6/6 – Nacido para ser santo

Gracia a Vosotros

Serie: Beneficiándonos de las pruebas de la vida

6/6 – Nacido para ser santo

John MacArthur

https://cdn.gty.org/gracia/sermons/High/59-8.mp3?x-source=website&x-type=download

Quiero darle la bienvenida a nuestro estudio continuo de la epístola de Santiago. Puede tomar entonces su Biblia y abrirla en Santiago. Tenemos mucho por delante en esta gran epístola, pero vamos a detenernos en esta noche para una breve mirada al versículo 18. Normalmente, estaríamos tomando otra sección comenzando en el versículo 19, debido a que mencionamos el versículo 18 en nuestro último estudio. Pero quiero detenerme un momento y desarrollar nuestro entendimiento de Santiago 1:18, porque es un versículo tan, tan importante. Este es un versículo que realmente expresa de una manera muy simple el significado del nuevo nacimiento. El significado de la salvación.

Me llamó la atención esta mañana en la recepción para nuestros invitados que habían llegado por primera vez, conocer a una joven de Japón que entiende algo de inglés, inglés coloquial. Y confesó esta mañana que le resultó muy difícil seguir lo que estaba diciendo en el mensaje. Y me hizo pensar no tanto en el hecho de que las palabras que digo no son tan claras como tales sino en el hecho de que entre más tiempo pasa y usted es cristiano y entre más se involucra en el cristianismo y en la Palabra de Dios, en cierta manera, más lingo evangélico usted quizás desarrolle; y alguien que llega y habla algo de inglés a nivel de conversación va a tener una dificultad sería para entender lo que usted está diciendo. Es un buen recordatorio también que de vez en cuando necesitamos regresar a la realidad simple de lo que el Evangelio realmente es. Y eso es lo que queremos hacer en esta noche.

Veamos juntos el versículo 18 de Santiago capítulo 1. Dice esto: “Él,” hablando del Padre, Dios Padre mencionado en el versículo 17, “de Su voluntad nos hizo nacer por la Palabra de verdad para que seamos primicias de Sus criaturas.” Un versículo simple, pero uno en el que se encierra toda la riqueza del nuevo nacimiento. El Antiguo Testamento dijo ‘sed santos porque Yo, Jehová, soy santo.’ Pedro dice en su epístola ‘sed santo porque yo soy santo’. Para entrar en la presencia de Dios, el hombre debe ser santo, apartado del pecado a la justicia.

Ahora, los hombres no son santos, eso es obvio. No son justos, esto es, son pecaminosos. No piensan correctamente, no hablan correctamente, no actúan correctamente, no hacen lo correcto. No perciben de manera apropiada a Dios. No se perciben de manera correcta a sí mismos. No perciben de manera correcta la Verdad de Dios, la revelación de Dios, la ley de Dios o la voluntad de Dios. Pero a pesar de que los hombres no son santos y no están bien con Dios, en la mayoría de los casos, no perciben que no son santos. No entienden que no son justos. No están de acuerdo de manera dispuesta con el diagnóstico de las Escrituras de que son pecaminosos. Los hombres no son santos, y peor que eso, no reconocen ni la necesidad de santidad. Y en muchos casos, la ausencia de la misma. Y si reconocen que no son santos, normalmente, culpan a alguien más por esa realidad.

Y eso es lo que estábamos explicando en nuestra última mirada de este capítulo tremendo. Indirectamente, los hombres imponen la responsabilidad de su pecaminosidad en Dios de manera típica. Y como vimos en los versículos 13 al 18, vimos que no podemos culpar a nadie más que a nosotros mismos por nuestra propia pecaminosidad. Ciertamente, no podemos culpar a Dios al decir ‘bueno, Dios nos creó. Dios hizo leyes que son imposibles de guardar. Dios me ha permitido ser como soy, por mi ambiente. Me ha colocado en circunstancias que me imponen de tal manera que no puedo controlar mi conducta,’ etcétera, etcétera.

Pero lo que Santiago nos dice es que Dios no puede tener parte alguna en nuestra pecaminosidad ni de manera directa o indirecta. Entonces, los hombres deben ser santos para tener una relación con Dios. No son santos. Y en la mayoría de los casos, ni siquiera reconocen que no son santos. Y si reconocen que pecan, normalmente culpan a alguien más y ese alguien, de manera muy vaga, es el Dios que los colocó en las circunstancias en las que están y les dio los impulsos que les dio y entonces, quieren evadir la responsabilidad.

Entonces, Santiago dice en los versículos 13 al 18 que usted no puede culpar a nadie más que a sí mismo por su pecado. En el versículo 13 él dice ‘la naturaleza del mal demuestra eso. Ninguno puede decir cuando es tentado soy tentado por parte de Dios porque Dios no puede ser tentado por el mal ni Él es tentado por nadie.’ Usted no puede tentar a Dios por la maldad porque Dios y la maldad son mutuamente exclusivos. Se excluyen de manera mutua.

Y después, en el versículo 14, la naturaleza del hombre, él dice, el hombre tiene su propio problema. El hombre es tentado cuando es atraído y seducido por su propia concupiscencia. Y el problema está en el hombre. Está en su pecaminosidad, en su estado caído.

Después, él habla acerca de la naturaleza, la concupiscencia en los versículos 15 y 16. Y la concupiscencia cuando concibe, da a luz al pecado. Y el pecado, cuando finalmente llega a su punto de maduración, da a luz a nada más que la muerte y no se equivoque en eso. En otras palabras, entienda que es la realidad del pecado. Entonces, no está en Dios, porque Dios y el mal son incompatibles. El problema está en la naturaleza del hombre. Y en la naturaleza del hombre está en su deseo malo, su concupiscencia, su pasión por lo que está mal.

Después, en el versículo 17 él regresa a hablar de la naturaleza de Dios y él dice: “es de Dios de quien desciende toda buena dádiva y todo don perfecto y nunca hay sombra alguna en eso.” Así que no puede culpar a Dios porque Su naturaleza es únicamente dar cosas buenas. De Dios, sólo sale el bien. Entonces, él dice que no podemos culpar a Dios por nuestro pecado debido a la naturaleza de la maldad, la naturaleza del hombre, la naturaleza de la concupiscencia y la naturaleza de Dios.

Después, en el versículo 18, en cierta manera, él resume su argumento al decir “la naturaleza de la regeneración misma,” o la conversión o salvación, o el nuevo nacimiento, “nos muestran que Dios no nos lleva al pecado.” El versículo 18 dice “de Su voluntad,” en otras palabras, fue Su voluntad el hacernos nacer para que seamos como Él. Una especie de primicias de Su propia creación. Entonces, el propósito de la regeneración fue dar nacimiento para que vivamos. Crearnos para hacer bien, no maldad. Darnos poder sobre el pecado como parte de una nueva criatura.

Entonces, Dios de ninguna manera está involucrado en nuestra pecaminosidad. Él no puede mezclarse con la maldad. El problema está en el hombre. En el hombre, el problema se encuentra encerrado en su concupiscencia. La naturaleza de Dios es tal que Él solo da regalos buenos. Y cuando Dios toca su vida, es para producir vida, no muerte. Para producir justicia, no pecado. Para ser una nueva criatura, no ejercer a la antigua, la vieja.

Entonces, todas esas cosas que vimos la última vez apuntan al hecho de que Dios no puede ni de manera directa o indirecta ser la fuente del pecado. Dios no tienta a los hombres a pecar, ni puede hacerlo.

Y entonces, vimos el versículo 18 a la luz de eso. Pero el versículo es tan rico porque explica este asunto del nuevo nacimiento o de dar a luz una persona, de regenerar una persona. Y demanda una mirada más cercana y más larga; y queremos hacer eso en esta noche. Él nos presenta el tema de la regeneración en el versículo 18 en conexión o en relación a un punto en su contexto. Y el punto es lo que le acabo de decir. Él está usando la regeneración como una manera de demostrarle que Dios no lleva a la gente a pecar. Él nos lleva a ser criaturas de un nuevo tipo como Él. Él los saca del pecado a una nueva vida. Y eso sería incoherente con cualquier pensamiento de que Él nos lleva a pecar. Él está recreándonos y alejándonos del pecado, no acercándonos al pecado.

Pero fuera del contexto mismo, conforme vemos al versículo, quiero examinarlo por sí mismo porque dice tanto acerca de la regeneración. Y la enseñanza entera de la regeneración y el nuevo nacimiento es digna de nuestra atención cuidadosa.

Ahora, mantenga en mente lo que dije hace un momento y lo vimos en el texto: que el hombre está lleno de concupiscencia. Y la concupiscencia produce pecado; y el pecado, da a luz la muerte. Es verdad que, sin santidad, nadie jamás tendrá una relación con Dios. Nadie jamás conocerá a Dios de manera plena. Nunca nadie entrará a la presencia eterna de Dios sin santidad. Sin embargo, el hombre es impío y es pecaminoso. Y todo en su naturaleza produce concupiscencia y maldad.

Para darle un entendimiento más claro de eso, observe Romanos conmigo, capítulo 3. Una parte, una porción muy conocida de las Escrituras para los estudiantes de la Biblia. Pero una que necesita ser examinada a la luz de este punto en particular. Al final del versículo 9, él dice: ‘judíos y griegos por igual, todos están bajo pecado’. Todos están literalmente bajo el dominio del pecado. Todos están sujetos al control del pecado.

Y después, él procede a mostrar esto de manera extensa al citar a partir de algunos pasajes del Antiguo Testamento. Y él dice: “como está escrito, no hay justo, ni aún uno.” No hay un solo ser humano creado en este mundo, desde la caída de Adán, que sea justo. Y eso significa que está en una relación correcta con Dios y hace lo justo, que obedece la voluntad de Dios en y por sí misma. No hay justo, ni aún uno. No hay quien entienda. Esto es: no hay alguien que comprenda de manera completa lo que Dios demanda y que tenga la capacidad de entender de manera plena esto y lo cumpla.

No hay quien busque a Dios. La inclinación del hombre busca del pecado. Los hombres aman ¿qué? Las tinieblas, Juan 3, en lugar de la luz porque sus obras son malas. Todos se desviaron, se han desviado a sí mismos del camino que Dios ordenó para la justicia. Todos se volvieron inútiles. La palabra griega tiene que ver con leche agria. Son buenos para nada. Son absolutamente inútiles. No hay nadie que haga el bien, no hay ni siquiera uno.

Y después, él describe la naturaleza de su maldad. “Sepulcro abierto es su garganta.” Apesta como un cadáver muerto cuyo olor sale de una tumba. “Con sus lenguas engañan. Veneno de áspides o de serpientes está debajo de sus labios.” Un hombre básicamente es revelado en su conversación y en su boca. Y la condición de su naturaleza pecaminosa, mala, horrenda, contaminada, mortal, sale de su boca. La boca está llena de maldición y amargura. “Sus pies se apresuran para derramar sangre. Quebranto y destrucción hay en sus caminos, no conocieron camino de paz y no hay absolutamente reverencia hacia Dios ante sus ojos.”

Aquí está una definición del hombre pecaminoso, el hombre sin Dios. Y el mundo entero se encuentra bajo esto en el versículo 18, para que toda boca sea silenciada y todo el mundo este culpable delante de Dios. Y no hay manera alguna, él dice en el versículo 20, en la que mediante su carne puedan ser justificados por Dios al guardar algunas reglas, al obedecer la ley, aunque sea la ley de Dios. La ley simplemente produce el conocimiento del pecado, no produce justicia.

Entonces, ahí está la definición del hombre a partir de Romanos 3. El hombre, en su estado pecaminoso. Observe Efesios 2. En Efesios 2 dice en el versículo 1: “y Él os dio vida a vosotros que estabais muertos en vuestros delitos y pecados.” Y aquí encontramos que el hombre se caracteriza de nuevo como estando muerto. El hedor de un cadáver y la característica de su mortandad es una mortandad en delitos y pecados. Simplemente, usando dos palabras para mostrar el tipo de amplitud y la extensión de su pecaminosidad. “Él anda,” dice, “según la corriente de este siglo.” En otras palabras, su conducta diaria es dictada por el sistema maligno. El que está a cargo de su vida es el príncipe de la potestad del aire. El Espíritu que opera en los hijos de desobediencia. Esos son títulos para Satanás. Él opera, versículo 3, en los deseos de la carne. Él satisface el deseo de la carne y de la mente; y es, por naturaleza, un hijo de ira. Esto significa que él es objeto del juicio, él es objeto del juicio de Dios.

Ahora, todo esto es muy básico, muy elemental. El hombre, para poder tener una relación correcta con Dios necesita ser santo. El hombre no es santo. El hombre reconoce que no es santo. Y algunas veces, si él reconoce que no es santo y es pecaminoso, él tiende a culpar a Dios por sus circunstancias, evade la responsabilidad que lo mantiene confinado bajo la sujeción al pecado, y, por lo tanto, aislado de Dios.

Ahora, la pregunta que surge es: ¿qué vas a hacer para ayudarle a este hombre? ¿Qué vas hacer para cambiar la situación? ¿Qué es lo que este hombre necesita? Los cambios externos no son suficientes. Él no puede por alguna resolución en su propia mente determinar que él va a obedecer la ley de Dios y salir de su estado de mortandad. Él no puede darse a sí mismo vida nueva. Lo que él necesita es ser recreado. Él necesita un nuevo corazón, una nueva persona, un nuevo principio de vida. Él necesita nacer de nuevo. Él necesita comenzar de nuevo y salir como alguien diferente. Como si en las palabras de Nicodemo, él pudiera regresar al vientre de su madre y comenzar de nuevo con una nueva naturaleza, una naturaleza diferente. Debido a que la santidad es la condición absoluta para ser aceptado, para tener comunión con Dios, el hombre pecaminoso en su condición de muerte caída jamás puede tener esta comunión. Y Dios no va a aceptar su persona corrupta; entonces, él necesita una vida nueva. Él necesita una vida totalmente nueva.

Entonces, cuando hablamos del Evangelio del nuevo nacimiento, no estamos hablando acerca de añadir algo, no estamos hablando acerca de agregar algo, no estamos hablando acerca de colocar algún tipo de moño, acerca de colocar algún tipo de ropa en un hombre viejo. Estamos hablando acerca de una transformación total. Entrar en una relación correcta con Dios demanda una persona totalmente nueva. Usted necesita regresar y comenzar de nuevo y nacer de nuevo para tener una vida nueva.

Ahora, las Escrituras afirman esto. Esto ni siquiera es nuevo en el Nuevo Testamento. Esto fue parte de la promesa en expectativa del Antiguo Testamento. Jeremías, por ejemplo, dice que: “engañoso es el corazón más que todas las cosas y perverso.” Y Jeremías dice: “podría el etíope cambiar su piel?” ¿Puede él, de manera dispuesta y simplemente por estar dispuesto, puede cambiar el color de su piel oscura? Y después, Jeremías dice: “¿podrá el leopardo cambiar sus manchas?” Y la respuesta es: ¡claro que no! Entonces, “¿cómo podréis vosotros hacer bien cuando estáis acostumbrados a hacer el mal?”

Usted no puede cambiar su vida tampoco; entonces, usted necesita una transformación. Esto es Jeremías 13:23. Y ahí en el capítulo 31 viene la promesa maravillosa de esa transformación. Jeremías 31:31: “he aquí, vendrán días, dice Jehová, cuando haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá, no según el pacto que hice con sus padres en el día que los tomé de la mano de la tierra de Egipto,” y demás. Él dice: “haré un nuevo pacto,” versículo 33. Pondré Mi ley en su interior. La escribiré en sus corazones. Seré su Dios y serán Mi pueblo. Voy a meterme adentro y voy a cambiar su interior. No lo pueden hacer por sí mismos. Entonces, alguien más tiene que hacerlo por ellos. El hombre tiene que tener un cambio en la médula misma de su ser. El hombre natural, esto es el hombre no regenerado, el hombre que no conoce a Dios, el hombre pecaminoso, el hombre no redimido, el hombre no salvo, no, dice 1 Corintios 2:14, “no puede recibir las cosas del Espíritu de Dios”. Él no puede recibirlas. Él está muerto y un cadáver no responde a nada.

Entonces, ¿que necesitas? Entonces, ¿qué necesita? Necesita un nuevo nacimiento. Necesita vida nueva. Le acabo de leer Efesios 2:1 al 3, cómo los hombres están muertos en delitos y pecados siguiendo los deseos de la carne y los deseos de la mente. Los deseos de la carne, estando sujetos al liderazgo de Satanás, el príncipe de la potestad del aire. Son hijos de ira. Pero dice inclusive cuando estábamos muertos en delitos y pecados, en el mismo capítulo, en el versículo 5, Cristo nos dio vida y nos resucitó. Y aquí está la idea de una resurrección de los muertos. De vida nueva, de un nuevo nacimiento. Romanos 6 dice: “cuando crees en Cristo, usted muere y resucita para caminar,” y usa esta frase maravillosa, “en vida,” ¿qué? “En vida nueva.”

Ahora, esto es lo que toda persona debe tener: vida nueva. La vida antigua tiene que ser totalmente quitada y debe venir nueva vida. En Efesios 4:24, usted se ha puesto al nuevo hombre, lo cual, escuche esto, según Dios, es creado injusticia y santidad verdadera. Cuando usted llega a la salvación, usted se viste de un nuevo hombre, una nueva persona. No ropa nueva. Una persona nueva. Es una recreación.

La mejor y más vívida ilustración de esto se encuentra en el encuentro maravilloso entre Jesús y Nicodemo. Entonces, pase a Juan 3 y veámoslo brevemente y recordemos esta historia que es maravillosa. Maravillosa. Hubo un hombre de los fariseos, esto es, él era un líder religioso de gran estima. Él pudo haber sido tan prominente como cualquier maestro porque en el versículo 10, Jesús dice “tú,” y usa el artículo definido, “tú eres el maestro de Israel y ¿no conoces estas cosas?”

Entonces, aquí hay un hombre que es reconocido quizás públicamente como el maestro de Israel, de cierta prominencia. Un fariseo bien instruido en la ley. Él se acerca a Jesús y le dice: “sabemos que eres un maestro de Dios.” Aquí hay un hombre de gran estima, hay un hombre que reconoce su propio llamado. Pero reconoce a uno que está significativamente por encima de él en entendimiento. Entonces, él viene a Jesús y le dicen el versículo 2: “sabemos que eres un maestro que ha venido de Dios, porque nadie puede hacer los milagros que Tú haces a menos de que Dios esté con Él.”

Y él nunca dice lo que está en su corazón. Él no hace una pregunta. Pero Jesús lee su corazón y “Jesús respondió”. Esa es una afirmación interesante porque él no preguntó nada. Él simplemente dijo “Tú eres un maestro” y procedió a decir “vienes de Dios, sabemos eso.” Pero Jesús respondió la pregunta en su corazón y dijo “de cierto, de cierto te digo que a menos de que un hombre nazca de nuevo, un” no puede ver el Reino de Dios. Y Él sabía lo que estaba en el corazón de Nicodemo. Y lo que era es: ¿cómo entro en el Reino? Aquí había un hombre que era un maestro en Israel, un fariseo. Tenía todo a su favor en términos religiosos, pero sabía que no había entrado verdaderamente al Reino de Dios.

¿Cómo sabía que no había entrado? Porque no había nada adentro de él que confirmara esto. Entonces, viene Jesús y la pregunta de su corazón es ¿qué hago para entrar al Reino? Y la explicación sería: soy religioso, estudio la ley, trato de vivir según el código del Antiguo Testamento. Soy un hombre ético, soy un hombre confiable, soy un hombre respetable. ¿Qué necesito añadir a mi vida para entrar al Reino? Y Jesús dijo “no añades nada. Comienzas de nuevo. Simplemente, matas todo y comienzas con el nacimiento. Tienes que nacer de nuevo.” Nicodemo le preguntó cómo un hombre podía nacer de nuevo cuando era viejo.

Ahora, él no está preguntando lo físico. ¡Por favor! Él no está diciendo “físicamente, ¿cómo regreso y nazco?” Él sabe de qué está hablando Jesús. Él simplemente está siguiendo con el mismo lenguaje velado, en términos parabólicos habla de meshal, el tipo de palabras que usaban. Y él está siguiendo esa misma metáfora, esos mismos términos descriptivos que Jesús está utilizando. Y él está diciendo cómo es que alguien, teniendo tantos años en una religión, tantos años siguiendo un código, tantos años ahora como fariseo y rabino y maestro de la ley, cómo ahora llega y deshace todo esto y comienza desde el principio. Eso es lo que está diciendo.

Y si alguna vez le ha dado usted testimonio a un judío ortodoxo de cualquier edad, usted entenderá esta manera de pensar. ¿Cómo puedo llegar a desenredar toda esta búsqueda de toda la vida de religión y comenzar de nuevo? Eso era lo que estaba en la mente de Nicodemo. ¿Puede entrar en el vientre de su madre otra vez y nacer? Y en este punto él está hablando en términos figurados como Jesús. Él está diciendo de nuevo, de manera coherente con la analogía que Jesús estaba utilizando, ¿cómo puedo nacer de nuevo espiritualmente? Él sabe que Jesús está hablando espiritualmente. ¿Cómo lo puedo hacer? ¿Cómo puede suceder? Y Jesús le dice básicamente que no lo puede hacer. No lo puedes hacer, Nicodemo. De cierto, de cierto te digo, a menos de que un hombre nazca de agua y el Espíritu, él no puede, ¿qué? Entrar al Reino de Dios. Él dice que no lo puede hacer. Tiene que ser hecho mediante agua y el Espíritu. Tiene que ser realizado por un poder y un recurso que está fuera de ti mismo. Afuera de ti. Y ese poder es el agua y el Espíritu.

Ahora, ¿a qué se refiere eso? Ese es el agua de la salvación. Yo creo que, si usted regresa por un breve momento a Ezequiel 36, usted verá a Jesús hablándole a Nicodemo en términos muy conocidos. Él conocía el Antiguo Testamento. Él conocía la promesa de Ezequiel 36, versículo 25: “rociaré agua limpia sobre vosotros”. ¿Quién es el que va a rociar? Dios. Este es un acto soberano. “Y seréis limpios de su inmundicia y de todos vuestros ídolos. Y Yo os limpiaré.”

Lo que él le está diciendo a Nicodemo es esto: Número uno, Dios te debe limpiar de manera soberana. En segundo lugar, viene mediante el Espíritu Santo. Necesitas una salvación soberana que viene de afuera de ti. Así como Ezequiel profetizó, agua limpia, limpiando tu impiedad, tu inmundicia.

Pablo, escribiéndole a Tito, habla del lavamiento del agua mediante la Palabra. El agua de la regeneración, versículo 26, “y un nuevo corazón os daré y un nuevo espíritu colocaré dentro de vosotros. Quitaré el corazón de piedra de vuestra carne y os daré un corazón de carne.” Después esto, “colocaré Mi Espíritu dentro de vosotros y haré que desde adentro caminen en Mis estatutos. Guardareis Mis ordenanzas y las haréis.”

Entonces, cuando Jesús le dice a Nicodemo que debe hacer del agua y el espíritu para entrar al Reino, él está llevando a Nicodemo de regreso a Ezequiel 36 y diciéndole “tú sabes lo que el profeta dijo, necesitas una limpieza soberana que viene de Dios afuera de ti y la implantación de Su Espíritu Santo en tu corazón para darte una nueva vida y un nuevo corazón y una nueva motivación.” ¿Por qué? Versículo 6, “si tratas de hacerlo por ti mismo, aquello que es nacido de la carne es ¿qué? Lo único que vas a hacer es reproducirte a ti mismo. Más de ti. Pero aquello que es nacido del Espíritu es ¿qué? El Espíritu. Entonces, no te sorprendas de que te he dicho os es necesario nacer de nuevo. No te sorprenda.

Después, Él dice: “el viento sopla de donde quiere y oyes su sonido y no sabes de dónde viene y a dónde va.” Así es todo aquel que es nacido del Espíritu. ¿Sabe usted qué es lo que está diciendo aquí? Él está diciendo “no puedo decirte cómo o cuándo el Espíritu Santo hace esto, pero este es un acto soberano del Espíritu Santo. No puede ser rastreado. Ni siquiera puedes verlo venir o yéndose, pero el Espíritu de Dios se mueve en donde Él quiere y da nuevo nacimiento a quien Él quiere como el Dios soberano mediante la agencia del Espíritu, mediante el lavamiento del agua de la palabra en la regeneración, limpia el corazón, implanta al Espíritu dentro de un hombre. Lo que necesitas, Nicodemo es una nueva vida y ese es un acto soberano de Dios.”

Simplemente, lo que Jeremías 24 dijo en el versículo 7 en donde Dios dijo: “Yo les daré un corazón para conocerme.” Una nueva naturaleza, un nuevo corazón, una nueva vida. Si alguno está en Cristo, 2 Corintios 5:17, “nueva criatura es. Las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”

Entonces, lo que estoy diciendo aquí es que un nuevo nacimiento es esencial. Eso es lo que es la salvación. Es Dios descendiendo soberanamente a un pecador y por Su gracia, limpiando a ese pecador, implantando Su Espíritu en ese pecador de tal manera que la limpieza de ese pecador se encarga de su relación con Dios y la implantación del Espíritu se encarga de su poder para vivir en la voluntad de Dios. Y ése es el propósito de la regeneración.

Ahora, quiero hacer cuatro preguntas en nuestro versículo. Santiago 1:18. Regresemos. Esa fue introducción. Santiago 1:18, quiero hacerle cuatro preguntas de la regeneración. Preguntas muy simples y no nos va a tomar más que un tiempo breve responder las cuatro. En primer lugar, ¿qué es? Acabas de decir que el hombre no puede conocer a Dios sin santidad. El hombre no es santo. El hombre no reconoce su impiedad y cuando la reconoce, tiende a culpar a Dios. ¿Cómo es que él va a llegar a salir del dilema? Él está aquí culpando a Dios por ello o no reconociéndolo. ¿Cómo es que él va a cambiar? Bueno, dice usted, alguien le trae a él estándares más elevados, alguna ética más elevada, una ley que supuestamente debe guardar y lo hace por sí mismo. No. Aquello que la carne produce es más carne.

Entonces, lo que tiene que suceder, es que él necesita la intervención divina de un Dios soberano, quien por Su Espíritu entra, lava su pecado, implanta una nueva vida en él. Le da a Su Espíritu para activar esta nueva vida a la obediencia. Ese es un acto soberano. Esa es realmente la regeneración.

Pero entremos a este versículo y veamos las cuatro preguntas. Pregunta número uno: ¿qué es? ¿Cuál es la naturaleza de la regeneración? Y ya hice referencia a esto, de hecho, ya cubrimos una gran porción. Pero esto es simplemente una frase, “Él de Su voluntad nos hizo nacer”. Esa es la naturaleza de la regeneración. Es Dios dándonos a luz, dando nacimiento a nosotros como seres nuevos. Usted no es lo mismo. Usted es una creación totalmente nueva. Es el mismo verbo, por cierto, actualmente el mismo que se usa en el versículo 15. Dios, cuando Él concibe, produce la regeneración, produce la vida nueva. Es el mismo verbo. Está en el tiempo aoristo entonces, mira hacia atrás, hacia el momento de la salvación cuando nacimos mediante un Padre divino y se nos dio vida nueva como hijos de Dios.

Ahora, si usted quiere una definición técnica para “nos hizo nacer”, aquí hay una que creo que es excelente. Es dada por el teólogo Berkhoff hace muchos años atrás. Pero realmente lo dice: “la regeneración es ese acto de Dios mediante el cual el principio de la vida nueva es implantado en el hombre y la disposición gobernante de su alma es hecha santa.” Esa es una gran definición. “La regeneración es ese acto de Dios mediante el cual el principio de vida nueva es implantado en el hombre y la disposición gobernante de su alma es hecha santa.”

Esta es una transformación total. Eso no se oye para nada como Romanos 3, ¿verdad? O para nada como Efesios 2:1 al 3. De hecho, Pedro dice que nos volvemos participantes de la naturaleza divina. Dios nos da Su propia vida, Su propia virtud justa, Su propia santidad es implantada en nosotros. Simplemente, es un pensamiento tremendo: como cristiano, usted y yo poseemos la naturaleza misma de Dios, 2 Pedro 1:4. Somos participantes de esta naturaleza divina.

Ahora, en su plenitud, todavía estamos por recibir todo lo que eso implica. Pero ya ese principio de vida nueva es implantado en nosotros. Esto es completado en un momento del tiempo. No es un proceso. Es un acontecimiento. Es un acto mediante el cual Dios lo hace a usted nuevo. Es una obra secreta. No puede ser percibida. Esa es la razón por la que no podemos, en las palabras de Jesús, identificar al trigo de la cizaña. Porque este acto en particular es imperceptible. Es conocido únicamente mediante su efecto. Nosotros no podemos ver a Dios recreando a alguien. Ese es un milagro divino, invisible al ojo humano.

Pero implanta en la persona un nuevo principio de vida y una nueva disposición que es capacitado y es motivado y llevado a guardar la ley de Dios. Maravilloso. Supera la mortandad del pecado. Y la naturaleza mortal del pecado. Ya no estamos sujetos al pecado, dice Pablo en Romanos capítulo 6, el pecado ya no tiene dominio sobre nosotros. Ahora nosotros seguimos a un nuevo Amo de manera dispuesta y con anhelo.

Jesús dijo en Juan 10, “Yo he venido para que tengan” ¿Qué? “vida.” ¿Qué es lo que los hombres muertos más necesitan? Vida. Y entonces, Él viene para darnos vida nueva. Entonces, ¿qué es la regeneración? ¿Qué es? Nos hizo nacer. ¿Qué es lo que eso significa? Él nos dio vida nueva. Transformación total de la persona interna.

Segunda pregunta: ¿Quién lo hace? Bueno, eso ya se lo dije a partir de Juan capítulo 3. ¿Quién lo hace? Regrese una vez más al capítulo 18. Él de Su voluntad nos hizo nacer. Él, siendo Dios Padre, mencionado en el versículo 17 como la fuente de toda buena dádiva y todo don perfecto, Él de Su voluntad, está al principio en el griego en el versículo, lo cual lo coloca en la posición enfática mostrando que la voluntad soberana de Dios es la raíz de esta nueva vida. No podía ser de otra manera, porque ¿cómo es que una persona muerta se va a dar vida a sí misma? Es imposible. La fuente de vida nueva es Dios. Dios. Es la gracia del Dador, no es el deseo del receptor. Ese deseo del receptor es motivado por la gracia del Dador. Entonces, de manera total, es la decisión y la obra del Dios todopoderoso. Si yo soy salvo y usted es salvo, ¿quién recibe todo el crédito? Dios. Lo alabamos.

Regrese a Juan 1:12. Y quiero agregar un poco más a este pensamiento. Usted dice, “pero espera un momento, ¿acaso yo no recibí a Cristo?, ¿acaso yo no creí?” Claro, creyó. Usted creyó y lo recibió. Observe el versículo 12 de Juan 1. “Más a todos los que Le recibieron les dio potestad o la autoridad de ser hijos de Dios. A los que creen en Su nombre.” Usted dice: “eso es correcto. Yo creí y yo recibí. ¿Acaso yo no hice eso? ¿Acaso yo no inicie eso?” Observe el versículo 13: “los cuales son engendrados,” o nacidos no de sangre, no hablando de un nacimiento humano ni de la voluntad del hombre, sino de ¿quién?, “sino de Dios.” Usted creyó y usted recibió porque fue la voluntad de ¿quién? De Dios. Es algo soberano. Si usted creyó, si usted recibió, detrás de todo esto, estuvo la voluntad soberana determinante de gracia de Dios.

Ningún hijo jamás ha nacido en el mundo humanamente hablando, porque él o ella quiso nacer. ¿Es correcto? El nacimiento de un hijo estrictamente es la decisión de los padres. No de los hijos que no han nacido. El nacimiento espiritual es análogo a eso. Es la decisión del Padre Divino soberano. “Ninguno puede venir a mí,” dijo Jesús, “a menos de que el Padre” ¿qué? “Lo traiga.” A menos de que el Padre lo traiga. Inclusive la fe misma que ejercemos es concedida por gracia por parte de Dios.

Entonces, nuestra experiencia consciente de la conversión, nuestra experiencia consciente de entregar nuestra vida a Jesucristo, de creer en Su muerte y resurrección, de abrirle nuestros corazones para recibirle, de creer el Evangelio, todo eso es una consecuencia de Su voluntad soberana.

Amados, cuando se detienen a pensar en que fueron salvos porque Él predeterminó en la eternidad pasada el salvarlo, eso es algo maravilloso. Dios, en Su gracia y amor, predeterminó tener una relación de amor eternamente íntima con usted. Simplemente, porque eso es lo que Él quiso. ¡Maravilloso! Juan lo expresó de esta manera: “nosotros le amamos a Él porque Él” ¿qué? “Nos amó primero.” Un hijo ama a un padre humano como una respuesta al amor y cuidado paternal o maternal y la vida que le dieron a ese hijo. Y debido a que Dios ha determinado salvarnos, debido a que Dios decidió darnos vida nueva y una naturaleza santa, es absolutamente imposible, dice Santiago, que Él pudiera llegar a meternos o llevarnos a pecar. ¿Se da usted cuenta de lo incongruente que es esto? ¡Qué pensamiento tan emocionante! Él los predestinó para amarnos. Para darnos vida nueva, para que tuviéramos comunión eterna con Él. Y Él anhela que nosotros estemos en Su presencia. Y cuando vamos a Su presencia, Él nos va a ver como Su propio Hijo y Él va a derramar bendición eterna sobre nosotros, Sus hijos, por los siglos de los siglos de los siglos.

No es sorprendente que Juan dice en 1 Juan 3 “mirad el amor que el Padre nos dio para que fuésemos llamados hijos de Dios.” Él ni siquiera puede pensar en un adjetivo. Es absolutamente indescriptible. Él simplemente dice: mirad cuál amor nos ha dado el Padre. Él ni siquiera podía pensar en un adjetivo para describir este tipo de decisión soberana libre, predeterminada de amar.

Ahora, regresando a Santiago 1:18, simplemente un pensamiento más acerca de este punto en particular. Cuando él dice “de Su voluntad,” usa la palabra boulētheis,aoristo participio. No es sólo un deseo, sino que es una voluntad activa de lograr algo. No es que Dios sólo lo está deseando. Él desea que seamos salvos. Es que Él lo quiere al punto de que, de hecho, sucede.

¿Me permite decirle algo que es muy profundo en términos teológicos? Esto es lo que diríamos que es la voluntad productiva de Dios. Esto es: cuando Él lo determina, sucede. No es un deseo. Usted puede desear algo, “¡oh… me gustaría!, ¡Cómo me gustaría que esto pasara!” Y quizás, realmente no sucede. Está muy distante de lo que sucederá. O podría decir quiero que esto pase porque está dentro de su poder, que esto pase. Esta es la intención de la palabra aquí. El deseo de Dios produce el fin de ese deseo.

Entonces, ¿qué es la regeneración? Es Dios recreándonos. ¿Y quién lo hace? Dios lo hace mediante Su poder soberano y nosotros respondemos a Su gracia.

Tercera pregunta, muy bien, hemos preguntado qué y quién. Aquí está la tercera: ¿Cómo sucede? ¿Cómo sucede? Usted dice’ bueno, Dios simplemente desciende y ¡bam!, usted simplemente es salvo.’ ¿Qué sucede? ¿Cómo sucede? Bueno, veamos nuevamente el versículo. Versículo 18: “Él, de Su voluntad, nos hizo nacer,” aquí viene, “por la palabra de verdad.” O con la palabra de verdad. O, literalmente, por la palabra de verdad. Eso significa la Palabra de Dios, las Escrituras. Como puede ver, Dios nos regenera y nos lava y nos limpia y nos da una nueva persona interna e implanta un espíritu en nosotros mediante el poder de Su ¿qué? De Su palabra. De Su palabra. Los hombres nacen de nuevo mediante el poder de la Palabra. Si usted no oye la Palabra, usted no oye el mensaje que salva.

En 1 Tesalonicenses 2:13 Pablo está felicitando a los Tesalonicenses por cómo respondieron a la predicación de la Palabra de Dios. Él dice: “por esto damos gracias a Dios sin cesar, porque cuando recibisteis la Palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la Palabra de Dios,” escuche esto, “la cual actúa en vosotros los creyentes.” Es la palabra que opera con un corazón creyente. Dios, soberanamente se mueve para redimir. Una persona responde al estar expuesta a la Palabra con fe y la salvación se lleva a cabo.

La voluntad de Dios entonces, de la salvación, es traída al corazón de una persona mediante un entendimiento de la Palabra mezclada con fe y la regeneración se lleva a cabo. ¿Cómo sucede eso? Sucede mediante la Palabra de Dios. Y de nuevo, le recuerdo Tito 3:5, “no por obras de justicia que hayamos hecho,” no recibimos la salvación y una nueva vida al hacer cosas, al tratar de obedecer a Dios en la carne, sino según Su misericordia, Él nos salvó, escuche esto, por el lavamiento de la regeneración y la renovación del Espíritu Santo. Ahí están las mismas dos cosas, el lavamiento del agua de la Palabra y la implantación del Espíritu Santo. Esa es la obra soberana de Dios. Entonces, la Palabra de Dios es el punto.

Ahora, permítame tomar esa frase en mayor profundidad. La Palabra de verdad; la Palabra de verdad. Esa designación en particular es utilizada varias veces en el Nuevo Testamento. En 2 Corintios 6:7, usted no necesita buscar esto, simplemente se las voy a mencionar. Dice: “por la Palabra de verdad, por el poder de Dios, y sigue. En Colosenses 1:5 él dice: “del cual oísteis antes,” escuche esto, “la Palabra de la verdad del Evangelio.” La palabra de la verdad del Evangelio. Y ahí la palabra de la verdad está específicamente ligada al Evangelio.

Por cierto, 2 Timoteo 2:15 también menciona la Palabra de verdad, “que usa bien la Palabra de verdad”. Entonces, la Palabra de verdad en general es la Palabra de Dios. Es aquello que Dios nos trae para presentar, explicar, para darnos un entendimiento de Su revelación de sí mismo. De manera específica, en base a Colosenses 1:5, podríamos llamar a la Palabra de la verdad del Evangelio.

Ahora, con eso en mente regresamos a Santiago y podemos simplemente decir que no estaría fuera de lugar decir que nacemos de nuevo con la palabra de Verdad, no sólo la revelación general de Dios sino como Colosenses 1:5 dice, su revelación específica del Evangelio.

Y usted pregunta qué es el Evangelio. Las buenas noticias de que Jesús vino, murió y resucitó, de tal manera que la gente es salvada cuando Dios, soberanamente, determinar darles nuevo nacimiento, darles una naturaleza nueva para lavar su pecado e implantar su Espíritu en ellos. Él extrae un entendimiento de eso mediante el conocimiento que viene en el Evangelio que es predicado, que les es dado. Eso mezclado con fe resulta en el nuevo nacimiento.

En Romanos 10:17, simplemente estoy tomando algunas Escrituras relacionadas que vienen a la mente que creo que se relacionan con esto conforme en cierta manera estamos terminando, pero en Romanos 10:17, recuerde esto, ¿cómo pues invocarán a Aquel en quien no han creído y cómo creerán en Él de quien no han oído? y ¿cómo oirán sin un predicador? y después, él dice ¿y cómo predicarán, a menos de que sean enviados? Y demás. Está hablando acerca de cómo necesitamos tener predicadores. ¿Cómo van a oír si no tienen un predicador? ¿Cómo vamos a enviar a alguien si no hay alguien a quien enviar? La gente debe tener un predicador. “Cuán hermosos,” citando de Isaías, “son los pies de los que predican el Evangelio.”

¿Qué tan importante es predicar? ¿Por qué? Porque en el versículo 17, la fe viene por el oír un discurso acerca de Cristo. Esa es la expresión griega correcta del 10:17. La fe viene por el oír el Evangelio de Jesucristo, Romanos 10:17. Entonces, Dios soberanamente salva al moverse en una vida y recrear esa vida, pero eso se lleva a cabo cuando una persona oye y entiende el Evangelio y está mezclado con fe. Y eso produce el nuevo nacimiento. ¿Qué es? Es transformación total. ¿Quién lo hace? Dios lo hace mediante Su propia voluntad soberana. ¿Cómo sucede? Al oír y creer en el Evangelio de Jesucristo, que Él murió en la cruz y resucitó, eso viene mediante la Palabra de Dios revelada.

Otra Escritura acerca de esto es 1 Pedro 1. “Siendo nacidos de nuevo” dice, y aquí está la definición del medio. “Siendo renacidos no de simiente corruptible,” él no está hablando acerca del nacimiento humano sino de incorruptible, y aquí viene, “por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.” Por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Por la carne, usted no puede tener un nuevo nacimiento en la carne. Es simplemente como la hierba; y la gloria del hombre es como la flor de la hierba. La hierba se seca y la flor se cae. La carne no puede producir nada que dure. Pero la Palabra del Señor permanece para siempre. Ahora escuche esto, “y esta es la palabra que por el Evangelio os ha sido predicada.” Y de nuevo, él dice: “ustedes nacen de nuevo mediante la Palabra, y la palabra mediante la cual ustedes nacen de nuevo es por el Evangelio y el Evangelio es la historia de la muerte y la resurrección de Jesús.”

Entonces, Dios escoge soberanamente redimir, desciende, limpia el corazón, implanta SU Espíritu; pero para hacer eso, el corazón debe comprender el Evangelio conforme es predicado claramente y esa comprensión mezclada con fe trae vida nueva, vida nueva. Ahora, si algo va a cambiar en nosotros, Dios lo debe hacer. Pero también debemos nosotros responder al Evangelio.

Ahora, eso nos deja con una pregunta. Una pregunta. ¿Por qué se hace? ¿Por qué? ¿Por qué se molesta Dios en hacer esto? Sabemos quién, sabemos cómo, pero ¿por qué? ¿Cuál es el propósito de hacernos nuevos? Al final del versículo 18, esto es maravilloso. “Para que seamos primicias de Sus criaturas.” ¡Hombre, qué afirmación! Realmente, podríamos ver esta en profundidad. Las ramificaciones de esto simplemente son tremendas.

Para que seamos. Esta es una cláusula de propósito, con el propósito de producir un nuevo tipo de creación. Eso es lo que Dios quiere. Dios quiere un nuevo tipo de creación. Y nosotros somos las primicias de eso. Eso es maravilloso. ¿Qué son primicias? Bueno, si tuviéramos el tiempo y no vamos a tomar el tiempo, podríamos estudiar el Antiguo Testamento y podríamos ver Éxodo 23:19, Levítico, capítulo 23, Deuteronomio, capítulo de 18, Deuteronomio, capítulo 26, eso habla de primicias. Cuando usted plantaba una cosecha, Dios dijo: “quiero sus primicias.” Las primicias significaban dos cosas: quiero lo primero en orden y quiero lo mejor.

Cuando levanten esa cosecha, tráiganme una ofrenda y quiero lo primero que cosechen y eso va a mostrar que ustedes viven por fe, porque si ustedes toman lo primero, la tendencia para un granjero es tomar lo primero que él cosechó y él lo almacena en caso de que nada más salga. Entonces, “me traen lo primero y me traen lo mejor”. Esas son las primicias. Lo primero de una cosecha completa que viene después, y eso es exactamente lo que significa aquí.

Él dice, “quiero que ustedes,” y esto es emocionante, “sean lo primero y lo mejor indicando de una cosecha entera que está por venir más adelante.” Eso es maravilloso. Ahora, escúcheme con atención, ¿se da cuenta usted de que la gente del mundo no continuará como lo son ahora? ¿Sabe eso? ¿Sabe usted que nos dirigimos a una transformación total del mundo como lo conocemos? ¿Sabe usted que esta operación entera sobre la tierra se va a quemar y la Biblia nos dice que el Señor va a recrear esta tierra como Él quiere? Él, a Su semejanza, va a hacer una creación nueva, todo va a nacer de nuevo, todo. Los hombres y las mujeres y el polvo y los montes y los valles y el agua y el pasto y las plantas y los animales y todo. De hecho, va a hacer un nuevo cielo y una nueva tierra. Está por venir una creación nueva y nosotros, simplemente somos la primera evidencia de esto.

Como Pablo dice en Romanos 8, el mundo aún ni siquiera sabe lo que vamos a ser, porque todavía estamos velados en nuestra carne y esperando la manifestación de los hijos de Dios cuando sea claro para todo el mundo lo que realmente somos. Eso es algo emocionante, saber que soy eso en ese aspecto. Yo soy una muestra como un cristiano y usted también de lo que está por venir. Simplemente, somos la primera probada de la nueva creación. Es increíble. Somos de Él. Y Él nos recrea como símbolos, como ejemplos, como ilustraciones de Su creación nueva que está por venir.

¿Quiere saber cómo va a ser el futuro? Le voy a decir cómo va a ser. Va a ser como nosotros, totalmente nuevos por dentro. Va a ser como nosotros después de que también recibamos lo nuevo por fuera. Pero simplemente, somos las primicias. ¿Qué es eso? Las primicias es la promesa de la cosecha completa. La promesa de la cosecha completa. Y nosotros somos las primicias. ¡Qué pensamiento! Dios dice: “quiero tomarlos para que sean mi posesión especial. Quiero tomarlos para que me pertenezcan a Mí. Para que sean símbolos de la creación nueva, completa que está por venir.”

¿Se da cuenta de que aquí estamos en esta pequeña Grace Community Church, en este pequeño puñado de paredes en esta noche y el mundo no tiene idea de lo que somos, pero simplemente somos primicias de una creación nueva increíble, cuando Dios vaya a recrear el cielo en su totalidad y la tierra en su totalidad? Simplemente, somos las primicias.

La creación, dice en Romanos 8, está gimiendo esperando su recreación. Y también nosotros estamos gimiendo por esa recreación. No de nuestra alma, eso ya pasó, sino de nuestros ¿qué? De nuestros cuerpos en donde cuelga la carne. Esta vida nueva que tenemos en Cristo es una prueba de la gloria futura, cuando el universo entero será recreado.

Entonces, ¡qué privilegio tan maravilloso disfrutamos! ¿Qué es la regeneración? Es recreación. Haciéndonos totalmente nuevos en el interior. ¿Quién lo hace? Dios lo hace soberanamente. ¿Cuándo sucede o cómo sucede? Sucede cuando oímos con corazones que creen la Palabra del Evangelio y, Dios mezcla su fe con Su poder soberano y nos transforma. ¿Y por qué lo hace? Porque debemos sobresalir en el mundo como ejemplos vivos de la dirección a la que este mundo se dirige cuando Él lo vuelva a crear.

Ahora, colocando esto de regreso en el contexto de Santiago, intente decirme ahora que Dios quiere que pequemos y le voy a decir a usted que le falta un tornillo. No hay manera alguna en la que Dios quiera que usted peque. No hay manera en la que Él esté contento con su pecado. Él lo creó a usted para ser un modelo de una sociedad sin pecado. Eso es lo que Él quiere. Entonces, cuando usted peque, no lo culpe a Él. Culpe a quien debe culpar, a su carne. Y anhele el día cuando su carne sea redimida. Eso es lo que significa nacer de nuevo. Y tenemos mucho por qué alabar a Dios. Inclinémonos en oración.

Padre nuestro, titulamos al mensaje de esta noche: Nacidos para ser Santos. Y, de hecho, estamos comprometidos con eso. Hemos sido hechos nuevos, para que nosotros, que éramos impíos, seamos santos. ¡Qué verdad tan tremenda es esa! Padre Te damos tantas gracias por hacernos los símbolos de Tu creación nueva. Y Padre, oramos porque brillemos como luces en el mundo. Como aquellos que han sido redimidos, que estemos tan agradecidos que vivamos de tal manera como para representar de manera apropiada esa creación nueva entera de la cual no somos más que las primicias.

Perdónanos por esos momentos cuando te hemos culpado por nuestro pecado. Y ayúdanos a reconocer que es Tu deseo recrearnos para la santidad. Y ayúdanos a buscar eso con todas nuestras fuerzas y en el poder del Espíritu. Y Padre, si hay alguno en nuestra comunión en esta noche que no ha venido a Cristo, que no ha nacido de nuevo, que aún no ha recibido el principio de vida, que no ha sido cambiado en el interior, que no ha sido lavado de todo su pecado y que no ha recibido un nuevo espíritu y una nueva persona interior, un nuevo principio de vida, quien no ha recibido al Espíritu Santo para que viva en ellos, que no son Tus amados especiales y Tu posesión íntima, Tus primicias y una promesa de un nuevo universo entero. Oh Señor, que ésta sea la noche cuando abrazan a Jesucristo. Que crean en el que murió en la cruz por ellos, derramó Su sangre para pagar el castigo de su pecado. Resucitó en el tercer día para su salvación. Que crean en el Jesucristo viviente y que experimenten esa gloriosa misericordia soberana y la gracia y el gozo de ser las primicias, de ser ejemplos vivientes de la regeneración venidera. Oh Dios, ayúdanos a nosotros que Te conocemos a vivir al nivel de quienes somos. Y que representemos de manera apropiada en este mundo lo que está por venir en el futuro. Oramos en el nombre de Cristo. Amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
DERECHOS DE AUTOR © 2016 Gracia a Vosotros
Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros.

5/6 – ¿Quién tiene la culpa de nuestra tentación?

Gracia a Vosotros

Serie: Beneficiándonos de las pruebas de la vida

5/6 – ¿Quién tiene la culpa de nuestra tentación?

John MacArthur

https://cdn.gty.org/gracia/sermons/High/59-7.mp3?x-source=website&x-type=download

Abra su Biblia en Santiago capítulo 1. Estaremos estudiando los versículos 13 al 18. Santiago 1:13 al 18. Si no terminamos todos estos versículos en esta noche, probablemente cubriremos la parte que nos quede el próximo domingo por la noche, cuando también estaremos teniendo un tiempo de alabanza. Y de alguna manera, lo vamos a coordinar para que sea una tarde maravillosa si el Señor quiere que nos tomemos más tiempo.

Observe su Biblia conforme le veo los versículos 13 al 18. “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni Él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Amados hermanos míos, no erréis. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. Él, de Su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de Sus criaturas.”

Al llegar a este texto, permítame pedirle que vea el versículo 14. Comienza con estas palabras “cuando alguno es tentado.” Todos nosotros podemos dar testimonio de la veracidad de esa afirmación. Toda persona es tentada. La tentación es la experiencia común de todo ser humano. No cristiano o cristiano. Pablo dice en 1 Corintios 10 que las tentaciones son comunes al hombre.

Un escritor antiguo dijo que inclusive cuando somos salvos, debemos recordar que nuestro bautismo no ahogó nuestra carne. La tentación es común a todo hombre. Todo hombre es tentado. Todos, entonces, enfrentamos la batalla de la tentación. Y la manera en la que la enfrentamos es una marca de la legitimidad de nuestra fe o la ausencia de la verdadera fe salvadora.

Así como la manera en la que enfrentamos las pruebas y respondemos a ellas en los versículos 2 al 12 fue vista como una prueba de fe genuina, así también la manera en la que enfrentamos la tentación también es una prueba de fe genuina.

Es normal para la gente no redimida el no aceptar la responsabilidad por su propia pecaminosidad. Cuando se ven tentados y pecan, es típico para ellos culpar a alguien más. Los niños llegan al mundo rehusándose a aceptar la responsabilidad por su conducta. La primera vez que usted reprende a su pequeño niño por algo, su reacción inicial, automática es decir “no lo hice,” “no fue mi culpa,” “pero no entiendes.”

Aceptar la responsabilidad total por la debilidad y la tentación no es algo que los hombres hacen muy bien. Los hijos evaden la culpabilidad de su propia culpa y llegan a ser adultos que prácticamente hacen lo mismo.

En este pasaje, Santiago está diciendo que la manera en la que usted responde a la tentación y a quién usted culpa es otra indicación de la legitimidad de su fe salvadora o la ausencia de la misma.

Ahora, en un sentido el cambio de los versículos 12 al 13 es un cambio rápido para Santiago. Él había estado hablando de las pruebas. Él había estado usando el mismo verbo, peirazō, el mismo nombre, peirasmos, el cual significa pruebas o tribulaciones. Él había estado usando esa misma palabra para hablar de las pruebas que el Señor permite que vengan a nuestra vida para hacernos fuertes. Él acaba de decir que las personas que soporta esas pruebas es bendecida. Esas pruebas, aprendimos, son circunstancias externas que prueban nuestra fe, que producen crecimiento espiritual.

Pero esas pruebas también pueden convertirse en tentaciones. Y en lugar de ser un medio de crecimiento espiritual, pueden convertirse en una fuente de solicitud a la maldad. Toda situación difícil que viene a mi vida o me fortalece porque obedezco a Dios y permanezco confiando en Su cuidado y confiando en Su poder y entonces, o crezco, o me veo tentado a dudar de Dios, negar Su palabra, desobedecer, hacer lo que es práctico. Y de esta manera, he caído y me he vuelto presa a la solicitud a hacer el mal.

La misma palabra que significa una incitación a la maldad es también usada para hablar de una prueba. La diferencia es cómo responde a la misma. Si usted responde a una prueba con obediencia, entonces descubrirá que es un medio para crecer espiritualmente. Si usted responde a una prueba con desobediencia, se ha convertido en una tentación y usted se ha vuelto presa de ella. Toda prueba tiene el potencial de volverse en una tentación dependiendo de nuestra respuesta.

Entonces, Santiago hace este cambio de las pruebas que nos llevan a crecimiento y bendición a tentaciones, que llevan al pecado y a la muerte. Toda situación en la vida que enfrentamos, entonces, nos provee con una decisión. De hecho, demanda una decisión. Perseveraré, avanzaré en fe en Dios al obedecer Su palabra o escucharé la voz que sugiere cuál es el camino fácil de salir, el cual es la desobediencia; y caigo en pecado.

Ahora, si caigo en pecado, ¿quién tiene la culpa? ¿Es la culpa de Dios, quien trae las pruebas o las permite? ¿Es la culpa de mis circunstancias? ¿Es la culpa de que yo fui criado por Dios como soy y no puedo evitarlo? ¿Quién tiene la culpa? Si Dios trae las pruebas, ¿acaso Él entonces es responsable cuando se vuelven tentaciones?

Este tema de quién tiene la culpa en la tentación por el pecado es el corazón de este pasaje. Y es algo esencial porque realmente es algo tan antiguo como el pecado.

Abra su Biblia en Génesis, capítulo 3. Génesis, capítulo 3. Conforme llegamos al versículo 11, Adán y Eva ya cayeron en pecado y son confrontados por Dios. Y Dios le habla a Adán en el versículo 9: “… y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.” Él nunca antes había hecho eso, pero había participado en el pecado y tenía miedo de enfrentar a una deidad infinitamente Santa. Y entonces, se estaba escondiendo.

Y versículo 11: “Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo?” De pronto tienen una conciencia de sí mismo que nunca antes había tenido. “¿Has comido del árbol de que Yo te mandé no comieses?” Escuchen al hombre. Todo lo que tendría que haber respondido era sí, lo hice. “Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.” ¿Quien tuvo la culpa? Bueno, él sugiere que la tuvo la mujer. Digo, después de todo él se fue a dormir una noche y nunca antes había visto a una mujer en su vida; y despertó a la mañana siguiente y estaba casado con una. Ni siquiera sabía lo que era una mujer. Pero el punto de fondo aquí es que él no está culpando a Eva. Esta es la afirmación: Él dice “la mujer que me diste”. ¿Quién tuvo la culpa? Dios tuvo la culpa. Pudiste haber seleccionado cualquier mujer que Tú querías. ¿Por qué la escogiste a ella? ¿Por qué hiciste a una mujer que sabías que iba a hacer eso?

Por cierto, Adán no es el único que le ha hablado a Dios en esos términos. Observe el versículo 13: “Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho?” Y la mujer dijo: “yo lo hice.” ¡No! Ella dijo: “Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.” Soy una víctima, así como mi marido de algo que Tú creaste; yo estaba en este huerto maravilloso y de pronto, apareció una serpiente. Yo no hice esa serpiente. Yo no hice que esa serpiente hablara. Culpan a Dios.

Y así ha sido desde ese entonces. Dios me hizo, Dios me hizo con mi pecaminosidad, Dios me hizo con mis circunstancias. Dios me colocó en la situación en la que estoy en mi matrimonio. Dios me dio mi medio ambiente. Dios creó el escenario. Dios creó lo que me rodea. No es mi culpa.

En Isaías 63:17, usted oye esta afirmación extraña: “Oh, Jehová, ¿por qué nos has hecho errar de los caminos y endurecido nuestro corazón del temor?” ¡Que cosa tan terrible culpar a Dios por el pecado de usted! Pero esa es la tendencia de la carne caída. Evadir la responsabilidad por nuestra conducta e inclusive llegar al punto de culpar a Dios.

Todos somos tentados. Todos pecaremos. Y con frecuencia, culparemos Dios al culpar nuestras circunstancias, al culpar nuestra debilidad, al culpar nuestras propensiones, al culpar nuestro medio ambiente, al culpar lo que nos rodea, al culpar a nuestros amigos, al culpar a nuestros parientes, al culpar a nuestra familia, al culpar nuestra condición económica o lo que sea. Entonces, el versículo 13 de Santiago dice: “cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios.” Esta es una exhortación que le prohíbe a toda persona jamás de culpar a Dios.

Robert Burns, el famoso poeta escocés escribió: “Tú sabes que me has formado con pasiones salvajes y fuertes. Y escuchar a su voz engañosa, con frecuencia me ha llevado a hacer lo equivocado.” Fin de la cita. Y Robert Burns ha expresado lo que la gente ha creído a lo largo de los siglos: que Dios nos hizo con pasiones salvajes y fuertes y, por lo tanto, ¿qué más podría esperar Él fuera de susceptibilidad de la tentación?

Inclusive los judíos entre los rabinos de tiempos antiguos creían esto. Ellos llamaban al impulso malo del hombre yetzar hara. Y decían que el yetzar hara es el impulso malo del hombre en contraste al impulso bueno. Y algunos de los judíos razonaban que debido a que Dios ha creado todo, y debido a que Él creó al hombre, Él también debió haber creado el yetzar hara. Si Él hizo todo, entonces, Él debió haber hecho eso.

Y entonces, tenemos dichos rabínicos como este: “Dios dijo: “Yo lamento el haber creado la tendencia mala en el hombre, porque si no lo hubiera hecho así, él no se hubiera rebelado contra mí. Yo soy el creador de la tendencia mala. Yo fui el creador de la ley como un medio de curación. Si ustedes se ocupan con la ley, ustedes no van a caer en el poder de la ley. Dios colocó la tendencia buena en la mano derecha del hombre y la mala en su izquierda.” Así decían los rabinos. Es algo extraño, pero es una tendencia antigua que Dios es responsable por nuestra tentación y nuestro pecado.

Santiago prohíbe de manera absoluta un pensamiento así. De hecho, él implica que alguien que realmente conoce a Dios tiene una mansedumbre y un quebrantamiento por su propia culpabilidad por el pecado y no pensaría en culpar a Dios como un acto continuo, aunque ocasionalmente podamos tener ilusiones así.

Ahora, observe de nuevo en el versículo 13 que usted tiene un participio presente pasivo. Cuando alguno está siendo tentado, no diga, mientras que está en el proceso de pelear la batalla, mientras que está en el proceso de ser tentado, que nadie se justifique a sí mismo, que nadie evada su responsabilidad al decir que Dios está haciendo esto. Cuando usted está en el camino de la tentación continua y usted se está acercando al borde de ceder, no se justifique diciendo que es tentado por Dios. Ninguno diga eso. Usted casi podría colocar entre comillas la frase soy tentado por Dios, como si Él estuviera usando esto como una cita de una persona que está en esa misma situación.

Ahora, quiero mostrar algo muy interesante en la selección de preposiciones en este versículo. La frase en español sólo tiene una manera de expresarlo, de parte. Y un significado. Pero en el griego, hay dos palabras que pueden ser traducidas de parte de. Una es apo y la otra es upo. Son palabras muy importantes. A-p-o y la otra u-p-o. Apo significa remoto. Algo distante. Una relación indirecta. Upo significa una agencia directa. El que de hecho lo está haciendo.

Aquí, la selección es apo, algo distante. Y lo que él está diciendo es cuando uno es tentado no diga que es tentado de parte de Dios. No es que Dios está ahí directamente tentándome, sino que Él, de manera remota, es la causa real de este problema. A distancia. Dios es el que me creó de esta manera, quien creó mis circunstancias, me colocó en este medio ambiente, causó que todo esto sucediera. Él es el que realmente es responsable. No es algo normal que alguien diga: “Dios de hecho me está solicitando a hacer el mal”. Pero es común que la gente diga que “Dios es quien me creó en la situación en la que estoy y, por lo tanto, en últimas es responsable por lo que yo hago”.

La mayoría de los hombres no llegan al punto de ver a Dios como el tentador directo, pero piensan que Dios, de manera indirecta, tiene la culpa. Apo, al permitir la situación y la posibilidad de fracaso. Y entonces, esto diría “jamás te atrevas a decir que Dios no sólo es el agente cercano de la tentación, sino que Él ni siquiera es el agente remoto de la tentación. Nunca digas eso.” Nunca te veas a tí mismo como una víctima pobre de la providencia de Dios o de la creación de Dios o de que Dios permite que algo suceda. Esto no es culpar a Satanás, esto no es culpar a los demonios o al mundo de los hombres, sino que Santiago prohíbe que se culpe a Dios.

Proverbios 19:3 dice: “la necedad del hombre pervierte su camino y su corazón se enoja contra Jehová.” Filón dijo: “cuando la mente ha pecado y se ha distanciado de la virtud, culpa a las causas divinas.” Y tiene razón. Escapar la responsabilidad por el pecado es un pasatiempo humano favorito. Y en cualquier momento en el que usted culpa a algo más, quizás usted en últimas está haciendo que Dios sea responsable, quien creó todo.

Algunas personas inclusive han llegado al punto de decir que Dios tiene la culpa en la tentación. Y si usted no cree que es así, entonces acuérdese de Mateo 6:13 en donde la oración de los discípulos dice: “no nos metas en tentación”. Leí a un escritor esta semana que dijo que tenemos que rogarle a Dios que no nos meta en tentación, porque si no se lo pedimos, Él lo hará. Santiago no tiene lugar alguno para un fatalismo tan necio como ese.

Como el hombre pobre que culpa a su pobreza cuando él se vuelve un ladrón y roba y piensa que se justifica en su robo porque él era pobre y culpa a sus circunstancias. Como el borracho, quien sale y choca en su auto y mata a alguien en el proceso; y culpa a su esposa por un matrimonio infeliz o una unión infeliz o culpa a sus negocios, su trabajo, por llevarlo a beber. O culpa a la presión y se siente justificado de cualquier culpabilidad real. Así son los hombres cuando culpan a Dios por hacer sus pasiones internas.

Los hombres culpan a Dios por crear sus circunstancias. De nuevo, Robert Burns, el poeta escocés, dijo que él, y cito “era impulsado por las pasiones; sin embargo, la luz que lo desvió, realmente era luz del cielo”. Fin de la cita. De nuevo, expresando lo que los hombres han pensado durante años y es que ellos realmente no son responsables por la manera en la que son, simplemente, así fueron hechos. Santiago dice que esto es intolerable. Dios no es responsable por la tentación. Usted no puede decir eso. Y si Él no es responsable por la tentación, Él tampoco puede ser responsable por ¿qué? Por el pecado que resulta de ella.

Ahora, para apoyar esa exhortación en el versículo 13, Santiago nos da cinco pruebas. Cinco pruebas. Y esto es simplemente tan rico. Y quiero que usted entienda esto, porque esto es muy, muy práctico. Hay cinco pruebas de que Dios no es responsable por la tentación y, por lo tanto, por el pecado.

Número uno, la naturaleza de la maldad. La naturaleza de la maldad. El versículo 13 dice: “cuando uno es tentado no diga que es tentado por parte de Dios,” quien es la causa indirecta. Y aquí está la razón: “porque Dios.” Porque Dios. Literalmente, en el texto griego dice Él no tiene experiencia con la maldad ni Él tienta a ningún hombre.

Ahora escuche esto: estas son noticias, porque los dioses paganos y las deidades paganas de la historia religiosa siempre se prestan a la tentación. ¿Alguna vez ha leído mitología griega? ¿Alguna vez ha leído acerca de las deidades de Asia antigua? ¿Alguna vez ha leído algún estudio etnológico que muestra las religiones de los hombres? Usted encontrará que las deidades y los dioses del paganismo siempre se prestan a la tentación, a la maldad. Y ellos mismos con frecuencia son vistos pecando y tentando a otros a pecar.

Y la razón es que, debido a que todos los dioses falsos, escuche esto, son la creación de las mentes de hombres caídos o las mentes de demonios caídos y han salido de ese estado caído. Y, por lo tanto, manifiestan la misma corrupción y la misma impiedad de la que surgieron. Su naturaleza es corrupta porque sus creadores son corruptos. Y ningún arroyo puede levantarse por encima de su fuente.

Pero Dios, dice, no puede ser tentado por el mal. La palabra sólo utilizada aquí en el Nuevo Testamento, apeirastos, significa “Él no tiene experiencia en la maldad”. Él no tiene experiencia alguna de la maldad. Él no tiene capacidad para cometer maldad. Él no es vulnerable a la maldad. Y, por cierto, la palabra mal es neutro plural. Sin un artículo. Simplemente, un mal de cualquier tipo. La esfera entera del mal no tiene manera alguna de penetrar la naturaleza de Dios. Todo mal es repulsivo para Dios. No puede hallar lugar alguno en Su naturaleza Santa. Entonces, la naturaleza del mal está infinitamente apartada de la santidad de Dios.

En Levítico 19:2 dice: “Jehová es Santo”. En Levítico 20:26: “Jehová es Santo”. En Isaías 6: “Santo, Santo, Santo”. Primera de Pedro 1:16 “el Señor es Santo”. La santidad no puede ser penetrada por el pecado. Entonces, la naturaleza de la maldad nos aparta de Dios. Él puede ser solicitado a la intención mala. Yo creo que Satanás, en Job 1, vino ante Dios para tratar de hacer que Dios perdiera la fe en Su propia habilidad para mantener la virtud justa en uno de sus santos verdaderos, esto es Job.

Yo creo que Apocalipsis 12:10 dice que Satanás siempre es el acusador de los hermanos. Él va a Dios para tentar a Dios para que viole el pacto con Su pueblo debido a sus muchos pecados. En Romanos 8 nos dice que la implicación ahí es que hay alguien que quiere condenarnos, que quiere acusar a los elegidos de Dios, pero nadie puede hacerlo porque Cristo ya nos ha justificado delante de Dios. Pero yo creo que Satanás en cualquier momento y lugar tiene acceso y quiere venir delante de Dios, pero Dios no tiene vulnerabilidad alguna debido a que la naturaleza del mal es totalmente diferente a la naturaleza de Dios. Él es impenetrable al ataque del mal. Su Santidad no se mezcla con nada de manera eterna.

De hecho, en Habacuc usted recordará lo que dice en el versículo 13 del capítulo 1. “Tú eres muy limpio de ojos para ver el mal y no puedes ver la iniquidad.” Tú eres demasiado puro para ver el mal. Demasiado puro para ver la iniquidad. Dios es un Dios Santo. La naturaleza del mal, entonces, hace que sea imposible que Dios jamás llegue a ser tentado de manera exitosa o llegar a tentar a alguien más. Porque tentar a alguien más significaría que Él tuvo un deleite en ver que alguien más haga algo malo.

Pero el que no conoce el mal no puede deleitarse en el mal. Segunda de Samuel 24 presenta un punto interesante. Probablemente necesito hacer referencia al mismo. Dice esto, simplemente para que no lo encuentre y despierte su curiosidad. “Volvió a encenderse la ira de Jehová contra Israel, e incitó a David contra ellos a que dijese: Ve, haz un censo de Israel y de Judá.” Ahora David cometió pecado, el pecado de contar a su pueblo en lugar de confiar en Dios. Él iba a confiar en el poder de su pueblo.

Y dice que el enojo del Señor se despertó en contra de Israel. Y Él incitó a David. Y eso parece decir, Él mismo tentó a David a cometer este pecado. Éste es el único lugar en la Biblia en donde algún pensamiento como este se presenta; pero por el Espíritu Santo de Dios, tenemos un pasaje que se compara, paralelo, en 1 de Crónicas 21. Este es un paralelo de ese pasaje y lo que dice es esto. “Y Satanás se levantó en contra de Israel y tentó a David a contar a Israel.” El aspecto preciso de esa tentación para ver quién fue el tentador está en 1 Crónicas 21:1. Y dice que Satanás lo hizo. La perspectiva más amplia que Samuel señala es que Dios permitió que esto sucediera porque David tuvo la elección de responder o no responder a la incitación de Satanás. Dios no tienta a la maldad. Eso representa de manera explícita aquí y cuando usted va a 2 Samuel 24 y parece que Él fue el que tentó a David, usted meramente tiene que ir a 1 Crónicas 21 y dice que Satanás lo hizo. Lo que el escritor de Samuel está diciendo es que estuvo dentro de lo que Dios permitió para cumplir el juicio de Dios si David, de hecho, escogió hacer lo malo.

Mateo 4 dice que el Espíritu Santo llevó a Jesús al desierto para ser tentado por el diablo. De nuevo, alguien dice “bueno, ¿acaso Dios por el Espíritu llevó a Jesús a ser tentado?” No, lo llevó para ser probado. Y debido a que Él aprobó todas las pruebas, ninguna de ellas fue realmente tentación porque nunca lo llevaron a pecar. Y a través de todas esas pruebas, Él probó ser el Hijo de Dios. Los ángeles vinieron y le sirvieron.

Dice: “bueno, ¿qué hay acerca de Mateo 6:13, “no nos metas en tentación”?” Eso, de nuevo, tiene que ver con pruebas. Y ese es el clamor de un corazón de un Santo que está diciendo: “¡oh, Dios!, conforme oro, no me lleves a ninguna prueba que sea más de lo que pueda soportar. Señor, no nos metas al tipo de pruebas que nos causarían ser tentados, porque son más de lo que podemos manejar.” Y el Señor va a responder esa oración porque, dice 1 de Corintios, “no os ha sobrevenido ninguna tentación, ninguna prueba que no sea común al hombre. Y Dios, quien es fiel, no dejarán que sean tentados más de lo que podáis soportar. Sino que juntamente con la tentación dará la salida para que podáis resistir.” No nos metas al poder de alguna prueba está más allá de nosotros. Esa es la oración de Mateo 6.

Entonces, la verdad de Santiago permanece en pie. Dios no tienta a nadie. Él permite que la tentación se lleve a cabo. Y hombres como David pueden tomar una decisión, pero Dios no tienta. Él permite que seamos probados, así como Él permitió que Cristo fuera probado, pero nunca más de lo que podamos soportar. Y siempre nos da el recurso para la victoria si escogemos ese recurso.

Y cuando clamamos, “no nos metas en la prueba o la tentación,” simplemente estamos diciendo: “Dios, Te pedimos que hagas lo que has prometido que harás y nunca nos dés más de lo que podemos soportar.” Entonces, la naturaleza de la maldad dice que Dios no puede ser tentado. Él ni siquiera puede experimentar la maldad, por lo tanto, Él no puede tentar a nadie más. Y como dije, para tentar a alguien más, Él tendría que deleitarse a sí mismo en la tentación y el pecado, lo cual es incapaz de hacer. Su deleite es solo en aquello que es puro y santo.

Entonces, Santiago dice que la naturaleza de Dios nos dice, o la naturaleza de la tentación nos dice que Dios no puede ser la fuente de la tentación y el pecado porque la maldad es contradictoria a Su naturaleza.

En segundo lugar, la naturaleza del hombre. La naturaleza del hombre, no sólo lo que es la maldad, sino lo que el hombre es. Observe el versículo 14. Esto es tan interesante. “sino que cada uno es tentado,” literalmente hekastos, cada uno, cada individuo, es tentado “cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.” La primera palabra es “sino”. Aquí está el hecho que es esencial, la tentación no viene de Dios, sino que cada hombre, cada uno de nosotros, sin excepción alguna, todo individuo, no hay ninguno que esté afuera de esta afirmación. Toda persona es tentada, este es un tiempo presente, está atravesando por la experiencia repetida de la tentación cuando él es atraído y seducido, escuche esto, subráyelo, “por su propia concupiscencia”.

Atraído o seducido son dos palabras interesantes. Ambas son participios. La primera viene de la caza de animales y es usada de atraer a un animal a una trampa. Se pone una trampa y el animal es atraído a la trampa. El verbo mismo,helkō (-mai) significa ser llevado por un poder interno. Un poder interno. Significa ser llevado a una trampa, ser seducido a una trampa. Ser llevado y atrapado. Es un término de caza de animales.

El segundo término, seducido, es un término de pesca. Esa palabra significa literalmente capturar. Y su uso literal era capturar a un pez con un anzuelo. Para atraer con un anzuelo y atraparlo. En 2 Pedro 2:14-18 es traducido atraer o engañar. Deleazomenos, significa atraer para atrapar a un pez con un anzuelo.

El problema es este: toda persona es tentada cuando muerde el anzuelo o es atrapado por la trampa y somos llevados, somos engañados por nuestra propia ¿Qué? concupiscencia. Estos términos, el ser tentado, es ser atraído de manera engañosa y después, atrapado en pecado.

Simplemente, piense aquí en la imagen. La razón por la que los animales son atraídos y atrapados y los peces muerden el anzuelo y son atrapados es porque el anzuelo se ve bien. Se ve atractivo. Y lo único que ven, es el anzuelo. Y en lugar del placer que esperan, cuando muerden en anzuelo viene el dolor de la captura y la muerte. Y así es con la tentación. Está ahí y promete una satisfacción agradable, promete algo placentero, promete gran placer, diversión, recompensa. Y lleva a la víctima a su trampa a la muerte.

Ahora, ¿qué hace eso? ¿Qué hace eso? ¿De quién es la culpa? ¿Qué nos atrae de una manera tan fuerte al anzuelo? ¿Es Dios? No. ¿Es Satanás? No. Satanás muerde el anzuelo y el mundo muerde el anzuelo. Y los demonios muerden el anzuelo. Y los hombres muerden el anzuelo. Y muchas personas muerden el anzuelo. ¿Qué es lo que nos atrae el anzuelo? ¿Qué nos atrae a la trampa? ¿Qué es? La concupiscencia. Y ésa es la naturaleza del hombre. Nuestra condición caída tiene una parte de su entidad, deseo por la maldad. Note que no dice que él es atraído de la concupiscencia sino de su propia concupiscencia. Muy enfático.

‘Su propia’ enfatiza que no estamos hablando de algún término genérico que todo el mundo posee en común, que no es igual para toda persona, sino que cada individuo, hekostas, cada individuo tiene su propia inclinación de deseo pecaminoso, lo cual es lo que lo atrae al anzuelo. ¿Y no es verdad que la pasión de una persona es la repulsión de otra? Claro que sí. Yo veo a personas quienes literalmente por su concupiscencia son llevadas a la homosexualidad. Eso me repulsa de manera total. Usted puede mover ese anzuelo delante de mí y usted verá que me voy en la dirección opuesta. Todos tenemos cierta, no quiero usar la palabra virtud, pero todos tenemos ciertas características en nuestros deseos pecaminosos, en nuestra concupiscencia que nos hacen vernos atraídos hacia ciertas trampas y a ciertos anzuelos que otros. Y esa es la razón por la que él está individualizando esto al decir de su propia concupiscencia. Ahora, esto se refiere a la inclinación del alma a disfrutar o a adquirir algo.

La palabra concupiscencia es epithumia, la palabra medular es thumos, se añade la preposición. Significa deseo del alma. La pasión fuerte del alma. Y el problema cuando pecamos no es Dios. El problema ni siquiera es del diablo, el problema ni siquiera son los demonios. El problema ni siquiera es el mundo o los hombres impíos, escuche. El mundo, los hombres impíos, los demonios y el diablo, todo rodeó a Jesucristo en Su vida entera. Y, sin embargo, Él nunca pecó porque nunca en Él hubo epithumia alguna, no hubo concupiscencia. No hubo atracción en Él. No hubo nada en Él que lo atrajo al anzuelo en manera alguna.

Como puede ver, el problema no fue el tentador que estaba afuera, el diablo no lo hace hacerlo a usted, como algunos dicen. El problema no es el tentador que está afuera, sino el traidor que está adentro. Ése es el problema. Nuestra tendencia a ser tentados se debe a la naturaleza del hombre. Y sus propios deseos peculiares y el alma de cada persona tienen sus propios patrones del deseo carnal y como resultado de su ambiente y su crianza y sus decisiones personales. Entonces, lo que hace que sea tan absurdo cuando la gente se amputa partes del cuerpo, el problema es que en la naturaleza del hombre hay una propensión a desear cosas que satisfacen. Y si son atraídas esas cosas afuera de la voluntad de Dios, ahí está la capacidad de morder el anzuelo.

Por cierto, notará que dice “cuando él es atraído de su propia concupiscencia,” aquí se usa hupo, el engaño real es la concupiscencia, el agente cercano y directo y la causa responsable del pecado es la concupiscencia. Pogo dijo, “hemos encontrado al enemigo y el enemigo somos nosotros.” Eso es correcto, eso es profundo. El enemigo somos nosotros.

Observe Romanos 7 por un momento y permítanme refrescar su mente con un pasaje que hemos este estudiado en el pasado. Romanos 7. Pablo le va a decir aquí en donde está el problema comenzando en el versículo 15. “Porque lo que hago no lo entiendo,” está hablando como creyente, “pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.” Se oye familiar, claro. “Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.” En otras palabras, hay cosas que sé que están bien y que están mal y sé cuáles son. Y quiero hacer lo que está bien y no quiero hacer lo que está mal. Entonces, la ley es buena. La ley me está dando las señales correctas por todo este deseo malo, dice él en el versículo 17, “no soy ya más yo.” No soy el yo real. No es el yo regenerado, “sino que es el pecado que mora” ¿en dónde? “En mí”.

Como puede ver, el problema, dice él, es que mi propensión a ser tentado se relaciona con el pecado que mora en mí, el cual se relaciona con mi carne, él va a decir eso en el versículo 18, sé que en mí, esto es en mi carne, en mi carne, dice en el versículo 23, hay un principio en mis miembros, mis partes corporales que está en guerra en contra de la ley en mi mente y está tratando de llevarme cautivo a la ley del pecado. Me veo a mi mismo como un hombre miserable, versículo 25, sirviendo la ley del pecado con mi carne.

Ahora, ahí está el problema. El problema es que aunque hemos sido redimidos y aunque hemos recibido una nueva naturaleza y aunque hemos sido creados en Cristo Jesús todavía tenemos un enemigo dentro de nosotros mismos; y es la pasión. Es ese anhelo por encontrar satisfacción en algo que en sí mismo puede ser algo bueno. De hecho, la mayoría de la concupiscencia simplemente es un regalo, una dádiva buena de Dios que ha sido torcida y pervertida.

Dios, por ejemplo, nos da la bendición del sueño y algunas personas tienen un deseo pecaminoso por el sueño hasta que se vuelvan perezosos, holgazanes. Dios nos ha dado el beneficio de tener la ropa para cubrir nuestros cuerpos y mantenernos caliente. Y para algunas personas, se convierte en una concupiscencia que los consume de manera total, en donde están tan enamorados con la satisfacción que terminan siendo personas que viven para lo que los viste al grado que literalmente controla su presupuesto y su vida.

Es maravilloso que Dios nos haya dado el regalo del abrigo, del refugio para mantenernos lejos, protegidos de los elementos. Un hogar donde vivir, la realidad maravillosa de la privacidad y la capacidad de conducir nuestros asuntos en algún tipo de lugar cómodo con aquellos que amamos. Sin embargo, para algunas personas, quieren vivir en un exceso de una manera que va más allá de la necesidad humana y se vuelve un ídolo.

No hay nada de malo con la sed, Dios nos ha dado eso como un deseo, lo cual nos lleva a hacer cosas benéficas para nuestro cuerpo. Pero algunas personas beben hasta el punto que se emborrachan. No hay nada de malo con el alimento, pero algunas personas se vuelven glotonas. No hay nada de malo con que nuestras necesidades sean suplidas, pero es fácil pervertir nuestras necesidades e ir más allá de lo que realmente son. Inclusive el sexo es dado por Dios como un regalo maravilloso y glorioso, pero cuando se pervierte y se busca más allá de la voluntad de Dios se convierte en el anzuelo que atrapa a la persona que es motivada por la concupiscencia por esas cosas.

No necesitamos a Satanás. No necesitamos a los demonios. Ni siquiera necesitamos al mundo. Lo único que necesitamos es la pasión de la carne que reside en nosotros y se va a mover hacia los anzuelos. Y como dije, normalmente la pasión de raíz es la perversión de un regalo dado por Dios de algo que se ha corrompido. Entonces, Dios no es responsable porque nosotros seamos tentados y porque nosotros pequemos. La naturaleza de la maldad nos dice eso porque no tiene parte en la naturaleza de Dios.

En segundo lugar, la naturaleza del hombre nos dice en dónde está el problema. Está en nosotros. La concupiscencia es el culpable.

Ahora, Santiago nos lleva a un tercer pensamiento que expande este segundo. La tercera prueba de que Dios no es la fuente del pecado es la naturaleza de la concupiscencia. Habiendo identificado a la concupiscencia en la naturaleza del hombre, ahora procede a explicar los versículos 15 y 16 en términos muy, muy prácticos y útiles. Y en esto quiero que se concentre. Este realmente es el corazón del mensaje para nuestra propia vida. Santiago cambia metáforas, y se aleja de la caza y de la pesca; y ahora habla del nacimiento humano conforme llega al versículo 15 y habla de la naturaleza de la concupiscencia.

“Entonces la concupiscencia, después que ha concebido,” y aquí ve a la concupiscencia como una madre concibiendo, “va a producir un hijo.” El hijo es el pecado. “… da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.” Esto es tan, tan útil. Escuche con atención. La mayoría de la gente piensa en el pecado como un acto solitario o una serie de actos o conductas. Dios está diciendo aquí que el pecado no es un acto, el pecado es el resultado de un proceso. ¿Muy bien? Es el resultado de un proceso.

Comienza con, escuche esto, comienza con el deseo,epithumia o concupiscencia. Y quiero ayudarle aquí. Escriba la palabra deseo y después escriba del lado opuesto, la palabra emoción. El deseo se relaciona con la emoción. Comienza con un sentimiento. Comienza con ese sentimiento de querer ser satisfecho. Querer adquirir algo para satisfacerlo a usted. Algo nuevo, algo que está siendo movido enfrente de su rostro, lo vio en la joyería, lo vio en la agencia de autos. Lo vio en el centro comercial o lo que sea. O hay una casa y pasa enfrente de la casa todo el tiempo y es estrictamente emoción. Le hace algo a usted. Lo hace sentir a usted un anhelo. Ahí es donde todo comienza. El pecado comienza con un deseo.

En segundo lugar, está el engaño, la segunda palabra. Y puede escribir al lado de la palabra engaño la palabra mente. Lo que sucede es que usted comienza con el deseo en su emoción y después, llega a un engaño en su mente, porque usted comienza a justificar y a racionalizar el derecho que usted tiene por aquello que usted desea. ¿Verdad? Esto es simplemente el patrón inevitable.

Ahora, eso es lo que hemos encontrado en el versículo 14, ser atraído y seducido. El anzuelo es mordido, caemos en la trampa. Engaña el intelecto. El intelecto ve y dice tengo el derecho de tener esto. Eso se ve bien. Eso me va a satisfacer. Eso va a satisfacer mi necesidad. Eso va a calmar mi deseo. Y entonces, lo que comienza con deseo y la emoción pasa al engaño en la mente. Y usted, realmente cree que tiene el derecho de tenerlo. Usted cree que está ahí y es hermoso. Usted cree que lo va a satisfacer. Usted cree que le va a dar lo que quiere.

Y entonces, usted sale y ¿qué sucede? La concupiscencia concibe. Llamemos a esta palabra el diseño. Ahora, el concepto de cómo usted va a alcanzar el pecado comienza a formarse. Esto ocurre en la voluntad. Usted ha pasado de las emociones a la mente, ahora su voluntad está activa y usted está jugando con su mente. Lo que su mente ya ha concluido, su voluntad lo está formando en un diseño. Entonces, la concupiscencia, después que ha concebido. Entonces, el diseño comienza formarse.

Por cierto, la palabra concebido, sullabousa literalmente significa embarazarse. Cuando la concupiscencia, por así decirlo, en seducida por la prostitución de ese anzuelo que ha sido mordido, se embaraza. Y el diseño es concebido, por así decirlo, en el vientre del alma de una persona. La emoción, el deseo, algo satisfactorio pero malo. Después, entonces pasa a la mente y se convence a sí mismo de que tiene todo el derecho de tenerlo. Y habiéndose convencido de eso, entonces concibe el pecado mismo. El pecado siendo concebido. Y después, tenemos una cuarta palabra, desobediencia. El acto ocurre. Da a luz el pecado.

Cualquier niño que nace, nace con ese mismo proceso. Primero, hay un deseo entre un hombre y una mujer. Ese deseo por un hijo entonces actúa en su mente. Ellos deciden hacer eso, lo deciden en su mente, quieren hacer esto. Después, ellos conciben ese niño. Después, más adelante, da a luz a ese niño. Y así es con el pecado. Es concebido como un deseo inicialmente en la emoción. Y después, es justificado en la mente, es concebido en la voluntad y es producido en la conducta. Esa es la secuencia.

La frase da a luz el pecado, ¿lo ve ahí? Es tiktō, significa dar a luz. Y ocurre en la conducta. Entonces, junto a la desobediencia, escriba conducta. El acto en sí de la emoción, a la mente, a la voluntad, a la conducta. Las emociones llevan a la mente a racionalizar. La mente que racionaliza lleva a la voluntad a planear; y ahora el bebé nace y la obra se comete y todo comenzó con el deseo.

Ahora, permítame decirle algo muy práctico. ¿En qué punto en nuestras vidas entonces enfrentamos el pecado? ¿Aquí afuera al nivel de la conducta? No, ahí atrás al nivel de ¿qué? Del deseo. Es la persona que puede controlar sus respuestas emocionales la que va a enfrentar eficazmente al pecado. O la persona que si siente esas respuestas emocionales, tiene una mente que está santificada. Y cuando pasa de las emociones a la mente, es detenida en ese punto. Si llega a la voluntad y algo es concebido, nacerá. Un niño concebido es un niño nacido. Ese niño tiene que salir. Y entonces, al enfrentar el pecado en nuestras vidas, no sólo lo enfrentamos al final del proceso de manera eficaz, sino que tenemos que regresar al principio.

Si usted permite que las emociones sean expuestas al anzuelo, va a enfrentar problemas. Y como usted sabe, todo en nuestra sociedad mala va a enfocarse en sus emociones.

Todas las cosas dramáticas, todas las películas y la televisión y los libros y la música y la ropa y todas las imágenes y sonidos que atraen nuestra atención, todo esto está diseñado, en primer lugar, a cautivar la emoción. Todo eso es una fachada que busca atraernos.

Inclusive la publicidad en la televisión simplemente me sorprende. Veo cómo venden un auto y usted no tiene idea alguna del área mecánica del auto. Y no es nada más que un pedazo de maquinaria, nada. Fuera de algún tipo de drama con música algo rara, cosas de la época espacial que están volando por todos lados. ¿Y qué tiene que ver con el auto? No tiene nada que ver con el auto, pero tiene que ver todo con sus ¿qué? Sus emociones. Sus emociones. Ahí comienza todo. Ahí comienza todo. Una mujer se pone perfume y deja un rastro. Eso no es para su intelecto. Necesitamos protegernos al nivel de las emociones.

Y, en segundo lugar, al nivel de la mente. Y entonces, la mente debe ser traída bajo la cautividad de Cristo. ¿No es esa una gran verdad? Llevar todo en la mente a la obediencia o al cautiverio de Cristo. Una mente no protegida, no controlada, va a ser llenada de imágenes malas. Y entonces, tengo que controlar mis emociones. Tengo que controlar mi mente, porque ahí es en donde esto comienza.

Entonces, quiero asegurarme que mis emociones estén entregadas a las cosas de Dios. ¿Sabe lo que es una bendición maravillosa necesaria? Es la buena música cristiana, porque me encanta la música y a todo el mundo le gusta la música y la emoción es básicamente emocional más que cognitiva. Mucha de la música es cognitiva. Pero la mayor parte de la música es emocional. ¿Y no es maravilloso que tenemos el privilegio en estos días, en esta época, de tener el placer emocional y tener el alma que canta y los sentimientos que disfrutamos con música que honra a Dios? ¿Y no es maravilloso que cuando los pequeños crecen aprendiendo toda esta música cristiana buena, les ayuda para que sus respuestas emocionales y sus gozos y sus tristezas puedan sintonizarse con música que básicamente glorifica a Dios en lugar de que sea música del mundo?

Hay maneras en las que enfrentamos nuestras emociones. Usted no puede exponer sus emociones continuamente a cosas que lo alejan de las cosas de Dios. Usted no puede hacer eso sin pagar un precio alto. Y la mente, es muy simple. Usted necesita la mente de Cristo. Usted necesita una mente renovada. Necesita una mente que está puesta en las cosas de arriba y no en las cosas de la tierra. Usted necesita una mente que está saturada en la Palabra de Cristo morando en ella ricamente. Usted necesita una mente, Pablo dice en Romanos 12:2 que es transformada y no se conforma al mundo. Usted necesita, ¿si se lo puedo decir de manera simple? Amar al Señor su Dios con toda su mente.

¿Qué hay en su mente? ¿Qué hay en su mente? Si su mente se alimenta de la Palabra de Dios, entonces usted va a detener el pecado en ese punto ahí atrás, en el punto inicial. Si sus emociones están bajo el control del Espíritu de Dios y sus sentimientos han sido llevados cautivos a Él, usted va a detener el pecado ahí atrás, en donde comienza.

Si usted le da rienda suelta a sus emociones y las expone a todo lo que el mundo le presenta, usted va a dejar que su mente sea una puerta abierta para que todo entre y salga. Y no es cultivada. Y no está arada a profundidad con la Palabra de Dios; entonces va a concebir el pecado. Y usted va a dar a luz a un hijo.

Y quiero añadir que él añade en el versículo 15: “… y cuando el pecado es consumado o concluido,” apokueō, significa causar que esté embarazado, “cuando el pecado da a luz,” es sinónimo de tiktei, el otro verbo que es utilizado, da a luz el pecado. Y el pecado, siendo consumado, da a luz ¿qué? La muerte. Cuando el pecado nace, nace de un homicida. ¡Qué retrato! ¡Qué retrato! La emoción y de la emoción viene la decisión y de la decisión viene la concepción de la voluntad y después, la conducta. Y el retrato de dar a luz un hijo es tan hermoso que llega al final, cuando el niño nace y el niño resulta ser un homicida.

El pecado es un homicida. La paga del pecado es ¿qué? Muerte. Muerte espiritual. Separando el alma de Dios. La muerte física, separando el alma del cuerpo. Muerte eterna, separando el alma y el cuerpo de Dios. Y él aquí no está hablando en particular de cristianos o no cristianos. Él simplemente está diciendo: todo lo que el pecado siempre produce es muerte. Inclusive para un creyente, puede ser muerte física. Como 1 Corintios 11 y 1 Juan 5:16 lo demuestran, todo tipo de muerte fluye del pecado.

Entonces, la idea de que usted está trayendo alguna conducta que satisface su vida es una mentira. Lo único que usted trae es pecado y lo único que el pecado trae es muerte. Y entonces, él dice en el versículo 16 “dejen de ser engañados, amados hermanos míos.” Dejen de ser engañados. De nuevo, es la palabra de la que obtenemos la palabra planeta, engañados, como si algo se está desviando. Deben saber dónde está el problema, él está diciendo. No sean engañados. Dejen de culpar a Dios y empiecen a culparse a sí mismos. Y comiencen a ver hacia adentro y no vivan de manera ciega la vida simplemente aceptando lo que es y después, culpando a Dios. Reconozcan que dentro de ustedes tienen a un enemigo y que ese enemigo es su propia condición caída. Y ustedes deben enfrentar su propia concupiscencia y ese enemigo. No pueden exponer su emoción a todo lo que lo atrae. Usted no puede dejar que su mente sea cautivada por esas cosas. Usted debe saber dónde está el problema, no ser engañado en esto. Regresen ahí y enfréntenlo a ese nivel. Deténganlo al comienzo.

Y llene su mente con las cosas de Dios para que nunca pueda atraer sus sentimientos y concebir pecado en su voluntad. Si sus emociones están controladas, si su mente está controlada, lo deja sin tener un compañero para concebir el pecado. La naturaleza de la maldad, la naturaleza del hombre y la naturaleza de la concupiscencia eliminan el hecho de que Dios podría llegar a tentarnos a pecar y después, una prueba directa de la naturaleza de Dios, versículo 17, obsérvelo. Esto es tan maravilloso. La naturaleza de Dios. Aquí está el corazón del texto.

Simplemente, entienda esto: nadie puede culpar a Dios por el pecado porque toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto. Digo, las únicas cosas que descienden de Él son ¿qué? Son buenas y perfectas. Poseemos una naturaleza que produce pecado. Dios no. La naturaleza de Dios es tal que sólo produce bien. Esto es algo doble. Del lado negativo, lo que está diciendo es que Dios nunca podría producir pecado. Del lado positivo, entienda esto, lo que está diciendo es que Dios va a derramar bien, bien, bien, bien, bien y más bien. ¿Cómo es posible que usted vaya a buscar anzuelos para buscar la satisfacción cuando Dios está derramando todo lo que usted podría necesitar para toda su satisfacción?

El lado negativo, Dios nunca podría producir maldad. Él es bueno. El lado positivo, Él produce un bien interminable y sin límites que hace que una persona sea un necio al permitir que sea tentado para haberse atraído a un anzuelo cuando toda la bondad de Dios está disponible por Su gracia. Nuestra carne es un pozo de agua pestilente cuando pensamos en lo que hace. ¿Y por qué vamos a ir a beber de eso cuando podemos venir a beber al pozo, a la fuente de la vida misma? Dios nos da toda buena dádiva y todo don perfecto.

Note ahí los dos todos. Toda, todo, todo incluido. Toda, todo. Note las dos dádivas. Dádiva, dádiva. Una es dosis, significa el acto de dar. Una es dōrēma, significa el regalo dado. Todo acto de dar y todo regalo dado en el acto de dar es bueno y perfecto. Bueno significa bueno, no hay comparación para esto. No es bueno, no es mejor, no es lo mejor. Es simplemente bueno, está completo. No le falta nada. Todo es suficiente. Es perfecto. Abarca todo. Todo regalo bueno dado por Dios es perfecto, es benéfico, absolutamente completo.

No es sorprendente que Jesús dijera en Mateo: “Pedid” y ¿qué? “y se os dará; buscad y hallaréis.” ¡Oh, qué maravilloso pasaje! Y si usted realmente busca algo, si usted realmente busca algo, si usted realmente busca algo en su alma que es bueno y correcto y se lo pide a Dios, ¿no creo que Él se lo va a dar a usted? “Pues si vosotros, siendo malos,” dice Él, “sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos,” si ustedes padres, que están caídos, saben cómo ser buenos con los hijos que aman, “cuanto más su Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que,” ¿Qué?, “le piden.”

Y en Lucas 11:13 dicen que Él les dará Su Espíritu Santo. Qué torpe es buscar trampas atractivas y anzuelos, siendo atraídos por concupiscencia cuando Dios tiene tanto que dar. Una provisión interminable. Toda buena dádiva y todo don perfecto es de Él para darlo.

Una mujer vio al mar por primera vez en su vida y le dijo a su amiga ‘¡qué maravilloso es ver a algo de lo cual hay suficiente!’ Y cuando usted está viendo la bendición de Dios, usted está viendo algo de lo cual hay suficiente.

De regreso al versículo 17, toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto. Todo es de arriba. Todo está fluyendo desde arriba. ¡Qué necio es ir tras el anzuelo del pecado! ¡Qué torpe es entrar a la trampa, cuando toda buena dádiva y todo don perfecto desciende como lluvia del cielo sobre nosotros! Satanás trató de decirle a Eva que Dios estaba reteniéndole cosas de ella. Dios no está dejandote tener lo mejor, más vale que busques la satisfacción. Más vale que busques lo mejor. Dios ha retenido lo mejor de ti. Ella creyó esa mentira y el niño fue concebido y nació la muerte. El niño fue la muerte.

Y me acuerdo cuando estaba pensando en esto esta tarde, 2 Samuel 12, el terrible pecado de David con Betsabé. Escuche lo que dice la Palabra de Dios. Natán, claro, se acerca a David. Versículo 7: “Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre.” Tú eres el pecador, tú lo hiciste, tú eres el adúltero, tú eres el homicida. “Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl, y te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más.” David, ¿por qué buscaste aquello que era prohibido cuando yo te hubiera dado todo, cualquier cosa? Toda cosa perfecta, es el gozo de Él dárnoslo. Descienden de Él.

Noten aquí que Él es llamado el Padre de las luces. Esta es una gran afirmación. Esa era una manera antigua judía para referirse a Dios como el creador. Las luces que él tiene en mente son el sol, la luna y las estrellas. Él es el Padre de las luces. Los cuerpos celestes. Usted pregunta por qué Él está escogiendo este título. Porque encaja con su ilustración. Él es el Padre de las luces porque con Él no hay mudanza ni sombra de variación. Muy vívido. Muy vívido.

Él es el que creó todos los cuerpos estelares. Él creó todos ellos, pero Él no es como ellos. Ellos varían, ellos cambian. Incrementan. Traen luz. Los vemos en la mañana. Están en la noche. Incrementan, disminuyendo su brillo. Su beneficio para nosotros viene y se va. Y Dios no es así. Dios es brillante luz de gloria y luz de bondad y luz de gracia y no varía. No es, y él usa el término parallagē del cual obtenemos la palabra paralaje. Y no pasa de una condición a otra. No tiene sombras. Nunca se oscurece. Primera de Juan 1:5, en Él, no hay, ¿qué? Tinieblas en absoluto. Oscuridad en absoluto. Malaquías 3:6: “Yo Jehová no cambio”. No han días en los que Él deja de dar dádivas espirituales. No hay días en los que Él deja de dar luz espiritual. El flujo de cosas buenas de Dios nunca varía, nunca se detiene.

David, David, Yo te hubiera dado tales y tales cosas. Digo, que quede claro, un pez gordo no busca anzuelo. ¿Entiende eso? Y usted está haciendo a un lado los recursos divinos con lo que el mundo le ofrece en ese anzuelo. Llénese de dádivas divinas, fuente de la vida eterna. Sintoniza mi corazón para cantar Tu gracia. Torrentes de misericordia nunca cesan, llaman a las canciones más fuertes de alabanza. Los arroyos de misericordia nunca cesan, nada puede ocultar la bondad de Dios, nada puede detener su benevolencia. Nada puede interrumpir el flujo, la corriente de su luz celestial. No muerda el anzuelo del diablo. No conciba y dé a luz a un hijo mortal que podría llevarlo a su propia muerte. Dios da todo el bien y sólo bien. ¿Quién es responsable por el pecado? Usted. Eso es correcto, usted.

Y una prueba final, y simplemente la voy a mencionar porque quiero entrar a detalle en nuestro próximo mensaje. Una prueba final, la naturaleza de la regeneración. Véala en el versículo 18. Vamos a entrar a detalle en la próxima semana. “Él de Su voluntad nos hizo nacer por la Palabra de verdad para que seamos primicias de Sus criaturas.” Entienda esto, Dios no pudo habernos tentado a pecar. Dios no quiere que pequemos porque Dios nos regeneró para hacernos como Él. La naturaleza en la regeneración hace a un lado que Dios jamás nos lleve a pecar. Él nos dio vida nueva. La concupiscencia da a la luz la muerte, pero Dios da vida. Dios no nos tienta a hacer el mal, Él nos recrea para hacer el bien. Y para hacernos Sus primicias, Su propia posesión amada.

¿Quién tiene la culpa de su pecado? Más vale que lo sepa porque usted tiene que enfrentarlo. Agustín, el gran Santo de Dios, había vivido con una prostituta antes de su conversión. Después de que fue salvado de manera maravillosa, él estaba caminando por la calle y esta prostituta lo vio. Ella lo llamó por nombre y él siguió caminando. Él la vio, pero mantuvo sus ojos fijos hacia adelante y caminó. Ella siguió gritándole y corrió detrás de él. Y finalmente, ella le dijo: “Agustín, soy yo.” A lo cual, él respondió: “lo sé, pero yo ya no soy yo.”

Es correcto, Él nos hizo hacer nacer de nuevo para ser nuevas criaturas de Su propia posesión. Y nosotros somos nuevas criaturas que nos permite vencer el mal si usamos los medios de la gracia, las armas de nuestra batalla, las cuales no son carnales, oración, el estudio de la Palabra de Dios, una mente disciplinada. La fortaleza de la rendición de cuentas espiritual para detener el pecado en el punto en donde comienza.

Bueno, tomó más tiempo del que quizás debió haber tomado, pero es tan importante. Oremos.

Padre, qué verdad tan práctica y tan básica hemos aprendido en esta noche. Gracias por la victoria que vemos en nuestras propias vidas que Tú nos das, por Tu Espíritu que nos muestra que tenemos una carne que se puede conquistar. Gracias porque si andamos en el Espíritu, no satisfaremos los deseos de la carne. Gracias porque si tenemos la mente de Cristo, si nuestra mente está llena con la riqueza de Tu Palabra, nuestra conducta es controlada.

Oh Dios, Te damos gracias por la esperanza maravillosa que encontramos en la obra del Espíritu. Reconocemos nuestra condición caída, reconocemos nuestra propensión a ser tentados, pero también celebramos la victoria que está disponible en el poder del Espíritu Bendito para aquel cuyas emociones y mente están controladas por ese mismo Espíritu y por la Palabra de Dios. Oramos con eso en mente, por toda persona aquí, por causa de Jesús. Amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
DERECHOS DE AUTOR © 2016 Gracia a Vosotros
Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros.

4/6 –De la tribulación al triunfo, 3ª Parte

Gracia a Vosotros

Serie: Beneficiándonos de las pruebas de la vida

4/6 –De la tribulación al triunfo, 3ª Parte

John MacArthur

https://cdn.gty.org/gracia/sermons/High/59-6.mp3?x-source=website&x-type=download

Abramos nuestras Biblias en el primer capítulo de Santiago, conforme estudiamos juntos la Palabra de Dios en los versículos 2 al 12. Mientras que se está preparando para el estudio de la Palabra de Dios, permítame recordarle que es una ocurrencia común en la vida, ciertamente lo es en mi vida, y no tengo duda que también es el caso en su vida como cristiano, conocer a personas que pensaban que eran cristianos.

Creo que bastante frecuente, personas que creían que eran salvas, que creían que conocían a Dios y después, vino una dificultad severa a su vida que exhibió la realidad de que no conocían a Dios en absoluto. Cuando probaron ser incapaces de enfrentar esa prueba severa, su fe fue revelada. Fue descubierto que era una fe muerta, no una fe viva. Una fe no salvadora. No pudieron aferrarse a los recursos provistos en aquellos que realmente creen en Dios. Y dejan lo que parecía ser quizás, una fe genuina. El tipo de pruebas que vienen a la vida todo el tiempo tienen la intención de hacer esto. En cierta manera, motivar a la gente, a sacarlos de su seguridad, a despertarlos al hecho de que confían en Dios o no confían en el resto de las circunstancias humanas. Las pruebas cumplen un propósito muy útil al afirmarnos o la legitimidad o la ilegitimidad de nuestra fe.

Y eso es exactamente lo que Santiago tiene en mente en esta sección de apertura de esta epístola maravillosa. Él está preocupado a lo largo de la epístola entera con el tema de la fe viva. Él está preocupado con el tema y el asunto de la salvación genuina. Y como hemos señalado, la epístola entera es una serie de pruebas que tiene la intención de revelar la legitimidad de la fe de alguien. La epístola entera es una serie de pruebas de la fe viva.

La primera es la prueba de las pruebas severas. Cuando las pruebas vienen a nuestra vida, revelan si esa fe es real o no lo es. Si se mantiene en pie o no. Nos aferramos a Dios y dependemos de Sus recursos o no lo hacemos. Y eso es algo que necesitamos saber. Todos nosotros necesitamos entender la fortaleza o la legitimidad de nuestra propia fe. No sólo necesitamos reconocerla en nuestras propias vidas, sino también en las vidas de otras personas.

Ahora, en cierta manera, esto, para traerlo a una ilustración bíblicamente, permítame hacerle un par de preguntas. ¿Cómo juzga usted la vida espiritual de una persona quien, uno, habiendo oído de manera dispuesta el Evangelio, con oídos abiertos, con disposición, en segundo lugar, recibió personalmente la palabra sin resistencia, en tercer lugar, respondió con gozo y, en cuarto lugar, creyó? Alguien quien oyó el Evangelio con disposición, recibió personalmente la Palabra, respondió con gozo y creyó.

Ahora, ¿acaso eso caracteriza la salvación genuina? ¿Identifica eso a un cristiano verdadero? ¿Es esa la característica de la fe salvadora genuina? Bueno, descubrámoslo al ver un capítulo en Lucas, capítulo 8. En Lucas, capítulo 8, versículo 13. Y aquí hay un versículo que explica una parte de la parábola de las tierras. Tiene que ver con la tierra superficial que tenía piedra debajo de la tierra. Y dice: “los de sobre la piedra son los que, habiendo oído, reciben la Palabra,” la reciben personalmente, la palabra acerca de Cristo, la salvación. “Reciben la Palabra con gozo, pero estos no tienen raíces, creen por algún tiempo y en el tiempo de la prueba,” ¿qué?, “Se apartan.”

Ahora, notará aquí que tenemos a aquellos que oyeron el Evangelio, recibieron personalmente la Palabra, respondieron con gozo y se apartaron. Entonces, todo eso en sí mismo es algo que queda corto de la fe salvadora.

Pero quizás nunca pudo haber sido manifestado como algo menos que fe salvadora si no hubiera sido por las pruebas. Si no hubiera sido por un tiempo de prueba. Un tiempo de prueba. Esa pequeña frase “un tiempo de prueba” es una frase muy interesante. Es una parte crucial del diseño de Dios para la gente. De tal manera que la realidad de su fe, lo que realmente es, puede ser manifestado.

La palabra tiempo aquí no es chronos, lo cual significa tiempo cronológico como en este momento son las 6.35 o algo así. No es tiempo cronológico en el sentido de calendarios y relojes. Es kairos, he una palabra diferente. Eso significa un tiempo destinado, un tiempo de oportunidad. Una circunstancia, una temporada en particular.

Y entonces, de lo que aquí está hablando no es un tiempo en el reloj, sino un tiempo en el destino. Un tiempo en la vida de uno. Vendrá un tiempo de prueba. Y en este caso, fueron aquellos que se apartaron. No significa que le pertenecieron a Dios en un momento. El verbo, literalmente significa,aphistemi, significa estar distante de o aparte de. En el tiempo de la prueba, se apartaron de Dios. Se mantuvieron lejos de Dios. Nunca Le pertenecieron a Él y la prueba lo manifestó.

De nuevo, regresamos a 1 Juan 2:19: “si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros. Pero salieron de nosotros para que se manifestase que nunca fueron de nosotros.” Estas son personas que en el tiempo de la prueba se quedan solas. Se mantienen alejadas de Dios. Realmente, no conocen a Dios en absoluto. O, como la semilla en Lucas 8, podrían encontrar un poco de tierra en la parte de arriba y sólo es lo suficiente como para que la planta se mantenga en pie, pero nunca echa raíces.

Entonces, la idea aquí no es que es arrancada. Esa no es la idea. Nunca hubo una raíz. La planta simplemente estuvo de pie por sí misma en la tierra, por así decirlo. Y la unión con la tierra sólo fue una unión aparente, nunca una relación verdadera. Nunca el tipo de unión que podía arraigar a la planta profundamente y causar que creciera y diera fruto.

Pero la realidad de ese tipo inadecuado de fe no fue manifestada sino hasta la prueba. Por cierto, el término aquí, en Lucas 8:13, es el mismo término peirasmos. El tiempo de la prueba del que Santiago habla. Ahora, regresemos a Santiago y veamos cómo es que Santiago nos enseña acerca de este mismo tema.

Las pruebas no pueden destruir la fe. Quiero que sepa esto. Quiero seguir enfatizando eso. Las pruebas no destruyen la fe, únicamente la ponen a prueba. Y la fe que permanece en pie ante la prueba muestra que es genuina y la fe que fracasa en la prueba manifiesta que es falsa. Las pruebas no pueden destruir la fe. Sólo pueden probarla.

Ahora, la semana pasada le mostré que las pruebas tienen muchos propósitos. ¿Se acuerda de lo que dijimos? Dios envía pruebas para humillarnos. Él envía pruebas para alejarnos del mundo. Él envía pruebas para llamarnos a concentrarnos en cosas eternas. Él envía pruebas para revelarnos lo que realmente amamos. Él envía pruebas para enseñarnos el valor del favor y la bendición de Dios. Él envía pruebas para capacitarnos para ayudar a otros en sus pruebas. Él envía pruebas para desarrollar en nosotros una mayor fortaleza, una mayor utilidad y una que no mencioné, algunas veces Él envía pruebas para disciplinarnos por nuestro pecado y empujarnos hacia la perfección.

Pero Santiago está preocupado, primordialmente, con una razón por la que Dios envía pruebas; y esa es para probar la legitimidad de nuestra fe. Como lo expresé la semana pasada, para medir la fortaleza de nuestra fe. Ahora, lo que hemos estado diciendo a lo largo de esto es que en medio de una prueba la fe verdadera va a perseverar. La fe verdadera perseverará, la fe verdadera se aferrará y avanzará. Perseverará hasta el final. Soportará cualquier prueba.

Y la pregunta que Santiago realmente nos trae es cómo hacer eso. ¿Cómo es que la fe verdadera puede perseverar ante cualquier prueba? ¿Cómo es que la fe verdadera va a sufrir cualquier pérdida y aun así aferrarse a su fe en Dios? ¿Qué es lo que le da la capacidad de perseverar y no apartarse?

Bueno, hay varios ingredientes que hemos estado estudiando. En primer lugar, Santiago dice, una actitud gozosa. La fe verdadera poseee una actitud gozosa en medio de la prueba más severa. Versículo 2: “Hermanos míos, tened por sumo gozo,” o gozo total o mero gozo, gozo puro, “cuando os halléis en diversas pruebas.” La primera actitud que es característica es gozo en medio de la prueba. Siempre hay una ventana en algún punto en una prueba para que un creyente verdadero encuentre una fuente de gozo.

Podría ser que sabemos que Dios está en control, y sabemos eso. Podría ser que la esperanza del cielo, como lo vimos con el padre en esta mañana, quien sabía que sus hijas estaban en la presencia de Cristo. Pero para el creyente verdadero habrá una actitud gozosa y necesitamos cultivar eso en nuestra propia vida espiritual debido a todo lo que las pruebas llevan a cabo. Y debido a todo lo que las pruebas no pueden llevar a cabo. Debido a que nos acercan al Señor, nos fortalecen, nos hacen más útiles. Todo lo positivo. Y debido al hecho de que nunca pueden destruir la fe verdadera. Nunca pueden afectar el plan de Dios. Nunca pueden alterar Su diseño externo. Podemos encontrar gozo en medio de cualquier prueba. Entonces, una actitud gozosa.

En segundo lugar, hay otro ingrediente, que va de la mano con la capacidad de perseverar; y vimos eso hace dos semanas atrás, de hecho. Y esa es una mente que entiende. Observe el versículo 3: “sabiendo esto, que la prueba de vuestra fe produce paciencia.”

Ahora, usted tiene que entrar a las pruebas con conocimiento. Usted necesita saber que las pruebas producen paciencia o perseverancia. Ese es un poder para permanecer, un poder perseverante. Si usted no tiene ninguna prueba, usted no va hacer fortalecido para perseverar. Entonces, una actitud gozosa y una mente que entiende.

Y, en tercer lugar, señalamos una voluntad sumisa. En el versículo 4, él dice en el imperativo “mas tenga la paciencia su obra perfecta para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.” En otras palabras, que la prueba venga y que traiga la perseverancia. Y que la perseverancia traiga perfección. Señalamos que perfección aquí significa madurez espiritual. Madurez espiritual, deje que haga lo que Dios quiere hacer. Deje que lo humille a usted. Deje que lo aleje del mundo. Deje llamarlo a usted a la esperanza eterna. De que revele lo que usted realmente ama. Deje que le enseñe a valorar la bendición de Dios. Deje que lo capacite para ayudar a otros. Deje que desarrolle fortaleza en usted para que usted pueda ser utilizado en modos más grandes en el futuro. Deje que lo discipline, si eso significa su purificación.

En otras palabras, deje que haga lo que Dios quiere que haga. No pelee contra ella. Entonces, la actitud correcta al entrar en una prueba: una actitud gozosa, la mente correcta es una mente que entiende el propósito de Dios y una voluntad sumisa que acepta de manera pronta y dispuesta, sabiendo que mediante las pruebas llegamos a ser como Cristo. Ese es el camino a la madurez.

Ahora, siguiendo estas primeras tres, quiero compartir en esta noche con usted las últimas dos actitudes que son necesarias en la vida de uno que persevera. En cuarto lugar, un corazón que cree. Un corazón que cree. Y para esto, vamos a ver los versículos 5 al 8. Un corazón que cree, ahora permítame detenerme por tan sólo un momento antes de que veamos el texto, y en cierta manera, preparar la escena, si es posible.

Digamos que usted está atravesando una prueba y usted realmente está haciendo su mejor esfuerzo por mantener una actitud gozosa, una mente que entiende y una voluntad sumisa. Pero usted está teniendo dificultad realmente en entender lo que está pasando. Quizás usted está puede estarse diciendo a sí mismo ‘quiero tener una actitud correcta, quiero tener una actitud de entendimiento correcto y quiero tener una voluntad sumisa, pero carezco de la sabiduría y el poder para permanecer gozoso y perseverar y madurar en medio de esto. Estoy luchando por mantener mi corazón enfocado, concentrado en la causa por la que debo estar gozoso. Estoy luchando por entender esto y estoy luchando por ser permisivo. Necesito algo de ayuda. ¿Qué hago?” Bueno, lo que usted necesita realmente es una cosa: sabiduría. Necesita sabiduría para la prueba. Necesita entenderla. Necesita entendimiento práctico necesario para enfrentar los problemas de la vida. Usted no va a poder mantener una actitud gozosa y una mente que entiende y una voluntad sumisa a menos de que Dios le dé a usted más que tan sólo sus facultades humanas para trabajar con ello.

Y entonces, aquí es donde usted llega al versículo 5: “y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría.” La sabiduría siempre es algo de mucho valor, pero especialmente cuando usted está enfrentando atravesando una prueba. Querer saber cómo estar gozoso, querer estar dispuesto a perseverar en la prueba para cumplir los propósitos santos de Dios, demanda sabiduría. Y usted no va a encontrar todas las respuestas en su propio razonamiento humano.

La sabiduría para Santiago y para cualquier lector judío y cualquier judío en ese entonces era el entendimiento necesario para vivir la vida para la gloria de Dios. La sabiduría era operar en obediencia a la voluntad y la Palabra de Dios. Comenzaba con temer a Dios y después, pasaba a obedecer a Dios. Y cuando atravesamos una prueba y pasamos una prueba, necesitamos sabiduría. Cualquier creyente se va a sentir débil, va a sentir la necesidad de fortaleza y recursos. Va a buscar algo a qué aferrarse en medio de la prueba. ¿Y a dónde va? Él va a Dios y le pide sabiduría. Esa es la promesa. “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría,” ¿qué?, “Pídala a Dios.” Pídala a Dios.

La búsqueda de sabiduría es la búsqueda suprema del hombre. Para aquellos de nosotros que conocemos y amamos al Señor, Él provee esa sabiduría. Pienso en Proverbios 3:5-7: “Fíate de Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia.” ¡Qué gran afirmación! Cuando usted está enfrentando una prueba, cuando usted está atravesando por una dificultad, usted no debe apoyarse en su propio entendimiento. Confíe en Jehová con todo su corazón. Reconócelo en todos tus caminos y Él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión. No dependas de ti para las respuestas. Pídele a Dios sabiduría divina.

Entonces, aquí podríamos decir con seguridad que las pruebas le ayudan a usted a mejorar su vida de oración, ¿verdad? Lo llevan a sus rodillas. Lo hacen clamar a Dios por lo que usted no tiene y desea de manera desesperada. Desesperada.

Entonces, cuando usted atraviesa las pruebas de la vida, sea lo que sea, la intención de Dios es que usted reconozca el estado de bancarrota de la razón humana y la respuesta es que usted pueda obtener de otras personas. Y pienso en Job, quien trató de obtener las respuestas de todo el mundo, de toda persona que lo rodeaba. Y todo el mundo le dio la respuesta equivocada. Y la respuesta correcta siempre está disponible en la mano de Dios; si la buscamos de Él, recibiremos eso.

Acompáñeme por un momento a Job 28. Una de mis porciones favoritas de la Escritura.

Éste es un pasaje tremendo. En la primera parte del capítulo, habla de estar en una búsqueda minera para encontrar metal preciado y cómo los hombres hacen esfuerzos increíbles para encontrar riquezas. Lo sacan de la tierra, y entran a las profundidades de la tierra y atraviesan por todo tipo de cosas para encontrar riquezas.

Pero en el versículo 12 dice: “Mas ¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Dónde está el lugar de la inteligencia? No conoce su valor el hombre, ni se halla en la tierra de los vivientes. El abismo dice: No está en mí; y el mar dijo: Ni conmigo. No se dará por oro, ni su precio será a peso de plata. No puede ser apreciada con oro de Ofir, ni con ónice precioso, ni con zafiro. El oro no se le igualará, ni el diamante, ni se cambiará por alhajas de oro fino. No se hará mención de coral ni de perlas; La sabiduría es mejor que las piedras preciosas. No se igualará con ella topacio de Etiopía; no se podrá apreciar con oro fino. ¿De dónde, pues, vendrá la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar de la inteligencia? Porque encubierta está a los ojos de todo viviente, Y a toda ave del cielo es oculta.”

La verdadera sabiduría, la sabiduría sobrenatural necesaria para entender las nuevas de la vida no está disponible en el mundo que nos rodea. “El Abadón y la muerte dijeron: Su fama hemos oído con nuestros oídos.” La destrucción y la muerte han oído de ella. Saben cómo encontrarla. No la encuentran. Y luego, versículo 23: “Dios entiende el camino de ella, y conoce su lugar.” Entonces, si usted quiere sabiduría, ¿dónde va usted? Usted va a Dios. Y no quiero ser simplista, sólo quiero enfatizar lo que la Biblia está diciendo.

Ahora puede regresar a Santiago 1. Quiero que entienda que lo que las Escrituras están diciendo es tan simple como esto, amados. Cuando usted enfrenta una prueba, el lugar adonde usted debe acudir a Dios. Esto es más importante que acudir a sus amigos para encontrar respuestas y meterse en la misma situación en la que Job se metió. Eso es mucho más importante que buscar una cita en algún tipo de clínica de consejería antes de que usted haya hecho algo para considerar y consultar la mente de Dios.

Yo creo que la promesa de Dios en este versículo es una de las promesas más grandes en toda las Escrituras, si no es que la promesa más importante para un creyente que vive en este mundo. Y esta es que, si necesita sabiduría, Dios se la da. Digo, ¿qué más hay fuera de esto? ¿Qué más podríamos querer que el entendimiento divino para entender y responder apropiadamente a toda prueba de la vida? Dios da sabiduría.

Ahora, ¿de qué tipo de sabiduría estamos hablando? No estamos hablando acerca de especulación filosófica. Estamos hablando acerca de hacer lo correcto. Estamos hablando acerca de entender lo que está sucediendo con la mente de Dios. Estamos hablando de lo que Santiago explica con más detalle en el capítulo 3, versículo 17. La sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después, pacífica. Esto es conducta correcta en todos los asuntos de la vida. De eso estamos hablando. Y este es el tipo de sabiduría que viene de Dios. Y en algún punto, usted sabe, necesitamos regresar a esto.

Cuando los cristianos enfrentan problemas en la actualidad, la primera respuesta es normalmente acudir a alguna otra fuente humana. Pero aquí dice que, ‘si alguno de nosotros vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios’. Pídala a Dios. ¿Qué es lo que usted está pidiendo? Usted está pidiendo un entendimiento que le permitirá estar gozoso y ser sumiso. Usted está preguntando qué es lo que debe hacer que es correcto. Y sería mi gran oración que en medio de todos los problemas que la gente parece tener, que aprendan que el problema tiene la intención de llevarlos no a los hombres, sino a Dios. A encontrar en Él la única fuente de sabiduría verdadera, el camino de una respuesta correcta.

Ahora, observe de nuevo el versículo 5: “si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios.” Pídala a Dios. Ese es un imperativo. Eso no es optativo. Eso es un mandato. Ese es un mandamiento. Eso es tanto un mandato a orar, como lo es orar sin cesar. Eso es tanto un mandato a la oración como lo hemos estado aprendiendo en 1 Timoteo 2, acerca de los hombres levantando manos santas en oración. Ese es un mandato a que oremos.

Las pruebas tienen la intención de llevarnos a depender de Dios. De Él. Para hacernos reconocer que no tenemos recursos humanos, nos quedamos únicamente con un medio invisible de apoyo. El creyente verdadero, entonces, en la prueba, va a saber que necesita sabiduría y va a clamar a Dios. Él casi no puede ser restringido de clamar a Dios. Pero necesitamos hacer eso mucho más.

Al final del versículo 16 de Santiago 5, “la oración eficaz del justo puede mucho”. Y después, la ilustración de Elías, quien era un hombre con pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviera; y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y oró otra vez y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto. Dios responde a la oración. Dios responde.

Regrese al versículo 5 nuevamente del capítulo 1. Y lo que vemos es que, “si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios.” Es un mandato a que oremos. Deje que los problemas lo lleven a Dios, lo acerquen a Dios. Deje que los problemas lo lleven a oración. Y quiero decirle esto: si usted está atravesando un problema profundo en su vida y no ha enriquecido su vida de oración, no lo ha llevado al Trono de la gracia, entonces, quizás los problemas van a continuar hasta que usted finalmente despierte y comience a hacer esto.

La fuente de la sabiduría está ahí si acudimos a ella. ¿Y qué vamos a encontrar cuando lleguemos? Observe el versículo 5: “pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente.” El cual da a todos abundantemente. Tenemos un Dios generoso y de gracia que desea derramar en nosotros esas cosas que deseamos.

Y Proverbios 6, ahí el escritor dice: “sin inclinares tu oído a la sabiduría y aplicares tu corazón al entendimiento,” ¿cómo voy a obtener esto? Sí, “si clamares a la inteligencia y levantares tu voz a la inteligencia, si como a la plata la buscares y la escudriñares como a tesoros, entonces entenderás el temor de Jehová y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría. Y de Su boca viene el entendimiento y la inteligencia.” Dios la tiene disponible y Dios quiere darla al corazón que busca. Pero hay un sentido en el que Él la retiene hasta que usted viene y pide por ella, demostrando su amor, su confianza y su dependencia de Él.

En Jeremías 29:11: “porque yo sé los pensamientos que tengo para vosotros, dice Jehová. Pensamientos de paz y no de mal para darte un fin esperado.” En otras palabras, para darte aquello que es benéfico. Entonces, “clamarás a Mí e irás y orarás a Mí y te oiré y me hallarás y me encontrarás cuando me busques con todo tu corazón. Y seré hallado por vosotros, dijo Jehová.”

Ahora, la palabra abundante es una palabra maravillosa, haplōs, significa incondicionalmente. Significa sin negociar, significa libre y generosamente. Nos recuerda a Mateo 7. Y usted conoce muy bien, yo lo sé, Mateo 7, particularmente los versículos 7 al 11, todos los hemos reclamado en una u otra ocasión. “Pedid y se os dará, buscad y hallareis, llamad y se os abrirá, porque todo aquel que pide recibe y el que busca halla y el que llama se le abrirá. ¿Y qué hombre hay entre vosotros que si tu hijo le pide pan le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le piden?” La promesa está ahí.

Cuando usted enfrenta problemas, cuando usted enfrenta dificultad, cuando usted enfrenta una prueba, acuda a Dios en oración. Él no negocia, Él no pone condiciones. Él da a todos abundante y generosamente, la sabiduría que usted necesita para entender y responder apropiadamente a esa prueba.

Él también añade, versículo 5, “y sin reproche”. Ahora, esta es una palabra antigua y lo que básicamente significa es que Él no retiene nada. Él le da generosamente, sin reservas. Es una forma negativa de la afirmación previa. Más adelante, él dice en el capítulo 1, versículo 17, que Él es el que da toda buena dádiva y todo don perfecto y en Él no hay mudanza ni sombra de variación. Él da, y da y da. Ésa es Su naturaleza, como un Dios dador. Él da sinceramente, da sin titubeo, Él da sin reservas mentales. Él no da rehusándose o enojado, eso es lo que significa. Él no está diciendo “bueno, no debo estar haciendo esto, pero hombre, voy a hacerlo, espero que lo valores.” Él no está jugando juegos con tu indignidad. Él no está recordándole a usted cuán inmerecido usted es. Él es bueno y Él es dador. Él es dadivoso y Él continúa dando. Él no retiene nada. Si a usted de falta sabiduría, a usted se le manda que pida a Dios, quien les da a todos los hombres abundantemente y liberalmente. Él no retiene nada. Y cuando usted pide, al final del versículo 5, “y le será dada,” dice.

Ninguna sabiduría, amados, y esta es una promesa, ninguna sabiduría necesaria para la perseverancia del creyente en medio de una prueba jamás es retenida de ese creyente que pide. ¿No es ésta una promesa maravillosa? Espero que entienda eso. Ninguna sabiduría que necesite un creyente para perseverar en medio de una prueba, jamás es retenida de un creyente que pide.

Algunas veces, no pedimos, hacemos todo menos pedirle a Dios. Algunas veces, deberíamos ser encontrados de rodillas, clamando de nuestros corazones a que Dios nos dé Su dirección. Me encanta lo que dice en el Salmo 81:10, quizás recuerda esto: “Yo soy Jehová tu Dios, quien te sacó de la tierra de Egipto…” Aquí viene… “abre tu boca y Yo la llenaré.” ¿No es esa una promesa maravillosa? Dios quiere proveer todo recurso necesario para un creyente en medio de la prueba.

Ahora, lo que eso significa, como he estado diciendo, es que perseveramos mediante la oración. Perseveramos mediante la oración dependiente, arrojándonos sobre Dios. En Marcos 14:38 dice: “velad y orad para que no entréis en tentación.” Peirasmos. Velar y orar para que usted no caiga en peirasmos y después, una vez que esté en ella, si usted cae en una prueba, se asegura de que nunca se convierta en una tentación al arrojarse en dependencia de Dios. Perseveramos mediante la oración. Si le pedimos a Dios.

Pero note, si es tan amable, en el versículo 6, que hay una condición para este tipo de petición. Pero pida con fe. En otras palabras, creyendo. Oración que cree. Confianza genuina.

Ahora, habiendo descripto al Padre dispuesto, Santiago ahora se vuelve al hijo que espera. Si hay una falta de sabiduría no es la culpa de Dios. Si usted no entiende su prueba, si usted está desmoronándose y usted no entiende por qué murió su esposa o por qué murió su marido o alguien se enfermó. O si usted no sabe por qué ha sido azotado por un problema económico, un problema financiero, o un problema de casa, o un problema de auto, o un problema de trabajo. O ansiedad en su corazón. Si usted está enfrentando pruebas y no puede entender por qué, entonces, la razón simple, inicialmente es que usted no le ha pedido a Dios que le dé sabiduría. Usted no lo ha buscado con todo su corazón.

Y si usted ha pedido y aun así no sabe, entonces no ha pedido con fe verdadera. Quizás, usted ha orado de manera no sincera, quizás poco como en el capítulo 4 de Santiago, en donde usted ora para consumir las cosas en sus propios deseos. Usted realmente no está pidiendo con una fe honesta, creyendo con todo su corazón que Dios puede y responderá. Quizás, usted está orando de la manera opuesta en la que los hombres deben orar según 1 Timoteo 2:8, que deben orar levantando manos santas sin ira ni contienda, sin dudar. Y usted está dudando si Dios puede ayudar o no. Usted está en contienda o quizás la palabra también podría significar diakrinomai, tiene la idea de titubear.

Pero pida con fe, no dudando nada. La palabra dudando significa dudar o disputar o debatir. Hay algunas personas que simplemente dudan que Dios puede darles una respuesta. Hay otras personas que simplemente quieren discutir con Dios, cuestionándole por qué hizo lo que hizo. Y entonces, sus oraciones no son nada más que una pelea. Pero usted no debe dudar de la provisión disponible de Dios. Usted no debe dudar del poder disponible de Dios y usted no debe dudar del propósito y la voluntad de Dios. Usted no debe debatir si Dios hizo lo que debería haber hecho o no, si algo en su vida no está bien, no hay causa de debate o disputa con Dios diciéndole a Dios que debió haberlo hecho a su manera.

La fe que no vacila simplemente cree que Dios es soberano, cree que Dios es amoroso y cree que Dios proveerá todo lo que se necesita para entender la prueba y acude a Dios en oración. Amados, no es un patrón típico que atravesamos una prueba y en lugar de ir al Señor y colocar a Sus pies sin duda alguna, sabiendo que lo puede resolver, que Él nos puede dar sabiduría sin debate o disputa con lo que Él ha hecho, simplemente lo dejamos ahí y le rogamos continuamente por sabiduría. Eso es lo que debemos hacer, pero tristemente es lo que rara vez hacemos.

En Mateo 21, simplemente para llevarlos a un par de versículos que creo que son importantes en relación a esto, Jesús respondió y les dijo: “de cierto os digo que, si tenéis fe y no dudáis, no solo haréis esto que se le ha hecho a la higuera, sino también si le dijerais a este monte quítate y arrójate al mar, será hecho. Y todo lo que pidáis en oración creyendo lo recibiréis.” Ahí Jesús esencialmente dice lo mismo, la fe mueve los músculos de la omnipotencia.

Ahora, ese no es un cheque en blanco. Usted no recibirá lo que pida para consumirlo en sus deseos pecaminosos. Usted no va a recibir lo que usted pida a menos de que esté en la voluntad de Dios. Usted no va a recibir lo que pida a menos de que traiga gloria a Dios el Padre, como dice Juan 14:13 y14. El discípulo que ora, no obstante, usando el poder de la fe, verá a Dios operando de manera dramática y repentina como Jesús. Y él va a mover montes. Y, por cierto, eso es una metáfora para algo difícil, fue usado por nuestro Señor, una figura de dicción, no refiriéndose a un monte literal.

Y una fe como una semilla de mostaza, comienza pequeña y llega a crecer. Una semilla de mostaza era la semilla más pequeña que se convertía en este árbol grande. Y lo que él estaba diciendo ahí es esto: si usted tiene una fe que comienza pequeña, pero persevera y crece, usted verá grandes movimientos de Dios en respuesta a su oración. Una confianza persistente que está creciendo alineada con la voluntad de Dios es potente y trae la sabiduría necesaria para toda prueba. ¡Qué promesa! Sea cual fuere la prueba, usted debe tener un corazón que cree, creyendo que Dios permitió esto para Su propósito. Y está bien. Creyendo que Él le va a dar la sabiduría para soportarla, para perseverar y para ser mejor de lo que jamás usted podría haber sido si no hubiera perseverado en esta prueba.

Pero observe lo opuesto en el versículo 7, o de regreso al versículo 6, casi nos saltamos ese. Versículo 6: “porque el que duda es semejante a la onda del mar que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.” La persona que duda, que va a Dios y que realmente no cree que Dios puede proveer la sabiduría y que vacila es como el mar que está inquieto y se mueve de un lado para el otro, con su marea interminable que nunca puede estar estable. Es como que el que es aventado de aquí para allá y llevado por el viento. Es como aquellos que estuvieron en el día de Josué, ¿se acuerdan, cuando iban de una a otra opinión. Es como aquellos de los días de Elías, quienes no podían decidir si Jehová era Dios o Baal era dios. Como aquellos del día de Pablo que estaban sacrificándole a los demonios y después, iban a la mesa del Señor. Esas personas quieren a Dios, pero quieren algo más y vacilan de un lado al otro. Van de un lado a otro. Esas personas tibias a quienes el Señor vomitará de Su boca porque no son ni calientes ni frías.

La persona que duda, que no va a Dios y se aferra con confianza es como el mar en el versículo 7 y dice: “no piense pues quien tal haga que recibirá cosa alguna del Señor.” No hay sentido, debo decir, en una persona así que espera que va a recibir algo del Señor. El que duda de Dios, el que debate con Dios, el que es inestable en su confianza y no está comprometido de manera sólida con el Señor, no va a recibir nada.

Esa persona, ese hombre, caracteriza a un incrédulo, como dice en una versión. También podría caracterizar a un cristiano débil que duda, que está actuando como un incrédulo. Y es realmente triste ver esto. Una persona que viene a la Iglesia y es un cristiano farsante no es real. Entra en una prueba y comienzan a dudar, disputan con Dios y se enojan con Dios y se van. Pero con mucha frecuencia, en muchas maneras, es igualmente trágico un cristiano que un cristiano débil. Enfrentan una prueba severa y en lugar de tener una actitud gozosa, una mente que entiende, una voluntad sumisa y un corazón que cree, vacilan y van de un lado para el otro. Y en cierta manera, son un manojo de nervios, controlados por sus emociones y no pueden confiar en Dios. Y no parecen poder orar y pedirle sabiduría a Dios. Literalmente, no están dispuestos a disfrutar de los recursos que Dios ha provisto en su cuenta espiritual. Y no reciben nada.

Entonces, pueden seguir y seguir en la miseria de esa prueba, nunca conociendo la resolución que está disponible de manera inmediata para ellos mediante la oración que confía de manera persistente en Dios.

El versículo 8 lo resume. “El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.” Un hombre de doble ánimo, una mujer u hombre pecaminosos. De hecho, en Santiago 4:8, “limpiad vuestras manos, pecadores y purificad vuestros corazones vosotros los de doble ánimo.” Una persona de doble ánimo es realmente un hipócrita. La persona que dice “Oh, creo en Dios,” pero cuando viene la prueba no saben qué hacer. Quizás, quieren confiar en Dios, pero no confían en Dios y vacilan, como dice aquí. Y en ese caso, no va a recibir nada. De hecho, van a ser inconstantes en todos sus caminos.

Doble ánimo es dipsuchos, el “di” al principio es dos y la palabra suchos es la palabra para alma. Dos almas, dos mentes. Un alma dividida entre Dios y el mundo. Confiando y no confiando. Creyendo y no creyendo. Uno amigo del Señor y uno amigo del mundo. Y usted recordará lo que dice Santiago 4:4: “la amistad con el mundo es enemistad con Dios.” Amar al mundo y tratar de amar a Dios al mismo tiempo. Y Juan dice que es imposible hacer eso. John Bunyan en el clásico El Progreso del Peregrino lo llamaba el ‘Señor que veía a ambos lados’.

El Salmo 12:2 habla de un corazón doble, el cual Jehová juzgará. Deuteronomio 6:5 habla de un corazón concentrado en una cosa cuando dice ‘amarás a Jehová tu Dios con todo tu corazón, alma, mente y fuerzas’. Esta es la persona indecisa. Y creo de manera más característica es el incrédulo. Pero es triste decirlo: que a veces los cristianos no creen, no se aferran a la soberanía de Dios. Confían en Dios, no hacen a un lado sus dudas, no aceptan la sabiduría que Dios, de manera dispuesta y liberalmente les provee cuando piden. Una persona así, de dos almas, el Señor que ve a ambos lados es inestable en toda área de la vida. No alguna, sino todas. Él no puede enfrentar las pruebas de la vida porque no tiene suficiente fe en Dios. Él no tiene suficiente fe en Dios para ir y buscar la sabiduría que necesita de manera desesperada.

Y esta persona que duda es condenada en esta epístola. Él no tiene confianza verdadera, no hay lealtad verdadera. Su vida entera es de vacilación. Es inestable. Es usada en 1 Corintios 14:33. Dios no es autor de confusión, él está confundido. Está en caos. Creo que también es usada en Santiago 3, es traducida en el versículo 8, no refrenada. No refrenada.

Una persona que no es constante. Que vacila. Entonces, los versículos 5 al 8 son muy simples, permítame resumirlos. Cuando usted entra a una prueba, la manera en la que usted persevera en esa prueba es recibir de Dios sabiduría divina. Ir a Dios y tener la confianza que Él da de manera libre, nunca debate, nunca discute, nunca contiende nada, sino que da exactamente lo que usted necesita para perseverar en esa prueba.

Pero la condición es que su fe sea real. Que sea una fe que no es como el mar que está turbado. Porque si usted tiene una fe que vacila, que confía y no confía, que cree y que no cree, usted se encuentra en el medio y usted no recibirá nada. De hecho, un doble ánimo así lo va a hacer inestable en toda área de la vida. La verdadera estabilidad en la vida viene para aquellos que confían en Dios en el medio de la prueba. Cualquier prueba. Entonces, un corazón que cree de manera genuina es esencial para perseverar.

Y después, finalmente, un espíritu humilde. Un espíritu humilde. Esta explicación es muy, muy rica. Versículo 9: “el hermano que es de humilde condición.” Deténgase ahí por un momento. Éste es otro mandato. Un regocijo obligatorio. El hermano que es de humilde condición, ¿qué quiere decir esto? El hombre pobre. El que está privado económicamente, el cristiano pobre, que está abajo en la escala económica. El hombre que no tiene mucho. Y usted sabe que estos creyentes que estaban dispersos, a quienes Santiago escribió, a las 12 tribus que estaban en dispersión, dice el versículo 1, eran víctimas de persecución. Eran víctimas de la privación, del racismo, de la hostilidad. La pobreza entre aquellos que estaban dispersos era algo común. Muchos de ellos eran muy pobres. Tenía muy poco.

Y la palabra aquí que se traduce de humilde condición es utilizada en la Septuaginta, la cual es el Antiguo Testamento en griego para traducir la palabra pobre, topeinos, pobre. Que las personas pobres se regocijen. ¿Qué significa eso? Esa palabra es una palabra muy rica. Significa jactarse de un privilegio o posición. Que se jacten, que se gloríen, que los pobres se jacten. Aquí está el gozo del orgullo legítimo. Quizás no tenga nada en el mundo de qué regocijarse. Quizás no tenga nada en el mundo que posea, pero regocíjese, gloríese. Es privilegio. ¿Y qué privilegio es? Porque es ¿qué? Exaltado. Él es exaltado. ¿De qué manera? Espiritualmente. Él puede ser la escoria del mundo, la suciedad del mundo, pero él puede regocijarse porque su posición delante de Dios es de exaltación.

Entonces, él dice: “si no tienen nada en esta vida, si ha sido privado de tal manera que puedes encontrarte a ti mismo en el nivel más bajo, tienes de que gloriarte porque espiritualmente eres exaltado.” Él puede tener hambre, pero tiene el Pan de vida. Él puede tener sed, pero tiene el Agua de vida. Él puede ser pobre, pero tiene riquezas eternas. Él puede ser rechazado por los hombres, pero ha sido recibido por Dios. Él puede no tener hogar aquí, pero tiene un hogar glorioso en la vida venidera. Entonces, él dice: ustedes pobres, regocíjense porque han recibido atención divina. Y porque sus pruebas están haciéndolos perfectos y eso es para exaltarlos en la dimensión espiritual. Cuando Dios quita, Él quita para hacerlos espiritualmente maduros. Cuando Él los hace espiritualmente maduros, eso es una exaltación.

Entonces, la persona que es privada puede aceptar su privación, aceptar sus pruebas, debido a la esperanza de que Dios lo está exaltando mediante esas pruebas en la dimensión espiritual y en últimas, llevándolo a la gloria futura. En últimas, llevándolo a un punto en el que él recibirá toda la herencia prometida a los santos que aman a Dios. Algún día, recibirá una herencia que hará que él se regocije con un gozo inefable lleno de gloria. Entonces, podemos regocijarnos en cualquier prueba. Podemos regocijarnos en cualquier privación. Porque Dios nos ha escogido para una posición exaltada en su Reino y Pablo dijo que los sufrimientos de este mundo no son dignos de compararse con el gozo que será nuestro en ese día.

Romanos 8:17 en adelante habla de eso. Las verdaderas riquezas son nuestras. Entonces, la pobreza es una prueba corta. No dura mucho. Y aquellos de nosotros que perseveramos en ese tipo de pruebas, de las cuales la pobreza podría ser una, podemos ver hacia adelante, a un tiempo glorioso de exaltación.

Para resumirlo, dice esto: no busquen encontrar su gozo en sus circunstancias mundanas y no quedarán decepcionados si no tienen nada. Encuentre su gozo en su exaltación espiritual. En que Dios le está salvando y le está moviendo hacia la semejanza a Cristo y algún día, le va a colocar en Su presencia.

Y, por otro lado, observe el versículo 10: “pero el que es rico, en su humillación.” Esto es, regocíjese, el mismo verso verbo debe aplicarse, exáltese, gloríese en que está siendo humillado. El hermano rico aquí, estamos hablando del cristiano rico, es el que parece que todo está su favor. Y entonces, muchas pruebas de la vida se relacionan con la pobreza, pero la persona rica que parece tenerlo todo en su lugar, que se regocije, no es su riqueza, sino en que está siendo humillado. Está siendo bajado, porque cuando una persona rica enfrenta una prueba, comienza a darse cuenta de manera realista de que todo lo que posee no puede comprar las cosas reales de la vida. El cristiano rico debe regocijarse, porque cuando él enfrenta pruebas, él tiene que enfrentar la bancarrota de las riquezas mundanas y depender de las dádivas y de la gracia de Dios.

Entonces, la persona humilde, se regocija en la provisión de Dios y la persona rica se regocija en la provisión de Dios de la misma manera. La persona que no tienen nada se regocija en lo que Dios provee. La persona que tiene todo y reconoce que no puede comprar lo que necesita, también se regocija en lo que Dios ha provisto. El cristiano pobre puede también como comentario al margen, regocijarse porque está asociado con los ricos y el cristiano rico puede regocijarse en el privilegio abnegado de ser identificado con Cristo y con creyentes pobres. ¿Por qué? Porque todos somos humillados al mismo nivel en una prueba y todos tenemos que depender de Dios, ¿verdad? Ése es el punto. El dinero no saca a la gente de sus problemas. Sus pruebas verdaderas. Oh, podría resolver tu problema económico, pero vas a encontrar muchos otros problemas que no van a poder ser resueltos con dinero.

Entonces, el punto aquí es que sea pobre o rico, las cosas pruebas vienen a la vida para humillarnos y la verdadera humildad, sea que posee mucho o poco de los bienes de este mundo, la verdadera humildad, dice: “mis recursos están en Dios.”

El gran comentarista luterano Lensky, creo que tiene un párrafo interesante. Él dice, y cito: “la fe en Cristo levanta al hermano humilde más allá de sus pruebas, a la gran altura de una posición en el Reino de Cristo, mientras que, como hijo de Dios, él es rico y se puede regocijar y gloriarse. La fe en Cristo hace algo igualmente de bendito para el hermano rico. Lo llena del Espíritu de Cristo, el Espíritu de humildad y la verdadera humildad cristiana. Conforme el hermano pobre se olvida de toda su pobreza terrenal, así el hermano rico se olvida de toda su riqueza terrenal; y los dos son iguales, están al mismo nivel por la fe en Cristo.” Fin de la cita.

Eso es correcto. Y yo creo que esa igualdad es ilustrada mediante las pruebas. Cuando usted pierde a una hija o pierde a un hijo o pierde a una esposa o pierde a un marido, no importa cuánto dinero usted tenga, nada de eso va a hacer que usted pueda comprar algo para salir de esa prueba. Nada de eso. Ahí está el ecualizador. Las pruebas nos llevan al mismo nivel de dependencia de Dios y de esta manera, nos llevan humildemente al mismo nivel el uno con el otro.

Entonces, no nos preocupamos con las cosas terrenales y en la Iglesia no exaltamos a aquellos que tienen mucho en contraste con aquellos que tienen poco, porque todas nuestras posesiones terrenales son inadecuadas para comprar lo que necesitamos espiritualmente.

Ahora, Santiago parece tener una preocupación en particular en confrontar a la gente rica. Él lo hace en el capítulo 1 y continúa haciéndolo a lo largo de la epístola, como lo veremos. Pero él dice, regrese al versículo 10, que el rico debe estar feliz porque es humillado. Porque cuando él es humillado, como puede ver, se da cuenta de que las riquezas verdaderas no son de este mundo, no están aquí. “Porque cuando sale el sol con calor abrasador la hierba se seca.” Una persona rica en general, no está hablando en particular de un cristiano rico, sino de los hombres ricos en general, van a secarse, así como la flor del pasto.

En Israel, hay tres flores muy comunes. La anémona, el ciclamen y el lirio. Y pueden florecer y usted puede ver la belleza de sus colores en febrero. Y son quemados y terminan secándose en mayo. Francamente, no es diferente de los montes de la parte sur de California, en donde florecen y usted sale de la ciudad por una semana y regresa, y otra vez en un desierto. Eso es lo que él está viendo aquí. Hay un verdadero espíritu de humildad que dice: “no voy a confiar en estas cosas que pasan tan rápido, que se queman tan rápido”. Y el poeta, en Santiago, expande su ilustración aún más en el versículo 11: “porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca. Su flor se cae y perece su hermosa apariencia. Así también se marchitará el rico en todas sus empresas.”

La forma del lenguaje griego aquí expresa lo que normalmente ocurre. El pensamiento es tomado de Isaías 40, versículos 6 al 8. Es tomado de Isaías, el profeta. Él dice: “el sol abrasador,” o literalmente el calor abrasador, se podría referir al viento conocido como el siroco que llega y literalmente aplasta a todas las flores en su camino, ese viento ardiente. Así será en el futuro el destino de los hombres ricos. El calor abrasador y el viento de la furia de la muerte, el juicio de Dios va a quemar todo de tal manera que el hombre rico debe regocijarse en sus problemas porque sus problemas lo divorciaron de la dependencia de sus recursos. Y todos sus recursos van a perecer de cualquier manera. Y puede regocijarse. Y cuando todo se haya quemado, él va a tener las riquezas verdaderas. Así como el hombre pobre.

Entonces, ¿que es necesario? ¿Qué tipo de actitud debemos tener para enfrentar las pruebas? Una actitud gozosa, una mente que entiende, una voluntad sumisa, un corazón que cree y un espíritu humilde que no confía en nuestras posesiones, sino en la provisión de Dios.

Ahora, en conclusión, regresemos a donde comenzamos. La primera prueba de la fe viva es la prueba de las pruebas. O aflicciones. La perseverancia en las pruebas caracteriza a los creyentes genuinos. Caracteriza a los creyentes genuinos. Y usted necesita verlas en su propia vida y en las vidas de otros para terminar y discernir quién es real. Es tan, tan importante.

Y conforme enfrentamos estas pruebas, el Señor nos está despojando de nuestras dependencias mundanas y acercándonos a sí mismo, mostrándonos cómo es en realidad de nuestra fe y perfeccionándonos a la semejanza a Cristo. ¡Qué pensamiento tan glorioso! Los marineros solían decir: “los vientos cruzados son los más seguros para entrar al muelle.” ¿Alguna vez ha navegado? ¿Ha tratado alguna vez de entrar a un muelle con un viento en la parte de adelante del gran barco? Muy difícil. ¿Alguna vez ha tratado de entrar a un muelle con un viendo por la parte de atrás y se ha encontrado a varios metros adentro de la playa? Los marineros tienen razón. Los vientos cruzados con los más seguros para entrar al muelle.

George Whitfield dijo, y cito: “todas las pruebas tienen dos propósitos: que podamos estar mejor familiarizados con nuestros corazones impíos y que podamos estar mejor familiarizados con nuestro Salvador amado.” Fin de la cita. Tiene razón, y para eso son. El cardenal Richelieu murió en el año 1642 y él dijo esto en una ocasión, y cito: “una persona virtuosa y con buena disposición es como el buen metal, entre más se le expone al fuego, más es refinado. Entre más adversidad encuentra, más es probado. La adversidad puede tratar de tocarlo y detenerlo, pero no puede dejar sobre él alguna huella falsa.” Fin de la cita. Es verdad.

Estaba leyendo, como me gusta hacer con frecuencia, a algunos escritores de la antigüedad en esta semana y encontré un pensamiento hermoso de Joseph Church remontándose al siglo 17. Él dijo lo siguiente: “los sufrimientos no son más que pequeñas astillas de la Cruz de Cristo”. Los sufrimientos no son más que pequeñas así de la cruz de Cristo. Él, quien sufrió tanto por nosotros y nosotros tenemos el privilegio de sufrir de una manera pequeña a favor de Él.

Quiero cerrar con un poema simplemente para dejar el pensamiento en su mente que viene de Ella Wheeler Wilcox escrito alrededor del año 1880. Ella dice esto: “no dudaré, a pesar de que todos los barcos en el mar lleguen la casa con mástiles y velas rotas. Yo creeré en la mano que nunca falla. De lo que aparentemente es malo para mí; y aunque yo pueda llorar porque esas velas están golpeadas, aun así, lloraré mientras que mis mejores esperanzas son despedazadas, yo confiaré en Ti. Yo no dudaré, aunque todas mis oraciones regresen sin ser respondidas de la esfera que todavía es blanca de arriba. Yo creeré que es un amor sabio, que me ha rehusado esas cosas que yo anhelo. Y aunque en ocasiones, yo no puedo dejar de llorar, aun así, el ardor puro de mi creencia fija arderá sin ser disminuida. No dudaré, aunque las tristezas caigan como la lluvia y los problemas me rodeen como abejas en un panal. Yo creeré en las alturas para las cuales yo lucho y de que son únicamente alcanzadas mediante la angustia y el dolor. Y aunque yo gima y tiemble con mis cruces, aun así, ve en medio de mis pérdidas más severas la ganancia mayor.”

“Sin duda alguna, estaré bien anclada en la fe como un barco fuerte, conforme mi alma enfrenta todo viento que es fuerte, es valentía de la no dejaré de tener. Aunque el mar desconocido de la muerte me enfrente, o quizás lloraré cuando el cuerpo parta del espíritu, yo no dudo. Así me oirán los mundos que escuchan con mi último suspiro.” Fin de la cita. Así es como debemos enfrentar la vida. Y así es como debemos enfrentar la muerte. Sin titubear. En todo sentido, y Dios provee eso para nosotros conforme perseveramos como Santiago nos ha enseñado. Inclinémonos en oración.

Escuche con atención, Thomas Watson dijo en una ocasión: “sea cual sea el problema que en esta vida enfrenta el hijo de Dios, es todo el infierno que jamás enfrentará.” Eso es verdad. Sea cual sea la dificultad que enfrentamos en esta vida, es todo el infierno que jamás conoceremos porque se nos ha prometido el cielo eterno. Entonces, podemos perseverar como aquellos cuya fe es real.

Un antiguo escritor puritano expresó una actitud en el medio de todas las pruebas que es tan deseable para el hijo de Dios. Permítame compartirla con usted conforme piensa en esto. Él escribió lo siguiente, y cito: “Aquí está la diferencia clara entre los piadosos y los impíos. Viene en el sufrimiento de las pruebas. Los impíos, entre más coloca el Señor Su mano sobre ellos, más murmuran y se revelan en contra de Dios. Los fieles, cuando se sienten abrumados con el pecado, turbados con los conflictos de Satanás, cuando sienten el enojo de Dios ofendido con ellos, huyen a los brazos de la misericordia de Dios y se aferran a la mano de Dios, quien está abofeteándolos, y la besan.” Fin de la cita.

Padre, sabemos que hay ocasiones cuando Tu mano nos abofetea. Y si realmente entendemos lo que Tú estás haciendo, besaríamos esa mano. No dudamos, no disputamos. No debatimos. Anhelamos, oh Señor, aceptar las pruebas que producen semejanza a Cristo, que revelan la naturaleza de nuestra fe como algo genuino o falso. Las pruebas que nos humillan, que nos alejan del mundo, que nos llaman a la esperanza eterna, que nos muestran lo que realmente amamos. Que nos enseñan a valorar Tu bendición. Que nos enseñan a cómo ayudar a otros. Que desarrollan en nosotros una mayor utilidad, que nos disciplinan para ser más puros. Señor, Te damos gracias por pruebas así. Y queremos tenerlas por sumo gozo. Y queremos entender y queremos someternos. Y queremos creer en oración para encontrar sabiduría. Y queremos humillarnos para aprender la lección de dependencia de Ti, no de los recursos humanos.

Entonces, lleva a cabo Tu propósito bueno y santo a través de todas las pruebas de la vida. Y descansamos en esta oración, en la confianza de que no hay ninguna prueba que hayamos enfrentado que no podamos enfrentar.

Pero Tú eres fiel y nunca nos dejarás ser probados más de lo que podamos resistir, sino que juntamente con la prueba, siempre darás la salida para que podamos soportar. Y de esta manera, probaremos ser Tus hijos. Entonces, lleva a cabo Tu obra en nuestros corazones. Confórtanos en nuestra prueba. Enséñanos la oración y la dependencia humilde, para que, a partir de estas cosas, podamos llegar a ser todo lo que Tú quieres que seamos. Por causa del Salvador, amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
DERECHOS DE AUTOR © 2016 Gracia a Vosotros
Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros.

3/6 – De la tribulación al triunfo, 2ª Parte

Gracia a Vosotros

Serie: Beneficiándonos de las pruebas de la vida

3/6 – De la tribulación al triunfo, 2ª Parte

John MacArthur

https://cdn.gty.org/gracia/sermons/High/59-4.mp3?x-source=website&x-type=download

Bueno, abramos nuestras Biblias en esta noche en Santiago; y quiero que veamos de nuevo el capítulo 1, versículos 2 al 12.  Y no supongo que podremos cubrir toda esta sección. Quiero tomarme el tiempo con estas verdades, porque son tan ricas y tan maravillosas. Quiero volver a leer Santiago 1, versículos 2 al 12.

“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación; pero el que es rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba. Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas. Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que Le aman.”

Ahora, terminamos nuestro mensaje la última vez con la frase “los que Le aman.” Y en esta ocasión quiero comenzar retomando esa misma frase. Amar a Dios es sin duda alguna la clave para soportar todas las pruebas de la vida. Quizás es la evidencia más decisiva de un alma regenerada.

Si algo es verdad de una persona regenerada es que ama a Dios. Eso me parece ser el fondo del asunto. Los cristianos verdaderos, entonces, aquí son designados como aquellos que Le aman. Ése es un título para cristianos. ¡Qué título tan hermoso es, de hecho!

Y esa es la razón por la que soportan. Soportan porque tienen un amor fuerte por Dios. Y no importa cuál sea la prueba, cuál sea la lucha, la dificultad, soportan porque el amor los sostiene. Creo que usted puede ver eso en cualquier relación. Cualquier relación inclusive a nivel humano, en donde el vínculo del amor es muy fuerte se mantendrá en medio de todo tipo de adversidad. Y en esas pruebas y tribulaciones y pruebas y la dificultad que enfrenta la vida de un cristiano, lo que nos mantiene unidos al Señor, lo que mantiene firme nuestra fe es este fuerte vínculo de amor.

Hace algunos años atrás, Gardner Spring era pastor en la ciudad de Nueva York y él escribió acerca del poder perseverante del amor. Y estas son sus palabras, y cito: “Hay una diferencia enorme entre un afecto así y esa amistad profana y egoísta con Dios que termina en nuestra propia felicidad como su motivo y fin supremo. Si un hombre en su supuesto amor hacia Dios no tiene consideración alguna y definitiva fuera de su propia felicidad, si él se deleita en Dios no por lo que Dios es, sino por lo que Dios es para él, en un sentimiento así, no hay virtud moral. De hecho, hay un gran amor hacia sí mismo, pero no hay un amor verdadero hacia Dios. Pero en donde la enemistad de la mente carnal es matada, el alma se reconcilia con la persona divina como tal. Dios mismo es la plenitud de Su gloria manifestada y se convierte en el objeto de la contemplación devota y objeto de deleite. En sus horas más favorecidas, las perspectivas de un buen hombre son en gran medida desviadas de sí mismo.

Conforme sus pensamientos se concentran hacia la excelencia diversa de la Deidad, él rara vez se detiene para inquirir si el Ser cuya virtud llena su mente y en comparación, a cuya dignidad y belleza todas las cosas son átomos y vanidad, extenderá Su misericordia hacia él. Su alma se aferra a Dios y en la calidez y ardor del afecto devoto, él con frecuencia puede decir: “¿a quién tengo en los cielos sino a Ti? Y no hay nada en la tierra es de fuera de Ti. Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así brama el alma mía, oh Dios, por Ti.”” Fin de la cita.

Ahora, lo que él quiere decir con todo eso, claro es que el vínculo que liga a un hombre o mujer a Dios es el vínculo del amor. No sólo afecto superficial, no sólo simplemente sentimiento que es básicamente egoísta – esto es mientras que yo reciba lo que yo quiero de Ti, voy a estar cerca de Ti, sino un verdadero vínculo de amor que puede soportar cualquier prueba. Gardner Spring entonces presenta una evaluación personal en una serie de preguntas. Y creo que son útiles. Él le pregunta al lector lo siguiente: ¿amas a Dios por lo que imaginas que Él es o por lo que Él es? ¿Estás contento con Su virtud y amas toda parte del mismo? ¿Amas Su santidad como también Su gracia y Su justicia como también Su misericordia? ¿Lo amas meramente en base a Su amor hacia ti o lo amas porque Él es en sí mismo amoroso? ¿Lo amas simplemente porque esperas que te salvará o crees debes amarlo que supieras que te condenará? ¿Es tu amor a Dios supremo? ¿A quién amas más que a Dios? ¿En la virtud de quién ves más belleza? ¿En la bienaventuranza de quién está el objeto de los deseos más cálidos o más deseo? ¿Con quién estás más agradecido? No puede ser un asunto más difícil que tú respondas estas preguntas. Puede haber peligro, pero con toda certeza, no puede haber necesidad de estar engañado en un asunto tan claro.”

Y después, él dice esto: “el amor supremo a Dios es la evidencia decisiva del corazón renovado.” Me encanta eso. “El amor supremo a Dios es la evidencia decisiva del corazón renovado.” La persona que soporta las pruebas, está diciendo Santiago, son aquellos que lo aman.

Ahora, hay algunas cosas que no prueban el amor verdadero. No prueban la realidad de la fe verdadera, viva. La moralidad externa no la prueba. Hay muchas personas que externamente son morales que no aman a Dios. El conocimiento teológico no lo prueba. Hay muchas personas que saben mucho acerca de teología, eso no significa necesariamente que aman a Dios. La actividad religiosa no prueba la fe genuina viva. Hay todo tipo de personas involucradas en actividad religiosa que no aman a Dios. Inclusive, la convicción de pecado y el temor de juicio no necesariamente prueba la fe genuina salvadora.

¿Qué es lo que entonces prueba la fe salvadora? Bueno, ciertamente la fe salvadora de basa en un amor genuino hacia Dios. ¿Qué prueba que ese amor es genuino? ¿Qué es lo que demuestra el amor genuino? Bueno, de eso habla Santiago. De eso trata toda esta epístola. Y él prueba si usted ama a Dios con una serie de pruebas.

Primero, está la prueba y veremos ésta más adelante en el capítulo 1, la prueba de la culpabilidad en la tentación. Y después, está la prueba de cómo respondemos a la Palabra, después está la prueba de un amor imparcial a otros, la prueba de las obras justas. La prueba de la lengua, la prueba de la sabiduría humilde, la prueba de la satisfacción mundana, la prueba de la dependencia, la prueba de la paciencia, la prueba de la veracidad y finalmente, la prueba de la oración.

Ahora, todas esas son pruebas las cuales una persona que verdaderamente ama a Dios aprobará. Pero la prueba inicial y lo que estamos viendo en esos versículos es la prueba de soportar las pruebas, la aflicción, revela si el amor realmente es un vínculo fuerte, si es fe genuina. La fe verdadera sostenida por el amor verdadero, persevera en esta prueba.

Ahora, de regreso en el versículo 2 señalamos la última vez que caeremos en varias pruebas. También señalamos, versículo 3, que esto es para probar la validez de nuestra fe. Diferentes pruebas vienen a nuestra fe para probar nuestra fe, para demostrar la legitimidad de nuestro amor.

Pedro escribe acerca de lo mismo, ¿no es cierto?, En Primera de Pedro 1:6 al 8, como vimos la última vez. Después, en el versículo 12 él básicamente resume esta sección con afirmaciones semejantes. El hombre que soporta las pruebas, va a ser recompensado y él va a revelar que es uno que realmente ama al Señor.

Entonces, aquí estamos tratando con pruebas como una prueba de salvación genuina, lo cual se basa en el amor verdadero. Recuerde que la palabra para prueba aquí es peirasmos, de la palabra peirazō, lo cual significa probar. Es la prueba de la fe viva.

Ahora, la última vez hablamos del hecho de que nosotros, como cristianos verdaderos, no sólo estamos enteramente seguros desde el punto de vista de Dios, sino que perseveramos desde nuestro de punto de vista, ¿se acuerda de eso? Un equilibrio muy, muy importante. El creyente verdadero es sostenido por el Señor, pero el creyente verdadero también se aferra al Señor. Él persevera a lo largo de la prueba. Y entonces, usted puede ver a una persona en una prueba y ver la validez de su fe mediante la validez de su amor. Si se aferran a su fe. Si no hay prueba, y no hay tribulación que pueda destruir su confianza en Dios, entonces muestran en esa prueba que tienen fe viva salvadora.

Si se rinden en medio de esa prueba, y en cierta manera maldicen a Dios o dejan a Dios o niegan a Dios o ignoran a Dios, entonces muestran que tiene fe muerta. Mi hijo Matt me estaba contando el otro día de un hombre que se casó en un punto en su vida aquí en Grace Community Church y se fue a otra Iglesia en donde estuvo sirviendo en el ministerio como pastor, como parte del personal. Su esposa se divorció de él y en este punto en su vida, no tiene interés en absoluto en la fe cristiana. Él ha negado la fe, la ha hecho a un lado de manera total, no muestra en absoluto atracción hacia Cristo. Y lo que eso me dice es que cuando él fue colocado en una prueba muy severa, demostró ser muerta y no viva en absoluto.

Por otro lado, ¿cuántas personas han enfrentado pruebas severas y al final, han demostrado que tuvieron fe en Dios, que fue de hecho fe viva?

Pero esta parte del énfasis que Santiago se preocupa por mostrar es cómo nosotros como santos, podemos perseverar en medio de las pruebas y aprovecharlas al máximo. ¿Cómo podemos aprovecharlas al máximo, como también demostrar la legitimidad de nuestra fe?

Bueno, hay varios medios para perseverar. La perseverancia es el santo de Dios aferrándose a Su amor y a Su fe. ¿Y cuáles son los medios? ¿Cómo podemos perseverar en medio de las pruebas? Inclusive como cristianos verdaderos, ¿cómo podemos aprovechar al máximo nuestras pruebas? ¿Cómo podemos ser victoriosos en nuestras pruebas? Bueno, vamos a ver cinco medios claves para perseverar en medio de las pruebas.

En primer lugar, comenzamos con una actitud de gozo -comenzamos con una actitud gozosa. Versículo 2: “hermanos míos,” y con esto él quiere decir creyentes, cristianos judíos, sí, con toda certeza; pero, no obstante, aunque son los judíos, las 12 tribus dispersadas, como dice el versículo 1, son creyentes, los llama hermanos a lo largo de esta epístola. Capítulo 1, versículo 2, versículo 16, versículo 19; capítulo 2, versículo 1, versículo 5, versículo 14, versículo 15; capítulo 3, nuevamente en el versículo 1; capítulo 5, versículo 7, 9, 10, 19; y quizás me pasé por alto algunas. Y en algunas ocasiones, los llama “hermanos amados”. Entonces, los está identificando como creyentes. Y la palabra “míos” tiene una palabra algo maravillosa y cálida que tiene el efecto de identificarse con ellos en un vínculo en común.

Entonces, lo abraza, por así decirlo, como sus hermanos cristianos y dice: “para comenzar, si van a perseverar en medio de las pruebas diversas, si van a salir triunfantes al final, tienen que ver cualquier prueba que sea y considerarla como gozo.” En primer lugar, una actitud gozosa.

Ahora, la palabra “tened”. Tened. Es un aoristo Significa considérenla o evalúenla como gozo. Digo, eso es algo en lo que usted se disciplina, en un sentido, a ser. Cuando usted dice: esto va a ser gozo, voy a considerar esto gozo. Un compromiso consciente con una actitud gozosa. Cuando Pablo le dice a los Filipenses en el capítulo 4 “he aprendido, sea cual sea mi estado, a estar contento.” Él lo dice después de que acaba de decir “regocijaos siempre y lo vuelvo a decir, regocijaos”. Y él dijo eso mientras que era un prisionero. Él había aprendido a hacer eso. Él había cultivado eso. Eso no es algo que sucede por accidente.

Entonces, hermanos míos, tened por sumo gozo, no sólo gozo parcial, sino sumo gozo cuando, noten esa pequeña palabra cuando, no es ‘si’, sino que es la palabra cuando. De hecho, es la palabra hotan, quiere decir ‘siempre que’, y cuando es usada en esta forma en particular con el subjuntivo en un sentido está diciendo siempre que. Y créanme, es inevitable.

Entonces, cuando usted caiga, parapiptō, en cierta manera la idea de caer; tropezarse y caer en una prueba. Es utilizada aquí y creo que sólo es utilizada en otros dos lugares. Una vez en Lucas 10:30, cuando se cuenta la historia del buen samaritano. Y el hombre va caminando por el camino y cayó en medio de ladrones. Esa es la palabra caer. Tiene la idea de ser sorprendido y caer repentinamente en manos de ladrones. También es usada en Hechos 27:41 en donde Pablo estaba tomando un barco a Roma. Dice que el barco cayó en un lugar en donde se encontraban dos mares. Si usted ha navegado en el mar, sabe pues que cuando dos cuerpos de agua se unen, puede ser muy difícil. Es como pegarse contra una pared. Y entonces, ellos cayeron en ese lugar. De nuevo, de pronto, de manera inesperada, cayeron en esa condición.

Y entonces, la palabra significa una ocurrencia no planeada, sorpresiva, que de pronto se apodera de usted. Peri significa alrededor de. Lo rodea, lo envuelve. Entonces, todos nosotros en nuestras vidas vamos a estar en cierta manera sorprendidos cayendo en problemas que no hemos planeado, que nos rodean. Y la intención de esto significa aquí que no sólo parece que hay una salida fácil de esto. Cristo enfrentó eso. En Lucas 22:28 Él les dijo a Sus discípulos: “ustedes han estado conmigo en Mis peirasmos,” han estado conmigo en Mis problemas. Han estado conmigo en Mis pruebas. Y realmente, no hay manera de salir. Lo rodean a usted. Lo rodean a usted.

Jesús nunca buscó problemas, pero siempre los aceptó. Y nuestro querido Señor inclusive tuvo gozo en ellos. Usted recuerda Hebreos capítulo 12, versículo 2: “viendo a Jesús, el autor y consumador de nuestra fe, quien por el gozo que fue puesto delante de Él soportó la cruz menospreciando el oprobio.” Y Él enfrentó lo que enfrentó porque Él vio más allá de la prueba al gozo de que podría disfrutar cuando la prueba se acabara. En otras palabras, lo que lograría. Lo que llevaría a cabo.

Más adelante en Hebreos 12, estoy seguro que usted está familiarizado con los versículos 10 y 11, dice: “las pruebas no parecen tener gozo al principio. Ninguna disciplina, al presente, parece ser causa de gozo, sino de tristeza. No obstante, después da el fruto apacible de justicia, a aquellos que han sido ejercitados apropiadamente mediante esa prueba.”

Entonces, cuando usted puede ve venir una prueba, su actitud debe ser una actitud de gozo porque espera que la obra perfeccionadora del Señor llevará a cabo su obra de perfección en usted mediante esa prueba. Usted aprende, entonces, a cultivar esa actitud correcta. La manera en la que el Salvador vivió fue clara. Él enfrentó en dolor hasta llegar al gozo. ¿Debemos esperar algo diferente?

Si usted recuerda ahí atrás en Mateo 10, cuando Jesús de hecho dijo eso, Él les dijo a Sus discípulos que Él se estaba preparando para enviarlos y que no debían esperar algo diferente de lo que Él había soportado. Él dice en el capítulo 10, versículo 25, “bástele al discípulo ser como su maestro.” Y de lo que Él estaba hablando aquí no era tanto del discipulado como modelar, sino discipulado como sufrimiento. Y después en Juan, capítulo 15, Él dice: “Si Me aborrecieron a Mí, os aborrecerán a vosotros. Si me persiguieron a Mí, los perseguirán a ustedes.” Y en el capítulo 16 Él dice: “vendrá el día cuando los hombres piensan que agradan a Dios al castigarlos a ustedes.”

Podemos regocijarnos porque vemos más allá de lo inmediato. Podemos regocijarnos porque tenemos una visión de que, a través de la prueba, el Señor está llevando a cabo una obra perfeccionadora. Observe Juan 16 por tan sólo un momento. Quiero llevarlo a varios versículos ahí para ayudar, en cierta manera, a aclarar este punto. Y realmente, hemos cubierto tanto acerca del significado de las pruebas en nuestro último mensaje, que en cierta manera estamos añadiendo a esto como un medio para llegar a un fin. Para aquellos de ustedes que no estuvieron aquí, me disculpo por no tener todo al día. Pero confío que el Señor lo va a instruir de cualquier manera.

En Juan 16:20, Jesús dice: “de cierto, de cierto, os digo.” Y de nuevo, Él realmente está advirtiendo a Sus discípulos. “Os digo que lloraréis y os lamentaréis y el mundo se regocijará.” En otras palabras, Él está esperando Su muerte y el mundo se va a regocijar. Pero aquellos que Le aman, van a llorar y lamentarse. “Y tendréis tristeza,” y me encanta esto, “pero vuestra tristeza,” ¿se qué?, “Se convertirá en gozo.”

Y después, Él da una ilustración. Una mujer cuando está en dolores de parto tiene tristeza porque su hora ha venido, ha llegado. Pero tan pronto como ha dado a luz al niño, ya no se acuerda de la angustia por el gozo de que un hombre ha nacido en el mundo. Qué hermosa analogía. Qué hermoso retrato. “Y vosotros ahora,” versículo 22, “tenéis tristeza. Pero os volveré a ver. Y vuestro corazón de regocijará y ningún hombre quitará vuestro gozo.”

Ahora, creo que eso es aplicable a la vida de todo creyente. Conforme entramos en algún tipo de prueba, sea cual sea esa prueba, necesitamos tener la visión que ve más allá de la prueba al gozo que va a venir cuando hayamos pasado esa prueba. Cuando hayamos sido fortalecidos por eso.

Y entonces, nuestra respuesta, de regreso, una vez más a Santiago, capítulo 1, no es un gozo parcial, sino que es sumo gozo. Habiendo llegado a una convicción decisiva, definida, establecida de que vamos a enfrentar las pruebas con la actitud correcta, podemos tener todo gozo.

Ahora, algunos comentaristas dicen que sumo gozo y nada más, lo cual equivale a gozo puro. Algunos comentaristas dicen que significa gozo no mezclado. Algunos comentaristas dicen que significa gozo completo. Otros dicen gozo total. Y uno que me gustó dice: “mero gozo.” Escoja el que quiera. Todos significan lo mismo. Pero este es un gozo del que considera un privilegio que su fe de aprobada porque sabe que la prueba de su fe lo va a acercar al Salvador. Y entonces, anhela a tal grado esta intimidad y esa relación de dependencia, que inclusive la prueba es un amigo bienvenido.

¿Ha notado que en sus pruebas usted es mucho más sensible a la presencia de Dios? ¿Ha notado eso? ¿Ha notado que cuando usted enfrenta tiempos difíciles, su vida de oración se incrementa, su comunión con Dios se incrementa, comienza a escudriñar las Escrituras para encontrar respuestas a sus problemas, comienza a pedir a la gente que ore por usted, y todo esto lo acerca al Señor? Y más acerca a la fuente misma de su gozo. Tenemos el privilegio de que nuestra fe sea probada. Tenemos el privilegio de sufrir. Debemos considerarlo un privilegio y aceptarlo con gozo.

En Primera de Pedro 2:20, él dice: “si hacen bien y sufren por ello, recíbanlo con paciencia porque esto es aceptable para Dios.” Realmente, están sufriendo a favor de Él. Y recuerde esto: Hebreos 12, él dice que “todavía no habéis sufrido hasta la sangre”. Digo, todavía no ha sufrido como Jesús sufrió. ¿Ha pensado alguna vez en eso? Yo pienso mucho en eso. Cuando estoy enfrentando una prueba, y tengo mis pruebas, y se vuelve algo difícil y estoy preguntándome si esta es una ocasión muy feliz, y si hay algo qué regocijarme, siempre recuerdo que no he llegado, ni siquiera me he acercado a su sufrir hasta la sangre como Jesucristo. Y si Él pudo soportar la cruz y verla como una oportunidad gozosa para cumplir algo grande para el propósito de Dios, entonces, ¿cómo es que yo no voy a soportar mi pequeña prueba también con gozo?

No sólo veo a Cristo como un modelo, pero creo que en ciertas maneras Cristo es un modelo no realista para mí porque yo digo “no importa lo que haga, nunca seré como Él.” Entonces, denme alguien que se parezca más a mí, a quien pueda imitar en mi vida. E inevitablemente me veo atraído a un hombre llamado el apóstol Pablo, quien me parece ser alguien tan cercano a Cristo como cualquier hombre lo será. Y cada vez que él enfrenta pruebas, él parece poder regocijarse y gozarse sin importar qué es lo que esté pasando.

Recuerdo Hechos 16, ahora a la medianoche Pablo y Silas están en la cárcel. Tienen que saber que ése no es un lugar agradable. No están como algunas cárceles en la actualidad. Este sería un lugar sucio, sin condiciones sanitarias, un lugar oscuro. Y no sólo eso, están ahí en el cepo y los cepos significaban que sus brazos estaban estirados, estirando sus miembros. Estiraban sus piernas de tal manera que sus piernas fueran jaladas al máximo, causando que sus músculos se tensaran debido a la inmovilidad y al ser estirados de manera excesiva. Y ahí están, en esta condición, en el cepo, en la cárcel. Su vida está en juego y dice que a la medianoche Pablo y Silas oraban y cantaban alabanzas a Dios. Ahora, esa es una actitud gozosa en medio de una prueba difícil, pero esa parece ser la porción de Pablo.

También recuerdo Segunda de Corintios 12; y Pablo, usted recordará, tuvo algún tipo de aguijón en la carne, un mensajero de Satanás enviado para abofetearlo. Una grave dificultad por la cual él oró tres veces que el Señor se la quitara y no se la quitó. Y entonces, Él dice: “bástate Mi gracia, Pablo. No necesitas que te elimine la prueba. Necesitas la gracia para soportarla. Te voy a dar esa gracia porque Mi fortaleza es perfeccionada en tu debilidad.” Y entonces, Pablo dice: “de manera gustosa, por lo tanto, me voy a gloriar en mis debilidades para que el poder de Cristo repose sobre mí.” Debe regocijarse en su prueba.

En primer lugar, lo acerca al Señor. En segundo lugar, le permite tener el privilegio de la participación de Sus sufrimientos. En tercer lugar, lo mantiene ¿qué? Lo mantiene humilde, ¿no es cierto? Lo mantiene dependiente. Es un privilegio.

Observe Filipenses 1. No todo el sufrimiento es necesariamente sufrimiento físico. Algunas veces, tenemos que enfrentar sufrimiento emocional y mental. Pero en Filipenses, capítulo 1, Pablo está hablando acerca de las cosas que él está haciendo. Y claro, es un prisionero cuando escribe Filipenses. Y él dice en el versículo 12: “las cosas que le han pasado,” esto es el encarcelamiento, “han contribuido más bien a la extensión del Evangelio de tal manera que en mis cadenas,” él está encadenado, “en Cristo se manifiestan en todo el palacio.” Él estuvo encadenado a todos estos soldados romanos y como resultado, los estaba ganando a todos al Señor. Y estaban teniendo un avivamiento en el palacio de César. Y esa es la razón por la que al final de Filipenses, versículo 22 del capítulo 4, él dice: “todos los santos os saludan, primordialmente los de la casa de César.” No sabían lo que tenían en sus manos. Pensaban que tenían a un prisionero. Tenían, en cierta manera, a una especie de evangelista auto designado que habían encadenado sus propios soldados y como consecuencia, le habían dado una audiencia cautiva.

Él dice en el versículo 14 “muchos de los hermanos en el Señor han adquirido más confianza por mis cadenas.” En otras palabras, la gente ve a este ministerio en la cárcel como algo válido. Y entonces, están pensando: ‘si voy a la cárcel, voy a tener un avivamiento como Pablo.”

Digo, hay muchas maneras de tener un ministerio en la cárcel, ¿verdad? Y Pablo dice: “por cierto, algunos predican a Cristo por envidia y contienda. Y esto quiere decir algunos dedican a Cristo de manera antagonista en contra de mí. Algunos, no querían a Pablo. Y lo que realmente estaban haciendo es que, si usted va a estudiar el trasfondo aquí, es que estaban hablando mal de Pablo porque él había echado a perder su ministerio, el Señor lo había hecho a un lado, él ya había acabado su día y ahora, él había sido puesto a un lado. Algunos pudieron haber estado diciendo que él había cometido algún pecado. Fuera lo que fuere, ciertamente era contienda y envidia, versículo 16. “Estaban tratando de añadir aflicción a mis cadenas.” No era tan malo que estuviera encadenado.

Ahora, había personas que estaban tratando de lastimarlo y herirlo y de decir cosas malas en contra de él. “Predican a Cristo por contienda, algunos, no obstante, predican a Cristo por amor. Y saben que estoy en la cárcel porque he sido puesto para la defensa del Evangelio.” Pero, versículo 18, me encanta esto, él dice: “y entonces,” ¿qué? ¿Cuál es la diferencia? “Cristo es predicado y en esto me regocijo y me regocijaré aún.” ¡Qué modelo! Qué modelo de hombre es él. Él es un hombre de gozo.

Observe en el capítulo 12, versículo 17 él dice: “si tengo que ser ofrecido como un sacrificio por vuestra fe.” En otras palabras, si muero salvándolos a ustedes, me gozo y me regocijo. Digo, él era desechable, ¿no es cierto? Realmente, lo era. Él no consideraba su vida de gran estima para sí mismo. Él dice en Hechos 20: “todo lo que quería hacer era terminar el ministerio.” En el capítulo 3, versículo 7, “las cosas que eran ganancia para mí,” ¿cuáles eran esas? “Circuncidado al octavo día, de la nación de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos, en cuanto a la ley, fariseo. En cuanto al celo, perseguidor de la Iglesia. En cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. Todo este tipo de pedigrí religioso no significa nada para mí, lo considero como pérdida por Cristo. Y todo lo tengo por pérdida por la excelencia del conocimiento de Jesucristo, Señor mío, por quien he sufrido la pérdida de todas las cosas y las tengo por estiércol a fin de ganar a Cristo.”

Después, en el capítulo 4, él dice: “regocijaos en el Señor. Y vuelvo a decir, regocijaos.” Él ha aprendido que debe regocijarse en cualquier estado en el que está. ¿Por qué? Porque él podía ver que se estaba acercando a Dios. Él estaba en comunión en los sufrimientos de Cristo. Y esa fue su oración, ¿no es cierto? “A fin de conocerle, la participación de Sus padecimientos.” Y él sabía que él podía ver el poder de Cristo en su debilidad. Él sabía que a partir de eso, el Señor lo haría un hombre mejor. Y llevara a cabo alguna obra gloriosa y probar su fe.

Éste fue el gozo de Job. Job dijo: “Él sabe el camino que yo tomo. No voy a debatir con Dios. Él sabe el camino que tomo.” Y él dice: “y cuando me haya probado yo saldré como oro.” Digo, yo quiero que Él haga lo que va a hacer por el gozo del producto final. Job inclusive dijo, ese es el 23:10 de Job, “aunque me matare, aún confiaré en Él.” Su esposa dijo: “maldice a Dios y muere.” Y él se estaba regocijando.

Las pruebas deben enfrentarse con una actitud gozosa. Producen fe probada, nos fortalecen, nos acercan a la comunión con Dios, nos identifican en los sufrimientos de Cristo y qué identificación tan dulce es esa. Y prometen mejores cosas venideras. Me imagino que una manera en la que podemos disfrutar del sufrimiento en la actualidad es porque será tan maravilloso cuando lleguemos al futuro. Como Romanos 8, la gloria que será revelada, los sufrimientos de la actualidad no son dignos de ser comparados con ella, ¿verdad? Es algo así como el hombre que se golpeó su cabeza contra la pared porque se sintió tan bien cuando dejó de hacerlo. Se va a sentir muy bien, ¿no es cierto? Cuando se acabe. Qué privilegio.

Entonces, ¿en dónde comienza con sus pruebas? Yo creo que lo que Santiago está diciendo es que comienza con una actitud gozosa, porque todas las cosas pequeñas que Dios está usando en esa prueba se van a cumplir en su vida. Qué costa tan rica y maravillosa ver su fe probada, ver su fe es fortalecida, ver, quizás, algún pecado siendo quitado de su vida, llenando su corazón de esperanza para ese mejor día en el cual usted no tendrá pruebas. Acercándolo a la oración y a la comunión para que se identifique con Cristo. ¡Qué cosas tan maravillosas, causa de gozo!

Estaba leyendo a Warren Wiersbe, quien es un querido amigo. Y en su comentario de Filipenses él tiene un párrafo que es excelente. Quiero compartirlo con usted. Él dijo: “nuestros valores determinan nuestras evaluaciones. Si valoramos la comodidad más que la virtud, entonces las pruebas nos van a molestar. Si valoramos lo material y lo físico más que lo espiritual, no podremos tenerlas por sumo gozo. Si vivimos únicamente para el presente, y olvidamos el futuro, entonces, las pruebas nos amargarán. No nos mejorarán.” Fin de la cita. Tiene razón. Sus valores determinan su evaluación.

Ahora, escuche con atención. Si usted no se puede regocijar en sus pruebas, sus valores están mal. ¿Escucho eso? Sus valores están mal. Usted no está viendo que Dios tiene un propósito en eso. Ahora, mientras que estoy predicando esto, estoy pensando en mi mente “el Señor probablemente te va a hacer vivir este sermón en unas cuantas semanas.” No me sorprendería en absoluto.

Walter Knight escribió en una ocasión “presionado más allá de la medida y presionado a toda extensión, presionado a tanta intensidad que parece más allá de la fortaleza. Presionado en el cuerpo y presionado en el alma. Presionado en la mente hasta que la oscuridad surge. Presionado por enemigos y presionado por amigos. Presión sobre presión hasta que la vida casi termina. Presionado a amar la vara y el callado. Presionado a conocer a ninguna ayuda más que a Dios. Presionado a la libertad en donde nada se aferra. Presionado a la fe para las cosas imposibles. Presionado a vivir una vida en el Señor. Presionado a vivir una vida derramada por Cristo.” ¿No es eso hermoso? Él quiere presionarlo en esa dirección.

Y Amy Carmichael dijo: “¿no tienes una cicatriz escondida en el pie, en el costado o en la mano? Te oigo cantado como un poderoso en la tierra. Oigo a todo reconocer tu estrella ascendiente, brillante. No tienes cicatriz. No tienes herida. Sin embargo, yo fui herido por los arqueros. Se apoyaron contra mí como un árbol para morir y fui rasgado como las bestias salvajes que me rodearon. No tienes herida. No hay herida, no hay cicatriz. Sí, el amo será como el siervo. Y perforados serán los pies que me siguen. Pero los tuyos están enteros. ¿Puede el que no tiene herida ni cicatriz haberse ido lejos?” El gozo y el privilegio de llevar en nuestro cuerpo las marcas de Cristo, soportando pruebas para el fortalecimiento de la fe. Una actitud gozosa.

Quiero mostrarle una segunda cosa. Un medio para perseverar en la prueba. No sólo una actitud gozosa. Sino también una mente que entiende. Una mente que entiende. Observe el versículo 3. ¿Cuál es la primera palabra en el versículo 3? ¿Cuál es? Sabiendo. Eso habla de la mente. Usted no sólo debe tener una actitud gozosa sino también una mente que entiende. Y la palabra es ginōskō, básicamente tiene la idea de conocimiento que viene a partir de una experiencia personal. El conocimiento personal que hemos aprendido debido a que hemos encontrado la verdad nosotros mismos. Sabiendo esto.

Ahora, lo que él quiere decir con esto es: mira, si vas a enfrentar una prueba de manera victoriosa, si vas a perseverar, tienes que saber unas cuantas cosas. Tienes que entender unas cuantas cosas. Cristo tuvo gozo al soportar la cruz porque Él sabía lo que iba a suceder. Él sabía lo que iba a venir. Tú también necesitas saber algunas cosas. ¿Qué es lo que necesitas saber? Bueno, sabiendo esto: que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Entonces, necesitas saber que lo que está pasando en tu vida, está produciendo algo muy benéfico.

Permítame ver si puedo explicarle esto un poco más. ¿Qué es lo que usted necesita saber para perseverar en las pruebas? ¿Qué es lo que necesita saber? Bueno, en primer lugar, necesita saber que saber que su fe está siendo probada. Usted necesita saber eso. Usted pregunta por qué necesita saber eso. Bueno, porque cuando usted salga del otro lado de la prueba y todavía tenga su fe, será bueno saber que usted es real, ¿verdad? Es maravilloso. Si usted me pregunta cómo sé que soy cristiano, una de las cosas que le voy a decir es: “bueno, amor al Señor con todo mi corazón, ciertamente no tanto como debiera, pero lo amo con todo lo que siento que debo darle.” Y entonces, sé que amo, sé que soy estoy cristiano debido a mi amor por el Señor, pero también sé que soy cristiano porque he enfrentado situaciones difíciles y salí del otro lado. Y toda mi esperanza y toda mi confianza todavía está en Él.

Entonces, sepa esto, que su fe es probada, cualquier cosa que sea legítima va a ser probada. Y la verificación de la fe verdadera debe ser algo maravilloso. ¡Qué aliento es ver que mi fe fue genuina! Que atravesé la prueba y la pasé. La palabra dokimion significa prueba. Sabiendo esto, que la prueba de su fe trae perseverancia. Produce, la palabra produce significa lograr o alcanzar. Nunca piense que las pruebas no hacen algo. Lo hacen. Las pruebas, todas las pruebas que vienen a nuestra vida tienen el diseño de lograr algo. Están diseñadas para producir algo. Están diseñadas para hacer algo. ¿Y qué es eso aquí? Es hupomonē, no paciencia. La mejor palabra es perseverancia, tolerancia. La paciencia es esa palabra makrothumiala cual tiene que ver con ser paciente con la gente. Esta es la palabra soportar, perseverar. Es el poder que permanece. Esta es una buena traducción. Perseverancia quizás sería la mejor. Y quizás es uno de esos pasajes en donde los teólogos de la antigüedad basaron la doctrina de la perseverancia de los santos como un término teológico. Es la tenacidad de espíritu que se aferra bajo la presión mientras espera el tiempo de Dios para quitarlo, para sacarlo, para recompensarlo cuando la prueba se acabe.

Oh, qué cosa tan maravillosa, tan maravillosa. Tener en su vida perseverancia. Y cada vez que usted atraviesa una prueba, cada vez que yo atravieso por una prueba y pasamos esas pruebas, somos fortalecidos. Hemos adquirido un poco más de perseverancia.

En el Salmo 40, versículo 1, esperé pacientemente a Jehová y Él se inclinó a mí, oyó mi clamor y me sacó del pozo de la desesperación y colocó mis pies sobre una roca y estableció mi andar. Él puso un cántico nuevo en mi boca. Hombre, cada vez que usted sale de una prueba, ¿no se siente así? Clamé al Señor y me levantó, me colocó sobre una roca. Puso un canto en mi corazón y salí más fuerte que nunca debido a la perseverancia de esa prueba.

Ahora, quiero mostrarle algo. Vayamos a 1 Corintios 10, simplemente necesito profundizar un poco en esto. Primera de Corintios 10:13 dice: “no os ha sobrevenido ninguna tentación,” es el mismo término aquí, “ninguna prueba que no sea humana. En otras palabras, usted no va a enfrentar algún tipo de prueba sobrenatural que va a ser tan poderosa que no hay nada dentro de la esfera humana que pueda resistirlo. No. Las pruebas que vienen son pruebas comunes para los seres humanos. Pero fiel es Dios, ahora escuche esto, que no os dejará ser tentados más de lo que podáis resistir. Quiero que se detenga y piense en eso.

Ahora, ¿acaso toda persona tiene la misma capacidad en términos de soportar las pruebas? ¿Es así? No. Un nuevo cristiano, un bebé cristiano, con conocimiento y entendimiento limitado y una experiencia muy limitada no va a tener la misma capacidad de soportar las pruebas al nivel que alguien más pueda. Y yo creo que lo que el apóstol está prometiendo aquí es que Dios nunca lo va a colocar en una prueba que usted no pueda enfrentar hasta que Él lo haya colocado en otras preliminares para fortalecerlo para ese nivel de prueba. Y esa es la promesa de Primera de Corintios 10:13. Nunca vendrá a su vida o a mi vida una prueba que será absolutamente abrumadora.

En primer lugar, el Señor nos va a traer pruebas, va a probar nuestra fe, fortaleciendo nuestra fe, produciendo perseverancia para que, de manera gradual, podamos avanzar para Él, enfrentando pruebas más grandes para estar listos para enfrentar esas pruebas.

El Dios que guarda el pacto soberano fiel, que mantiene seguros a Sus hijos, lo hace de una manera personal, íntima, a lo largo de todos los días y horas de nuestras vidas, no sólo mediante alguna afirmación de fiat hecha en el pasado, sino que más bien trabajando con ellos día tras día. Es como un corredor. Me acuerdo que hace algunos años atrás, tuvieron, no me acuerdo cómo usted lo llama, una competencia en Cal State Northridge hecho para la gente discapacitada del programa del Dr. Britton. Y alguien me preguntó si iba a correr. Y yo dije “bueno, no lo sé.” La gente quería invertir dinero para que yo corriera. Y cuando llegó este certamen, muchas personas habían prometido mucho dinero para esta causa si yo corría. Creo que un hombre prometió $100 por vuelta. Ahora, eso es mucha presión. Digo, sabía que si corría una vuelta más podía llegar a $100 más para el programa, ¿verdad? Y usted tenía que hacerlo en una hora. Bueno, no había estado corriendo. No corro porque tengo mis rodillas lastimadas por heridas del fútbol americano de años pasados.

Pero determiné que ese día iba a correr. Creo que corrí 26 vueltas en una hora y quiero que sepan, ustedes no sabían esto, pero no pude caminar por una semana. Mis rodillas se hincharon y no quiero entrar a toda mi historia médica, pero no podía caminar. Y, por supuesto, recibí todo un discurso de parte de mi esposa por excederme en estas cosas. Y en lo único en lo que podía pensar era que había obtenido este dinero para este proyecto, usted sabe. Pero fue un buen recordatorio de que cualquier persona que quiere desarrollar la capacidad de correr a distancias largas, debe comenzar poco a poco. Y en mi caso, fue al revés. Comencé grande y no he corrido desde ese entonces. Trabajamos, no es cierto, hasta llegar hasta la máxima capacidad.

Y el punto de Santiago está aquí. Éste es exactamente. Entendiendo y sabiendo que Dios está fortaleciendo su fe. Él está produciendo una mayor perseverancia para un mayor ministerio, para un mayor servicio, para pruebas mayores, para un gozo mayor, podría añadir. Y no le he dicho en muchas ocasiones que entre más difícil es la batalla, más dulce es la victoria, ¿verdad? Entre más difícil sea la prueba, más dulce es cuando usted sale de ella, ¿no es cierto? Esa es una realidad. Y he aprendido en mi vida que cuando usted está en una prueba, siempre, siempre hay luz en la mañana y cuando usted sale de ella, usted se regocija por la fortaleza incrementada y la liberación de Dios, lo cual vuelve a probar que Él es digno de confianza, lo cual fortalece su fe.

En 2 Tesalonicenses 1, Pablo les escribe a los cristianos tesalonicenses y dice: “gracia y paz a vosotros de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo; debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como conviene porque nuestra fe que crece de manera excesiva.” ¿No es eso bueno? Su fe crece de manera abundante. “Y el amor de todos vosotros y el uno hacia el otro abunda de tal manera que nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios, por vuestra perseverancia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis.” ¿Saben lo que la perseverancia les trajo? Les trajo una fe creciente, un amor abundante y un testimonio tremendo. Es muy productivo. En el capítulo 3, versículo 5, él les dice: “el Señor dirija vuestros corazones al amor de Dios y a la esperanza paciente de Cristo.” Fueron un grupo maravilloso que perseveró.

En Hebreos, capítulo 11, también se nos ilustra esta verdad. Se habla de Moisés. “Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón.” En otras palabras, el hombre vivió a la luz de lo que la perseverancia traería en el futuro. Él vio hacia el futuro. Entonces, “Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos. Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados…” Y demás.

Y después, él pasa ahí a hablar de otras personas en tiempos terribles de pruebas. Si usted pasa al versículo 32, simplemente, tiene más y más de ellos. Gedeón, y Barac, y Sansón, y Jefté, y David, así como Samuel y los profetas; siempre por la fe, por la fe, por la fe. Los grandes héroes de la fe aquí. Confiaron en Dios en medio de circunstancias increíbles. “que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido.” Y todo lo hicieron por la fe.

Y después, él llega al capítulo 12 y dice: “esos son los héroes de la fe. Y ustedes están rodeados por tan grande nube de testigos,” eso significa tantas personas que han dado testimonio de la virtud de la fe. Hombre, más vale que hagas a un lado las cosas en tu vida y corras la carrera de la fe como ellos. Y el gran consumador y autor de la fe es Cristo, quien es el más grande ejemplo de gozo en medio de las pruebas. Cuando vienen las pruebas, entonces, tenemos una mente que entiende. Entendemos que el Señor está produciendo perseverancia. Y la perseverancia nos fortalece para un ministerio más grande. Y nuestra fe es probada.

Hay un tercer ingrediente, y simplemente le voy a dar este en esta noche y los otros dos la próxima vez. El tercer medio necesario para la perseverancia, primero la actitud gozosa, en segundo lugar, una mente que entiende y, en tercer lugar, una voluntad sumisa. Una voluntad sumisa. Me encanta esto en el versículo 4. Es tan directo. Obsérvelo. “Mas tenga,” este es un imperativo presente activo. Este es un mandamiento, “mas tenga la paciencia su obra perfecta.” Deje que Dios haga Su obra. Que la perseverancia haga lo que Dios quiere que haga. Este es un mandato demandando sumisión. Lo que él está diciendo es sea sumiso a la prueba. No pelee contra ella. No discuta contra ella. No levante el puño contra Dios. Acéptela. Si trata de pelear contra ella, si trata de resistirla si trata de discutir con ella y debatir con ella, bueno, quizás pueda traer a su vida la disciplina de Dios. “Hijo mío, no me desprecies la disciplina del Señor ni desmayes cuando eres reprendido por Él. Porque a quien el Señor ama, Él disciplina y azota a todo hijo a quien Él recibe.” Si soportas en medio de la disciplina, Dios te trata como hijo. Él está perfeccionándote, Él está moldeándote. Y si peleas contra esto, vas a descubrir que se vuelve más y más difícil.

Entonces, debemos someternos. Debemos someternos. Dije esto, recuerde, cuando estábamos estudiando 1 Corintios 10 hace años atrás. La única manera de salir de una prueba es pasarla. No hay salidas laterales. La manera de salir de atravesarla. “Dios es fiel, quien no os dejará ser tentados más de lo que podáis resistir, sino que justamente con la tentación os dará la salida para que podáis soportar.” Y la manera de pasarla es siempre soportar las pruebas.

Entonces, con gozo en las pruebas porque vemos el futuro glorioso, porque somos acercados a la comunión dulce con el Padre, porque somos enriquecidos en la comunión de los sufrimientos de Cristo. Porque vemos el pecado que es quitado de nuestra vida. Porque nos da una mayor esperanza para el cielo en el gozo de todo esto, comenzamos a ver cómo perseverar.

Después, viene el entendimiento de que Dios está haciendo esto para crear una mayor perseverancia, para una mayor utilidad, para pruebas mayores y después, nos sometemos a eso con un espíritu sumiso, una voluntad sumisa. Y vea lo que dice aquí: “más tenga la paciencia su obra perfecta.” Lo que está tratando de hacer. Deje que la perseverancia tenga una obra perfecta. Lo que está tratando de hacer es simplemente hacerlo a usted mejor.

La palabra perfecta aquí sería mejor traducida espiritualmente maduro. No resista las pruebas, no pelee contra ellas, no las resistas, no niegue a Dios esta obra maravillosa y perfeccionadora que Él quiere hacer en su vida. En el Salmo 131, simplemente un Salmo de 3 versículos, se pierde, pero escuche lo que dice: “Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron; Ni anduve en grandezas, Ni en cosas demasiado sublimes para mí. En verdad que me he comportado y he acallado mi alma como un niño destetado de su madre.” Un hermoso pensamiento. Señor, en lo que me has metido me ha hecho crecer. He madurado, me has quitado el biberón es lo que está diciendo. Y ese es un privilegio. Un corazón agradecido por ser destetado para ser fortalecido.

Job le agradeció a Dios. Y se sometió con disposición a toda prueba que el Señor le dio, aunque su corazón algunas veces estuvo confundido. ¿Y sabe lo que es interesante? No fueron las circunstancias las que confundieron a Job. No fueron las circunstancias que le molestaron. Fue el hecho de que él no podía recibir una respuesta de Dios lo que le molestó. Él estuvo preguntando y no recibía nada a cambio. Y ésa fue la dificultad. En Job 5:7, él dice, Elifaz está hablando, “Pero como las chispas se levantan para volar por el aire, Así el hombre nace para la aflicción. Ciertamente yo buscaría a Dios, y encomendaría a Él mi causa; El cual hace cosas grandes e inescrutables, y maravillas sin número; Que da la lluvia sobre la faz de la tierra, y envía las aguas sobre los campos; Que pone a los humildes en altura, y a los enlutados levanta a seguridad.”

Él dice cuando atraviesa por una prueba, simplemente encomiéndese al Señor. Simplemente, entréguese a Dios. Confíe en Él. Salmo 37 dice: “no te alarmes debido a los malhechores. Encomienda a Jehová tu camino, confía también en Él.” Las escrituras dicen: “y Él lo hará.”

Ahora escuche, siga esto. La perseverancia no es la meta. La meta es la perfección. La perseverancia es un medio para llegar a eso. Es así. Usted atraviesa una prueba, usted se vuelve más fuerte. Usted tiene mayor perseverancia. Esa mayor perseverancia le va a permitir enfrentar una mayor prueba. Y esa mayor perseverancia una prueba más grande y la secuencia de esto va a traer madurez espiritual.

La perfección realmente es sinónimo de madurez espiritual. Deje que la perseverancia llegue a la meta o al fin o al cumplimiento, el cual es madurez espiritual. No significa ausencia de pecado. No. No hay indicación de ausencia de pecado. Santiago 3:2 en muchas cosas todos tropezamos, pero el punto es madurez espiritual, desarrollo maduro completo. En los términos de 1 Juan 2:14, ser un padre espiritual que conoce a Aquel que es desde el principio.

Por cierto, este término perfecto, teleion, se usa en fuentes seculares acerca de animales que han llegado a su máximo nivel de crecimiento. Aquí es usado de cristianos que han llegado a su máximo nivel de madurez. Produce a un cristiano totalmente maduro. Entonces, el Señor le está dando perseverancia para colocarlo en una mayor prueba para hacerlo un cristiano más fuerte, un cristiano más maduro.

En Filipenses 3:15 dice: “por lo tanto, tantos como son maduros” y demás. Entonces, es alcanzable. Usted puede llegar ahí. El Señor lo está metiendo ahí para que usted llegue ahí. La fe es probada para hacernos más dependientes, para darnos una fe más fuerte, para llevarnos a una comunión más profunda. Y eso nos hace más maduros.

La palabra perfecto tiene la idea de virtud. Llevarnos al lugar en donde realmente queremos estar y donde el Señor quiere que estemos. También, en cierta manera, expresa la idea de equilibrio, una justicia equilibrada estable. El mejor versículo para explicarlo, me encanta este, Gálatas 4:19, Pablo dice: “nunca estaré satisfecho o estaré en trabajo siempre teniendo un dolor espiritual hasta que, escuche esto, Cristo sea, ¿qué?, Formado en vosotros. ¿No es éste un pensamiento maravilloso? Ese es el deseo. Esa es la meta espiritual definitiva, hasta que Cristo sea formado de manera completa en nosotros.

Y él describe lo que él quiere decir por perfección en el versículo 4: “mas tenga la paciencia su obra perfecta para que seáis perfectos,” y repite nuevamente teleioi, “y cabales o completos. Esa es una palabra maravillosa, holoklēros.  Holos significa entero. Tenemos una palabra en la actualidad, holografía, la cual es un retrato de 360°, holografía. Holos y klēros significa todas las porciones. Él quiere que en todas las porciones usted esté intacto, espiritualmente completo, bien redondeado; y después, el negativo de esto, “sin que os falte cosa alguna.” Esta es una afirmación que abarca mucho. Él lo mete en el medio de pruebas para que usted pueda adquirir perseverancia, para que usted pueda atravesar por más pruebas, hasta que usted haya llegado a ser alguien que está totalmente completo, una persona madura en Cristo.

Sólo las pruebas realmente pueden hacer eso. Toman la Palabra de Dios, la cual es capaz para perfeccionarlo, 2 Timoteo dice, y las pruebas, 1 Pedro 5:10, “el Dios de toda gracia, después de que hayáis padecido por un poco de tiempo,” ¿qué?, “os perfeccione.” Las pruebas y las Escrituras y la perfección que viene.

Permítame llevarlo a un pasaje que va a llevar a este punto a una conclusión. En Jeremías 48, Jeremías 48, uno de mis pequeños textos favoritos en el Antiguo Testamento porque es tan rico en su significado. En Jeremías 48, hay un juicio que se habla en contra de Moab, el cual, claro, él estaba en el sur y al este de Jerusalén, una nación vecina pagana. De hecho, Dios había maldecido a los moabitas y no se permitía que hubiera ningún moabita en la casa de Israel. Y hubo una maravillosa excepción a esta historia, Ruth por la gracia de Dios. Pero en el versículo 11, quiero que note esto, “quien estuvo” dice, “Moab, desde su juventud.” ¿Sabe cuál es el problema de Moab? Moab es impío. Moab es no regenerado. Moab es disoluto. ¿Sabe por qué? “Porque Moab nunca tuvo problemas en su vida.” Una vida sin problemas produce una virtud muy débil. ¿Muy bien?

Ahora observe. “Y sobre su sedimento ha estado reposado.” ¿Qué es sedimento? Bueno, sedimento es lo que se asienta en la parte de abajo de una piel que contiene vino, en el proceso de hacer el vino, sobre su sedimento ha estado reposado. Y no fue vaciado de vasija en vasija. Ni nunca estuvo en cautiverio. Por tanto, “quedó su sabor en él y su olor no se ha cambiado.”

Usted pregunta qué quiere decir esto. Bueno, le voy a decir lo que es. Este es un retrato del proceso de hacer vino. Ahora, quiero decirle cómo se hace. Digo esto a manera de estudio y no por experiencia. Quiero decirle cómo se hace. Usted tiene una serie de pieles que contienen vino. Y entonces, usted toma este fruto de la vid, el jugo de uva y lo vacía en una piel de vino. Y usted deja que se asiente.

Y conforme se asienta por un tiempo, el sedimento se asienta en la parte de abajo y comienza a separar el vino del jugo. Usted entonces, después de un período de tiempo, y este es un proceso típico de producción de vino, toma algo de lo que está en esa piel que contiene el vino y lo vacía en otra. Y algo del sedimento se queda en la parte de abajo. Usted lo vacía en la siguiente piel que lo contiene y de nuevo el proceso es repetido a lo largo de un transcurso de tiempo. Y sea cual sea el sedimento, se queda en la parte de abajo de ese. Usted lo repite una, y otra, y otra y otra vez. Y finalmente, lo hacía en una piel y espera por mucho tiempo. Y lo vuelve a vaciar de tal manera que no hay sedimento y va a estar dulce.

Todo ese sedimento es recolectado. Y de este sedimento se hace el vinagre. Pero el vino ahora tiene una fragancia dulce y un sabor dulce. Y ha llegado a ser eso porque ha sido vaciado de contenedor, a contenedor, a contenedor. Y en cada caso, el vaciarlo en otro contenedor ha permitido que lo amargo se quede en el fondo.

Y Dios está diciendo: “si Moab tan sólo hubiera sido vaciado de problema, a problema, a problema, de tal manera que lo amargo se hubiera quedado afuera, Moab habría tenido un aroma dulce. Pero Moab ha estado quieto.” Eso es algo malo. Tened por sumo gozo. Y entienda esto y sométase a esto porque Dios, conforme lo vacía a usted y a mí, de prueba, en prueba, en prueba, todo lo amargo se está quedando en la parte de abajo hasta que finalmente, traemos delante del Señor únicamente un sabor dulce y un aroma dulce sin amargura en absoluto.

Nos regocijamos en nuestras pruebas con eso en mente. Entendemos la obra perfeccionadora y nos sometemos con disposición. Ahora, si usted puede enfrentar sus pruebas de esta manera, usted va a convertir la tribulación en triunfo, ¿verdad? Hay dos más y las veremos la próxima vez. Oremos.

Padre, no queremos que habiendo oído olvidemos o habiendo recordado, no apliquemos. Sino que deseamos que Señor, oigamos y apliquemos estas cosas en nuestras vidas. Ayúdanos ahora a internalizar y hacer las personales, inclusive conforme hablamos estas palabras escritas de una manera tan hermosa por el escritor del himno. Y que sea nuestra propia oración cuando digamos: “estate quieta, alma mía.” Que eso signifique mi alma.

Y que sea cual fuere la prueba, sea cual fuere la lucha, que te la dejemos a Ti para que Tú la ordenes y proveas, sabiendo que en todo cambio Tú vas a ser fiel, que Tú eres nuestro mejor amigo, nuestro amigo celestial. Y sin importar qué tan espinoso sea el camino, que Tú nos guíes a un fin gozoso. Que esta sea la expresión de nuestros corazones conforme cantamos juntos. Y Señor, lleva a cabo en toda vida Tu obra perfecta y de gracia por causa del Salvador. Amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
DERECHOS DE AUTOR © 2016 Gracia a Vosotros
Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros.

2/6 – De la tribulación al triunfo, 1ª Parte

Gracia a Vosotros

Serie: Beneficiándonos de las pruebas de la vida

2/6 – De la tribulación al triunfo, 1ª Parte

John MacArthur

https://cdn.gty.org/gracia/sermons/High/59-3.mp3?x-source=website&x-type=download

Abramos nuestras Biblias al primer capítulo de Santiago. Y quiero leerle los versículos 2 al 12. Santiago, capítulo 1, versículo 2 al 12.

“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación; pero el que es rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba. Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas. Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.”

G. K. Chesterton dijo: “yo creo en meterse al agua caliente. Creo que te mantiene limpio.” Y existe, para tener la certeza, la necesidad de nuestras vidas de una prueba, para ver si de hecho somos genuinos. Y algunas veces, no hay mejor prueba que el agua caliente o el agua de las tristezas y las pruebas. La manera en la que uno enfrenta los problemas es una indicación de su fe. Y los problemas que vienen a su vida y a mi vida hablan de la realidad de nuestra fe o de la ausencia de la misma.

Por lo tanto, en el propósito de Santiago, el cual es darnos pruebas de fe viviente, lo primero de lo que él quiere hablar es de la prueba de la aflicción. Porque la aflicción revelará si su fe es una fe viva o una fe muerta. Si es una fe genuina o una fe de imitación. Si es una fe salvadora o una fe no salvadora.

Es un punto de comienzo muy natural por la simple razón de que toda persona que vive en el mundo vive en medio de pruebas. De hecho, somos criaturas caídas. Somos criaturas pecaminosas. Vivimos en medio de una sociedad caída y pecaminosa. Y como resultado de eso, experimentamos problemas constantes. De hecho, parece como si nunca se va muy lejos si es que se va en absoluto.

Job lo expresó de esta manera en el capítulo 5, versículo 7. Dijo: “el hombre nace para la aflicción como las chispas vuelan hacia el aire.” Es como si dijera que la naturaleza caída es como un fuego que produce chispas. La consecuencia natural del fuego de la caída del hombre son problemas. De hecho, en Job 14:1 dijo: “el hombre que nace de una mujer,” y eso obviamente incluye a todos nosotros, “el hombre que nace de una mujer es de pocos días y llenos de problemas.”

En el Salmo 22:11 David dijo: “no estés lejos de mí,” clamándole a Dios, “no estés lejos de mí, porque el problema está cerca de mí.” En Isaías 8:22, Dios habla a través de Isaías de Su juicio en el mundo que dejó a los hombres, y cito: “para ver la tierra y encontrar únicamente problemas.” Y sin duda alguna, se puede acordar, si ha leído esas maravillosas verdades de la sabiduría humana que conocemos como el libro de Eclesiastés, esas palabras conocidas en el capítulo 2: “por lo tanto, aborrecí la vida, porque el trabajo que se lleva a cabo de la debajo del sol es triste para mí, porque todo es vanidad y aflicción de espíritu.”

Y después, en el versículo 23: “porque todos sus días son tristezas y su trabajo tristeza; sí, su corazón no descansa en la noche.” Problemas, problemas, problemas, vanidad día y noche; la vida parece no ser más que problemas y sólo problemas.

Francamente, inclusive para los cristianos, inclusive para aquellos de nosotros que somos los hijos de Dios, enfrentamos constantemente problemas en un mundo lleno de problemas. E inclusive cuando en cierta manera, nuestro pequeño mundo está bajo control, alguien lo invade y lo echa a perder inevitablemente. Y usted sabe que es el caso si ha tenido un grupo de niños en su casa últimamente. No importa cuánto proteja su pequeño mundo, tienen una manera de dañarlo. Y no son más que una pequeña ilustración de cómo es la vida. Hacemos todo lo que podemos por protegernos a nosotros mismos, por tener la paz perfecta y la comodidad, pero inevitablemente, el problema llega de afuera o de adentro. El salmista -y estuve revisando algunos de los escritos de los Salmos esta semana, y recordé una vez más que el salmista de manera repetida le habla al Señor y le pide al Señor que lo libre de problemas; pero él nunca tiene la presunción de pedirle al Señor que lo libre de la aflicción, porque él sabe que no puede pasar.

Él simplemente dice: “no me libres de él, solo sácame del mismo cuando estoy ahí.” Inclusive en el matrimonio; el matrimonio, dice Pedro, es la gracia de la vida. Es como decir esa es la crema batida en la parte de arriba. Es lo mejor de las cosas en la vida. Pero inclusive en el matrimonio, 1 Corintios 7:28, dice: “si te casas, reconoce que tendrás aflicción de la carne.” Digo, si tienes problemas simplemente siendo tú, imagínate cómo será cuando tiene que ser tú con alguien más, tratándose de quiénes ellos son. Va a haber problemas inclusive en las mejores cosas que Dios nos da.

Jesús mismo no pudo evitar el problema. De hecho, Él dijo de Sus discípulos “han estado conmigo en Mis aflicciones.” Él dijo es normal que en el mundo tengan de tribulación, aflicción. Espérenlo. Está por todos lados. Jesús gimió en Su Espíritu. En Juan, capítulo 11:33, se registra eso. Juan 12:27 registra esto. Inclusive en Juan 13, creo que es por el versículo 20, 21, lo registra nuevamente. Él sabía lo que era tener un espíritu atribulado. Él estuvo atribulado. Pablo dijo que estuvo atribulado en todos lados, 2 Corintios 4:8.

Lo esperamos, esperamos problemas en nuestra familia, esperamos problemas de nuestros amigos, esperamos problemas de nuestro trabajo, esperamos problemas de la escuela, lo esperamos en el mundo económico, lo esperamos de la crítica, esperamos problemas en la forma de enfermedad; inclusive esperamos problemas que vienen a nuestras vidas en la forma de muerte conforme llega la gente que está muy cerca de nosotros; los problemas vienen de la persecución… Digo, así es la vida.

Y si usted cree que es el único que lo está enfrentando, usted no ha estado mirando a su alrededor últimamente. Todo el mundo está en la misma situación. Ahora, Santiago de hecho dice, que, si tu cristianismo es genuino, se va a manifestar en los problemas. Digo, francamente, si no es bueno para los problemas, no es bueno para nada. Si sólo es bueno cuando no lo necesito, no lo necesito. Si mi fe en de Dios sólo es buena cuando estoy bien, entonces, ¿de qué me sirve mi fe? Es para sostenerme cuando todo va mal. Es una prueba legítima de la legitimidad de la fe ver cómo se conduce en los problemas.

Ahora, observe por un momento el versículo 2, conforme pensamos un poco en este concepto. “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,” poikilos, muchos colores, variados. Esto no es para enfatizar el número sino la diversidad de los problemas. No es la idea de que vamos a tener muchos problemas. Eso es verdad. Es la idea de que vamos a tener todo tipo de problemas. Diferentes tipos, multicolor fue el significado original de la palabra. Viniendo en todo tipo de matices y tamaño y variedades. Todo tipo de problemas. Viniendo de nuestra familia, viniendo de nuestros parientes, viniendo de tantas áreas de decepción, sea cual sea, todo tipo de problemas.

Ahora, observe también las pruebas diversas. La palabra es una palabra muy familiar para un estudiante de las Escrituras, peirasmos. Significa pruebas. Y básicamente, tiene la idea de problemas. Algo que rompe la idea de tranquilidad, que rompe el patrón de paz, y consuelo, y gozo y felicidad. Realmente, no sabemos específicamente las pruebas que Santiago tiene en mente conforme él escribe. Realmente, no sabemos lo que estaba pasando entre los judíos dispersos que él habría identificado como alguna prueba específica. Y probablemente, está bien que no lo conozcamos, porque la naturaleza general de la vida está tan llena de problemas, que una instrucción general en esta área es muy aplicable a un rango amplio de cosas, no sólo a la gente a quien Santiago escribió, sino también a nosotros. Y debido a que él los llama diversas pruebas, pruebas de colores diferentes, las pruebas variadas, sin duda alguna, está suponiendo que vienen en todo tipo de forma. Y realmente, no es específicamente importante qué estaba enfrentando la gente en este momento.

Ahora, la palabra prueba no necesariamente denota alguna solicitud a la maldad. No necesariamente significa tentación. En un sentido, es desafortunado que haya sido traducida en algunas versiones como tentación. Es traducida pruebas en algunas ediciones. La misma palabra del versículo 2 es traducida tentaciones en el versículo 12. Y el contexto aquí muestra claramente que la idea no es enfatizar alguna solicitud subjetiva a la maldad, sino más bien una dificultad objetiva que prueba y fortalece la fe. En sí misma, y de sí misma, esta prueba no es una solicitud a la maldad. Simplemente, es una dificultad objetiva que entra a la vida, que puede ser una prueba de la legitimidad de nuestra fe.

Y, por cierto, según Moulton y Milligan, eruditos excelentes que nos han dado un léxico del idioma griego, dicen que la palabra siempre expresa la idea de una prueba. Siempre expresa la idea de una prueba. Es una palabra muy rara, francamente en el griego secular. Pero es una palabra muy común en el griego bíblico, debido a que la prueba de la fe es una parte tan importante de la vida espiritual.

De hecho, la forma del verbo de peirasmospeirazō, significa probar a alguien. Probar a alguien. Entonces, es la idea de una prueba. Sea que resulte en cosas buenas o resulte en cosas malas, el punto aquí es la prueba. Todo problema que viene a su vida y toda aflicción, sea una pequeña o una grande, se convierte entonces en una prueba de su fe; usted la aprueba o la reprueba.

Aprobar. Escuche esto: si pasa la prueba, escuche, la mantiene como prueba. Reprobar la prueba la convierte en una tentación. Si termina como pecado, ha mostrado ser una tentación exitosa y si termina en una victoria, ha mostrado ser una prueba exitosa. Una tentación lo lleva a pecar y lo hace fallar. Lo hace caer. Una prueba lo lleva a la fortaleza y lo hace permanecer de pie.

Entonces, las aflicciones son pruebas que revelan la legitimidad y la fortaleza de su fe. Por un lado, pueden revelar la legitimidad de su fe y pueden, por otro lado, revelar también la fortaleza de su fe. Lo que usted hace en medio de una aflicción revelará si usted realmente cree en Dios y si genuinamente es salvo. Y también revelará qué tan fuerte realmente es la fe salvadora.

Ahora, quiero decirle que hay muchas personas a lo largo de la historia que han pasado esto por alto. Muchas personas han pensado que Santiago estaba enfatizando mucho en las obras. Y quiero que sepa en esta epístola, que Santiago enfatiza mucho en la fe. No está desequilibrado. Es muy fuerte en la fe. No sólo en las obras. Y Martín Lutero dijo: “ésta es una epístola de paja.” Mostrando que realmente era inútil, porque hablaba tanto de la justicia de obras, que realmente no entendió el punto. Santiago realmente enfatiza la fe y las obras sólo son una manifestación, es sólo una prueba de fe verdadera.

Ahora, permítame decir otra cosa. Debemos señalar que Santiago no está distinguiendo aquí entre las pruebas internas y las pruebas externas. Porque no podemos distinguir entre ambas tampoco. He descubierto en mi vida que toda aflicción externa rápidamente se convierte en una interna. Ninguna aflicción que he visto, jamás se queda fuera. De lo contrario, no es mucha aflicción. Se me a mi mente, por así decirlo, se internaliza y se convierte en una aflicción. Entonces, Santiago no está diciendo: “aquí están las cosas externas y más adelante vamos a entrar a la tentación, lo cual es lo interno.” Cualquier prueba es externa e interna. La vida cristiana no puede hacer una distinción así.

Simplemente, hay pruebas en general y nuestra vida está constituida de las mismas. Vienen en la forma de decepciones, frustraciones, malos entendidos, sueños no cumplidos, expectativas no cumplidas, gran pérdida, gran soledad, temor, crítica, persecución, conflicto. Y quizás, todas comienzan por fuera. Pero, tarde o temprano, terminan en el interior. Y eso es lo que las hace una aflicción.

Eso es la vida. Y todas vienen, observe el versículo 3, con el propósito de probar su fe. Para ayudarle a saber si su fe es real. Y qué tan fuerte es esa fe. Son pruebas de legitimidad para aquellos que dicen tener fe verdadera y pruebas de la fortaleza de la fe. Entonces, en un sentido se pueden aplicar tanto al creyente como a incrédulos.

Entonces, recuerde que el propósito de Santiago ahora es el probar la fe. Y amados, quiero decirles que cuando usted enfrenta una prueba, realmente debe ver con cuidado esa prueba y examinarla a la luz de cómo usted reacciona. Y qué es lo que dice acerca de su fe. Eso es lo que usted debe aprender de la misma. Y si usted persevera en el medio de las pruebas como patrón de vida, si usted persevera en medio del sufrimiento como patrón de vida, y nunca abandona su confianza en Dios, entonces usted prueba que tiene fe genuina.

Robert Johnston, escribiendo en un comentario de Santiago hace muchos años atrás, dijo esto, y cito: “Santiago nos muestra que donde no hay más que una profesión vacía o un mero sentimiento soñador, no basado en convicciones firmes e inteligentes de la verdad, el fuego de la aflicción los va a quemar.” Fin de la cita.

Además, él añadió, y cito: “pero donde hay fe verdadera, la aflicción, de manera natural, lleva a un pensamiento más profundo, que, bajo otras circunstancias, en el pecado y sus postres, y de esta manera, libera el corazón del control de la justicia personal. La fuente de la debilidad lleva a una lucha apasionada con Dios en oración. Y la experiencia de la gracia que nos sostiene, obtenida de esta manera, fortalece y lleva a la esperanza con respecto al tiempo venidero.” Fin de la cita.

Esa es una afirmación muy rica y llena de significado. Pero lo que él básicamente está diciendo es: usted coloca a un cristiano falso en medio de la aflicción e inevitablemente lo va a destrozar, lo va a quemar. Usted coloca a un creyente verdadero en una aflicción, en una prueba y lo va a llevar a no confiar en su propia fuerza. Le va a mostrar su propia debilidad y lo va a llevar a la oración para apoyarse, para depender en la debilidad de la fortaleza de Dios, en lugar de depender de su propia debilidad.

La prueba, entonces, para una fe falsa, la quema. La prueba para la fe verdadera causa dolor. El dolor de la ineptitud, la debilidad y la hace que se vuelva de depender en sí misma a depender de la fortaleza de Dios. Entonces, la prueba o la aflicción se convierte en la primera de las pruebas de Santiago para la fe viviente.

Ahora, así es como comienza esta sección y quiero mostrarle en esta noche cómo es que la termina. Vayamos al versículo 12. “Bienaventurado el varón que soporta la tentación”. Esta es una bienaventuranza, por cierto, en la misma línea de Mateo 5, en donde Jesús dio las bienaventuranzas. Y le dije la semana pasada que es casi como si las bienaventuranzas y el Sermón del Monte se encontraran detrás del pensamiento de Santiago. Y veremos esto a lo largo de la epístola.

Pero él dice: “bienaventurado el varón que soporta la tentación porque cuando,” o literalmente después de que su prueba haya pasado, “recibirá la corona de vida que el Señor ha prometido a los que le aman.” Aquí esta una declaración de la bienaventuranza del que pasa la prueba. Bienaventurado significa feliz. Mejor aún, significa satisfecho. Mejor aún, significa satisfecho de gozo interno. Satisfecho de gozo interno. Un estado del alma en éxtasis. Un estado del alma en gozo.

De hecho, en el capítulo 5 de Santiago, versículo 11, él dice lo mismo: “he aquí, tenemos por bienaventurados a los que soportan.” Y después, él dice que deben “recordar la paciencia de Job” y demás. Consideramos a la gente verdaderamente feliz que soporta, que pasa las pruebas. Ahora, esta no es felicidad debido a la libertad de la prueba. Esto es felicidad debido a la victoria sobre las pruebas. Gran diferencia. Gran diferencia. No es la felicidad vacía, carnal, de alguien que nunca tuvo conflicto. Es la emoción de uno que perdió y ganó. Que perdió y ganó. No es la felicidad del espectador, es la felicidad del participante. Feliz, satisfecho, con un estado interno de gozo, es el hombre que soporta la prueba.

Y de nuevo, no es cuestión de solicitar al pecado. Si ese fuera el asunto, en el versículo 12, si soportar la tentación a pecar fuera el punto, no habría dicho que ‘feliz es el hombre que lo soporta’. Habría tenido que decir ‘feliz es el hombre que lo resiste’. Pero dice: “bienaventurado, satisfecho es el hombre que lo soporta.”

Y hay tres palabras claves en el versículo 12: la palabra soportar, la palabra tentación o prueba y la palabra probado. Y las mismas tres palabras aparecen en los versículos 23. “Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.” Y después, en el versículo 4: “mas tenga la paciencia su obra perfecta. Tened por sumo gozo la prueba de vuestra fe produce paciencia.” Entonces, tiene prueba, prueba, soportar en los versículos 2 y 3, tiene prueba, prueba, soportar en el versículo 12 y, por lo tanto, concluyo que el versículo 12 está hablando de lo mismo de lo cual está hablando versículo 2. Y estos dos versículos cierran el texto que se encuentra en el medio de ellos. Y la sección entera es acerca del triunfo sobre las pruebas; lo mismo en mente en el versículo 2 y en el versículo 12.

Observe que en el versículo 12 dice: “bienaventurado el hombre que soporta.” Así como en el versículo 3, la prueba de vuestra fe produce paciencia. La misma idea, la misma palabra. Ahora, para soportar en el versículo 12, significa soportar de manera paciente, triunfal. No significa ‘¡Oh, soporté! Apreté mis dientes, contuve mi respiración y la soporto. No es esto. No es soportar de manera pasiva. No es una supervivencia pasiva. Esto es ser el ganador. Es hupomenō, presente activo indicativo. De manera paciente y triunfal, ser el ganador.

Ahora, el punto es simple. La persona que dice ser cristiana y enfrenta pruebas y sale como ganador, lo cual significa que él nunca se rinde en su fe, nunca abandona a Dios, muestra que el cristiano genuino. Y él recibirá la corona de vida que el Señor le dará a aquellos que Le aman.

Digo, hay personas que vienen y usted y yo los vemos, vienen a la Iglesia, profesan a Cristo, se bautizan, enfrentan problemas en su vida y se van. Digo, se van. Y quizás, nunca regresen. Quizás, se quemaron en una relación, quizás tenían su ojo en alguna muchacha y le dijo al hombre que se fuera a dar la vuelta, no era su tipo, lo que sea. O quizás vinieron y tuvieron que enfrentar alguna lucha. Un querido amigo, un miembro de su familia murió. Simplemente, los aplastó. Y se fueron y quizás, le levantaron el puño a Dios y ahí, se acabó.

Como puede ver, la perseverancia en medio de la prueba es la prueba de la fe viviente. Ahora, Santiago, en el versículo 12, llama a aquellos que perseveran “aquellos que Le aman.” Oh, eso es maravilloso porque básicamente esa es la esencia de nuestra actitud hacia el Señor en la salvación. Lo amamos. Nosotros le amamos a Él ¿por qué? Porque Él nos amó primero. Esto consiste en una relación de amor. Esto no es sólo alguna transacción en donde Dios nos salva sin importar cuál es nuestra actitud. Y una vez que somos salvos, podemos tener la actitud que queramos. ¡No! Aquellos de nosotros que verdaderamente somos salvos tenemos un amor profundo, continuo por Él. Usted, en cierta manera, puede subrayar eso en su Biblia como una definición maravillosa de un cristiano verdadero. Los que Le aman. Al Señor. Primera de Juan 2 dice: “que le amaremos a Él o amaremos al mundo. Pero no a ambos. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.” Digo, eso es elemental.

Y, además, él dice, en Primera de Juan 2:19: “salieron de nosotros porque no eran de nosotros. Si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros. Pero salieron de nosotros para que se manifestase que nunca fueron de nosotros.” Y lo que Juan está diciendo ahí, cuando la prueba vino, para mostrar si amaban a Dios o si amaban al mundo, amaron al mundo y se dividieron. Y estuvo bien, porque, de hecho, nunca pertenecieron. Es en la prueba que el verdadero amor se manifiesta.

En Primera de Pedro, si es tan amable de ver el capítulo 1 por un momento, Pedro habla de lo mismo en el versículo 6. Habla de muchas pruebas. Las pruebas diversas de la que Santiago habla. Y después, él dice en el versículo 7, casi como si tomara la misma idea de Santiago, para que la prueba de vuestra fe, él dice, todas las pruebas son una prueba para mostrar la validez de su fe. Para que la prueba de su fe, la aflicción de su fe, siendo más preciada que el oro que perece, aunque es probado por fuego, sea hallada para alabanza, gloria y honra en la aparición de Jesucristo.

En otras palabras, él dice: “su fe está siendo probada para mostrar su legitimidad, para que, teniendo fe genuina, estén de pie delante del Señor cuando Él venga. Y después, en el versículo 8, él define esa fe verdadera, “a quien, sin haberle visto,” ¿cuál es la siguiente palabra? “Le amáis.” Y de nuevo, ese mismo pensamiento. La prueba de la fe es pasada por aquellos que aman a Dios, aquellos que aman a Dios.

Oímos el eco del salmista en eso, creo que es el Salmo 97. Estoy adivinando y voy a ver. Versículo 10, sí, él dice: “vosotros que amáis a Jehová, aborreced el mal.” Eso es correcto. Y de nuevo, el pueblo de Dios se designa como aquellos que aman al Señor. “Todas las cosas son para bien para aquellos que,” ¿qué? “Que aman a Dios.” Esa es una definición de un cristiano. Escuche. Un cristiano no es alguien que simplemente en algún punto en el tiempo creyó en la verdad. Un cristiano es alguien que tiene un amor continuo por Dios. Y ese amor permanece estable, inclusive en la aflicción.

Digo, ¿qué diríamos acerca de un amor a nivel humano que sólo fuera bueno si no hay problemas? Olvídalo, eso no sirve de nada. El punto entonces es simple: aquellos que aman, son aquellos que se aferran a Él en base al amor, sin importar cuál sea la prueba y la aflicción. Y de esta manera, prueban que su fe es genuina.

¿Qué significa amarlo? Bueno, esencialmente Jesús lo dijo una y otra vez “si Me llamáis, guardad Mis mandamientos.” Juan 14:15, Juan 15:9 y 10, Primera de Juan 2, versículos 5 y 6, Primera de Juan 4:16, Primera de Juan 5:1, 2 y 3, todas dicen lo mismo. “Si me amáis, guardad Mis mandamientos.” El que guarda Mis mandamientos es el que ama.

Entonces, la legitimidad de la fe es edificada sobre el amor. Pero el amor, para ser demostrado como genuino, deben ser probado. Invariablemente, si es amor verdadero, pasa la prueba y mantiene obediencia. Pasa la prueba y mantiene obediencia.

Ahora, regresemos al versículo 12 y veamos un poco más este versículo. Como creyentes, que expresamos, profesamos nuestra fe, vamos a ser probados. Y si pasamos la prueba, aferrándonos al Señor, aunque pueda haber momentos de lucha y tiempos de duda, nuestra fe no es destruida, no es eliminada. Nos aferramos a Él porque lo amamos. Si ese es el caso, entonces, seremos bendecidos.

Ahora, para resumir esta idea permítame decirle que el propósito de la prueba es entonces doble. Número uno: su propósito es para exhibir la calidad de la fe. La prueba, como he estado diciendo, está diseñada para revelar qué tipo de fe usted tiene.

Regrese al versículo 12. La frase “porque cuando es probado,” literalmente, “cuando eres aprobado después de la prueba.” Esa es la idea. Amados, ¿pueden percibir eso en su vida? Miren, cuando las pruebas de aflicciones y problemas vienen, cuando hay una muerte, cuando hay soledad o una pérdida o problemas, sea cual sea el problema, ¿puede ver que en medio de esto Dios está probando la validez de su fe? Él está haciéndolo a usted aprobado. Él está colocándolo en el medio del fuego, por así decirlo, para que pueda salir con la escoria habiendo sido quemada y la fe verdadera brillando. Aquellos que se aferran a su confianza en Dios en medio de las pruebas, aquellos cuya fe no decae, aunque la prueba pueda persistir, muestran que tienen fe viva, fe viva.

Ahora, quiero desviarme por un momento, porque este es un lugar perfecto para hablar de algo muy importante, un pensamiento teológico muy importante. ¿Ha oído usted la frase “la perseverancia de los santos”? Esa es una frase maravillosa, una común en la teología. Permítame hablar de eso por un momento.

¿Qué significa cuando oímos “la perseverancia de los santos”? Diríamos que es parte de nuestro credo teológico que creemos en la perseverancia de los santos. En otras palabras, creemos que los santos nunca abandonarán su fe. Siempre perseverarán creyendo en Dios en medio de toda aflicción. Esa es la perseverancia de los santos.

En otras palabras, no van a creer por un tiempo y van a dejar la fe, perseverarán. No habrá ninguna prueba que enfrenten que los haga rendir su fe. ¿Por qué? Porque no hay tentación ni prueba que hayas enfrentado, sino que porque no os ha sobrevenido ninguna tentación o prueba que no sea humana, sino que fiel es Dios que no te dejará ser tentado más de lo que puedas resistir, sino que siempre dará la ¿qué? Salida para que podáis soportar. Siempre existe la posibilidad de la perseverancia de los santos verdaderos. Y los santos verdaderos siempre perseverarán. Ese es un pensamiento muy, muy importante.

Permítame decirle por qué es importante. Durante años, crecí escuchando una frase “seguridad eterna”. ¿La ha oído? Creemos en la seguridad eterna. Esta es una buena frase. De hecho, solía oírla de esta manera: “una vez salvo,” usted la sabe… “Siempre salvo”. Usted la sabe. Y esta es una frase común. Una vez salvo, siempre salvo. Y nos gusta creer esto. Digo, ¿a quién no le gusta creer eso? A mí no me gustaría ser parte de un sistema que dijera una vez salvo, …bueno nunca sabes. No quiero eso. No. El énfasis en la frase ‘una vez salvo, siempre salvo’ está bien, pero lo que esto está diciendo en un sentido es que algunas personas se ponen muy nerviosas aquí y dicen: “oye, espera un momento, ¿“una vez salvo, siempre salvo” significa que puedes hacer lo que quieras y a Dios, en cierta manera, no le queda otra opción sino estar contigo? Y el énfasis de eso está en el poder sustentador de Dios y eso está bien. La idea de la seguridad eterna significa que Dios te sostiene, está seguro en Su promesa incambiable. Esta seguro en su poder inviolable. Y las Escrituras enfatizan eso. Estamos seguros, estamos seguros debido al poder de Dios. No hay duda al respecto.

Por ejemplo, permítanme explicarlo: estamos seguros en nuestra salvación debido a la promesa y el poder de Dios. Juan 10, ¿se acuerda? Probablemente ha regresado ahí muchas veces al pensar en la seguridad eterna, Juan 10:28. “Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás. Y nadie los arrebatará de Mi mano.” ¿Por qué? “Mi Padre, quien me las dio es mayor que todos y ninguno puede sacarlos de la mano de Mi Padre,” ¿verdad? Entonces, estamos eternamente seguros debido a la promesa y el poder de Dios. “El que comenzó en vosotros la buena obra la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.” En otras palabras, es la promesa y el poder de Dios.

En segundo lugar, decimos que estamos seguros no sólo debido a la promesa y el poder de Dios sino debido a las oraciones de Cristo. Él intercede constantemente a favor nuestro, ¿verdad? De tal manera que sin importar lo que hagamos, Él intercede a nuestro favor y le dice al Padre que Él ya pagó por ese pecado y que, por lo tanto, está perdonado.

En Juan 6 Él dice: “todo el que el Padre me da viene a Mí y el que a Mí viene, no le echo fuera.” Él nunca abandona a ninguno de los Suyos. En Juan 17, Él ora por todos los Suyos, para que puedan entrar a la plenitud de la salvación y esa oración será respondida. En Lucas 22, Él habla de Pedro y Él dice: “Satanás te quiere tener, pero Yo he orado por ti, para que tu fe no falte.” Y Él dice: “cuando acabes esto, quiero que fortalezcas a los hermanos.”

En otras palabras, Pedro estaba seguro no sólo por la promesa y el poder de Dios, sino por la oración de Cristo. “Si alguno pecare,” dice Primera de Juan, “abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo y Él es la propiciación para nuestros pecados y no sólo para los nuestros, sino también para los pecados del mundo entero.” Cristo es nuestro intercesor, nuestro intermediario.

Hay un tercer elemento en esto. Estamos seguros no sólo debido a la oración y a la promesa de Dios y a la oración, la promesa y el poder de Dios y las oraciones de Cristo, sino también debido a la presencia del Espíritu. La presencia del Espíritu Santo. El Espíritu Santo está en nosotros, es la garantía de gloria futura, ¿no es cierto? ¿Acaso Efesios 1 no dice que tenemos las arras del Espíritu?, estamos sellados por el Espíritu hasta el día de la redención.

Ahora, todo eso enfatiza la seguridad eterna desde el punto de vista del poder de Dios, la presencia de Dios mediante Su Espíritu y las oraciones de Jesucristo. La Trinidad entera nos asegura para siempre. De tal manera que ningún cristiano que cree en el Señor será jamás perdido. ¿No es eso maravilloso? Eso es seguridad eterna. Y nuestra salvación y nuestra seguridad están basadas, escuche esto, en la fidelidad del pacto de Dios. Está basada en la fidelidad del pacto de Dios. “Y el mismo Dios de paz,” dice Pablo a los tesalonicenses, capítulo 5, versículo 23, “os santifique por completo. Y oro porque todo vuestro espíritu y alma y cuerpo sean guardados irreprensibles hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo.” Estoy orando porque sean preservados irreprensibles hasta que Jesús llegue aquí. Dice el versículo 24: “y fieles es el que os llama, el cual también lo hará.” Estamos seguros en base a la fidelidad de pacto de Dios. ¡Eso es maravilloso! Dios preserva a Su pueblo de la apostasía, Él preserva a su pueblo de desviarse. Y Él los lleva a todos al cielo. Eso es claramente la enseñanza de las Escrituras.

Escuche lo que las Escrituras dicen: “Salmo 31: “tened buen ánimo y Él fortalecerá vuestro corazón. Todos los que esperan en Jehová.” Salmo 37, “los pasos de un buen hombre son ordenados por Jehová.” Salmo 37, nuevamente, versículo 28: “porque Jehová ama el juicio y no deja a sus santos,” escuche esto, “son preservados para siempre.” ¡Maravilloso! Salmo 41:2 dice: “Jehová lo preservará y lo mantendrá vivo y Él será bendecido en la tierra.” Salmo 97:10, “vosotros que amáis a Jehová, odiad el mal. Él preserva las almas de Sus santos. Él los libra de las manos del impío.” Salmo 116:6, “Jehová preserva a simple”. ¿No le da gusto eso? “Yo fui humillado y me ayudó. Él no dejará que tu pie sea movido, el que te guarda no se adormecerá. He aquí, el que guarda a Israel no se adormecerá ni dormirá. Jehová es tu guardador, Jehová es tu sombra, tu mano derecha. El sol no te afectará de día ni la luna de noche, Jehová te guardará de todo mal”. ¡Maravilloso!

Romanos 16:25: “y Aquel que es poderoso para estableceros según mi Evangelio.” Segunda de Timoteo 1:12: “por lo cual también sufro estas cosas, no obstante, no me avergüenzo porque yo sé en quién he creído. Y estoy persuadido de que es poderoso para guardar aquello que le he encomendado hasta que aquel día.” ¿Se acuerda de ese? “Y Él es poderoso para guardar lo que le he encomendado”. Y, ¿qué es lo que le he encomendado? Mi alma. Segunda de Timoteo 4:18. “Y el Señor me librará de toda obra mala, escuche esto,” y me preservará hasta Su Reino Celestial, a quien sea gloria por los siglos de los siglos, amén.” Primera de Pedro 1:5 dice que somos guardados por el poder de Dios. Judas 1, “somos guardados en Jesucristo”. Y Judas 24: “y Aquel que es poderoso para guardados en caída y presentaros sin mancha delante de Su gloria, con gran alegría,” ¿no son esas Escrituras maravillosas? Es un lenguaje fuerte acerca de la seguridad eterna.

Pero quiero apresurarme a decir que hay otro lado de esto. Hay otro lado en esto. Usted pregunta cuál es el otro lado. El otro lado es que no sólo somos guardados por Dios, sino que, desde el punto de vista humano, también perseveramos.

En otras palabras, usted no es guardado por Dios si usted deja su fe en el medio de una prueba. Y de nuevo, usted regresa a esa paradoja aparente de la obra de Dios y la responsabilidad del hombre. Usted es salvo porque usted fue escogido en Él desde antes de la fundación del mundo, sin embargo, usted no es salvo sin que usted ejerza fe, ¿verdad? Usted está seguro debido a la fidelidad de pacto de Dios, pero usted no está seguro sin ejercer perseverancia. El medio, entonces, de la seguridad eterna es llevado a cabo mediante el poder del Espíritu energizando, capacitando al creyente verdadero para perseverar en fe en medio de todas las pruebas.

Berkhof, Louis Berkhof, quien fue un teólogo excelente, llama a la perseverancia y cito: “esta operación continua del Espíritu Santo en el creyente mediante la cual la obra de la gracia divina que se comenzó en el corazón, es continuada y es llevada a su término.” Fin de la cita. Entonces, nuestra parte es soportar.

Escuche lo que dice también en las Escrituras. Mateo 24:13, “el que perseverare hasta el final, será salvo”. Ahora, acabamos de decir que Dios no nos va a guardar. Hemos volteado la situación y parece contradictorio, pero no lo es. Es la manera en la que Él nos guarda al capacitarnos mediante Su Espíritu para perseverar.

Entonces, Jesús les dijo a los judíos en Juan 8:31: “si perseveráis en Mi palabra, entonces seréis verdaderamente Mis discípulos.” Primera de Corintios 15, “además, hermanos, os declaro el Evangelio que os prediqué, el cual también recibisteis, en el cual también estáis,” escuche esto, “por el cual también sois salvos si recuerdan lo que os prediqué, a menos de que habéis creído por nada.” Si usted no se aferra al mismo, usted muestra que su fe no fue real.

Colosenses 1, escuche este texto: “y a vosotros erais enemigos en vuestra mente por obras malas, Él ahora os ha reconciliado en el cuerpo de Su carne mediante la muerte para presentarlos santos irreprensibles delante de Él.” ¿No es eso maravilloso? Salvación. Somos presentados a Dios santos, irreprensibles en Su presencia.

Y después, dice: “si perseveráis en la fe arraigados y no sois movidos de la esperanza del Evangelio.” Usted sólo es seguro si soporta. Usted sólo es seguro si permanece, si soporta. El soportar es el medio mediante el cual la seguridad se manifiesta. Por lo tanto, Hebreos 2 dice que debemos prestar más atención a las cosas que hemos oído, no sea que en algún momento nos resbalemos. Que no nos resbalemos. Somos hechos participantes de Cristo, Hebreos 3:14, si nos aferramos de manera estable hasta el final.

Hebreos 4:14 dice: “retengamos nuestra profesión.” Hebreos 6:12: “deseamos que cada uno de ustedes muestre la misma diligencia de certeza plena de esperanza hasta el final. Y no seáis perezosos, sino seguidores de aquellos,” escuche, “que, mediante la fe y la perseverancia, heredan las promesas.” Esa es la perseverancia de los santos. Perseveramos, soportamos. Hebreos 10:39 dice: “no somos de aquellos que se regresan para perdición sino de aquellos que creen para la salvación del alma.”

Pedro inclusive dijo en 2 Pedro 1:10: “si hacéis estas cosas, nunca caeréis.” Y entonces, el punto es que nadie está seguro que no soporta. Usted pregunta entonces qué sucede cuando alguien no soporta. Muy simple, 1 Juan 2:19: “salieron de nosotros porque nunca fueron de nosotros.” Reprobaron la prueba de la fe genuina. Ninguna prueba, entonces, amados, entienda, ninguna prueba es tan grande que podría separarlo de su Señor si su fe es genuina. Sólo es una prueba para manifestar la legitimidad de esa fe.

Entonces, la seguridad eterna no es suficiente por sí misma, no es cuestión de que una vez salvo, siempre es salvo sin importar lo que usted crea y sin importar lo que usted haga. No. Si no hay perseverancia, si usted no pasa la prueba y se aferra al Señor, si usted no continúa amando y obedeciéndolo en medio de toda prueba de la vida, entonces da evidencia de tener una fe ilegitima. ¿Cuantas personas que usted conoce, que vinieron a la Iglesia por un tiempo, tuvieron algo de problemas en su vida y se fueron? Hicieron una profesión de fe en Cristo, pero ya no perseveraron, no pueden ser identificados como aquellos que lo aman. Su vida no se caracteriza por la obediencia.

Me encanta lo que dice la confesión de fe de Westminster. Y cito: “aquellos a quienes Dios ha aceptado en Su amado. Y amados eficazmente y santificados por Su Espíritu no pueden ni total ni finalmente caer del estado de la gracia, sino que ciertamente perseverarán hasta el final y serán eternamente salvos. Esta perseverancia de los santos no depende de su propia libre voluntad, sino de la inmutabilidad del decreto de la elección fluyendo del amor de Dios Padre libre, incambiable, de la eficacia y del mérito y la intercesión de Cristo, de la permanencia del Espíritu y de la simiente de Dios dentro de ellos y la naturaleza del pacto de gracia, del cual también surge la certeza e infalibilidad del mismo.

No obstante, pueden, mediante las tentaciones de Satanás y del mundo, la prevalencia de la corrupción que permanece en ellos y el descuido de los medios de su preservación, caer en pecados tristes. Y por un tiempo, continuar en ellos, por los cuales incurren en el desagrado de Dios y entristecen a Su Espíritu Santo, llegan a ser privados en alguna medida de Sus gracias y comodidades, sus corazones se endurecen, su conciencia es herida, escandalizan y lastiman a otros y traen juicios temporales en sí mismos.” Fin de la cita. Ahora, lo que la confesión de Westminster está diciendo es que un cristiano puede meterse en muchos problemas, pero nunca, en definitiva, dejar su fe porque él perseverará. Las pruebas, entonces, prueba la fe genuina.

Medite en los siguientes himnos: “más seguro nunca está nadie que los amados del Salvador. Ni la estrella que está en la altura ni el ave que está escondido en su nido. Dios los atiende y los sustenta, en Sus cortes santas, florecen. Como un padre amable los libra, en Sus brazos amorosos, Él los lleva. Ni la vida ni la muerte jamás del Señor puede apartar a Sus hijos. Porque Su amor y compasión profunda los conforta en la tribulación. Pequeño rebaño, al gozo entonces, cede. El Dios de Jacob siempre te protegerá. Descansa seguro con este, tu defensor, ante Su voluntad se rendirán todos los enemigos. Lo que Él toma o lo que Él nos da nos muestra el amor del Padre que es tan preciado. Podemos confiar Su propósito de manera total porque es el bienestar de Sus hijos.” Fin de la cita.

Sí, somos guardados. Y somos guardados para perseverar. Alguien ha escrito: “Jesús vive y yo también. Muerte, tu aguijón se ha acabado para siempre. Él murió por mí para romper las cuerdas de la muerte, Él me resucitará del polvo, Jesús, mi esperanza y confianza. Jesús vive y reina de manera suprema, y Su Reino todavía permanecerá y yo también con Él estaré siempre viviendo. Siempre reinando. Dios ha prometido que así sea, Jesús, mi esperanza y confianza. Jesús vive y por Su gracia, la victoria sobre mis pasiones me da. Limpiaré mi corazón y camino siempre viviendo para Su gloria. A mí me resucita del polvo, Jesús mi esperanza y confianza. Jesús vive y bien lo sé, nada puede separar mi corazón de Él, ni la vida, ni la muerte, ni poderes, ni infierno, ni gozo, ni tristeza, por todos los siglos. Ninguno de Sus santos es perdido. Jesús es mi esperanza y confianza. Jesús vive y Su muerte no es más que mi entrada a la gloria. Esto es valentía, entonces, para mi alma, porque Tú tienes una corona de vida delante de mí. Tú hallarás que tus esperanzas fueron justas. Jesús es la confianza del cristiano.” Fin de la cita.

Cuando las pruebas vienen a su vida o la mía, muestran la legitimidad de nuestra fe al darnos la oportunidad de perseverar y habiendo perseverado, podemos mirar atrás y decir: “sí, yo sé que pertenezco al Señor.”

Hay un segundo propósito que quiero mencionarle brevemente. Estas pruebas no son sólo para mostrar la calidad de la fe, sino para fortalecer esa fe, para fortalecer esa fe. Y veremos ese propósito más adelante. No en este momento, pero simplemente, manténgalo en su mente. También fortalece nuestra fe y sirven de esta manera a un propósito muy bueno.

Pero para aquellos que no decaen debajo de la prueba, note de regreso al versículo 12, para aquellos que no se colapsan, Él dice: “después que son aprobados, recibirán la corona de vida”. Para aquellos de ustedes que son estudiantes de griego, esto es lo que me gusta llamar un genitivo de aposición. Literalmente, sería traducido de esta manera: para recibir una corona la cual es vida. La corona equivale a la vida. El punto aquí es éste: la corona es la vida eterna. La promesa de la vida eterna es lo que Dios les ha prometido a aquellos que Le aman. La vida eterna, escuche esto, es nuestra recompensa definitiva. Usted dice “pensé que ya tenía eso”. Bueno, sí, lo tiene. Lo tiene en promesa. Algún día, lo va a tener en plenitud. Todavía estamos esperando la salvación total. Todavía estamos esperando el entrar en nuestra recompensa futura. Esa es la razón por la que es un tiempo futuro. Él recibirá la corona. ¿Qué es la corona? Es la vida eterna. Y en la venida del Señor, Él nos concederá la plenitud de la vida eterna.

Esto nos recuerda de 2 Timoteo 4:8, “por lo demás, está guardada para mí una corona, la cual es justicia, la cual el Señor, el juez justo me dará a mí en aquel día, y no sólo a mí, sino a todos aquellos que aman Su venida.” En el momento en el que el Señor venga y nos lleve consigo mismo, habrá una corona. Esa corona es la vida eterna. Habrá una corona. Esa corona es la justicia. En este momento, tendremos justicia eterna y vida eterna. Y yo creo que se refiere a la vida eterna que recibimos en la venida de Jesucristo.

De hecho, todas las recompensas que el Señor nos concede se encuentran encerradas en nuestra vida eterna, en últimas. Primera de Timoteo 6:12: “pelea la buena batalla de la fe, echa a mano de la vida eterna.” La plenitud de la promesa de la vida eterna. De hecho, en Primera de Pedro 5:4, “cuando el príncipe de los pastores aparezca, recibiréis una corona, la cual es gloria.” Entonces, es vida eterna, es justicia, es gloria. Esas no son coronas que le pertenecen a diferentes cristianos. Esas son coronas que le pertenecen a todos los cristianos. Todos los cristianos. Recibirán vida eterna, justicia eterna y gloria eterna.

Por cierto, Apocalipsis 2:10 también menciona la corona de vida nuevamente. Y ahí se le promete a aquellos que fueron fieles hasta la muerte, a aquellos que atravesaron por pruebas. Es el mismo contexto. Él está escribiendo en la Iglesia de Esmirna. “Van a tener tribulación por un corto período de tiempo. Si muestran que son fieles en medio de eso, inclusive si significa la muerte, entonces Yo te voy a recompensar con vida eterna”.

Ahora, permítame decir esto: la vida eterna no es ganada mediante perseverancia. No es ganada mediante perseverancia. Pero la perseverancia es la prueba de la fe verdadera y el amor verdadero, el cual es recompensado mediante la vida eterna. ¿Entiende esa distinción? No es ganada mediante perseverancia, es la recompensa de perseverar lo cual muestra la legitimidad de la fe salvadora.

La palabra corona, por cierto, es la palabra stephanos. Es usada de diferentes maneras, pero generalmente, en la cultura del Nuevo Testamento, tenía que ver con una guirnalda que era colocada en la cabeza de un ganador en un evento, en un certamen deportivo. Algunos comentaristas piensan que debido a que los judíos rechazaron la idea entera de la competencia, no les gustaba el hecho de que muchos de esos juegos se jugaban con hombres totalmente desnudos que participaban o con muy poca ropa, lo cual ofendía a los judíos. Y entonces, tenían un desagrado más bien severo hacia eso. Y entonces, creen que Santiago nunca se habría referido a stephanos con respecto a este tipo de competencia. Pero creo que en cierta manera eso es exagerar el punto.

Sabemos con certeza, a partir de las antigüedades de Josefo, que existieron juegos así, juegos de competencia, que se tenían en la ciudad de Jerusalén bajo el reinado de Herodes el grande. Y entonces, es probable que estuvieran familiarizados con la stephanos como la corona del ganador. Y obviamente, cuando usted está hablando de soportar una prueba hasta el final, esto encaja con el contexto aquí. A algunos le gustaría que creyéramos que stephanos tiene que ver con la corona para un rey o la guirnalda que era colocada en la cabeza de alguien. En una boda o en una celebración, una festividad, de tal manera que se convierte en una corona de celebración, una corona de gozo, una corona de felicidad. Pero me parece que incluye prosperidad y felicidad y honra y realeza. Pero el contexto debe ser el de una corona de un ganador. Y debido a que eso habría sido algo familiar para ellos, algo que habrían conocido, es muy simple suponer que eso es exactamente lo que Santiago tenía en mente. Entonces lo que él está diciendo es que el Señor va a recompensar con vida eterna a aquellos que demuestran que tuvieron salvación verdadera al haber perseverado.

Entonces, amados, conforme abrimos esta sección, entendemos que la vida está llena de pruebas. Digo, simplemente así va a ser. Y la manera en la que enfrentamos esas pruebas manifiesta la legitimidad o la ausencia de la misma de nuestra fe. Si soportamos, si perseveramos, si somos victoriosos demostramos fe salvadora verdadera. Y al final, estaremos recibiendo la recompensa de esa fe salvadora. La recompensa de ese amor continuo, la cual es la plenitud de la vida eterna, la justicia eterna, la gloria eterna. Eso es para aquellos que muestran ser genuinos.

Ahora, la pregunta que inmediatamente surge en este punto, habiendo visto el versículo 2 y el versículo 12, ¿cómo puede un cristiano soportar las pruebas de manera práctica? ¿Cómo podemos hacer eso? ¿Cuál es el aspecto práctico de soportar?

Y eso es lo que Santiago quiere que veamos. Él es muy pragmático. No es suficiente decir que debo perseverar. Dime cómo. ¿Cómo perseverar? Observe en su bosquejo por un momento y siga esos cinco puntos que les di. Esos son los aspectos pragmáticos de una fe perseverante. Se requieren varias cosas. Una actitud gozosa. Una actitud gozosa. Versículo 2: “tened por sumo gozo.” Una mente que entiende, versículo 3, “sabiendo esto,” una voluntad sumisa, versículo 4: “más tenga la paciencia su obra perfecta.” Déjela hacer lo que va a hacer. Y después, un corazón que cree; que no tenga fe que titubea, versículo 6, si no pida fe verdadera, versículo 8. No sea de doble ánimo.

Después, en los versículos 9 al 11, un espíritu humilde. La manera en la que va a enfrentar de manera victoriosa las pruebas es con una actitud gozosa, una mente que entiende, esto es percibiendo la realidad de la prueba y el propósito de la misma, una voluntad sumisa, aceptándola del Señor, sometiéndose a la misma y aprendiendo lo que Él quiere que usted aprenda, un corazón creyente, que nunca titubea en fe y un espíritu humilde que está dispuesto a aceptarlo todo. Ahora, así es como usted enfrenta sus pruebas.

Ahora, específicamente vamos a ver todas esas la próxima semana. Y van a ser tan ricas y tan prácticas. Y quiero darle una tarea, no venga solo la próxima semana. Acabamos de graduar a los alumnos de la Universidad ayer; ellos ya se fueron. Y entonces, los extrañamos. Pero queremos que traiga a algunas personas para que tomen su lugar, conforme entramos a maneras prácticas en las que ustedes pueden ser victoriosos en toda prueba y en toda aflicción. Y eso es para la próxima semana. Inclinémonos en oración juntos.

Padre, nuestros corazones están tan llenos de gratitud y esperanza conforme hemos compartido en la verdad de Tu palabra. Te damos gracias porque nos has traído a varias pruebas para probar nuestra fe. Para que habiendo demostrado que nuestra fe es genuina, habiendo pasado la prueba y demostrado que somos los que Te amamos al mantener obediencia, recibiremos bendición, sí, la corona de vida que Tú darás, como Tú has prometido, a aquellos que Te pertenecen a Ti.

Gracias por esa gran esperanza. Gracias porque no sólo nos aseguras por Tu fidelidad y pacto, sino que nos capacitas por medio de Tu Espíritu para perseverar y disfrutar de la victoria que viene a aquellos que caminan contigo. Bendice nuestra semana. Que las pruebas de esta semana prueben ser la fuente de nuestro mayor gozo, por causa del Salvador. Amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
DERECHOS DE AUTOR © 2016 Gracia a Vosotros
Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros.

 

1/6 – El propósito de las pruebas

Gracia a Vosotros

Serie: Beneficiándonos de las pruebas de la vida

1/6 – El propósito de las pruebas

John MacArthur

https://cdn.gty.org/gracia/sermons/High/59-5.mp3?x-source=website&x-type=download

Al comenzar con nuestro estudio en esta noche en Santiago, capítulo 1, puede abrir su Biblia en esa sección maravillosa de las Escrituras que está tan llena de esperanza para aquellos de nosotros que enfrentamos problemas.

Mientras que usted hace eso, quiero compartir una carta con usted. Hace un par de semanas atrás, alguien me llamó por teléfono en nuestra Iglesia y me preguntó si podría hacerle una llamada telefónica a su cuñado, quien acababa de enfrentar una tragedia terrible en su vida. Y yo contesté que con mucho gusto lo haría. Y entonces, llamé. Cuando él me contestó por teléfono, cuando respondió, yo dije: “Hola, habla John MacArthur en California.” Él estaba en Colorado. Y se quedó sin palabras por un momento, porque él había escuchado la radio y las cintas, pero no me había conocido personalmente, por lo menos hasta donde yo sé. Y él dijo que no podía creer esto. No podía creer que lo llamara. Estaba sentado en la mesa escribiéndome una carta.

Y la carta llegó; y a la mitad de la carta dice “¡guau!, gracias a Dios… es aquí donde me llamaste.” Esto está en la página cuatro de la carta. “Siento como si Dios me estuviera diciendo algo, 6.15 de la tarde del 16 de marzo de 1986.” La carta dice esto: “Me gustaría contarte una historia que comienza hace más de un año atrás. La historia es demasiado compleja como para que yo la escriba en una carta, por lo menos en todos sus detalles.” Me gustaría compartir quizás un párrafo de la misma con ustedes. “Mi nombre es Dan. Te conocí en Grace Community Church brevemente y me senté en la cuarta fila de atrás atrás, ahí en la parte del medio el día 22 de diciembre del año 1985, ¿te acuerdas? Mi esposa no pudo venir porque estaba enferma. Tenemos un hijo, Lucas, de cuatro años de edad y una hija de 22 meses.”

“En marzo de 1985 le diagnosticaron un tumor cerebral en la parte derecha del cerebelo a mi esposa. El 3 de abril de 1985, Carolyn entró para que le realizaran una cirugía; y le quitaron el tumor junto con el 80% de la parte derecha de su cerebelo. El Viernes Santo del 3 de abril de 1985 las cosas se veían bien y sacaron a Carolyn de la unidad de terapia intensiva a una habitación normal.”

“El 5 de abril de 1985 me fui a casa, a la casa de sus padres. Alrededor de las 10:30 de la noche, entré a darle un beso de buenas noches a los niños. Y Sara, quien en ese entonces tenía ocho meses de edad, se veía como si sus ojos fueran de cristal y estuviera mirando al espacio. Pensé que ya no estaba con nosotros. Los doctores en el Hospital de Niños hicieron un análisis de su espina dorsal y dijeron que tenía meningitis. Me dijeron que podía morir. O tener varias deficiencias. Tomaría unas 24 horas determinar si ella sobreviviría. En ese entonces, realmente perdí el control. No podía hacer nada.”

“Conforme mi hija estaba ahí acostada en una cuna inclinada, ella estaba lastimada en sus brazos y en una pierna, tenía un catéter en su pie izquierdo, mano derecha, mano izquierda y en su cuero cabelludo. Ella estaba amarrada con sus brazos extendidos y tenía tres monitores en su pecho. Lloré. Señor, ¿por qué ella? Ella es tan inocente. No tenía ninguna respuesta. Ahí estaba tratando de evitar que mi esposa Carolyn supiera lo que estaba pasando. Carolyn estaba en otro hospital. No podía, Señor. ¿Qué haré?”

“El domingo de resurrección por la mañana, el 6 de abril estaba en el Hospital de Niños a las siete de la mañana cargando a Sara con todos los tubos y cables, sentado en una silla y una enfermera entró y me dijo que Sara había sobrevivido. Los monitores indicaban que ella había respondido bien a los antibióticos y que podían quitarle todos los aparatos. Como podrás imaginarte, durante este momento caminé mucho entre los dos hospitales. Al hacer eso, estaba usando el auto de Carolyn. Y ella escuchaba una estación de radio, KWBI AM 91 en algún lugar de Longmont, Colorado. Ahí es donde te oí por primera vez. No recuerdo la fecha. Pero estabas en la serie de cómo enfrentar la persecución en el libro de los Hechos. La primera vez que te oí, tuve que detener el auto. Estaba llorando demasiado como para manejar.”

“Mi esposa, Carolyn, peleó y se recuperó de la cirugía, aunque sus capacidades motrices nunca serían normales, nunca se dio por vencida. Ella estaba dedicada a sus hijos y a mí y a su Salvador y Señor. He incluido algunas de sus notas del estudio bíblico de la vida del Reino y están en la parte de atrás de la carta, sus propias notas escritas, obviamente, con una mano que no podía controlar muy bien, que reflejaba algo del daño cerebral. Ella no era una erudita bíblica, pero amaba al Señor. Ella murió el 8 de mayo del año 1986 en mis brazos. El tercer tumor fue inoperable. Gracias a Dios porque tenemos a un Salvador, quien ha conquistado la muerte. Conforme escribo esta carta, lo hago con lágrimas en los ojos y el olor de las flores del funeral todavía llena mi nariz.”

“No estoy escribiendo esto para buscar compasión. Simplemente, no podía dejar que pasara más tiempo, porque quería que supieras cuánto me ha bendecido a mí y a mi familia Grace to You. Y hablo por aquellos que están también afuera de mi familia. Por favor, expresa mi gratitud a tu personal en Grace to You y también a Grace Community Church.” Y después, me encanta esto al final: “Muchos de tu Iglesia han orado por Carolyn y por mí y por la familia. Y estamos orando por ustedes y por su nuevo edificio, tu amigo, Dan Hummel.”

Ahora, ahí hay un hombre quien atravesó una experiencia emocional muy, muy difícil. En una oración él dijo: “ella murió en mis brazos.” Y en la siguiente oración, él dijo: “gracias a Dios por un Salvador que ha conquistado la muerte.”

En lo más profundo de la agonía humana, hay gran esperanza para el cristiano. Hay triunfo, sin importar la profundidad del problema. Todo es cuestión de perspectiva. La familia que les mencioné en esta mañana, la familia en Romanoski, cuyas dos hijas fueron matadas ayer, se han estado quedando con Russ y Heidi Moore. Y le pregunté a Russ cómo estaba su actitud y él me dijo: “para ser honesto contigo, se están regocijando el día de hoy.” ¿Regocijándose por la muerte de dos hijas en un accidente de auto? Bueno, se están regocijando porque sus dos hijas conocían a Jesucristo y los otros dos alumnos que iban con ellas, que no murieron, no conocen a Cristo. Causa de regocijo. Es perspectiva. Atravesar cualquier prueba de la vida para un cristiano puede ser una experiencia gozosa si la perspectiva es la correcta.

Ahora, imagínese la peor prueba que usted podría enfrentar; quizás, para algunas personas podría ser una crisis financiera. Todas son inversiones se pierden. El ahorro de su vida. Para otras personas, podría ser la pérdida del empleo. Usted es despedido. No tiene ingreso para apoyar a su familia, pierde toda su dignidad. O el anuncio por parte del doctor que usted acaba de recibir palabra que usted va a tener una cirugía de bypass triple inmediatamente o que tiene un tumor cerebral masivo o que su marido lo tiene. O su hijo lo tiene. O, la noticia le acaba de llegar por teléfono que su hija acaba de chocar en un accidente de auto terrible y acaba de morir o ha sido violada. O su esposa acaba de ser asesinada por un drogadicto que acaba de meterse a la casa. O quizás, que su hijo tiene una enfermedad fatal y que sólo tiene unos cuantos días de vida. Y podríamos seguir, y seguir y seguir. Y francamente, todas estas cosas nos tocan de una u otra manera, ¿no es cierto? Porque como lo expresó Job, “el hombre nace para la aflicción como las chispas del aire vuelan hacia el cielo.” Y cualquier persona que trata de crear un mundo de fantasía en donde todo es perfecto únicamente se está preparando para una tristeza aún más profunda. Debe ser esperada.

Y tengo que confesarle que la expectativa de la realidad de la tristeza y la agonía y el problema acercándose a nosotros en cierta manera produce una sombra inclusive en nuestros gozos más elevados, ¿no es cierto? En un sentido, mitiga inclusive los acontecimientos más maravillosos de la vida y quizás esa es la razón por la que, aunque Jesús lloró, de manera más común como las Escrituras lo registran, en ningún lugar de las Escrituras dice que Él se rió. Quizás, se rió. Pero su felicidad en cualquier ocasión ciertamente habría sido oscurecida por su sentido abrumador de la tristeza por el pecado.

Todos nosotros, a un grado u otro, si pensamos de manera realista en cómo vamos a enfrentar el problema, todos vamos a mirar los ojos de la agonía en algún punto en nuestras vidas y necesitamos entender cómo enfrentar esto. Estaba tratando de pensar en esta semana conforme me sentaba en mi estudio de lo que para mí habría sido la prueba más severa de todas las pruebas. La experiencia más dolorosa que alguien puede atravesar. Y pensé en Job, el clásico, quien perdió a su familia y sus cultivos y sus animales y todo. Y pensé en eso por un momento. Perdió todas sus posesiones, perdió a todos sus hijos y lo peor es que se quedó con una esposa que no entendía nada. Él fue afectado de manera personal por la enfermedad y esto, hay que admitirlo, es una prueba bastante severa.

Pero conforme pensé más en esto, pensé en otra persona quien, a mi juicio, quizás no esté de acuerdo conmigo, pero quien en mi juicio, probablemente enfrentó potencialmente la prueba más severa que cualquier ser humano pudo haber enfrentado. Y el nombre del hombre es Abraham.

Acompáñeme por un momento a Génesis capítulo 22. Realmente, quería entrar a Santiago, pero simplemente comencé a pensar en esto y pensé que quizás esto nos podría dar una muy buena perspectiva. Creo que lo que Dios lo que Abraham enfrentara sin duda alguna es la prueba más difícil que jamás alguien ha enfrentado. En Génesis 22, versículo 1, dice: “aconteció después de estas cosas que probó Dios a Abraham.” Esta es una peirasmos, esta es una prueba para Abraham.

Él enfrentó la prueba más severa que podemos imaginarnos. Dios probó a Abraham. “…y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo,” noten ahora el énfasis, “tu único, Isaac, a quien amas,” es casi como si Dios estuviera frotando la prueba. No sólo tu hijo, no sólo tu hijo único, sino el que tú amas. “…Y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que Yo te diré.” Increíble. Quiero un sacrificio de ti y quiero un sacrificio humano. Quiero tu hijo, quiero que vayas ahí y lo mates como una ofrenda para Mí.

Esto no encajó con la teología de Abraham. No había historia alguna en el pacto de Dios del sacrificio humano. Eso era algo pagano. Ningún hijo de Dios jamás ofrecería a su propio hijo en sacrificio humano. Además, éste era el hijo de la promesa. Dios había tocado los lomos muertos de Abraham y le había permitido llegar a la consumación de una relación con su esposa, Sarah, quien también estaba seca en sus propios lomos y producir un hijo, un hijo del pacto, un hijo de la promesa, un hijo de esperanza. Un hijo de Sara, quien había sido estéril toda su vida.

¿Por qué es que Dios pediría un sacrificio humano cuando Él nunca antes había pedido un sacrificio humano? Y hacerlo, sería la antítesis de todo lo que Abraham sabía que era verdadero acerca de Dios. ¿Por qué Dios llegaría al punto de capacitar a un hombre y a una mujer que se acercaban a los 100 años de edad, que habían sido estériles toda su vida para producir un hijo y después, pedir que el hijo fuera matado? ¿Por qué Dios le haría la promesa a Abraham que sería el padre de naciones y que la simiente que saliera de sus lomos sería tan grande como la arena del mar y las estrellas del cielo y después, matar al único hijo que tenía? Toda la idea era rara. Toda esperanza de descendencia en el Abraham de edad, toda esperanza de la promesa, moriría. Abraham estaría matando a su amor, matando a las promesas de Dios, dándole un golpe a la Palabra de Dios, dándole un golpe a la virtud de Dios, dándole un golpe a la virtud de fidelidad de Dios, matando la promesa de Dios y cortando la línea del Mesías. Absolutamente inconcebible.

Y lo que hace que sea la prueba más severa de todas no es que Isaac iba a morir, sino que Abraham iba a matarlo con su propia mano. Increíble. Una cosa es que el que usted ama muera y otra cosa es que se le diga que mate a esa persona. Una prueba inconcebible. Una prueba que no tiene sentido. De ninguna manera, no teológicamente, no en términos de la naturaleza de Dios, no en términos del plan de redención, no en términos de la Palabra de Dios, no en términos de Su amor o del amor de Abraham hacia Isaac.

Si hubo algo que jamás Dios le mandó a un hombre que hiciera que merecía un argumento más bien extenso, era esto. Y habríamos entendido si Abraham hubiera dicho: “mira Dios, ¿puedes por favor explicar esto? Esto no tiene sentido. No lo puedo hacer.” Noten su respuesta, versículo 3: “Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo.” ¿Qué? En la mañana se preparó para irse y se fue. Tuvo que cortar su propia madera para quemar a su hijo, a quien mataría.

Y se levantó y fue al lugar en donde Dios le dijo que fuera. Un hombre sorprendente. Un hombre absolutamente sorprendente. Sin duda, sin retraso, sin argumento, sin disputa, sin reacción. Tres días después, versículo 4: “Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos. Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros.” Debe subrayar esto. “Yo y el muchacho iremos allí y adoraremos y volveremos.” Aquí está el secreto, mantenga eso en mente. Él dijo que ambos regresarían.

“Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos. Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto?” ¡Hombre, esto es agonizante! Un hijo que confía, que no sabe lo que está pasando, lo dice de una manera tan amorosa y gentil a su padre, al hablar de este acto de adoración, ‘¿dónde están cordero?’

“Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos.” Y usted debería subrayar eso. Como puede ver, yo creo que, en la profundidad del corazón de Abraham, él sabía que Dios tenía algo en mente que era coherente con la naturaleza de Dios y coherente con el pacto de Dios. No sé si él sabía lo que era específicamente, pero creo que tenía una buena idea. “Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña. Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.”

Puede detenerse en ese punto. Increíble. ¿Entiende usted al leer esa historia lo que significa cuando dice que Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia? ¿Entiende por qué el Nuevo Testamento dice que Abraham es el padre de los fieles? Él es modelo más importante de confianza en Dios que la Biblia conoce fuera de Cristo. El hombre está en el punto de meterle el cuchillo al pecho de su propio hijo. Algo impensable. ¡Qué prueba! Contradictoria, indescriptible, dolorosa, homicida. Incoherente con todo lo que él conocía acerca de Dios y, sin embargo, él es sumiso, él es obediente. Él va a adorar a costa de lo que sea. Y Dios tomó la disposición de Abraham como un ejemplo. Dios lo juzgó en base a su disposición y no lo hizo cumplir el acto.

Versículo 11: “Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios…” ¿Adivine qué? Esta fue una prueba y Abraham la aprobó. La pasó. Él obedeció la Palabra de Dios sin importar el costo. “…por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único.”

Ahora, Abraham nos muestra que nosotros podemos ser probados en cosas muy cercanas a nosotros. Podríamos ser probados en cosas muy cercanas a nosotros como un hijo o una hija o un marido o esposa o amigo. Quizás, tengamos que ofrecer a nuestro propio Isaac, entregar a los que amamos más al Señor, no sólo en la muerte, pero quizás en la vida. Quizás, al dejarlos ir a donde Dios quiere que vayan y no necesariamente a donde queremos que ellos vayan. Como puede ver, cuando Abraham estuvo dispuesto a entregar a Isaac sin importar cuánto Isaac significaba para él en todo sentido, él mostró al estar dispuesto a entregarlo, escuche esto, que él tenía el derecho de quedárselo. ¿Ve eso? Él no fue posesivo, él se lo entregó a la voluntad de Dios. ¿Por qué? Porque él haría cualquier cosa que Dios le pidiera hacer.

Ahora, tenemos muchas pruebas en la vida, pero nunca me imaginaría una prueba como esa. No me puedo imaginar lo que yo haría y Dios me dijera que hiciera eso. No me puedo imaginar lo que yo enfrentaría. Pero creo que podemos concluir a partir de esto que entre más difícil la obediencia, más excelente es la obediencia. Y entre más difícil es la obediencia, más abnegación hay inherente en ella.

Entonces, aquí usted tiene una obediencia que toma un grado tremendo de negarse a uno mismo. Y, por lo tanto, es la más excelente. Abraham pasó la prueba. Él dice: “ahora sé que temes a Dios.” En otras palabras, verdaderamente reverencias a Dios a costa de lo que sea. ¡Qué prueba!

El comentario de esta prueba de Abraham se da en el onceavo capítulo de Hebreos. ¿Sería tan amable de acompañarme ahí por un momento? Hebreos, capítulo 11, en el versículo 17. ¿Cómo es que Abraham hizo esto? ¿Cómo es que pudo encontrar la fortaleza para hacer esto? Hebreos 11:17 nos dice de manera muy clara. Las primeras palabras del versículo 17 nos cuentan la historia entera. “Por…” ¿qué? La fe. “Por la fe Abraham,” aquí viene de nuevo. Lo debe subrayar. “Cuando fue probado.” Esta fue una prueba. Pienso en la radio, el otro día estaba manejando hacia la Iglesia y un pequeño ruido entró y dijo ‘esta es una prueba’. Y pensé en Abraham.

Dios estaba diciendo ‘beep’, esta es una prueba. ‘Beep’, la prueba acababa de ser concluida. Esta es una prueba. “Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia…” ¿Cómo pudo haber hecho esto? “…pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos,” ¿sabe por qué estuvo dispuesto a hacer eso? Porque él creía que Dios podía resucitar a los muertos. ¿Había visto a los muertos resucitados? No hasta donde yo sé, pero él creía que Dios podía resucitar a los muertos. Lo que él realmente creía era esto: que Dios era tan fiel a Su Palabra que si Él había hecho una promesa, inclusive resucitaría los muertos para guardarla. Una fe tremenda.

Ahora, no quiero encontrar detalles que no hay en esta historia, pero simplemente quizás Abraham estuvo un poco decepcionado cuando no se le permitió quitarle la vida a su hijo, porque a él le habría gustado ver una resurrección.

No sabemos eso, pero él creía que, si era necesario, Dios lo habría resucitado de los muertos. Ahora, ¿qué nos dice eso? Nos dice que un hombre puede atravesar la prueba más severa imaginable de la vida si él realmente confía en Dios. Y si él cree que Dios está en el trono, que Dios guardará Su promesa, que Dios nunca comete errores, que Dios siempre cumple Su Palabra y que Dios cumplirá Sus propósitos. Ése es el tipo de fe que pasa la prueba.

Cuando Abraham fue colocado en la “peirasmos,” eso es “peirasominos,” cuando él fue probado, él pasó. Y lo vuelvo a decir: ¿Es eso sorprendente? ¿Es sorprendente que este hombre sea el modelo humano más importante de fe? En Gálatas 3, versículo 7, “sabed pues que los que son de la fe son los hijos de Abraham.” Cualquier persona que vive por la fe en Dios es en un sentido espiritual un hijo de Abraham. Él es el padre de los fieles. Él es el modelo de la fe. El versículo 9 dice que los que son de la fe son bendecidos con Abraham el fiel. Él sabía que mediante sus lomos las naciones del mundo serían benditas. Y él sabía que Dios guardaba Su Palabra y Dios lo cumpliría.

Ahora, amados, tenemos que reconocer que Dios va a permitir que enfrentemos pruebas. Y lo que nos sostiene en medio de eso es nuestra confianza en Dios. Nuestra fe de que Dios está haciendo para todo para Su propósito Santo. Y yo sé que soñamos en la comodidad mundana y nos gusta crear un ambiente perfecto, nos gusta tener comodidad absoluta. Nos gusta que no existan las cosas difíciles en la vida. Queremos asegurarnos de que todo esté en control de manera perfecta.

Francamente, nunca he conocido un momento así en mi vida. De vez en cuando, creo que hay uno y descubro que no lo hay. Pero el hecho es que tenemos descanso temporal y comodidad temporal. Y en cierta manera, nos engaña al pensar que quizás podamos encontrar una ausencia permanente, cuando ése no es el caso. Me acuerdo de las palabras del salmista, ¿se acuerda? en el Salmo 30, versículo 6: “en mi prosperidad dije nunca seré movido.” Implícito, pero estuvo equivocado. Cuando estaba disfrutando, pensé que siempre sería así. Y usted puede vivir en el paraíso de un necio si usted quiere, sin predecir ningún problema, prometiéndose a sí mismo comodidad, pero eso no es lo que Cristo dijo. Él dijo: “velad y orad para que no entréis en peirasmos,” pruebas.

Velen, esperen las pruebas, oren, pidan fortaleza. Velen y oren. Estaba leyendo, como lo hago con frecuencia, las obras de Thomas Menton, un maravilloso escritor puritano. Y encontré una línea en algunas de las cosas que estaba leyendo esta semana que se quedó en mi mente. Él dijo esto: “Dios tuvo un Hijo sin pecado. Pero ningún hijo sin una cruz.” Simplemente, así es. Es parte de la vida. Tendremos problemas. El Salmo 23 dice: “sí, aunque ande en valle de sombra y de muerte no temeré mal alguno porque Tú estás conmigo.” Las pruebas vendrán. La confianza está en la presencia de Dios.

Ahora, permítame hablar un poco más a manera de introducción, como dije, quería entrar al texto mismo, pero vinieron tantas cosas a mi mente esta semana que probablemente debieron haber sido cubiertas en la introducción.

Entonces, si me permite un poco, las pruebas pueden venir a nuestra vida mediante varios medios y con varios propósitos en mente. Permítame sugerirle algunas. Muy bien, en primer lugar, las pruebas vienen para probar la fortaleza de nuestra fe. Y realmente entramos a esto la semana pasada, sólo quiero tocar esta. Las pruebas vienen para probar la fortaleza de nuestra fe.

Hay una gran ilustración de esto en 2 Crónicas 32:31, no necesita buscarlo. Le voy a citar esa parte del texto. Se relaciona con Ezequías, quien era rey. Y de Ezequías dice, escuche: “Dios lo dejó para probarlo a fin de saber todo lo que había en su corazón.” ¿Escuchó eso? Dios lo dejó para probarlo a fin de que supiera todo lo que había en su corazón. ¿Para que pudiera saber quién? Bueno no Dios, Dios no necesitaba saber mediante la prueba lo que estaba en el corazón de Ezequías, Él es omnisciente, ¿verdad?

¿Dios tiene que probarlo a usted para descubrir lo que hay en su corazón? ¡No! Dios no necesita probarnos para descubrir lo que hay en nuestro corazón. Dios nos prueba para que podamos descubrirlo nosotros. En otras palabras, Él nos ayuda al hacer ese inventario espiritual. Él nos ayuda para examinarnos a nosotros mismos. Necesito saber y usted necesita saber la fortaleza de nuestra fe. Y entonces, Dios trae pruebas a nuestras vidas para demostrarnos la fortaleza o la debilidad de nuestra fe. Si usted en este momento está enfrentando una prueba severa, eso le está demostrando la fortaleza o debilidad de su fe, ¿no es cierto? Si usted está levantando su puño contra Dios, si se pregunta por qué está pasando, si usted se está enojando todo el tiempo y preocupándose. Si usted está en ansiedad desde la mañana hasta la noche hay una buena indicación de que usted tiene una fe débil.

Si, por otro lado, usted está atravesando una prueba y se encuentra a sí mismo descansando en el Señor, habiéndolo dejado en Su cuidado, dejándolo llevar la carga del mismo y a lo largo de su vida está regocijándose lo mejor que puede en una situación difícil, esperando porque Dios le muestre la manera de salir, entonces, usted está viendo que usted posee en la fortaleza de la fe.

Entonces, en un sentido, debemos estar agradecidos por las pruebas porque nos ayudan en el inventario de nuestra propia fe. Eso es muy útil. Siempre quiero saber en dónde está mi fe para que pueda ser más fuerte. Porque entre más fuertes sea mi fe, lo más probable es que sea más útil para Dios.

Cuando Habacuc estaba atravesando el misterio de su propia situación en la promesa devastadora de que los caldeos vendrían y aplastarían a su pueblo, a pesar de todo, él dijo, “aún si la higuera no florece y el fruto no está en la vid y el olivo no produce y en el campo no hay comida y los rebaños son quitados y no hay rebaño en el establo…” En otras palabras, si todo lo que yo conozco como normativo en la vida cesa, aun así me regocijaré en el Señor. Me gozaré en el Dios de mi salvación, “Jehová Dios es mi fortaleza y Él hace mis pies como de ciervas y en mis alturas me hace andar.” Y después, al final él dice: “al cantante principal en mis instrumentos de cuerdas, esto es alabanza. Cántenlo.”

En medio de un misterio imposible de resolver, su confianza nunca si titubeó. Y en medio de esto, él supo que tenía fortaleza en su fe. Y entonces, uno de los propósitos de la prueba es revelarle a usted y a mí la fortaleza de nuestra fe para que podamos avanzar a lo largo del camino para alcanzar una mayor fortaleza. Job fue probado. Como resultado de su prueba en el capítulo 42, en ese texto conocido, él dice: “de oídas Te había oído y ahora mi ojo Te ve y me arrepiento. Me aborrezco a mí mismo. Me arrepiento en polvo y cenizas.”

En otras palabras, él dijo, quiero confesar mi pecado. Señor, nunca antes realmente Te había visto como Te veo ahora. Y me doy cuenta de que alguna de las cosas que pensaba de acerca de Ti y dije acerca de Ti y sentí acerca de Ti fueron pecaminosas. Señor, mi fe y sus debilidades han sido reveladas. Entonces, las pruebas vienen como una prueba de la fortaleza de nuestra fe.

En segundo lugar, debemos reconocer que las pruebas vienen para humillarnos. Vienen para recordarnos que no debemos pensar con mayor confianza en nuestra fortaleza espiritual como debiéramos. Está relacionado de cerca con la primera, pero es un poco diferente. Vienen no sólo para mostrarnos nuestra fortaleza, sino que vienen para humillarnos, no sea que pensemos que somos más fuertes espiritualmente de lo que somos.

Esto es ilustrado, creo yo, quizás de la manera más vívida como en cualquier otro lugar en las Escrituras en el maravilloso testimonio de Pablo en 2 Corintios 12, usted sabe. Él dice en el versículo 7: “no sea que me enaltezca en sobremanera.” En otras palabras, a menos de que yo tenga un concepto más alto de mí del que debo pensar, debido a la abundancia de revelaciones y por haber sido arrebatado al tercer cielo y todas las cosas que Pablo pudo hacer y el poder del Espíritu, milagros y señales y maravillas y obras poderosas y revelaciones que le vinieron a él por parte de Dios. Y en medio de todas estas cosas, él bien pudo haberse exaltado en su propia mente. “Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en la carne para afligirme.” Simplemente, para abofetearme todo el tiempo, no sea que me exalte de sobremanera.

Y debemos reconocer que Dios permite pruebas en nuestras vidas, especialmente cuando somos bendecidos en lugares de servicio espiritual para mantenernos humildes, no sea que pensemos, que tenemos tengamos más confianza en nuestra propia fortaleza espiritual de lo que debiéramos y comencemos a sentirnos como si fuéramos invencibles.

Hay una tercera razón conforme pensé en estas cosas y estas realmente son mis propias reflexiones. Estoy tratando de verlas desde el punto de vista bíblico y personal. Yo creo que el Señor trae pruebas a nuestras vidas también para alejarnos de cosas mundanas. Para alejarnos de cosas mundanas.

¿Alguna vez, se ha dado cuenta de que conforme pasan los años, y ha acumulado más cosas, más muebles o autos o casas o cuentas de banco o lo que sea, más éxito ha tenido, más cosas mundanas ha hecho, ha estado aquí y ha estado allá, ha viajado, ha visto esto, ha oído aquello, ha notado que conforme eso ha pasado en su vida, esas cosas comienzan a tener menos y menos importancia? Hubo un tiempo usted cuando usted pensaba que eran las cosas más deseables en la vida; y ahora, usted ya no piensa eso porque no han podido satisfacer o enfrentar o ayudarle con lo que realmente importa en la vida. Realmente, no resuelven problemas profundos. Grandes ansiedades, heridas; y cuando las pruebas vienen a su vida y cuando usted busca todas estas cosas mundanas y no hacen diferencia alguna y no significan absolutamente nada, esa prueba lo está alejando de esas cosas. Porque está demostrando su incapacidad total de resolver algún problema. O de proveerle algún tipo de recurso real en un tiempo de estrés. Necesitamos ser alejados de eso.

Felipe, usted sabe, en Juan 6. Él viene a Jesús y dice: “¿cómo vamos a encontrar pan para alimentar a estas personas?” Está mirando las cosas desde un punto de vista mundano. “No hay tiendas por aquí y no hay suficiente pan de cualquier manera.” Tenemos a una multitud aquí, una multitud enorme. “¿Cómo vamos a conseguir alimento para cinco mil hombres más las mujeres y los niños?”

Y entonces, él dice: “bueno, Felipe, tú dime, ¿dónde vamos a comprar pan?” Y dice en el versículo 6: “y esto lo dijo para probarlo.” Quería saber si Felipe iba a buscar recursos mundanos. Y claro, así lo hizo. Pero no sirvió de nada en este punto porque el Señor entonces creó una comida y rápidamente, alejó a Felipe de las cosas mundanas y los satisfizo con las cosas espirituales.

Pienso en Moisés, ¿se acuerda ahí en el capítulo 11 de Hebreos, versículo 24 al 26? Él había sido criado en la casa del faraón. Él había sido criado como un príncipe en Egipto. Durante 40 años, él fue educado. Él literalmente estaba la línea de la familia del faraón para la providencia. Él había alcanzado el ápice de la sociedad egipcia, la cual estaba en la cúspide del mundo. Toda la educación, todo el dinero, todo el prestigio, todo el honor, todo el éxito, toda la comodidad estaba ahí en sus manos. Pero él consideró el menosprecio de Cristo, el ungido del Señor, riquezas mayores que los tesoros de Egipto.

Como puede ver, él había quitado sus ojos de todo eso y él había comenzado estar preocupado por la prueba de su pueblo. Y el Señor utilizó esta prueba para alejarlo de las cosas mundanas. Las pruebas van a hacer eso.

Hay un cuarto, creo yo, propósito en las pruebas. Creo que nos llaman a lo que podríamos llamar una esperanza eterna. Las pruebas en la vida, no sé cómo operan para usted, pero sé que operan así en mi vida. Las pruebas en mi vida tienden a hacerme querer ir al cielo. ¿Alguna vez ha notado eso? Eso es lo que estoy diciendo. No quiero hacerlo demasiado difícil, es bastante simple. Nos llaman a una esperanza eterna. Como el querido hombre que me escribió la carta.

Y dijo que ella murió en sus brazos, “¡gracias al Señor con un Salvador que conquistó la muerte!” De pronto, el cielo para él es más dulce de lo que jamás ha sido. La pequeña familia que perdió a dos hijas, para ellos, el cielo es más dulce de lo que jamás ha sido. Y tienen una nueva manera, una nueva falta de interés en el mundo pasajero. ¿No diría usted si usted ha perdido a un ser querido? Si las personas más preciadas en su vida y la persona más preciada en su vida, el Señor Jesucristo y si las posesiones más preciadas en su vida han sido colocadas como tesoros en el cielo, usted va a tener una relación muy, muy distante con este mundo pasajero.

Entonces, las pruebas tienden a mostrarnos la bancarrota de los recursos humanos y a alejarnos del mundo en cierta manera, nos dirigen hacia la esperanza celestial. Romanos 8, entre muchas Escrituras que podrían ser señaladas, simplemente para apoyar este pensamiento. En Romanos, capítulo 8 dice: “el Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios y si hijos, entonces herederos. Herederos de Dios y coherederos con Cristo. Si sufrimos con Él para que también seamos glorificados con Él. Y considero los sufrimientos del tiempo presente no dignos de ser comparado con la gloria que será revelada en nosotros.”

Conforme enfrento el sufrimiento, Pablo dice, simplemente me vuelvo más y más hambriento por la gloria. Y veo a la creación entera gimiendo y esperando la esperanza, esperando la gloriosa, versículo 21, liberación de los hijos de Dios. Y después, en el versículo 24 o 23, él dice “estamos gimiendo esperando la redención de nuestro cuerpo,” versículo 24, “somos salvos en esperanza.”

Entonces, enfrentamos pruebas. Las pruebas nos dan un deseo mayor por aquello que es eterno. Nos ayudan a anhelar la ciudad eterna. Colocan nuestros deseos en las cosas de arriba. Eso es algo espiritual muy importante. Nos hacen pensar en cosas divinas, cosas celestiales. Y eso es lo que Pablo dijo en 2 Corintios 4:16: “Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria.”

Y después, dice esto: “no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” ¿Cómo es que llegó a tener ese tipo de actitud? Oh, es muy fácil. Simplemente, regrese al versículo 8: “…estamos atribulados en todo… somos perseguidos… llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús.” Versículo 12, “De manera que la muerte actúa en nosotros.” Él está atravesando tantos problemas que no es sorprendente que no le guste el mundo. Él preferiría estar en la gloria.

Entonces, como puede ver, las pruebas tienen un propósito muy, muy útil. Prueban la fortaleza de nuestra fe, nos humillan, no sea que tengamos más confianza en nuestra fortaleza espiritual de lo que debiéramos. Nos alejan de cosas mundanas y nos llaman a una esperanza celestial.

En quinto lugar, las pruebas también cumplen un propósito muy importante porque revelan lo que realmente amamos. Revelan lo que realmente amamos. ¿Podría haber habido algo más querido para Abraham que Isaac? ¿Algo? ¿Es cuestionable que algo pudiera haber sido más querido por él que Isaac? ¿Algo de este mundo? Ciertamente, Dios estaba más cercano a él que Isaac, pero esa fue la prueba. Descubrir si él amaba a Isaac más de lo que amaba Dios o si él amaba a Dios más de lo que amaba a Isaac. Ésa era la prueba.

Como puede ver, las pruebas revelarán lo que usted realmente ama por cómo usted reacciona. Como puede ver, si usted ama de manera suprema a Dios, usted le dirá: “gracias, Dios, por lo que Tú estás logrando, cumpliendo a través de esto. Ayúdame a ver eso. Y Te doy la gloria a través de lo que Tú estás permitiendo que suceda.”

Pero si usted realmente se ama si mismo más que a Dios, usted dirá: “Dios, ¿por qué haces esto?” Usted se va a enojar y usted se va a molestar y usted se va a amargar y usted estará lleno de ansiedad.

Como puede ver, hay un sentido en el que, si algo está más cercano a usted que Dios, entonces, Él lo tiene que quitar. Él lo tiene que tener. Entonces, en mi propia vida sólo quiero asegurarme que nada esté más cerca de mí que el Señor, porque no quiero que lo quite. No que siempre lo haga.

Estaba pensando en esto leyendo ahí en el Pentateuco un poco y llegué a Deuteronomio, capítulo 13, versículo 3: “no escucharás las palabras de ese profeta o ese soñador de sueños.” Este sería un falso profeta. “Porque Jehová tu Dios,” escuche esto, “te prueba para saber si amas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.” ¡Guau! El Señor está probándote para ver a quién amas en realidad. Si lo amas a Él con todo tu corazón y con toda tu alma, en Lucas 14:26: “… si alguno viene en pos de Mí y no aborrece a su padre y madre y esposa e hijos y hermanos y hermanas y también su propia vida, él no puede ser,” ¿qué?, “Mi discípulo. Y el que no lleva su propia cruz y viene en pos de Mí no puede ser Mi discípulo.”

Ahora, ¿qué es lo que está diciendo? ¿Está diciendo literalmente que es algo cristiano el odiar a todo el mundo, incluyéndote a ti mismo? No. Lo que él quiere decir con esto es que, si usted no ama a Dios, al grado que usted de manera dispuesta, si es necesario, se distancia del padre, madre, esposa, hijos, hermano, hermana y aún su propia vida, entonces no ama a Dios de manera suprema. Usted no es digno de ser Su discípulo.

¿Qué quiere decir aislarse, distanciarse? Queremos decir que usted va a hacer la voluntad de Dios en primer lugar y sobre cualquier otra cosa, sin importar lo que apela a aquellos que están cerca de usted. No importa lo que le importa a su padre o a su madre o a su esposa o a su hijo o a su hermano o a su hermana o a su propia carne. Usted hará la voluntad de Dios sin importar lo que ellos quieran, porque ahí está su amor supremo.

Dios quería, en el caso de Abraham, que Abraham y todos nosotros supiéramos a quién amaba Abraham más. Él le dijo a él: Isaac, tu único hijo a quien amas. Abraham pasó la prueba. ¿A quién amaba Abraham más que cualquier otra persona? A Dios. Y ése es el valor de la prueba. Abraham descubrió que él amaba a Dios más que a cualquier otra persona. Y todo el mundo supo eso. Es tan importante señalar eso. Cuando usted atraviesa una prueba, descubra lo que revela acerca de su amor.

Hay un sexto propósito en las pruebas que realmente es muy, muy útil. Y es el siguiente: las pruebas nos enseñan a valorar la bendición de Dios. Las pruebas nos enseñan a valorar la bendición de Dios. Nos enseñan a valorar la bendición de Dios.

La razón, la razón nos enseña a valorar el mundo. Los sentimientos, nos enseñan a valorar el placer. La fe, nos dice que valoremos el mundo de Dios. La Palabra de Dios. El favor de Dios, la bendición de Dios. La razón dice ‘aprovecha lo más que puedas del mundo’. El sentimiento, dice ‘encuentra el placer a costa de lo que sea’. La fe dice ‘obedece la palabra de Dios y se bendecido’.

Como puede ver, las pruebas nos enseñan la bendición de la obediencia. En medio de una prueba, obedecemos y somos bendecidos. Eso es lo que buscan enseñar. Nos muestran que la obediencia a costa de lo que sea trae la bendición de Dios.

El salmista dice en el Salmo 63:3, y esto a partir de la experiencia personal, “porque Tu misericordia es mejor que la vida, mis labios que alabarán.” Dios, he visto Tu misericordia y es lo mejor que hay. Lo mejor que hay. Jesús es el ejemplo perfecto de esto en Hebreos 5. En los días de Su carne, Él ofreció oraciones, súplicas con clamor, con lloro fuerte y lágrimas a Aquel que era poderoso para salvarlo de la muerte. Jesús está atravesando la prueba del huerto. Eso es lo que ahí se retrata ahí. Y Él estaba sudando gotas de sangre, llorando y clamando porque Dios lo librara. Y Él fue oído en que Él temía; y aunque Él fue Hijo y uno amado, sin embargo, Él aprendió la obediencia por las cosas que sufrió.

“Y habiendo sido perfeccionado, se volvió el Autor de la salvación eterna todos los que le obedecen.” Y escuche, mediante el sufrimiento Él fue obediente y Dios lo exaltó. Filipenses 2 lo dice de otra manera. Él fue humillado. Tomó la forma de hombre, se ofreció a sí mismo en muerte y Dios lo exaltó hasta lo sumo. Las pruebas nos colocan en medio del sufrimiento para que obedezcamos en el sufrimiento y entonces, recibamos la bendición completa de Dios.

Yo diría que cuando usted atraviesa una prueba, si usted aprende a obedecer a Dios, usted experimentará la emoción de Su bendición. Ésa es Su promesa.

Permítame darle dos más que son propósitos del sufrimiento. Número siete: el sufrimiento viene, y este es un propósito de mucho, mucho valor, el sufrimiento viene para capacitarnos para ayudar a otros en su sufrimiento. Algunas veces, cuando viene el sufrimiento viene, quizás no tenga ningún otro propósito que capacitarme mejor para ayudar a otros en su sufrimiento.

Yo pienso en eso con respecto al capítulo 22 de Lucas, en donde Jesús le dice a Pedro y el Señor le dijo: “Simón, Simón, he aquí Satanás os ha deseado para zarandearos como a trigo.” Satanás te va a tomar y te va a sacudir. “Y Yo he orado por ti, que tu fe no falle.” Ahora escuche esto, “para que cuando tú te vuelvas,” tú salgas de esto. Él dice: “fortalezcas a tus hermanos.” Ahí está. Un propósito maravilloso.

Es como Jesús en Hebreos capítulo 4, Hebreos, capítulo 2, también. Quien se convierte en un sumo sacerdote misericordioso y fiel que es poderoso para ayudar a aquellos que vienen a Él porque Él ha enfrentado toda prueba que nosotros hemos enfrentado, ¿verdad? Eso es lo que lo hace a Él un sumo sacerdote fiel y misericordioso. Entonces, enfrentamos pruebas con el propósito de poder ayudar a otros. ¡Qué maravilloso! ¡Cuán maravilloso es que Dios nos permita atender por la experiencia para instruir a otros!

Y después, finalmente, el octavo. Y esto nos lleva al pasaje. Tendremos que esperar una semana, pero en octavo lugar, las pruebas vienen para desarrollar fortaleza perseverante para una mayor utilidad. Vienen para desarrollar fortaleza perseverante para una mayor utilidad. De nuevo, Thomas Menton dijo y cito: “cuando todas las cosas están en silencio y cómodas, vivimos por los sentidos en lugar de vivir por la fe. Pero el valor de un soldado nunca es conocido en tiempos de paz.” Fin de la cita. Tiene razón, el valor de un soldado nunca he conocido en tiempos de paz.

Dios tiene Su propósito en la prueba. Y con la misma, nos dará mayor fortaleza. Conforme usted atraviesa una prueba, sus músculos espirituales son ejercitados. Usted se fortalece para la siguiente. Eso significa que usted puede enfrentar un enemigo mayor. Eso significa que usted es más útil. Usted atraviesa otra prueba, y otra prueba y otra prueba. Y todas esas lo están fortaleciendo, fortaleciendo, fortaleciendo, hasta que ahora, su utilidad se está incrementando y su fortaleza lo hace más útil. Y entonces, entre más útil usted es, más es usado. Y entre usted más usado es, más logra en el poder del Espíritu para la gloria de Dios.

Entonces, permítame resumirlo. ¿Cuál es el propósito de Dios conforme Él nos prueba? En primer lugar, para probar la fortaleza de nuestra fe. Para que podamos saber en dónde está nuestra fortaleza o no lo está. En segundo lugar, para humillarnos, no sea que lleguemos a tener más confianza en nuestra propia fortaleza espiritual de lo que debiéramos. En tercer lugar, para alejarnos de cosas mundanas. En cuarto lugar, para llamarnos a una esperanza celestial para que vivamos enfocados en lo de arriba y no en lo de abajo. En quinto lugar, para revelarnos lo que realmente amamos. En sexto lugar, para enseñarnos a valorar la bendición de Dios y a valorarla conforme viene a nosotros en los tiempos de sufrimiento. En séptimo lugar, para capacitarnos para ayudar a otros en sus pruebas. Para sobrellevar los unos las cargas de los otros. Y en octavo lugar, para desarrollar una fortaleza perseverante para una mayor utilidad, para que Dios nos pueda colocar en lugares más importante de ministerio y eficacia.

Ahora, todos estos son propósitos que valen la pena. Todos estos encajan en el plan de Dios por Su gracia. Pero la pregunta todavía está en su mente, como en la mía, muy bien, van a venir.

Regresemos a Santiago 1 simplemente para un pensamiento de conclusión. Dice que van a venir. La prueba de su fe va a venir, versículo 3. Versículo 12: “bienaventurado es el hombre que soporta la prueba, después de que es probado, va a ser recompensado.” Van a venir, no hay manera de evitarlas. Y podríamos decir: “sé que van a venir y sé que todos estos son los propósitos de Dios en ellos y Él quiere cumplir todo eso. Puedo entender eso. Pero todavía no responde la pregunta: ¿cómo enfrento eso cuando estoy en medio de ellas? ¿Cómo las atravieso?” Está bien tener todo esto en una lista en mis notas del sermón, pero ¿cómo enfrento esa prueba?

Y ahí es donde es donde Santiago 1, 2 al 12 realmente habla. En primer lugar, se necesita una actitud gozosa. El primer medio para perseverar en una prueba es una actitud gozosa. “Hermanos míos tened por sumo gozo.” La segunda es una mente que entiende, “sabiendo esto, que esta prueba está produciendo algo.” La tercera es una voluntad sumisa. “Mas tenga la paciencia su obra perfecta.” En otras palabras, deje que suceda porque Dios está operando. Está llevando a cabo Su obra. La cuarta en los versículos 5 al 8 es “un corazón que cree.” Pídale a Dios lo que necesita y pida, versículo 6 dice, en ¿qué? En fe. Usted debe tener un corazón creyente, que cree, para creer que Dios tiene un propósito y que Él suplirá todo lo que usted necesita para esa prueba. Un corazón que cree.

Y finalmente, en los versículos 9 al 11, “un espíritu humilde”. Un Espíritu humilde. Usted persevera en medio de las pruebas con una actitud gozosa, una mente que entiende, una voluntad sumisa, un corazón que cree y un espíritu humilde.

Ahora, la próxima vez, vamos a ver esas últimas dos. Un corazón que cree y un espíritu humilde. Sólo quería prepararlo y que se diera cuenta de que vamos a ver verdades muy, muy emocionantes, en donde habla acerca de pedirle a Dios sabiduría, en donde habla acerca de pedir en fe, sin dudar. Habla acerca de un hombre de doble ánimo y cómo ese hombre pierde todo de Dios. Y después, vamos a ver esa área entera de un espíritu humilde y qué función tiene en la perseverancia.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
DERECHOS DE AUTOR © 2016 Gracia a Vosotros
Usted podrá reproducir este contenido de Gracia a Vosotros sin fines comerciales de acuerdo con la política de Derechos de Autor de Gracia a Vosotros.