Cristo como cabeza en la historia de la Iglesia

The Master’s Seminary

Cristo como cabeza en la historia de la Iglesia

Michael Mahoney

Cristo es la cabeza de la Iglesia. Este no es un asunto benigno que puede ignorarse. Es una doctrina que ha llegado a la Iglesia actual, habiendo navegando en un mar de sangre. Hay hombres que han defendido esta verdad con sus propias vidas. ¿Cómo es que hay páginas y memorias manchadas de sangre y aun así esta verdad se encuentra en el abandono en muchas vidas, púlpitos e iglesias?

En una época cuando los papas y sacerdotes usurpaban el puesto de Cristo como cabeza de la Iglesia, hombres como Juan Huss murieron en la hoguera por defender esta verdad. Huss en su obra monumental titulada «La Iglesia», escribió:

Cristo es la cabeza eternal de cada iglesia particular y de la Iglesia universal por virtud de su divinidad, y es la cabeza interna de la Iglesia universal en virtud de su humanidad; y estas dos naturalezas, divina y humana, son un solo Cristo, quién es la cabeza de su esposa, la Iglesia universal, y esto es la totalidad de los predestinados.[1]

Huss recalcó la verdad que la Iglesia siempre ha tenido y ahora tiene a Cristo como su cabeza, de quién no puede desprenderse, ya que es la esposa tejida a Él, su cabeza, por un amor que nunca termina»[2]. Huss tuvo la audacia de desafiar al Papa. De hecho, afirmó lo siguiente: «La cabeza de la Iglesia no es un papa quién está corrompido través de la ignorancia y el amor al dinero»[3].  Negó que hombre alguno fuese la cabeza de la Iglesia. Ellos pidieron su vida por dicha postura. ¡No se debe perder el significado del sacrificio que Cristo ha hecho por los suyos como cabeza de su iglesia!

Huss no fue el único mártir. Ha habido muchos a través de los siglos. Martín Lutero encontró los sermones de Huss y fue tan conmovido por ellos que se involucró en la misma lucha. Uniéndose a las filas de Huss y Lutero, se encuentran también Calvino, Knox y Wesley. Los que defendieron y escribieron de esta verdad con convicción y entendimiento fueron gigantes de la fe a quiénes deberíamos emular. Todos los grandes reformadores y predicadores a través de los siglos entendieron cuán preciosa es esta gran verdad. Todo creyente debe tener un celo incesante por restaurar la verdad de que Cristo es la cabeza de la Iglesia. El llamado es a una defensa apasionada, vigorizante e incansable de esta verdad eterna, tal como lo hizo Lutero: «Nos pueden despojar de bienes, nombre, hogar, el cuerpo destruir, mas siempre ha de existir de Dios el Reino eterno»[4]. El creyente debe unirse a la declaración de Spurgeon:

No seamos lentos en declarar con valor inquebrantable, una vez más, que los reyes y príncipes y parlamentos no tienen jurisdicción legal sobre la Iglesia de Jesucristo, ¡y que el mejor de los monarcas no tiene derecho a reclamar esos derechos reales que Dios ha dado a su Hijo unigénito! ¡Sólo Jesús es la cabeza de su reino espiritual, la Iglesia! Y todos los que vengan a ella a ejercer poder son usurpadores y anticristos —¡y no deben ser respetados en su autoridad por la Iglesia verdadera del Dios viviente![5]—.

El creyente debe unirse a las filas de aquellos que han dado tanto sacrificialmente. La historia brinda un testimonio de peso de la importancia vital que esta verdad debe tener en la vida del creyente y en la Iglesia.

Hay una plétora de ejemplos en la historia de cómo la defensa enérgica de esta verdad produjo un fundamento teológico sólido para la vida de la Iglesia. Por ejemplo, la batalla por esta verdad alcanzó un nivel febril en Escocia bajo la influencia de hombres como Juan Knox. Knox predicaba fervientemente que Cristo era la Cabeza de la iglesia. Esa predicación lo puso en conflicto con el gobierno de turno. Hubo hombres que dieron sus vidas por afirmar que no se someterían a la corona o al Papa. Desde 1625 y hasta 1675, el pueblo escocés fue masacrado por afirmar esto. Se reunían para protestar que Cristo había sido reemplazado por el hombre. Por eso fueron llamados «los pactantes». Los hombres se reunieron para redactar un pacto nacional que el pueblo escocés ratificaría, declarando que Jesucristo es la cabeza de la Iglesia, no el Papa, ni el rey o la reina. Blaikie escribe de este momento en la historia:

El intento por el partido de gobierno [la corona inglesa] de forzar una nueva liturgia en la Iglesia, cuyo uso sería vinculante bajo las penas más altas, mostraron una determinación por dejar de lado la autoridad de Cristo, y tiranizar a su herencia incluso en la región más sagrada de la adoración.[6]

La batalla se desató, pero la gente no dejaría que nadie fuse la cabeza de la Iglesia sino Cristo. Blaikie escribió lo siguiente: «Por la fuerza de la reacción, la Iglesia fue lanzada a la aseveración más completa de las afirmaciones de Cristo como cabeza de la iglesia, y el glorioso privilegio que es que la iglesia siga a su cabeza divina. Entre más se pensaba esta verdad, más gloriosa parecía»[7].  Entre más se defendía esta verdad, más magnífica venía a ser a la Iglesia. ¿Cómo es posible que la Iglesia haya perdido su pasión por esta verdad tan gloriosa? ¿Cómo puede ser que la Iglesia misma haya quitado a Cristo de su lugar de preeminencia después que se ha hecho tanto sacrificio? ¿Cómo puede la Iglesia silenciar la voz de Cristo removiendo su palabra de su lugar exaltado? Esta verdad debe ser defendida, guardada y protegida. Ora que la Iglesia vuelva a recuperar sus amarres en el mar de una cultura rebelde y obstinada que mira la verdad de Cristo como cabeza de forma negativa y que rehusa someterse a cualquier autoridad.

 

[1] John Huss, «De Ecclesia» (New York, NY: Charles Scribner’s Sons: 1915), 28.

            [2] Ibíd., 29.

            [3] Mark Galli y Ted Olsen, «131 Christians Everyone Should Know» (Nashville, TN: 2000), 371.

            [4] Del himno «Castillo fuerte», escrito por Martín Lutero en 1529.

            [5] Sermón no. 839 («La cabeza de la iglesia») predicado el 1 de noviembre de 1868, por C. H. Spurgeon, en el Metropolitan Tabernacle, Newington.

            [6] William G. Blaikie, «The Preachers of Scottland» (Edinburgh, UK: T. & T. Clark, 1888), 97.

            [7] Ibíd.

 

Michael Mahoney se unió al personal de Grace Community Church en 2004 como pastor asociado de Ministerios Españoles. Actualmente se desempeña como pastor de administración en Grace Church (Sun Valley, Los Ángeles, California, Estados Unidos). Michael Mahoney tiene antecedentes misioneros en América Latina y también ha servido como pastor principal de una iglesia durante ocho años en Oxnard, California. Michael recibió su M.Div. de The Master’s Seminary.

Mahoney también ha servido como intérprete de himnos cristianos junto al Grupo Musical de Gracechurch. Él y su esposa, Madeline, tienen dos hijas y un hijo.

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Advertencia contra la apostasía

Grace en Español

Josías Grauman

Advertencia contra la apostasía

Josías Grauman

Josías es licenciado en idiomas bíblicos por The Master’s University y con Maestría en Divinidad por The Master’s Seminary. Sirvió durante cinco años como capellán del Hospital General de Los Angeles (California), y sirvió como misionero por dos años en la Ciudad de México. En la actualidad , está encomendado como anciano de la iglesia Grace Community Church donde sirviendo en el ministerio hispano. Josías y su esposa Cristal tienen tres hijos.

8/8 – Cristo: La cabeza sobre la iglesia

Gracia a Vosotros

Serie: La anatomía de la Iglesia

8/8 – Cristo: La cabeza sobre la iglesia

John MacArthur

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Al regresar esta mañana del estudio de la Palabra de Dios, llegamos al mensaje final en nuestra serie especial acerca de la anatomía de una iglesia. Y al concluir la serie realmente hemos llegado al mensaje más importante. Hemos tratado de ver la iglesia en la analogía de un cuerpo, hemos hablado del esqueleto, verdades fundamentales básicas con las que la iglesia debe estar comprometida; hemos hablado de los sistemas internos, actitudes espirituales que deben existir en los corazones de su pueblo, de su congregación. Hemos hablado del músculo, la función del ministerio, y hemos hablado de la carne, la forma que adopte ese ministerio; pero en ningún cuerpo estará completo sin su cabeza. Y entonces en nuestro estudio en esta mañana quiero que veamos la Palabra de Dios, para adquirir un entendimiento de la cabeza del cuerpo quien no es ningún otro que el Señor Jesucristo.

Ahora hemos estado hablando mucho de cosas que tenemos que hacer en la iglesia, y han respondido de una manera tan maravillosa que ha sido un gran aliento para mí, un aliento tremendo; y han oído cosas que nos han confrontado mucho, y han sido muy directas y nos han motivado en nuestros corazones, y he visto al Espíritu de Dios dar frutos ya en estas áreas. Realmente nos hemos concentrado durante siete semanas en lo que debemos estar haciendo, lo que debemos estar creyendo, lo que debemos estar pensando, lo que debemos estar planeando; y estaría muy desequilibrado si no llegáramos hablar de la cabeza quien es Jesucristo, y lo que Él está haciendo en su iglesia. Y esto, por cierto, amados, es el consuelo definitivo.

Como puede ver, el consuelo definitivo es saber que con todas las cosas que hacemos y las hacemos de una manera tan inadecuada, quedamos tan cortos de lo que debiéramos hacer; con todas las cosas que dejamos de hacer, con todos los errores que cometemos, y todos los pecados en los que caemos con tanta facilidad en la carrera por hacer la voluntad de Dios, tenemos esta confianza suprema de que Cristo está edificando su iglesia; ese es un aliento tremendo y queremos hablar de eso. Pablo habló de esto en Efesios capítulo 4, Él dijo que “todos estamos creciendo en Aquel que es la cabeza”; la cabeza que es Cristo, y después Él dijo esto, escuchen de Él: “De quien todo el cuerpo viene unido por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, recibe su crecimiento en amor; conforme cada parte cumple con su trabajo”. En otras palabras Pablo dijo: “Tenemos que dar todo lo que tenemos, tenemos que esforzarnos por hacer todo lo que podamos hacer, y ser todo lo que podemos ser en el conocimiento pleno que realmente es el poder de Cristo lo que hace que todo esto funcione”, esto, amados, es la paradoja divina ¿no es cierto?

Hacemos el esfuerzo supremo, y si algo es hecho es de Dios, y es consuelo supremo el saber que donde fracasamos Él tiene éxito; y entonces quiero que en esta mañana nos enfoquemos en el que es nuestra cabeza, sin el cual no podemos hacer, ¿qué?, nada, dice Pablo, nada. Y conforme estaba pensando en un pasaje que pudiéramos examinar, me había traído la bendición majestuosa en la conclusión de la Epístola a los Hebreos. ¿Será tan amable en abrir su Biblia en Hebreos 13 versículos 20 y 21? Y realmente quiero usar este versículo simplemente como un punto de contacto con la verdad para llevar los otros pasajes en el Nuevo testamento que van a enriquecer nuestro entendimiento en la obra del Señor para su iglesia. Hemos hablado durante siete semanas acerca de lo que debemos hacer, y ahora vamos hablar de lo que Cristo hace por su iglesia.

Realmente ésta debería ser una serie en sí misma, pero nos vemos presionados a condensarla en un mensaje. Por cierto, es una bendición, una doxología majestuosa; se incluye las palabras de conclusión de esta gran Epístola. Dice: “Y el Dios de paz que resucitó de  los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo Él en vosotros lo que es agradable delante de Él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén”.

Hermosa doxología, hermosa bendición. Pero en una manera esa bendición concluye en forma de resumen la obra de Cristo; de hecho inclusive cierra en forma de resumen el mensaje de la Epístola a los Hebreos, pero no la vamos a ver de manera particular desde ese ángulo; la doxología tiene la intención de ser una alabanza de conclusión para el Dios de paz, y Él es llamado así debido a que a través de la sangre de Jesucristo Él ha hecho la paz con hombres pecaminosos. Él es el Dios de paz quien fue una en una ocasión el Dios de ira, el Dios de guerra, el Dios de juicio, el Dios de furia, pero Él se ha convertido para nosotros el Dios de paz; no siempre un Dios de paz, sino para nosotros Él se vuelve el Dios de paz a través de la sangre de Jesucristo, cuando Él hace la paz y Él hizo la paz, Él hace la paz con nosotros. Entonces es una doxología para alabar al Dios de paz, pero en alabar al Dios de paz delinea cómo Él se convirtió en el Dios de paz a través de la obra de Jesucristo; comienza con la afirmación que Él es el Dios de paz, comienza con la afirmación que Él debe ser glorificado por los siglos de los siglos; y el medio para ello está a la mitad de la obra, la maravillosa obra del Señor Jesucristo. ¿Qué es lo que Cristo hace por su iglesia? Está aquí en este pasaje que obtenemos un vistazo de ello conforme comenzamos a verlo.

En primer lugar, Él es el salvador de su iglesia. Hay varias cosas en este texto que apuntan a la obra salvadora de Cristo en favor a su iglesia. La primera que señalé fue su nombre Jesús, Señor Jesús en el versículo 20, Jesús debía ser su nombre dice Mateo 21: “Y llamarás su nombre Jesús, porque Él salvará su pueblo de sus pecados”, ese nombre significa “Jehová salva”, es  Jeshua, Joshua, del Antiguo testamento, significa” Jehová salva”; entonces su nombre mismo es el nombre de uno que salva.

Antes el escritor de Hebreos en el capítulo 2 en el versículo 9 y 10 escribió: “Pero vemos a Jesús que fue hecho un poco menor que los ángeles para el sufrimiento de la muerte, coronado con gloria y honra, para que Él por la gracia de Dios gustara de la muerte por el hombre. Porque convenía a Él para quien son todas las cosas, y por quien son todas las cosas, al llevar a muchos hijos a la gloria, el hacer al capitán de su salvación perfecto mediante sufrimientos”.  Jesús es el que gustó la muerte para todo hombre, Jesús es el que se volvió el “arquegos”, el pionero, el capitán, el líder, el que abrió la brecha, el que comenzó la salvación; Él fue hecho perfecto en su propia ofrenda de sí mismo. De hecho el nombre Jesús habla de nuestra salvación tanto, que el escritor en Hechos 4:12 dice: “Que en ningún otro hay salvación bajo el cielo, por el cual podamos ser salvos en el nombre de Jesús”, entonces su nombre mismo, aquí habla de su obra salvadora. Y entonces ahí hay una nota de alabanza aquí, conforme a la bendición comienza, simplemente en el nombre de Jesús el Salvador, pero hay mucho más porque el versículo 20 dice que: “Él llevó acabo su obra salvadora mediante la sangre del pacto eterno”, esa es una frase maravillosa, “la sangre del pacto eterno”.

Como puede ver, los judíos siempre supieron que el pecado tenía que ser expiado por la sangre, no había otra manera, y eso es parte del mensaje de este libro de Hebreos. Allá atrás en el capítulo 9, y el versículo 18, leemos esto: “Así como ni el primer pacto o el primer testamento, –ese es el antiguo, el que estuvo bajo Moisés–, fue dedicado sin sangre”, todo judío sabía que la rectificación del antiguo pacto, en Levítico 17:11 fue por sangre. El antiguo pacto fue inaugurado y ratificado por el derramamiento de sangre, porque fue por el diseño de Dios que debía haber derramamiento de sangre para enfrentar el pecado.

Moisés fue el agente de Dios para rociar esa sangre, para ratificar ese pacto, para echarlo a andar; porque cuando Moisés había hablado todo precepto a todo el pueblo según la ley, Él tomó la sangre de corderos y cabras con agua y lana escarlata, hisopo, y roció tanto el libro como a todo el pueblo diciendo: “Esta es la sangre del pacto de testamento que Dios ha hecho con vosotros”. Además Él roció con sangre tanto el tabernáculo como todos los utensilios del ministerio; Dios está presentando algo importante aquí;  había sangre por todos los lados, sangre por todo el libro de la ley, sangre por todo el pueblo, había sangre por todo el tabernáculo, y los utensilios en el tabernáculo; era un desastre sangriento, sangre por todos lados.

Dios estaba diciendo que no hay pacto hecho conmigo sin el derramamiento de sangre, pero todo eso únicamente era simbólico del derramamiento definitivo de sangre que podía llevar a los hombres a la paz con Dios. Entonces dice en el versículo 22: “Casi todas las cosas por la ley son limpiadas con sangre, y sin derramamiento de sangre (¿qué?), no hay remisión, no hay perdón, no hay paz con Dios”. Esa es la razón por la que Jesús ratificó el nuevo pacto, en Mateo 26:28 al decir esto: “Esta es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos para el perdón de pecados”, y Él de hecho estaba diciendo mi sangre será lo que inaugura un nuevo pacto, entonces los pactos eran hechos en sangre; y si un hombre iba a  tener paz con Dios sería mediante el derramamiento de sangre, y ningún sacrificio animal podía llevar acabo efectuar esa paz verdadera; tenía que venir el sacrificio definitivo de Cristo, del cual todos los sacrificios animales únicamente eran adelantos y retratos. Si usted vuelve a ver lo que dice en Hebreos 13:20, dice: “Es la sangre del pacto eterno”, el pacto mosaico, el antiguo pacto no fue eterno, fue un pacto temporal, sólo fue una sombra de cosas venideras; es reemplazado por el pacto eterno porque Jesucristo, mediante una sola ofrenda, perfeccionó para siempre a los santificados. Él, mediante ese acto único de sacrificio, trajo una salvación eterna.

En Hebreos 9:12 dice: “Ni la sangre de carneros, ni cabras, sino por su propia sangre É|l entró una vez al Lugar Santo, habiendo obtenido la redención eterna”. El sacerdote entraba una y otra, y otra, y otra vez, y había sacrificio, tras sacrificio, tras sacrificio, tras sacrificio. Cristo entró una vez y nunca volvió a salir. Él compró para nosotros la redención eterna. Entonces vemos en este pasaje que Él es el Salvador de su iglesia, que ese es su nombre, y que esa fue su obra en la cruz.

Después vemos otra frase ahí al principio en el versículo 20 cuando dice: “El Dios de paz, que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo”. Ese también es un elemento muy  esencial en su obra salvadora, porque cuando el Padre resucitó a Jesús de los muertos, fue el sello de aprobación por parte del Padre a favor de su obra terminada. Pensamos en la resurrección como un medio para nuestra propia resurrección, pensamos de la resurrección como el conquistar la muerte que nosotros también disfrutaremos, y todas esas son maneras correctas de pensar en ella, pero no incluye en todo; debemos ver la resurrección de Jesucristo    como la afirmación más importante, más grande de aprobación por parte de Dios a favor de su obra salvadora.

Cuando Él lo resucitó de los muertos, Él estaba afirmando que Él había cumplido lo que Él había hecho hacer a la cruz. Entonces la obra salvadora de Cristo viene a nosotros de manera clara a través del  versículo 20; Jesús mediante su sangre nos mete en un pacto eterno, y en respuesta, el Dios de paz lo resucita de los muertos. Es Cristo quien Pablo dice en Efesios 2: “Es nuestra paz, Él es nuestra paz, Él ha hecho la paz”. En Colosenses 1:20 dice que: “Mediante la sangre de su cruz”, y creo que esa es la razón por la que Lucas 10 creo que es el versículo 6: “Somos llamados hijos de paz”. Entonces Él es el Salvador de su iglesia.

Ahora, amados, permítanme decirles lo que esto significa: Esta iglesia no es una organización humana, ni lo es ninguna iglesia de Jesucristo. Usted no entra en esta iglesia al apuntarse, usted no nada más se convierte en un miembro por   que a usted le gusta el tipo de gente que está aquí, o cree que será bueno para sus negocios, o podría elevar su estilo de vida, o podría meterse en algunas de las cosas divertidas que hacemos, o podrá disfrutar la música, o lo hace sentir mejor acerca de usted mismo, no; usted entra a la iglesia en base a la muerte sacrificial del Señor Jesucristo, y la entrada le pertenece aquellos que son redimidos y lavados mediante su sangre preciosa. No estamos edificando la iglesia, Él la está edificando, es su iglesia; Él es el Salvador de su iglesia, Él trae gente a su iglesia. Hablemos de eso. Hay dos elementos de esto de los que quiero hablar.

En primer lugar, Él ama su iglesia. Su obra salvadora está edificada sobre su amor salvador, lo amamos porque Él nos amó primero, es Dios quien predeterminó la relación de amor con nosotros aún antes que de que nosotros llegáramos a existir, y nos amó mientras que nosotros lo odiábamos. Inclusive cuando éramos enemigos de Dios, a través de su gran amor, nos reconcilió consigo mismo mediante la muerte de su Hijo; Él nos ama, y fue su amor lo que nos redimió, fue su amor lo que hizo entregar su sangre preciosa, más preciosa que cualquier cosa humana.

En Efesios capítulo 5 hay una afirmación maravillosa en el versículo 2, con la que sin duda alguna está familiarizado, dice: “Andad en amor, así como Cristo nos amó, y se entregó así mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios como olor fragante”. Cristo nos amó tanto que se entregó a sí mismo por nosotros. ¿Y sabe una cosa? Es maravilloso saber que usted es amado, es maravilloso saber eso; Él ama a la iglesia, Él ama a la iglesia tanto, que se entregó a sí mismo por la iglesia.

Cuando nosotros en el proceso de estar ministrando y entregando nuestras vidas, y haciendo lo mejor que podemos hacer, y nos preocupamos porque la iglesia no es todo lo que debería ser, y vemos a la gente que no está donde debe estar, y deja de venir y nos preguntamos por qué no salen las cosas como debieran salir, nos decimos a nosotros mismos como hombres de Dios o ministros o aquellos que guían: “Señor, esta es mi vida, esta es mi pasión, estoy entregando todo lo que soy, lo que tengo a esto, me preocupa esto, vivo para esto, y no es todo lo que quiero que sea”,  que nuestra tristeza sea ahogada por el hecho de que Él la ama infinitamente más de lo que nosotros la amamos. ¿Acaso mi propio corazón no es consolado en el hecho de que cuando yo estoy entristecido por aquellos que no hacen lo que debieran hacer, y no responden como deberían responder, y estoy entristecido debido a eso,

pienso en cuánto Él, quien ama la iglesia mucho más de manera infinita, se entristece? Y sin embargo Él ama, Él ama a su iglesia, y habiéndolos amado dice en Juan 13: “Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta la perfección”.

Él no deja de amar a su iglesia porque fallan, Él no deja de amar a su iglesia porque fracasan, Él no deja de amar a su iglesia porque son indiferentes, porque no aprovechan las oportunidades, los recursos y los privilegios, Él no deja de amarlos; y también nosotros debemos recordar que el conoce todo en manera infinita, no deja de amar aun cuando la gente que Él conoce tan bien            , y nosotros somos confortados, consolados en el hecho de que Él ama a su iglesia; Él predeterminó establecer su amor sobre ellos antes de que el mundo comenzara, y Él de hecho cumplirá eso hasta que el mundo vuelva a nacer en la eternidad futura; Él nos ama tanto que Él se volvió pecado por nosotros, el que no conoció pecado para que fuésemos hechos justicia de Dios en Él.

Él está llevando a cabo su obra en su iglesia, amando a su iglesia y amándolos mientras que están en la iglesia, su amor está elevándose a Dios, dice en E         fesios 5-2: “Como olor fragante”, para la nariz del Santo, es tan confortante que Cristo ama a su iglesia. Eso me dice que necesito amar a su iglesia a pesar de las cosas que pasan, también me dice que no tema porque si estoy preocupado por la iglesia que yo amo, Él está infinitamente más preocupado por la iglesia que Él ama. Si yo creo que yo tengo un derecho de estar preocupado porque he entregado tanto de mí mismo a la iglesia, entonces cuánto de sí mismo Él ha dado a la iglesia que Él debería estar también preocupado y mucho más que yo.

En Apocalipsis capítulo 1, versículo 5, simplemente hay una afirmación hermosa ahí que dice – y de nuevo,es una doxología de alabanza, es una bendición gloriosa, majestuosa, y lo que dice es esto: “Aquel que nos ama y nos lavó de nuestros pecados en su propia sangre, nos ha hecho sacerdotes para Dios, incomprensible”, Él ama a su iglesia –tiempo presente por cierto–, ¿y quién nos separará de ese amor: tribulación, aflicción, persecución, hambre, peligro, desnudez, espada? ¿Qué hay acerca de la vida, muerte, ángeles principados, cosas presentes, lo porvenir, potestades, lo alto, lo profundo? Ninguna otra cosa creada.  Nunca, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los ama Él hasta la perfección. Es tan confortante para mí, simplemente me aferro a esto; Él ama a la iglesia mucho más de lo que yo amo a la iglesia, eso dice que Él va a atender, eso dice que Él le va prestar atención al objeto de su amor.

En segundo lugar, cuando usted piensa en Él como un salvador de la iglesia, usted tiene que recordar que Él edifica la iglesia; como el que salva, Él es el que edifica, Él los mete, Él añade a su iglesia, Él hace que crezca como un templo santo para sí mismo. Me encanta Mateo 16, uno de mis pasajes favoritos: “Yo edificaré mi iglesia”, qué gran pensamiento. No estamos preocupados por edificar la iglesia, Él sí está preocupado; no es mi trabajo el edificar una iglesia o la de nadie más, no es nuestro trabajo inventar medios o planes, estrategias de sabiduría humana para edificar una iglesia, Él va a edificar su iglesia y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella, eso es un eufanismo hebreo para la muerte. La muerte es el arma definitiva que está en la mano del adversario, según Hebreos 2, ¿quién tiene el poder de la muerte? ¿Satanás? Lo que Él está diciendo es que “Yo edificaré mi iglesia, y lo peor que puede pasar, matarlos, no prevalecerá contra ella”. Usted mata a la iglesia, y lo único que está haciendo es poblar la gloria, eso es todo.

“Yo edificaré mi iglesia”. Simplemente quiero ser parte de la iglesia que Él está edificando, eso es todo. Simplemente quiero ser una parte de la iglesia que Él está edificando, esa es la razón por la que yo estoy tan comprometido con el hecho de que tenemos que hacer las cosas según el libro de Dios. No queremos hacer nada que va confundirnos, no queremos estar usando todos los planes humanos para edificar la iglesia, porque entonces no sabremos si nosotros la edificamos o Él la edificó; yo no quiere vivir con eso, yo simplemente quiero ser una parte de lo que Él está haciendo. Me encanta lo que Él dice aquí: “Yo edificaré, no la iglesia, sino que yo edificaré mi iglesia”. ¡Qué gran verdad! Él es el poseedor.

Con frecuencia se me pregunta ¿quién es dueño de tu iglesia?, me gusta esa pregunta, ¿quién es el dueño de la iglesia? Es el Señor Jesucristo, Él la compró con su propia sangre preciada. Él es dueño de ella, Él la edifica; de hecho, ¿sabe una cosa?, Él añade a la iglesia diariamente los que han de ser salvos; Él está ocupado en edificar a la iglesia. En Juan 10 Él dice: “Yo conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen, oyen mi voz, me siguen mis ovejas”,  me gusta eso, le pertenecemos a Él; Él es el constructor, el dueño, el comprador, la principal piedra del ángulo, el cimiento, el poseedor, es su iglesia. Está siendo edificada con una certeza, encerrada en la promesa de que Dios no puede fallar; en contra de toda la oposición, en contra de todas las amenazas, en contra de toda la carnalidad, en contra de toda la  ineptitud humana, en contra de toda la indiferencia, apatía, apostasía, neoliberalismo, denomicionalismo, y cualquier otro ismo y demás, y el resto, Él está edificando su iglesia. Él está edificando su iglesia. 1ª de Corintios 3:9 dice: “Vosotros sois edificio de Dios”. Efesios 2 dice: “Habéis sido edificados como templo santo, una habitación del Espíritu”. Pablo le dice a Timoteo: “Te estoy diciendo cómo debes conducirte  en la iglesia del Dios viviente”, su iglesia. Entonces Él es el salvador, y Él ama y edifica su iglesia.

En segundo lugar, en Hebreos 13:20, Él es el Pastor. Es un pensamiento hermoso, hermoso. Él es el gran pastor de las ovejas, dice, como el salvador Él ama y edifica, y como el pastor Él tiene algunas funciones excepcionales y especiales también. Pero, en primer lugar, lo que queremos señalar es que Él es el gran pastor, en contraste a todos los pastores que simplemente son terrenales, Él es el gran pastor. El salmo 77:20 dijo de Moisés: “Tú guiaste a tu pueblo como un rebaño, por mano de Moisés y Aarón”, y ellos fueron pastores, pero no grandes pastores. Tres veces en el Nuevo Testamento llama Jesucristo el Pastor. Juan 10: “Él es el buen pastor”.  1ª Pedro 5: “Él es el príncipe de los pastores”, y Hebreos 13: “Él es el gran pastor, buen pastor, príncipe de los pastores y gran pastor”. ¿Y sabe una cosa? En las Escrituras conté más de una docena de lugares por lo menos en donde la Biblia identifica a personas impías como naciones con este título, eran como ovejas, ¿sin qué?, sin pastor. Entonces si somos creyentes, somos ovejas, ¿con qué?, con un pastor.

Estábamos reuniendo como una semana atrás con nuestros hombres, y estábamos hablando y discutiendo y tratando de desarrollar una manera de hacer un mejor nuestro trabajo de pastorear, y salgo de momentos así pensando porque la gente dice: “Estas personas no están involucrándose, no le estamos dando seguimiento a estas personas, y estamos perdiendo algunas personas por acá y tenemos a personas que no hemos visto por mucho tiempo y nos preguntamos dónde fueron, y estamos tratando de encontrarlas”, tenemos todos esos asuntos logísticos que tratamos de resolver, que usted se va y dice: “Señor, ¿cómo vamos a mantenerle la pista a estas personas?”. No vienen por una cuantas semanas, dónde están o están enfermas o no sabemos, o escuchamos de una tragedia y no hemos hablado con las personas para ver si realmente están avanzando con el Señor, si su salvación realmente es genuina, hay ansiedad en sus corazones y usted se preocupa por ello. Y le digo, algunas de estas veces voy a casa y me encuentro a mí mismo mirando el techo con mi mente llena de pensamiento “cómo podremos pastorear a las ovejas”, pero somos confortados en esto amados, que el gran pastor está pastoreando a sus ovejas.

Creo que a veces pensamos que si una persona se salva y no se mete en algún programa de seguimiento van a perder su salvación, tenemos que ayudarle al Espíritu Santo. Usted no puede dejar a la gente en manos del Señor, tiene que meterlos en el programa; no estamos desequilibrados en eso, siempre y cuando entendamos que queremos tener todas las herramientas. Pero el Señor es el pastor y no me voy a preocupar por sus ovejas, voy a hacer lo que pueda por involucrarme, pero son sus ovejas; y quiero ser fiel con lo que Él me da, pero no puedo mantener mi mente con juicio cabal si siento que yo tengo la responsabilidad definitiva. Yo le voy entregar mi corazón entero a ello, no porque creo que depende de mí. ¿Quiere una perspectiva? Entienda esta perspectiva: No sirvo al Señor Jesucristo, enseño su Palabra o lo que sea, ninguno de nosotros como ancianos o líderes de la iglesia, pastores, ninguno de nosotros hace eso porque sentimos que somos responsables por la iglesia.

No sé usted, pero yo lo hago porque quiero ser parte de lo que Cristo está haciendo, eso es todo. ¿Y sabe una cosa? Él edificará su iglesia con o sin mí, es correcto.  Escuche, si las puestas del Hades no pueden prevalecer contra usted, ¿cree usted que John MacArthur pudiera? Él edificará su iglesia sin mí; pero yo pierdo, y mi servicio de todo corazón a Cristo, y nuestro servicio entero de todo corazón a Cristo no es para ayudar a Dios lo que de otra manera Él no podría ser, es para hacer parte de lo que Él está haciendo. ¡Qué gozo! Y entonces pastoreamos con todo nuestros corazones de la mejor manera que podemos, pero cuando se nos acaban los recursos y no sabemos qué hacer o qué decir, no nada más no sabemos cómo cuidar de la gente y satisfacer sus necesidades como debieran ser satisfechas. Digo tenemos que dar un paso atrás y decir: “Pero el gran Pastor, es el pastor”, ¿no es cierto?

Se me contó ayer de una señora que dio a luz a un niño en nuestra iglesia, ella murió, y el niño es prematuro, está conectado a máquinas; y en periodo de tiempo sin oxígeno con el cerebro y todo esto, el padre se ha quedado sin esposa con un niño así, dice usted: “¿Qué digo?”. Y usted está pensando y tambaleándose, y usted regresa al hecho de que el gran Pastor pastorea sus ovejas, ¿no es cierto? Ahí es donde los recursos humanos llegan a un fin, pero el Señor es el gran pastor, el príncipe de los pastores, el buen pastor como tal.     Veamos dos cosas que Él hace. E           n primer lugar, Él equipa; observe en el versículo 21 que: “El gran pastor de las ovejas, mediante la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para     que hagáis su voluntad”. Él nos está equipando para hacer su voluntad, es tan maravilloso; Él usa la palabra “moldearnos”, conformarnos a su voluntad.  Las Escrituras dicen en 2ª de Timoteo 3:16: “¿Para qué se dieron las Escrituras? A fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado, enteramente preparado para toda buena obra”. Entonces Él nos ha dado su Palabra, y después Él nos ha dado a hombres dotados.

Efesios 4: “Dios dio a unos apóstoles, a otros profetas, y evangelistas, y pastores, maestros o pastores que enseñan, a fin de perfeccionar para equipar a los santos”; entonces Él da la Palabra y Él nos da la Palabra, y no sólo a la Palabra sino algunos hombres dotados de manera excepcional, hombres de Dios que pueden entregarnos esa Palabra. Después Él nos da maestros, y después según 1ª de Pedro 5:10 dice: “Después de que habéis sufrido, mientras que el Señor os perfecciona, Él nos da pruebas que pueden llevar a cabo una obra”. En el Evangelio de Juan capítulo 15, dice que la Palabra es como un cuchillo y nos poda; entonces usted toma la Palabra que nos es traída individualmente, y nos es traída  a través de hombres dotados; y después el Señor entra y trae sufrimiento, “después de que habéis sufrido por un poco de tiempo, el Señor nos hace atravesar por pruebas y tentaciones y sufrimiento doloroso”. ¿Por qué? Porque ese es el contexto en el que somos forzados en aplicar la Palabra.

Como puede ver, cuando yo estoy en la lucha, cuando he estado luchando con el pecado, y luchando con el sufrimiento, enfrentando la ansiedad y el dolor y la tristeza en mi vida, cuando estoy enfrentando los momentos de aflicción, esos son momentos cuando veo que está hirviendo dentro de mí lo horrendo de mi propia pecaminosidad y aprendo a odiar más el pecado; esos son los momentos cuando puedo cuestionar a Dios y dudar, y aprendo a odiar mis propias dudas y mi propia pecaminosidad más; esos son los momentos cuando soy llevado a mis rodillas y eso es bueno, los momentos en los que quiero aferrarme de Dios y eso es bueno, los momentos cuando anhelo el cielo y liberación de este mundo y eso es bueno. Entonces el sufrimiento lleva a cabo algo bueno. Entonces el Señor trae el sufrimiento, nosotros traemos la Palabra.

Los predicadores no deben traer el sufrimiento, no se confunda con cuál es su deber. El Señor se encargará de eso, usted traiga la Palabra. Entonces el Señor equipa, edifica, fortalece, Él nos da el poder del Espíritu Santo, Él dice: “Pero me seréis testigos, después de que el poder del  Espíritu venga sobre vosotros”,  en Hechos 1-8, “en Jerusalén, Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra”. “Para salir” dice en Juan 15: “Van a dar mucho fruto de vuestro interior”. En Juan 7: “Fluirán ríos de agua viva”. Entonces Él está equipando su iglesia. ¡Es tan maravilloso!

Tenemos clase de preparación, hemos estado hablando de esto; tenemos discipulado, tenemos que estar involucrados en el evangelismo, y todo el tiempo estamos trabajando tan duro como podamos trabajar; y mientras que hacemos esto, estamos recordando en nuestra mente que el Señor está equipando a su iglesia, Él lo está haciendo a través de la Palabra, a través de pruebas, a través del poder del Espíritu de Dios; eso es tan maravilloso y no depende de nosotros. Estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo porque queremos ser parte de lo que Él está haciendo. No puedo pensar en un mayor privilegio.

En Efesios 5:26 un versículo que normalmente es usado para hablar del matrimonio, pero quizás realmente más que cualquier otra cosa habla de la iglesia, dice: “Ningún hombre jamás aborreció su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, así como el Señor a la iglesia”. El Señor sustenta y cuida la iglesia, dos palabras hermosas; sustenta significa alimentar, y cuidar significa calentar con calor corporal; será como una madre que está lactando. El término sustenta es usado de una madre que alimenta a su bebé lactando. 1ª de Tesalonicenses 2:7, es como si el Señor toma a sus amados y los sustenta y los calienta; significa calentar con calor corporal, suavizar o derretir, aquí hay intimidad. El Señor viene y nos pastorea alimentándonos y calentándonos y derritiéndonos, para volvernos a moldear, para volver a darnos forma; es un hermoso pensamiento. Él está llevando a cabo su obra. Eso es algo consolador.

Cuando a mí se me han acabado los recursos, cuando se me han acabado las ideas, cuando estoy frustrándome en mi mente y digo: “Señor, cómo hacemos que la gente esté más comprometida, cómo los hacemos que avancen, que estén más equipados, que sean más fieles, que estén creciendo, que estén madurando. Señor necesitamos nuevas maneras de hacerlo, no hubo niveles de compromiso”, y soy confortado en el hecho de que Él lo está haciendo, Él está moviendo a su iglesia a lo largo del proceso, del progreso espiritual, Él está equipando a su iglesia, Él está sustentando, cuidando a su iglesia; es un gran consuelo.

En segundo lugar, como pastor Él intercede por su iglesia, así como un pastor salía y peleaba contra el lobo, el Señor Jesucristo pelea contra el adversario que viene constantemente delante del trono de   Dios a acusar a los hermanos, Él viene delante del trono de Dios para acusarnos como acusó a Job; y Jesús viene a nuestro rescate y nos defiende. Él es nuestro defensor, Él es nuestro intercesor, Él es nuestro abogado, Él empatiza con nosotros, Él es nuestro sumo sacerdote; qué gran pensamiento.

Usted lo ve en Juan 17 conforme ora al Padre, dice: “Padre, no oro por lo que están en el mundo, sino por los que tú me has dado para que sean uno. Padre, oro para que sean uno conmigo, así como yo soy uno contigo”,  y uno ora por los suyos en ese maravilloso pasaje, lo ve continuando a lo largo del Nuevo testamento su obra Sumo sacerdotal que Él comenzó.

1ª de Juan 2 dice que “si alguno pecare, tenemos abogado para con el Padre, a Jesucristo el justo”. En otras palabras, cuando usted peca, y la acusación de su pecado es traída delante del trono de Dios, Jesús se pone de pie como su abogado y dice: “Padre, ese pecado ha sido pagado, ese pecado ha sido pagado, mi sangre pagó por ese pecado”, y esa es la razón por la que ningún pecado puede ser traído en contra de los elegidos de Dios.

¿Acaso Dios va acusarlo a usted como a su elegido, cuando Él lo ha elegido a usted? ¿Acaso Él va acusarlo con ese pecado, cuando Él ya lo ha justificado? ¿Acaso Dios lo volverá a justificar? ¿Acaso Dios que lo justificó a usted, va acusarlo de algún pecado? ¿Hay una información que Él no tenía o hay una corte más elevada que Dios? ¿Acaso Cristo lo condenará, Él, quien llevó su pecado en su propio cuerpo en el árbol, en el madero? ¿Acaso Él, quien expiró de manera perfecta todo su pecado, tendrá más pecado en contra de usted? Entonces Él es el Cristo que intercede siempre, siempre.

Entonces Él intercede por su iglesia, Él habla con el Padre acerca de nuestras necesidades también porque tenemos muchas necesidades. Él no es un sumo sacerdote que no puede ser tocado, que no puede simpatizar, que no puede compadecerse con nuestras debilidades, sino que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Él sabe exactamente lo que enfrentamos. Y entonces Él puede fortalecernos, como dice en Hebreos 2:18: “Él es un sumo sacerdote perfecto”. Hebreos 7:25 dice: “Quien vive perpetuamente para hacer intercesión por nosotros”. Él  tuvo hambre, Él tuvo sed, Él fue vencido por el cansancio, Él durmió, Él fue instruido, Él creció, Él fue amado, Él fue odiado, Él amó, Él odió, Él fue sorprendido, Él se maravilló, Él estuvo tuvo gusto, Él estuvo triste, Él estuvo enojado, Él se indignó, Él fue sarcástico, Él se entristeció, Él se afligió, Él fue superado por los acontecimientos futuros, Él ejerció fe, Él leyó las Escrituras, Él oró toda la noche, Él derramó su corazón por el dolor de los hombres, y Él lloró cuando su propio corazón se dolía; Él ha estado ahí siendo compasivo, mostrando empatía, defendiéndonos; es un gran pensamiento. Él es nuestro sumo sacerdote fiel, siempre intercediendo.

Entonces lo vemos como pastor por otro lado, alimentando en un tipo de relación que sustenta y cuida para equipar a su iglesia para hacer su voluntad. En otro sentido, Él intercede a favor nuestro, asegurándose de que nunca haya algo en contra de nosotros. Su sangre continúa limpiándonos de todo pecado, 1ª de Juan 1-9. Salvador de su iglesia, pastor de su iglesia.

En tercer lugar, Él es soberano en su iglesia. Observe de nuevo el texto, y observe la Palabra Señor, 92 veces “curios” es usada en el Nuevo testamento. Y podemos hablar de muchos matices y significados de la palabra, pero una cosa es clara, muy clara: cuando es usada en el Nuevo testamento en referencia al Hijo de Dios significa soberano, significa controlador, significa el que está con autoridad completa; Él es el Señor, Él es el soberano de su propia iglesia. Nos dice en Efesios capítulo 1 que Dios ha colocado todas las cosas bajo sus pies, y lo ha dado a Él por cabeza sobre todas las cosas sobre la iglesia, la iglesia la cual es su cuerpo, la plenitud de Él que lo llena todo y en todo. Él está a cargo.

Colosenses capítulo 1 dice esencialmente lo mismo, en el versículo 19 dice: “Por cuanto agradó al Padre que habitase en Él toda la plenitud en la deidad”, porque en el versículo 18 dice que Él es la cabeza de la iglesia, Él es el comienzo, el principio, Él es el “protótocos”, el preeminente, para que en todo Él tenga la preeminencia; entonces el concepto del Señor tiene que ver con  el hecho de que Jesucristo es el soberano. Ahora, eso se manifiesta a sí mismo en la iglesia, de nuevo, en dos maneras que quiero enfatizarle.

En primer lugar, Él gobierna su iglesia; como el Señor de su iglesia, Él gobierna su iglesia. Permítame decirle algo, si alguien le preguntara quién está a cargo de Grace  Church, usted dígale: “Jesucristo”. Eso no es dicho de broma. Jesucristo es la cabeza de esta iglesia. Efesios 5:23 dice que Él es la cabeza, la palabra usada ahí es “kefale”, básicamente tiene que ver con la idea de ser primero, o ser prominente, o ser supremo, ser el determinador, el que está a cargo, el soberano; es la idea, de nuevo, Él es la cabeza de su iglesia, eso es repetido varias veces en el Nuevo testamento. Y como la cabeza, Él tiene la autoridad en su iglesia, Él gobierna su iglesia. Lo ve en Apocalipsis 1, y Él está moviéndose entre los candeleros, cada uno de los cuales representa su iglesia, y Él está manteniendo alumbradas las lámparas, y Él viene con pies de fuego y con ojos penetrantes conforme Él escudriñe el pecado que necesita ser aplastado y sacado de su iglesia. Él es el Señor de su iglesia.

Esa es la razón por la que en Mateo 18, en donde usted tiene el proceso de disciplina y el pecado está siendo enfrentado ahí, dice que “cuando dos o tres están congregados ahí estoy en medio de ellos”; no es dos o tres en una reunión de oración, son dos o tres testigos que confirman el pecado de alguien en una disciplina, el pasaje entero trata de disciplina, y Él no vacila en hacerlo porque cuando usted ha llamado a los testigos correctos, y ha afirmado el pecado, no necesita detenerse porque estoy ahí en medio de eso haciéndolo con ustedes. Entonces ustedes solo están atando en la tierra lo que ya ha sido atado en el cielo, y sólo están soltando en la tierra lo que ya ha sido soltado en el cielo; entonces usted actúa a favor de Cristo, es una gran verdad. Él gobierna su iglesia, y Él gobierna mediante una pluralidad de hombres piadosos como siempre lo ha hecho, y  esta es la razón por la que tenemos más de 50 ancianos en Grace Church y tenemos una meta, nuestra meta única es hacer lo que Cristo quiere que hagamos.

Ahora, sabemos mucho de lo que Él quiere que hagamos porque está escrito aquí, y donde la Palabra de Dios no habla y donde no tenemos información en las Escrituras que hablen de algún punto en particular, depende de nosotros discernir la mente de Dios en oración pensando en paciencia, esperar hasta que Dios abra para nosotros lo que quiere que hagamos; esa es la razón por la que siempre hemos estado comprometidos con el hecho de que todo lo que decidimos más de 50 hombres es unánime o no lo hacemos, es unánime, porque Dios sólo tiene una voluntad, y depende de todos nosotros que servimos como pastores, bajo la autoridad de Jesucristo, el saber cuál es su voluntad; depende de nosotros saber lo que Cristo quiera hacer en su iglesia; y vamos a buscar su meta hasta que todos nosotros lleguemos a un entendimiento de cuál es esa mente.

Cristo gobierna esta iglesia. No quiero la responsabilidad ni ningún otro humano que piensa con claridad; es bastante malo tener que responder por su propia vida sin tener que responder por una multitud de otras vidas. Entonces buscamos la mente de Dios mediante la oración hasta que el Espíritu de Dios revela su voluntad, pero Él es el que gobierna su iglesia. Lo único que queremos hacer es discernir su voluntad, eso es todo lo que queremos hacer, queremos discernir su voluntad. Esta es la razón por la que vivimos según este libro, eso lo simplifica.

En segundo lugar, conforme pensamos en el Señor Jesucristo en su iglesia, Él no sólo gobierna su iglesia sino que le enseña a su iglesia, esto es parte de su gobierno. Él tiene la autoridad de ejercer en todo asunto, y Él tiene la autoridad de revelar toda la verdad. Él es nuestro maestro, su voluntad de revelada a través de su Palabra, su voluntad es revelada a través de instrumentos humanos; pero Él es el maestro. De hecho Él les dijo a los discípulos, en el Evangelio de Juan, varias veces que este sería el caso. En Juan 14, creo que es el versículo 20, donde dice: “Sabrán que yo estoy en mi Padre, que ustedes están en mí, y yo en vosotros”, van a saber estas cosas, van a saber muchas cosas, ¿cómo van a saberlo?, versículo 26: “El Consolador, el Espíritu santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, Él traerá a vuestra memoria lo que yo os he dicho”. Versículo 26 del capítulo 15: “Cuando el Consolador venga a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, quien procede del Padre, Él dará testimonio de mí. Él les va hablar de mí, Él les va decir lo que necesites saber”. Capítulo 16, versículo 12: “Tengo muchas cosas que deciros que no puedo sobre llevar ahora, no obstante cuando el Espíritu de verdad venga, Él los guiará en toda la verdad. Él no hablará de sí mismo sino que todo lo que Él oiga eso Él hablará, y Él os mostrará las cosas que vendrán, y Él me glorificará porque recibirá de mí y os lo dará a vosotros”.

Como puede ver, entonces el Señor mantiene el control en su lugar, Él gobierna, y Él alimenta, y Él enseña en su iglesia a través de la Palabra y el Espíritu; entonces cuando vamos a la Palabra de Dios vemos lo que es claro en la Palabra y dependemos del Espíritu, esa es 1ª de Juan 2:20 y 27, dice: “Pero nosotros tenemos una unción de Dios”, no necesitamos maestros humanos, tenemos un unción de Dios; eso es terrenal, maestros humanos fuera del reino que no conocen la Palabra de Dios, no necesitamos ese tipo de sabiduría porque tenemos una unción de Dios, y la unción no es ninguna otra que el Espíritu Santo. Entonces tenemos la Palabra de Dios y al autor del Espíritu de Dios entregando la verdad a través de hombres dotados de Dios, y de esta manera Cristo está guiando su iglesia.

No estoy aquí para darle mi opinión de nada. Si llegara yo hacer eso, por favor sáquenme de la ciudad; no estoy aquí para darle mi opinión de nada, no estoy aquí para hablar de asuntos sociales que no se relacionan con la Palabra de Dios, estoy aquí para abrirle la Palabra de Dios para que usted pueda conocer la mente de Dios y el corazón del Salvador, para que Él pueda enseñar a su iglesia. He dicho esto antes y lo vuelvo a decir: “Yo solo soy un mesero, yo no cociné la comida, yo sólo tengo que entregarla sin echarla a perder, y traérsela a usted caliente”.

Finalmente, Él no sólo es el Salvador quien ama y edifica su iglesia, y el pastor que equipa e intercede por su iglesia, y el soberano que gobierna y enseña a su iglesia, sino que Él es santificador que purifica y glorifica a su iglesia. Él el santificador que purifica y glorifica a su iglesia. Observe el versículo 21: “La meta definitiva es haciendo Él en vosotros lo que es agradable”. Eso es tan bueno. Como puede ver, es tan bueno saber que Él está haciendo su obra en nosotros, ¿no es cierto? Él es el santificador, Él es el que nos está apartando del pecado, Él es el que nos está purificando, y también es el que nos está guiando para darle gloria por los siglos de los siglos. Él es el santificador, purificador, glorificador; nos preocupa y usted también. Usted ve a alguien que es un cristiano, pero hay pecado en su vida y usted simplemente se preocupa por ello y quiere verlo salir de ello y los confronta, y quizá se lleva a cabo el proceso de disciplina.

Hablamos hoy acerca de un hombre que simplemente continúa metiéndose en pecado, y él dice que va a dejar de hacerlo, y después se vuelve a meter, y después sale y dice que está adentro y afuera, y aquí estamos de nuevo necesitando de regresar y atravesar por el proceso de disciplina; usted llega a estar tan triste en su corazón por este tipo de cosas, y el único consuelo que tiene es que si Él pertenece a Jesucristo, Él es el purificador de su iglesia; quizás Él purificará su iglesia quitándolo, quizás Él purificará su iglesia con la muerte de un creyente que es infiel como en 1ª de Corintios 11, y 1ª de Juan 5, y quizás Él purificará su iglesia al fortalecer a ese cristiano y al llevarlo a la santidad pero eso depende de Él. Pero su meta es hacer eso.

Eso es lo que dice en Efesios 5, escuche lo que dice: “Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la iglesia y se entregó así mismo por ella”. ¿Por qué hizo eso? ¿Por qué lo hizo? Para santificarla, apartarla del mundo, y limpiarla con el lavamiento del agua por la Palabra. Él quiere a su iglesia pura y limpia para que Él, en últimas, pueda presentársela a sí mismo a una iglesia gloriosa, esa es la gloria de la iglesia. Él la purifica para llevarla a la gloria, para que Él tenga una iglesia que no tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que sea santa y sin mancha. Entonces Él es el purificador y el glorificador, Él purifica; en últimas Él glorifica, y glorificar es simplemente purificación definitiva, ¿no es cierto? Algún día seremos para la alabanza de la gloria de Dios, y a través de Jesucristo, el Dios de paz recibirá Gloria por los siglos de los siglos –amén– de nosotros.

Cristo purifica, y Él está llevando a cabo su obra purificadora, limpiando – eso es tan confortante saber eso, y nos está llevando a la gloria. Cuando lleguemos allá arriba todos seremos perfectos, sin manchas, sin arruga. Espero que eso lo llene tanto de esperanza a usted el oír todas estas cosas como me llena a mí, que no estamos solos en esto; y permítame repetir lo que dije hace un momento, este es un pensamiento clave, escuche: “No estamos lo que Cristo no puede hacer, no estamos edificando la iglesia porque Él necesita que nosotros la edifiquemos, si Grace Church explotara el día de hoy, –y espero que no pase así–, si así fuera, la iglesia de Jesucristo avanzaría; si yo cayera muerto, y cada uno de nuestros líderes en la iglesia muriera, la iglesia avanzaría. Él no nos necesita para edificar su iglesia. Dice usted: “¿Por qué estamos trabajando tan duro?”, le voy a decir por qué, porque no hay algo más maravilloso, más emocionante, más glorioso, que produzca más gozo, que satisfaga más al alma, que ser parte más de lo que Jesucristo esté edificando para su gloria eterna.

Un reportero se acercó al lugar de construcción de la Catedral de San Pablo en Londres hace muchos años atrás, él estaba escribiendo un reportaje del edificio de esa gran catedral, y le dijo un hombre ahí que tenía muchas piedras en su mano. Él le dijo: “¿Qué estás haciendo?”, él dijo: “¿No puede ver lo que estoy haciendo? Estoy metiendo aquí piedras para construir esto”, simplemente más piedras todo el tiempo, simplemente cargando estas piedras.

Él se acercó a un segundo hombre y a él le dijo: “¿Qué estás haciendo?”, él dijo: “Me estoy ganando la vida, tengo una familia y muchos hijos, me estoy ganando la vida”.

Y se acercó a una tercera persona y le dijo: “¿Qué estás haciendo?”, él dijo: “Estoy ayudando a Sir Christopher Wren a construir la Catedral de San Pablo”. Esa es una perspectiva diferente, ¿no es cierto? ¿Qué está haciendo usted? “Estoy metiendo estas piedras por aquí”, “Tengo que hacer esto, usted sabe”, “Estoy ganándome la vida, después de todo soy cristiano y tengo que hacer algo espiritual”, no; soy parte de la edificación de Cristo de su reino eterno. Qué gloriosa perspectiva.

Padre, te damos gracias porque nos ha dado tu Palabra y no nos ha dejado con dudas, y sin confusión, para saber lo que significa para nosotros y lo que demanda de nosotros. Sin embargo, también Tú te has dado a nosotros y realmente es tu obra. Hazlo Señor, hazlo para tu gloria, y permítenos ser una parte no porque Tú nos necesitas, sino porque queremos ser una parte de algo que es eterno; queremos mostrar nuestro amor, queremos trabajar contigo, queremos conocer el gozo y la emoción y la bendición que viene a los obedientes y fieles y diligentes. En el silencio de este momento puede ofrecerle al Señor gratitud por el Salvador que lo amó y lo hizo parte de su iglesia, por el pastor que lo equipa, que intercede por usted, por el soberano que gobierna y lo instruye a usted, por el santificador que purifica y en últimas lo va a glorificar a usted.

Su corazón simplemente debería estar lleno de gratitud. Algunos de ustedes ni siquiera conocen al Señor, y quizás el Espíritu de Dios se está moviendo en su corazón y lo está motivando a usted a decir: “Quiero que Cristo quite mi pecado, quiero que Él sea el Señor en mi vida, quiero entregarle el destino de mi vida a Él”, búsquelo en esa área, sométase a Él en respuesta a la motivación del Espíritu de Dios. Otros de ustedes quizás perciben la necesidad de pertenecer a un grupo de comunión, a volverse parte de esta iglesia o cualquier iglesia en donde Cristo es exaltado y levantado, y puede servir su nombre Santo. Que su corazón se someta al Espíritu de Dios.

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7/8 – Los músculos y la carne, 2ª Parte

Gracia a Vosotros

Serie: La anatomía de la Iglesia

7/8 – Los músculos y la carne, 2ª Parte

John MacArthur

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Esta mañana, llegamos a nuestro tema, “La Anatomía de una Iglesia”. Durante las últimas seis semanas, básicamente he estado compartiendo a partir de mi corazón, creo yo, lo que ha sido un entendimiento útil de la iglesia del Señor Jesucristo. Hemos estado tratando de reexaminar quiénes somos, y lo que hemos sido llamados a ser, y hacer, y decir.

El Señor realmente me ha motivado semana tras semana, con la idea que esto es algo necesario. Y entonces, hemos tenido un gran sentido de confirmación por parte de Él, de que estamos exactamente en el lugar en el que quiere que estamos, conforme hemos compartido estas verdades.

Mi vida es la iglesia, en muchas maneras. No tengo un trabajo de 9 de la mañana a 5 de la tarde. Nunca termina. Usted nunca deja de hacer lo que hace cuando ministra en el reino del Señor Jesucristo. Y, como creyente usted tampoco. La vida para mí es la iglesia de Jesucristo. Todo momento consciente de mi vida, pensamientos, en mi mente tienen que ver con su reino y su obra, y su pueblo, y su Palabra. Es una saturación total.

He sido llamado a un llamado único. Y, entiendo eso y con gratitud expreso mi gratitud a Dios. Y, mientras que hay gozo tremendo y gran emoción, y también hay un privilegio maravilloso involucrado. También hay una responsabilidad seria y de peso.

Y, con frecuencia recuerdo varios pasajes que escudriñan mi corazón en las Escrituras, como Santiago 3:1, que dice: “Dejen de ser tantos maestros, porque recibirán mayor condenación”. Y, Santiago nos está diciendo: “No se apresuren por esta en un lugar de responsabilidad espiritual, a menos de que esté listo, de enfrentar la consecuencia del fracaso”.

Y, también recuerdo Hebreos 13:17, en donde dice que velamos por las almas de los hombres, como aquellos que deben rendir cuentas al Señor. Y, hay un factor de rendición de cuentas en el ministerio. Hay un factor de rendición de cuentas en pastorear. Hay un factor de rendición de cuentas en guiar a la iglesia de Jesucristo, que es muy serio. Y, mientras que la vida, por un lado, está llena de gozo y felicidad y bendición, siempre está esa realidad permanente de las seriedad inmensa, con la que uno trata con la iglesia.

En 1 de Corintios capítulo 4, hay un texto que quizás nos pueda dar una perspectiva, con la cual comenzar. Abra su Biblia, si es tan amable ahí, en 1 de Corintios capítulo. El apóstol Pablo está expresando a los creyentes corintios, su propia perspectiva de su lugar en el ministerio. Y, él dice en el versículo 1: “Así ténganos los hombres”. En otras palabras, “que esto sea lo que los hombres dicen de nosotros”. O, “que esta sea la evaluación de ellos de nosotros, que éramos siervos de Cristo”. Él usa la palabra hupēretēs, lo cual significa un remero de abajo, el más bajo de los esclavos. “Que sea dicho de nosotros cuando todo sea dicho y hecho, y cuando seamos evaluados, que éramos esclavos de nivel bajo de Cristo, y administradores de los misterios de Dios”.  Los misterios de Dios son esas grandes verdades impartidas a Pablo en el Nuevo Testamento. Y, un administrador es alguien que administra lo que no es de él, para alguien más.

Y, entonces él dice: “Que sea dicho de mí, que yo fui un esclavo de nivel bajo de Cristo, en el nivel más bajo de la esclavitud. Y, que fui un administrador            que no fue dueño de nada, si no que administró bien las cosas. Esto es, los misterios de Dios”.

“Pero, es necesario”, dice, el versículo 2: “Que los administradores sean hallados fieles”. Fieles, dignos de confianza. Pablo dice: “Esto es lo que quiero de mi vida, ser un esclavo fiel, manejar lo que Dios me da, y que Él diga: ‘Él es digno de confianza. Él es fiel a la causa y al llamado’”.

Y, él dice en el versículo 3: “Conmigo, yo tengo en muy poco. El que sea juzgado por vosotros o por el juicio de los hombres, sí, ni siquiera yo me juzgo a mí mismo”. Él dice: “Por cierto, en el proceso de hacer esto, no estoy buscando alguna evaluación humana. Me importa muy poco lo que la opinión pública piensa de mí. Me importa muy poco lo que ustedes piensen de mí. Realmente me importa muy poco, para mí cuál es mi opinión de mí. La verdad es que no conocen mi corazón, y realmente no conozco mi corazón tampoco. Debido a que en mi pecaminosidad estoy ciego a algunas de mis debilidades. Entonces, en últimas, ni ustedes ni yo podemos  estar en el lugar de juicio verdadero”.

Versículo 4 dice: “Y, aunque no sé nada en contra de mí mismo” – en otras palabras – “no puedo encontrar algún pecado exterior abierto, que pueda encontrar. Aunque no pueda encontrar eso, no por eso soy justificado. Eso no me hace estar bien. Pero, el que me juzga es el Señor”. Serio, ¿no es cierto?

Él dice: “Estoy en el ministerio, y que sea dicho que yo fui un esclavo de Cristo, y un administrador de los misterios de Dios. Y, que no estoy preocupado con el juicio de los hombres. Ni estoy preocupado con mi propia evaluación personal. Porque los hombres no conocen todos los hechos, y quizás sean tendenciosos. Y, yo soy tendencioso, y no conozco todos los hechos. El que me juzga es el Señor”.

Y, toda persona que sirve a Cristo, será juzgado por Él. Porque todos tenemos que aparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir las cosas hechas en el cuerpo, sean buenas o inútiles. Todos nosotros.

Entonces, en el versículo 5 él dice: “No juzguéis nada antes de tiempo”. Y, ¿cuándo es el tiempo? Es el tiempo cuando el Señor viene. Y, cuando Él venga, Él traerá a la luz las cosas escondidas de las tinieblas, y hará manifiesto los consejos de los corazones”. En otras palabras, lo que realmente importa, es lo que está dentro de usted. Quizás no sea lo inteligente que fue usted o que tan buen predicador fue usted, o que tan dinámico fue como líder. Pero, lo que Dios va a evaluar es su corazón. Y, los hombres no pueden ver su corazón, y usted ni siquiera siempre puede ver la verdad. Solo es entonces cuando todo hombre recibirá si alabanza de Dios.

Entonces, le confieso que la iglesia conlleva una gran cantidad de seriedad para mí. Estoy bajo doble condenación por fracasar, como todos aquellos que administran y enseñan la Palabra. Debo rendir cuentas a Dios, por cómo he pastoreado las ovejas y he alimentado al rebaño, y en última, seré juzgado por el Señor mismo. Y, no quiero vivir bajo alguna ilusión de que puedo estar satisfecho por la evaluación amable y de gracia por parte de los hombres, ni por la tendencia de evaluarme a mí mismo de una manera positiva.

Entonces, estoy compartiendo con usted mi corazón, porque estas son cargas que llevo y que todos los que sirven a Cristo llevan. Y, simplemente necesito que todos ustedes la compartan conmigo, que compartan la carga. Y entonces, hemos estado hablando de las cosas que Dios quiere que seamos como iglesia. Y, es tan importante que entendamos, que esto no es algo opcional.

¿Sabe una cosa? Cuando el apóstol Pablo congregó a los ancianos efesios en Mileto, camino de regreso a Jerusalén, vinieron a visitarlo mientras que su barco estaba en el puerto. Y, él hizo que lo rodearan, y él les dijo estas palabras muy importantes: “Mirad por vosotros”. En otras palabras: “Conforme guían a la congregación, en primer lugar, realicen un inventario de su propia vida”.

“Mirad por vosotros, y después el rebaño de Dios, sobre el cual Él los ha hecho obispos, para alimentar a la iglesia de Dios”. En otras palabras: “En primer lugar, realicen su propio inventario espiritual. Después, examinen en dónde está su iglesia, la iglesia que el Señor les ha dado para guiar y alimentar”.

Y, después él dice: “¿Qué iglesia es? La iglesia de Dios, la cual Él ha comprado con su propia sangre”. Y, ahí se encuentra la médula. No estamos tratando con una trivialidad cuando tratamos con la iglesia. No estamos tratando con algo que llega fácil y se va fácil. Estamos tratando con lo más preciado que existe en toda la eternidad. Porque es comprada con la sangre del Hijo de Dios. El precio fue infinitamente alto por la iglesia. Y, cuando esa iglesia es colocada bajo el cuidado del pueblo de Dios, debe ser cuidada con un sentido de lo asombroso que fue el precio que se involucró.

Y entonces, he tratado de compartir un poco la carga y compartir el corazón, mi corazón, y el corazón de nuestros ancianos y pastores con todos ustedes. Para que juntos con nosotros, pueden entender qué es lo que Dios quiere que seamos. Y, para que nuestra rendición de cuentas ante Él, pueda agradarle a Él.

Y, conforme hemos estado viendo a la iglesia y lo que la iglesia debe ser, hemos estado usando la analogía, la cual es una analogía paulina de un cuerpo. Y, hemos estado tratando de ver a la iglesia como un cuerpo, aunque hemos estado usando una analogía paulina, la hemos estado viendo de una manera no paulina, de una manera temática. Y, hemos dicho que un cuerpo básicamente podría ser dividido en cuatro elementos: El esqueleto, los sistemas internos, los músculos y la carne. Y, así también con la iglesia.

En primer lugar, debe haber un esqueleto. Esto es, aquello que le da forma y fundamento. Esas son las verdades fundamentales medulares no negociables básicas, sobre la cual debe estar formada y debe estar estructurada.

Y, después dijimos que fluyendo dentro de la iglesia debe haber ciertos sistemas internos. Los llamamos actitudes espirituales, y hablamos de esos durante varias semanas. Y después, la última vez comenzamos a hablar acerca de los músculos. Y, los músculos representan función. Y, ahora que todos entendemos nuestra función y tenemos nuestro cimiento, y fluyendo están las actitudes espirituales correctas, ¿qué debemos hacer? Y, los músculos es como comenzamos a funcionar.

Y, quiero terminar eso y hablar un poco acerca de la carne el día de hoy, y después el próximo día del Señor. Y, quiero terminar la serie con un mensaje especial acerca de la cabeza del cuerpo, quien es Cristo. Y, cómo Él hace que todo esto funcione.

Pero, hablemos de los músculos, la función de la iglesia, cómo se mueve, ministra y opera. La semana pasada dijimos, en primer lugar, que una de las funciones, una crítica es predicación y enseñanza. Predicación y enseñanza.

En 2 de Timoteo 4:2, Pablo instruyó a Timoteo: “Que prediques la Palabra”. Y, él también dijo en ese mismo versículo: “A tiempo y fuera de tiempo, redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”. Entonces, predicación, enseñanza, función básica para la iglesia.

En segundo lugar, la semana pasada también hablamos del evangelismo y las misiones. Que se nos manda ir por todo el mundo y predicar el Evangelio a toda criatura. Que somos llamados, como aquellos que conocen el terror del Señor, a persuadir a los hombres. En otras palabras, debido a que podemos ver la condenación inminente sobre los impíos, somos mandados a salir y advertirles. Y entonces, somos llamados a las misiones y al evangelismo como función.

En tercer lugar, hablamos de la adoración, tanto individual como colectivamente, debemos ser un grupo adorador. Debemos adorar en el corazón, como Filipenses 3:3 lo dice. La cual es la mejor definición de un cristiano que conozco en la Biblia: “Somos la circuncisión, los que adoramos a Dios en espíritu, nos regocijamos en Jesucristo, y no tenemos confianza en la carne”. Debemos ser los verdaderos adoradores, Juan 4, que adoran en espíritu y en verdad.

Entonces, individualmente somos llamados a ser adoradores. Y, también colectivamente somos el templo del Espíritu de Dios, y Dios mora dentro de las alabanzas de su pueblo redimido. Y entonces, adoramos no solo individual, si no también colectivamente. Y, Hebreos 10 nos dice que nos acerquemos a Dios con manos limpias y un corazón puro.

Y, después en cuarto lugar, dijimos que nuestra función también demanda oración. Debemos estar funcionando en oración. Esa es una prioridad, amados. Cuando usted va a Efesios 6:10-18, y Pablo describe la armadura de un creyente, y él explica toda la secuencia de elementos de la armadura. Y finalmente, termina al final, después de todo él dice: “Orando siempre”, la cual es el arma definitiva, el arma definitiva. Porque eso dice: “Con todo lo que tengo disponible para mí, todavía soy totalmente dependiente de Dios”. Y, con toda mi armadura puesta, y un conocimiento de la Palabra de Dios y la espada en mi mano, quiero orar. Porque no importa lo que pueda conocer o lo que pueda hacer, no puedo funcionar de manera independiente de la fuente de poder. Orando siempre.

Y, en la primera Iglesia, los apóstoles dijeron: “Miren, vamos a entregarnos continuamente a la oración”. Eso es primero. “Y, al ministerio de la Palabra”. La prioridad es la oración, ¿por qué? Porque siempre debemos estar infundidos de Dios. Digo, no tenemos energía, si no estamos dependiendo de Dios, y la carne no puede hacer nada bueno. Esa es la razón por la que, “en primer lugar”, le dice Pablo a Timoteo, al ordenar a la iglesia. 1 de Timoteo 2: “Quiero ante todo que súplicas, oraciones, rogativas, oraciones, peticiones, y acciones de gracias” – todos los hombres en todo lugar deben estar levantando manos santas en oración. En primer lugar, exhorto ante todo. Somos llamados a orar.

Ahora, quiero hablar de algunas otras funciones el día de hoy. Y, vamos a verlas rápidamente. Podremos pasar mucho tiempo, pero, las he enseñado una y otra vez. Simplemente las voy a mencionar. Las siguiente es discipulado. Esta es una función de la iglesia.

En Mateo 28:19-20, nuestro Señor dijo: “Id por todo el mundo y haced discípulos”. Mathēteusate, haced discípulos. La palabra mathēteuō, es la palabra discípulo o aprendiz. Hagan aprendices, hagan discípulos, bautizándolos, así es como usted comienza con ellos. “Ensenándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Así es como usted los mantiene funcionando”. Discipular entonces, es traer a la gente a Cristo, y llevarlos en Cristo a la madurez. Ese es el proceso de discipulado.

Me encanta lo que dice en el libro de Mateo, cuando dice que Jesús discípulo de José de Arimatea. El texto de hecho dice: “José de Arimatea, quien fue discipulado por Jesús”. Qué pensamiento tan maravilloso.

Todos estamos en ese proceso. En Hechos 1:1, Lucas escribe: “En el tratado anterior que he hecho, Teófilo” – refiriéndose al Evangelio de Lucas – “la Escritura anterior”, él dice, “escribí acerca de todo lo que Jesús comenzó a hacer y enseñar”. ¿No es eso algo maravilloso? Él dice: “Mi otra carta, fue todo acerca de lo que Jesús comenzó. Y este, el libro de los Hechos, esa acerca de cómo siguió esa obra. Jesús discipuló a doce, y ahora en el libro de los Hechos, encontramos lo que los doce hicieron con su generación. Y, el libro de los Hechos, es simplemente el seguimiento de lo que Jesús comenzó. Y, aquí estamos usted y yo 2000 años después. Y, todavía continuamos con lo que Jesús comenzó.

Alguien les dio la estafeta. Los apóstoles, ellos se la dieron a alguien más, y alguien más, y alguien más, y alguien más no las dio a nosotros. Y, estamos en la misma sucesión, de haber oído estas cosas, para ser encomendadas. 2 de Timoteo 2:2, para transmitirlas hombres fieles, que sean aptos de enseñar también a otros. Como puede ver, todo cristiano está en una carrera de relevos. Él toma estafeta y entrega la estafeta. Y, ninguno de nosotros está en un esfuerzo solo. Digo, todos estamos en el flujo y alguien invirtió en nosotros. Y, necesitamos invertirlo en alguien más, lo cual es decirle a un creyente: “Debes estar siendo discipulado y estar discipulando”.

Dice usted: “No conozco mucho”. Encuentre a alguien que conoce menos que usted y enséneles, dígales lo que usted sabe. Encuentre a alguien que conoce más que usted, y escúchelos. Métase en el flujo en algún punto. Métase, sea enseñado y enseñe. Digo, yo derramo     mi corazón en algunas personas, y en el proceso de discipulado, estoy sacándolo de alguien más. Todos tenemos que estar en el flujo en algún punto. No somos personas aisladas, que están ahí afuera. Estamos en el flujo, somos una cadena, estamos todos ligados, y todos somos eslabones.

De regreso a 1 de Corintios 4, en donde estuve hace un momento. Creo que usted tienen un principio indirecto maravilloso, acerca del proceso de discipulado aquí. Pablo está escribiendo una carta, que básicamente es una reprensión a la iglesia Corintia, la cual él mismo hizo que existiera, por la gracia de Dios y el poder del Espíritu. Y, ellos se han apartado en muchas maneras de las primeras cosas que deberían haber sido básicas para su fe. Y, se han metido en todo tipo de cosas pecaminosas.

Entonces, Pablo les escribe para corregirles. Y, él comienza en el versículo 14, con un buen principio, para ayudarnos a entender la relación de un discipulador con su discípulo. En el versículo 14 él dice: “No escribo estas cosas para avergonzarlos, si no como mis hijos amados les advierto. Porque aunque tengan a diez mil paidagōgous” – lo cual significa guardianes morales o personas que les están dando consejo espiritual en Cristo. Sin embargo, no tienen muchos padres. “Porque en Cristo Jesús yo os he engendrado, mediante el evangelio”.

Ahora él incluye esto, porque ya para ahora ellos están diciendo a sí mismos, después de cuatro y medio capítulos de reprensión: “¿Quién cree que es este hombre? ¿Qué le da el derecho de hablarnos así?”

Él se detiene y dice: “Aquí está la razón. En primer lugar, yo soy su padre espiritual. Esto es, yo los hice existir”. Eso es lo primero acerca del discipulado.

La gente dice: “Bueno, tu iglesia está metida en el discipulado, ¿cuál es tu perspectiva del evangelismo?” Usted no puede discipular, a menos de que usted evangelice. ¿A quién va a discipular usted? Tiene que dar a luz, antes de que pueda edificar, ¿verdad? Tiene que haber un bebé antes de que pueda crecer. Claro que estamos comprometidos con eso. Y, el mejor lugar para el discipulado en donde comenzar, es guiar a alguien a Jesucristo, y va a haber un eslabón ahí, que no existe cuando usted no fue esa persona clave. O, puede ser bastante fuerte con otros. Pero, hay algo maravilloso acerca de ese eslabón de regeneración.

Cuando Dios lo usa a usted para traer a alguien a Cristo, hay un endeudamiento y un sentido de responsabilidad, y un sentido de amor a usted por parte de ellos, que los une y lo capacita para decir cosas a ellos, que quizás se sienta algo incómodo en decirle a alguien más. Pero, cuando ellos saben que usted es el agente de Dios para traerlos a Cristo, hay algo maravilloso ahí que los une. Entonces, el discipulado comienza con el evangelismo.

Ahora, todos nosotros hemos recogido a alguien más. Usted sabe, al niño de alguien más que está pateando y gritando en algún lugar, que nadie están dispuesto a discipular. Y, los hemos adoptado. Y, eso es maravilloso. Eso es maravilloso. Y, necesitamos seguir haciéndolo. Seguir haciéndolo. Pero, el eslabón entre dos personas, uno a quien guio al otro a Cristo, es maravilloso. Todo comienza en el evangelismo.

Y, después el discipulado se mueve. Observe el versículo 14, él dice: “Amados, mis hijos amados”. La actitud en la cual el discipulado ocurre, es una actitud de amor. Y, el amor como he dicho, no es una emoción, si no que es un compromiso de servicio humilde, de sacrificio personal a uno en necesidad. Y entonces, usted tiene un ambiente de amor, el cual dice: “Te entrego mi vida, te entrego mi tiempo, entrego mis oraciones por ti, entrego mi conocimiento por ti, me entrego a ti”. Como puede ver, si usted no se preocupa por una persona, y si usted no está dispuesto a sacrificar, usted nunca realmente tiene el proceso de discipulado operando en su potencial más rico.

Y, después en tercer lugar, en el versículo 14 él dice: “Os amonesto”. Y, esa es la palabra noutheteō, lo cual significa amonestar o advertir a la gente con miras al juicio, si no cambian su conducta. Es correctivo. Y, eso es lo tercero acerca del discipulado. Primero comienza con salvación, existe en un aura realmente de amor. Y, está marcado por la advertencia. Es simplemente como un niño. Usted tiene que advertir a sus hijos de qué deben mantenerse alejados. Usted no solo puede dar instrucción positiva a sus hijos. Usted tiene que dar también instrucción negativa. Esa es la razón por la que Pablo le dijo a los ancianos efesios, en ese mismo pasaje, en Hechos 20 en Mileto: “No he cesado durante tres años, día y noche con lágrimas, de amonestaros”. Advertirles. Advertirles. Advertirles.

Se me preguntó hace una semana atrás: “¿Qué tan importante es para ti un ministerio de advertencia?” “Es esencial”.

Y, en el discipulado, tenemos que decirle a la gente: “No puedes seguir haciendo eso. Tienes que dejar de hacer eso”. Tienes que levantar las barreras, levantar las rejas”. Y, eso es parte del discipulado.

Y, después la clave, creo yo, a todo esto, está en el versículo 16: “Por tanto os ruego que me imitéis”. Usted necesita decirle al discípulo: “Mira, tienes que ser como yo”.

Dices: “Oye. Ahí es donde yo renuncio. ¿Tienes que ser como yo?”

Es correcto. En otras palabras, usted tiene que estar adelante en el camino de lo que ellos están en su desarrollo espiritual. Tiene que poder proveer algo de liderazgo. Ahora, nuestro Señor no está pidiendo perfección. Es dirección lo que Él está buscando. No es que usted ha alcanzado la perfección. Simplemente que va en la dirección correcta. Y, el otro lo va a seguir. Y, su imperfección puede simplemente reforzar lo importante que es seguir.

Si usted fuera perfecto, no sé usted, pero, yo renunciaría. Yo no trataría de seguir a una persona perfecta. Sería muy difícil. Es la imperfección de la persona que yo sigo, que me ayuda a entender el camino. Y entonces, necesita haber ejemplo, a veces el punto entero. Pablo dijo: “Sed imitadores de mí, así como yo” – ¿de quién? – “de Cristo”.

Entonces, usted necesita poder decirle a alguien: “Quiero que me sigas, por el camino en el que yo estoy siguiendo a Cristo”. Y, usted lo dice, ¿qué? Humildemente, entendiendo su propia debilidad.

Y, hay otro elemento en el discipulado, en el versículo 17 él dice, él va a enviar a Timoteo. Y,  ¿qué va a hacer Timoteo? “Él va a recordarles mis caminos, los cuales son en Cristo, como enseño en todos lados”. Y, Timoteo iba a venir y enseñar. Y, ese es otro ingrediente. Debe haber una impartición de verdad divina, porque la gente funciona a partir de la verdad.

Entonces, el discipulado significa traer alguien a Cristo, edificar una relación de amor sacrificial con esa persona, amonestar esa persona a cambiar esa conducta. De lo contrario van a llegar al punto de disciplina, o van a perder la bendición. Establecer un modelo o patrón que pueden seguir, y darles la verdad de Dios. Y, eso es lo que Pablo dice: “Estoy tratando de hacer con ustedes, esta es la razón por la que hablo como hablo”. De hecho dice: “Si ustedes no se alinean cuando yo venga, voy a traer una vara conmigo”, en el versículo 21. Ahora, él dice: “Si ustedes se corrigen, voy a venir con un espíritu de amor y mansedumbre”. Entonces, él realmente estaba criando a hijos espirituales, ¿no es cierto?

Ahora, amados, con esto estamos comprometidos. Este siempre ha sido el corazón de nuestra iglesia. Y, Jesús dijo: “Y, cuando un hombre ha sido discipulado plenamente, él será como su maestro”. ¿No es eso bueno? Cuando un hombre es discipulado plenamente, dice en el Evangelio de Lucas: “Él será como su maestro”. Estamos tratando de reproducirnos a nosotros mismos. Reproducirnos a nosotros mismos. Como puede ver, una de las características de la vida, es que se reproduce. La vida que no se reproduce, no es vida, es muerte.

La vida se reproduce. Y, usted está reproduciéndose a sí mismo en alguien más. Quizás en un cónyuge en el matrimonio, quizás hijos, quizás un querido amigo, quizás la persona usted guio a Jesucristo. Quizá a varios pequeños que tienen un grupo. Quizás una clase de fundamentos de la fe. O, cristianos que son recién nacidos. Quizás amigos en el trabajo. Quién sabe. Pero, está entregando su vida, ¿se da cuenta? Y, en ese proceso hay una rendición de cuentas, ¿verdad? Porque si usted tiene a alguien que lo está viendo y diciendo: “Enséname cómo. Enséname cómo. Enséname. Muéstrame cómo”. Tiene usted que vivir de manera apropiada. Y, la rendición de cuentas es buena.

Y, el fin definitivo, claro, es 1 de Juan 2:6. Si decimos que pertenecemos a Cristo, si decimos que estamos en Él, tenemos que andar como Él anduvo, ¿verdad? Entonces, nuestro modelo es Cristo, y estamos tratando de nutrir a la gente a lo largo del caminar con Cristo. Nuestra iglesia está comprometida con esto. Siempre hemos estado comprometidos con esto. Siempre hemos deseado hacer esto. Y, esta es una función que debemos cumplir cada uno de nosotros. No, no es opcional. No es opcional. Todos tenemos que salir y traer a personas al conocimiento del Salvador, y comenzar el proceso de nutrición y desarrollo. Todos tenemos que recoger a aquellos que el Señor trae a nuestro camino, que necesitan ser discipulados. Y, puede haber todo tipo diferente de relaciones involucradas en esto.

Siempre he dicho que el discipulado no es nada más que edificar, construir, cultivar una verdadera amistad con un centro espiritual. Eso es. De tal manera que usted no es amigo de alguien, porque a ambos les gusta el béisbol. O, no son amigos porque a ambos les gusta la misma música, o ambos trabajan en el mismo lugar, o tienen ciertos gustos semejantes, o no les gusta lo mismo, o tienen el mismo pasatiempo, o ambos conocen a alguien de Indiana. No soy amigos por algún tipo de cosa espiritual, son amigos y es muy profundo. Porque en la médula de esa amistad, hay una apertura acerca de asuntos espirituales, y eso es lo que lleva el discipulado.

Como puede ver, lo que usted básicamente está haciendo, es enseñarle a la gente un estilo de vida piadoso. Está enseñándoles respuestas bíblicas. Y, siempre he dicho que la madurez espiritual es cuando usted tienen respuestas involuntarias que son piadosas. Cuando sus reacciones involuntarias son virtuosas, entonces usted sabe que el superintendente de Dios, tiene control. Y, cuando estamos tratando de llevar a la gente al punto en el que no tienen que pensar para actuar de manera correcta, ellos reaccionan de manera correcta. Ese es el proceso.

Y, ¿sabe una cosa? A lo largo del proceso, usted va a tener algunos fracasos, algunas fallas. Yo pasé una hora, 6:30, 7:30 de la mañana, toda mañana durante seis meses, con un hombre, un doctor en filosofía, un profesor de la universidad de UCLA. Dijo que vino a Cristo, quería conocer la verdad. Él dijo: “¿Podrías reunirte conmigo?” Me reuní una hora cada mañana, 6:70, 7:30 de la mañana los martes, cada semana, durante seis meses. Y, al final de ese tiempo, él dijo: “Bueno, he oído todo lo que quiero oír”. Y, se fue. Y, él ahora es un rector episcopal en algún lugar.

Y, usted mira atrás en ese tiempo y dice: “¿Cuál fue el punto de todo ese esfuerzo, este tiempo?” Si no hay nada más, usted tuvo comunión en los sufrimientos de Cristo, quien le pasó algo peor. Uno de los suyos, lo vendió por 30 piezas de plata, para ser crucificado. Y, si no fue por nada más, usted tiene un nuevo entendimiento maravilloso de los sufrimientos de Cristo. Nada más de una manera muy pequeña, comparado con su discipulado.

Hay otra función en la que la Iglesia debe estar involucrada, y ese es el pastorado. Y, podremos hablar mucho de eso. Pero, permítame tan solo decir que estamos comprometidos con el hecho de que usted tiene ovejas, y tiene pastores, y básicamente dice que todo mundo tiene que cuidar de todo mundo. Tenemos que estar involucrados en cuidar de manera mutua y satisfacer las necesidades unos de otros.

Jesús le dijo a Pedro: “¿Me amas? ¿Me amas? ¿Me amas?”

Pedro dice: “Tú sabes que sí. Tú sabes que sí. Tú sabes que sí”.

Y, Jesús dice: “Alimenta mis ovejas, alimenta mis corderos. Alimenta mis ovejas”. Pastoreo. Cuidar, cuidar de la gente. Y, básicamente es alimentarlos y guiarlos. 1 de Pedro nos dice eso. Alimentad al rebaño, supervisen. Hechos 20:28, lo mismo. Alimentar y guiar. Alimentar y guiar. Simplemente como un pastoreo. Y, queremos ser eso. Porque, ¿cómo podemos decir que amamos a Dios, cuando vemos a nuestro hermano tener necesidad, y cerramos nuestro corazón? ¿Verdad? ¿Cómo es que el amor de Dios mora en vosotros, si no se preocupa por la gente, si no se preocupa por sus necesidades?

Y, quiero decirle que todos tenemos que estar involucrados en el proceso de pastoreo. Digo, usted está ahí, está con las ovejas codeándose. Tiene que descubrir en donde les duele algo. Satisfacer sus necesidades cuidadosamente. Si tiene suficiente alimento en su plato para alimentarlo, si no tiene nada, comparta su alimento. Si tiene suficiente conocimiento, como para compartir con ellos, y están perdidos y están desviados, tráigalos de regreso. Como puede ver, el proceso de pastoreo se lleva a cabo otra vez. 1 de Pedro dice que el Señor es el Príncipe de los Pastores. Y, la implicación es que estamos bajo su supervisión y todos estamos involucrados en cuidar de las ovejas. Es tan esencial.

Y, ¿sabe una cosa? Queremos pastorear. A veces es difícil. La gente queda desatendida muchas veces. No hay duda al respecto. Siempre rompe mi corazón, sabe una cosa, cuando alguien dice: “Bueno, ¿sabes una cosa? Nadie me llamó, estaba enfermo, o tuve un problema y nadie me llamó. A nadie parezco importarle”. Algunas veces recibo una carta de personas afligidas y dicen: “¿Sabes una cosa? Tal y tal pasó, y no nos llamaste, y no te importó, y nadie de la iglesia vino”. Y, mi corazón simplemente se duele cuando oigo eso.

Y, no sé, algunas veces las expectativas de la gente van más allá de la realidad. Y, esperan quizás que pueda estar en todos lados. Tanto como me gustaría, ser algo que me gustaría hacer, eso no es posible. Pero, eso normalmente no es el caso. Normalmente no es que estuve ahí. Normalmente es que nadie estuvo ahí. Digo nadie pareció entrar en ese momento. Y, esto con mucha frecuencia sucede cuando la gente tienen muerte en la familia. Y, tan pronto como la muerte ocurre, todo mundo rodea a la persona, y hay un refuerzo tremendo. Y, después del funeral es de regreso a la vida como normal, y hay una depresión tremenda, y toda la fortaleza y el apoyo se ha disipado. Y, todo mundo está de regreso a la normalidad. Y, la persona se queda sola, simplemente en el momento en el que realmente la verdadera tristeza comienza a llevarse a cabo, y perdemos ese toque sensible.

Como el pastor, usted sabe quién dice en Juan 10, él dijo: “Yo soy el pastor”. Y, él dijo: “Yo soy la puerta”. Lo que eso significó, fue que el pastor estaba ahí acostado frente a la puerta. Toda oveja que entraba o salía, tenía que pasar por encima de Él. Y, Él bajaba su cayado cuando entraban, y paraba a cada una de ellas y las revisaba, para ver si tenían alguna herida o algún problema. Y, cuando había una necesidad, Él tomaba aceite y lo colocaba. De eso habla cuando dice: “Mi copa está rebosando, y tu vara y tu cayado me infunden aliento”, en el Salmo 23. Y, el pastor cuidaba de sus ovejas. Esa es la responsabilidad de pastoreo.

Y, ¿sabe una cosa? Reconozco también que hay algunas personas maravillosas, personas que en silencio no son pastoreadas, porque simplemente están allá afuera, y son personas que guardan silencio, y no sabemos de ellas. Y, reciben un pastoreo mínimo. Y, después hay algunas personas que siempre están en pecado y están de cabeza, y tienen pastores que están a su alrededor, todo el tiempo en grupos, tratando de enderezarlas. Digo, esa es la verdad.

Tenemos reuniones de comité y hablamos de algunas personas. Ocho ancianos, “¿qué vamos a hacer con ellos?” Bueno, hablamos de una en esta mañana en nuestro tiempo de oración. “¿Qué vamos a hacer con este hombre? Este hombre es infiel a su esposa. Esta es la vez número ya perdimos la cuenta. Y, cada vez que tenemos que atravesar por este proceso, lo vuelve a hacer. ¿Qué vamos a hacer con él?” Entonces, en oración lo trajimos a Dios. Y, ¿sabe una cosa? En cierta manera nos rendimos en la esfera humana. Pero digo, él recibe el pastoreo.

Él ni si quiere ser pastoreado, él simplemente quiere que nos salgamos, que nos vayamos de su vida.

Y, ahí hay otras personas queridas, que están ahí llorando en silencio, diciendo quizás: “Por favor, vengan a mi vida”. Y, no lo sabemos. Y, me doy cuenta de eso y lo reconozco. Y, esa es la razón por la que como puede ver, no podemos llevar la carga. Todos tenemos que vernos a nosotros mismos como ovejas y también como pastores, en un sentido, cuidándonos de otros. Y, realmente queremos pastorear. Tenemos que rendir cuentas a Dios acerca de esto. Es su iglesia, ustedes saben, no es la iglesia de John MacArthur, es la suya. Es la iglesia de Cristo. Él le ha dado esa administración. Es suya y mía, y de todos nosotros, y todos tenemos que cuidar unos de otros, y tenemos que rendir cuentas.

Y, el pastoreo es una función de cuidado mutuo, de satisfacer necesidades, de asegurarnos de que la gente va avanzando por el camino espiritual. ¿Cree que al llenar su tarjeta de asistencia el domingo, simplemente es un ejercicio? Esas tarjetas la ven un grupo de personas queridas, toda semana, y son enviadas a personas que pueden llamar, a los que están ausentes durante un período de tiempo, para tratar de pastorear a esas personas, investigar por qué no están aquí. ¿Cuáles son sus necesidades? ¿Cuáles son sus problemas? Eso es esencial.

Lo primero que hice en Grace Church, la primera semana que viene a esta iglesia, allá en una pequeña iglesia, en la parte de enfrente de la capilla, fue desarrollar una manera en la que pudiéramos pastorear a la gente. Sabía que podíamos alimentarnos. Simplemente quería asegurarme de que pudiéramos guiarlos, porque el pastor alimenta y guía. Y, guiarlos a la semejanza a Cristo.

Hay otra función, y esa es la función de edificar familias, edificar familias. Creo que la familia es la unidad de Dios, para transmitir la justicia de una generación a la siguiente. Creo que esto es abundantemente claro en Deuteronomio capítulo 6, que Dios ordena a la familia, como la unidad básica de la preservación justa en el mundo. Y, debe transmitir su verdad de una generación a la siguiente.

Ahora, usted sabe, también como yo, que lo que Dios ha ordenado, Satanás lo ha atacado, ¿verdad? Lo que Dios ha hecho para preservar la justicia, Satanás ataca. Y básicamente, eso se reduce a tres cosas: La familia, la iglesia y el gobierno. Y, en donde Dios ha ordenado un gobierno para el castigo de los malhechores y el bienestar de los que están bien, Satanás va a destruirlo si puede. Y, cuando hay una iglesia en donde Cristo es exaltado y la Palabra es proclamada, él va a atacar eso. Y, en donde hay una familia que transmita justicia, él va a hacer lo que pueda por desintegrar eso. Esas son las unidades básicas de la preservación en la sociedad: La familia, la iglesia y el hogar, y el gobierno.

Y, la gente dice: “¿Crees que hay una conspiración para destrozar a nuestro gobierno?” Claro que lo hay y está teniendo éxito. Nuestra sociedad va hacia abajo, ¿por qué? Porque la masa de nuestra sociedad es impía, son personas impías, y entonces de manera natural son los instrumentos de Satanás, y el sistema se va a colapsar.

Y, ¿crees que está atacando la iglesia? Bueno, claro. La iglesia, está llena de liberalismo, está convulsionándose. Leí esta semana acerca de la nueva Biblia no sexista, que el Concilio Nacional de Iglesias acaba de publicar, en donde ha quitado todos los términos sexistas, tales como Cristo el Hijo de Dios. Él ya no es el Hijo de Dios en esta Biblia. Él es el niño neutral de Dios. Es no sexista. No tiene preocupación en absoluto con que el Espíritu Santo dijo que Él es el Hijo de Dios. Y, eso simplemente ataca – ese es el Concilio Nacional de Iglesias, Iglesias.

Y, después la familia desintegrada y destrozada por todos lados, por ataques por parte de una sociedad inmoral, llena de lujuria, difícilmente puede sobrevivir. Y, la iglesia está en un lugar vital, de preservar esa unidad de la sociedad, la familia. Y, estamos comprometidos con eso, como una función, ¿verdad? Estamos comprometidos a enseñarle a los niños y enseñar cuando los jóvenes en secundaria, la preparatoria, los jóvenes de universidad, estamos comprometidos con discipularlos. Estoy tan contento por ver a hombres, a personas discipulando de uno a uno a pequeños, niños de sexto de primaria. Me emociona ver a personas que están trabajando con nuestros jóvenes, porque son los que van a preservar esto en la próxima generación. Quiero que conozcan cuáles son los estándares de Dios para el matrimonio y la familia. Es maravilloso que tenemos consejeros, que tenemos a ministerios de familia. Un centro de familia por allá y muchas cosas que operan hacia la preservación, la edificación de una iglesia piadosa de familias.

Efesios 5, usted sabe, dice: “No os embriaguéis con vino”. Y, el texto, claro, en el 5:18 está hablando de la embriaguez religiosa, las personas de las sectas del día del apóstol Pablo, solían pensar que podían ascender a tener comunión con las deidades, si podían emborracharse lo suficiente. Y, se emborrachaban como las personas en el oriente, las personas entraban en un estado de éxtasis, como en el Oriente lo hacen las personas con drogas, para tener comunión con Dios, para ascender a un plano más elevado. Y, en su embriaguez pensaban que estaban teniendo comunión con los dioses, a través de sus orgias llenas de lujuria, con prostitutas del templo. Y, Pablo dice: “Si creen que pueden comunicarse con Dios, no va a ser a través de la embriaguez. Va a ser a través de la llenura del Espíritu de Dios. Así es como tienen comunión con el Dios vivo”.

Y, como resultado de eso, una de las cosas que van a suceder, es que van a someterse unos a otros. Y, ¿cómo se manifiesta eso? Las esposas se van a someter a sus maridos. Los maridos se van a someter a sus esposas, al amarlas con un amor que las sustenta, las nutre, las purifica. Los hijos se van a someter a sus padres, y los padres se van a someter a las necesidades de sus hijos, al no provocarlos a ira, si no a criarlos en la disciplina y amonestación en las cosas de Cristo. Todo eso fluye de una vida controlada por el Espíritu. Y, eso es lo que queremos ver. Una función de la iglesia entonces es, llevar a las familias al control del Espíritu de Dios. En donde usted puede ver sumisión, porque solo en sumisión las relaciones pueden ser significativas y bendecidas. En donde usted tiene a todo mundo peleando por su supremacía, y peleando por sus propios derechos, usted desintegra la posibilidad de alguna relación significativa. Y entonces, la familia es una función. Usted debe sustentar, fortalecer la familia, unos de otros. Usted debe ayudar a los hijos de otros, orar por los hijos de otros. ¿Ora usted por sus amigos cuando ve algún niño que es desobediente, que no vive como debe ser? ¿Cuál es su reacción? ¿Ora por ellos? ¿Llama a las personas y les dice: “Me gustaría ayudarte, si hay algo que pueda hacer por trabajar con tu hijo”? Tiene que cuidar por la familia, es una función.

Otra función es preparación. Preparación. Y, con esto quiero decir, preparar a la gente, equiparlos para un ministerio, equiparlos para una tarea. “Y, Él dio a unos apóstoles, a otros profetas, evangelistas, y pastores, maestros”, Efesios 4:11 dice: “A fin de perfeccionar o llevar a la perfección, o llevar a un lugar de utilidad, a fin de perfeccionar a los santos, equiparlos. A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio”, Efesios 4:12.

Estamos tratando de preparar a personas para el ministerio. Ese es nuestro deseo. No solo darles verdad espiritual en términos generales, si no preparar a personas para que puedan usar eso. Y, usted toma un curso en evangelismo, y toma todos esos versículos que están flotando en su cabeza y los aterriza, y tiene un plan para saber cómo funcionan. Y, sale con un nuevo celo y denuedo, porque tiene confianza, porque sabe cómo la presentación debe de hacerse.

O, quizás siente en su corazón el llamado al ministerio al campo misionero, y usted va con alguien y dice: “Hombre, Dios me está llamando al campo misionero”. No vamos a meterlo a usted y mandarlo en un barco la próxima semana. Vamos a pasar unos cuantos años preparándolo. Para que cuando usted salga, usted equipado al máximo nivel. La iglesia tiene que ser un ministerio de preparación, de entrenamiento, entrenando de manera constante a la gente.

Tenemos cursos – no sé si usted sabe esto – en nuestra iglesia, para preparar a personas, prepararlos en últimas para ser diáconos y ancianos. Hay cursos aquí para preparación en evangelismo, y hay cursos de preparación en misiones. Tenemos muchas cosas. No sé si usted lo sabe. Pero, Logos tienen un programa de segundo año, para preparar a la gente para trabajar con jóvenes. Ese es un curso de un año completo en ministerio de jóvenes. Preparar a la gente en el seminario para predicar la Palabra de Dios, y enseñar. Preparar a los jóvenes para el ministerio en la iglesia, a través de Logos. No solo darles generalidades, si no ayudarles, de tal manera que puedan ser preparados. Y por otro lado, sean preparados y estén listos, y estén equipados. La iglesia tiene que funcionar en el área de preparación. Tenemos que preparar a los niños y también a los padres, para que sepan cómo ser el padre correcto. Para que sepan cómo deben ser como cónyuges cuando se casen. Para que sepan cómo ser el tipo correcto de líderes en la iglesia. Es preparación. Eso es tomar la enseñanza y colocarla de una manera que le da a una persona, una idea de cómo puede moverse, de estar en un lugar no desarrollado, de utilidad mínima, a un lugar de utilidad máxima. La preparación es esencial. Y, equipar a los santos, es parte de eso. Debe estar involucrado en eso, debe estar siendo preparado para alguna tarea específica, que sea coherente con sus dones.

Otro – me gustaría poder decir más de eso, pero, el tiempo se está acabando. Otro, es dar, ofrendar. Esa es una función de la iglesia, dar. Esa es una función. Digo, hágase usted la pregunta: “¿Está usted involucrado en el pastoreo? ¿Está funcionando en el pastoreo? ¿Está funcionando en la oración? ¿Está funcionando en el discipulado? ¿Está funcionando en ayudar a la familia, para que sea fortalecida como Dios quiere que lo sea? ¿Está usted funcionando al preparar o ser preparado? ¿Está funcionando al dar?”

Yo me hago esa pregunta: “Señor, ¿quieres más? ¿Estoy haciendo lo que quieres que haga?” Y, quiero oír al Espíritu de Dios, conforme él motiva mi corazón acerca de todas estas cosas, para ser más fiel. No estoy tratando de quedarme con nada de ella. Hasta el último día que Dios tenga para mí aquí, quiero terminar haciendo lo que deba hacer. No quiero estar lleno de energía e irme al cielo, como Henry Martyn dijo; “Déjame arder para Dios”. Solo quiero irme cuando ya esté agotado, cuando ya no tenga nada más que dar. Pero, quiero aprovechar eso al máximo.

Y, veo a tantos cristianos que en cierta manera, de manera tentativa andan jugando en la superficie, y no hacen una inversión grande en la dinámica de la función y el ministerio. Y entonces, no hay sentido de mérito, de logro. Y habrá, no obstante, un tiempo de rendición de cuentas, y van a perder algunas cosas.

¿Qué acerca del dar? Los macedonios dieron abundantemente, a partir de su pobreza profunda. Nunca es cuestión de cuánto tiene usted. No tiene nada que ver con eso. La gente dice: “Si tuviera más, daría más”. No, eso no es verdad. Porque no es cuestión de cuánto tiene usted. Es cuestión de su corazón, ¿no es cierto?

Y, Pablo dijo en 2 de Corintios 9: “El que siembra escasamente, cosechará escasamente”. Siembre abundantemente y recogerá abundantemente. Usted da un poco, y va a recibir un poco de regreso. Usted da mucho, va a recibir mucho de regreso. En otras palabras, lo que usted da, Dios le regresa a usted con intereses. Usted invierte con Dios. Usted realmente no da, usted simplemente invierte. Jesús dijo: “Dad y se os dará. Medida buena rebozando”. Y entonces, Dios está tratando de enseñarnos que podemos confiar en Él con nuestras cosas. ¿Entiende eso? Es simplemente lo opuesto de lo que Él está pidiendo. Él da cosas y Él dice: “¿Puedo confiar en ti con estas cosas?” Y, usted prueba que Él puede confiar en usted con las cosas. Entonces, usted puede confiar en Él con las cosas, y usted se lo devuelve.

Como puede ver, la mejor lección que jamás aprenderá usted, en términos de administración, es que usted no es dueño de nada. De nada. Nada de lo que usted tiene, es de usted, es de Él. Solo debe ser administrado para probarse usted. Es un administrador digno. Eso es todo. Eso es todo. Y, si usted no puede administrar eso, Él no le va a dar a usted las riquezas verdaderas. Eso es lo que dice en Lucas.

¿Qué acerca de dar? Algunos de ustedes no dan en absoluto. No dan en absoluto. O, quizás lo que les sobra. Pero, no dan. No sé por qué, pero, no dan. No necesitamos su dinero. Yo no quiero su dinero. Grace Church no está cayéndose. Pero, usted se está perdiendo de algo maravilloso, porque usted está perdiendo el lugar de la obediencia, y el lugar de la bendición multiplicada.

Y, algunas personas dan poco. Digo, avientan ahí un par de dólares, o dan de manera mínima, y no pueden dar más que eso, porque están gastándoselo todo en cosas que se van a quemar. Y, eso es algo triste, eso es realmente triste. Y, me entristezco, no por nosotros, si no por ellos. Espero que usted esté dando generosamente, porque quiero que esté en el lugar de la bendición. No solo le aviente a Dios algunas monedas.

David dice: “No le voy a dar a Dios lo que no me cuesta nada”. Eso es una burla. Tiene que aprender primero que no le pertenece a usted, y después una vez que usted lo suelte, usted está libre. Y, después usted simplemente lo administra, y si alguien más lo necesita más que ustedes, es de ellos. Y, es el espíritu del libro de los Hechos. Tenían todas las cosas en común, y estaban vendiendo y dando, conforme ellos tenían necesidad.

¿En dónde estamos en eso? Uno de los hombres me mostró algo. Una iglesia que tiene la mitad de la gente que nosotros tenemos, y recibe el doble que nosotros en ofrenda. Y, él dijo: “¿Qué piensas que es esto? “

Yo dije: “No sé”. Y, conforme comencé a pensar en esto, pensé: “Bueno, podrá ser por los motivos incorrectos, quizás están bajo algún sistema legalista, en donde tienen que dar. Y, si ese es el caso, no importa lo que dan. Porque si todo es dado por la razón equivocada, ¿cuál es la diferencia, verdad?” Porque no les trae de regreso ninguna bendición.

Pero, por otro lado, si lo están dando, a partir de un corazón abundante de amor, es bastante emocionante. Pero, esto es lo que sé. Hay muchas personas en esta iglesia, que no están haciendo lo que deben. Y, semana tras semana, dice: “Apártenlo, el primer día de la semana. Tengo que examinar mi propio corazón”. Porque hay semanas en las que no debo lo que debía haber hecho tampoco. Y, no soy obediente al Espíritu de Dios, y quiero luchar con eso cada semana. Cada semana.

Dar es una función. Y, no solo dar, para que se pueda llevar a cabo la obra aquí. Pero, dar más allá de aquí. Como puede ver, la única razón por la que queremos un ministerio aquí, es para extender el reino más allá de aquí. ¿Entiende el panorama? Digo, lo que entra aquí, vuelve a salir. No estamos tratando de acumular una fortuna. Estábamos hablando esta mañana, este auditorio básicamente – simplemente la parte del auditorio de estas instalaciones, este auditorio fue construido y amueblado por unos $750,000 dólares. Un poco más, quizás. Eso es bastante bueno. Digo, usted no necesita muchas cosas santas aquí, muebles santos en todos lados, ¿verdad? Ventanas emplomadas y todo eso. No necesita todo eso. Y, el dinero que tenemos, tratamos de ser buenos administradores de ello y enviar el resto, preparar a la gente para que salga a alcanzar a personas que tienen necesidad. Digo, Dios dio, ¿no es cierto? Cristo dio. ¿Cómo es que el pueblo de Dios en la iglesia de Cristo no va a dar? Sea coherente.

Finalmente, la comunión es una función. Y, yo sé que usted cree que es una esencial. La comunión simplemente significa una vida común juntos. Y, creo que en cierta manera resume todo lo que hemos dicho. Simplemente tener comunión, simplemente estar juntos, amarnos unos a otros, compartir la vida unos con otros. Es sentarse en una mesa y oír a alguien descargar su corazón. Es orar con alguien que tiene una necesidad. Es visitar en un hospital. Es sentarse en una clase. Es ir a un estudio bíblico en casa. Es cantar un himno con alguien a quien a usted nunca ha conocido. Es de tener el mismo himnario y quizás hablar de lo que Cristo significa para usted. Son nuevos cristianos compartiendo su gozo. Es compartir una petición de oración acerca de un ser querido que está enfermo. Es todo tipo de cosas. Es la vida en común. ¿Se da cuenta? Es la vida en común. Es tener todo en común. Todo. Eso es comunión. Y, esa es una función.

¿Pertenece usted a algún lugar? ¿Tiene comunión? ¿Abre su vida? ¿Se expone a sí mismo con todas sus cicatrices, todos sus problemas a algunas personas que pueden tener cicatrices y problemas también, para que juntos puedan ministrar? Comunión.

Entonces, ¿cuáles son las funciones? Bastante simples, realmente. Predicación, enseñanza, evangelismo, misiones, adoración, oración, discipulado, pastoreo, familia, preparación, ofrendar, dar, comunión. Todas estas son las esenciales. Ahora escuche. Dice usted: “John, hemos hablado de esqueletos”. Es correcto. “Hemos hablado de actitudes internas”. Correcto. “Hemos hablado de función. ¿Qué hay acerca de la carne?”

¿Quiere saber algo? Realmente no importa. Realmente no importa. Digo, si yo puedo tomar mi analogía del cuerpo. El hombre ve la apariencia externa. Dios ve, ¿qué? El corazón. ¿Quiere saber algo? Una iglesia es una iglesia en su corazón. Lo que quiero saber acerca de una iglesia es, ¿cuál es su esqueleto? ¿Está comprometida una iglesia con un alto concepto de Dios? ¿Con la prioridad absoluta de la Escrituras, claridad doctrinal, santidad personal, y autoridad espiritual? Y, ¿cuáles son las actitudes que están fluyendo en su interior? ¿Obediencia y amor, y servicio, y unidad, y todas esas cosas? Y, ¿cuáles son sus funciones? Y después, realmente, no va a importar cómo se ve por fuera, cómo se manifiesta, cómo encarna, qué forma adoptan sus programas. ¿Entiende eso?

Cuando Dios por su gracias maravillosa me trajo a Grace Church, yo en mi propio corazón dije: “En primer lugar” – y después le dije a los hombres: “Dios, yo sé esto. Que si vamos a hacer lo que tú quieres que seamos, no vamos a tener problema en ministrar eficazmente”. Porque lo que somos, es lo que importa. La carne, eso es simplemente el caso. Y, tantas veces como lo hemos dicho en esta serie, cuando los pastores vienen, como esta semana, a nuestra iglesia, están buscando algo de carne para regresar, implementarla en su iglesia, y no va a mantenerse en pie, no va a vivir, porque no tienen todas estas cosas que están en su vida, atrás de lo que usted ve. ¿Se da cuenta? Y, si todas estas cosas están ahí, la carne realmente no es importante. No es tan importante cómo se ve por fuera, es la belleza de lo que está en su interior que habla de su realidad.

Encarnamos nuestros ministerios. Permítame tan solo pensar en la carne por un minuto. ¿Cuál es la carne? ¿La manifestación externa de nuestra predicación y enseñanza? Bueno, se lleva a cabo todo el tiempo. Domingo por la mañana, domingo por la noche, miércoles por la noche, estudios bíblicos en casa, nuestros grupos, grupos de comunión, clases, Logos, nuestra escuela cristiana, nuestro seminario. Digo, estamos enseñando, enseñando, enseñando. La predicación, predicando aquí, predicando en las cárceles, predicando en las misiones de rescate, predicando por cinta, predicando en la radio. Digo, se lleva a cabo todo el tiempo, en cualquier domingo dado, muchos de nuestros ancianos están allá afuera predicando en otros lugares. Constantemente estamos haciendo eso.

Y, ¿qué hay acerca del evangelismo y las misiones? Tenemos evangelismo por nuestro estilo de vida. Tenemos evangelismo amistoso, estudios bíblicos de personas que quieren saber de la vida cristiana, fundamentos de la fe, para aquellos que acaban de nacer; discipulado de evangelismo, programas de preparación. Están todos estos tipos de cosas. Nuestros servicios de bautismo, básicamente son un testimonio de la gracia de Dios. Y, la salvación de almas y una motivación para evangelizar más.

Vemos las misiones y vemos el desarrollo de una estrategia para todos alrededor del mundo. Tenemos un grupo de preparación de personas que están en proceso de reunirse mes tras mes. Un grupo grande, listo para ir al campo misionero, cuando Dios haya preparado todo para que se vayan. Estamos desarrollando radio en el extranjero, en las Filipinas y en Guam, alcanzando con centros de cintas en Singapur y Bombay. Y no sé, en Manila, estamos en Sudamérica, Australia, Nueva Zelanda, Europa. Digo, en lo que en carnal tiene que ver en cómo se ve. Se lleva a cabo. ¿Se da cuenta? Y, ahora entiendo que han traducido la serie de la familia a japonés. Y, todas las iglesias evangélicas en Japón van a oírme en japonés. Difícil de imaginarlo.

Estamos desarrollando video ahora. Vamos a comenzar a desarrollar video, porque la iglesia en Liberia, el cual es un país que hablan inglés en África, ha pedido si podemos enviarles materiales y personas, equipos a Liberia, para preparar a los evangélicos de la nación de Liberia. Y, todas estas cosas, simplemente se manifiestan, son la encarnación de todo esto. Y, puede suceder en todo tipo de maneras, si el corazón está bien. ¿Se da cuenta?

Adoración colectiva. Adoramos en el día del Señor. Nuestro servicio en la mañana, es para exaltar el nombre de Dios, alabar Su nombre, alabar el nombre del Salvador; cantar canciones acerca de Su gloria, Sus atributos, y todo lo que Él es para nosotros. Y, adoramos en Su mesa. Adoramos en servicios especiales. Nuestra música está dirigida a la adoración.

Como pastor, en la oración del domingo, trato de ser un sacerdote, que los levanta a Dios, para que puedan entrar a su presencia y adorarlo. Y, toda la enseñanza que le damos, es para que usted pueda conocerlo mejor, y a partir de ese conocimiento, pueda salir la adoración. La oración se lleva a cabo todo el tiempo.

Todo martes por la mañana, de toda semana, los pastores se reúnen, y pasamos una hora en la Palabra de Dios, y después una hora en oración y adoración, llevándole a Dios las necesidades de la iglesia.

Los ancianos se reúnen todo domingo por la mañana para orar. Y, hemos hecho eso a lo largo de los años, y años, y años, llevando las cargas de la gente. Y, a lo largo de la semana, hay grupos de oración aquí y allá, y por todos lados; en casas, grupos de personas, y aquí en nuestros líderes y pastores.

El discipulado se lleva a cabo en todos lados. Todo grupo en nuestra iglesia está comprometido con un proceso de discipulado, todo grupo. El discipulado, discipulando a los líderes y discipulando a las personas de todo grupo, de los niños más pequeños, a los adultos mayores, a través de grupos de estudio bíblico, en todos nuestros ministerios.

Y, ¿cómo es que el pastoreo se manifiesta? Con ancianos y diáconos, y diaconizas que cuidan de la gente. Con nuestro amor y ministerio en acción. Y, usted puede llamar si tiene una necesidad. Tenemos a personas que satisfagan esa necesidad. De hecho, a través de nuestros estudios bíblicos, usted sabe, tenemos un sistema entero ahora, implementado en donde si una persona tiene una necesidad, nos lo hacen saber, y podemos buscar alguien en su área que se haya ofrecido como voluntario para satisfacer ese tipo de necesidad. Todo, desde arreglar una transmisión, a llamarle a alguien en el hospital. Todo eso es parte de pastorear.

La familia, todo tipo de clases y preparación significa trabajar con sus hijos, y sus bebés, y los ministerios en el centro de familias, la Gracia de Toda Mujer, ministerios de mujeres. Tenemos clases para mujeres, cuyos maridos no son cristianos. Y por cierto, cuando uno se convierte en cristiano, tienen una fiesta de graduación, y hay una gran celebración cuando una persona se gradúa de esa clase. Todo tipo de cosas. Programas de Proverbios para Padres, preparación para padres, para enseñarles a cómo ser un sacerdote de familia. Clases prematrimoniales – un curso maravilloso para aquellos que se van a casar. Realmente los prepara para cosas que necesitan saber. Preparación para evangelismo y para el trabajo en las cárceles, y trabajos de misiones. Y, simplemente sigue y sigue en el área de preparación, todo tipo de cosas que están pasando.

En el área de la ofrenda, nuestras ofrendas de domingo. Y, en el momento en el que usted da, y todo el esfuerzo que usted da, al sacrificar tiempo y energía al dar, no solo en dinero, si no tiempo, energía, dones y servir a Cristo, todo se lleva a cabo todo el tiempo.

Comunión. La comunión se manifiesta en todo momento en todo lugar. Los grupos de comunión el domingo son un gran enfoque para eso, es un gran enfoque. Los grupos de comunión, muchas otras cosas, estudios bíblicos. Realmente ese no es el punto. La manifestación externa, simplemente se lleva a cabo, cuando todo lo que está adentro está bien.

Yo creo que Dios ha llamado a nuestra iglesia para que exista, y es un lugar único, es un lugar excepcional. Rara vez, no pasa un domingo en el que yo voy a una recepción de visitas que vienen por primera vez, y un grupo no se acerca y dice: “Oh, somos de tal y tal”. La semana pasada fue de Florido, de Michigan. La semana pasada fue Michigan. Y, la semana anterior a esa, fue Florido, viceversa. Y, dijeron: “Somos de, digamos Michigan”.

“Oh, qué gusto. ¿Están visitando?”

“No, nos acabamos de mudar a aquí”.

“¿Oh, sí? ¿Por qué?”

“Para venir a esta iglesia”.

“¡Oh!”

Y, después dicen: “¿Conoce un lugar en donde podamos encontrar un lugar donde quedarnos, una casa, y quizás un trabajo?”

“¿Me quieres decir que acabas de empacar y dejaste todo y veniste?”

“Sí. Queríamos venir a Grace Church”.

Y, muchas veces no hay tan solo uno o dos, si no que hay una cantidad de pequeñitos. Y, dicen: “¿Tienes a alguien que pueda ayudarnos a encontrar un lugar donde quedarnos? Simplemente creemos que la vida se centra en torno a la iglesia, no al trabajo”.

Y, eso sucede. Y, se me hace un nudo en la garganta. Y, yo digo: “Señor, mantennos siendo lo que Tú quieres que seamos”. ¿Se da cuenta? Muchas personas, muchas personas ven eso. Viven así. Queremos ser Su iglesia, edificada a Su manera, para Su gloria. ¿Amén?

Gracias Padre, por nuestro tiempo en esta mañana. Un buen tiempo. Canciones dulces de la fe, que resuenan en nuestros oídos. Y, el pensamiento de que Tú estás en este mismo lugar. Y, debido a que Tú estás aquí, hay bastante amor para todos nosotros. Bastante gozo, bastante esperanza, bastante poder para disipar cualquier oscuridad. Oh, qué pensamiento tan emocionante es ese. Gracias por lo que has hecho en nuestra comunión y en esta iglesia, por todo lo que es bueno, que Tú has hecho. Y, todo lo que es menos que eso, lo hemos hecho. Ayúdanos a dejarte llevar a cabo Tu obra a Tu manera.

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6/8 – Los músculos y la carne, 1ª Parte

Gracia a Vosotros

Serie: La anatomía de la Iglesia

6/8 – Los músculos y la carne, 1ª Parte

John MacArthur

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Esta mañana vamos a estar hablando nuestro tema de las últimas cinco semanas de “La Anatomía de una Iglesia”. El Señor nos ha guiado, creo yo, a una discusión de lo que – qué es lo que Él desea que sea característico de su iglesia. Dios nos ha bendecido tanto aquí. Dios ha edificado aquí, creo yo, una iglesia que desea en el corazón de su congregación, el ser todo lo que él quiere que seamos. Ciertamente, ese el caso en los corazones de los líderes, y sé que también es el caso en sus corazones. Dios nos ha bendecido en maneras únicas y maravillosas, maravillosas. Somos tan ricos en cosas espirituales, como cualquier iglesia podría serlo. Y es importante para nosotros, mientras que disfrutamos estas cosas, entender los cimientos, entender las causas, por así decirlo, que traen la bendición de Dios, que nos permiten recibir de Él lo mejor que Él tiene por dar. Y entonces, estamos haciendo, como lo he llamado, algo de arqueología espiritual. Y, escarbando para entender nuestros cimientos, para ver con qué estamos comprometidos. Dios nos ha dado a tantas personas nuevas, y lo alabamos y bendecimos su nombre por ellos; y muchos de ustedes que han venido en los últimos años, quizás no han tenido la oportunidad de entender que es Grace Church, en qué consiste, qué la hace diferente, con qué estamos comprometidos. Y entonces, estamos regresando y en cierta manera, regresando a algunas cosas que conocemos muy bien.

No estamos tratando de decir cosas nuevas. Simplemente estamos tratando de enfatizar cosas que son parte de nuestro cimiento. Para darnos una perspectiva de aquello en lo que consiste nuestra iglesia. Y, creo que cuando terminemos – y, esperamos que sea el próximo domingo – tendremos un pequeño paquete de cintas que le vamos a poder regalar a la gente cuando venga a nuestra iglesia. Y, cuando pregunten: “¿En qué consiste esta iglesia? ¿Qué es lo que hace que esta iglesia sea lo que es? ¿Cuáles son los énfasis de esta iglesia?” Y, podremos decirles: “Aquí están las cosas con las que estamos comprometidos”.

Ahora, permítame decirle, conforme comenzaos el día de hoy, que me regocijo en el Señor, porque veo la obra de Dios en ustedes. Y, cuando le hablo a usted así, no es que estoy reprendiéndolo, porque no veo estas cosas, es porque veo estas cosas y quiero que continúen, y que se vean aún más. Como Pablo, cuando él escribió y dijo: “Se que nadie necesita enseñarles a amar, porque Dios les ha enseñado, Él mismo les ha enseñado a cómo amar. Pero, que su amor abunde aún más y más”, él dice. Y en cierta manera, esa es la perspectiva con la que vengo a ustedes. No para decir que estas cosas no existen, si no que existen y necesitan existir aún más y más. Creo que mi temor es que conforme la iglesia crece y avanzamos, y nos alejamos más del cimiento que Dios usó para bendecirnos, y sobre el cual Su Espíritu ha edificado. Que perdamos de vista estas cosas y después comencemos a declinar, en lugar de ascender, en términos de Su utilidad y Su bendición. Pero, veo en los ministerios de esta iglesia y en los corazones, y en sus vidas estas virtudes y gracias, y cosas que el Espíritu de Dios ha logrado, y solo quiero llamarlos a un mayor compromiso del que antes han tenido.

Y simplemente, en términos de decirles cómo son vistos por otros, tengo tres cartas en mi mano, que escribieron pastores que vinieron a nuestra Conferencia de Pastores, y están reaccionando a lo que vieron aquí; y les podría interesar su reacción. Esta carta fue escrita a Dick Mayhue, y les dicen:

“Quiero tomar el tiempo para agradecerle por sus muchas horas de trabajo, al arreglar todos los detalles, organizar los detalles para tener una Conferencia de Pastores tan exitosa. Esta fue mi tercer conferencia. Y, cada vez que he ido, he entendido más y me ha ayudado más en el ministerio. Gracias por su fidelidad y el corazón que tiene de siervo que hizo esto posible. También lo quiero felicitar, quiero felicitar a Grace Community Church y su congregación, por su demostración continua de ser una congregación que sirve a aquellos de nosotros que asistimos. Una de las cosas más sorprendentes acerca de Grace Church, es el espíritu mismo que permea, desde el nivel más alto de los pastores, hasta las personas que trabajan en la cocina. Por favor, dígale a esas personas cuánto valoramos el trabajo que hacen. El consejo de nuestra iglesia ha hecho un compromiso por asegurarse que cada uno de nuestros miembros asistan a la conferencia de pastores, y los veremos entonces en el futuro. Gracias de nuevo por dejar que el Espíritu de Dios los guíe, por abrir la puerta a hombres a lo largo de la nación y por todo el mundo, para que aprendan más acerca de cómo aplicar principios escriturales en la atmósfera de la iglesia local. Que Dios continúe ministrando a ustedes y a través de ustedes”.

Una de las metas que tenemos cuando tenemos una Conferencia de Pastores, una conferencia de radio, simplemente es exponer a la gente, a ustedes. Y entonces, los alentamos a que los inviten a cenar, que vayan a sus casas, que los conozcan. Queremos que sepan que hay cosas que están pasando en sus vidas, que honran al Señor Jesucristo. No tenemos nada que esconder. Oí el otro día, que debido a que la Olimpiada en Los Ángeles iba a ser aquí en 1984, había un movimiento en la ciudad de Los Ángeles, buscando quitar a todos los vagabundos, la gente que vive en el calle en Los Ángeles, y reubicarlos en Newhall durante la Olimpiada. La idea era que nadie de afuera supiera que tuviéramos este tipo de personas en nuestra ciudad, a menos de que visitaran Newhall, lo cual es muy poco probable. Bueno, tenemos 250 pastores aquí, y nuestra idea no es quitar a toda la gente de nuestra iglesia, que nos preocupa, y colocarlos en otro lugar. Realmente creemos que Dios está operando en las vidas de nuestra congregación, y que estas personas que vienen a ver nuestra iglesia, y descubren si realmente lo que decimos realmente cambia las vidas, si queremos exponerlos a la gente, para que esas cosas puedan ser verificadas. Y, este pastor que escribió esa carta del estado de Washington quedó alentado por ver en los corazones de la gente, que realmente se están cumpliendo las cosas que estamos enseñando.

Tengo otra carta que viene de un pastor joven en Mississippi, y él escribe:

“Simplemente una línea para agradecerle, porque le han permitido a Dios hacer lo que ha hecho conmigo esta semana. Estoy aprendiendo más acerca de la gracia de Dios, Su obra y demás, a través de los ministerios aquí en Grace. Esta semana en la Conferencia de Pastores, ha reforzado de manera total y permanente en mi espíritu el compromiso, el gozo, y el deseo de conocer a mi Señor, a través de Su Palabra. Y, para darlo a conocer a través de Su Palabra. Gracias, un millón de veces – a veces los predicadores exageran – por su hospitalidad y amabilidad esta semana. Todos realmente han vivido el mensaje de su vida”. Qué pensamiento tan maravilloso. “Todos han vivido verdaderamente el mensaje de su vida, en precepto y en ejemplo han mostrado el corazón de un siervo, y hemos llegado a amarlos a todos profundamente”.

Hombre, eso es tan alentador. Oír que alguien de afuera viene a Grace Church, conoce nuestra congregación, está aquí una semana, y dice: “Están viviendo su mensaje”. La felicitación más grande. Y, después esto de un pastor en Michigan:

“Mientras que reconozco que deben recibir muchas cartas como esta, después de cada Conferencia de Pastores, aun así tengo el deseo de escribir y expresar mi profunda gratitud por ustedes y el ministerio en Grace. He oído de su iglesia, desde mis días en la Universidad Bíblica, y he tenido el deseo de ver su ministerio. Cuando mi pastor estuvo de acuerdo con enviarme a la conferencia, inmediatamente comencé a percibir que el Señor me iba a bendecir de una manera muy especial. Él ya había estado trabajando en mi corazón, acerca de dejar nuestro ministerio aquí, y llegar al pastorado de mi propia iglesia. Sin embargo, él no ha había abierto ninguna puerta de oportunidad. Ahora sé por qué. Nuestro ministerio de jóvenes aquí, había sido visto como algo muy exitoso. Muchos jóvenes habían sido salvados, y mi enseñanza los domingos por la mañana, siempre ha sido práctica y orientada a necesidades.

No obstante, después de tres años y medio, mi esposa y yo compartimos un desánimo, en base a un sentimiento de que alguna manera estábamos perdiéndonos algo en el área de ministerio bíblico. Estar con ustedes y con su personal de pastores, me mostró el problema básico. Habíamos cultivado una relación tremenda con nuestros jóvenes, y tenían un verdadero sentido de emoción y compromiso con nuestro departamento en la iglesia, pero, no tenían un compromiso con la Palabra de Dios, a nivel personal o práctico. Nos habíamos equivocado en la base del ministerio. La triste realidad, es que realmente no creo que jamás habíamos sido expuestos a una iglesia, que de hecho tuviera esta meta. Claro, la verdadera raíz del problema, era que nosotros mismos no estábamos en la Palabra, como deberíamos haber estado. Permítame compartirle cómo es que el Señor nos reveló esto a nosotros.

Durante la conferencia, mi esposa y yo nos estábamos quedando con amigos. Se nos había pedido que ensenáramos en el ministerio de universidad de su iglesia, el domingo por la mañana, y entonces planee en no estar en su servicio de domingo por la mañana. Pero, toda la semana estaba oyendo lo importante que era estar en el servicio de adoración. Y entonces, finalmente el domingo por la tarde le dije a mi amigo que iba a regresar a Grace Church, el domingo por la mañana. A la mañana siguiente mi esposa y yo entramos al centro de adoración, sin saber realmente qué esperar. Usted necesita entender que ambos tendemos a ser algo escépticos hacia ideas nuevas. Ya para cuando dejamos el servicio, ambos nos dimos cuenta que acabábamos de experimentar algo totalmente diferente a nuestra idea del ministerio. Mi esposa lo resumió muy bien, cuando ella comentó que nuestras iglesias, la gente viene a la iglesia, llega apenas respirando, simplemente con lo suficiente para acabar la semana, y esperando otro arreglo para llevarlos al siguiente servicio. Pero, parece que con su congregación llegan ya llenos, porque han sido llevados a estar en la Palabra por sí mismos. Cuando vienen llegan para recibir más, pero, particularmente para adorar. Con tristeza digo que nunca antes habíamos visto eso.

Estoy agradecido, por decir que desde esa mañana nuestras vidas han sido diferentes. Diariamente hemos estado en la Palabra y cuando enseño, predico lo hecho versículo a versículo. Nunca sabía que podía haber tanto gozo y satisfacción en el ministerio. He aprendido tanto en tan poco tiempo. La gente se ha acercado y ha preguntado qué pasó en nuestras vidas en California. Todo se oye tan fácil, lo he oído toda mi vida. Desafortunadamente, nunca antes lo había visto. Ahora estamos confiando en el Señor, que pronto proveerá un lugar en el que podamos establecer, implementar algunos de los principios que el Señor nos ha revelado a nosotros de una manera plena. Muchas gracias por el impacto revolucionario que su ministerio ha tenido en nuestro ministerio”.

Y, recibí una carta de ese joven, apenas un mes atrás, diciendo que él ahora es el pastor de su propia iglesia. Y, él estaba escribiendo para ver si podíamos cargarlo con algunas cosas que pudiera usar para comenzar. Lo que es tan maravilloso acerca de eso, es que, que ellos están respondiendo estos hombres, a la vida total de la iglesia. No están escribiendo diciendo: “Oh, fue un gran seminario, fue una gran clase, o tuviste algo profundo que decir acerca de esto o aquello”. Si no que era un ministerio entero para ellos, que se lleva a cabo hacia ellos, a través de esta iglesia. El miércoles por la noche, Moishe Rosen estaba con nosotros, y yo estaba ahí en el pasillo hablando con él, antes de que viniera a hablar, y él dijo: “Acabo de regresar de Londres”. Él está a cargo de los Judíos para Jesús, y dijo: “Estuve en Londres y fui a varios lugares, y en cada lugar había una persona que se me acercó y me dijo: ‘Eres de California. ¿Sabes de Grace Community Church?’ Y, en cada caso dije, lo sé.” Y, ellos dijeron: “Bueno, ¿podrías contarnos de cómo es?” Él dijo: “Me sorprende cómo la reputación de su congregación se ha extendido a todo lugar al que voy”. De hecho, él dice: “Tengo envidia de que tienen una congregación así”. Bueno, eso es lo más maravilloso. Y, yo le dije: “Yo me pellizco todo el tiempo y digo: ¿Estás seguro que tienes aquí el hombre correcto, Señor, en este ministerio tan maravilloso, bendecido por Dios?”

Tenemos una gran, gran responsabilidad para con aquellos que nos ven, para ver en aquellos lo que quizás no han visto en ningún otro lugar. Y, realmente creo que hay razones por las que Dios ha bendecido. Yo creo que hay principios que nos colocan en la posición de bendición máxima. Y, no es nada más que somos grandes, es la actitud que la gente tiene, son los compromisos que ellos adquieren. Son esas cosas que existen en nosotros como creyentes comprometidos que ven, que no siempre ven en otros que nombran el nombre de Cristo.

Entonces, hemos estado regresando en nuestra serie diciendo, bueno, ¿qué es entonces lo que hace que una iglesia sea todo lo que una iglesia puede ser? Digo, ¿qué es lo que debemos tener? Muchos de ustedes son nuevos en nuestra iglesia, y quizás se están preguntando lo mismo. Quizás quieren en cierta manera alinearse y decir: “Bueno, estas son las cosas. Aquí están las cosas con las que necesitamos estar comprometidos, tenemos que esforzarnos por trabajar en esto. Aquí están las cosas que queremos enseñar y proclamar, y discipular en otros. Y entonces, estamos regresando a estas cosas. Son cosas muy básicas.

De hecho, en cierta manera, me siento como si esta fuera una clase de fundamentos de la fe grande. Y, estoy hablando de territorio muy conocido. Y, continuamente le digo a mi esposa, después de cada domingo: “¿Sabes una cosa? Todo parece tan básico, todo parece tan básico. Yo espero que sea lo correcto”. Y, ella me afirma diciendo: “Bueno, hay muchas personas que no es tan básico como lo es para ti”. Y, necesito eso de mi esposa, de vez en cuando, algo de aliento, porque estoy en la dirección correcta, porque parece ser tan, tan básico. Sin embargo, tenemos que regresar y volver a establecer ese cimiento, ¿no es cierto?

Recuerdo las palabras de Pedro y quiero acordarles de estas cosas. Ahora, no que no las sepan, ya las saben. Pero, quiero asegurarme de que se acuerden de ellas. Tienen que mantenerse en esta dirección. Usted sabe, comenzamos por la dirección correcta y de pronto usted se desvía y comienza a en otra dirección. Simplemente, continúa estableciendo esos rieles de nuevo, para que sepamos hacia dónde vamos. Y entonces, hemos estado viendo la iglesia, y hemos usado la analogía del cuerpo. Hemos dicho, en primer lugar, que una iglesia para ser lo que Dios quiere que sea, debe tener un esqueleto. En otras palabras, cimiento, lo cual le da forma. Y básicamente, dijimos que hay algunas verdades fundamentales, no negociables, medulares. Y, hemos sugerido cinco de ellas, un alto concepto de Dios, la prioridad absoluta de las Escrituras, claridad doctrinal, santidad personal, y autoridad espiritual. Y, ligamos todas estas y dijimos que eso en cierta manera era nuestro esqueleto.

Ahora, pasando de eso, a la segunda dimensión de nuestra analogía, dijimos que un cuerpo debe tener sistemas internos que fluyen dentro de él. Esos son los sistemas de vida, eso es lo que le da su vida y capacidad para actuar y reaccionar. Y en la iglesia, debemos tener sistemas internos, y esos creo yo, son las actitudes espirituales correctas. Lo que está fluyendo en las vidas de la gente tras bambalinas, es lo que importa. Le dijimos a los pastores todo el tiempo que vienen y ven a nuestra iglesia: “No solo llévense lo que ven en la superficie y traten de incorporarlo. Detrás de eso, detrás de esa carne, por así decirlo, están fluyendo ciertas actitudes espirituales que tienen que cultivarse en los corazones de la gente, antes de que el ministerio pueda ser lo que Dios quiere que sea. Y, les di una lista entera de esas. Permítame tan solo recordárselas brevemente. Obediencia, humildad, amor, unidad, servicio, gozo, paz, gratitud, disciplina personal, perdón, dependencia, flexibilidad, rendición de cuentas, crecimiento, fidelidad, y esperanza. No espero que escriba todas ellas. Ya las tiene. Pero, simplemente para refrescar su mente. Esas son las actitudes que creo que debemos cultivas entre nosotros, mediante nuestra predicación y enseñanza, y discipulado, y todo lo que hacemos para inculcar en nosotros ese tipo de actitudes fuertes, actitudes espirituales.

Ahora, cuando el esqueleto está bien y el tipo de actitudes correctas están fluyendo, estamos listos para pasar a la dimensión número tres. Y, vamos a hacer eso y eso es la función o los músculos en el cuerpo. El cuerpo ahora tiene forma y tiene vida, y ahora, ¿qué debe hacer? ¿Cuál es función? ¿Cuál es la responsabilidad de la iglesia en el mundo? ¿Qué debemos hacer? O, en términos simples, ¿cuál es nuestro ministerio? Si alguien le dijera a usted: “¿Qué es lo que la iglesia debe hacer?” Usted tiene una iglesia que está comprometida con la adoración de Dios, la autoridad de las Escrituras, doctrina, doctrina sana. Las vidas de la gente, de la congregación están bien. Están preocupados con la santidad personal. Están bajo autoridad espiritual de aquellos que Dios ha colocado sobre ellos en el Señor. Han cultivado en sus corazones las actitudes correctas. Tienen todo este poder fluyendo en ellos, este flujo de vida. ¿Qué es lo que deben hacer?

Si usted fuera a mandarle a la iglesia cuál es su responsabilidad, ¿cuál sería? Eso es lo que queremos ver ahora, y llamo a esto los músculos. Esto es función. Esto nos hace movernos. Y, quiero pasar el día de hoy y la próxima vez hablando de esto, y después simplemente vamos a concluir con la carne, brevemente la próxima vez también. Creo que podemos hacerlo en dos semanas. Pero, para esta mañana, quiero darle cuatro cosas que creo que son funciones prioritarias. Y, son tan básicas, que usted las conoce bien. Pero, permítame tan solo refrescárselas, para que entienda, quizás de una manera fresca las cosas con las que estamos comprometidas.

La primera es predicación y enseñanza. Y combino esas dos, porque ambas tienen que ver con la proclamación de verdad bíblica, predicación y enseñanza. Eso, como yo lo veo, es la función primordial de la iglesia. La iglesia es el receptor de la revelación de Dios, y por lo tanto la iglesia debe ser el diseminador de la revelación de Dios. Si Dios se ha revelado a sí Mismo a nosotros, es para que podamos entenderlo. Tenemos entonces que ser oidores de la Palabra, y los proclamadores de la Palabra. Y entonces, cuando usted viene a aquí, va a oír la Palabra de Dios. Cuando usted va a un estudio, va a oír la Palabra de Dios. Cuando va a una clase, va a discutir y estudiar la Palabra de Dios, porque primordialmente la iglesia debe ser un lugar donde la Palabra de Dios es predicada y enseñada. Ahora, estoy comprometido con eso, como una prioridad absoluta en la iglesia. Esa es una función de la iglesia. Debemos estar concentrados en proclamar la Palabra de Dios. A mí me entristece en mi corazón, tanto sermoncillos que vemos. Y, algunos de ellos son útiles, algunos son buenos. Lo llamo consejedad desde el pulpito, lo que se lleva a cabo. Hay muchos asuntos éticos que se tratan en la iglesia. Hay muchas pequeñas clases que se congregan, en donde todo mundo saca a colación su ignorancia, porque nadie sabe nada. Simplemente, tratan de adivinar lo que la Biblia significa. Pero, la iglesia como una función prioritaria, tiene la proclamación clara, comprensiva, directa, con autoridad de la Palabra de Dios. Y entonces, Grace Church siempre estará comprometida con un énfasis fuerte en la predicación y enseñanza. Un énfasis fuerte en la predicación y enseñanza.

Ahora, acompáñeme por un momento a dos epístolas escritas por Pablo a Timoteo. Ahora, estas epístolas fueron escritas, creo yo, para ayudarnos a entender el ministerio. Para ayudarnos a entender el ministerio, tanto desde el punto de vista del ministro, como de su congregación. De hecho, inclusive nos dice en 1 Timoteo 3:15, que ésta epístola fue escrita para enseñarnos a cómo conducirnos en la casa de Dios, la cual es la iglesia. Entonces, aquí hay una epístola que nos dice cómo debemos conducirnos en la iglesia, cómo debemos funcionar en la iglesia, cómo debemos operar en la iglesia. Yo creo que el énfasis tanto de 1 como de 2 de Timoteo, es que debemos operar primordialmente en el área de proclamar la doctrina sana, predicar la Palabra de Dios. Ese mismo capítulo, 1 de Timoteo 3 versículo 16, es un versículo interesante. Resume la maravilla de la encarnación de Jesucristo. Dice que indiscutiblemente, eso es sin debate alguno o argumento, esta es una realidad que el misterio de la piedad es algo maravilloso, es algo grande. Y, ¿cuál es el misterio de la piedad? Que Dios fue manifestado en carne. Eso es algo simplemente increíble. Nadie va a discutir que esa es una gran verdad, ¿no es cierto? Que Dios fue manifestado en carne. Ese es el corazón, la médula, la sustancia de nuestra fe cristiana, ¿no es cierto? No tenemos nada, si Dios no se ha manifestó a sí Mismo en la carne de Jesucristo, ¿verdad? Murió y resucitó. Entonces, ese es el corazón mismo de nuestra fe. Indiscutiblemente, esa es una gran, gran verdad revelada. Pero, observe que dice: “Él fue manifestado en carne. Fue justificado en el Espíritu. Fue visto por los ángeles. Fue creído en el mundo y fue recibido en gloria”. Y, después metido a la mitad, “predicado a los gentiles”. Y, si usted ve el versículo 16 de 1 de Timoteo 3, veo algunas cosas esenciales en la encarnación. Y, una de ellas es predicación. La predicación es un elemento esencial en Dios manifestándose a sí Mismo en la carne. Lo que sucedió debe ser predicado. Eso es lo que Él está diciendo. Debe haber proclamación del mensaje. La predicación es algo particular al cristianismo, y es el elemento maravilloso que la iglesia lleva a cabo. Que hombres santos de Dios hacen, que nada en el mundo puede llegarle. Digo, el mundo puede tener sus películas y puede tener sus libros, y el mundo puede tener muchos medios diferentes de comunicación, pero, la predicación me parece es algo tan excepcional, conforme a hombres de Dios, quienes reciben dones del Espíritu, y el conocimiento de la Palabra, para proclamar su verdad. Y, creo por lo tanto, que en el corazón de la iglesia está la encarnación, y en el corazón de la encarnación está la proclamación de esa encarnación. Y entonces, la predicación encuentra un lugar central en la vida de la iglesia.

Ahora sigue entonces, que Pablo va a enfatizarle al joven Timoteo. Conforme sale en su ministerio, que él de hecho debe ser fiel a la predicación. Y, usted notará en el versículo 6 del capítulo 4, que inmediatamente Pablo dice: “Si esto enseñas a los hermanos”. Y, él acaba de hablar con él de algunas cosas, y él dice: “Tu trabajo es recordarle a la gente esto. En primer lugar, Timoteo, eres un maestro, eres un maestro. Lo que has recibido del Espíritu de Dios, tú lo das. Y, que la iglesia esté en el lugar en donde las cosas le son enseñadas”. La verdad de Dios es enseñada. ¿Sabe lo maravilloso que es que en un mundo en donde la gente está buscando la verdad, la tengamos? ¿Usted entiende eso? ¿Sabe qué maravilloso es estar en un lugar en donde la gente no se le puede garantizar que algo es verdad? ¿En donde la moralidad es establecida por la mayoría? ¿Donde todo mundo determina lo que es verdad, y su opinión es la que reina, donde la verdad no se encuentra? ¿Donde los hombres están a la merced de su propia filosofía, para tratar de entender el significado en la vida? Podemos ponernos de pie y decir: “Esto es la verdad”. Digo, inclusive Pilato, el cínico de cínicos del Nuevo Testamento dijo: “¿Qué es la verdad? ¿Qué es verdad? Conocemos la verdad. Conocemos la verdad”. Jesús dijo en Juan 17 al Padre: “Tu Palabra es verdad”. ¡Oh, pero qué legado! Y, eso es lo que debemos impartir, eso es lo que debemos impartir.

Y, Dios ha bendecido esta iglesia, creo yo, porque su función primordial siempre ha sido en parte el proclamar la verdad, la Palabra de Dios, no hablar acerca de la Biblia, si no hablar a partir de la Biblia. Y, no le puedo decir cuántos cientos, inclusive miles de personas a lo largo de los años, nos han hablado o escrito, y han dicho que vienen a Grace Church, porque se les alimenta la Palabra de Dios. Siempre es lo que oímos y ese es nuestro compromiso, esa es nuestra función, y no es nada más mi trabajo. Es el trabajo de todo mundo. Debemos ser aquellos que proclaman y predican, y enseñan la Palabra. Algunos dotados, claro, de manera única. Versículo 11, siguiendo con el mismo pensamiento de capítulo 4 versículo 6, él dice: “Eres un ministro, serás buen ministro si tú estás nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina, de la sana doctrina”. En otras palabras, si tienes la verdad y se las estás entregando a tu congregación. Él dice en el versículo 11: “Esto manda y enseña”. En otras palabras, enseña con autoridad. Enseña con autoridad.

Me acuerdo, estaba en la graduación de la Academia de Policía en una ocasión, y yo estaba al lado con una persona que me estaba hablando de los varios egresados que se estaban recibiendo, se estaban graduando de la Academia de Policía de Los Ángeles. Y, él dijo: “Tuvimos que reprobar un hombre, debido a su voz”. Le dije: “Eso es interesante”. Él dijo: “Sí. Simplemente no puedes ir atrás de un ladrón y decirle: ‘Levanta las manos, estás arrestado. Detente en el nombre de la ley’”. Digo, eso simplemente déjalo afuera, ¿no es cierto? “Bueno, eso es interesante”. “Sí’, él dijo, “debe haber cierta autoridad en su voz”. Y, yo comencé a pensar acerca del hecho de que su autoridad básicamente era la ley, ¿no es cierto? La ley era su autoridad. Y, si yo me oigo como que hablo con autoridad, así es, porque es la autoridad de la Palabra de Dios. No hablo con autoridad, porque doy mi opinión. Si no que hablo con autoridad en base a la Palabra de Dios. Y, eso es lo que él está diciendo aquí en 1 de Timoteo 4:11: “No solo la enseñas, la mandas. En otras palabras, llamas a la gente a un mandato de responsabilidad”.

Y entonces, versículo 16, él dice – versículo 13, más bien él dice: “Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza”. Después él le dice cómo hacerlo. Lee el texto, explica el texto, y aplica el texto. Lectura: Eso es simplemente, léeles el texto. Exhortación: Eso es aplícalo. Doctrina: Eso es dales la doctrina o la enseñanza. Entonces, él dice: “Abre el texto, se los lees, se los explicas. Eso es doctrina, y los exhortas a vivirlo. Y, no descuides”, versículo 14, “no lo descuides. Medita en esto”, versículo 15. “Pon atención”, versículo 16, “y, continúa en ello”. En otras palabras, somos llamados a obedecer la Palabra, y a proclamar la Palabra: Predicación, enseñanza, proclamar, instruir. Qué responsabilidad tan emocionante.

Ahora, en el capítulo 5 versículo 17, él llega a otra dimensión. “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble paga, doble respeto, doble honor”. Probablemente incluye todo eso. Pero, los que trabajan bien, deben ser honrados doblemente, especialmente los que trabajan en predicar y enseñar. De nuevo, el enfoque de liderazgo en la iglesia, está en la predicación y la enseñanza, en esas funciones. Esa es nuestra función. Esa es nuestra función. Esa es nuestra función.

Estamos aquí para proclamar la Palabra de Dios. He oído a gente que critica a Grace Church y dice: “Bueno, Grace Church está desequilibrada en el área de la enseñanza. Hay demasiada predicación, demasiada enseñanza, y no hay suficiente de esto o de aquello”. ¿Sabe una cosa? Yo no veo que usted jamás podría tener demasiado de eso. Digo, a menos de que usted haya dominado toda la revelación de Dios. Y, esa es una imposibilidad total. No puede haber demasiado. Podría estar desequilibrada si no obedeciéramos la enseñanza. Pero, la razón por la que domina nuestras vidas la enseñanza, es porque la enseñanza es lo que echa a andar todo. Tenemos que conocer, saber lo que la Biblia dice acerca de algo, antes de que podamos cumplirlo. Y entonces, la enseñanza es el sine qua non de todo. Tenemos que saber lo que debemos hacer. No podemos saber cómo adorar, a menos de que sepamos lo que la Biblia dice. No podemos saber cómo orar, a menos de que sepamos lo que Biblia dice. No podemos saber cómo evangelizar. No podemos saber cómo discipular o pastorear. No podemos saber cómo preparar a personas. No podemos saber cómo ayudar a personas y a sus familias. No podemos hacer nada, a menos de que sepamos, entendamos lo que Dios dice. Entonces, predicamos, enseñamos, predicamos, enseñamos.

Al final del capítulo 6, Pablo le dice a Timoteo: “Guarda lo que se te ha encomendado”. En otras palabras, creo que se está refiriendo al depósito de verdad, la revelación de Dios, la fe, por así decirlo, el contenido de la doctrina verdadera. Guárdalo y mantente alejado de la basura del mundo, las filosofías, y las teologías errantes, y el supuesto conocimiento de los hombres que realmente no conocen nada. Aférrate ahí, con las cosas correctas. No queremos desviarnos de eso. No queremos ser empujados y llevados, arrastrados por los pensamientos de hombres que están lejos de Dios. 2 de Timoteo merece una breve mirada. Versículo 15 del capítulo 2, él dice: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como un obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la Palabra de verdad”. En otras palabras, tienes la Palabra, estás comprometido con ella, ahora úsala correctamente.

De regreso en el versículo 13 del capítulo 1, él dice: “Retén la forma de las sanas palabras”. Entonces, lo primero que haces es, te aferras a ello. Después, lo entregas de manera apropiada. Te aferras a la verdad, y lo presentas como debe ser, para que seas aprobado por Dios. Y, de nuevo lo dice en el versículo 16 en adelante: “Mantente alejado de la basura del mundo. Mantente alejado de sus errores y herejías, y filosofías, y apégate a la verdad de Dios”. Ahí en el versículo 24 capítulo 2, él dice: “Cualquiera que ahí en la iglesia, que es un siervo del Señor, debe ser apto en su enseñanza, apto en enseñar”. Y claro, ese gran pasaje en el capítulo 3, en donde dice que toda la Escritura es inspirada, para que podamos ser perfeccionados. Entonces, lo que puede ver, conforme Pablo instruye a Timoteo, con respecto a la iglesia, es este énfasis tremendo en la predicación en la enseñanza.

Ahora, vaya al capítulo 4 y vamos a cerrar esto. Capítulo 4, 2 de Timoteo versículo 1. Y, aquí hay un mandato que se le da a Timoteo, uno de los realmente grandes en el Nuevo Testamento. “Te encomiendo”, te hago responsable, mando esto, por lo tanto, debido a que la Palabra de Dios puede perfeccionar, debido a que la Palabra de Dios puede salvar, como dice en el 3:15-17. Debido a que la Palabra de Dios puede ser todas estas cosas, debido a que puede darte la salvación que has recibido. Debido a que puede darte todo lo que necesitas para ser perfeccionado en Cristo, entonces: “Te mando delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino”. Ese es un cargo muy sólido. Solemne. Él dice, te hago responsable delante de Dios y Jesucristo. Te hago responsable delante del Padre y el Hijo. Versículo 2, para hacer, ¿qué? ¿Qué? “Que prediques la Palabra. Que prediques la Palabra”. Es la Palabra lo que hace que la gente sea sabia para salvación. Es la Palabra lo que perfecciona, lo que trae doctrina, reprensión, corrección, instrucción y justicia. Que hace que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. Es la Palabra lo que hace eso. Entonces, él dice: “Timoteo, para resumirlo, te hago responsable ante Dios el Padre. Te hago responsable ante Dios el Hijo. Hombre, predica la Palabra. Proclama la Palabra y sé diligente en ello. Trabaja duro en esto. Aférrate, se fiel. Hazlo a tiempo y fuera de tiempo, cuando parezca apropiado, inapropiado. Cuando parece como que alguien pueda ser ofendido o no, tú síguelo haciendo todo el tiempo, a tiempo y fuera de tiempo”. Significa todo el tiempo. O estás a tiempo o fuera de tiempo.

Y, después él dice esto, y es interesante, ¿no es cierto? Él no dice consuela y aliento. Él dice: “Redarguye, reprende, exhorta”. En otras palabras: “Preséntalo, confróntalos Timoteo”. ¿Por qué dice eso él? Porque, él sabe que inclusive los cristianos básicamente tienen que luchar con su pecado, ¿verdad? Y entonces, él dice, la predicación tiene que confrontar. Tiene que reprender. Tiene que redargüir. Tiene que exhortar. La más suave de esas palabras es exhortación, lo cual significa alentar un cambio de conducta, en vista del juicio que viene, si no se conforman. En otras palabras, sigue haciéndolo como lo haces. Dios va a tener que lidiar contigo. Entonces, la predicación debe tener ese elemento ahí. Confronta, confronta. Te convence de pecado. Escudriña tu corazón. Quebranta tu corazón. Es lo que él le dice. “Predica de esa manera y que el contenido de tu ministerio, sea lo que demuestra paciencia”. Entonces, predicas con mucho celo. Predicas con gran convicción. Confrontas a la gente. En cierta manera, los azotas contra la pared, y tienen que decidir sí o no a lo que dijiste. Los haces ver a su corazón, ver en donde están fallando en su vida, y reconoce esto, que no van a cambiar de la noche a la mañana. Entonces, en el proceso, ¿sé qué? Paciente. Sé paciente.

Entonces, él dice, y no solo paciente, si no que en este proceso él dice, y esta es una palabra tan importante: “Hazlo con mucha paciencia y doctrina”. Enseñanza, el corazón de ministerio, amados, es enseñar pacientemente la Palabra de Dios, de una manera que confronta, que confronta a la gente para que se examine a sí misma, para que su vida puede ser llevada a rendirle cuentas delante de Dios. Esa es la función de la iglesia. Cuando usted llega a aquí, usted es llamado a rendir cuentas de esa manera. Cuando usted va a un grupo de comunión, una de las cosas que usted es llamado a hacer en la enseñanza de la Palabra de Dios, es esta: ¿Estoy respondiendo de manera apropiada a esta Palabra? Usted va a un estudio bíblico y alguien abre la Biblia, y usted es llamado por la autoridad de la Palabra de Dios, al lugar en donde usted dice: “Estoy haciendo eso o no lo estoy haciendo”. Y entonces, usted es reprendido, exhortado de manera paciente, hasta que su vida pueda ser lo que Dios quiere que sea.

Entonces, conforme Pablo sale del ministerio y Timoteo entra para llevar su estafeta, él dice: “Timoteo, todo está resumido en esto, hijo. Predica la Palabra. Predica la Palabra”. Dice usted: “¿Por qué?” Porque es la Palabra en la mente lo que genera la conducta. Es la Palabra que entra a la mente, lo que genera la conducta. Y, esa es la razón por la que la Biblia dice en Efesios 4:23: “Renovaos en el espíritu de vuestra mente. Renovaos en el espíritu de vuestra mente, de vuestro entendimiento”. Transformación, Romanos 12: “No os conforméis a este siglo, si no transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento”. Y, esa es la parte de su pensamiento. Debe tener la Palabra en su pensamiento, para que pueda comenzar a hacer lo que hace que la conducta opere. Eso es lo que activa la conducta. Entonces, enseñamos y predicamos la Palabra, y no hay sustituto para eso.

Una segunda función es evangelismo y misión. Evangelismo y misión. Y, uso esos dos términos, para darle una perspectiva amplia. El evangelismo parece hablar de cosas personales. Y, misiones parece hablar de algo muy grande. Y entonces, debido a que esos términos son vistos de esa manera, vamos a usarlos. Debemos estar comprometidos con el hecho de que nuestra iglesia no existe para su propia causa, si no por causa del mundo, ¿verdad? Que la razón por la que queremos ser lo que Dios quiere que seamos, es para que podamos ser una luz que brilla en medio de una generación oscura y perversa. Queremos ser todo lo que Dios quiere que seamos, para que Él a través de nosotros alcance a otros. Como puede ver, la meta definitiva de todo el ministerio, es que alcancemos a alguien para Cristo. Y entonces, tenemos que estar enfocados en el evangelismo, evangelismo, evangelismo. Básicamente lo cumplimos de dos maneras: Mediante el ejemplo de vida y la Palabra. Y, como lo hemos dicho tantas veces, son nuestras vidas aquí lo que hace que nuestro testimonio sea creíble o increíble. Digo, si tenemos una iglesia en donde Cristo es exaltado, donde la congregación está viviendo vidas justas. Donde estamos enfrentando el pecado de manera honesta delante de Dios. Donde estamos esforzándonos por caminar en obediencia en sus propósitos santos. Si tenemos ese tipo de iglesia, entonces vamos a establecer una plataforma, sobre el cual el testimonio individual pueda ser creído.

Es lo que usted es allá afuera en el mundo. Eso es lo que es tan maravilloso cuando la gente viene a aquí y dice: “Oye, tu congregación vive tu mensaje. Tu congregación realmente obedece la Palabra de Dios”. Eso es tan emocionante, porque eso es lo que hace que el cristianismo sea creíble. ¿Se da cuenta? Digo, ¿por qué cree usted que en lugar de que Satanás simplemente llegue al mundo y simplemente haga que desaparezcan las iglesias, él viene al mundo y hace que proliferen iglesias por todo el mundo, que no tienen credibilidad? ¿Por qué? Porque eso ataca el mensaje entero. Digo, ¿cómo es que la gente dice: “Oh, es que fui a una iglesia por allá? Realmente fue un lugar excepcional, porque habían muchos hipócritas ahí, demás”. No les importa nadie por allá, por qué el pastor se fue, hizo esto, él era un criminal, se robó dinero de la iglesia y demás. Como puede ver, todo lo que tiene que hacer Satanás, es simplemente mantener a la iglesia teniendo un hombre, corromper lo que es hecho de una manera que ataca la integridad del mensaje de la iglesia. Satanás no quiere eliminar iglesias, él simplemente quiere corromperlas, para que no haya un cimiento sobre el cual el testimonio individual pueda ser creído. Y, realmente creo que hemos sido llamados a vivir una vida en la comunidad, que es una vida de evangelismo.

Se resume como usted sabe – hemos estudiado esto en años pasados, en Mateo 5, en donde nuestro Señor dice que son dos cosas. “Vosotros sois la sal de la tierra”, Mateo 5:13, “y si la sal perdiera su sabor, ¿con qué será salada?” Ustedes son la sal de la tierra. Digo, ustedes simplemente están ahí como el preservador. Ustedes simplemente están ahí para refrenar. Son distintos, tienen un sabor diferente de ellos. Digo, están ahí y son únicos. Esa es la razón por la que amados, como pueden ver, llamamos a la gente a vivir una vida separada, apartada. Esa es la razón por la que llamamos a la gente a vivir una vida pura. Esa es la razón por la que me preocupa tanto en mi espíritu que ustedes vivan una vida justa, piadosa, virtuosa. No solo para la gloria de Dios, desde el punto de vista de ustedes, si no para la gloria de Dios desde el punto de vista de otros que los ven, y son atraídos a ese tipo de pureza. En donde usted pueda ser usado como ejemplo. Usted es la sal.

Y, después en el versículo 14: “Vosotros sois la luz del mundo”. Y, si la luz está escondida, no va a ser vista. Y, estar escondido, estoy seguro, es una indicación de pecado, de nublar el testimonio de su vida. Pero, si usted está ahí afuera y usted está brillando fuerte, usted es sal que realmente es salada. Ahora usted va a tener un impacto en el mundo. Y, es por lo que usted es, antes de que usted pueda decir: “Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

Digo, me sorprende a veces. ¿Sabe una cosa? Conozco mucha gente en circunstancias muy interesantes. Y, algunos de ellos están muy apenados en las circunstancias cuando me ven, porque digo: “Oh, no te conozco”. Y, no le puedo decir cuántas personas han tratado de tragarse un cigarro cuando me ven. Realmente es simpático. Digo: “Hola”. Y, bup. Puedo estar en un restaurante y alguien puede tomar algo, y se paran de maneras raras, y yo simplemente sonrío y, y muevo la mano. Y el, y el pánico instantáneo los inunda. Y, no dije nada. En algunas ocasiones, inclusive de una mesa, y he saludado simplemente como un recordatorio, de que para los cristianos hay cierto estándar de vida, por causa de aquellos que nos ven. Me acuerdo en un restaurante, en una ocasión, algunas veces cuando usted llega y está esperando, y está ahí una mesera, y viene esta mesera, y se acerca y dice: “¿Le gustaría? O no, ¿verdad? No le gustaría”. Yo dije: “No, no me gustaría”. “Usted me parece conocido”. Y después: “Oh, tengo que disculparme como puede ver”. Y, empieza a hablarme a darme esta historia. Pero, fue bastante interesante, porque en su corazón ella sabía que estaba fuera de la realidad, de dónde debería estar como cristiana, simplemente viviendo en el mundo. Y, se avergonzó por verme. Y, yo pensé: “Debería ofenderle más a ella, que los incrédulos la ven haciendo algo que no es como Cristo, en lugar de que yo la vea. Yo puedo soportar eso”.

Tenemos un cimiento de credibilidad que establecer con nuestras vidas, y es tan importante, y entonces, él lo resume, ¿no es cierto? En Mateo 5:16, cuando dice: “Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en el cielo”. ¿Sabe una cosa? Deben ver su vida y decir: “Mira, solo Dios podrá hacer una vida así”. Digo, solo Dios podrá hacerle algo así a alguien. Qué vida tan maravillosa. Y entonces, establecemos un cimiento de evangelismo.

Y, después más allá de eso, necesitamos hablar. Necesitamos hablar. Necesitamos proclamar el mensaje. Digo, necesitamos estar listos para hablar, dar una razón por la esperanza que hay en nosotros. Proclamar a Jesucristo. Nuestros labios deben ser abiertos. Alguien una vez dijo que la mayoría de los cristianos son como el Río Ártico, que está congelado en la boca. Y, es desafortunado que en muchos casos eso es verdad. Por alguna razón nos resistimos a hablar. O, cómo deberíamos estar prontos a hablar acerca del Señor, como somos prontos a hablar acerca de algunas cosas mundanas, superficiales. Y entonces, para que entendamos la responsabilidad de evangelizar, de testificar, de alcanzar a otros, tenemos que entenderlo. Parte de eso es conocer a personas que no son cristianos y eso es difícil para algunos de nosotros. Muy difícil, porque nuestro mundo es estrecho. Alguien dijo que es como una pirámide. Entre más alto esté usted, menos personas usted conoce que no son cristianas.

Y también, conforme proclamamos, debemos asegurarnos de que tenemos el mensaje correcto. Y, esa es la razón por la que pasamos tanto tiempo hablando del Evangelio aquí, asegurándonos de que usted entienda los términos que Cristo ha dado. Esa es la razón cuando llegamos al joven rico, pasamos tiempo viendo cómo Cristo evangelizó, el Sermón del Monte, de dónde llamó a los hombres, y a qué los llamó. Y, ¿cuáles son los términos bíblicos verdaderos del evangelismo? Porque yo conozco bien las iglesias de nuestro país y nuestro mundo, y están llenas de personas que no son salvas, pero, creen que lo son.

Y entonces, estamos comprometidos con el evangelismo. Y, ahora más allá de eso, a las misiones. Digo, eso es a nivel mundial, alcanzar más allá de lo que Dios nos va a permitir hacer por todo el globo. Recibí una carta esta semana de un pastor en las Filipinas. Él dijo: “He estado oyendo de su iglesia. Quiero edificar mi iglesia como Dios quiere edificarla. ¿Me podría mandar algo de ayuda para que comience a moverme en la dirección correcta?” Y, ahora tenemos a personas que están planeando y estableciendo una visión, para que nosotros alcancemos más allá de nuestras paredes, hasta donde podamos. A nivel mundial, hasta donde el Señor permita. Porque Él dijo: “Id por todo el mundo”, ¿no es cierto? Y, queremos ir tan lejos conforme podamos ir, hasta donde nuestros recursos nos permitan ir. Y, lo que estamos haciendo aquí, es preparar a personas para que puedan ir y hacerlo de manera más eficaz. Y, estamos comprometidos con eso, a ir a predicar, a bautizar, enseñar hasta donde podamos, tan lejos como podamos llegar.

Hay una tercera función aquí, y usted conoce ésta bien. Entonces, no voy a pasar mucho tiempo en esta. Adoración. Adoración colectiva. Hemos hecho una serie recientemente, espero que haya leído el libro La Adoración, la Prioridad Definitiva. Somos llamados a la adoración colectiva. Somos aquellos que adoran al Señor en espíritu. No tenemos confianza en la carne. Pablo le dijo a los Filipenses: “Somos los verdaderos adoradores”, Juan 4, “que adoran al Padre en espíritu y en verdad”. Hemos sido llamados, como aquellos que son sacerdotes, a ofrecer nuestros cuerpos en sacrificio vivo a Dios, en un acto santo de adoración, sacrificio espiritual. Somos adoradores, somos un sacerdocio que ofrece sacrificios a Dios, dice Pedro.

Estábamos hablando el otro día en una de nuestras reuniones de pastores, acerca de la preocupación que tenemos. Hay muchas personas que vienen al servicio de adoración, pero, ¿cuántas de ellas realmente adoran? ¿Cuántos corazones realmente son levantados a Dios? ¿Cuántos corazones realmente están llenos de alabanza y adoración? Y, ¿cuántos están pensando acerca del tiempo? ¿Cuándo va a terminar? O, ¿qué van a hacer hoy? O, ¿a dónde van mañana? O, lo que sea. Y, somos bombardeados por la inteligencia de los medios masivos de Satanás en el mundo. Vemos imágenes de fotos en nuestras mentes, y oímos música de comerciales, y somos atacados por las cosas que continuamente vemos pasando frente a nuestros ojos. Y, tratar de sentarse y sacar eso de nuestra mente, y meditar en las cosas de Dios, casi tiene que irse a un monasterio para filtrar su cerebro, y limpiarlo de nuevo.

Entonces, qué difícil es venir y realmente pensar en las canciones que estamos cantando, y oír le Salmo cuando es leído, y nos llama a adorar y meditar en las cosas de Dios, que vienen a través de la enseñanza y predicación. Pero, necesitamos cultivar eso. Necesitamos ser una congregación que adora. No solo estar aquí. Este es un catalizador. Simplemente para hacernos adorar en todo momento. Así como tratamos de decir hace algunos meses atrás, en esa serie, adoramos mejor cuando obedecemos más. Adoramos mejor, cuando respondemos a Dios, en obediencia dispuesta. De tal manera que la obediencia es la definición básica de la adoración. Cuando obedecemos, estamos adorando en alabanza. Hacemos de manera obediente lo que él dice. La obediencia y la adoración, sinónimos en un sentido, se convierten entonces en un estilo de vida, en lugar de que simplemente sea un ejercicio el domingo.

Pero, yo creo que somos llamados a acercarnos a Dios. ¿Sabe lo que eso significa, acercarse a Dios? Hebreos dice: “Acercaos a Dios”. Santiago habla acerca de acercarse a Dios. “Y, Él se acercará a vosotros”. Qué grandes pensamientos son esos. Digo, ¿cuando usted realmente se acerca a Dios, lo hace no de manera apresurada? Cuando usted simplemente deja que su corazón y mente asciendan, por así decirlo, en las palabras de los himnos, y en las palabras de las Escrituras, o en momentos de devoción profunda y oración. ¿Cuándo medita usted? La palabra casi no tiene significado para nosotros. Fuera de ver algún gurú extraño, sentado por algún lugar. No entendemos lo que es meditar. Pero, yo creo que funcionamos en la adoración, funcionamos en adoración.

Pablo le dijo a Timoteo, que los hombres levanten manos santas en oración, y que la iglesia se congregue con ese propósito expreso de alabanza. Debemos ser una congregación que adora. Y, emociona mi corazón que tantos, tantos como este joven que escribió de Michigan, vienen a nuestra iglesia, y nunca han experimentado una adoración como esta. Sus corazones siempre han estado listos, pero, nunca se les ha provisto ese tipo de ambiente, que pueda levantar el corazón a Dios. Y, quizás podríamos hacer un mejor trabajo de lo que hacemos. Quizás podríamos hacer algo mejor.

Aquí hay una última función, que la iglesia debe tener. Y, quiero hablar de ésta en esta mañana. Vamos a terminar a la próxima vez. Y, eso es oración. Y, no necesito decir mucho de esto. Simplemente necesito recordarle. Simplemente quiero colocarle en su memoria. No necesito ser redundante, fuera de decir que yo creo, amados, creo esto con todo mi corazón. La oración es el ejercicio espiritual más difícil en el que nos involucramos, por dos razones. Razón número uno: Es trabajo duro. Es trabajo duro, porque es abnegado. La verdadera adoración se extiende para incluir al reino de Dios. “Santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad”. Se extiende para incluir al reino de Dios, y se extiende para abrazar al pueblo de Dios. “Danos el pan de este día. Perdónanos nuestras deudas. No nos metas en tentación”. No hay un yo en la oración de los discípulos, de Mateo 6:9 al 12. Incluye el reino de Dios en su gloria. Incluye las necesidades de su pueblo. Y entonces, la oración es un ejercicio no egoísta. Solo la gente humilde no egoísta, puede abandonarse a sí misma, abrazar, a incluir la voluntad de Dios, el reino de Dios, las necesidades de la gente.

Y, cuando Pablo dice en Efesios 6:18: “Orando en todo tiempo por todos los santos, con toda oración y suplica”. Él nos está llamando al tipo de oración que cambia la dirección de nosotros, a abrazar los propósitos gloriosos de Dios, y las necesidades del pueblo de Dios. Y, es abnegada, no es egoísta. Entonces, es limitada a personas no egoístas. Es trabajo duro, porque usted está ahí, y está derramando su corazón a favor de Dios, a favor del pueblo redimido de Dios, a favor de sus propósitos y sus necesidades. Y, usted va más allá de usted mismo.

Encontramos, por otro lado, que la oración es muy fácil, cuando nos toca a nosotros. Cuando tenemos algo que nos molesta, o cuando tenemos una enfermedad debilitante en la familia, o perdemos un ser querido, cuando uno de nuestros hijos se desvía del Señor, o cuando nuestros hijos están tomando decisiones acerca de con quién se van a casar, o cuando enfrentamos una tragedia, o nos encontramos en medio de una situación deshonesta, o algún acto inmoral; inmediatamente debido a que estamos nosotros en juego, nos encontramos de manera muy fácil siendo atraídos a la oración a favor de nosotros. Pero, eso no demuestra la fortaleza de la oración. Eso demuestra la debilidad de la oración. La fortaleza de la oración es abandonar mi vida en oración incesante, a favor de la extensión y la gloria de Dios en su reino eterno, y las necesidades de su pueblo redimido más allá de mí mismo. ¿Se da cuenta? Y, esa es la razón por la que es tan difícil. Digo, yo no tengo duda alguna de que en Lucas 11, yo podría ser el hombre que está golpeando en la puerta, recibiendo el pan, si yo tuviera hambre, yo estaría tocando toda la noche, hasta que el hombre me diera el pan para deshacerse de mí. La pregunta es: “¿Puedo golpear la puerta toda la noche por el pan para alguien más? Esa es la pregunta.

Digo, podemos tener una reunión de domingo por la noche y tener helado, y puedo tener a tres mis personas que vienen a aquí que están comiendo mucho helado. Puede convocar una reunión de oración, y tiene que sacar los binoculares para encontrar a la gente, como puede ver, porque la oración es tan abnegada. Es abrazar cosas que van más allá de nosotros, en su sentido más puro y verdadero. No estoy diciendo que usted no ora. No estoy diciendo yo no oro. No oro como debiera orar. Y, todos nos sentimos así, ¿no es cierto? Vamos a tener una reunión mensual de oración el miércoles por la noche, cada mes, y vamos a llamar a la gente a orar, y yo creo que Dios responde a la oración. Yo dije en una entrevista en la radio en Chicago ayer, que uno de los beneficios de envejecer – y, hay algunos – es que comienza a tener una lista más larga de cosas que Dios ha demostrado en su poder, al responder a la oración. Y, entre más envejece usted, más ve usted a Dios hacer cosas que solo Él podría hacer. Y, entre más larga se vuelve esa lista, más confianza tiene usted en sus oraciones. Y entonces, yo creo que la gente mayor ora mejor que la gente joven. Por lo menos en ese sentido, porque tienen un registro más largo de probar la respuesta de Dios.

La segunda razón por la que la oración es difícil, no solo porque es abnegada, si no porque esta tan privada. Es tan privada. Y, esto en cierta manera es como la idea de ser abnegado, de no ser egoísta. Pero, cuando usted ora, usted ora solo, y nadie lo sabe. Entonces, debe tener la disciplina personal y la fortaleza de hacerlo, sin la presión de otros o la aprobación de otros. Digo, hay muchas cosas que hacemos, porque sabemos que la gente va a saber que las hicimos, ¿verdad? Vamos a un estudio bíblico, porque la gente va a decir: “Él va a un estudio bíblico”. Y, leemos la Biblia porque alguien va a decir: “Oye, he estado leyendo esto. Bueno, he estado leyendo esto y aquello. Hombre, el otro día leí esto y aquello”. Sí. Y, usted simplemente lo lee, para asegurarse de que cuando la plática salga, usted pueda decir que leyó.

Como puede ver, la oración es difícil, en primer lugar porque es abnegada, no es egoísta. Y en segundo lugar, porque no tiene recompensas visibles. Y, usted no tiene ninguna presión de otros. Nadie lo ve a usted orar, y hacemos las cosas mucho mejor cuando sabemos que la gente está a nuestro alrededor. Mire, escuche, realmente preparo para mis sermones, porque tengo a toda esta gente que me está oyendo. Me parece mucho más fácil no orar. En Hechos 6:4, dice que los apóstoles se entregaron a sí mismos a la oración y al ministerio de la Palabra. Me parece mucho más fácil entregarme al ministerio de la Palabra que a la oración, porque no tengo mucha opción acerca del ministerio de la Palabra. No tengo muchas alternativas. Si me aparezco aquí el domingo por la mañana y no tengo nada que decir, estoy en problemas serios. Pero, puedo no orar y nadie va a saber, o eventualmente ustedes van a saber. Pero, no van a saber inmediatamente. Y, esa es la razón por la que la oración es trabajo tan difícil. Esta es la razón por la que la Biblia habla de prevalecer en oración. Porque es algo que en primer lugar es abnegado, no egoísta. Y en segundo lugar, no tiene recompensas visibles de manera inmediata, en términos de la afirmación y la aprobación de la gente.

Le doy gracias a Dios, por esas personas no egoístas que oran. Y, oro a Dios porque tengamos más de ellas en nuestra congregación. Tenemos un grupo de pequeño de personas mayores que oran el domingo. Están envejeciendo más y más, conforme pasa el tiempo. Pero, el Señor no los deja morir, porque no sé a quién va a colocarlos en el lugar de ellos. Es un puñado de personas. Han estado orando por años, por más de diez años, y oran. Y, Dios oye y responde sus oraciones, y disfrutamos de la fidelidad de ellos. Que Dios nos ayude a ser fieles en nuestras oraciones. Como he dicho en el pasado, la oración es el nervio que mueve los músculos de la omnipotencia. No entiendo cómo funciona, simplemente sé que Dios oye y responde la oración. “Y, la oración eficaz del justo puede mucho”, dice Santiago. Y, quiero ser ese hombre justo que ora, porque quiero ver a Dios hacer todo lo que Él puede hacer, y darle a Él toda la gloria. Entonces, debemos estar comprometidos con la oración.

Y, Pablo no podía haberlo dicho de una manera más clara, que cuando lo dijo en 1 de Tesalonicenses 5. Y, él dice en el versículo 17: “Orad”, ¿qué? “Sin cesar”. Decimos: “¿Qué significa eso?” Bueno, simplemente significa que usted ora todo el tiempo. Lo cual significa que usted vive consciente de Dios. Usted, su vida entera es ofrecida como una oración. Usted todo el tiempo está consciente de Dios. Todo el tiempo usted piensa, actúa, responde, habla consciente de que Dios está ahí. Todo, todo acto de la vida, todo pensamiento de la vida es ofrecido como una oración. Como si dijera: “Voy a hacer esto. ¿Está bien, Señor? Oh, te veo en esto”. En otras palabras, usted interpreta la vida como si estuviera viéndola a través de la mente misma y el corazón de Dios. No es que usted anda por todos lados haciendo ruidos con sus ojos cerrados. La oración es simplemente la manera de vivir en la presencia, consciente de Dios. De tal manera que todo es ofrecido a Él. Todo es en comunión con Él. La oración es algo doble, algo de dos direcciones. ¿Se da cuenta? Usted siente la guía del Espíritu de Dios. Le ofrece sus peticiones y sus pensamientos, y sus gozos, y sus problemas. Es vivir la vida de una vida consciente de Dios. Y entonces, nuestras funciones son muy, muy fundamentales. Predica y enseñar. Evangelizar y extender el Evangelio al mundo. Adoración. Orar. Le voy a dar el resto la próxima vez. Oremos juntos.

¿Qué podemos decir, Señor? ¿Qué podemos decir? Nos has bendecido tanto. Nos has bendecido con salvación. Nos has bendecido con la Palabra, el Espíritu. Nos has bendecido con la congregación de tu pueblo redimido y amado. Nos has bendecido con amigos, con familia, con cónyuges que te amen. Nos has bendecido con un lugar maravilloso en donde podemos congregarnos y adorar. Nos has bendecido con canciones hermosas, que podemos cantar. Instrumentos que podemos escuchar, que hacen que nuestros corazones se regocijen. Nos has bendecido con la belleza de tu creación, la cual solo nosotros, los que somos redimidos podemos apreciar, valorar de manera plena, como un regalo de Tu amor, a diferencia del mundo, que lo ve como algún tipo de accidente cósmico. Nos has dado tanto. Padre, es nuestro deseo en Grace Community Church, funcionar como quieres que funcionemos, predicación, enseñanza, evangelismo, adoración, oración. De regreso a esas cosas básicas, y saber que no es tan importante cuáles son los programas. Solo es importante lo que hacemos como individuos, en ser fieles en estas áreas. Gracias por refinar nuestro enfoque en estos días. Que seamos fieles en responder, conforme vemos la verdad. Oramos en el nombre de Cristo. Amen.

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La fe que no salva

Grace en Español

Josías Grauman

La fe que no salva

Josías Grauman

Josías es licenciado en idiomas bíblicos por The Master’s University y con Maestría en Divinidad por The Master’s Seminary. Sirvió durante cinco años como capellán del Hospital General de Los Angeles (California), y sirvió como misionero por dos años en la Ciudad de México. En la actualidad , está encomendado como anciano de la iglesia Grace Community Church donde sirviendo en el ministerio hispano. Josías y su esposa Cristal tienen tres hijos.

La Iglesia Prevalecerá: Santidad y Disciplina en la iglesia

Por Su Causa

La Iglesia Prevalecerá: Santidad y Disciplina en la iglesia

El Poder de Su Palabra

John MacArthur

JMAJohn MacArthur es el presidente de The Master’s Seminary y pastor de la iglesia Grace Community Church.

Sus predicaciones en el programa de radio Gracia A Vosotros son escuchados alrededor del mundo.

Él y su esposa Patricia tienen cuatro hijos y quince nietos.

https://www.tms.edu/es/

¿Cómo saber si estoy llamado al ministerio?

The Master’s Seminary

¿Cómo saber si estoy llamado al ministerio?

ALBERTO SOLANO Z.

A través de la historia, hombres llamados por Dios se han levantado para proclamar el evangelio y guiar a la iglesia. En cada generación el Señor llama siervos para el ministerio pastoral y la predicación de su Palabra. Hoy en día vemos cómo hombres hispanohablantes alrededor del mundo están siendo llamados y comisionados por Dios como nunca antes en la historia. En lo personal me emociona mucho ver cómo Dios está levantando una ola de pastores e iglesias en Iberoamérica que toman con seriedad el estudio de la Biblia.

Reconocer el llamado al ministerio incluye un ardiente deseo por estudiar y conocer la Palabra de Dios, una pasión por la proclamación del evangelio alrededor del mundo y una incesante inquietud por conocer más y más acerca de Dios. Tales aspectos demuestran características del llamado al ministerio.

Aquí hay cinco preguntas que se debería hacer para saber si Dios le está llamando al ministerio pastoral:

1. ¿Tengo el deseo y la pasión por la labor del ministerio?

Cuando Pablo instruyó a Timoteo en qué es lo primordial en el llamado al ministerio, le habló acerca de un deseo interno: “Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea” (1 Timoteo 3:1). Este anhelo es un sentir interno el cual nace por el Espíritu Santo a medida que el hombre de Dios crece en conocimiento de la Palabra.

Un deseo marcado por la humildad, piedad, amor y compromiso con la proclamación del evangelio

No estoy hablando de una emoción que debe sentir, pues debemos reconocer que nuestro corazón es engañoso y perverso (Jeremías 17:9) y por lo tanto no debemos guiarnos por nuestras emociones momentáneas. Estoy hablando de un deseo que esté constantemente presente en su mente que lo lleve a desear la labor pastoral. Si tiene tal deseo, entonces recurra a la oración. Ayune, vaya a su habitación y doble sus rodillas delante de Dios. Lea la Biblia y examine la raíz de tal deseo. Hermano, no entre al ministerio para buscar reconocimiento o un lugar donde pueda liderar a personas. Tal deseo es un sentir marcado por la humildad, piedad, amor y compromiso con la proclamación del evangelio.

2. ¿Estoy calificado bíblicamente?

Así como un trabajo requiere de ciertas calificaciones, de la misma manera el ministerio pastoral demanda una lista de calificaciones bíblicas. Pablo lista estas calificaciones en 1 Timoteo 3:2-7 y Tito 1:5-9. Debe ser un hombre:

“irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo” (1 Timoteo 3:2-7)

Si lee esta lista y ve que su vida no refleja un patrón de cumplimiento a estas calificaciones, entonces debe considerar seriamente si es tiempo de entrar al ministerio en este momento. Muchas veces ciertos hombres requieren de más tiempo para poder crecer en santificación y madurez, para entonces sí poder decir con una limpia conciencia que poseen las calificaciones necesarias. Por otra parte, debe recordar que la labor de predicar y liderar una iglesia requiere de santidad y madurez. Si ve que su vida no demuestra estas calificaciones, bíblicamente no está calificado para el ministerio, y por lo tanto haría mal en postularse al liderazgo.

Una nota de exhortación: hermanos, nosotros no somos perfectos. El ministro de la Palabra no es una persona que nunca peque o que sea completamente piadoso en toda palabra y acción, pues la Biblia misma nos enseña que todos continuamos pecando (1 Juan 1:8). Si lucha contra algún pecado, arrepiéntase, busque la santidad y pida que le mantengan a cuentas. Recuerde que un hombre de Dios es un hombre que reconoce sus debilidades y vive de rodillas buscando la divina ayuda de Dios para llevar acabo el ministerio pastoral, a pesar de sus errores.

3. ¿Poseo los dones necesarios para cumplir con las funciones del ministerio?

Una de las características que distinguen a un anciano de un diácono es que un anciano, o pastor, debe ser “apto para enseñar” (1 Timoteo 3:2). Dios dio a cada miembro de la iglesia diferentes dones, entre estos dio el de la enseñanza:

Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanzael que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría (Romanos 12:4-8).

Un ministro debe ser un hombre que posee la capacidad mental para poder tomar un texto bíblico y explicarlo en su contexto gramatical, histórico, literario y cultural (por mencionar algunos). Esto requiere de habilidades que Dios otorga a hombres para que puedan exponer y predicar la Biblia.

Así que pregunte: ¿Poseo las capacidades necesarias para predicar con fidelidad y eficacia? Esto no quiere decir que debe hablar como Charles Spurgeon o elaborar sermones como John MacArthur. Pero sí quiere decir que ve en su vida los dones necesarios para la predicación de la Palabra.

4. ¿Creen mi iglesia y mis ancianos que estoy dotado y moralmente calificado para este llamado?

Uno puede llegar a creer que es la persona más piadosa y moralmente calificada sobre la faz de la tierra, hasta que habla con las personas a su alrededor. Proverbios 17:24 nos recuerda: “En el rostro del entendido aparece la sabiduría; Mas los ojos del necio vagan hasta el extremo de la tierra.” Un hombre que está siendo llamado por Dios para cumplir con el ministerio de la Palabra es alguien el cual su iglesia y ancianos, al observarle, confirman su moralidad en cumplimiento a las calificaciones de un hombre de Dios y le exhortan a buscar el ministerio pastoral.

Las calificaciones de 1 Timoteo 3 y Tito 2 deben ser afirmadas por la iglesia local, no por uno mismo. Pablo, cuando habló de su ministerio en Efeso, les recordó: “vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo” (Hechos 20:18). Él no tuvo que defenderse o dar información de su vida privada o calificaciones morales con el fin de que le tuviesen por ministro de la Palabra, pues la iglesia local podía testificar de su piedad ya que le habían visto ministrar de cerca.

Hermano, ¿que tan bien le conoce su iglesia? ¿Permite que sus ancianos le ayuden a crecer espiritualmente? ¿Cuanto tiempo pasa con otros miembros de su congregación? ¿Existen personas en su iglesia las cuales puedan testificar que le conocen bien?

5. ¿Veo en mí la necesidad de crecer en el conocimiento de la sana doctrina?

Si usted está siendo llamado por Dios para el ministerio, entonces es sumamente importante que se capacite para tal labor. Ore que Dios abra las puertas para poder ser entrenado en la predicación y el ministerio pastoral en un lugar comprometido con la gloria de Dios en la proclamación de la Palabra. Prepárese tanto mentalmente como espiritualmente. Lea libros, escuche sermones y hable con hombres más maduros que usted. Finalmente, busque un seminario o una escuela a donde ir para que le ayude a crecer en su conocimiento de la Palabra.

 

Alberto Solano, es instructor adjunto de griego en The Master’s Seminary, misma institución donde estudió una Maestría en Divinidades (M.Div.) y actualmente cursa una Maestría en Teología (Th.M.). Aparte de formar parte de la iglesia Grace Community Church donde sirve en el ministerio hispano junto con su esposa Kathy, Alberto trabaja en el departamento de admisiones del seminario.

http://www.tms.edu/es/blog/como-saber-si-estoy-llamado-para-el-ministerio/

Fundamentos de la Fe

Grace To You

Fundamentos de la Fe

John MacArthur

13 Lecciones para Crecer en la Gracia y Conocimiento de Jesucristo

Cada domingo por la mañana, en Grace Community Church (y a lo largo de la semana), pequeños grupos de personas se reúnen en torno a este manual para las clases de Fundamentos de la Fe. Trece lecciones combinan verdades bíblicas esenciales con obediencia y servicio personal. Muchos creyentes nuevos en la fe toman estas clases para crecer en su comprensión de verdades bíblicas.

Con temas que van desde la naturaleza de Dios hasta la participación en la Iglesia, es un estudio ideal para discipular a nuevos creyentes o volver a los fundamentos de lo que significa ser un discípulo de Jesucristo.

BIENVENIDA E INTRODUCCIÓN

Fundamentos de la Fe (FDF) puede ser el secreto mejor guardado en Grace Community Church.

Nació de una alegre necesidad décadas atrás cuando yo era un pastor joven y Grace Church era relativamente pequeña.

Estábamos creciendo. Familias e individuos—algunos nuevos en la fe y otros simplemente nuevos en el área—estaban viniendo a la iglesia en masa.

Tantas caras nuevas.

Tantos trasfondos únicos.

Necesitábamos asegurarnos que esta congregación en crecimiento estaba firmemente arraigada en las doctrinas fundamentales de nuestra fe.

FDF ha jugado un papel clave en el crecimiento espiritual de nuestra congregación desde entonces.

Provee un fundamento teológico sólido a los nuevos creyentes.

Ayuda a los cristianos más maduros a agudizar su entendimiento de doctrinas claves y los equipa para el evangelismo y el discipulado.

Este promueve el único tipo de unidad que realmente significa algo en la iglesia—la unidad basada en el entendimiento compartido acerca de la verdad de Dios.

A pesar de su importancia para Grace Church a través de los años, FDF sigue siendo, como ya he dicho, algo como un secreto.

A excepción de solo algunas iglesias, sus recursos no han sido grandemente explotados.

Eso es, hasta ahora.

Por la gracia de Dios, ahora tenemos una plataforma desde la cual podemos poner este poderoso recurso en iglesias a través de la nación.

Lo que usted tiene en sus manos ha pasado por décadas de refinamiento.

Es el fruto de muchos años de preparación, instrucción y aplicación.

Habiendo sido enseñado y examinado en el salón de clase, ha demostrado ser efectivo en las vidas que ha influenciado.

Claro, el poder detrás de este curriculum no está en su formato o plan, sino en la Palabra de Dios en la cual está basado.

Sabemos que cuando el Espíritu Santo usa Su palabra en la vida de las personas, sus vidas son transformadas.

Y es por esto que estoy tan emocionado de que estos materiales hayan llegado a sus manos.

FDF le ha dado la bienvenida a millares de personas en la iglesia y en la familia de Cristo.

Ha ayudado a creyentes a construir un fundamento espiritual en roca sólida.

Confío en que esto lo beneficiará a usted y a su iglesia de la misma manera.

JOHN MACARTHUR

Pastor-Maestro Grace Community Church Sun Valley, California