17/42 – Lee la Biblia: Jeremías

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Serie: Antiguo Testamento

17/42 – Lee la Biblia: Jeremías

Antiguo Testamento

Mira nuestro video de Lee la Biblia sobre el libro de Jeremías, que analiza el diseño literario del libro y su flujo de pensamiento. Jeremías anuncia que Dios juzgará los pecados de Israel con un exilio en Babilonia. Y luego, él mismo vive a través del horror de sus predicciones.

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Profecía contra el rey de Tiro

Ezequiel 28-30

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Profecía contra el rey de Tiro

28:1 Y vino a mí la palabra del Señor, diciendo: Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: “Así dice el Señor Dios[a]:

‘Aun cuando tu corazón se ha enaltecido
y has dicho: “Un dios soy[b],
sentado estoy en el trono de los dioses[c],
en el corazón de los mares”,
no eres más que un hombre y no Dios,
aunque hayas igualado[d] tu corazón al corazón de Dios.
‘He aquí, tú eres más sabio que Daniel;
ningún secreto te es oculto.
‘Con tu sabiduría y tu entendimiento
has adquirido riquezas para ti,
y has adquirido oro y plata para tus tesoros.
‘Con tu gran sabiduría, con tu comercio,
has aumentado tus riquezas,
y se ha enaltecido tu corazón a causa de tus riquezas.
‘Por lo cual, así dice el Señor Dios:
“Por cuanto has igualado[e] tu corazón
al corazón de Dios,
por tanto, he aquí, traeré sobre ti extranjeros,
los más crueles de entre las naciones.
Y ellos desenvainarán sus espadas
contra la hermosura de tu sabiduría
y profanarán tu esplendor.
“Te harán bajar al sepulcro,
y morirás con la muerte de los que mueren
en el corazón de los mares.
“¿Dirás aun: ‘Un dios soy[f]’,
en presencia de tu verdugo,
tú que eres un hombre y no Dios,
en manos de los que te hieren?
10 “Con la muerte de los incircuncisos morirás
a manos de extraños,
porque yo he hablado” —declara el Señor Dios.’”

11 Y vino a mí la palabra del Señor, diciendo: 12 Hijo de hombre, eleva una elegía sobre el rey de Tiro y dile: “Así dice el Señor Dios:

‘Tú eras el sello de la perfección[g],
lleno de sabiduría y perfecto en hermosura.

13 ‘En el Edén estabas, en el huerto de Dios;
toda piedra preciosa era tu vestidura:
el rubí, el topacio y el diamante,
el berilo, el ónice y el jaspe,
el zafiro, la turquesa y la esmeralda;
y el oro, la hechura de tus engastes y de tus encajes[h],
estaba en ti.
El día que fuiste creado
fueron preparados.
14 ‘Tú, querubín protector de alas desplegadas[i],
yo te puse allí.
Estabas en el santo monte de Dios,
andabas en medio de las piedras de fuego.
15 ‘Perfecto eras en tus caminos
desde el día que fuiste creado
hasta que la iniquidad se halló en ti.
16 ‘A causa de la abundancia de tu comercio
te llenaste[j] de violencia,
y pecaste;
yo, pues, te he expulsado por profano
del monte de Dios,
y te he eliminado, querubín protector[k],
de en medio de las piedras de fuego.
17 ‘Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura;
corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor.
Te arrojé en tierra,
te puse delante de los reyes,
para que vieran en ti un ejemplo.
18 ‘Por la multitud de tus iniquidades,
por la injusticia de tu comercio,
profanaste tus santuarios.
Y yo he sacado fuego de en medio de ti,
que te ha consumido;
y te he reducido a ceniza sobre la tierra
a los ojos de todos los que te miran.
19 ‘Todos los que entre los pueblos te conocen
están asombrados de ti;
te has convertido en terrores,
y ya no serás más.’”

Profecía contra Sidón

20 Y vino a mí la palabra del Señor, diciendo: 21 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia Sidón, profetiza contra ella, 22 y di: “Así dice el Señor Dios:

‘He aquí, estoy contra ti, Sidón,
y seré glorificado[l] en medio de ti;
y sabrán que yo soy el Señor, cuando ejecute juicios en ella,
y manifieste en ella mi santidad.
23 ‘Enviaré a ella pestilencia
y sangre a sus calles;
los heridos caerán[m] en medio de ella
por la espada que está sobre ella por todos lados;
y sabrán que yo soy el Señor.

24 ‘Y no habrá más zarza punzante ni espina dolorosa para la casa de Israel de ninguno de los que la rodean y la desprecian; y sabrán que yo soy el Señor Dios.’

25 “Así dice el Señor Dios: ‘Cuando yo recoja a la casa de Israel de los pueblos donde está dispersa, y manifieste en ellos mi santidad a los ojos de las naciones, entonces habitarán en su tierra que di a mi siervo Jacob. 26 ‘Y habitarán en ella seguros; edificarán casas, plantarán viñas, y habitarán seguros, cuando yo haga juicios sobre todos los que a su alrededor la desprecian. Y sabrán que yo soy elSeñor su Dios.’”

Profecía contra Egipto

29:1 En el décimo año, el décimo mes, a los doce días del mes, vino a mí la palabra del Señor, diciendo: Hijo de hombre, pon tu rostro contra Faraón, rey de Egipto, y profetiza contra él y contra todo Egipto. Habla y di: “Así dice el SeñorDios[n]:

‘He aquí, estoy contra ti, Faraón, rey de Egipto,
el gran monstruo[o] que yace en medio de sus ríos[p],
que ha dicho: “Mío es el[q] Nilo, yo mismo me lo hice.”
‘Pondré garfios en tus quijadas,
y haré que se peguen los peces de tus ríos a tus escamas;
te sacaré de en medio de tus ríos,
con todos los peces de tus ríos pegados a tus escamas.
‘Y te abandonaré en el desierto,
a ti y a todos los peces de tus ríos.
Caerás en campo abierto[r],
no serás juntado ni recogido[s].
A las fieras de la tierra y a las aves del cielo
te he dado por alimento.
‘Entonces sabrán todos los habitantes de Egipto que yo soy el Señor,
porque han sido sólo vara de caña para la casa de Israel.
‘Cuando te tomaron en la mano,
te quebraste, y desgarraste todas sus manos[t];
y cuando se apoyaron en ti,
te quebraste y les hiciste estremecer[u] todos sus lomos.’

“Por tanto, así dice el Señor Dios: ‘He aquí, traeré contra ti la espada, y cortaré de ti hombres y animales. ‘Y la tierra de Egipto se convertirá en desolación y ruina. Entonces sabrán que yo soy el Señor.

Porque dijiste[v]: “El Nilo es mío y yo lo he hecho”, 10 por eso, he aquí, estoy contra ti y contra tus ríos, y haré de la tierra de Egipto una ruina completa, una desolación, desde Migdol hasta Sevene y hasta la frontera de Etiopía[w]. 11 ‘No pasará por ella pie de hombre, ni pie de animal pasará por ella, ni será habitada por cuarenta años. 12 ‘Y haré de la tierra de Egipto una desolación en medio de tierras desoladas; y sus ciudades, en medio de ciudades devastadas, estarán desoladas por cuarenta años. Dispersaré a los egipcios entre las naciones y los esparciré por las tierras.’

13 “Porque así dice el Señor Dios: ‘Al cabo de cuarenta años recogeré a los egipcios de entre los pueblos donde estaban dispersos; 14 y cambiaré la suerte[x]de Egipto y los haré volver a la tierra de Patros, a la tierra de su origen; y allí serán un reino humilde. 15 ‘Será el más humilde de los reinos y jamás se levantará sobre las naciones; y los empequeñeceré para que no dominen a las naciones. 16 ‘Y nunca más será la confianza de la casa de Israel, al recordar[y] la iniquidad de haber vuelto a Egipto[z]. Entonces sabrán que yo soy el Señor Dios.’”

17 En el año veintisiete, el primer mes, el día primero del mes, vino a mí la palabra del Señor, diciendo: 18 Hijo de hombre, Nabucodonosor, rey de Babilonia, hizo que su ejército realizara una gran campaña[aa] contra Tiro; toda cabeza ha quedado calva y toda espalda desollada. Pero él y su ejército no recibieron pago de Tiro por la campaña que había realizado[ab] contra ella. 19 Por tanto, así dice el Señor Dios: He aquí, daré la tierra de Egipto a Nabucodonosor, rey de Babilonia. Se llevará sus riquezas[ac], capturará su botín y tomará su despojo; y esto será la paga para su ejército. 20 Le he dado la tierra de Egipto por la obra que realizó contra Tiro[ad], porque trabajaron para mí —declara el Señor Dios.

21 Aquel día haré brotar el poderío[ae] de la casa de Israel, y abriré tu boca[af] en medio de ellos; y sabrán que yo soy el Señor.

Egipto caerá en manos de Babilonia

30:1 Y vino a mí la palabra del Señor, diciendo:

Hijo de hombre, profetiza y di: “Así dice el Señor Dios[ag]:
‘Gemid: “¡Ay de aquel día!”
‘Porque cerca está el día,
sí, está cerca el día del Señor;
día de nubarrones,
la hora de las naciones.
‘La espada vendrá sobre Egipto
y habrá angustia en Etiopía[ah],
cuando caigan traspasados en Egipto,
se lleven sus riquezas[ai]
y sean derribados sus cimientos.

‘Etiopía[aj], Put, Lud, toda Arabia[ak], Libia[al], y el pueblo de la tierra en alianza[am]caerán a espada con ellos.’

“Así dice el Señor:

‘Ciertamente caerán los que apoyan a Egipto,
y se vendrá abajo el orgullo de su poder;
desde Migdol hasta Sevene
caerán a espada con él’
—declara el Señor Dios.
‘Estarán desolados
en medio de las tierras desoladas,
y sus ciudades, en medio de las ciudades devastadas estarán.
‘Y sabrán que yo soy el Señor,
cuando ponga fuego a[an] Egipto
y sean destrozados todos los que le ayudan.

‘Aquel día saldrán de mi presencia mensajeros en naves para aterrorizar a la confiada Etiopía[ao]; y vendrá angustia sobre ellos como en el día de Egipto; porque he aquí, viene.’ 10 “Así dice el Señor Dios:

‘Acabaré con la multitud[ap] de Egipto
por mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia.
11 ‘El, y su pueblo con él,
la más cruel de las naciones,
será traída para destruir la tierra;
sacarán sus espadas contra Egipto
y llenarán de traspasados la tierra.
12 ‘Convertiré en sequedal los canales del Nilo[aq]
y venderé la tierra en manos de malvados;
desolaré la tierra
y cuanto hay en ella por mano de extraños.
Yo, el Señor, he hablado.’

13 “Así dice el Señor Dios:

‘Destruiré también los ídolos
y haré cesar las imágenes[ar] de Menfis[as].
Ya no habrá príncipe en la tierra de Egipto,
y pondré temor en la tierra de Egipto.
14 ‘Asolaré a Patros,
pondré fuego en Zoán,
y ejecutaré juicios contra Tebas[at].
15 ‘Derramaré mi furor sobre Sin[au],
la fortaleza de Egipto;
también exterminaré a la multitud de Tebas[av].
16 ‘Y pondré fuego en Egipto;
Sin[aw] se retorcerá de dolor,
Tebas[ax] será destruida,
y Menfis[ay] tendrá angustias[az] cada día.
17 ‘Los jóvenes de On[ba] y de Pi-beset
caerán a espada,
y las mujeres[bb] irán al cautiverio.
18 ‘En Tafnes el día se oscurecerá[bc]
cuando yo quiebre allí los yugos de Egipto,
y cesará en ella la soberbia de su poderío;
una nube la cubrirá,
y sus hijas irán al cautiverio.
19 ‘Así ejecutaré juicios en Egipto,
y sabrán que yo soy el Señor.’”

20 Y sucedió en el año once, el mes primero, el día siete del mes, que vino a mí la palabra del Señor, diciendo: 21 Hijo de hombre, he quebrado el brazo de Faraón, rey de Egipto, y he aquí, no ha sido vendado para curarlo[bd], ni ligado con vendasde modo que cobre fuerzas para empuñar la espada. 22 Por tanto, así dice el Señor Dios: “He aquí, estoy en contra de Faraón, rey de Egipto; quebraré sus brazos, tanto el fuerte como el fracturado, y haré que la espada caiga de su mano.23 “Dispersaré a los egipcios entre las naciones y los esparciré por las tierras.24 “Fortaleceré los brazos del rey de Babilonia y pondré mi espada en su mano; y quebraré los brazos de Faraón, que delante de él gemirá con gemidos de un mal herido. 25 “Fortaleceré, pues, los brazos del rey de Babilonia, pero los brazos de Faraón caerán. Entonces sabrán que yo soy el Señor, cuando ponga mi espada en la mano del rey de Babilonia y él la esgrima contra la tierra de Egipto. 26 “Cuando yo disperse a los egipcios entre las naciones y los esparza por las tierras, entonces sabrán que yo soy el Señor.”

Notas al pie:

  1. Ezequiel 28:2 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor, y así en el resto del cap.
  2. Ezequiel 28:2 O, Dios soy
  3. Ezequiel 28:2 O, de Dios
  4. Ezequiel 28:2 Lit., puesto
  5. Ezequiel 28:6 Lit., puesto
  6. Ezequiel 28:9 O, Dios soy
  7. Ezequiel 28:12 Lit., el que sellaba un diseño
  8. Ezequiel 28:13 O, tus tamboriles y flautas
  9. Ezequiel 28:14 O, querubín ungido, que cubre
  10. Ezequiel 28:16 Así en la versión gr. (Sept.); en el T.M., llenaron tu interior
  11. Ezequiel 28:16 O, que cubre
  12. Ezequiel 28:22 O, me glorificaré
  13. Ezequiel 28:23 Así en algunos mss. y versiones antiguas; en el T.M., serán juzgados
  14. Ezequiel 29:3 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor, y así en el resto del cap.
  15. Ezequiel 29:3 Heb., tannim
  16. Ezequiel 29:3 O, Nilos, y así en el resto del cap.
  17. Ezequiel 29:3 Lit., mi
  18. Ezequiel 29:5 Lit., sobre la faz del campo
  19. Ezequiel 29:5 En algunos mss. y en el Targum, enterrado
  20. Ezequiel 29:7 Así en algunas versiones antiguas; en el T.M., hombros
  21. Ezequiel 29:7 Así en algunas versiones antiguas; en el T.M., estar en pie
  22. Ezequiel 29:9 Lit., él dijo
  23. Ezequiel 29:10 Heb., Cush
  24. Ezequiel 29:14 O, cautividad
  25. Ezequiel 29:16 Lit., haciendo recordar
  26. Ezequiel 29:16 Lit., tras ellos
  27. Ezequiel 29:18 Lit., un gran servicio
  28. Ezequiel 29:18 Lit., por el servicio con que había servido
  29. Ezequiel 29:19 O, su multitud
  30. Ezequiel 29:20 Lit., con que sirvió contra ella
  31. Ezequiel 29:21 Lit., un cuerno
  32. Ezequiel 29:21 Lit., te daré el abrir de la boca
  33. Ezequiel 30:2 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor, y así en el resto del cap.
  34. Ezequiel 30:4 Heb., Cush
  35. Ezequiel 30:4 O, su multitud
  36. Ezequiel 30:5 Heb., Cush
  37. Ezequiel 30:5 O, todo el pueblo mixto
  38. Ezequiel 30:5 Heb., Cub
  39. Ezequiel 30:5 Lit., los hijos de la tierra
  40. Ezequiel 30:8 Lit, en
  41. Ezequiel 30:9 Heb., Cush
  42. Ezequiel 30:10 O, las riquezas
  43. Ezequiel 30:12 Lit., los ríos
  44. Ezequiel 30:13 O, vanidades
  45. Ezequiel 30:13 O, Nof
  46. Ezequiel 30:14 O, contra No
  47. Ezequiel 30:15 O, Pelusium
  48. Ezequiel 30:15 O, de No
  49. Ezequiel 30:16 O, Pelusium
  50. Ezequiel 30:16 O, No
  51. Ezequiel 30:16 O, Nof
  52. Ezequiel 30:16 O, adversarios
  53. Ezequiel 30:17 O, Avén
  54. Ezequiel 30:17 Lit., y ellas
  55. Ezequiel 30:18 Así en muchos mss. y versiones antiguas; en el T.M., refrenará
  56. Ezequiel 30:21 Lit., poniéndole medicamentos
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Profecía sobre Babilonia

Jeremías 50-52

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Profecía sobre Babilonia

50:1 Palabra que el Señor habló acerca de Babilonia, la tierra de los caldeos, por medio[a] del profeta Jeremías:

Anunciadlo entre las naciones y hacedlo oír;
levantad estandarte, hacedlo oír.
No lo ocultéis, sino decid:
“Ha sido tomada Babilonia,
está avergonzado Bel, destrozado[b] Merodac[c];
han sido avergonzadas sus imágenes, destrozados[d] sus ídolos.”
Porque ha subido contra ella una nación del norte
que hará de su tierra objeto de horror,
y no habrá habitante en ella.
Tanto hombres como animales habrán huido, se habrán ido.
En aquellos días y en aquel tiempo —declara el Señor
vendrán los hijos de Israel, ellos junto con los hijos de Judá;
vendrán andando y llorando,
y al Señor su Dios buscarán.
Preguntarán por el camino de Sion,
hacia donde[e] volverán sus rostros;
vendrán[f] para unirse al Señor
en un pacto eterno que no será olvidado.
Ovejas perdidas ha venido a ser mi pueblo;
sus pastores las han descarriado,
haciéndolas vagar por los montes;
han andado de monte en collado
y han olvidado su lugar de descanso.
Todos los que los hallaban, los devoraban;
y sus enemigos han dicho: “No somos culpables,
porque ellos han pecado contra el Señor, morada de justicia,
el Señor, esperanza de sus padres.”
Huid de en medio de Babilonia,
y salid[g] de la tierra de los caldeos;
sed como machos cabríos al frente[h] del rebaño.
Porque he aquí, yo hago despertar y subir contra Babilonia
una horda de grandes naciones de la tierra del norte,
que se alinearán para la batalla contra ella;
desde allí será llevada cautiva.
Sus flechas serán como de diestro guerrero[i]
que no vuelve con las manos vacías.
10 Y Caldea[j] se convertirá en botín;
todos los que la saqueen se saciarán —declara el Señor.

11 Porque os alegráis, porque os regocijáis,
saqueadores de mi heredad,
porque saltáis como novilla trilladora[k]
y relincháis como caballos sementales[l],
12 vuestra madre se avergonzará[m] en gran manera,
será humillada la que os dio a luz.
He aquí, será la última de las naciones:
desierto, sequedal y yermo.
13 A causa del enojo del Señor, no será habitada,
sino que estará desolada toda ella;
todo el que pase por Babilonia se quedará atónito
y silbará a causa de todas sus heridas.
14 Poneos en orden contra Babilonia en derredor,
todos los que entesáis[n] el arco;
tirad contra ella, no escatiméis las flechas,
porque ha pecado contra el Señor.
15 Alzad grito de guerra contra ella en derredor.
Se ha rendido[o], caen sus columnas,
son derribadas sus murallas.
Porque esta es la venganza del Señor:
tomad venganza de ella;
como ella ha hecho, así haced con ella.
16 Exterminad de Babilonia al sembrador
y al que maneja la hoz en tiempo de la siega;
ante la espada opresora[p],
cada uno volverá a su pueblo,
cada uno huirá a su tierra.

17 Rebaño[q] descarriado es Israel; los leones lo han ahuyentado. Primero lo devoró el rey de Asiria, y después[r] Nabucodonosor, rey de Babilonia, quebró sus huesos.18 Por tanto, así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: “He aquí, castigaré al rey de Babilonia y a su tierra, como castigué al rey de Asiria. 19 “Y volveré a traer a Israel a su pastizal, y pacerá en el Carmelo y en Basán, y se saciarán sus deseos[s] en la región montañosa de Efraín y en Galaad. 20 “En aquellos días y en aquel tiempo” —declara el Señor— “se buscará la iniquidad de Israel, pero no habrá ninguna, y los pecados de Judá, pero no se hallarán; porque perdonaré a los que yo haya dejado como remanente.”

21 Sube contra la tierra de Merataim[t], contra ella
y contra los habitantes de Pecod[u].
Mátalos y destrúyelos[v] —declara el Señor
y haz conforme a todo lo que te he ordenado.
22 ¡Estruendo de guerra en el país,
y gran destrucción!
23 ¡Cómo ha sido cortado y quebrado
el martillo de toda la tierra!
¡Cómo se ha convertido Babilonia
en objeto de horror entre las naciones!
24 Babilonia, te puse lazo, y[w] fuiste atrapada,
y tú no te diste cuenta;
has sido sorprendida y[x] apresada
porque te pusiste a provocar al Señor.
25 El Señor ha abierto su arsenal
y ha sacado las armas de su indignación,
porque esta es obra del Señor, Dios[y] de los ejércitos,
en la tierra de los caldeos.
26 Venid contra ella desde los últimos confines[z];
abrid sus graneros,
convertidla en montones
y destruidla por completo[aa];
que no le quede nada.
27 Pasad a espada todos sus novillos;
que desciendan al matadero.
¡Ay de ellos, porque ha llegado su día,
la hora de su castigo!
28 Se oye la voz de los fugitivos y evadidos de la tierra de Babilonia
anunciando en Sion la venganza del Señor nuestro Dios,
la venganza de su templo.

29 Reclutad arqueros[ab] contra Babilonia,
a todos los que entesan[ac] el arco;
acampad contra ella por todos lados,
que no haya escape[ad].
Dadle el pago conforme a su obra;
conforme a todo lo que ha hecho, así haced con ella;
porque se ha vuelto insolente contra el Señor,
contra el Santo de Israel.
30 Por tanto sus jóvenes caerán en sus calles,
y todos sus hombres de guerra serán silenciados[ae] en aquel día —declara el Señor.
31 He aquí, estoy contra ti, arrogante[af],
—declara el Señor, Dios[ag] de los ejércitos—
porque ha llegado tu día,
la hora en que te castigaré[ah].
32 Y la arrogante[ai] tropezará y caerá
sin que nadie la levante;
y prenderé fuego a sus ciudades,
el cual devorará todos sus alrededores.

33 Así dice el Señor de los ejércitos:

Oprimidos están los hijos de Israel
y los hijos de Judá a una;
todos los que los tomaron cautivos los han retenido,
se han negado a soltarlos.
34 Pero su Redentor es fuerte, el Señor de los ejércitos es su nombre;
defenderá su causa con energía
para traer reposo a la[aj] tierra
y turbación a los habitantes de Babilonia.
35 Espada contra los caldeos —declara el Señor
y contra los habitantes de Babilonia,
contra sus oficiales y sus sabios.
36 Espada contra los impostores[ak], y se volverán necios.
Espada contra sus valientes, y serán destrozados[al].
37 Espada contra sus caballos y contra sus carros,
y contra todos los extranjeros que están[am] en medio de ella,
y serán como mujeres.
Espada contra sus tesoros, y serán saqueados.
38 Sequía[an] sobre sus aguas, y se secarán;
porque es una tierra de ídolos,
y se vuelven locos por sus horribles ídolos.
39 Por tanto, allí vivirán las fieras del desierto junto con las hienas[ao],
también vivirán avestruces en ella;
nunca más será habitada
ni poblada por generación y generación.
40 Como cuando Dios destruyó a Sodoma,
a Gomorra y a sus ciudades vecinas —declara el Señor
ningún hombre habitará allí,
ni residirá en ella hijo de hombre.

41 He aquí, un pueblo viene del norte,
una gran nación,
y muchos reyes se levantarán
de los confines de la tierra.
42 Empuñan arco y jabalina;
son crueles y no tienen misericordia.
Su voz ruge como el mar,
y a caballo van montados,
alineados como un solo hombre para la batalla
contra ti, hija de Babilonia.
43 Ha oído el rey de Babilonia noticias de ellos,
y flaquean sus manos;
la angustia se ha apoderado de él,
agonía como de mujer de parto.
44 He aquí que uno subirá como león
de la espesura[ap] del Jordán a un pastizal de perenne verdor[aq],
y[ar] en un instante le haré huir de él,
y al que sea escogido nombraré sobre él.
Porque ¿quién es como yo y quién me citará a juicio?
¿Quién es el pastor que me podrá resistir?

45 Por tanto, oíd el plan que el Señor ha trazado contra Babilonia, y los designios que ha decretado contra la tierra de los caldeos; ciertamente los arrastrarán, aun a los más pequeños del rebaño; ciertamente a causa de ellos hará una desolación de su pastizal[as]. 46 Al grito[at] de ¡Babilonia ha sido tomada!, la tierra tiembla y el clamor se oye entre las naciones.

Juicios contra Babilonia

51:1 Así dice el Señor:

He aquí, levanto contra Babilonia
y contra los habitantes de Leb Camay[au]
el espíritu de un destructor[av].
Y enviaré extranjeros[aw] a Babilonia que la aventarán
y vaciarán su tierra;
porque estarán contra ella por todos lados
el día de su tribulación.
Que no entese[ax] el entesador[ay] su arco[az],
ni[ba] se levante con su coraza;
no perdonéis a sus jóvenes;
entregad a la destrucción todo su ejército.
Caerán muertos[bb] en la tierra de los caldeos,
y traspasados en sus calles.

Porque no ha sido abandonado Israel ni Judá
por[bc] su Dios, el Señor de los ejércitos,
aunque su tierra está llena de culpa
delante del Santo de Israel.
Huid de en medio de Babilonia,
y salve cada uno su vida.
No perezcáis[bd] por su culpa[be],
pues este es el tiempo de la venganza del Señor;
El le dará su pago.
Copa de oro ha sido Babilonia en la mano del Señor,
que embriagaba toda la tierra.
De su vino bebieron las naciones;
se enloquecieron, por tanto, las naciones.
De repente cae Babilonia y se hace pedazos.
Gemid por ella,
traed bálsamo para su dolor;
quizá se cure.
Quisimos curar a Babilonia, pero no ha sanado;
dejadla, y vayamos cada cual a su tierra,
porque ha llegado al cielo su juicio,
se ha elevado hasta las nubes.
10 El Señor ha sacado a la luz nuestra justicia;
venid y contemos en Sion
la obra del Señor nuestro Dios.

11 Afilad las flechas, llenad las aljabas;
el Señor ha despertado el espíritu de los reyes de Media,
porque su plan contra Babilonia es destruirla;
porque esta es la venganza del Señor, la venganza de su templo.
12 Levantad bandera contra los muros de Babilonia;
reforzad la guardia,
apostad centinelas,
preparad emboscadas;
porque el Señor ha decidido, y también ejecutará
lo que habló acerca de los habitantes de Babilonia.
13 Oh, tú, que moras junto a muchas aguas,
rica en tesoros,
ha llegado tu fin,
el término[bf] de tu codicia.
14 El Señor de los ejércitos ha jurado por sí mismo:
Ciertamente te llenaré de hombres como langostas,
y entonarán contra ti gritos de victoria[bg].

15 El es el que hizo la tierra con su poder,
el que estableció el mundo con su sabiduría,
y con su inteligencia extendió los cielos.
16 Cuando emite su voz, hay tumulto de aguas en los cielos,
y hace subir las nubes desde los confines de la tierra.
El produce los relámpagos para la lluvia,
y saca el viento de sus depósitos.
17 Toda la humanidad es necia, falta de conocimiento;
se avergüenza todo orfebre de sus ídolos[bh],
porque sus imágenes fundidas son engaño,
y no hay aliento en ellas.
18 Vanidad son, obra ridícula;
en el tiempo de su castigo perecerán.
19 No es como estas cosas la porción de Jacob;
porque El es el Hacedor[bi] de todo,
y de la tribu[bj] de su heredad;
el Señor de los ejércitos es su nombre.
20 El dice: Eres mi maza, mi arma de guerra;
contigo destrozaré naciones,
contigo destruiré reinos,
21 contigo destrozaré el caballo y a su jinete,
contigo destrozaré al carro y al que lo conduce,
22 contigo destrozaré al hombre y a la mujer,
contigo destrozaré al viejo y al joven,
contigo destrozaré al mancebo y a la virgen,
23 contigo destrozaré al pastor y su rebaño,
contigo destrozaré al labrador y su yunta
y contigo destrozaré a los gobernadores y a los magistrados[bk].

24 Y pagaré a Babilonia y a todos los habitantes de Caldea
todo el mal que han hecho en Sion
delante de vuestros ojos —declara el Señor.
25 He aquí, yo estoy contra ti, monte destructor,
que destruyes toda la tierra —declara el Señor.
Extenderé mi mano contra ti,
te haré rodar desde las peñas
y te reduciré a monte quemado.
26 Y no tomarán de ti piedra angular,
ni piedra para cimientos,
pues desolación eterna serás —declara el Señor.

27 Levantad señal[bl] en la tierra,
tocad trompeta entre las naciones.
Reunid[bm] las naciones contra ella,
convocad contra ella los reinos de Ararat, Mini y Asquenaz;
nombrad contra ella capitán,
haced subir caballos como langostas erizadas.

28 Reunid[bn] a las naciones contra ella,
a los reyes de Media,
a sus gobernadores, a todos sus magistrados[bo]
y a toda la tierra de su dominio.
29 La tierra tiembla y se retuerce,
porque se cumplen los designios del Señor contra Babilonia
de hacer de la tierra de Babilonia
una desolación[bp], sin habitantes.
30 Han dejado de luchar los valientes de Babilonia,
permanecen en las fortalezas;
se han agotado[bq] sus fuerzas,
se han vuelto como mujeres;
han sido incendiadas sus moradas,
rotos están sus cerrojos.
31 Un correo[br] corre al encuentro de otro[bs]
y un mensajero[bt] al encuentro de otro[bu],
para decirle al rey de Babilonia
que su ciudad ha sido tomada de un extremo al otro;
32 también los vados han sido ocupados,
y quemados a fuego los juncos[bv],
y los guerreros están aterrados.

33 Porque así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel:

La hija de Babilonia es como una era
al tiempo de ser hollada;
dentro de poco, le llegará el tiempo de la siega.

34 Me ha devorado y aplastado Nabucodonosor, rey de Babilonia,
me ha dejado como vaso vacío,
me ha tragado como un monstruo,
ha llenado su estómago de mis delicias,
me ha expulsado.
35 Caiga sobre Babilonia la violencia hecha a mí y a mi carne
—dirá la moradora de Sion.
Caiga mi sangre sobre los habitantes de Caldea
—dirá Jerusalén.

36 Por tanto, así dice el Señor:

He aquí, yo defenderé tu causa,
y ejecutaré tu venganza;
secaré su mar[bw]
y haré que se sequen sus manantiales.
37 Y Babilonia se convertirá en escombros, en guarida de chacales,
en objeto de horror y de burla, sin habitantes.
38 A una como leones rugirán,
gruñirán como cachorros de león.
39 Cuando entren en calor, les serviré su banquete
y los embriagaré, para que se diviertan,
duerman un sueño eterno
y no despierten —declara el Señor.
40 Los haré bajar como corderos al matadero,
como carneros y[bx] machos cabríos.

41 ¡Cómo ha sido tomada Sesac[by],
y arrebatada la gloria de toda la tierra!
¡Cómo se ha convertido Babilonia en objeto de horror entre las naciones!
42 El mar[bz] ha subido sobre Babilonia;
con la multitud de sus olas ha sido cubierta.
43 Sus ciudades se han convertido en desolación,
en sequedal y yermo;
una tierra en la cual nadie habita,
y por la cual ningún hijo de hombre pasa.
44 Y castigaré a Bel en Babilonia,
sacaré de su boca lo que se ha tragado,
y no afluirán más a él las naciones.
Aun la muralla de Babilonia caerá.

45 Salid de en medio de ella, pueblo mío,
y salve cada uno su vida
del ardor de la ira del Señor.
46 Y que no desmaye vuestro corazón,
ni temáis al rumor que se oirá en la tierra;
porque el rumor vendrá un[ca] año,
y después otro[cb] rumor en otro[cc] año,
y habrá violencia en la tierra
con gobernante contra gobernante.
47 Por tanto, he aquí, vienen días
en que castigaré a los ídolos de Babilonia;
será avergonzada toda su tierra,
y todos sus muertos caerán en medio de ella.
48 Entonces gritarán de gozo sobre Babilonia
el cielo y la tierra y todo lo que en ellos hay,
porque del norte vendrán a ella destructores
—declara el Señor.

49 Ciertamente caerá Babilonia por los muertos de Israel,
como también por Babilonia han caído los muertos de toda la tierra.
50 Los que escapasteis de la espada,
partid, no os detengáis;
acordaos desde lejos del Señor,
y venga Jerusalén a vuestra memoria[cd].
51 Estamos avergonzados porque hemos oído la afrenta;
la ignominia ha cubierto nuestros rostros,
porque extranjeros han entrado
en los santuarios de la casa del Señor.

52 Por tanto, he aquí, vienen días —declara el Señor
en que castigaré a sus ídolos,
y por toda su tierra gemirán los heridos de muerte.
53 Aunque Babilonia ascienda a los cielos,
y aunque fortifique en lo alto su baluarte[ce],
de mi parte llegarán destructores a ella —declara el Señor.

54 ¡Clamor de gritos desde Babilonia,
y de gran destrucción de la tierra de los caldeos!
55 Porque el Señor destruirá a Babilonia,
y hará desaparecer de ella su gran bullicio[cf].
Bramarán sus olas como muchas aguas;
resonará[cg] el estruendo de sus voces.
56 Porque viene contra ella, contra Babilonia, el destructor,
sus valientes serán apresados,
quebrados están sus arcos;
porque Dios de retribuciones es el Señor,
ciertamente dará la paga.
57 Yo embriagaré a sus príncipes y a sus sabios,
a sus gobernantes, a sus magistrados[ch] y a sus valientes,
y dormirán un sueño eterno y no despertarán
—declara el Rey cuyo nombre es el Señor de los ejércitos.

58 Así dice el Señor de los ejércitos:

La ancha muralla de Babilonia será totalmente arrasada,
y sus altas puertas quemadas;
los pueblos habrán trabajado en vano,
y las naciones sólo para el fuego se habrán fatigado.

59 Mensaje[ci] que el profeta Jeremías mandó a Seraías, hijo de Nerías, hijo de Maasías, cuando fue con Sedequías, rey de Judá, a Babilonia en el año cuarto de su reinado. (Seraías era jefe de abastecimientos.) 60 Escribió, pues, Jeremías en un solo rollo[cj] toda la calamidad que había de venir sobre Babilonia, es decir, todas estas palabras que han sido escritas acerca de Babilonia. 61 Y Jeremías dijo a Seraías: Tan pronto llegues a Babilonia, lee[ck] en voz alta todas estas palabras, 62 y di: “Oh Señor, tú has hablado acerca de este lugar, de destruirlo hasta que no quede morador en ella, ya sea hombre o animal[cl], sino que desolación eterna será.” 63 Y[cm] tan pronto termines de leer este rollo[cn], le atarás una piedra y lo arrojarás en medio del Eufrates, 64 y dirás: “Así se hundirá Babilonia y no se levantará más, por la calamidad que traeré sobre ella; extenuados sucumbirán.” Hasta aquí las palabras de Jeremías.

Caída de Jerusalén y la deportación

52:1 Sedequías tenía veintiún años cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén. El nombre de su madre era Hamutal[co], hija de Jeremías, de Libna. El hizo lo malo ante los ojos del Señor conforme a todo lo que había hecho Joacim.Por causa de la ira del Señor sucedió esto en Jerusalén y en Judá, hasta que El los echó de su presencia. Y Sedequías se rebeló contra el rey de Babilonia. Y aconteció que en el año noveno de su reinado, en el mes décimo, a los diez díasdel mes, vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, él y todo su ejército, contra Jerusalén y acamparon contra ella, y edificaron un muro de asedio alrededor de[cp]ella. Y la ciudad estuvo bajo sitio hasta el año once del rey Sedequías. En el mes cuarto, a los nueve días del mes, cuando se agravó el hambre en la ciudad y no había alimento para el pueblo[cq], se abrió brecha en la ciudad, y todos los hombres de guerra huyeron y salieron de la ciudad de noche por el camino de la puerta entre los dos muros que había junto al jardín del rey, a pesar de que los caldeos estaban alrededor de[cr] la ciudad, y se fueron por el camino del Arabá[cs].Pero el ejército de los caldeos persiguió al rey y alcanzó a Sedequías en los llanos[ct] de Jericó, y todo su ejército se dispersó de su lado. Entonces capturaron al rey y lo trajeron al rey de Babilonia en Ribla en la tierra de Hamat, y allí él lo sentenció[cu]. 10 Y el rey de Babilonia degolló a los hijos de Sedequías ante sus ojos y también degolló a todos los príncipes[cv] de Judá en Ribla. 11 Después sacó los ojos a Sedequías, y el rey de Babilonia lo ató con grillos de bronce y lo llevó a Babilonia y lo puso en prisión hasta el día de su muerte.

12 Y en el mes quinto, a los diez días del mes, siendo el año diecinueve del rey Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino a Jerusalén Nabuzaradán, capitán de la guardia, que estaba al servicio[cw] del rey de Babilonia. 13 Y quemó la casa delSeñor, la casa del rey y todas las casas de Jerusalén; prendió fuego a toda casa grande. 14 Y todo el ejército de los caldeos que estaba con el capitán de la guardia derribó todas las murallas alrededor de Jerusalén. 15 Entonces Nabuzaradán, capitán de la guardia, llevó al destierro a algunos de los más pobres del pueblo, al resto del pueblo que había quedado en la ciudad, a los desertores que se habían pasado[cx] al rey de Babilonia, y al resto de los artesanos. 16 Pero Nabuzaradán, capitán de la guardia, dejó a algunos de los más pobres de la tierra para que fueran viñadores y labradores[cy].

17 Y los caldeos rompieron en pedazos las columnas de bronce que estaban en la casa del Señor, también las basas y el mar de bronce que estaban en la casa delSeñor, y llevaron todo su bronce a Babilonia. 18 Se llevaron además los calderos, las palas, las despabiladeras, los tazones, los cucharones[cz] y todos los utensilios de bronce que se usaban en el servicio del templo. 19 El capitán de la guardia también se llevó los cuencos, los braseros, los tazones, los calderos, los candelabros, los cucharones[da] y los tazones de libación, lo que era de oro puro y lo que era de plata pura. 20 En cuanto a las dos columnas, el mar, los doce toros de bronce que estaban debajo del mar[db] y las basas que el rey Salomón había hecho para la casa del Señor, no era posible calcular el peso del bronce de todos estos objetos. 21 Respecto a las columnas, la altura de cada columna era de dieciocho codos[dc], y tenía doce codos de circunferencia[dd] y cuatro dedos de espesor, y era hueca. 22 Y había sobre ella un capitel de bronce; la altura de cada capitel era de cinco codos, con una malla y granadas sobre el capitel, rodeándolo, todo de bronce. Y la segunda columna era igual[de], con las granadas. 23 Y había noventa y seis granadas que pendían[df]; el total de las granadas era de cien en la malla alrededor.

24 Entonces el capitán de la guardia tomó a Seraías, el principal sacerdote, y a Sofonías, el segundo sacerdote, y a los tres oficiales del templo[dg]. 25 También tomó de la ciudad a un oficial que estaba encargado de los hombres de guerra, a siete de los consejeros del rey[dh] que se hallaban en la ciudad, al escriba del comandante del ejército que reclutaba al pueblo de la tierra, y a sesenta hombres del pueblo[di] que se hallaban dentro de la ciudad. 26 Nabuzaradán, capitán de la guardia, los tomó y los llevó al rey de Babilonia en Ribla. 27 Entonces el rey de Babilonia los hirió y les dio muerte en Ribla en la tierra de Hamat. Así fue llevada Judá al destierro lejos de su tierra.

28 Este es el pueblo que Nabucodonosor llevó al destierro: en el año séptimo[dj], tres mil veintitrés judíos; 29 en el año dieciocho de Nabucodonosor, ochocientas treinta y dos personas de Jerusalén; 30 en el año veintitrés de Nabucodonosor, Nabuzaradán, capitán de la guardia, llevó al destierro a setecientos cuarenta y cinco judíos; en total fueron cuatro mil seiscientas personas.

31 Y[dk] en el año treinta y siete del destierro de Joaquín, rey de Judá, en el mes doce, a los veinticinco días del mes, Evil-merodac[dl], rey de Babilonia, en el añoprimero de su reino, favoreció a[dm] Joaquín, rey de Judá, y lo sacó de la cárcel.32 Y le habló amigablemente y puso su trono por encima de los tronos de los reyes que estaban con él en Babilonia. 33 Joaquín se quitó sus vestidos de prisión y comió[dn] siempre en la[do] presencia del rey, todos los días de su vida; 34 y para su sustento, se le dio de continuo una ración de parte del rey de Babilonia, una porción para cada día, todos los días de su vida hasta el día de su muerte.

Notas al pie:

  1. Jeremías 50:1 Lit., mano
  2. Jeremías 50:2 O, anonadado(s)
  3. Jeremías 50:2 O, Marduk
  4. Jeremías 50:2 O, anonadado(s)
  5. Jeremías 50:5 Lit., aquí
  6. Jeremías 50:5 En el T.M., venid
  7. Jeremías 50:8 Lit., y que salgan
  8. Jeremías 50:8 O, delante
  9. Jeremías 50:9 Así en algunos mss. y versiones antiguas; en el T.M., un guerrero que causa privación de hijos
  10. Jeremías 50:10 O, los caldeos
  11. Jeremías 50:11 Otra posible lectura es: en la hierba
  12. Jeremías 50:11 Lit., poderosos
  13. Jeremías 50:12 O, ha sido avergonzada
  14. Jeremías 50:14 Lit., pisáis (para entesarlo)
  15. Jeremías 50:15 Lit., ha tendido su mano
  16. Jeremías 50:16 O, la espada del opresor
  17. Jeremías 50:17 Lit., Oveja
  18. Jeremías 50:17 Lit., y este último
  19. Jeremías 50:19 Lit., se saciará su alma
  20. Jeremías 50:21 I.e., doble rebelión
  21. Jeremías 50:21 I.e., castigo
  22. Jeremías 50:21 Lit., dedica al anatema
  23. Jeremías 50:24 Lit., y también
  24. Jeremías 50:24 Lit., y también
  25. Jeremías 50:25 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor
  26. Jeremías 50:26 Lit., el fin
  27. Jeremías 50:26 Lit., y dedicad al anatema
  28. Jeremías 50:29 Otra posible lectura es: muchos
  29. Jeremías 50:29 Lit., pisan (para entesar)
  30. Jeremías 50:29 Algunos mss. agregan: para ella
  31. Jeremías 50:30 O, destruidos
  32. Jeremías 50:31 Lit., arrogancia
  33. Jeremías 50:31 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor
  34. Jeremías 50:31 Otra posible lectura es: de tu castigo
  35. Jeremías 50:32 Lit., arrogancia
  36. Jeremías 50:34 Lit., su
  37. Jeremías 50:36 I.e., falsos profetas
  38. Jeremías 50:36 O, anonadados
  39. Jeremías 50:37 Lit., toda la población mixta que está
  40. Jeremías 50:38 Otra posible lectura es: Espada
  41. Jeremías 50:39 O, animales aulladores
  42. Jeremías 50:44 Lit., del orgullo
  43. Jeremías 50:44 O, una habitación perenne
  44. Jeremías 50:44 Lit., porque
  45. Jeremías 50:45 O, habitación
  46. Jeremías 50:46 Lit., A la voz
  47. Jeremías 51:1 Nombre en clave para Caldea; o, el corazón de los que se levantan contra mí
  48. Jeremías 51:1 O, un viento destructor
  49. Jeremías 51:2 Otra posible lectura es: aventadores
  50. Jeremías 51:3 Lit., pise (para entesar)
  51. Jeremías 51:3 I.e., el defensor caldeo
  52. Jeremías 51:3 En el T.M., Contra el que entesa su arco, entéselo
  53. Jeremías 51:3 En el T.M., contra el que
  54. Jeremías 51:4 O, heridos
  55. Jeremías 51:5 Lit., no ha enviudado…de
  56. Jeremías 51:6 Lit., No seáis silenciados
  57. Jeremías 51:6 O, en su iniquidad
  58. Jeremías 51:13 Lit., codo o medida
  59. Jeremías 51:14 I.e., como el cantar de los lagareros
  60. Jeremías 51:17 O, imágenes talladas
  61. Jeremías 51:19 Lit., Formador
  62. Jeremías 51:19 O, del Cetro
  63. Jeremías 51:23 O, sátrapas
  64. Jeremías 51:27 O, bandera
  65. Jeremías 51:27 Lit., Consagrad
  66. Jeremías 51:28 Lit., Consagrad
  67. Jeremías 51:28 O, sátrapas
  68. Jeremías 51:29 O, objeto de horror
  69. Jeremías 51:30 Lit., secado
  70. Jeremías 51:31 Lit., corredor
  71. Jeremías 51:31 Lit., corredor
  72. Jeremías 51:31 Lit., heraldo
  73. Jeremías 51:31 Lit., heraldo
  74. Jeremías 51:32 Lit., pantanos
  75. Jeremías 51:36 O, ancho río
  76. Jeremías 51:40 Lit., con
  77. Jeremías 51:41 Nombre en clave para Babilonia
  78. Jeremías 51:42 O, ancho río
  79. Jeremías 51:46 Lit., en el
  80. Jeremías 51:46 Lit., el
  81. Jeremías 51:46 Lit., el
  82. Jeremías 51:50 Lit., vuestro corazón
  83. Jeremías 51:53 Lit., fortalezca la cumbre de su poder
  84. Jeremías 51:55 O, voz
  85. Jeremías 51:55 Lit., será dado
  86. Jeremías 51:57 O, sátrapas
  87. Jeremías 51:59 Lit., Palabra
  88. Jeremías 51:60 O, libro
  89. Jeremías 51:61 Lit., mira y lee
  90. Jeremías 51:62 Lit., desde el hombre hasta animal
  91. Jeremías 51:63 Lit., Y sucederá que
  92. Jeremías 51:63 O, libro
  93. Jeremías 52:1 Otra posible lectura es: Hamital
  94. Jeremías 52:4 Lit., contra
  95. Jeremías 52:6 Lit., pueblo de la tierra
  96. Jeremías 52:7 Lit., por todos lados contra
  97. Jeremías 52:7 I.e., valle del Jordán
  98. Jeremías 52:8 Lit., el Arabá
  99. Jeremías 52:9 Lit., habló juicios con él
  100. Jeremías 52:10 O, jefes
  101. Jeremías 52:12 Lit., estaba de pie delante
  102. Jeremías 52:15 Lit., caídos que habían caído
  103. Jeremías 52:16 O, trabajadores sin paga
  104. Jeremías 52:18 O, cucharas para incienso
  105. Jeremías 52:19 O, cucharas para incienso
  106. Jeremías 52:20 Así en la versión gr. (Sept.) y en la siriaca; el hebreo omite: el mar
  107. Jeremías 52:21 Un codo equivale aprox. a 45 cm.
  108. Jeremías 52:21 Lit., y una cuerda de doce codos la rodeaba
  109. Jeremías 52:22 Lit., como éstas
  110. Jeremías 52:23 Lit., al viento
  111. Jeremías 52:24 Lit., guardas del umbral
  112. Jeremías 52:25 Lit., hombres de los que veían el rostro del rey
  113. Jeremías 52:25 Lit., pueblo de la tierra
  114. Jeremías 52:28 O posiblemente, diecisiete
  115. Jeremías 52:31 Lit., Y sucedió que
  116. Jeremías 52:31 O, Awil-Marduc (“hombre de Marduc”)
  117. Jeremías 52:31 Lit., levantó la cabeza de
  118. Jeremías 52:33 Lit., comió pan
  119. Jeremías 52:33 Lit., su
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Profecía sobre los filisteos

Jeremías 47-49

9781586403546

Profecía sobre los filisteos

47:1 Palabra del Señor que vino al profeta Jeremías acerca de los filisteos, antes que Faraón conquistara[a] Gaza. Así dice el Señor:

He aquí que suben aguas del norte
y se convierten en torrente desbordante,
que inunda la tierra y su plenitud,
la ciudad y los que en ella habitan;
clamarán los hombres,
y gemirá todo habitante de la tierra
a causa del sonido de los[b] cascos de sus corceles[c],
del estruendo de sus carros y del estrépito de sus ruedas.
No se vuelven los padres para cuidar a sus hijos,
por la debilidad de sus brazos[d],
a causa del día que viene
para destruir a todos los filisteos,
para exterminar de Tiro y de Sidón
a todo aliado que quede;
porque el Señor destruirá a los filisteos,
al remanente de la costa de Caftor.
Le ha sobrevenido la calvicie a Gaza,
desolada ha sido Ascalón.
Remanente de su valle,
¿hasta cuándo te sajarás?
¡Ay, espada del Señor!
¿Hasta cuándo estarás inquieta[e]?
Vuélvete a tu vaina,
reposa y cálmate.
¿Cómo puede[f] estar quieta,
cuando el Señor le ha dado órdenes?
Contra Ascalón y contra la costa del mar,
allí la ha asignado.

Profecía sobre Moab

48:1 Acerca de Moab.

Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel:

¡Ay de Nebo, porque ha sido destruida!
Quiriataim ha sido avergonzada, ha sido tomada;
la altiva fortaleza[g] ha sido avergonzada y destrozada[h].
Ya no hay alabanza para Moab,
en Hesbón han tramado mal contra ella:
“Venid y quitémosla de entre las naciones.”
También tú, Madmena[i], serás silenciada,
la espada te seguirá.
Voz de clamor desde Horonaim:
“Devastación y gran destrucción.”
Moab está quebrantada,
sus pequeños dejan oír gritos de angustia.
Porque la cuesta de Luhit
con llanto continuo la suben;
porque a la bajada de Horonaim
se oyen gritos angustiosos[j] de destrucción.
Huid, salvad vuestras vidas,
sed como un enebro[k] en el desierto.
Por cuanto pusiste tu confianza en tus ganancias y en tus tesoros,
también tú serás conquistada,
y Quemos saldrá al destierro
junto con sus sacerdotes y sus príncipes.
Vendrá el destructor de cada ciudad,
y ninguna ciudad escapará;
también el valle será devastado,
y la meseta será destruida,
como ha dicho el Señor.
Dad alas[l] a Moab,
para que se escape[m];
sus ciudades serán una desolación,
sin que nadie habite en ellas.
10 Maldito el que hace la obra del Señor con engaño;
maldito el que retrae su espada de la sangre.

11 Reposado ha estado Moab desde su juventud,
ha estado tranquilo sobre su sedimento;
no ha sido vaciado de vasija en vasija,
ni ha ido al destierro;
por eso retiene su sabor[n],
y su aroma no ha cambiado.

12 Por tanto, he aquí, vienen días —declara el Señor— cuando le enviaré a trasvasadores que lo trasvasarán; vaciarán sus vasijas y harán pedazos sus cántaros. 13 Y Moab se avergonzará de Quemos, como la casa de Israel se avergonzó de Betel, su confianza.

14 ¿Cómo podéis decir: “Somos poderosos guerreros,
y hombres valientes para la guerra”?
15 Es destruido Moab, el devastador ha subido a sus ciudades;
la flor de sus jóvenes[o] desciende a la matanza,
—declara el Rey, cuyo nombre es el Señor de los ejércitos.
16 La ruina de Moab pronto vendrá,
y su calamidad se ha apresurado mucho.
17 Llorad por él, todos los que habitáis a su alrededor,
y todos los que sabéis su nombre.
Decid: “¡Cómo se ha roto el poderoso cetro[p],
el báculo glorioso!”
18 Desciende de tu gloria,
siéntate en tierra reseca[q],
moradora hija de Dibón,
porque el destructor de Moab ha subido contra ti,
para destruir tus fortalezas.
19 Párate junto al camino y vela,
moradora de Aroer;
pregunta al que huye y a la que escapa,
y di: “¿Qué ha sucedido?”
20 Avergonzado está Moab porque ha sido destrozado[r].
Gemid y clamad;
anunciad junto al Arnón
que Moab ha sido destruido.

21 También ha venido juicio sobre la llanura, sobre Holón, sobre Jahaza y contra Mefaat, 22 contra Dibón, contra Nebo y contra Bet-deblataim, 23 contra Quiriataim, contra Bet-gamul y contra Bet-meón, 24 contra Queriot, contra Bosra y contra todas las ciudades de la tierra de Moab, las lejanas y las cercanas. 25 El cuerno de Moab ha sido cortado y quebrado su brazo —declara el Señor. 26 Embriagadle, porque se ha vuelto arrogante con[s] el Señor; Moab se revolcará en su vómito, y será también objeto de burla. 27 ¿Y no fue Israel objeto de burla para ti? ¿O fue sorprendido[t] entre ladrones? Porque cada vez que hablas de él, te burlas[u].

28 Abandonad las ciudades y morad en las peñas,
moradores de Moab,
sed como paloma que anida
más allá de la boca de la caverna[v].
29 Hemos oído del orgullo de Moab (es muy orgulloso),
de su soberbia, de su orgullo, de su arrogancia y de su altivez[w].
30 Yo conozco su cólera —declara el Señor
pero es inútil[x];
sus vanas jactancias nada[y] consiguen.
31 Por tanto, gemiré por Moab,
sí, por todo Moab clamaré;
sollozaré[z] por los hombres de Kir-hares.
32 Más que el llanto por Jazer
lloraré por ti, viña de Sibma.
Tus sarmientos pasaron el mar,
llegaron hasta el mar de Jazer;
sobre tus frutos de verano y sobre tu vendimia
ha caído el destructor,
33 y fueron quitados la alegría y el regocijo
del campo fértil, de la tierra de Moab.
He hecho que se acabe el vino de los lagares;
nadie con gritos los pisará,
y si hay gritos no serán gritos de júbilo.

34 El clamor de Hesbón llega hasta Eleale y hasta Jahaza; levantaron[aa] su voz, desde Zoar hasta Horonaim y hasta Eglat-selisiya; porque también las aguas de Nimrim se secarán[ab]. 35 Y haré desaparecer de Moab —declara el Señor— al que ofrece sacrificios en lugar alto y al que quema incienso a sus dioses.

36 Por tanto, mi corazón gime[ac] por Moab como una flauta[ad]; mi corazón gime[ae]también como una flauta[af] por los hombres de Kir-hares, ya que perdieron la abundancia que se había producido. 37 Porque toda cabeza está rapada y toda barba rasurada; en todas las manos hay sajaduras y sobre los lomos cilicio. 38 En todas las terrazas de Moab y en sus calles todo es lamentación, porque he quebrado a Moab como a vaso indeseable —declara el Señor. 39 ¡Cómo ha sido destrozado[ag]! ¡Cómo ha gemido! ¡Cómo ha vuelto la espalda Moab avergonzado! Moab será, pues, objeto de burla y de terror para todos los que lo rodean.40 Porque así dice el Señor:

He aquí, como águila volará veloz,
y extenderá sus alas contra Moab.
41 Ha sido tomada Queriot
y las fortalezas han sido ocupadas;
será el corazón de los valientes de Moab en aquel día
como el corazón de una mujer de parto.
42 Y Moab será destruido, dejará de ser pueblo
porque se engrandeció contra el Señor.
43 Terror, foso y lazo vienen sobre ti,
morador de Moab —declara el Señor.
44 El que huya del terror
caerá en el foso,
y el que suba del foso
caerá en el lazo;
porque yo traeré sobre él, sobre Moab,
el año de su castigo —declara el Señor.

45 A la sombra de Hesbón
se paran sin fuerzas los fugitivos;
pues ha salido fuego de Hesbón,
y una llama de en medio de Sehón,
que ha consumido las sienes de Moab
y los cráneos de los hijos del tumulto.
46 ¡Ay de ti, Moab!
Ha perecido el pueblo de Quemos;
porque tus hijos han sido tomados en cautiverio,
y tus hijas en cautividad.
47 Pero restauraré el bienestar[ah] de Moab
en los postreros días —declara el Señor.

Hasta aquí, el juicio de Moab.

Profecía sobre Amón

49:1 Acerca de los hijos de Amón.

Así dice el Señor:

¿No tiene hijos Israel?
¿No tiene heredero?
¿Por qué, pues, Milcom[ai] se ha apoderado de Gad
y su pueblo se ha establecido en sus ciudades?
Por tanto, he aquí, vienen días —declara el Señor
en que haré que se oiga el grito de guerra
contra Rabá de los hijos de Amón,
y será convertida en montón de ruinas,
y sus ciudades[aj] serán incendiadas.
Entonces se apoderará Israel de los que lo poseían —dice el Señor.
Gime, Hesbón, porque Hai ha sido destruida.
Clamad, hijas de Rabá,
ceñíos de cilicio y lamentaos,
corred de un lado a otro por entre los muros,
porque Milcom[ak] irá al destierro
junto con sus sacerdotes y sus príncipes.
¡Cómo te jactas de los valles!
Tu valle se desvanece,
hija infiel,
la que confía en sus tesoros, diciendo:
“¿Quién vendrá contra mí?”
He aquí, traigo sobre ti terror
—declara el Señor, Dios[al] de los ejércitos—
de todos tus alrededores;
y seréis lanzados cada uno delante de sí,
y no habrá quien reúna a los fugitivos.
Pero después restauraré
el bienestar[am] de los hijos de Amón
—declara el Señor.

Profecía sobre Edom

Acerca de Edom.

Así dice el Señor de los ejércitos:

¿No hay ya sabiduría en Temán?
¿Se ha perdido el consejo de los prudentes?
¿Se ha corrompido su sabiduría?
Huid, volved, morad en las profundidades,
habitantes de Dedán,
porque la ruina de Esaú traeré[an] sobre él
al momento de castigarlo[ao].
Si vinieran a ti vendimiadores,
¿no dejarían rebuscos?
Si vinieran ladrones de noche,
sólo destruirían hasta que les bastara[ap].
10 Pero yo he despojado totalmente a Esaú,
he descubierto sus escondrijos
y no podrá esconderse.
Ha sido destruida su descendencia[aq], sus hermanos
y vecinos, y él ya no existe.
11 Deja a tus huérfanos, yo los conservaré con vida;
que tus viudas confíen en mí.

12 Pues así dice el Señor: He aquí, los que no estaban condenados a[ar] beber la copa, ciertamente la beberán, ¿y serás tú absuelto por completo? No serás absuelto, sino que ciertamente la beberás. 13 Porque por mí he jurado —declara elSeñor— que Bosra será motivo de horror, de oprobio, de ruina y de maldición; todas sus ciudades se convertirán en ruinas perpetuas.

14 He oído un mensaje de parte del Señor,
y un mensajero es enviado entre las naciones, diciendo:
Reuníos y venid contra él,
y levantaos para la guerra.
15 Pues he aquí, pequeño te he hecho entre las naciones,
menospreciado entre los hombres.
16 En cuanto al terror que infundías[as],
te ha engañado la soberbia de tu corazón;
tú que vives en las hendiduras de las peñas[at],
que ocupas la cumbre del monte.
Aunque hagas tu nido tan alto como el del águila,
de allí te haré bajar —declara el Señor.

17 Y Edom se convertirá en objeto de horror; todo el que pase por él se quedará atónito y silbará a causa de todas sus heridas. 18 Como en la destrucción de Sodoma y Gomorra y de sus ciudades vecinas —dice el Señor— nadie habitará allí, ni residirá en él hijo de hombre. 19 He aquí que uno subirá como león de la espesura[au] del Jordán contra el pastizal de perenne verdor[av], y[aw] en un instante lo haré huir de él, y al que sea escogido nombraré sobre él. Porque ¿quién es como yo y quién me citará a juicio? ¿Quién es el pastor que me podrá resistir?

20 Por tanto, oíd el plan que el Señor ha trazado contra Edom, y los designios que ha decretado contra los habitantes de Temán: ciertamente los arrastrarán, aun a los más pequeños del rebaño; ciertamente a causa de ellos hará una desolación de su pastizal[ax]. 21 Al estruendo de su caída tiembla la tierra; hay un clamor. Hasta el mar Rojo[ay] se oye su voz. 22 He aquí, se remonta, vuela veloz como un águila y extiende sus alas contra[az] Bosra. En aquel día el corazón de los valientes de Edom será como el corazón de una mujer de parto.

Profecía sobre Damasco

23 Acerca de Damasco.

Avergonzadas están Hamat y Arfad.
Porque han oído malas noticias
están desalentadas.
Hay ansiedad como en el mar
que no se puede calmar.
24 Desamparada está Damasco;
se ha vuelto para huir,
y el pánico se ha apoderado de ella;
angustia y dolores la oprimen
como a mujer de parto.
25 ¿Cómo es que no ha sido abandonada la ciudad alabada,
la ciudad de mi regocijo?
26 Por eso sus jóvenes caerán en sus calles,
y todos los hombres de guerra serán
silenciados[ba] en aquel día —declara el Señor de los ejércitos.
27 Y prenderé fuego al muro de Damasco
que consumirá los palacios[bb] de Ben-adad.

Profecía sobre Cedar y Hazor

28 Acerca de Cedar y de los reinos de Hazor, que derrotó Nabucodonosor, rey de Babilonia. Así dice el Señor:

Levantaos, subid a Cedar
y destruid a los hijos del oriente.
29 Sus tiendas y sus rebaños serán tomados;
las cortinas de sus tiendas, todos sus bienes y sus camellos se los llevarán,
y gritarán el uno al otro: “¡Terror por todas partes!”
30 Escapaos, huid; morad en las profundidades,
habitantes de Hazor —declara el Señor—,
porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, ha concebido un plan contra vosotros,
ha trazado un designio contra vosotros.
31 Levantaos, subid contra una nación tranquila,
que vive confiada —declara el Señor.
No tiene puertas ni cerrojos;
viven solitarios.
32 Sus camellos serán el despojo,
y la multitud de sus ganados el botín;
esparciré a todos los vientos a los que se rapan las sienes,
y de todos lados les traeré su ruina —declara el Señor.
33 Y Hazor será guarida de chacales,
una desolación para siempre;
nadie habitará allí,
ni residirá en ella hijo de hombre.

Profecía sobre Elam

34 Palabra del Señor que vino al profeta Jeremías acerca de Elam al comienzo del reinado de Sedequías, rey de Judá, diciendo: 35 Así dice el Señor de los ejércitos:

“He aquí, quebraré el arco de Elam,
lo mejor[bc] de su fortaleza.
36 “Y traeré sobre Elam los cuatro vientos
desde los cuatro extremos del cielo,
y a todos estos vientos los esparciré;
no habrá nación
adonde no vayan los expulsados de Elam.
37 “Destrozaré[bd] a Elam delante de sus enemigos
y delante de los que buscan sus vidas;
traeré sobre ellos calamidad,
el ardor de mi ira” —declara el Señor
“y enviaré tras ellos la espada
hasta que los haya acabado.
38 “Entonces pondré mi trono en Elam,
y allí destruiré al rey y a los príncipes”
—declara el Señor.
39 “Pero sucederá en los postreros días
que restauraré el bienestar[be] de Elam”
—declara el Señor.

Notas al pie:

  1. Jeremías 47:1 Lit., hiriera
  2. Jeremías 47:3 Lit., las pisadas de los
  3. Jeremías 47:3 Lit., poderosos
  4. Jeremías 47:3 Lit., manos
  5. Jeremías 47:6 Lit., no estarás quieta
  6. Jeremías 47:7 Lit., puedes
  7. Jeremías 48:1 O, Misgab
  8. Jeremías 48:1 O, y anonadada
  9. Jeremías 48:2 I.e., una ciudad de Moab
  10. Jeremías 48:5 Lit., las angustias del clamor
  11. Jeremías 48:6 O, Aroer; la versión gr. (Sept.) dice: asno montés
  12. Jeremías 48:9 O, sal
  13. Jeremías 48:9 O, porque ella caerá en ruinas
  14. Jeremías 48:11 Lit., su sabor ha quedado en él
  15. Jeremías 48:15 I.e., guerreros
  16. Jeremías 48:17 O, la poderosa vara
  17. Jeremías 48:18 Lit., siéntate sedienta
  18. Jeremías 48:20 O, anonadado
  19. Jeremías 48:26 O, se ha engrandecido contra
  20. Jeremías 48:27 O, encontrado
  21. Jeremías 48:27 Lit., meneas la cabeza
  22. Jeremías 48:28 Lit., del foso
  23. Jeremías 48:29 Lit., la altivez de su corazón
  24. Jeremías 48:30 Lit., pero no es así
  25. Jeremías 48:30 Lit., así no
  26. Jeremías 48:31 Así en un ms.; en el texto heb., sollozará
  27. Jeremías 48:34 Lit., dieron
  28. Jeremías 48:34 Lit., serán una desolación
  29. Jeremías 48:36 Lit., suena
  30. Jeremías 48:36 Lit., flautas
  31. Jeremías 48:36 Lit., suena
  32. Jeremías 48:36 Lit., flautas
  33. Jeremías 48:39 O, anonadado
  34. Jeremías 48:47 O, haré volver a los cautivos
  35. Jeremías 49:1 Heb., Malcam
  36. Jeremías 49:2 Lit., hijas
  37. Jeremías 49:3 Heb., Malcam
  38. Jeremías 49:5 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor
  39. Jeremías 49:6 O, haré volver a los cautivos
  40. Jeremías 49:8 O, he traído
  41. Jeremías 49:8 O, que le castigué
  42. Jeremías 49:9 Lit., lo suficiente para ellos
  43. Jeremías 49:10 Lit., simiente
  44. Jeremías 49:12 Lit., cuya sentencia no fue la de
  45. Jeremías 49:16 Lit., a tu terror
  46. Jeremías 49:16 O, de Sela
  47. Jeremías 49:19 Lit., del orgullo
  48. Jeremías 49:19 O, una habitación perenne
  49. Jeremías 49:19 Lit., porque
  50. Jeremías 49:20 O, habitación
  51. Jeremías 49:21 Lit., mar de Cañas
  52. Jeremías 49:22 O, sobre
  53. Jeremías 49:26 O, destruidos
  54. Jeremías 49:27 O, las fortalezas
  55. Jeremías 49:35 Lit., primero
  56. Jeremías 49:37 O, E infundiré temor
  57. Jeremías 49:39 O, haré volver a los cautivos
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Huida del pueblo a Egipto

Jeremías 43-46

9781586403546

Huida del pueblo a Egipto

43:1 Pero sucedió que cuando Jeremías terminó de hablar a todo el pueblo todas las palabras del Señor su Dios, es decir, todas estas palabras con las cuales elSeñor su Dios le había enviado, Azarías, hijo de Osaías, y Johanán, hijo de Carea, y todos los hombres arrogantes dijeron a Jeremías: Es mentira lo que dices. El Señor nuestro Dios no te ha enviado a decir: “No debéis entrar en Egipto para residir allí”; sino que Baruc, hijo de Nerías, te incita contra nosotros para entregarnos en mano de los caldeos, a fin de que nos maten o nos deporten a Babilonia. No obedeció, pues, Johanán, hijo de Carea, ni ninguno de los capitanes[a] de las tropas, ni nadie del pueblo, la voz del Señor, de quedarse en la tierra de Judá, sino que Johanán, hijo de Carea, y todos los capitanes[b] de las tropas, tomaron a todo el remanente de Judá que había vuelto de todas las naciones a las cuales habían sido dispersados, para residir en la tierra de Judá, a hombres, mujeres y niños, a las hijas del rey y a toda persona que Nabuzaradán, capitán de la guardia, había dejado con Gedalías, hijo de Ahicam y nieto[c] de Safán, y también al profeta Jeremías y a Baruc, hijo de Nerías, y entraron en la tierra de Egipto (pues no escucharon la voz del Señor) y se adentraron hasta Tafnes.

Entonces vino la palabra del Señor a Jeremías en Tafnes, diciendo: Toma en tus manos[d] piedras grandes y escóndelas en la mezcla en la terraza de ladrillo[e] que está a la entrada del palacio[f] de Faraón en Tafnes, a vista de los[g] judíos, 10 y diles: “Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: ‘He aquí, enviaré a traer a Nabucodonosor, rey de Babilonia, siervo mío, y pondré su trono sobre estas piedras que he escondido, y él extenderá su pabellón sobre ellas. 11 ‘Vendrá y herirá la tierra de Egipto; los que sean para la muerte, a la muerte, los que para el cautiverio, al cautiverio, y los que para la espada, a la espada. 12 ‘Y prenderá[h]fuego a los templos[i] de los dioses de Egipto, los quemará, y se[j] llevará cautivos a sus ídolos. Y se envolverá de la tierra de Egipto como el pastor se envuelve con su capa, y saldrá de allí en paz. 13 ‘También quebrará los obeliscos[k] de Heliópolis[l], que está en la tierra de Egipto, y prenderá fuego a los templos[m] de los dioses de Egipto.’”

Profecía de Jeremías a los judíos en Egipto

44:1 Palabra que vino a Jeremías para todos los judíos que moraban en la tierra de Egipto, los que moraban en Migdol, en Tafnes, en Menfis[n] y en la tierra de Patros, diciendo: Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: “Vosotros habéis visto toda la calamidad que he traído sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá, y que he aquí, hoy están en ruinas y no hay en ellas morador, a causa de la maldad que ellos cometieron para provocarme a ira, quemando constantemente sacrificios[o] y sirviendo a otros dioses que no habían conocido, niellos, ni vosotros, ni vuestros padres. “Con todo, os envié a todos mis siervos los profetas repetidas veces[p], diciendo: ‘No hagáis ahora esta cosa abominable que yo aborrezco.’ “Pero no escucharon ni inclinaron su oído para apartarse de su maldad, para dejar de quemar sacrificios a otros dioses. “Por tanto, se derramó mi ira y mi furor y ardió en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, que fueron convertidas en ruinas y en desolación, como lo están hoy. “Ahora pues, así dice el Señor Dios de los ejércitos, el Dios de Israel: ‘¿Por qué os hacéis un daño tan grande a vosotros mismos cortando de entre vosotros a hombre y mujer, niño y lactante de en medio de Judá, sin que os quede remanente,provocándome a ira con la obra de vuestras manos, quemando sacrificios a otros dioses en la tierra de Egipto, adonde habéis entrado a residir, de modo que seáis exterminados y vengáis a ser maldición y oprobio entre todas las naciones de la tierra? ‘¿Habéis olvidado las maldades de vuestros padres, las maldades de los reyes de Judá y las maldades de sus mujeres, vuestras propias maldades y las maldades de vuestras mujeres, que cometieron en la tierra de Judá y en las calles de Jerusalén? 10 ‘Pero hasta hoy no se han humillado[q], ni han temido, ni han andado en mi ley ni en mis estatutos que puse delante de vosotros y delante de vuestros padres.’”

11 Por tanto, así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: “He aquí, volveré el rostro contra vosotros para mal, y para destruir a todo Judá. 12 “Y quitaré el remanente de Judá que ha decidido[r] entrar en la tierra de Egipto para residir allí, y serán acabados en la tierra de Egipto; caerán a espada, por el hambre serán acabados. Tanto el pequeño como el grande morirán a espada y de hambre; seréis motivo de maldición, de horror, de imprecación y de oprobio. 13 “Y castigaré a los que moran en la tierra de Egipto, como he castigado a Jerusalén, con espada, con hambre y con pestilencia. 14 “Y no quedará quien escape ni quien sobreviva del remanente de Judá que ha entrado en la tierra de Egipto para residir allí, para luego volver a la tierra de Judá a la cual añoran volver[s] a fin de morar allí, porque ninguno volverá, excepto algunos fugitivos.”

15 Entonces todos los hombres que sabían que sus mujeres quemaban sacrificios a otros dioses, junto con todas las mujeres que estaban presentes, una gran multitud, y todo el pueblo que moraba en la tierra de Egipto, en Patros, respondieron a Jeremías, diciendo: 16 En cuanto al mensaje[t] que nos has hablado en el nombre del Señor, no vamos a escucharte, 17 sino que ciertamente cumpliremos toda palabra que ha salido de nuestra boca, y quemaremos[u]sacrificios a la reina del cielo, derramándole libaciones, como hacíamos nosotros, nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. Entonces teníamos bastante alimento[v], prosperábamos y no veíamos mal alguno. 18 Pero desde que dejamos de quemar sacrificios a la reina del cielo y derramarle libaciones, carecemos de todo, y por la espada y por el hambre hemos sido acabados. 19 Y, dijeron las mujeres, cuando nosotras quemábamos sacrificios a la reina del cielo y le derramábamos libaciones, ¿acaso sin saberlo nuestros maridos le hacíamos tortas con su imagen[w] y le derramábamos libaciones?

20 Entonces Jeremías habló a todo el pueblo, a hombres y a mujeres, a todo el pueblo que así le respondía, diciendo: 21 En cuanto a los sacrificios que habéis quemado en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, vosotros y vuestros padres, vuestros reyes y vuestros príncipes y el pueblo de la tierra, ¿no se ha acordado el Señor de ellos, y no ha venido esto a su mente[x]? 22 El Señor no pudo soportar más, a causa de la maldad de vuestras obras y a causa de las abominaciones que habíais cometido; por eso vuestra tierra fue convertida en ruinas, objeto de horror y maldición, sin habitantes, como está hoy. 23 Porque quemasteis sacrificios y pecasteis contra el Señor y no obedecisteis la voz delSeñor ni anduvisteis en su ley, ni en sus estatutos, ni en sus testimonios, por tanto, os ha sobrevenido esta calamidad, como sucede hoy. 24 Entonces Jeremías dijo a todo el pueblo y a todas las mujeres: Oíd la palabra del Señor, todo Judá, los que estáis en la tierra de Egipto: 25 Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel[y]: “Vosotros y vuestras mujeres habéis hablado con vuestra boca y lo habéis realizado con vuestras manos, diciendo: ‘Ciertamente cumpliremos los votos que hemos hecho de quemar sacrificios a la reina del cielo y de derramarle libaciones.’ ¡Id a cumplir[z] vuestros votos! ¡Poned por obra vuestros votos!” 26 Pero[aa] oíd la palabra del Señor, todo Judá, los que habitáis en la tierra de Egipto: “He aquí, he jurado por mi gran nombre” —dice el Señor— “que nunca más será invocado mi nombre en toda la tierra de Egipto por boca de ningún hombre de Judá, diciendo: ‘Vive el Señor Dios[ab].’ 27 “He aquí, velo sobre ellos para mal y no para bien, y serán acabados todos los hombres de Judá que están en la tierra de Egipto por la espada y por el hambre hasta que sean totalmente exterminados[ac]. 28 “Y los que escapen de la espada, pocos en número[ad], volverán de la tierra de Egipto a la tierra de Judá. Entonces sabrá todo el remanente de Judá que ha ido a la tierra de Egipto para residir allí, qué palabra ha de permanecer, si la mía o la de ellos. 29 “Y esta será la señal para vosotros” —declara el Señor— “de que os voy a castigar en este lugar, para que sepáis que ciertamente mis palabras permanecerán para mal contra vosotros.” 30 Así dice el Señor: “He aquí, entregaré a Faraón Hofra, rey de Egipto, en manos de sus enemigos, en manos de los que buscan su vida, así como entregué a Sedequías, rey de Judá, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, su enemigo, que buscaba su vida.”

Mensaje a Baruc

45:1 Palabra que habló el profeta Jeremías a Baruc, hijo de Nerías, cuando ésteescribió estas palabras en un libro al dictado[ae] de Jeremías, en el año cuarto de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá, diciendo: Así dice el Señor, Dios de Israel, acerca de ti, oh Baruc: “Tú dijiste: ‘¡Ay, infeliz de mí!, porque el Señor ha añadido tristeza a mi dolor. Cansado estoy de gemir y no he hallado reposo.’” Así le dirás: “Así dice el Señor: ‘He aquí, lo que he edificado, lo derribo, y lo que he plantado, lo arranco, es decir, toda esta[af] tierra.’ “Pero tú, ¿buscas para ti grandes cosas? No las busques; porque he aquí, voy a traer calamidad sobre toda carne” —declara el Señor— “pero a ti te daré tu vida por botín en todos los lugares adonde vayas.”

Profecía sobre Egipto

46:1 Palabra del Señor que vino al profeta Jeremías acerca de las naciones. A Egipto, acerca del ejército de Faraón Necao, rey de Egipto, que estaba junto al río Eufrates en Carquemis, al cual derrotó Nabucodonosor, rey de Babilonia, en el año cuarto de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá:

Preparad escudo y broquel,
y avanzad hacia la batalla.
Aparejad los caballos,
montad los corceles[ag]
y presentaos con los yelmos puestos.
Bruñid las lanzas,
vestíos las corazas.
¿Pero qué es lo que veo?
Están aterrados,
retroceden,
y sus valientes están deshechos;
en la huida buscan refugio
sin mirar atrás.
Hay terror por todas partes[ah]
—declara el Señor.
Que no huya el ligero,
ni escape el poderoso;
en el norte, junto al río Eufrates,
han tropezado y caído.
¿Quién es éste que sube como el Nilo,
cuyas aguas se agitan como ríos?
Egipto sube como el Nilo,
cuyas aguas se agitan como ríos,
pero El ha dicho: Subiré y cubriré esa tierra;
ciertamente destruiré la ciudad y sus habitantes.
Subid, caballos, y corred furiosos[ai], carros,
para que avancen los poderosos:
Etiopía[aj] y Put[ak], que manejan escudo,
y los de Lud[al], que manejan y entesan el arco.
10 Porque aquel día es para el Señor, Dios[am] de los ejércitos,
día de venganza, para vengarse de sus enemigos;
la espada devorará y se saciará
y se empapará con su sangre;
pues habrá una matanza[an] para el Señor, Dios[ao] de los ejércitos,
en la tierra del norte, junto al río Eufrates.
11 Sube a Galaad y consigue bálsamo,
virgen, hija de Egipto.
En vano has multiplicado los remedios[ap];
no hay curación para ti.
12 Han oído las naciones de tu afrenta,
y tu clamor llena la tierra;
porque guerrero con guerrero ha tropezado,
y a una han caído ambos.

13 Palabra que el Señor habló al profeta Jeremías acerca de la venida de Nabucodonosor, rey de Babilonia, para herir la tierra de Egipto:

14 Anunciad en Egipto y hacedlo oír en Migdol,
hacedlo oír también en Menfis[aq] y en Tafnes;
decid: “Ponte en pie y prepárate,
porque la espada ha devorado a los que te rodean.”
15 ¿Por qué han quedado postrados tus valientes?
No se mantienen en pie porque el Señor los ha derribado.
16 Han tropezado muchas veces;
en verdad, han caído uno sobre otro.
Entonces dijeron: “Levántate y volvamos
a nuestro pueblo y a nuestra tierra natal,
ante la espada opresora[ar].”
17 Allí gritaron: “Faraón, rey de Egipto, es sólo un gran ruido[as];
ha dejado pasar el tiempo señalado.”
18 Vivo yo —declara el Rey
cuyo nombre es el Señor de los ejércitos—
que ciertamente como se destaca el Tabor entre los montes,
o el Carmelo junto al mar, uno ha de venir.
19 Prepara tu equipaje para el destierro,
hija que moras en Egipto,
porque Menfis[at] será convertida en desolación,
incendiada y despoblada.
20 Novilla hermosa es Egipto,
mas un tábano[au] del norte viene; ya viene.
21 Sus mercenarios también son en medio de ella
como becerros engordados[av];
porque también ellos se han vuelto atrás,
y a una han huido, no resistieron;
porque el día de su ruina ha venido sobre ellos,
la hora de su castigo.
22 Se oye[aw] su sonido como el de una serpiente,
pues el enemigo avanza como un ejército[ax];
con hachas, como leñadores, vienen contra ella.
23 Talan su bosque —declara el Señor
aunque sea impenetrable,
aunque sean[ay] más numerosos que las langostas,
innumerables.
24 Es avergonzada la hija de Egipto,
es entregada al poder[az] del pueblo del norte.

25 Dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí, castigaré a Amón de Tebas, a Faraón y a Egipto junto con sus dioses y sus reyes; a Faraón y a los que en él confían. 26 Y los entregaré en manos de los que buscan su vida, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en manos de su siervo. Mas después será habitado como en los días de antaño —declara el Señor.

27 Pero tú no temas, siervo mío Jacob,
ni te atemorices, Israel;
porque he aquí, te salvaré de lugar remoto,
y a tu descendencia[ba] de la tierra de su cautiverio.
Y volverá Jacob, y estará tranquilo
y seguro, y nadie lo atemorizará.
28 Tú no temas, siervo mío Jacob —declara el Señor
porque yo estoy contigo;
pues acabaré con todas las naciones
adonde te he expulsado,
pero no acabaré contigo,
sino que te castigaré con justicia;
de ninguna manera te dejaré sin castigo.

Notas al pie:

  1. Jeremías 43:4 O, príncipes
  2. Jeremías 43:5 O, príncipes
  3. Jeremías 43:6 Lit., hijo
  4. Jeremías 43:9 Lit., tu mano
  5. Jeremías 43:9 O, enladrillado
  6. Jeremías 43:9 Lit., de la casa
  7. Jeremías 43:9 Lit., hombres
  8. Jeremías 43:12 Así en algunas versiones antiguas; en el T.M., yo prenderé
  9. Jeremías 43:12 Lit., las casas
  10. Jeremías 43:12 Lit., y los
  11. Jeremías 43:13 O, columnas de piedra
  12. Jeremías 43:13 Heb., Bet-semes, i.e., la casa del dios-sol
  13. Jeremías 43:13 Lit., las casas
  14. Jeremías 44:1 O, Nof
  15. Jeremías 44:3 O, incienso, y así en el resto del cap.
  16. Jeremías 44:4 Lit., madrugando y enviando
  17. Jeremías 44:10 Lit., quebrantado
  18. Jeremías 44:12 Lit., puesto su rostro para
  19. Jeremías 44:14 Lit., levantan su alma
  20. Jeremías 44:16 Lit., a la palabra
  21. Jeremías 44:17 O, para quemar
  22. Jeremías 44:17 Lit., pan
  23. Jeremías 44:19 Lit., para hacer una imagen de ella
  24. Jeremías 44:21 Lit., corazón
  25. Jeremías 44:25 Lit., Israel, diciendo
  26. Jeremías 44:25 Lit., Ciertamente afirmad
  27. Jeremías 44:26 Lit., Por tanto
  28. Jeremías 44:26 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor
  29. Jeremías 44:27 Lit., lleguen a su fin
  30. Jeremías 44:28 Lit., hombres contados
  31. Jeremías 45:1 Lit., de la boca
  32. Jeremías 45:4 Lit., la
  33. Jeremías 46:4 O, subid, jinetes
  34. Jeremías 46:5 Heb., Magor-missabib
  35. Jeremías 46:9 Lit., andad como locos
  36. Jeremías 46:9 Heb., Cush
  37. Jeremías 46:9 I.e., Libia (o, Somalia)
  38. Jeremías 46:9 Heb., Ludim
  39. Jeremías 46:10 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor
  40. Jeremías 46:10 O, un sacrificio
  41. Jeremías 46:10 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor
  42. Jeremías 46:11 Lit., las curaciones
  43. Jeremías 46:14 O, Nof
  44. Jeremías 46:16 O, del opresor
  45. Jeremías 46:17 Algunas versiones antiguas dicen: Llamad el nombre de Faraón un gran ruido
  46. Jeremías 46:19 O, Nof
  47. Jeremías 46:20 O posiblemente, mosquito
  48. Jeremías 46:21 Lit., del establo
  49. Jeremías 46:22 Lit., camina
  50. Jeremías 46:22 O, con fuerza
  51. Jeremías 46:23 I.e., los árboles del bosque, los egipcios
  52. Jeremías 46:24 Lit., en mano
  53. Jeremías 46:27 Lit., simiente

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Jeremías y el gobernador Gedalías

Jeremías 40-42

9781586403546

Jeremías y el gobernador Gedalías

40:1 Palabra que vino a Jeremías de parte del Señor después que Nabuzaradán, capitán de la guardia, lo había dejado libre en Ramá, cuando lo había tomado estando él encadenado entre todos los desterrados de Jerusalén y Judá que iban deportados a Babilonia. Tomó, pues, el capitán de la guardia a Jeremías, y le dijo: El Señor tu Dios decretó esta calamidad contra este lugar, y el Señor la ha traído y hecho tal como había dicho. Porque vosotros pecasteis contra el Señor y no escuchasteis su voz, por tanto os ha sucedido esto. Mas ahora, he aquí, hoy te libro de las cadenas que están en tus manos. Si te parece bien[a] venir conmigo a Babilonia, ven, y yo te cuidaré[b]; pero si te parece mal[c] venir conmigo a Babilonia, no te preocupes[d]. Mira, toda la tierra está delante de ti; ve adonde mejor y más conveniente te parezca ir. Como Jeremías aun no se volvía, le dijo: Vuelve a Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, a quien el rey de Babilonia ha puesto para gobernar sobre las ciudades de Judá, y quédate con él en medio del pueblo; y si no, ve adonde te parezca más conveniente ir. Entonces el capitán de la guardia le dio una ración de alimentos y un regalo, y lo dejó ir. Jeremías fue entonces a Gedalías, hijo de Ahicam, en Mizpa, y se quedó con él en medio del pueblo que había quedado en la tierra. Y todos los capitanes[e] de las tropas que estaban en el campo, ellos y sus hombres, oyeron que el rey de Babilonia había puesto a Gedalías, hijo de Ahicam, para gobernar la tierra, y que le había encomendado los hombres, mujeres y niños y los más pobres de la tierra que no habían sido deportados a Babilonia. Fueron, pues, a Gedalías en Mizpa, junto con Ismael, hijo de Netanías, y Johanán y Jonatán, hijos de Carea, y Seraías, hijo de Tanhumet, y los hijos de Efai netofatita, y Jezanías, hijo de un maacateo, ellos y sus hombres. Entonces Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, les juró a ellos y a sus hombres, diciendo: No temáis servir a los caldeos; quedaos en la tierra y servid al rey de Babilonia, y os irá bien. 10 Y he aquí, por mi parte, yo me quedaré en Mizpa para estar en lugar vuestro delante de los caldeos que vengan a nosotros; pero en cuanto a vosotros, recoged vino y frutos de verano y aceite, y guardadlos[f] en vuestras vasijas, y habitad en vuestras ciudades que habéis tomado. 11 Asimismo todos los judíos que estaban en Moab, y entre los hijos de Amón, y en Edom, y los que estaban en todos los demás países, oyeron que el rey de Babilonia había dejado un remanente en Judá y que había puesto para gobernar sobre ellos a Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán. 12 Entonces todos los judíos regresaron de todos los lugares adonde habían sido dispersados, y vinieron a la tierra de Judá, a Gedalías en Mizpa, y recogieron vino y frutos de verano en gran abundancia.

13 Y Johanán, hijo de Carea, y todos los capitanes de las tropas que estaban en el campo vinieron a Gedalías en Mizpa, 14 y le dijeron: ¿Sabes que Baalis, rey de los hijos de Amón, ha enviado a Ismael, hijo de Netanías, para quitarte la vida? Pero Gedalías, hijo de Ahicam, no les creyó. 15 Entonces Johanán, hijo de Carea, habló en secreto a Gedalías en Mizpa, diciendo: Déjame ir a matar a Ismael, hijo de Netanías, y nadie lo sabrá. ¿Por qué te ha de quitar la vida y se dispersen asítodos los judíos que se han reunido en torno a ti, y perezca el remanente de Judá?16 Pero Gedalías, hijo de Ahicam, dijo a Johanán, hijo de Carea: No hagas eso, porque es mentira lo que dices de Ismael.

Gedalías asesinado

41:1 Y en[g] el mes séptimo fue Ismael, hijo de Netanías, hijo de Elisama, de la familia[h] real, y uno de los oficiales principales del rey, junto con diez hombres, adonde estaba Gedalías, hijo de Ahicam, en Mizpa. Y mientras comían pan juntosallí en Mizpa, se levantó Ismael, hijo de Netanías, y los diez hombres que estaban con él, e hirieron a espada a Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, y mataron al que el rey de Babilonia había puesto para gobernar sobre la tierra.Ismael mató también a todos los judíos que estaban con él, es decir, con Gedalías, en Mizpa, y a los hombres de guerra caldeos que se encontraban allí.

Y sucedió que al siguiente[i] día del asesinato de Gedalías, cuando nadie lo sabíaaún, ochenta hombres vinieron de Siquem, de Silo y de Samaria, con las barbas rapadas, las vestiduras rasgadas y cubiertos de incisiones[j], y con ofrendas de cereal e incienso en sus manos, para llevarlos a la casa del Señor. Entonces Ismael, hijo de Netanías, salió a su encuentro desde Mizpa, llorando mientras iba; y[k] cuando los encontró, les dijo: Venid a Gedalías, hijo de Ahicam. Y sucedió que cuando entraron en[l] la ciudad, Ismael, hijo de Netanías, y los hombres que con él estaban, los degollaron y los echaron en la cisterna. Pero diez hombres que se encontraban entre ellos, dijeron a Ismael: No nos mates; pues tenemos escondidos en el campo, depósitos de trigo, cebada, aceite y miel. Y él se contuvo y no los mató como a sus compañeros. Y la cisterna donde Ismael había echado todos los cadáveres de los hombres que él había matado por causa[m] de Gedalías, era la que el rey Asa había hecho por causa de Baasa, rey de Israel; Ismael, hijo de Netanías, la llenó de muertos. 10 Después Ismael tomó cautivo a todo el resto del pueblo que estaba en Mizpa, a las hijas del rey y a todo el pueblo que había quedado en Mizpa, a los cuales Nabuzaradán, capitán de la guardia, había puesto bajo el mando de Gedalías, hijo de Ahicam. Los tomó, pues, cautivos Ismael, hijo de Netanías, y fue a pasarse a los hijos de Amón.

11 Y oyó Johanán, hijo de Carea, y todos los capitanes de las tropas que estaban con él de todo el mal que había hecho Ismael, hijo de Netanías. 12 Entonces tomaron a todos sus hombres y fueron a pelear contra Ismael, hijo de Netanías, y lo encontraron junto al gran estanque[n] que está en Gabaón. 13 Y sucedió que cuando todo el pueblo que estaba con Ismael vio a Johanán, hijo de Carea, y a los capitanes de las tropas que estaban con él, se alegraron. 14 Y todo el pueblo al que Ismael llevaba cautivo a Mizpa dio la vuelta y regresó y se fue con Johanán, hijo de Carea. 15 Pero Ismael, hijo de Netanías, escapó de Johanán con ocho hombres y se fue con los hijos de Amón. 16 Entonces Johanán, hijo de Carea, y todos los capitanes de las tropas que estaban con él tomaron de Mizpa a todo el resto del pueblo que él había recobrado[o] de Ismael, hijo de Netanías, después que éste había matado a Gedalías, hijo de Ahicam, es decir, a los hombres de guerra, las mujeres, los niños y los eunucos, que había traído de Gabaón. 17 Y fueron y se quedaron en Gerut-quimam[p], que está junto a Belén, a fin de ir y entrar en Egipto, 18 a causa de los caldeos, porque les temían, ya que Ismael, hijo de Netanías, había matado a Gedalías, hijo de Ahicam, a quien el rey de Babiloniahabía puesto para gobernar la tierra.

Jeremías se opone a la huida a Egipto

42:1 Entonces se acercaron todos los capitanes[q] de las tropas, Johanán, hijo de Carea, Jezanías, hijo de Osaías, y todo el pueblo desde el menor hasta el mayor,y dijeron al profeta Jeremías: Llegue[r] ahora ante ti nuestra súplica, y ruega alSeñor tu Dios por nosotros, por todo este remanente, porque quedamos pocos de muchos que éramos, como pueden ver tus ojos, para que el Señor tu Dios nos indique el camino por donde debemos ir y lo que debemos hacer. Entonces el profeta Jeremías les dijo: Os he oído. He aquí, voy a orar al Señor vuestro Dios conforme a vuestras palabras, y[s] todas las palabras que el Señor os responda, yo os las declararé. No os ocultaré palabra alguna. Y ellos dijeron a Jeremías: Que el Señor sea un testigo veraz y fiel contra nosotros si no obramos conforme a toda palabra que el Señor tu Dios te mande para nosotros. Sea buena o mala, escucharemos la voz del Señor nuestro Dios a quien te enviamos, para que nos vaya bien cuando escuchemos la voz del Señor nuestro Dios.

Y sucedió que al cabo de diez días, vino la palabra del Señor a Jeremías.Entonces llamó a Johanán, hijo de Carea, y a todos los capitanes[t] de las tropas que estaban con él, y a todo el pueblo desde el menor hasta el mayor, y les dijo: Así dice el Señor, Dios de Israel, a quien me enviasteis para presentar delante de El vuestra súplica: 10 “Si os quedáis en esta tierra, entonces os edificaré y no os derribaré, os plantaré y no os arrancaré, porque estoy arrepentido del[u] mal que os he hecho. 11 “No temáis al rey de Babilonia, a quien teméis; no le temáis” —declara el Señor— “porque yo estoy con vosotros para salvaros y libraros de su mano. 12 “También tendré compasión de vosotros, para que él tenga compasión de vosotros y os restaure a vuestra tierra. 13 “Pero si decís: ‘No nos quedaremos en esta tierra’, no obedeciendo así la voz del Señor vuestro Dios, 14 diciendo: ‘No, sino que iremos a la tierra de Egipto, donde no veremos guerra, ni oiremos el sonido de la trompeta, ni tendremos hambre de pan, y allí nos quedaremos’; 15 en este caso[v], oíd la palabra del Señor, remanente de Judá. Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: ‘Si os obstináis en[w] entrar en Egipto, y entráis para residir allí, 16 entonces sucederá que la espada que vosotros teméis, os alcanzará allí en la tierra de Egipto, y el hambre que os preocupa, os seguirá de cerca allí enEgipto, y allí moriréis. 17 ‘Así pues, todos los hombres que se obstinen en[x] ir a Egipto para residir allí, morirán a espada, de hambre y de pestilencia; no les quedará sobreviviente ni quien escape del mal que voy a traer sobre ellos.’”

18 Porque así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Como se derramó mi ira y mi furor sobre los habitantes de Jerusalén, así se derramará mi furor sobre vosotros cuando entréis en Egipto. Y seréis motivo de maldición, de horror, de imprecación y de oprobio; y no veréis más este lugar. 19 El Señor os ha hablado, remanente de Judá: No entréis en Egipto. Sabedlo bien, que hoy lo he declarado contra vosotros. 20 Porque os engañáis a vosotros mismos[y], pues fuisteis vosotros los que me enviasteis al Señor vuestro Dios, diciendo: Ruega por nosotros al Señor nuestro Dios, y lo que el Señor nuestro Dios diga, nos lo haces saber y lo haremos. 21 Y hoy os lo he declarado, pero no habéis escuchado la voz del Señor vuestro Dios, ni en cosa alguna de lo que El me ha enviado a deciros.22 Ahora pues, sabedlo bien, que moriréis a espada, de hambre y de pestilencia en el lugar adonde deseáis ir a residir.

Notas al pie:

  1. Jeremías 40:4 Lit., Si está bien ante tus ojos
  2. Jeremías 40:4 Lit., y pondré en ti mis ojos
  3. Jeremías 40:4 Lit., si está mal ante tus ojos
  4. Jeremías 40:4 Lit., déjalo
  5. Jeremías 40:7 O, príncipes
  6. Jeremías 40:10 Lit., ponedlos
  7. Jeremías 41:1 Lit., Y sucedió que
  8. Jeremías 41:1 Lit., simiente
  9. Jeremías 41:4 Lit., segundo
  10. Jeremías 41:5 Lit., habiéndose sajado
  11. Jeremías 41:6 Lit., y sucedió que
  12. Jeremías 41:7 Lit., en medio de
  13. Jeremías 41:9 O, mano
  14. Jeremías 41:12 Lit., a las grandes aguas
  15. Jeremías 41:16 Lit., hecho volver
  16. Jeremías 41:17 O, la posada de Quimam
  17. Jeremías 42:1 O, príncipes
  18. Jeremías 42:2 Lit., Caiga
  19. Jeremías 42:4 Lit., Y sucederá que
  20. Jeremías 42:8 O, príncipes
  21. Jeremías 42:10 O, porque habré cambiado de opinión sobre el
  22. Jeremías 42:15 Lit., ahora, pues
  23. Jeremías 42:15 Lit., ponéis vuestro rostro para
  24. Jeremías 42:17 Lit., pongan su rostro para
  25. Jeremías 42:20 O, habéis errado en vuestras almas
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Jeremías encarcelado

Jeremías 37-39

9781586403546

Jeremías encarcelado

 

37:1 Y Sedequías, hijo de Josías, a quien Nabucodonosor, rey de Babilonia, había hecho rey en la tierra de Judá, reinó en lugar de Conías, hijo de Joacim. Pero ni él, ni sus siervos, ni el pueblo de la tierra escucharon las palabras que el Señor había hablado por medio[a] del profeta Jeremías.

Y el rey Sedequías envió a Jucal, hijo de Selemías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, a decir al profeta Jeremías: Ruega ahora por nosotros al Señornuestro Dios. Y Jeremías entraba y salía en medio del pueblo, porque todavía no lo habían puesto en la cárcel. Entretanto, el ejército de Faraón había salido de Egipto, y cuando los caldeos que tenían sitiada a Jerusalén oyeron la noticia acerca de ellos, levantaron el sitio de Jerusalén.

Entonces vino la palabra del Señor al profeta Jeremías, diciendo: Así dice elSeñor, Dios de Israel: “Así diréis al rey de Judá, que os envió a mí para consultarme: ‘He aquí, el ejército de Faraón que salió en vuestra ayuda, volverá a su tierra de Egipto. ‘Y volverán los caldeos y pelearán contra esta ciudad, la capturarán y le prenderán fuego.’” Así dice el Señor: “No os engañéis, diciendo: ‘Ciertamente los caldeos se apartarán de nosotros’, porque no se apartarán.10 “Pues aunque hubierais derrotado a todo el ejército de los caldeos que peleaba contra vosotros, y sólo quedaran heridos entre ellos, se levantaría cada uno en su tienda, y prenderían fuego a esta ciudad.”

11 Y sucedió que cuando el ejército de los caldeos levantó el sitio de Jerusalén por causa del ejército de Faraón, 12 Jeremías salió de Jerusalén para ir a la tierra de Benjamín a tomar allí posesión de una propiedad[b] en el pueblo. 13 Estando él a la puerta de Benjamín, había allí un capitán de la guardia que se llamaba Irías, hijo de Selemías, hijo de Hananías, el cual apresó al profeta Jeremías, diciendo: Tú vas a pasarte a[c] los caldeos. 14 Pero Jeremías dijo: ¡No es verdad! No voy a pasarme a[d] los caldeos. Sin embargo él no le hizo caso. Apresó, pues, Irías a Jeremías y lo llevó a los oficiales. 15 Y los oficiales se enojaron contra Jeremías y lo azotaron, y lo encarcelaron en la casa del escriba Jonatán, la cual habían convertido en prisión. 16 Entró, pues, Jeremías en el calabozo[e], es decir, en la celda abovedada; allí permaneció Jeremías muchos días.

17 Y el rey Sedequías envió a sacarlo[f], y en su palacio el rey le preguntó secretamente, y le dijo: ¿Hay palabra del Señor? Y Jeremías respondió: La hay. Y añadió: En manos del rey de Babilonia serás entregado. 18 Dijo también Jeremías al rey Sedequías: ¿En qué he pecado contra ti, o contra tus siervos, o contra este pueblo para que me hayas puesto en prisión? 19 ¿Dónde, pues, están vuestros profetas que os profetizaban, diciendo: “El rey de Babilonia no vendrá contra vosotros, ni contra esta tierra”? 20 Mas ahora, te ruego que escuches, oh rey mi señor; venga[g] ahora mi súplica delante de ti, y no me hagas volver a la casa del escriba Jonatán, no sea que muera yo allí. 21 Entonces el rey Sedequías ordenó que pusieran a Jeremías en el patio de la guardia y le dieran una torta de pan al día de la calle de los panaderos, hasta que se acabara todo el pan en la ciudad. Y permaneció Jeremías en el patio de la guardia.

Jeremías en la cisterna

38:1 Y oyeron Sefatías, hijo de Matán, Gedalías, hijo de Pasur, Jucal, hijo de Selemías, y Pasur, hijo de Malquías, las palabras que Jeremías hablaba a todo el pueblo, diciendo: Así dice el Señor: “El que se quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre o de pestilencia, pero el que se pase a los caldeos, vivirá y tendrá su vida por botín y seguirá viviendo.” Así dice el Señor: “Ciertamente esta ciudad será entregada en manos del ejército del rey de Babilonia, y él la tomará.”Entonces dijeron los oficiales al rey: Den muerte ahora a este hombre, porque él desanima a[h] los hombres de guerra que quedan en esta ciudad y a[i] todo el pueblo diciéndoles tales palabras; pues este hombre no busca el bien de este pueblo, sino el mal. Y el rey Sedequías dijo: He aquí, él está en vuestras manos; pues el rey nada puede hacer contra vosotros. Tomando ellos a Jeremías, lo echaron en la cisterna de Malaquías, hijo del rey, que había en el patio de la guardia, y bajaron a Jeremías con cuerdas. En la cisterna no había agua, sino lodo, y Jeremías se hundió en el lodo. Al oír Ebed-melec el etíope, eunuco[j] del palacio[k] del rey, que habían echado a Jeremías en la cisterna, estando el rey sentado a la puerta de Benjamín, salió Ebed-melec del palacio real y habló al rey, diciendo: Oh rey, mi señor, estos hombres han obrado mal en todo lo que han hecho al profeta Jeremías echándolo en la cisterna; morirá[l] donde está a causa del hambre, porque no hay más pan en la ciudad. 10 Entonces el rey ordenó al etíope Ebed-melec, diciendo: Toma bajo tu mando[m] tres[n] hombres de aquí, y saca al profeta Jeremías de la cisterna antes que muera. 11 Ebed-melec tomó a los hombres bajo su mando[o], entró en el palacio del rey al lugar debajo del cuarto del tesoro[p] y tomó de allí ropas raídas y trapos viejos, y con sogas los bajó a Jeremías en la cisterna. 12 Y el etíope Ebed-melec dijo a Jeremías: Ponte ahora estas ropas raídas y trapos bajo tus brazos, debajo de las sogas; y así lo hizo Jeremías. 13 Tiraron de Jeremías con las sogas y lo subieron de la cisterna. Y quedó Jeremías en el patio de la guardia.

El rey consulta a Jeremías

14 Entonces el rey Sedequías mandó traer ante sí al profeta Jeremías a la entrada tercera que había en la casa del Señor; y dijo el rey a Jeremías: Voy a preguntarte una cosa; no me ocultes nada. 15 Y Jeremías dijo a Sedequías: Si te la hago saber, ¿no es cierto que me matarás? Y si te doy un consejo, no me escucharás. 16 Pero el rey Sedequías juró en secreto a Jeremías, diciendo: Vive el Señor, que nos dio esta vida[q], que ciertamente no te mataré ni te entregaré en manos de esos hombres que buscan tu vida[r].

17 Y Jeremías dijo a Sedequías: Así dice el Señor, Dios de los ejércitos, el Dios de Israel: “Si en verdad te pasas[s] a los oficiales del rey de Babilonia, entonces vivirás[t], y esta ciudad no será incendiada, y vivirás, tú y tu casa. 18 Pero si no te pasas[u] a los oficiales del rey de Babilonia, esta ciudad será entregada en manos de los caldeos; ellos la incendiarán y tú no escaparás de su mano.” 19 Entonces dijo el rey Sedequías a Jeremías: Tengo temor de los judíos que se han pasado a[v]los caldeos, no sea que me entreguen en sus manos y me maltraten. 20 Pero Jeremías dijo: No te entregarán. Te ruego que escuches la voz del Señor en lo que te digo, y te irá bien y vivirás[w]. 21 Mas si sigues rehusando pasarte, esta es la palabra que el Señor me ha mostrado: 22 “He aquí, todas las mujeres que quedan en el palacio del rey de Judá, serán llevadas a los oficiales[x] del rey de Babilonia, y ellas dirán:

‘Te han engañado y han prevalecido contra ti;
tus buenos amigos[y],
mientras tus pies estaban hundidos en el lodo,
se volvieron atrás.’

23 “Y todas tus mujeres y tus hijos serán llevados a los caldeos, y tú no escaparás de sus manos, sino que serás apresado por la mano del rey de Babilonia, y esta ciudad será incendiada.”

24 Entonces Sedequías dijo a Jeremías: Que nadie sepa de estas palabras, y no morirás. 25 Pero si los oficiales se enteran de que he hablado contigo, y vienen a ti y te dicen: “Dinos ahora lo que dijiste al rey y lo que el rey te dijo, no nos loocultes, y no te mataremos”, 26 tú les dirás: “Presentaba al rey mi súplica de que no me hiciera volver a la casa de Jonatán, a morir allí.” 27 Luego vinieron todos los oficiales a Jeremías y lo interrogaron. Y él les informó conforme a todas estas palabras que el rey le había ordenado; y no volvieron a preguntarle, ya que de la conversación no se sabía nada[z]. 28 Así Jeremías quedó en el patio de la guardiahasta el día en que Jerusalén fue tomada.

Caída de Jerusalén

39:1 [aa]Y aconteció que Jerusalén fue tomada [ab]en el año noveno de Sedequías, rey de Judá, en el décimo mes, cuando vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejército contra Jerusalén, y la sitiaron. En el año undécimo de Sedequías, en el mes cuarto, a los nueve días del mes, se abrió brecha en el murode la ciudad. Y entraron todos los oficiales del rey de Babilonia y se sentaron en la puerta Central: Nergal-sarezer, Samgar-nebo, Sarse-quim el Rabsaris[ac], Nergal-sarezer el Rabmag[ad] y todos los demás oficiales del rey de Babilonia. Y sucedió que cuando los vieron Sedequías, rey de Judá, y todos los hombres de guerra, huyeron y salieron de la ciudad de noche por el camino del jardín del rey, por la puerta entre los dos muros; y se fueron[ae] por el camino del Arabá[af]. Pero el ejército de los caldeos los persiguió, y alcanzaron a Sedequías en los llanos[ag] de Jericó; lo apresaron y lo llevaron a Ribla en la tierra de Hamat, donde Nabucodonosor, rey de Babilonia, dictó sentencia contra él. Entonces el rey de Babilonia degolló a los hijos de Sedequías ante sus ojos en Ribla; también el rey de Babilonia degolló a todos los nobles de Judá. Después sacó los ojos a Sedequías y lo ató con grillos de bronce para llevarlo a Babilonia. Y los caldeos prendieron fuego al palacio[ah] del rey y a las casas del pueblo y derribaron los muros de Jerusalén. Y en cuanto al resto del pueblo que quedaba en la ciudad, a los desertores que se habían pasado[ai] a él, y los demás del pueblo que quedaban, Nabuzaradán, capitán de la guardia, los llevó cautivos a Babilonia.10 Pero a algunos de los más pobres del pueblo que no tenían nada, Nabuzaradán, capitán de la guardia, los dejó en la tierra de Judá, y aquel día les dio viñas y campos.

11 Y dio órdenes Nabucodonosor, rey de Babilonia, a[aj] Nabuzaradán, capitán de la guardia, respecto a Jeremías, diciendo: 12 Tómalo y vela por él[ak], y no le hagas daño alguno; sino que harás con él conforme a lo que él mismo te diga.13 Entonces dio[al] órdenes Nabuzaradán, capitán de la guardia, juntamente con Nebusazbán el Rabsaris[am], y Nergal-sarezer el Rabmag[an], y todos los oficiales principales del rey de Babilonia; 14 y enviaron a sacar a Jeremías del patio de la guardia y lo pusieron al cuidado de Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, para que lo llevara a casa. Y se quedó en medio del pueblo.

15 Y la palabra del Señor había venido a Jeremías mientras estaba detenido en el patio de la guardia, diciendo: 16 Ve y habla al etíope Ebed-melec, diciendo: “Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: ‘He aquí, traigo mis palabras sobre esta ciudad para mal y no para bien; y se cumplirán delante de ti en aquel día.17 ‘Pero yo te libraré en aquel día’ —declara el Señor— ‘y no serás entregado en manos de los hombres que temes. 18 ‘Porque ciertamente te libraré, y no caerás a espada; antes bien, tendrás tu vida por botín, porque confiaste en mí’ —declara elSeñor.”

Notas al pie:

  1. Jeremías 37:2 Lit., mano
  2. Jeremías 37:12 O, parte en la división
  3. Jeremías 37:13 Lit., caer con
  4. Jeremías 37:14 Lit., caer con
  5. Jeremías 37:16 Lit., la casa de la cisterna
  6. Jeremías 37:17 Lit., envió y lo tomó
  7. Jeremías 37:20 Lit., caiga
  8. Jeremías 38:4 Lit., debilita las manos de
  9. Jeremías 38:4 Lit., las manos de
  10. Jeremías 38:7 U, oficial
  11. Jeremías 38:7 Lit., casa, y así en el resto del cap.
  12. Jeremías 38:9 En el T.M., ha muerto
  13. Jeremías 38:10 Lit., en tu mano
  14. Jeremías 38:10 Así en un ms.; en el texto heb., treinta
  15. Jeremías 38:11 Lit., mano
  16. Jeremías 38:11 O, despensa
  17. Jeremías 38:16 Lit., hizo esta alma
  18. Jeremías 38:16 Lit., hizo esta alma
  19. Jeremías 38:17 Lit., sales
  20. Jeremías 38:17 Lit., tu alma vivirá
  21. Jeremías 38:18 Lit., no sales
  22. Jeremías 38:19 Lit., caído con
  23. Jeremías 38:20 Lit., y tu alma viva
  24. Jeremías 38:22 O, príncipes
  25. Jeremías 38:22 Lit., los hombres de tu paz
  26. Jeremías 38:27 Lit., la palabra no se había oído
  27. Jeremías 39:1 En el texto heb., cap. 38:28b
  28. Jeremías 39:1 En el texto heb., cap. 39:1
  29. Jeremías 39:3 I.e., oficial principal
  30. Jeremías 39:3 I.e., título de un alto oficial
  31. Jeremías 39:4 Lit., y salió; veáse cap. 52:7
  32. Jeremías 39:4 I.e., valle del Jordán
  33. Jeremías 39:5 Lit., el Arabá
  34. Jeremías 39:8 Lit., casa
  35. Jeremías 39:9 Lit., caídos que habían caído
  36. Jeremías 39:11 O, por mano de
  37. Jeremías 39:12 Lit., pon tus ojos en él
  38. Jeremías 39:13 Lit., envió
  39. Jeremías 39:13 I.e., oficial principal
  40. Jeremías 39:13 I.e., título de un alto oficial
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Promesas de restauración

Jeremías 33-36

9781586403546

Promesas de restauración

33:1 Vino la palabra del Señor a Jeremías por segunda vez, mientras él estaba aún detenido[a] en el patio de la guardia, diciendo: Así dice el Señor que hizo la tierra[b], el Señor que la formó para establecerla; el Señor es su nombre: “Clama a mí, y yo te responderé y te revelaré cosas grandes e inaccesibles, que tú no conoces.” Porque así dice el Señor, Dios de Israel, acerca de las casas de esta ciudad y acerca de las casas de los reyes de Judá que han sido derribadas para hacer defensas contra los terraplenes de asalto y contra la espada: “Mientras ellos vienen a pelear contra los caldeos y a llenarlas con los cadáveres de los hombres que herí en mi ira y en mi furor, pues yo había escondido mi rostro de esta ciudad a causa de toda su maldad, he aquí, yo le traeré salud y sanidad; los sanaré y les revelaré abundancia de paz y de verdad. “Restauraré el bienestar[c]de Judá y el bienestar[d] de Israel y los reedificaré como eran al principio. “Los limpiaré de toda la maldad que cometieron contra mí, y perdonaré todas las iniquidades con que pecaron contra mí y con las que se rebelaron contra mí. “Yla ciudad será para mí un nombre de gozo, de alabanza y de gloria ante todas las naciones de la tierra, que oirán de todo el bien que yo le hago, y temerán y temblarán a causa de todo el bien y de toda la paz que yo le doy[e].”

10 Así dice el Señor: “En este lugar, del cual decís vosotros: ‘Es una desolación, sin hombres y sin animales’, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén que están desoladas, sin hombres, sin habitantes y sin animales, se oirá de nuevo11 voz de gozo y voz de alegría, la voz del novio y la voz de la novia, la voz de los que dicen:

‘Dad gracias al Señor de los ejércitos,
porque el Señor es bueno,
porque para siempre es su misericordia’;

y de los que traen ofrenda de acción de gracias a la casa del Señor. Porque restauraré el bienestar[f] de esta[g] tierra como fueron al principio” —dice el Señor.

12 Así dice el Señor de los ejércitos: “En este lugar desolado, sin hombres y sin animales, y en todas sus ciudades, habrá de nuevo morada[h] de pastores que hagan descansar sus rebaños. 13 “En las ciudades de la región montañosa, en las ciudades de la llanura, en las ciudades del Neguev[i], en la tierra de Benjamín, en los alrededores de Jerusalén y en las ciudades de Judá, volverán a pasar las ovejas bajo las manos del que las cuenta” —declara el Señor.

14 “He aquí, vienen días” —declara el Señor— “en que cumpliré la buena palabra que he hablado a la casa de Israel y a la casa de Judá. 15 “En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar de David un Renuevo justo, y El hará juicio y justicia en la tierra. 16 “En aquellos días estará a salvo Judá, y Jerusalén morará segura, y estees el nombre con el cual será llamada: el Señor, justicia nuestra.” 17 Porque así dice el Señor: “Nunca le faltará a David[j] quien se siente sobre el trono de la casa de Israel; 18 y a los sacerdotes levitas nunca les faltará[k] quien en presencia mía ofrezca holocausto, queme ofrendas de cereal y prepare sacrificios todos los días.”

19 Y vino palabra del Señor a Jeremías, diciendo: 20 Así dice el Señor: “Si pudierais romper mi pacto con el día y mi pacto con la noche, de modo que el día y la noche no vinieran a su tiempo, 21 entonces también se podría romper mi pacto con mi siervo David, y él no tendría hijo para reinar sobre su trono con los sacerdotes levitas, mis ministros. 22 “Como no se puede contar el ejército del cielo, ni se puede medir la arena del mar, así multiplicaré la descendencia[l] de mi siervo David y de los levitas que me sirven.”

23 Y vino palabra del Señor a Jeremías, diciendo: 24 ¿No has observado lo que este pueblo ha hablado, diciendo: “Las dos familias que el Señor escogió, las ha desechado”? Desprecian a mi pueblo, ya no son una nación ante sus ojos[m]. 25 Así dice el Señor: “Si no permanece mi pacto con el día y con la noche, y si no he establecido las leyes[n] del cielo y de la tierra, 26 entonces[o] desecharé la descendencia[p] de Jacob y de mi siervo David, para no tomar de[q] su descendencia[r] quien gobierne sobre la descendencia[s] de Abraham, de Isaac y de Jacob. Pero yo restauraré su bienestar[t] y tendré de ellos misericordia.”

Profecía contra Sedequías

34:1 Palabra que vino a Jeremías de parte del Señor, cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, y todo su ejército y todos los reinos de la tierra que estaban bajo su dominio y todos los pueblos peleaban contra Jerusalén y contra todas sus ciudades, diciendo: Así dice el Señor, Dios de Israel: “Ve y habla a Sedequías, rey de Judá, y dile: ‘Así dice el Señor: “He aquí, yo entrego esta ciudad en manos del rey de Babilonia, y él le prenderá fuego. “Y tú no escaparás de su mano, sino que ciertamente serás capturado y entregado en su mano; tus ojos verán los ojos del rey de Babilonia, y él te hablará cara a cara[u], y a Babilonia irás.”’” Sin embargo, oye la palabra del Señor, oh Sedequías, rey de Judá. Así dice el Señoracerca de ti: “No morirás a espada; en paz morirás. Como quemaron especiaspor tus padres, los reyes anteriores que te precedieron, así quemarán especiaspor ti, y con ‘¡Ay, señor!’ harán lamento por ti”: Porque yo he hablado la palabra —declara el Señor.

Entonces habló el profeta Jeremías a Sedequías, rey de Judá, todas estas palabras en Jerusalén mientras el ejército del rey de Babilonia peleaba contra Jerusalén y contra todas las ciudades que quedaban en Judá, es decir, Laquis y Azeca, pues sólo éstas quedaban como ciudades fortificadas entre las ciudades de Judá.

Palabra que vino a Jeremías de parte del Señor, después que el rey Sedequías había hecho un pacto con todo el pueblo que había en Jerusalén para proclamarles libertad: que cada uno debía poner en libertad a su siervo y a su sierva hebreos, para que nadie retuviera a un judío, hermano suyo, en servidumbre. 10 Y obedecieron todos los oficiales y todo el pueblo que habían entrado en el pacto, de que cada uno dejara en libertad a su siervo y cada uno a su sierva, de modo que nadie los mantuviera más en servidumbre; obedecieron ylos pusieron en libertad. 11 Pero después se arrepintieron y volvieron a tomar a los siervos y a las siervas a quienes habían dejado en libertad, y los redujeron a servidumbre como siervos y como siervas.

12 Entonces vino la palabra del Señor a Jeremías[v], diciendo: 13 Así dice el Señor, Dios de Israel: “Yo hice un pacto con vuestros padres el día que los saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre[w], diciendo: 14 ‘Al cabo de siete años cada uno de vosotros pondrá en libertad al hermano hebreo que le[x] fue vendido[y]y que le[z] ha servido por seis años, y lo enviará libre de junto a sí[aa]; pero vuestros padres no me escucharon, ni inclinaron su oído. 15 ‘Aunque recientemente os habíais arrepentido y habíais hecho lo que es recto ante mis ojos, cada uno proclamando libertad a su prójimo, habiendo hecho un pacto delante de mí en la casa que es llamada por mi nombre, 16 ahora[ab] os habéis vuelto atrás y profanado mi nombre, y cada uno ha tomado de nuevo[ac] a su siervo y cada uno a su sierva, a quienes habíais dejado libres según su deseo, y los habéis reducido a servidumbre como siervos y como siervas.’”

17 Por tanto, así dice el Señor: “Vosotros no me habéis obedecido proclamando libertad cada uno a su hermano y cada uno a su prójimo. He aquí, proclamo contra vosotros libertad” —declara el Señor— “a la espada, a la pestilencia y al hambre; y haré de vosotros motivo de espanto para todos los reinos de la tierra.18 “Y entregaré a los hombres que han transgredido mi pacto, que no han cumplido las palabras del pacto que hicieron delante de mí, cuando cortaron en dos el becerro y pasaron entre los pedazos, 19 a los oficiales de Judá, a los oficiales de Jerusalén, a los oficiales de la corte, a los sacerdotes y a todo el pueblo de la tierra que pasaron entre los pedazos del becerro; 20 y los entregaré en manos de sus enemigos y en manos de los que buscan su vida. Sus cadáveres servirán de comida para las aves del cielo y para las bestias de la tierra. 21 “Y a Sedequías, rey de Judá, y a sus oficiales los entregaré en manos de sus enemigos, en manos de los que buscan su vida y en manos del ejército del rey de Babilonia, que se ha retirado de vosotros. 22 “He aquí, daré órdenes” —declara elSeñor— “y los haré volver a esta ciudad, y pelearán contra ella, la tomarán y le prenderán fuego; y haré de las ciudades de Judá una desolación sin habitantes.”

Ejemplo de los recabitas

35:1 Palabra que vino a Jeremías de parte del Señor en los días de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá, diciendo: Ve a la casa de los recabitas, habla con ellos, llévalos a la casa del Señor, a una de las cámaras, y dales a beber vino.Entonces tomé a Jaazanías, hijo de Jeremías, hijo de Habasinías, y a sus hermanos, a todos sus hijos y a toda la casa de los recabitas, y los llevé a la casa del Señor, a la cámara de los hijos de Hanán, hijo de Igdalías, hombre de Dios, la cual estaba cerca de la cámara de los oficiales, que estaba encima de la cámara de Maasías, hijo de Salum, guarda del umbral. Entonces puse delante de los hombres[ad] de la casa de los recabitas jarras llenas de vino y tazas, y les dije: Bebed vino. Mas ellos dijeron: No beberemos vino, porque Jonadab, hijo de Recab, nuestro padre, nos ordenó, diciendo: “No beberéis vino jamás, ni vosotros ni vuestros hijos. “No edificaréis casa, ni sembraréis simiente, ni plantaréis viña, ni poseeréis ninguna, sino que habitaréis en tiendas todos vuestros días, para que viváis muchos días en la tierra donde sois peregrinos.” Y nosotros hemos obedecido la voz de Jonadab, hijo de Recab, nuestro padre, en todo lo que él nos mandó de no beber vino en todos nuestros días, ni nosotros, ni nuestras mujeres, ni nuestros hijos, ni nuestras hijas, y de no edificarnos casa en donde morar, y de no tener viña, ni campo, ni sementera. 10 Hemos habitado solamente en tiendas, y hemos obedecido y hecho conforme a todo lo que nos mandó nuestro padre Jonadab. 11 Pero sucedió que cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, subió contra la tierra, dijimos: “Venid y huyamos a Jerusalén ante el ejército de los caldeos y ante el ejército de Aram.” Por eso habitamos en Jerusalén.

12 Entonces vino palabra del Señor a Jeremías, diciendo: 13 Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: “Ve y di a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén: ‘¿No aprenderéis a escuchar mis palabras?’ —declara el Señor.14 ‘Las palabras de Jonadab, hijo de Recab, que mandó a sus hijos de no beber vino, son guardadas. Por eso no beben vino hasta hoy, porque han obedecido el mandato de su padre. Pero yo os he hablado repetidas veces[ae], con todo no me habéis escuchado. 15 ‘También os he enviado a todos mis siervos los profetas, enviándolos repetidas veces[af], a deciros: “Volveos ahora cada uno de vuestro mal camino, enmendad vuestras obras y no vayáis tras otros dioses para adorarlos, y habitaréis en la tierra que os he dado, a vosotros y a vuestros padres; pero no inclinasteis vuestro oído, ni me escuchasteis. 16 “Ciertamente los hijos de Jonadab, hijo de Recab, han guardado el mandato que su padre les ordenó, pero este pueblo no me ha escuchado.”’” 17 Por tanto así dice el Señor, Dios de los ejércitos, el Dios de Israel: “He aquí, traigo sobre Judá y sobre todos los habitantes de Jerusalén toda la calamidad que he pronunciado contra ellos, porque les hablé, pero no escucharon, y los llamé, pero no respondieron.”

18 Entonces Jeremías dijo a la casa de los recabitas: Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: “Por cuanto habéis obedecido el mandato de vuestro padre Jonadab, guardando todos sus mandatos y haciendo conforme a todo lo que él os ordenó, 19 por tanto, así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: ‘A Jonadab, hijo de Recab, no le faltará hombre que esté delante de mí todos los días.’”

El rollo de Jeremías leído en el templo

36 Y sucedió que en el año cuarto de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra a Jeremías de parte del Señor, diciendo: Toma un rollo[ag] y escribe en él todas las palabras que te he hablado acerca de Israel, acerca de Judá y acerca de todas las naciones, desde el día que te hablé, desde los días de Josías, hasta hoy. Tal vez la casa de Judá oiga toda la calamidad que pienso traer sobre ellos, y se vuelva cada uno de su mal camino; entonces perdonaré su iniquidad y su pecado.

Llamó, pues, Jeremías a Baruc, hijo de Nerías, y Baruc escribió al dictado[ah] de Jeremías, en un rollo[ai], todas las palabras que el Señor le había hablado. Y Jeremías dio órdenes a Baruc diciendo: Estoy detenido[aj]; no puedo entrar en la casa del Señor. Ve, pues, y lee en el rollo que has escrito al dictado mío[ak], las palabras del Señor a oídos del pueblo, en la casa del Señor un día de ayuno. Y también las leerás a oídos de todos los de Judá que vienen de sus ciudades. Tal vez su súplica llegue[al] delante del Señor, y todos se vuelvan de su mal camino, porque grande es la ira y el furor que el Señor ha pronunciado contra este pueblo.Y Baruc, hijo de Nerías, hizo conforme a todo lo que el profeta Jeremías le había mandado, y leyó en el libro las palabras del Señor, en la casa del Señor.

Y[am] en el año quinto de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá, en el mes noveno, proclamaron ayuno delante del Señor a todo el pueblo en Jerusalén y a todo el pueblo que vino de las ciudades de Judá a Jerusalén. 10 Y Baruc leyó en el libro las palabras de Jeremías a oídos de todo el pueblo en la casa del Señor, en la cámara de Gemarías, hijo del escriba Safán, en el atrio superior, a la entrada de la puerta Nueva de la casa del Señor.

11 Al oír Micaías, hijo de Gemarías, hijo de Safán, todas las palabras del Señor que estaban en el libro, 12 descendió a la casa del rey, a la cámara del escriba. Y he aquí, estaban sentados allí todos los oficiales: el escriba Elisama, Delaía, hijo de Semaías, Elnatán, hijo de Acbor, Gemarías, hijo de Safán, Sedequías, hijo de Ananías, y todos los demás oficiales. 13 Y Micaías les declaró todas las palabras que había oído cuando Baruc leyó en el libro a oídos del pueblo. 14 Entonces todos los oficiales enviaron a Jehudí, hijo de Netanías, hijo de Selemías, hijo de Cusi, a decir a Baruc: Toma en tu mano el rollo en el que has leído a oídos del pueblo y ven. Y Baruc, hijo de Nerías, tomó el rollo en su mano y fue a ellos. 15 Y le dijeron: Siéntate ahora, y léenoslo. Y Baruc se lo leyó. 16 Y sucedió que cuando oyeron todas las palabras, se miraron unos a otros atemorizados, y dijeron a Baruc: Ciertamente haremos saber al rey todas estas palabras. 17 Y preguntaron a Baruc, diciendo: Cuéntanos ahora cómo escribiste todas estas palabras. ¿Fue al dictado suyo[an]? 18 Baruc les respondió: El me dictó todas estas palabras y yo las escribí con tinta en el libro. 19 Entonces los oficiales dijeron a Baruc: Ve, escóndete, tú y Jeremías, y que nadie sepa donde estáis.

El rollo quemado y escrito de nuevo

20 Y entraron al atrio donde estaba el rey, después de haber depositado el rollo en la cámara del escriba Elisama, y contaron a oídos del rey todas las palabras.21 Entonces envió el rey a Jehudí a buscar el rollo, y éste lo tomó de la cámara del escriba Elisama. Y Jehudí lo leyó al rey y a todos los oficiales que estaban junto al rey. 22 Y el rey estaba sentado en la casa de invierno (era el mes noveno), y había un brasero encendido delante de él. 23 Y sucedía que después que Jehudí había leído tres o cuatro columnas, el rey lo cortaba con el cuchillo del escriba y loechaba al fuego que estaba en el brasero, hasta terminar con todo el rollo en el fuego que estaba en el brasero. 24 Ni el rey ni ninguno de sus siervos que oyeron todas estas palabras tuvieron temor ni rasgaron sus vestiduras. 25 Y aunque Elnatán y Delaía y Gemarías rogaron al rey que no quemara el rollo, él no les hizo caso. 26 Luego el rey ordenó a Jerameel, hijo del rey, a Seraías, hijo de Azriel, y a Selemías, hijo de Abdeel, prender al escriba Baruc y al profeta Jeremías, pero elSeñor los escondió.

27 Entonces vino la palabra del Señor a Jeremías, después que el rey había quemado el rollo y las palabras que Baruc había escrito al dictado de Jeremías, diciendo: 28 Vuelve a tomar otro rollo y escribe en él todas las palabras que antes había en el primer rollo que quemó Joacim, rey de Judá. 29 Y a Joacim, rey de Judá, dirás: “Así dice el Señor: ‘Tú has quemado este rollo, diciendo: “¿Por qué has escrito en él que[ao] ciertamente vendrá el rey de Babilonia y destruirá esta tierra, y hará desaparecer de ella a hombres y animales?”’ 30 “Por tanto, así dice elSeñor acerca de Joacim, rey de Judá: ‘No tendrá quien se siente sobre el trono de David, y su cadáver quedará tirado al calor del día y a la escarcha de la noche.31 ‘Lo castigaré, a él, a su descendencia[ap] y a sus siervos por su iniquidad, y traeré sobre ellos, sobre los habitantes de Jerusalén y sobre los hombres de Judá toda la calamidad que les he anunciado, sin que ellos escucharan.’” 32 Entonces Jeremías tomó otro rollo y se lo dio al escriba Baruc, hijo de Nerías, y éste escribió en él al dictado de Jeremías todas las palabras del libro que Joacim, rey de Judá, había quemado en el fuego, y aun se le añadieron muchas palabras semejantes[aq].

Notas al pie:

  1. Jeremías 33:1 Lit., encerrado
  2. Jeremías 33:2 Lit., la hizo
  3. Jeremías 33:7 O, Haré volver a los cautivos
  4. Jeremías 33:7 O, Haré volver a los cautivos
  5. Jeremías 33:9 Lit., hago
  6. Jeremías 33:11 O, haré volver a los cautivos
  7. Jeremías 33:11 Lit., la
  8. Jeremías 33:12 O, pastizal
  9. Jeremías 33:13 I.e., región del sur
  10. Jeremías 33:17 Lit., No será cortado a David
  11. Jeremías 33:18 Lit., no será cortado a los sacerdotes levitas
  12. Jeremías 33:22 Lit., simiente
  13. Jeremías 33:24 Lit., rostros
  14. Jeremías 33:25 Lit., los estatutos
  15. Jeremías 33:26 Lit., también
  16. Jeremías 33:26 Lit., simiente
  17. Jeremías 33:26 Lit., de tomar a
  18. Jeremías 33:26 Lit., simiente
  19. Jeremías 33:26 Lit., simiente
  20. Jeremías 33:26 O, haré volver a sus cautivos
  21. Jeremías 34:3 Lit., boca a boca
  22. Jeremías 34:12 Así en algunas versiones antiguas; el T.M. agrega: de parte del Señor
  23. Jeremías 34:13 Lit., esclavos
  24. Jeremías 34:14 Lit., te
  25. Jeremías 34:14 O, se vendió a ti
  26. Jeremías 34:14 Lit., te
  27. Jeremías 34:14 Lit., ti
  28. Jeremías 34:16 Lit., y
  29. Jeremías 34:16 Lit., hizo que volvieran
  30. Jeremías 35:5 Lit., hijos
  31. Jeremías 35:14 Lit., madrugando y hablando
  32. Jeremías 35:15 Lit., madrugando y hablando
  33. Jeremías 36:2 Lit., rollo de libro
  34. Jeremías 36:4 Lit., de la boca
  35. Jeremías 36:4 Lit., rollo de libro
  36. Jeremías 36:5 Lit., encerrado
  37. Jeremías 36:6 Lit., de mi boca
  38. Jeremías 36:7 Lit., caiga
  39. Jeremías 36:9 Lit., Y sucedió que
  40. Jeremías 36:17 Lit., de su boca, y así en el resto del cap.
  41. Jeremías 36:29 Lit., diciendo
  42. Jeremías 36:31 Lit., simiente
  43. Jeremías 36:32 Lit., como aquellas
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Promesa de liberación

Jeremías 30-32

9781586403546

Promesa de liberación

30:1 Palabra que vino a Jeremías de parte del Señor, diciendo: Así dice el Señor, Dios de Israel: “Escribe en un libro todas las palabras que te he hablado.“Porque, he aquí, vienen días”, —declara el Señor— “cuando restauraré el bienestar[a] de mi pueblo, Israel y Judá.” El Señor dice: “También los haré volver a la tierra que di a sus padres, y la poseerán.”

Estas son las palabras que el Señor habló acerca de Israel y de Judá: Porque así dice el Señor:

“He oído voces[b] de terror,
de pánico, y no de paz.
“Preguntad ahora, y ved
si da a luz el varón.
¿Por qué veo a todos los hombres
con las manos sobre sus lomos, como mujer de parto
y se han puesto pálidos todos los rostros?
“¡Ay! porque grande es aquel día,
no hay otro semejante a él;
es tiempo de angustia para Jacob,
mas de ella será librado.

“Y acontecerá en aquel día” —declara el Señor de los ejércitos— “que quebraré el yugo de su[c] cerviz y romperé sus[d] coyundas, y extraños no lo esclavizarán más, sino que servirán al Señor su Dios, y a David su rey, a quien yo levantaré para ellos.

10 “Así que tú no temas, siervo mío Jacob” —declara el Señor
“ni te atemorices, Israel;
porque he aquí, te salvaré de lugar remoto,
y a tu descendencia[e] de la tierra de su cautiverio.
Y volverá Jacob, y estará tranquilo
y seguro, y nadie lo atemorizará.
11 “Porque yo estoy contigo” —declara el Señor— “para salvarte;
pues acabaré con todas las naciones entre las que te he esparcido,
pero no acabaré contigo,
sino que te castigaré con justicia;
de ninguna manera te dejaré sin castigo.”

12 Porque así dice el Señor:

“Incurable es tu quebranto,
y grave tu herida.
13 No hay quien defienda tu causa;
para una llaga hay cura,
pero no hay mejoría para ti.
14 “Todos tus amantes te han olvidado,
ya no te buscan;
porque con herida de enemigo te han herido,
con castigo de hombre cruel,
por lo grande de tu iniquidad
y lo numeroso de tus pecados.
15 “¿Por qué gritas a causa de tu quebranto?
Tu dolor es incurable.
Por lo grande de tu iniquidad
y lo numeroso de tus pecados,
te he hecho esto.
16 “Por tanto, todos los que te devoran serán devorados,
y todos tus adversarios, todos ellos, irán al cautiverio;
todos los que te saquean serán saqueados,
y a todos los que te despojan los daré al despojo.
17 “Porque yo te devolveré la salud[f],
y te sanaré de tus heridas” —declara el Señor
“porque te han llamado desechada, diciendo:
‘Esta es Sion, nadie se preocupa por ella[g].’”

18 Así dice el Señor:

“He aquí, restauraré el bienestar[h] de las tiendas de Jacob,
y tendré misericordia de sus moradas;
será reedificada la ciudad sobre sus ruinas,
y el palacio se asentará como estaba.
19 “Saldrá de ellos canto de acción de gracias
y voz de los que se divierten;
los multiplicaré y no disminuirán,
los honraré y no serán menospreciados.
20 “Y serán sus hijos como antes,
su congregación delante de mí será confirmada,
y castigaré a todos sus opresores.
21 “Será su guía uno de ellos,
su gobernante de en medio de ellos[i] saldrá,
y lo haré acercarse y él se llegará a mí;
porque ¿quién se atrevería a arriesgar su vida[j] para llegarse a mí?” —declara el Señor.
22 “Y vosotros seréis mi pueblo,
y yo seré vuestro Dios.”

23 He aquí, la tempestad del Señor
con furor ha salido;
una tempestad devastadora[k]
descargará sobre la cabeza de los malvados.
24 La ardiente ira del Señor no se aplacará
hasta que haya hecho y cumplido
los propósitos de su corazón;
en los postreros días entenderéis esto.

Gozo en lugar de duelo

31:1 En aquel tiempo —declara el Señor— yo seré el Dios de todas las familias de Israel, y ellos serán mi pueblo. Así dice el Señor:

Ha hallado gracia en el desierto
el pueblo que escapó[l] de la espada,
Israel, cuando iba en busca de su reposo.
Desde lejos el Señor se le[m] apareció, diciendo:
Con amor eterno te he amado,
por eso te he atraído con misericordia.
De nuevo te edificaré, y serás reedificada,
virgen de Israel;
de nuevo tomarás[n] tus panderos,
y saldrás a las danzas con[o] los que se divierten.
De nuevo plantarás viñas
en los montes de Samaria;
los plantadores las plantarán
y las disfrutarán[p].
Porque habrá un día en que clamarán los guardas
en la región montañosa de Efraín:
“Levantaos y subamos a Sion,
al Señor nuestro Dios.”

Porque así dice el Señor:

Gritad con alegría por Jacob,
y dad voces por la primera de las naciones;
proclamad, dad alabanza, y decid:
“Oh Señor, salva a tu pueblo,
al remanente de Israel.”
He aquí, yo los traigo del país del norte,
y los reuniré de los confines de la tierra,
entre ellos los ciegos y los cojos,
la mujer encinta y también la que está dando a luz;
una gran compañía[q] volverá acá.
Con llanto vendrán,
y entre súplicas los guiaré;
los haré andar junto a arroyos de aguas,
por camino derecho en el cual no tropezarán;
porque soy un padre para Israel,
y Efraín es mi primogénito.

10 Oíd, naciones, la palabra del Señor,
anunciad en las costas lejanas,
y decid: El que dispersó a Israel lo reunirá,
y lo guardará como un pastor a su rebaño.
11 Porque el Señor ha rescatado a Jacob,
y lo ha redimido de manos más fuertes que él.
12 Vendrán y gritarán de júbilo en lo alto de Sion,
y radiarán de gozo por la bondad del Señor:
por el grano, por el vino y por el aceite,
y por las crías de las ovejas y de las vacas.
Su alma será como huerto regado,
y nunca más languidecerán.
13 Entonces la virgen se alegrará en la danza,
y los jóvenes y los ancianos a una;
cambiaré su duelo en gozo,
los consolaré y los alegraré de su tristeza.
14 Y llenaré[r] con abundancia[s] el alma de los sacerdotes,
y mi pueblo se saciará de mi bondad —declara el Señor.

15 Así dice el Señor:

Se oye una voz en Ramá,
lamento y llanto amargo.
Raquel llora por sus hijos;
rehúsa ser consolada, por sus hijos
que ya no existen.

16 Así dice el Señor:

Reprime tu voz del llanto,
y tus ojos de las lágrimas;
hay pago para tu trabajo —declara el Señor—,
pues volverán de la tierra del enemigo.
17 Y hay esperanza para tu porvenir —declara el Señor—,
los hijos volverán a su territorio.
18 Ciertamente he oído a Efraín lamentarse:
“Me has castigado, y castigado fui
como becerro indómito.
Hazme volver para que sea restaurado,
pues tú, Señor, eres mi Dios.
19 “Porque después que me aparté[t], me arrepentí,
y después que comprendí, me di golpes en el muslo;
me avergoncé y también me humillé,
porque llevaba el oprobio de mi juventud.”
20 ¿No es Efraín mi hijo amado?
¿No es un niño encantador?
Pues siempre que hablo contra él,
lo recuerdo aún más;
por eso mis entrañas se conmueven por él,
ciertamente tendré de él misericordia —declara el Señor.

21 Levanta para ti señales,
coloca para ti majanos;
presta atención[u] a la calzada,
al camino que anduviste.
Vuelve, virgen de Israel,
vuelve a estas tus ciudades.
22 ¿Hasta cuándo andarás errante,
hija infiel?
Porque el Señor ha creado algo nuevo en la tierra:
la mujer rodeará al hombre.

23 Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Otra vez hablarán esta palabra en la tierra de Judá y en sus ciudades, cuando yo restaure su bienestar[v]:

“El Señor te bendiga, morada de justicia,
monte santo.”

24 Y morarán juntamente en ella Judá y todas sus ciudades, los labradores y los que van con los rebaños. 25 Porque yo he de satisfacer al alma cansada y he de saciar[w] a toda alma atribulada. 26 En esto me desperté y miré, y mi sueño me resultó agradable.

El nuevo pacto

27 He aquí, vienen días —declara el Señor— en que sembraré la casa de Israel y la casa de Judá de simiente de hombre y de simiente de animal. 28 Y[x] como velé sobre ellos para arrancar y para derribar, para derrocar, para destruir y para traer calamidad, así velaré sobre ellos para edificar y para plantar —declara el Señor.29 En aquellos días no dirán más:

“Los padres comieron uvas agrias,
y los dientes de los hijos tienen dentera[y]”,

30 sino que cada cual por su propia iniquidad morirá; los dientes de todo hombre que coma uvas agrias tendrán dentera[z]. 31 He aquí, vienen días —declara el Señor— en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto, 32 no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, mi pacto que ellos rompieron, aunque fui un esposo para ellos —declara el Señor; 33 porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días —declara el Señor—. Pondré mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. 34 Y no tendrán que enseñar más cada uno a su prójimo y cada cual a su hermano, diciendo: “Conoce al Señor”, porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande —declara el Señor— pues perdonaré su maldad, y no recordaré más su pecado.

35 Así dice el Señor,

el que da el sol para luz del día,
y las leyes[aa] de la luna y de las estrellas para luz de la noche,
el que agita el mar para que bramen sus olas;
el Señor de los ejércitos es su nombre:
36 Si se apartan estas leyes[ab]
de mi presencia —declara el Señor
también la descendencia de Israel dejará
de ser nación en mi presencia para siempre[ac].

37 Así dice el Señor:

Si los cielos arriba pueden medirse,
y explorarse abajo los cimientos de la tierra,
también yo desecharé toda la descendencia de Israel
por todo lo que hicieron —declara el Señor.

38 He aquí, vienen días —declara el Señor— en que la ciudad será reedificada para el Señor, desde la torre de Hananeel hasta la puerta del Angulo. 39 Y el cordel de medir saldrá más allá, directamente hasta la colina de Gareb, y girará hasta Goa.40 Y todo el valle de los cadáveres y de las cenizas, y todos los campos hasta el arroyo Cedrón, hasta la esquina de la puerta de los Caballos hacia el oriente, serán santos al Señor. La ciudad no será arrancada ni derribada nunca jamás.

Jeremías compra un campo en Anatot

32:1 Palabra que vino a Jeremías de parte del Señor en el año décimo de Sedequías, rey de Judá, que fue el año dieciocho de Nabucodonosor. En aquel tiempo el ejército del rey de Babilonia tenía sitiada a Jerusalén, y el profeta Jeremías estaba encerrado en el patio de la guardia, que estaba en la casa del rey de Judá, porque Sedequías, rey de Judá, lo había encerrado, diciendo: ¿Por qué profetizas, diciendo: “Así dice el Señor: ‘He aquí, voy a entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia, y él la tomará; y Sedequías, rey de Judá, no escapará de la mano de los caldeos, sino que ciertamente será entregado en manos del rey de Babilonia que hablará con él cara a cara[ad], y sus ojos verán sus ojos; y él llevará a Sedequías a Babilonia, y allí estará hasta que yo lo visite’ —declara el Señor— ‘si peleáis contra los caldeos, no tendréis éxito’”?

Y Jeremías dijo: Vino a mí la palabra del Señor, diciendo: “He aquí, Hanameel, hijo de tu tío Salum, viene a ti, diciendo: ‘Cómprate el campo que tengo en Anatot, porque tú tienes el derecho de rescate para comprarlo.’” Y vino a mí Hanameel, hijo de mi tío, al patio de la guardia conforme a la palabra del Señor, y me dijo: “Te ruego que compres el campo que tengo en Anatot, que está en la tierra de Benjamín, porque tú tienes el derecho de posesión y el rescate es tuyo; cómpralo para ti.” Entonces supe que esta era la palabra del Señor. Y compré a Hanameel, hijo de mi tío, el campo que estaba en Anatot, y le pesé la plata, diecisiete siclos[ae]de plata. 10 Firmé la escritura y la[af] sellé, llamé testigos y pesé la plata en la balanza. 11 Luego tomé la escritura de compra, la copia sellada con los términos y condiciones, y también la copia abierta; 12 y di la escritura de compra a Baruc, hijo de Nerías, hijo de Maasías, en presencia de Hanameel, hijo de mi tío, en presencia de los testigos que firmaron la escritura de compra y en presencia de todos los judíos que se encontraban en el patio de la guardia. 13 Y di orden a Baruc en presencia de ellos, diciendo: 14 “Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: ‘Toma estas escrituras, esta escritura de compra sellada y esta escritura abierta, y ponlas en una vasija de barro para que duren mucho tiempo[ag].’ 15 “Porque así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: ‘De nuevo se comprarán casas, campos y viñas en esta tierra.’”

16 Entonces oré al Señor, después de haber dado la escritura de compra a Baruc, hijo de Nerías, diciendo: 17 “¡Ah, Señor Dios[ah]! He aquí, tú hiciste los cielos y la tierra con tu gran poder y con tu brazo extendido; nada es imposible para ti,18 que muestras misericordia a millares, pero que castigas la iniquidad de los padres en[ai] sus hijos después de ellos, oh grande y poderoso Dios, el Señor de los ejércitos es su nombre; 19 grande en consejo y poderoso en obras, cuyos ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres, para dar a cada uno conforme a sus caminos y conforme al fruto de sus obras. 20 “Tú realizaste[aj] señales y portentos en la tierra de Egipto hasta este día, y en Israel y entre los hombres, y te has hecho un nombre, como se ve hoy. 21 “Y sacaste a tu pueblo Israel de la tierra de Egipto con señales y portentos, con mano fuerte y con brazo extendido y con gran terror, 22 y les diste esta tierra, que habías jurado dar a sus padres, tierra que mana leche y miel. 23 “Y ellos entraron y tomaron posesión de ella, pero no obedecieron tu voz ni anduvieron en tu ley; no hicieron nada de todo lo que les mandaste hacer; por tanto tú has hecho venir sobre ellos toda esta calamidad. 24 “He aquí, los terraplenes de asalto han llegado a la ciudad para tomarla, y la ciudad va a ser entregada en manos de los caldeos que pelean contra ella, por causa de la espada, el hambre y la pestilencia; lo que habías hablado ha venido a ser, y he aquí, tú lo estás viendo. 25 “Y tú me has dicho, oh Señor Dios[ak]: ‘Cómprate el campo con dinero, y llama testigos’; aunque la ciudad sea entregada en manos de los caldeos.”

26 Entonces vino palabra del Señor a Jeremías, diciendo: 27 He aquí, yo soy elSeñor, el Dios de toda carne, ¿habrá algo imposible para mí? 28 Por tanto, así dice el Señor: He aquí, entregaré esta ciudad en mano de los caldeos y en mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y él la tomará. 29 Y entrarán los caldeos que atacan esta ciudad, prenderán fuego a la[al] ciudad y la quemarán, junto con las casas en las que han ofrecido incienso a Baal sobre sus terrazas y han derramado libaciones a otros dioses para provocarme a ira. 30 Porque los hijos de Israel y los hijos de Judá sólo han hecho lo malo ante mis ojos desde su juventud; ciertamente los hijos de Israel no han hecho más que provocarme a ira con la obra de sus manos —declara el Señor. 31 Porque motivo de mi ira y de mi furor ha sido esta ciudad para mí, desde el día en que la edificaron hasta hoy, de modo que será quitada de mi presencia 32 por todo el mal que los hijos de Israel y los hijos de Judá hicieron para provocarme a ira, ellos, sus reyes, sus jefes, sus sacerdotes, sus profetas, los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén.33 Ellos me dieron la espalda, y no el rostro; aunque les enseñaba, enseñándoles una y otra vez[am], no escucharon ni aceptaron[an] corrección, 34 sino que pusieron sus abominaciones en la casa que es llamada por mi nombre, profanándola. 35 Y edificaron los lugares altos de Baal que están en el valle de Ben-hinom, para hacer pasar por el fuego a sus hijos y a sus hijas en honor de Moloc, lo cual no les había mandado, ni me pasó por la mente[ao] que ellos cometieran esta abominación, para hacer que Judá pecara.

36 Ahora pues, así dice el Señor, Dios de Israel, en cuanto a esta ciudad de la cual vosotros decís: “Va a ser entregada en mano del rey de Babilonia por la espada, por el hambre y por la pestilencia.” 37 He aquí, los reuniré de todas las tierras a las cuales los he echado en mi ira, en mi furor y con gran enojo, y los haré volver a este lugar y los haré morar seguros. 38 Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios;39 y les daré un solo corazón y un solo camino, para que me teman siempre, para bien de ellos y de sus hijos después de ellos. 40 Haré con ellos un pacto eterno, por el que no me apartaré de ellos, para hacerles bien, e infundiré mi temor en sus corazones para que no se aparten de mí. 41 Me regocijaré en ellos haciéndoles bien, y ciertamente los plantaré en esta tierra, con todo mi corazón y con toda mi alma. 42 Porque así dice el Señor: “Como he traído a este pueblo toda esta gran calamidad así he de traer sobre ellos todo el bien que les prometo. 43 “Y se comprarán campos en esta tierra de la cual decís vosotros: ‘Es una desolación, sin hombres ni animales; entregada está en mano de los caldeos.’ 44 “La gente comprará campos por dinero, firmarán y sellarán escrituras[ap] y llamarán a testigos, en la tierra de Benjamín, en los alrededores de Jerusalén, en las ciudades de Judá, en las ciudades de la región montañosa, en las ciudades de la llanura y en las ciudades del Neguev[aq], porque restauraré su bienestar[ar]” —declara elSeñor.

Footnotes:

  1. Jeremías 30:3 O, haré volver a los cautivos
  2. Jeremías 30:5 Lit., Hemos oído voz
  3. Jeremías 30:8 Así en la versión gr. (Sept.); en heb., tu
  4. Jeremías 30:8 En heb., tus
  5. Jeremías 30:10 Lit., simiente
  6. Jeremías 30:17 Lit., haré subir sanidad para ti
  7. Jeremías 30:17 Lit., nadie la busca
  8. Jeremías 30:18 O, haré volver a los cautivos
  9. Jeremías 30:21 Lit., él
  10. Jeremías 30:21 Lit., ¿quién es el que daría su corazón en prenda
  11. Jeremías 30:23 O, furiosa
  12. Jeremías 31:2 O, sobrevivió
  13. Jeremías 31:3 Lit., me
  14. Jeremías 31:4 O, serás adornada otra vez con
  15. Jeremías 31:4 Lit., de
  16. Jeremías 31:5 Lit., profanarán
  17. Jeremías 31:8 O, asamblea
  18. Jeremías 31:14 Lit., saturaré
  19. Jeremías 31:14 Lit., grosura
  20. Jeremías 31:19 O, volví
  21. Jeremías 31:21 Lit., dirige tu corazón
  22. Jeremías 31:23 O, haga volver a sus cautivos
  23. Jeremías 31:25 Lit., llenaré
  24. Jeremías 31:28 Lit., Y sucederá que
  25. Jeremías 31:29 O, están embotados
  26. Jeremías 31:30 O, estarán embotados
  27. Jeremías 31:35 Lit., los estatutos
  28. Jeremías 31:36 Lit., los estatutos
  29. Jeremías 31:36 Lit., todos los días
  30. Jeremías 32:4 Lit., boca a boca
  31. Jeremías 32:9 Un siclo equivale aprox. a 11.4 gramos
  32. Jeremías 32:10 O, Y escribí en el documento y lo
  33. Jeremías 32:14 Lit., permanezcan muchos días
  34. Jeremías 32:17 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor
  35. Jeremías 32:18 Lit., en el seno de
  36. Jeremías 32:20 Lit., pusiste
  37. Jeremías 32:25 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor
  38. Jeremías 32:29 Lit., esta
  39. Jeremías 32:33 Lit., madrugando y enseñando
  40. Jeremías 32:33 Lit., para
  41. Jeremías 32:35 Lit., ni vino a mi corazón
  42. Jeremías 32:44 O, escribirán…en el documento
  43. Jeremías 32:44 I.e., región del sur
  44. Jeremías 32:44 O, haré volver a sus cautivos
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La señal de los yugos

Jeremías 27-29

9781586403546

La señal de los yugos

 

27:1  En el principio del reinado de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:

Jehová me ha dicho así: Hazte coyundas y yugos, y ponlos sobre tu cuello;

y los enviarás al rey de Edom, y al rey de Moab, y al rey de los hijos de Amón, y al rey de Tiro, y al rey de Sidón, por mano de los mensajeros que vienen a Jerusalén a Sedequías rey de Judá.

Y les mandarás que digan a sus señores: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Así habéis de decir a vuestros señores:

Yo hice la tierra, el hombre y las bestias que están sobre la faz de la tierra, con mi gran poder y con mi brazo extendido, y la di a quien yo quise.

Y ahora yo he puesto todas estas tierras en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y aun las bestias del campo le he dado para que le sirvan.

Y todas las naciones le servirán a él, a su hijo, y al hijo de su hijo, hasta que venga también el tiempo de su misma tierra, y la reduzcan a servidumbre muchas naciones y grandes reyes.

Y a la nación y al reino que no sirviere a Nabucodonosor rey de Babilonia, y que no pusiere su cuello debajo del yugo del rey de Babilonia, castigaré a tal nación con espada y con hambre y con pestilencia, dice Jehová, hasta que la acabe yo por su mano.

Y vosotros no prestéis oído a vuestros profetas, ni a vuestros adivinos, ni a vuestros soñadores, ni a vuestros agoreros, ni a vuestros encantadores, que os hablan diciendo: No serviréis al rey de Babilonia.

10 Porque ellos os profetizan mentira, para haceros alejar de vuestra tierra, y para que yo os arroje y perezcáis.

11 Mas a la nación que sometiere su cuello al yugo del rey de Babilonia y le sirviere, la dejaré en su tierra, dice Jehová, y la labrará y morará en ella.

12 Hablé también a Sedequías rey de Judá conforme a todas estas palabras, diciendo: Someted vuestros cuellos al yugo del rey de Babilonia, y servidle a él y a su pueblo, y vivid.

13 ¿Por qué moriréis tú y tu pueblo a espada, de hambre y de pestilencia, según ha dicho Jehová de la nación que no sirviere al rey de Babilonia?

14 No oigáis las palabras de los profetas que os hablan diciendo: No serviréis al rey de Babilonia; porque os profetizan mentira.

15 Porque yo no los envié, dice Jehová, y ellos profetizan falsamente en mi nombre, para que yo os arroje y perezcáis vosotros y los profetas que os profetizan.

16 También a los sacerdotes y a todo este pueblo hablé diciendo: Así ha dicho Jehová: No oigáis las palabras de vuestros profetas que os profetizan diciendo: He aquí que los utensilios de la casa de Jehová volverán de Babilonia ahora pronto; porque os profetizan mentira.

17 No los oigáis; servid al rey de Babilonia y vivid; ¿por qué ha de ser desolada esta ciudad?

18 Y si ellos son profetas, y si está con ellos la palabra de Jehová, oren ahora a Jehová de los ejércitos para que los utensilios que han quedado en la casa de Jehová y en la casa del rey de Judá y en Jerusalén, no vayan a Babilonia.

19 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos acerca de aquellas columnas, del estanque, de las basas y del resto de los utensilios que quedan en esta ciudad,

20 que no quitó Nabucodonosor rey de Babilonia cuando transportó de Jerusalén a Babilonia a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, y a todos los nobles de Judá y de Jerusalén;

21 así, pues, ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, acerca de los utensilios que quedaron en la casa de Jehová, y en la casa del rey de Judá, y en Jerusalén:

22 A Babilonia serán transportados, y allí estarán hasta el día en que yo los visite, dice Jehová; y después los traeré y los restauraré a este lugar.

Falsa profecía de Hananías

28:1  Aconteció en el mismo año, en el principio del reinado de Sedequías rey de Judá, en el año cuarto, en el quinto mes, que Hananías hijo de Azur, profeta que era de Gabaón, me habló en la casa de Jehová delante de los sacerdotes y de todo el pueblo, diciendo:

Así habló Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, diciendo: Quebranté el yugo del rey de Babilonia.

Dentro de dos años haré volver a este lugar todos los utensilios de la casa de Jehová, que Nabucodonosor rey de Babilonia tomó de este lugar para llevarlos a Babilonia,

y yo haré volver a este lugar a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, y a todos los transportados de Judá que entraron en Babilonia, dice Jehová; porque yo quebrantaré el yugo del rey de Babilonia.

Entonces respondió el profeta Jeremías al profeta Hananías, delante de los sacerdotes y delante de todo el pueblo que estaba en la casa de Jehová.

Y dijo el profeta Jeremías: Amén, así lo haga Jehová. Confirme Jehová tus palabras, con las cuales profetizaste que los utensilios de la casa de Jehová, y todos los transportados, han de ser devueltos de Babilonia a este lugar.

Con todo eso, oye ahora esta palabra que yo hablo en tus oídos y en los oídos de todo el pueblo:

Los profetas que fueron antes de mí y antes de ti en tiempos pasados, profetizaron guerra, aflicción y pestilencia contra muchas tierras y contra grandes reinos.

El profeta que profetiza de paz, cuando se cumpla la palabra del profeta, será conocido como el profeta que Jehová en verdad envió.

10 Entonces el profeta Hananías quitó el yugo del cuello del profeta Jeremías, y lo quebró.

11 Y habló Hananías en presencia de todo el pueblo, diciendo: Así ha dicho Jehová: De esta manera romperé el yugo de Nabucodonosor rey de Babilonia, del cuello de todas las naciones, dentro de dos años. Y siguió Jeremías su camino.

12 Y después que el profeta Hananías rompió el yugo del cuello del profeta Jeremías, vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:

13 Ve y habla a Hananías, diciendo: Así ha dicho Jehová: Yugos de madera quebraste, mas en vez de ellos harás yugos de hierro.

14 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Yugo de hierro puse sobre el cuello de todas estas naciones, para que sirvan a Nabucodonosor rey de Babilonia, y han de servirle; y aun también le he dado las bestias del campo.

15 Entonces dijo el profeta Jeremías al profeta Hananías: Ahora oye, Hananías: Jehová no te envió, y tú has hecho confiar en mentira a este pueblo.

16 Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí que yo te quito de sobre la faz de la tierra; morirás en este año, porque hablaste rebelión contra Jehová.

17 Y en el mismo año murió Hananías, en el mes séptimo.

Carta de Jeremías a los cautivos

29:1  Estas son las palabras de la carta que el profeta Jeremías envió de Jerusalén a los ancianos que habían quedado de los que fueron transportados, y a los sacerdotes y profetas y a todo el pueblo que Nabucodonosor llevó cautivo de Jerusalén a Babilonia

(después que salió el rey Jeconías, la reina, los del palacio, los príncipes de Judá y de Jerusalén, los artífices y los ingenieros de Jerusalén),

por mano de Elasa hijo de Safán y de Gemarías hijo de Hilcías, a quienes envió Sedequías rey de Judá a Babilonia, a Nabucodonosor rey de Babilonia. Decía:

Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, a todos los de la cautividad que hice transportar de Jerusalén a Babilonia:

Edificad casas, y habitadlas; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos.

Casaos, y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos, y dad maridos a vuestras hijas, para que tengan hijos e hijas; y multiplicaos ahí, y no os disminuyáis.

Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz.

Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: No os engañen vuestros profetas que están entre vosotros, ni vuestros adivinos; ni atendáis a los sueños que soñáis.

Porque falsamente os profetizan ellos en mi nombre; no los envié, ha dicho Jehová.

10 Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar.

11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.

12 Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré;

13 y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.

14 Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar.

15 Mas habéis dicho: Jehová nos ha levantado profetas en Babilonia.

16 Pero así ha dicho Jehová acerca del rey que está sentado sobre el trono de David, y de todo el pueblo que mora en esta ciudad, de vuestros hermanos que no salieron con vosotros en cautiverio;

17 así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí envío yo contra ellos espada, hambre y pestilencia, y los pondré como los higos malos, que de tan malos no se pueden comer.

18 Los perseguiré con espada, con hambre y con pestilencia, y los daré por escarnio a todos los reinos de la tierra, por maldición y por espanto, y por burla y por afrenta para todas las naciones entre las cuales los he arrojado;

19 por cuanto no oyeron mis palabras, dice Jehová, que les envié por mis siervos los profetas, desde temprano y sin cesar; y no habéis escuchado, dice Jehová.

20 Oíd, pues, palabra de Jehová, vosotros todos los transportados que envié de Jerusalén a Babilonia.

21 Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, acerca de Acab hijo de Colaías, y acerca de Sedequías hijo de Maasías, que os profetizan falsamente en mi nombre: He aquí los entrego yo en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, y él los matará delante de vuestros ojos.

22 Y todos los transportados de Judá que están en Babilonia harán de ellos una maldición, diciendo: Póngate Jehová como a Sedequías y como a Acab, a quienes asó al fuego el rey de Babilonia.

23 Porque hicieron maldad en Israel, y cometieron adulterio con las mujeres de sus prójimos, y falsamente hablaron en mi nombre palabra que no les mandé; lo cual yo sé y testifico, dice Jehová.

24 Y a Semaías de Nehelam hablarás, diciendo:

25 Así habló Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, diciendo: Tú enviaste cartas en tu nombre a todo el pueblo que está en Jerusalén, y al sacerdote Sofonías hijo de Maasías, y a todos los sacerdotes, diciendo:

26 Jehová te ha puesto por sacerdote en lugar del sacerdote Joiada, para que te encargues en la casa de Jehová de todo hombre loco que profetice, poniéndolo en el calabozo y en el cepo.

27 ¿Por qué, pues, no has reprendido ahora a Jeremías de Anatot, que os profetiza?

28 Porque él nos envió a decir en Babilonia: Largo será el cautiverio; edificad casas, y habitadlas; plantad huertos, y comed el fruto de ellos.

29 Y el sacerdote Sofonías había leído esta carta a oídos del profeta Jeremías.

30 Y vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:

31 Envía a decir a todos los cautivos: Así ha dicho Jehová de Semaías de Nehelam: Porque os profetizó Semaías, y yo no lo envié, y os hizo confiar en mentira;

32 por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí que yo castigaré a Semaías de Nehelam y a su descendencia; no tendrá varón que more entre este pueblo, ni verá el bien que haré yo a mi pueblo, dice Jehová; porque contra Jehová ha hablado rebelión.

Reina-Valera 1960 (RVR1960)Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.