Su gracia es suficiente – 3/3

Aviva Nuestros Corazones

 El Shaddai – El Todo Suficiente

Su gracia es suficiente – 2/3

Nancy Leigh DeMoss

 

Leslie Basham: El apóstol Pablo dijo que a él le alegraban sus debilidades.  Nancy Leigh DeMoss dice, “Nosotros no podemos entender esto desde nuestra perspectiva humana”.

Nancy Leigh DeMoss: “¡Suena como un loco! ¿Encontrar placer en las pruebas y en los problemas?… ¿Por qué? Porque él sabe que en medio de todo esto la gloria de El Shaddai será manifestada, y esta no puede ser vista de ninguna otra forma.

“Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” (2 Co 12:10)

Leslie: Esto es Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss  en la voz de Patricia de Saladín.

Si las plantas pudieran hablar, probablemente te dirían que les proveas mucha agua y sol, pero que seas cuidadosa con la poda.  Pero si te importa la planta cortarás las ramas secas para que las nuevas puedan crecer.

Estamos por escuchar como Dios hace las mismas cosas en nuestra vida.  Nancy está  en la serie El Shaddai: El Todo Suficiente.

Nancy: El nombre del Señor es torre fuerte, a ella corre el justo y está a salvo  (Prov. 18 10).  Aquellos quienes conocen Tu nombre ¡oh  Señor! pondrán su confianza en Ti porque Tú no has olvidado a los que Te buscan.

El conocer el nombre de Dios es conocer a Dios.  Y conocer a Dios es confiar en Él.  Hemos visto que el nombre del Señor es un lugar al cual podemos correr y estar protegidos.

En las últimas sesiones hemos estado viendo un nombre de Dios en particular el cual ha sido una torre fuerte de refugio en mi propia vida.  Es el nombre de El Shaddai.

El —todopoderoso, fuerte, omnipotente Dios quien todo lo puede.  Nada es muy difícil para Él.

Hemos visto que El Shaddai, este Dios, fuerte, todopoderoso, fue capaz de darle a Abraham y a Sarah un hijo cuando era humanamente y físicamente imposible para ellos tener un hijo.

Hemos visto que Dios esperó, o los hizo esperar a ellos veinticinco años desde la primera vez que les dio la promesa de un hijo, hasta que esa promesa fue cumplida.

Esperar por el Señor es algo muy difícil de hacer, ¿no crees?  Para nosotros veinticinco años parecen ser una eternidad, pero en realidad no lo son.  A la luz de la eternidad es solo un momento.

Entonces necesitamos la perspectiva de Dios, y aprender a esperar en el Señor aun  cuando parece ser que Él no cumplirá sus promesas.

Ahora, hay tantas implicaciones prácticas de este nombre para nuestras vidas.  Hemos visto que El-Shaddai… Shaddai—Dios como una madre que amamanta—el pecho de Dios. Esta palabra viene de la palabra hebrea para seno.  Él es como una madre que amamanta; quien se derrama a Sí mismo en nuestras vidas.

Entonces no solo Él es poderoso y capaz, sino que también es tierno y proveedor.  Él es Todo Suficiente.  Hemos visto que el nombre de El-Shaddai, Dios Todopoderoso, El Todo Suficiente, a menudo en las Escrituras está unido con el Dios que nos bendice. Él nos colma de bendiciones.  Pero quiero que en esta sesión veamos otra implicación de este nombre El Shaddai, y es que Él es el dador de frutos.

Desde la primera página de las Escrituras hasta el libro de Apocalipsis, verás un tema, y es que Dios quiere que Su pueblo sea fructífero, productivo.

En las primeras páginas del Génesis, Dios les dijo a Adán y a Eva: “Sed fecundos y multiplicaos” (Gen 1:28).  Ahora, obviamente Dios estaba hablando de que se unieran físicamente para procrear hijos y de esta forma poblar el mundo. Pero hay muchas formas en las que Dios quiere que seamos productivos o fructíferos mientras vivimos en unión y comunión con Él.

Es El Shaddai quien nos hace fructificar y multiplica nuestras vidas. Abram empezó con ser Abram (padre exaltado) a ser Abraham (el padre de multitudes).

Dios se agrada cuando somos fructíferos en extremo. Él quiere que seamos fructíferas.

En Génesis capítulo 28, el hijo de Abraham, Isaac, dice a su hijo “Y el Dios Todopoderoso te bendiga, te haga fecundo y te multiplique…” (v.3) El Shaddai es quien nos hace fecundos.

En Génesis capítulo 35, Dios le dice a Jacob, “Yo soy el Dios Todopoderoso. Sé fecundo y multiplícate…” (v.11).   El Shaddai es quien nos hace multiplicar.

Ahora también aprendemos en Juan capítulo 15, cuando Jesús le dijo a Sus discípulos que nuestro Padre que está en los cielos es glorificado cuando nosotros como sus discípulos traemos mucho fruto.  (Ver v. 8)

Él quiere que seamos fructíferas en extremo. Nuestro propósito en esta vida es traerle gloria  a Dios, y  ¿cómo traemos gloria a Dios?  Siendo fructíferas, trayendo mucho fruto.

¿Qué clase de fruto espera Dios que produzcamos?  Necesitamos saber cuál es el fruto esperado para que acudamos a El Shaddai, nuestro Todo Suficiente, para que Él produzca el fruto a  través de nosotras.

Bueno, Dios quiere producir en nosotras el fruto de justicia, de una vida santa.  Dios quiere producir en nosotras el fruto de Su Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, bondad… Yo no tengo nada de esto en mí.

Por mi misma, nunca podría tener el fruto de la bondad. Es por eso que tengo que contar con Su suficiencia.  Él es el dador de frutos.  Él es quien produce el fruto del Espíritu en nuestras vidas.

El fruto que Él quiere producir en nosotras es el fruto de Cristo viviendo y expresándose a través de nosotras, el fruto del carácter de Cristo formado en nosotras, el fruto de ser una bendición para otros que vienen de tener la vida de Cristo en nosotros, el fruto de hijos—de hijos naturales.

Tú que eres madre, Dios está complacido cuando tú tienes hijos, pero no sólo dar a luz hijos, sino que quiere que estos hijos tengan un corazón para Dios.  Querrás que esos hijos sean espiritualmente fructíferos.

¿Quién es el dador de los frutos?  Es Dios, El Shaddai, quien te capacita para guiar y entrenar a tus hijos para andar en los caminos de justicia.  Es El Shaddai en ti quien será tu suficiencia mientras discípulas esos niños pequeños.

Ahora, algunas de ustedes tal vez sean solteras como yo, y no tengan hijos naturales. Pero les digo algo—tengo, hijos espirituales en diferentes lugares y alrededor de todo este país.  Un par de ellas están hoy sentadas aquí en esta grabación—son mujeres que no sólo han influenciado mi vida, sino que Dios también me ha permitido ser productiva en sus vidas, animándolas en su caminar con el Señor.

¿Qué nos capacita para producir fruto en la vida de otras personas?  ¡Es El Shaddai! Él es mi suficiencia.  Él es quien produce el fruto en nosotras.

Y es que Dios no tenía en mente que tú y yo, como Sus hijas, simplemente existamos en este planeta, o que sólo sobreviviéramos… que simplemente vayamos por la vida, lidiando con la cotidianidad. Dios quiere que produzcamos fruto en abundancia.

Yo creo que Dios quiere hacer todo esto en mi vida.  Quiero tener el mismo tipo de fe de Abram, quien era de noventa y nueve años de edad y aún no había señal alguna de que la promesa de Dios se cumpliría, de que él sería el padre de multitudes, pero las Escrituras dicen que él le creyó a Dios  (Ro. 4:30).

Él le creyó a El Shaddai, al Todo Suficiente. Amo a Dios y quiero glorificarlo con mi vida. Quiero ser muy productiva para Su gloria pero yo no tengo la capacidad de producir fruto por mí misma. Y tú tampoco.

Aparte de Dios lo único que tenemos son estos cuerpos estériles. Es por esto que Jesús dijo, “es crucial que permanezcan en Mí y Yo en ustedes, que se mantengan conectadas a la vid.” (Ver Juan 15:1-18)

Ese pequeño bebé no será alimentado por su madre a menos que el infante se acerque a su madre y se una a ella.  Ahí se produce una unión, una unidad que capacita a la madre para derramarse en ese bebé. A medida que permanecemos en Cristo y en la medida que Su Palabra habita en nosotros, Dios derrama Su suficiencia en nosotros para que no simplemente existamos, sino para que seamos fructíferas.

Verás, es El Shaddai quien también castiga y disciplina Su pueblo para que podamos ser más productivas.

Es interesante ver que a través de las Escrituras, El Shaddai, Dios Todopoderoso, está relacionado no sólo con las bendiciones de Su pueblo, sino también en hacernos dar fruto; como también está conectado con el Dios que disciplina a Su pueblo para que pueda ser más productivo.

Porque para experimentar la suficiencia de Dios, el Todo Suficiente, El Shaddai, primero debemos experimentar nuestra propia insuficiencia. Para experimentar Su plenitud, debemos primero vaciarnos totalmente.

Dios no va a venir a llenarnos si estamos llenas de nosotras mismas, con nuestros propios recursos, nuestro propio orgullo. En ocasiones Dios nos disciplinará para vaciarnos y para erradicar de nosotras el orgullo y el egoísmo, para que podamos ser llenas con Él mismo.

Mientras más orgullo y autosuficiencia haya en nuestras vidas, menos fruto daremos para la gloria de Dios. Él quiere que seamos más fecundas, que demos mucho fruto, de manera que Él trae disciplina a nuestras vidas para que podamos ser más productivas.

Entonces ¿Cómo debemos responder a El Shaddai?  Hemos visto las implicaciones que Su nombre tiene en nuestras vidas, y sólo quiero terminar esta sesión meditando brevemente sobre cómo debemos responder al Dios Todo Suficiente.

Yo creo que lo primero, y obviamente es la respuesta adecuada, es responder en adoración. Mientras Dios se revela a Si mismo con todos Sus diferentes nombres y revela Su carácter, nuestra primera respuesta debe ser adorar a Dios.

Me encanta ese pasaje en Génesis capítulo 17 donde Dios se aparece a Abraham a la edad de noventa y nueve  años para decirle, “Yo soy  [El Shaddai]” [la primera vez que ese nombre fue usado] anda delante de mí y se perfecto” (v. 1).

El siguiente versículo nos dice que Abraham se postró sobre su rostro. Él reconoció  que estaba en la presencia de la grandeza, la suficiencia, la toda suficiencia de Dios. Abraham ya había visto su propia insuficiencia y la insuficiencia de cualquier otra persona o cosa para proveer el hijo del pacto, el hijo de la promesa que le sería dado.

De manera que, a la luz de este Dios todo suficiente y omnipotente—antes de ver la respuesta de la promesa de Dios—él adora. Ahora bien, algunas de nosotras pensamos,   “Una vez que vea la respuesta de Dios, una vez que Dios me saque de este desastre, una vez que Dios me saque de este tiempo de aflicción, entonces lo alabaré.”

¡Claro, por supuesto que lo harás!  Pero el reto es—y esta es una evidencia de tu fe: ¿Lo adorarás ahora cuando no puedes ver el resultado de Su provisión?  Cuando todo lo que tienes es la fe que te dice que Dios es todo suficiente, ¿lo alabarás?  ¿Te postrarás sobre tu rostro delante de Él en adoración?

Mientras alabamos a El Shaddai, necesitamos reconocer nuestra propia insuficiencia.  Somos incapaces de cumplir con lo que Dios quiere hacer dentro de nosotras y a través de nosotras.  No puedes criar esos hijos tú sola. No puedes amar a ese esposo en tus fuerzas. No puedes testificar de Dios de la forma que Él lo espera dentro de tu lugar de trabajo en tus propias fuerzas.

No puedes producir el fruto del Espíritu en tu vida por ti misma.  Reconoce tu propia insuficiencia. ¡Pero no te quedes ahí!  ¡No continúes con la mirada en ti misma!

Ahora, algunas de nosotras tan solo sustituimos nuestra insuficiencia con otros. Nos damos cuenta de que no somos suficientes, y entonces buscamos a alguien más—como lo hizo Abraham cuando buscó su siervo y cuando buscó a Agar para proveer una solución a su problema de falta de hijos.

Y Dios dice, “Hazlo a tu manera—Yo lo haré a la Mía”.

No te conformes con menos de lo que Dios quiere para tu vida, No te conformes con la suficiencia de otras personas para proveerte, cuando Dios quiere darte toda Su suficiencia.

Entonces necesitamos dejar de enfocarnos en nosotras mismas y en nuestra propia suficiencia—necesitamos quitar los ojos de los demás y de su suficiencia parcial. Dejar de mirar hacia adentro, dejar de buscar afuera y empezar a mirar hacia arriba.

Mantén tu mirada siempre en Dios, El Shaddai, quien es toda nuestra suficiencia.  Él solamente Él es nuestra suficiencia.

Cantamos muy fácilmente ese pequeño coro que dice “Cristo es todo lo que necesito”.  Pero ¿En verdad creemos eso?

Alguien dijo que nunca sabrás que Cristo es todo lo que necesitas hasta que Él sea todo lo que tengas. Cuando Él es todo lo que tienes entonces llegarás a entender que realmente Él es todo lo que necesitas.  

En lugar de buscar adentro y afuera, mira hacia arriba y confía en toda Su suficiencia.  Esto significa, como lo hemos visto en la vida de Abraham, estar dispuestas a esperar en Dios.

Ahora, estoy dispuesta a esperar mientras Él se de prisa.  Puedo esperar por cinco minutos o cinco días o tal vez cinco meses, si es necesario, pero es en la espera cuando ya no hay esperanzas cuando vemos lo mejor de Dios; es ahí cuando vemos la mayor expresión de Su Suficiencia.

No tomes los asuntos en tus propias manos.  Tomó veinticinco años desde la primera vez que Dios le prometió un hijo a Abraham hasta que Abraham sostuvo su hijo Isaac en sus brazos… ¡veinticinco años!

Pero Dios no tenía prisa, y ciertamente no estaba retrasado. Dios espera, muchas veces hasta que está claro que ya no hay salida alguna para esta situación a menos que Él intervenga.

Confía en Su suficiencia y mientras esperas acércate a Él.  Como ese niño que se acerca al seno de la madre para ser alimentado por su madre, acércate a Dios y permite que Él se derrame en tu vida y llene cada una de tus necesidades.

Esta fue la experiencia que tuvo el apóstol Pablo.  Él habla acerca de esto en 2da a los Corintios, en el capítulo 12.  Recuerda como le fue dado este aguijón en la carne. No sabemos de qué se trataba, pero sabemos que era un tipo de aflicción.  Y Él dijo “Acerca de esto, tres veces he rogado al Señor para que lo quitara de mí” (v.8).

No hay nada de malo con pedirle a Dios que remueva la situación, pero cuando Dios no la remueve, ¿qué es lo que haces?  Escucha las palabras de Dios a Pablo, en el versículo 9 de 2da a los Corintios, en el capítulo 12: “Él me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad”.

Entonces, ¿qué dijo Pablo?  Está bien, El Shaddai.  Tu fuerza es suficiente.  Entonces, ¿qué hago? “Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí. Por eso me complazco en las debilidades…” (v. 9-10).

De eso me gloriaré en lugar de ser fuerte en mí misma. Me gloriaré en mis debilidades porque es allí cuando puedo ver la mayor expresión de la gracia de Dios, para que el poder de Cristo more en mí. Por eso me complazco en mis debilidades.

¡Suena como un loco!  ¿Encontrar placer en las pruebas y los problemas?  Pero  ¿por qué? Porque Él sabe que en medio de todo esto la gloria de El Shaddai será manifestada, y esta no puede ser vista de ninguna otra forma.

“Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” (v. 10)

Nathan Stone escribió un libro clásico hace muchos años sobre los nombres de Dios. El resumió este nombre de El Shaddai, “Dios Todopoderoso”, como está traducido en nuestras biblias.  Él dijo,

“El nombre Dios Todopoderoso, El Shaddai, nos habla de la inagotable fuente de Su abundancia.”

Me encanta la palabra “inagotable”. Dios, como el Todo Suficiente nos provee de lo que Él tiene y lo que nos da es interminable. Continúa diciendo,

“Nos habla de Sus riquezas y de la plenitud de Su gracia, manifestada en Su amor sacrificial que se entrega a favor de los demás. Nos habla de que toda buena dádiva viene de Dios, y de que Él nunca se cansa de derramar Sus misericordias y Sus bendiciones sobre Su pueblo.”

“Pero no debemos olvidar”, nos continúa diciendo él, “que la fortaleza de Dios es perfecta en nuestras debilidades.  Su suficiencia es manifestada más aún en nuestra insuficiencia, Su plenitud en nuestra escasez.  Nos llena para que de nosotros fluyan ríos de agua viva para la humanidad que está sedienta y necesitada”.

¡Me gusta esto!  Necesito recursos y tú también.  En mi vida diaria y en el rol que desempeño en el cual Dios me ha llamado a ministrar la Palabra de Dios, y a ti también, mientras desempeñas tu rol de madre  o de esposa en casa. Yo necesito, tú necesitas, esas reservas frescas, esa provisión de cada día para  poder dar a otros.

Cuando se nos terminan las provisiones, como el viejo dicho dice “Las dádivas de nuestro Padre apenas comienzan”. (Él da más gracia”)

No hay límite para Su provisión. Él nos ofrece una fuente inagotable de Suficiencia. Entonces Dios se dio a conocer a Sí mismo a Abraham como El Shaddai, Porque yo soy El Todo Suficiente y luego Dios dijo,  “anda delante de mí y sé perfecto”.

Si Dios no se hubiera dado a conocer a Sí mismo a nosotros como El Shaddai no tendríamos esperanza para caminar delante de Él y estar sin falta alguna.

Hemos visto como El Shaddai es quien nos bendice. Él es quien nos hace productivas.  Él quiere que seamos fecundas en abundancia, y nos corrige para ayudarnos a producir más fruto para Su gloria.

En el libro de Job el nombre de El Shaddai es mencionado treinta y una vez, y mientras el siervo de Dios estaba sufriendo él reconoció que en última instancia la corrección venía de la mano de El Shaddai, no como castigo, no como juicio, pero como una forma de purificación, de poda, de limpieza, fruto de la obra de Dios para que la vida de Job pudiera traer mucho fruto para la gloria de Dios.

Señor, te damos gracias por la persona que en este momento está experimentando la corrección de Tu mano y por todas nosotras que hemos ya experimentado Tu corrección, y por las que en algún momento de su vida experimentarán Tu corrección.  Gracias porque Tú eres nuestro El Shaddai, en quien podemos confiar, que nos estás corrigiendo y podando para erradicar el egoísmo y el orgullo para vaciarnos de nosotras mismas para ser llenas de Ti para que nuestras vidas lleguen a ser productivas en extremo.

Ayúdanos a aceptarte y aceptar la corrección de Tu mano y produce oh Dios en nuestras vidas, te rogamos, el apacible fruto de justicia para que Tú y solo Tú seas glorificado, te lo pido en el nombre de Jesús, amén.

Leslie: ¿Hay algo difícil que te está preocupando o que te pone nerviosa?  Nancy Leigh DeMoss te ha estado ayudando a recordar que puedes superar esto con la fortaleza que  te da Dios.

En Aviva Nuestros Corazones, hemos estado pidiéndole al Señor que supla nuestras necesidades para poder continuar adelante con nuestro ministerio a la mujer de habla hispana, y hemos visto como su gente ofrenda y ora para ayudar a proveer.  Espero que tú también te unas a ellas y puedas contribuir.

Estas donaciones ayudarán a Aviva Nuestros Corazones a continuar con el ministerio actual en los meses venideros.   Por favor pídele al Señor que te guíe acerca de cuánto puedes donar y luego contáctanos.  Puedes llamar al 1-800-569-5959, desde los EE. UU. O Canadá, o también puedes visitar AvivaNuestrosCorazones.com y hacer tu donación en línea.

La semana que viene estaremos celebrando un acontecimiento muy especial. Se trata de la llegada de nuestro salvador Jesucristo al mundo.

No te pierdas en siguiente programa de Aviva Nuestros Corazones.  Nancy estará comenzando una serie titulada, “María de Nazaret”.  En esta serie nos presentará a María, una mujer joven ordinaria que le dijo «sí» a Dios, y nos la presenta como un ejemplo del tipo de mujer que Dios elige para cumplir Sus propósitos.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Tenemos algunos artículos en Español disponibles en esta página de www.AvivaNuestrosCorazones.com. Usted puede imprimirlos y usarlos. Visite este enlace para que vea los temas disponibles: PDF Downloads.

Derechos Reservados. Aviva Nuestros Corazones. Escrito por Nancy Leigh DeMoss. Usado con permiso. www.AvivaNuestrosCorazones.com.

El único recurso – 2/3

Aviva Nuestros Corazones

 El Shaddai – El Todo Suficiente

El único recurso – 2/3

Nancy Leigh DeMoss

Leslie Basham: Aquí está Nancy Leigh DeMoss.

Nancy Leigh DeMoss: Nuestro mundo nos dice que debemos ser autosuficientes.  Muchos de los libros de autoayuda que conseguimos en las librerías te dirán cómo puedes lograr hacer las cosas por ti misma.

Pero si quieres una relación, una relación íntima con Dios, tendrás que llegar a conocerlo partiendo de tu debilidad y de tu necesidad, diciéndole, “Señor, no tengo ninguna fuente de bendición fuera de ti”.

Leslie: Esto es Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Ayer Nancy inició una serie muy útil, titulada El Shaddai: El Todopoderoso.  Ella habló acerca de cómo confiar en el Señor cuando has sido llamada a esperar.  Si te perdiste el programa de ayer puedes escucharlo en AvivaNuestrosCorazones.com.  Nancy continuará esta serie hablando acerca de la asombrosa provisión de Dios.

Nancy: El nombre del Señor es torre fuerte, a ella corre el justo y está a salvo (Prov. 18 10).  Aquellos que conocen tu nombre, oh Señor, pondrán su confianza en ti.  Porque tú, oh Señor, nunca has olvidado a los  que te buscan.

Hemos estado hablando acerca de los nombres de Dios y cómo estos son un refugio y un lugar seguro para nuestros corazones. En estas sesiones estamos enfocándonos, particularmente, en el nombre de Dios El Shaddai.

Hemos estado viendo  la vida de Abraham y estuvimos viendo que Dios se reveló a Sí mismo como El Shaddai a Abram, cuando este tenía noventa y nueve años.

Estamos en Génesis capítulo 17, continuando con esta historia.  Hemos visto que Dios le dijo a Abram.  Tendrás descendientes, tendrás una simiente.  Y a través de esa simiente, Jesucristo, sabemos, que todo el mundo será bendecido.

Pero Abram tenía que enfrentar el hecho de que su esposa era estéril.  Ella no podía tener hijos.  Él se vio  a sí mismo y vio a Sarah; y vio que ambos eran insuficientes para cumplir lo que Dios había prometido.

Entonces desde su propia insuficiencia decidieron mirar hacia afuera.  Vimos en la sesión de ayer que Abram se dirigió a su sirviente Eliezer.  Se dirigieron a Agar la esclava egipcia y dijeron, “Señor ¿podríamos ayudarte?” Estaban buscando ser suficientes en ellos mismos, pero ninguno de estos planes era lo que Dios tenía en mente.

Porque Dios quería que Abram viera que Él no quería ni necesitaba ninguna ayuda de parte de nosotros cuando de cumplir Sus promesas se trata. Dios es completamente capaz de cumplir Sus promesas y de llevar a cabo Sus propósitos sin nuestra ayuda.  

Como mujeres nacemos con la tendencia de arreglarlo todo.  Si algo no está funcionando, o si creemos que Dios quiere cumplir algo en la vida de nuestra pareja o de nuestro hijo, o en la vida de nuestras amigas, nuestra tendencia es correr a ver si podemos hacer algo al respecto… Y me imagino que estás de acuerdo conmigo en esto.

Abram y Sarai eran tal como nosotros en ese aspecto.  Pero Dios quería que ellos vieran que Él nos capacita para lo que Él nos manda a hacer. Él es completamente capaz de cumplir lo que promete. Entonces llegamos ahora al capítulo 17 de Génesis.  Abram tiene ahora noventa y nueve años de edad y ahora no solo su esposa es estéril, sino que Romanos nos dice que el cuerpo de Abram era tan bueno como un muerto.  (Ro 4:19)

Ahora ninguno de los dos es capaz de concebir hijos. Los dos están incapacitados para procrear hijos.  Y leyendo el contexto te das cuenta de que Dios estaba esperando hasta que no hubiera ninguna sombra de duda de que esto—el cumplimiento de esta promesa— era imposible. Era totalmente imposible.

A veces Dios espera hasta que estemos justo al final de nuestra propia suficiencia antes de revelarse a Sí mismo como El Shaddai.

Capítulo 17, versículo 1

Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció, y le dijo Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí, y sé perfecto. Y yo estableceré mi pacto contigo, y te multiplicaré en gran manera.”

“Te multiplicaré en gran manera”. Ten presente que Él le está hablando a un esposo y su esposa, quienes son incapaces de procrear hijos. Entonces en el versículo 3 dice,

“Entonces Abram se postró sobre su rostro y Dios habló con él, diciendo: En cuanto a mí, he aquí, mi pacto es contigo, y serás padre de multitud de nacionesY no serás llamado más Abram; sino que tu nombre será Abraham [Padre Exaltado]; porque yo te haré padre de multitud de naciones.” (vv. 3-5)

Acaso no es así como Dios viene y se encuentra con nosotros en medio de nuestra situación imposible para decirnos, “Tú creíste que era imposible.  Ahora te digo que  voy a hacer  algo excesivamente más abundante y más allá de cualquier cosa que tú hayas podido imaginar”.

La diferencia entre Abram y Abraham es una letra hebrea.  Y sucede que esta es la letra principal que se usa en el nombre de Dios, Jehová.  ¿Cuál es la diferencia entre Abram y Abraham? Es el mismo aliento de Dios.  Es la presencia de Dios exhalando Su aliento en nuestras vidas, Su abundancia, Su suficiencia, Su poder, Su habilidad, que llena nuestras vidas vacías y que cumple las promesas de Dios en y a través de nosotros.

Dios dice, en el versículo 6, “Te haré fecundo en gran manera”.

Si quieres ver el final de la historia—bueno, no exactamente el final—pero ve al siguiente capítulo, hasta Génesis, capítulo 21. “Entonces el Señor visitó a Sarah como había dicho, e hizo el Señor por Sarah como había prometido.” (v.1)

Dios cumple Sus promesas.  Él nunca está de prisa, y nunca llega tarde.  Él siempre llega a tiempo.  Ahora, Él no siempre llega en nuestro tiempo pero siempre llega a Su tiempo—el tiempo perfecto.

“Entonces el Señor visitó a Sarah como había dicho, e hizo el Señor por Sarah como había prometido.  Y Sarah concibió y dio a luz un hijo a Abraham en su vejez, en el tiempo señalado que Dios le había dichoY Abraham le puso el nombre de Isaac al hijo que le nació, que le dio a luz Sarah.” (Gen. 21:1-3) versículo 5 “Ahora bien, Abraham tenía cien años de edad cuando su hijo nació”.

Por cierto ¿Qué edad tenía Sarah?  Noventa años de edad.

Algunas de ustedes tal vez estén un poco preocupadas acerca de tener hijos a edad avanzada, pero Dios quiere mostrarnos que cuando llegamos al final de nuestra propia suficiencia, la suficiencia de Él apenas comienza.

Dios está diciendo, “Yo soy quien suple todas tus necesidades.”  Ahora, para un mejor entendimiento de esto queremos indagar acerca de este nombre, El Shaddai. ¿Qué significa? ¿Qué significó para Abraham, y qué significa para nosotros?

Este es un nombre maravilloso de Dios que nos muestra el cuidado tierno y compasivo y la gracia de Dios a nuestro favor.

El nombre El es una forma corta, como muchas de ustedes saben, del nombre de Dios Elohim.  Este es el nombre de Dios que habla de Su poder, Su omnipotencia, Su fuerza, Su grandeza.  Me encanta ese nombre porque dice que Dios es capaz de hacer cualquier cosa que Él desee hacer.

Pero Él no solo es El, Él es El-Shaddai. Esta palabra Shaddai es una palabra muy tierna, formada de una palabra hebrea, shad (s-h-a-d), que es realmente la palabra hebrea para seno. Habla de una madre que amamanta a su hijo, que lo toma en su pecho y que suple a ese niño de todo lo que él necesita.

Es una ilustración de Dios que  lo compara con  una madre tierna y compasiva; una madre que amamanta. Ahora si pones esa palabra junto a la palabra El, y tienes el poderoso, omnipotente, todopoderoso Dios que también es un Dios tierno, que nutre, cuida y protege a Su pueblo. Él es quien suple, Él es quien alimenta, Él es quien satisface.

Así que vemos a Dios, entonces, no solo como el Dios todopoderoso. En la mayoría de las Biblias se traduce como Dios todopoderoso o el Dios que todo lo puede. Pero a medida que estudias esta palabra, verás que muchos comentaristas están de acuerdo en que una mejor traducción sería “El Todo Suficiente”. ¡El Todo Suficiente!  ¡El Shaddai!

Este es el Dios que se deleita cuando nosotros estamos en un lugar de necesidad. Así como lo estaban Abram y Sarai. Sin esperanza alguna para suplir su propia necesidad. Sin esperanza para cumplir la promesa de Dios.  Pero mientras más necesitadas estemos, más nos vemos forzados a depender de El Shaddai.

Cuando dependemos de Él, entonces se cumplen las promesas. Lo maravilloso de todo esto es que nosotras no podemos llevarnos el crédito. Dios se lleva toda la gloria.

Todas las personas sabían que Abraham y Sarah no podían tener hijos.  Entonces cuando el pequeño Isaac nació todos sabían que era un milagro; Dios había hecho esto. Dios es el proveedor.

Abraham tuvo que conocer su propia insuficiencia, lo inútil de depender de sus propios esfuerzos, y la necedad de adelantársele a Dios de manera impaciente. ¿Hay hoy alguna necesidad en tu vida para la cual El Shaddai es tu solución? ¿Alguna necesidad física? ¿Alguna necesidad financiera? ¿Alguna necesidad emocional? O ¿Relacional?  ¿Alguna necesidad vocacional? o  ¿Espiritual?

Dios dice, “Para todas tus necesidades yo soy El Shaddai.  Yo soy tu proveedor.  Yo soy quien te alimenta, Yo soy El Todo Suficiente.”  Hemos visto que Dios a veces espera hasta que estamos al final de nuestros propios recursos y no hay absolutamente nada más que nosotros podamos hacer para resolver la situación.  Entonces en desesperación dejamos de mirar hacia fuera y hacia adentro, y vemos hacia arriba y decimos, “Oh Señor te necesito” .

Yo creo que estas son palabras que a Dios le encanta escuchar de Sus hijos, de la misma forma que te gusta escuchar a tus propios hijos diciendo, “Te necesito”.  Cuando la cosa no se pone difícil es cuando tu niño de dos años te dice, “¡mami, yo puedo hacer esto solo!” Entonces no te sientes muy necesitada.

Bueno, pues Dios como nuestro Padre celestial, desea que nosotros estemos en una posición en la que reconozcamos cuán desesperadamente lo necesitamos—y que solo Él puede suplir nuestras necesidades.

Ahora bien, el nombre El Shaddai nos revela un número de cosas acerca de Dios, a medida que lo vemos a través de toda las Escrituras. El nombre El Shaddai aparece cuarenta y ocho veces en el Antiguo Testamento.  Como ya hemos dicho, generalmente es traducido como Dios Todopoderoso o El Dios que Todo lo Puede.

Esto comunica parte del significado de la palabra, pero tal vez sea mejor traducido como El Todo Suficiente.  Él es poderoso, esta es la palabra El, pero la palabra Shaddai dice que Él es nuestra suficiencia.

Como quien nos alimenta y quien nos da fuerza y satisfacción vemos en las Escrituras que Dios es quien nos colma de bendiciones.  Él colma de bendiciones las vidas de Sus hijos.  Él es toda abundancia, Él es el Dios quien bendice ricamente, el que enriquece a Su  pueblo con todo lo que necesitan.

Como podemos ver, este nombre aparece en varias ocasiones a través del Antiguo Testamento, vemos esta conexión entre El Shaddai y  la bendición.

En Génesis capítulo 28 Isaac le dice a su hijo Jacob (él está dando la bendición de un padre), “El Dios Todopoderoso, (El Shaddai), te bendiga“(ver. 3).

Ahora, ¿cómo crees tú que Isaac supo acerca de El Shaddai?  Bueno, me parece, que es obvio que lo conoció a través de su padre. ¿Y quién era su padre?  Abraham, quien cuando tuvo a su hijo Isaac, Abraham tenía noventa y nueve años de edad después de veinticinco años de esperar que Dios cumpliera la promesa de darle un hijo.

Y es que Abraham sabía que Dios era su suficiencia porque él tuvo un hijo cuando era absolutamente imposible tener un hijo.  Ese hijo era Isaac.

Yo creo que mientras Isaac crecía, su padre Abraham le enseñó acerca de El Shaddai, acerca del Todo Suficiente diciéndole, “Isaac, Dios no solo suplió mi necesidad y la de tu madre cuando no podíamos tener hijos, sino que naciste tú, un hijo milagroso, nacido como bendición de El Shaddai, El Todo Suficiente.

Yo no llegué a conocerlo hasta mi edad de noventa y nueve años pero quiero que tú lo conozcas a través de toda tu vida.  Él es El Todo Suficiente para ti también”.

Al parecer Abraham pasó este conocimiento a Isaac quien ahora se lo estaba pasando a su hijo, Jacob.

“Jacob, quiero que conozcas acerca del Dios de mi padre, El Shaddai”.

Por cierto, ¿estás pasándole a tus hijos, y a la siguiente generación, el conocimiento de quién es Dios?  Mientras Dios se te revela a Si mismo a través de Su Palabra, mientras prueba con  hechos que Su nombre es grande y confiable, mientras caminas con Él y Él va demostrando en tu vida Su poder, Su grandeza, Su suficiencia; ¿le estás enseñando a tus hijos a través del mensaje de tu vida quién es Dios?

Así es como una generación debe  aprender los caminos de Dios—escuchando a las generaciones previas. Por eso las mujeres mayores deben enseñar a las mujeres jóvenes. Todas nosotras somos mujeres mayores para alguien.  Debemos enseñar a la siguiente generación en nuestros hogares, en nuestra comunidad de fe, en nuestras iglesias, enseñar los caminos de Dios, enseñar los nombres de Dios.

Pues bien, Isaac pasó a Jacob el nombre de Dios, El Shaddai.  Y cuando Jacob murió, él le pasó el nombre a su hijo, José.

Al leer en Génesis capítulo 48,  “Entonces Jacob dijo a José: El Dios Todopoderoso se me apareció en Luz, en la tierra de Canaán; y me bendijo.” (V.3)  ¿Ves la conexión de Su nombre con la bendición?   El Shaddai es el que bendice a Su pueblo. Él llena de bendiciones nuestras vidas.

En el siguiente capítulo, en Génesis capítulo 49, Jacob le da su bendición a su hijo José.  Y le dice, “… El Todopoderoso que te bendice con bendiciones de los cielos de arriba, bendiciones del abismo que está abajo.” (V. 25)

Él está diciendo “No solo bendijo Dios Todopoderoso, El Shaddai, a mí a mis padres y a mi abuelo, pero José, Él también es tu Dios. El Todo Suficiente te bendecirá con bendiciones celestiales de arriba”. ¿Qué le estaba diciendo Jacob a José?

Él le estaba diciendo “José, Dios es tu fuente”.

José tuvo muchas dificultades en su vida y necesitó conocer que Dios era su fuente, que todas las bendiciones que él necesitaba vendrían de la mano de Dios.

Esta mañana estaba  leyendo en Santiago en el capítulo 1 y fui recordada que toda buena dádiva y todo don perfecto viene ¿de dónde?  ¡De arriba!  (v. 17)

Todas las cosas que necesitamos, todas las bendiciones que tenemos en nuestras vidas no vienen de nosotros mismos, tampoco de otros, sino de Dios.

Estoy muy agradecida por mi padre y mi madre quienes me enseñaron esta lección como un estilo de vida mientras yo iba creciendo.

Recuerdo a mi padre enseñándonos que Dios es la fuente de todas las bendiciones en nuestras vidas y que cualquier cosa buena que tenemos viene de Dios.  Por eso, no debemos esperar que sea un empleador o un sueldo o ninguna persona quien llene nuestras necesidades, porque todas las bendiciones vienen de la mano de Dios.

No existe otra fuente a menos que Dios abra Sus manos y derrame Sus bendiciones sobre nosotros.

Ahora, lo que implica este nombre de Dios, El Todo Suficiente quien nos bendice, es que como recipientes, estamos necesitados y estamos dependiendo de Él.  Tenemos necesidades que nosotras mismas no podemos llenar, y por lo tanto dependemos de Él.  Toda Su suficiencia implica nuestra insuficiencia, que nos dice que hay necesidades que nosotras no podemos llenar.  Por supuesto, el mundo nos dice que debemos ser  autosuficientes.

Muchos de los libros de autoayuda que conseguimos en las librerías te dirán cómo puedes lograr hacer las cosas por ti misma.

Pero si quieres una relación, una relación íntima con Dios, tendrás que llegar a conocerlo partiendo de tu debilidad y de tu necesidad, diciéndole, “Señor, no tengo ninguna otra fuente de bendición fuera  de ti”.

Pablo dice en 2da a los Corintios capítulo 3, “no que seamos suficientes en nosotros mismos para pensar que cosa alguna procede de nosotros, sino que nuestra suficiencia es de Dios para esta tarea”. (v.5, parafraseado)

Jesús enseñó a sus discípulos y nos dice a nosotros, “Apartados de mi, nada podéis hacer”. (Juan 15:5)  “No pueden tener bendición ni suficiencia apartados de Mi”.

La maravillosa verdad es que lo que encontramos en El Shaddai no es solo el Dios del Antiguo Testamento, el Dios de Abraham, Isaac, y Jacob. Sino que  Él es Jesús quien vino a este mundo y quien nos da provisiones infinitas para cualquiera de nuestras necesidades.  Por eso Pablo pudo decir en Filipenses capítulo 4, en el versículo 19, con tanta confianza, “Mi Dios, [El Shaddai, El Todopoderoso, El Todo Suficiente], proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.”

Jesucristo es nuestro El Shaddai.  Él es nuestra suficiencia, Él es quien nos bendice.  Todo lo que necesitamos lo encontramos en Él.  Entonces ¿qué necesitas? ¿Fortaleza?  ¿Paz? ¿Descanso?  ¿Gozo?  ¿Consuelo? ¿Sabiduría?  ¿Dirección?  ¿Perdón?  Todas estas bendiciones y  más vienen de la mano de El Shaddai.

Me encanta ese versículo en 2da a los Corintios donde Pablo dice,  “Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para vosotros, a fin de que teniendo siempre todo lo suficiente en todas las cosas, abundéis para toda buena obra”. (2 Cor 9:8)

Ves, Dios no quiere que simplemente sobrevivas; Él quiere darte abundancia de bendiciones.

Ahora, a veces Sus bendiciones son diferentes a lo que nosotras llamamos bendiciones.  No siempre son bendiciones materiales.  No siempre es salud física.  Pero Él provee para nosotras bendiciones en abundancia las cuales Él sabe que necesitamos para llegar a ser las mujeres que Él quiere que seamos.

¿Cómo podemos, entonces, ser llenas de Su provisión?  Tenemos que implorar y decir, “Señor te necesito”.  Luego nos acercamos a Él como un bebé que necesita ser alimentado por su madre.

Venimos con confianza ante Su trono de gracia para así obtener misericordia y encontrar gracia para ayudarnos en tiempos de necesidad.  Entonces nosotras simplemente recibimos Su provisión, así como ese pequeño niño recibe su alimento de su madre. Después le damos gracias recordando que si lo tenemos a Él tenemos todas las bendiciones necesarias.  Tenemos todo lo que necesitamos.

Entonces ¿Dónde hay lugar para las quejas? ¿Dónde hay lugar para el lloriqueo? ¿Dónde hay lugar para la murmuración? No hay ningún lugar para esto si reconozco que en El Shaddai soy bendecida con toda buena dádiva.

Leslie: Nancy Leigh DeMoss ha estado abriendo nuestros ojos a las evidencias de la bondad de Dios.  Los oídos que te permiten escuchar este programa vienen de Dios, la radio o el computador que  usas para escuchar, también vienen de Él.

Estamos tan agradecidas por todas las formas en las que podemos presentar las enseñanzas de Nancy a las mujeres. Gracias a la generosidad de los radioescuchas que ofrendan para que puedas escuchar a Aviva Nuestros Corazones en la radio. También puedes escucharlo en el internet. Puedes leer o descargar la transcripción gratis.  Podemos traer Aviva Nuestros Corazones a tu hogar a través de estos medios gracias a la audiencia que apoya el ministerio financieramente.

Si este ministerio ha sido de bendición y de gran ayuda para ti te animamos a hacerlo ahora. Llama al 1-800-569-5959 desde los EE. UU. Y Canadá o visita nuestra página, AvivaNuestrosCorazones.com y haz allí tu donación. Muchas mujeres te lo agradecerán.

Esto nos lo escribe Carol sobre un mensaje de nuestra serie de Tito 2: El hermoso diseño de Dios para la mujer

“Gracias, hermoso mensaje lo necesitaba, siempre había sido como Marta; lucho con muchas cosas, y actuaba de la manera que tú dices, daba instrucciones pero peleando, gritando y no había la paz que tanto quería; me envolvía tanto dando las instrucciones que se me olvidaba ser guiada por el Espíritu, no es fácil; son cuatro hijos, tres jóvenes y uno de nueve, además de mi esposo. Todo lo que publicas me ha ayudado mucho. Estoy muy contenta ya que todo es basado en la Palabra; no será rápido y fácil pero ya estoy comenzando a permitirle al Espíritu Santo trabajar en mí. Gracias he sido muy bendecida, y espero que pueda bendecir a otras. ¡Amén! Estoy gozosa”.

Puedes ser parte de este ministerio apoyándonos en oración y con tus aportes financieros. Agradecemos también tus oraciones por este ministerio, que Dios supla de Sus riquezas en gloria para llenar nuestras necesidades para llevarle esperanza a tantas mujeres alrededor del mundo.

Si amas tus plantas, les provees la luz del sol y agua. Y  a ellas probablemente les gusta mucho eso. También las podas y eso quizás no les guste tanto. Conoce cómo  nosotras podemos ser como plantas y cómo Dios es el perfecto jardinero; mañana en Aviva Nuestros Corazones.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Tenemos algunos artículos en Español disponibles en esta página de www.AvivaNuestrosCorazones.com. Usted puede imprimirlos y usarlos. Visite este enlace para que vea los temas disponibles: PDF Downloads.

Derechos Reservados. Aviva Nuestros Corazones. Escrito por Nancy Leigh DeMoss. Usado con permiso. www.AvivaNuestrosCorazones.com.

 

 

Los años de silencio – 1/3

Aviva Nuestros Corazones

 El Shaddai – El Todo Suficiente

Los años de silencio – 1/3

Nancy Leigh DeMoss

Leslie Basham: Digamos que has estado orando por algo que está muy cercano a tu corazón, pero parece ser que no hay respuesta.  Nany Leigh DeMoss dice que hay algo que puedes hacer.

Nancy Leigh DeMoss: ¿Qué haces? Esperas en el Señor. Dios promete a todos los que esperan en Él que jamás serán decepcionados. 

Leslie: Esto es Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.

Imagínate que estás al final de una fila muy, muy larga o que has estado en la sala de espera del doctor toda la tarde o bien que el tráfico no se mueve y no sabes por qué te está ocurriendo esto. Todos estos escenarios probablemente te provocarían frustración porque no es fácil esperar.

Te guste o no, esperar es parte de la vida. Nancy te dará perspectivas bíblicas acerca de la espera, mientras empieza una serie titulada El Shaddai: El Todo Suficiente.

Nancy: Una de nuestras mayores necesidades como mujeres, creo yo, es conocer a Dios; saber cómo es Él, conocer Su nombre, Su corazón, Su carácter, Sus caminos. De hecho, creo que la mayor razón de nuestras luchas y del estrés que enfrentamos muchas de nosotras como mujeres es que realmente no conocemos a Dios, porque si le conociéramos, confiaríamos en Él. Sabríamos cómo responder en medio de las presiones, ante las situaciones en las que nos encontramos.

Todo este asunto de tener victoria sobre el pecado… muchas de nosotras—todas nosotras —tenemos aún pecado remanente, algo que aún nos deprime, que nos abruma. En cada una de estas situaciones, creo que tenemos que volver al principio: conocer a Dios, quién Él es y permitir que realmente Él cambie nuestras vidas.

Entonces la pregunta es ¿Cómo podremos conocer a Dios?  ¿Cómo podremos saber realmente cómo es Él y de qué forma podemos permitir que ese conocimiento cambie nuestras vidas? Algo maravilloso es que Dios se ha revelado a Sí mismo en Su Palabra, en la creación, en Cristo. Él se ha revelado a nosotros.

Yo creo que una de las maneras más asombrosas en las que Dios se ha revelado a nosotros es a través de Su nombre. Su nombre nos dice cómo es Él. Nos lo describe.  Me han dicho—y nunca he verificado pero me han dicho que hay aproximadamente mil nombres para Dios en las Escrituras. Esto ya nos dice mucho acerca de Dios.

Ahora, no vamos a listar todos estos nombres aquí, pero ¿cuáles son algunos de esos nombres que vienen a tu mente cuando hablamos sobre los nombres de Dios en las Escrituras? Jehová Rapha, el cual, para aquellos que no hablan hebreo, significa el sanador— el Dios que sana.  Otro sería, Rey de Reyes.  Jehová Jireh—el Señor proveerá.  El RedentorYo Soy, el Creador, la Roca, El-Shaddai, el cual significa Dios Todopoderoso.   Otros nombres: Eterno—Su nombre es Eterno.  Nuestro Estandarte.  Emmanuel—Dios con nosotros y Dios en nosotros.  Salvador. Libertador—El Señor quien nos santifica.

¿No te alegra saber que no depende de ti el ser santa?  ¿No te alegra saber que es Dios quien hace todo esto en nosotros y por nosotros?  Él es nuestra fortaleza.  Jehovah Shalom—Dios es nuestra paz.  Jehová Nissi—Él es nuestra Victoria.  Las Escrituras dicen que  “El nombre del Señor es torre fuerte. A ella corre el justo y está a salvo”.  (Pro. 18:10)

Yo no sé tú, pero muchas veces durante el día yo necesito un lugar de seguridad.  Cuando estoy abrumada, cuando estoy confundida, cuando estoy exhausta y las demandas son mayores que mis fuerzas, o exceden a las horas de mi día, necesito un lugar seguro. Necesito un lugar hacia dónde correr para ser protegida. Las Escrituras dicen que ese lugar es el nombre del Señor.  Podemos correr hacia Su Nombre.  Es una torre fuerte, es un lugar de protección y podemos estar seguras.

Ya seas una mujer soltera enfrentando la soledad o asuntos de horario que tal vez otras no entiendan, o ya seas una madre soltera lidiando con los retos de ser papá y mamá al mismo tiempo para esos niños. O quizás seas una mujer con el nido vacío y estás en esa etapa de la vida; quizás seas viuda; o quizás has pasado por el dolor de un divorcio.

Cualquiera que sea la situación de tu vida—trabajando fuera del hogar, o siendo madre en el hogar—cualquiera que sea la circunstancia o la situación en tu vida, necesitas un lugar de seguridad.  Necesitas un lugar hacia donde correr.  Ese lugar para ti y para mí es el Nombre del Señor.

El Salmo 9 el versículo 10 nos dice que aquellos que conocen Su nombre pondrán su confianza en Él.  Aquellos que conocen Su nombre pondrán su confianza en Él, porque “Tú, oh Señor, no abandonas a los que te buscan”. El conocer el nombre de Dios es sinónimo de ser capaz de confiar en Él.

Todas nosotras hemos conocido personas que pensábamos eran confiables; y al pensar en el nombre de esa persona, piensas, “en esa persona se puede confiar”. Pero el hecho es que, sin importar quien sea esa persona, jamás podrás confiar totalmente en ella. Habrá momentos en los que esa persona te defraude, o quizás no esté ahí para ti cuando más la necesites. Pero conocer a Dios es conocer a Alguien en el que puedes confiar absoluta y totalmente, en todas las circunstancias y situaciones de tu vida.

El conocer el Nombre de Dios es conocerle a Él, es conocer Su corazón, Sus caminos, Su carácter. Entonces si queremos confiar más en Dios, necesitamos conocer más acerca de Él porque todo lo que llegues a conocer acerca de Dios te llevará a confiar aún más en Él.

Luego la Escritura dice en esa promesa que Él nunca ha olvidado aquellos que le buscan. Si todos los creyentes de todos los tiempos fuesen a dar sus testimonios, no hay uno que pueda decir Dios me falló, Dios se olvidó de mi.  Ahora bien, hay veces cuando sentimos que nos ha olvidado, pero el hecho es que Él nunca olvida aquellos que le buscan, aquellos que esperan en Él, y aquellos que confían en Su nombre.

En las siguientes sesiones deseo explicar un poco del significado de uno de esos nombres de Dios. Uno de los nombres que ha sido una torre fuerte, un lugar seguro, un refugio para mí. Ha sido un gran gozo para mí estos últimos días en preparación para esta sesión, mientras he estado estudiando este nombre de nuevo en la Palabra de Dios. Es un nombre hacia el cual yo misma corro, un nombre que busco, un nombre que ha impactado verdaderamente mi vida de forma muy especial.

La primera vez que este nombre de Dios aparece es en el libro de Génesis, en el capítulo 17. En el libro de Génesis, capítulo 17, en el versículo 1 se nos dice, “Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció, y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí, y sé perfecto.” A los noventa y nueve años de edad, Abram, quien había caminado con Dios por muchos años, recibe una nueva revelación, algo que él nunca antes había conocido acerca de Dios.

Este nombre de Dios, traducido en la mayoría de nuestras Biblias como El Dios Todopoderoso o Dios Todopoderoso, es el nombre por el cual Dios mismo se le reveló a Abram a la edad de noventa y nueve años. Ese nombre, Dios Todopoderoso o el Dios que lo puede todo, sienta las bases para lo que Dios le pide a Abram después, “anda delante de mí y se perfecto.”

La mayoría de nosotras tenemos un deseo profundo en nuestros corazones de caminar con Dios y de ser perfectas delante de Él. Quiero decirte que nunca tendrás el poder o la habilidad de caminar delante de Dios, viviendo una vida que sea intachable si tú no conoces a Dios quien se ha revelado a sí mismo por Su nombre.

En el lenguaje Hebreo que está traducido aquí como Dios Todopoderoso, o el Dios que Todo lo Puede es … ¿Cuál es el nombre?  El-Shaddai.  Él y luego la segunda palabra Shaddai,  (S-H-A-D-D-A-I).  El-Shaddai.  Dios Todopoderoso es la forma en la que está traducida en la mayoría de nuestras Biblias en español, pero vamos a ver que ese nombre significa mucho más que lo que la palabra ‘Todopoderoso’ indica. Y es El-Shaddai quien nos va a ayudar a caminar hacia Dios siendo perfectos delante de Él.

Abram no conocía a Dios por Su nombre hasta que él tuvo la edad de noventa y nueve años, pero la historia que nos lleva hasta este punto empieza cerca de veinticinco años antes. Entonces si  tienes tu Biblia, te voy a pedir que vayas conmigo atrás algunos capítulos, hasta Génesis, capítulo 12.  Empezaremos veinticinco años  antes cuando Abram, a su joven edad de setenta y cinco años, inicia su peregrinaje; un peregrinaje que sería cumplido en nombre de El Shaddai.

Génesis capítulo 12 versículo1

“Y el Señor dijo a Abram [el cual, por cierto, su nombre significa padre exaltado; Dios llamaba a Abram ‘padre exaltado’]: Vete de tu tierra, de entre tus parientes y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré, haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición”.

Por cierto, recuerda que cuando Dios nos bendice, no es para que retengamos todas esas bendiciones para nosotras.  Es para que nosotras seamos canales de bendición para otros. Todas las cosas buenas que Dios hace por nosotros y en nosotros son para que podamos ser de bendición para otros.

En diferentes ocasiones he tenido gente joven, aun niños y adolescentes, hospedándose en casa por un período extendido de tiempo. Cuando salían de la casa en la mañana les decía, “Ahora, recuerden, sean bendecidos y sean una bendición.” Esto fue lo que Dios le dijo a Abram.  Te voy a bendecir para que tú seas una bendición”.

Luego, en el versículo 4, al final del versículo 4 nos dice, ¨Y Abram tenía setenta y cinco años cuando partió de Harán”. Entonces Dios le dijo a Abram, “te voy a dar una simiente.  Te voy a dar descendientes, ¡oh, padre, exaltado!  Tú serás el padre de una descendencia que será bendecida y será una bendición para todo el mundo”.  Sin embargo, mientras Dios le daba esta promesa a Abram, había un problema mayor.

Acabamos de leer que Dios le dice a Abram.  “Quiero que dejes tu casa.”  Pero si solo nos movemos hacia arriba unos cuantos versículos, al capítulo previo, el capítulo 11 el versículo 30, leeremos sobre las circunstancias que hacen que esa promesa luzca un tanto imposible de ser cumplida. Tan solo unos versículos antes, el versículo 30 del capítulo anterior, dice que Sarai, la esposa de Abram, era estéril. Ella no tenía hijos.  No solo que no tenía hijos, sino que no podía tener hijos. Ella era incapaz de concebir.

En ese contexto, Dios viene a Abram y le dice: “Tú serás padre. Tú serás un padre exaltado.  Tú serás bendecido y tú serás una bendición para el mundo a través de tus descendientes”.  Ahora Abram tiene una opción.  ¿Creerá en sus circunstancias que le dicen que no puede tener hijos—que no puede tener descendientes—o le va a creer a Dios?  ¿Creerá en las promesas de Dios?

Me alegro que las Escrituras nos dejan saber que aunque Abram le creyó a Dios, hubo momentos en los que dudó. Hubo momentos cuando él pensaba, “¿Cómo puede ser esto?  Y hubo momentos cuando buscó la forma de ayudar a Dios para que esas promesas fuesen cumplidas.

¿No te alegra que Dios no solamente nos dice de la fe de Abram sino que también nos habla acerca de algunas de las luchas que tuvo para creer? Esto me ayuda en mis batallas.  Cuando veo  las promesas de Dios, pienso, “hombre, esas son grandes promesas pero mis circunstancias están diciéndome lo contrario.” ¿Cómo puedo aferrarme a las promesas de Dios cuando todo parece estar en contra?

Habiéndole dicho Dios que él iba a ser padre, Abram pensó entonces, “¿Qué puedo hacer para ayudar a Dios a cumplir Su palabra?  Él empieza a buscar hacia adentro primero, confiando en su suficiencia. Se mira a sí mismo y mira a Sarai, pero hay un problema.  Ellos no pueden tener, hijos.  Sarai es estéril.  Entonces él llega a estar tristemente consciente de su propia insuficiencia para tener hijos.

¿No es esto lo que tendemos a hacer cuando Dios nos llama a hacer algo?  Él nos da una promesa.  Nos dice que Él quiere cumplir una promesa en nuestras vidas.  Pero nosotros primero miramos y decimos, “¿Qué tengo que pueda ofrecerle a Dios?  ¿Cuáles son mis recursos naturales?  ¿Cómo puedo hacer que esto suceda? Y muchas veces nos vemos a nosotras mismas y encontramos que no podemos hacerlo. Nos sentimos insuficientes para llenar esa necesidad.

Entonces en el capítulo 15, Abram regresa a Dios comprendiendo que su esposa Sarai no puede tener un hijo, y Abram ofrece quizás otras solución.  Capítulo 15 de Génesis, versículo 1.

“Después de estas cosas [recuerda, Abram tiene setenta y cinco años de edad] la palabra del Señor vino a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram, yo soy un escudo para ti; tu recompensa será muy grande”.

Para mí es muy grandioso que Abram, en medio de su caminar con Dios, Dios continuó revelándose a Si mismo, revelándole a Abram que Él era Aquél que podía llenar sus necesidades.

Versículo 2 “Y Abram dijo: Oh Señor Dios, ¿qué me darás, puesto que yo estoy sin hijos, y el heredero de mi casa es Eliezer de Damasco?”

Abram dice, “No tengo un hijo, así que mi siervo—el mayordomo fiel de mi casa, Eliezer—ese es mi heredero.” Y él le pide a Dios, “¿pudiera Eliezer ser ese hijo? ¿Será él la persona por medio de la cual se cumplan Tus promesas?”

Versículo 3 “Dijo además Abram: He aquí, no me has dado descendencia, y uno nacido en mi casa es mi heredero.”

En esta cultura, la costumbre era que el sirviente podría ser el que recibiera la promesa.

Versículo 4 “Pero he aquí que la palabra del Señor vino a él, diciendo: Tu heredero no será éste, sino uno que saldrá de tus entrañas, él será tu heredero.

Esto se ve muy imposible, y de hecho lo es. Entonces en el versículo 5, Dios lleva a Abram afuera— ¿no te ha ocurrido esta experiencia cuando te sientes muy pequeña e insuficiente y miras hacia arriba, el cielo estrellado? Eso fue lo que Dios hizo con Abram. Él le dijo,

“Ahora mira al cielo y cuenta las estrellas, si te es posible contarlas.” (v.5)

Claro, obviamente el punto es que jamás podrías contarlas. Hay un Dios en los cielos que es más grande y mayor que cualquier limitación, que cualquier circunstancia, que cualquier imposibilidad, que cualquier insuficiencia que puedas estar enfrentando. Cuenta las estrellas. Y Dios le dijo a Abram,

“Así será tu descendencia. Y Abram creyó en el Señor”. (v.6)

De manera que, una vez más, él tuvo este momento de incredulidad. “Señor, ¿podrías aceptar un sustituto? No parece ser que Sarai y yo podamos tener hijos.  ¿Permitirías que mi sirviente sea la persona a través de la cual se cumpla esa promesa?” Y Dios le dice, “no, esa no es la forma en que esto va a acontecer. Este hijo saldrá de tu propio cuerpo.  Tendrás un heredero y así es como serás una bendición para el mundo”.

Pero pasaron once años, Abram no está rejuveneciendo y Sarai tampoco lo estaba. Sarai es diez años más joven que Abram.  Ella ha sido estéril todos estos años.  Ahora llegamos al capítulo 16 de Génesis, y Abram y Sarai—ya te lo puedes imaginar——se están poniendo un poco tensos acerca de esta situación, están un poco preocupados.  Una vez más, tenemos este lapso de incredulidad.

El versículo 1, del capítulo 16 de Génesis, dice:

“Y Sarai, mujer de Abram, no le había dado a luz hijo alguno…” El punto es: Nada ha cambiado.  Abram tiene ahora ochenta y seis años de edad.  Sarai tiene setenta y seis años de edad.  Ellos han estado casados por años.  Por once años han tenido una promesa de parte de Dios, y no hay evidencia que nada ha cambiado en sus circunstancias para hacer esta situación posible.  Sarai no ha concebido hijos.

“…y tenía ella una sierva egipcia que se llamaba Agar. Entonces Sarai dijo a Abram: He aquí que el Señor me ha impedido tener hijos. Llégate, te ruego, a mi sierva; quizá por medio de ella yo tenga hijos.” (Gen 16:1-2)

Ella solo estaba recurriendo a la costumbre pagana de esos tiempos, que consistía en que si eras estéril podías, como mujer estéril, hacer que una de tus siervas concibiera un hijo de tu marido y este hijo entonces sería considerado tuyo. Así que de nuevo los vemos aquí tratando de ayudar a Dios a resolver esta difícil situación. Lo que ellos no entendían era que no era Dios el que estaba en una situación difícil. Eran ellos los que estaban en esa situación, no Dios.

Y la Escritura dice que “Abram escuchó la voz de Sarai”.

Y al cabo de diez años de habitar Abram en la tierra de Canaán, Sarai, mujer de Abram, tomó a su sierva Agar la egipcia, y se la dio a su marido Abram por mujer. Y él se llegó a Agar, y ella concibió.” (Gen. 16 3-4)

Ahora, ve hasta el final de ese capítulo, al versículo 15,

“Y Agar le dio a luz un hijo a Abram; y Abram le puso el nombre de Ismael al hijo que Agar le había dado”. Abram tenía 86 años de edad cuando Agar le dio a luz a Ismael.

Es interesante que Dios continúa dándonos referencias acerca de la edad de Abram. Creo que Él desea que veamos que aunque las cosas lucen cada vez más imposibles, con Dios todas las cosas son posibles.

Lo que sigue a continuación son trece años de total y absoluto silencio desde el cielo. El final del capítulo 16 nos dice: “Y Abram tenía ochenta y seis años cuando Agar le dio a luz a Ismael.” (v. 16)  El versículo inmediatamente después, capitulo 17, versículo 1, dice, “Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció…”  No hay ninguna sugerencia de que él haya recibido palabra del Señor durante estos trece años.  ¿Qué supones que él estaba pensando y sintiendo y experimentando durante esos trece años?

Algunas de ustedes tal vez se encuentran en un matrimonio difícil, por no decir imposible, por años, y no hay ninguna evidencia de que algo esté cambiando.  Tal vez es un hijo obstinado por el cual has estado orando y llorando por largo tiempo para que Dios cambie su corazón.  Durante años no has visto la evidencia de que Dios esté interviniendo en esta situación.

Tal vez es el anhelo por un hijo y has estado esperando y esperando en el Señor.  Por años has estado esperado y aún no hay evidencias frescas de que Dios esté interviniendo en tu situación.  ¿Qué haces?  Esperas en el Señor.  Tú esperas en el Señor.  Porque Dios promete que aquellos que esperan en Él nunca serán defraudados.

¿Hay alguna situación por la que has estado esperando en el Señor y no estás viendo el cumplimiento de Sus promesas? Te has encontrado a ti misma tratando de ayudar a Dios y Dios te ha estado diciendo, “No, esa es tu forma, pero no es lo que Yo tengo en mente”. ¿Qué haces entonces?  Esperas en el Señor.

Leslie: Si tuvieras que esperar hoy, espero que este mensaje, de Nancy Leigh DeMoss te haya ayudado a mantener las cosas en perspectiva. Este es el primer día de las serie titulada “El-Shaddai: El Todo Suficiente”.

¿Alguna vez has considerado apoyar este ministerio económicamente? Tus donaciones nos ayudarán a hablar con mujeres como Estela.  Ella nos escribió después de descubrir los recursos que están disponibles en AvivaNuestrosCorazones.com. Después de visitar nuestro portal, nos dijo, “No me preguntes cómo lo encontré”.  Parecía como si Dios la hubiese guiado en estos recursos que ella necesitaba. Ella dijo,

“En ese tiempo estaba tan desesperada le clamaba a Dios para que me ayudara.  Estaba en lágrimas y clamando, pidiéndole ayuda y encontré AvivaNuestrosCorazones.com. Comencé a escuchar los mensajes de Nancy. Me di cuenta que Dios todavía me amaba a pesar de todas las dificultades y retos por los que había atravesado.

Nancy, ¿qué te vino a la mente cuando escuchaste esta historia?

Nancy: Oh Leslie, me encanta leer estas historias y testimonios de la obra de Dios.  Estoy muy agradecida de que Aviva Nuestros Corazones esté disponible para las mujeres como Estela, y que encuentren ayuda justamente cuando la necesitan.

Nuestra página de internet y el programa de radio están disponibles debido al apoyo financiero de personas que aman el ministerio. Las enseñanzas a través de la radio podrán continuar solo mientras la audiencia apoye nuestro ministerio Aviva Nuestros Corazones.

Ayúdanos a llevar estas enseñanzas a mujeres alrededor del mundo. Si Dios te mueve a donar, puedes hacerlo visitando nuestra página, AvivaNuestrosCorazones.com. ¿Podrías orar a Dios para que Él te guíe sobre cómo y cuánto donar?

Leslie: Nuestro número es 1-800-569-5959 o visita Aviva Nuestros Corazones.com. Si llamas, asegúrate de decir que tu donación debe ir hacia Aviva Nuestros Corazones, el ministerio en español.

Hay una gran satisfacción que viene después de arreglar cosas, pero a veces en lugar de tratar de arreglar el problema necesitas detenerte y ver qué es lo que Dios está por hacer.  Mañana, Nancy hablará de esto.

Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.

Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.

Tenemos algunos artículos en Español disponibles en esta página de www.AvivaNuestrosCorazones.com. Usted puede imprimirlos y usarlos. Visite este enlace para que vea los temas disponibles: PDF Downloads.

Derechos Reservados. Aviva Nuestros Corazones. Escrito por Nancy Leigh DeMoss. Usado con permiso. www.AvivaNuestrosCorazones.com.