Recuerda el evangelio: Una reflexión sobre el pecado de Ravi Zacharias

Coalición por el Evangelio

Recuerda el evangelio: Una reflexión sobre el pecado de Ravi Zacharias
Escrito por: FABIO ROSSI • JAIRO NAMNÚN • JOSÉ “PEPE” MENDOZA • JOSUÉ BARRIOS

Ravi Zacharias International Ministries (RZIM) publicó el día de ayer un extenso reporte de 12 páginas confirmando el resultado de investigaciones privadas sobre la vida del reconocido ministro y apologista. El reporte, que contiene información detallada de sus actos y que recomendamos leer con la discreción del caso, revela que por muchos años Ravi Zacharias vivió una doble vida que escondía su verdadero carácter a los ojos de su familia, sus colegas de ministerio y el público en general. 

RZIM expresó estas palabras en una carta pública difundida ayer:

“Ravi utilizó una amplia serie de medidas para ocultar su conducta de su familia, compañeros y amigos. Sin embargo, también reconocemos que en situaciones de abuso prolongado, a menudo existen problemas significativos de estructura, política y cultura interna… Nuestro personal, nuestros donantes y el público confiaron en nosotros para que mentoreáramos y supervisáramos a Ravi Zacharias y nos aseguráramos de que rindiera cuentas, y en esto hemos fallado”.

Estos hechos han traído consternación y dolor al pueblo evangélico en el mundo entero, considerando que el ministerio que lideró Zacharias es la organización de apologética más extensa en el mundo. Este reporte llega después de varios meses de revuelo dentro de la organización, luego de que el apologista –quien falleció en mayo del 2020– fuese acusado recientemente de sostener relaciones impropias con otras mujeres, sumándose a otras denuncias hechas años atrás por conductas desviadas y abusivas.

Queremos expresar nuestro profundo dolor por lo ocurrido. Lamentamos la realidad del pecado en la vida de Ravi, condenamos los actos descritos en el reporte y oramos por consuelo y fortaleza para la familia, la restauración de las víctimas y también por todas las decisiones que deberán tomar las autoridades del ministerio.

Consideraciones para nuestras vidas y ministerios

¿Cómo podemos reflexionar con respecto a todo esto? Aquí te compartimos algunas consideraciones para nuestras vidas y ministerios.

Debemos ser cuidadosos en nuestro caminar cristiano, teniendo presente tres consejos importantes y milenarios de los apóstoles Pablo, Pedro y Juan. Son consejos inspirados por el Espíritu Santo para bendición y cuidado de nuestras vidas. 

En primer lugar, no busquemos ocultar nuestra realidad personal ante los demás. Por el contrario, busquemos la ayuda necesaria para dejar la vida vieja y caminar en la nueva con libertad. El apóstol Pablo dijo: 

“Dejen de mentirse los unos a los otros, puesto que han desechado al viejo hombre con sus malos hábitos y se han vestido del nuevo hombre, el cual se va renovando hacia el nuevo conocimiento, conforme a la imagen de Aquel que lo creó… Cristo es todo, y en todos” (Colosenses 3:9-11).

Hace tan solo unos años, el mismo Ravi llegó a decir que “Aquellos de ustedes que me conocen en público no tienen idea de cómo soy en privado”. Esta es una verdad teológica que todos podemos reconocer, ya que todos somos culpables de pecado privado. A la vez, a la luz de los acontecimientos recientes sabemos que estas palabras ocultaban mucho más de lo que parecía. Esto no debe ser así entre los hijos de Dios. Aunque todavía luchamos con el pecado, la integridad, la verdad, la sinceridad son piedras y señales del camino angosto de la libertad en Cristo.

En segundo lugar, Pedro nos recomienda que seamos valientes al buscar caminar siempre en la voluntad de Dios. Él dijo:

“Por tanto, puesto que Cristo ha padecido en la carne, ármense también ustedes con el mismo propósito, pues quien ha padecido en la carne ha terminado con el pecado, para vivir el tiempo que le queda en la carne, ya no para las pasiones humanas, sino para la voluntad de Dios” (1 Pedro 4:1-3).

Todos somos tentados con tentaciones similares a aquellas que hoy sabemos que Ravi decidió ceder. El leer estos sucesos debe llevarnos a reflexionar en la necesidad de vivir para Dios en cada decisión que tomamos. La santidad personal, la vida de piedad y felicidad que todos anhelamos, el escuchar “buen siervo fiel al final” tiene que ver con una serie de pequeñas decisiones que se van tomando; algunas sencillas, muchas muy duras, todas eternas. Cuando sintamos la tentación a esa segunda mirada, a esa pequeña mentira, a ese repetido descuido, recordemos el precio de ceder a las pasiones carnales y lo glorioso de rendirnos a la voluntad de Dios.

Finalmente, el apóstol Juan nos exhorta a que decidamos vivir en la luz de la comunión con Dios y con nuestros hermanos, huyendo de la oscuridad en donde podemos esconder nuestra maldad. Él dice:

“Si decimos que tenemos comunión con Él, pero andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad. Pero si andamos en luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesús Su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:6-7).

La vida cristiana no se puede vivir con integridad de manera solitaria. Todos nosotros necesitamos la corrección que otras personas puedan traer a nuestras vidas en el contexto de la vida de la iglesia. En el caso de Ravi, ahora es evidente una falta de transparencia y rendición de cuentas. Este hecho lamentable nos recuerda que una vida de comunión transparente con Dios y la iglesia es una vida donde al pecado se le dificulta florecer. 

Dios permanecerá

A raíz del pecado descubierto de Ravi Zacharias muchos condenarán nuestra fe y blasfemarán de nuestro Dios. Otros estarán decepcionados y posiblemente se alejarán del Señor. Otros quizás se sentirán profundamente traicionados y tendrán dificultad para confiar en sus líderes y pastores.

Volvemos a darnos cuenta de que Jesucristo fue a la cruz para poder pagar con su propia sangre por nuestros pecados horrendos.  La sombra de la cruz recae sobre todos nosotros sin distinción alguna. La cruz declara nuestra culpabilidad delante de Dios. 

El evangelio nos recuerda que hemos sido comprados por precio para vivir en novedad de vida para la gloria de Dios. La Palabra de Dios nos anima al saber que estamos en paz con Dios, el Espíritu Santo habita en nosotros, nuestro Señor Jesucristo ha prometido estar con nosotros todos los días, tenemos libre acceso al Padre y el Señor nos ha colocado en una comunidad cristiana en donde podemos sobrellevar los unos las cargas de los otros. La cruz no es un símbolo de derrota, sino de victoria porque Cristo pagó por nuestros pecados y nos otorgó la redención, venció a la muerte y resucitó de entre los muertos para que nosotros vivamos por Él una vida nueva. ¡Bendito evangelio! ¡No lo olvidemos ni por un segundo!

No sabemos cómo te encuentras tú al momento de leer esta nota, pero hay algo que sí sabemos: Aunque los hombres fallen y caigan, Dios siempre permanecerá y su iglesia prevalecerá. Pon tus ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe. Recuerda que vivimos en un mundo quebrantado por el pecado y bajo el ataque constante de un enemigo feroz, así que camina con el gozo de la salvación puesto delante de ti, y corre la carrera sabiendo que nuestro Dios sigue sentado en su trono. Estas verdades eternas son las que nos ayudarán a soportar las pruebas y salir victoriosos (He 12:1-2).

Fabio Rossi sirve como Director Ejecutivo en Coalición por el Evangelio, estando a cargo de la administración general del equipo de trabajo, liderando todas nuestras iniciativas y supervisando el funcionamiento de nuestras diferentes plataformas. También sirve como Anciano Pastor en la Iglesia Centro Bíblico El Camino, en la Ciudad de Guatemala, donde vive junto a su esposa Carol, y sus dos hijos.

Jairo Namnún sirve como Director de Coaliciones Internacionales, y colabora de cerca con el equipo de Coalición por el Evangelio. Es parte del liderazgo de la Iglesia Bautista Internacional en República Dominicana, y tiene estudios en el Southern Baptist Theological Seminary (MATS, M.Div). Está casado con Patricia y tienen tres hijos. Puedes encontrarlo en Twitter.

​José “Pepe” Mendoza es el Director Editorial en Coalición por el Evangelio. Sirvió como pastor asociado en la Iglesia Bautista Internacional, en República Dominicana, y actualmente vive en Lima, Perú. Es profesor en el Instituto Integridad & Sabiduría, colabora con el programa hispano del Southern Baptist Theological Seminary, y también trabaja como editor de libros y recursos cristianos. Está casado con Erika y tienen una hija, Adriana. Puedes seguirlo en twitter.

3 lecciones que todo cristiano puede aprender de Judas

Coalición por el Evangelio

3 lecciones que todo cristiano puede aprender de Judas

JOSUÉ BARRIOS

Tal vez el título de este artículo te suene extraño, ya que usualmente tenemos la impresión de que no hay nada bueno que aprender de Judas. Él quedó como el Monte Everest de los fracasos de la humanidad. Fue tan hipócrita que incluso supo hacer que a los otros discípulos les pareciera apropiado su disgusto al ver cómo María de Betania derramaba perfume a los pies de Jesús (Juan 12:1-6Mateo 26:8).

Sin embargo, déjame compartir contigo tres cosas que creo que todo cristiano debería aprender de él.

1. Es posible estar cerca de Jesús y a la vez estar lejos.

Judas no amó a Jesús y prefirió las cosas terrenales, como muestra su traición y sus robos (Juan 12:6). No estaba realmente interesado en lo que el Maestro enseñaba. Siendo honesto, lo que Judas creía en esencia no era muy diferente a lo que hoy se conoce como “el evangelio de la prosperidad”: Quería a Cristo como un medio para su fin personal y orgulloso, y por eso era su seguidor.

Puedo imaginar a Judas desilusionándose a medida que conocía más a Jesús, e incluso enojado creyendo que Jesús lo había engañado y que había desperdiciado tiempo siguiéndolo. Por eso, cuando llegó al punto en que se obstinó y por fin reconoció que Jesús no le serviría para sus propios propósitos, lo traicionó, mostrando que nunca fue un verdadero discípulo (cp. Juan 26:14-16).

Sin duda Judas fue de los hombres más privilegiados en la historia: caminó tres años en la cercanía de Jesús, testigo de milagros asombrosos, e incluso predicó junto con los otros discípulos. Pero nunca valoró y amó a Cristo.

Jesús muchas veces habló cosas que se aplicaban a Judas (como Mateo 6:19-24 o Mateo 7:21-23), e incluso advirtió sobre lo que vendría para quien lo traicionase (Mateo 26:24), pero Judas no hizo caso a sus palabras. De hecho, sabemos que Judas nunca fue salvo porque Jesús sabía que lo iba a traicionar (Juan 6:70), y porque siempre fue “el hijo de perdición” (Juan 17:12).

Ojala se hablase más en nuestros púlpitos sobre la verdad de que es posible estar dentro de las cuatro paredes de una congregación y hasta tener un “ministerio exitoso”, y aún así nunca formar parte de la iglesia de Dios.

La historia de Judas debe hacer reflexionar a toda persona que dice ser cristiana, ya que tenemos a muchos Judas en nuestras filas: “Cristianos” que quieren a Cristo como un simple fin para algo más. Personas que aunque están cerca de la predicación de la verdad, tienen sus corazones lejos de ella.

2. Solo Jesús puede llenar nuestras vidas.

Siglos antes de la venida de Cristo, Dios le habló al profeta Jeremías:

“Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua” (Jeremías 2:13, énfasis añadido)

La esencia misma del mal es rechazar al Dios digno de toda nuestra adoración y tratar orgullosamente de llenar nuestras vidas con cosas que jamás podrán llenarlas, como, por ejemplo, bienes terrenales.

Judas representa perfectamente estos males de los que habló Jeremías. Él creyó que era mejor tener un puñado de monedas que tener a Cristo. Luego vio el error que cometió, pero en vez de arrepentirse, decidió quitarse su propia vida, e incluso su suicidio no fue como él esperaba (Hechos 1:18). Judas es un claro ejemplo de que en realidad de nada sirve tener cosas materiales sin tener a Cristo.

Una frase que se atribuye a Charles Spurgeon dice: “Quien le sirve a Dios por dinero, le servirá al diablo por un mejor salario”. Esto se aplica a Judas y es una advertencia para todo el que aparentemente es cristiano pero no lo es.

Por eso la Palabra enseña:

“Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” (1 Timoteo 6:9-10).

3. Nada puede detener los planes de Dios.

Estaba decretado que Jesús vendría a ser traicionado y dar su vida por nosotros (cf. Efesios 1:11Apocalipsis 13:8). La traición de Judas fue anunciada mucho antes de que ocurriese (Juan 13:18Mateo 27:9-10, cf. Hechos 2:23). Sin embargo, Dios no obligó a Judas a que traicionase a Jesús.

Judas se entregó a Satanás y llevó a cabo su traición y maldad por voluntad propia, pero Dios es tan grandioso que Él transformó su traición para bien (cf. Génesis 50:20). Así que, Judas es un gran ejemplo de que los planes de Dios no pueden ser frustrados.

Es misterioso cómo Dios es soberano sobre todas las cosas al mismo tiempo que el hombre es 100% responsable de sus decisiones. Es algo que nuestra mente finita tal vez no pueda comprender, pero es algo que necesitamos aceptar, ya que esta verdad es un gran consuelo de Dios para nosotros.

Si Dios pudo tener todo bajo control en el momento más crucial de la historia, la muerte de Jesús, sin duda alguna puede cumplir sus promesas de hacer que todas las cosas nos ayuden a bien (Romanos 8:28).

Josué Barrios sirve como Coordinador Editorial en Coalición por el Evangelio. Posee una licenciatura en periodismo. Vive con su esposa Arianny en Córdoba, Argentina, y se congrega en la Iglesia Bíblica Bautista Crecer. Puedes leerlo en josuebarrios.com y seguirlo en InstagramTwitter y Facebook.

J. I. Packer (1926 – 2020): Llamado para enseñar teología al pueblo de Dios

Coalición por el Evangelio

J. I. Packer (1926 – 2020): Llamado para enseñar teología al pueblo de Dios

JOSUÉ BARRIOS

Nota del editor:  Este escrito fue actualizado el 17 de julio de 2020, luego de la noticia de la partida de J. I. Packer a la presencia de nuestro Señor.

El 19 de septiembre de 1933, la vida de James Innell Packer cambió radicalmente.[1]

Tenía solo siete años cuando, huyendo de un compañero de escuela que le hacía bullying, corrío a través de una calle y lo impactó un camión. Cuando lo atendieron, era evidente que algo andaba mal. Era su cabeza. Había recibido un golpe tremendo.

En la providencia divina, un médico especialista atendió a Packer en el hospital. Luego del accidente, su cabeza presentaría por el resto de su vida una abolladura notable, un poco más arriba de su frente. De hecho, lo obligaron a usar una placa de aluminio en su cabeza como protección, la cual abandonó a los 15 años en un acto de emancipación adolescente.

Debido al accidente, sus padres no le permitieron dedicarse a los deportes ni estar mucho tiempo fuera del hogar. Esto dio fin a su sueño de ser jugador de cricket. Entonces, mientras otros niños jugaban en las calles, Packer descubrió un amor por la lectura y la escritura, algo que sus padres incentivaron para que él no saliera tanto de casa:

“En mi cumpleaños once había arrojado amplias pistas de que esperaba [como regalo] una bicicleta… En la mañana de mi cumpleaños, sin embargo, lo que hallé esperándome fue una vieja máquina de escribir. El regalo fue casi profético”.[2]

Por el resto de su vida Packer escribiría exclusivamente en máquinas así… y sus escritos serían usados por Dios para impactar a millones de personas.

Aunque nunca ocupó un púlpito con alta visibilidad ni trabajó en algún seminario grande, por medio de sus muchos escritos y conferencias J. I. Packer se convirtió en una de las personas más influyentes en el movimiento evangélico en todo el mundo. De hecho, “Packer ha publicado tanto que es imposible compilar una bibliografía de sus escritos”.[3]

Él, quién sigue con nosotros a sus 91 años, ha dejado por la gracia de Dios una huella en la historia moderna de la iglesia. Aunque su nombre no es tan conocido en América Latina, vale la pena considerar su vida y lo que podemos aprender de él, en especial aquellos de nosotros que también amamos enseñar y escribir.

“Tal como soy”

Packer nació el 22 de julio de 1926, en el pueblo de Twyning, al suroeste de Inglaterra. Fue el primer hijo de la familia, teniendo una hermana tres años después. Su padre trabajó como supervisor en una red de trenes.

“No puedo decir que la casa tenía mucho de cristiana”,[4] recuerda Packer, quien se describe a sí mismo en su niñez y años posteriores como “una persona extraña, algo solitaria y, como pensaba y sentía, muy pobre en las relaciones humanas”.[5]

¿Recuerdas la abolladura en su cráneo? Ella lo libró de tener que desempeñarse en el servicio militar a los 17 años, permitiéndole ingresar a la Universidad de Oxford a los 18 años gracias a sus calificaciones. Allí fue influenciado por las lecturas de C. S. Lewis, y obtuvo los títulos de Bachiller (1948), Máster (1954), y Doctor (1954). Sin embargo, lo más importante durante su estadía ocurrió tan solo dos semanas luego de su llegada.

Packer fue a un servicio evangelístico el 22 de octubre de 1944 en la iglesia anglicana St. Aldate’s. Los primeros 40 minutos del sermón lo aburrieron pero, al final del sermón, cuando el predicador habló sobre su conversión, el joven Packer fue impactado. Él necesitaba en verdad la salvación que solo hay en Jesús, y creyó el evangelio.

Más de 50 años después, Packer dijo: “Recuerdo la experiencia como si fuera ayer”.[6] Aunque “no hay forma más común de convertirse que recibir al Señor mientras se canta Tal como soy”, su vida no sería la misma.[7] Desde entonces viviría para el Dios que lo salvó.

Una voz evangélica

Pronto se hizo evidente que Packer poseía un don único para instruir a otros.

En 1948 pasó un tiempo enseñando griego en el Oak Hill College. Luego fue ordenado como diácono en la Iglesia de Inglaterra en 1952, y al año siguiente como ministro. Posteriormente sirvió dos años en una iglesia en Birmingham, en lo que podríamos llamar un rol de pastor asociado. Durante este tiempo conoció en una conferencia en Londres a quien sería su esposa, Kit Mullet, con quien se casó en 1954.

Desde 1954 hasta 1961, Packer trabajó como conferencista en Tyndale Hall, un importante colegio teológico evangélico en Bristol. Luego, por el resto de la década de los sesentas, fue director de Latimer House, un grupo de estudios y reflexión evangélica en Oxford. Este grupo sería el principal centro de recursos para evangélicos anglicanos en Inglaterra. Más adelante, desde 1971 hasta 1979, Packer fue director de Tyndale Hall, alcanzando con su enseñanza una gran influencia en la iglesia en Europa y Norteamérica.

En estos roles, la notoriedad de Packer como líder evangélico a favor de la sana doctrina no hizo más que crecer. Esto siguió cuando, en los ochentas, Packer se mudó a Vancouver (Canadá) para enseñar en Regent College hasta 1996. En ese año asumió el cargo de Profesor de Teología de la Junta de Gobernadores de la institución, el cual conserva hasta hoy.

La autoridad de Dios en la verdad revelada de la Biblia y a través de ella debe controlar y moldear nuestra creencia y nuestro comportamiento.

Packer llegó a ser reconocido debido a sus decenas de libros, entre los que destacan su primer libro, El “fundamentalismo” y la Palabra de Dios (una defensa de la autoridad de la Escritura y su rol en la vida cristiana); y El conocimiento del Dios santo, su texto más vendido.

Asimismo, por medio de escritos y conferencias, Packer contribuyó a la expansión actual de las doctrinas de la gracia y al renacimiento de interés por los puritanos, canalizando la voz de ellos para una nueva generación. “Los grandes puritanos, aunque muertos, todavía nos hablan a través de sus escritos, y nos dicen cosas que necesitamos escuchar en este momento”.[8]

Además, Packer sirvió durante décadas como asesor teológico para Christianity Today, una de las publicaciones evangélicas más destacada en el mundo. Allí ha gozado de libertad creativa para publicar decenas de artículos de todo tipo durante los años (escritos teológicos, de opinión, biográficos, sobre historia, etc.). Si hay una voz que podamos asociar fácilmente con el evangelicalismo, esa es la de J. I. Packer.

Packer y sus convicciones

¿Cómo describir el rol de Packer? En sus propias palabras recientes:

“Si me pidieran que me perfilara en esta etapa de mi vida, debería comenzar destacando mi sentido continuo de ser llamado por Dios, siendo yo un pecador salvo por Él, y debiéndole todo a su gracia, para servir a su pueblo como un ministro-maestro que comunique la verdad bíblica y vivificante de la providencia, la bondad, y el conocimiento del Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, y por lo tanto un acompañante de la formación espiritual y un ayudante de las almas atribuladas”.[9]

Esto ha sido una característica sobresaliente durante su vida, y para comprender lo profundo de sus convicciones evangélicas, hay tres cosas que vale la pena mencionar.

Primero, están sus palabras sobre su servicio como editor de la English Standard Version (ESV, por su abreviatura en inglés), una de las versiones de la Biblia más leídas hoy:

“Cuando pienso en cómo Dios me ha guiado durante los sesenta y seis años de mi vida cristiana, y le agradezco por los libros que he podido escribir, y la verdad que he podido difundir durante esos años, me encuentro concluyendo que lo más significativo que he podido hacer… ha sido servir en la producción de la ESV, una realidad mucho más importante para la iglesia que cualquiera de los libros de Packer”.[10]

A Packer le importa más que la gente tenga una nueva y buena versión de la Biblia, y no que las personas lean sus libros. La Palabra siempre es primero.

Segundo, aunque Packer siempre ha estado comprometido con la Iglesia anglicana, él afirma en uno de sus libros algo que bien podría decirse de casi todos sus escritos: “Antes de ser anglicano, soy evangélico, y he intentado escribir de tal manera que todos los evangélicos, y los aspirantes a ser evangélicos, se beneficien”.[11] La agenda de Packer no es hacer avanzar su denominación; es hacer avanzar el evangelio. En ese sentido, desde el comienzo de su ministerio se ha propuesto enseñar lo que podríamos llamar el mero cristianismo (tomando prestado el nombre del clásico de Lewis) con raíces evangélicas.

Tercero, Packer no ha temido involucrarse en controversias por defender la sana doctrina. Podemos decir esto a pesar de que en el pasado se le relacionó con el ecumenismo.[12] En la opinión de Packer, aquello fue un intento de cooperar contra algunos enemigos comunes al catolicismo romano y el evangelicalismo, sin nunca ceder las creencias evangélicas.

Aunque es debatible si Packer actuó bien al respecto, eso no borra su lucha por la Palabra en distintos frentes. Por ejemplo, escribió en contra de los acuerdos ecuménicos que ignoran los desacuerdos teológicos; refutó el universalismo; y ha combatido varias veces contra enseñanzas erradas sobre el rol y la persona del Espíritu Santo. Suena paradójico que una persona conocida por su amabilidad como Packer se haya envuelto en estas y otras batallas teológicas, pero somos llamados a contender por la verdad (Jud. 3).

Nuestra teología siempre impacta nuestra vida diaria, estemos conscientes de esto o no.

Como prueba de sus convicciones, Packer fue suspendido por la Iglesia anglicana de Canadá debido a su desacuerdo con la postura de la denominación hacia el matrimonio homosexual. Él pertenece hoy a otra denominación anglicana en donde su influencia es fuerte.

¿Por qué Packer no teme involucrarse en controversias debido a sus convicciones? Para él, “la autoridad de Dios en la verdad revelada de la Biblia y a través de ella debe controlar y moldear nuestra creencia y nuestro comportamiento”.[13] Enseñar y defender la verdad no es opcional para el creyente.

Esto nos conduce a lo más importante que él nos enseña a lo largo de su ministerio: nuestra teología siempre impacta nuestra vida diaria, estemos conscientes de esto o no.

La teología tiene consecuencias

“Llegar a ser maduro en Cristo depende… de aprender a pensar en términos de las verdades y los valores bíblicos, y a desaprender todas las formas alternativas de pensamiento que el mundo ofrece”.[14] Por lo tanto, necesitamos estar anclados a la verdad.

Si la iglesia ha perdido fortaleza, el problema empieza con las ideas erradas que cree y la ignorancia de lo que necesita abrazar:

“A medida que pasan los años, cada vez me siento más agobiado por la sensación de que las personas más conservadoras de la iglesia en Occidente… están, si no muriendo de hambre, al menos gravemente desnutridas… La ignorancia sobre Dios —ignorancia tanto de sus caminos como de la práctica de la comunión con Él— está en la raíz de buena parte de la debilidad de la iglesia en la actualidad.”[15]

Packer nos enseña que “una vez que comprendemos que el propósito principal para el cual estamos aquí es el de conocer a Dios, la mayoría de los problemas de la vida encuentran solución por sí solos”.[16] Es por eso que los teólogos, maestros, predicadores, y escritores cristianos deben ser como trabajadores de aguas residuales:

“[La función de ellos] es detectar y eliminar la contaminación intelectual y garantizar… que la verdad vivificante de Dios fluye pura y sin veneno hacia los corazones cristianos. Su llamado los obliga a actuar como ingenieros de agua de la iglesia, buscando mediante su predicación, enseñanza, y exposición bíblica que el flujo de la verdad sea fuerte y constante; pero quiero retratarlos, particularmente, como eliminadores de aguas residuales espirituales”.[17]

En medio del despertar a la sana doctrina que estamos presenciando, estas palabras son relevantes porque nos recuerdan la naturaleza de lo que Dios demanda de toda persona llamada a servir a la iglesia en roles de enseñanza. La iglesia no necesita innovación, sino volver a lo que está en la Biblia, en especial el evangelio.

La ignorancia sobre Dios —ignorancia tanto de sus caminos como de la práctica de la comunión con Él— está en la raíz de buena parte de la debilidad de la iglesia en la actualidad.

Necesitamos purificar el agua doctrinal que consumimos y estar más satisfechos con la verdad eterna, siempre con Cristo en el centro. Como ha dicho Packer: “Desde el principio no estaba dispuesto a permitir que ningún libro [que yo había escrito] no llevara el evangelio”.[18]

Nuestra teología tiene consecuencias. Tomemos la Palabra en serio si hemos de tener un impacto en las vidas de otros. “Toda mi escritura y ministerio ha tenido el enfoque de alimentar [a la iglesia], y todo ministerio que vaya a permanecer en el futuro tendrá el mismo enfoque”.[19]

Apliquemos la verdad a la vida

De esta manera, Packer nos modela también la importancia de aplicar la verdad bíblica.

Sus libros rebosan no solo de teoría, sino de aplicación práctica. Esto es lo que, por la gracia del Señor, hace la diferencia en la vida de muchos lectores. “La buena teología… constantemente exige decisiones deliberadas y responsables sobre cómo vamos a vivir”.[20]

“Hay escritores que piensan que simplemente con formulaciones crudas y ortodoxas de verdad y sabiduría bíblica, sin ninguna búsqueda de aplicación para el lector, están cumpliendo el papel completo de un escritor cristiano, y que no se requiere nada más de ellos. No creo que eso sea así. Ya hay suficiente gente que puede verbalizar la ortodoxia en papel. Lo que no tenemos es escritores que puedan unir la verdad y la sabiduría sobre el Dios de las Escrituras con la comunicación personal… comunicación que golpea el corazón, que te hace comprender que este escritor es una persona que habla con otras personas, que este escritor está tratando de buscarme para ayudarme, y debo dejar que lo haga. Hay un cierto arte y oficio en la escritura de tal manera que llegue al corazón del lector. Creo que a veces Dios me ha permitido hacer eso en cosas que he escrito. No es un accidente, es algo que he tratado de hacer y seguiré intentando hacer. Así que le diría a un incipiente escritor: es una habilidad que debes aprender”.[21]

¿Acaso estas palabras no son también para todo pastor, maestro, líder, y teólogo?

La buena teología constantemente exige decisiones deliberadas y responsables sobre cómo vamos a vivir.

Hoy Packer ya no puede escribir debido a que partió a la presencia del Señor el 17 de julio de 2020, a sus 93 años. Pero su ejemplo sigue presente. Recientemente alguien le preguntó: “¿Cuáles serían tus últimas palabras para la iglesia?”, y él respondió: “Glorifica a Cristo de todas las maneras”.[22] Definitivamente, eso lo hacemos cuando atesoramos la Palabra, eliminamos de nuestro pensamos las ideas erradas sobre Dios, llevamos nuestra sana doctrina a la práctica, y contendemos por la verdad.

Demos gracias a Dios por obrar para bien aquel accidente con un camión hace más de 75 años, y oremos que Él levante de entre nosotros a más hombres que entiendan que la verdad importa y debe ser aplicada a nuestros corazones, en vez de simplemente formulada.


[1] El título de esta breve biografía está inspirado en el título del libro, Doing Theology for the People of God: Studies in Honor of J.I. Packer (Intervarsity, 1996).
[2] J. I. Packer: In His Own Words (Crossway).
[3] Ryken, Leland. 10 Things You Should Know about J. I. Packer.
[4] J. I. Packer: In His Own Words.
[5] Ryken, Leland. J. I. Packer: An Evangelical Life (Crossway), p. 21.
[6] Ibíd, p. 38.
[7] Ibíd, p. 193.
[8] Ibíd, p. 197.
[9] Ibíd, p. 414-415.
[10] Ibíd, p. 261.
[11] Packer, J. I. Taking God Seriously: Vital Things We Need to Know (Crossway),  p.15.
[12] Esto lo separó de Martyn Lloyd-Jones y trajo fin a las célebres conferencias sobre los puritanos, en las que ambos trabajaron juntos por varios años. Sobre tal separación, Packer ha escrito en un ensayo biográfico sobre MLJ: “‘¿Alguno de nosotros tenía razón? La historia juzgará, y a la historia remito el asunto’. Después de eso, Packer es completamente elogioso en sus recuerdos de Lloyd-Jones. Él termina diciendo que Lloyd-Jones ‘encarnó y expresó’ la gloria de Dios ‘más ricamente que cualquier hombre que todos hayan conocido’” (Citado en: Ryken, p. 183).
[13] Ryken, p. 255.
[14] Packer, J. I. Caminar en sintonía con el Espíritu: Cómo encontrar la plenitud en nuestro andar con Dios (Publicaciones Andamio), loc. 144-145.
[15] Aquí en realidad hay dos citas de Packer: la primera aparece citada en Ryken, p. 229; y la segunda está en El conocimiento del Dios santo (Editorial Vida), p. 10.
[16] El conocimiento del Dios santo, p. 43.
[17] Ryken, p. 336.
[18] Ibíd, p. 245.
[19] J. I. Packer: In His Own Words.
[20] Ryken, p. 339.
[21] Citado en: Tony Reinke, J. I. Packer’s Advice To Aspiring Writers.
[22] Ivan Mesa, J. I. Packer, 89, On Losing Sight But Seeing Christ.

Josué Barrios sirve como Coordinador Editorial en Coalición por el Evangelio. Posee una licenciatura en periodismo. Vive con su esposa Arianny en Córdoba, Argentina, y se congrega en la Iglesia Bíblica Bautista Crecer. Puedes leerlo en josuebarrios.com y seguirlo en InstagramTwitter y Facebook.

La BATALLA por tu CORAZÓN en la era de las REDES SOCIALES

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Josué Barrios

La BATALLA por tu CORAZÓN en la era de las REDES SOCIALES

En su charla, Josué nos revela los peligros de sucumbir ante los deleites que las redes sociales nos presentan y permitir que ellas atrapen nuestros corazones, alejándonos del verdadero y auténtico gozo que solo podemos encontrar en el evangelio.

Sobre Josué

Josué Barrios posee una licenciatura en periodismo y es uno de los bloggers cristianos más leídos en español. Sirve como coordinador editorial en Coalición por el Evangelio. Vive con su esposa Arianny en Santa Marta, Colombia, y es parte de Iglesia Bíblica Soberana Gracia sirviendo en el discipulado, la enseñanza, y la predicación.

 

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Cómo tener verdadero descanso en un mundo de saturación tecnológica

Cómo tener verdadero descanso en un mundo de saturación tecnológica

Desactivé la mayoría de las notificaciones en mi teléfono. Me estaban volviendo loco. También dejé de seguir a un montón de personas y cuentas en las redes sociales para seguirlas mejor usando RSS, como en los viejos tiempos, antes de la web 2.0. ¡Había demasiado ruido en mis redes sociales! Y estoy tratando de luchar con la tentación de revisar mi teléfono a primera hora en la mañana.

No soy el único que busca disminuir el ruido y las distracciones que la tecnología ha traído a nuestras vidas de diversas maneras a medida que invade nuestros espacio. Por ejemplo, hay toda una industria creciente en nuestra cultura que gira alrededor del “mindfulness”, una occidentalización de la meditación oriental tradicional que busca entrenar la mente para vivir con más enfoque y calma en medio del caos de la vida moderna saturada de la tecnología.

Al mismo tiempo, uno de los antídotos más populares que se nos ofrecen hoy es el uso de más tecnología para aliviar nuestra saturación de tecnología y dispositivos. Mira el caso de las apps para meditar, por ejemplo. Son aplicaciones que ofrecen sesiones de audio para relajarse, dormir, y meditar. Calm es una de ellas. Ha sido descargada más de 40 millones de veces y ya vale más de 1000 millones de dólares.[1] Según el Centro para la Tecnología Humana (Center for Humane Technology), 99% de sus usuarios la aman.[2] La ironía es inescapable: queremos que la tecnología solucione los problemas causados por nuestro mal uso de ella.

¿Existe un camino mejor para experimentar descanso en un mundo ruidoso?

La disciplina olvidada del silencio y el retiro

Dios nos llama a vivir en comunidad. Debemos glorificarlo en un mundo manchado por el pecado. Las relaciones entre pecadores pueden ser complicadas. Lo mismo sucede con la vida en un planeta donde hay caos. Esto significa que jamás podremos gozar en este mundo el descanso final que nuestros corazones tanto anhelan. Debemos rechazar la idea de que lo mejor para nosotros es apartarnos por completo del resto del mundo.

Los cristianos tenemos permitido y necesitamos tomar tiempos a solas con Dios.

Sin embargo, los cristianos tenemos permitido y necesitamos retirarnos y estar en silencio para tomar tiempos a solas con Dios. Es algo en lo que tenemos que disciplinarnos si queremos florecer en medio de tanta saturación de ruido, notificaciones, información, y caos. Es algo que necesitamos si hemos de disfrutar la calma que solo Dios puede darnos. Si Cristo necesitó de esos momentos, ¡nosotros seguro también! (Mt. 14:23Lc. 4:42).

El silencio y la soledad nos ayudan a minimizar las distracciones cuando en oración derramamos nuestro corazón ante Dios y presentamos ante Él nuestra ansiedad (1 Pe. 5:7). También nos ayudan a minimizar las distracciones para meditar en la Palabra que restaura nuestras almas (Ps. 19:7). Esta es una meditación bastante diferente a la que el resto del mundo nos presenta: en vez de vaciar nuestras mentes o centrarnos en cosas de este mundo, somos llamados a ser saturados por la Palabra de Dios (Col. 3:16). La soledad y el silencio son de inmensa ayuda para esto. Así como Elías necesitó estar a solas para escuchar en un susurro la voz de Dios, nosotros también necesitamos esta disciplina espiritual para conocerlo más a Él.[3]

Esta es la clave bíblica para vivir con enfoque y calma mental en medio del ruido y las distracciones que nos rodean. Es algo tan simple como apagar el teléfono e irte a tu habitación, o a un lugar a solas al aire libre, para leer la Biblia y orar al Dios que te rescató.

Entonces, ¿por qué no buscamos cultivar esta disciplina? ¿Por qué a menudo preferimos sustitutos que, aunque puedan ayudarnos, no terminarán de saciar nuestra sed de tranquilidad?

Lo arriesgado del silencio y la soledad

Estar a solas con Dios es demasiado arriesgado para la mayoría de nosotros.

Por ejemplo, al hablar de las redes sociales, muchos creemos que tenemos muchos mensajes por responder y cosas por hacer. Queremos estar al tanto de las notificaciones que recibimos para no perdernos de algo bueno o malo (lo que los psicólogos han llamado FOMO).[4] Y esto a la larga resulta devastador para nosotros, pues forma una mente más distraída y nos hace sentir más cargas de las que podemos llevar. Esto sucede cuando vemos la cantidad de cosas en el mundo que demandan nuestra atención, y sencillamente no podemos (ni deberíamos tratar de) enfocarnos en todas.[5]

Sin embargo, nos sigue gustando la ilusión de omnisciencia que nos brinda la tecnología. Así que perseguir tiempos de soledad y silencio es arriesgado para muchos de nosotros porque atenta contra la fantasía moderna de que podemos y necesitamos saberlo todo para no quedarnos atrás en la carrera contra el resto del mundo.

No nos gusta apartarnos para estar a solas con Dios porque eso significa reconocer que el mundo no nos necesita tanto como pensamos.

No nos gusta apartarnos para estar a solas con Dios porque eso significa reconocer que el mundo no nos necesita tanto como pensamos. Por ejemplo, considera de nuevo nuestro uso de las redes sociales. Mira nuestro afán por likes que aumentan nuestro sentido de autoestima y estimulan la circulación de dopamina en nuestros cuerpos.[6] ¿No es cierto que las redes sociales no serían tan exitosas si no quisiéramos sentirnos importantes, escuchados, y vistos?

Otra razón por la que percibimos como arriesgado estar a solas con Dios es que, aunque anhelamos descanso, en nuestros corazones no lo queremos en Dios. De hecho, yo diría que esta es la razón principal por la que muchos de nosotros solemos evitar el silencio y la soledad. Esto explica por qué la que la televisión es más popular que la oración. Romanos 3:10-13 enseña, con palabras muy duras, que el hombre separado de Dios no busca en realidad a Dios. No queremos ser confrontados con nuestro pecado, nuestra finitud, y nuestras debilidades.

Por eso amamos las distracciones, como lo dijo Pascal siglos atrás:

“La distracción es la única cosa que nos consuela por nuestras miserias. Sin embargo, es la mayor de nuestras miserias. Por encima de todo, es lo que nos impide pensar en nosotros y así nos conduce imperceptiblemente a la destrucción”.[7]

Nos gusta la distracción porque nos ayuda a ignorar nuestra condición de miseria espiritual y separación de Dios. Esto contribuye de manera especial a nuestra ansiedad por consumir cosas y distraernos con lo último que nos presente la tecnología. Por ejemplo, nos hemos vuelto adictos a mucho contenido en Internet, a nuestros teléfonos, y a la televisión. Esto no es de extrañar. La mayoría del contenido que más nos gusta está diseñado para capturar nuestra mente con el fin de ganar dinero.

Estas son solo algunas de las razones, que se complementan a sí mismas, por las que no buscamos más silencio y soledad con Dios. Pudiéramos seguir hablando al respecto, exponiendo más razones, pero ya entiendes el punto: debido a nuestro pecado, el silencio y la soledad con Dios son cosas que percibimos como demasiado arriesgadas en más de una manera. Se requiere mucho valor para salir de las arenas movedizas de las distracciones, el orgullo, el consumismo, y las fantasías contemporáneas que nos envuelven en la actualidad por medio de la tecnología.

El valor para apartarnos del ruido y el desorden

Así que si somos honestos, veremos que se requiere valentía para redescubrir y perseguir la disciplina de estar a solas con Dios. Al igual que Marta, solemos olvidar qué es aquello que en verdad puede saciarnos y es lo más importante en el universo: “Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas; pero una sola cosa es necesaria, y María ha escogido la parte buena, la cual no le será quitada” (Lc. 11:41-21).

Debido al amor de Dios mostrado en la cruz, ya no tenemos por qué temer acercarnos a Él. No hay razón para distraernos de la realidad y llenarnos de ruido y distracciones.

La clave está en entender que Jesús es lo más necesario e importante. Él vino a morir en una cruz para darnos descanso y llevar el castigo por nuestro pecado. Así podemos tener acceso al Padre, quien desea que entremos en su reposo (Heb. 4:1-11). Así hallaremos descanso verdadero (uno que las apps más modernas y la filosofía pagana no pueden darnos). Al apartarnos del caos por un momento para buscar conocerlo más en oración y estudio profundo de su Palabra, experimentaremos un adelanto del descanso final en Dios que nos aguarda por la eternidad.

Debido al amor de Dios mostrado en la cruz, ya no tenemos por qué temer acercarnos a Él. No hay razón para distraernos de la realidad y llenarnos de ruido y distracciones. Dios conoce todo lo peor sobre nosotros, y a pesar de eso nos amó de tal manera que dió a su Hijo para salvarnos (Jn. 3:16). Al mismo tiempo, ya no tenemos por qué vivir esclavos de la idolatría del consumismo o nuestros propios egos. Ya no tenemos qué seguir la fantasía de pretender estar conectados a todo y simular ser como dioses.

¿Estás profundizando en el evangelio de tal manera que puedas ser valiente y buscar a Dios en el retiro y el silencio?

[1] Calm Raises $88M, Becomes First Mental Health Unicorn.

[2] What’s the difference between apps we cherish vs. regret?

[3] Donald Whitney ha escrito más sobre los beneficios del silencio y el retiro en su libro Disciplinas espirituales para la vida cristiana.

[4] Síndrome FOMO.

[5] Help, I’m Exhausted by Social Media.

[6] Dopamine, Smartphones & You: A battle for your time.

[7] Blas Pascal, Una mente encendida (Miami, Florida: Patmos, 2009), p. 90.

¿Qué significa “atar y desatar”?

¿Qué significa “atar y desatar”?

Tal vez Mateo 16:19 es uno de los versos bíblicos más abusados hoy:

“Yo te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra, será atado en los cielos; y lo que desates en la tierra, será desatado en los cielos”.

Muchas personas creen que, con estas palabras de Jesús a Pedro como base, y por extensión a los apóstoles y a todos los demás creyentes, podemos “desatar” bendiciones para nuestras vidas y “atar” toda maldición o espíritu malo que venga contra nosotros.

No es raro oír en algunas iglesias frases como “desato prosperidad para ti”, o “ato todo espíritu de mal en este lugar”. Incluso hay quienes “atan al diablo” para que no les haga daño.

¿Es esa la aplicación correcta del pasaje? ¿A qué se refiere la Biblia por atar y desatar?

UNA AUTORIDAD DADA POR JESÚS

Para entender este versículo, primero notemos esto: Jesús dice estas palabras luego de que Pedro, representando a los doce apóstoles, confesara por revelación de Dios que Jesús es el Cristo (v. 15-17).

Como afirma el pastor y exégeta John MacArthur, en sintonía con otros estudiosos, las llaves del reino de los cielos “representan autoridad, y aquí Cristo da a Pedro (y por extensión a todos los otros creyentes) la autoridad para declarar lo que era atado o desatado en el cielo”.[1]

El erudito William Hendricksen está de acuerdo. Él escribe que “el que ‘tiene las llaves’ (ver Ap. 1:183:7) del reino de los cielos determina quién debe ser admitido y a quién se debe negar la admisión”.[2] Por otro lado, como bien comenta Jonathan Leeman,

“Algunos estudiosos bíblicos hablan acerca de atar y desatar como una actividad judicial o rabínica. Por ejemplo, el rabino decidía cuándo aplicar la ley a una persona en particular y bajo qué circunstancias. Básicamente, Jesús otorgó a los apóstoles esta clase de autoridad: la autoridad de colocarse frente a un confesante, considerar su confesión, considerar su vida y emitir un juicio oficial en nombre del cielo”.[3]

De manera que en Mateo 16:19 hay algo sorprendente: Jesús habla en representación del cielo, le dice a Pedro que su confesión vino del Padre que está en los cielos, y les da autorización a los apóstoles para también representar a Dios en la tierra, atando y desatando aquí lo atado y desatado en el cielo.[4]

En otras palabras, los apóstoles tendrían autoridad para juzgar en la tierra quién debía ser reconocido dentro del Reino de Dios y quién no. De hecho, esta autoridad se menciona otra vez en Juan 20:23, cuando Jesús le dice a los apóstoles: “A quienes perdonen los pecados, éstos les son perdonados; a quienes retengan los pecados, éstos les son retenidos”.

Si somos protestantes, esto puede sonar problemático a primera vista. Nosotros creemos que solo Dios puede perdonar nuestro pecado. No es de extrañar que la Iglesia católica romana use pasajes como estos para justificar algunas de sus enseñanzas sobre la autoridad de ella y el papado. Entonces, ¿cómo entender esto correctamente?

COMPRENDIENDO MEJOR EL PASAJE

La autoridad que Jesús dio a sus apóstoles en Mateo 16 debe entenderse según Mateo 18.[5]En este pasaje vemos cómo se aplica esta autoridad. Allí, Cristo da instrucciones no solo a los doce, sino también a las iglesias locales sobre cómo lidiar con el pecado en la iglesia:

“Si tu hermano peca, ve y repréndelo a solas; si te escucha, has ganado a tu hermano. Pero si no te escucha, lleva contigo a uno o a dos más, para que toda palabra sea confirmada por boca de dos o tres testigos. Y si rehúsa escucharlos, dilo a la iglesia; y si también rehúsa escuchar a la iglesia, sea para ti como el Gentil (el pagano) y el recaudador de impuestos. En verdad les digo, que todo lo que ustedes aten en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desaten en la tierra, será desatado en el cielo”, Mateo 18:15-18 (énfasis añadido).

Esto nos enseña que la iglesia local tiene autoridad para declarar si alguien debe ser considerado como creyente o no (y por tanto miembro de ella o no), dependiendo de lo que diga la Biblia sobre el estado de esa persona, y dependiendo de si la profesión de fe de la persona es creíble. Por ejemplo, alguien que no se arrepiente de su pecado cuando se le aplica el proceso descrito en Mateo 18 deja de tener una profesión de fe creíble según la Palabra.

Como dice MacArthur:

“La suma de todo esto significa que cualquier cuerpo de creyentes debidamente constituido, actuando de acuerdo con la Palabra de Dios, tiene la autoridad para declarar si alguien es perdonado o no perdonado. La autoridad de la iglesia no es determinar estas cosas, sino declarar el juicio del cielo basado en los principios de la Palabra. Cuando hacen tales juicios sobre la base de la Palabra de Dios, pueden estar seguros de que el cielo está de acuerdo. En otras palabras, todo lo que ‘atan’ o ‘sueltan’ en la tierra ya está ‘atado’ o ‘desatado’ en el cielo. Cuando la iglesia dice que la persona que no se arrepiente está atada al pecado, la iglesia dice lo que Dios dice acerca de esa persona. Cuando la iglesia reconoce que una persona arrepentida ha sido liberada de ese pecado, Dios está de acuerdo”.[6]

Una interpretación errada de algún pasaje bíblico puede conducirnos a confusiones, y dejarnos sin entender y obedecer lo que Dios nos dice.

El siguiente ejemplo puede ayudarnos a entender mejor este asunto.[7]

Supongamos que eres colombiano y extravías tu pasaporte mientras estás en otro país. Vas a una embajada de tu nación, explicas tu caso, y ellos hacen su trabajo y concluyen que eres colombiano. Entonces la embajada te da un nuevo pasaporte. La embajada, entonces, no te hace colombiano. ¡Ya eras colombiano! Simplemente te reconoce como uno y testifica eso ante el mundo.

De igual manera, la iglesia local no te hace cristiano ni puede convertirte en uno. Pero tiene autoridad para reconocerte o no como tal. Ella puede decidir si tratarte o no como ciudadano del Reino de Dios según la Biblia. Se trata de una autoridad que ningún cristiano tiene por sí solo, y que está relacionada al tema de la membresía y disciplina de la iglesia.

Por supuesto, la iglesia no es perfecta, y a veces erramos en el ejercicio esta autoridad. En ocasiones, por ejemplo, podemos no reconocer como creyente a alguien que sí debería ser reconocido como tal. Por eso necesitamos buscar ser bíblicos en todo, de manera que los juicios que emitamos estén conformes a lo que Dios declara en el cielo.[8]

HERMANOS, USEMOS BIEN LA PALABRA

Como puedes ver, hay un abismo enorme entre la interpretación más común que se enseña en muchas iglesias sobre lo que significa atar y desatar, y lo que la Biblia en verdad enseña.

Mateo 16:19 es un texto que nos ayuda a tener un entendimiento de la iglesia más bíblico. Nos habla de la autoridad que tenemos como creyentes para recibir en el nombre de Jesús a otros creyentes en el evangelio, y para dejar de reconocer como creyentes a quienes se aparten de la verdad y no se arrepientan conforme a la Biblia.

Sin embargo, una interpretación errada de este y cualquier otro pasaje bíblico puede conducirnos a muchas confusiones, y dejarnos sin entender y obedecer lo que Dios nos dice. Esto nos recuerda la importancia de 2 Timoteo 2:15: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad”.

Gracias al evangelio de Cristo, quien vino para salvarnos y darnos comunión con Dios, tenemos su Espíritu Santo que nos guía a toda verdad, y recibimos perdón por todos nuestros pecados (incluyendo las veces que hemos usado mal la Biblia). Como pueblo redimido, tenemos la Palabra de Dios y lo necesario para profundizar en ella cada día más.

Oremos que el Señor nos conceda ser cuidadosos al leer la Biblia, de manera que podamos aplicar todo lo que nos corresponda aplicar, y enseñar todo lo que nos toca enseñar.


[1] NASBThe MacArthur Study Bible (Thomas Nelson), loc. 226741.

[2]  William Hendriksen, Comentario al Nuevo Testamento: El Evangelio según San Mateo(Libros Desafío), p. 683.

[3] Jonathan Leeman, La membresía de la iglesia (9Marks)p. 72.

[4] Ibíd, p 71. Algunas Biblias, en sus versiones de estudio o notas al pie (como LBLA), señalan que esa última frase también puede traducirse como “lo que ates en la tierra, habrá sido atado en los cielos; y lo que desates en la tierra, habrá sido desatado en el cielo”. Así se hace más evidente que esto no se trata de nosotros dictando la agenda del cielo, sino del cielo dictando la agenda que se cumple en la tierra.

[5] Vale destacar que estas son las únicas dos veces que Jesús menciona en los evangelios la palabra que traducimos al español como “iglesia”.

[6] NASB: The MacArthur Study Bible (Thomas Nelson), loc. 226741.

[7] Esta ilustración está tomada y adaptada de Leeman, p. 31-32.

[8] “Jesús condenó definitivamente todo atar y desatar que fuese arbitrario, caso en que el prohibir y permitir, el excluir y admitir y readmitir equivale a una transgresión del mandamiento de Dios (15:1–20; 23:13). Cuando una persona es excomulgada injustamente, el Señor la recibe (Jn. 9:34–38)” (Hendriksen, p. 684).

 

 

 

Cómo Aprender a Orar: Algo Que Todo Cristiano Necesita Saber

Cómo Aprender a Orar: Algo Que Todo Cristiano Necesita Saber

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“Prefiero enseñar a un hombre a orar que a diez hombres a predicar” — Charles Spurgeon

No hay nada en la vida cristiana más subestimado que la oración.

alimentemos_el_almaA la luz de la Biblia, he aprendido que necesitamos aprender a orar. La oración no se trata de cómo podemos orar, qué palabras podemos decir, sino de cómo Dios ha revelado que quiere que lo hagamos. Sobre esto he hablado de forma más extensa.

Considero que muchos de los líderes actuales en la iglesia han sido completos irresponsables al no enseñar a la gente orar. Y también las personas en las iglesias han fallado en esto, al no preguntar cómo hacerlo.

Nunca he oído a alguien decir: “Una pregunta, ¿me enseñas a orar?” Sin embargo, eso fue lo que los discípulos de Jesús hicieron (Lucas 11:1). Ellos no le preguntaron “Maestro, ¿me enseñas a caminar sobre el agua o a multiplicar panes?” Preguntaron cómo orar, porque vieron que Jesús era un hombre de oración y en Su ejemplo, la importancia de orar.

Orar es adoración. Y no hay nada más serio que la adoración porque eso es lo que los creyentes haremos por toda la eternidad en cielo (Apocalipsis 19:1).

Si Dios no ha consumido en Su ira a todos los millones de cristianos en el mundo que no se han tomado en serio la importancia de la oración y que no lo han hecho conforme a la Palabra de Dios, ha sido por Su grandiosa misericordia. Realmente merecemos ser destruidos por Su ira cuando no hacemos las cosas como Él lo ordena (Levítico 10:1-2 es un ejemplo de eso). Sé que esto suena muy incómodo, lo entiendo perfectamente, pero en realidad la oración es un asunto ASÍ de serio porque Dios es infinitamente santo. ¡Qué bueno que Él ha tenido misericordia de nosotros!

Piénsalo: Acercarnos a Dios a nuestra manera, y no a la manera de Él, es el acto de orgullo más grande que un hombre puede realizar… Por eso me importa aprender a orar correctamente y a ti también debería importarte.

Por supuesto, orar de una forma correcta no nos hará merecedores de que Dios nos escuche, pero es algo que nacimos para hacer. Es decirle a Dios: “Señor, orar a ti de la forma en que tú quieres que yo lo haga me importa mucho porque tú me importas mucho”.

Hoy quiero compartir contigo cinco consejos que te ayudarán a aprender a orar cada día mejor.

Lee también: 35 Frases sobre la oración que necesitas leer.

1. Usa tu cabeza.

Es necesario que cuando oremos, pensemos por qué oramos lo que oramos.

Muchas frases en muchas oraciones que incluso podemos escuchar en nuestras congregaciones, podrán sonar muy bonitas y hasta inspiradoras, pero no son bíblicas, ni siquiera un poco. Muchas de esas cosas rayan en la herejía, como la manía de declarar cosas a diestra y siniestra.

Es alarmante que la mayoría del conocimiento sobre la oración que los cristianos tienen en Latinoamérica, no proviene de la Biblia, sino de ideas que otras personas nos han enseñado o de otras oraciones que hemos escuchado.

Cuando decidimos pensar más sobre la oración, nos veremos desechando un montón de ideas que no agradan a Dios y depurando nuestro conocimiento al respecto. ¡Y eso es bueno!

Lee también: 40 cosas que he aprendido sobre la oración en mi viaje espiritual.

2. Conoce el propósito de la oración.

“Mientras no sepas que la vida es una guerra, no podrás saber la razón de la oración” — John Piper.

“Si no permanecemos en la oración, vamos a permanecer en la tentación” — John Owen.

Es importante que entendamos el propósito de la oración y meditemos en eso. ¿Para qué orar si Dios es soberano y llevará a cabo Su voluntad? Esa es una pregunta crucial y de ella he hablado en mi artículo: Hay cosas que no pasarán si no las pides en oración.

La oración es usada por el Espíritu Santo para cambiar nuestros corazones. La oración también sirve para bajar al corazón el conocimiento que tenemos en nuestras cabezas sobre Dios.

Además, como David Platt enseña, “Dios quiere obrar en este mundo de manera que sean el eco de nuestras oraciones”. Él pone en nuestros corazones así el querer como el hacer, incluso en la oración (Filipenses 2:13).

“La oración no es para cambiar los planes de Dios. Es para confiar y descansar en Su soberana voluntad” — Martin Lutero.

Cuanto más bíblicamente oremos, más sorprendidos seremos por el amor de Dios y viviremos experiencias profundas de Su gracia.

Dios quiere que cada día veamos más las cosas a nuestro alrededor y en nuestras vidas, como Él quiere que las veamos para que sepamos que Él es realmente fiel a Sus promesas, es soberano y maravilloso. La oración correcta es clave en esto porque al orar así, se puede decir que interiorizamos y grabamos en nuestra mente la Palabra de Dios. En otras palabras: Cuando oramos, no solo hablamos con Dios, sino que también escuchamos lo que decimos a Dios, y si lo que decimos a Él es conforme a Su voluntad revelada en Su palabra, al orar así y escucharnos, comprendemos y abrazamos cada día más lo que la Biblia nos muestra.

Lee tambiénSpurgeon sobre la oración.

3. Lee la Palabra de Dios y analízala.

Durante el sermón del monte, Jesús nos hace ver que la forma en que los paganos oran es equivocada porque ellos no conocen la revelación de Dios: Su Palabra (Mateo 6:7-8).

Por eso los gentiles, dice Jesús, por ejemplo, no saben que el verdadero Dios sabe exactamente lo que necesitamos incluso antes de que lo pidamos.

“Una buena lectura de la Palabra de Dios nos guiará a una oración más acorde a Su voluntad”

Allí está la clave del asunto: Tenemos que conocer los atributos de Dios. Necesitamos adentrarnos en Su Palabra… y hacerlo correctamente. Una buena lectura de la Palabra de Dios nos guiará a una oración más acorde a Su voluntad, como necesitamos orar.

Esto también tiene que ver con conocer realmente las promesas de Dios para nuestras vidas, para así orar de acuerdo a ellas. Agustín dio en el blanco cuando dijo:

“Tanta así es, Señor, tu misericordia, que te dignas de ligarte con tus promesas y te conviertes en deudor de la criatura a quien le perdonas tú sus deudas”

Lee también: 3 Preguntas que Debes Hacer Cuando Lees la Biblia.

4. Memoriza fragmentos de la Biblia y óralos.

No hay forma más segura de orar bíblicamente que orando fragmentos de la Palabra de Dios con un corazón agradecido y que ame a Dios. Por ejemplo, puedes orar Salmos en situaciones específicas en tu día a día, o las oraciones del apóstol Pablo (registradas en sus cartas) por la iglesia cuando vayas a orar por tus hermanos en la fe. De hecho, Jesús en la cruz oró el Salmo 22 (Mateo 27:46).

En los últimos meses he estado memorizando la Biblia y orando Salmos en mis oraciones, y eso me ha servido para conocer más la Palabra y guardarla en mi corazón, así que te animo a hacer lo mismo. Orar pasajes de la Biblia no es una fórmula para que la oración sea efectiva, pero sí nos enseña cómo dirigirnos a Dios y nos sirve para entender más Su voluntad, y eso es abrumador y muy bueno.

Aquí explico cómo memorizar la Biblia mediante el método que uso. Es menos tedioso de lo que te imaginas, es mucho más fácil de lo que crees, y es mucho más valioso que lo que puedes pensar.

Por supuesto, ten cuidado de no memorizar mal la Biblia y sacar textos de contextos. Además, es importante saber que orar de memoria fragmentos de la Biblia no siempre es orar “bíblicamente”. Si no hay discernimiento, revelación en Cristo, de algún pasaje bíblico que digamos cuando oremos, por mucho que lo que hablemos esté en la Biblia, no será más que una vana repetición (y Jesús nos advirtió sobre pretender orar así en Mateo 6:7)

“Lo único que hace efectiva nuestra oración es la intercesión de Cristo por nosotros”

Es vital que memorizar no sea una tarea para alimentar el orgullo, ni un engaño, al creer que es lo que hace falta para que la oración sea efectiva. Lo único que hace efectiva nuestra oración es la intercesión de Cristo por nosotros (1 Timoteo 2:5). Memorizar la Biblia debe ser un producto de amar a Dios y la revelación que hay de Él en Su Palabra.

5. Sé una persona de oración.

“Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias” (Colosenses 4:2)

“El secreto de la oración es orar en secreto” — Leonard Ravenhill

Cuanto más apliquemos las cosas que aprendemos en la Biblia sobre la oración, ¡más aprenderemos a orar!

En este post no te he hablado como un experto. Te he hablado como una persona que está aprendiendo a orar y desea que tú también lo hagas.

Es esencial que seamos personas de oración. Que oremos por largos ratos a solas. Que no subestimemos la oración como muchos tienen por costumbre.

Ora mucho, crece en oración y el Espíritu Santo te guiará conforme a la Palabra a orar como Dios quiere que lo hagas porque Él está con nosotros para conducirnos a toda verdad (Juan 16:13). Y cuando no sepas qué pedir, confía en lo que significan estas maravillosas palabras:

“Además, el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, nosotros no sabemos qué quiere Dios que le pidamos en oración, pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y el Padre, quien conoce cada corazón, sabe lo que el Espíritu dice, porque el Espíritu intercede por nosotros, los creyentes, en armonía con la voluntad de Dios” (Romanos 8:26-27 NTV)

Y recuerda:

“Si te amó, cuando estabas lleno de corrupción; ¿no escuchará tus oraciones ahora que te ha hecho heredero del cielo?” — Charles Spurgeon.

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