“Sígueme”

“Sígueme”

Autor: ROBY ELLIS

a1Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron (Mateo 4:18-22).

La elección de los doce apóstoles fue un reclutamiento inusual—por no decir nada más. Jesús escogió a dos hermanos que eran compañeros de trabajo en la industria galilea de pesca (Lucas 5:10). Escogió a un cobrador de impuestos llamado Mateo (Mateo 9:9) y a un zelote llamado Simón (Lucas 6:15), lo cual habrá generado algunas conversaciones “interesantes” ya que los zelotes odiaban grandemente a los cobradores de impuestos. Jesús incluso escogió a un hombre que sabía que Le traicionaría al final (Juan 6:64). Se conoce a muchos de los apóstoles solamente por nombre, y solamente la mitad de ellos tienen algún rol en alguna conversación en las narraciones de los Evangelios. Parece que cada uno de estos hombres se convirtió en discípulo en respuesta a la invitación simple: “Sígueme”.

Hubo muchos que siguieron a Jesús aparte de los doce apóstoles. Mateo registra que justo después que Jesús llamara a los primeros apóstoles, “le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán” (Mateo 4:25). Incluso después del Sermón del Monte, en el cual Jesús presentó un concepto radicalmente diferente en cuanto a la justicia, el cual muchos todavía consideran misterioso u ofensivo, “le seguía mucha gente” (Mateo 8:1). Sus seguidores también incluyeron a algunos de entre aquellos que llegaron a ser Sus adversarios más ardientes. Mateo registra que cierto escriba llegó donde Jesús y le dijo: “Maestro, te seguiré adondequiera que vayas” (Mateo 8:19).

En vez de avivar la llama de Su popularidad inicial, Jesús Se aseguró de que Sus futuros discípulos entendieran desde el comienzo lo que implicaría seguirle. Él dijo: “Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza” (Mateo 8:20). Cuando un hombre Le dijo que Le seguiría después de enterrar a su padre, Jesús le dio una respuesta que parece un poco dura: “Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos” (Mateo 8:22). ¡Cuán apropiado fue que Su viaje inicial con Sus discípulos a través de Galilea también fuera un tiempo tempestuoso (Mateo 8:23-27)! Los doce apóstoles necesitaban saber que el discipulado no sería un “viaje placentero”, pero que a la vez siempre estarían a salvo mientras el Maestro estuviera con ellos.

Si escogemos seguir a Jesús, Él nos guiará—como el Buen Pastor (Juan 10)—“junto a aguas de reposo”  (Salmos 23:2) y “por sendas de justicia” (vs. 3). Sin embargo, también nos guiará “en valle de sombra de muerte” (vs. 4). Pero incluso en el valle tenebroso, no debemos temer el mal—ya que tenemos la seguridad de que el Señor está con nosotros, y sabemos que debemos caminar a través de tales valles si esperamos llegar al lugar donde el Pastor ha preparado una mesa para nosotros (vs. 5).

¿Seguirá a Jesús en tiempos tempestuosos como Le sigue en tiempos de calma? ¿Le seguirá cuando es poco popular, o será parte de las multitudes que venían y se iban rápidamente? ¿Le seguirá “de lejos”—de la manera que Pedro Le siguió cuando el fin era incierto (Mateo 26:58)? Cuando la tempestad llegó en el primer viaje, abandonar al Maestro no era una opción (no había ningún otro lugar al cual ir), pero las oportunidades para huir fueron muchas en el futuro. Jesús quiere que sepamos desde el comienzo que habrá tempestades en la vida, pero también quiere darnos la seguridad de que siempre estaremos seguros mientras escuchemos Su voz tierna y vayamos donde Él nos guía.

Derechos en español © 2016 por www.ebglobal.org. Traducción por Moisés Pinedo. Título original en inglés, “Follow Me”, en The Elizabethton Edifier, 7 de febrero, 2016.

Los “Mensajes Subliminales”, la Superstición y el Cristiano

Los “Mensajes Subliminales”, la Superstición y el Cristiano

Autor:Moisés Pinedo 

La creencia en el supuesto poder de los mensajes subliminales para controlar el comportamiento humano comenzó a ganar popularidad a finales de la década de 1950, debido a la reclamación de James Vicary de que los mensajes breves e intermitentes en la presentación preliminar de una película incrementaron las ventas de gaseosas y palomitas de maíz. Sin embargo, algunos años después se descubrió que tal reclamación fue un fraude, y los experimentos subsiguientes en este campo no han producido resultados positivos (Long-Crowell, s.d.; Payne, 1981, p. 729). A pesar de esto, la “superstición subliminal” ha seguido extendiéndose, penetrando la mente cristiana e incluso siendo acogida en los púlpitos religiosos.

ENTENDIENDO EL CONCEPTO

Un mensaje subliminal es “una señal o mensaje que tiene el propósito de pasar debajo de los límites normales de la percepción”. Supuestamente, “no es percibido conscientemente, pero a la misma vez, es percibido inconscientemente” (“Propaganda Subliminal”, s.d.).

Como ya se ha señalado, en el sentido estricto de esta definición, simplemente no hay evidencia científica o creíble de que mensajes supuestamente percibidos de manera inconsciente puedan afectar el comportamiento humano. En cambio, para que un mensaje tenga la capacidad de afectar la mente y comportamiento de alguien, primero debe “ser percibido en algún nivel de conciencia” (Bernstein, 2008, p. 142).

Pero también se debe señalar que muchos de los mensajes que se promueven, presentan o califican como “subliminales” realmente no tienen nada que ver con el nivel subconsciente, y como tales, tienen la capacidad de afectar el juicio y la conducta. Estos mensajes o imágenes son presentados con disimulo, y tienen el propósito de hacer que los lectores o espectadores ingenuos e irreflexivos “digieran” los vicios de una sociedad mundana.

Se puede ver un ejemplo de tal disimulo en la película popular, Titanic de 1997, la cual contiene varias escenas sexuales y episodios de desnudez que se presentan bajo el pretexto de la expresión artística (“Guía Parental…”, s.d.). Sin duda, la exposición a tales escenas licenciosas corromperá la mente y sensibilidades morales del espectador—independientemente de su edad. Aunque la trama general de esta película pueda ser atractiva, los cristianos, cuyas oraciones incluyen las palabras “no nos metas en tentación” (Mateo 6:13), deberían evitar completamente esta película (como otras de la misma índole).

DETERMINANDO LA REALIDAD

¿Por qué algunos “mensajes subliminales” parecen funcionar? Mucho tiene que ver con las expectativas predeterminadas de la persona. Si alguien le cuenta una historia de terror en la noche, entonces tal vez usted comience a escuchar “sonidos extraños”.

Hace un tiempo atrás estaba buscando información en el Internet en cuanto a este tema, y tropecé con un artículo que leí de principio a fin. De manera interesante, no había puesto atención al título del artículo, y cuando finalmente lo leí, esta fue una sorpresa interesante. El título era: “Usted Leerá Esto… Usted Leerá Esto… Usted…” (Payne, 1981, p. 729). Yo había leído el artículo, pero no por el título sugestivo, sino debido a mis expectativas determinadas. Si alguien tiene interés en perder peso, tal vez el título “5 Cosas Simples para Perder Peso Rápido” sea muy atractivo, y tal vez tal persona esté más propensa a hacer clic en la imagen de “antes y después” de alguien que supuestamente ha perdido 20 kilos. Pero otra vez, estos no son ejemplos de “mensajes subliminales”—aunque ayudan a explicar la conducta de las personas expuestas a tales mensajes.

En un estudio con el fin de investigar las posibilidades de los mensajes subliminales en el audio, se dijo a la mitad de los participantes que escucharía grabaciones con mensajes subliminales para el mejoramiento de la autoestima, y a la otra mitad se le dijo que escucharía mensajes para el mejoramiento de la memoria. Los investigadores cambiaron los papeles, e hicieron escuchar al primer grupo los mensajes subliminales del segundo, y al segundo grupo los mensajes subliminales del primero. Independientemente del “mensaje subliminal”, los participantes a quienes se les dijo que escucharían mensajes de autoestima, reportaron mejoras en este aspecto, ¡aun cuando los mensajes no tenían nada que ver con la autoestima! (Bernstein, 2008, p. 142).

Hagamos un ejemplo más práctico. Escuche una parte de la pieza musical La Misa, del compositor francés Eric Lévi.

La Misa: 1

¿Entendió la canción? Probablemente no. Pero ¿escuchó el “mensaje subliminal”? Escuche esta nueva grabación que solamente incluye la parte que quiero que note. Ponga atención, y escuchará el siguiente mensaje:

Viva la “o”, viva la “obe”, viva la “obe…si”, viva la “obesidad”, ¡viva la “obesiiidad”! Viva la “o”, viva la “obe”, viva la “obesidad”, ¡viva la “obesidad”!, “obesidad”, “obesidad”, “obesidad”, “obesidad”…”.

La Misa: 2

Desde luego, esto es solamente una broma. Esta pieza musical no incluye tales palabras; realmente, ¡ni siquiera está escrita en español! Pero esto prueba el punto: usted pudo escuchar eso ya que yo le sugerí que lo hiciera. ¿Un mensaje subliminal? No.

EVITANDO EL EXTREMISMO

Es razonable que los cristianos que desean evitar la influencia del mundo, como también los padres responsables, se sientan preocupados por cualquier mensaje que “pueda infiltrarse sigilosamente” en la mente y controlar la vida. Las buenas noticias es que no necesitamos ser paranoicos. Si los mensajes subliminales realmente funcionaran, usted pudiera recitar una y otra vez la frase “Llega al cristianismo” a un ateo que duerme, y él no pudiera resistir abandonar su ateísmo y optar por la religión cristiana. Pero esto no es tan fácil. El ateo necesita escuchar y aceptar el mensaje cristiano en algún nivel de conciencia para cambiar sus pensamientos y acciones.

Lamentablemente, la falta de información ha causado que algunos cristianos lleguen a extremos injustificables, y que algunos padres provoquen rebeldía en sus hijos (Efesios 6:4). Una vez escuché a un predicador señalar que cuando se grabó la canción de Michael Jackson, Thriller, la “risa diabólica” al final de la canción realmente no era parte de la grabación original, pero que cuando se terminó de grabar, de “manera inexplicable” la risa estaba allí. Ya que armonizaba muy bien con la canción, los productores la dejaron allí. Supuestamente, ¡fue la risa del mismo diablo!

Déjeme aclarar algo: ¡esta no es una defensa a favor de la música de Michael Jackson (o cualquier otro cantante)! Muchas de sus canciones deberían ser evitadas, pero no porque “el diablo haya incluido su risa malévola en una de sus canciones”. Lo cierto es que vivimos en una era en la cual Dios ejerce Su influencia por medio de la Palabra de verdad (2 Timoteo 3:16-17; cf. 1 Corintios 13:8-10), y el diablo ejerce su influencia por medio de la mentira (Juan 8:44). Las huestes de maldad no ejercen poder directo por medio de expresiones milagrosas contra los hijos de Dios, o cualquier otra persona. (A propósito, la risa en Thriller es de Vincent Price, un actor de películas de terror).

También he conocido a cristianos que han prohibido la escucha de alguna canción popular debido a que si se la oye al revés, supuestamente se puede percibir un mensaje subliminal que tiene el potencial de cambiar el comportamiento del oyente. E incluso he escuchado a cristianos que han prohibido a sus hijos hispanos que escuchen cierta canción en inglés ya que si se la escucha al revésen inglés, entonces hay un mensaje subliminal en inglés que puede afectar negativamente al joven hispano.

Los padres no debemos subestimar a nuestros hijos; ellos son inteligentes, y pueden detectar la superstición. Desde luego, debemos analizar lo que leemos y escuchamos, y se debe tener cuidado de las cosas que oímos y repetimos en un idioma que no se conoce (vea el siguiente punto en este artículo). Pero ¡¿cómo puede un mensaje, que supuestamente es subliminal y se tiene que escuchar en orden invertido, afectar a un jovencito que ni siquiera entiende el idioma cuando lo escucha en el orden regular?! Si queremos influenciar positivamente a nuestros hijos, y queremos que ellos nos escuchen con respeto y atención, entonces debemos dejar las supersticiones, y debemos proveerles de razones reales para su obediencia. En el fondo, el cristianismo no es beneficiado en nada cuando los cristianos (con buenas intenciones) se sumergen en la superstición sin sentido.

Personalmente, conocí a un hombre muy inteligente que se enredó en este tipo de superstición (y esto muestra que la superstición no es necesariamente el problema de la gente de poca educación). Este hombre había leído o escuchado de algún “pacto” entre el creador de la caricatura animada Los Pitufos y el diablo mismo. Supuestamente, Papá Pitufo había “secuestrado” a un niño y le había hecho ahogar en un río. Un día, al llegar a casa y descubrir que sus hijos estaban jugando con algo que parecía un pitufo, el hombre decidió quemar a la “amenaza”. Los niños objetaron que el muñeco no era un pitufo (¡y realmente no lo era!), pero la superstición contra los “suspiritos azules” se había apoderado tanto del padre que al final un “muñeco inocente” fue ejecutado en la “hoguera”.

¿Piensa que el caso de superstición de este hombre era único? Escriba “La Verdadera Historia de los Pitufos” en YouTube y descubrirá “acusaciones” adicionales contra los pitufos—incluyendo la ocasión cuando un pitufo de peluche le dio una bofetada a una niña, a quien poco después encontraron muerta—y el único con sangre en las manos era el pitufo. También se dice que se encontró a otro niño muerto, y que a su lado estaba un muñeco de Papá Pitufo, quien, perturbadoramente, tenía una gran sonrisa burlona. Finalmente, se dice que una monja trató de quemar a algunos muñecos de pitufos, los cuales “rehusaban” ser consumidos por las llamas—bueno, hasta que la monja arrojó en el fuego una medallita de la Virgen Milagrosa (“La Verdadera…”, 2011). No hace falta decir que este es uno de los grados más vergonzosos de superstición que he visto en toda mi vida, y los “hechos” son simplemente inventados.

Otra vez, permítame indicar que esta no es una defensa a favor de Los Pitufos, o cualquier otra caricatura animada, pero el punto es que los padres cristianos no pueden ganarse el respeto de sus hijos al esperar que ellos crean tales fábulas ridículas. De igual manera, los cristianos no pueden ganarse el respeto del mundo cuando la única razón para advertir sobre el “peligro” de algo se basa en la superstición.

ANALIZANDO EL PELIGRO REAL

¿Indica el fraude de los “mensajes subliminales” que no existe peligro en absoluto en las cosas que vemos, escuchamos y leemos? ¡De ninguna manera! El peligro tiene que ver con el hecho de que existen mensajes que claramente, como también disimuladamente, atentan contra los principios bíblicos.

El cristiano debe analizar seriamente todo lo que ve, escucha y lee. Debe analizar seriamente lo que hace. La música moderna puede producir adicción, puede sugerir estilos de vida pecaminosos, y puede destruir la vida del oyente (vea Pinedo, 2011). Los padres cristianos deben instruir a sus hijos en cuanto a la clase de música que escuchan. Hay muchas canciones con letras que directa o indirectamente promueven el sexo extramarital, las drogas, el alcohol, el lenguaje profano y otras muchas perversiones. Todos los cristianos deben evitar tales influencias impías.

¿Qué acerca de las canciones en otros idiomas? Aunque es cierto que los mensajes en un idioma que el oyente no conoce no pueden afectar su mente para bien o mal (cf. 1 Corintios 14), el cristiano debe considerar su testimonio ante otros. Cuando era un jovencito que sabía suficiente inglés como para repetir las palabras de canciones pero no lo suficiente para entenderlas completamente, el ritmo de una canción en inglés llegó a ser uno de mis favoritos. Un día, mientras conversaba con una joven norteamericana, comenzamos a hablar de canciones. Yo le hablé de mi “canción favorita”, y repetí las palabras. Ella me preguntó: “¿Sabes lo que significa eso?”. Respondí que no; realmente, ¡no lo sabía! Ella dijo: “Significa: ‘Me gusta la manera en que te quitas la ropa”. Afortunadamente, ella era cristiana, y sabía que yo no entendía lo que mi “canción favorita” decía. El peligro real de la escucha de canciones en otro idioma es que otros que saben el significado pueden ser guiados a pensar mal de nosotros debido a que escuchamos tales mensajes. También existe el peligro de que repitamos las palabras “como loros”—sin entender su significado (como yo lo hice), y que otros piensen mal de nosotros por lo que expresamos involuntariamente. Esto puede entorpecer nuestra influencia cristiana. Si a alguien le gusta alguna canción en otro idioma, sería prudente que primero investigara en cuanto al significado de tal canción.

Los padres también deben analizar los programas de TV que sus hijos ven, y todo cristiano debe estar consciente de la influencia negativa que este cajón electrónico tiene para contaminar el alma (veaWebster, 2011). Generalmente, los mensajes en este medio son muy claros, y no deben ser ignorados. Cada día se alimenta a los televidentes de una dieta desbordante de profanidad, desnudez y egoísmo a través de los comerciales y programas de la sociedad mundana. A veces es casi imposible encontrar un programa bueno sin tropezar con alguna exhibición de impiedad; en tales ocasiones, el cristiano debería estar dispuesto a optar por el desuso por el bien de la santidad.

CONCLUSIÓN

Los cristianos debemos evitar los extremos. No debemos enredarnos en la superstición, pero tampoco debemos ser tan ingenuos como para ignorar los mensajes directos e indirectos de los medios saturados de moralidad pobre. En vez de tratar de “defender” a nuestros hijos de los mensajes subliminales que son imposibles de percibir, de los muñecos de peluche que no tienen la capacidad de moverse y mucho menos abofetear o herir a sus dueños, y de las risas aterradoras que no pueden infiltrarse por sí mismas en canciones, debemos enfocar nuestros esfuerzos en defenderles de los mensajes reales de este mundo de maldad. En nuestros esfuerzos por hacerlo, no olvidemos pedir sabiduría “a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche” (Santiago 1:5).

Referencias

Bernstein, Douglas (2008), Fundamentos de la Psicología [Essentials of Psychology] (Belmont, CA: Wadsworth), quinta edición.

“Guía Parental para el Titanic” [“Parents Guide for Titanic”] (sine data), IMDb, http://www.imdb.com/title/tt0120338/parentalguide.

“La Verdadera Historia de los Pitufos” (2011), YouTube, https://www.youtube.com/watch?v=TCzp4UYZwiw.

Long-Crowell, Eric (sine data), “Mensajes Subliminales: Definición, Ejemplos y Validez” [“Subliminal Messages: Definition, Examples & Validity”], Education Portal, http://education-portal.com/academy/lesson/subliminal-messages-definition-examples-validity.html.

Payne, Doug (1981), “Usted Leerá Esto… Usted Leerá Esto… Usted…” [“You Will Read This… You Will Read This… You…”], New Scientist, 19 de marzo.

Pinedo, Moisés (2011), “Cuidado los Oídos lo que Oyen”, EB Global,http://www.ebglobal.org/inicio/cuidado-los-oidos-lo-que-oyen.html.

“Propaganda Subliminal” [“Subliminal Advertising”] (sine data), Psychologist World, http://www.psychologistworld.com/influence_personality/subliminalads.php.

Webster, Allen (2011), “Una Guía Cristiana para la TV”, EB Global,http://www.ebglobal.org/inicio/una-guia-cristiana-para-la-tv.html.

Origen: Los “Mensajes Subliminales”, la Superstición y el Cristiano

El Desarrollo de Autoestima en los Niños

El Desarrollo de Autoestima en los Niños

Paul Holland

Como adultos, entendemos que nuestra auto-imagen depende de que entendamos el enfoque de Dios en cuanto a nosotros. Él nos creó un poco menor que los ángeles, y nos dio a Su Hijo para salvarnos. Esto quiere decir que somos importantes para Dios, y que Él nos ha otorgado gran valor.

Así que, ¿cómo podemos inculcar en nuestros hijos autoestima adecuada?

Debemos tratar a nuestros hijos como regalos del Creador.

El salmista escribió: “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre” (Salmos 127:3). Los niños son importantes ya que son regalos de Dios. Esto es cierto, sea que se hable de niños biológicos o adoptados. Dios nos da a nuestros hijos. Nosotros debemos reconocer esto y entender esto.

No debemos esperar más de lo que pueden realizar.

En Colosenses 3:21, Pablo escribió a los padres cristianos en Colosas: “Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten”. Hay un límite entre animar a nuestros hijos a ser mejores y hacer las cosas mejor y esperar más de lo que ellos pueden dar. Algunas veces los padres pueden ser impacientes, no permitiendo que sus hijos crezcan y maduren. Algunas veces esperamos que un niño de 10 años se comporte y piense como una persona de 20 años. Desde luego, este no es un enfoque realista.

Debemos proveer un hogar estable que es funcional y pacífico.

Si queremos que nuestros hijos tengan autoestima saludable, necesitamos fortalecer nuestros matrimonios. Nuestros hijos desarrollarán un enfoque en cuanto a la vida, en cuanto a otros y en cuanto a sí mismos al observar la manera en que el padre y la madre interactúan entre ellos. ¿Respeta a su cónyuge? ¿Escucha a su cónyuge? Cuando usted y su cónyuge tienen un desacuerdo, ¿discuten sin respeto y entendimiento? Si regaña a su cónyuge por algo que relativamente no tiene importancia, su hijo entenderá que usted también le regañará por algo irrelevante. Eso crea autoestima baja. Ellos tendrán dudas de realizar algo ya que sentirán temor de cometer un error y ser regañados. Una familia funcional crea a un niño saludable.

Esto nos lleva a un punto principal. Especialmente el padre es responsable de crear un ambiente saludable para la familia—no solo físicamente, sino también emocionalmente, psicológicamente, socialmente y espiritualmente. Si su hijo sabe que usted desea su mayor beneficio, entonces le podrá transmitir amor, valor y respeto. Como resultado, él tendrá autoestima adecuada. La enseñanza frecuente de la Biblia también ayuda a desarrollar la “estima de Dios” que sus hijos necesitan. Ellos necesitan tener una relación con Dios, y la manera de lograr esto es al enseñarles la Palabra de Dios.

Debemos permitir que los niños sean niños.

Los niños necesitan tiempo para jugar y relajarse. A veces pensamos que nuestros hijos deben estar muy ocupados desde el momento que les recogemos del colegio hasta el momento que van a dormir. Tenemos un horario para ellos. Se les fuerza a pensar y actuar constantemente. Algunos años atrás leí un libro que algunos investigadores educacionales escribieron. El título revela mucho: Einstein No Usaba Tarjetas de Ayuda Pedagógica. Tenga un tiempo estructurado de juego.

Debemos enfocarnos en las fortalezas de nuestros hijos en vez de sus debilidades.

Puede darse el caso de que nosotros seamos fuertes en el área que ellos son débiles, así que podemos compararnos (injustificadamente) con ellos. Considéreles como personas únicas, hechas a la imagen de Dios, con una mezcla de fortalezas y debilidades. Permítales que formen su propia personalidad, y enfóquese y enfatice sus puntos fuertes.

Debemos recordar que los niños también son seres humanos.

Yo tengo siete años más que mi hermano. Recuerdo que cuando éramos pequeños, mi padre ocasionalmente preguntaba en cuanto a mi hermano: “¿Por qué hizo eso?”. Mi mamá entonces respondía: “Porque él tiene solamente _____ años”. Mi madre estaba permitiendo que Tim (mi hermano) se comportara como un niño, creciera y cometiera sus propios errores. Sea pronto en perdonar a sus hijos. Si ellos necesitan pagar algo por romper algo, está bien. Pero no se involucre en la idea de la balanza de las buenas obras y malas, enseñando a sus hijos que deben hacer una obra buena por cada obra mala que hagan. Si tiene que castigarles, hágalo. Luego perdóneles y continúe.

En cuanto a sus debilidades, debemos enseñarles a superar los obstáculos.

Vencer los obstáculos es una manera fantástica de desarrollar autoestima. Puede hacer una lista de soluciones. Luego evalúe las soluciones para ver cuál funcionará bajo la circunstancia dada. Escoja una solución; si no funciona, trate algo diferente. Si ayuda a sus hijos a evaluar las soluciones y escoger las que pueden funcionar, una vez que encuentren la solución, ellos se sentirán exitosos.

Debemos disciplinarles con amor.

Emocionalmente, psicológicamente y espiritualmente, los niños necesitan instrucción y disciplina. Observe a sus hijos, y lo que ellos disfrutan, y use tales cosas para enseñarles disciplina. Esto tal vez no funcione o no sea recomendable para cada niño; pero por ejemplo, en el caso de mi hija mayor, si le digo que no tendrá acceso a sus libros de lectura hasta que no haga algo, ¡entonces eso le motiva a hacer una tarea determinada!

Finalmente, debemos ayudarles a desarrollar un sentimiento de pertenencia.

Hágales saber que está contento de que ellos estén en casa después de haber ido al colegio, etc. Hágales saber que está agradecido de que estén juntos. Dios dice que cada cristiano es una parte vital del cuerpo. También se necesita enseñar esto a los niños en cuanto a su familia física, y se debe procurar que ellos sientan lo mismo al respecto. Los quehaceres del hogar u otras tareas ayudan a que los niños se sientan necesitados y valiosos.

Es mi oración que Dios nos ayudará a preparar a nuestros hijos para que pasen la eternidad en el cielo con Él.

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¿Ha Oído acerca de la Iglesia de Cristo?

¿Ha Oído acerca de la Iglesia de Cristo?

Autor: Moisés Pinedo

a1Hay muchas religiones en el mundo. Según La Enciclopedia Cristiana Mundial, hay 19 religiones principales subdivididas en 270 grupos grandes y muchos otros más pequeños. Entre las que se denominan como religiones “cristianas”, se ha identificado algo de 34,000 grupos distintos (Barrett, et.al., 2001). Usted habrá escuchado acerca de la Iglesia Católica, la Iglesia Bautista o la Iglesia Pentecostal, ¿pero ha escuchado acerca de la iglesia de Cristo?

Antes de continuar leyendo, le pido que haga el siguiente ejercicio mental. Por un momento, quite de su mente todo lo que sabe en cuanto a las religiones “cristianas” modernas. Suponga que la única fuente de la cual pudiera cosechar algún conocimiento de la iglesia fuera la Biblia. Pregunta: “¿Qué iglesia presentaría la Biblia?”. Tal vez este ejercicio no sea tan fácil para la mente religiosa moderna, pero es un ejercicio que toda persona piadosa debe realizar. ¿Por qué? Porque nuestro interés fundamental no debe ser encontrar y llegar a ser parte de una iglesia creada por el hombre, sino encontrar y ser parte de la iglesia que Cristo dijo que edificaría (Mateo 16:18). Si es así, debemos regresar a la Biblia para buscar la verdad en cuanto a la iglesia.

LA IGLESIA DE CRISTO: SU NATURALEZA

Primero, se debe comenzar definiendo la palabra “iglesia”. Hoy la gente piensa generalmente en la iglesia como un edificio de adoración religiosa, y ciertamente esta es una de las definiciones que los diccionarios modernos incluyen (vea “Iglesia”, 2015). Pero el Nuevo Testamento usa la palabra “iglesia” para hacer referencia al cuerpo de seguidores de Cristo (cf. 1 Corintios 14:23). Por ende, registra que la iglesia escucha y habla (Mateo 18:17; Hechos 11:22), puede sentir temor (Hechos 5:11), puede ser perseguida y maltratada (Hechos 8:1-3; 12:1), puede tener paz (Hechos 9:31), puede orar (Hechos 12:5), puede ser saludada (Hechos 18:22) y puede ser alimentada (Hechos 20:28).

El término que el Nuevo Testamento usa para “iglesia” es ekklesia (de dos palabras griegas compuestas que significan “llamar fuera”). Se usa técnicamente para denotar una asamblea o congregación (Vine, 1999, 2:90-91). Y en el sentido espiritual, es la congregación o grupo que ha sido “llamado fuera del mundo para entrar al reino de Cristo” (Lenski, 1943, p. 627; cf. Colosenses 1:13).

LA IGLESIA DE CRISTO: SU IDENTIFICACIÓN

La iglesia de Cristo está constituida de aquellos que son el pueblo de Dios en el Nuevo Testamento, ¿pero cómo podemos identificarla en medio de tantas religiones? Considere tres aspectos distintivos de la iglesia:

Su Fundamento

En Mateo 16:18, Jesús prometió: “…sobre esta roca edificaré mi iglesia”. Ya que el verbo “edificaré” está en tiempo futuro, entonces se puede concluir fácilmente que la iglesia no estaba constituida para el tiempo en que Jesús pronunció tales palabras. Él también indicó que la iglesia sería edificada sobre la roca, la cual hace referencia a la confesión que Pedro justo había hecho en cuanto a Jesús: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16). Es decir, la iglesia sería edificada sobre el fundamento o verdad que apuntaba a Jesús como Cristo y Señor (1 Corintios 3:11).

En Hechos 1, leemos que los apóstoles estaban en Jerusalén, esperando la promesa de Cristo para la recepción del Espíritu y el comienzo de la iglesia (vs. 8). Cuando llegó el Día de Pentecostés (algo de 50 días después de la crucifixión de Jesús, ca. 33 d.C.—Hechos 2), el Espíritu descendió sobre los apóstoles (vss. 3-4), y Pedro, a quien se había prometido dar las llaves del reino (Mateo 16:19), es decir, la oportunidad de dar la bienvenida al reino o la iglesia, comenzó a predicar en cuanto a Cristo. Después de persuadir a la audiencia en Jerusalén en cuanto a su culpabilidad en la muerte de Jesús, declaró que “a este Jesús…, Dios le ha hecho Señor y Cristo” (Hechos 2:36). Entonces, como Jesús había prometido (Mateo 16:18), esta confesión de Su mesiazgo y deidad (la misma confesión de Pedro en Mateo 16:16), llegó a ser la roca o fundamento para el comienzo de la iglesia. Ese mismo día Pedro presentó las condiciones del perdón y la entrada al reino o la iglesia (Hechos 2:38), y más de 3,000 personas recibieron la Palabra y fueron bautizadas y añadidas a la iglesia (vss. 41,47). Esta es la primera vez en la Biblia que leemos de la existencia de la iglesia en tiempo presente.

¿Qué iglesia era esta? Jesús dijo, “edificaré mi iglesia” (Mateo 16:18), así que esta era la iglesia de Jesús. Esta no era una denominación entre muchas otras denominaciones, ya que no había movimiento denominacional en el primer siglo; la iglesia era simplemente de Cristo (Romanos 16:16; 1 Corintios 1:2), y sus miembros fieles solamente se identificaban como “cristianos” (Hechos 11:26; 1 Pedro 4:16)—no con otros nombres humanos (cf. 1 Corintios 1:10-13). La iglesia de Cristo no comenzó en Roma, en los Estados Unidos o en Inglaterra, sino en Jerusalén (Hechos 1:4; 2:5,14)—como los profetas del Antiguo Testamento habían anunciado (Isaías 2:2-3; 28:16; Miqueas 4:1-2). No comenzó en el siglo VII, XVI o XXI, sino en el primer siglo (aproximadamente el año 33 d.C.)—así como las Escrituras y el Señor mismo profetizaron (Daniel 2:44; Marcos 9:1).

Su Organización

Cuando la iglesia comenzó, no había organizaciones o jerarquías complicadas; la iglesia era un cuerpo en el cual cada miembro tenía un nivel equivalente ante Dios (1 Corintios 3). La organización que Dios escogió para la iglesia fue Cristo como la Cabeza única en el cielo y en la Tierra, y todos los miembros como el cuerpo de Cristo (Efesios 1:20-23; 5:23).

Dios también estableció grupos de hombres en cada congregación, conocidos como “ancianos”, “obispos” o “pastores” (1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-9), para que se encargaran de dirigir y alimentar espiritualmente a la iglesia. También estableció a grupos de servidores especiales, conocidos como “diáconos” (1 Timoteo 3:8-13), para que trabajaran bajo la supervisión de los ancianos. Todos ellos, juntamente con los evangelistas y maestros, ayudaban a fortalecer el cuerpo de Cristo (Efesios 4:11-12).

La iglesia era un cuerpo sujeto fundamentalmente a las instrucciones de Cristo. No tenía cabeza, sede o vicario humano que determinaba lo que debía creer y enseñar, sino solamente a Cristo y Su Palabra inspirada que es completamente suficiente para la perfección de los santos (2 Timoteo 3:16-17). No tenía congregaciones que imponían su autoridad sobre otras congregaciones, sino todas las congregaciones eran autónomas (cf. 1 Pedro 5:2) y estaban unidas entre ellas por el amor y la fe (1 Juan 1:7). No tenía a un solo “pastor” que tomaba decisiones para la iglesia, sino una pluralidad de pastores (ancianos, obispos) que dirigían a la iglesia bajo la autoridad de Cristo (Hechos 14:23; Filipenses 1:1; Tito 1:5).

Su Doctrina

En cuanto a su doctrina y enseñanza, la iglesia tenía este lema: “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios” (1 Pedro 4:11). Por ende, cualquier otra enseñanza ajena a la revelación sagrada era considerada una doctrina detestable (Gálatas 1:6-9; 2 Timoteo 4:1-3).

En cuanto a la salvación, la iglesia del Señor enseñaba que la gracia de Dios es el fundamento (Efesios 2:8-9), y que esta gracia demanda la respuesta obediente y sumisa del hombre (Romanos 1:5) ante los requisitos de salvación—la fe en Dios (Hebreos 11:1,6), el arrepentimiento de los pecados (Hechos 2:38), la inmersión en agua (Marcos 16:16; Hechos 22:16; 1 Pedro 3:21), la confesión de Cristo (Romanos 10:9-10) y la fidelidad cristiana (Apocalipsis 2:10).

En cuanto a la adoración cristiana, la iglesia del Señor enseñaba que el Cielo requiere la oración (1 Timoteo 2:1-8), el canto vocal (Efesios 5:19), la conmemoración semanal del sacrificio de Cristo por medio de los elementos de la Cena del Señor (Hechos 20:7), la enseñanza de las Escrituras sagradas (Hechos 2:42), y la contribución semanal para las necesidades de los santos (1 Corintios 16:1-2).

En cuanto al cristianismo mismo, la iglesia del Señor enseñaba que Jesús es el camino exclusivo al cielo (Juan 14:6), y que el cumplimiento de Sus mandamientos es la única manera de recibir Su aprobación en el Juicio Final (Mateo 7:21). Esta iglesia no tenía credos, artículos de fe, catecismos, disciplinas o testamentos humanos en adición a las Escrituras, sino solamente la Palabra indestructible de Dios la cual juzgará al final del tiempo (Juan 12:48).

LA IGLESIA DE CRISTO: SU IMPORTANCIA

La iglesia de Cristo es el pueblo de Dios y es única, ¿pero realmente tiene importancia—especialmente en vista de la reclamación de mucha gente religiosa que sugiere que “no importa la iglesia de la cual sea parte” (vea Pinedo, 2012). La inspección breve de algunos pasajes en el Nuevo Testamento revela rápidamente la importancia suprema de la iglesia. La iglesia es importante ya que:

  • Cristo derramó Su sangre preciosa y enfrentó la cruz cruel para adquirirla (Hechos 20:28).
  • es el cuerpo de Cristo (Efesios 5:23), el cual Él sustenta y cuida (vs. 29).
  • es la esposa amada de Cristo, la cual Él protege y santifica (Efesios 5:25-27).
  • es la familia y casa de Dios, a la cual Dios ha adoptado y sobre la cual gobierna (Efesios 2:19; 1 Timoteo 3:15).
  • tiene como responsabilidad solemne la defensa y promoción de la verdad de Dios (1 Timoteo 3:15).
  • está constituida de la totalidad de aquellos que se han sometido a Dios y que por ende han sido añadidos para salvación (Hechos 2:47; Efesios 5:23).

CONCLUSIÓN

Es claro que la iglesia del Nuevo Testamento, la iglesia que Cristo prometió edificar (Mateo 16:18), es diferente a la mayoría de iglesias del mundo religioso moderno, y es claro que la iglesia tiene importancia vital y eterna. Además, si la iglesia es el cuerpo de Cristo, Cristo es el Salvador del cuerpo (Efesios 5:23) y Cristo solamente tiene un cuerpo (Efesios 4:4), entonces el hombre debe ser parte de ese único cuerpo (la iglesia) para ser salvo. Ya que ahora ha oído acerca de la iglesia de Cristo, le invitamos a ser parte de ella de la misma manera en que la gente llegó a ser parte de ella en el Nuevo Testamento (Hechos 2:36-47; cf. 1 Corintios 12:13). [Para más información, contacte a la iglesia de Cristo en su comunidad].

Referencias

Barrett, David (2001), Enciclopedia Cristiana Mundial [World Christian Encyclopedia] (Nueva York: Oxford University).

“Iglesia” (2015), Diccionario de la Lengua Española, Real Academia Española, http://lema.rae.es/drae/?val=iglesia.

Lenski, R.C. (1943), El Evangelio de San Mateo [St. Matthew’s Gospel] (Minneapolis, MN: Augsburg).

Pinedo, Moisés (2012) “Odio la Religión, pero Amo a Jesús”, EB Global,http://www.ebglobal.org/inicio/odio-la-religion-pero-amo-a-jesus.html.

Vine, W.E. (1999), Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento Exhaustivo(Colombia: Caribe).

http://www.ebglobal.org/inicio/ha-oido-acerca-de-la-iglesia-de-cristo

Los Cristianos y la Lotería

Los Cristianos y la Lotería

Autor: Dave Miller

a1Mientras el carácter moral de la civilización norteamericana deteriora y los valores bíblicos son “arrojados por la borda”, las actividades que una vez se consideraban dañinas para nuestra sociedad ahora están llegando a ser aceptables e incluso a tener apoyo legal. El juego de apuestas ha llegado a ser una forma viable de entretenimiento para millones de norteamericanos que desean llegar a ser “ricos rápidamente”. Incluso en la iglesia, algunos cristianos poco informados consideran la adquisición de boletos de lotería como algo inofensivo. Es tiempo de considerar nuevamente los principios bíblicos que se relacionan al juego de apuestas.

Los diferentes diccionarios definen “apostar” como “jugar con la intención de obtener dinero”; “arriesgar dinero por ganancia incierta”; “invertir o arriesgar dinero, etc., con la esperanza de obtener gran ganancia”. Considere las siguientes cuatro razones por las cuales se puede concluir que el juego de apuestas es inconsistente con la vida cristiana.

Dios no autoriza el juego de apuestas.

Por definición, los cristianos son personas que regulan su comportamiento según las Escrituras. Las Escrituras identifican tres medios autorizados de transferir fortuna de una persona a otra: (1) el trabajo para la recepción de un pago (e.g., Mateo 10:10; Lucas 10:7; Efesios 4:28; 1 Timoteo 5:18); (2) la venta de bienes o de la propiedad (Mateo 13:46; Hechos 2:45; 4:34; 5:4; Santiago 4:13); y (3) regalos o donaciones voluntarias sin la expectativa de devolución lucrativa (Lucas 6:30,35-35; 10:33-35; Hechos 20:35; 2 Corintios 8:9). El juego de apuestas no calza en ninguna de estas categorías. Entonces, la primera observación que un cristiano debe hacer es que el juego de apuestas es una actividad que las Escrituras no autorizan.

El juego de apuestas se encuentra en conflicto con los principios cristianos.

El juego de apuestas (sea que se hable de loterías, carrera de caballos o perros, casinos o el bingo) involucra a dos o más personas que compiten mutuamente para quitar el dinero del otro. Note que los individuos involucrados quieren el dinero de la otra persona, pero no están dispuestos a simplemente donar tal dinero a la otra parte. Cada persona que apuesta está esperando obtener el dinero de la otra persona; nadie quiere perder el dinero que apuesta. Por ende, la misma naturaleza, carácter y esencia del juego de apuestas se encuentra en conflicto directo con el enfoque del cristianismo que Jesús expresó en Mateo 7:12. Por definición, el apostador está tratando a otros de la manera que no quiere ser tratado. Entonces, en el centro del juego de apuestas se encuentran el egoísmo, la envidia y la codicia.

El juego de apuestas socava la ética de trabajo.

Una tercera consideración para el cristiano es el hecho que el juego de apuestas debilita le ética de trabajo, la cual la Biblia enseña claramente. Dios quiere que los seres humanos laboren, trabajen con sus manos, se esfuercen con el sudor de su frente. Considere Efesios 4:28: “El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad”. (También lea Hechos 20:35; 2 Tesalonicenses 3:8-12; cf. Génesis 3:19). El juego de apuestas es un intento claro de hacer a un lado el principio de trabajar con fines nobles.

El juego de apuestas promueve la codicia.

Otro concepto bíblico que descarta el juego de apuestas es la enseñanza en cuanto a la avaricia o codicia. Por una parte, Dios nos insta a “ganarnos la vida”, i.e., trabajar para obtener los fondos necesarios para la vida diaria, la familia y los necesitados (1 Timoteo 5:8; Gálatas 6:10). Por otra parte, la Palabra de Dios registra una diferencia marcada entre “ganar dinero para vivir” y “vivir para ganar dinero”.

Repetidamente, Dios insta a eliminar de nuestras mentes la avaricia, el deseo de las cosas de la vida y las ansias por acumular riquezas (Mateo 6:19-21; Lucas 12:15-21; Efesios 5:3; Colosenses 3:1-5; 1 Juan 2:15-17). Pablo escribió en cuanto a aquellos que codician ser ricos, que tienen amor al dinero y que confían en las riquezas inciertas (1 Timoteo 6:10,17). Incluso si alguien tiene la intención de usar la riqueza acumulada por medio de la apuesta para el trabajo del Señor, el deseo de llegar a ser rico está lleno de trampas sutiles. Independientemente de los motivos nobles que puedan haber, la acción fundamental de enfocar la mente y el corazón en la riqueza es por sí misma un comportamiento inadecuado y erróneo para el cristiano.

CONCLUSIÓN

Aunque el fraude y la corrupción siempre han existido en cada sociedad, un segmento sustancial de la población norteamericana anteriormente entendía que las cosas como el baile, la bebida, el cigarro, las palabras malas y el juego de apuestas eran equivocadas. Pero el tiempo, las circunstancias y los sentimientos han cambiado. Sin embargo, la Palabra de Dios no cambia. Oremos para que Dios nos ayude a regresar a la Biblia y despertar nuestra conciencia a la realidad espiritual para presentar a nuestra sociedad la voluntad de Dios para la humanidad.