentes y corazones para conocerlo, amarlo y discernir Su voluntad. “Sed niños en la malicia, pero en la manera de pensar sed maduros” (1Co 14:20). No te transformes en un pecador experimentado en aprender los disparates del pecado. Ten el deseo de ser un bebé inexperimentado cuando se trate de compartir drogas inhibidoras de la mente. Ten la mente clara sin importar nada más. Deja que la manada se vaya en estampida por el acantilado sin tí en ella. Usa tu mente para advertirles, no para unirteles.

En cuanto al embriagamiento (porque una estimulación de marihuana es una forma de embriagamiento), la Biblia dice que “al final como serpiente muerde, y como víbora pica. Tus ojos verán cosas extrañas, y tu corazón proferirá perversidades” (Pro 23:32-33). En otras palabras, aleja de la sobriedad mental y autocontrol esenciales al usar la mente para la gloria de Dios.

¿Qué hay del uso medicinal?

Pero habiendo dicho eso, dudo que debamos oponernos al uso médico regulado de la marihuana, controlado por la revisión y prescripción apropiada de un médico. Muchas drogas se venden por prescripción porque, si fueran abusadas, serían mucho más destructivas que la marihuana. Tengo un amigo que compartió conmigo muy sobriamente que su hijo tenía una lesión de por vida, y que el único alivio que podía tener era de una pequeña dosis de marihuana.

Pero el punto aquí es principalmente decir que aquellos que viven para Cristo querrán alejarse de la marihuana y otras drogas destructivas que alteran el humor, y vivir en torno a la vista y pensamiento claros para la gloria de Dios.

Este artículo se publicó originalmente en Desiring God.

John Piper
http://desiringgod.org
John Piper es fundador y maestro de desiringGod.org y ministro del Colegio y Seminario Belén. Durante 33 años, trabajó como pastor de la Iglesia Bautista Belén en Minneapolis, Minnesota. Es autor de más de 50 libros.

La imposición de las manos | David Mathis

¿Qué enseña la Biblia acerca de “la imposición de manos”, y cómo debería funcionar este antiguo ritual, o no, en la iglesia de hoy?

Al igual que la unción con aceite, mucha confusión a menudo rodea estos signos externos que el Nuevo Testamento tiene muy poco (pero algo) que decir.

Al igual que el ayuno, la imposición de manos y la unción con aceite van de la mano con la oración. Debido a la forma en que Dios creó el mundo y conectó nuestros propios corazones, en ciertas ocasiones especiales buscamos algo tangible, físico, y visible para complementar o servir como señal de lo que está sucediendo de manera invisible, y de lo que estamos capturando con palabras invisibles.

Antes de volvernos a lo que el Nuevo Testamento enseña acerca de la imposición de manos hoy, primero debemos orientarnos al observar cómo surgió, funcionó, y se desarrolló esta práctica en la historia del pueblo de Dios.

Fundamentos del primer pacto
A lo largo de la Biblia encontramos significados tanto positivos como negativos de “la imposición de manos”, así como maneras “generales” (de todos los días) o “especiales” (ceremoniales).

En el Antiguo Testamento, el uso general es usualmente negativo: “poner las manos” sobre alguien es infligir daño (Gn. 22:12; 37:22; Ex. 7:4; Neh. 13:21; Est. 2:21; 3:6; 6:2; 8:7), o en Levítico 24:14, donde se usa para poner visiblemente la maldición de Dios sobre la persona que la llevará. También encontramos un uso especial, especialmente en Levítico (1:4, 3:2, 8, 13, 4:4, 15, 24, 29, 33, 16:21; y también en Ex. 29:10, 15, 19; Nm. 8:12), donde los sacerdotes debidamente designados “ponen las manos” en un sacrificio para colocar ceremonialmente sobre el animal la maldición justa de Dios, en lugar de sobre las personas pecadoras. Por ejemplo, en el día de la expiación, el día culminante del año judío, el sumo sacerdote

“pondrá ambas manos sobre la cabeza del macho cabrío y confesará sobre él todas las iniquidades de los Israelitas y todas sus transgresiones, todos sus pecados, y poniéndolos sobre la cabeza del macho cabrío, lo enviará al desierto por medio de un hombre preparado para esto”, Levítico 16:21.

Esta imposición de manos especial (o ceremonial) es a lo que Hebreos 6:1 se refiere cuando menciona seis enseñanzas, entre otras, en el primer pacto (“la doctrina elemental de Cristo”) que preparó al pueblo de Dios para el nuevo pacto: “Arrepentimiento de obras muertas y de la fe en Dios, de la enseñanza sobre lavamientos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno” (He. 6:1-2).

Mientras que la mayoría de las menciones del Antiguo Testamento involucran sacerdotes y ceremonias del primer pacto (como pasar la maldición al sustituto), dos textos en particular (ambos en Números) anticipan cómo la “imposición de manos” llegaría a ser usada en la era de la Iglesia (usada para pasar una bendición a un líder formalmente reconocido). En Números 8:10, el pueblo de Dios impuso sus manos sobre los sacerdotes para encargarlos oficialmente como sus representantes ante Dios, y en Números 27:18 Dios instruye a Moisés que ponga sus manos sobre Josué para encargarlo formalmente como el nuevo líder de la nación.

Las manos de Jesús y sus apóstoles
Cuando llegamos a los Evangelios y Hechos, encontramos un cambio notable en el uso típico de “la imposición de manos”. Una pequeña muestra todavía transmite el sentido general/negativo (el de dañar o aprovecharse, relacionado con los escribas y sacerdotes que buscan arrestar a Jesús, Lc. 20:19; 21:12; 22:53), pero ahora con el Hijo de Dios mismo entre nosotros, encontramos un nuevo uso positivo de la frase, ya que Jesús pone sus manos sobre las personas para bendecir y sanar.

La práctica más común de Jesús para sanar es el tacto, que a menudo se describe como “imponer las manos sobre” el que iba a ser sanado (Mt. 9:18; Mr. 5:23; 6:5; 7:32; 8:22-25; Lc. 13:13). Jesús también “pone sus manos” sobre los niños pequeños que vienen a Él, para bendecirlos (Mt. 19: 13-15; Mr. 10:16).

En Hechos, una vez que Jesús ha ascendido al cielo, sus apóstoles (en efecto) se convierten en sus manos. Ahora ellos, como su Señor, sanan con el tacto. Ananías “pone sus manos” sobre Pablo, tres días después del encuentro en el camino de Damasco, para restaurar su vista (Hch. 9:12, 17). Y las manos de Pablo, a su vez, se convierten en canales de extraordinarios milagros (Hch. 14:3; 19:11), incluyendo la imposición de sus manos sobre un hombre enfermo en Malta para sanarlo (Hch. 28:8).

Algo nuevo en los Evangelios es la sanación de Jesús a través de “la imposición de manos”, pero lo nuevo en Hechos es el dar y recibir el Espíritu Santo por medio de “la imposición de manos”. A medida que el evangelio avanza desde Jerusalén y Judea hasta Samaria, y más allá, hasta los confines de la tierra (Hch. 1:8), Dios se complace en usar la “imposición de manos” de los apóstoles como un medio y marcador visible de la venida del Espíritu a nuevas personas y lugares, primero en Samaria (Hch. 8:17), y luego más allá, en Éfeso (19:6).

En la iglesia hoy
Finalmente, en las epístolas del Nuevo Testamento, cuando empezamos a ver lo que es normativo en la iglesia hoy, encontramos dos usos que continúan de los Hechos, y que hacen eco a las dos menciones anteriores en Números (8:10 y 27:18), y establecen el curso para las referencias de Pablo en 1 y 2 de Timoteo.

En Hechos 6:6, cuando la iglesia elige a siete hombres para servir como asistentes oficiales de los apóstoles, “A éstos los presentaron ante los apóstoles, y después de orar, pusieron sus manos sobre ellos”. Aquí nuevamente, como en Números, encontramos una especie de ceremonia de comisión. El signo visible de la imposición de manos marca públicamente el inicio formal de un nuevo ministerio para estos siete, reconociéndolos ante la gente y pidiendo la bendición de Dios en sus labores.

Así también, cuando la iglesia responde a la dirección del Espíritu, “Aparten a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado” (Hch. 13:2), luego, “después de ayunar, orar y haber impuesto las manos sobre ellos, los enviaron” (Hch. 13:3). Al igual que en Hechos 6:6, esta es una comisión formal realizada en público, con la petición colectiva de la bendición de Dios sobre ella.

Comisión al ministerio
En 1 Timoteo 4:14, Pablo encarga a Timoteo, su delegado oficial en Éfeso, de esta manera:

“No descuides el don espiritual que está en ti, que te fue conferido por medio de la profecía con la imposición de manos del presbiterio”.

Para nuestros propósitos aquí, el punto no es precisamente qué don recibió Timoteo (aunque tanto el versículo anterior como el siguiente mencionan la enseñanza), sino cómo los ancianos lo comisionaron formalmente en su papel. Timoteo fue enviado para esta tarea específica con el reconocimiento público de los líderes reconocidos, no solo por sus palabras, sino a través de la imposición visible, tangible, y memorable de sus manos. Esta ceremonia pública puede ser a lo que Pablo se refiere en 2 Timoteo 1:6 cuando menciona un don de Dios en Timoteo “a través de la imposición de mis manos”.

Cuando los ancianos ponen sus manos sobre un candidato para el ministerio, ambos lo encomiendan a un rol particular del servicio, y lo recomiendan a aquellos entre quienes servirá.

El último texto clave, y quizá el más instructivo, también se encuentra en 1 Timoteo. Nuevamente Pablo escribe:

“No impongas las manos sobre nadie con ligereza, compartiendo así la responsabilidad por los pecados de otros; guárdate libre de pecado”, 1 Timoteo 5:22.

Ahora el tema no es la propia comisión de Timoteo, sino su parte en la comisión de otros. El encargo por parte de Pablo viene en una sección sobre los ancianos, donde habla de honrar a los buenos y disciplinar a los malos (1 Ti. 5:17-25). Cuando líderes como Pablo, Timoteo, y otros en la iglesia formalmente ponen sus manos sobre alguien para un nuevo llamado particular al ministerio, ponen su sello de aprobación sobre el candidato y comparten, en cierto sentido, la productividad y fallas por venir.

Imponer las manos, entonces, es lo opuesto a lavarse las manos como lo hizo Pilato. Cuando los ancianos ponen sus manos sobre un candidato para el ministerio, ambos lo encomiendan a un rol particular del servicio, y lo recomiendan a aquellos entre quienes servirá.

Dios da la gracia
Con la imposición de manos y la unción con aceite, los ancianos se presentan ante Dios, en circunstancias especiales, con un espíritu de oración y peticiones particulares. Pero mientras que la unción con aceite pide sanidad, la imposición de manos pide bendición para el ministerio futuro. La unción con aceite en Santiago 5:14 de manera privada encomienda los enfermos a Dios para sanidad; la imposición de manos en 1 Timoteo 5:22 recomienda públicamente al candidato a la iglesia para un ministerio oficial. La unción aparta a los enfermos y expresa la necesidad del cuidado especial de Dios. La imposición de manos separa a un líder calificado para un ministerio específico, y señala su aptitud para bendecir a otros.

La imposición de manos separa a un líder calificado para un ministerio específico, y señala su aptitud para bendecir a otros.

La imposición de manos, entonces, como la unción o el ayuno u otros rituales externos para la iglesia, no es mágica, y como algunos lo han afirmado, no concede gracia automáticamente. Más bien, es un “medio de gracia”, y acompaña las palabras de elogio y la oración corporativa, para aquellos que creen. Al igual que el bautismo, la imposición de manos es una especie de signo y ceremonia inaugural, un rito de iniciación, una forma de hacer visible, pública, y memorable una realidad invisible, tanto para el candidato como para la congregación, y luego a través del candidato y la congregación para el mundo.

Sirve como un medio de gracia para el candidato al afirmar el llamado de Dios a través de la iglesia, proporcionando un momento tangible y físico para recordar cuando el ministerio se torne difícil. También es un medio de la gracia de Dios para los líderes que comisionan, quienes extienden y expanden su corazón y su trabajo a través de un candidato fiel. Y es un medio de la gracia de Dios para la congregación, y más allá, para aclarar quiénes son los líderes oficiales a quienes procurarán someterse (He. 13:7, 17).

Y en todo, quien da y bendice es Dios. Él extiende y expande el ministerio de los líderes. Él llama, sostiene, y hace fructífero el ministerio del candidato. Y Él enriquece, madura, y cataliza a la congregación hacia el amor y las buenas obras, para ministrarse unos a otros, y aun más al ser servidos por la enseñanza, la sabiduría, y el liderazgo fiel del recién nombrado anciano, diácono, o misionero.

Publicado originalmente en Desiring God. Traducido por Diana Rodríguez.
Imagen: Lightstock.
David Mathis (@davidcmathis)es anciano en Bethlehem Baptist Church en Twin Cities, y es editor ejecutivo en Desiring God. Él escribe regularmente en http://www.desiringGod.org.

Episodio 57 – ¿Cómo lucho contra mis temores sobre el coronavirus

Soldados de Jesucristo

John Piper Responde

Episodio 57 – ¿Cómo lucho contra mis temores sobre el coronavirus

John Piper

Es el fundador y escritor principal de DesiringGod.com y es presidente de Bethlehem College & Seminary. Durante 33 años Piper ha servido como pastor de Bethlehem Baptis Church. Ha escrito más de 50 libros, entre ellos Cinco puntos y Viviendo en la luz: dinero, sexo & poder.

Es uno de los escritores cristianos más reconocidos de las últimas décadas. Su escritura es  caracterizada por un corazón pastoral y un estilo confrontador, pero también alentador. Sus más de 30 años de ministerio están recopilados gratuitamente en artículos y vídeos. Los puedes encontrar en: DesiringGod.org.

El pastor John Piper vive en la ciudad de Minneapolis, Estados Unidos con su esposa Noel. Tiene cinco hijos y catorce nietos.

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¿Existe un “día del Señor”?

Desiring God

¿Existe un “día del Señor”?

 John Piper

Aceptad al que es débil en la fe, pero no para juzgar sus opiniones 2Uno tiene fe en que puede comer de todo, pero el que es débil sólo come legumbres. 3El que come no menosprecie al que no come, y el que no come no juzgue al que come, porque Dios lo ha aceptado. 4¿Quién eres tú para juzgar al criado de otro? Para su propio amo está en pie o cae, y en pie se mantendrá, porque poderoso es el Señor para sostenerlo en pie. 5Uno juzga que un día es superior a otro, otro juzga iguales todos los días. Cada cual esté plenamente convencido según su propio sentir. 6El que guarda cierto día, para el Señor lo guarda; y el que come, para el Señor come, pues da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor se abstiene, y da gracias a Dios. 7Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, y ninguno muere para sí mismo; 8pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos; por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos. 9Porque para esto Cristo murió y resucitó, para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos.

El versículo 5 plantea la pregunta más grande de la interpretación bíblica referente al Día del Señor. Pablo dice: “Uno juzga que un día es superior a otro, otro juzga iguales todos los días. Cada cual esté plenamente convencido en su propio sentir” ¿Quiere decir con estas palabras, que los cristianos más firmes no consideran un día a la semana como separado por Dios para la adoración colectiva, y para actos que consagran ese día como el Día del Señor? ¿Sólo los cristianos débiles se sienten obligados a consagrar un día como especial para el Señor? ¿Está Pablo diciendo que no importa si separamos un día o no, mientras nuestra decisión esté motivada por la gloria de Dios?

Para responder a estas preguntas, quiero que a partir del texto de hoy, hagamos un retroceso en las Escrituras y observemos la extensa representación bíblica del día del Señor. Lo haremos de una manera breve y concisa, en forma de bosquejo, que podría abarcar todo un libro.1

LA SEMANA DE LA CREACIÓN

Comencemos con esta observación: Las semanas existen. Debemos considerarlas. Los días existen porque son el tiempo que demora la rotación de la tierra. Los meses existen porque son el tiempo que demora la luna en crecer y menguar. Los años existen porque son el tiempo que demora la tierra en girar alrededor del sol. ¿Pero por qué existen las semanas? Ellas no corresponden a ningún fenómeno de la naturaleza. La respuesta es que las semanas existen por Génesis 2:2: “Y el séptimo día completó Dios la obra que había hecho, y reposó el día séptimo de toda la obra que había hecho”. La Enciclopedia Británica (artículo sobre “La semana”, 1911) dice: “Aquellos que rehúsan la lectura Mosaica no sabrán, cómo… atribuirla [refiriéndose a la semana] a un origen que tiene mucha apariencia de probabilidad”. En otras palabras, no son convincentes otros intentos de explicar por qué reconocemos el tiempo en semanas. La semana nos remite a la historia de la creación en la Biblia. Dios trabajó seis días y en el séptimo descansó. Aquí está determinado el patrón de la semana.

LOS DIEZ MANDAMIENTOS

Luego, en los Diez Mandamientos se hace referencia al sábado como el día de reposo. Éxodo 20: 8-11:

Acuérdate del día de reposo para santificarlo. 9 Seis días trabajarás y harás toda tu obra, 10 más el séptimo día es día de reposo para el Señor tu Dios; no harás en él obra alguna, […] 11Porque en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, y reposó en séptimo día; por tanto, el Señor bendijo el día de reposo y lo santificó.

LA ENSEÑANZA DE JESÚS EN EL DÍA DE REPOSO

Cuando Jesús vino al mundo como el Mesías, el hijo de Dios, y como el cumplimiento de todo lo que la ley y los profetas enseñaron, entró en conflicto con los fariseos sobre el día de reposo. Este tema es abordado ampliamente en los cuatro evangelios. Juan 5:18 dice: “Por esta causa, los judíos aún más procuraban matarle, porque no solo violaba el día de reposo, sino que también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios”. Este tema es muy extenso y está relacionado totalmente con las reclamaciones divinas de Jesús, quién hizo ciertas declaraciones radicales que determinan la manera en que debemos pensar sobre nuestra celebración del día del Señor. Leamos Mateo 12:1-14:

Por aquel tiempo Jesús pasó por entre los sembrados en el día de reposo; sus discípulos tuvieron hambre, y empezaron a arrancar espigas y a comer. 2Y cuando lo vieron los fariseos le dijeron: “Mira, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo”. 3Pero él les dijo: “¿No habéis leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, 4cómo entró en la casa de Dios y comieron los panes consagrados, que no les era lícito comer, ni a él ni a los que estaban con él sino solo a los sacerdotes? [En relación con este tema, la misma historia Marcos 2:27 recoge: “Y él les decía: El día de reposo se hizo para el hombre y no el hombre para el día de reposo”.] 5¿O no habéis leído en la ley, que en los días de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo y están sin culpa? 6Pues os digo que algo mayor que el templo está aquí7Pero si hubierais sabido lo que esto significa: “Misericordia quiero y no sacrificio”, no hubierais condenado a los inocentes8Porque el hijo del Hombre es Señor del día de reposo9Pasando de allí, entró en la sinagoga de ellos. 10Y he aquí un hombre que tenía una mano seca. Y para poder acusarle, le preguntaron diciendo: ¿Es lícito sanar en el día de reposo? 11Y el les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros que tenga una sola oveja, si esta se le cae en un hoyo en día de reposo, no le hecha mano y la saca? 12Pues, ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Por tanto, es lícito hacer el bien en el día de reposo. 13Entonces dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada, sana como la otra. 14Pero cuando los fariseos salieron, se confabularon contra él, para ver cómo podrían destruirle.

Consideremos tres observaciones y luego, cinco declaraciones que Jesús hizo:

TRES OBSERVACIONES

Observación # 1: Cuando los fariseos acusaron a los discípulos de Jesús de violar la ley (en el versículo 2) porque recogían espigas y las comían en el día de reposo, Jesús ni siquiera intentó argumentar que recoger espigas y comerlas en ese día, no era una violación del día de reposo. De hecho, la manera hipotética en que les respondió asumía que era una violación de la ley.

Observación # 2: En los versículos 3 y 4 Jesús se refiere al rey David y a sus hombres tomando el pan de la casa de Dios que no les era lícito comer, y en el versículo 5 se refiere a los sacerdotes que trabajaban en el día de reposo y lo profanaban. En otras palabras, las necesidades de los hombres de David y las necesidades del servicio del templo tuvieron prioridad sobre el pan ceremonial y las reglas del  día de reposo.

Observación # 3: Jesús sanó a un hombre con una mano seca en el día de reposo, sabiendo que sus enemigos estaban tratando de atraparle. Intencionalmente provocó la controversia.

CINCO DECLARACIONES

Jesús hace cinco declaraciones para explicar lo que está haciendo.

Declaración # 1: Versículo 6: “Algo mayor que el templo está aquí”. Y por deducción: «Uno mayor que David está aquí. Si David y sus hombres, y los sacerdotes que servían en el templo eran inocentes, cuanto más mis discípulos. Soy mayor que David y que el templo».

Declaración # 2: Versículo 8: “El hijo del hombre es Señor del día de reposo”. En otras palabras: «No solo soy un rey más grande que David. Soy el creador, el dueño, y el dador de las reglas del día de reposo. Ese día es mío».

Declaración # 3: Versículo 7: “Misericordia quiero y no sacrificio”. Esta cita de Oseas 6:6 nos dice que el amor tiene prioridad sobre las leyes ceremoniales«Por tanto, vayan a aprender cómo el Antiguo Testamento brinda directrices de cómo usar la ley amorosamente».

Declaración # 4: Marcos 2:27: “El Día de reposo se hizo para el hombre, y no el hombre para el día de reposo”. Esta declaración nos dice, de otra manera, que hacer el bien a las personas, no atenta contra el día de reposo, aunque sacar un hombre de un pozo cueste el sudor de nuestra frente. Lo cual está luego explícito en la próxima declaración.

Declaración #5. Versículo 12: “Por tanto, es lícito hacer el bien en el día de reposo”.

El resultado de todo lo anterior indica que indudablemente existe un día especial para los seguidores de Cristo, pero que ciertamente, hay un nuevo tipo de libertad y un nuevo criterio para lo que es permisible (como vimos en Oseas 6:6). Jesús no trató de esclarecer si la conducta de sus discípulos se ajustaba o no, al modelo de la ley. El llevó el asunto a una nueva dimensión: El día de reposo fue establecido para expresar el gobierno y la autoridad de Jesús, no la de Moisés (creado para adorar a Cristo). El día de reposo fue hecho para aliviar al hombre no para cargarlo. El día de reposo fue hecho para mostrar misericordia y para hacer el bien.

JUAN 5:16-17

Ahora considere a Juan 5:16-17. Jesús sanó un hombre en el día de reposo y le dijo en Juan 5:8: “Levántate, toma tu camilla y anda”. Esta orden puso al hombre en problemas por el hecho de cargar su camilla en el día de reposo. En Juan 5:16 Juan escribe: “A causa de esto los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en el día de reposo”. A lo que dice (en el versículo 17): “Pero él les respondió: Hasta ahora mi padre trabaja y yo también trabajo”.

¿Qué significa esta respuesta? Creo que tiene este significado: Cuando Adán pecó, Dios se levantó de su descanso en el día de reposo, después de la creación, y comenzó a trabajar nuevamente, (esta vez no en la creación, sino en la redención) con vistas a una nueva creación, a una nueva humanidad. “Hasta ahora mi Padre trabaja, y yo también trabajo”. «Ustedes no entienden lo que estoy haciendo. Mi padre y yo estamos creando un mundo nuevo, una humanidad nueva, y cuando la terminemos, celebraremos con un nuevo día de reposo».

Y este trabajo de redención y de nueva creación estuvo terminado definitivamente en la cruz. Y tres días después Jesús resucitó de entre los muertos para celebrar la victoria que había ganado, y la nueva creación que finalmente había obtenido e inaugurado. Ahora podía sentarse con su Padre en el trono del universo y entrar en su Día de reposo.

LA IGLESIA PRIMITIVA Y EL PRIMER DÍA DE LA SEMANA

Por esa razón la iglesia primitiva tomó el primer día de la semana como su día de adoración y volvió la espalda al séptimo día. El séptimo día marcó la victoria de la primera creación. El primer día marcó la victoria de la nueva creación con la resurrección de Cristo. Aquí tenemos algunas de las definiciones respecto al primer día de la semana:

En los cuatro evangelios se emplea una manera muy usual de expresar el primer día de la semana, para describir el día de la resurrección de Jesús. Usualmente es traducido “En el primer día de la semana” (Juan 20:1, Lucas 24:1, Marcos 16:2: Te de mia ton sabbaton, o Mateo 28:1: eis mian sabbaton). Literalmente se leería: “el día número uno después del sábado; o sea, el primer día en la secuencia de días determinados por el sábado” (Jewett, The Lord’s Day, p. 75). Las palabras usadas para “primer” aparecen 150 veces en el Nuevo Testamento. Y solamente en referencia al día de la resurrección tenemos este uso peculiar.

¿Por qué es tan significativo este uso? Es significativo porque hay solo dos textos fuera de los evangelios donde los escritores se refieren al primer día de la semana como especial para la iglesia, y en esos dos textos se manifiesta ese uso peculiar. Hechos 20:7: “En el primer día de la semana [en de te mia ton sabaton], cuando estábamos reunidos para partir el pan, Pablo les hablaba, pensando partir al día siguiente”. 1ra a los Corintios 16:2: “El primer día de la semana [kata mian sabattou], cada uno de vosotros aparte y guarde según haya prosperado, para que cuando yo vaya no se recojan entonces ofrendas”.

Este uso es simplemente sorprendente desde un punto de vista estadístico. Hay más de 150 usos de la palabras “primer” (aún “primer día”) que no se refieren al primer día de la semana (Por ejemplo: Mateo 26:17; Marcos 14:12; Hechos 20:18; Filipenses 1:5) y solo en referencia al primer día de la semana, como día de congregación cristiana, está la forma idéntica y extraordinaria, empleada para describir el día que Jesús resucitó de entre los muertos.

La cuestión es que la iglesia cristiana cambió el séptimo por el primer día con vistas a la adoración porque ese fue el día en que el Señor Jesús resucitó de entre los muertos (el día que vindicó la obra redentora de su Padre). La nueva creación, la nueva humanidad, fueron compradas y establecidas (pero no consumadas).

CRISTO ES NUESTRO DÍA DE REPOSO FINAL

Así que ha comenzado el día de reposo final, eterno y comprado por sangre. Entramos en él cuando cesamos nuestras obras y confiamos en Cristo y su obra culminante en la cruz por nosotros. Aquí está el significado final y grandioso del día de reposo. Cristo se ha convertido en nuestro descanso, en nuestro día de reposo. Hebreos 4: 9-10 lo confirma cuando dice: “Queda por tanto un reposo sagrado para el pueblo de Dios.10 Pues el que ha entrado en su reposo, él mismo ha reposado de sus obras, como Dios reposó de las suyas”. En este texto hay una referencia al tiempo pasado: hemos entrado. Pero luego el escritor añade en el versículo 11: “Por tanto esforcémonos por entrar en ese reposo”. En otras palabras, hemos entrado en ese reposo, y todavía debemos hacerlo. La redención está cumplida. Ahora, debe ser aplicada y consumada. Nuestro día de reposo eterno comenzó pero no está completamente presente.

Probablemente por esa razón, la iglesia primitiva no abandonó la celebración de un día, entre siete, como día especial del Señor. En Apocalipsis 1:10 se le llama, “el día del Señor”. “Estaba yo en el Espíritu en el día de Señor”. Ellos sabían que el descanso eterno aún era futuro. Todavía se necesitaba un día para testificar a un mundo auto dependiente y autosuficiente de que nuestras obras no nos salvan o nos definen, Cristo es quien lo hace.

¿Qué es lo que Pablo quiere decir entonces, cuando escribe a los colosenses (en Colosenses 2:16-17): “Por tanto, que nadie se constituya en vuestro juez con respecto a comida o bebida, o en cuanto a día de fiesta, o luna nueva, o día de reposo; 17 cosas que solo son sombra de lo que ha de venir, pero el cuerpo pertenece a Cristo”? Pienso que Pablo quiere decir que Cristo mismo es nuestro día de reposo final. “Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Cristo ha venido y ha comprado nuestro descanso, y se ha convertido en nuestro lugar de descanso. Nos ha sido quitada la carga de salvarnos a nosotros mismos. Hay descanso para nuestras almas.

Pero la sombra permanece porque Cristo no ha regresado todavía. Un día no habrá más semanas porque no habrá más noches, meses o años. El sol y la Luna no se necesitarán, porque “el Señor Dios los iluminará” (Apocalipsis 22:5). Solo habrá día de reposo y no otro día.

Pero todavía no probaremos el reposo final, sino solo en parte, a medida que confiemos en Cristo. Por tanto, el principio del día de reposo no fue abandonado por la iglesia primitiva. Cristo aún ofrece su sombra frente a este mundo cargado, es decir, el primer día de la semana (el día del Señor. Y el significado de ese día es que Jesucristo ha resucitado, Jesús es Señor, Jesús es creador, Jesús es redentor y en Jesús está el único descanso para nuestras almas. El primer día es para adorar a Jesús. Es un día para expresar, mediante nuestras acciones, que Jesús (no nuestras obras, ni el dinero que ganamos por nuestras obras), es nuestro tesoro y nuestra razón de ser. Es un día especial para darle la honra y la gloria al Señor. Es un día para la misericordia. Es un día especial para el hombre.

¿SE REFIERE ROMANOS 14:5 AL DÍA DEL SEÑOR?

Ahora bien, cuando Romanos 14:5 dice: “Uno juzga un día superior a otro, otro juzga iguales todos los días. Cada cual esté plenamente convencido en su propio sentir”, ¿se refiere al día del Señor? Respondo junto a Paul Jewett: “No resulta convincente… tomar la declaración de Pablo en Romanos 14:5 tan absolutamente como hemos considerado a Juan (el apóstol) un judaizante, por haber llamado un día de la semana “el día del Señor” (Apocalipsis 1:10), dándole así la preeminencia”. (The Lord’s Day, p. 78).  Jewett acepta la convicción de Juan pues tiene autoridad apostólica y asume que él no está entre los “débiles” de Romanos 14:2. O sea, Juan no llama un día de la semana “el día de Señor” como una opción entre muchos. Lo llama “el día del Señor” porque él y la iglesia primitiva lo trataban como un día especial entre los demás días.

No puedo dejar de mencionar que me parece una evidencia muy convincente el hecho de que el día del Señor permanezca hasta que Jesús venga y que esté separado para la gloria de Cristo y el bien de las almas. Que el Señor nos dé sabiduría, libertad y gozo mientras mostramos Su obra y Su valor en Su día.


1 Vea: D. A. Carson, From Sabbath to Lord’s Day: A Biblical, Historical and Theological Investigation [Wipf & Stock Publishers, 2000]; Joseph Pipa, The Lord’s Day [Christian Publications, 1997]; Paul K. Jewett, The Lord’s Day [Eerdmans, 1971].John Piper (@JohnPiper) is founder and teacher of desiringGod.org and chancellor of Bethlehem College & Seminary. For 33 years, he served as pastor of Bethlehem Baptist Church, Minneapolis, Minnesota. He is author of more than 50 books, including Desiring God: Meditations of a Christian Hedonist and most recently Providence.

John Piper

Es el fundador y escritor principal de DesiringGod.com y es presidente de Bethlehem College & Seminary. Durante 33 años Piper ha servido como pastor de Bethlehem Baptis Church. Ha escrito más de 50 libros, entre ellos Cinco puntos y Viviendo en la luz: dinero, sexo & poder.

Es uno de los escritores cristianos más reconocidos de las últimas décadas. Su escritura es  caracterizada por un corazón pastoral y un estilo confrontador, pero también alentador. Sus más de 30 años de ministerio están recopilados gratuitamente en artículos y vídeos. Los puedes encontrar en: DesiringGod.org.

El pastor John Piper vive en la ciudad de Minneapolis, Estados Unidos con su esposa Noel. Tiene cinco hijos y catorce nietos.

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Y sin fe es imposible agradar a Dios

Desiring God

Y sin fe es imposible agradar a Dios

John Piper

Hebreos 11:4-6: Por la fe Abel ofreció a Dios un mejor sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó el testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y por la fe, estando muerto, todavía habla. Por la fe Enoc fue trasladado al cielo para que no viera muerte; y no fue hallado porque Dios lo trasladó; porque antes de ser trasladado recibió testimonio de haber agradado a Dios. Y sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe, y que es remunerador de los que le buscan.

VOLVIÉNDONOS RADICALMENTE LIBRES
La semana pasada, comenzamos nuestra exposición de Hebreos 11 preguntando por qué fue escrito y qué tiene que ver con nuestras vidas hoy. Respondí que fue escrito para ayudarnos a convertirnos en el tipo de personas descritas seis versículos antes, en Hebreos 10:34. Éstos eran cristianos quienes aceptaron con gozo el despojo de sus bienes, por el servicio de Cristo y la causa del amor. En otras palabras, eran radicalmente libres del amor por este mundo y de los valores que determinan la mayoría de las cosas que pasan como éxito en Norteamérica. Eran libres de esta atadura porque, dice el versículo 34 que vivían que tenían para sí «una mejor y más duradera posesión”.

Aquí es donde comienza el capítulo 11. «Ahora bien, la fe es la certeza [o la substancia] de lo que se espera, la convicción [o evidencia] de lo que no se ve”. En otras palabras, el «conocimiento», o certeza de 10:34 («sabiendo que tenéis para vosotros mismos una mejor y más duradera posesión»), es ahora llamado «fe». Y estamos a punto de leer un capítulo completo de ejemplos vivos de esta fe radicalizadora. Así que el mensaje del capítulo 11 es encarnar y demostrar más historias de fe, para que podamos imitar la fe y heredar las promesas de Dios.

IMITACIÓN Y HERENCIA
Usted puede saber que estamos en el camino correcto, al recordar Hebreos 6:11-12, que describía exactamente el mismo patrón de imitación y herencia. «Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para alcanzar la plena seguridad de la esperanza, a fin de que no seáis indolentes, sino imitadores de los que mediante la fe y la paciencia heredan las promesas”. Ése es el propósito de Hebreos 11: dar más ejemplos de «los que mediante la fe y la paciencia heredan las promesas», para que podamos imitar su fe y unirnos a ellos en la herencia.

Y si usted se pregunta si solo debiera mirar así a los santos del Antiguo Testamento para encontrar ánimo e imitarles, Hebreos 13:7 dice que no, usted también debe mirar a quienes le enseñan la Palabra y ser inspirado también por fe de ellos. «Acordaos de vuestros guías que os hablaron la palabra de Dios, y considerando el resultado de su conducta, imitad su fe”. Así que este es un asunto importante en el libro de Hebreos. Tenga héroes. Conozca algo de la historia de la iglesia. Conozca algo sobre la biografía misionera. Conozca a algunos grandes hombres de negocio cristianos. Conozca algunas grandes mujeres quienes derramaron sus vidas en la familia y en la iglesia y en la comunidad por amor de Cristo. Conozca su fe y sea animado por ellos e imíteles. Ése es el propósito de Hebreos 11.

TENER PACIENCIA, HACER, Y OBTENER
O, pudiéramos tomar los versículos 35-36 en el capítulo 10 y decir que ellos expresan lo que está en juego al leer el capítulo 11. El escritor nos ruega: «Por tanto, no desechéis vuestra confianza, la cual tiene gran recompensa. Porque tenéis necesidad de paciencia, para que cuando hayáis hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa”. Note el patrón de tres pasos: 1) tenga paciencia mientras confía en Dios; 2) haga la voluntad de Dios en el poder de ésa confianza; y 3) obtenga lo que le es prometido.

En esta mañana, mientras damos otro paso en Hebreos 11, me siento impulsado a enfatizar, la necesidad de nuestra paciencia, como dice el versículo 36: «tenéis necesidad de paciencia». Antes de ayer, estuve en Charlotte para la reunión anual de la Alianza Cristiana y Misionera. David Wells fue uno de lo oradores, y tuvimos oportunidad de una breve conversación. Hablamos de los peligros de la debilidad doctrinal expandiéndose en un evangelicalismo que se define a sí mismo cada vez más en términos y métodos y relaciones interpersonales antes que en la verdad. En un momento de la conversación, él dijo algo muy crucial, y luego lo repitió en su mensaje. Dijo que muchas personas no se percatan de cuán vulnerables son y cuán peligrosa es la vida de fe.

Quiso decir que no debiéramos dar por sentada la fidelidad de nuestras iglesias o de nuestras denominaciones o iglesias o familias o, incluso, de nuestros propios corazones, como si la paciencia vigilante y consciente no fuera algo continuamente necesario. Sin nuestra ferviente atención a la verdad y a la fe, todo decae, incluyendo nuestro propio peregrinaje con Dios.

Así que, con una preocupación renovada por mi propia fe, por la fe de nuestra iglesia, y por la fe de nuestras almas y de nuestra familia, digo en esta mañana las palabras de Hebreos 10:36: «tenemos necesidad de paciencia». ¡Tenemos necesidad de paciencia! ¡Oh, cuán claramente lo vi en las vidas de los pastores a quienes hablé en Charlotte, algunos con lágrimas, quienes habían perdido su gozo y su pasión y no sabían si podían seguir adelante en el ministerio! El problema de la paciencia, y la perseverancia por un largo período, y de permanecer vivo, y de prosperar y ser renovado cada día, y de encontrar paz para terminar la carrera, es un problema inmenso para cada uno de nosotros. Y no hay descanso en las experiencias pasadas. No hay deslices casuales. El celo de hoy puede convertirse en la duda y el aburrimiento de mañana. Y la sensación de aletargamiento espiritual de hoy puede convertirse en el éxtasis y poder de mañana.

LOS HOMBRES DE ANTAÑO OBTUVIERON APROBACIÓN
Es por esta razón que Dios nos dio Hebreos 11. Es un ejemplo tras otro de fe verdadera, para que podamos ser «imitadores de los que mediante la fe y la paciencia [el sufrimiento prolongado, la perseverancia] heredan las promesas».

Ahora, para establecer la conexión entre el texto de la semana pasada y el de hoy, usted puede recordar que, la semana pasada, no dije palabra alguna sobre Hebreos 11:2. Estaba guardándolo para hoy. Hace un puente perfecto con el texto de hoy. Leamos los versículos 1-2: «Ahora bien, la fe es la certeza [o substancia] de lo que se espera, la convicción [o evidencia] de lo que no se ve. Porque por ella recibieron aprobación los antiguos».

Permítanme parafrasearla para mostrar su significado: Vemos que la fe tiene dos aspectos, como dice el versículo uno. 1) La fe es estar seguro de las promesas de Dios, que son dignas de que tengamos esperanza en ellas («la substancia de lo que se espera»). 2) La fe es estar seguro de que el Dios invisible y Su mano en la creación realmente existen («la evidencia de lo que no se ve»), lo que vimos ilustrado en el versículo 3. Y luego dice, en el versículo 2: vemos esto porque es mostrado en las vidas de los santos del Antiguo Testamento: «Porque por ella [por este tipo de fe] recibieron aprobación los antiguos [fueron autenticados por Dios, o agradaron a Dios].»

Así que las vidas de los santos del Antiguo Testamento son ilustraciones de este tipo de fe. Ellas no demuestran que la fe es lo que dice el versículo 1. La ilustran. De hecho, el escritor no trata de probar que esto es fe, a final de cuentas. Él ve todo esto como una de las teorías más básicas de la naturaleza de la realidad. Toda su interpretación del Antiguo Testamento pende de ella. Permítanme mostrarles simplemente lo que quiero decir.

Las dos primera ilustraciones del Antiguo Testamento que él da sobre la verdad del versículo 2 (que los antiguos recibieron aprobación por ella), son Abel, el segundo hijo de Adán y Eva, y Enoc, la séptima generación después de Adán, mencionado en Génesis 5. Así que dice en el versículo 4: «Por la fe Abel ofreció a Dios un mejor sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó el testimonio de que era justo [esta es la aprobación de Dios], dando Dios testimonio [la misma palabra de nuevo] de sus ofrendas; y por la fe, estando muerto, todavía habla”. Así que el escritor se enfoca, con Abel, en que Dios aprobó su ofrenda al contarlo como justo. Y dice que la clave de la aprobación a Abel fue que hizo su ofrenda por la fe. No solo es importante lo que hacemos, sino cómo lo hacemos. ¿Expresan nuestras acciones «la certeza de lo que se espera»?

Entonces, en el versículo 5, menciona a Enoc como ejemplo del principio del versículo 2 (que los antiguos recibieron aprobación por fe): Por la fe Enoc fue trasladado al cielo para que no viera muerte; y no fue hallado porque Dios lo trasladó; porque antes de ser trasladado recibió testimonio [aquí está la misma palabra del versículo 2: recibieron aprobación, o testimonio] de haber agradado a Dios». Dos veces, en Génesis 5 (versículos 22 y 24), Moisés dice que Enoc «anduvo con Dios». Es por esto que el escritor a los Hebreos dice que Enoc agradó a Dios. Así concluye que «por la fe» Enoc fue bendecido por Dios al ser trasladado al cielo.

¿POR LA FE?
Ahora el escritor está totalmente consciente del problema que ha creado. Ha elegido santos del Antiguo Testamento para ilustrar este principio en el versículo 2 (que por la fe los antiguos recibieron aprobación), cuando de hecho, en ninguna de esas historias del Antiguo Testamento se menciona la fe. Esto no es un desliz. Él sabe exactamente lo que hace. Y si estamos dispuestos a seguirlo, veremos cuán profunda es esta revelación.

Su argumento de la naturaleza de la fe no parte de estos textos del Antiguo Testamento. No está diciendo: ya que descubrí que la fe fue mencionada en estas historias, entonces la fe debe ser el modo en que ellos agradaron a Dios. De hecho, su argumento es justamente el opuesto. Él ve la fe en las historias, no porque sea mencionada, sino porque estos hombres, de hecho, agradaron a Dios, y no hay otro modo de agradar a Dios que por la fe.

Vea el versículo 6. Éso es lo que dice. Vea nuevamente la idea del versículo 5. Termina diciendo que Enoc «recibió testimonio de haber agradado a Dios», es decir, anduvo con Dios. Entonces, el versículo seis retoma este detalle de que Enoc agradó a Dios y lo argumenta de este modo: «Y sin fe es imposible agradar a Dios». Ahora, es por esta razón que él ve fe en las vidas de Abel y de Enoc. La Biblia dice que los dos agradaron a Dios, Abel en su «mejor sacrificio», y Enoc al andar «con Dios». Y, entonces, el escritor concluye que esta ofrenda y esta comunión con Dios debieron haber sido por fe, porque «sin fe es imposible agradar a Dios».

Ahora, este es un razonamiento muy básico. Y, ¡oh! cuánto oro para que todos ustedes respeten y cultiven, en las mentes que Dios les dio, el razonamiento de las Escrituras. Si alguien me hubiera mostrado, cuando joven, que la Biblia, antes de afirmar, razona, entonces no me hubiera tomado hasta los 22 años para comenzar a descubrir tantas de las riquezas de la Palabra de Dios. Esto es un razonamiento básico. Yo diría que un niño promedio de 8 o 9 años podría comprenderlo.

DOS DECLARACIONES QUE LLEVAN A UNA CONCLUSIÓN:
Declaración #1: «sin fe es imposible agradar a Dios», o dicho positivamente, «Solo con fe es que nuestra obediencia agradará a Dios».

Declaración #2: Enoc agradó a Dios. Entonces, ¿cuál es la conclusión? • Conclusión: Enoc tenía fe. O: fue por fe que Enoc anduvo con Dios y fue trasladado al cielo. Así es como el escritor llega a la declaración del versículo 2: «Porque por ella [por la fe] recibieron aprobación los antiguos».

¿POR QUÉ ES QUE LA FE AGRADA A DIOS?
Pero aún no hemos llegado al fondo del asunto. El argumento aún no descansa en la verdad más profunda sobre Dios. Sí, Enoc agradó a Dios. Sí, sin fe es imposible agradar a Dios. Sí, por tanto, Enoc (y Abel) tenía fe, y actuó por fe, ilustrando el principio del versículo 2. Pero, ¿de dónde es que proviene esta premisa (esta declaración) de que «sin fe es imposible agradar a Dios»? ¿Cuál es el fundamento de esa declaración? ¿Cuál es la base? ¿Cuál es el fondo?

Él da la respuesta en la última parte del versículo 6. Primero hace la declaración: «Y sin fe es imposible agradar a Dios». Luego da el fundamento. Aquí está el fondo de todo: Sin fe usted no puede agradar a Dios «porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe, y que es remunerador de los que le buscan». Por esta razón es que solo podemos agradar a Dios por la fe.

Hay dos partes de la fe en este versículo que muestran por qué agrada a Dios. El escritor no va más allá de esto. Él apoya su argumento en esta razón. Éste es el fundamento de todo. Primero, dice que la fe cree que Dios existe. Segundo, dice que la fe cree que Dios es remunerador de los que le buscan. Ya que la fe tiene estas dos características, por ello: agrada a Dios.

Ahora, medite conmigo por un momento y llegará a conocer más profundamente a Dios, quizás, más que nunca antes. Es por esto que este versículo está aquí, para que usted conozca a Dios. Él no dice por qué es que Dios se agrada por estos dos aspectos de la fe. Solo dice que lo hace. Hay algo sobre la naturaleza de Dios que lo hace obvio. No necesita un argumento. El hecho de que Dios se agrade de estos dos aspectos o características, pertenece a la misma esencia de lo que significa ser Dios.

ÉL ES REAL, Y ES REMUNERADOR
Digámoslo con nuestras propias palabras. Dios se agrada de nosotros cuando en nuestra relación con Él se reflejan dos aspectos. Uno: que Él es real, y el otro: que Él es galardonador.

Detrás de estas dos afirmaciones sobre Dios hay dos verdades:

Dios existe absolutamente. Él no llegó a ser y nunca dejará de ser. Él no se está convirtiendo en algo, o está creciendo, o está cambiando. Él dijo: «YO SOY EL QUE SOY» (Éxodo 3:14). Ése es Su nombre. Él es absolutamente. Por tanto, Él se agrada cuando su existencia absoluta es conocida y aceptada. Él se agrada cuando en nuestras vidas se refleja lo que Él es.

Detrás de la afirmación de que Dios es remunerador, está la verdad de que Dios es tan pleno y tan completamente auto-suficiente que sobreabunda. En lugar de necesitar nuestro servicio, Él es como un manantial inagotable de vida y energía y gozo y belleza y bondad y poder. Por tanto, a Dios le agrada cuando nos volvemos a Él en un modo que afirma esta verdad y se deleita cuando venimos a Él como nuestro galardonador.

Ahora, el escritor a los Hebreos solo afirma que esto es lo que hace la fe: la fe viene a Dios con confianza de que Él existe, y la fe viene a Dios con confianza de que Dios será un dador generoso. No está argumentando que la fe es así porque la haya encontrado definida en las historias del Antiguo Testamento. Está diciendo: debido a la realidad absoluta de la existencia de Dios, y de la plenitud de Dios, ésto es lo que debe ser la fe. Éste es el fin del argumento. Éste es el fundamento del razonamiento.

Pudiéramos decirlo de esta forma: lo que agrada a Dios es que nuestros corazones y mentes muestren la existencia de Dios y la belleza de Dios; que mostremos la existencia de Dios y Su excelencia; que mostremos cuán real es Él y cuán remunerador es. Ésto es lo que agrada a Dios, y es fe.

LA FE DEPENDE DE CÓMO ES DIOS, NO DE CÓMO SOMOS NOSOTROS
Ésto nos lleva de vuelta al versículo 1. Note cómo las dos partes del versículo 6 corresponden a las dos partes del versículo1. «La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Ése es el versículo 1. La «convicción de lo que no se ve» corresponde a que la creencia de la fe en que Dios existe (6a). Y la «certeza de lo que se espera» corresponde a la creencia de la fe en que Dios es remunerador de los que le buscan (versículo 6b). La fe tiene, al menos, estos dos componentes: uno es la convicción de que hay un gran Dios invisible quien existe absolutamente y no depende en lo más mínimo de nosotros. Y el otro es la certeza de que este gran Dios invisible es un Dios de amor y abundancia y libertad y gracia soberana para todos los que le buscan en verdad.

Comienzo diciendo que en nuestros días, la vida de fe es vulnerable y peligrosa. Las escuelas, las denominaciones, las iglesias, las familias, y las almas son vulnerables a la sutil intrusión del mundo y el pecado y el error y de Satanás. La vigilancia y paciencia son cruciales para nuestras almas y familias e iglesias y escuelas cristianas.

Lo que hemos visto en Hebreos, ahora, es que la naturaleza de la fe y la vitalidad de la fe están fundamentadas en cómo es Dios, no en cómo somos nosotros. Usted no descubre qué es la fe cristiana al consultar las necesidades que siente. La descubre consultando la naturaleza de Dios. Por tanto, si quiere que su fe sea fuerte, y su alma sea fuerte, y su familia sea fuerte, y su iglesia sea fuerte, y su denominación y escuelas sean fuertes, conozca a Dios. ¡Conozca a su Dios!

Mientras más conozca cómo es Dios, más conforme a Su grandeza será su fe. Estará más y más seguro de las cosas que espera y más y más convencido de las cosas que no se ven. Y la existencia y plenitud de Dios serán maravillosamente mostradas en su vida.

​John Piper (@JohnPiper) es fundador y maestro de desiringGod.org y ministro del Colegio y Seminario Belén. Durante 33 años, trabajó como pastor de la Iglesia Bautista Belén en Minneapolis, Minnesota. Es autor de más de 50 libros.

Los Hombres de Verdad Aman las Mujeres de Carácter

Soldados de Jesucristo

Paul Maxwell

Los Hombres de Verdad Aman las Mujeres de Carácter

He escuchado a muchas personas decir: “A los hombres le gustan las mujeres tranquilas”. “Los chicos no responden bien a chicas inteligentes”. “Las mujeres profesionales son demasiado intimidantes como para atraer hombres buenos”.

Yo entiendo por qué creemos estas cosas. Es una historia bonita. Tiene sentido en el éxito de algunas mujeres para encontrar maridos, y el fracaso de otras. Como cristianos (y como seres humanos) nos sentimos muy inteligentes cuando tenemos que diagnosticar la causa y la cura de la soltería. “Eres demasiado obstinada”. “Eres demasiado escandalosa”. “Una mujer debe ser humilde, tranquila y delicada”.

Sin embargo, es fácil olvidar en medio de todo nuestro diagnóstico que: si una mujer es “intimidante” es un factor de la percepción masculina, no de la personalidad femenina. ¿Queremos que las mujeres sean menos intimidantes? Esa es una pregunta para exponerla a los hombres que las ven como tal, y solo podemos esperar que tales hombres maduren. La verdadera pregunta que debemos hacernos es: ¿queremos que las mujeres sean débiles? Y la respuesta debe ser siempre, basados en lo que nos enseña la Escritura: “De ninguna manera”.

Las mujeres de carácter son tan vitales como los hombres de carácter para el propósito de Dios en la iglesia. ¿Por qué?

1. Las mujeres de carácter exponen a hombres perversos

No puedo hablar en nombre de los hombres cristianos en todas partes, pero puedo hablar por mí mismo, y en nombre de muchos de los hombres de la Biblia: La piedad es atractiva tanto para los hombres como para las mujeres (Pr. 31:30).Y, a menudo, la femineidad piadosa requiere ser fuerte, incluso intimidante. Considere a Jael en Jueces 4. El marido de Jael, Heber, “se había separado de los ceneos,”, y “había plantado su tienda cerca de la encina Zaanaim, que es junto a Cedes”.

Por lo tanto, cuando Sísara, un general militar cananeo bajo Jabín, rey de Hazor –enemigo del pueblo de Dios– trató de buscar refugio, se fue a la tienda de Heber, “porque había paz entre Jabín rey de Hazor y la casa de Heber Cineo” (Jue. 4:17). Pero Sísara encontró a Jael en la tienda y empezó a darle órdenes: “Dame un poco de agua” “Ponte a la entrada de la tienda”. En respuesta, Jael “se le acercó silenciosamente y le clavó la estaca en las sienes, la cual penetró en la tierra” (Jue. 4:21). Débora posteriormente canta de Jael: “Bendita entre las mujeres sea Jael”. “Extendió ella la mano hacia la estaca de la tienda, y su diestra hacia el martillo de trabajadores” (Jue. 5:26).

Gracias a Dios Jael no era mansa, sumisa y respetuosa hacia este amigo de su marido rebelde. Ella no era de las que se dejaba pisotear. Las mujeres de carácter rechazan las demandas de los hombres malos.

2. Las mujeres de carácter reprenden a hombres buenos

Cuando David decidió matar a Nabal –el hombre impetuoso y brutal que encarna la locura de la pura masculinidad– Abigail, mujer de Nabal, ofreció a David cientos de pasteles de higos, panes y odres de vino. Aun más, ella aprovechó la oportunidad para hablar a David con las siguientes palabras: “esto no causará pesar ni remordimiento a mi señor, tanto por haber derramado sangre sin causa como por haberse vengado mi señor” (1 S. 25:31). En otras palabras, Abigail advirtió: “Ten cuidado. No uses tu poder de manera que te haga culpable”.

David respondió: “Bendito sea tu razonamiento, y bendita seas tú, que me has impedido hoy derramar sangre y vengarme por mi propia mano” (1 S. 25:33). Nabal murió poco después de un ataque al corazón. “Entonces David envió a hablar con Abigail, para tomarla para sí por mujer” (1 S. 25:39).

David se sintió atraído hacia esta mujer valiente por su fortaleza, por su reprensión y por su carácter. Abigail le hizo la vida más difícil a David. Y David, en un momento de gracia, fue capaz de ver que el hecho de que Abigail se interpusiera en su camino, era un regalo de pureza para él. Ese día, David buscaba la salvación por sí mismo, pero le fue dada por Dios en Abigail, quien aun cuando estaba a su merced como sierva le dijo lo que necesitaba escuchar.

Las mujeres fuertes reprenden a hombres buenos, que necesitan ayuda en sus debilidades, que necesitan a alguien que les ayude a ver cómo ser fuertes.

3. Las mujeres de carácter forman hombres creyentes

No hay más fuerte, más constante recordatorio del evangelio en mi vida que mi madre. Pablo dice algo muy similar de Timoteo: “Porque tengo presente la fe sincera que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también” (2 Ti. 1:5).

En un mundo ideal, hombres y mujeres unirían sus fuerzas. Pero vivimos en un mundo en el que necesitamos mujeres de carácter para hacer fuertes a los hombres, porque a veces simplemente no hay hombres para hacerlo. El padre de mi mamá murió cuando ella tenía nueve años, y mi propio padre no estaba presente en mi vida lo suficiente como para ser padre. Así que ella hizo el trabajo de dos padres –el trabajo de dos discipuladores– tanto para mi hermana como para mí. Junto con Pablo y Timoteo, estoy muy contento de que Dios nos dio estos regalos de mujeres fuertes para sobrevivir la presencia inconsistente y las consecuencias de las acciones de hombres “fuertes”.

Por supuesto, algunas de las madres más piadosas han tenido algunos de los niños menos piadosos, y viceversa. Pero en una época en la que los padres a menudo fallan en otorgar el don de la fe a sus hijos, el futuro a menudo se encuentra en la fortaleza de las mujeres para hacer ese trabajo evangelístico.

Ya sea como niños o como sus discípulos, las mujeres de carácter forman hombres creyentes.

La belleza y la fuerza de la fe

Vivimos en una época en que las mujeres están superando a los hombres en muchas áreas de habilidades profesionales y personales. Los hombres tienen dos opciones: encontrar la fortaleza femenina maravillosamente atractiva o permanecer inseguros e intimidados. Los hombres de verdad aman a las mujeres fuertes, porque la gloria de Dios es hermosa, y “la mujer es gloria del varón” (1 Co. 11:7).

Jesús, da a los hombres la gracia de ver la belleza de la gloriosa fuerza femenina. Da a las mujeres la resistencia para permanecer fuertes por el tiempo que sea necesario para que, a los hombres adecuados, ellas les parezcan hermosas por los motivos correctos. Y ayuda a los hombres y mujeres a enamorarse de una fe probada y genuina, que es “más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego” (1 P. 1:7).

Una publicación de DesiringGod.org | Traducida por Alicia Ferreira de Díaz

Paul Maxwell

Paul Maxwell (@paulcmaxwell) es un estudiante de doctorado (PhD) en el Trinity Evangelical Divinity School, y es profesor de filosofía en el Moody Bible Institute. Escribe regularmente para Desiring God.