9/9 – En medio de la tormenta

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Castillo fuerte es nuestro Dios | Salmo 46

9/9 – En medio de la tormenta

Nancy Leigh DeMoss

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/en-medio-de-la-tormenta/

Espaillat: La Biblia dice que Él es nuestro Refugio. ¿Acaso significa esto que Él no permitirá que experimentemos problemas?

Aquí está Patricia de Saladín, hoy con un grupo de hermanas para hablar sobre esta serie que Nancy concluyó ayer, Castillo fuerte es nuestro Dios.

Patricia de Saladín: Dios usa esos eventos que nos voltean el mundo al revés para llevarnos a aferrarnos a Él, y nos muestra todos esos ídolos que tenemos en nuestros corazones para que nosotros derribemos esos altares y simplemente nos aferremos a Él—nuestro refugio, nuestra fortaleza, nuestra pronta ayuda.

Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss, hoy con Patricia de Saladín y algunas invitadas.

Ha sido un tiempo maravilloso el que hemos tenido al estudiar esta serie de Castillo fuerte es nuestro Dios. Nancy nos ha venido preparando para las tormentas de la vida, tormentas que nos sobrevendrán inevitablemente mientras vivamos en este mundo. Si te has perdido uno de los programas anteriores de esta serie, puedes encontrarlo al visitar AvivaNuestrosCorazones.com.

La serie estuvo basada en el Salmo 46, y Nancy nos ofreció perspectivas frescas con relación a este hermoso y confortador texto. Nos habló acerca del valor de cantarle al Señor en medio de la tormenta y también nos mostró la forma como el Salmo 46 compara la bondad del Señor con un río.

Escuchemos ahora de Patricia y sus invitadas y seamos edificadas al ver como Dios fue Castillo fuerte para ellas en diversos momentos de sus vidas.

Con ustedes Patricia.

Patricia: Hoy tenemos con nosotros en Aviva Nuestros Corazones tres buenas amigas que nos acompañan, ellas son: Maggie de Michelén, Elba de Reyes y Mayra de Ortiz. Gracias por estar con nosotros hoy, bienvenidas a Aviva Nuestros Corazones.

Al terminar esta serie del Salmo 46, un Salmo tan conocido de las Escrituras y que ha sido de tanta bendición para tantos creyentes a través de la historia, hoy queremos escuchar de estas hermanas que han estado escuchando estas enseñanzas, y cómo el Salmo ha sido de aliento para ellas.

Mayra, ¿qué ha sido lo más relevante para ti de todo esto del Salmo 46?

Mayra: Gracias Patricia, para mí es una gran bendición poder compartir en este día con ustedes, y te digo que me ha encantado esta serie basada en el Salmo 46, ya que viene a mi memoria el corito que aprendí y cantaba constantemente cuando conocí al Señor hace 12 años a través de una fuerte tribulación que muchos de ustedes ya conocen—ya que el testimonio de Federico y mío (mi esposo) se ha compartido a través de la página de Aviva Nuestros Corazones así como la de Revive Our Hearts. (Puedes verlo AQUÍ)

Es increíble cómo cantar este Salmo me llenaba de fortaleza, ya que esas palabras se hacían vida en mí. Era justo lo que yo necesitaba creer—que Dios era mi refugio y mi fortaleza, mi pronto auxilio en medio de mi tribulación. Definitivamente, cantar cuando estás en medio de las tormentas de la vida —que es una manera de expresar nuestra fe—, pero realmente yo terminaba fortalecida en el Señor.

Patricia: Y cantar muchas veces no parecería lo natural en un momento de tribulación…

Mayra: ¡Así mismo es!

Patricia: …Pero sin embargo Dios obra a través del canto en la tristeza.

Mayra: Eso es increíble, cómo yo repetía cantando y eso me llenaba de esa paz que sobrepasa todo entendimiento, que viene del Señor.

Estudiando este Salmo, realmente entendemos que en su contenido y todas sus expresiones nos da la fórmula con la cual aquél que está afligido puede encontrar esperanza; aquél cuyo corazón está abatido puede encontrar una luz de consuelo para su vida. Y esto se hizo real para mi propia vida en esos años de fuerte tribulación.

Elba: En mi caso, Mayra, Patricia y Maggie, los últimos ocho años de mi vida han sido llenos de terremotos espirituales, emocionales, tsunamis financieros que han arrasado con —muchas veces— todo lo que teníamos, y hasta nos dejaron sin nada. Tormentas de salud que en un momento nos arrebataron casi —prácticamente— la vida de uno de nuestros hijos. Pero en medio de esos momentos oscuros y de dolor, este Salmo ha sido mi consuelo y una columna de apoyo para mi fe.

En un momento en que estábamos atravesando una situación muy fuerte, y yo estaba oyendo esta serie precisamente cuando se estaba transmitiendo en inglés en Revive Our Hearts, nosotros estábamos atravesando por un período muy difícil como familia. Mi hijo menor estaba atravesando por una depresión y yo muchas veces no tenía la respuesta, no sabía qué hacer, y me encontraba clamando al Señor y solamente pudiendo acudir a Él y a Su Palabra.

El versículo 11 era mi refugio en este Salmo. Recuerdo que aprendí —leyéndolo— que en una muralla existe una parte llamada el baluarte. Y en este Salmo dice, “El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro baluarte es el Dios de Jacob”.

Y ese baluarte es esa pequeña garita en la muralla. Es esa garita de protección donde la muralla recibe el mayor impacto del ataque. En momentos de dolor y de desesperación muchas veces, o de incertidumbre —de no saber qué hacer— yo sabía que mi refugio era el Señor y que Su Palabra tenía todas las respuestas para mí. Y esperar en Él y en Su Nombre, en el carácter de Su Nombre —lo que Su Nombre transmitía en esta Palabra— era mi fortaleza.

Maggie: Yo podría agregar a esto que realmente, durante los últimos 14 años, mi vida ha sido zarandeada de muchas formas. Primeramente con mi propia salud en cuanto a que he tenido problemas severos con la menopausia, con la tiroides y con la fibromialgia.

A todo esto, en estos momentos de grandes cambios, sucedió algo terrible en nuestra familia en el 2004 que fue la muerte de nuestro sobrino Gamal Nasser. Esa noche yo sentí que todo el piso de abajo me fue removido. Sin embargo nosotros acudimos a ese Dios, a ese Dios cercano y pronto que nos ayudó en semejante tribulación.

Fue una pérdida dura, y creo que ha habido un antes y un después de tal pérdida porque aún yo siento que mi propia salud —mi propia condición física— cambió, a través de ese gran sufrimiento.

El otro sufrimiento fue en el 2012 cuando mi hermano recibió un impacto de bala de manos de unos asaltantes y realmente cuando uno se enfrenta a este tipo de…de males que tú no puedes controlar, lo único que tú puedes hacer es mirar al cielo, y mirar a ese Dios de pacto, al Dios de Jacob, que así como estuvo con todos nuestros antepasados, ha prometido estar con nosotros.

Y ese Señor es Jehová de los ejércitos, es un Nombre maravilloso—pensar en Jehová de los ejércitos, en ese Dios viviente que interviene en la historia humana y de Su pueblo, el que está más allá de todas las fuerzas humanas y sus milicias, más allá de las fuerzas del cielo y de la tierra, y que ellas están bajo Sus órdenes, y es el que tiene el dominio—es lo que lleva a temer, aun en medio de esas oscuridades. De esas noches oscuras cuando solamente Dios nos puede dar Sus cánticos.

Jehová de los ejércitos es el Dios que está con nosotros. Y porque Él es por sobre todo, a Él podemos llevarle todas nuestras cargas, todas nuestras oraciones. Porque Él es digno de confianza y Él es capaz de todas las cosas.

Patricia: A mí me encanta que el Salmo dice que Dios es nuestro amparo, nuestra fortaleza, nuestro pronto auxilio. O sea que no estamos solas, no es solamente mi amparo, mi fortaleza, mí refugio, sino que unas a otras nos damos ese aliento necesario para llevar en esta vida todos esos ataques, todas esas tormentas.

No importa lo que suceda tenemos a ese Dios como refugio y tenemos el consuelo de escuchar esto que está sucediendo—que nos sucede unas a otras—. Como dice la Escritura, ‘”No nos ha sobrevenido nada que no sea común a los hombres”. Y así como Dios consuela —te consoló a ti, te consoló a ti Elba, Maggie, Mayra—, a través de esas tribulaciones Dios es cercano a todas aquellas que se acerquen a Él buscando en Él ese refugio en medio del turbión.

Mayra: Sí Patricia, y en ese versículo 11 que dice, “El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro baluarte es el Dios de Jacob”, como dice Maggie, o sea, Él no dice nuestro baluarte es el Dios de Abraham ni de Isaac —como comenta Nancy en uno de sus programas— sino que dice “de Jacob” y Jacob fue un timador.

A mi mente venía en mi tribulación, lo que había acontecido con mi esposo, y las cosas que él había hecho que ofendían a Dios y que nos llevaron a tantos y tantos problemas. Pero entendimos que nuestro bienestar no dependía de nuestra fidelidad o del carácter, sino del de Dios. El Señor de los ejércitos, el todopoderoso, el Dios de Jacob, había pactado ayudarnos por Su amor y Su misericordia; y al poner nosotros nuestra fe en Cristo —en ese momento tan difícil— donde nosotros caminamos en valles de sombra de muerte, ese Dios fue nuestra fortaleza y nunca nos dejó.

Elba: Eso me recuerda, Mayra, que meditar en los nombres de Dios a los cuales hace mención el primer programa de esta serie… Dios se presenta en este Salmo como el Eliom, el Altísimo; Elohim, el Creador; Él se presenta como Yahweh, el Señor; Él es Jehová de los ejércitos que está con nosotros; El Shaddai, el que nos cuida.

Yo recuerdo que yo escuché ese solo programa unas dos o tres veces. Recordar esas verdades, saber la verdad de Su nombre, de Su carácter, Él era en medio de mi caos. Él reinaba en medio de cualquier situación que yo pudiera estar viviendo. Y yo recuerdo una frase que se convirtió en un lema, era como una frase de batalla, “Dios no estaba mirando para ningún otro lado cuando un evento venía a mi vida”.

Cuando las pruebas vienen una detrás de otra y no hay descanso para ti porque las aflicciones no cogen vacaciones, no toman día de descanso, y a veces Dios permite en la vida de Sus hijos tiempos en los cuales una prueba sucede a la otra y nosotros no tenemos respuesta. La respuesta está en que Dios es bueno y que Él está permitiendo estas cosas para formar a Cristo en nosotros.

El meditar en estos nombres me llenaba de paz, yo sabía que Él estaba reinando en mi vida y en mis circunstancias.

Maggie: Podríamos añadir a eso que es inevitable que la guerra, la destrucción, las pruebas, las tribulaciones lleguen a nuestras vidas. Pero recordar que la victoria final es de nuestro Dios y que todos los que nos acosan con males —ya sea Satanás, el mundo, aun nuestra propia carne— ellos quedarán en silencio cuando nuestro Dios maravilloso se manifieste, cuando el Todopoderoso se manifieste y por tanto, ahí nosotros podremos estar quietos y tranquilos esperando en el Señor que nos dará la salida.

Elba: Amén, amén. “El llanto puede durar toda la noche…” —dice el Salmo 30—.

Todas: “…pero a la mañana vendrá el grito de alegría”. Amén.

Patricia: Muchas veces la noche puede ser literalmente horas, a veces pueden ser semanas, otras veces años. Y no sabemos el tiempo que dura esa noche, pero sabemos que tenemos a ese Dios que ha dicho ciertísimamente que en el mundo tendremos aflicción.

Es algo inevitable, nosotras—ningún ser humano que ha vivido o que vivirá va a pasar por este mundo sin tribulaciones. Pero el Señor, el Señor es nuestro refugio y nos ha dejado —en Él— cómo pasar por medio de la tribulación, y realmente encontrar en Él todo lo que necesitamos para vivir esta vida presente.

Mayra: Así es. Y fíjense como los versículos 2 y 3, que él dice, “Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios, y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares; aunque bramen y se agiten sus aguas, aunque tiemblen los montes con creciente enojo”. ¡Eso es un caos! O sea, es un caos de la naturaleza, verdad—pero en el momento de mi situación yo tenía un caos, una tribulación, una confusión. Pero el Señor me decía, “Yo soy tu refugio y tu fortaleza, tu pronto auxilio en tu tribulación”.

Y yo cantaba, aunque la tierra tiemble, ¡tenemos que cantar! Y eso me fortalecía porque yo estaba en medio de lo que es literalmente un temblor.

Elba: Eso me recuerda Mayra—en uno de los programas de Aviva Nuestros Corazones, Kim Wagner compartió una frase que para mí…impactó mi vida. Yo la escuché estando en mucha aflicción, y ella decía que, “De este lado del cielo solamente podemos alabar a Dios en medio de la aflicción, porque en el cielo lo adoraremos sin dolor”.

Y eso me llenaba de ánimo para alabar a Dios en medio del dolor, alabarlo por Su grandeza, por Su fidelidad, por Su protección; porque ninguna de ellas faltaron en ningún momento.

Patricia: Y realmente a mí me da tristeza confesar que en muchas tormentas, muchas veces, nuestra reacción natural no es correr inmediatamente a Dios como nuestro refugio. Nosotras sabemos que tenemos ese refugio, pero mi reacción natural ha sido muchas veces el tratar de resolver la situación en mis propias manos o a ponerme ansiosa o temerosa y a dudar de la bondad, de la fidelidad de Dios—de la fortaleza y firmeza de ese Refugio.

Pero si ese es tu caso el día de hoy —al igual que yo y al igual que nosotras que estamos aquí— podemos venir al Señor confesando nuestra incredulidad y nuestra falta de fe y aferrándonos a Él por la fe. Porque Él dice que si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos.

Así que Dios usa esos eventos que nos voltean el mundo al revés para llevarnos a aferrarnos a Él, y nos muestra todos esos ídolos que tenemos en nuestros corazones para que nosotros derribemos esos altares y simplemente nos aferremos a Él—nuestro refugio, nuestra fortaleza, nuestra pronta ayuda.

Elba: Precisamente eso fue lo que pasó conmigo. Yo sé que en el inicio— en el inicio de todo este trato de Dios conmigo con estas pruebas, ellas lo que hicieron fue revelar los ídolos que había en mi corazón. Muchas cosas, aunque eran buenas o lícitas, no ocupaban el lugar correcto en mi corazón o en mis afectos y Dios estaba llamando mi atención a través del dolor; él era Su megáfono, como dice C. S. Lewis.

Y como Dios hizo con el pueblo de Israel, lo estaba haciendo conmigo. Él me llevó por un camino desierto y me alimentó con un maná que yo no conocía, me vistió, me calzó, y me humilló y me probó para que yo supiera lo que había en mi corazón. Al igual que Israel, Él me estaba instruyendo como un Padre lo hacía con su hijo.

Y mis ídolos salieron a relucir—eran la comodidad, el dinero, lo que este dinero podía adquirir, el control de mi pequeño mundo, la autosuficiencia, la salud, el orgullo, el pensar que yo podía vivir de una manera determinada porque yo trabajaba o mi esposo trabajaba y producíamos, el tener una familia perfecta. Muchas de estas cosas no eran malas pero ocupaban un lugar incorrecto, y Dios quitó a cada ídolo de su pedestal, revelando mi inseguridad, mi temor, mi incredulidad. Y yo caí de rodillas pidiendo perdón al Señor porque yo temía más a mis gigantes que a Su Palabra. Él me humilló y me probó para al final hacerme bien.

Maggie: A mí me maravilla cómo el Señor usa constantemente elementos de la naturaleza y de la vida diaria —como por ejemplo el río, el agua, la sed— para mostrarnos verdades espirituales y mostrarnos lo maravilloso de Su carácter. Vemos que Su agua es gratuita, no se nos cobra para beberla, sin embargo, nosotras muchas veces —como tú decías Elba— buscamos refugios que son la comodidad, el prestigio, la alabanza de los hombres, nuestra seguridad y nuestra autosuficiencia, y también a esas cosas se les puede llamar cisternas rotas que no retienen agua. Sin embargo cuando nosotras vamos a Él, la Fuente de agua de vida, encontramos toda nuestra plenitud, porque Dios quiere que Él sea el todo en nosotras y que toda nuestra saciedad la encontremos en Él.

Me maravilla también como la Escritura en Génesis 2:10 empieza con un río, pero en Apocalipsis 22:1 termina con un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal que salía del trono de Dios y del Cordero. Nosotras lo tenemos todo, porque tenemos a Dios por Padre y a Jesucristo por Salvador. Y solamente le podemos pedir al Señor que nos ayude a evitar la locura de nosotras cavar cisternas para nosotras porque estas jamás van a retener agua y que nuestra fuente sea Él. Así no tendremos sed jamás.

Mayra: Y añadiendo —la importancia de las Escrituras en estos momentos difíciles— yo puedo decir que a través de la lectura de la Palabra de Dios, y en este caso específico del Salmo 46, ocurría que mi esperanza en medio de mi situación no radicaba en conocer el resultado de la misma, sino en conocer al Dios que me llevaba de Su mano a través de ella.

Definitivamente yo puedo decir que, al igual que el salmista, conocí que hay esperanza en la tribulación si concentramos nuestros pensamientos y nuestra atención en Dios. Yo puedo hoy decir que si confiamos en Dios y hacemos lo que Él nos manda, o sea, que somos obedientes a Sus estatutos, no debemos temer absolutamente mal alguno.

Elba: Qué bueno que tú traes a colación las Escrituras Mayra porque realmente, en el tiempo de la aflicción, ese es el único consuelo y la único ancla que tiene un alma que sufre. Realmente el salmista decía, “Este es mi consuelo en la aflicción: que Tu Palabra me ha vivificado”. Y cuando tú estás sufriendo o estás padeciendo, es tu sostén, es lo que te mantiene en pie, y cuando las pruebas no paran —yo estaba convencida y lo estoy— de que es lo único que libro mi alma de la locura… Porque en momentos de gran tribulación, cuando hay pérdidas casi hasta de la vida de uno de tus familiares o de uno de tus hijos—y cuando tú lo pierdes todo y el mundo cambia y lo que es el piso se vuelve techo y el techo se vuelve piso, solo la cordura permanece porque tu alma está afianzada en la palabra de Dios, y porque tú la crees y eso es lo único verdadero.

Maggie: Reparando en el versículo 4, hablando de, “el río de Sus corrientes alegran la ciudad de Dios”, una de las—de los peores y más grandes temores en el tiempo antiguo era que una ciudad se quedara sin provisión de agua cuando esta fuera sitiada, y Jerusalén, que es la ciudad de Dios, no tiene ríos, sin embargo, tiene a Dios mismo.

Esto nos enseña que en tiempos de grandes pruebas personales la gracia que Dios nos da nos hará resistir hasta el final del sitio espiritual en que nos encontremos. Y, ¿qué alegra a esta ciudad? Dios mismo, porque Él está en medio de ella. Podemos decir que Cristo es el que trae alegría a nuestros corazones, mayor que la de aquellos cuando abunda su grano y su mosto.

Mayra: Retomando —Patricia— lo que mencionaste ahorita, este Salmo fue escrito para ser cantado. Y habla de nosotros, o sea, no habla en singular sino en plural. Eso nos manda a que debemos sobrellevar las cargas las unas con las otras. Que la oración colectiva, o sea, la oración en grupo, tiene un poder inmenso para nuestro Dios.

Entonces hermanas, nosotras no estamos solas, nosotros tenemos a Jehová de los ejércitos y tenemos un grupo de hermanas a nuestro lado —cerca, en nuestra iglesia, donde quiera que nos encontremos— que pueden ayudarnos a sobrellevar esas cargas que estamos viviendo.

Patricia: El Salmo 46 tiene también para mí un significado especial, porque el versículo 10 ha sido mi lema desde que yo estoy involucrada en Aviva Nuestros Corazones. Ese versículo dice, “Estad quietos, reconoced que yo soy Dios; yo seré exaltado entre las naciones, yo seré enaltecido entre los pueblos.

Y para mí ha sido un refugio poder descansar en que yo no soy Dios, yo no hago que las cosas sucedan, yo no controlo todo mi medio ambiente, yo no controlo —no solo mi esposo, mis hijos o mis circunstancias— yo no controlo nada que tiene que ver con el ministerio en sí y dónde nosotros podemos llegar como Aviva Nuestros Corazones, Dios conoce mi anhelo, mi anhelo de que este ministerio trascienda por todo el mundo de habla hispana y que todo este consuelo que nosotros hemos compartido hoy—de que Dios es nuestro refugio, nuestro amparo, nuestra fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones, es parte del mensaje que Aviva Nuestros Corazones lleva a las mujeres y Él conoce nuestro anhelo de que esto corra.

Pero esto no va a correr en nuestras fuerzas, nosotros somos muy limitados como seres humanos. Nosotros podemos llegar hasta un tope, pero nuestro Dios que es grande, que es fuerte y poderoso, que es nuestro refugio; Él puede hacer que este mensaje llegue hasta los confines de la tierra. Por eso descansamos en que Él es Dios, no nosotras. Y casi podemos escuchar Su voz diciéndonos: “Quietas, quietas. Yo soy Dios, yo voy a ser exaltado y glorificado, ustedes refúgiense en mí, que yo voy a ser glorificado entre las naciones”.

Oh Señor, gracias porque Tú eres nuestro amparo, nuestro refugio, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Gracias porque Tú no nos dejaste huérfanas, gracias Señor por Tu Palabra, gracias por el Salmo 46, gracias porque Tu Espíritu que mora en nosotras nos guía hacia la Palabra. Gracias porque Tú estás ahí presente, Tú has prometido que nunca nos vas a dejar, que nunca nos vas a desamparar. Que Tú estás con nosotros todos los días hasta el fin del mundo.

Gracias Señor que podemos decir: “Jehová de los ejércitos está con nosotros, nuestro refugio es el Dios de Jacob”. Gracias porque Jesucristo hizo posibles todas estas cosas, Señor, gracias por Él. Y es en Su nombre que te oramos. Amén.

Carmen: Nancy Leigh DeMoss nos ha mostrado a través de esta serie de Castillo fuerte es nuestro Dios, la forma como el Salmo 46 se relaciona con las tormentas de la vida; y hoy Patricia compartió con algunas hermanas y amigas del ministerio acerca de sus propias experiencias con este Salmo tan maravilloso.

Si conoces alguna amiga o algún familiar que pudiera beneficiarse de estas enseñanzas, por qué no le compartes el enlace de este programa. Puedes encontrar cada uno de estos audios y las transcripciones en nuestra página de AvivanuestrosCorazones.com. También encontrarás un blog diario así como artículos de interés y de edificación en tu caminar con el Señor.

Si lo deseas, puedes recibir un correo electrónico diario que te llevará directamente al programa del día y resalta algunos puntos de interés cubiertos por Nancy en el programa. Solo tienes que suscribirte a la “conexión diaria” y con solo visitar nuestra página puedes hacerlo.

Te invitamos para que nos acompañes mañana cuando Nancy inicia una nueva serie titulada Una conversación con Anne Ortlund. Adquiere la sabiduría y la perspectiva de vida que vienen con la edad al escuchar esta serie, no te la pierdas.

Te esperamos mañana en Aviva Nuestros Corazones.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Castillo Fuerte, Studio Musicians, 25 Favoritos Himnos Internacionales ℗ 1994.

Tomado de: Aviva Nuestros Corazones

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

8/9 – Estad quietas

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Castillo fuerte es nuestro Dios | Salmo 46

8/9 – Estad quietas

Nancy Leigh DeMoss

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/estad-quietas/

Leslie Basham: Con nosotras Nancy Leigh DeMoss.

Nancy Leigh DeMoss: El 8 de febrero de 1750, la ciudad de Londres fue afectada con un significativo, aunque no catastrófico, temblor de tierra. En ese momento, John Wesley se encontraba en Londres y decidió registrar el acontecimiento en su diario.  En una parte de sus notas, él escribió este comentario: “De qué forma tan suave Dios ha obrado con esta nación. Que nuestro arrepentimiento pueda prevenir sucesos aún más fuertes en señal de Su descontento”.

Como verás, Wesley creyó que los terremotos, las tormentas, las epidemias y todos los demás siniestros no eran meros accidentes de la naturaleza. Para él, estos eran actos providenciales; y ocurren cuando ninguna otra situación de menor repercusión sirve como advertencia para despertar a las personas de sus estilos de vida de autocomplacencia, y tienen la intención de lograr que consideren seriamente su condición espiritual y su posición frente a un Dios Santo.

Leslie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss, en la voz de Patricia Saladín.

Nancy ha estado en una serie titulada: Castillo fuerte es nuestro Diosbasado en el Salmo 46. Y nos ha estado preparando para cualquier circunstancia adversa como lo fue ese terremoto de Londres en febrero de 1750.

Nancy: Exactamente un mes después, justo el 8 de marzo, el hermano de John, Charles Wesley, se encontraba en Londres cuando un segundo terremoto afectó esa ciudad. Aunque fue un poco más fuerte, tampoco ese evento fue catastrófico. En cuestión de semanas, Charles había publicado un sermón titulado: “La causa y la cura de los terremotos”. Y he leído ese sermón durante los días pasados, y es muy interesante entender como él explica todo esto.

Luego, él también publicó una colección de himnos titulados “Himnos inspirados por el terremoto” (Marzo 8, 1750). Charles Wesley escribió cientos y cientos de himnos, y sabías  que él  llegó incluso a escribir una serie de himnos inspirados por el terremoto.

Los “Himnos inspirados por el terremoto”, eran una advertencia de la gracia de Dios al pueblo británico Dios para que se arrepintieran de sus pecados. La colección termina con un himno basado en el Salmo 46. Es un himno de seguridad que afirma el poder de Dios para proteger a Su pueblo. Me gustaría leerte todo el himno, las doce estrofas, pero no haré eso. Permíteme solo leer la primera estrofa y luego las dos últimas. Si puedes encontrar este himno en Internet, este himno basado en el Salmo 46, escrito por Charles Wesley, notarás que es una inspiración de todo el Salmo 46 que hemos estado estudiando en esta serie.

Aquí esta la primera estrofa:

 “Dios, el omnipresente Dios,

nuestra fortaleza y refugio

listo para soportar nuestra carga,

y llevarnos en Sus manos:

Más listo cuánto más lo necesitamos,

cuando angustiados clamamos a Él,

todos los que en Su misericordia confiamos

hallaremos pronta liberación”.

Este es la primera estrofa, y luego las dos últimas, ellas hacen referencia al Salmo 46 que vamos a ver en esta sesión final. Wesley nos dice:

“Hijos de hombres,

estad quietos y sabed que Yo soy Dios;

y mostraré mi poder Salvador,

y mi bondad daré a conocer;  

todos tendrán que cumplir mi voluntad,

tema el nombre dado a los pecadores,

reverente ante el Señor Altísimo,

el Señor del cielo y de la tierra.

 

Para Su pueblo en peligro,

el Dios de Jacob esta firme,

para sostenernos, hasta que cesen los problemas,

en Sus manos todopoderosas.

Él nos ha mostrado Su poder,

nos ha probado que es nuestro refugio,

el Señor de los ejércitos ama a los suyos

y los amará por siempre. 


Bueno, todo este himno puede sonar algo pintoresco, porque es un himno escrito en inglés con un lenguaje de mediados del siglo XVIII y hace que quizás no podamos tomarle todo el sentido, si visitas AvivaNuestrosCorazones.com y vas al final de la transcripción del programa de hoy, podrás encontrar las doce estrofas de este himno (Disponible en ingles). Puedes leerlo de forma paralela con el Salmo 46 y notarás como el Salmo 46 se refleja en el contexto de este poético himno.

Bueno, a medida que nos acercamos a los versículos finales del Salmo 46, quiero leer a través de todo este salmo. Espero que lo hayas estado leyendo tu misma, quizás memorizándolo, quizás memorizando algunas porciones del mismo, pero vamos a leerlo en su totalidad y luego tomar los últimos dos versículos. Salmo 46:

Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios, y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares, aunque bramen y se agiten sus aguas, aunque tiemblen los montes con creciente enojo.  Selah

Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, las moradas santas del Altísimo. Dios está en medio de ella, no será sacudida; Dios la ayudará al romper el alba. Bramaron las naciones, se tambalearon los reinos; dio Él su voz, y la tierra se derritió. El Señor de los ejércitos está con nosotros; nuestro baluarte es el Dios de Jacob. Selah

Venid, contemplad las obras del SEÑOR, que ha hecho asolamientos en la tierra; que hace cesar las guerras hasta los confines de la tierra; quiebra el arco, parte la lanza, y quema los carros en el fuego.

Ahora llegamos al versículo 10, a una de las frases más conocidas en todo el libro de los salmos:

«Estad quietos, y sabed que Yo soy Dios; exaltado seré entre las naciones, exaltado seré en la tierra. El SEÑOR de los ejércitos está con nosotros; nuestro baluarte es el Dios de Jacob”.

Permíteme preguntarte nuevamente para que repasemos de nuevo el último versículo, el versículo 11: “El SEÑOR de los ejércitos está con nosotros; nuestro baluarte es el Dios de Jacob”.

Espero que en los días por venir puedas escucharte a ti misma diciendo este versículo, una y otra vez, a medida que quizás enfrentemos tormentas o pensemos acerca de alguna de las situaciones adversas que suceden en esta tierra.

Pero ahora, vayamos atrás a ese versículo tan familiar: “Estad quietos, y sabed que Yo soy Dios”. Tú ves ese versículo por todas partes dentro del mundo cristiano. Lo puedes encontrar enmarcado en librerías cristianas, en libretas de notas. En ocasiones podrás ver esta cita bíblica mostrada en un lugar visible en una iglesia, quizás para sugerir que debemos ser reverentes en nuestro culto y en la adoración a Dios. “Estad quietos, y sabed que Yo soy Dios”. De alguna manera nos da un sentimiento de estar en silencio reverente al verlo en esos contextos.

A menudo cantamos esa verdad en los coros, y con el que estoy más familiarizada es con el que repite esa frase una y otra vez. Es una música lenta, meditativa y contemplativa, “Estas quietos y sabed que Yo soy Dios”, esta cita breve, realmente simple, es un estribillo de adoración muy reflexivo.

Bueno, al escucharlo por primera vez “Estad quietos y sabed que Yo soy Dios” suena como si nos estuviera alentando a llevar una vida tranquila y contemplativa. Pensamos en este versículo bíblico como una frase pacífica, que nos calma y nos tranquiliza en momentos en que estamos agobiadas, pasando por momentos de prueba, y es cierto. Pero a medida que he estado estudiando este pasaje bíblico, me he dado cuenta que significa mucho más que eso.

En este contexto, creo que la frase: “Estad quietos y sabed que Yo soy Dios” es en realidad un mandamiento. Es un mandamiento para aquellos que se han estado resistiendo a Dios y amenazando a Su pueblo. Recordemos que este Salmo fue escrito en un intento de ataque contra Jerusalén. Dios había estado dando a Su pueblo razones para tener coraje y fe, para que estuvieran libres de temor, porque Dios es Su refugio. Ellos pueden acudir a Él y ser salvos; Él es Su fortaleza cuando ellos son débiles y cuando ellos son superados en número por el enemigo. Él es Su ayudador cuando ellos son indefensos.

Así que Él ha estado alentando a Su pueblo, pero Él también tiene una palabra para hablar a aquellos que se le oponen, a los enemigos. Él les dice: “Estad quietos y conoced que Yo soy Dios”. Es el equivalente de: Shh, ¡Silencio! ¡Dejen de pelear! ¡Ríndanse! ¡Arrojen sus armas! Es una palabra para el enemigo: “Sabed que Yo Soy Dios”.

Esa palabra sabed es para “identificar, admitir, confesar, reconocer” reconozcan que “Yo Soy el Dios del universo; tú no eres Dios. Yo Soy Dios. Paren de discutir sobre ello. ¡Cedan, ríndanse!”. ¿Te das cuenta como se puede leer esta cita bíblica a los enemigos, a las fuerzas del mal y de la adversidad? ¡Estad quietos! ¡Paren de pelear!

Derek Kidner, quien escribió un maravilloso comentario sobre los Salmos, lo expresó de la siguiente manera acerca de este pasaje:

La ordenanza Estad quietos…..no está en primer lugar dirigida al acusado, sino que es un reproche para un mundo inquieto y turbulento: “¡Silencio!”, de hecho, parece un mandato a otro mar furioso: “¡Paz!” “¡Estad quietos!” Y el final que está a la vista se expresa en términos, no de esperanza de hombres, sino de la Gloria de Dios.

El objetivo es que Dios sea exaltado, que Su Nombre sea reverenciado y que Él sea adorado, que “se doble toda rodilla . . .  Y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para Gloria de Dios Padre (Filipenses 2:10-11). Así que Él habla a las olas, Jesús lo hace, desde la barca donde se encontraba con sus atareados discípulos. “¡Señor Jesús, haz algo!”

Jesús dice: “está bien, haré algo. ‘¡Silencio! ¡Estate quieto!”. Él le habla a las olas.

Pero aquí, en un pasaje paralelo, en el Salmo 46, Dios le habla a estas naciones enfurecidas, a estos reinos tambaleantes. “¡Estad quietos!”, “¡Paren de pelear!” A este mundo en guerra, amenazante e incrédulo, Él le dice, “Estad quietos y sabed que Yo Soy Dios”.

Pero Él no solamente le habla al enemigo. Él habla esas palabras a nuestros propios corazones porque dentro de nuestros corazones con frecuencia allí aparece incredulidad, resistencia; se libra allí una batalla contra el enemigo. Así que Dios nos dice: “Estad quietos, paren de luchar, paren la batalla, no sean incrédulos, no duden más, dejen de acobardarse ante el enemigo. Paren la disputa sobre quién está a cargo de este mundo. Estad quietos, dejen de luchar y de resistirse, y sabed que Yo Soy Dios”.

Así que Él le habla a un mundo que está en guerra, luchando. Él nos habla a nuestro propio batallar, a nuestros inquietos corazones. “Estad quietos y sabed que Yo soy Dios”. Él va a decir: “Exaltado seré entre las naciones, exaltado seré en la tierra.”

En uno de los primeros versículos de este Salmo 46, las naciones y la tierra representaban una amenaza. ¿Recuerdas? Las naciones causaron estragos en el versículo 6. Y, en el versículo 2, la tierra cedió. Pero ahora esas naciones y la tierra se han convertido en un escenario donde el poder y la Gloria de Dios se han mostrado.

“Exaltado seré entre las naciones, esas naciones violentas, exaltado seré en la tierra, seré exaltado entre las naciones. Seré exaltado en la tierra; esa tierra cuyos montes se deslizan al fondo de los mares, ese furioso mar. Seré exaltado por encima de todo eso”, aquellas montañas, esa tierra, esas naciones ahora han sido colocados bajo el control del Señor soberano del universo, y ellas están sirviendo a Sus propósitos.

¿Me permiten hacer referencia una vez más a mi amigo Matthew Henry? Porque me encanta como él lo dice: desearía que él estuviera hoy aquí para enseñarnos. Él nos dice:

Que sus enemigos se aquieten y no amenacen más—que lo sepan para que se atemoricen—que sepan que Él es Dios, uno infinitamente por encima de ellos.  . .  Que su propio pueblo esté quieto; permite que ellos estén calmados y sosegados, y que dejen de temblar, y que sepan, para su consuelo, que el Señor es Dios, Él solo es Dios, y será exaltado por encima de todo cuanto existe.

Dios dice: “Exaltado seré”. El resultado no es una interrogante. No es cuestión de esperar y ver que nos dirá el próximo capítulo. El último ya fue escrito y ¡sabemos quién gana!

Y, por cierto, esta no es ninguna clase de batalla donde Dios y Satanás se encuentran en igualdad de condiciones batallando El Uno contra el otro. Leí recientemente, aunque no logro recordar dónde fue que leí esto, que esta batalla es más parecida a una imagen de Dios siendo el campeón de los pesos pesados del mundo contra algún patético y temeroso luchador de tres años. Satanás no puede competir con Dios. Dios dice: “Exaltado seré”.

  • Tus problemas no son más fuertes y más grandes que Dios.
  • Tu esposo no puede luchar contra Dios.
  • Tu adolescente pródigo no  puede luchar contra Dios.
  • Tu misma no puedes luchar contra Dios.
  • La autocomplacencia que caracteriza a tu iglesia no es rival para Dios.
  • Las disputas en tu familia no son rival para Dios.
  • Las frustraciones y los males en tu lugar de trabajo no son rivales para Dios.
  • Tu amiga que es adicta y que no puede liberarse de la esclavitud del pecado, no es más fuerte que Dios.

No existe esclavitud alguna, poder alguno, fuerza alguna, mal alguno, presión alguna que pueda rivalizar o contender con Dios.

Dios dice: “Exaltado seré”. “Exaltado seré entre las naciones; exaltado seré en la tierra”. Ahora bien, puede que quizás todavía no podamos ver a Dios siendo exaltado. Puede que no tengamos la capacidad de ver el resultado excepto por fe, pero puedes confiar  que será cierto.

Mientras tanto, ¿qué haces? Bueno, canta. ¿Recuerdas? Dijimos que el Salmo 46 es una canción para ser interpretada por voces femeninas o instrumentos con tonos dentro del rango de voz femenina. Es interesante que un salmo que dice tanto sobre las naciones violentas y las montañas que se desmoronan y los mares turbulentos, observas los tsunamis, los terremotos, los tornados y los huracanes que se describen, esta sea una canción para ser interpretada por voces femeninas. Me gusta eso.

Como mujeres, y no quiero exagerar esta aplicación, considero que podemos entender y decir que a Dios le agrada escuchar nuestras voces en medio del tumulto y de la confusión. Él quiere escucharnos cantar. “Dios es nuestros refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”.

La única manera en que puedes cantar cuando estás atravesando por pruebas es alabando a través de la fe. No puedes ver el resultado; no puedes ver cómo terminará; no puedes ver cómo es que Dios resolverá la dificultad. Durante esta serie he compartido con ustedes que, he estado caminando por aguas profundas, por momentos difíciles. No intentes suponer qué está sucediendo,  porque en realidad no lo sabes y no es apropiado para mí compartirlo públicamente, pero a mí alrededor existen circunstancias que son inexplicables, insondables y difíciles.  Donde  no se qué hacer, ni cómo responder.  Ni siquiera he sabido ser quien Dios quiere que yo sea en esta situación. He podido frustrarme y llenarme de temor en algunos momentos he estado ahí. Puedo resentirme y hay momentos en los que he tomado esa dirección. Sin embargo, Dios me da la opción de poner mi fe en Él, de confiar en que Dios es quien Él dice que es y alabarle con cánticos, alábale, cántale.

No quiero decir que solamente le alabemos con canciones, aunque claro está que hacerlo no es algo incorrecto. Lo que quiero decir es, que desde tu corazón, canta al Señor. Y así llegamos al último versículo de este capítulo, el estribillo que se repite en los versículos 7 y 11. Vemos que hay una respuesta a estas maravillosas promesas. Yo seré exaltado. Dios es nuestro refugio; Dios es nuestra fortaleza; Dios es nuestro auxilio. Él será exaltado en la tierra y entre las naciones. Estas son grandes y preciosas promesas. Así que ¿cuál es nuestra respuesta, cuál debe ser nuestra respuesta? Aquellos que han confiado en Él como nuestro refugio, aquellos que hemos clamado a Él por auxilio, y aquellos que hemos experimentado Su liberación, por fe y nada más que por fe, triunfantes y gozosas cantamos una vez más el estribillo:

“El Señor de los ejércitos está con nosotros; nuestro baluarte es el Dios de Jacob”. ¡Repitan conmigo!

Audiencia/Nancy: “El Señor de los ejércitos está con nosotros; nuestro baluarte es el Dios de Jacob”. ¡Una vez más! “El Señor de los ejércitos está con nosotros; nuestro baluarte es el Dios de Jacob.”

El Señor de los ejércitos está con nosotros. Puede existir una inmensidad de ejércitos contra ti. Tu mundo o el mundo entero pueden estar en un estado de conmoción, pero no tenemos por qué temer porque el soberano Señor de los ejércitos está de nuestro lado. Y como dice Romanos capítulo 8 versículo 31: “Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” Él está con nosotros. Él está por nosotros. Él está contigo. Él ha prometido nunca dejarte, nunca abandonarte. Puedes huir hacia Él ahora y encontrarás en Él un refugio, una fortaleza fuerte y poderosa para tu alma, ahora y por toda la eternidad.

Sabes que me parece que si los creyentes del Antiguo Testamento podían cantar esta canción, como de hecho lo hicieron, ¿cuánto más nosotras que entendemos que en Cristo y en Su sacrificio hecho en la cruz, tenemos un refugio eterno y seguro para nuestras almas?

Permítanme referirme una vez más a este reconocido himno inspirado en el Salmo 46. Este salmo es conocido como el salmo de Martín Lutero. Recuerdan cuando él estaba desanimado, angustiado o temeroso ante lo que estaba sucediendo con La Reforma; él se dirigió a su amigo y colaborador Philipp Melanchthon diciéndole: “Philipp, vamos a cantar el Salmo 46”. Luego, ellos cantaban su traducción, la cual ha sido traducida del alemán al himno que hoy conocemos como “Castillo fuerte es nuestro Dios”.

Quiero simplemente leer las palabras y que puedas sumergirte en ellas, para que te regocijes en ellas, y por fe puedas creer en esas letras que agradecen a Dios por ser la fortaleza de nuestras almas.

//Castillo fuerte es nuestro Dios, defensa y buen escudo.//

Con su poder nos librará en todo trance agudo.

Con furia y con afán acósanos Satán:

Por armas deja ver astucia y gran poder;

Cual él no hay en la tierra.

 

//Nuestro valor es nada aquí.//

Con él todo es perdido;

Mas con nosotros luchará de Dios el escogido. Es nuestro Rey Jesús,

El que venció en la cruz, Señor y Salvador,

Y siendo Él solo Dios, Él triunfa en la batalla.

 

//Y si demonios mil están prontos a devorarnos,//

No temeremos, porque Dios Sabrá cómo ampararnos.

¡Que muestre su vigor Satán, y su furor!

Dañarnos no podrá,

Pues condenado es ya por la Palabra Santa.

 

//Esa palabra del Señor que el mundo no apetece,

Por el Espíritu de Dios muy firme permanece.//

Nos pueden despojar de bienes, nombre, hogar,

El cuerpo destruir. Mas siempre ha de existir

De Dios el Reino eterno. Amén.

Leslie: Este es un himno que ha animado a la iglesia por décadas. “Castillo fuerte es nuestro Dios”. El himno fue inspirado en el Salmo 46 y Nancy nos ha estado llevando a lo largo de este pasaje durante  los últimos programas.

Si te has perdido alguno de estos importantes programas, puedes buscarlos en www.avivanuestroscorazones.com. Solo tienes que buscar la serie Castillo fuerte es nuestro Dios.

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Hay tres cosas que le pedimos a nuestros oyentes hacer, y te pedimos que te comprometas con una de ellas (o con todas): Orar consistentemente. Compartir el mensaje que has escuchado y donar a nuestro ministerio. ¿Podrías hacer estas tres cosas? Si  puedes hacer estas tres cosas, tienes la oportunidad de hacer una gran diferencia. Aviva Nuestros Corazones depende de un grupo de personas que forman su grupo de contribuyentes regulares. Cuando nos encontramos en alguna batalla, sabemos que a través de ellos Dios nos sostendrá financieramente, en oración y expandiendo el mensaje.

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En nuestra próxima entrega escucharemos como los mensajes de esta semana han impactado algunas mujeres y su entorno. ¿Cómo lucen sus tormentas? ¿Cómo ha probado Dios ser Castillo fuerte para ellas? Por favor, te esperamos en Aviva Nuestros Corazones.

 

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Ref.: Matthew Henry. Comentario de Matthew Henry sobre La Biblia. Hendrickson, 1996.

Castillo Fuerte, Studio Musicians, 25 Favoritos Himnos Internacionales ℗ 1994.

Tomado de: Aviva Nuestros Corazones

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

7/9 – Cosas que te paran el corazón

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Castillo fuerte es nuestro Dios | Salmo 46

7/9 – Cosas que te paran el corazón

Nancy Leigh DeMoss

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/cosas-que-te-paran-el-corazon/

Leslie Basham: ¿Sientes que estás en una batalla sin fin? Nancy Leigh DeMoss ofrece un poco de esperanza. 

Nancy Leigh DeMoss: La batalla en la que estás no va a durar para siempre. Como dice Isaías capítulo 34: «Ningún arma forjada contra ti prosperará».

Leslie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Cada uno de nosotros va a enfrentar tormentas e inundaciones. Algunos van a enfrentar tormentas literales, como nos lo recordaron los tornados, inundaciones y terremotos que ocurrieron más temprano este año. Para otros, las circunstancias en la vida se van a sentir como una inundación abrumadora.

Nancy nos ha estado ayudando a mantener la perspectiva y prepararnos para las inundaciones. Mientras ella grababa esta serie sobre las tormentas nos pareció apropiado que estuviera  literalmente tronando afuera.  Ahora acompañemos a Nancy en la serie Castillo fuerte es nuestro Dios.

Nancy: Espero que en el transcurso de los últimos días hayas estado estudiando a fondo el Salmo 46 por ti misma…Y no dejes que solamente yo te alimente poco a poco a través de este ministerio. Puedes obtener verdad y entendimiento de la Palabra de Dios en la misma manera que yo lo hago. Incluye la Palabra en tu vida, medita en ella, vive en ella, estúdiala y escudríñala en todos los diversos ángulos posibles.

Te he estado animando en estos últimos días a leer el Salmo 46, tal vez a memorizarlo, meditar en él, aplicarlo, tomar notas de lo que Dios te está mostrando.  Es asombroso cuando te empiezas a familiarizar con los pasajes en la Palabra de Dios, tomas tiempo para realmente verlos y meditar en oración, y ves cómo Dios te muestra cosas, que nunca has visto antes aun en pasajes familiares. Y eso ciertamente ha sido el caso conmigo.

He sido impulsada hacia este pasaje por causa de algunas circunstancias confusas en mi vida.  Yo no lo habría escrito de esta manera, así no es como me hubiera gustado empezar a estudiar el Salmo 46, pero realmente esa fue la causa. Este pasaje me está ayudando a atravesar algunas aguas profundas y circunstancias difíciles. Te va a llevar a través de las dificultades a ti también, ya sean circunstancias actuales o algunas que tal vez enfrentes más adelante.

Voy a empezar con el versículo 1 y luego, nos vamos a enfocar en los versículos 8 y 9, que vamos a estar viendo en estos últimos días en este Salmo.

“Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos…”

¡Eso es ya suficiente para llevarte a través de muchas cosas! «Señor, tú eres mi refugio. Voy a correr a ti. Tú eres mi fortaleza. Yo soy débil, pero Tú eres fuerte. Tú eres nuestro pronto auxilio. Tú estás aquí, ahora, y Tu gracia es suficiente para ayudarme en este problema». Eso es personalizar este Salmo.

“Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios, y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares; aunque bramen y se agiten sus aguas, aunque tiemblen los montes con creciente enojo.

“Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, las moradas santas del Altísimo. Dios está en medio de ella, no será sacudida; Dios la ayudará al romper el alba.”

Y ahora otro gran versículo—solamente aférrate a él y personalízalo hazlo tuyo durante el día.

Dios está en medio de [mí] no [seré] sacudida; Dios [me] ayudará al romper el alba. Bramaron las naciones, se tambalearon los reinos; dio Él su voz, y la tierra se derritió. [Y escucha el estribillo, versículo 7]. El SEÑOR de los ejércitos está con nosotros; nuestro baluarte es el Dios de Jacob. (vv. 1-7).

Dijimos que algunas personas piensan que este versículo era una frase que debía de ser repetida por la gente mientras leían este Salmo. Entonces, El SEÑOR de los ejércitos está con nosotros; nuestro baluarte es el Dios de Jacob. ¿Por qué no lo dices conmigo, con convicción? El SEÑOR de los ejércitos está con nosotros; nuestro baluarte es el Dios de Jacob. Y luego llegamos a los versículos 8 y 9,

“Venid, contemplad las obras del SEÑOR, que ha hecho asolamientos en la tierra; que hace cesar las guerras hasta los confines de la tierra; quiebra el arco, parte la lanza, y quema los carros en el fuego.”

¿De qué se trata todo esto?

Vamos a tomarlo frase por frase a la vez para poder desmenuzarlo. «Venid», es una invitación—para ti, para mí. «Contemplad…». Hay algo que debemos de ver. Debemos de mirarlo fijamente; es una vista que debemos contemplar. «Contemplad las obras del SEÑOR». Estas son obras poderosas y asombrosas que van a ser descritas aquí.

Esencialmente, lo que vamos a ver descrito es la destrucción total del ejército enemigo. ¿Recuerdas que dijimos que había un enemigo, tal vez el ejército de Asiria, viniendo en contra de Jerusalén? El pueblo de Israel, la gente de Judá, no habrían tenido forma de escapar, ninguna forma para lidiar con esto. Ellos habrían sido aniquilados si Dios no hubiera intervenido sobrenaturalmente.

Entonces ellos van a ver a Dios intervenir a su favor, al destruir al ejército enemigo. Esta es la liberación milagrosa del pueblo de Dios. Es una obra asombrosa. «Venid, contemplad las obras del SEÑOR». Mira Sus juicios. Mira cómo Él destruye, finalmente aquellos que se le oponen a Él y a Sus caminos.

El resultado final en este pasaje no es guerra, sino paz. Él hace que las guerras cesen en los confines del mundo, pero el proceso por el que trae paz es juicio, desolación. Ha traído desolaciones a la tierra. Ves aquí algo que tiene dos caras de la misma moneda, lo que ves muchas veces en las Escrituras. Eso es, que Dios quiere traer salvación a Su pueblo, los que ponen su confianza en Él, los que lo convierten su refugio, pero Dios lo hace al mismo tiempo que trae juicio sobre los que le rechazan.

A través de la Escritura ves la salvación y el juicio en posición uno en contra del otro. No puedes tener salvación sin juicio y donde hay juicio, siempre va a haber salvación. Aquí dentro de estos dos versículos tienes «que ha hecho asolamientos en la tierra», ese es el juicio de Sus  enemigo, Sus oponentes, y, «que hace cesar la guerra hasta los confines de la tierra». Ese es el trabajo redentor de Dios, la liberación de Su pueblo.

Entonces el resultado es que va a hacer que las guerras cesen,  pero lo va a hacer por un proceso de juicio, y eso no se va a ver bonito. No va a ser agradable, pero es una parte importante de las obras de Dios. Somos desafiadas a contemplar las obras del Señor,  y ver cómo Dios ha traído desolaciones a la tierra.

Esa palabra desolación es una palabra hebrea que significa «deshecho, ruina, asombro, consternación, u horror». Alguien más ha descrito desolación de esta manera: «cosas que paran el corazón». Cuando ¡«[respiras profundamente,] casi no puedo respirar»! cuando ves las desolaciones que a veces Dios trae sobre la tierra como parte de Sus grandes propósitos redentores para traer paz final sobre la tierra.

¿Cómo funciona esto? Hemos visto en este pasaje que las naciones están furiosas, están saliendo a destruir al pueblo de Dios, y lo que vemos en estas desolaciones es que los enemigos de Dios experimentan la misma destrucción que trataron de traer sobre el pueblo de Dios. ¿Lo puedes ver?

Ellos trataron de desolar a Jerusalén, y Dios dice: «No, no, no, no. Voy a proteger a Jerusalén, mi pueblo, mi ciudad, y te voy a desolar a ti.  Te voy a traer a la destrucción. En este pasaje se nos insta a observar cuidadosamente los efectos del juicio de Dios. Las desolaciones sobre la tierra deben de traer a todo el mundo a quedarse asombrados delante de Dios. Ese es el propósito de las desolaciones.

Todos los que se oponen a Dios deben de estar aterrados cuando vean sus actos increíbles de desolación en este mundo, al darse cuenta de lo que les espera si continúan en su curso y no se arrepienten. Al mismo tiempo que el mundo está siendo aterrado, conforme vean los actos de Dios, los actos desoladores de Dios, los que confían en Dios deben de animarse y no temer a las fuerzas más feroces que están formándose en contra del pueblo de Dios, porque saben que en Su tiempo y a Su manera aquellos que se le oponen no van a permanecer; van a ser destruidos.

El enemigo a la larga no va a ganar. Entonces no hay necesidad de temer, «[¡respiro profundo!] Nos van a atrapar; nos van a destruir van a destruir a todos los cristianos; van a tomar todo el mundo…» No temas. Espera en quietud. Ve la salvación del Señor. Y Él lo hace por medio de juzgar a los que buscan traer desolación a su gente.

Dios libera a Su pueblo de peligro por medio de estos peligros o desolaciones, o de estos juicios, sobre Sus enemigos. Déjame darte un ejemplo: ¿Recuerdas cuando Dios quería liberar a Su pueblo de Egipto? Habían sido esclavos allí por 400 años. ¿Qué usó Dios como parte del proceso de liberación para sacar a los israelitas de Egipto? Él Trajo las plagas—una desolación que devastó la tierra y al pueblo de Egipto.

Luego leemos en Éxodo capítulo 12 acerca de la plaga final; que fue bastante dura. «Venid, contemplad las obras del SEÑOR, que ha hecho asolamientos en la tierra». A nadie le gusta hablar sobre el juicio. A Dios no le gusta hablar sobre el juicio. A mí no me gusta hablar sobre el juicio, pero tenemos que hablar sobre él, porque no hay salvación sin juicio.

Éxodo capítulo 12,

Y sucedió que a la medianoche, el SEÑOR hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sentaba sobre su trono, hasta el primogénito del cautivo que estaba en la cárcel, y todo primogénito del ganado. Y se levantó Faraón en la noche, él con todos sus siervos y todos los egipcios; y hubo gran clamor en Egipto, porque no había hogar donde no hubiera alguien muerto.

¡Horrible! Pero esa desolación era parte del proceso de Dios mostrándose a Sí mismo siendo justo y santo y el libertador de Su pueblo. Dios habría librado a los egipcios si se hubieran arrepentido y vuelto hacia Él, pero ellos no lo  hicieron. Entonces segaron destrucción como  resultado de que Dios libró a Su pueblo de Egipto.

Ves algo similar cuando vienes al cruce del Mar Rojo no muchos días después.

«Aquel día salvó el SEÑOR a Israel de mano de los Egipcios [esa es la salvación] e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar. [Ese es el  juicio] (Ex 14:30).

Salvación y juicio.  «Cuando Israel vio el gran poder que el SEÑOR había usado contra los egipcios, el pueblo temió al SEÑOR, y creyeron en el SEÑOR y en Moisés, su siervo».

El Salmo 76, el versículo 9 habla sobre Dios «al levantarse Dios para juzgar, para salvar a todos los humildes de la tierra». El juicio es una de las maneras por las cuales Dios trae salvación a Sus elegidos. Desolaciones sobre la tierra…

He estado leyendo recientemente en mi devocional en el libro de Apocalipsis, siguiendo con un libro publicado por nuestros amigos en la casa publicadora Moody, escrito por  John Walvoord, sobre el libro de Apocalipsis. Él habla acerca de los juicios y desolaciones de Apocalipsis capítulo 6. Leímos ese pasaje, o parte de este, más temprano en esta serie.

Mientras se habla acerca de esas desolaciones y esos juicios de los últimos días, terremotos y estrellas cayendo del cielo y el sol volviéndose sangre y estas grandes y horribles desolaciones… John Walvoord tiene esto para decir sobre esos juicios:

El Dios que se sienta sobre el trono en el cielo está en control total de lo que pasa en la tierra. Los eventos que están pasando en la tierra—sin importar qué tan aterradores o devastadores—no son ni desordenados ni al azar. Son ordenados por el que está sentado sobre su trono. El cielo gobierna la tierra. El pueblo de Dios debe ver lo que ocurre en la tierra desde la perspectiva de Dios, en lugar desde la perspectiva del hombre.1

Dios va a hacer lo que sea necesario, lo que sea que tome, para traer a sus enemigos a la sumisión, para glorificar Su nombre, y para librar a los que buscan refugio en Él. Él va a hacer lo que sea necesario para cumplir Sus propósitos eternos y para ser exaltado sobre toda la tierra. Él sabe lo que Él está haciendo, entonces aun cuando trae desolaciones sobre la tierra, no dudes de él. No lo resistas. Tal vez no lo entiendas.

Desde nuestro punto de vista en la tierra tal vez no tenga sentido, pero tienes que saber que Él tiene un propósito, hay sentido, y recordar que Dios está trabajando aun en medio de las desolaciones. El versículo 8 nos dice que Dios ha traído desolaciones a la tierra, pero ahora venimos al versículo 9, y nos dice lo que pretende cumplir a través de esto.

«Que hace cesar las guerras hasta los confines de la tierra; quiebra el arco, parte la lanza, y quema los carros en el fuego». Dios establece paz y trae guerras a un fin por medio de destruir todas las armas del enemigo y traer todas las naciones a sumisión en Su Reino soberano.

Leímos acerca de eso en 2da de Reyes 19 un poco más temprano en esta serie, donde vimos que el Señor salió durante la noche y destruyó a 185,000 soldados en el ejército asirio. Cuando los israelitas se despertaron a la siguiente mañana… Todos esos cuerpos muertos esparcidos… Dios trajo desolación sobre la tierra para redimir y para rescatar a Su pueblo.

Él es el Príncipe de Paz. En el tiempo de Dios, a Su manera, Él va a derrotar a la oposición y va a hacer que todas las guerras cesen a través de todo el mundo. No son nada más las guerras que están en el mundo grande, sino también las guerras en tu pequeño mundo, guerras que son tan declaradas en contra de ti, diseñadas para traerte a la ruina. La batalla en la que estás no va a durar para siempre.

Como lo dice Isaías capítulo 34: «Ningún arma forjada contra ti prosperará». Ese versículo, el versículo 9 del salmo 46, que dice «que Él hace cesar las guerras hasta los confines de la tierra; quiebra el arco, parte la lanza, y quema los carros en el fuego», visualiza el día cuando Dios va a vencer a cada enemigo que lo ha resistido. Él va a desarmar al enemigo, y Él va a reinar por siempre y para siempre. ¿Aleluya? ¡Aleluya!

Él hace que las guerras cesen. En esa frase no debemos de imaginar a Dios como algún gran Secretario del Estado que viaja por el mundo tratando de negociar la paz por medio de conversaciones  de paz o de tratados. Lo que debes de imaginar aquí es a Dios interviniendo en la situación y tomando el control. La oposición no tiene opción más que rendirse. Él hace la paz; Él hace que las guerras cesen.

Derek Kidner, en su comentario sobre los Salmos, dice:

Aunque el resultado es paz, el proceso es juicio. Las palabras, Él hace que las guerras cesen, están puestas no en el contexto de persuasión amable sino de un mundo devastado y forzosamente desarmado. Él habla de tranquilidad del otro lado del juicio.

Queremos el resultado, pero no confiamos en Dios para hacer todo lo que tenga que hacer para obtener el resultado. Las desolaciones… eso nos confunde. Gente inconversa usa esto en contra de Dios: «¿Cómo puede Dios hacer esto?» Dios lo está haciendo porque es un Dios de misericordia y justicia, un Dios de amor y gracia,  pero un Dios  que no puede ser burlado. El juicio y la salvación los dos vienen de nuestro Dios.

Podemos ver cómo esto se desarrolla en nuestras propias vidas personales y en nuestras experiencias. Una amiga mía, la semana pasada creo, quien sabía que yo estaba enseñando sobre este pasaje, me envió un correo que dijo que podía compartir. Y  creo que ilustra en un nivel muy personal cómo Dios usa las desolaciones, en última instancia, para que las guerras cesen. Déjame leerte lo que ella me escribió.

Muchos de nosotros hemos tenido esos momentos cuando hemos dicho: «¡Oh, no! ¡Soy exactamente como mi mamá». Para mí, fue en mi cumpleaños número 30. Hasta ese momento, aunque era cristiana, luchaba con una raíz de amargura, principalmente en contra de mi mamá—pero también, aunque nunca lo habría admitido aun a mí misma—en contra de Dios.

Dios le dio a mi mamá padres cristianos. No eran padres perfectos porque ningún padre lo es, pero sí le enseñaron sobre Cristo. En su adolescencia, mi mamá escogió rebelarse—y su pecado tuvo consecuencias devastadoras en las vidas de sus hijos. Abuso emocional y físico era nuestra norma, más que nada por medio de los hombres en su vida. Fracasó en protegernos de ellos… y yo pensé que Dios también.

Pero en ese cumpleaños número 30, Dios trajo sanidad a mi alma—al traerme cara a cara al darme cuenta que mientras, en la mayor parte, yo soy callada y despreocupada, muy dentro de mí se acecha  la misma actitud rebelde y orgullosa  de autonomía que separó a mi mamá del Dios que la amaba… y esa actitud orgullosa finalmente la destruyó.

En permitirme nacer en circunstancias difíciles,  Dios me bendijo en formas que solamente entiendo vagamente. Me trajo al fin de mí misma en mi vida temprana—y cuando llegué ahí, mi salvador, que me ama más de lo que comprendo, me estaba esperando.

Dios trajo/permitió desolación en mi vida por medio del pecado de los adultos a los que les dio la responsabilidad de amar y protegerme. Pero usó esa «desolación» para hacer las «guerras cesar» entre Él y yo—por medio de mostrarme gráficamente a dónde me llevaría mi espíritu rebelde si le diera rienda libre.

¿Ves la progresión aquí? Las desolaciones te pueden volver en contra de Dios, pueden hacerte una persona amargada. Pero una vez que ves que puedes ver que las desolaciones son parte de la manera que Dios usa para que las guerras cesen, entonces puedes bendecir al Señor, y puedes llegar a ver aun esas desolaciones como una bendición.

La Escritura dice: «Venid, contemplad las obras del SEÑOR, que ha hecho asolamientos en la tierra; que hace cesar las guerras hasta los confines de la tierra; quiebra el arco, parte la lanza, y quema los carros en el fuego. Armas poderosas de los enemigos de Dios no pueden en contra de él. Son como cerillos.

Él desarma a Sus oponentes; les quita su poder. Hace dos mil años, Dios trajo la mayor desolación sobre la tierra. Ese fue el día que Dios puso a Su Hijo en una cruz romana y derramó sobre Su Hijo amado la ira y el juicio que nosotros merecíamos. Tan grande fue esa desolación que al mediodía, de ese día. El sol rehusó a brillar y el día se volvió oscuridad.

Al final de ese día, un gran terremoto hizo temblar las rocas, abrió las tumbas… Desolaciones sobre la tierra. Pero como resultado de golpear Su propio corazón con tal desolación, Dios ha hecho que las guerras cesen, y lo ves a través de todas las Escrituras.

Romanos capítulo 5: “Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo…porque  cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo” (vv. 1, 10).

La desolación hace que las guerras cesen.

Efesios capítulo 2: “Porque Él mismo es nuestra paz, quien de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne la enemistad, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un nuevo hombre, estableciendo así la paz” (vv. 14-15).

Desolaciones en la tierra, paz como resultado.

Hebreos capítulo 2 nos dice que «[Jesús] para anular mediante la muerte el poder de aquél que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo, y librar a los que por el temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida».(vv. 14-15).) ¡Terrible desolación que Dios trajo en el Calvario! ¿Pero cuál fue el resultado? El enemigo fue desarmado, le quitaron el poder para que pudiéramos experimentar la paz de Dios.

Por medio de esa desolación en la cruz, Él ahora rompe el poder de ese pecado cancelado y liberta a los prisioneros.

Leslie: Nancy Leigh DeMoss le ha estado dando esperanza a cualquier persona que sienta que la batalla en la que están va a durar para siempre. Va a regresar en un momento para orar. Cuando llenas tu mente con la Palabra de Dios, con la enseñanza de hoy del Salmo 46 por ejemplo, va a hacer una gran diferencia en tu vida. Uno de nuestras radioescuchas escribió para describir el efecto que Aviva Nuestros Corazones ha tenido en su vida.

Dijo  «Dios está sanando mi vida de las malas decisiones que he hecho. Él los está usando a ustedes en esta sanidad». Este ministerio no tiene el poder para traer este tipo de sanidad por nosotros mismos, necesitamos la sabiduría y la fuerza de Dios. [También necesitamos que él provea para las necesidades financieras del ministerio.]

Dios usa a nuestros oyentes para ayudar a Aviva Nuestros Corazones para pagar los gastos y permitirnos continuar en el aire. ¿Le ayudarías a Aviva Nuestros Corazones con tu ofrenda para poder seguir en el aire, animando a mujeres a estar arraigadas en la Palabra de Dios?

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«Estad quietos, y sabed que yo soy Dios». Esta frase se repite  callada y reverentemente en muchas iglesias, pero Nancy Leigh DeMoss muestra cómo es frase fue originalmente dada en una voz fuerte de comando. Descubre por qué en la siguiente sesión de Aviva Nuestros Corazones. Ahora Nancy está aquí para terminar nuestro programa en oración.

Nancy: Oh, Señor, aunque no habríamos escogido las desolaciones, aunque no habríamos escrito el guión de esa manera, te damos gracias porque Tú estás escribiendo el guión, y que aun en las desolaciones incomprensibles en la tierra, vemos Tu mano, y vemos el resultado final: que Tú haces cesar las guerras, en nuestros corazones, entre nosotros y Tú  en esta tierra. Y por eso te damos gracias, amen.

 

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

1 John F. Walvoord. Revelation. Chicago: Moody, 2011, p. 122.

Tomado de: Aviva Nuestros Corazones

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

6/9 – ¿Por qué braman las naciones?

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Castillo fuerte es nuestro Dios | Salmo 46

6/9 – ¿Por qué braman las naciones?

Nancy Leigh DeMoss

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/por-que-braman-las-naciones/

Leslie Basham: ¿Por qué parece a veces que los discípulos de Jesús son señalados como ridículos? Nancy Leigh DeMoss explica por qué algunas personas molestan a los creyentes.

Nancy Leigh DeMoss: En última instancia su problema no es con nosotras, sino con Dios. Porque cuando las naciones conspiran es contra Cristo. Desprecian Su gobierno y están decididas a desecharlo. Por eso es  que se amotinan los pueblos.

Leslie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

¿Pareciera a veces que los enemigos del Evangelio tienen tanta fuerza, que se han convertido en invencibles? Nancy le dará un poco de perspectiva al continuar con la serie, Castillo fuerte es nuestro Dios.

Nancy: Yo no sé ustedes, pero yo estoy siendo bendecida por el tiempo que estamos pasando lenta y cuidadosamente en oración por el Salmo 46.

Comenzando en el versículo 1,

Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios, y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares;

Aunque bramen y se agiten sus aguas, aunque tiemblen los montes con creciente enojo. Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, las moradas santas del Altísimo.Dios está en medio de ella, no será sacudida; Dios la ayudará al romper el alba.  (vv. 1-5).

Y entonces llegamos al versículo 6. Es interesante en este Salmo, como que tienes ese “vaivén” de esas dos realidades que hablamos anteriormente, Dios y las tribulaciones.

Así que acabamos de leer este gran versículo acerca del río que da alegría a la ciudad y Dios en medio de ella. Ella no será conmovida, Dios la ayudará al amanecer.

Todas estas son frases que quieres tenerlas enmarcadas dentro de tu casa, Luego llegas al versículo 6, y ves la otra cara de nuevo. «Bramaron las naciones, se tambalearon los reinos.» Nadie quiere eso en una pieza en su casa, ¿verdad? Tú dices: «Aunque mi casa es muy semejante a eso».

Pero hasta que no hayas experimentado algo de lo que dice el versículo 6 que dice  que las naciones braman y  los reinos se tambalean.  Que «A su voz, la tierra se derrumba». No podrás ver quién es ese Dios y todo un gozo vivificante, el río el refugio la fuerza y la ayuda que Él es.

Echemos un vistazo a esas frases hoy.  La primera parte del Salmo, vemos este trastorno del reino natural. Esta imagen de las aguas agitadas y las montañas que se arrojan al mar. A veces estas cosas pasan, literalmente, les llamamos desastres naturales. Pero también podemos imaginarnos conmoción en general, turbulencia en el mundo entre las naciones. Hemos visto todo tipo de imágenes de tornados, terremotos y tsunamis y otras similares, imágenes recientemente asombrosas, que nos  quitan el aliento.

Pero también vemos cosas que no son tan fáciles de imaginar, pero que contiene la misma idea. Gente en turbulencia, personas sin empleo, personas con problemas de salud, con hijos pródigos, con matrimonios en dificultades, personas con depresión — las naciones braman, los reinos se tambalean. Tienes una sensación en el versículo 6 de confusión y de miedo. Ya hemos hablado de miedo en este Salmo. Versículo 2 dice: «No temeremos aunque la tierra se estremezca.»

Aquí vemos una imagen de terror. Las naciones braman, se tambalean los reinos y una sensación de que todo está al revés y en total caos total y confusión, y nos aterrorizamos.

«Braman las naciones.» Esa palabra “braman” es la misma palabra que se usa en el versículo 3 al hablar sobre el estruendo de las aguas. Es la misma palabra allí. «Es hacer un sonido fuerte, estar en gran conmoción, tumulto o, clamor». Algunas traducciones dicen: «Las naciones están aterrorizadas» o «Las naciones están en alboroto.» El concepto aquí es que las naciones gimen en el miedo o en el desaliento.

Ahora aquí es algo que es muy inestable. No hay nada estable en lo que estás leyendo aquí. Entonces vemos otra frase similar, «Los reinos se tambalean.» Cuando se piensa en la palabra “tambalearse,” volvemos al principio del pasaje donde se habla de las montañas que se mueven hacia el fondo del mar. Es la misma palabra hebrea. Los reinos se tambalean, las montañas se mueven. Significa “resbalar” o “sacudirse” o “caerse”.

No creemos que los reinos o las montañas tiemblen, o que generalmente se tambaleen. Pensamos en ellos como algo seguro. Pero el escritor se está refiriendo a que hay temporadas de extraordinaria conmoción y turbulencia en este mundo. Momentos en que parece que las cosas que eran más seguras, de repente están todas en juego—conmovidas, tambaleándose. ¿No estamos viendo esto en nuestro mundo de hoy?

Escuchamos de insuficiencia cardiaca a causa del temor. Se oye hablar de personas que se quitan la vida y sumamente estresados en sus mentes, medicamentos y frustrados porque todo el mundo parece estar fuera de orden, fuera de curso. Luego vemos cómo la tierra se derrite, ¡nada menos! La palabra ahí es «temer o desfallecer». En un sentido es como que todos los habitantes de la tierra están en terror y en miedo. Así que vemos naciones bramando, reinos tambaleándose, y la tierra derritiéndose.

Claro, no es una imagen agradable. ¿Pero lo estás entendiendo? ¿Lo puedes sentir? ¿Estás pensando en alguna  noticia? Porque si no es así, la próxima vez que veas las noticias estos versículos te vendrán a la mente.

Luego vemos la frase, «Dio Él su voz y la tierra  se derritió.» Siempre se trata de Dios. Los caminos de Dios, las obras de Dios, lo que Dios está haciendo, lo que Dios está a punto de hacer, lo que  Dios está logrando, y su parte en todo esto. ¿Lo ves? el problema es que calculamos sin Dios. Vemos las noticias, nos llegan cartas como la que me llegó  hace unos meses, que te traen noticias desgarradoras  y dejamos fuera  a  Dios.

Tu marido te dice que se va, tu hijo te dice que está buscando un estilo de vida sexual desviada, y todo tu mundo se tambalea. Eso es comprensible desde el punto de vista humano, pero tenemos que volver a buscar cómo poner a Dios en la ecuación. Incluso con estas  naciones furiosa, reinos tambaleantes, en esta tierra derritiéndose, Dios está allí. Y a Su voz la tierra se derrite.

Y yo sigo yendo una y otra vez al comentario de Matthew Henry en el Salmo 46. Puedes leerlo por ti misma en línea si quieres. Este gran comentarista de hace años tiene aquí una joya grandiosa. Una de sus líneas dice:

El que es Dios comprueba el enojo y rompe el poder de las naciones que se  oponen y a su interés por el mundo.

¿Lo ves? Dios todavía tiene el control. Dios tiene todo en Sus manos, incluso en la tempestad en la tormenta.

Se puede ver en este versículo que las naciones braman, los reinos se tambalean, Dios pronuncia Su voz y se derrite la tierra. Aquí vemos dos aspectos del juicio de Dios. Ambos han jugado un papel en el curso de la historia, están jugando hoy y jugarán en formas aún mayores a medida que llegamos al final de los tiempos.

El primer aspecto del juicio de Dios es que la rebelión y la maldad de este mundo (las naciones furiosas) lo ponen en un curso que dará lugar a la inestabilidad y la inseguridad. Se amotinan las naciones, los reinos se tambalean. Incluso si Dios no fuera a intervenir directamente en el juicio, (que si lo hará) que será el segundo tipo de juicio. Tenemos este primer tipo de juicio de Dios cuando deja al mundo a su propia suerte.

Así que Él permite que el enojo persista durante un período de tiempo, ya que  en última instancia esa furia es en Su contra. Luego permite que las cosas tomen su curso, es entonces cuando los reinos se tambalean. Inseguros e inestables. Esta es una expresión del juicio de Dios. Él los deja solos a su propia suerte.

Como dice en Romanos capítulo 1, Él deja que el pecado siga su curso.

Pero luego está este otro aspecto del juicio de Dios, que es Su intervención directa en traer juicio sobre este mundo pródigo. Dios habló para que existiera el mundo por Su Palabra. Él sostiene el universo por el poder de Su Palabra, Hebreos capítulo 1 versículo 3 nos lo dice. Y entonces, un día, Dios traerá juicio final, catastrófico y disolverá al mundo como lo conocemos. ¿Cómo? Por el poder de Su Palabra.

Vemos la autoridad, el poder de la voz de Dios. Si dudas, lee el Salmo 29. Permíteme leer algunas frases de allí.

La voz del Señor está sobre las aguas, el Dios de gloria truena. . . La voz del Señor es potente. . . La voz del Señor quebranta los cedros. . . La voz de Jehová es como llama de fuego. . . La voz del Señor sacude el desierto. . . La voz del Señor abre los bosques y en Su templo todos claman: «¡Gloria!» El Señor se sienta por encima del diluvio, el Señor se sienta como rey para siempre (vv. 3-10).

Vemos los juicios de Dios en pequeñas formas que se han establecido en el curso de la historia y en última instancia serán en contra de este planeta pródigo. En los juicios de Dios, Él es glorificado. Él es santo y poderoso y un Dios con quien no se juega. Él es glorificado incluso en medio del juicio, en Su templo, todos claman: «¡Gloria! ¡Gloria!»

No es que nos gloriemos o que nos alegremos ante el juicio, sino que decimos ¡Dios te glorificas incluso en tus juicios! ¿Lo ves? La tendencia de los incrédulos y de las naciones es el manifestar su rabia contra el reino de Dios, para oponerse a Su gobierno soberano, y conspirar contra el pueblo de Dios. Esa es la forma en que el mundo se concibió desde Génesis 3. Hay un impulso que tenemos individualmente y que cualquier corazón no regenerado tiene, y es el de ser soberano. Y por supuesto, para ser soberano, tienes que sacar a Dios de Su trono, ¿no es verdad?

Entonces las naciones se enfurecieron contra Israel en el Antiguo Testamento. El pueblo escogido por Dios fue víctima de la furia de las naciones, y lo sigue siendo hoy en día. Y Dios tiene lástima de las naciones que se enojan contra Israel, por cierto. Si quieres ver lo que pasa, ve a los profetas del Antiguo Testamento y mira qué pasa con las naciones que abandonaron a Israel.

El mundo incrédulo hoy se levanta contra los seguidores de Cristo, en contra de Sus santos, y ves eso. Se puede hablar de Dios, se puede hablar de religión, pero no se puede hablar de Cristo. No hables de Él como Señor. Tan cierto que en el Imperio Romano, cuando ellos decían «Jesús es el Señor», entonces perdían sus cabezas, e iban a la arena con los leones hambrientos.

Hoy en día si hablas de que «Jesús es Señor» y lo vives, experimentarás consecuencias porque el mundo está conspirando contra Dios. En última instancia su problema no es contra nosotros, sino contra Dios. Cuando las naciones se enfurecen es contra Cristo. Desprecian Su gobierno y están decididos a desecharlo. Es por eso que se enfurecen los pueblos.

Recordemos que el Salmo 2, es citado varias veces en el Nuevo Testamento:

¿Por qué se sublevan las naciones, y los pueblos traman cosas vanas?  Se levantan los reyes de la tierra, y los gobernantes traman unidos contra el SEÑOR y contra Su Ungido, diciendo: ¡Rompamos sus cadenas y echemos de nosotros sus cuerdas!

El que se sienta en los cielos se ríe, el Señor se burla de ellos. Luego les hablará en su ira, y en su furor los aterrará.  Pero yo he consagrado a mi Rey [el Rey Jesús] sobre Sion, mi santo monte.  Ciertamente anunciaré el decreto del SEÑOR que me dijo: «Mi Hijo eres tú, yo te he engendrado hoy.

«Pídeme, [dice el Rey Jesús], y te daré las naciones como herencia tuya, y como posesión tuya los confines de la tierra.  «Tú los quebrantarás con vara de hierro; los desmenuzarás como vaso de alfarero.» Ahora pues, oh reyes, mostrad discernimiento; recibid amonestación, oh jueces de la tierra.  Adorad al SEÑOR con reverencia, y alegraos con temblor.  Honrad al Hijo para que no se enoje y perezcáis en el camino, pues puede inflamarse de repente su ira. Pero, ¡Cuán bienaventurados son todos los que en  Él se refugian!  (vv. 1-12).

¿Ves esa batalla cósmica allí? Las naciones se enfurecen contra Cristo y contra Su derecho a gobernar este mundo. El hombre dice deshazte del hijo, del dueño de la viña. ¡Mátenlo! ¡Queremos reinar! ¡Queremos ser Señor! El que mora en los cielos.

Nos da miedo, nos atemorizamos. Pensamos: «¡Oh, pobres cristianos!” Dios no tiene miedo, Dios no se preocupa. Dios no está retorciéndose las manos tratando de averiguar lo que tiene que hacer con todas estas catástrofes en el mundo. Él está en Su trono. Él reina.

Sabemos por las Escrituras que al final de los tiempos, leemos acerca de esto en el libro de Apocalipsis, las naciones montarán una batalla mayor, y ofensiva, contra Cristo. Se pondrá más intenso. Esto no va a mejorar. No sé si eso te anima o no, pero que solo te digo que esto se va a poner más intenso, en la batalla contra Cristo. Al pensar que todos están en mi contra, es mejor tener esta perspectiva. Satanás no se preocupa por ti, de verdad. A él no le importo yo. Él odia a Jesús. Él odia a Dios. Él nos usa como títeres, como peones, algo para tratar de llegar a Dios.

Apocalipsis nos dice que en los últimos días esta batalla será cada vez más intensa en contra de Cristo. Apocalipsis capítulo 17 habla de diez reyes que recibirán autoridad como reyes por una hora junto a la bestia. Pelearán contra el Cordero. ¿Qué posibilidades tiene un cordero contra diez reyes? Pero ¿Sabes cuál es la frase que sigue? «Y el Cordero los vencerá». ¡Amén! «El Cordero los vencerá, porque Él es Señor de señores y Rey de reyes, y los que están con Él son llamados, escogidos y fieles » (vv. 12, 14).

Apocalipsis capítulo 19 es uno de mis pasajes favoritos de toda la Biblia. Al principio de este pasaje vemos a Jesús que viene del cielo sobre el caballo blanco. Dice:

Entonces vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos reunidos para hacer guerra contra el que iba montado en el caballo y contra su ejército. Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que hacía señales en su presencia, con las cuales engañaba a los que habían recibido la marca de la bestia y a los que adoraban su imagen; los dos fueron arrojados vivos al lago de fuego que arde con azufre. Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de sus carnes (vv. 19-21).

Y puedo recordarte que el resultado de la batalla no es, en lo absoluto lo que está en juego. Porque el resultado es seguro. Así que vemos esta batalla cósmica, pero luego vemos un microcosmos de esa batalla en nuestro propio mundo. La ira de los colegas y miembros de la familia en contra de Cristo, que a veces están en contra de aquellos que aman y sirven a Dios. Ellos lo odian, y se desquitan contigo, y mientras te sientes atrapada en el tiroteo, y esto puede ser intenso. Tal vez lo hayas experimentado en tu matrimonio o en tu trabajo. He visto algo de eso yo misma en las últimas semanas. Entonces, ¿cómo sobrevivir en medio de esa batalla antes de que el último capítulo se cumpla? ¿Cómo podemos evitar estar atemorizadas y tener que huir?

Bueno, recuerda dos cosas. Una es que Dios permite que Sus enemigos hagan lo que quieran por un breve período de tiempo, pero realmente no son rivales para Él. Cuando Él emite Su voz, los reinos de este mundo tiemblan y sus habitantes se derriten de miedo. Recuerda eso. Y entonces recuerda los versículos de este Salmo. Lo leí dos veces, esta estrofa, los versículos 7 y 11, y ahí es donde me quiero centrar nuestros últimos minutos.

«El Señor de los ejércitos está con nosotros, el Dios de Jacob es nuestro refugio». Las naciones pelean, los reinos tambalean, la tierra tiembla, pero, aquí está el coro, «El Señor de los ejércitos está con nosotros, el Dios de Jacob es nuestro refugio». Algunos comentaristas dicen que esto fue un coro recitado por la congregación en respuesta a lo que acababa de oír en el resto de este Salmo.

Así que quiero que practiquemos esto. Permítanme decir el estribillo y luego quiero que lo digas, como si lo dijeras de corazón, créelo conmigo.

«El Señor de los ejércitos está con nosotros, el Dios de Jacob es nuestro refugio.»

Repitan conmigo:

Audiencia: «El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro baluarte es  el Dios de Jacob».

Nancy: ¡Amén! ¡Amén! El Señor de los Ejércitos, Jehovah Sabaoth.  Es un título militar de Dios. Las huestes de los ejércitos de Israel, o pueden ser los ejércitos angelicales de Dios. Él es el Señor de todo. Él es el capitán, el comandante en jefe, el supremo soberano y Señor, el Dios de poder. Y aquí está lo bueno: Él tiene todo el poder creado a Su disposición.

Todos los poderes creados en el cielo y en la tierra, Él los tiene. Él es el Señor de los ejércitos. Él rescató a Jerusalén de los ejércitos terrenales que buscaban atacar y destruir Jerusalén. En última instancia, Dios subyugará a todos Sus enemigos y logrará la liberación de Su pueblo.
El Señor de los ejércitos está con nosotros. Esto significa que Él está de nuestro ladoSu presencia, la presencia de Jehová, el Señor de los ejércitos, Su presencia es una amenaza para nuestros enemigos, pero es reconfortante para nosotras. Él es todopoderoso. Mientras Él está con nosotras, estamos a salvo. Emanuel, Jesús, es el Señor de los ejércitos, Dios con nosotros. Él ha prometido que nunca nos dejará ni nos desamparará.

Y no solo es el Señor de los ejércitos con nosotros, pero el Dios de Jacob es nuestro refugio.
Ahora, esa es una declaración de gracia. Jacob, el tercero de los patriarcas judíos: Abraham, Isaac y Jacob. Jacob no fue un héroe espiritual. Él tuvo una vida accidentada. Él era un engañador, pero el Dios de Abraham y de Isaac era su Dios, también.

Él estaba en una relación de pacto, y por eso, el bienestar de Jacob no dependía de su fidelidad o de su carácter propio, sino del de Dios. ¿Y eso no te pone contenta?
El Señor de los ejércitos es capaz de ayudarnos. Él es el todopoderoso. El Dios de Jacob ha pactado ayudarnos por Su amor y por Su misericordia.

Me encanta lo que un comentarista dijo: «El Dios de Jacob es el Señor de los ejércitos. Más asombroso aún, es que el Señor de los ejércitos es el Dios de Jacob. «Tú puedes ser un Jacob, es posible que tengas un hijo o una hija o un compañero que sea un Jacob, pero el Señor de los ejércitos puede llegar a ser su Dios por la gracia. Es posible que hayas cometido errores en el pasado como lo hizo Jacob, pero si has puesto tu fe en Cristo, Él es tu Dios, tu fortaleza, y Él nunca te dejará.

Así que, en el primer párrafo de este Salmo, tenemos la naturaleza agitada. En los versículos del 4-6 tenemos a las naciones en un alboroto. Pero vemos en el versículo 7, que a pesar de todo, Dios es un refugio, un lugar seguro para S u pueblo, una ayuda siempre presente. Dios es mayor que la furia de las naciones y reinos tambaleantes en cada temporada, en cada situación, el Señor de los ejércitos está con nosotros. El Dios de Jacob es nuestra fortaleza.

Por cierto, esa palabra fortaleza significa «un lugar alto e inaccesible». Nadie puede llegar hasta allí. Él es tu fortaleza. Tú puedes ser un Jacob, pero si estás confiando en Cristo para salvación, Él será para ti un lugar alto, inaccesible, una fortaleza alta.

Cuando John Wesley estaba muriendo a la edad de ochenta y siete años, un pequeño grupo de amigos se reunió en torno a él. Él hizo un gesto para que vinieran a él y se  arrodillaran para orar. Al terminar de orar, Wesley trató de hablar, pero en su condición de debilidad, era una lucha tan solo pronunciar las palabras. Así que ellos se acercaron más a él y Juan Wesley gritó con una explosión final de fuerza,  “Lo mejor de todo es que ¡Dios está con nosotros!”

Y luego, en un último gesto de triunfo antes de morir, Wesley levantó el brazo y repitió las palabras: «Lo mejor de todo es que ¡Dios está con nosotros!» El Señor de los ejércitos está con nosotros, el Dios de Jacob es nuestro refugio. ¡Amén!

Leslie: Nancy Leigh DeMoss ha estado dando esperanza a todo el que ha sido ridiculizado por su fe en Cristo. Este mensaje es parte de la serie, Castillo fuerte es nuestro Dios, basado en el Salmo 46.

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Nancy: Hemos podido lograr que series como estas sean transmitidas gracias a las oyentes que apoyan el ministerio con sus oraciones y apoyo financiero. Tal vez tú has escuchado el programa durante mucho tiempo y te has beneficiado en gran manera del programa, pero nunca has invertido en el ministerio. ¿Podrías preguntarte, es Aviva Nuestros Corazones importante para mí? ¿Hay algo que pueda dar? ¿Estaría Dios de acuerdo que yo apoye a este ministerio?

Si las respuestas son » sí», puedes hacer una donación de cualquier cantidad llamando al 1-800-569-5959 o visitando nuestro sitio web, AvivaNuestrosCorazones.com. Muchas mujeres estarán agradecidas de que hiciste eso para que este programa pueda llegar a su área. Cuando llames, especifica que estás haciendo una donación para la extensión hispana del ministerio.

Leslie: ¿Alguna vez te has sentido incómoda por leer historias sobre el juicio de Dios? Es una reacción común a las historias del Antiguo Testamento, pero cuando Dios trae la desolación sobre la tierra, en realidad puede ser una fuente de gran consuelo. Descubre por qué, mañana en Aviva Nuestros Corazones.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Tomado de: Aviva Nuestros Corazones

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5/9 – Dios está en medio de Su pueblo

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Castillo fuerte es nuestro Dios | Salmo 46

5/9 – Dios está en medio de Su pueblo

Nancy Leigh DeMoss

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/dios-esta-en-medio-de-su-pueblo/

Leslie Basham: Nancy Leigh DeMoss nos señala que a través de toda las Escrituras vemos que los que han estado en lucha espiritual durante la noche, muchas veces  encuentran liberación  al amanecer.

Nancy Leigh DeMoss: No es que Dios no esté trabajando durante la noche, no es que Dios esté durmiendo durante la noche, es que en la luz del alba nosotras podemos ver lo que no podemos ver durante la noche, y esto es, la forma en como Él nos ha estado ayudando.

Leslie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia  de Saladín.

Si estás luchando en confusión y desánimo, estás a punto de oír un mensaje de verdadera esperanza.  Aquí está Nancy en la voz de Patricia de Saladín en la serie, Castillo fuerte es nuestro Dios.

Nancy: Mientras vamos a través de esta serie me estoy predicando a mí misma y estoy aconsejando mi propio corazón y me alienta escuchar cómo esta serie está ministrando gracia a los corazones de muchas de ustedes también.

Permítanme leerles la primera porción de este Salmo y luego nos detendremos en el versículo 5, que ha llegado a ser uno de mis versículos favoritos en este Salmo:

Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones [Hay caos pero Dios siempre está presente,]  Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios, y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares;  aunque bramen y se agiten sus aguas, aunque tiemblen los montes con creciente enojo. (Selah).

Entonces, aquí viene el gran contraste, el versículo  4,

“Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, las moradas santas del Altísimo». Dijimos que ese río es la  presencia de Dios, la gracia de Dios.  Es un río que fluye suavemente, es el río de Su Espíritu, el río de Su Palabra.

En la última sesión rastreamos ese río desde el Génesis hasta el Apocalipsis y hay muchos otros versículos que pudimos haber añadido. Pero es un río que está en contraste con las aguas tumultuosas y destructivas de los enemigos de Dios.

Es el río de las bendiciones de Dios que fluye, la ciudad de Dios el pueblo de Dios,  aquellos que conocen a Dios, aquellos cuya vida son la morada y la habitación del Altísimo.

Versículo 5 «Dios está en medio de ella».

¿A quién se refiere cuando dice ella?  Se riere a la ciudad de Dios, el pueblo de Dios, Jerusalén, la Jerusalén terrenal, la Jerusalén celestial, la Jerusalén espiritual, el pueblo de Dios.

Dios está en medio de ella no será sacudida  [me encanta esta frase] Dios la ayudará al romper el alba. (vs. 1-5)

Dios está en medio de ella.  Esta es una de las promesas más preciosas de Dios para Su Pueblo; Él no solo habita con Su pueblo, sino en Su Pueblo.  Dios está en medio de ella.  Ustedes  lo pueden ver en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento.  Es otro de esos hilos de la Escritura.

Por cierto, aquí es bueno notar, ustedes las que son profesoras de Biblia, o para las que  les gusta estudiar las Escrituras… En cuanto a mí, les digo cómo es que estudio la Palabra de Dios. Las personas me preguntan cuál es el secreto de mi metodología para estudiar la Palabra—no tengo ninguna.   Cuando encuentro algo como “el río de Dios,” o “la ciudad de Dios” o “Dios está en medio de ella,”  empiezo a buscar en toda la Escritura.  Cuando unes las referencias de ambas partes, del Antiguo y del Nuevo Testamento,  allí  surge  una imagen de los caminos de Dios, del plan de redención de Dios.

Por esta razón es importante leer toda la Escritura, no solo acampar en los Salmos, a pesar de lo maravillosos que son.  Yo estoy en los Salmos durante toda esta serie pero ¿han podido ustedes notar cómo saco del Viejo y del Nuevo Testamento para decirles lo que estas cosas significan, de manera que nos den más luz y más entendimiento?

Así  es  que “Dios está en medio de ella”.  Piensen en el pasaje de Levítico capítulo 26 dice así.

“Además, haré mi morada en medio de vosotros.  Andaré entre vosotros y Seré vuestro Dios, y vosotros series mi pueblo.” (vs. 11-12)

Dios está interesado en las  relaciones.  Dios está interesado en estar cerca de Su pueblo.  La proximidad es  importante para Dios.  Él no quiere ser un simple dios ahí del  cual oímos y del cual hablamos y asentimos  mentalmente.

Él quiere estar en nosotros, habitar en nosotros, estar relacionado con nosotros, tener Su lugar de habitación  en nosotros.  Esta es la imagen que tenemos del templo del Antiguo Testamento, del  Tabernáculo.  ¿Cuál era el punto? El punto no era simplemente un edificio  o  una tienda donde las personas asistían a un servicio religioso, sino que Dios dice, “Haré mi morada en medio de ustedes estaré en ustedes, y entre ustedes”.

Esto nos da una idea de que este era el propósito de Dios desde el   Antiguo Testamento. Zacarías capítulo 2 en el versículo 10 dice,  “Canta de júbilo y alégrate, oh hija de Sion; porque he aquí, vengo, y habitaré en medio de ti declara el Señor.”  Y algunas de ustedes pensarán pero cuál es la gran cosa si piensas así no estás pensándolo bien. Dios, el Dios del universo, Jehová de los Ejércitos, Yahweh, Elohim,  el Dios, el Dios trascendente, Creador, el preservador, Él es que dice, “Yo habitaré en medio de ti, Yo habitaré en ti, Yo viviré en tu iglesia, Yo viviré en tu familia Yo viviré en tu vida!”

La presencia de Dios, todo lo que sea bueno y santo, valioso o maravilloso de nuestras vidas, fluye de que Dios habita en medio nuestro. Dios es Él que dice, “Yo viviré en medio de ustedes.”  En Juan capítulo 1 (esto viene al Nuevo Testamento) dice, “El verbo se hizo carne,” Dios se vistió de carne, “y vivió entre nosotros”. Él “hizo tabernáculo” entre nosotros. “Y hemos visto Su Gloria”. Lo conocemos como Emmanuel, Dios con nosotros.  Y ahora el Salmo 46  está mirando  más allá de los tiempos cuando dice,  “Dios está en medio de ella”.

Cuando Jesús retornó a los cielos, Él prometió que enviaría Su Espíritu Santo.  En Juan 14 capítulo Jesús dice, “Él vive con ustedes y Él vive en ustedes” (vs.17).  Cristo en ti, el Espíritu Santo en ti,  tu esperanza y tu gloria.  Esta no es una frase que podemos simplemente pasar por alto. El Salmo 46, “Dios está en medio de ella.” ¿Y entonces qué?  Hay un inmenso, “¿Y entonces qué?” “Dios está en medio de ti,”  y esto hace toda la diferencia del mundo.

Entonces  tenemos el Nuevos Cielos y Nueva Tierra, la Ciudad de Dios en Apocalipsis 21, “Entonces oí una voz que decía desde el trono: He aquí, el Tabernáculo de Dios está entre los hombres”(vs.3). ¿No es esto grandioso? Que el Dios Santo haga Su lugar de habitación con este pobre, pecaminoso, malvado y caído hombre pródigo. Claro está, Él puede hacer esto solamente porque Él envió a Su Hijo a redimirnos  de nuestros pecados.

El Tabernáculo de Dios está con  los hombres,  y  “Él habitará con ellos y ellos serán Su pueblo, y Dios mismo estará  entre ellos como su Dios”.   (Apocalipsis 21:3)  En su comentario del Salmo 46, Juan Calvino dice lo siguiente:

Si nosotros queremos ser protegidos por la mano de Dios, nosotros debemos de ocuparnos sobre todas las cosas de que Él habite en medio de nosotros;  porque toda esperanza de seguridad depende solamente.de Su presencia.

“Dios está en medio de ella”. La presencia de Dios es nuestra mayor esperanza, es nuestra  máxima  esperanza y bendición.   Ustedes vieron en el versículo 4 que “Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, las moradas santas del Altísimo”.  Ves aquí que el lugar donde Dios mora es feliz y es santo.

Pero ahora en el versículo 5, “Dios está en medio de ella,  no será sacudida.  Dios la ayudara al romper el alba”.  Vemos que en  el  lugar donde está  la presencia de Dios es un lugar de protección y seguridad.  Feliz y santo…protección y seguridad…no hay nada mejor que esto, amigas. Esto es lo que sucede cuando la presencia de Dios mora en y entre nosotras.

Así es que Dios está en medio de ella, no será sacudida.  Esto es, ella no será destruida, ella no será vencida.  Esto no quiere decir que no habrá problemas, pero si quiere decir que cuando Dios está en medio de la Ciudad, en medio de  Su pueblo,  en medio de tu vida, no serás vencida; no serás destruida por los enemigos de Dios.

Esto hace tal contraste a lo que ya hemos visto en el versículo 2,  donde la tierra  sufre cambios, y los montes se deslizan al fondo del  mar,  y los montes tiemblan con creciente enojo, pero no obstante Dios dice que  Su santos no van a ser movidos.  Y esto es maravilloso.

El versículo 6 nos dice (aún no hemos llegado allí; lo haremos en el próximo programa)  que los reinos se  tambalean; los reinos de la tierra no son seguros.  Desde el punto de vista terrenal, las montañas y los reinos aparentan ser más imponentes, prevalecientes e impresionantes  más que la ciudad de Dios, más que la Iglesia, y el pueblo de Dios. Nosotras muchas veces  nos sentimos débiles, frágiles y arrolladas por este mundo y por su sistema.

Pero si Dios está en medio de Su pueblo,  Él tiene una  estabilidad que  perdurará  y sobrevivirá por encima de  todas las demás fuerzas y poderes  en el universo, y el pueblo de Dios estará firme cuando los reinos y las montañas se desmoronen y dejen de  existir para siempre.  Eso es lo que sucede cuando Dios está en medio nuestro.

Porque Dios está en medio de ella, en medio de la ciudad de Dios, el pueblo de Dios está más seguro que las mismas  imponentes  montañas del versículo 3.  El Salmo 112 dice, “El justo no será sacudido;  para siempre será recordado el justo.”  Eso le da estabilidad a tu vida, a tus emociones, a tu mente; es un ancla para tu alma.

Esta es la forma como lo dijo mi amigo Mathew Henry, “La iglesia sobrevivirá al mundo y estará en  plenitud  cuando este mundo sea arruinado.  La iglesia está edificada sobre la roca, y las puertas del infierno no van a prevalecer contra de ella.”  Si Dios es  por  nosotras, si Dios es con nosotras, no tenemos que ser movidas ante el más violento   atentado en contra nuestra.

Estamos tan acostumbradas a pensar de una manera que nos debilita, que nos hace vulnerables, y que nos hace sentir vencidas. Empezamos a pensar, “el Islam está acaparando el mundo, las fuerzas del mal, las fuerzas del materialismo,  el  consumismo, el socialismo, los gobiernos decadentes… etc. etc…”  terminamos en un estado mental pequeñísimo, y nos deprimimos. De manera que  tenemos  que aconsejar a nuestros corazones, renovar nuestros corazones en los caminos de Dios.

Cuando Dios está en medio de ella, ella no será movida.  Nosotras  necesitamos una perspectiva  totalmente diferente, necesitamos la perspectiva de Dios. El versículo continúa diciendo, que no solo no seremos removidas, vencidas, destruidas, sino que Dios la va ayudar cuando llegue el alba.  Él es la única verdadera ayuda y esperanza para Su pueblo.

Las Escrituras nos recuerdan una y otra vez lo efímero, lo necio de mirar hacia alguien o algo para nuestra ayuda.  El Salmo 60 dice “¡Danos ayuda contra el adversario, pues vano es el auxilio del hombre!  En Dios haremos proezas, y Él hollara a nuestros adversarios”.(Vs. 11-12.)

El Salmo 146 versículo 3 dice, “No confíes en príncipes, ni en hijo de hombre en que no hay salvación. Escuchen princesas es como si tu Príncipe Encantado al tener buena apariencia, y al ser adinerado eso te brindara seguridad, pero Dios   dice, “No pongas tu esperanza allí”.

El versículo 5 dice, “Bienaventurado aquel cuya ayuda es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en el SEÑOR  su  Dios”.  El gran escritor de himnos y cofundador del Movimiento Metodista, Charles Wesley, estuvo en una ocasión predicando en los campos de Irlanda cuando él fue atacado y perseguido por una turba que desaprobaba su doctrina.  El buscó refugio en la casa de un campesino local, y  la esposa de éste lo mandó a esconderse donde se ordeñan las vacas.

Pero al poco rato, el grupo de personas enfurecidas, llegó a esta casa y demandaron que se les dijera dónde estaba  Wesley.  La esposa de este campesino les ofreció a estas personas algo de comer, y mientras ellos comían, ella fue donde estaba Wesley y le indicó que saliera por la ventana y que fuera a esconderse detrás de una empalizada que estaba al lado de un pequeño arroyo.

Fue allí en ese lugar, escondido de sus perseguidores, oyendo el eco de  las  voces de quienes lo  acosaban, que Charles Wesley  escribió lo que algunos han llamado el himno más grandioso del idioma Ingles, Jesús amante de mi alma.  Permítanme leerles  la segunda estrofa de este himno  e imagínense a Wesley escondido en esta verja cerca del arroyo.

Otro asilo ¿dónde hallar? Indefenso acudo a ti;
Solo pude desmayar, porque mi peligro vi.
Solamente tú Señor, puedes dar consuelo y luz;
Vengo lleno de temor a los pies de mi Jesús.

No sé si exista alguna otra estrofa en los himnarios que sea para mí tan preciosa como esta. He clamado de igual forma tantas veces. “Oh Señor, con la sombra de tus alas cubre mi indefensa cabeza”. Y aunque seamos indefensos  ¿Qué lugar más seguro  puede existir que bajo la sombra de tus alas oh Dios, nuestro ayudador?

“Dios la ayudará cuando  llegue  el alba,”  literalmente, cuando llegue la mañana, cuando amanezca el día.  Muchas veces en las Escrituras, el alba, cuando el día irrumpe, es el tiempo cuando Dios viene a ayudarnos. Permíteme darte tres ejemplos.  Solo los voy a mencionar; tú puedes volver a esos versículos para examinarlos  más detalladamente.

En Éxodo capítulo 14 ¿recuerdas la historia de  cómo fueron los israelitas liberados  de Egipto  cuando  estaban siendo perseguidos por  el ejército del faraón?   Ellos estaban ya en el otro lado  del Mar Rojo.  El pueblo estaba  aterrorizado, y Moisés les dice, “No tengan miedo”  ¿Esto es una locura? ¿No te parece?  “Estad  firmes;  y ved la salvación que el Señor hará hoy por vosotros…El Señor  peleará por vosotros mientras ustedes permanezcan tranquilos”(vs. 14).

Entonces el versículo 24 dice,

Y aconteció que a la vigilia de la mañana, el Señor miró el ejército de los  egipcios desde  la columna de fuego y de nube, y sembró confusión  en el  ejército de los egipcios.   Y entorpeció las ruedas de sus carros, e hizo que avanzaran con dificultad. Entonces los egipcios dijeron: “Huyamos ante Israel, porque el  Señor pelea por ellos contra los egipcios.   Entonces el Señor dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre su carros y su caballeriza.

Y extendió Moisés su mano sobre el mar, y al amanecer, regreso el mar a su  estado normal, y los egipcios al huir se encontraban con él;  así derribó el Señor a los egipcios en medio del mar.  Y las aguas volvieron y cubrieron los carros y la caballeriza, a todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar, no quedó ni uno de ellos,  mas los hijos de Israel pasaron en seco por el medio del mar, y las aguas les eran como un muro a su derecha y a su izquierda. (vs. 24-29).

Dios salva a Su pueblo, los ayuda cuando entra el día, cuando llega el alba, cuando el día amanece, y al mismo tiempo trae juicio a Sus enemigos.

En el segundo libro de Reyes en el capítulo 19 hay un pasaje que hemos visto en esta serie, porque dijimos que el Salmo 46 pudo haber sido escrito en una ocasión que Dios hizo una gran liberación a Su pueblo cuando el rey Senaquerib y  el ejército asirio  estaban horrorizando y aterrorizando  a Jerusalén y a los habitantes de Judá.  El Rey Ezequías clamó a Dios, y entonces leemos:

“Por tanto así dice el SEÑOR  acerca  del rey  de Asiria: ‘Él no entrará en esta ciudad, ni lanzará allí flecha alguna; tampoco vendrá delante de ella  con escudo, ni levantará terraplén contra ella, por el camino que vino, por él se volverá, y no entraré en esta ciudad declara el Señor”.

Ahora, nosotros creemos esto porque hemos leído ya la historia, pero si hubiéramos estado presentes en ese momento  ¿lo   hubiésemos creído, con un ejército pisándonos los talones? Dios continúa y dice,

“Porque  defenderé  esta ciudad para salvarla por amor a mí mismo y por amor a mi siervo David.”  Y  aconteció que  aquella  misma noche  salió el Ángel del Señor e hirió a 185,000 en el campamento de los asirios; cuando los demás se levantaron por la mañana, he aquí, todos eran cadáveres.

¡Rescate sobrenatural, ayuda sobrenatural, no hay para esto explicación alguna, no hay para esto explicación humana!

Entonces  Senaquerib, rey de Asiria, partió y regresó a su tierra, y habitó en Nínive (vs 32-36).

Dios  cumple  Sus  promesas.  “Dios la ayudará al romper el alba”.

Quizás Él no venga inmediatamente; podrá parecernos que Él  no venga a nuestra ayuda inmediatamente, pero ciertamente Él vendrá.  Muchas  veces  tendremos  que  pasar la noche y esperar  a que llegue el amanecer.  La noche puede parecer larga, y sin final, pero debemos de recordarnos a nosotras mismas, y recordarnos las unas a las otras, que pronto  vendrá el alba.  Como el amanecer del día vendrá Su ayuda  sobrenatural  en el momento preciso.

“El llanto puede durar toda la noche”, dice el Salmo 30, “pero a la mañana vendrá el grito de alergia.” ¿Cuándo?  “en la mañana” (vs. 5).   Algunas   veces esto me ha llamado la atención y  anoche mismo meditaba, que no es que Dios no esté trabajando durante la noche, no es que Dios esté durmiendo durante la noche,  y que  cuando amanece  y el sol sale es que  Él dice, “Oh yo debo ir y ayudar a estas personas.”

No lo que  sucede es  que  a  la  luz del alba podemos ver lo que no podíamos ver durante la noche, y esto es la forma como Él nos ha estado ayudando.  A medida que la luz del día disipa las sombras de la noche, así  mismo la salida del Sol de Justicia  indica la dispersión de  la oscuridad de la maldad  y  de la  adversidad.

Dios ha estado  trabajando durante la noche.  Él estuvo en  la situación del  Mar Rojo.  Él estuvo durante la noche cuando los asirios.  Él estaba trabajando.  Pero cuando  está oscuro, no podemos ver lo que Dios está haciendo, y por eso es que me  fascina la cita del pastor John Piper.  “En cada situación hay mil cosas diferentes que  Dios está haciendo  que no podemos  ver  ni  tampoco sabemos”.

Puede ser “noche” donde tu vives ahora mismo y piensas. “Nada está sucediendo, nada está pasando, nada está cambiando”.  ¿Está Dios verdaderamente obrando?  Las Escrituras dicen, Dios ayudará cuando rompa el alba, y lo que pienso que realmente está diciendo es que  al amanecer  tus verás cómo Dios te  ha estado ayudando.  Dios es nuestro ayudador  y Él disipará y dispersará la  oscuridad de la noche.

Solo quiero recordarte  que esta ayuda no es solamente  una ayuda extrema para  situaciones de emergencia, tanto como la necesitamos en esas ocasiones, sino que es una ayuda para cada día, porque “a cada hora te necesito Señor”. ¿No es cierto?

El amor de Dios es constante nunca no cesa, pues nunca faltan sus misericordias” (Lamentaciones 3:22-23).

Permítanme citar de nuevo a mi amigo Matthew Henry, él dice,

Algunos creyentes en particular se pueden  aplicar este versículo,  [esto quiere decir que tú te lo puedes aplicar] si  Dios está  en nuestros  corazones, en medio nuestro,  si Su palabra vive abundantemente entre nosotros, estaremos firmes, seremos ayudados; confiemos entonces y no temamos, todo está bien, y todo  terminará  bien.

A medida que medito en el versículo 5 del Salmo 46, “Dios está en medio de ella, no será sacudida.  Dios la ayudará al romper el alba”.  No pude dejar de pensar en otro himno que me es tan familiar, y quizás a la mayoría de ustedes.  Déjenme leerles las palabras, y vamos a afirmarlas en nuestros corazones.

¡Cuán firme cimiento se ha dado a la fe
El Padre en su eternal Palabra de amor!
¿Qué más Él pudiera en Su Libro añadir
Si todo a Sus hijos lo ha dicho el Señor?

“No  temas por nada contigo Yo Soy;
Tu Dios yo soy solo, tu ayuda seré
Tu fuerza  y firmeza en mi diestra estarán
Y en ella sostén y poder te daré.

La llama no puede dañarte jamás
Si en medio del fuego te ordena pasar;
El oro de tu alma más puro será
Pues solo la escoria se habrá de quemar. 
 

Leslie:   Nancy Leigh DeMoss volverá en breve.  Yo sé que enseñar del Salmo 46 le ha dado ánimo a muchas de las personas que nos escuchan.  Este mensaje es parte de una serie titulada,  Castillo fuerte es nuestro Dios Si no han podido escucharla completa  pueden ir a, AvivaNuestrosCorazones.com y de esta manera escuchar los programas que se hayan perdido.

Mientras Nancy estudia y enseña, todo un equipo de personas labora detrás del telón, y un dedicado grupo de contribuyentes apoya el programa financieramente. ¿Puedes tu acompañarnos a mantener este programa en el aire para que más  mujeres sean motivadas por la Palabra de Dios  a través de este ministerio?

Puedes donar aquí en la página web, AvivaNuestrosCorazones.com, o llamarnos al 1-800-569-5959, desde los EE. UU. y Canadá. Cuando llames, especifica que deseas hacer una donación al ministerio hispano.

¿Te parece que los enemigos del Evangelio tengan tanta fuerza que se han convertido en invencibles?  Acompáñenos en el siguiente programa, cuando Nancy Leigh DeMoss ofrezca algunas perspectivas sobre esto. Aquí está ella de nuevo para orar, basándose en  una promesa del Salmo 46.

Nancy: Oh Señor, Como Te alabamos por Tus maravillosas, maravillosas promesas, y por esta en particular, la que hemos visto hoy la que hemos llevado  a nuestros corazones en este día”. Dios está en medio de ella, no será sacudida.  Dios la  ayudará al romper el alba”.

Señor, gracias porque pronto esta  larga  noche en este planeta lleno de pecado tendrá su fin, y  la gran eternal  mañana  sin   ninguna  nube  que  la oscurezca  romperá el alba y por siempre estaremos en Tu Presencia.  Así es que ayúdanos a recordar esto  cuando  haya oscuridad  en medio nuestro, cuando haya oscuridad a nuestro  alrededor.  Ayúdanos a  sostenernos en Ti con los ojos de la  fe,  y  un día será por vista. En el nombre de Jesús oramos, amén.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Tomado de: Aviva Nuestros Corazones

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

4/9 – El río de Dios

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Castillo fuerte es nuestro Dios | Salmo 46

4/9 – El río de Dios

Nancy Leigh DeMoss

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/el-rio-de-dios2/

Nancy DeMoss Wolgemuth: En los últimos 60 años, el grupo inglés de rock, Led Zeppelin, lanzó una canción que creo que refleja el deseo en cada corazón humano por aquello que es verdaderamente duradero.

Annamarie Sauter: Esta es Nancy DeMoss de Wolgemuth.

Nancy: Las primeras letras de la canción dicen: «Si el sol se negara a brillar, yo seguiría amándote. Aún si las montañas se desplomasen en el mar, todavía seremos tú y yo».

¿Te das cuenta? La gente está buscando algo confiable, algo inamovible, algo o alguien en quien puedan confiar. A menudo las personas piensan que han encontrado eso en una relación o en una carrera o en una fuente de ingresos o en un amigo.

El hecho es que la mayoría de las personas hoy en día están poniendo su esperanza en lo que el escritor del himno llamó «arena movediza». Solo Dios es inquebrantable, y cuando las montañas se desmoronen al mar, y el sol se niegue a brillar, solo Él estará allí por siempre.

Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth en la voz de Patricia de Saladín.

Esta semana estamos en la serie titulada Castillo fuerte es nuestro Dios. Nancy nos está guiando a lo largo del Salmo 46. Abramos juntas nuestras Biblias.

Nancy:

Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios, y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares; aunque bramen y se agiten sus aguas,  aunque tiemblen los montes con creciente enojo (Salmos 46: 1-3).

En los últimos programas, hemos estado viendo que tenemos aguas tumultuosas, agitadas, rugientes, y las inundaciones están devastando las montañas y todo lo que parecía estar seguro. Cuando pensamos en algo ‘seguro’, una montaña vendría a la mente, ¿verdad? ¡Uno simplemente no puede mover una montaña! Sin embargo, estas aguas están causando que las montañas sean arrojadas al mar. El resultado es el caos; la agitación.

Pero ahora, en el versículo 4 vemos otro cuerpo de agua que tiene un efecto muy diferente. El versículo 4 dice:

“Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, las moradas santas del Altísimo”.

Vamos a detenernos aquí y a meditar sobre esto por un momento.

En los versículos 2 y 3, vimos que las aguas eran amenazadoras, destructivas y mortales. Derribaron las montañas. Pero ahora en el versículo 4, por el contrario, tenemos un río, pero esta es agua con un efecto muy diferente, fertiliza la tierra, trae vida y vitalidad,  refresca trae gozo y alegría

Casi se puede oír, en los versículos 2 y 3, los gritos de las personas que estaban aterrorizadas por estas aguas, como las de un  tsunami. Y ahora, aquí tienes un río que hace que la gente se sienta  feliz, ¿que trae alegría a la gente? Bueno, es el río de Dios, una metáfora de la presencia de Dios, de la gracia de Dios, del favor de Dios que bendice y alegra los corazones de Su pueblo. «Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios».

El pueblo de Dios aquí se asemeja a una ciudad, y la ciudad de Dios está siendo rodeada y amenazada por enemigos, y como las aguas rugientes de un tsunami, las fuerzas del mal amenazan con abrumar y con tragarse al pueblo de Dios y Su santa ciudad. Pero los habitantes de esa ciudad, en el contexto del Antiguo Testamento, Jerusalén, están calmados.

Se debe a que Dios es su refugio. Él es su fuerza. Él es su ayuda, y están confiando en Él para su protección.

Estas personas, con la invasión del ejército asirio de la cual hemos hablado en los últimos días, tienen toda la razón para sentirse temerosas y tal vez incluso furiosas. Pero el río de la presencia de Dios y de Su gracia que fluye en medio de su pueblo los alegra. Incluso cuando están rodeados y amenazados por sus enemigos, la ciudad de Dios, tiene una fuente inagotable de alimento y de sustento que fluye de ella. Nunca se secará.

Esta gente, el pueblo de Dios, no puede ser separado de su provisión. Sus necesidades serán satisfechas. Están seguros de esto porque saben en Quién han creído y en Quién han confiado, y que no hay necesidad de caer en el miedo o en la desesperación.

Quiero recordarte que no importa lo que está sucediendo a tu alrededor, sin importar las agitadas aguas turbulentas o las aguas tumultuosas que te rodean, Dios siempre tiene un río de gracia para llevar alegría y paz a Su pueblo. Es Su gracia. Es Su provisión. Es Su sustento en tiempos difíciles.

Ahora quiero mirar el río de Dios un poco más extensamente, pero antes voy a hablar de esta ciudad de Dios a la que se hace referencia aquí: «Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, las moradas santas del Altísimo».

¿Qué es la ciudad de Dios?  Es el lugar sagrado donde Dios vive, donde Él reina, donde Él es adorado y donde Él es honrado. Se llama el Altísimo. Se trata de «la santa morada, la casa del Altísimo».  Él es el gobernante soberano del mundo, y la ciudad de Dios es esa gente que está gobernada por el Altísimo.

Ahora bien, como ya hemos dicho, en el contexto del Antiguo Testamento, la ciudad de Dios era Jerusalén, la ciudad terrenal de Dios, y creemos que tal vez el motivo de la redacción de este salmo fue el momento cuando  la ciudad santa, Jerusalén, estaba siendo amenazada por los ejércitos asirios del rey Senaquerib.

«La santa morada del Altísimo», era, en ese contexto, Jerusalén, pero la ciudad de Dios es mucho más que un lugar geográfico. Hay una ciudad espiritual de Dios, y esa es el pueblo de Dios, una comunidad santa de aquellos que son Sus verdaderos hijos. La Escritura nos enseña que Dios vive con Su pueblo. Dios mora en medio de Su pueblo. Ellos son Su santa morada.

Así que en el sentido del Nuevo Testamento, esto describe la Iglesia, que somos nosotros, los que realmente ponen su fe en Cristo. Nuestras vidas son Su templo, Su lugar santo. «La santa morada del Altísimo»—esa soy yo, esa eres tú, somos nosotros, es Su Iglesia—la ciudad de Dios.

Y por supuesto, también esperamos la ciudad eterna y celestial de Dios, que Gálatas llama «la Jerusalén celestial» que tiene su culminación definitiva en el cielo. La morada que Dios tiene ahora y está preparando para su pueblo, un cielo nuevo y una tierra nueva, donde habrá gozo y alegría eterna y sin fin—esa ciudad que vemos a la distancia… que no está lejos de Dios, aunque sí luce lejos para nosotras desde nuestra perspectiva.

En esa ciudad de Dios hay un río cuyas corrientes hacen la ciudad de Dios, el pueblo de Dios, la habitación de Dios, alegre.

Ahora bien, ese río es una idea central poderosa, fascinante y emocionante que se ve a todo lo largo de la Escritura, desde los primeros capítulos del Génesis hasta el último capítulo de Apocalipsis. Quiero tomar unos momentos para leerles algunos pasajes, por orden cronológico a través de la Escritura, que nos dan una idea de este río de Dios que se menciona en el Salmo 46.

Comenzando en Génesis, en el capítulo 2, en el versículo 8—esa es la primera referencia donde vemos este río. La Escritura dice: «Y plantó el SEÑOR Dios un huerto hacia el oriente, en Edén, el paraíso en la tierra; y puso allí al hombre que había formado. El árbol de la vida estaba en medio del jardín”. [Recuerda este versículo porque cuando llegamos al Apocalipsis, vas a ver otra vez  ese árbol de la vida.] “Un río salía de Edén para regar el jardín, y allí se repartía en cuatro brazos”.

Así, en el Jardín del Edén, Dios creó un río para que sea exuberante, hermoso y fructífero, y ese río, como podemos ver a través de la Escritura, es una imagen de la presencia de Dios y de la gracia de Dios que nos sostiene y hace que nuestra vida sea bendecida y fructífera.

Este río en el Edén se divide en cuatro ríos, que son nombrados a medida que continuamos leyendo Génesis capítulo 2 y servían para regar toda la región. Pero es interesante que en el Salmo 46 leemos: «hay un río [singular] cuyas corrientes [plural] alegran la ciudad de Dios».

Así que hay un río de Dios, un río de la gracia de Dios, un río de Su presencia que fluye de Su corazón y se canaliza y distribuye en cada lugar de la ciudad de Dios—entre el pueblo de Dios.

Fluye hacia donde tú vives, hacia tu familia, hacia tu iglesia, hacia tu comunidad, hacia tu vida. Un río—la presencia de Dios—que luego se divide y se distribuye y fluye hacia todos los lugares—todas las ciudades donde se escucha este programa; en tu ciudad, en tu vecindario.

Si vives en Argentina, en un pequeño suburbio, el río de Dios tiene un arroyo que pasa por ahí. Y algunas de ustedes que viven en los EE. UU. o en Colombia, o en Guatemala o en México, donde quiera que vivas…el río de Dios tiene una corriente de agua que va hasta allí y por todas partes.

Ahora leemos en el Salmo 1 una descripción del hombre que se complace, que se deleita, en la ley del Señor. Dice: «Será como árbol firmemente plantado junto a corrientes de agua,  que da su fruto a su tiempo,  y su hoja no se marchita;   en todo lo que hace, prospera».

Aquí vemos la refrescante y vivificante provisión de la gracia de Dios que viene a nosotras, ¿cómo? A través de Su Palabra. Mediante la meditación de día y de noche en la Palabra de Dios, es como se llega a ese río que fluye dentro y corre por tu cuerpo.

El Salmo 46 se ha convertido, para mí en un río de Dios en estos últimos días, regando la sequedad de mi corazón, convirtiéndolo de un desierto a un lugar hermoso, un lugar fructífero, un lugar bendecido.

El Salmo 36 dice: «les das a beber del río de tus delicias. Porque en ti está la fuente de la vida”. En el Salmo 65, «Tú visitas la tierra y la riegas en abundancia, en gran manera la enriqueces; 
el río de Dios rebosa de agua”.

Estos versículos hablan de una abundante provisión, una provisión suficiente de la gracia de Dios y de Su presencia.

A veces nos sentimos como si el río de Dios fuera solo un pequeño goteo, minúsculo, corriendo por nuestras vidas. Y a veces nos sentimos como si el lecho del río se hubiera secado, ¿no es así? Ve a las Escrituras y recuerda que Dios te da a beber del río de Sus delicias.  Él es la fuente de la vida, y en Él no hay sequedad, dice Su Palabra. «Tú visitas la tierra y la riegas en abundancia, en gran manera la enriqueces; el río de Dios rebosa de agua».

Ahora mismo yo estoy atravesando por algunas circunstancias desesperantes en mi vida, y algunas de ustedes también las tendrán. Pero quiero decirte que el río de Dios no nos falta. Está lleno. Está siempre lleno. Está lleno cuando yo estoy vacía. Está lleno aun cuando yo estoy seca. Él todavía está lleno. Y ese río de Dios puede correr a través de mi vida por la fe, si le permito ser mi  fuente completa de provisión.

Luego escucha este pasaje de Isaías 8:

Y volvió el SEÑOR a hablarme de nuevo, diciendo: Por cuanto este pueblo ha rehusado las aguas de Siloé que corren mansamente, 
he aquí el Señor va a traer sobre ellos las aguas impetuosas y abundantes del Éufrates, 
 es decir, al rey de Asiria con toda Su gloria, que se saldrá de todos sus cauces y pasará sobre todas sus riberas.  Fluirá con ímpetu en Judá, inundará y seguirá adelante,  hasta el cuello llegará,   y la extensión de sus alas   llenará la anchura de tu tierra, oh Emmanuel.» (vv. 5-8).

En este pasaje se describen dos cuerpos de agua. El primero es el de «las aguas de Siloé, que fluyen suavemente». Ese es el agua de la provisión de Dios, Su protección. «Las aguas tranquilas de Siloé», dijo un comentarista, «eran una pequeña fuente, y un arroyo en las afueras de Jerusalén, que suministraban agua a una piscina dentro de la ciudad para el uso de los habitantes». 1

Así que no había un río que corría a través de Jerusalén, pero había una pequeña fuente y un arroyo que siempre proveían el suministro suficiente para las necesidades de las personas, y Dios dice aquí: «Yo soy como las aguas de Siloé, que fluyen suavemente, pero,» Él añade: «Por cuanto este pueblo ha rehusado, no las quieren, las aguas de Siloé que corren mansamente”.

La presencia de Dios está representada como un río manso, que fluye apacible y Dios dice, «porque mi pueblo ha rechazado mi gracia y mi presencia, y el río de mis delicias, voy a traer contra ellos río  torrencial  que los vencerá, inundará, y abrumará.» Es el río de los enemigos de Dios. En este caso, es el ejército asirio.

Dios dice: ¿Tú no me quieres?, ¿No quieres mi gracia? ¿Yo no soy suficiente para ti? ¿No puedes confiar en Mí? Entonces déjame mandar un poco de agua hacia ti. «Y Dios dice que si recibimos Su favor y Su gracia, ese río suave es suficiente para soportar las olas tumultuosas y amenazantes que se oponen a nosotros en el mundo. Pero si rechazamos ese río manso, y de suave fluir, de Su presencia, de Su gracia, vamos a terminar siendo abrumados por el adversario.

Realmente importa si confiamos en la presencia de Dios y en Su provisión para nuestras vidas. Tú dirás, «Bueno, me gustaría tener más». Dios dice: «Tienes suficiente. ¿De verdad quieres más? Te voy a dar algo que te dará más. . . Puedo enviarte agua, pero no quisieras que sea el ejército asirio que viene a desbordarte y a conquistarte. Dios dice: «Toma tu elección. Pon tu confianza en mí, o estarás abrumado por el enemigo».

Isaías capítulo 33 lo expresa de esta manera: «Porque allí, el Majestuoso, el SEÑOR, será para nosotros   lugar de ríos y de anchos canales» (v. 21). Dios es para Su pueblo un lugar de ríos y  de arroyos muy anchos. Eso sugiere abundancia, suficiencia. Su plenitud divina es la fuente inagotable de nuestra plenitud, de nuestra fecundidad, de nuestra paz y de nuestra alegría.

Escucha también lo que dice Jeremías capítulo 17:

Bendito es el hombre que confía en el SEÑOR,  cuya confianza es el SEÑOR. Será como árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces junto a la corriente; no temerá cuando venga el calor, 
y sus hojas estarán verdes; en año de sequía no se angustiará ni cesará de dar fruto (vv. 7-8).

Él está diciendo, «¿Quieres ser fructífera? ¿Quieres ser protegida de la sequedad espiritual? Pues plántate junto al río. «¿Y cuál es el río? Es el Señor. Él es la fuente de la vida y de la fecundidad, la protección contra la sequedad espiritual.

Veamos unos pasajes más. En Ezequiel capítulo 47— algún día tal vez haremos toda una serie sobre este pasaje, me encanta este pasaje. Al profeta Ezequiel se le da una visión en la que ve una corriente de agua que sale hacia delante del templo y riega la tierra. Este río, a medida que sale, da vida y salud a todo lo que toca.

Ezequiel capítulo 47, comenzando en el versículo 9:

“Y sucederá que dondequiera que pase el río, todo ser viviente que en él se mueve, vivirá. Y habrá muchísimos peces, porque estas aguas van allá, y las otras son purificadas; así vivirá todo por donde pase el río. . .

Junto al río, en su orilla, a uno y otro lado, crecerán toda clase de árboles que den fruto para comer. Sus hojas no se marchitarán, [¿Hemos escuchado esto antes?] ni faltará su fruto. Cada mes darán fruto porque sus aguas fluyen del santuario; su fruto será para comer y sus hojas para sanar «(v. 9, 12).

Y Dios quiere que de nuestras vidas corran ríos de agua viva. ¿No es eso lo que Jesús dijo en Juan capítulo 7?

El que cree en mí, como ha dicho la Escritura: «De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva.” Esto dijo acerca del Espíritu, que recibirían los que creyeran en Él «(vv. 38-39).

Escucha, no habrá una fuente de río de agua viva, dentro de mí o dentro de ti apartados del Espíritu de Cristo de mora en nosotros. Pero con el Espíritu de Cristo que mora en nosotros hay un manantial inagotable, una fuente de agua viva. La presencia, la gracia y el favor de Dios pueden fluir a través de nosotros en la medida que el Espíritu Santo de Dios nos llena.

Bueno, vamos al último capítulo de la Biblia, Apocalipsis capítulo 22. Leamos el pasaje, o escúchalo en el contexto de los otros pasajes que hemos estado leyendo desde el principio en el libro de Génesis.

“Y me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero…”

¿Ves la ciudad de nuevo? Tienes el río y la ciudad juntos en el Salmo 46, y ahora de nuevo en Apocalipsis 22.

Además, a cada lado del río, está el árbol de la vida… ¿Recuerdas Génesis 2? ¡No habíamos vuelto a ver ese  árbol de la vida desde que el hombre pecó! Pero ahora lo volvemos a ver, y está en la ciudad de Dios.] …Que produce doce clases de fruto, dando su fruto cada mes; y las hojas del árbol eran para sanidad de las naciones (vv. 1-2).

Entonces, ¿qué es este río de agua de vida que fluye del trono de Dios y del Cordero? Pues bien, el Evangelio de Juan nos ayuda con un pequeño detalle, y está en el libro de Juan, capítulo 19, en el versículo 34. ¿Recuerda que en la cruz después de que Jesús murió uno de los soldados en Juan capítulo 19 dice: «le abrió el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua»? (V. 34).

Ahora bien, en Juan capítulo 2, el cuerpo de Cristo ya había sido identificado como el templo de Dios. Y de ese templo salió sangre y agua. El río que da la vida al mundo es la corriente de la gracia de Dios que brota del corazón de Cristo, entregado por nosotros en Su sacrificio en la cruz.

A partir de ese arroyo que fluye del costado de Cristo hay un río que bendice a toda la creación y que trae alegría y paz a la ciudad de Dios, al pueblo de Dios, y nos permite ser fructíferas y llegar a ser una fuente de bendición para otros en necesidad. «Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, la santa habitación del Altísimo».

Si tú eres morada de Dios, si tu vida es su templo— y lo es, si has puesto tu fe en Cristo—entonces Dios tiene la intención de que haya fuentes de agua viva llenándote, que fluyen a través de ti, dándote vida a ti y a los demás que te rodean, y es la vida de Su gracia.

Annamarie: Nancy estará de regreso para darte un mensaje especial y para orar.

Ella nos ha estado preparando para las tormentas de la vida, llevándonos a lo largo del Salmo 46. El mensaje de hoy es parte de una serie llamada, Castillo fuerte es nuestro Dios. Para escuchar este programa en línea, puedes visitarnos en AvivaNuestrosCorazones.com. También puedes escucharlo a través de la aplicación de Aviva Nuestros Corazones, y no solo escucharlo, sino que fácilmente puedes compartirlo con tus amigas o hermanas.

Como Nancy ha explicado, esta serie surgió a raíz de circunstancias personales, y sabemos que muchas oyentes se pueden identificar con lo que han estado escuchando.

Nancy: Bueno, yo sé que no soy la única que tiene que seguir viniendo al Señor para buscar fortaleza cuando los vientos rugen a mí alrededor. Nuestras oyentes suelen escribir y compartir con nosotros acerca de algunas de las luchas que están enfrentando.

Una mujer nos escribió diciendo: «He sido realmente probada en los últimos tiempos hasta el punto de darme por vencida. Sus palabras que nos dicen que debemos estar quietos y esperar en el Señor realmente levantaron mi espíritu.»

Estoy muy agradecida de que hemos sido capaces de animar a esa mujer y día a día, a través de este programa somos capaces de ayudar a un sinnúmero más, justo como ella. Nuestras oyentes juegan un papel crucial en ayudarnos a seguir transmitiendo este tipo de mensaje esperanzador.

Si has sido alentada de alguna manera por Aviva Nuestros Corazones, si has encontrado esperanza en el Señor a través de los mensajes que has escuchado en esta emisión, ¿considerarías  ayudarnos a difundir este mensaje a otras mujeres?  Permanecemos en el aire gracias a las donaciones de oyentes como tú. Así que ¿podrías detenerte un momento y orar y preguntarle al Señor si Él quiere que te involucres en ayudar a este ministerio?

Annamarie: Solo tienes que visitarnos en nuestra página web, AvivaNuestrosCorazones.com y hacer tu ofrenda conforme el Señor lo ponga en tu corazón.

Como agradecimiento por tu ofrenda de cualquier monto te enviaremos una copia del libro “En la quietud de Su presencia”, este es una invitación a fortalecer tu vida devocional con Dios. Visitanos en AvivaNuestrosCorazones.com, haz tu ofrenda e indica que quieres recibir el libro. Los envíos están disponibles a EEUU y Canadá.

Bueno, aquí uno de los temas más sorprendentes que encontramos en la Escritura: Dios habita en medio de Su pueblo. ¿Por qué es esto tan sorprendente? Nancy lo explicará en el próximo programa de Aviva Nuestros Corazones. Ahora oremos juntas.

Nancy: Te doy gracias, Señor, por ese río de agua de vida, que cuando las circunstancias y el dolor, o las tormentas, los vientos y las olas están golpeando nuestra vida, en nuestro interior «hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, la santa habitación del Altísimo». Y a medida que confiamos en Ti y que tomamos de ese río, encontraremos abundancia y fecundidad, seguimos creyendo y recibiendo debido a la vida que nos has dado a través de Cristo, en cuyo nombre oramos con acción de gracias, amén.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
Thank You, Led Zeppelin, Led Zeppelin II (Remastered) ℗ 1969; Río De Dios, Miriam Bloise, Respuesta De Amor ℗ 2011.

Usado con permiso del Ministerio Aviva Nuestros Corazones 

Tomado de: Aviva Nuestros Corazones

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

3/9 – Cuando eres agobiada por el temor

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Castillo fuerte es nuestro Dios | Salmo 46

3/9 – Cuando eres agobiada por el temor

Nancy Leigh DeMoss

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/cuando-eres-agobiada-por-el-temor/

Leslie Basham: Nancy Leigh DeMoss estaba estudiando un pasaje acerca de una tormenta violenta cuando fue sorprendida con noticias importantes.

Nancy Leigh DeMoss: Todavía puedo recordar la mañana cuando estaba meditando y memorizándome el Salmo 46 — al principio de mi propia jornada a través de este Salmo.  En medio de ese tiempo devocional, recibí la noticia de un terremoto masivo que ocurrió en la costa de Japón — una magnitud de 9.0 — el más poderoso terremoto que se conoce que haya ocurrido en Japón, y uno de los cinco terremotos más poderosos en el mundo desde que comenzaron a guardar registros en  1900.

Desde luego, como recordarás, ese terremoto masivo fue seguido por réplicas por más de cincuenta réplicas, algunos de ellos tan grandes como de la magnitud de 6.0.  Luego el terremoto provocó un tsunami gigante, con olas hasta 128 pies (39 metros) olas que golpearon la costa de Japón y que viajaron tierra adentro 6 millas, tragándose todo a su paso.  Las imágenes de esa agua encrespada eran apocalípticas.  Y todo eso  hizo que ese pasaje se hiciera aún más vivo para mí, como estaremos viendo en el Salmo 46 los versículos: 2-3 el día de hoy.

Leslie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.  Nancy nos ha estado ayudando a prepararnos para las tormentas de la vida en una serie titulada Castillo fuerte es nuestro Dios.  Mientras estábamos grabando, literalmente una ráfaga de tormentas azotó esta área.

Leslie: Quizás oigas algunas de esas tormentas en la grabación.  Pero más importante que eso, escucharás consejo sabio acerca de cómo manejar las tormentas que lleguen a ti. Nancy está en el Salmo 46.

Nancy: Solo para retomar donde estamos, veamos el versículo 1.  Vimos aquí que Dios es un refugio estable, seguro y que nunca falla.  Dios es nuestro refugio y fuerza, y nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.

Ahora, en los versículos 2 y 3 vamos a ver una constante.  Vamos a ver la inestabilidad y la inseguridad de cada refugio terrenal.  Permíteme leer esos dos versículos, y luego hablaremos sobre  ellos.

“Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios, y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares; aunque bramen y se agiten sus aguas, aunque tiemblen los montes con creciente enojo.”

 

Ahora vemos aquí una descripción de desastres naturales violentos e inusuales.  Caos.  Conmoción catastrófica del orden natural.  Olas agitadas pegando furiosamente contra las montañas.  Vemos a estas montañas siendo desarraigadas y arrojadas al mar.  Esto no es algo que pasa todos los días.

El punto es que hay cosas que pensamos que son estables y que pensamos que son seguras y en momentos descubrimos que no son ni estables ni seguras en lo absoluto.

Al llegar al Salmo 46 a los versículos 2-3, vemos esta devastación causada por aguas turbulentas.  Esas aguas y esa devastación, son una metáfora de fieros oponentes que buscan destruir el pueblo de Dios.  Veremos eso al escudriñar el salmo más profundamente.

Muchos comentaristas piensan, como hemos dicho antes, que se trata de una descripción de las amenazas del ejército asirio avanzando como una ola gigantesca en contra de Jerusalén.  Así que en estas aguas agitadas que causan que montañas sean arrojadas al mar, vemos la descripción, de revoluciones políticas, nación contra nación, confusión geopolítica, tormentas en cada nivel de cada frente de cada escala imaginable.

El versículo 2 habla acerca de que la tierra cedió.  Esta es una imagen de conmoción extrema.  Pensamos en la tierra como lo más sólido, usualmente.  Hasta que empieza a temblar.  Pero, eso sucede todos los días.  Usualmente pensamos que si hay algo sólido en el mundo, es el suelo — tierra firme, el suelo en el que estás parada.

El punto es que nada en este mundo, incluyendo la tierra, es seguro.  Todo es inestable e incierto — todo.  Va a haber terremotos.  Va a haber problemas.  Vimos eso como una palabra plural en el primer versículo.  Cosas que pensábamos que eran estables, inquebrantables y seguras pueden y van a cambiar.  Van a ceder.  Van a ser conmovidas.

Si la tierra puede ceder, entonces cualquier cosa puede ceder.  ¿No es cierto?  Cualquier cosa puede y va a cambiar.  Todos llegamos a puntos en nuestras vidas cuando las cosas que pensábamos que eran las más seguras y las más duraderas prueban no ser seguras ni las más duraderas, ni duraderas.  Es un recordatorio que nunca encontraremos seguridad en ningún refugio terrenal.  Cualquier persona, cualquier cosa en que confiamos, está sujeta a cambio.

Las montañas y la tierra — pensamos de estas cosas como que son inquebrantables.  Pero el hecho es que, solo Dios es inquebrantable. Solo Él es completamente confiable, fiel, y digno de confianza.  Escucha, los problemas causan que nuestros corazones se desprendan de este mundo, cuando nos damos cuenta que no hay nada estable aquí.

Nuestros corazones están ligados a esta tierra hasta que los problemas vienen y nos sacuden.  Cuando nos sacuden, nuestros corazones se desarraigan de esta tierra y se atan más a Dios y al cielo y a lo eterno; a las realidades que sí son inquebrantables.  Y este es uno de los propósitos de los problemas.

Dios conoce que si no tuviéramos problemas, pusiéramos nuestras estacas aquí profundamente. Solo quisiéramos estacionarnos y quedarnos para siempre.  Esa no es la intención de Dios para nosotros para siempre. ¡Ni se acerca a eso!  Él quiere que nuestros corazones se muevan hacia el cielo.  ¿Cómo hace Él eso?  Él agita problemas.  Él hace que montañas se muevan y que las aguas se agiten y provoca tormentas y tempestades — literales o metafóricas — para que nos demos cuenta que, “no puedo poner mi confianza en estas cosas”.

El matrimonio es un gran regalo, pero si tu confianza está en tu esposo, al final, vas a estar decepcionada.

Los hijos son un gran regalo, pero si tu confianza está en cómo resultarán al final, vas a estar decepcionada.

No hay nada, ni nadie, nadie que sea confiable.

He aprendido eso en estos meses recientes.  Recibí una noticia hace varios meses.  De algo que pensé que era muy seguro, tan fiable en mi vida, y luego descubrí que — puf — se desapareció.  Si me hubieras preguntado antes, “¿Tenias tu confianza en esa cosa?”  Yo te hubiera dicho, “No creo”.  Bueno pues, no lo sabía hasta que cambió.

Entonces descubres si realmente tienes seguridad.  Si has estado poniendo tu confianza en cosas y en personas que te pueden ser quitadas de ti y que pueden moverse, no estás en terreno seguro. No vas a tener seguridad.

Elisabeth Elliot escribió un libro llamado, “Facing the Death of Someone You Love”. “Enfrentado la muerte de alguien que amas”, y ella escribió acerca de su propia experiencia.  Recordarás que su primer esposo, Jim Elliot, fue martirizado por los indios auca en las junglas de Ecuador.  Su segundo esposo, Add Leitch, murió de cáncer.  En ese libro ella habla acerca de enfrentar la noticia sorprendente de que tu amado ya no está.  Ella dice en el libro,

“Todo lo que ha parecido lo más fiable, ha cedido.  Las montañas se están cayendo.  La tierra está tambaleando.  En esos momentos es un consuelo profundo saber que aunque todas las cosas parecen ser sacudidas, una cosa no lo es: Dios no es sacudido”.

Me encanta ese versículo en Hebreos capítulo 12.  Es el versículo 27.  Permíteme parafraseártelo.  Porque podemos tomar tiempo y leerlo en su contexto total, pero déjame darte la esencia de lo que dice ese versículo.  Esencialmente dice que las cosas que pueden ser sacudidas serán sacudidas, para que entonces las cosas que no pueden ser sacudidas permanezcan.

Ahora, el salmo continúa diciendo que porque “Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones… por tanto no temeremos”.  Porque tenemos una cierta realidad segura e inquebrantable, aun cuando todo a nuestro alrededor está enloqueciendo, “Por tanto no temeremos”.

Ahora, nuestra falta de temor no está basada en lo que está pasando a nuestro alrededor, porque las cosas que están pasando a nuestro alrededor pueden ser terriblemente atemorizantes.  Está basado en ese fundamento seguro e inquebrantable que es Dios.

El Salmo 27 en el versículo 1 lo dice de esta manera, “El Señor es la fortaleza [o fuerza] de mi vida ¿de quién tendré temor?”  Si tu vida está anclada en Él, no hay razón para temer.

Aun con el ejército violento y bien armado de Asiria que estaba amenazando a Jerusalén—terrenalmente hablando, los Asirios tenían el poder—aun con ese ejército sitiando y rodeando y amenazando la ciudad, el pueblo de Dios en esa ciudad podía permanecer seguro, calmado y libre de temor.  ¿Por qué?  ¿Porque ellos pensaban que podían vencer a los Asirios?  ¡De ninguna manera!  Era porque Dios era su refugio y su protección.

El antídoto al temor en un mundo terrorífico no es tratar de mover nuestras vidas lejos del temor o de los problemas.  El antídoto al temor es anclar nuestras vidas en el carácter de Dios.

Ahora, cuando dice que no temeremos, eso no quiere decir que no vamos a tener sentimientos de temor.  Pienso que quiere decir que no seremos sobrecogidas o paralizadas por el temor.  Tendremos la fuerza y el valor para vencer sobre el temor.

No quiero que pensemos que es algo anormal.  Si viene un tornado con fuerza hacia tu casa, va haber alguna reacción de temor de adrenalina natural.  Creo que lo que está diciendo aquí es que no vamos a tener ese temor paralizante que no te deja seguir adelante ni hacer lo que necesitas hacer.  Tendrás el valor de vencer el temor porque sabes  Quién es el que está en control de todo.

He estado leyendo a lo largo de los últimos meses, solo un poquito a la vez, la biografía de Hudson Taylor, el fundador de la Misión Interior de China (China Inland Mission).  Hay un recuento especial en ese libro de cómo Taylor y su familia y compañeros de misiones estaban viajando por barco a China.  En uno de sus viajes, se encontraron con una tormenta de quince días en el mar de China, donde se enfrentaron con tifón tras tifón.

La descripción es que las velas desaparecieron, los mástiles se desaparecieron, todo se perdió menos su esperanza constante en Dios.  Luego un Sr. Rudland, quien estaba en ese barco y está escribiendo este recuento, notó que a través de la tormenta, el Sr. Taylor estaba perfectamente calmado.  Me encanta esa descripción.  Me pongo a pensar, “¿Señor podré ser esa yo algún día?  Las velas desaparecieron, los mástiles desaparecieron, todo se fue, menos su constante esperanza en Dios.  A lo largo de la tormenta, el Sr. Taylor, cuya vida estaba anclada en Dios, estaba perfectamente tranquilo.

Hay una tormenta allá afuera mientras estamos hablando ahora mismo.  Que es un buen recordatorio de que tenemos un lugar seguro.  Estamos seguras en este salón.  No nos estamos mojando.  Estamos oyendo algo de trueno, estruendos y ruido.  Las nubes están oscuras allá afuera, pero no las podemos ver.  Estamos en este salón, y tenemos un lugar seguro.  Qué imagen de cómo Dios quiere ser nuestro lugar seguro, nuestro refugio en medio de la tormenta.

No quiere decir que las tormentas no vendrán.  Vienen para acá ahora mismo.  Puedes oír los truenos retumbantes allá arriba.  Pero podemos permanecer en calma en medio de las tormentas porque tenemos un refugio.

Cuando las cosas a nuestro alrededor y en nuestro mundo son estables, es fácil darle gracias a Dios y sentir que todo está bien con mi alma.  Pero cuando las cosas no son tan estables, tendemos a sentirnos que no está todo bien.   Es por eso que somos adictas  a la paz, a lo cómodo, y a ese sentimiento de seguridad.  Cuando las olas se incrementan y somos golpeadas por las circunstancias, a menudo nos ponemos ansiosas, inquietas  y temerosas.

Me da tristeza decirte que en algunas de las tormentas que he enfrentado en los últimos años,  mi reacción natural no ha sido buscar refugio en el Señor.  Mi respuesta ha sido, en  numerosas situaciones, ponerme temerosa y ansiosa.  Por eso estoy insistente en este salmo, y pidiéndole a Él que estampe este salmo dentro de mi corazón.

Dios usa eventos que ponen nuestro mundo al revés para llevarnos a aferrarnos a Él.  A veces es fe cruda y franca.  No  puedo ver.  No puedo sentir.  No sé cómo va a terminar esto, como Él lo va a resolver o a arreglar.  Estoy en algunos problemas ahora mismo que no sé como Dios los va a resolver.  ¿Así que, qué haces?  Te aferras a Dios, quien es nuestro refugio, nuestra fuerza y nuestra ayuda.

Así que esos tsunamis, esas inundaciones, esos tifones, esas tormentas — nos recuerdan y nos llevan a Él, y nos recuerdan que nuestra única seguridad se encuentra en Él.  Si has puesto tu esperanza en cosas o en personas de este mundo, lo cual todos nosotros lo hemos hecho en un mayor o menor grado, entonces tienes razón para tener temor.  Porque cuando tu mundo cede, todo en lo que tú has confiado y esperado y encontrado refugio se perderá también.  Será arrastrado.

Pero si tú has puesto tu esperanza en el Dios eterno, aunque todo lo demás a tu alrededor ceda, entonces cuando todo sea dicho y hecho, todavía vas a tener intacta tu Posesión más preciosa y necesaria.  Aquellos que han construido sus vidas en el fundamento de este mundo presente un día sufrirán pérdida irreparable al descubrir que para todo aquello para lo cual han vivido es temporal, movedizo, y vulnerable.

Pero aquellos que han puesto su confianza en Cristo, la Roca Firme, no tienen nada que temer, porque esa Roca nunca será movida, sino que los sostendrá con seguridad y firmeza para siempre.

¿No te encanta el himno, “La Roca Firme”?   Aprendí recientemente que fue escrito en 1834 por un pastor británico y lo cantó por primera vez para una mujer moribunda.  Piensa en la escena mientras reflexionas en estas palabras.

Mi fe está puesta en Jesús solo en su Sangre y su virtud,
En nadie más me confiaré mas solo de Él dependeré.

Cuando no pueda ver su faz, sé que su gracia es siempre igual.
Aun cuando viene tempestad, Él es mi ancla y firme está.

En sus promesas me fiare, aun cuando el viento fuerte esté;
Si todo cae alrededor Él es mi fiel sustentador.

Sobre la Roca firme estoy y solo en Cristo fuerte soy, y solo en Cristo fuerte soy. 

Leslie: Nancy Leigh DeMoss no ha terminado.  Regresará con más enseñanza.  Hemos estado viendo juntas el Salmo 46 en una serie llamada, Castillo fuerte es nuestro Dios.

Como Nancy ha estado explicando, es una serie que nació en el laboratorio de su propia vida.

Nancy: Bueno, como sucede con frecuencia, la serie que estamos transmitiendo esta semana en el Salmo 46 fue grabada hace varios meses cuando yo estaba experimentando unas grandes tormentas en mi vida.  Desesperadamente necesitaba que me recordaran de la fidelidad de Dios cuando las tormentas son tan violentas.

Yo se que muchas, muchas de nuestras radiooyentes están en la misma situación.  Una oyente nos escribió recientemente con un ejemplo.  Ella dijo,

“Cuando la vida ha sido difícil — y ha sido extremadamente difícil los últimos cuatro años — estoy tan agradecida de tener tus enseñanzas.  Probablemente he escuchado unas diez veces tus enseñanzas acerca del quebrantamiento, y he impreso las transcripciones para poderlas compartir con otras también.  Por favor sigue enseñando”.

Te aseguro que mientras el Señor nos lo permita, eso es exactamente lo que planeamos hacer.  También estoy confiando que Él seguirá proveyendo las finanzas para mantener Aviva Nuestros Corazones en el aire.  Como tú sabes, este es un ministerio sostenido por sus oyentes.  Así que eso quiere decir que necesitamos oyentes como tú quienes han sido bendecidas e impactadas a través de este ministerio, para sostener el ministerio financieramente.

Tal vez tú eres una de las miles de personas que ha escuchado este programa, te ha ayudado en algún tiempo de necesidad, te ha fortalecido y animado en tu caminar con el Señor, pero quizás no has tenido la oportunidad de mandar una ofrenda para ayudar al ministerio.

Quiero pedirte si está dentro de tus posibilidades que consideres apoyar a Aviva Nuestros Corazones este mes.  Al hacerlo, estarás ayudándonos a nosotros mientras a su vez nosotros ayudamos a otras mujeres a soportar las tormentas de la vida, y a experimentar la paz y la fidelidad de Dios en cualquier circunstancia que ellas estén enfrentando.

Leslie: Aviva Nuestros Corazones es posible por tus donaciones.  Puedes apoyar a Aviva Nuestros Corazones con un donativo de cualquier tamaño.  El número a llamar, desde EEUU y Canadá, es 1-800-569-5959, o puedes donar en AvivaNuestrosCorazones.com. Cuando llames especifica que tu donativo está dirigido al ministerio en español.

Todos están buscando seguridad.  Están buscando algo en que confiar, pero siguen siendo decepcionados.  Nancy Leigh DeMoss te mostrará que lo único en que puedes verdaderamente confiar, eso será mañana en Aviva Nuestros corazones.  Ahora está de regreso para concluir el programa de hoy.

Nancy: Quiero recordarnos que las tormentas, el estremecimiento, los temblores que experimentamos en nuestros día nos dan un leve vistazo del día venidero cuando la tierra entera sea estremecida y destruida por un juicio cataclísmico que viene a este mundo.

He estado leyendo en mi tiempo devocional en el libro de Apocalipsis.  Apenas estoy terminando otra jornada completa a través de toda la Biblia.  Permíteme leerte una descripción en Apocalipsis capítulo  6.  Es una imagen de este juicio cataclísmico — hablando acerca de desastres naturales.

“Vi cuando el Cordero abrió el sexto sello, y hubo un gran terremoto, y el sol se puso negro como cilicio hecho de cerda, y la luna toda se volvió como sangre, y las estrellas del cielo cayeron a la tierra, como la higuera deja caer sus higos verdes al ser sacudida por un fuerte viento.  Y el cielo desapareció como un pergamino que se enrolla, y todo monte e isla fueron removidos de su lugar.

Y los reyes de la tierra, y los grandes, los comandantes, los ricos, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros y escondednos de la presencia del que está sentado en el trono y de la ira del Cordero, porque ha llegado el gran día de la ira de ellos, ¿Y quién podrá sostenerse?” (12-17).

Esta porción me recuerda a esas imágenes de Japón de la gente tratando en vano de correr delante de las olas agitadas para llegar a tierra más alta.  Pienso en ese canto espiritual, “Oh hombre pecador, ¿a dónde vas a correr en ese día?”

La Escritura describe la ruina final de esta tierra como la conocemos ahora.  Se va a desintegrar.  No existirá más.  Luego, gloria a Dios, será reemplazada por un Nuevo Cielo y una Tierra Nueva, centrada alrededor de la única realidad inquebrantable de Dios.  El Salmo 102 dice:

“Desde la antigüedad tú fundaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos.  Ellos perecerán, pero tú permaneces; y todos ellos como una vestidura se desgastarán, como un vestido los mudarás, y serán cambiados.  Pero tú eres el mismo, y tus años no tendrán fin.  Los hijos de tus siervos permanecerán, y su descendencia será establecida delante de ti” (vv. 25-28).

Aquellos que ponen su confianza en Él para su salvación eterna están seguros.  No necesitan temer.  Tendrán un refugio eterno  pero solo aquellos que confían en Él.

Vemos esos dos tipos de personas en ese poderoso pasaje de Nahúm capítulo 1, que dice por un lado que,

“Bueno es el Señor, una fortaleza en el día de la angustia, y conoce a los que en Él se refugian.  Pero por el otro lado dice, con inundación desbordante pondrá fin y perseguirá a sus enemigos aun en las tinieblas”. (vv. 7-8).

Escucha, donde pongas tu confianza marcará la diferencia para el tiempo y la eternidad. ¿Puedes decir que Cristo es tu única esperanza, la Roca Firme en la cual tú has basado tu vida?  ¿Estás confiando en Él, no solo por un tiempo sino por la eternidad; no solo por el cuerpo sino más bien por el alma, sino más importante por el alma?  Los hombres matan el cuerpo, pero el alma vive para siempre.

Cuando llegue el día de ese juicio cataclísmico de Dios para destruir esta tierra antigua y pecaminosa, ¿te ahogarás en esa inundación, mandada a la oscuridad y perdición y juicio eterno?  O ¿estarás salva y segura porque has tomado refugio en Cristo, la Roca Firme?

Oh Señor, oro que Tú hagas una obra profunda en los corazones y que aquellas que necesiten ser aterradas sean aterradas, aquellas que deben estar atemorizadas porque están poniendo su confianza en las cosas y en las personas de este mundo — quizás en ellas mismas, quizás en su religión, quizás en su iglesia — pero no tienen ningún fundamento seguro.  Que su terror los empuje a encontrar seguridad y refugio en Ti.

Señor, por aquellos que hemos corrido a Ti por refugio, que estamos confiando en Cristo y en Su justicia, que podamos exhibir esa libertad del temor, ese espíritu sin preocupaciones, ese espíritu calmado que sabe que cualquier cosa a nuestro alrededor puede salir mal, puede estar fuera de orden, pueden ser vulnerable y sacudirse y temblar, pero nuestras vidas están ancladas en Cristo, la Roca Firme.

 

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

La Roca Firme, Crystal Lewis, Himnos de Mi Vida ℗ 1995.

Usado con permiso del Ministerio Aviva Nuestros Corazones 

Tomado de: Aviva Nuestros Corazones

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

2/9 – ¿Estás en problemas?

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Castillo fuerte es nuestro Dios | Salmo 46

2/9 – ¿Estás en problemas?

Nancy Leigh DeMoss

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/estas-en-problemas/

Leslie Basham: Nancy Leigh DeMoss pregunta, “¿Cómo inicias tus conversaciones?”

Nancy Leigh DeMoss: Tendemos a empezar con nuestros problemas. Pregúntale a alguien cómo le va, pregúntame a mí como me ha ido en las últimas semanas y te diré de mis problemas. Así es como tendemos a empezar: con nuestras circunstancias, con este reto, con esta presión, con este problema.

Leslie: Estamos a punto de escuchar que no tiene que ser así. Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Ayer, Nancy inició la serie titulada Castillo fuerte es nuestro Dios. Es acerca de cómo enfrentar las tormentas de nuestra vida. Escuchemos.

Nancy: Empezamos una nueva serie el viernes de la  semana pasada basada en el Salmo 46. Si apenas nos estás sintonizando, te quiero invitar estos próximos días a abrir tu Biblia al Salmo 46 y leerlo, leerlo, y leerlo una vez más y otra vez. Hasta que se vuelva parte de ti, quizás sea bueno que lo memorices, que medites en él, y nos acompañes a estudiar versículo por versículo este pasaje que Dios ha estado usando de gran manera en mi propia vida a través de las tribulaciones y de las pruebas que he tenido estas últimas semanas.

Esta serie ha nacido de las encrucijadas de la vida real. Puede que estés pasando por tormentas, por tribulaciones o por pruebas. Mi oración es que Dios use este pasaje para que sea de gran aliento para tu corazón.

Hoy empezaremos con el primer versículo. El versículo 1 del Salmo 46, mientras lo voy leyendo, quiero que te des cuenta de que hay dos realidades que se ven en este versículo.  Te daré una pista conforme lo voy leyendo para que puedas reconocer estas dos realidades. Las puedes encontrar en la primera y en la última parte del texto. Permíteme leer el versículo, y después hablaremos acerca de estas dos realidades.

Salmo 46 versículo 1 “Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”. Bueno ¿cuáles son las dos realidades en esta vida que aparecen en este versículo? La primera es Dios y la segunda las tribulaciones. Dios y las tribulaciones—no puedes huir de ninguna de ellas porque siempre están presentes.

Quiero empezar el programa de hoy con la segunda, la tribulación.  Las tribulaciones nos llegan a todos., Algunas veces nuestros problemas son grandes e inesperados y nos llegan como un tsunami. A veces esos problemas son más crónicos, que se arrastran por años por meses y son acumulativos.

No es nada grave, pero es la suma de muchas cosas que se juntan y que mientras caminas a través de ellas te hacen sentir ahogada de problemas. Pasé hace poco una velada con un grupo pequeño de los colaboradores de nuestro ministerio, y  meditaba en esto mientras miraba alrededor el círculo del personas…  Había allí quizás una docena de personas.

Un hombre en el grupo acababa de perder su trabajo después de 17 años en una empresa, y no sabía qué haría en ese  momento. Su esposa, quien estaba allí con él, había estado teniendo una reacción alérgica bastante fuerte y toda su cara estaba afectada. Ella estaba tan incómoda con esta reacción alérgica y estaba batallando luchando con eso. Así que esa pareja tenía dos problemas distintos.

Pero también había otra mujer que había enviudado el año anterior, y estaba resolviendo qué hacer con el negocio de su marido. Descubrió que dos empleados de mucho tiempo resultaron ser desleales y corruptos. Así que ahora ella se encontraba batallando con sus finanzas. Ella no conocía nada del negocio y ahora estaba tratando de entenderlo.  Estaba cerca de cumplir sus 70 años y  tratando de resolver su situación económica.

También había otro hombre en el grupo que recién había concluido una batalla de dos años contra el cáncer; incluyendo cirugías múltiples—como vemos ¡tribulación, más tribulación, más tribulación! ¡Y estos son solo algunos que conozco! Había muchos otros en el grupo que yo no conocía y por tanto no sabía por lo que estaban pasando.

Leo correos que llegan de nuestros radioescuchas. Cada semana llegan correos de personas que nos hablan de los problemas que tienen en sus vidas. Pero recuerdo uno en particular que llegó la semana pasada de una mujer que su esposo era adicto a la pornografía. Un día llegó a su casa y se enteró de que su esposo había sacado todo lo que ella tenía; había limpiado las cuentas de banco y la dejó indigente. Durante ese tiempo tuvo que renunciar a su trabajo para poder cuidar a su madre que había sufrido un ataque bastante severo. Ella lo compartió todo en aquel correo y pensé, ¿cómo puede una sola persona soportar todo esto? ¡Tribulación!

Pienso en mis propias tribulaciones que he estado experimentado  estas últimas semanas. Retos, cosas que yo no planee. Que me tomaron por sorpresa. Si les dijera qué son… serían realmente pequeños en comparación con los problemas de otros, pero me han dejado con la necesidad de un refugio, con la necesidad de fortaleza, con la necesidad de ayuda.

Los problemas. Son una realidad ineludible, inevitable en un mundo caído. Pero son nuestros problemas los que nos apuntan a esa otra realidad, sin la cual no podríamos sobrevivir los problemas que enfrentamos. ¿Y cuál es esa otra realidad?  Es la primera palabra del versículo—Dios. Elohim

El Todopoderoso Dios. En el principio, Dios, Elohim,  creó los cielos y la tierra. Él es el que creó y controla todas las fuerzas de la naturaleza. Nada en este mundo pasa por casualidad o fuera de Su conocimiento y Su control. Él es que sustenta este mundo. Todo lo sostiene y eso nos incluye a nosotras.

¡Elohim! ¡Dios! Él es quien es nuestro refugio, nuestra fortaleza en el tiempo de la tribulación. Él es el punto inicial. Él es el punto de referencia en un mundo con circunstancias cambiantes. Él es más real que cualquier circunstancia, que cualquier problema que pueda afectar tu vida o la mía este día, o en los días venideros.

Nota el orden de las dos realidades. ¿Cuál viene primero en el versículo? Dios. El punto de este salmo, comienza con Dios. Creo que el motivo es para decir, “empieza con Dios”. Tendemos a comenzar viendo nuestros problemas. Pregúntale a alguien cómo está. Pregúntame cómo me está yendo estas últimas semanas, y te diré mis problemas. Tendemos a empezar por ahí, con nuestras circunstancias, con este reto, con esta presión, con este problema en particular. Pero este pasaje nos anima a comenzar con Dios.

“Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”. Él es a Quien necesitamos en las tribulaciones.  A menudo pensamos en todas las otras cosas que necesitamos o que desearíamos tener: una solución, un alivio, alguien que se compadezca de nosotras. Pero este pasaje dice, “no, búscalo a Él, Él es nuestro refugio”.

Eso significa justo ahora, en este preciso momento, HOY y siempre lo será porque Él es el Dios del presente eterno. Él es Dios del presente, de lo que es, no de lo que fue o de lo que será, aunque Él es eso también. Y no solo es el Dios que desearíamos fuera, sino el Dios que esÉl es nuestro refugio en medio del problema actual.

Me encanta que no solo dice que Él es un refugio o una fortaleza, una fuerza, o una ayuda. Él no es impersonal o genérico. Él es un Dios personal que quiere venir al rescate y ser ayuda para Su pueblo que está en problemas.  Dios es nuestro refugio. Un refugio es una persona o un lugar al cual uno va a buscar un baluarte o una defensa o protección. Pienso en esas ciudades de refugio que había en el Antiguo Testamento, a las cuales la gente con alguna situación angustiosa podía escapar para encontrar seguridad y protección.  Dios no solo nos provee un lugar de refugio, sino que Él mismo es nuestro refugio, nuestro lugar seguro.

Él es quien nos protege, quien nos cobija y quien  nos provee alivio del peligro y de la ansiedad. Mencioné en el programa anterior cuál pudiera haber sido la ocasión del Salmo 46. Muchos comentaristas piensan que posiblemente se escribió cuando el ejército de Asiria, el ejército feroz de Asiria, iba a invadir Judá, y ellos eran mucho menos en números. Los de Asiria tenían  armas, poder, fuerza. Invadieron a Judá y estaban destrozando todas las naciones vecinas. El rey Senaquerib, el rey de Asiria,  mandó a un enviado a Jerusalén con una carta amenazante para el rey Ezequías.

Déjame leerte lo que hizo Ezequías cuando recibió esa carta, en 2da  de Reyes, capítulo 19,

Entonces Ezequías tomó la carta de mano de los mensajeros y la leyó, y subió a la casa del SEÑOR y la extendió delante del SEÑOR. Y oró Ezequías delante del SEÑOR, y dijo: Oh SEÑOR, Dios de Israel, que estás sobre los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra. Tú hiciste los cielos y la tierra.16 Inclina, oh SEÑOR, tu oído y escucha; abre, oh SEÑOR, tus ojos y mira; escucha las palabras que Senaquerib ha enviado para injuriar al Dios vivo.17

En verdad, oh SEÑOR, los reyes de Asiria han asolado las naciones y sus tierras,18 y han echado sus dioses al fuego, porque no eran dioses, sino obra de manos de hombre, de madera y piedra; por eso los han destruido.19 Y ahora, oh SEÑOR, Dios nuestro, líbranos, te ruego, de su mano para que todos los reinos de la tierra sepan que sólo tú, oh SEÑOR, eres Dios. (19:14-19).

¿A dónde corrió Ezequías a buscar refugio cuando estaba en problemas? ¡Al Señor! Seis veces en esa oración, “oh Señor”. Oh Señor. A veces eso es lo único que podemos decir, ¡oh Señor, oh Señor, oh Señor ayúdame! Te necesito”. Dios es nuestro refugio.

El Salmo 2 lo pone de esta manera  ¡Cuán bienaventurados son todos los que en Él se refugian! (v.12) Otras versiones dicen: Bienaventurados todos los que en él confían. Eso es lo que uno hace con un refugio. Tú corres a él y pones tu confianza en ese lugar.

Bueno pues, Dios es nuestro refugio y nuestra fortaleza. Él es nuestra fuente de apoyo mental y emocional cuando lo necesitamos. Porque somos débiles e indefensas. Y necesitamos Su fortaleza. Él provee un poder divino a nuestra debilidad.

Y debo señalar que a veces Dios nos escuda y nos protege de problemas. Pero otras veces Él ordena que pasemos por esa tormenta y Él nos provee la fortaleza para soportarla. ¿Recuerdan lo que Él le dijo a Pablo cuando Pablo clamó para ser librado de su aflicción? Dios le dijo. “Te basta mi gracia” Mi gracia es suficiente. Pues mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Cor. 12:9)

¿Cuándo es que nos damos cuenta de que en realidad somos débiles? Es cuando estamos en problemas ¿no es así? Nuestra debilidad pone de manifiesto Su poder. Provee una oportunidad para que Él muestre Su fortaleza, pero aquí hay un importante recordatorio. Dios solo resulta ser un refugio a todos aquellos que realmente ponen su confianza en Él.  Su fuerza es experimentada solo por aquellos que conocen y reconocen su debilidad y su necesidad de Él.

Por ejemplo, yo vivo en una zona donde hay tornados, y hemos visto tantas imágenes de esto en estos meses, puede que tengas un cuarto seguro, un sótano, o un refugio para tormentas. Pero cuando la tormenta llega no estarás protegida a menos que estés en el lugar de refugio. Si te sientas en el piso de arriba de tu casa cuando tienes ese refugio, el refugio no podrá hacerte ningún bien ¿no es así? Si corremos para otro lado o con alguien más u otra cosa que no sea Dios estaremos en problemas, no vamos a encontrar la ayuda, la fuerza, el refugio que necesitamos.

Así que ponte a pensar en problemas recientes que puedas estar experimentando o que hayas experimentado recientemente. Permíteme preguntarte: ¿Hacia a dónde corriste para auxilio? ¿Hacia adonde te has estado dirigiendo para buscar refugio? ¿Estás buscando refugio y confiando en alguien o algo diferente que no sea Dios? Si es así, esos seres humanos, o esos refugios físicos… ¿Acaso han sido capaces de protegerte? ¿Han sido capaces de defenderte o de ayudarte?

La Escritura dice que Dios es una ayuda presente en tiempo de angustia. Él es un refugio, una fortaleza, una pronta ayuda en tiempo de necesidad. Esa palabra pronta sugiere la mejor calidad. Un diccionario dice que significa, “en demasía; abundante”. De hecho, la traducción de la versión en inglés lo expresa de esta forma: “En Él encontramos una ayuda excepcional durante las tribulaciones”. No es algo moderado, o bastante bueno; no es ‘algo’ de ayuda, sino una ayuda dispuesta, presente, rápida, abundante, excepcional.

Él está presente en la tribulación. La palabra presente sugiere que es ahora. Sugiere que Él está cerca, que está accesible para ayudar. Literalmente. Cuando lo necesites, cuando sea que necesites la ayuda, ¡Él está allí, el está ahí!

Charles Spurgeon dijo acerca de este versículo, “nuestro pronto auxilio en las tribulaciones…”

“La ayuda que no es pronta cuando la necesitamos es de poco valor. El ancla que se queda en casa no será de ayuda al marinero a la hora de la tormenta; el dinero que solía tener no tiene ningún valor cuando se debe pagar una deuda… Pero el SEÑOR nuestro Dios, Él está presente cuando lo buscamos, presente  cuando lo necesitamos.”

“Él está más que “presente”. Él está muy presente. Mucho más presente que el amigo más cercano que puedas tener. Pues Él está en nosotras en nuestro problema; más presente que nosotras mismas, ya que algunas veces no podemos pensar correctamente.”

“Siempre está presente, eficazmente presente, empáticamente presente, totalmente presente. Él está presente ahora si esta es una temporada triste. Descansemos pues en Él. Él es nuestro refugio, escondámonos en Él; Él es nuestra fortaleza, vistámonos con Él. Él es nuestra ayuda, apoyémonos en Él; es una pronta ayuda, que nuestro reposo lo hallemos en Él. No debemos tener momentos de cuidado o de miedo. “El SEÑOR de los ejércitos está con nosotros; nuestro baluarte es el Dios de Jacob.”1

Ahora el versículo 1 nos dice: “Que Él es nuestro pronto auxilio” algunas de sus versiones pudieran tener anotaciones en los márgenes que digan: que Él es una “ayuda comprobada”… Otra versión pudiera decir, “muy presente o valiosa”. ¿Sabes lo que eso me dice a mí al meditar en esto? Que Él tiene un record perfecto. Él ha ayudado a otros en problemas. Él me ha ayudado a mí en ocasiones cuando he estado en problemas en el pasado. Si necesitas ir y regresar el tiempo y contar todas la veces que Dios te ha ayudado a ti o a otra persona, encontrarás que su ayuda ha sido comprobada, y por tanto no hay ninguna razón para temer  que ahora el fallará en ayudarme. Porque Él es confiable.

Y Él es nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Problemas. Tribulaciones. La palabra significa congoja, pena, adversidad. Cualquier cosa que cause dolor, calamidad o pena. Ahora al ver los próximos versículos en estos días vamos a ver la descripción de las angustias y los desastres inimaginables, justo aquí en Salmo 46.

Quiero sugerirte que la  mejor manera de prepararte para las catástrofes inevitables de la vida es basar tu corazón en la verdad de quién es Dios antes de que llegue la tribulación. Ahora, si no lo has hecho antes nunca es tarde— vuélvete a Él. Pero la mejor manera de prepararse para la tribulación es con anticipación; fundamentando el  corazón en la verdad de quién es Dios; desarrollar una confianza que asegure que Él es nuestro refugio, nuestra fortaleza, nuestra pronta ayuda en tiempo de necesidad.

Y entonces, cuando el problema llegue, que tu reacción inmediata sea que corras hacia Él; que Él sea tu refugio, tu fuerza, tu socorro.

Siempre recordando que, en medio de la tribulación, donde sea que se encuentre esa tribulación, Él estará cada vez más presente. Porque Él es nuestra pronta ayuda en la tribulación.

Puedes ver este tema a través de todas las Escrituras. Ahora yo lo estoy viendo en todos lados. El Salmo 9 el versículo 9 dice,  “Será también el SEÑOR baluarte para el oprimido, baluarte en tiempos de angustia”. No solo una vez sino siempre. Él está en el ojo de la tormenta; Él es el lugar de calma, de seguridad y de paz.

¿Tienes problemas? ¿Quizás problemas pequeños?  ¿O tal vez hay grandes problemas que están rompiendo tu corazón?  Recientemente alguien me dijo que estos 12 meses que han pasado han sido tan difíciles. Solo quiero decir que estos últimos meses para m han sido muy difíciles… Tribulación.

Hay problemas que no puedo controlar, problemas que no puedo arreglar, problemas que no puedo cambiar. Pero Él es nuestro refugio, nuestra fortaleza, nuestra ayuda para hoy, para ahora mismo. Él será también nuestra fuerza, nuestro refugio, nuestra ayuda para los problemas en el día de mañana y mucho después.

Así que podemos confiar y descansar en Él. Él es nuestro baluarte, el cual es evidencia de que necesitamos protección, necesitamos un lugar seguro, un refugio para la tormenta. Él es nuestro refugio que sugiere que somos débiles y que no podemos sobrellevar los problemas nosotras mismas. Él es nuestra ayuda, que es también un reconocimiento de que somos personas necesitadas. Necesitamos ayuda.

Amigas, no podemos conocer que Dios lo es todo y todo lo que Él es capaz de hacer hasta que estemos en problemas; hasta que nos sentimos desesperadas y necesitadas. No es hasta que llega ese momento que sabemos que realmente Él es nuestro refugio, nuestra fortaleza y nuestra ayuda.

A través de esta serie, quisiera citar varias veces un comentario de Matthew Henry acerca del Salmo 46, porque es uno que encuentro bastante enriquecedor. El lenguaje que él usa es un poco anticuado; porque fue escrito cientos de años atrás. Pero él tiene una perspectiva tan profunda del significado y de la aplicación de este texto, así que déjame leerte un párrafo del comentario de Matthew Henry sobre el Salmo 46 del versículo 1:

¿Estamos siendo perseguidos? Dios es nuestro refugio al cual podemos correr y estar a salvo… ¿Estamos oprimidos por problemas? ¿Tenemos trabajos que hacer y enemigos que enfrentar? Dios es nuestra fortaleza para soportar todos estos problemas, Quien nos fortalece para todos nuestros servicios y sufrimientos; Él, por Su gracia, nos dará Su fortaleza, y en Él podemos nosotros permanecer. ¿Estamos en angustia? Él es nuestra ayuda, para hacer por nosotros todo lo que necesitamos hacer. Una ayuda suficiente, una ayuda que se acopla a cada necesidad a cada exigencia, a cada urgencia, a cada situación extrema]; cualquier cosa que sea, Él es nuestra pronta ayuda; no podemos desear una ayuda mejor, ni podemos encontrar algo semejante en ninguna otra criatura. 2

Así que no corras a la criatura, corre al Creador.

Leslie:  Nancy Leigh DeMoss ha estado apuntando hacia una gran fortaleza, suficientemente fuerte para protegerte todo el tiempo. Aún cuando vientos feroces te estén llevando de un lado a otro.

¿Aprecias la forma como Nancy toma un pasaje bíblico como el Salmo 46 y lo explica a profundidad, mostrándote lo que significa para ti en este preciso día? El estudiar las Escrituras de esta forma puede tener un efecto en ti que afecte toda tu vida.

Te animamos a apoyar Aviva Nuestros Corazones para que podamos continuar trayendo más enseñanzas como estas a las mujeres alrededor del mundo.

Aquí está Maggie, quien es la vocera de las colaboradoras de ANC, para hablarnos un poco lo que ha significado para ella apoyar este ministerio.

Maggie: Conocer el ministerio de Aviva Nuestros Corazones ha sido una bendición para mi vida.  Desde mi primer contacto con éste, en el 2008, cuando se celebró por primera vez la Conferencia de Mujer Verdadera, quedé muy impresionada.  Al ver las más de 6,000 mujeres que allí estaban, lo primero que me vino a la mente fue: ¡Oh Señor aquí hay una muchedumbre que no ha doblado rodillas ante Baal!  Luego, al oír las exposiciones de cada conferencista, quedé aún más impactada.

La seriedad con que se explicaba la Palabra, la apología de la feminidad bíblica, el análisis de los daños del feminismo en esta generación, (y aún tristemente en el mundo evangélico), el quehacer de la mujer según Dios en cada área en que Él la ponga, y el llamado que se nos hizo de imitar a Ester, a quién Dios levantó para la defensa y preservación de Su pueblo, fue algo motivador y retante.

Levantó en mí una profunda convicción de defender la feminidad bíblica.  ¿Cómo hacer esto realidad?  Pues compartiendo estas verdades con otras mujeres y ayudando a que este programa siga llegando a más mujeres y a más lugares.  Hablé con mi esposo acerca de este mi deseo, y me dio luz verde para poder hacer dicha contribución.  Desde entonces, cada año apartamos un monto específico para ANC.  Amo este ministerio y entiendo que con esto hago un poco para que el Reino de Dios avance en toda la tierra.

Para hacer una ofrenda, solo tienes que visitar Aviva Nuestros Corazones, o llamar al 1-800-569-5959, desde Estados Unidos o Canadá.  Cuando llames, específica que deseas hacer una donación para el ministerio en español.

Señor Bueno, Justo y Soberano, agradecemos el que Tú hayas dejado en Tu Palabra cuál es el deseo de Tu alma para cada mujer.  Permite que en todas las naciones y en cada corazón conozcamos el camino de Tu salvación, y que más y más mujeres alcancen la libertad, la plenitud y la satisfacción que encontramos solamente cuando nos rendimos a Ti.  Alabado sea Tu Nombre por siempre y siempre.  Amén.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

1 Charles Haddon Spurgeon. Cheque Book of the Bank of Faith, December 22.

2 Matthew Henry. Matthew Henry’s commentary on the whole Bible: Complete and Unabridged in One Volume (Ps. 46:1–5). Peabody: Hendrickson, 1996.

Usado con permiso del Ministerio Aviva Nuestros Corazones 

Tomado de: Aviva Nuestros Corazones

Todos los Derechos Reservados

Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com

1/9 – Cuando tu mundo está de cabeza

Aviva Nuestros Corazones

Serie: Castillo fuerte es nuestro Dios | Salmo 46

1/9 – Cuando tu mundo está de cabeza

Nancy Leigh DeMoss

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/cuando-tu-mundo-esta-de-cabeza/

Leslie Basham: Con nosotros Nancy Leigh DeMoss.

Nancy Leigh DeMoss: A veces me preguntan, justo hace poco lo hicieron, cómo decido que es lo que voy a enseñar en Aviva Nuestros Corazones. Déjame compartirte un poco acerca de cómo lo hago. Algunas series nacen en mi estudio; tengo algo en mi corazón, una carga o una necesidad en particular o un tema que creo que necesitamos comunicarlo a las mujeres. Así sucedió con la serie de Tito 2 (así mismo las ancianas deben ser reverentes en su conducta no calumniadoras, ni esclavas de mucho vino que enseñen lo bueno que enseñen a las  jóvenes a que amen a sus hijos a ser prudentes, puras hacendosas en el hogar, amables sujetas  a sus maridos para que la palabra de Dios no sea blasfemada).  Esta es una de las series que pensé, “Esto es lo que tienen que escuchar las mujeres”.

Así que abro la Escritura, me pongo a estudiarla y de ahí desarrollo una nueva serie. Primero que nada al ver la lista lo primero que llama la atención es que va muy contra-cultura.  No es una lista políticamente correcta, pero hay otras series que han surgido no solamente de mi estudio sino también de mi experiencia y de las encrucijadas de mi propia vida y mi caminar con el Señor. Bueno, la serie que iniciamos hoy corresponde a ese segundo grupo.

Leslie: Bienvenidas a Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín. Iniciando la serie, Castillo fuerte es nuestro Dios, una serie que surge en el laboratorio de la vida.

Nancy: Déjame darte un poco de trasfondo. Durante los pasados años, desde la primera conferencia True Woman (Mujer Verdadera) del 2008, la primera conferencia que tuvimos en Schaumburg, Illinois, Dios ha estado trabajando en y a través del ministerio de una manera muy especial.

Ha sido una época de una bendición inusual y de mucho fruto. Cosas que habíamos estado orando al Señor por años, ahora estamos viéndole contestar, obrando en medio de una revolución contracultura de mujeres que dicen, “Sí, Señor”, quiero ser una mujer verdadera de Dios”.

Y esto esto ha sido de mucho aliento para mí—y muchas de ustedes que nos escuchan desde diversas partes del país y diversos lugares del mundo, que son líderes de ministerios de mujeres, son parte de este movimiento de la Mujer Verdadera. Dios les está usando para que se extienda el Evangelio y para  multiplicar el ministerio. Ha sido una gran temporada de fruto.

Pero, todos estos años desde la conferencia  del 2008  también han sido para mí y para nuestro ministerio una temporada de intensa presión y de retos inusuales que se nos han presentado. Veo hacia atrás y me doy cuenta claramente que el enemigo no está contento con lo que Dios ha hecho  en la vida de las mujeres. Y ha estado haciéndonos la guerra en distintos frentes y he estado involucrada en muchas luchas diferentes.

Meses atrás, justo cuando pensé que ya habíamos pasado esa difícil temporada, que la habíamos dejado atrás, y que la vida se estaba acomodando un poquito mejor, recibí una carta con noticias inesperadas que pusieron mi vida de cabeza. Desde ese día me he visto golpeada con retos y con circunstancias y los detalles no sería apropiado comentarlos, pero circunstancias que nunca imaginé que tendría que enfrentar.

He estado enfrentando una situación que es muy complicada, que ha reducido mi productividad por varias semanas. Sé que cuando empiezo a compartir algo de este tipo de cosas en el aire, la imaginación de la gente empieza a volar y comienzan a escribirme notas a mandarme vitaminas y listas de consejeros. Por favor no traten de descubrir qué fue lo que pasó.

Hay veces que siento muchísima libertad al compartirles lo que estoy viviendo. Pero esto en particular ha sido bizarro, complejo, ha sacudido mi mundo en maneras que nunca había experimentado antes. Y si pudiera solo decir que… al ver las noticias y leer los correos que recibimos en Aviva Nuestros Corazones, sé que no estoy sola en esto.  El mundo de muchas personas también está siendo sacudido.

En medio de mi agitación personal, con olas y olas sorprendiéndome me encuentro una y otra vez regresando a un texto en particular en las Escrituras que ha adquirido un significado totalmente nuevo para mí. Ese es el pasaje que quiero que repasemos en los próximos días.

Y ese  pasaje se encuentra en el libro de los Salmos, quiero que vayan conmigo al Salmo 46. He estado meditando en este pasaje de día y de noche, yéndome a dormir citando partes de él, despertándome en la mañana con él, y a veces durante la noche repitiendo secciones del salmo. Este es el pasaje que se ha convertido en un ancla para mi corazón y que ha ministrado bastante gracia en mi vida.

Mi oración es que sea de bendición para ustedes también, para ti particularmente en tus circunstancias, en la tormenta de tu vida, al caminar por este pasaje que veremos juntas los próximos días. Quisiera iniciar con un resumen general del pasaje y mañana empezaremos tomando un microscopio para ver a este salmo de tan solo once versículos en los próximos ocho días. Versículo por versículo, frase por frase, palabra por palabra.

Y de nuevo te digo, no sé qué puedas estar enfrentando el día de hoy, o lo que enfrentarás en los días venideros que tú no tienes ni idea, pero mi oración es que Dios use este pasaje para estabilizar tu corazón y para que te de una nueva perspectiva en medio de la tormenta que puedas estar enfrentando.

Una pequeña descripción: El Salmo 46 es el primero de un grupo que forma una trilogía: los Salmos 46, 47 y 48. Estos salmos parecen haber sido inspirados por un evento, por un incidente histórico específico en el cual el pueblo de Dios  y la ciudad de Jerusalén fueron liberados de sus enemigos de una manera sobrenatural.

No sabemos cuál fue la situación específica, porque la Escritura no lo dice, pero muchos comentaristas creen que pudo haber sido en una ocasión que se puede encontrar en 2 de Reyes capítulo 19; después la misma situación se repite en Isaías en los capítulos 36 y 37.

Déjenme resumirles brevemente. El ejército del rey de Asiria, Senaquerib, estaba amenazando a Jerusalén. La habían acorralado, y el rey de Judá, llamado Ezequías, clamó al Señor en su desesperación. Dios escuchó su oración, le contestó y los libró de forma sobrenatural, trayendo gran destrucción al ejército de Senaquerib.

Este incidente sucedió en el año 701 A.C; es un hecho histórico. Al adentrarnos en el pasaje, leeremos porciones de este suceso del Antiguo Testamento.

El Salmo 46 se divide naturalmente en tres estrofas y  cada estrofa termina con la palabra, Selah. Pausa. Contempla. Piensa en lo que acabas de leer. De manera que este será un pasaje con el que nos tomaremos buen tiempo. No lo vamos a apresurar. Vamos a verlo cuidadosamente; a detenernos, vamos a digerirlo y a dejar que trabaje y se integre a nuestra vida.

El pasaje tiene  once versículos, y lo que me llama la atención; es que en el salmo hay once referencias explícitas acerca de Dios. En la medida que lo voy leyendo, el Salmo 46, por favor pon atención al escuchar los diferentes nombres de Dios que se encuentran en este salmo y después hablaremos sobre cuáles son algunos de esos nombres.

Salmo 46, en mi versión de la Biblia tiene un título: “Dios, nuestro amparo y fortaleza” Después tenemos esta inscripción que dice: Para el director del coro. Salmo de los hijos de Coré, compuesto para Alamot. Cántico. Volveremos a esta descripción en unos momentos, pero primero permítanme leer el salmo completo.

Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios, y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares;3 aunque bramen y se agiten sus aguas, aunque tiemblen los montes con creciente enojo. (Selah)

Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, las moradas santas del Altísimo. Dios está en medio de ella, no será sacudida; Dios la ayudará al romper el alba. Bramaron las naciones, se tambalearon los reinos; dio Él su voz, y la tierra se derritió. El SEÑOR de los ejércitos está con nosotros; nuestro baluarte es el Dios de Jacob. (Selah)

Venid, contemplad las obras del SEÑOR, que ha hecho asolamientos en la tierra; que hace cesar las guerras hasta los confines de la tierra; quiebra el arco, parte la lanza, y quema los carros en el fuego.  Estad quietos, y sabed que yo soy Dios; exaltado seré entre las naciones, exaltado seré en la tierra. El SEÑOR de los ejércitos está con nosotros; nuestro baluarte es el Dios de Jacob (Selah) (Salmo 46:1-11).

Al ver un repaso general de este salmo, quiero hacer dos observaciones. En el programa siguiente pasaremos al primer versículo del salmo, pero hoy quiero darles dos observaciones generales.

Primero, la centralidad de Dios que es tan obvia en este pasaje. Todo es acerca de Él. Sí, hay tormentas, sí, hay problemas, sí, hay desastres, sí hay terremotos y tsunamis y reinos enfurecidos y tambaleándose, y de todo esto se habla en este pasaje.

Pero mientras  leemos el salmo, la cosa que llama nuestra atención es que Dios es el centro de todo. Él NO está ausente; Él está allí, Él está en el medio de todo.  Él no es un Dios distante, Él está ahí. Está presente. Y Él es mencionado por nombre. El enfoque del salmo está en Él. Y vemos la  centralidad de Dios en la manera que diversos comentaristas bosquejan el salmo, en las tres estrofas.

Un ejemplo de esto: Un comentarista dice que la primera estrofa, los primeros tres versículos, proclaman el poder y la soberanía de Dios sobre la naturaleza. Los versículos 4-7 proclaman Su soberanía sobre los ataques que puedan amenazar Su santa ciudad. Después el último párrafo, los versículos 8-11, proclaman el poder de Dios y Su soberanía sobre todos lo que se le oponen alrededor del mundo. Es todo sobre Dios, Su poder, Su grandeza, Su soberanía.

Pero otro comentarista lo divide de esta forma. Él dice que hay tres estrofas que hablan de la protección de Jehová, Su presencia y Su preeminencia. Aquí hay otra: de nuevo con las tres estrofas, primero Dios es nuestro refugio, versículos 1-3. Después Dios nuestro libertador, versículos 4-7 y después en los versículos del 8-11. Él es nuestra paz. Es todo sobre Él. Él Es nuestro refugio, nuestro liberador y nuestra paz.

J. Vernon McGee lo resume de la siguiente manera, “Este pasaje es sobre la suficiencia, la seguridad y la supremacía de Dios. Él es la máxima realidad”.

Mencioné que hace referencia a Dios por nombre de manera explícita, aparte del uso de pronombres, pero por nombre se repite once veces el nombre de Dios en este salmo. Veamos uno de estos nombres.

El primero nombre, Dios,  sabemos que la palabra en hebreo es Elohim. Aparece cinco veces en este pasaje. Elohim es la descripción de Dios el creador y el preservador. Es el nombre de Dios que hace referencia a Él, que lo describe como trascendente, poderoso y fuerte.

Vamos a ver unas olas muy poderosas, unas tormentas fuertes, algunos problemas bastante grandes pero sobre ello está Elohim, el fuerte, el poderoso, el que trasciende, quien es mayor que las montañas, mayor que cualquier tormenta, mayor que los problemas. Cinco veces vemos que se refieren a Dios de esta manera.

Después en el versículo 4 vemos como Dios es identificado como el Altísimo. Ese es nombre en hebreo, Elyon, El Altísimo. Este es el nombre que enfatiza la fortaleza de Dios, Su soberanía Su supremacía. Él es Altísimo, El que está sobre toda cosa, Elyon.

Después en el versículo 8 vemos la palabra SEÑOR, la mayoría de nuestras Biblias lo muestran con mayúsculas la palabra “EL SEÑOR” Esta es la palabra, que es palabra Yahweh, Jehová, es el nombre de pacto de Dios, el nombre personal de Dios… El Dios que existe en sí mismo y que se da a conocer a Su pueblo.

Él no solo es trascendente y poderoso y creador y soberano, sino que también es un Dios de pactos que los cumple. Es un Dios personal, es un Dios que en medio de nuestros desastres se da a conocer a nosotros. EL SEÑOR.

Después lo vemos dos veces no solo como el Señor, sino como el Señor de los ejércitos en versículos 7 y 11. “El Señor de los ejércitos está con nosotros”.

El término hebreo es Jehová Sabaot, el Señor de los ejércitos. Es un título militar para Dios. El que lo describe como el comandante de todos los ángeles y de todos los ejércitos celestiales.

Después, otra vez en estos dos versículos en el 7 y en el 11, vemos que le llaman el  “Dios de Jacob,” y hablaremos de eso conforme vayamos avanzando. Vemos estos nombres y nos recuerdan, como lo dice ese maravilloso verso del capítulo 18 de Proverbios, que dice: El nombre del SEÑOR es torre fuerte, a ella corre el justo y está a salvo (v.10). Nuestra seguridad en tiempos de agitación  encontrada solamente en Dios, y solo en Dios.

Solo Él nos puede dar estabilidad, consuelo y paz en medio de la crisis. Isaías lo dice así: “Al de firme propósito guardarás en perfecta paz, porque en ti confía”. (26:3) La vida segura no es la que no tiene problemas. La vida segura es la que está fundada en Dios, atada a Dios.

La centralidad de Dios en medio de nuestro mundo, loco y desordenado, tal y como lo hemos venido viendo en los últimos tiempos, es lo que nos mantiene cuerdas. Es lo que nos da la fortaleza y nos ayuda a no tocar fondo, como muchos hoy, porque sus vidas no están atadas a Dios; sus vidas tienen como fundamento arena movediza, las circunstancias de la vida. Así que vemos la centralidad de Dios; es todo acerca de Él. Este salmo nos lleva una y otra vez a este grande y trascendente y, poderoso, Dios de Pactos.

Quiero que se den cuenta de una cosa en una descripción del salmo, y es, que es una canción. Miren lo que dice una vez más al principio, dice, “Para el director del coro” este salmo debe ser cantado; el coro debía cantarlo. Es un salmo de los hijos de Coré. Recuerdan que los hijos de Coré eran un grupo de cantantes levitas en Israel.

Después tiene esta frase: “compuesto para Alamot”. Leo muchos comentarios acerca de esto, y realmente nadie está seguro exactamente qué significa, pero creen que posiblemente hace referencia a  una dirección musical. La palabra en Hebreo significa “mujeres jóvenes” o “vírgenes”. Algunos comentaristas piensan que probablemente signifique que esta canción debía ser cantada por voces soprano o con instrumentos muy agudos.

Era una canción que debía ser cantada, aún cuando los que la estuvieran cantando estuvieran en medio de mucha agitación y de graves problemas. El punto es, cuando estés en problemas, ¡canta! ¡Canta! Me encanta lo que dice Oswald Sanders acerca de eso. Él dice: “La fe puede cantar su canción en la hora más oscura y de sufrimiento; el dolor y el canto no son incompatibles.”1 Otro escritor dice, “cantemos aún cuando no sintamos el hacerlo, porque de esa forma le damos alas a los pies pesados y cambiamos debilidad en fortaleza.” 2

Así que mientras aprendemos de este salmo y dejamos que el salmo se  internalice en nosotras en los días por venir, déjame animarte a que cantes cuando estés en la tormenta. Incluso antes de experimentar Su liberación, o de imaginar cuándo ocurrirá esa liberación, el cantar expresa tu fe… fe en que las promesas de Dios en este texto son verdaderas.

Dios es el que dice: “Seré exaltado” cuando tu cantas, estás diciendo, “¡Amén! creo que eso es verdad, que Dios será exaltado en medio de mi circunstancia”. Y luego, no cantes solo cuando estés en la tormenta sino canta después que Él te haya rescatado, después que Él haya calmado las olas y la tormenta. Alábalo por Su liberación y por Su ayuda. Deja que tus problemas sean una oportunidad para componer una nueva canción—una canción de tu vida que ministre gracia a otros mientras  diriges a otros  también a cantar.

Dios ha usado este salmo para hacer que mi corazón cante durante estas últimas semanas. Todavía no puedo ver el resultado, es muy probable que lo vea cuando esta serie salga al aire, pero en este preciso momento todavía no veo la liberación. Pero sé que vendrá, y estoy orando para que  la canción que Dios ha querido que cante con la ayuda de este pasaje, se convierta en la canción de tu corazón también, que desde ese lugar en el que estás puedas cantar a otros que están en problemas… La canción de redención y de gloria y exaltación de Dios.

El Salmo 46 ha sido llamado, “el salmo de Martín Lutero”, era uno de sus favoritos. Se ha dicho que en los períodos más difíciles de la reforma, a Lutero en ocasiones le daba temor o ansiedad toda la oposición que enfrentaba. Durante esos momentos iba con su amigo y compañero de trabajo Philipp Melanchthon, y le decía. “Ven Philipp, cantemos el salmo 46.” Y ellos lo cantaban en la versión  de Lutero.

Castillo fuerte es nuestro Dios,

 defensa y buen escudo.

Con su poder nos librará

en todo trance agudo.

Hoy en día conocemos ese himno, está inspirado por el Salmo 46, “Castillo fuerte es nuestro Dios, defensa y buen escudo…” Lutero dijo lo siguiente acerca de este salmo:

“Cantamos este salmo para alabanza de Dios, porque Dios está con nosotros y poderosamente y milagrosamente preserva y defiende Su iglesia y Su Palabra en contra de todas las potestades espirituales fanáticas, contra las puertas del infierno, contra el odio implacable del diablo, y contra todos los asaltos del mundo, de la carne y del pecado.”

Esta canción tiene un coro, tiene un estribillo. Que se repite en los versos 7 y 11; y ¿cuál es esa repetición? El SEÑOR de los ejércitos está con nosotros, nuestro baluarte es el Dios de Jacob.” Repítelo conmigo por favor. (Decirlo en coro)

Jim Warren es un gran amigo de muchos años, él sirvió muchos años en  Radio Moody y se fue con el Señor hace un tiempo. Semanas antes de él partir había hablado con Jim and Jean, cuando estaba en la unidad de cuidados intensivos, con fallo renal y diálisis, fallo cardíaco, y los doctores recién le habían dicho que ya no había mucho más que se pudiera hacer por él.

En esa llamada, recuerdo que Jim me dijo, “Estoy alabando a Dios” Compartimos, oramos. Yo estaba ‘viviendo’ en el Salmo 46 en ese momento, y le dije: Jim ¿te puedo leer un pasaje? Se lo leí a Jim y a Jean por teléfono, le leí el Salmo 46. Lo discutimos, y después Jim me dijo, ¿Te puedo cantar? Y empezó a cantar un viejo corito. No lo conocía, pero reconocí la primera línea, “El Señor está conmigo todo el tiempo”.

El Señor de los ejércitos está con nosotros, el Dios de Jacob es nuestra fortaleza. La canción más grandiosa, más poderosa, puede surgir de los tiempos y de las circunstancias más difíciles de nuestras vidas. Déjame recordarte que cuando estés en medio de una tormenta que te lleve de aquí para allá y que amenaza con abrumarte,  si has encontrado que Él es todo lo que necesitas en medio de la tormenta, podrás cantar aún con más convicción. “Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, una ayuda oportuna en tiempo de necesidad”. ¿Amén? ¡Amén!

Leslie: Nancy Leigh DeMoss nos ha estado enseñando cómo Dios estabiliza nuestro corazón cuando está en un torbellino de emociones. Este mensaje es el primero de la serie titulada, Castillo fuerte es nuestro Dios, basada en el Salmo 46. Este tipo de enseñanza profunda de Nancy usualmente genera algunas conversaciones.

Una mujer nos mandó un correo diciendo:

Mi esposo y yo disfrutamos mucho el escuchar los programas y luego discutirlos en la hora del almuerzo. Hoy decidí visitar su página de AvivaNuestrosCorazones.com. ¡Wow! Quedé impactada al ver la cantidad de recursos que puedo obtener gratis allí y que puedo descargar e imprimir. ¡Gracias!

Te invitamos a entrar a nuestra página por ti misma y ver algunas cosas que te ayudarán a discipular a otras y en tu propio caminar espiritual. Y mientras estás allí, si Dios te mueve a dejar una ofrenda, también puedes hacerlo. Visitado AvivaNuestrosCorazones.com.

También puedes suscribirte para que te llegue a tu correo personal un correo electrónico que contiene el enlace del programa del día. Este correo contiene el título de la serie, del programa, y algunos puntos importantes que Nancy trata en el programa. También contiene un enlace con el título del artículo del blog.

Es muy fácil suscribirse; solo entra a AvivaNuestrosCorazones.com y sigue las instrucciones que encontrarás allí.

Siempre tendremos problemas en nuestras vidas. Nunca podrás escapar de ellos en un mundo caído, pero hay un refugio al que podemos correr en tiempos de necesidad. Aprende cómo responder a los problemas que te amenazan, el lunes, en Aviva Nuestros Corazones.

 

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

1 Oswald Sanders, The Incomparable Christ, (Chicago: Moody) (in re ).

2 J. H. Jowett.

Castillo Fuerte, Studio Musicians, 25 Favoritos Himnos Internacionales ℗ 1994.

Usado con permiso del Ministerio Aviva Nuestros Corazones 

Tomado de: Aviva Nuestros Corazones

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Disponible sobre el Internet en: http://www.avivanuestroscorazones.com